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Espiral ISSN: 1665-0565 [email protected] Universidad de Guadalajara México Aldana Rendón, Mario Reseña de"La era de la información, realidades y reflexiones sobre la globalización" de Manuel Castells Espiral, vol. VI, núm. 18, mayo/agosto, 2000, pp. 285-316 Universidad de Guadalajara Guadalajara, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13861811 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Un excelente resumen que nos presenta gráficamente el pensamiento del sociólogo urbanista Manuel Castells sobre la era de la información.

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  • Espiral

    ISSN: 1665-0565

    [email protected]

    Universidad de Guadalajara

    Mxico

    Aldana Rendn, Mario

    Resea de"La era de la informacin, realidades y reflexiones sobre la globalizacin" de Manuel

    Castells

    Espiral, vol. VI, nm. 18, mayo/agosto, 2000, pp. 285-316

    Universidad de Guadalajara

    Guadalajara, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13861811

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    Sistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

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    http://www.redalyc.org/revista.oa?id=138http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13861811http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=13861811http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=138&numero=1044http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13861811http://www.redalyc.org/revista.oa?id=138http://www.redalyc.org
  • 285Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad Vol. VI. No. 18 Mayo / Agosto de 2000

    Volumen 1.La Sociedad Red

    Manuel Castells es el autor de un voluminoso tex-to: La era de la informacin, editado en tres volme-nes con 1,100 pginas, en los cuales, segn palabrasdel autor, intenta analizar el mundo surgido en laspostrimeras del siglo XX, a partir de una serie de pro-cesos inter-relacionados que constituyen una nuevaera, la era de la informacin (Castells, tomo I, p. 23).

    Socilogo de origen cataln, Castells afirma quese identifica con la cultura espaola, pero escribe eningls, al que considera el nuevo latn, el lenguaje dela comunicacin global. Dedic doce aos de su vida ala conclusin del presente trabajo, los ms de ellos enla Universidad de California en Berkeley, pero en suobra, afirma, estn presentes tambin sus experien-cias profesionales en varios pases de Amrica Latina,por lo que considera que su investigacin es una pro-duccin intelectual multicultural y no un simple pro-

    Castells, ManuelLa era de la informacin.Economa, sociedad y culturaVol. I, 1990.Vol. II, El poder de la identidad, 1999.Vol. III, Fin de milenio, 1999Siglo XXI editores, Mxico.

    ducto californiano de expor-tacin o una mezcla desorde-nada de memorias de viaje.

    A lo largo de esta vastainvestigacin, Castells anali-za las tendencias estructura-les fundamentales de lo que

    Mario Aldana Rendn

    Castells: la era de la informacin.Realidades y reflexiones

    sobre la globalizacin

    Investigador delDepartamento deEstudios sobreMovimientos Socialesdel CentroUniversitario deCiencias Sociales yHumanidades-UdeG

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    Mario Aldana Rendn

    define como la sociedad red, que no es otra cosa que lanueva estructura social dominante en la era de la in-formacin, un fenmeno mundial presente, en mayoro en menor medida, en todos los pueblos del mundo.

    El eje central de esta nueva sociedad del nuevomilenio se encuentra en la revolucin de las tecnolo-gas de la informacin, cuyo principal carcter no esla acumulacin de conocimiento e informacin, sinola aplicacin de ambos en la construccin del aparatode conocimiento y procesamiento de la informacin/comunicacin en un crculo de retroalimentacinacumulativo entre la innovacin y sus usos. Estasnuevas tecnologas no son simples herramientas,sino procesos de desarrollo, de tal suerte que losusuarios y sus creadores pueden convertirse en losmismos. As, los ordenadores, los sistemas de comu-nicacin y dems tecnologas informacionales sonverdaderas ampliaciones de la mente humana y loque sta piensa se convierte en bienes, servicios, pro-ducciones materiales e intelectuales de uso diversoen la educacin, la industria militar, la salud y la ge-neracin de imgenes (Castells, Op. Cit.; p. 58-59).

    La revolucin informacional, cuyos principalesdescubrimientos se dieron en Estados Unidos, en unpunto denominado Silicon Valley, al sur de San Fran-cisco, California, se constituy en un nuevo paradig-ma de la Tecnologa de la Informacin, cuyos rasgosesenciales son los siguientes:

    1. La informacin es su materia prima: Son tecnolo-gas para actuar sobre la informacin, no infor-macin para actuar sobre la tecnologa.

    2. Su capacidad de penetracin en los procesos denuestra existencia individual y colectiva, a travsdel control de la informacin.

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    Castells: la era de la informacin

    3. Su morfologa de red le permite materializarse entodo tipo de procesos y organizaciones mediantetecnologas de la informacin.

    4. Su flexibilidad y capacidad para reconfigurarse.5. La convergencia creciente de tecnologas especfi-

    cas en un sistema altamente integrado (p. 88-89).

    Para Castells, la economa a escala mundial que sedesarroll en las ltimas dcadas es una economainformacional y global. Es informacional porque elproceso de produccin y distribucin depende de sucapacidad para generar, procesar y aplicar con efi-ciencia la informacin basada en el conocimiento; esglobal porque tanto la produccin, el consumo, la cir-culacin y sus componentes (capital, trabajo, mate-rias primas y mercados) estn organizados demanera global. Por lo tanto es informacional y globalporque, en estos momentos, tanto la produccin comola competencia se realizan a travs de una red de vn-culos entre los diferentes agentes econmicos.

    En la nueva economa, las empresas no tienencomo motivo principal la produccin (productividad),sino la rentabilidad, que buscan por varias vas: re-duciendo los costos de produccin, aumentando laproductividad, ampliando el mercado y acelerando larotacin de capital. Castells afirma que, en la nuevaeconoma global, se empez a gestar otra va muchoms importante que las anteriores: la lucha por lacuota en un mercado ampliado.

    La competitividad est sujeta a la interdependen-cia creciente de la economa, sobre todo en los merca-dos de capital, haciendo cada vez ms difcil laexistencia de las llamadas polticas econmicas na-cionales, en virtud de que las naciones, al mismotiempo que luchan por conservar sus identidades, se

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    Mario Aldana Rendn

    ven en la necesidad de establecer estrategias de cola-boracin con unas, para competir contra otras.

    Ante una poltica de desregulacin econmica glo-bal, los Estados-nacin se encuentran ante el dilemade privatizar sus activos e impulsar una polticaorientada al incremento de la competitividad de lasempresas nacionales, o conservar las polticas tradi-cionales en el marco de sus fronteras nacionales. Enel primer caso, los Estados perdern su carcter be-nefactor; en el segundo, el pas quedara rezagado entodos los planos de la innovacin tecnolgica.

