identificación partidaria y crisis de representación. américa latina en perspectiva comparada
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7/30/2019 Identificacin partidaria y crisis de representacin. Amrica Latina en perspectiva comparada
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Mauricio Morales QuirogaIdentificacin partidaria y crisis de representacin. Amrica Latina en perspectiva comparada
Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XVII, nm. 4, octubre-diciembre, 2011, pp. 583-597,
Universidad del Zulia
Venezuela
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Revista de Ciencias Sociales (Ve),
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Venezuela
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7/30/2019 Identificacin partidaria y crisis de representacin. Amrica Latina en perspectiva comparada
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Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XVII, No. 4, Octubre - Diciembre 2011, pp. 583 - 597
FACES - LUZ ISSN 1315-9518
Identificacin partidaria y crisis de representacin.Amrica Latina en perspectiva comparada*
Morales Quiroga, Mauricio**
Resumen
Siguiendoa Mainwaring, Pizarro y Bejaranoy (2006), msque una crisis de lossistemaspresidenciales
de Amrica Latina, lo que se observa es una crisis de representacin. Lasencuestas otorgan amplia evidenciade
este problema considerando el escaso apego a los partidos como instituciones representativas. Esto es vlido
tanto para pases con altos como con bajos niveles en el ndice de institucionalizacin partidaria. Este artculo
tienecomo finalidadanalizar la identificacin partidaria de acuerdo a un conjuntode variablessociodemogrfi-
cas y polticas. Se concluye, en primer lugar, que si bien la identificacin partidaria ha cado sistemticamente
en la regin, se mantienen niveles razonables de identificacin poltica en el eje izquierda-derecha.En segundo
lugar, quesi bienlos msjvenestienenmenoresniveles de identificacin, estono aplica de manera homognea
a todos lospases.En tercer lugar, queuno de lospredictoresms establesde desafeccin partidaria corresponde
a las dificultades del estado para proveer de bienes pblicos bsicos a la ciudadana.
Palabras clave: Identificacin partidaria, institucionalizacin, crisis de representacin, partidos, Amrica
Latina.
Party Identification and the Crisis of Representation.Latin America in a Comparative Perspective
Abstract
According to Mainwaring, Bejarano and Pizarro (2006), what is observed today is a crisis of
representation rather than a crisis of Latin American presidential systems. Surveys provide ample evidence of
thisproblemconsideringthe lowlevel ofattachment topartiesas representative institutions.This istrue bothfor
countrieswith highand lowlevels on theparty institutionalization index. Thisarticleanalyzes theidentification
withpartiesaccording to a setof socio-demographicand politicalvariables.Conclusionsare, first, thatalthough
party identification has declined consistently in the region, reasonable levels of political identification have
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* Este artculo recibi financiamiento delproyecto Semilla Nmero160325034 financiado porla Univer-
sidad Diego Portales.
** Acadmico del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales de Chile y Director del
Observatorio Electoral. Es PhD en Ciencia Poltica, Maestro en Ciencias Sociales, Magster en Ciencia
Poltica, Cientista Poltico y Periodista. Santiago, Chile. E-mail: [email protected]
Recibido: 10-06-22 Aceptado: 11-02-15
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been maintainedon the left-rightaxis. Second, that while many youth have lower identification levels, this does
not applyuniformly to allcountries. Thirdly,one of the moststablepredictors of party disaffectioncorresponds
to the difficulties of the state in providing basic public goods for citizens.
Keywords: Party identification, institutionalization, crisis of representation, parties, Latin America.
Introduccin
Generalmente, y siguiendo a Mainwa-
ring y Scully (1995) y a Payne et al. (2003),los sistemas de partidos institucionalizados
cumplen, al menos, con dos caractersticas.
Por un lado, bajos niveles de volatilidad y,
por otro, altos niveles de identificacin con
partido s. Cuando los ciudadano s votan o
apoyan sistemticamente a los mismos parti-
dosen unadeterminada seriede tiempo, elre-
sultado ser un bajo nivel de volatilidad.
Esto, en consecuencia, favorece la estabili-
dad de los sistemas de partidos. No obstante,
la evidencia comparativa en Amrica Latina
no respalda plenamente esta relacin. Hay
pases con altos niv eles de volatil idad y tam-
bin altos porcentajes de identif icacin parti-
daria,comoParaguay. Porotrolado,hay pa-
ses con bajos niveles de volatilidad y bajos
porcentajes de identificacin partidaria
como Chile y Brasil. Esto plantea un desafo
terico no menor que ha sido enfrentado por
Zucco (2009), definiendo como sistemas de
partido s hidrop nicos aquellos caracteri-
zados por baja volatilidad y baja identifica-
cin. Es decir, sistemas estables en trminos
de competencia electoral, pero con partidos
de dbiles races societales.
Si bien la discusin terica sobre la
institucionalizacin partidaria contribuyea mejorar los parmetros de clasificacin
de los sistemas de partidos, no se ha avan-
zado lo suficiente en el anlisis de una de
las dimensiones claves. Es decir, la identi-
ficacin partidaria. Sobre volatilidad, en
cambio,la literaturaes msfecunda destacan-
do, entre otros, los trabajos de Roberts y
Wibbels (1999) y de Mainwaring y Zoco
(2007). Para Amrica Latina existe escasaevidencia comparativa en el anlisis de la
identificacin, aunque destacan algunos estu-
dios de caso como el de Morgan (2007) para
Venezuela, Selios (2006) para Uruguay, Mo-
reno y Mndez (2006) para Mxico, Morales
y Rubilar (2010) para Chile. Esto contrasta
con la literatura europea donde el anlisis
comparativo ha sido mucho ms fructfero.
