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HUMRN CIENCIAS - ARTES - LETRAS Consejeros J. Aleksandrowlcz, Krakow - T. BaMauft, Mainz - A. Bharatl, New York - M. Bunge, Montreal - W. Daim, Wien - J. A. Doerig, St.-Gailen - E. Eula, Roma - H. Flohn, Bonn - E. Freeman, San Jose (Califor- nia) - H. Frank, Berlin - L. Gabriel, Viena - J. Goldbrunner, Regensburg - K. Holzamer, Mainz - H. Jäger, Würzburg - F. Jones, Seattle (Washington) - P. Jordan, Hamburg - A. Jores, Hamburg - O. Karrer, Luzern - W. Kretschmer, Tübingen - H. Küng, Tübingen - H. Labor! t,. Paris - F. Mainx, Viena - H. J. Meyer, Mainz - G. Modelski, Seattle (Washington) - P. Morand, Tolön - J. Palacios, Madrid - J. M." Pemän, Ma- drid - F. Perroux, Paris - J. Pieper, Münster - J. M. n Pi Stifter, Barcelona - A. Portmann, Basel - W. Sche- fold, Basel - M. F. Sciacca, Genova - W. Seeberger, Zürich - Y. Shlnode, Tokio - K. Steinbuch, Karls- ruhe - A. Stern, San Juan (Puerto Rico) - J. Ströder, Würzburg - M. Tau, Oslo - J. Theodorakopoulos, Athenes - H. Urban, Leipzig - H. Vogt, Marburg - R. Wisser, Mainz Comi?e de redacciön F. ARASA, Barcelona K. JASPERS, Base! — G. MARCEL, Paris — L. PAULING, Big Sur (California) N. PENDE, Roma— K. RAHNER, München H. ZB1NDEN, Bern Secretarios de redacciön: F. Asensi, A. Bosch, J. Capdevlia, Fn. de Urmeneta Tomo VII - Nüm. 74 EDITORIAL GLARMA Febrero 1969 Contenido F. G. Valdecasas Bases fisiolögicas del intelecto 97 \n Flohn Ä Explosion demogräfica y clima 117 Hans Zbinden Sobre el ruido 127 Dieter Kerner Goethe y el arte de Gutenberg 135 B. J. Gottlieb Dioses griegos de la medicina y sus templos 141 Heinz Westphal Problemas del trabajo conjunto de las asociaciones juveniles democraticas en Alemania despues de la segunda guerra mundial 149 W. Wunnenberg Significado de la embriaguez bajo el aspecto de toxicomania . . . . 159 Bibliografia 173 Noticias internacionales 189 Fol. Humanistica Numero suelto: 50 ptas.

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HUMRNCIENCIAS - ARTES - LETRAS

Consejeros

J. Aleksandrowlcz, Krakow - T. BaMauft, Mainz - A. Bharatl, New York - M. Bunge, Montreal - W. Daim,Wien - J. A. Doerig, St.-Gailen - E. Eula, Roma - H. Flohn, Bonn - E. Freeman, San Jose (Califor-nia) - H. Frank, Berlin - L. Gabriel, Viena - J. Goldbrunner, Regensburg - K. Holzamer, Mainz - H. Jäger,Würzburg - F. Jones, Seattle (Washington) - P. Jordan, Hamburg - A. Jores, Hamburg - O. Karrer,Luzern - W. Kretschmer, Tübingen - H. Küng, Tübingen - H. Labor! t,. Paris - F. Mainx, Viena - H. J. Meyer,Mainz - G. Modelski, Seattle (Washington) - P. Morand, Tolön - J. Palacios, Madrid - J. M." Pemän, Ma-drid - F. Perroux, Paris - J. Pieper, Münster - J. M.n Pi Stifter, Barcelona - A. Portmann, Basel - W. Sche-fold, Basel - M. F. Sciacca, Genova - W. Seeberger, Zürich - Y. Shlnode, Tokio - K. Steinbuch, Karls-ruhe - A. Stern, San Juan (Puerto Rico) - J. Ströder, Würzburg - M. Tau, Oslo - J. Theodorakopoulos,

Athenes - H. Urban, Leipzig - H. Vogt, Marburg - R. Wisser, Mainz

Comi?e de redacciön

F. ARASA, Barcelona — K. JASPERS, Base! — G. MARCEL, Paris — L. PAULING, Big Sur(California) — N. PENDE, Roma— K. RAHNER, München — H. ZB1NDEN, Bern

Secretarios de redacciön: F. Asensi, A. Bosch, J. Capdevlia, Fn. de Urmeneta

Tomo VII - Nüm. 74 EDITORIAL GLARMA Febrero 1969

Contenido

F. G. ValdecasasBases fisiolögicas del intelecto 97

\n FlohnÄ Explosion demogräfica y clima 117

Hans ZbindenSobre el ruido 127

Dieter KernerGoethe y el arte de Gutenberg 135

B. J. GottliebDioses griegos de la medicina y sus templos 141

Heinz WestphalProblemas del trabajo conjunto de las asociaciones juveniles democraticas

en Alemania despues de la segunda guerra mundial 149

W. WunnenbergSignificado de la embriaguez bajo el aspecto de toxicomania . . . . 159

Bibliografia 173

Noticias internacionales 189

Fol. Humanistica Numero suelto: 50 ptas.

