ideas políticas relevantes de los líderes y pensadores más connotados de la américa latina y del...

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD MEDICINA INTEGRAL COMUNITARIA UNIDAD CURRICULAR: REALIDAD Y PENSAMIENTO SOCIOPOLITICO LATINOAMERICANO. INTEGRANTES: Acosta Aura Cl: 20.072.938. Añez Neurys Cl: 18.986.405 Montenegro Yoelyn Cl: 18.497.421. Suarez Leída Cl: 26.974.626. Perdomo Roxana Cl: 27.197.565. Pineda Jorge Cl: 26.240.351. Ideas Políticas Relevantes De Los Líderes Y Pensadores Más Connotados De La América Latina Y Del Caribe Durante La Hegemonía De Los Europeos Hasta Finales

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Ideas Políticas Relevantes De Los Líderes YPensadores Más Connotados De La América Latina Y DelCaribe Durante La Hegemonía De Los Europeos Hasta FinalesDel Siglo XIX

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD

MEDICINA INTEGRAL COMUNITARIA

UNIDAD CURRICULAR: REALIDAD Y PENSAMIENTO SOCIOPOLITICO LATINOAMERICANO.

INTEGRANTES:

Acosta Aura Cl: 20.072.938.

Añez Neurys Cl: 18.986.405

Montenegro Yoelyn Cl: 18.497.421.

Suarez Leída Cl: 26.974.626.

Perdomo Roxana Cl: 27.197.565.

Pineda Jorge Cl: 26.240.351.

Ideas Políticas Relevantes De Los Líderes Y

Pensadores Más Connotados De La América Latina Y Del

Caribe Durante La Hegemonía De Los Europeos Hasta Finales

Del Siglo XIX

LAS IDEAS POLÍTICAS MÁS RELEVANTES DE LOS LÍDERES Y

PENSADORES MÁS CONNOTADOS DE AMÉRICA LATINA Y DEL CARIBE

DURANTE LA HEGEMONÍA DE LOS EUROPEOS HASTA FINALES DEL

SIGLO XIX.

LOS PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA:

Francisco de Miranda

Los primeros movimientos o insurrecciones, y en particular la conspiración de

Gual y España, tuvieron repercusiones no solamente en las esferas

revolucionarias de América Latina y el Caribe, sino también en los medios de los

exiliados hispanoamericanos establecidos en Europa. En esos grupos de

patriotas, jesuitas, políticos escapados de las cárceles de España o de América,

criollos liberales y sus representantes en Londres, París y aun en Cádiz, que

preparan la emancipación hispanoamericana, se destaca en primer plano la figura

de Francisco de Miranda, verdadero Precursor de la Independencia de Venezuela

e Hispanoamérica.

Londres, desde 1784, se convirtió en el centro de sus primeras

actividades patrióticas buscando el apoyo y ayuda necesarios para

liberar a América que llama Colombia. De 1785 a 1789 recorre Europa

buscando el respaldo a sus ideas; se alista en el ejército de la

Revolución Francesa persiguiendo el mismo fin, pero no es sino en 1805

cuando podrá ejecutar su primera acción bélica. Va a Estados Unidos

donde organiza, con la ayuda de amigos norteamericanos, su primera

expedición hacia Venezuela.

Está en Haití en 1806 donde el 12 de marzo crea e iza en su buque

anclado en Jacmel, la primera bandera de Venezuela. Pensaba que el

pueblo estaba preparado ya para apoyarlo.

Había sido el más grande proselitista de la revolución. Ya circulaba, mandada a

traducir por él, la famosa Carta los españoles americanos de Juan Pablo Viscardo

y Guzmán: “…la primera proclama de la revolución americana…”, en palabras de

Mariano Picón Salas. El 27 de abril de 1806 se presentó frente a Ocumare de la

Costa con sus 3 goletas Leander, Bee y Bacchus.

La expedición traía 200 hombres entre norteamericanos, ingleses y antillanos.

Atacados sus barcos por fuerzas mayores, y capturadas 2 de sus goletas, se retiró

a Barbados y Trinidad. Pero vuelve al ataque, y el 3 de agosto de 1806,

acompañado esa vez por más de 400 hombres, desembarca en La Vela de Coro.

Por primera vez ondeaba su bandera en tierra venezolana. Aunque la población

de Coro no lo apoya, Miranda aprovecha su estancia para hacer circular una

proclama de liberación así como otros documentos patrióticos. Las fuerzas que

llegan para oponerse a él lo obligan a abandonar Coro pocos días después. No

recibió el apoyo que esperaba y en Caracas, mantuanos y vecinos notables

demuestran su más completa lealtad a la Corona.

El Cabildo de esa ciudad pone precio a su cabeza, quema su efigie y lo califica

de “monstruo abominable” y de “traidor”. De regreso a Londres, sigue su

infatigable obra propagandística a favor de la independencia hasta su vuelta a

Venezuela en 1810. Había dedicado más de 40 años de su vida a luchar por la

independencia de Hispanoamérica. Los movimientos aislados o colectivos que

tuvieron lugar más tarde en Venezuela, como es el caso de la conspiración de los

mantuanos de 1808, pueden ser considerados como los prolegómenos de la

independencia.

Toussaint Louverture (1743-1803). Esclavo de Saint Domingue, revolucionario

y precursor de la independencia de Haití. Nacido en la hacienda Bréda, situada en

Haut-du-Cap, la primera parte de su vida pertenece al terreno de la mitología.

Algunos de sus biógrafos aseguran que era de nación arada, originaria de

Dahomey, y nieto de Gaou-Guinou, rey de esa etnia. Como esclavo sirvió a su

amo, Baillon de Libertad, en condiciones particularmente privilegiadas. Fue su

cochero y hombre de confianza. Cuidando los caballos de la hacienda, se hizo

veterinario. De creer al historiador haitiano Dorsainvil, Louverture aprendió a leer y

escribir gracias a su padrino Pierre Baptiste, un negro anciano de Haut-du-Cap.