Destacan, ciertamente, los trabajos de Dalton
(1999), Dalton (2000), Dalton y Weldon
(2007), entre otros.
El modelo de la desafeccin partidaria
aplicado a las democracias industrializadas
avanzadasconcluyeque la cada enlos niveles
de identificacin va asociado a la mejora en
lascondiciones devida delos electores. Cuan-
do se incrementanlos nivelesde escolaridad y
el ingreso de las personas, stas ya no validan
a los partidos como las nicas agencias de in-
termediacin de intereses. Ms bien, deposi-
tan su confianza en los medios de comunica-
cin o, simplemente, en el esfuerzo personal.
Como la educacin da mayores posibilidades
de movilidad social, entonces los ciudadanos
sienten que su progreso depende ms de s
mismos que de la militancia o adhesin a par-
tidos (Dalton, 1999 y 2000).ParaAmrica La-tina, en tanto, estas variables parecen no fun-
cionar de la misma manera. El crecimiento
econmico ha sido ostensiblemente inferior al
de las democracias industrializadas avanza-
das y la desigualdad sigue apareciendo como
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uno de los problemas ms relevantes. En este
contexto, entonces, cobra sentido la tesis de
Mainwaring, Pizarro y Bejarano (2006) res-
pecto a que la desafeccin se explica por la
ineficiencia del Estado para proporcionar bie-
nes pblicos bsicos. Los autores marcan una
gran diferencia con la tradicin ms institu-
cionalista que analiz los problemas polticos
de la regin. Por ejemplo, Linz (1994), Shu-gart y Carey (1992), Mainwaring (1993),
Chasquetti (2001), entre muchos otros, discu-
tieron sobre lasventajas y desventajas delpre-
sidencialismo, determinando sus efectos so-
bre la democracia. Mainwaring, Pizarro y Be-
jarano (2006), en cambio, buscaron causas
distintas para explicar la crisis de representa-
cin democrtica. Claro est que ambas ver-
tientes tericas enfrentaron problemas de di-
ferente ndole.Mientrasla tradicinms insti-
tucionalista analizaba las cadas de la demo-
cracia y el camino hacia la estabilidad, el se-
gundo enfoque se dedic a estudiar el distan-
ciamiento de la ciudadana con los partidos enuna supuesta fase de consolidacin democr-
tica.
Sobre la base de esta discusin terica,
mi objetivo central pasa por caracterizar la
identificacin partidaria en la regin conside-
rando las variables comnmente analizadas
en la literatura. En primer lugar, muestro que,
efectivamente, la identificacin partidaria ha
cado, pero a una velocidad sustantivamente
mayor que la identificacin ideolgica en el
eje izquierda-derecha. En segundo lugar,
constato que aunque los ms jvenes presen-
tan menores niveles de identificacin, esto no
aplica de la misma forma para todos los pa-
ses. En tercer lugar, que la percepcin de efi-
caciaestatal enla provisin debienespblicos
se transforma en uno de los predictores ms
robustos para explicar la identificacin con
partidos.
1. La institucionalizacinpartidaria como contexto
A juicio de Mainwaring (1999),el an-
lisis de la institucionalizacin ha quedado
descuidado porque, enel caso de lospases de
la Europa occidental, muestra escasa varian-
za, lo que contrasta con Amrica Latina. As,
por ejemplo, Brasil y Suecia tienen, en trmi-nos de Sartori (1992) sistemas multipartidis-
tas, pero difieren completamente en el grado
de institucionalizacin. Si bien polarizacin y
fragmentacin, las dos variables centrales
para Sartori (1992), permiten comparar am-
bos sistemas, dicha comparacin ser total-
mente insuficiente para dar cuenta de la dife-
rencia entre ambos casos. En trminos de
Mainwaring (1999), Suecia sera un caso de
sistema institucionalizado y Brasil no (fluid
system). As, la caracterstica central de los
sistemas institucionalizados corresponde a su
capacidad para estructurar los procesos polti-
cos. Adems, y como otra crtica a Sartori(1992), su dicotomizacin entre sistemas y no
sistemas resulta un tanto estrecha.
Segn Sartori, no seran sistemas de
partidos aquellos caracterizados por una vola-
tilidad extrema, por personalismos agudos o
por la existencia de slo un partido. Mainwa-
ring (1999) prefiere evitar esta dicotomiza-
cin y utilizar el concepto de institucionaliza-
cin, entendido como el proceso porel quelos
partidos llegan a establecerse, s iendo amplia-
menteconocidos y universalmente aceptados.
