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Informe iJovenes en ciudades medianas de la provincia de Buenos AiresTRANSCRIPT
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Jóvenes, consumos y violencias en ciudades intermedias de la provincia de
Buenos Aires.
Un estudio en las ciudades de Junín, Baradero y San Nicolás
Coordinación: Evangelina Caravaca
Equipo de investigación: Natalia Barco Martínez, Juan Ignacio Salaberry, Ariel
Tambutto y Damián Barreiro
Diciembre 2015
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Índice
1. Introducción. ¿Cómo y porqué estudiamos consumos y violencias en
ciudades bonaerenses? La agenda política vs. La agenda de
investigación
En la introducción se presentan brevemente los propósitos de la investigación.
Se plantea la relación, muchas veces problemática, entre las agendas
académicas y las políticas, evidenciando la necesidad de un diálogo entre las
mismas. Se expone brevemente la idea de violencias, consumos y la
metodología que se llevó adelante en la investigación.
2. Análisis: Relatos sobre jóvenes, consumos y violencias en ciudades
intermedias
a) Junín: Barrio San Martin
En este segmento se analizan entrevistas realizadas en el barrio San
Martín, mayoritariamente de sectores populares. Se busca analizar la
dinámica social, sus entornos; por ejemplo “la plaza del barrio” que dejó de
ser un espacio común para determinados vecinos, para convertirse en el
espacio físico para el consumo, la compra y venta de drogas; dando lugar a
un conflicto que irrumpe con las costumbres del barrio. Se analizan también
los relatos de un grupo de jóvenes trabajadores del CEPLA de Junín, que
está operando, y realizando trabajos de prevención y de contención en este
barrio.
b) Junín: Barrio Norte y San Cayetano
Este apartado se concentra en el análisis de las entrevistas realizadas a
distintos jóvenes en el barrio Norte, habitado por los sectores más
vulnerables de Junín. Además, se analiza el trabajo llevado a cabo por
referentes comunitario, sus desafíos, sus logros, y su modo de acción.
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c) Baradero
En este apartado se analizan los relatos de los distintos trabajadores del
CIC (profesores, tutores, psicólogos y trabajadores sociales). A través del
análisis de las entrevistas, se busca identificar y analizar las visiones que
los jóvenes e integrantes del CIC despliegan en torno a los consumos y las
violencias. Además, analizamos el impacto y las dinámicas que las motos
(en general, de baja cilindrada) han desplegado en los estilos de vida
juvenil en ciudades intermedias. Esto en tanto creemos que en la moto se
encarnan una serie de sentidos y prejuicios sociales y esto puede ser
usado como una suerte de “mirador” para acercarnos a otras visiones y
relatos sobre las violencias y los consumos.
d) San Nicolás
En este apartado se analizan las características salientes de la realidad de
la juventud en esta ciudad, su relación con los consumos de sustancias
psicoactivas y las violencias. Se obtuvo información acerca de las actitudes
y conductas de los jóvenes, la opinión de los padres, los trabajadores de los
centros de salud y de las adicciones, los referentes comunitarios, los
docentes y funcionarios para evaluar el rol de la familia, la escuela, el barrio
y el Estado en general. Se realizó un relevamiento de recursos
institucionales y territoriales.
3) Conclusiones y posibles líneas de trabajo
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1. Introducción: ¿Cómo y porqué estudiamos consumos y violencias en
ciudades bonaerenses?
Toda investigación, del tipo que sea, supone en primer lugar un posicionamiento. Un
punto de partida desde el cual miramos, construimos y analizamos un objeto que nos
interesa entender o que nos desafía.
Para abordar un fenómeno tan desafiante como los consumos problemáticos
partiremos de una premisa básica: la problemática no reside en la sustancia en si (del
tipo que sea) sino en el vínculo particular que los individuos desarrollan con ella en
una sociedad dada, enmarcada en un contexto cultural específico.
Además, es importante mencionar que en esta investigación nos abocamos a pensar
los consumos problemáticos de un segmento particular de la población: nos referimos
específicamente a los sectores juveniles de la provincia de Buenos Aires (hombres y
mujeres).
¿Por qué estudiar particularmente a los sectores juveniles? Es posible afirmar que la
adolescencia es una etapa crítica del desarrollo evolutivo, en la cual el individuo
comienza a tramitar un duelo por la vida infantil y, al mismo tiempo, se pone en
marcha un proceso de “desorganización” y “reorganización”, con la adquisición de
nuevas habilidades sociales, cognitivas y emocionales. En esta etapa, encontramos
una tendencia a distanciarse de los padres para unirse más a sus pares y pertenecer a
un grupo por fuera del núcleo familia. Es un momento constitutivo de extrema
vulnerabilidad, dónde los jóvenes se encuentran susceptibles a la influencia del
ambiente familiar, social, escolar, y a la cultura en general.
En términos generales, hay múltiples factores que permiten entender por qué la
adolescencia es la etapa en que los individuos suelen iniciarse en el consumo de
sustancias. En la búsqueda por su identidad, los jóvenes pueden ser muy permeables
a la presión social y de sus pares. Las drogas, entonces, pueden parecer una solución
y un alivio en esta etapa confusa y angustiante, y por otra parte, pueden representar
un signo de adultez, rebeldía y pertenencia, asociado a la diversión y a la búsqueda de
experimentación.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) advierte que el exceso de
alcohol en los más jóvenes reduce el autocontrol y aumenta los comportamientos de
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riesgo como las relaciones sexuales no protegidas y, además, es una de las
principales causas de lesiones (incluidas las provocadas por accidentes de tránsito,
fenómeno extendido en las ciudades estudiadas), violencia (especialmente por parte
de la pareja) y muertes prematuras. Pero también, si este consumo desmedido se
prolonga en el tiempo, puede provocar problemas de salud en una etapa posterior de
la vida e influir en la esperanza de vida. Por cada año que se retrasa el inicio de
consumo se reduce en un 5% el riesgo de dependencia1.Dicho de otro modo, mientras
más temprano empiezan a consumir, más probabilidades tienen de desarrollar una
adicción.
Del mismo modo, nuestro interés particular en el estudio de los sectores juveniles radi-
ca en el hecho de que creemos que los jóvenes son construidos como lo peligroso del
orden social y al mismo tiempo, son depositarios de un conjunto heterogeneo, y
muchas veces difuso, de violencias. Siguiendo los trabajos de la antropóloga mexicana
Rossana Reguillo, sostenemos que los jóvenes encarnan una figura arquetípica de la
peligrosidad en el neoliberalismo, en tanto son construidos como el rostro del riesgo, el
miedo y el peligro.
Entonces, este informe se propone como objetivo principal analizar las dinámicas del
consumo y violencias, particularmente en los sectores juveniles, en las ciudades de
Junín, Baradero y San Nicolás.
Por un lado, buscamos identificar, describir y analizar las principales dinámicas
sociales en torno a los ejes mencionados en las ciudades en cuestión.
Pero además, no interesa aportar a un diagnostico y conocimiento útil para el
diseño de políticas publicas y de intervención.
Nos propusimos llevar adelante una investigación que descarte visiones de tinte más
bien “biologicistas”. Por el contrario, optamos por una perspectiva integral que priorice
las dimensiones sociales atendiendo a la diversidad de relaciones y vínculos que
pueden desarrollarse en relación a las sustancias, los consumos y sus implicancias.
Sabiendo que cada individuo desarrolla un tipo particular de vínculo con las
sustancias, entendemos a las nociones de uso, abuso y dependencia en relación con
trayectorias individuales y con entramados socio-culturales y comunitarios.
1 Stinchfield, R., & Owen, P. (1998) “Hazelden's model of treatment and its outcome. Addictive Behaviors”.
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El gran desafío está en que nos enfrentamos a un fenómeno social de múltiples
dimensiones: culturales, sociales, políticas y también económicas. Es en este sentido,
que entendemos también a las sustancias como un objeto de mercado incluido en un
sistema de oferta y demanda.
Entonces, entendemos que el consumo de drogas se encuentra íntimamente vinculado
con las condiciones de vida: el mundo del trabajo, las redes de contención, los
espacios educativos conforman también un contexto al que debemos prestar especial
atención.
Sostenemos que la comprensión de las conductas de riesgo sobrepasa
necesariamente el estudio psicológico individual y requiere la inclusión de las
condiciones del contexto social. El proyecto de vida es un punto central en los jóvenes
consumidores y, en muchos casos, la situación vital que padecen les hace difícil
desarrollarlo. Lamentablemente, para muchos jóvenes hablar de identidad es hablar
de exclusión.
Como así también, no queremos dejar de mencionar que cualquier discurso sobre la
violencia y sobre los consumos, se enfrenta a riesgos éticos inevitables. Por cuanto
refiere al dolor y al sufrimiento de seres concretos, todo enunciado al respecto
compromete de inmediato el sentido de responsabilidad de quien lo enuncia2.
En el marco de este informe consideramos que la violencia en su expresión física o
simbólica es parte constitutiva de las relaciones sociales; episódica en sus
manifestaciones extremas (el daño físico), es sin embargo cotidiana en sus
manifestaciones no extremas e inmanente en las relaciones sociales, haciendo visible
la tensión permanente entre el cumplimiento del orden establecido y su trasgresión3.
Con todo, la tarea de pensar las violencias y los consumos en la provincia de Buenos
Aires nos enfrenta a desafíos de diferente naturaleza:
El primer desafío es de índole académico: los escasos trabajos de
investigación sobre violencias y consumos por fuera del área metropolitana de
la provincia de Buenos Aires nos plantea el desafío de aventurarnos a
investigar territorios “inexplorados” en términos académicos. Esto, además,
2 Tonkonoff, Sergio (2014) “Prólogo. Violencia, política y cultura. Una aproximación teórica”. En “Violencia y Reflexiones contemporáneas sobre Argentina”. Buenos Aires: CLACSO3 Isla, A. y Míguez D. (2003) “Heridas Urbanas. Violencia Delictiva y Transformaciones Sociales en los Noventa” Buenos Aires. Editorial de las Ciencias. cultura.
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impulsa la construcción de un conocimiento social que nos brinde herramientas
y diagnósticos sociales para intervenir sobre estas problemáticas. La vacancia
de trabajos de investigación científica en ciudades intermedias de la provincia
de Buenos Aires reconfirma la importancia de esta empresa de investigación.
El segundo desafío es de índole social: tanto las violencias como los
consumos, son construidas socialmente como un “problema acuciante de la
provincia” sobre el cual “se debería intervenir” o cuyas “intervenciones son
ineficientes”. Como una suerte de diagnostico social compartido, estos dos
tópicos forman parte del léxico cotidiano de muchos bonaerenses. El desafío
esta en atender la complejidad de este “diagnostico social” aportando al mismo
tiempo una mirada crítica y des-naturalizadora. No se trata de desestimar
creencias o sentimientos colectivos, sino de complejizar y analizar las ideas
socialmente compartidas sobre estos fenómenos.
Por último, se nos presenta un desafío de naturaleza política: sin lugar a
dudas, las violencias y los consumos son temas habituales de la agenda
política y, más aún, mediática. Los tiempos propios de las investigaciones
científicas se yuxtaponen muchas veces con las urgencias políticas. En un
contexto social marcado por la impronta de esos fenómenos, esta investigación
aspira a ubicarse entre esos universos: nos proponemos pensar un
conocimiento que se preste y se conciba en sintonía de las políticas públicas y
los modelos de prevención.
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Metodología: ¿De que forma investigar consumos y violencias?
En la presente investigación llevamos adelante una metodología de corte cualitativa,
principalmente porque consideramos se presenta como la más adecuadas para el
abordaje de nuestro objeto de estudio. Esto en tanto nos proponemos como tarea prin-
cipal atender a aquellos relatos, construcciones y sentidos que giran en torno a las vio-
lencias y los consumos problemáticos en tres ciudades bonaerenses.
Además, creemos que las entrevistas en profundidad no constituyen únicamente un
recurso para la indagación sobre la vida o trayectoria de una agente individual, sino
que a partir de un relato particular pueden reconstruirse procesos sociales o formas de
sociabilidad relevantes para la investigación. Así, entendemos que sólo tras establecer
un lazo de confianza a lo largo del tiempo, es posible realizar preguntas concretas
acerca de temáticas sensibles como la que nos convoca en este informe.
Entonces, las entrevistas en profundidad nos permiten acercarnos a un relato en
primera persona, que respeta la privacidad y contenidos del entrevistado. Nuestros
informantes locales son actores con marcada incidencia territorial y colaboran en la
tarea de elegir y pensar nuestras propias preguntas de investigación.
Para preservar la identidad de nuestros informantes hemos cambiado sus nombres
como también el de algunos espacios y lugares específicos.
En el caso de Baradero, la investigación se concentró en un C.I.C (Centro de
Integración Comunitarias) local, con gran concurrencia de jóvenes. Allí,
entrevistamos a talleristas, trabajadores sociales, psicólogos y jóvenes.
También, entrevistamos a docentes y autoridades locales vinculadas al
universo de la educación y la salud pública y a integrantes del CPA local.
En el caso de Junín, se realizaron entrevistas en profundidad en los barrios
San Martín, San Cayetano y Norte a distintos actores sociales (referentes
comunitarios, docentes, trabajadores sociales y psicólogos). También, se
entrevistó a referentes y autoridades del CPA local.
Por último, en el caso de San Nicolás se llevó a cabo un estudio cualitativo en
base a los datos obtenidos mediante la administración de entrevistas semi-
estructuradas a actores sociales, residentes y trabajadores de distintos barrios
de la ciudad de San Nicolás. Se realizaron un total de 20 entrevistas, la
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muestra estuvo dividida según zona de residencia, edad, género, relación con
el consumo y ocupación y/o posición dentro del barrio (residente, trabajador,
referente, etc.).