Apasionado de los libros, habría leído varias veces la Histoire Philosophique des

Indes del abate Raynal y su predicción de la venida de un nuevo Espartaco

vengador de la raza negra. Sin embargo, el general francés Kerversau asegura

que ese aprendizaje ocurrió durante el desarrollo de la revolución de los esclavos

que estalló en la noche del 22 al 23 de agosto de 1791.

Aun cuando Toussaint Louverture participó activamente en la preparación de la

revuelta, no solo se mantuvo en un principio al margen de ella, sino que ayudó a

salvar la vida de Libertad. En noviembre de ese año entró a formar parte como

médico de la banda de george-biassou, uno de los cabecillas, junto con Jean-

Francois, de la rebelión. La insurrección se propagó rápidamente por las

plantaciones. En los primeros meses, las armas favorecieron a los esclavos, pero

los blancos fueron reuniendo fuerzas y contraatacaron, obligándolos a retirarse a

las montañas.

El 5 de mayo de 1789 tuvo lugar en París la convocatoria de los Estados

Generales que dio inicio a la Revolución francesa. En diciembre los franceses

enviaron a la isla una comisión civil integrada por Roume, Mirbeck y Saint-Leger

con el propósito de restablecer la paz. Los comisarios y los jefes rebeldes Jean-

Francois y Biassou se mostraron dispuestos a negociar, pero los miembros de la

Asamblea Colonial se negaron a dialogar con los delegados negros, exigiendo sin

más la vuelta de los esclavos a sus centros de trabajo. Miles de ellos

descendieron entonces de sus escondites y se desparramaron por las llanuras del

norte, quemando lo que aún quedaba en pie.

En Francia, la Convención asumió el gobierno revolucionario, inaugurándose el

21 de septiembre de 1792 una nueva etapa de ostensible radicalismo. La

ejecución de Luis XVI precipitó los acontecimientos y la Convención declaró la

guerra a las potencias realistas. La reacción de los colonos de Saint Domingue fue

volverse contra la metrópoli. Previendo que, tarde o temprano, España terminaría

enfrentándose a Francia, el Gobierno de Madrid instó al gobernador de Santo

Domingo Joaquín García a ganarse a los jefes de los negros sublevados a cambio

de su libertad y la de sus hombres. Los españoles tenían como meta la conquista

de la parte occidental de Santo Domingo. Biassou y Jean-Francois aceptaron el

llamado de García y se pasaron al bando español. Lo mismo hizo Toussaint

Louverture. El rey español Carlos IV también declaró la guerra a Francia y el 30 de

mayo de 1793 García publicó un bando para anunciar el rompimiento de

hostilidades en la isla.

Una segunda comisión civil, compuesta por Sonthonax, Polvérel y Ailhaud,

había arribado a Le Cap junto con seis mil hombres. Sonthonax proclamó

unilateralmente la libertad de los esclavos del norte y lo mismo hizo Polvérel con

los del sur y oeste. Esas medidas dieron por resultado que numerosos negros

rebeldes se unieran a la República. De todos los oficiales negros, el más

destacado por sus prendas militares, disciplina y arrojo era Toussaint Louverture.

Encabezando un ejército de cuatro mil hombres, se apoderó de Dondon y de

Gonaives, derrotando al general francés Desfourneaux. Advertidos los españoles

de sus cualidades, lo distinguieron recompensándolo con una espada de honor y

una condecoración. Esa preferencia provocó los celos de Biassou y Jean-

Francois, que atentaron contra su vida. En la acción resultó muerto su hermano

menor, Jean-Pierre Louverture.

Desde comienzos de 1794, el general Laveaux, gobernador interino de Saint

Domingue, venía intercambiando correspondencia con Toussaint para convencerlo

de que, aliado a Francia, se cubriría de gloria. Sus cartas dieron resultado y el 14

de mayo Louverture abandonó las filas españolas y enarboló el pabellón tricolor en

Gonaives. El día 18 le respondió a Laveaux diciendo que había sido inducido a

yerro por los enemigos de la República. La defección de Toussaint Louverture

modificó totalmente el curso de la guerra. En una campaña de quince días

recuperó las poblaciones tomadas por los españoles, proclamando en ellas la

libertad general. En Europa, la suerte de las armas se inclinó del lado francés. El

18 de octubre de 1795 se recibió en Santo Domingo la noticia de que España

había cedido a Francia la parte oriental de la isla en virtud del Tratado de Basilea.

Libre de los españoles, Toussaint Louverture dirigió sus miras contra los ingleses,

empecinados en apoderarse de Saint Domingue. Aunque fue vencido por ellos

varias veces, continuó la lucha auxiliado por los mulatos Rigaud y Bauvais. La

tercera comisión civil, de la que formaba parte Santhonax, trajo consigo miles de

fusiles, gracias a los cuales Toussaint desalojó a los ingleses de tres poblaciones.

Su creciente influencia y prestigio lo llevó a concebir la idea de quedarse con el

control absoluto de la colonia, para lo cual hizo elegir a Laveaux y Sonthonax

diputados de la Asamblea francesa. El segundo trató de demorar su partida, pero

el caudillo negro, después de una demostración de fuerza, lo obligó a salir en

agosto de 1797. El 27 de marzo del año siguiente arribó a la isla el general

Hedouville con el encargo de frenar las ambiciones de Toussaint. Una de sus

primeras medidas fue fomentar la declarada rivalidad entre Louverture y Rigaud,

pero Toussaint, tomando como pretexto que el general había ordenado el desarme

del quinto regimiento colonial, formado íntegramente por negros, salió con su

ejército de Gonaives y amenazó con la destrucción de todas las haciendas del

departamento norte si Hedouville no se embarcaba para Francia, lo que hizo el 23

de octubre, no sin antes denunciar las negociaciones que el líder negro mantenía

con los ingleses. Efectivamente, el general británico Maitland le había propuesto

una alianza si independizaba la colonia. Toussaint ni la aceptó ni la rechazó y la

lucha prosiguió.