Sin embargo, no se puede catalogar a la insti-
tucionalizacin como un proceso lineal. Bien
pudiera ser, como en los casos de Italia y Per,
que el sistema se des-institucionalice. De
igual forma, la institucionalizacin puededar-
se en sistemas con partidos dbiles en trmi-
nos programticos o, incluso, de orden popu-
lista. Por ltimo es importante sealar que un
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exceso de institucionalizacin tampoco es sa-
ludable para la democracia, pues se rigidiza la
competenciagenerando severos problemas en
la renovacin de la lite y en la oferta partida-
ria. De este modo, la relacin entre institucio-
nalizacin y democracia est lejos de ser li-
neal.
A pesar de las diferencias entre los en-
foques citados, todos concuerdan en la rele-vancia de los partidos para la democracia. A
juicio de Sartori (1992), los partidos son los
medios de expresin ciudadana en trminos
de representacin, mientras que Lipset (1996)
los entiende como aquellas instituciones que
portan el cambio poltico, ms an luego de
las transiciones a la democracia. Al mismo
tiempo, Dahl (1971) identifica a los partidos
como instituciones esenciales para producir la
consolidacin de las poliarquas dado que es-
timulan tanto la competencia como la partici-
pacin. En una lgica distinta, Aldrich (1995)
sostiene quelos partidos logran resolver algu-
nos problemas de accin colectiva,otorgando
la marca y el sello partidario para suscandida-
tos,y orientandoal electoradoen funcin de la
competencia poltica.
Por ende, los partidos son centrales no
slo para estudiar institucionalizacin, sino
que tambin para evaluar la democracia y lacalidad de la democracia (Altman y Prez-Li-
n, 2002). Como seal, la literatura ha sido
mucho ms exhaustiva en el anlisis de la vo-
latilidad.Seguramente, la volatilidad es un in-
dicador ms precisode los niveles de estabili-
dadde lossistemas de partidos. No obstante, y
asumiendo que volatilidad va asociadas casi
inexorablemente a la identificacin, lo espera-
ble sera que ambas estuviesen estrechamente
correlacionadas. Como muestra el Grfico 1,
hay casos que sedesvan dela rutatrazada por
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Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Honduras
Mxico
Nicaragua
Panam
Paraguay
Per
Uruguay
Venezuela
0
20
40
60
80
20 30 40 50 60Identificacin partidaria, 2008
Vo
latilida
dltimae
lecc
in
Grfico 1. Identificacin partidaria y volatilidad en Amrica Latina.
Fuente: Elaboracin propia con datos de identificacin partidaria de LAPOP 2006 y 2008, y Latinobarmetro
2007. Paravolatilidad se utiliz la base actualizada elaboradapor Mainwaring, Espaa, Zoco y Gervasoniac-
tualizada a octubre de 2008.
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la teora. Los pases que ms destacan son
Chile y Brasil (baja volatilidad y baja identifi-
cacin), y Paraguay (alta volatilidad y alta
identificacin). Los datos utilizados para el
grfico corresponden a la volatilidad de la l-
tima eleccin parlamentaria colocando como
lmite 2008, y el porcentaje de identificacin
partidaria arrojado por LAPOP para ese mis-
mo ao.Por tanto, estudiar volatilidad, clara-
mente, no es lo mismo que abordar la identifi-
cacin partidaria. Preliminarmente, al menos,
son dos dimensiones distintas de los sistemas
de partidosy que,por tanto, deben recibirtrata-
mientos diferentes.As lo ha hecho la literatura
estadounidense. Desde principios y mediados
del siglo XX se comenzaron a estudiar los fac-
tores que explican la estabilidad en las prefe-
rencias electorales de los ciudadanos. As, sur-
gi el modelo sociolgico de la escuela de Co-
lumbia impulsado por P. Lazarsfeld. Lo sigui
el modelo sicolgico de la Escuela de Michi-
gan encabezado por A. Campbell. Luego apa-recen conmayor fuerza los acadmicosdedica-
dos a explicar los cambios en la identificacin
partidaria por motivaciones econmicas, parti-
cularmente de acuerdo al voto retrospectivo
(Fiorina, 1981; Norpoth, 2001; Hellwig,
2001), como a las condiciones macroeconmi-
cas generales (MacKuen et al., 1989).
El modelo de Columbiaexplica la iden-
tificacin partidaria a travs de variables que
indican cierta pertenencia o adhesin a deter-
minados grupos. Porejemplo, pertenenciaa al-
guna clase social, religiosa o, simplemente,se-
gn la zona donde habita el elector. Tambin
influira el nivel socioeconmico y educativo,
al igual que el autoposicionamiento de los vo-
tantes en el eje izquierda-derecha (Lazarsfeld
et al., 1944). As, las preferencias polticas se
vanmoldeando de acuerdo a este tipo de lazos.
Michigan, en cambio, concluye que la identifi-
cacin partidaria es una causa primera de
otras predisposiciones polticas (Campbell et
al., 1960). El acento estpuesto en la socializa-
cin poltica de los individuos en la familia,
institucin encarga de transmitir valores.
Cuandolos ciudadanos soneducados en un de-
terminado ambiente familiar y con tendencia
hacia algnpartido,lo ms probablees queesa
persona termine respaldando al mismo partidoqueapoyabasu familia. Si bienMichigan acep-
ta posibles cambios, generalmente los electo-
res tienen similares preferencias polticas a las
de sus padres. Finalmente,est el modelode la
eleccin racional. Si bien Lewis-Beck et al.