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Investigación cualitativa en la ciudad de Junín
Junín es la ciudad más importante del noroeste de la provincia de Buenos Aires y
principal centro administrativo, turístico, educativo, industrial, de salud y comercial de
la región. Es la cabecera del partido de Junín4 y se encuentra a 260 Km al oeste de la
ciudad de Buenos Aires. La ciudad es sede del Departamento Judicial de Junín, que
abarca 9 partidos de la región con una población total de casi 300.000habitantes.
En cuanto a registros de violencia y allanamientos los barrios considerados “más
problemáticos” (según fuentes periodísticas consultadas) son los siguientes:
Prado Español
Emilio Mitre
San Jorge
El progreso
Ramón Carrillo
El Picaflor
11 de Julio
San Martin
Almirante Brown
Pettit France
Municipal
La Vaca
FONAVI - Nuestra Señora de Luján
Capilla Loreto
Barrio Norte
La Rufinita
Evita
4 La ciudad de Junín se divide en 55 barrios: 8 de Agosto, 9 de Julio, 11 de Julio, almirante Brown, Belgrano, Capilla Loreto, Centro, El Picaflor, Emilio Mitre, Eusebio Marsilla, Evita, Gral. San Martin, José Hernández, La Celeste, La Unión, Libertad, Los Almendros, Martin Miguel de Güemes, Mayor López, Noroeste, Norte, Nuestra Sra de Fátima, Nuestra Sra. De Lujan, Padre González, Paso Piedras, Parque Natural Laguna de Gómez, Prado Español, Pueblo Nuevo, Ramón Carrillo, Ramón Hernández, Real, Ricardo Rojas, Rincón del cielo, San Antonio, San Cayetano, San Francisco de Asís, San Jorge, San Juan, Villa del Parque, Villa del Carmen, Del Molino, Nuestra Señora de las Mercedes, Villa Talleres, Evita obrero, Canillitas, Ferroviario, FOETRA, FONAVI, UOM, Progreso 1 y 2, Pettit France, La Vaca, El Municipal, La Rufinita, Solidaridad.
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La Celeste
Del Carmen
Fátima
Solidaridad.
La violencia entre jóvenes provenientes de los barrios mencionados se traduce en
enfrentamientos de grupos antagónicos que disputan territorialidad para el llamado
“narco-menudeo” y/o de bienes robados. En términos generales, los enfrentamientos
se producen con armas blancas de poca monta, como los “tramontinas”, armas
ilegales y “tumberas”; también, el algunas ocasiones se apedrean e incendian los
hogares de sus contrincantes. En reiteradas episodios, frente a la intervención policial,
los grupos que hasta ese momento se mostraban antagónicos, se unen haciendo
causa común agrediendo a la Policía.
El relevamiento de fuentes periodísticas puso en evidencia una construcción social
extendida en torno al fenómeno del narcotráfico en la ciudad: nos referimos a las
menciones a las redes de narcotráfico que se vincularían a distintas ciudades del
Conurbano Bonaerense y Rosario. Los relatos periodísticos consultados coinciden en
que las redes de narcotráfico se fueron instalando en la ciudad por su posición
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geográfica estratégica y, en este proceso, adoptaron a los jóvenes de barrios
vulnerables como mano de obra barata para la venta en menudeo.
Además, distintos especialistas consultados en el marco de la investigación
(psicólogos, fiscales y trabajadores sociales) sostienen que en Junín se replica una
tendencia nacional: los consumos más relevantes incluyen marihuana, cocaína y,
especialmente, alcohol.
Finalmente, por su historia, por su formación, crecimiento y su dinámica podemos
observar en Junín una fuerte división entre los barrios pertenecientes al casco urbano
histórico, y aquellos barrios producto del crecimiento de la ciudad, transformándola, en
una ciudad intermedia. En ellos podemos ver el crecimiento territorial y habitacional
con ausencia de recursos, infraestructura, instituciones, servicios; etc. En esta ciudad
resulta notable las dificultades del acceso de los jóvenes según su origen (barrial), en
muchas ocasiones esto incide en el propio acceso a la educación, al trabajo, y a las
redes sociales. Ante esta dinámica social identificada podemos hablar de barrios con
particularidades vulnerables, con imaginarios que funcionan en paralelo a la
idiosincrasia juninense establecida.
Barrio “San Martin”
La plaza situada en el centro del barrio San Martín5, inmediatamente contigua al
Hospital Interzonal de Agudos Abraham Piñeiro, forma parte de un imaginario social
importante para el barrio en cuestión. El imaginario social respecto a este espacio fue
mutando siendo inicialmente construido como un lugar para compartir al aire libre, de
descanso de adultos mayores y juegos para niños y jóvenes.
Con la paulatina instalación y desarrollo de la problemática y negocio de
estupefacientes, la plaza se convirtió en un espacio para la compra y venta de droga,
transformando el espacio en un lugar valorado negativamente por el resto de los
5 El barrio San Martín tiene como límites por el noroeste, la avenida Intendente De La Sota entre Alberdi y Chile; por el noreste, la calle Alberdi entre Avda. Intendente De La Sota y vías del ferrocarril; por el sudeste, vías del Ferrocarril General San Martín entre Alberdi y Chile; y por el sudoeste, la calle Chile entre vías del ferrocarril y Avda. Int. De La Sota. Tiene una superficie bruta aproximada de 31,5 has. y una superficie privada o neta de 22,2 has., es decir el 70,6% del total, asentadas en 27 manzanas de uso mixto, un espacio verde y 1 manzana de uso no residencial (Obras Sanitarias Municipal y Cooperativa Agrícola Ganadera); con un promedio de aproximadamente 70,1 habitantes por manzana y 18,4 viviendas por manzana. La densidad bruta del área es aproximadamente de 60,0 habitantes por ha. y la densidad neta aproximada de 85,2 habitantes por hectárea.
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habitantes. Esto se tradujo en una suerte de rechazo social con respecto a la plaza,
en tanto es entendida por algunos vecinos como “un lugar que en ciertos horarios no
se podía permanecer ni transitar “ y “es un depósito de basura”.
A través de un arduo trabajo colectivo, los integrantes del CEPLA Junín decidieron
operar en este lugar buscando con esta tarea “recuperar el espacio”. Al no contar con
un lugar físico de operaciones, se decidió, intervenir y desarrollar como lugar de
actividades y charlas la plaza. El trabajo de todo un año se tradujo en la limpieza del
lugar junto a la búsqueda de re-apropiación del espacio de los integrantes del barrio.
En palabras de Yamila (trabajadora social integrante del CEPLA): “ A nosotros nos
pasó… es un tema la plaza, cuando nosotros llegamos a esa plaza ya prácticamente
era una plaza de niños que no se usaba y después cuando empezamos a tener más
confianza con todos los vecinos, charlábamos nos contaban que era una plaza donde
se hacían muchas de las “tranzas” , digamos : a la noche cuando oscurecía era una
plaza que se llenaba de gente que iba como gestionante, cuando nosotros llegamos,
al principio, habíamos visto algunos movimientos extraños y los chicos no iban, no la
sentían como propia ellos ósea era un lugar donde los vecinos tiraban la basura,
porque no era un lugar lindo… que cualquier plaza en cualquier barrio es lo más lindo,
bueno acá no pasaba eso y con el tiempo como que se fue recuperando, los vecinos
nos han dicho “desde que están ustedes el barrio está más tranquilo” o “la plaza se
puede usar”.
La investigación nos permitió observar que el consumo de sustancias en el barrio
reviste gran importancia. Nicolás (director del CEPLA) y Stella (psicóloga) comparten
la descripción del barrio en torno a la plaza: “el consumo es intenso, importante y
cotidiano, es un consumo instalado”. “Está como más permitido socialmente, funciona
como legalizado de alguna manera, los chicos fuman y toman en la plaza y en la
canchita” (Stella, 35 años).
Marihuana en la plaza donde nosotros trabajamos siempre, inclusive con nosotros
ahí… nos cuesta mucho delimitar, ósea, que haya un respeto por el otro, si ahora ,
después de un año de trabajo los chicos por ahí se ponen lejos, pero al ser un lugar
público a nosotros nos cuesta poner el límite” (Yamila,26 años)
En términos generales, el consumo más extendido entre los jóvenes el alcohol y
marihuana. Desde el CEPLA advierten que el consumo se inicia a edades tempranas,
a partir de los 13 años. Asimismo, el tema del acceso a las drogas se introduce en el
imaginario de los niños a una edad más temprana: “los chiquitos hablan de eso, está
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instalado como tema, los chicos hablan de faso, de chala, de alcohol, indudablemente
esto está instalado en la familia, en la comunidad, es un tema que no le es ajeno”
(Stella, 35 años).
Pero además, diversos testimonios evidencian que muchas de estas prácticas se
adquieren también en el seno familiar. Una entrevistada comenta: “en mi familia todos
fuman, mis hermanos, mis primos; mis viejos ahora no fuman….yo lo probé a los 13
años” (Sofía, 16 años).Cuanto se le pregunta cuándo va a dejar de fumar, la
entrevistada sostiene:” lo voy a dejar cuando tenga un hijo, te aseguro que lo dejo, no
me gusta una mamá que fume, no me gusta ver a mis viejos fumar y yo no quiero que
mi hijo me vea fumar y después haga lo mismo. Si voy a tener un hijo, lo tengo que
criar bien y no dejarlo tirado. Cuando estaba con mi abuela el faso no lo podía ni ver,
mis hermanos fumaban todos, y después lo quise probar, y bueno” (Sofía, 16 años).
Es así como los jóvenes aprenden con el modelaje, es decir la familia6l. En el
testimonio de Sofia los padecimientos que ocasionaron ciertas conductas paternas –
consumos problemáticos en el seno de su familia- sostiene que cambiará sus
conductas el día que tenga a cargo un sujeto permeable al modelaje de conductas, es
decir un hijo.
En una misma línea, los integrantes del CEPLA sitúan a la familia como eje central de
la problemática de adicciones de jóvenes: “Y…para mi principalmente es la ausencia
de la familia, que es el lugar de contención… a mí me impresiona más el tema de las
mujeres, no sé si es porque es mi genero pero digo, 12, 13, 14 años todo el día en la
plaza, son las 10 de la noche y nadie fue a ver si están bien, nada digamos, y así hay
nenes de 5 años; nosotros en el verano que por ahí nos quedamos haciendo
actividades hasta las 11 de la noche, y están los nenes de 5 años solos, el padre, la
madre, en ningún momento fueron a ver si está bien” (Yamila, 26 años)
El dispositivo familia también emerge como estructurante o raíz fundamental de las
ciertas conductas y lenguajes violentos presentes en muchas interacciones: “Para la
mayoría de los chicos que vienen acá la autoridad es, el golpe, el grito”. (Yamila, 26
años)
6 Entendemos que la familia es una institución no democrática, donde se implementan políticas determinadas que son orientadoras, reproductoras de conductas construidas socialmente como “positivas”, se re-produce en base a dos principios: por un lado las jerarquías (padres como ejemplo de modelaje y autoridad) y por el otro lado la valoración de la igualdad y la fraternidad en términos de valores humanos en cuanto a derechos.
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A través del trabajo de campo pudimos observar que desde muy temprana edad, se
hacen presentes comportamientos y dispositivos de comunicación impregnados de
violencia Los jóvenes utilizan estos medios para realizar muchas de las actividades,
incluidas las deportivas y de recreación. Diversas interacciones funcionan y se
desenvuelven a través de gritos, insultos y golpes. Llegado el punto de perder la
capacidad de optar con quien serlo.
Según los integrantes del CEPLA este punto fue un obstáculo para establecer pautas
de convivencia que atentaban contra el desarrollo de diferentes actividades..
Advierten que a muchos jóvenes les cuesta sociabilizar, reconocer pares y
especialmente, respetar figuras de autoridad adulta.
Entonces, es justamente bajo esta premisa que se trabaja en el CEPLA local: con la
aspiración de fijar límites y pautas de convivencia tendientes a menguar conductas
agresivas que se extienden no sólo al ámbito familiar sino también a la vida social y
colectiva de los sujetos en cuestión.
Violencia territorial
Retomando el análisis del territorio en el cual se encuadra la Plaza del Barrio San
Martín, diversos testimonios enfatizan que la misma presenta un alto grado de
violencia simbólica y material instalada en la comunidad:
“Existe un grado importante de agresividad, que no tenía que ver con la situación en
si, era un exceso absoluto. No hay justificativo para la violencia, pero si una la pudiera
graduar, era totalmente abusiva para situaciones cotidianas, como por ejemplo un
juego que no salió bien o un mal entendido de ahí en más no hay límites que regulen
la agresividad. Nuestras actividades tienden a eso, a que se den cuenta que entre
medio de un conflicto y una solución hay un medio que puede originarse y buscarse
sin la necesidad de la violencia” (Stella, 35 años).
En este testimonio, es posible analizar un punto central: la relación entre el conflicto
planteado y la búsqueda de solución, donde se reconoce como único medio para la
resolución del conflicto el uso explícito de la violencia, un medio naturalizado en el
barrio. Si a esto le sumamos la introducción de sustancias tendientes a agudizar las
conductas ejercidas por los sujetos, tenemos un uso de la violencia; que se traduce no
sólo entre los sujetos de un mismo grupo sino también con otros grupos y dispositivos
sociales.
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Es decir, las situaciones conflictivas, de este barrio se van entrelazando con las de
otros originando, muchas veces una red de violencia, que posee consecuencias
sociales importantes y de público conocimiento local, generando incertidumbre en toda
la comunidad.