La entrega del Mole de Saint-Nicolás el 31 de agosto de 1798 constituyó un

gran triunfo para Louverture. Las tropas inglesas le rindieron honores militares y

Maitland le ofreció una cena y un cañón de bronce. Había terminado la invasión

británica. El siguiente paso de Toussaint consistió en desprenderse de su rival

Rigaud, a quien acusó de pretender traicionar a Francia y restablecer la esclavitud.

El mulato lanzó una proclama para justificarse y concentró sus tropas más allá de

Miragoane. El 1 de agosto de 1800, Louverture, después de una marcha

imparable, fue recibido solemnemente en la capital del sur, donde declaró una

amnistía general. Y Rigaud tuvo que embarcarse para Francia. Cuando Francia

envió a la colonia española a Roume de Saint Laurent como agente interino para

preparar amistosamente la incorporación, Toussaint Louverture, dueño absoluto

de la situación, se dispuso a apresurar la entrega y solicitó a Roume que anexara

la parte española cuanto antes, petición que el agente acogió mediante decreto de

17 de abril de 1800, al que siguió el envío a la ciudad de Santo Domingo del

general Agé, quien asumiría el mando de la colonia. Pero los vecinos se volvieron

contra Agé, que se vio precisado a abandonar la ciudad el 25 de mayo. Cuatro

días más tarde, García publicó un bando en el que anunciaba la suspensión de la

entrega. Disgustado por lo sucedido, Toussaint Louverture reunió un ejército de

veinte mil hombres y en los primeros días de enero invadió la parte española. El

27 de dicho mes García tuvo que entregarle el mando de la colonia.

Una vez que Toussaint tomó posesión de la parte española de Santo Domingo,

procedió a adoptar varias medidas para su fomento agrícola, obligando a los

vecinos a trabajar las tierras ocupadas y limitando la venta de nuevos terrenos.

Esa política agraria tenía como objetivo eliminar el sistema laboral tradicional de

los habitantes del este. Otra disposición de Toussaint fue la abolición de la

esclavitud, ratificada en la Constitución de la colonia promulgada el 27 de agosto

de 1801. Pero todos esos planes se vinieron abajo meses después a causa de la

invasión francesa comandada por el general Leclerc, que llegó a la isla el 25 de

febrero de 1802. Para evitar que los franceses dispusiesen de recursos, Toussaint

ordenó que las ciudades que no se pudiesen mantener se quemasen y también

las llanuras productivas La suya sería una guerra de desgaste a la espera de que

el clima jugase a su favor.

Pero después de haber sufrido varias derrotas, Toussaint se vio reducido a

efectuar una guerra de guerrillas y optó por negociar. Escoltado por su guardia de

honor, se dirigió a Le Cap. Él y Leclerc establecieron el 6 de mayo las condiciones

de la rendición. Toussaint licenció a su tropa y se retiró a Ennery. Los franceses le

atribuyeron estar detrás de acciones de devastación, en vista de lo cual Leclerc

decidió deportarlo. Pretextando consultarlo acerca de sus experiencias durante su

gobierno, se le pidió que fuera a la finca George, cerca de Ennery. Allí fue

detenido y enviado a Le Cap, donde se le embarcó para Francia con su familia en

el buque Heros. Confinado en el fuerte de Joux, fue encontrado muerto en la

mañana del 7 de abril de 1803.

LÍDERES Y PENSADORES MÁS COMENTADOS DE AMÉRICA LATINA Y EL

CARIBE DURANTE LA HEGEMONÍA DE LOS EUROPEOS HASTA LOS

FINALES DEL SIGLO XIX.

LÍDERES ABORÍGENES MÁS DESTACADOS

Guaicaipuro: Nacido en Caracas en 1530 y guerrero de confianza del gran

Cacique Catuche, asume el cacicazgo a los 20 años de edad, cuando este

cacique muere. Guaicaipuro gobernaba a la Caracas y los Teques, ejerciendo

directo control sobre los seis caseríos que circundaban su cuartel general en

Suruapo. En 1560 el Gobernador Pablo Collado nombra a Juan Rodríguez Suárez,

Teniente General de la Provincia de Caracas y le ordena pacificar a Guaicaipuro.

Rodríguez se alía con el mestizo Francisco Fajardo y vence al Cacique de los

Teques en las batallas de San Pedro y La Quebrada. Fajardo intenta fundar un

caserío en lo que hoy es Catia. Sin embargo, ante un ataque ordenado por

Guaicaipuro y ejecutado por Paramaconi, el recién fundado caserío (1560) es

arrasado. El año siguiente, en 1561, Juan Rodríguez Suárez refunda el caserío

con el nombre de Villa de San Francisco, pero corre la misma suerte que el

anterior.

En enero de 1562, Guaicaipuro y Terepaima enfrentan y matan al Capitán Luis

de Narváez. Guaicaipuro convoca entonces a una alianza estratégica de todos los

caciques de la región, aceptan el pacto los jefes Baruta, Naiguatá, Chacao,

Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante años

esta alianza se mostró triunfadora, pero Guaicaipuro perdió su oportunidad en

Maracapana, en 1568, batalla clave en la que participaron todas las tribus aliadas.