(2008) sealan que el modelo originario de Mi-
chigan ya inclua componentes econmicos al
momento de explicar la identificacin partida-
ria, de todos modos es posible distinguir un en-
foque de eleccin racional. Ms que las varia-
bles de largo plazo que privilegian tanto Co-
lumbia como Michigan, hay variables de corto
plazo que contribuyen a comprender los cam-
bios en las preferencias electorales. As, surgenlas evaluaciones de la economa y los estudios
del denominado Macropartisanship (Mac
Kuen et al., 1989; Abramson y Ostrom, 1991;
Green et al., 1998), al igual que trabajos sobre
el voto retropsectivo (Fiorina, 1981; Duch y
Stevenson, 2008).
De acuerdo a esta breve revisin se
pueden extraer las siguientes conclusiones.
En primer lugar, los indicadores que compo-
nen el ndice de institucionalizacin no se co-
rrelacionan tan estrechamente. Eso es, al me-
nos, lo que pasa con identificacin y volatili-
dad. Estoinvita a reformular lateorade la ins-
titucionalizacin de los sistemas de partidos
latinoamericanos, incluyendo algunas varian-
tes entre las que destaca la existencia de siste-
mas de partidos hidropnicos (Zucco,
2009). En segundo lugar, que el desarrollo bi-
bliogrfico sobre identificacin partidaria ha
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sido mucho ms activo para las democracias
industrializadas avanzadas que para Amrica
Latina. De igual forma,las teoras sobre iden-
tificacin partidaria provienen fundamental-
mente de EstadosUnidos. La respuestalatino-
americana a los problemas de desafeccin es
an insuficiente. Si bien se observa un avance
sustantivo en la propuesta de Mainwaring, Pi-
zarro y Bejarano (2006), sus conclusiones sonvlidas slo para los pases andinos. Los pro-
blemas de ineficiencia estatal podran consti-
tuirse como uno de los principales predictores
de la desafeccin partidaria, pero necesaria-
mente en interaccin con otras variables so-
cioeconmicas y sociodemogrficas.
2. Identificacin partidariae ideolgica en Amrica Latina
Colomer y Escatel (2005) sostienenque
si bien en Amrica Latina la identificacincon
partidos ha cado sustantivamente, no sucede
lo mismo con la identificacin poltica. Es de-cir, si bien los ciudadanos comienzan a distan-
ciarse de los partidos como institucionesrepre-
sentativas, mantienen cierta afinidad ideolgi-
ca o auto-posicionamiento poltico. Ms del
75% es capaz de identificarse en algn peldao
de la escala izquierda-derecha. Este porcentaje
est muy lejos del 45% de identificados con
partidos. Los datos son contundentes. Segn
los Latinobarmetrosde 1995a 1998, la identi-
ficacin partidaria borde el 45%, pero en
2003 baj a 39%.Los datos deLAPOP 2005 y
2008son incluso mspreocupantes dadoque el
porcentaje de identificados variara entre 34%
y 37%. Si bien ambas instituciones (Latinoba-
rmetro y LAPOP) realizan preguntas distintas
para medir identificacin partidaria, la cada de
la identificacin es evidente.
Algo distinto ha sucedido conla identi-
ficacin poltica. El porcentaje de encuesta-
dos que se auto-ubica en alguno de los pelda-
os de la escala se ha mantenido en torno al
75%. Es decir,3 de cada 4 encuestados.Inclu-
so, el porcentaje se ha incrementado paulati-
namente. Si en 1995 alrededor del 70% se
identificaba en la escala, desde 2005 en ade-
lante ese porcentaje no ha bajado del 78%.
Esto hace pensar en ciudadanos distantes de
los partidos, pero que no manifiestan una de-safeccin poltica generalizada. Siguiendo a
Colomer y Escatel (2005), son ciudadanos
dispuestosa la movilizacin poltica, pero que
encuentran una deficitaria oferta partidaria.
Paraprobar partede estos planteamien-
tos, utilizo algunos datos del LAPOP 2005
considerando que ese ao parte importante de
los pases de la regin enfrentaron elecciones
presidenciales. Esto en ningn caso se hace
para inflar el porcentaje de identificacin. Su
objetivo es medir a los pases en momentos
polticos similares. Entre 2004 y 2005 slo
Argentina, Brasil y Paraguay no enfrentaron
comicios presidenciales. Al comparar los por-centajes de identificacin por aos electorales
y no electorales, la diferenciaes de aproxima-
damente 5 puntos considerando la serie Lati-
nobarmetro 1995-2003. Cuando hay elec-
ciones parlamentarias, la identificacin parti-
daria promedio es de 48%, mientras quecuan-
do no hayelecciones el porcentajebajaa 43%.
Entonces, al utilizar los datos de 2005 se ana-
lizan casi todos los pases bajos las mismas
condiciones. Para LAPOP, la pregunta sobre
identificacin partidaria no se formul en Pa-
raguay, Bolivia y Ecuador.
Los Grficos 2 y 3 muestran los por-
centajes de identificacin para ambas dimen-
siones. Si bien Paraguay no aparece en esta
medicin, para 2008 encabeza, junto a Rep-
blica Dominicana, el ranking de identifica-
cin. Esto tiene correlato con lo que sealaba
ms arriba. Paraguay es un caso complejo
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para la teora de la institucionalizacin, pues
combina altos porcentajes de identificacin
partidaria con altos n iveles de volatilidad.