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Comitö de redacciön

F. ARASA,

K. JASPERS,G. MARCEL,L. PAULING,N. PENDE,K. RAHNER,

H. ZBINDEN,

Director de "Folia Humanfstica" y "Folia Clfnica Internacio-nal".Profesor Em. de Filosofia de la Universidad de Basilea.Miembro del instituto de Francia, Paris.Premio Nobel de Quimica y de la Paz. Big Sur, California.Catedrätico de Patologia Medica de la Universidad de Roma.Director de los Seminarios de Historia Dogmätica y de Dog-mätica de la Universidad de Münster.Catedrätico de Sociologia y Critica de la Cultura de la Univer-sidad de Berna. Presidente de Ia Sociedad de Escritores Sui-zos. Presidente de la Secciön Suiza de Ciencias Sociales dela UNESCO.

Conse/eros

JULIAN ALEKSANDROW1CZ,T. BALLAUFF,AGEHANANDA BHARATI,

M. BUNGE,WILFRED DA1M,J. A. DOERIG,

ERNESTO EULA,

HANS FLOHN,EUGENE FREEMAN,

HELMAR FRANK,L. GABRIEL,JOSEF GOLDBRUNNER,KARL HOLZAMER,

HELMUT JAGER,

FRANK W. JONES,PASCUAL JORDAN,ARTHUR JORES,

OTTO KARRER,WOLFGANG KRETSCHMER,HANS KUNG,

HENRI LABORIT,F. MA1NX,HERMANN J. MEYER,GEORGE MODELSKI,PIERRE MORAND,

JUDO PALACIOS,JOSE MARIA PEMAN,FRANCOIS PERROUX,

JOSEF PIEPER,JOSE M.a Pl SURER,ADOLF PORTMANN,KARL SCHEFOLD,M. F. SCIACCA,WILHELM SEEBERGER,Y. SHINODA,KARL STEINBUCH,ALFRED STERN,JOSEF STRODER,MAX TAU,J. N. THEODORAKOPOULOS

HUBERT URBAN,HARTMUT VOGT,

RICHARD WISSER,

Director de la 3.1 Clinica Medica Universitaria. Krakow.Director del Instituto Pedagögico de la Universidad de Mainz.Catedrätico de Sociologia y Antropologia de la Universidad deSyracusa de Nueva York.Catedrätico de Filosofia Univ. MC. Gill, Montreal.Director del Instituto de Psicologia Politica de Viena.Director del Instituto Latino-Americano de la Universidad de St.Gal-len. Catedrätico de la Universidad.Presidente Em. del Tribunal Supremo de Italia. Presidente del Ins-tituto Internacional de Derecho Privado. Roma.Director del Instituto Meteorolögico de la Universidad de Bonn.Director The Monist. J. Departamento de Filosofia. San Jose SäteCollege.Director del Inst, de Cibernetica. Escuela Altos Estudios. Berlin.Catedrätico de Filosofia de la Universidad de Viena.Catedrätico de Teologia Pastoral en la Univ. de Regensburg.Catedrätico de Filosofia de la Universidad de Mainz. Intendente dela 2.° Televisiön Alemana.Catedrätico de Geografia Econömica y de la Cultura y Director delInst. Geogräfico de la Univ. de Würzburg.Catedrätico de Literatura Comparada de la Univ. de Washington.Catedrätico de Fisica de la Universidad de Hamburgo.Ex Rector de la Universidad de Hamburgo y Catedrätico de Medi-cina Interna.Teölogo. Gran Cruz del Mörito Alemän. Lucerna.Profesor de Psiquiatria de la Universidad de Tübingen.Director del Instituto de Investigaciön Ecumenica de la Universidadde Tübingen.Director del Instituto de Etnologia de Parfs.Director del Instituto de Biologia. Universidad de Viena.Encargado de Cätedra en la Universidad de Mainz.Prof. de Ciencias Politicas de la Universidad de Washington.Director del Laboratorio de Quimica Biolögica Sta. Ana del Arsenalde Toulon.Miembro de la Real Academia Espanola.Miembro de la Real Academia Espanola. Madrid.Director del Instituto de Ciencias Econömicas Aplicadas. Catedrä-tico de Economia del Colegio de Francia. Director del Instituto deEstudios de desarrollo econömico y social. Paris.Catedrätico de Filosofia de la Universidad de Münster.Presidente del Instituto de Estudios Norteamericanos. Barcelona.Catedrätico de Zoologia de Basel.Director del Instituto Arqueolögico de la Universidad de Basilea.Catedrätico de Filosofia. Genova.Doctor de Filosofia. Zürich.Prof. del Inst. Socio-Econömico de la Universidad Sofia de Tokio.Director de !a Esc. de Altos Estudios Tecnicos de Karlsruhe.Catedrätico de Filosofia Univ. de Mayagüez. Puerto Rico.Catedrätico de Pediatria de la Universidad de Würzburg.Escritor. Oslo.Catedrätico de Filosofia de la Universidad de Atenas. Presidentede la Academia de Ciencias.Profesor del Instituto para investigaciön cerebral. Leipzig.Jefe de Departamento en el Instituto de Investigaciön CienciaComparada Educativa. Universidad de Marburg.De la Cätedra de Filosofia de la Universidad de Mainz.