Es el caso de la disputa entre este barrio y el FONAVI por la posesión del territorio
para la venta de drogas y/o ajustes de cuentas. El punto álgido de esta disputa se
visualizó en el año 2013, cuando se tradujo en una serie de tiroteos que también
involucraron a sujetos del barrio Almirante Brown. “No hay internas importantes en el
seno del barrio, si lo hay entre barrios, las disputas que nos hemos enterado son por
ejemplo que se tirotearon con los del FONAVI, es más son hechos conocidos
públicamente, relacionados con la tenencia de drogas. Con el FONAVI es la interna
más fuerte” (Nico, 31 años).
“En cuanto a la edad coinciden a partir de los 18 años que ves que están todo el día
sin hacer nada, no tienen una actividad concreta y constante a lo largo del tiempo, si
los ves hacer alguna changa” (Nico, 31 años). En este testimonio, identificamos otro
eje de análisis central en el marco de esta investigación. Nos referimos al la dinámica
de los jóvenes y el mundo del trabajo.
Trabajo
La ciudad de Junín posee una amplia oferta en sectores de economía terciaria:
empleados de comercio y administración pública y privada. Ciertos imaginarios
sociales de la ciudad, actúan sobre las políticas tendientes a generar el acceso al
trabajo de los jóvenes obturando oportunidades. Los prejuicios, se apoyan no
solamente en la falta de experiencia (que presentan los jóvenes por su corta edad)
sino también por cuestiones de índole territorial, es decir, los barrios de donde
provienen los jóvenes.
De esta forma, se visualiza el achicamiento del abanico de posibilidades para la
sociedad en general y para los jóvenes en particular. La estigmatización y la
sectorización de la oferta laboral acotan a los jóvenes el desarrollo de actividades
laborales constantes y continúas reduciéndolo al campo de las “changas” en
construcción, mandados, mensajería, o recolección de basura. Este panorama de
exclusión, sumada a las adicciones y consumos problemáticos, hace que se origine
una constante tensión entre los jóvenes y la voz adulta. Así, muchas veces entre lo
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que espera “el mundo” de los jóvenes con la realidad que le toca vivir a ellos, lo separa
un abismo.
En este barrio, como en los restantes barrios periféricos, el marco de oportunidades no
es muy amplio. Muchos jóvenes no perciben a la educación como una oportunidad
para desarrollarse en el mundo adulto. En este ámbito, los jóvenes tienden a
abandonar su formación educativa marcando sustancialmente la brecha con los que si
acceden a la misma.
Finalmente, retomando nuevamente el testimonio de Sofía, quien estuvo un año
alejada de la escuela por sus consumos problemáticos. La articulación del CEPLA
local con una institución educativa permitió que la joven participe de diversas
actividades comunitarias, entre ellas “Casa Huerta“(institución para adultos, en su
mayoría con problema de adicciones). Allí ha generado vínculos de amistad y
compañerismo persiguiendo un objetivo común, que es terminar su nivel secundario.
”Son buenos son compañeros, con los que mejor me llevo son los de la escuela, es
con los que más comparto en la semana, voy a la escuela de Casa Huerta. Son muy
alegres, les gusta joder, somos como 15 y me llevo bien con todos”.
Consumos
Como mencionado previamente, identificamos un consumo naturalizado de marihuana
y alcohol a partir de los 13 años. En términos generales, el consumo de cocaína es
más escaso y resulta menos visible en términos sociales. Diversos especialistas
consideran que, tanto la venta como el consumo de paco, es relativamente bajo en la
ciudad. .
Los dispositivos de tratamiento llevados a cabo por el CEPLA, dependiente de la
SEDRONAR, trabajan con jóvenes de edades temprana tendientes a prevenir un
futuro o eventual consumo. Para ello, desarrollan diferentes actividades tendientes a
estimular conductas positivas y a realzar valores como la responsabilidad, el
compromiso, el esfuerzo, la solidaridad, el reconocimiento de la autoridad y jerarquías.
Las actividades concretas son deportivas, pedagógicas y de recreación tendientes a
generar lazos entre pares y crear un grupo de pertenencia y referencia.
La realización de este proyecto debió sortear una serie de dificultades y resistencias:
“las actividades más fuertes tienden a la recreación y a lo deportivo, al principio nos
costó mucho mantener la constancia en las actividades y la participación un partido de
futbol duraba 15 minutos, una vez que logramos eso, nos enfocamos a las actividades
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que llevaban más requerimiento en tiempo, como lo son las pedagógicas” (Nico, 31
años).
“Igualmente tuvimos que romper con algunos conceptos establecidos como por
ejemplo “acá no es necesario llegar hasta el final del partido” el objetivo es la
intervención no la evaluación. Lo más difícil para nosotros es despojarnos de las
estructuras de trabajo previas hasta las ideológicas de como uno piensa el trabajo
recreativo, deportivo, el terapéutico y poder romper barreras e instalarlas de otra
forma” (Stella, 35 años).
Además cuentan con articulaciones entabladas con otras instituciones locales, como
el hospital, que les provee un espacio físico ubicado instalado en el corazón del barrio.
También, trabajan en red con el C.P.A, la clínica terapéutica San Ignacio, SEDIEM
(Sedronar) y con el servicio local. Asimismo, trabajan con escuelas secundarias,
generando actividades para problematizar el abandono escolar y su reinserción.
Puntualmente hacen articulaciones con la escuela ESNª1 “Manuel Dorrego” institución
educativa que despliega una mirada más comunitaria e inclusiva.
Barrio Norte y San Cayetano
El llamado”Barrio Norte”7 de la ciudad de Junín tiene, entre otras, una particularidad: la
avenida República, que divide al barrio prácticamente en dos mitades. Funciona en los
hechos como una línea que marca un corte entre dos realidades bien diferenciadas.
Por un lado, desde dicha arteria hacia la Avenida La Plata, se pueden apreciar la
precariedad de las construcciones y las necesidades en cuanto a los servicios
públicos. En cambio, desde el mismo punto hacia la calle Necochea, se advierte un
panorama más cuidado, con calles que cuentan, al menos, con “mejorado” y cordón
cuneta. Por otro lado el barrio San Cayetano, delimitado por las calles Italia, Ruta
Nacional Nº 188, Primera Junta y Avenida Libertad, se encuentra en pleno
crecimiento.
Bere (28 años) es un referente comunitario del Barrio Norte y San Cayetano además
de ser integrante del CAJ Junín (centro de acceso a la justicia). El entrevistado tiene,
como muchos, una historia muy particular. Su madre abrió un comedor en su barrio
7El Barrio Norte está delimitado al noroeste por la Ruta Nacional Nº 188, al noreste por Avenida La Plata, al sudeste por la Avenida Libertad, y al sudoeste por la calle Necochea.Este vecindario, que está rodeado por los barrios San Antonio, San Cayetano y Evita Nº 1 u Obrero, tiene una superficie total aproximada de 40,9 hectáreas, asentada en 33 manzanas de uso mixto.
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(San Cayetano) en el año 2001, en donde acudían chicos de su barrio y de los barrios
aledaños. Con ellos compartió de igual a igual comidas, educación, valores. Hoy en
día es un referente barrial importante y reconocido en estos barrios y nos comparte su
visión y experiencias sobre estas temáticas.
Consumo
Como mencionamos previamente sobre el barrio San Martin, el consumo más
extendido es de alcohol, marihuana y, en menor medida, cocaína. En términos
generales, el espacio geográfico donde se traduce este consumo es en algunas
esquinas y en los potreros. Los lugares descriptos por los entrevistados no refieren a
zonas alejadas, sino que por el contrario, se encuentran emplazados en el seno de los
barrios. Con esto, queremos decir que los jóvenes consumen a escasos metros de sus
casas, en presencia, a veces de sus familias, y esta práctica resulta muchas veces
socialmente aceptada.
Es posible afirmar, que el consumo comienza a partir de los 12 o 13 años
(coincidiendo con una tendencia nacional) y se puede delimitar por franjas etarias: a
los 12 o 13 comienzan consumiendo alcohol, principalmente cerveza o vino, a los 15
años se identifica un salto en el consumo de marihuana y entre los 23 hasta 32 años
sube el consumo de cocaína.
Entonces, nuestra investigación nos permitió identificar principalmente un consumo
extendido de alcohol. Con respecto a la marihuana notamos una tendencia mayor al
autocultivo para consumo personal: “Cerveza todo el día y en toda temporada, haga
calor haga frio, el alcohol a toda hora, muchos tienen trabajo también no es que están
todo el día en la esquina, pero sin embargo salen de trabajar y a la esquina antes que
a sus casas, y ahí ya cuando se forma un grupito más o menos abundante empiezan
con la marihuana, los fines de semana ya se dan con otras drogas más duras” (Bere
28 años).
En una de las entrevistas realizadas a diversos jóvenes que habitan este barrio,
Chinchín nos comentó sobre el consumo de barbitúricos mezclados con vino: “Hay
marihuana y merca, cocaína, no vi ni paco ni pasta base, si mucho alcohol mezclado
con clonazepan y ribotril, y lo mezclan con el vino y la cerveza y no sabes cómo
quedan. Las compras en la calle si preguntas te las venden ahí nomás” (Chinchin, 25
años).
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“la otra vez había un montón, viste que ellos van al basural, se ve que las han tirado
allá y se trajeron un montón de bolsas” (Lucas 22 años).
Con esto evidenciamos una problemática acentuada en el Barrio Norte pero que no
escapa de una realidad generalizada en la ciudad de Junín: el consumo de drogas
“legales”, fármacos que son traficados, montando un comercio paralelo y de alto grado
de nocividad. Esta situación se puede constatar en muchos kioscos y despensa de
barrio en las cuales se venden medicamentos tanto de venta libre como aquellos de
prescripción médica.
Trabajo
Con respecto al mundo del trabajo, podemos mencionar una particularidad, ya que es
un barrio tradicionalmente obrero, donde la mayoría de los habitantes se encuentran
en el mercado de trabajo (formal e informal). La oferta laboral que se impone son los
trabajos más pesados, y precarizados en los que se destacan changas (cortador de
césped, cartoneros), trabajos temporales, oficios como albañil, carpintero, herrero,
carniceros (muchos trabajan en los mataderos y frigoríficos de la ciudad).
Los jóvenes en su mayoría se desempeñan en estas actividades, y viven el consumo,
como un momento de ocio, de finalización de su jornada laboral, como un momento de
distención, y encuentro con sus vecinos, amigos, familia, grupo de referencia: “yo creo
que para ellos es como una gratificación, un premio de todo su día de trabajo, ellos
mismos te lo dicen “trabaje todo el día 10 horas” porque muchos de ellos tienen
trabajos pesados como de albañilería, carpintería o en el frigorífico, entonces ellos ven
como un premio de su día laborar poder irse a la esquina con sus amigos y tomar una
birra, como le dicen o fumarse un porrito, y también en este colectivo de las adicciones
se suma que ellos tienen buenos sueldos, y en su mayoría son compradores” (Bere 28
años).
“Cuando salgo de laburar los fines de semana tomo alcohol, me re contra mamo, me
pego un baño y me cuesto a dormir; además cada tanto me fumo un faso, va como
todo el mundo, no soy tan adicto; fumo sólo cuando pinta más o menos tres veces por
semana, fumo solo y si no con los compañeros que jugamos a la pelota” (Chinchín 25
años)“yo no fumo nada, sólo tomo unos traguitos cuando estoy con mi señora” (Cipo
22 años)
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Cuando el consumo se acrecienta se produce, en muchos casos, la pérdida del
trabajo. Cuando se involucran con el consumo de drogas más duras (como la cocaína)
implica una fuerte adicción y el alejamiento de los ámbitos rutinarios como el trabajo.
Este es el caso de Janet que, luego de dos años de dependencia a la cocaína, fue
despedida de su trabajo: “Levantaba pedidos pero mi patrona un par de veces me dijo
que estaba haciendo las cosas mal, pero yo no le daba bola. Había días que estaba re
loca y mi patrona me dijo que no me quería ver así y me hecho, yo iba siempre re
resacosa” (Jan, 25 años).
En este caso la pérdida de trabajo fue determinante para terminar involucrada en la
venta de drogas (actividad que le permitía, además, seguir consumiendo):”Iba a
porcentaje de la merca que le vendía a un chabón, el que me vendía a mí, yo le
conseguí mucha clientela que compraba bien, vendía mucho conmigo” (Jan 25 años).
Si bien los ejemplos aquí citados nos muestran una perspectiva de la definición de su
identidad en cuanto a la construcción personal mediante el trabajo, también un
consumo sostenido de drogas lleva, muchas veces, a una exclusión del ámbito laboral.
Existe una dicotomía en los imaginarios de estos jóvenes respecto al trabajo y a la
venta de estupefacientes. Sostienen que este último resulta más fácil, más redituable
aunque destacan las consecuencias negativas de esta actividad. “como puede ser que
en una semana se compren una tornado (moto) un auto, nosotros nos rompemos el
lomo laburando y no nos podemos comprar ni una bicicleta, es re fácil la plata esa, así
cualquiera, arruinan a los pibes y sin trabajar tienen de todo. Pero tenes las
consecuencias después, esto no es joda, al mínimo roce te hacen la cama y caíste; la
cana y los abogados te embolsan, te hunden, porque ellos te hacen un favor y
después te sacan la libertad, y vos no podes hacer nada” (Chinchín 25 años)
Podemos citar el caso de Mari quien vive con sus hijos y su sobrino en su casa. Su
sobrino tiene causas penales al igual que su hijo mayor (por robo calificado). Los dos
están vinculados a la venta de cocaína y marihuana. Marisol sostiene que su casa es
un infierno ya que hay allanamientos al menos una vez por semana, en los cuales
revuelven todo y no encuentran nada. Además, manifiesta que su sobrino es avisado
por un ex comisario y su abogado sobre los allanamientos.