La evolucin de la identificacin parti-
daria y poltica sigue rumbos distintos. Clara-
mente, la identificacin partidaria ha cado
sistemticamente en todos los pases. Mien-
tras tanto, la identificacin poltica parece ser
ms estable. En promedio, las variaciones en
estadimensinhan sidoms bajas, pero al ob-
servar detenidamente los casos, de todos mo-
dos encontramos algunos cambios particular-
mente en Colombia, Honduras, Guatemala y
Nicaragua. En el resto de los pases las varia-
ciones no han sido tan significativas.
Respecto a la identificacin partidaria,
los cambiosson mucho msevidentes. La ca-
da no ha discriminado segn el nivel de insti-
tucionalizacin de los sistemas de partidos.Como veamos en los Grficos 2 y 3,
Chile tiene unode losporcentajes ms bajos de
identificacin con partidos, compartiendo los
ltimos lugares con Panam y Guatemala. Sin
embargo, segn Mainwaring y Scully (1995)
es uno de lossistemas msinstitucionalizados
de la regin. Pero tambin existen casos con-
sistentes con esta teora. Uruguay, por ejem-
plo, tiene los niveles de identificacin partida-
ria ms altos de Amrica Latina junto a Para-
guay y, al igual que Chile, es uno de los siste-
mas ms institucionalizados. De igual forma,
hay pases con bajos niveles de institucionali-
zacin como Per y Ecuador que tambin
muestran un fuerte desarraigo partidario.
Entonces, la teora de la institucionali-
zacin partidaria agrupa correctamente parte
importantede los casos. Sin embargo, se debe
advertir que algunos de ellos no cumplen con
lo predicho por esta teora, destacando Chile,
Brasil y Paraguay.En Europa Occidental Dal-
ton (1999 y 2000) observa que sistemas de
partidos histricamente estables en trminos
de competencia conviven con altos niveles dedesafeccin partidaria. Ciertamente, esto con-
tradice una de las afirmaciones de Mainwa-
ring (1999) respecto a que las cuatro dimen-
siones de la institucionalizacin (dondedesta-
can volatilidad e identificacin) estn estre-
589
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14.2
20.4
25.3
28.3
29.7
31.2
31.7
32.8
36.1
43.7
48.5
49.2
52.8
Guatemala
Panam
Chile
Colombia
Per
El Salvador
Venezuela
Brasil
Costa Rica
Honduras
Mxico
Nicaragua
Uruguay
0 10 20 30 40 50 60
Identificacin partidaria
95% I.C. (Corregido por efecto de diseo)
69.0
76.3
79.1
79.1
80.9
81.1
83.2
85.8
86.5
87.8
88.0
91.6
92.9
Guatemala
Costa Rica
Nicaragua
Colombia
El Salvador
Brasil
Honduras
Panam
Mxico
Venezuela
Chile
Per
Uruguay
0 20 40 60 80 100
Identificacin poltica
95% I.C. (Corregido por efecto de diseo)
Grficos 2 y 3. Identificacin partidaria e identificacin polticaen Amrica Latina, LAPOP 2005.
Fuente: Barmetro de las Amricas por LAPOP.
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chamente correlacionadas. These four di-
mensions of institutionalization need not to-
gether, but they almost always do. Concep-
tually, a party system could be fairly institu-
tionalized along one dimension but weakly
institutionalized along another, but empirica-
lly this is the exception (Mainwaring, 1999:
27).Al menos enAmrica Latina,la evidencia
emprica no acompaa plenamente el plantea-miento del autor.
El Grfico 4, muestra otra particulari-
dad. No existeuna relacin linealrobusta en-
tre los porcentajes de identificacin partida-
ria y los porcentajes de identificacin polti-
ca. Cada punto del grfico corresponde a un
pas en medicion es que van desde 1995 a
2003 de acuerdo a Latinobarmetro. El coe-
ficiente de correlacin es de 0.2. Esto indica
que no siempre las cadas en los niveles de
identificacin partidaria afectan la identifi-
cacin poltica de los ciudadanos. Tal con-
clusin apoya una de las sugerencias de Co-
lomer y Escatel (2005) en el sentido de que
los problemas de representacin en Amrica
Latinano serigenpor unadesafeccinpoltica
extendida, sino por una deficitaria oferta par-
tidaria. Porotro lado, Mainwaring (2006) sos-
tiene queestacrisisde representacin no sere-
suelve necesariamente con modificaciones
institucionales que fortalezcan los vnculos
entre representantes y representados, sino con
una mayor eficiencia del estado en la provi-sin de bienes pblicos. The formal systems
of representation in these countries are al-
ready open. The grave deficiency is in state
capacity (Mainwaring, 2006: 302).