    La economa global, segn Castells, es mucho msque una economa mundial que ya exista desde elsiglo XVI. La caracterstica fundamental de la econo-ma global es su capacidad para funcionar corno unaunidad en tiempo real y a escala planetaria (p. 120).El capital se mueve las 24 horas del da en todos losmercados financieros por medio de circuitos electr-nicos y, en pocos segundos, se pueden realizar tran-sacciones millonarias.

    Si bien el capital se mueve a escala global, la manode obra no, salvo un pequeo nmero de expertos ycientficos. Las empresas buscan colocar sus inver-siones ah donde la mano de obra sea ms barata ocalificada, o ambas cosas; de ser necesario, la manode obra experta puede ser trasladada de donde seencuentre y el trabajo (trabajadores) estar disponi-ble en cualquier lugar en donde la pobreza puedaimponer condiciones laborales inferiores.

    En la Era de la Informacin, dice Castells, la ten-dencia visible es la globalizacin total de la economa;pero advierte que un mercado mundial completamen-te abierto no ser posible en un futuro inmediato,mientras haya Estados-naciones (o asociaciones deEstados como la Unin Europea) y mientras los go-

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    Castells: la era de la informacin

    biernos estn presentes para fomentar los interesesde sus ciudadanos y las empresas de los territoriosbajo su jurisdiccin en la competencia global (p 125).

    En estos momentos, dice, lo que existe es una eco-noma global regionalizada en donde sobresalen tresbloques: el del TLC, la Unin Europea y la regin delPacfico asitico. La utilizacin de este trmino no esun contrasentido, segn Castells, porque a escalaglobal, los actores econmicos se mueven por una redglobal que elimina las fronteras nacionales; pero almismo tiempo, en la escala de la poltica, los gobier-nos nacionales no son ajenos a los procesos econmi-cos. Lo que importa, afirma, es que donde se realizala produccin, el comercio y la acumulacin de capitales en la escala global.

    Esta llamada economa global no abarca an todoslos procesos econmicos del planeta, ni incluye a todoslos territorios, ni a todas las personas; sus efectos ata-en a todo el planeta, pero su operacin y estructuraes visible slo en algunos segmentos, ya de las estruc-turas econmicas, ya de los pases o regiones, en pro-porciones variables. Sin embargo, a pesar de que lamayora de la gente no trabaja en, ni consume los pro-ductos de la economa informacional, todos los proce-sos econmicos y sociales tienen relacin con ella.

    Lo que tenemos en este momento, dice Castells, esuna estructura econmica global en un mundoasimtricamente interdependiente, basado en tresregiones econmicas en plena competencia, soporta-das en vastos recursos productivos e informticos,rodeados de grandes zonas empobrecidas y social-mente excluidas. En esta arquitectura econmica hasurgido una nueva divisin internacional del trabajo:los productores de alto valor basados en el trabajoinformacional; los productores de gran volumen, ba-

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    sados en el bajo costo del trabajo; los productores dematerias primas, basados en los recursos naturales;y los productores redundantes, sin ms recursos quesu trabajo devaluado.

    Las organizaciones y empresas exitosas son aqu-llas capaces de generar conocimientos y procesar la in-formacin; de adaptarse a la variable geomtrica de laeconoma global; de tener flexibilidad para reconvertirsus fines y medios de manera rpida; y de innovarcuando la innovacin se convierte en el arma clave dela competencia. La empresa red, segn Castells,materializa la cultura de la economa informacional/global: transforma seales en bienes mediante el pro-cesamiento del conocimiento (p. 199-200).

    La nueva organizacin econmica mantiene susraces culturales e instituciones del medio social enque se desarrolla. La empresa red tiene una marcadacaracterizacin regional y, por ejemplo, en la reginasitica se han alcanzado ventajas comparativas gra-cias a que sus empresas se sostienen en sus tradicio-nes culturales, con el apoyo institucional: en Japn,en la lgica comunitaria; en Corea del sur, en una pa-trimonial; y en Taiwan, en una lgica patrilineal.

    Estas empresas del sureste asitico mantienenculturas impregnadas por sus valores religiosos y fi-losficos tradicionales (budismo y confucionismo), endonde la unidad social bsica es la familia y la con-fianza mutua aparece como la estructura de valoresque soporta a las diferentes actividades empresaria-les. Aunque en estos pases el Estado se apropi de lasociedad civil, fue determinante como agente moder-nizador autoritario de la economa de la regin (Cfr.p. 208-21 8).

    Emulando a Max Weber (La tica protestante y elespritu del capitalismo), Castells afirma que en la

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    Castells: la era de la informacin

    empresa red existe una base tica, un espritu delinformacionalismo que no es una nueva cultura entanto sistema de valores, ni tampoco un conjunto deinstituciones; pero s un cdigo cultural comn que seaplica en su funcionamiento diverso. Este cdigo estformado por muchos valores y muchos proyectos quese materializan en una especie de cultura de lo efme-ro, apropiada para cada ocasin y decisin particular,una cultura multifactica y virtual. As, el espritudel informacionalismo no sera otra cosa que la cul-tura de la destruccin creativa acelerada a la veloci-dad de los circuitos optoelectrnicos que procesan lasseales (p. 227).

    En la economa de la sociedad informacional, eltrabajo sufrir grandes transformaciones: en la agri-cultura seguir a la baja, igual que el trabajo indus-trial, aunque ste lo har a un ritmo ms lento. Lamano de obra cesante ser transferida a los serviciospara la produccin, sobre todo en los campos de lasalud y la educacin; en tanto que los empleos quegeneren las tiendas minoristas, la demanda ser unamano de obra de escasa calificacin. En sentido in-verso, al mismo tiempo se prev un rpido ascenso enlos puestos ejecutivos, profesionales y tcnicos, ascomo la formacin de un proletariado de cuelloblanco, compuesto por oficinistas y vendedores.

    El creciente desempleo y los bajos salarios de lostrabajadores no debe atribuirse, dice Castells, a lastecnologas de la informacin, ni aceptar que se ca-mina hacia una sociedad sin trabajo; lo que sucede,afirma, es que el nuevo sistema de produccin re-quiere de una nueva mano de obra y, por lo tanto, lostrabajadores que no se adapten a las nuevas exigen-cias de calificacin laboral podrn ser desplazados odevaluados, esto es, ocupar los puestos ms bajos en

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    los que no se requiera ningn tipo de conocimientoespecfico.

    Otros cambios fundamentales que la reestructu-racin empresarial est impulsando son la indivi-dualizacin del trabajador; las nuevas tecnologasaplicadas a la organizacin de las empresas buscandescentralizar la gestin, individualizar el trabajo,personalizar los mercados y, por lo tanto, segmentarel trabajo y fragmentar las sociedades. El trabajo detiempo completo est siendo sustituido por la jornadaflexible y de duracin parcial. En estas condiciones,la seguridad laboral deja prcticamente de existir;los contratos son impuestos por las empresas; se am-pla el mercado laboral para las mujeres de alta cali-ficacin pero sujeta a salarios bajos y, salvo una manode obra ms especializada y profesionalizada, el restose convierte en una mano de obra desechable quepuede ser automatizada o contratada/despedida/externalizada, segn la demanda del mercado y loscostos laborales. La consecuencia final de todo estoser la prdida de fuerza de los sindicatos, quedandoanulados como fuerza poltica representante legti-ma de los trabajadores.