Derrotados por el ejército conquistador en forma contundente, la coalición se

disuelve y los jefes regresan a sus tierras. Guaicaipuro se refugió en Suruapo. Ese

mismo año ataca a Diego de Losada, esté ordena al Alcalde Francisco Infante que

ataque a Guaicaipuro en el propio sitio de Suruapo, Infante buscó indios

pacificados y fieles a España que conocían el modo de llegar a la vivienda del

cacique. En Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro tomó la

espada y dio muerte a los que lo atacaron. Se guareció luego en su choza, pero

los españoles le prendieron fuego y conminado a rendirse el cacique no aceptó y

prefirió morir atrapado por las llamas. La Historia completa del Cacique de los

indios Teques y Caracas, que acaudilló la resistencia a la penetración europea en

la zona norcentral de Venezuela durante la década de 1560. La región de Los

Teques estaba poblada por muchos indígenas que formaban grupos

independientes con sus jefes o caciques propios. El principal de estos grupos era

el del cacique Guaicaipuro, cuyo asiento era Suruapo o Suruapay, situado en las

vecindades del actual San José de los Altos, en la vertiente de la quebrada

Paracoto. Aunque la grafía "Guaicaipuro" se ha popularizado, debe tenerse en

cuenta que su verdadero nombre era Guaicaipuro, y así es mencionado en los

documentos coetáneos.

Baruta era el nombre del hijo mayor de Guaicaipuro, y Tiaora y Caycape el

nombre de 2 hermanas suyas y se anotan también los nombres de sus 6

hermanos que vivían con él, así como también Pariamanaco, hijo de su hermana

Tiaora, y Quetemne, también hija de esta última; se anotan también 6 sobrinos

suyos y un nieto. Además de Suruapo o Suruapay como pueblo muy importante

de su jurisdicción, figuran 6 caseríos más, cuyos pobladores eran también de su

gobierno. Descubiertas unas minas de oro en tierras de los Teques, al comenzar

Pedro de Miranda su explotación, fue atacado por Guaicaipuro y tuvo que

abandonarlas.

El gobernador Pablo Collado nombró a Juan Rodríguez Suárez en sustitución

de Miranda, el cual venció a Guaicaipuro en varios encuentros y creyendo haber

pacificado la región, dejó en las minas unos obreros para trabajarlas con 3 hijos

suyos menores de edad. Ausente Juan Rodríguez Suárez, Guaicaipuro asaltó las

minas mató a todos los trabajadores, incluso a los hijos de Juan Rodríguez

Suárez, y tras haber incitado a la rebelión a Paramaconi, cacique de los

taramainas, pasó al hato de San Francisco, dio muerte a los pastores, quemó las

viviendas y dispersó las reses.

Enterado Juan Rodríguez Suárez del desembarco del Tirano Lope de Aguirre,

se dirigió hacia Valencia con sólo 6 soldados para combatirlo; en el trayecto,

sorprendido por Terepaima y Guaicaipuro, fue muerto tras una heroica resistencia.

Guaicaipuro impulsó entonces un levantamiento de todas las tribus y los caciques

Naiguatá, Guaicamacuto, Aramaipuro, Chacao, Baruta, Paramaconi y Chicuramay

reconocieron a Guaicaipuro por su jefe supremo. Sabedor Diego de Losada de

que Guaicaipuro era quien había promovido un frustrado asalto a la recién

fundada ciudad de Caracas (1568), ordenó su aprisionamiento; confió este

delicado encargo al alcalde Francisco Infante, quien, con indios fieles que

conocían el paradero del cacique, salió de Caracas cierta tarde, al ponerse el sol,

con 80 hombres. A la media noche llegaron al alto de una fila, en cuya falda

estaba el pueblo de Suruapo donde Guaicaipuro tenía su vivienda; Infante con 25

hombres se quedó allí para proteger la retaguardia y retirada en caso de una

derrota, mientras Sancho del Villar con los demás bajaba a ejecutar la prisión del

indio.

Conducidos por los guías llegaron a la puerta del inmenso bohío o caney de

Guaicaipuro los 5 primeros que formaban la delantera, pero como acababan de

ser descubiertos, con sus armas en las manos, esperaban la llegada de los

compañeros y fue entonces cuando intentaron franquear la entrada, pero

Guaicaipuro, que manejaba la espada que había sido de Juan Rodríguez Suárez,

hirió a cuantos intentaron entrar. A los gritos de la pelea, se alborotó el pueblo y

todos acudieron a defender a su cacique, pero nada podían contra los filos de las

espadas; y los lamentos y gritos de las mujeres y niños, en la noche oscura,

aumentaban la confusión general. Viendo los españoles la imposibilidad de rendir

al cacique, resolvieron quemar el gran bohío o caney en el cual estaba guarecido.

Como su techo era de paja y madera, arrojaron una bomba de fuego sobre el

tejado, que comenzó a arder vorazmente. Viéndose en trance de perecer,

Guaicaipuro saltó fuera, dando estocadas a diestra y siniestra contra los

asaltantes, pero todo fue en vano pues las espadas de éstos lo dejaron muy

pronto muerto en el suelo; la misma suerte tuvieron sus acompañantes.

Tamanaco: Dos años después de la muerte del gran Cacique Guaicaipuro,

surge Tamanaco, cacique de los indios mariches y de los quiriquires. Su misión, al

igual que Guaicaipuro, era la de propiciar una alianza entre las diferentes tribus. El

5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de la provincia de Venezuela, el

gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, pacta con los enemigos de

Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de

Caracas y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de

León de Caracas. Calderón envía al capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a

Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en tratos con el cacique Tapiaracay,

enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto, quien le ofrece ayuda a

cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se mide

con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio

Aricabuto, que les sirve de guía. El combate no tuvo vencedor. Tamanaco decide

atacar a Caracas, los españoles retroceden hasta las orillas del río Guaire.