En su relato, aparece la noción de que se ha montado una red de comercialización
amparada por la seguridad y la justicia:Ӄl le compra a un amigo del barrio que vive a
la salida del mismo. El comisario recibe dinero por la información, el abogado respalda
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a todos los narcos. Mi sobrino vende faso y gana plata fácil, el Narigón (su amigo)
vende merca y gana el triple. Mi sobrino se está metiendo con gente cada vez más
pesada, tiene cuatro vendedores, que venden en distintos barrios” (Mari, 32).
En las entrevistas, Marisol se muestra indignada y angustiada por lo que vive día a día
con sus hijos menores en cuanto a violencia y falta de privacidad en su casa. Nos
menciona que les aconseja a su sobrino y a su hijo que trabajen “le dije a mi sobrino lo
mejor es trabajar, ganar la plata limpia, pero él hace fortuna; hace dos años que salió
de la cárcel, estuvo dos años preso, y vos lo ves y tiene moto, tiene de todo….Yo
siempre le digo que trabaje y él no quiere”. “mi hijo Luis trabaja de albañil tiene 20
años, estuvo preso por robo calificado, por defender a un amigo, cayo él, estuvo preso
ocho meses, tiene una hija, cuando salió se puso a laburar, el por suerte se salvó y
dejo de consumir”. (Marisol 32 años).
Violencia territorial
La violencia en Barrio Norte (como en el San Cayetano) no suele presentarse entre
sus miembros; los vecinos suelen ser respetuosos al igual que los jóvenes. Si se
presentan actos de violencia y delictivos con miembros de otros barrios. En general,
los enfrentamientos tienen lugar con el Barrio FONAVI, Capilla de Loreto; y se deben a
ajustes de cuentas y por la territorialidad para la comercialización de drogas, o
conflictos entre bandas de Jóvenes.
“No para nada eso es raro pero acá no se ve si por ahí en otros barrios, lo principal es
el negocio la comercialización eso es lo que trae muchos problemas, el tema de las
deudas, de ajustes de cuentas, de territorialidad, etcétera. El problema de los lugares
de comercialización y entre los tranzas eso trae problemas de violencia, pero es una
violencia, que busca ver quién es el que manda pero en mi barrio gracias a Dios eso
no se ve. De hecho podes entrevistar a los chicos y que ellos te cuenten desde su
lugar como es que la viven, pero vas a ver que ninguno tiene rasgos violentos ni nada
por el estilo… yo muchas veces comparto con ellos una mesa y llega alguien nuevo y
me pregunta ¿vos sos del palo? Y yo digo que no y queda todo ahí… ya no te ofrecen
más y el que te conoce ni te ofrece directamente” (Bere, 28 años).
Los actos delictivos se traducen en robos contra la propiedad, lo que podríamos llamar
el micro delito urbano: en general hablamos del robo de celulares, zapatillas, dinero. Si
bien estamos hablando de delitos menores, lo cierto es que impactan en la
23
construcción social de lo que podríamos denominar la “construcción social de la
tranquilidad barrial” De esta manera lo expresan:
“Nosotros nunca tuvimos problemas de violencia lo que si vemos como les afanan a
otros. Igual hemos tenido nuestras peleas, nosotros no somos trigo limpio, lo que si
nos peleamos a lo mejor en un partido de futbol, no nos dejamos pasar por arriba ni
locos. Pero no somos como ellos que mezclan se ponen re locos, y salen hacer daño a
los vecinos” (Chinchin, 25 años)
Igualmente, es posible observar un cierto estado de alerta o posicionamiento ante un
otro social. Esto implica un grado de violencia, al menos simbólica, por ejemplo en las
actividades deportivas o de entretenimiento, allí la fricción entre los grupos barriales se
hace patente.
En cuanto a los ajustes de cuenta, tenemos un claro ejemplo del grado de violencia
que se ejerce con la posesión de armas de fuego, robo y golpes:
“Hoy a las seis de la mañana le robaron la moto a mi suegro por un ajuste de cuenta
de drogas, involucraron a mi hijo de 20 años, le rompieron toda la boca, fue un
muchacho llamado x con un arma a mi casa a las 13.45 hs estaba mi nene de 3 años
paradito afuera mi sobrino se respalda en mi nene para no salir y el muchacho x le
apunta al nene, le digo que por favor no tire; él le dice a mi sobrino que salga que no
se refugie en el nene y que todo esto no va a quedar así,” el pibe no estaba con sus
cinco sentidos; Matías no bajaba y yo pedía por favor que no le disparara al nene”.
(Mari 32 años).
Entonces, hemos identificado un conjunto de violencias atadas de diversas formas al
consumo de drogas. En este sentido, se destacan la necesidad de cada barrio de
diferenciarse a través de lo que ellos denominan “códigos”. Volviéndose visible una
argumentación constante de que en el barrio de al lado “la vida es peor o más
peligrosa”.
Movilidad, violencia y tragedias: el impacto de las motos en los estilos juveniles
En este apartado nos proponemos aportar un breve análisis sobre el impacto y las
dinámicas que las motos han desplegado en los estilos de vida juvenil de los
juninenses. Creemos que este es un tema complejo, muchas veces dicotómico, que
trae aparejado consecuencias muy diversas.
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Por un lado, nos encontramos con una realidad manifiesta y que lleva años tratándose
y es que el crecimiento y la expansión territorial de la ciudad de Junín no fue
acompañado de un servicio de transporte público que llegara a comunicar en toda su
extensión a la ciudad. Esta problemática se vive desde hace aproximadamente 20
años y se ha ido agudizando con el tiempo y el desarrollo de la ciudad. Esta es una de
las causas para la búsqueda de un transporte económico que permita conectar a los
distintos puntos de la ciudad que transitan los juninenses en su día a día.
Los jóvenes han adoptado en su gran mayoría, la moto (de baja cilindrada) no sólo
como modo de transporte, sino también como lenguaje, cultura, un modo de
manifestar su presencia.
Esto ha originado un rasgo particular en la ciudad diferenciándola de otras ciudades
intermedias por un lado, y por otro un alto grado de conflictividad social que se traduce
en un abanico de consecuencias que comprende cuestiones legales, de salud, de
seguridad y de consenso social.
La moto de baja cilindrada es un transporte económico y fácilmente obtenible ya que la
oferta propuesta por el mercado presenta acotados requisitos, facilidades de pago,
incentivado por la ausencia de una práctica legal y moral que regule el acceso a este
bien. Podemos ver a jóvenes a partir de los 13 años circulando en ciclomotores por la
ciudad, sin carnet de conductor, ni seguro, patente y raramente, con casco.
No obstante esta problemática, los jóvenes se han ido agrupando con sus motos en
distintos puntos de la ciudad (plazas céntricas, avenida de circunvalación y rotondas)
donde ejercen a nuestro modo de ver una especie de manifestación, traducida en
reuniones espontaneas donde hacen sonar sus motores con caños de escapes
tuneados (de corte, explosión o liberados) causando en horas de la madrugada ruidos
que despiertan a la ciudad. También como otra manera de expresarse salen a recorrer
todos juntos tomando de alguna manera la ciudad; los fines de semana,
principalmente, alrededor de 100 motos recorren un circuito trazado espontáneamente
donde no se tiene en cuenta la presencia de semáforos, el sentido de las calles, los
transeúntes y automóviles que transitan a su paso .Detienen de algún modo el tránsito
ya que el resto de los conductores o peatones deben frenar su dirección a la
expectativa de lo que indique la “masa de motocicletas”.
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A la vez del conflicto externo que genera este grupo, podemos observar conflictos
internos originados en el mismo ya que existen disputas, peleas en su seno entre
diferentes bandos traducidos en choques premeditados, robos y roturas de motos.
Otro dato no menor son los delitos cometidos a bordo de las motos; tenemos un alto
índice de robos en la modalidad denominada “moto chorros”, los cuales no solo
perpetúan un hecho delictivo sino que lesionan a sus víctimas. Esta modalidad
delictiva ha sido llevada a cabo por jóvenes incrementando el número de causas
penales por robo en su grupo etario. Otro punto a tener en cuenta es el incremento de
los índices de mortalidad juvenil acortando los índices locales de esperanza de vida.
Resumidamente, creemos que esta generación se encuentra diezmada a partir de lo
que parece ser un medio de transporte convirtiéndolo, muchas veces, en un arma letal.
Todos los días en los medios de comunicación o en la cotidianidad del transitar la
ciudad vemos como las esquinas son el escenario para una nueva tragedia. El exceso
de velocidad, la ausencia de concientización en el uso de la protección adecuada y el
no acatamiento a las normas de tránsito vuelven las calles de Junín un posible campo
de batalla81. Se ha vuelto “normal” sostener un promedio de 6 accidentes por día de
motos, de los cuales la mayoría de sus protagonistas son jóvenes que sino fallecen,
quedan con graves secuelas. Estos hechos se incrementan los fines de semana ya
que el consumo de alcohol y drogas intensifican los siniestros.
Como conclusión, vemos que nuestros jóvenes suelen mostrar un desprecio por su
propia vida y queda reflejada en el poco valor que le dan al momento de subirse a sus
motos, sin casco, sin luces, sin frenos y en estados de ebriedad o bajo los efectos de
la droga, marcando un claro mensaje de no tener una construcción de vida, negando
el futuro, ignorando el presente desarraigando su pasado.
Ante tanta desesperanza y dolor surge del amor la iniciativa de las estrellas
amarillas92. Estas van marcando el camino para que jamás olvidemos como sociedad
8 1La cifra suministrada por el director del Hospital Interzonal "Abraham Piñeyro", es del 90 por ciento de los ingresos al hospital por accidentología son motociclistas, entre 14 y 34 años y sufrieron golpes en la cabeza, las piernas y los brazos.
9 La agrupación que funciona a nivel nacional llamada “Estrellas Amarillas”, fusiona el dolor con la necesidad de concientizar a los ciudadanos para que se cuiden a sí mismos y hagan lo propio con sus pares.Bajo el lema “de vos depende no sumar otra estrella más en el cielo”, esta agrupación que en nuestra ciudad funciona desde hace varios meses, intenta llevar un poco de conciencia a cada rincón en que se les permite expresarse.Es por eso que organizan charlas y especialmente pintan una estrella amarilla por cada persona que muere en un accidente de tránsito.
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esta problemática, recordándonos permanentemente la necesidad de tomar
conciencia frente a esta realidad que parece instalarse dentro de nuestro imaginario
como algo causal.
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Investigación cualitativa en la ciudad de Baradero
La ciudad de Baradero esta ubicada sobre la costa del río Paraná. Fue fundada en
1615, siendo la ciudad más antigua de la provincia de Buenos Aires. Se encuentra
rodeada por los municipios de San Pedro, Zárate y San Antonio de Areco. Ostenta una
ubicación geográfica estratégica: se encuentra localizada en un punto medio entre las
ciudades de Buenos Aires y Rosario. Según los últimos datos censales10, la ciudad
posee una población estimada de 32.761 habitantes. El municipio contempla grandes
extensiones de tierra productiva, lo que lo convierte en un enclave agropecuario
importante de la zona. Además, es sede de importantes refinerías industriales.
Asimismo, entre la ciudad de Baradero y el municipio de Campana, se encuentra un
extenso cordón industrial.
Sobre la cercanía de Baradero a grandes ciudades, en particular Rosario, se
multiplican relatos, noticias periodísticas y comentarios a nivel local. La construcción
de un relato social en torno a lo que podemos denominar la “ruta de la droga” coloca,
de un tiempo a esta parte, a Baradero en el centro de la escena. Sabemos que estos
“relatos” a los que hacemos mención (que toman lugar en algunas de las entrevistas
realizadas) son heterogéneos, dinámicos y, algunas veces, hasta contradictorios.
10 Censo poblacional del año 2010, información disponible en http://www.censo2010.indec.gov.ar/
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Lo cierto es que comparten ciertos atributos: nos referimos a la noción extendida que
la ciudad dejó de ser un “pueblo tranquilo11” para transformarse en una ciudad
“golpeada por los mismos males que las grandes ciudades”.
¿Cuáles serían estos males? En términos generales, los entrevistados mencionan un
crecimiento del delito contra la propiedad junto a una mayor visibilización del consumo
de drogas (particularmente alcohol, marihuana y en menor medida, cocaína). Pero
además, estos dos fenómenos (crecimiento del delito y el consumo de drogas) son
mencionados como un mismo problema social. En las entrevistas el delito aparece
como la otra cara del aumento del consumo de drogas. Si bien las fuentes consultadas
(periodísticas, políticas y policiales) sostienen que en Baradero no se instalaron
“bunkers” para la compra/venta de drogas, se reitera en las entrevistas que la “periferia
de la ciudad de ha llenado de cocinas de droga”.
Así, podemos identificar cómo ciertos imaginarios sociales sobre los consumos
operan en ciudades como Baradero: en paralelo a los registros policiales y
periodísticos que sostienen que en la ciudad no existirían “cocinas de droga” conviven
relatos, comentarios y apreciaciones de diversos actores locales en clara oposición.
En esta sintonía, el conurbano bonaerense es mencionado en reiteradas ocasiones
por nuestros entrevistados como un “mal” que estaría llegando a Baradero. Más aún,
el mencionado crecimiento del delito y del consumo de drogas se relacionaría con una
conurbanización – entendida en términos negativos- de la ciudad en cuestión.
Ahora bien, a este diagnóstico social compartido por parte de los baraderenses
debemos sumarle otro aspecto: el uso extendido de motos de baja cilindrada es
construido por muchos actores sociales como un factor de riesgo y conflictividad
social. Creemos que estos relatos sobre el presente de la ciudad manifiestan una
suerte de anudamiento entre los jóvenes, especialmente de sectores populares, y las
motos como ejes de la conflictividad actual.