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HERMANN FLOHN

Catedrätico de la Universidad

Bonn

EXPLOSION DEMOGRAFICA YCLIMA

Cuando intentamos enfrentarnos con todos los problemas diarios y ur-gentes, inherentes a nuestro destino en el siglo XXI, relacionados con el obje-Eivo y camino de la humanidad en las pröximas tres o cinco generaciones—jcuän corto es este periodo desde el punto de vista historico!—, en talmomento, centramos nuestra atenciön en el crecimiento cada vez mäs acu-sado de la poblaciön de la tierra. En la actualidad, (1969), la poblaciön totalde la tierra es aproximadamente de tres mil quinientos millones de habitan-tes: siendo realmente alarmante, sin embargo, la cuota anual de crecimiento(de 60 a 65 millones). No tiene ninguna trascendencia averiguar con exactitudel actual nümero global: a cada segundo aumenta el nümero de habitantes dela tierra en aproximadamente dos personas, cada dia aumenta en el nümerode habitantes de una ciudad de tipo medio y cada semana en mäs de unmillön. Tiene en realidad poca importancia si se alcanzarä el nürnero de6 mü millones hacia el afio 2000, mäs temprano o mäs tarde; incluso censosmuy cuidadosos admiten que, en el siglo futuro, se alcanzarä o se sobrepasaräel limite de los diez mil millones. No se puede predecir con seguridad si selograrä, o cuändo se lograrä, una estabilizaciön del nümero de habitantes:se deben considerar demasiadas posibilidades que dependen ünicamentede la voluntad y hasta el fisico habla hoy de grados de libertad.

Asi los hechos, ningün responsable en la politica y en la Iglesia —o enlas ciencias sociales y naturales— puede permitirse el lujo de cerrar los ojosante las consecuencias que llevan consigo esos fenomenos y que ocurrirändentro de pocos decenios. El encierro en la torre de marfil del espiritu puroaparece actualmente solo como una evasiön. Necesitamos, en todas las dis-ciplinas, modelos abstractos apropiados de pensar y computadores parapoder valorar a tiempo estas consecuencias o para poner en discusiön propo-sitos realizables; en el campo econömico (y con ello tambien en el politico),el fisico W. Fucks, desde Aquisgrän, ha presentado y explicado sencillosmodelos de este tipo.

En el campo de las geociencias —la geoffsica, la geologia, la geografia, lameteorologia y la oceanologia—, el fenömeno de la explosiön demogräficanos obliga a pensar de nuevo (y mäs profundamente) sobre la explotaciön

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0 transformaciön de las fuerzas y valores naturales de los que se ocupanesas ciencias. Nuestro informe se limita a algunos aspectos meteorolögicosimportantes: a traves de los cuales, sin embargo, se tratarän los procesos enla superficie terrestre y en el mär, juntamente con los procesos atmosfericos.Si queremos extrapolar al futuro, debemos comprender primero cömo se llevana cabo actualmente esos procesos y tambien cömo han cambiado sus condi-ciones exteriores (sus »parämetros«) en el pasado histörico. Sobre esta base,podemos discutir cömo el hombre —cual si se tratara de resultados adiciona-les no intencionados— se interfiere hoy intencionada y conscientemente enlos procesos atmosfericos, transformändolos y modificändolos, con efectospositives o negatives. Es decisiva para ello la contemplaciön del balance erel presupuesto atmosferico de energias: el balance de radiaciön e irradia-ciön, de calor y agua. Los promedios sobre largos periodos (cömo minirno,1 ano), sumados sobre toda la tierra, mantienen en equilibrio la radiaciön delsol, la irradiaciön del sistema terrestre y la de la atmösfera. Otro tanto ocurrecon la aceptaciön y desprendimiento de calor de la atmösfera, o de la superficieterrestre, e igualmente con la precipitaciön y evaporaciön: es decir, con elpotencial de agua.

Las diferencias de espacio entre calentamiento y enfriamiento (dependien-tes de la latitud geogräfica, de la hora del dia y de la estaciön del ano, asi como-de las cualidades fisicas de la superficie terräquea) producen, juntamente conla rotaciön de la tierra, los vientos y las corrientes maritimas. Mientras tantose ha aclarado su mecanismo, mediante cälculos sobre modelos realizadosgracias a los computadores mäs eficaces (estudios de Smagorinsky, Mintz,Leith, Kasahara y otros en los Estados Unidos, en paralelismo con intentosparecidos de Kibel, Blinova, Rakipowa, Marchuk y otros en la Union Sovieti-ca), partiendose siempre de las igualdades fundamentales de la fisica cläsica.A pesar de una simplificaciön muy marcada —las capacidades mismas delos mayores computadores, entre los actualmente disponibles, no llegan a in-cluir toda la variedad de la superficie terrestre en los modelos—, los resulta-dos muestran ya todas las cualidades esenciales de la atmösfera autentica:de ahi la distribuciön vertical de las temperaturas en la secciön correspon-diente a algün meridiano, o los grandes cinturones de viento y lluvia, o lacontinua nueva formaciön o desintegraciön de ciclones y anticiclones, o las es-paciosas ondas meandriformes de la troposfera superior. Con ello, puedencomprenderse (y principalmente predecirse) el tiempo y el clima, por lo menosen sus caracteristicas principales, segün metodos matemätico-fisicos. Estaafirmaciön debe limitarse empero, en la präctica, a procesos de grandes espa-cios (con una extensiön de por lo menos 400 a 600 km). El continuo efectode intercambio y regresiön (feed-back) de estos procesos de grandes espacioscon otros muchos de pequenos espacios (formaciön de temporales locales, tur-