El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con Tamanaco y este vence. Los

indios no advirtieron la llegada de una caballería española, Tamanaco y sus

hombres quedaron atrapados y fueron hechos prisioneros. Guaicaipuro fue

condenado a morir en la horca, luego su cabeza sería exhibida para que sirviera

de escarmiento a los rebeldes. Garci González, que había sido elegido Regidor del

Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que

admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio

de estas consideraciones intervino un capitán de apellido Mendoza, que era

propietario de un perro y sugirió que le dieran a Tamanaco la oportunidad de

escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al

perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del

Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.

Tamanaco fue desatado y colocado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar)

Mendoza, soltó el perro, Tamanaco recibió varias mordeduras que le causaron la

muerte.

Túpac Amaru y Atahualpa

Tupac Amaru II: Su verdadero nombre fue José Gabriel Condorcanqui

Noguera, posteriormente conocido con el sobrenombre de Túpac Amaru II, fue un

caudillo indígena líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en América

durante el siglo XVIII. Siendo sus padres don Miguel Condorcanqui y doña Rosa

Noguera. Nació en Surimaná provincia de Tinta (Cusco) el 19 de marzo de 1738.

Fue criado hasta los 12 años por el sacerdote criollo Antonio López de Sosa. Se

educó en el colegio San Francisco de Borja con los jesuitas del Cusco, heredó los

cacicazgos de Surimaná, Pampamarca y Tungasuca y se casó con doña Micaela

Bastidas Puyucawa, con quien tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.

Fue un hombre de considerable fortuna, especialmente por dedicarse al

comercio y al arrieraje (transporte de mercancías en mulas). A la par, tuvo una

gran solidaridad con los pobladores indígenas que sufrían la excesiva explotación

de los españoles en las minas, obrajes y repartos mercantiles. Encabezó el mayor

movimiento de corte indigenista e independentista en el Virreinato del Perú. Fue el

primero en pedir la libertad de toda América de cualquier dependencia, tanto de

España como de su monarca, también la eliminación de diversas formas de

explotación indígena, asimismo, protestó contra las reformas fiscales que implantó

el visitador Antonio de Arreche (aumento de tributos, alcabalas y aduanas) desde

1778.

El 4 de noviembre de 1780 estalló la rebelión, apresa al corregidor abusivo

Antonio Juan de Arriaga, lo lleva a Tungasuca y después lo ahorca el 10 de

noviembre. A continuación formó un ejército de indios, pocos blancos, mestizos y

negros armados con palos y piedras, el 16 de noviembre en Tungasuca proclamó

la libertad de los negros.

Túpac Amaru tenía en su ejército algunos fusiles, y escopetones viejos, se

enfrentaron al Teniente Tiburcio Landa y al corregidor Fernando Cabrera, los

obliga a refugiarse en la iglesia, incendiando luego el templo con todos sus

defensores adentro, murieron Landa, Cabrera y otros españoles ganando la

batalla de Sangarará. Sin embargo, las fuerzas enviadas por el virrey Agustín de

Jáuregui lo derrotaron en la batalla de Checacupe, y lo capturaron en abril de 1781

en Langui llevándolo donde Arreche y conducido al Cusco encadenado y montado

en una mula. El 18 de mayo de 1781 en la plaza de Huacaypata fue obligado a

presenciar la muerte de su tío Francisco, luego la de su hijo Hipólito y de su

esposa Micaela. A Túpac Amaru II le ataron los pies y manos con gruesas sogas

que fueron jalados por 4 caballos en 4 lados opuestos, no pudieron desmembrarlo,

entonces el visitador Arreche ordena que lo degüelle.

Juan Santos Atahualpa

Juan Santos Atahualpa nació en el Cusco, hacia 1710. Al ser descendiente de

la nobleza incaica estudió en el Colegio de Caciques San Francisco del Cusco.

Aprendió castellano y latín. En su juventud, fue llevado por sus maestros jesuitas a

España y África. Al regresar al Perú, se sintió descendiente del inca Atahualpa y

tomó el nombre de Juan Santos Atahualpa, recorriendo la sierra desde el Cusco

hasta Cajamarca. Determinó la expulsión de los españoles y pretendió la

restauración del Tahuantinsuyo y proclamarse inca aduciendo que descendía de

ellos y contaba con el favor de los indios, mestizos y negros. Se alzó en 1742 en la

selva central en el Gran Pajonal, territorio misional de los franciscanos, logrando la

adhesión de los indios campas y amajes, antis, conibos, shipibos, piros y

simirinchis, es decir, de las tribus de los ríos Tambo, Perené y Pichis.

Se mostró poco amigable con los franciscanos y gran admirador de los jesuitas.

Su plan era ambicioso, primero ganaría la selva, luego la sierra y finalmente la

costa y se coronaría en Lima. El epicentro de la rebelión estuvo en el cerro de la

Sal, Quimiri y el Gran Pajonal. En junio de 1742 estalló el movimiento libertario,

asaltó una remesa de víveres destinado para el fuerte defendido por el capitán

Fabricio Bartuli, después atacó el fuerte y eliminaron a todos los españoles. En

Lima, el virrey Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, marqués de Villa