La historia reciente de esta ciudad se encuentra atravesado por episodios que
incluyen: motos, jóvenes, violencias y muerte. Sólo por mencionar un caso relevante,
en marzo de 2010 la muerte de dos adolescentes, Miguel y Giuliana, que volvían de
una fiesta en moto a la madrugada se tradujo en un estallido social con complejas
consecuencias sociales. En este cúmulo heterogéneo de actividades y emociones
colectivas, se quema el Palacio Municipal, edificios de la administración local, una
11 ? El uso de comillas y cursiva es usado para evidenciar el uso de frases o relatos de los entrevistados.
29
radio y propiedades cercanas. Es en esas primeras horas del estallido que toma lugar
una dinámica que oscila entre un nerviosismo generalizado, los fallidos intentos de
controlar el fuego y la presencia de las motos rodeando la plaza. No son pocas las
voces que se alzan en contra de las motos y “su pérdida de valores al volante”. En
este contexto de conflictividad (y confusión) cientos de personas se acercan al edificio
municipal aún en llamas y toman muchas de las motos confiscadas por los agentes de
tránsito.
Como mencionamos previamente en el caso de Junín, las motos adquieren un rol
primordial en ciudades intermedias, funcionando como eslabones privilegiados dentro
de una ecología urbana particular. Enmarcadas en una cadena de precariedades:
resulta mucho más sencillo y accesible obtener un crédito para adquirir una que
tramitar los papeles reglamentarios. La moto materializa esencialmente un modo de
transporte económico y eficaz, pero también un lazo social: identificada por ciertos
actores como el “vehículo del mal” es relacionada directamente a la figura de lo
peligroso. Las motos cristalizan un objeto de disputa política: quiénes la conducen, en
qué condiciones, la forma en que lo hacen y las zonas por donde circulan, son
terrenos de tensiones y debates locales. Es precisamente en ese anudamiento entra la
moto y los sentidos sociales sobre lo peligroso que son construidas como peligrosas e
invasivas y, más aún, portadoras de un ruido molesto.
Motos, jóvenes, consumos y violencias son elementos que coinciden en los relatos
que hemos recogido. Creemos entonces que esta construcción problemática sobre las
motos (como objeto de disputa y de confrontación social) es una parte importante del
relato del presente de la ciudad. En tanto anuda a esta construcción imágenes y
sentidos en torno a los consumos y las violencias debemos prestarle atención.
Por otro lado, en las narraciones de nuestros entrevistados prevalece la noción de
“ciudad conservadora” para describir tanto el pasado como la actualidad de la ciudad.
Un entrevistado agrega “conservadores, en todo sentido de la palabra” y vincula este
atributo a los suizos (inmigrantes pioneros en la ciudad) quienes en sus palabras se
encargaron de “reinventar su suiza en Baradero, con todo lo que eso implica”. Esta
suerte de “carácter” que es esbozado por nuestros entrevistados vincula la herencia
suiza, particularmente nociones de ahorro, discreción y silencio, con el desarrollo
político social del siglo XX en la ciudad. Por otro lado, toma lugar en las entrevistas la
noción de Baradero como el “pueblo más viejo de la provincia de Buenos Aires”,
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atributo que en la mayoría de los casos es descripto como un valor negativo. En esta
línea, una entrevistada sostiene que “Baradero es el pueblo más viejo de la provincia y
parece que se lo tomaron muy enserio”. Esta idea toma protagonismo cuando los
entrevistados describen ciudades vecinas, como San Pedro, Zárate y Campana y
consideran que a diferencia de éstas, Baradero no ha crecido y/o progresado en los
últimos años. Prevalece una noción de “estancamiento” al momento de describir la
actualidad de la ciudad. Este atributo es justificado por los que los entrevistados
sostienen como una escasa y/o nula oferta cultural y una limitada oferta en educación
(especialmente educación superior).
En relación a las representaciones sobre la ciudad, se destaca en las entrevistas la
noción de “Baradero como pueblo tranquilo en lo cotidiano, pero con nuevos
problemas sociales” El escaso crecimiento poblacional junto a lo que un entrevistado
denomina “relaciones humanas frecuentes” son argumentos utilizados para sostener
que Baradero en donde “todos nos conocemos y sabemos que hace el otro”.
Resulta interesante para el análisis la lectura que algunos entrevistados realizan sobre
eventos de protesta en la ciudad (en referencia al estallido social mencionado
previamente): “Las protestas y los estallidos –en referencia a la jornada del 21 de
marzo de 2010, jornada en la cuál se quemó el Palacio Municipal – nos traen a esta
realidad, nos rompen la burbuja. Ahí nos damos cuenta que Baradero no es una isla”.
Esta suerte de “malestar” para con la actualidad de la ciudad se torna presente en las
entrevistas. Ideas de aislamiento, “burbuja” y perdida de rumbo suelen ser puestas en
juego al momento de definir el Baradero contemporáneo. Pudimos percatarnos de una
noción que de alguna forma, completa y complejiza esta visión: un entrevistado
sostiene que la ciudad ha perdido la oportunidad histórica para crecer y desarrollarse.
Entiende que esta pérdida se debe en gran medida a sostenidas administraciones
municipales que “no han hecho lo que deben hacer”. De esta forma, la noción de
“ciudad quedada en el tiempo” es extendida y reafirmada a través de estas
percepciones.
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Dispositivos
Baradero no cuenta con comunidades terapéuticas y/ o espacios de internación local.
Por lo tanto, las personas que requieran internación deben trasladarse de la ciudad. La
opción más cercana se encuentra en la ciudad de San Pedro (la comunidad Los
Naranjos suele ser elegida por los baraderenses).
Igualmente, la ciudad cuenta con un Centro de Prevención y Asistencia de las
Adicciones (CPA) en funcionamiento desde el año 1995. Orientado a tratamientos
psicológicos individuales, es al momento la única opción de tratamiento para las
adicciones. Su directora, psicóloga y trabajadora Social, comenta que años atrás
realizaban charlas en escuelas locales dirigidas a alumnos y docentes por igual, pero
que hoy en día realizan talleres –dirigidos de forma separada a docentes y alumnos-
con una modalidad más dinámica y “de ida y vuelta” entre los asistentes y los
profesionales del CPA. Para llevarlos a cabo, ponen como condición que la temática
se empiece a trabajar en los cursos con anterioridad a la realización del taller con el fin
de poder encontrar luego un terreno ya trabajado tanto entre el personal docente –que
a veces presenta ciertas resistencias a eso, según mencionó como entre los/las
alumnos/as.
Desde el CPA confirman que, en términos generales, en Baradero se replican
tendencias nacionales con respecto al consumo de drogas: el inicio del consumo se da
a partir de los 13 o 14 años, preferentemente con alcohol y marihuana. La cocaína es
consumida en general, a partir de los 22 años. El consumo de pasta base es marginal
y no se han registrado casos recientes.
La directora de una escuela secundaria local, menciona en una entrevista el vínculo
que se establece con el CPA y el Servicio Local ante eventuales problemas de
consumo:
“Cuando es por adicciones, eh, yo los he llamado en muchas circunstancias al CPA,
diciéndole que “tengo un alumno en estas circunstancias”, porque nosotros no
diagnosticamos, a ver, no se cual es el consumo, que es un consumo problemático?
Cual es la razón, como se dice, o el elemento que le genera esto que estoy viendo.
Eh, yo lo que puedo analizar es esto que estoy viendo, o salvo, bueno... en el caso
que fuera, que yo viera que esta aspirando o algo por el estilo, o que se esta
inyectando y que lo estoy observando, bueno, entonces puedo decirles “es esto” o “es
32
aquello”, pero, de todas formas... lo que yo veo son las manifestaciones” (María, 50
años)
Uno de los problemas que enfrentan desde el dispositivo es la falta de articulación y
trabajo en conjunto con los médicos del hospital municipal a la hora de evaluar a los
pacientes con problemas de adicciones. Con la sanción de la nueva ley de salud
mental del año 2010, las evaluaciones deben hacerse en forma conjunta con el
hospital, pero en la práctica cotidiana se dificulta el trabajo inter-institucional articulado
con los médicos locales, aunque no así con los profesionales de otras instituciones,
como por ejemplo los del Servicio Local y del CIC. En un mismo sentido, los recursos y
la renovación de personal puede funcionar como una limitación para el trabajo eficaz
de la institución, ya que años atrás el CPA contaba con siete profesionales –entre
ellos, un abogado, un médico, un trabajador social- y hoy en día sólo está conformado
por tres psicólogas.
El CIC de Baradero: Historias y desafíos del presente
Dado que Baradero no cuenta con espacios de internación y/o tratamientos colectivos,
decidimos concentrarnos en los relatos de los jóvenes que participan de un Centro de
Integración Comunitario (en adelante CIC) ubicado en un barrio construido
socialmente como “peligroso12” y afectado “por los consumos y las drogas”.
Si bien sabemos que quienes asisten al CIC no necesariamente tienen problemas de
consumos o dependencia, resultaba de todas formas un espacio fértil para al análisis.
Esto, en tanto y en cuanto, el CIC en cuestión reúne a un conjunto de jóvenes con
diversas problemáticas (económicas, educativas, sociales entre otras). En este
sentido, creemos que el CIC funciona como un eslabón privilegiado de contención
social de los actores más marginales de la ciudad.
Para ello, buscamos recuperar la voz de los distintos trabajadores del CIC (profesores,
tutores, psicólogos y trabajadores sociales). Y, a través del análisis de las entrevistas,
identificar y analizar las visiones que los jóvenes e integrantes del CIC despliegan en
torno a los consumos y las violencias. Esto a su vez, nos ayuda a ver las distintas
estrategias y recursos estatales para enfrentar algunas de estas dinámicas.
12 El uso de comillas y cursiva es usado para evidenciar el uso de frases o relatos de los entrevistados.
33
El CIC se encuentra ubicado en la calle Maipú, entre Uriarte y 4 de Febrero, en el
barrio Pompeya, cerca de la ruta provincial N° 41, y en sus instalaciones además
existe una unidad sanitaria, se dicta un taller de memoria para la tercera edad, se
ofrece estimulación temprana para niños recién nacidos, y se desarrollan actividades
de prevención y atención de casos de violencia doméstica infantil. También, funciona
la mesa de gestión. Es entonces, un espacio de encuentro comunitario.
Es posible decir que si bien Baradero es una ciudad pequeña, donde las cosas
“siempre quedan cerca” el CIC se encuentra ubicado en una zona alejada de la
ciudad, particularmente del casco urbano. Donde termina el asfalto, con un incipiente
barrio de clase media en expansión, se ubica el complejo del CIC. El extenso parque
que rodea las instalaciones es una suerte de zona deportiva intensamente vivida.
En relación a como se van construyendo los espacios, uno de los talleristas menciona:
“En este espacio, en el Envión, los chicos se adueñaron de ese lugar, se apropiaron y
bueno, es como una gran familia. Si bien hay discusiones, peleas, y demás, siempre
son las mismas caras (…) Cuando ingresaron no digo que todos, pero muchos no se
conocían. Y ahí adentro quedaron tan familiarizados que los ves en la calle, los ves
juntos, de por si “vamos a tal lado?” y van todos juntos” (Lucio, 25 años)
Marcos tiene 15 años, pero parece de 12. Su hermano mellizo es inquieto como él.
Cuando le pregunto porque viene al CIC, que es lo que le gusta, ríe. Ante mi
insistencia, dice en voz baja “acá nos tratan bien, nos divertimos”. El espacio lúdico, en
el caso de los varones, esta dominado por las actividades deportivas. Dos profesores
de educación física jóvenes impulsan campeonatos de fútbol funcionando como
eslabones claves de este espacio.
Karen tiene 15 años, es mamá de un bebé de un año y medio e interrumpe sin parar
las conversaciones. Dejó la escuela y dice que “no vuelvo ni en pedo”. En el CIC
menciona que hizo amigas y aprendió “algo” de computación. Le gustaría que vuelva
el taller de cocina que la divertía. Cuando le preguntamos que cosas cree conoció
aprendió en el CIC menciona enfáticamente: “paso menos tiempo en la calle”.
Laura tiene 16 años y habla poco. Vive en un hogar de niños en el centro de la ciudad
y le gustaría ser peluquera. De los chicos y chicas que asisten al CIC es la única que
sigue estudiando. Dice que lo que más le gusta del espacio del CIC es que la
escuchan y que se hizo nuevos amigos.
34
Lautaro es psicólogo y es actualmente coordina el programa Envión. Al referirse a
cada una de las problemáticas sociales que afectan a los y las jóvenes que asisten al
programa las relacionó tanto a la existencia de núcleos familiares con “lazos lábiles”
caracterizados por la falta de atención y contención como a las falencias del sistema
educativo y a la ausencia de políticas públicas efectivas orientadas específicamente a
los adolescentes. Su énfasis esta puesto en la necesidad de que el Estado tenga en
cuenta a los adolescentes como una parte importante de la población que a partir de
sus problemáticas y características particulares necesita espacios de contención
específicos, políticas públicas propias y una mayor asignación de recursos, tanto a
nivel municipal como provincial y nacional.