    Lo especfico de los nuevos sistemas de comunica-cin no es su induccin de la realidad virtual, sino laconstruccin de la virtualidad real (p. 405). La reali-dad, afirma Castells, siempre ha sido virtual porquese percibe por medio de smbolos que tienen un signi-ficado comprensible.

    Lo que caracteriza al nuevo sistema de comunica-ciones es su capacidad para incluir y abarcar todaslas manifestaciones culturales, al mismo tiempo quetransforma el tiempo y el espacio, dimensiones fun-damentales de la vida humana. Las localidades pier-den su identidad al integrarse en las redes de

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    Castells: la era de la informacin

    imgenes y el espacio de los flujos y el tiempoatemporal se convierten en los pilares de la nuevacultura: la cultura de la virtualidad real.

    La sociedad informacional est construyndose entorno a flujos: de capital, de informacin, de tecnolo-ga, de imgenes, sonidos y smbolos; flujos que noson un elemento ms de la organizacin social, sinola expresin de los procesos que dominan nuestravida econmica, poltica y simblica.

    Castells propone la hiptesis de que hay una nue-va forma espacial caracterstica de las prcticas so-ciales que dominan y conforman la sociedad red: elespacio de los flujos, ... que es la organizacin mate-rial de las prcticas sociales en tiempo compartido,que funcionan a travs de los flujos (p. 455).

    El espacio de los flujos en la sociedad informacio-nal puede describirse por medio de tres capas de so-portes materiales que los constituyen: la primera estformada por circuitos de impulsos electrnicos queforman la base material de los procesos estratgicosde la sociedad red; es una forma espacial que puedeser una ciudad o una regin de la sociedad industrial ode la mercantil; en esta red, los lugares no desapare-cen, pero su lgica y su significado quedan absorbidospor ella; la segunda capa est constituida por nodos yejes; es una red electrnica que conecta lugares espe-cficos con caractersticas sociales, culturales, fsicas yfuncionales bien definidas; la tercera capa hace refe-rencia a la organizacin de las lites gestoras domi-nantes que ejercen las funciones directrices en tornoa las que ese espacio se articula (p. 448).

    La manifestacin espacial del dominio de laslites adquiere dos formas: en una, las lites formansu propia sociedad y constituyen comunidades aisla-das simblicamente protegidas por las barreras del

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    Mario Aldana Rendn

    precio de su propiedad inmobiliaria; en otra, laslites se distinguen culturalmente porque crean unestilo de vida y de formas espaciales encaminadas aunificar su entorno simblico en todo el mundo, lo-grando suplantar la especificidad histrica de cadalocalidad (hoteles internacionales cuya decoracin,servicios y precios es similar en todas partes).

    El tiempo lineal, el del reloj y el de la historia, diceCastells, se est haciendo aicos en la sociedad red,en un movimiento de significado histrico extraordi-nario (p. 467). El tiempo no se relativiza, sino que seest creando un universo eterno, autosostenido, alea-torio e incurrente; es una mezcla de tiempos en don-de, gracias a la utilizacin de las tecnologas inform-ticas, permite mediante un escape de la realidadofrecer el presente eterno: el tiempo atemporal.

    Por primera vez ha surgido un mercado de capitalunificado y global que funciona en tiempo real; el ca-pital se traslada en instantes de una a otra economa.La especulacin financiera no es otra cosa que un ca-sino global, en donde el tiempo es una importantefuente de valor y los apostadores estn atentos a lasaperturas de los casinos de Londres, Nueva York yTokio; mesas de juego que, con sus husos horarios,fijan los cambios y las apuestas del capital.

    El tiempo ha trastornado la jornada laboral y cadatrabajador, en la economa red, tendr que gestionarel tiempo y la clase de trabajo. El tiempo flexible yparcial ha permitido el ingreso masivo de las mujeresal trabajo, poniendo en crisis la vigencia de la familiapatrimonial.

    El tiempo tambin define las nuevas estrategiasblicas; una vez superada la posibilidad de un masivoenfrentamiento nuclear, la guerra sobrevive en elplano de los intereses geopolticos de la potencia

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    Castells: la era de la informacin

    hegemnica (Estados Unidos) o de sus aliados. Lasnuevas reglas de combate son contundentes; la gue-rra: 1) No debe implicar a los ciudadanos comunes ydebe ser tarea de un ejrcito profesional; 2) debe sercorta, instantnea de ser posible, de modo que lasconsecuencias en vidas humanas y recursos econmi-cos no impulsen a la sociedad a cuestionar la accinmilitar; 3) debe ser limpia, esterilizada, manteniendola destruccin del enemigo dentro de lmites razona-bles (como sucedi en la llamada Guerra del Golfo).

    La cultura de la virtualidad real surgida del sis-tema multimedia (el tiempo virtual) transforma eltiempo en su simultaneidad y en su atemporalidad.Cuando el espectador elige un canal de comunica-cin se produce un collage intemporal sincrnico,en un horizonte temporal plano, sin principio, sinfinal. La historia pierde la secuencia cronolgica,crendose una cultura al mismo tiempo, de lo eter-no y lo efmero (p. 497). De lo eterno porque llegade un lado a otro en la atemporalidad del hipertextodel multimedia; y de lo efmero porque cada secuen-cia especfica depende de los impulsos o demandasdel consumidor.

    Volumen II.El poder de la Identidad

    En este volumen, Castells analiza el surgimientode expresiones de identidad colectiva que desafanla globalizacin y el cosmopolitismo en nombre de lasingularidad cultural y del control de la gente sobresus vidas y sus entornos (Vol. II; p. 24). Estas expre-siones colectivas se construyen por tres vas: comoidentidades legitimadoras, de resistencia o comoidentidad proyecto.

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    Mario Aldana Rendn

    Las identidades legitimadoras, dice Castells, ge-neran una sociedad civil; un conjunto de organiza-ciones de todo tipo, que reproducen la identidad queracionaliza las fuentes de dominacin estructural.Por su parte, las identidades para la resistencia con-ducen a la formacin de comunas o comunidades queadquieren formas de resistencia contra la opresin, apartir de una identificacin histrica, geogrfica, bio-lgica o cultural de los actores sociales. Las identida-des proyecto producen sujetos, pero stos no sonindividuos, son un actor social colectivo a travs delcual los individuos alcanzan un sentido holstico ensu experiencia. La identidad se convierte en un pro-yecto de vida, a partir de una identidad oprimida,que busca la transformacin de la sociedad como unaalternativa para prolongar su proyecto de identidad(Cfr. Castells; p. 32).