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bulencias y golpes de viento, poluciones) no puede comprenderse, en toda suvariabilidad de espacio y tiempo, ni empirica ni teoreticamente. Para ello se-ria necesaria una red estrecha de observaciön que abarcara toda la tierra,con una distancia entre estaciön y estaciön de no mäs de 5 a 10 km y una dis-tancia de tiempo de observaciön de 30 a 60 minutos. Tal exigencia es utöpica,incluso empleando todos los medios modernos (como el radar y los satelitesmeteorolögicos), incluso aunque la observaciön meteorolögica mundial —pro-yectada ya por la "Wordl Metheorological Organization"— representa, por lomenos en su aspecto espacial, un progreso sustantivo.

Desde el fin de la ültima guerra mundial, se han estudiado con intensidad"äs posibilidades de una influencia artificial del tiempo: especialmente en losEE. UU., en Australia, en la Union Sovietica y en Israel. Su campo de acciön,3in embargo, se mantiene todavia estrechamente limitado. Naturalmente pue-den aumentarse bajo condiciones especiales —particularmente en el deshieloy en las estaciones frias del ano— las cantidades de precipitaciones localesentre un 10 y un 20 por ciento. Pero como un 90 por ciento del agua en con-densaciön contenida dentro de la atmösfera procede de la evaporaciön de losoceanos —y como el periodo entre evaporaciön y nueva precipitaciön es deun promedio de 10 a 11 dias—, puede tratarse aqui solamente de una nuevadistribuciön de las precipitaciones, favoreciendose a ciertas regiones a costade otras. Los procesos fisicos que hacen unirse a los minüsculos elementosde las nubes (con diämetros de 2 a 30 mm.), para fomiar una gota de lluvia(con diämetros de 0,5 a 33 mm), son conocidos en principio. Pero las unidadesde medida en las nubes decisivas para ello —mensuradoras del contenido deagua liquida, de la distribuciön de la cantidad de nubes, de la participaciönde particulas de hielo en la formaciön de nubes entre "0 grados" y "—38 gra-dos" y de otros efectos mäs— son con dificultad medibles y oscilan, espacio-periödicamente, entre diversas entidades de medida.

Precisamente donde las precipitaciones son requeridas con urgencia —enlas äreas äridas y semiäridas de los continentes—, no existe ningün metodopräctico utilizable para la producciön de lluvia. Aqui solo queda la esperanzade una desalinizaciön econömicamente rentable del agua del mär, para lacual se halle disponible la mäxima energia del sol. La aseguracion de la ali-mentaciön por los metodos cläsicos de la agricultura —es decir, la producciönde trigo, maiz, arroz, bananas, leche, mantequilla, carne y huevos— puedeaumentarse mediante nuevos metodos de producciön, con fertilizantes artifi-ciales, etc.: pero solamente en lugares donde la materia prima, el agua, sehalle disponible merced a una cantidad suficiente. Las catästrofes que serepiten en los märgenes de las regiones äridas de la tierra —en muchaspartes de la India, Pakistan Occidental, China, Asia Central Rusa, Africa delNorte, Este y Sur, Australia y "Great Plains" de Norteamerica—- son causadas

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ünicamente por la carencia de agua; aumentan tanto mäs cuanto mäs se exigedel suelo, mediante la agricultura reforzada y mediante el aumento del nü-mero de reses del ganado de pasto. Se presenta especialmente cataströfica lasituaciön en las regiones —como el Norte del Brasil— donde tienen lugar, almismo tiempo, un fuerte aumento de la nubosidad y una disminuciön quedura ya decenios'de las precipitaciones.

Precisamente es en las regiones äridas con mäxima poblaciön dondese plantea, con la mayor claridad, el problema del enlace entre "ExplosionDemogräfica y Clima". Por esto nos preguntamos: ^.Ha cambiado nuestroclima con el tiempo histörico? ^Participa en este cambio del clima la actividadhumana como causa? ̂ En que escala lo hace? Estas preguntas ya se plantearoral principio de nuestro siglo en regiones donde —con el correr de la historia—äreas de cultivos florecientes se convirtieron en desiertos aridos: en el Norttde Africa (Leptis Magna), en Asia Central (Buchara, los oasis de la ruta de laseda), en la regiön del Indo {Mohenjo Daro) o en el desierto de Nejew deIsrael. Las preguntas se plantean tambien ante muchas regiones del Sahara,donde vestigios muy claros, indican una destrucciön de la vegetaciön porcausa del sobrepasto: "Las cabras devoraron el Sahara." En realidad, grandespartes del cinturon de "säbanas" de la tierra se han convertido en tales apartir de regiones boscosas, transformadas por sobrepastos o por incendiosque se repetfan cada ano.