Lo anterior tambin se ve reflejado en
otro antecedente. La Tabla I muestra las com-
binaciones entre identificados y no identifica-
dos partidaria y polticamente. El grupo ms
poblado corresponde al de los no identifica-
dos con partidos pero s en la escala poltica,
totalizando ms del 50%.Le sigueel grupode
los identificados con partidos y en la escala
poltica con alrededor de un tercio. Ms atrs
figuran losque no se identifican en ningunade
590
Identificacin partidaria y crisis de representacin. Amrica Latina en perspectiva comparadaMorales Quiroga, Mauricio _____________________________________________________
20
40
60
80
100
identificados
en
escala
20 40 60 80
identificados con partidos
Grfico 4. Correlacin entre el porcentaje de identificadoscon partidos e identificados en la escala poltica
Fuente: Elaboracin propia con datos del Latinobarmetro 1995-2003.
-
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10/16
las dos dimensiones y, finalmente, aquellos
que se identifican con partidos, pero sin una
afinidad poltica reconocida. Esta data mues-
tra, una vez ms, que la crisis de representa-
cin, si bien se refleja enla cada enlos niveles
de participacin electoral y en la menor adhe-
sin hacia partidos, convive con un significa-
tivo porcentaje de ciudadanos que se sigue
identificando polticamente.
3. Determinantes de la desafeccin
partidaria
En la seccin anterior se detectaron algu-
nos casos que no respondan a la relacin espe-
rada entre volatilidad e identificacin partidaria
en el marco de la teora de la institucionaliza-
cin. Ahora, correspondedesarrollar la segunda
fase donde se analizan los determinantes de la
desafeccin partidaria de acuerdo a un conjunto
de variables que comnmente utiliza la literatu-
ra. El objetivo consiste en encontrar los predic-
tores ms robustos, al igual que una somera
comparacin entrelos pases latinoamericanos.
Para cumplir con tales objetivos, se di-
sean algunos modelos logit destinados a
identificar las variables que mejor explican la
identificacin partidaria considerando la base
total de encuestados para Amrica Latina. La
variable dependiente, por cierto, es dicotmi-
ca y se desprende de la siguiente pregunta
aplicada en el estudio LAPOP 2008: En este
momento, simpatiza con algn partido?.
Los modelos quedan especificados a partir de
las siguientes variables independientes. En
primer lugar, se incluyen las variables socioe-
conmicas y sociodemogrficas sealadas
desde los modelos de conducta electoral de
Columbia y Michigan, destacando el sexo de
los encuestados, edad, ingreso subjetivo, aosde educacin y zona de residencia (urbano/ru-
ral). La fundamentacin terica para incluir-
las viene no slo de los modelos citados, sino
que tambin de las explicaciones de la desa-
feccin poltica en las democracias industria-
lizadas avanzadas elaboradas principalmente
por R. Dalton. La hiptesis, segn el auto r, es
que la desafeccin es ms fuerte en los jve-
nes y en los segmentos ms educados por las
razones especificadas ms arriba.
En segundo lugar, se incluyeuna medi-
da resumen sobre la eficiencia del gobierno.
Esta medida est compuesta por 5 preguntas
relativasa si el gobierno actualcombate la po-breza, la corrupcin, y el desempleo, si pro-
mueve y protege los principios democrticos,
y si mejorala seguridadciudadana. Acse cu-
bre el planteamiento de Mainwaring, Pizarro
y Bejarano (2006) respecto a que la crisis de
representacin se explica, bsicamente, por
los problemas de eficiencia estatal.
En tercer lugar, se adiciona el nivel de
exposicin a medios de comunicacin. Ac
surgen dos grandes planteamientos. Por una
parte, estn las tesis de Sartori (1989) y Put-
nam (1995) tambin seguidas por Dalton
(2000)respectoa quela cada enlos niveles de
identificacin partidaria va de la mano con el
auge de la televisin. Es decir, que los ciuda-
danos reemplazan a lospartidos como el canal
representativo por excelencia, por los medios
de comunicacin y principalmentepor la tele-
visin.
591
_________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XVII, No. 4, 2011
Tabla I. Combinaciones deidentificacin y no identificacin
entre escala poltica y partidos
No se identifica
en la escala
Se identifica
en la escala
No se identifica
con partido 13,25 52,64
Se identifica
con partidos 3,75 30,35
Fuente: Elaboracin propia con datos de LAPOP 2005.
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Siguiendo a Boas (2005) el desarrollo
de la televisin va, en algunos casos, asociado
al incremento y xito de candidaturas neopo-
pulistas. Entre ellas destaca la eleccin de Co-
llor de Melo en Brasil y de Fujimori en Per.
Comogeneralmente estetipo de candidaturase
dirige en contra del sistema de partidos tradi-
cional, producen una cada en los niveles de
identificacin. Esto, ciertamente, no descono-ce la existencia de causas histricas y de co-
yunturas polticas y econmicas crticas, tal
como lo hace Morgan (2007) para el anlisis
delcolapsodel sistemade partidosvenezolano.
El otro planteamiento, que en realidad
es una respuesta al primer enfoque, es el que
desarrolla Prez-Lin (2002). Segn el au-
tor,la relacin entre exposicin a los medios e
identificacin partidaria es opuesta a la espe-
cificada por Sartori (1989) y Putnam (1995).
Es decir,que a mayorexposicin a losmedios
y particularmente a la televisin, mayor es la
probabilidad de identificarse con partidos.