    Castells aborda el anlisis de los fundamentalis-mos: islmico especialmente en Irn; el cristianoo patriota de Estados Unidos; los nacionalismosque se enfrentan al Estado, como en el caso de lavieja Unin Sovitica; el nacionalismo sin Estadode Catalua; la identidad colectiva afroamericana yla discriminacin racial; y la bsqueda y reafirma-cin de las identidades territoriales en las comuni-dades locales.

    Estos movimientos surgen como reacciones socia-les a las condiciones impuestas o imperantes en algu-na sociedad, a las que se oponen desde una basecultural, como identidades defensivas en contra delmundo exterior. Segn Castells, se organizan en tor-no a un conjunto de valores, de Cdigos especficoscon los que se identifican como la comunidad de cre-yentes, el nacionalismo y sus smbolos, la geografa yel paisaje local.

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    Castells: la era de la informacin

    Tanto el fundamentalismo religioso como el na-cionalismo cultural y las comunas territoriales sonmovimientos que reaccionan en contra de la globali-zacin, que disuelve la autonoma de las institucio-nes, las organizaciones y las formas de comunicacindonde vive la gente; contra las nuevas tendencias la-borales que individualizan las relaciones sociales deproduccin y provocan la inestabilidad laboral y fa-miliar; y tambin reaccionan en contra de la crisis dela familia patriarcal, en la que se sustentan los meca-nismos de construccin de la seguridad, la socializa-cin, la sexualidad y la identidad personal.

    Dice Castells que: Dios, patria y familia sern lafuente de los Cdigos eternos, valores indestructibles,en torno a los cuales se organizar una contraofensivaa la cultura de la virtualidad real (Vol. II; p. 89).

    En la sociedad informacional, salvo unos cuantosmiembros de la lite dominante en el mundo, el restode las personas est perdiendo el control de sus pro-pias vidas y destinos; de sus trabajos y de su econo-ma; de sus gobiernos y de sus pases, e incluso sobreel destino del planeta. A este estado de cosas se estndando respuestas de resistencia social que tienen, odicen tener, como principal enemigo a la globaliza-cin y el orden mundial surgido de ella.

    Como ejemplos de estos movimientos, Castellsanaliza tres casos: los zapatistas de Chiapas; la mili-cia estadounidense y el Aum Shinrikyo de Japn. Enestos casos advierte el autor que no cuestionar laverdadera identidad del movimiento en sus postula-dos y proyectos, aceptndolos por lo que ellos dicenser, buscando simplemente caracterizarlos atendien-do a su propia dinmica especfica y a su interaccincon procesos ms amplios que provocan su existenciay resultan modificados por la misma (p. 93).

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    Mario Aldana Rendn

    Para Castells, los zapatistas de Chiapas formaronla primera guerrilla informacional y define alsubcomandante Marcos como un intelectual muy cul-to, que habla varias lenguas, escribe bien, es ex-traordinariamente imaginativo, tiene un gransentido del humor y se encuentra cmodo en su rela-cin con los medios de informacin (p. 99).

    El zapatismo, para Castells, es un movimientoque se opone al nuevo orden global y que lucha contralas consecuencias excluyentes de la modernizacineconmica, desafiando la supuesta inevitabilidaddel nuevo orden capitalista. Considera Castells quela identidad tnica, aunque presente, no es un ele-mento decisivo de su lucha, pero una de sus banderases el reconocimiento de los derechos indgenas en laConstitucin mexicana (Cfr. p. 100).

    Los zapatistas, dice Castells, no son subversivos,sino patriotas mexicanos levantados en armas encontra de la dominacin del imperialismo estadouni-dense. Son demcratas, en tanto que apelan al art-culo 39 constitucional, que proclama el derecho delpueblo a alterar en todo momento la forma de gobier-no. Reconoce la habilidad del movimiento y de susdirigentes para iniciar su lucha en un ao de eleccio-nes presidenciales, lo que impidi, piensa Castells,que fueran reprimidos por las fuerzas del ejrcito.

    Sin embargo, para Castells, el gran xito de loszapatistas se sustent en su estrategia de comunica-cin con el mundo y con la sociedad mexicana a tra-vs de la Internet, logrando cautivar a los intelec-tuales mexicanos y de varios pases europeos,arraigando a un movimiento dbil en la primera filade la poltica mundial. Si bien el futuro del movi-miento es incierto, segn Castells, su sublevacincambi a Mxico, desafiando la lgica unilateral de

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    Castells: la era de la informacin

    la modernidad, caracterstica del nuevo orden glo-bal (p. 105), Su actuacin, afirma, agudiz las con-tradicciones entre los diferentes grupos del PRI, pro-vocando el fin de la hegemona poltica priista y, almismo tiempo, todas las debilidades de la economamexicana, llena de euforia en ese momento, queda-ron al descubierto.

    Tanto los zapatistas, como los patriotas estadouni-denses y la secta Aum de Japn, dirigen su lucha encontra de un enemigo comn: el nuevo orden mun-dial. Sin embargo, sus motivaciones son muy diferen-tes: para los zapatistas, adems de luchar contra elnuevo orden global, luchan particularmente contra elTLC, el imperialismo estadounidense y contra el rgi-men priista; para los patriotas estadounidenses, elenemigo es el gobierno mundial de la ONU y el gobier-no federal estadounidense; para Aum, la amenazaproviene de un gobierno mundial dominado por losintereses econmicos transnacionales, con el apoyode la polica japonesa.

    Estos movimientos han fortalecido una identidadque los unifica: los zapatistas se consideran indiosmexicanos excluidos; las milicias estadounidenses sonciudadanos que luchan por su soberana y sus liberta-des (locales), en tanto que los miembros de Aum sonindividualidades fsicas en una comunidad espiritualreconstruida. Parte fundamental del xito de estos mo-vimientos se debe a su presencia en los medios de co-municacin y su manejo de la tecnologa informacional.

    El movimiento ecologista se ha ganado un lugardestacado en el espacio global de las preocupacioneshumanas. Salvar la tierra en el largo plazo y a la hu-manidad en el corto plazo es una bandera que ha ga-nado millones de adeptos y simpatizantes en todoslos pases y culturas del planeta.

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    Mario Aldana Rendn

    No es un movimiento homogneo porque, al inte-rior del mismo, existen diferentes matices, variacio-nes, contenidos y formas de accin para cumplir suspropsitos; pero los ecologistas han encontrado unaclara relacin entre el avance tecnolgico y el deterio-ro ambiental, que ha favorecido una nueva identidada escala mundial: la identidad verde.

    Las tesis ecologistas ms importantes abordancuatro temas principales:1. La ciencia contra la ciencia; la respuesta cientfica

    de los ecologistas en contra de la ciencia y de latecnologa aplicada en la naturaleza y en la vidahumana.

    2. El ecologismo basado en la ciencia, defendiendoun conocimiento superior que supere las visionescientficas fragmentadas que slo satisfacen ins-tintos bsicos.