Desde que experimentamos en la primera mitad de nuestro siglo una im-presionante oscilaciön del clima —en cuyo transcurso, el limite de los hielospolares se retirö mucho hacia el norte, con grandes efectos sobre la vegetaciöny la fauna, sobre la economia y el träfico—, no podemos negar ya la existenciade autenticas oscilaciones climäticas (tesis de Rudioff y Frenzel) en tiemposhistöricos o prehistöricos. Estas fueron mucho mäs notables en el campode los limites continentales de la sequia que en las regiones hümedas de losclimas maritimos. De todas maneras no se trata, desde un punto de vistatemporal, de cambios de clima que solo transcurren en una direcciön: es sola-mente una cuestiön de escala de tiempo. La muy discutida y creciente deseca-ciön de Asia central y del norte de Africa es, en gran parte, solo el efecto deuna destrucciön continuada de los sistemas de regadio durante las emigracio-nes. En muchos casos, existen oscilaciones irreguläres del clima que puedendurar decenios o siglos, pero que son reveladas por otras oscilaciones com-pletamente opuestas. La regresiön del Ultimo periodo glaciar, aproximada-mente entre el periodo precoz de la tundra y el periodo caluroso postglaciar(es decir, hace aproximadamente entre 11 000 y 6000 anos), fue un ejemplode alteraciön total casi unilateral del clima y no obstante tambien con unacierta Inversion de sentido, de algunos siglos de duraciön. Siempre habräfluctuaciones irreguläres (con una escala de tiempo de 10 a 100 anos}, hasta

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que, dentro de algunas decenas de miles de anos, se acercarä de nuevo unperiodo glaciar. Se presenta por consiguiente una tarea grandiosa, para latecnologia, respecto de un futuro todavia muy lejano.

La misma pregunta sobre el futuro desarrollo del clima, se plantea hoy, conmucha fuerza, sobre todo en regiones donde (bajo la presion de una pobla-ciön en continuado crecimiento), se transforma räpida y radicalmente lavegetaciön natural: de ahi el talar bosques, o la transformaciön de regionesde pastos en regiones de cultivos, o la irrigaciön artificial de regiones secas.Esto es välido, por ejemplo, para las pampas de Argentina y para las praderasdel medio oeste de Norteamerica. Es välido especialmente tambien para lasregiones äridas situadas a ambos lados del rio Indo (inclusive el Rajasthan),ionde la destrucciön antropögena de vegetaciön viene acompafiada de ampliasregiones de irrigaciön, a lo largo del Indo y de los rios del Punjab. En relaciöncon este hecho, se plantea la pregunta sobre el efecto climätico de los grandespantanos (o a la inversa, de la desecaciön artificial de grandes lagos y pantanosnaturales). En el transcurso de tiempos histörico-prehistöricos, podemos decir:los Ultimos 10 000 afios han transformado muchos millones de kilömetroscuadrados de bosques en pastos o en regiones cultivadas (estepa cultivada).Solo la superficie total de regiones artificialmente irrigadas es de 2 000 000 dekilömetros cuadrados (aproximadamente, un 1,3 por ciento de todos los con-tinentes), mientras la extensiön y la intensidad de la destrucciön involuntariade vegetaciön solo puede valorarse con gran dificultad. Con el crecimientoexponencial de la poblaciön, aumenta la extensiön de las regiones transfor-madas tambien de una forma exponencial. Existen solo pocas regiones —porejemplo, la jungla tropical en el interior de Sudamerica o de Borneo— cuyavegetaciön original se mantenga en toda su pureza. Ademäs, una regiönconsiderable de la tierra (700 000 kilömetros cuadrados o sea aproximada-mente un 0,5 por ciento de la superficie de los continentes) estä industrializadao cubierta de grandes urbes: es decir, constituye una continua fuente de polu-ciön; y tampoco las particularidades del clima de las grandes ciudades in-fluyen solamente sobre la regiön inmediata a su punto central.