En cuarto lugar, se incluyen dos varia-
bles centrales: la legitimidad de la democracia
y la satisfaccin con la democracia. La rela-
cin entre estas variables y la identificacin
partidaria es claramente bidireccional. No es-
tamos seguros de si es la identificacin lo que
genera mayores apoyos al rgimen, o si sonlos queen mayor medidarespaldana la demo-
cracia los que ms se identifican con partidos.
Reconociendo esta limitacin, el objetivo es
observar hasta qupuntola identificacin par-
tidaria se asocia a mejores predisposiciones
democrticas.
El Grfico5 muestra losresultados. Las
variables sociodemogrficas se comportan de
la siguiente forma. En el caso de gnero, siste-
mticamente los hombres muestran mayores
niveles de identificacin con partidos. De he-
592
Identificacin partidaria y crisis de representacin. Amrica Latina en perspectiva comparadaMorales Quiroga, Mauricio _____________________________________________________
Apoyo a la democracia
Sexo
Ingreso subjetivo
Educacin
Zona de residencia
26-35
36-45
46-55
56-65
66 y ms
Eficacia del gobierno de turno
Satisfaccin con la democracia
Exposicin a la TV
-0.2 -0.1 0.0 0.1 0.2
95% I.C. (Corregido por efecto de diseo)
F=20.777N =15068
Grfico 5. Modelo logitpara Amrica Latina. La variable dependiente
es identificacin partidaria (1=se identifica; 0= Ninguno)*
Fuente: Elaboracin propia con datos de Lapop, 2008.
* Este grfico se obtuvo mediante un ado.file de Stata elaborado por el equipo LAPOP, ronda 2008.
-
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cho, al aislarambas variables (identificacin y
gnero), el grado de asociacin es muy signi-
ficativo. Luego,con edad, sucede lo esperado.
Es decir, a mayor edad, mayor identificacin
con partidos. Por ejemplo, si los jvenes se
identifican con algn partido en alrededor de
un 25%, los mayores de 61 aos lo hacen en
cerca del 40%. Sin embargo, las diferencias
entre los gruposde 25aoshacia arribano sonsignificativas al menos en esta modelacin, lo
que muestra, efectivamente, un mayor desa-
rraigo en los segmentos ms jvenes que no
han tenido mucha experiencia electoral.
Para el ingreso subjetivo, el modelo no
arrojacoeficientes estadsticamente significa-
tivos. Cosa distinta sucede con educacin.
Ac, y contrario a lo esperado por Dalton
(2000), los ms educados presentan mayores
niveles de identificacin partidaria. As, la
teora de la modernizacin utilizada por el au-
tor no parece ser plenamente vlida para los
pases latinoamericanos. Todo indica que la
desafeccines msfuerte en lossegmentos demenor educacin que, probablemente y si-
guiendo a Boas (2005), hayan sidocautivados
por lderes neopopulistas. De hecho, las cam-
paas de estos candidatos iban especialmente
dirigidas a estetipode sectores (Boas,2005).
Respecto a la eficacia gubernamental,
los resultados apoyan la tesis central de
Mainwaring (2006). El autor ocupa esta varia-
ble como predictor para la confianza en los
partidos polticos, pero, en el caso de la identi-
ficacin, parece funcionar de manera ms o
menos similar. De hecho, los encuestados que
adhierense a partidos, obviamente, confan
ms en estas instituciones, lo que en parte ex-
plica que la eficiencia gubernamental opere
de manera similar para ambas variables. De
cualquier forma, se confirma el hecho de que
la identificacin vaya asociada a mejores eva-
luaciones sobre el desempeo gubernamental
en reas como la corrupcin, desempleo o de-
lincuencia. As, la salida a la crisis de repre-
sentacin no pasara, tal como seala
Mainwaring (2006), por aumentar los canales
de participacin o mejorar la relacin entre el
agente y el principal. Lo que se requiere es de
estados eficientes en el suministro permanen-
te de bienes pblicos bsicos.
En cuantoal apoyo a la democracia,losque se identifican con partidos tienden a res-
paldar en mayor medida al rgimen. De igual
forma, se sienten ms satisfechos con el de-
sempeo de la democracia. Otra forma de pre-
cisar este resultado es comparando las predi-
posiciones hacia un golpe de estado por parte
de identificados y no identificados. LAPOP
ofreceuna batera de preguntas donde se mide
el grado de justificacin de un golpe frente a
situaciones crticas como el incremento del
desempleo, de las protestas, de la delincuen-
cia, inflacin y corrupcin. En todas estas al-
ternativas, las tendencias autoritarias de los
desafectos son significativamente superioresa la de quienes se identifican con partidos
(Grfico 6).No obstante, el grupo de los desa-
fectos no exhibe una preferencia significativa
por el ejercicio de protestas ciudadanas cuan-
do se les consulta por las formas de influir
para cambiar las cosas (Grfico 7). Ms
bien, se trata de encuestados crticos y desa-
fectos, pero que no estn dispuestos a abordar
vas no institucionales para realizar un cam-
bio. De hecho, cuando se les consulta si han
participado en alguna protesta durante los l-
timos 12 meses, son, precisamente, los en-
cuestados que s se identifican quienes decla-
ran mayor participacin. Esto da cuenta del
carcter de los desafectos. Es decir, ciudada-
nos pasivos, desinteresados (un 45% mani-
fiesta nada de inters en la poltica compa-
rado con el 14% de los que s se identifican),
conmenorapegoa la democracia y dispuestos
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a justificarun golpe de estado.No obstante, su
nivel demovilizacin, almenosdesdesus opi-
niones, se muestrabastante bajo. Adems, es-
tos encuestados tienden a informarse en me-
nor medida del acontecer nacional a travs de
los medios de comunicacin.