    3. La redefinicin del tiempo y el espacio, privile-giando la interaccin social, el respeto a las locali-dades y el control de la gente de su espacio vital.Todo esto, en contra del espacio dominado por losflujos y el tiempo atemporal, introduciendo la no-cin del tiempo glacial, tanto en la concienciacomo en la poltica, para evitar que, con el tiem-po, el equilibrio ecolgico sufra consecuencias ca-tastrficas.

    4. Una nueva identidad: la cultura de la especie hu-mana como componente de la naturaleza. Elecologismo adquiere a la vez una visin local y unaglobal: globalizacin en la gestin del tiempo;localista en la defensa del espacio.En la era de la sociedad informacional, la familia,

    en su expresin tradicional patriarcal, est en crisis acausa de las transformaciones que han sufrido lascondiciones laborales y la conciencia creciente de las

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    Castells: la era de la informacin

    mujeres, del nuevo rol que desempean en la nuevasociedad. Castells considera que si se desmorona estainstitucin milenaria, todo el sistema del patriarca-do y el conjunto de nuestras vidas se transformar(p. 161). En su opinin, cuatro elementos contribuyenal debilitamiento de la familia tradicional:1. La transformacin de la economa y el mercado la-

    boral, en estrecha relacin con la apertura de ma-yores oportunidades educativas para las mujeres.

    2. Las transformaciones en la biologa, la farmacolo-ga y la medicina, que han permitido a las mujeresel control del embarazo.

    3. El impacto del movimiento feminista en el soporteideolgico del patriarcado.

    4. La rpida difusin de las ideas de la culturaglobalizada y un mundo interrelacionado, que hafavorecido que se junten las voces y las ideas delas mujeres.En estos momentos, de manera especial en los pa-

    ses desarrollados, estas causas sealadas provocanuna masiva destruccin de hogares y familias. La in-compatibilidad entre el matrimonio y el trabajo obli-ga a las parejas a retrasar la edad para casarse ypara concebir hijos, lo que a su vez provoca el enveje-cimiento de la poblacin. Cada vez nacen ms niosfuera del matrimonio o dejados al cuidado de uno delos padres (generalmente la mujer). Todos estos fac-tores minan los viejos valores en que se sostiene lafamilia patriarcal.

    El marcado avance de los movimientos feministasen todo el mundo est contribuyendo a construir unaidentidad colectiva nueva que supera el paso de lasmujeres en lucha por sus derechos polticos, al movi-miento feminista que reconoce como principales ban-deras: la defensa de los derechos de la mujer; el

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    Mario Aldana Rendn

    feminismo cultural, el feminismo esencialista y el fe-minismo lesbiano.

    La globalizacin, por otra parte, tambin ha debi-litado el papel del Estado-nacin por la influencia detres elementos: la economa, la comunicacin electr-nica y la delincuencia global. Los Estados-nacin, diceCastells, estn perdiendo, y lo seguirn haciendo, elcontrol sobre elementos fundamentales de sus polti-cas econmicas. El grado de libertad que tienen losgobiernos para establecer sus propias polticas eco-nmicas, atendiendo al inters nacional, se ha redu-cido ante la gran movilidad que observa el capital entodos los ramos de la economa global. Tambin se haminado la capacidad institucional de los Estados parasostener el llamado Estado de bienestar, que no esotra cosa que una suerte de pacto social con las clasestrabajadoras para conservar, y en su caso mejorar, losservicios sociales de salud, educacin, trabajo, asis-tencia y retiro. Un componente fundamental que le-gitim y estabiliz a los Estados est a punto dedesaparecer.

    Los Estados-nacin tambin han perdido el con-trol de los medios de informacin y de comunicacin,los cuales estn en manos privadas, que se escapanal control estatal y que no pueden ser tocados de nin-guna manera, porque se considerara un ataque a lalibertad de expresin y al sistema democrtico. Encambio, las instituciones estn ms vigiladas y cues-tionadas que nunca, ante la creciente demanda socialde conocer informacin antes vetada.

    Otro elemento que socava la fuerza legtima delEstado es la penetracin global de las redes del cri-men organizado en las entraas de los gobiernos, sis-temas de justicia, partidos polticos, negocios yprcticamente todas las esferas de la vida social.

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    Castells: la era de la informacin

    La era de la informacin tambin ha hecho posiblela aparicin de la poltica informacional, la cual in-troduce nuevas reglas de juego que afectan de maneraimportante la esencia tradicional de la poltica. Losmedios de comunicacin y el Internet se convirtieronen el espacio privilegiado de las luchas del poder pol-tico, con base en la credibilidad que dichos medios hanalcanzado en las sociedades ms avanzadas.

    Si bien la poltica de los medios no es toda la polti-ca, toda poltica debe pasar por los medios. La viejapoltica se ha convertido en un espectculo de horarioprivilegiado en la televisin: importa la persona y suimagen, no el partido; el conflicto pblico, no el acuer-do; las malas noticias, no las buenas; el escndalo, nola verdad. La publicidad poltica se concentra enmensajes negativos, orientados a destruir las pro-puestas y la imagen del oponente, basados en postu-lados de la ciencia poltica de que los mensajes nega-tivos se retienen mejor y a la larga influyen en laopinin pblica.

    Castells considera que la poltica se est america-nizando por el uso creciente de los medios en lascampaas de todo el mundo. En su opinin, la tecno-loga, la globalizacin y la sociedad red incitan a losactores y a las instituciones polticas a participar enla poltica informacional impulsada por la tecnolo-ga (p. 361). Esta poltica es la del escndalo, elarma elegida para luchar y competir en la polticainformacional (p. 371).

    Pero los medios son muy caros, aun para los pol-ticos de los pases desarrollados, y cuando se agotanlos recursos econmicos legalmente obtenidos paralas campaas, los gastos continan y en ese momen-to aparece el dinero de origen dudoso o claramentecriminal, lo que, segn Castells, produce una matriz

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    de corrupcin poltica sistmica, a partir de la cual sedesarrolla una red en la sombra de negocios interme-dios (p. 371).

    Paralela a la crisis del Estado-nacin, se vive unacrisis de credibilidad en las instituciones polticas ydemocrticas; el sistema de partidos ha perdido suatractivo y la confianza pblica. Existe un desconten-to creciente en contra de la poltica y de las institucio-nes que la sostienen y, en los pases desarrollados, ascomo en buena parte de los de medio desarrollo, lagente no se siente representada por sus gobiernos. Espues indispensable reconstruir la democracia y, paraello, Castells propone varias opciones:1. Recrear el Estado y los poderes regionales y locales.2. Incrementar la participacin poltica y la comuni-

    cacin horizontal entre los ciudadanos.3. Desarrollar la poltica simblica y la moviliza-

    cin en torno a causas no polticas, aprovechan-do las redes electrnicas.En las conclusiones del volumen II, Castells consi-

    dera que el movimiento obrero parece estar superadopor la historia; no es inminente su desaparicin y lossindicatos seguirn por un tiempo, siendo actores po-lticos y sociales importantes pero, por las caracters-ticas del trabajo en la era de la informacin, elmovimiento obrero no parece adecuado para generarpor s mismo, y a partir de l, una identidad proyectocapaz de reconstruir el control social y las institucio-nes sociales en la era de la informacin (p. 400).