Antes de ocuparnos por otros proyectos futuros de la modificaciön delclima, debemos examinar las posibilidades de intervencion humana en losprocesos climatogenicos, ensayados especialmente en la U.R.S.S. durante losUltimos veinte anos. Los trabajos de A. Woeikof, H. U. Sverdrup y F. Albrechtiniciaron las investigaciones que intentan comprender el potencial calöricode la superficie terrestre en cifras. Para nuestros objetivos, tenemos que con-siderar (renunciando a algunos pequefios eslabones a los cuales tambienpertenecen los procesos biolögicamente importantes de la fotosintesis) lasigualdades de esos balances de calor mediante simbolos mäs simplificados, lossiguientes:

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I. Balance de radiacion en la superficie terrestre: (S + H — R) — (E — G)= Qd)

"S" significa aqui la radiaciön directa del sol, "H" la radiaciön difusadel cielo y "R" la radiaciön reflejada por el suelo; todo dentro de la zona deondas cortas del espectro (con longitud de onda por debajo de 3 M-). Muchasveces se unen S + H como radiaciön global o total, mientras el Albedo

Ra _ representa la capacidad de reflejo de la superficie (igual a 0,04 —

S -f-H

— 0,06 para las superficies de agua movida, 0,10 — 0,15 para los bosques,0,10 — 0,20 para hierbas y cereales, etc.; y aproximadamente 0,30 para arenasde color claro, a la vez que 0,80 para las capas de nieve recien caida o lasnieves perpetuas y limpias).

Esa radiaciön de onda corta efecüva se enfrenta con la irradiaciön efec-tiva "E-G" en el campo infrarrojo de ondas largas (longitud de onda princi-palmente por encima de 3 fi): "E" es la irradiaciön del suelo dependiente dela temperatura de la superficie, mientras "G" es la contrarradiaciön —unpoco menor— de la condensacion atmosferica y de las nubes. Ambos camposespectrales forman la "netorradiaciön" o balance de radiaciön "Q": es decir,la suma de la energia de radiaciön disponible para el suelo. Mientras en ellimite superior de la atmösfera de la radiaciön solar So (la constante solar)proporciona, en el promedio espacio-temporal, 720 Langley por dia (en calo-rias gramos por centimetro cuadrado), sobre la superficie horizontal —estocorresponde a 0,35 Kilowatios por metro cuadrado— restan en el suelo para Q,solamente 212 Langley por dia.

II. Balance de calor en la superficie terrestre: Q — Ts (Tu) + TL + Tv. (2)La segunda igualdad describe el empleo de esta energia mediante el trans-

porte (T) de la energia de calor. Una parte Ts va al suelo fijo: esa cantidadjuega un considerable papel en el transcurso del dia, pero es pequena en eipromedio diurno (en los tropicos es practicamente 0); de todas maneras, senecesitan para el deshielo (del hielo y de la nieve) considerables cantidades.de energia. Como un 71 por ciento de la superficie terrestre estä ocupada poroceanos, debemos sustituir Ts por el valor mäs considerable TM: como con-secuencia de la mezcla turbulenta continua de los mares se almacenan, du-rante la estaciön cälida, grandes cantidades de Q en el mär y luego son des-prendidas como calor durante la estaciön fria. El transporte del calor, a travesde corrientes maritimas frias o calientes (por ejemplo, el Gulf Stream), per-tenece a los fenömenos mäs importantes del potencial del calor. TL produce elcalentamiento directo del aire desde su base: si la base (el suelo o la superficiedel agua) es mäs fria que el aire, se sustrae calor del aire. Tv es la energia

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EXPLOSION DEMOGRAFICA Y CLIMA 123

necesaria para la evaporacion del agua (del mär, del suelo hümedo o de latranspiraciön de las plantas): esa entidad consume, en el mär (especialmenteen el subtröpico), la parte mäs considerable de Q y representa sin embargo,en todos los climas humedos, el consumidor maximo de la "netorradiaciön".Las ulteriores valoraciones contienen algunas incertidumbres, pero podemosSTiponer lo siguiente: en un promedio sobre mär y tierra, la evaporacion con-sume aproximadamente un 70 por ciento del balance de radiaciön Q; y porencima del mär, llega a ser incluso de un 80 a un 90 por ciento. A su vez, TL esla cantidad de calor perceptible que es intercambiada entre la base y el aire;y Tv es la cantidad de calor latente 6 evaporacion que, al mismo tiempo, es"ntercambiada con la evaporacion de agua entre la base y el aire.

Para la fisica de innumerables procesos climagenicos, es decisiva la rela-jiön numerica entre TL y Tv: en la literatura, es denominada generalmentecomo "Bowen-Ratio". En la tierra la evaporacion depende, en primer lugar,del almacen de agua disponible: por lo tanto, puede llegar a 0 en el desierto,cuando existe un nivel de agua de fondo muy profundo. En este caso, la energiadel balance de radiaciön estä exclusivamente a disposiciön del calentamientodirecto del aire. En un oasis, la superficie de evaporacion se mantiene frescasiempre, tanto que sustrae calor del aire caliente del desierto. En este "efectode oasis", TL y Tv tienen —por lo tanto— signos opuestos; el calor tangible,absorbido del aire aumenta la evaporacion. En todas las instalaciones deembalses irrigatorias de lugares secos, este efecto juega un gran papel, quedisminuye sin embargo con la extensiön del espacio. Cuanto mayor es lainstalaciön, en tanta mayor escala se extienden los efectos climaticos delmicroclirna de la capa de aire cercana al suelo, mediante dimensiones mayores:no solo se altera el clima local, sino tambien las cualidades de su advecciöny el aire horizontalmente transportado —es decir, su temperatura y humedad,al igual que su potencial de irradiaciön y calor—.