García ordenó que los gobernadores de Tarma y Jauja repriman a los rebeldes y

capturar a su líder, pero ambos fracasaron. Desde 1745, el Virrey Conde de

Superunda, envió varias expediciones punitivas a la zona rebelde, pero también

fracasaron. Entonces ordenó fortificar los pueblos cristianos cerca de la frontera

para defenderlas de las avanzadas rebeldes. Mientras tanto, Santos Atahualpa

organizó un gobierno en el territorio liberado y el 4 de agosto 1752 avanzó rumbo

a Jauja y logró tomar Anda marca que puso en jaque a toda la sierra, pero,

alertado de la cercanía de nuevas tropas coloniales se replegó hacia sus

bastiones en el Gran Pajonal. El marqués de Mena hermosa anduvo por toda la

comarca aledaña pero Juan Santos lo eludió, llegando a enfurecer al virrey los

malos resultados. Hubo paz por 4 años Se dice que 1756 Juan Santos Atahualpa

desapareció misteriosamente, nadie detalló su final. Se dijo que murió en Me traro

de una pedrada disparada por una honda en un festejo público, otros afirman que

murió envenenado, otros dicen que es probable que haya muerto de anciano

Cuitláhuac: Penúltimo Emperador Azteca Nació en 1476 en la Gran

Tenochtitlán, como hijo de Axayácatl, sexto rey de México y hermano menor de

Moctezuma II, del cual fue también suegro, pues una hija suya se casó con él. Al

tomar posesión Moctezuma II, del trono en 1502, como no era guerrero entregó la

jefatura de sus ejércitos a su hermano Cuitláhuac, fiado en su gran pericia militar,

mientras que el emperador se dedicaba a embellecer la gran ciudad de

Tenochtitlán, sus palacios y jardines, y a disfrutar de una rica y ostentosa vida.

Moctezuma murió el 29 de junio de 1520, estando la ciudad en parte en poder de

los españoles, por haberlos recibido el mismo rey. En la tarde de ese mismo día

en que muriera Moctezuma, fue llamado para sucederle en el trono Cuitláhuac,

tecuhtli o señor de Ixtapalapa, asumiendo su primo Cuauhtémoc la jefatura de los

ejércitos Mexica. Al mes siguiente, el 8 de julio, ambos primos infligieron a Cortés

una gran derrota, al destrozar a sus tropas que huían de Tenochtitlán, por no

aguantar el asedio de la ciudad. Cuitláhuac y Cuauhtémoc salieron en persecución

de los españoles que, dejándolos en paz cuando llegaran al pueblo tlaxcalteca de

Hueyotlípan, regresando a la devastada ciudad.

Allí se ocuparon de mandar limpiar las calles, quemar los cadáveres, desazolvar

los canales llenos de escombros y emprender las obras de reparación y defensa

requeridas. Cuitláhuac fue coronado el 17 de septiembre, con sencilla ceremonia,

y siguió la vida un poco normal de la Gran Tenochtitlán, hasta que, llegando el

mes de diciembre, se desató una epidemia de viruela. Esa enfermedad, que

trajera a Tenochtitlán un soldado enfermo, de Pánfilo de Narváez, atacó al

infortunado monarca, que murió el 5 de diciembre de 1520, a los 44 años de edad.

Galvarino: es conocido como uno de los personajes más valientes que

participo en el proceso de la Conquista en el bando de los araucanos. Este

cacique fue mutilado pos los españoles y asumió valientemente la condena.

Cuando supo que la sentencia, miró con arrogancia y desafiante al jefe de los

conquistadores y avanzó sin temor al lugar donde se iba a someter el cruel

suplicio. Llegado el momento, Galvarino colocó sus brazos sobre una gruesa rama

de árbol y espero el golpe del hacha. Luego, sangrando se fue caminando a su

casa. Muere un tiempo después cuando es tomado prisionero nuevamente y

condenado a ser colgado de un árbol.

Pelantaro: era un toqui mapuche que protagonizó la segunda rebelión

mapuche de 1598 y fue el autor de la muerte de un segundo gobernador español

Martin García Oñez de Loyola durante la batalla de Curalaba, el 21 de diciembre

de 1598. Este hecho provocó una sublevación general de los indígenas asociados

a la etnia mapuche y destruyó casi todas las ciudades al sur del rio Bío-Bío. Tenía

en su poder los cráneos de Pedro de Valdivia y Martin Oñez de Loyola como un

preciado trofeo y los usaba como contenedor de chicha. Los cedió como muestra

de pacificación de 1608.

Lautaro: fue un famoso Caudillo araucano. También fue el jefe de la

sublevación indígena frente al dominio español. Aprendió de Pedro de Valdivia las

tácticas militares españolas, huyendo más tarde con los indios. En 1553 dirigió la

batalla de Tucapel, en la que Valdivia es capturado y asesinado. En 1554 derrotó

a Francisco de Villagra en la batalla de Manrigueñu; destacó por su estrategia

guerrera. En 1555 capturó la ciudad de Angol y, nuevamente, la de Concepción.

Fracasó en su intento de atacar Santiago y murió en la batalla de Peteroa en

1557, donde es golpeado con una lanza.

Los Niquiranos: tenían por cacique a Nicarao, jefe inteligente y opulento, era

un hombre de mucho talento e instrucción, residía en Nicaraocalli, su capital

(ahora Rivas), que ocupaba toda la parte comprendida entre el lago y el Pacífico,

como también las islas de Ometepe y Zapatera. Por el Norte se extendían hasta el

Rio Tamarindo. Todos los diversos movimientos etnológicos que, al tiempo de la

conquista, se encontraban des igualmente repartidos entre pueblos de origen,

costumbres e idiomas diferentes y a veces enemigos unos de otros. Esos pueblos

eran: los Niquiranos, los Choroteganos, el Chontales y los Caribisis. El cacique

Nicarao era cacique del país, y mucho más poderoso que el cacique Nicoya. El

país según le dijo Nicoya a Gil González, se llamaba Orotina. Nicarao admitió a los

españoles en su corte y les hizo varios regalos, entre ellos 25,000 pesos de oro,

en cambio Gil le ofreció vestidos de seda, algunas bujerías y le hizo predicar la fe

católica.

El supuesto sitio de encuentro entre ambas culturas, hoy está demarcado como

la “Cruz de España”, punto equidistante entre los poblados de Rivas y San Jorge.

Rivas, llamada también región del cacique Nicaragua, de origen náhuatl, fue

desde 1522 hasta 1524 un territorio de exploraciones españolas dirigidas por Gil

González Dávila y Francisco Hernández de Córdoba, los cuales crearon las

condiciones para los primeros grupos de avanzada de lo que fue la conquista

española.