    Los partidos polticos, dice Castells, tambin hanagotado sus posibilidades como agentes del cambiosocial, pero seguirn funcionando como instrumen-tos para canalizar las demandas de la sociedad.

    Los nuevos actores sociales no sern los partidospolticos, ni los trabajadores, ni el Estado-nacin,

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    Castells: la era de la informacin

    sino los movimientos ecologista, feminista, funda-mentalista religioso, nacionalista y localista. Nuevasidentidades sociales y polticas se estn gestando; poruna parte, los profetas, personalidades simblicasque dan rostro a una sublevacin simblica, que ha-blan en nombre de los insurgentes, como sera el casodel guerrillero Marcos, o del compadre Palenque.

    Al lado de los profetas se vislumbra una nueva or-ganizacin social y de intervencin interconectada ydescentralizada (como) caracterstica de los movi-mientos sociales, que se enfrenta y contrarresta a lalgica interconectada de dominio de la sociedad in-formacional (p. 401). Es el caso del movimientoecologista y de los movimientos de mujeres, de los re-beldes contra el orden global y de los fundamentalis-mos religiosos. Estos movimientos, construidos enred y descentralizados, dificultan la identificacin delos nuevos proyectos de identidad que se estn cons-truyendo en el mundo.

    Volumen III.Economa, sociedad y cultura

    En este ltimo volumen, Castells aborda proble-mticas sociales diversas: la crisis del estatismo so-vitico y la disolucin de la URSS; la disolucin delEstado nacin como consecuencia de la pobreza ex-trema y la depredacin institucional que vive la ma-yor parte del continente africano; los llamados hoyosnegros de la pobreza y la discriminacin en EstadosUnidos; la explotacin y el maltrato a los nios; lascaractersticas globales del crimen organizado, elfundamento multicultural de la llamada regin delPacfico asitico y las caractersticas del Estado red,de la Unin Europea.

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    En su detallado anlisis, Castells, explica elesfuerzo impuesto por el rgimen sovitico, para con-vertir a una sociedad pobre y atrasada en una poten-cia militar que incluso, en un momento dado, lleg atomar la delantera en la carrera espacial. El costo deesta hazaa fue muy elevado para la sociedad, quetuvo que aceptar una triste sobrevivencia en condi-ciones de escasez permanente, porque el aparato po-ltico sovitico exprimi a la agricultura para subven-cionar el crecimiento industrial y urbano. El proyectode desarrollo consider prioritarios la produccin debienes de capital y la extraccin de materias primas,con el fin de lograr la autosuficiencia, dejando aban-donadas, o sin mucha atencin, la generacin de bie-nes de consumo, la vivienda y los servicios. Con unaeconoma centralizada que determinaba los precios ylos circuitos de comercializacin desde las oficinas dela burocracia, el proyecto sovitico dirigi todo el es-fuerzo productivo de su pueblo en torno a la industriamilitar, la que se concibi en la razn de ser del Esta-do leninista.

    El resultado de esta profunda deformacin de losprincipios socialistas culmin con la conformacin deuna lite poderosa y rica, en la cspide del poder delPartido Comunista, y un pueblo empobrecido carentede expectativas de bienestar, permanentemente mo-vilizado por el aparato ideolgico del Estado.

    El intento de Krushov por reformar y reestructu-rar la economa, buscando mejorar la agricultura yprestando ms atencin a la produccin de bienes deconsumo, la vivienda y las prestaciones sociales, fuesaboteado por los altos mandos del ejrcito y la buro-cracia y, en 1964, debi de abandonar el poder. Otrosintentos reformistas posteriores no tuvieron mejorsuerte.

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    Castells: la era de la informacin

    En la dcada de los setenta, dice Castells, la bre-cha tecnolgica entre Estados Unidos y la Unin So-vitica alcanz proporciones preocupantes, pero laburocracia sovitica, en lugar de aprovechar la grancapacidad cientfica instalada en sus laboratorios mi-litares, decidi que el robo, el espionaje cientfico y laadaptacin de la tecnologa secuestrada eran el me-jor camino para salvar, en poco tiempo, la distanciaen el campo de las tecnologas informticas. Perocomo es sabido, los efectos de esta torpe decisinacentuaron la brecha entre ambas potencias y la re-forma del sistema sovitico se volvi indispensable.

    El ltimo intento por vigorizar el sistema fue en-cabezado por Mijal Gorbachov. Pero adems de lamodernizacin tecnolgica y la reestructuracin eco-nmica, otros problemas tambin importantes semanifestaron. El de mayor impacto fue, sin duda, ladesintegracin de la federacin sovitica, la que salten aicos a causa del resurgimiento de los nacionalis-mos, hasta entonces contenidos por el rgimen.

    Castells piensa que, si bien el fortalecimiento delas identidades nacionales contribuy a socavar lasolidez del Estado sovitico, la incapacidad del apa-rato dirigente para incorporar las nuevas bases tec-nolgicas y econmicas fue la causa subyacente mspoderosa de la crisis del sistema... (p. 63); pero lapalanca externa que lo derrumb de manera definiti-va fue la movilizacin poltica de las repblicas...contra la superestructura del Estado Federal anacio-nal... (p. 71).

    Al mismo tiempo que las nuevas tecnologas impo-nen su red global de dominio en los procesos econmi-cos, una inmensa estela de pobreza y de marginacinsocial se derrama sin que ninguna barrera puedacontenerla. En el continente africano, la mayora de

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    los pases estn completamente excluidos de la eco-noma global, y los Estados nacin estn a punto deregresar a la condicin de tribus, sujetas a todo tipode predaciones de parte de las propias instituciones;a ejercicios del poder personal sin freno, a las guerrasde exterminacin por cuestiones tnicas, a la muertepor hambre e inanicin, a la devastacin social por laepidemia de Sida y gravemente amenazadas por ladesintegracin colectiva.

    Salvo en Nigeria y en Sudfrica, el continente ex-perimenta un grave deterioro del trabajo, un marca-do descenso en la produccin de alimentos y unaabsoluta desorganizacin de la produccin y de losmedios de vida. La violencia, saqueos, matanzas y laepidemia de Sida afectan a millones de personas enlas ciudades y en el campo, dejando un panorama dedesolacin, de consecuencias imprevisibles.

    Castells piensa que la economa sudafricana pue-de convertirse en la locomotora que remonte a estecontinente, casi sin esperanza. Sin embargo, tambinreconoce que Sudfrica tiene graves problemas inter-nos an por resolver y no muestra mucho entusiasmoen asumir tal responsabilidad.