En cuanto a las precipitaciones, no podemos hacernos ninguna ilusiön.Naturalmente, podemos influir a traves de la evaporacion —por lo menos,

i se trata de instalaciones amplias— en el potencial del contenido de evapo-aciön del aire. Este solamente exterioriza efectos en sitios donde se realizan

precipitaciones naturales, es decir, por causas condicionadas por el tiempo.Dado que (como ya hemos mencionado) la duraciön media de estancia de unamolecula de evaporacion en la atmösfera es de 10 a 11 dias, cada una de ellases transportada lejos durante este periodo de tiempo: la distancia media deltransporte de la evaporacion oscila entre los 100 y unos 1000 kilömetros pordia. De consiguiente, no puede pensarse en un aumento local de la precipita-ciön por causa de una evaporacion localmente incrementada, exceptuandoquizä las depresiones cerradas en las altas montanas.

Por otra parte, cualquier intervenciön del hombre en el paisaje natural

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—el cortar bosques y volver a plantarlos, la construcciön de embalses, lairrigaciön o desecaciön de pantanos, etc.— cambia una o rnäs entidades delpotencial de calor. Son especialmente sensibles el Albedo "a" y la relaciönBowen de TL con Tv: mientras que se constituye la suma de esas dos entidä-des, en su mayor parte, por el balance de radiaciön Q. Se altera el contenidode evaporaciön o el contenido de polvo de las capas inferiores de la atmösferaa causa de las intervenciones del hombre y tambien se altera la parte de lasdiferentes corrientes de radiaciön, especialmente la sensible y muy vigorosacontrarradiaciön atmosferica G. Desde que los hombres intervienen en lassituaciones naturales del paisaje —en los antiguos paises, desde hace ya 5 a 10mil anos— alteran tambien los procesos fisicos de la formaciön del clima. As*'se realiza, casi imperceptiblemente, una lenta alteraciön climätica como caus;de la actividad humana: lo cual viene aumentando, en los Ultimos cien anos,.con continuada intensidad.

La obtenciön de energia a partir de la combustiön de combustibles fösiles(carbön, petröleo y gas natural) conduce —por lo menos, desde un punto devista local— al potencial de energia determinado por la constante solar So ya la "netoenergia" Q con cantidades adicionales de energia. Estas se calculanhoy en aproximadamente sobre unas 4.1O5: es decir, unas 4/100 000 constantessolares; o sea, con aproximaciön, en mäs de 1/10000 del balance de "neto-rradiaciön" de la superficie terrestre. Debido a que esta energia artificialsigue creciendo con mucha rapidez —con un coeficiente de incremento anualde aproximadamente un 10 por ciento (en 25 anos, mäs de 10 veces)—, seacerca a pasos agigantados el momento en que ya no se puede pasar por altola parte de esa energia artificial (incluida la nuclear) en cuanto al potencialde energia natural. Si el coeficiente actual sigue manteniendose, dentro de50 anos la producciön de energia artificial constituirä un l por ciento de la"netorradiaciön", que solo se convertirä parcialmente en calor.

Igual importancia que el incremento de energia la revisten las alteracionesen la composiciön del airet algo que esta relacionado con la obtenciön deenergia, especialmente con los procesos de combustiön. Desde finales desiglo XIX, el contenido en CO de la atmösfera se ha incrementado en aproximadamente un 12 por ciento: se halla relacionado con ello el aumento dela absorciön y emisiön de irradiaciones de calor de onda larga, el cual haceaumentar la contrarradiaciön G. En el periodo que va de 1880 a 1945, aumentola temperatura media de toda la superficie terrestre en aproximadamente un0,01 grado por ano. Sin duda seria erröneo deducir un aumento global de latemperatura ünicamente partiendo de este efecto: pues a pesar del continuoaumento del contenido de CO, disminuyen desde 1945 las temperaturasmedias globales. Pero al mismo tiempo aumenta la poluciön (en este sentido,es muy dificil conseguir valores amplios en cifras, por su misma inseguridad),

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mientras que la destrucciön de la vegetaciön ayuda no solo al aumento del COasino tambien al contenido de polvo de la atmösfera inferior. El quemar lashierbas en las regiones de lluvias estivales de tipo tropical, al final de unperiodo de sequia, es otra fuente muy poco apreciada de la turbaciön atmos-ferica (y del COs) y pese a que se lleva a cabo en superficies de mäs de 15 mi-llones de kilömetros cuadrados con regularidad (aproximadamente, un 10 porciento de la superficie terrestre). En regiones con fuerte träfico aereo (comolos EE.UU.), se llega a formar frecuentemente una espesa capa de cirros, apartir de las estelas de condensaciön: sin embargo, es muy pequena la in-yecciön de vapor de agua en la estratösfera, considerablemente seca, para-;onseguir algo mäs que pobres efectos locales.