Traición a la lucha por la independencia (Ezequiel Zamora)

Zamora el ilustre ciudadano creador del pensamiento de “Tierras y Hombres

Libres”, del pensamiento de “Horror a la Oligarquía”, de elecciones populares y

constructor del pensamiento comunero, que encarno el propósito propuesto de la

redención social que buscaba desesperado su plena realización desde el primer

momento en que las masas del pueblo valiente comenzaron a arrasar los

privilegios de las clases oligarca, reivindicando para si los derechos, sobre la tierra

y la supremacía política. Nadie más que Zamora podía plantear el protagonismo

de los desposeídos como paso fundamental para el logro de la igualdad social y lo

que es más importante para la creación de la democracia popular.

Ezequiel Zamora es uno de esos hijos de pueblo, de una vida normal de

modesto bodeguero, pulpero conocidas como recoge lochas, pequeño

comerciante, y también practico la agricultura, además de desarrollar lazos de

amistad, su conciencia revolucionaria y sus principio morales interpreto las

expresiones de indiferencia social que se expresaba contra los campesinos y

campesinas, contra los indígenas y afros en estos tiempos de lucha de

independencia. Vivió tiempos difíciles con el pueblo, porque, el en esencia era

pueblo, vivió la esclavitud, vio las violaciones, vivió las tristeza y el dolor de un

pueblo que era traicionado en sus principios de lucha por la independencia contra

el imperialismo Español, liderizado por el libertador de América Simón Bolívar;

Zamora en esas noches eternas y días largos, se alimentó de la fuente de la

dialéctica Marxista, el manifiesto Comunista de 1848.

Zamora supo interpretar el sentir del pueblo, en especial del pueblo campesino,

con él fue al encuentro de la muerte, por él persiguió a un enemigo que por

primera vez mordió el polvo de la derrota. Zamora es lucha contra el latifundio,

pero también es lucha de clases, es compromiso hasta el fin y es guerra de

guerrillas hasta más allá de la vida y de los tiempos de lucha contra la dictadura de

Gomes, de lucha por libertad y democracia contra la dictadura del coronel Pérez

Giménez y de convicción, dignidad y de combate contra los gobiernos mercenarios

pitiyankis liderizados por las elites políticas, empresariales, comerciales y

narcotraficantes de AD Y COPEI. La guerra federal y Zamora son las mujeres y

hombre, campesinos, campesinas, obreros y revolucionarios de siempre que nos

atrevimos a tomar el cielo por asalto en los años 60, 70, 80 y 90, por la

construcción del socialismo.

La Guerra Federal En Venezuela

En Venezuela hubo varias guerras civiles, pero la más importante fue la Guerra

Federal de 1858-63. Desde 1830, año en que Venezuela se separó de la Gran

Colombia, hasta 1860 se registraron decenas de golpes militares, conatos de

rebelión y embriones de guerras civiles. Sólo hubo tres períodos de relativa calma

social: 1839-40, 1842-43 y 1850-52.

En 1846 se alzó el indígena José Francisco Ranfel, partidario del liberalismo,

exigiendo cl reparto de tierras y la libertad de los esclavos. Con un fuerte

contingente de indígenas y negros logró derrotar a las partidas del ejército en

varias oportunidades, recibiendo el apoyo de Ezequiel Zamora, que levantaba la

bandera “¡horror a la oligarquía!”. Perseguidos por el general Páez se vieron

obligados a refugiarse en las montañas, cayendo Rangel asesinado. La recesión

económica mundial de 1857-58 fue el telón de fondo de la Guerra Federal. El

precio del café bajó un 20% y el de los cueros un 70%.

El abultado servicio de la deuda externa obligó a destinar a tal efecto el 50% de

los derechos de importación. Un hecho político se agregó a esta crítica coyuntura:

el ascenso al poder de los Monagas, cuya gestión ha sido analizada

unilateralmente por parte de los historiadores que sólo han visto corrupción, robo

de tierras y estafas. Históricamente los Monagas quebraron la alianza liderada por

los “constitucionalistas” o conservadores con la adopción de tres medidas:

abolición de la esclavitud (1854), derogación transitoria de la usuraria ley de 1834

y promulgación de la Constitución de 1858, que otorgó libertades democráticas e

individuales y cl derecho a voto universal y sin restricciones, exceptuando “por

supuesto” a las mujeres. No se ha evaluado como corresponde este despertar del

movimiento de masas urbanas y rurales, estimulado por J. T. Monagas con el

objeto de consolidar su poder, amenazado por el golpismo “godo”. En su afán de

criticar a los Monagas, los historiadores no han valorado debidamente esta fase de

quiebre de la era oligárquico-conservadora. También se ha minimizado el papel

jugado por José Gregorio Monagas, de mayor tradición liberal que su hermano, en

la lucha por la abolición de la esclavitud. Gracias a su intervención, en nombre del

Ejecutivo, se logró en 1857 derrotar a los esclavócratas, liberando a 12.500

esclavos y favoreciendo a 27.000 manumisos.

Una crisis de conducción política aceleró el estallido de la guerra civil. Los

partidos conservador y liberal se dividieron. El conservador o “godo”, entre

militaristas y paecistas y civilistas de Manuel Tovar y Pedro Gual. Los liberales

entre guzmancistas y partidarios de los Monagas. A su vez, en el sector

guzmancista se generó una tendencia plebeya, liderada por Ezequiel Zamora que

pronto se diferenció del ala liberal oligarca y terrateniente La iglesia católica más

débil en Venezuela que en otros países latinoamericanos- respaldó a los

conservadores. Iniciada la Guerra Federal, no sólo se pronunció contra los

liberales, sino que participó activamente al lado de los terratenientes y de la

burguesía comercial. En marzo de 1858, los conservadores y un sector de

liberales derrocaron a Monagas, poniendo en el gobierno a Julián Castro. Zamora

repudió el golpe conservador-liberal, manifestando a Juan Crisóstomo Falcón: “no

olvide Ud., Juan, que nuestros enemigos son los oligarcas, Monagas está en

desgracia y tiene errores, pero es nuestro amigo y como nosotros, es víctima de

los oligarcas”.