    La miseria y la exclusin social no son un privile-gio africano; sus efectos se sienten incluso en EstadosUnidos, la nacin ms poderosa del mundo en estemomento, en donde, no obstante, la pobreza aumentaa ritmo vertiginoso a causa de la desindustrializacinprovocada por la globalizacin de la produccin in-dustrial; por la individualizacin e interconexin la-boral inducidas por el informacionalismo, por la in-corporacin laboral de las mujeres y por la crisis de lafamilia patriarcal.

    Las fuentes de empleo y los salarios han descendi-do aceleradamente; las bases de operacin del sindi-

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    Castells: la era de la informacin

    calismo estadounidense se han desarticulado y lostrabajadores, sin medios de defensa organizados, tie-nen que enfrentar por su cuenta y de manera indivi-dual las negociaciones de su contrato laboral. El parolaboral ha desembocado en una nueva pobreza, ca-racterizada por la incapacidad de miles de familiaspara sostenerse con lo que ganan. Uno de los rostrosde esta miseria, dice Castells, es el creciente nmerode familias y personas sin casa, que no pueden cum-plir con el sueo americano de tener un techo bajoel cual vivir.

    Estos nichos de miseria se localizan, sobre todo, enlos viejos centros histricos de las grandes ciudades,cuyos edificios viejos y abandonados por la remodela-cin urbana sirven de refugio a los excluidos del siste-ma, exclusin que mantiene un notorio tinte racista,en perjuicio de los negros y de las poblaciones de mi-noras latinas y grupos de indocumentados. Estegueto urbano, dice Castells, es producto de la rela-cin sistmica entre las transformaciones estructu-rales... caractersticas de la nueva sociedad red...(p. 163).

    La pobreza y la exclusin no tienen, por el momen-to, ninguna alternativa social viable, porque losguetos mantienen las peores condiciones educativasdel pas, as como escasez de servicios y crisis familia-res que empujan a las nuevas generaciones hacia elcamino del delito, como alternativa de sobrevivencia.Oleadas de hombres y de mujeres, socialmente ex-cluidos, conforman masas inermes que, en ms deuna ocasin, tendrn la crcel como destino, al gradode que la poblacin penal de Estados Unidos sumaun milln 600 mil internos, y otros tres millones 800mil personas estn sujetas a restricciones judicialesde libertad.

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    La pobreza generalizada tambin ha abierto unabrecha para la inclusin laboral de los nios, quienestienen que sumarse en edad temprana a los esfuer-zos familiares para alcanzar la subsistencia. La es-cuela se abandona y los pequeos se contratan enuna gama de actividades en las que son explotados ymanipulados; son indefensos en todos los sentidos ypor lo tanto resultan ms baratos y son fcilmentedesechables. Una explotacin ms degradante de losnios ha tomado auge en el mundo: la explotacinsexual. En el mercado de la prostitucin infantil secalcula entre 100 mil a 300 mil los nios que sonprostituidos en todo el mundo. La pobreza y las crisisfamiliares proveen la materia prima de las redes cri-minales que controlan la prostitucin a escala global.

    En la era de la informacin, el delito se ha globali-zado. El crimen organizado ha logrado superar des-confianzas y antagonismos anteriores, estableciendoverdaderas alianzas estratgicas de colaboracin,bajo diferentes esquemas de relacin, a partir de unalgica organizativa similar a la empresa red. Estasorganizaciones parten de una base nacional o regio-nal; de una identidad cultural o tnica, en las queestn presentes desde las mafias estadounidenses ylas rusas, hasta las sicilianas, colombianas, chinas yla mexicana entre otras. Adems del trfico de dro-gas, estas mafias internacionalizadas tienen comonegocios rentables: el trfico de armas, convenciona-les y nucleares; el contrabando de inmigrantes ilega-les; trfico de mujeres y nios para la prostitucin; laventa de rganos humanos para transplantes y elblanqueo de dinero.

    Dice Castells que: Cuando y donde no hay regula-cin y control por parte de las fuerzas legtimas delEstado, se impone el control despiadado de las fuer-

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    Castells: la era de la informacin

    zas ilegtimas de grupos privados violentos. Los mer-cados sin restricciones equivalen a sociedades salva-jes (p. 212; nota al pie). La debilidad del Estado rusoy la desintegracin de las instituciones nacionales enalgunos pases de Amrica latina han tenido, comouna de sus principales consecuencias, la irrupcin delas mafias organizadas como fuerzas que le disputanal Estado el control social.

    El incremento del narcotrfico en Amrica latinaha provocado cambios profundos en la economa y enla poltica de la regin. Esta industria, como la con-sidera Castells, ofrece como principales productos almercado del vicio: coca, cocana, mariguana y anfeta-minas. Los crteles latinoamericanos son organiza-ciones descentralizadas que estn permeando ymarcando a los pases que utilizan como rutas comer-ciales. Esta industria tiene las siguientes caracters-ticas: est dirigida a la demanda y orientada a laexportacin, teniendo a Estados Unidos como suprincipal mercado, al que se han sumado Europa yAsia; es una industria internacionalizada, con unadivisin del trabajo muy eficiente, que protege la rutay el traslado de la droga en diferentes regiones; cuen-ta con un gran apoyo logstico de empresarios y fun-cionarios pblicos para lavar el dinero y reciclarlo endiferentes negocios y actividades legales; ejerce unacoaccin intimidante por medio de la violencia extre-ma y funciona en una amplia gama de pases, pormedio de la corrupcin y penetracin de las institu-ciones de seguridad.

    Gracias a los recursos econmicos de que disponey a la violencia que ejerce, esta ilcita actividad hacausado profundos impactos en la economa, la polti-ca y la cultura de los pases en los que acta con ma-yor presencia. La penetracin de las instituciones

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    encargadas de combatirla tambin contribuye al de-bilitamiento de la soberana de muchos Estados na-cin, los cuales ven perdida su legitimidad y sucapacidad para imponer la ley y el orden. La vida lle-na de aventuras de los narcotraficantes, as como lasgrandes riquezas que acumulan en poco tiempo, hanimpulsado, en amplios sectores sociales, formas cul-turales que manifiestan en canciones y conductas deimitacin, de parte de muchos jvenes, surgiendocomo modelos a seguir ante una realidad social queles niega otras opciones para mejorar sus condicionesde vida.

    En la parte final de su investigacin, Castells re-flexiona en torno a las caractersticas de dos regioneseconmicas: el Pacfico asitico y la Unin Europea.

    Se pregunta si una regin tan diversa en cultura eintereses como el Pacfico asitico puede ser real-mente considerada una regin integrada, concluyen-do despus de un profundo anlisis de Taiwn,China, Japn, Singapur, Corea del sur y Hong Kong,que tal identidad no existe.