Germán es profesor de educación física, tiene 26 años y es oriundo de Baradero. Su
trabajo en el programa Envión comenzó como tutor de los jóvenes, mientras cursaba
sus estudios, y una vez recibido de profesor comenzó su trabajo como profesional del
programa. En una de las entrevistas, menciona:
“Se ve muchísima violencia en el trato. No solo, bueno, en los chicos de “Envión”, sino
que yo trabajo también en escuelas primarias y son chicos mucho mas chicos y ya
desde edades muy tempranas se ve la vivencia en el trato entre pares. Lo he visto
hasta en jardín. Chicos golpearse como con mucha saña. Hay chicos con adicciones
en edad temprana, bah, yo le llamo “temprana” y quizás en otros lugares serian ya
edades ya avanzadas, pero desde los 14 años, hay chicos con adicciones. Me pasa en
una escuela primaria de escuchar a chicos hablar de cigarrillo, de porro con mucha
naturalidad, que o lo traen de la calle o de las casas, pero, pero ya si en una escuela
primaria se habla de esas cosas es como, como muy difícil atajarlo al momento que el
chico llega a la secundaria o después de la escuela” (Germán, 26 años)
Como mencionamos previamente en el análisis de Junín, quienes participan
activamente del CIC sostienen que el consumo de alcohol y marihuana tiene no sólo
un uso extendido, sino que además se encuentra naturalizado entre los más jóvenes.
Pero además, nos encontramos nuevamente frente a un diagnóstico que hace
hincapié en la violencia como forma de relación: Germán menciona en varias
oportunidades con asombro prácticas violentas que entiende se han acrecentado de
un tiempo a esta parte.
Las distintas intervenciones (charlas individuales, grupales, talles entre otras) que los
integrantes del CIC llevan adelante evidencian las dificultades para abordar estas
problemáticas y la necesidad de repensar los modelos de prevención:
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“En algún punto se han hecho charlas como para que el chico sepa que hay cosas
que hacen mal y que hacen bien, que sepa diferenciarlas, y bueno. Te puedo decir que
esas charlas, creo que no han dado frutos, o no mucho, eh, porque después... eh, ves
en la cara del chico que no te dan bolilla, no les interesa. Se ríen y creen que lo que
uno como mayor como experiencia les dice. Es simplemente para prohibirles algo por
el hecho de prohibírselos y nada mas. La semana pasada, creo, hablando con uno de
los chicos que fuma muchísimo. Pero los encontramos sin mucha ganas de
recapacitar sobre eso: “es mi vida”, “hago lo que quiero”, son respuestas básicas”
(Germán, 26 años)
Florencia tiene 24 años, es desde hace un año tutora en el programa Envión en el
CIC. Según ella misma comentó, la función del tutor/a es la de “ser un par” de los
jóvenes que asisten al CIC y acompañarlos en las actividades que cotidianamente
desarrollan en el programa, escuchando sus problemas y atiendo a sus intereses de
una manera cercana, a diferencia de los integrantes del equipo profesional (docentes,
psicólogos, etc.) con quienes los jóvenes suelen tener una relación más impersonal.
Sobre su trabajo, y las dificultades que enfrenta en sus tareas, menciona:
“Hay muchos chicos que tienen muchos problemas de violencia, y son violentos, con,
con nosotros también. Y esos que no tienen problema de violencia, necesitan nuestra
contención. Entonces, es lindo y es complicado” (Florencia, 24 años)
Al igual que Germán, Florencia también menciona la violencia como un factor al cual
se deben enfrentar, pero relativiza:
“Son agresivos con ellos porque son agresivos con nosotros, son violentos, pero son
buenos, es como que es su forma de defenderse, ellos no saben actuar de otra forma,
entendes? Les pasa algo, se les rompe algo y pegan. O están en desacuerdo y
pegan, no saben expresarse de otra manera. Están acostumbrados a eso. Una nena.
Esta nena que es mama, se peleo con otra y se pelearon, discutieron, y al otro día vino
la mama de una de las chicas y le pego a la otra. La mama. O sea. Es como que se
manejan de esa forma, con amenazas, con insultos” (Florencia, 24 años)
En este relato, la violencia es identificada tanto en los pares generacionales (los
distintos chicos que asisten al CIC, hombres y mujeres) como también entre los
adultos. De alguna forma, en la visión de Florencia no habría mayores diferencias
entre la violencia que los jóvenes pueden llegar a manifestar y la de sus padres.
Pero además, en su relato estima que estas violencias estarían encadenadas entre sí:
36
“Se insultan todo el tiempo. Todo el tiempo, se hacen burlas. Pasa que de una burla y
terminan a las piñas. Siempre. Y bueno, tratamos de separarlos, de explicarles
siempre lo mismo. Porque están acostumbrados a eso. Porque no ven otra cosa,
supongo que en sus casas sus padres deben tener las mismas reacciones. No son
todos iguales. Hay nenes que son, que hacen lío, se portan mal pero no te insultan, no
pegan, no se pelean. Bueno una de las nenas que tiene este tipo de reacciones ahora
esta viviendo en el hogar porque la mama la golpeaba mucho” (Florencia, 24 años)
En muchas de las historias que mencionan los integrantes del CIC, y que esbozan
algunos jóvenes tímidamente, las violencias y los consumos son enmarcados en
contextos mayores marcados a fuego por distintos tipo de violencia y de exclusión.
Marcela tiene 29 años, es trabajadora social y hace seis años trabaja en el
programa Envión. Sobre las tareas que llevan adelante y las formas en que conciben
su trabajo en el marco del programa Envión que se desarrolla en el CIC, menciona:
“Nos focalizamos en todo lo que tenga que ver con las inclusión a la escuela, porque
por ahí empiezan a dejar la escuela. Y bueno, a ver, es ir viendo lo que va pasando a
lo largo de los días. Es decir, no tenemos ninguna planificación hecha de antemano,
de acuerdo a lo que vamos viendo vamos trabajando. El Envión apunta más que nada
a la parte recreativa, o de estos talleres, no se trabaja individualmente, digamos, con el
caso de cada uno. Por ahí se mandan informes, o se deriva al Servicio Local, de
Promoción y Protección de los Derechos, trabajamos también con el CPA o con
Acción Social pero bueno no trabajamos individualmente, sí si hay un caso, por ahí,
complejo, por ahí que surge, pero en realidad los ejes, mas que nada, tienen que ver
con la integración, recreación, deporte y con lo grupal, también” (Marcela, 29 años)
Sobre el tipo de trabajo que llevan adelante, la entrevistada marca por un lado la
importancia que el programa le brinda a la reinserción escolar de los jóvenes. Como
mencionamos previamente, el CIC contiene a muchos jóvenes locales que, por
distintos motivos y trayectorias vitales, quedaron por fuera del sistema educativo. Un
interés central del programa se aloja en la tarea, muchas veces artesanal, de lograr
que los jóvenes vuelvan al sistema de educación formal. En esta búsqueda, que es
entendido como el gran desafío por los integrantes del programa, se torna necesario el
trabajo en red. La entrevistada menciona un conjunto diverso de organismos e
instituciones con los cuales el CIC puede trabajar coordinadamente. Por la naturaleza
de los conflictos que enfrentan cotidianamente, los participantes del CIC sostienen que
37
es preciso poder trabajar estableciendo vínculos con distintos espacios y programas
de intervención.
Como vimos en el caso de Junín (particularmente en la mirada de los
integrantes del CEPLA), la entrevistada también hace hincapié en la problemática
familiar y particularmente, pone el acento en el embarazo adolescente:
“Pensa que a veces son chicas con 15 o 16 años, y ya tienen hijos, ya tienen
una pareja. No viven más con su familia, muchos no tienen familia, o al menos no
cuentan con esa figura familiar y tienen como otras preocupaciones más de adultos.
Por ahí, es difícil tratar de decirle ‘anda a la escuela’ o ‘veni al taller’, y pedirles tanta
obligatoriedad sabiendo que tienen una realidad muy compleja, y hay que ir viendo
todo eso, y cuidándolo todo el tiempo pero eso. En un momento había un poco de
todo, capaz que hay chicos que vienen a querer hacer los deberes que están en una
sintonía, y por ahí chicos mas grandes que vienen con otras preocupaciones”
(Marcela, 28 años)
En su relato, los embarazos de las jóvenes que concurren al programa, y las
dificultades que ellas encuentran en el cuidado cotidiano de sus hijos son narrados
como un factor problemático y desafiante al momento de pensar las propias
actividades que llevan adelante. La entrevistada menciona que los embarazos a
temprana edad se presentan entre las jóvenes que concurren al programa como un
“mandato social” que deben cumplir, muchas veces porque ven que sus amigas tienen
hijos también siendo adolescentes y también porque buscan formar su propia familia al
no tener un entorno o un núcleo familiar que las contenga.
“Hay situaciones de violencia entre los chicos. Si ahora están más calmados. Porque
siempre tratamos de reunirnos, de trabajar lo que esta pasando, pero bueno son
chicos que están excluidos de todos lados, de la escuela, muchas veces de la familia,
a nadie le importa si llegan, si no llegan. La otra vez teníamos a dos chicos que
venían, hermanos mellizos que se yo, con una zapatilla, o sin zapatillas... o
lastimados. Entonces teníamos que trabajar, también, mucho con Salud. Bueno, y por
los temas de violencia en la casa, están acostumbrados, o convivieron toda su vida de
una forma, y es como que llegan acá... y también lo hacen con el resto, porque... esta
naturalizado… así… en su cotidiano, eh, manejarse de esa forma” (Marcela, 29 años)
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A falta de otros espacios de contención local, el CIC despliega un rol fundamental:
contiene a jóvenes (hombres y mujeres) que en su mayoría han quedado por fuera del
sistema educativo y que, en menor medida, han tenido conflictos con la ley. Con
actividades diarias, los jóvenes asisten en términos generales tres veces por semana.
Si bien las actividades no se orientan específicamente a los consumos problemáticos,
el CIC logra fomentar un espacio de sociabilidad y contención de ningún modo
desestimable. Frente a la falta de espacios locales que puedan ser vividos
colectivamente, el CIC reúne y tiende lazos donde otras instituciones (educativas,
familiares y estatales en generales) no han podido tejer puentes.
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Investigación cualitativa en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos13
San Nicolás
San Nicolás de los Arroyos es una ciudad argentina, cabecera del Partido de San
Nicolás. Está situada en el extremo norte de la provincia de Buenos Aires, sobre el río
Paraná y a la vera de la Autopista Buenos Aires - Rosario. Se ubica a 230 km de
Buenos Aires, 73 km de Pergamino y 70 km de Rosario. La ciudad cuenta con 133.602
habitantes (INDEC, 2010). Esta magnitud la sitúa como la 5. ª ciudad de la provincia
de Buenos Aires, fuera del Gran Buenos Aires.
Económicamente es influenciada por los movimientos siderúrgicos de Ternium Siderar
y las subcontratistas. El Complejo Industrial creado en vínculo con Ramallo es uno de
los principales potenciadores para el desarrollo de Pymes, contando también con una
Central Térmica. En tanto que la actividad agropecuaria, junto al Puerto de San
Nicolás de los Arroyos (cosechas, estibaje y almacenamiento, etc.) marcan otro punto
fuerte en la economía local.
La ciudad cuenta con diversos establecimientos educativos, tanto estatales como
privados en todos los niveles de educación. Se destaca la educación secundaria
técnica debido a la influencia del polo siderúrgico y a la presencia de la Facultad
Regional San Nicolás perteneciente a la Universidad Tecnológica Nacional.
También se encuentra en la ciudad una sede de la Facultad de Ciencias Económicas y
Estadística de la Universidad Nacional de Rosario
El perfil religioso de la ciudad se define por el culto mariano. Desde 1983, dos millones
de peregrinos al año visitan el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de San
Nicolás. El profundo carácter religioso de la ciudad reside adicionalmente en otros
templos, iglesias y parroquias de singular encanto, como por ejemplo la iglesia
Catedral, en la zona céntrica de la ciudad, contigua a la sede del Obispado; la iglesia
del Espíritu Santo (Barrio SOMISA); el santuario del Perpetuo Socorro (La Emilia), la
parroquia de María Auxiliadora (considerada monumento histórico) y la capilla del
Hospital San Felipe.
Otros de los acontecimientos que hacen de San Nicolás un centro que atrae a miles de
fieles son las distintas celebraciones y festividades que tienen lugar en el transcurso
13 La investigación realizada en la ciudad de San Nicolás fue supervisada por el Mg. Ignacio O`Donnell
40
del año, como las Fiestas Patronales de San Nicolás de Bari, Jesús Misericordioso,
San Cayetano, etc.
La ciudad de San Nicolás de los Arroyos tiene una larga historia desde los primeros
asentamientos de europeos y criollos, en 1626. Convertida durante la colonia en punto
de unión entre Buenos Aires y el interior, San Nicolás fue escenario de importantes
hechos históricos. A pesar de su evolución en el tiempo, conserva algunos
monumentos, calles y edificios antiguos. Por ejemplo, la casa donde vivió y murió el 21
de noviembre de 1829 el coronel paraguayo José Félix Bogado quien acompañó al
general José de San Martín desde el combate de San Lorenzo (lo rescataron cautivo
en una de las naves de los españoles) hasta el arribo a Perú. Esta vieja construcción
indica, por sí misma, la importancia que adquiere su preservación; no sólo por su valor
histórico, sino también por su clásico estilo de principios del siglo XIX.
Respecto a las problemáticas de las adicciones y la violencia, la situación en San
Nicolás no dista mucho de la realidad que se vive en otras urbes del país. A
comienzos de la década del 90’, el consumo se circunscribía casi exclusivamente a un
sector minoritario de las clases alta y media alta. La clase media y trabajadora se
caracterizaba por el consumo de alcohol, y la problemática aún no resultaba
alarmante. Desde entonces, con las políticas neoliberales, el aumento de la
desocupación y la proliferación de los barrios marginales, el consumo ha crecido
exponencialmente perjudicando a los sectores más vulnerables. En los últimos años,
los principales afectados son los jóvenes, con un incremento notable de la
delincuencia y la deserción escolar. Esto se debe, en parte, al afluente de drogas
proveniente del narcotráfico y las “cocinas” de Rosario, que se encuentra a tan sólo 70
km de distancia.