En este contexto histórico de crisis económico-social y política se inició la

Guerra Federal de 1859. Las masas rurales entraron en combate antes que el

ejército regular de los federales, desbordando la dirección liberal y dándole al

conflicto un neto carácter de guerra campesina. Coincidimos con Federico Brito -

autor de uno de los mejores trabajos sobre el tema- en que la guerra fue

esencialmente campesina, pero diferimos de él cuando afirma que fue “una

revolución democrático-burguesa, agraria y antilatifundista”. Federación significaba

igualdad social y término de la discriminación, sobre todo para los indígenas y

negros libertos, que voceaban la popularizada frase: “¡Oligarcas, temblad!”. Un

historiador llegó a decir que la lucha había adquirido “un tinte de comunismo”. El

Heraldo del 9 de julio de 1861 publicó un documento del gobierno donde se

afirmaba que la lucha “se ha despojado de todo carácter político y es una guerra

social”.

Aunque Zamora no alcanzó a formular un programa agrario, las masas rurales

lo intuyeron, llevando a cabo ocupaciones de tierra y ajusticiamiento de

latifundistas al margen de los jefes liberales. Ante esta ofensiva de las masas

rurales, los hacendados y cafetaleros de los valles de Aragua abandonaron sus

plantaciones, fugándose a Caracas, del mismo modo que lo hicieron hacia los

Andes los latifundistas de Barquisimeto y zonas circunvecinas. Zamora hablaba de

“gobierno de todos”, pero nunca concretó un programa de igualdad social. Su

planteamiento más avanzado fue la realización de asambleas populares en las

zonas que liberaba. Estas “asambleas abiertas”, que elegían los gobiernos

provisionales de los nuevos estados federales, funcionaban mediante el sistema

de elección directa. En septiembre de 1859, Zamora convocó una Convención

Popular o Asamblea Constituyente, con representantes elegidos en forma directa.

Zamora ponía básicamente el acento en la doctrina federal y en las libertades

democráticas, como se deduce del Manifiesto de Coro de febrero de 1859.

Un pensamiento de Zamora -no suficientemente destacado- fue su decisión de

retomar la tradición bolivariana, plantear una Federación de Naciones para

reconstruir la Gran Colombia. En una de sus proclamas, en Barinas en mayo de

1859, señala: “veréis abierta la nueva era de la Federación Colombiana, que

fueron los últimos votos de nuestro Libertador, el gran Bolívar”. Prudencio

Vázquez, peón de hacienda de los Jiménez, ubicada en el valle de Yaracuy,

organizó los campesinos desde Yaritagua a Boca de Aroa, los negros cimarrones

de los “cumbes” y los indígenas y jornaleros de Camunare. Reunió, asimismo, a

los vecinos de Urachiche para elegir el jefe político de la zona. Cuando Zamora

fue presionado a parlamentar con los enemigos en Barquisimeto, manifestó que la

conversación se terminaba porque “ahí viene Prudencio Vázquez y él entiende

poco de parlamentos con los oligarcas”, frase escogida por el propio Vázquez en

sus Apuntes de un soldado de la Revolución Federal El licenciado Francisco

Iriarte, abogado y médico, “antioligarca por nacimiento, según sus propias

palabras y con firmes convicciones políticas jacobinas y socialistas utópicas”.(314)

, se incorporó a la revolución en Portuguesa y Barinas, convirtiéndose en el

principal miembro del Estado Mayor.

Integraban, asimismo, esta izquierda plebeya los franceses Napoleón Avril y

Carlos Henrique Morton -que habían participado en las luchas sociales de México

y Colombia- y el inglés José Brandford, autor de Anotaciones de un revolucionario

(1859), manuscrito en el que señalaba que para Zamora “la tierra no es de nadie,

es de todos en uso y costumbre”.(315)Brandford, que había combatido junto a

Zamora en 1846-47, retornó diez años después del extranjero “cargado de libros,

papeles y ponerlos proclamas”(316) para ponerlos al servicio de la revolución

campesina. Escribía artículos para The Red Republican, semanario cartista de

Londres y junto con Avril y Morton difundían en Venezuela las obras de Babeuf y

de algunos socialistas utópicos, considerándose “republicanos rojos”.

La Guerra Federal fue “la primera actuación política autónoma de los hombres

del campo en Venezuela”. Por eso, resulta insólita la afirmación de Carrera Damas

de que la guerra federal “no fue una guerra popular”. Y no “significa la irrupción de

las masas populares en la Historia de Venezuela”. En rigor, la guerra federal fue la

primera gran rebelión social de los campesinos venezolanos y una de las más

relevantes de la historia latinoamericana. Este movimiento social, básicamente

campesino, utilizó la táctica de guerrillas combinada con la guerra móvil y con

algunas operaciones de guerra convencional, como fue la batalla de Santa Inés,

donde el ejército de Zamora, compuesto por cerca de 20.000 hombres, obtuvo un

triunfo aplastante. Pero cuando tenía ocupada las cuatro quintas partes de los

estados, en lugar de avanzar sobre Caracas, el comandante general del ejército

rebelde, Juan Crisóstomo Falcón se entretuvo en pequeñas escaramuzas. siendo

derrotado en Coplé (1859). Poco antes, había sido asesinado Zamora, en

circunstancias no esclarecidas en cuanto a los verdaderos autores intelectuales

del atentado.