Todos esos efectos aümentan cada vez con mayor rapidez —segün unaJunciön exponencial— y afectarän algün dia, en el siglo XXI, al clima. Yaes tiempo, por lo tanto, de pensar con seriedad sobre las consecuencias deestas alteraciones: para tomar eventualmente, a su justo tiempo, las contra-medidas necesarias. Mientras la posibilidad de interferir los procesos de pre-cipitaciön serä siempre limitada en su efectividad, la modificaciön mäs eficazdel clima sobre la base del suelo se viene realizando desde hace miles deanos. En los Ultimos lustros, se han discutido seriamente grandes proyectos:desde la construcciön de un mär interior en el Sahara, hasta un embalse gigan-tesco de 250 000 kilömetros cuadrados en la Siberia Occidental, pasando porel proyecto casi fantästico de la destrucciön del hielo delgado del OceanoGlacial Ärtico y cuyo espesor oscila entre las cifras de 2 a 3 metros. Existenpoderosas razones (M. J. Budyko) para la hipötesis de que ese hielo maritimo—cuya superficie estuvo expuesta en los Ultimos 1000 anos a grandes oscila-ciones, que afectaron por lo menos a su 20 por ciento (y en volumen inclusode un 40 a un 50 por ciento)— puede mantenerse en parte bajo las actualescondiciones climäticas, pero sin volver a formarse despues de su destrucciön(en el Oceano Glacial Ärtico y alejado de las costas). Este es un problemamuy interesante del potencial de calor. Se han propuesto tres metodos parala eliminaciön del hielo ärtico: el de rociarlo con un material oscuro (porejemplo, hollin), para disminuir el "albeto" y para derretirlo con mayor ra-pidez (H. Wexler, EE.UU.); el de introducir una capa extremadamente delgadaen el campo del agua del mär hasta cierto punto cälida, para impedir suevaporaciön y con ello aumentar su teinperatura (M. J. Budyko, URSS); y elde la absorciön de la capa superficial fria o pobre en sal del Oceano GlacialÄrtico a traves del estrecho de Behring (P. M. Borisow, URSS). Las tres pro-puestas actualmente no son tecnicamente realizables, por causa de la inmensaextensiön de esa superficie: el hielo maritimo ärtico comprendia, en el mesde setiembre, aproximadamente 9 millones de kilömetros cuadrados; y enmarzo, 18 millones de kilömetros cuadrados. ^Pero serä todo eso välido dentro

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de algunos decenios? Ya con modelos rnatemäticos muy simples puede valo-rarse que esa alteraciön fundamental debe conducir a una transposiciön delas grandes zonas climäticas (de 400 a 800 kilömetros) hacia el Norte y quellegarä mäs allä del Ecuador. En este caso, el clima del desierto deberia exten-derse hasta la zona de las lluvias invernales mediterräneas: las partes me-ridionales de California, Espana, Italia, Grecia, Lejano Oriente e Israel —hastael Iran y el Punjab— serian campos de climas äridos. Como el hielo maritimoärtico probablemente se formö y desapareciö varias veces, durante los Ul-timos 500 000 anos, podemos contar con los hallazgos de los geölogos parapoder valorar los efectos de tal intervenciön. Las amplias relaciones de esaindole obligan a examinar cualquier proyecto propuesto sobre la modificaciön climätica, antes de iniciarlo con todo esmero en cuanto a sus posibleconsecuencias, especialmente con referencia al potencial del calor y del agua-Lo mismo resulta välido tambien para otros proyectos de transformaciön agra-ria. Asi se operö, por ejemplo, en el proyecto del embalse de Assuän: pensandoque el futuro embalse, con sus 600 kilömetros de longitud, alcanzaria unefecto favorable sobre las relaciones de precipitaciön. Sin embargo, con estono se puede contar bajo ninguna circunstancia, segün lo han evidenciado losejemplos del Mär Rojo o del Golfo Persico: tambien grandes partes de laszonas del "passat" de los enormes oceanos son muy secas, a pesar de unaevaporaciön mäxima.

En todas las ramas de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad, setopa actualmente con deliberaciones sobre una planificaciön futura cienti-fica, con una futurologia. Realmente las leyes fisicas y estadisticas nos per-miten tal planificaciön, aunque no todos los grados de libertad de la voluntadhumana puedan tomarse en consideraciön. Estas investigaciones son algomäs que juegos academicos en la torre de marfil del espiritu puro. Cadaintervenciön tecnica en el sistema cuidadosamente equilibrado de las fuerzasnaturales reporta consecuencias que no puede predecir el ingeniero proyectista.Cuanto mayores son las intervenciones, tanto mäs lejos alcaiizan sus conse-cuencias. Para poder valorarlas debidamente, debemos conocer primero larelaciones naturales mismas, en cuanto causas de las leyes generales y msolo de un modo cualitativo, sino tambien cuantitativo. Tal conocimientopermite una exacta predicciön de las alteraciones futuras. En ningün sitio, enel campo de la naturaleza no viva, se presentan mäs complicadas esas relacio-nes —a causa de la imbrincaciön de acontecimientos de diferente escala ytamano— que en la atmösfera. Solo otro fenömeno —segün una fräse fre-cuentemente citada del matemätico John von Neumann (1901 a 1958), al cualdebemos una de las primeras instalaciones calculadoras modernas— es mäsdificil de predecir: "el comportamiento del hombre." Algunos acontecimientosdel pasado mäs recientes vienen a ser testimonios impresionantes de tal hecho.