Recientemente se han consignado varios casos de jóvenes con consumo problemático
de “drogas de diseño” (Éxtasis, LSD, MDMA, MDA, Ketamina, etc.), sustancias
prácticamente inexistentes en el territorio hasta hace un tiempo. Asimismo, resulta
preocupante como se ha instalado y naturalizado el consumo de alcohol en la
juventud, provocando múltiples accidentes de tránsito, disturbios en la vía pública y
actos de violencia cada año.
Los barrios más afectados de la ciudad por las problemáticas de las adicciones y la
violencia son: B° Mitre, B° Las Mellizas, B° San Jorge, B° Moreno, B° Fraga, B° San
Martin, B° AstulUrquiaga, B° Santa Clara y B° Suizo.
41
Presentación de la investigación
Se llevó a cabo un estudio cualitativo en base a los datos obtenidos mediante la
administración de entrevistas semi-estructuradas a actores sociales, residentes y
trabajadores de distintos barrios de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos. Se
realizaron un total de 20 entrevistas, la muestra estuvo dividida según zona de
residencia, edad, género, relación con el consumo y ocupación y/o posición dentro del
barrio (residente, trabajador, referente, etc.).
Las entrevistas contaron con preguntas abiertas y cerradas, agrupadas según las
siguientes categorías conceptuales previamente definidas:
a) percepción de la situación del consumo de drogas en el barrio;
b) percepción de la situación de la violencia en el barrio;
c) percepción de la relación entre la violencia y el consumo de drogas;
d) percepción del rol de la escuela en ambas problemáticas;
e) percepción del rol de la familia en ambas problemáticas;
f) percepción del rol de los dispositivos de salud en ambas problemáticas;
g) percepción del rol del Estado en ambas problemáticas;
h) percepción sobre posibles soluciones a los problemas del consumo y la
violencia;
i) percepción de los principales problemas y necesidades del barrio (adultos
solamente);
j) relación de los jóvenes con el consumo de drogas (jóvenes solamente);
k) circunstancias en las que se inicia el consumo (jóvenes solamente).
En el transcurso de la investigación consideramos que los resultados arrojados nos
proporcionan un panorama claro y certero de la situación actual en que viven gran
parte de los jóvenes de San Nicolás.
Vulnerabilidad de los jóvenes frente al consumo de sustancias psicoactivas
42
Es posible afirmar que en la ciudad de San Nicolás, el incremento del consumo de
sustancias ilegales y el aumento de la delincuencia se encuentran profundamente
relacionados. La mayoría de los jóvenes que han delinquido en los últimos años
estaban vinculados de una manera u otra al consumo de drogas. En los barrios más
vulnerables, la falta de contención familiar, el ambiente y el consumo, generan las
condiciones necesarias para iniciarse en el delito y la violencia.
A continuación, algunos datos sobre investigaciones penales preparatorias iniciadas a menores
de 18 años para 2014.
Investigaciones penales preparatorias iniciadas a menores de 18 años por tipo de
delito. Municipio de San Nicolás.
Abuso sexual 27
Amenazas 163
Daño 52
Delitos contra la fe Pública 16
Delitos contra el orden Público 2
Encubrimiento 65
Estupefacientes - Tenencia Simple o para consumo personal (Ley nº 23.737) 122
Homicidio 9
Hurto 80
Hurto agravado de vehículos dejados en la vía pública 16
Lesiones graves 61
Lesiones leves 152
Robo agravado 39
Robo agravado (por el empleo de arma) 91
Secuestro extorsivo 1
Total 896
Fuente: SIMP (Sistema Informático del Ministerio Público) – Ministerio Público
Procuración General de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
En MIDDE. Observatorio Social Legislativo. 2014. Datos para 2014.
Las IPP iniciadas a menores de 18 años, en tres años ascendieron de 513 en
2011, a 896 en 2014.
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Estos datos no sólo reflejan la situación actual en que se encuentra una parte
importante de la juventud de San Nicolás, sino que se condice con su índice de
mortalidad y las causas de la misma.
Defunciones de adolescentes de 15 a 19 años. Municipio de San Nicolás. Porcentajes.
Fuente: MIDDE. Observatorio Social Legislativo. 2014. Datos para 2013.
Problemática de las Adicciones
En la realización de las entrevistas, contamos con la participación de una diversidad
de actores sociales que nos permitió tener una mirada amplia en cuanto a la
percepción del consumo en los barrios y la ciudad. Tanto los referentes institucionales,
como los familiares y los jóvenes consumidores y no consumidores, coinciden en que
el consumo está instalado y naturalizado en la comunidad. El tipo de drogas, la
modalidad de consumo, su visibilidad y consecuencias varían en algunos barrios, pero
siempre los jóvenes resultan los principales afectados, ante esta problemática que
está instalada y naturalizada.
En general, como hemos visto en las investigaciones de Junín y Baradero, las
sustancias más consumidas son el alcohol, la marihuana y la cocaína. El aumento del
consumo de alcohol por parte de los jóvenes en los últimos años, resulta alarmante.
Según los entrevistados, incide directamente en la notable cantidad de accidentes de
tránsito, peleas y disturbios en la vía pública, que suceden a diario. “Los chicos antes
tomaban los fines de semana, y ahora los ves en la calle con la cerveza a cualquier
hora. Una que otra vez, alguno llega alcoholizado al colegio. Es una situación muy
triste”, cuenta Gabriela, docente de la Escuela N°10 del Barrio Moreno. “No sé porque
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empecé, pero cada vez fui tomando más. Al principio era en ‘la previa’ nada más.
Ahora es todos los días”, comenta Germán, un alumno de 16 de años.
Prácticamente todos los consumidores y adictos en recuperación entrevistados, dijeron
haberse iniciado en el consumo con el alcohol y el tabaco. “Cuando sos chico pensás
que lo malo es la ‘falopa’, con el cigarro y el escabio te relajas. Ves que tu familia lo
hace y que lo venden en el kiosko, y entonces te mandas. Después cuando andas
borracho es más fácil que te animes a probar otras cosas peores”, explica Marcelo,
consumidor del Barrio Mitre.
El promedio de edad en que los jóvenes empiezan a consumir alcohol en San Nicolás
es de 13, 14 años, y coincide con el promedio nacional. En muchos barrios, el
consumo está “blanqueado” y “legalizado”: la cultura de la esquina, la barra de amigos
y el cigarrillo de marihuana es una postal que puede tomar lugar en cualquier
momento del día. La marihuana es la sustancia ilegal más consumida y los mayores
consumidores son los menores de 24 años. “En este barrio hay muchísimo consumo
de drogas de adultos y chicos. Cada vez empiezan más chiquitos y se hace muy difícil
ayudarlos. A los 15 años ya fuman ‘porro’ todo el día y no pueden ni pensar”, dice
Yesica, asistente social del Barrio Fraga.
Vecinos, familiares, referentes y trabajadores barriales están de acuerdo en que el
problema con la marihuana es, principalmente, la “buena prensa” que tiene. Entre los
jóvenes consumidores que han sido entrevistados, un porcentaje importante admitió
haber probado porque veía que “todos” lo hacían, que es “normal” y natural (porque
proviene de una planta), que la música habla de eso, que en los medios siempre
hablan de la legalización y que desconocen las consecuencias.
En este sentido, es posible afirmar que la marihuana es a sustancia ilegal más
naturalizada y tolerada a nivel social y familiar. “Es mejor que el tabaco y el alcohol. El
‘faso’ nunca mató a nadie”, reflexiona Leo, un poli consumidor del Barrio Astul
Urquiaga.
Por otro lado, la cocaína es la sustancia ilegal preponderante en cuanto a motivos de
consulta para tratamiento y problemas con la ley. Su consumo atraviesa todas las
clases sociales y está presente en muchos de los barrios relevados. Los barrios
considerados “más peligrosos” suelen tener venta minorista de esta sustancia con la
consecuente disputa territorial entre bandas que este comercio propicia.
45
El total de jóvenes consumidores - poli consumidores inclusive- y en recuperación
entrevistados, indicaron usar cocaína. La modalidad de consumo varía en los barrios
más vulnerables, dónde suele fumarse ya que el efecto es más rápido y potente de
este modo: “La cocaína cada vez te pide más y no podes parar. Empecé a faltar al
colegio y pasaba mucho tiempo en la calle. Me drogaba todo el día y empecé a robar
para poder seguir. Lastimé a mi familia y a mucha gente, pero la peor parte me la llevé
yo. Viví durante años en ese infierno”, relata Fabio, un adicto en recuperación del
Barrio Belgrano. “Las familias están preocupadas por los chicos del barrio, pero ellas
tienen muchos problemas también. En los colegios no tienen herramientas para hacer
nada y en el barrio no existe ningún lugar para tratar la adicción. Pasan toda su vida
sin encontrar contención en ningún lado, ese es el motivo por el que caen en la droga
y por el que no pueden salir”, dice Sebastián, referente comunitario del Barrio Astul
Urquiaga.
En los últimos tiempos las drogas de diseño han alcanzado cierta popularidad, sobre
todo el éxtasis y el LSD (acido lisérgico). Si bien su consumo parece acrecentarse, aún
se circunscribe a la clase media alta y alta. Con respecto al paco, al igual que en Junín
y Baradero, se han consignado unos pocos casos en esta investigación.
Diversas fuentes periodísticas locales afirman que no hay “cocinas de paco” en San
Nicolás y que las dosis de pasta base provienen casi en su totalidad de Rosario. Por
otro lado, en los sectores más marginales de la ciudad, es común el consumo de
psicofármacos (“pastas”) con alcohol. Son drogas económicas y con un efecto potente
y devastador. Como una suerte de combo, muchos chicos delinquen luego de tomar
este coctel y pierden consciencia de sus actos. Al cabo de unas horas, es usual que
no recuerden lo sucedido, características que implica un grave peligro para el sujeto y
el resto de la población.
Relación entre Adicciones y Violencia
Como hemos visto a lo largo de este informe, las violencias están presentes en las
ciudades en cuestión de diversas formas. Su relación con el consumo, la producción y
la venta de drogas se evidencia en el testimonio de los entrevistados y en los reportes
de la Justica, los hospitales y otras instituciones.
“Hay muchísimos tiroteos entre transas por las esquinas para vender, con un saldo
importante de gente herida”, cuenta Ezequiel, un adicto en recuperación del Barrio 14
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de Abril. Los enfrentamientos entre distintas bandas narcos por el territorio se han
vuelto un capitulo frecuente en los barrios de San Nicolás.
A mediados de septiembre de 2015, se realizaron 24 allanamientos y 17 detenciones,
tanto en San Nicolás como en Rosario, en el marco de un operativo para desbaratar
una organización que traficaba y vendía drogas en la ciudad. En julio detuvieron en su
despacho a un comisario nicoleño por comercializar drogas al menudeo, entre otras
actividades ilegales. El año anterior, autoridades judiciales y policiales secuestraron
287 kilos de marihuana para ser vendida entre San Nicolás y Ramallo.
Fernando, colaborador comunitario del Barrio Fraga, relata indignado: “Pusieron
‘kioskos’ (puntos de venta de la droga) en el barrio y le venden a chicos de cualquier
edad. Muchos chicos terminan trabajando para los ‘transas’ (vendedores de droga) y
se matan entre ellos. Vos estás comiendo o caminando por la calle y de golpe te tenés
que tirar al piso porque arrancan a los tiros. Acá nadie se hace cargo realmente de la
situación y, directa o indirectamente, la ‘falopa’ (cocaína) nos está matando a todos”.
El discurso de Fernando coincide con el de muchos otros vecinos, que conviven con
este paisaje y son testigos involuntarios de cómo sigue creciendo el “negocio de la
droga”, y cómo esta dinámica afecta su vida diaria. “Los pibes no son tontos, el que
vende droga gana muy bien”, reflexiona Iliana, voluntaria de Caritas.
En barrios como Urquiza, Belgrano, Don Bosco, Súper Usina, entre otros, no se
percibe actos de violencia, al menos explícitos, en las calles. Sin embargo, ciertos
vecinos mencionan ser víctimas de otros modos de violencia, vinculada directamente
de las adicciones: robos, peleas entre vecinos, violencia familiar y violencia de género.
Como consecuencia del consumo, muchos jóvenes en la desesperación por una dosis
más, entran en el llamado “micro delito urbano” y atacan a sus propios vecinos, e
incluso, a sus familiares. “Robaba para comprar más droga y también por estar en la
hinchada de un club de futbol donde la violencia es necesaria”, confiesa Lucas, un
joven del Barrio Súper Usina, que actualmente se encuentra en tratamiento. “Le
robaba a mis papás y a mis hermanos. Estaba muy mal, ellos querían ayudarme y yo
me enojaba y les peleaba. Los lastimé mucho”, cuenta Jorgelina, adicta en
recuperación de Barrio Urquiza. “Mi hijo me ha llegado a pegar estando drogado.
Cuando consume se transforma y no se puede entrar en razón con él. La última vez en
una discusión le levantó la mano a la señora y se lo tuvo que llevar la policía”, dice
Soledad, madre de un adicto y vecina del Barrio Belgrano.
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Si lo miramos desde una perspectiva sociológica, el rol de la escuela es central, tanto
para la formación cívica y la desactivación de la violencia como lenguaje, como para la
prevención y detección temprana de las adicciones, y el posterior acompañamiento de
los alumnos en consumo.