    En Europa, por su parte, a pesar de las grandescontradicciones y conflictos histricos que han en-frentado los pases que integran dicho continente,existe, dice Castells, un proceso de integracin muyavanzado. La Unin Europea, sin sustituir a los Es-tados nacin, logr convertirse en un instrumento desobrevivencia de la regin, en la era de la globaliza-cin. La nueva forma de Estado que ah se est cons-truyendo es el Estado Red. Un Estado caracterizadopor compartir la autoridad (es decir, en ltimo trmi-no, la capacidad de imponer la violencia legitimada)a lo largo de una red (p. 367).

    En sus conclusiones, Castells recapitula sobre losfundamentos y cambios trascendentales que definen

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    Castells: la era de la informacin

    a la sociedad de la era de la informacin. Reconoce lasventajas y las desventajas; las virtudes y modalida-des de lo que llama el modo de desarrollo informacio-nal, y las amenazas al mismo que provienen de lasmasas de los excluidos.

    Parafraseando a Descartes, afirma: Pienso, lue-go produzco; confiado en que est por llegar unanueva poca que libere al hombre de las fatigas deltrabajo, gracias al poder de su mente. Piensa que elviejo sueo de la Ilustracin, de que la Ciencia y laRazn resolveran los problemas del Hombre, est ala mano. Un nuevo mundo, una sociedad armnicaque rompa las brechas de intereses que nos dividen,puede ser construido a base de la comprensin, eldilogo y por la accin social consciente apoyada porla legitimidad.

    Comentarios yreflexiones finales

    La obra de Castells merece reconocimiento por di-ferentes razones: el esfuerzo de aos dedicados aentender los cambios profundos que se estngestando en la economa, la poltica y la cultura glo-bal; la gran cantidad de cifras y datos empricos quela convierten en fuente obligada para socilogos yeconomistas; la visin multicultural y el recurso delmtodo comparativo que le permite descubrir, en lodiverso, las causas que estn presentes en los cam-bios de fondo que viven las sociedades en este mo-mento histrico; en fin, la obra de Castells cumple lascaractersticas ms importantes del concepto comnde ciencia y del conocimiento cientfico, como son larecopilacin sistemtica y metodolgica de conoci-mientos y la presencia de un cuerpo de hiptesis y

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    verdades generales que explican hechos e intentanpredecir el futuro.

    Desde el principio, Castells advierte a sus lectoresque su propsito es hacer preguntas a la realidad,dejando las respuestas en manos de los polticos y delos intelectuales. Sin embargo, a lo largo de sus tresvolmenes, queda claro un objetivo bien definido: de-mostrar que las nuevas tcnicas informativas son elnuevo modo de desarrollo que est haciendo posibleel surgimiento de una nueva era social. Convierte alconocimiento y a su procesamiento informacional enla nueva fuente de plusvala de la economa mundial;afirma que el uso y el control del conocimiento tienencomo destino casi determinado el fin de la vieja socie-dad con todo y sus nacionalismos e identidades. Elconocimiento se convierte entonces en el nuevofetiche y todo lo que toque ser rejuvenecido e incor-porado a la nueva historia, y lo que quede fuera de suinfluencia tendr como destino el fin de la historia yel olvido. Una debilidad importante del planteamien-to hipottico de Castells es su desmedida valoracinde la tecnologa en los procesos de cambio social, a laque llega a considerar, si no la nica, s la ms impor-tante en la evolucin social e histrica de los pueblosy naciones del mundo.

    Discpulo de Althouser, conserva en su exposicinla influencia de la escuela estructuralista a pesar deque, en el Prlogo de su obra, afirma ser un investiga-dor pragmtico alejado de toda ortodoxia dogmtica.En sus reflexiones finales, Castells reconoce que nocree que una clasificacin de intelectuales y socilo-gos entre izquierda y derecha refleje diferencias cua-litativas importantes entre los dos grupos (p. 393;Vol. III). En el siglo XX, dice, los filsofos, siguiendo aCarlos Marx, han estado intentando cambiar el

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    Castells: la era de la informacin

    mundo; en el siglo XXI (siguiendo a Feuerbach),yaes hora de que lo interpreten de forma diferente(Idem.).

    La sociedad que Castells nos anuncia, y que dehecho ya se encuentra en la vida econmica de lasnaciones desarrolladas, no est exenta de contradic-ciones y resistencias, como lo reconoce en los volme-nes II y III. Al mismo tiempo que se acumulan gran-des riquezas en pocas partes del mundo, la miseria yla exclusin laceran a millones de personas. Las cla-ses sociales desaparecern para convertirse en tribusy comunas, mientras los grandes potentados se atrin-cherarn en palacios inmateriales compuestos porredes de comunicacin y flujos de informacin (Op.Cit. p. 386). Para poder reconstruir las instituciones,las comunas tendrn que convertirse en identidadesproyecto y presentar una larga lucha para lograr susobjetivos. El trabajo humano producir ms y mejorcon un menor esfuerzo; y el trabajo mental suplir alfsico en los sectores ms productivos de la economa.La economa global segmentar al planeta en espa-cios de poder, riqueza y bienestar, enfrentados a lasregiones de miseria, atraso y exclusin. Los excluidosno permanecern inmviles y pasivos y los funda-mentalismos representarn el mayor desafio al do-minio del capitalismo. Los Estados nacin, dice Cas-tells, sobrevivirn, pero no as su soberana; laeconoma mundial ser gobernada por un conjuntode instituciones multilaterales interconectadas y lageopoltica tambin ser controlada por el multilate-ralismo. La criminalidad llegar a las casas de losciudadanos y el crimen organizado y el terrorismoencontrarn formas sofisticadas para dar golpes es-pectaculares. Ante la debilidad de los Estados nacin,se fortalecern los gobiernos regionales y locales; en

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    tanto que las personas estarn ms lejos de los parti-dos polticos y de las instituciones del poder, refu-gindose en su individualidad, en su trabajo y en susvidas.

    Qu hacer? Castells considera que tal estado decosas no debe ser de esa manera: No hay nada queno pueda ser cambiado por la accin social conscientee intencionada, provista de informacin y apoyadapor la legitimidad (p. 394). Pero no es el camino de larevolucin el que propone, sino el de la solidaridad ycomprensin entre patrones y empleados; el de larestauracin de la democracia y la cultura; el de laidentidad con el planeta, la armona con la naturale-za y la paz entre los hombres.

    Las vas para salir del nuevo capitalismo, ms sal-vaje que los anteriores, se estn discutiendo en todaspartes y es de suponerse que nuevas formas de accinsocial y poltica estn por descubrirse. Los hombres,pueblos y naciones, que tienen su vida y futuro enjuego, no renunciarn fcilmente a ser partcipes delos beneficios econmicos y sociales que las nuevastecnologas han generado. La lucha por la justicia noqueda cancelada, simplemente asumir nuevas for-mas y estrategias de accin.