Para finalizar, se aplica un modelo por
pas. La seleccin de casos responde principal-
mente a la configuracin que entrega la rela-
cin entre identificacin y volatilidad. As, se
selecciona un casoaltamenteconsistente que
es Uruguay (alta identificacin y baja volatili-
dad), otro inconsistente como Chile (baja iden-
tificacin y baja volatilidad), y otro caso con-
sistentehacia el extremo inferior del diagrama
que es Guatemala (baja identificacin y alta
volatilidad). Se incluyen otros pases de la re-
gin a fin de contar con un parmetro compa-
rativo.
La edad, por ejemplo, no es un predic-
tor significativo de identificacin partidaria
en todos los casos. No aplica, de acuerdo a
este modelo, para Mxico, Guatemalay Pana-
m.Acla edad no discriminael nivel deiden-
tificacin partidaria de los encuestados. Lue-
go, la eficacia gubernamental tampoco es un
buen predictor de la identificacin partidaria
en Guatemala, Costa Rica, Per y Uruguay.
594
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0
10
20
30
40
50
60
Frente al desempleo
muy alto.
Frente a muchas
protestas sociales.
Frente a mucha
delincuencia.
Frente a la alta
inflacin, con
aumento excesivo
de precios.
Frente a mucha
corrupcin.
Se identifica
Ninguno
Grfico 6. Justificacin de golpes de estado segn identificacin partidaria.
Fuente: Elaboracin propia con datos de Lapop, 2008.
0
10
20
30
40
50
60
70
Votar para elegir
a los que defiendensu posicin
Participar en
movimientos de protesta
y exigir los cambios
directamente
Influir de otrasmaneras
No es posible influir para
que las cosas cambien, da
igual lo que uno haga
Se identifica
Ninguno
Grfico 7. Formas de influencia segn identificacin partidaria.
Fuente: Elaboracin propia con datos de Lapop, 2008.
-
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Guatemala es un caso muy particular. La ni-
ca variable estadsticamente significativaaso-
ciada a identificacin partidaria es sexo. La
tendencia es quelos hombres manifiesten ma-
yores niveles de identificacin partidaria. De
ahen fuera,la identificacin en Guatemalaes
similar de acuerdo a las variables incluidas en
el modelo.
Finalmente, la exposicin a la televisinparece respaldar la tesis de Prez-Lin (2002).
Es una variable significativa en Per, Chile,
Uruguay y Venezuela. El coeficiente es positi-
vo, indicando que a mayor exposicin, mayor
identificacin. Se especifica otro modelo (no
mostrado) donde se incluye la variable inters
en la poltica a fin de evitar una eventual rela-
cin espuria (Prez-Lin, 2002). Los resulta-
dos siguensiendoconsistentes y la exposicin a
mediosse transforma en un predictorrobusto de
la identificacin en algunos pases.
4. Conclusiones
Este trabajo entrega algunas luces res-
pecto a cmo enfrentar el anlisis de la identi-
ficacin partidaria. Al inicio se mostraron al-
gunas inconsistencias en la relacin entre los
niveles de volatilidad y el porcentaje de en-
cuestados que se adhera a partidos. Si bien la
relacin esperada por la teora entre identifi-
cacin y volatilidad es lineal, claramente sur-
gen casos que no obedecen a esa expectativa.
Ejemplo de ello son Chile y Brasil, clasifica-
dos por Zucco (2009) como sistemas de parti-
dos hidropnicos.
Las variables que explican la identifica-
cin partidaria no discriminan entre sistemas
institucionalizados y no institucionalizados. No
obstante, el peso explicativo de cada una vara
de pas en pas. Es lo que sucede con dos varia-
bles centrales como lo son la edad y la percep-
cin de eficacia gubernamental. Los modelos
tericosde la desafeccin en lasdemocracias in-
dustrializadas anuncian que edad y educacin
tienen un impacto decisivo sobre la cada en los
niveles de identificacin. Para Amrica Latina
la relacin no es tan clara particularmente con
educacin. La edad es significativa en la mayo-
ra de los pases. Igual cosa sucede con eficacia
gubernamental, lo que respalda la tesis central
de Mainwaring (2006).En trminos generales, el grupo de los
no identificados con partidos posee una ma-
yortoleranciaa los golpes de estado,son crti-
cos de la democracia, pero escasamente acti-
vos. Su perfil calza con el trmino amplia-
mente difundidoy quese refiere al desencan-
tamiento. Adems, son encuestados dbil-
mente institucionalizados, en su mayora j-
venes no inscritos en los registros electorales
(salvo en aquellos pases donde el voto es
obligatorio) y que presentan escasa participa-
cin electoral declarada en los ltimos comi-
cios.En otras palabras, si bien no se les puede
catalogar como inocuos o inofensivos, pre-sentan preocupantes seales en torno a su
afeccin hacia la democracia.
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