Sin embargo, muchos de los entrevistados sostienen en sus relatos que la escuela
brinda la contención necesaria y carece de empatía y comprensión ante esta
problemática: “La información en las escuelas es mínima y no saben nada de cómo
acercarse a un alumno con problema de drogas”, comenta Luis, que tiene 17 años y
abandonó el colegio hace 4. “Cuando los profesores se enteraron que me drogaba me
empezaron a ignorar. Un día me peleé con otro flaco y directamente me expulsaron”,
cuenta Juan Martín, que actualmente tiene 20 años y nunca volvió a estudiar.
Del otro lado, maestros y autoridades educativas refieren no tener herramientas ni
estar preparados para afrontar esta situación. “Les hablamos a los chicos, pero nos
faltan información y estrategias. Nosotros estamos muy solos, las familias
prácticamente no se comprometen y estos chicos se están criando en la calle. Vos
tratas de transmitirles valores y mostrarles otra vida, pero después ellos repiten lo que
ven en la calle y en sus casas, y quieren resolver todo con violencia y piensan que el
alcohol y la droga es normal”, explica Marina de la Escuela N°10 del B° Moreno.
La falta de articulación con las familias de los alumnos también parece ser uno de los
principales obstáculos a la hora de trabajar y acompañar a los chicos. Docentes y
referentes barriales coinciden en que actualmente se da un fenómeno, que termina por
hundir en la confusión a los jóvenes: la naturalización del consumo y la violencia por
parte de los padres. Como si se tratase de una herencia generacional, un porcentaje
importante de los padres no perciben como una conducta de riesgo el consumo y los
problemas de actitud de sus hijos.
En la escuela, diversas voces mencionan que muchos padres se refugian en el
argumento de que los consumos serían una etapa común de la adolescencia. A esto
se suman otras alternativas peores e irremediables, familias disfuncionales con padres
ausentes, en consumo, violentos o golpeadores. “Algunos nenes son criados con odio
y no conocen otra cosa”, dice Rodrigo, docente y colaborador comunitario.
Relevamiento de los recursos presentes para la problemática
Los dispositivos, instituciones y organismos en San Nicolás destinados a la
prevención, asistencia y tratamiento de las adicciones y la violencia son:
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C.P.A. (Centros Provinciales de Atención en Adicciones)
Ubicación: Av. Falcon277
Teléfono: 03461-436768
Horario de Atención: Lunes a Viernes de 9 a 17hs.
Responsable: Dr. Alejandro Remon
Programa Envión
Ubicación: Envión Sur (con sede en Salón Comunitario B. Sta. Rosa)
Envión Oeste (con sede en Polideportivo de B. Garetto)
Envión Norte (con sede CEDyC de B. Moreno)
Horario de Atención: Lunes a Viernes de 8 a 17hs.
(8.30hs se sirve el desayuno, y a partir de las 16.45hs, la merienda).
Programa Ayuda Chicos
Ubicación: Sede Oeste en B. Fraga
Sede Norte en B. Las Mellizas
Horario de Atención: Lunes a Viernes de 8 a 17hs.
C.A.J.(Centro de Acceso a la Justicia)
Ubicación: Garibaldi 185
Teléfono: 03461-424460
Horario de Atención: Lunes a Viernes de 7 a 14hs.
Comisaria de la Mujer
Ubicación: Rivadavia 848
Teléfono: 03461-439480
Centro de Salud Mental Santa Isabel
Ubicación: Urquiza 124
Teléfono: 0336-4451604/4453572/4453573
Narcóticos Anónimos
Ubicación: Mitre 575
Teléfono: 154-686385
Horario de Atención: lunes de 20:30 a 22:30-Solo para Adictos
Miércoles de 20:30 a 22:30-Solo para Adictos
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Viernes de 20:30 a 22:30-Solo para Adictos
Viernes de 19:00 a 21:00-Reunión Abierta
Sábado de 18:00 a 19:30-Solo para Adictos
Grupo de las Iglesias Evangélicas
Iglesia Evangélica Gran Rey
Ubicación: Lavalle 930
Teléfono: 03461-440011
Iglesia Evangélica Jesús Es Rey
Ubicación: S Bengolea 1422, La Emilia (a 10km de San Nicolás)
Teléfono: 03461-480974
Conclusiones del informe
El relevamiento realizado junto al análisis de los datos obtenidos nos permite sostener
que el panorama actual en las ciudades de Junín, Baradero y San Nicolás resulta
similar con lo consignado en otras ciudades importantes de la provincia de Buenos
Aires y del país con respecto al fenómeno de los consumos y las violencias.
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En los últimos años, en las tres ciudades estudiadas el consumo ha mantenido un
crecimiento sostenido, y desde el Estado y las instituciones, aún no están preparados
del todo para afrontar y dar respuesta a esta expansiva problemática.
Los dispositivos, organismos e instituciones presentes lograron formar parcialmente
una red para la población, pero existe la necesidad de contar con distintos centros
especializados en adicciones para tratamiento ambulatorio, hospital de día e
internación.
Resulta prioritario dedicar esfuerzos y recursos a la prevención escolar en adicciones y
violencia, y la capacitación del cuerpo docente en la materia. Se requieren
profesionales de la educación preparados en detección temprana de consumo, con
herramientas para estimular la autoestima de los alumnos y desarrollar habilidades
sociales, y con información sobre sustancias psicoactivas.
Resulta alarmante la percepción positiva y la naturalización del alcohol y la marihuana
por parte de los estudiantes secundarios. Estudios recientes a nivel nacional
demuestran que cada vez comienzan a consumir más temprano y en mayor cantidad.
Por distintos motivos, la mayoría vinculados al escenario familiar, muchos chicos
pasan sus días en la calle, se sienten segregados por el sistema educativo y creen
encontrar en el consumo un refugio y una posible identificación e identidad.
Evitando caer en una visión simplista y falaz, encontramos una relación entre el
aumento de la delincuencia y el aumento del consumo:
En primer lugar, por la aparición de muchas bandas dedicadas al narco
menudeo y el abastecimiento regional a través de la vinculación con el
narcotráfico proveniente particularmente de Rosario y alrededores (esta
percepción social es extendida en las ciudades de Baradero y San Nicolás).
En segundo lugar, hay una suma de factores que favorece el robo: muchos
consumidores pertenecen a barrios vulnerables y no cuentan con recursos para
poder costearse la sustancia, la mayoría han abandonado los estudios, están
desocupados y, muchas veces, desesperados por una dosis más. Por otra
parte, algunas sustancias psicoactivas, como los estimulantes, incrementan el
grado de violencia y alteran radicalmente el juicio, llevando al sujeto a realizar
conductas que normalmente no se atrevería.
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Jóvenes, adultos, familiares de consumidores, vecinos, referentes barriales y
trabajadores comunitarios comentaron en las entrevistas, en las charlas informales e
intercambios diversas propuestas y sugerencias que creemos relevantes.
Basadas en su vasta experiencia y en las necesidades y problemas que perciben
muchos de estos actores sociales parecen coincidir en que cada barrio debería contar
con espacios de contención específico para el tratamiento de las adicciones.
Mencionan que el alcance de los dispositivos especializados en el tema, es limitado y
resulta insuficiente. Esto se explica en la falta de abordaje territorial de estos
dispositivos y cómo la rápida expansión de la problemática superó los recursos
disponibles. Es importante resaltar que tanto los consumidores que buscan
tratamiento, como los familiares y trabajadores barriales, creen que la presencia de
centros especializados en los barrios, permitiría un tratamiento inclusivo, comunitario
y familiar. Además, existe una fuerte demanda por centros de internación en las
ciudades de San Nicolás y Baradero, alternativa inexistente hasta el momento (la
ciudad de Junín si cuenta con comunidades terapéuticas).
En un mismo sentido, muchos entrevistados comentaron que deben sumarse tareas
en prevención escolar y actividades preventivas en los barrios. Con el mismo
propósito, plantean cuan beneficioso resultaría la apertura de centros deportivos y
recreativos para niños y jóvenes. Captar a los más pequeños y alejarlos de la calle y
de las bandas, consideran sería un paso fundamental y representaría un gran avance.
Es así como resulta imprescindible optimizar la articulación y colaboración entre los
distintos dispositivos, instituciones y organismos, para mejorar el acceso de los
consumidores a los servicios de tratamiento, salud, educación y trabajo, logrando su
reinserción integral.
Posibles líneas de trabajo
Centro de internación público
Nuestra investigación nos permitió identificar la necesidad de crear un centro de
tratamiento e internación público para los ciudadanos de San Nicolás y Baradero. En
la actualidad, las personas con consumo problemático deben viajar, bien hasta San
Pedro o hasta la provincia de Santa Fe para internarse. Esto no sólo los aleja de su
entorno y sus familias, sino que además obstaculiza su posterior reinserción.
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Organismo de integración
Creación de un organismo que integre y optimice el esfuerzo de todos los órganos de
orden público que ya existen y que están trabajando en estas problemáticas.
A su vez que tenga capacidad de generar un puente que mejore la llegada entre todos
esos órganos integrados, sus agentes de salud y la comunidad concreta como destino.
Podría incluir un programa de contención y/o formación a los profesionales que
trabajan en estas áreas posibilitándoles además que se conozcan y comuniquen entre
sí.
Sumar algunos programas específicos para fortalecer aquellas líneas de integración
más dificultosas como por ejemplo la comunicación entre el sector salud y el sector
judicial. Como por ejemplo, para una correcta interpretación del Artículo 482 del
Código Civil y un uso debido del Artículo 144, para beneficio de las personas adictas y
procurar la respuesta más apropiada a cada situación.
Co-participación con programas que están instalados y necesitan aumentar su
rendimiento
Existe la necesidad de profundizar de alguna manera el trabajo de todas aquellas
instituciones que ya están creadas para trabajar en el tema, y que, por distintos
motivos, no alcanzan en el presente su potencialidad para lograr la llegada que
deberían a la comunidad. Estos programas a veces cuentan con interesantes recursos
para aprovechar.
Los programas Envión o los CPA, que analizamos en el caso de Baradero, cuentan
muchas veces con infraestructura edilicia y lugar de sobra como para coordinar algún
tipo de trabajo o intervención en común y con la comunidad de jóvenes.
Entonces, consideramos que es tan importante crear programas nuevos como
también, colaborar con la iniciativa de los que ya existen, para optimizar entre otras
cosas, el gasto público.
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Fortalecer a los jóvenes como población vulnerable. Desde una Perspectiva Territorial,
Familiar, y Educativa
Es necesario un plan de trabajo que contemple la salud de los jóvenes desde un punto
de vista integral y comunitario.
Se requieren abordajes orientados a desnaturalizar el consumo de alcohol y
sustancias, y las prácticas violentas. Proveer herramientas para reforzar las
habilidades personales, sociales y preventivas de los jóvenes. Brindar información
sobre la problemática de las adicciones a los padres y adultos, para generar mayor
consciencia y otorgarles un rol activo como agentes preventores.
Por ejemplo, clases psico-educativas sobre el consumo problemático de sustancias y
entrenamiento en habilidades útiles para la vida, en la escuela. Encuentros con los
padres y otros adultos significativos para los alumnos, para que reciban información,
intercambien experiencias, se instruyan en prevención y adquieran técnicas para
establecer una dinámica familiar fuerte y sana.
Es posible trabajar diferentes temas en función de las inquietudes que surjan durante
el trabajo territorial utilizando una metodología que promocione:
-El conocimiento y cuidado de los Derechos del Niño y la nueva Ley de Salud Mental
-El empoderamiento de la población a través de la difusión de información y la
concientización sobre la problemática social que representa el consumo de drogas.
Impulsar campañas de prevención en las escuelas, instituciones y los barrios, a fin de
involucrar a todos los actores de la comunidad.
Prevención integral del consumo de sustancias en el ámbito escolar
Destinar recursos y tiempo a la creación de un espacio de prevención específica y
selectiva dentro del colegio. Sumando profesionales y capacitando docentes sobre los
últimos avances de investigación en torno al universo de las adicciones. Esto con el fin
de realizar acciones preventivas dirigidas a niños y adolescentes, que por sus
condiciones, etapa de desarrollo, circunstancias y estilo de vida, se encuentran más
expuestos a riesgos psicosociales asociados al inicio del consumo de alcohol, tabaco,
marihuana y otras drogas.
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Contar con un componente informativo sobre el uso y abuso de sustancias
psicoactivas; y un componente centrado en el desarrollo de herramientas para evitar el
consumo, que permiten afrontar eficazmente la presión de pares y la presión social
que reciben los adolescentes. Hacer hincapié en el fortalecimiento de los factores de
protección, como entrenamiento en control emocional, destrezas sociales y
autoestima.
Investigación sostenida sobre violencia asociada al consumo
Formar un equipo de investigación para reportar y estudiar los avances y dificultades,
a medida que se interviene en estas problemáticas de manera sostenida y móvil. Es
necesario el estudio de estos fenómenos históricos sociales, como lo son el consumo
de drogas y la violencia. Estos fenómenos son temporales e históricamente situados y
se modifican a través del tiempo. La investigación de los mismos también debería
asumir esa perspectiva sostenida en el tiempo y con resultado provisorios aunque
válidos y rigurosos, para servir a que las intervenciones actúen de manera efectiva en
los fenómenos que preocupan.
Los programas de investigación en estos nuevos escenarios no deberían cesar luego
de una etapa inicial sino que deberían ser constantes dada la dificultad de las
problemáticas, la inutilidad de soluciones antiguas y la impredictibilidad de los nuevos
escenarios.
Asimismo, a partir de la investigación, se podrán pensar intervenciones que
contemplen el consumo y la violencia de manera conjunta. Por ejemplo, se podrán
apoyar y difundir prácticas efectivas en asistencia comunitaria en los barrios, por parte
de organismos no gubernamentales y/o parroquias; generar bases sólidas para la
creación de políticas públicas más cercanas a las necesidades de la población; etc.