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Héctor Orestes Aguilar De la ciudad del Golem a La Vida Conyugal Entre i ta a Sergio Pitol \ - - En /0 liuratuflJ ./'.1'1(4110 <onltfllpordnlo Sffgu> ocupo un Iugor I'rologdnuo por fl4110 el consonrio JI 114 ,,.ptfldlJ fU'" JU I'lO]«IO li"roTlo (y /U p<rJil llJllUrol) poc4 o ftanfDMl'nu rt4dD 'trn( fUI! L .....' con lo narr'otnlG dt ""'SitO p4111- lon ti "'010, lo n«"lo dl Imguo t poriolo ln n."lrOI dfol. UJ IibroJ, dl luol,ullf .onrro. JOn lo I'",lba dl lo mondn d. un lOundo ""!"IIb/, En lo IronJ((l/K'dn d, nu"lro (/. do Al Jupri."do lO" P''tunl 1 poro fUI JlU14n IOdI '11 iodo ...." 10J ,d! , d,l'ilol. fU' Il d"plo:,oo 4.'4. lo 'p«O •• 9u, p",,01l14 o lo tln"on6. d/I .,dlo "11. "'XllOOO A fI /ligar JUJ I1ltl.. OJ oh,•• , (>loo,J Ao bo de "'w <1l b poQ n 1"1.dc la oh", R n de kCfU Rojo. que <lcm. ti ha n" admi •r In < IrJordin;u;lI inn"idlld. la pacidJd de inl.1gifl3 . Il ' C3pacidnd de juego que ha d pi do Vi eme en I unrenc a/los d u Llbor como nisl neo -de .ne pli do. podrbm decir-o me llevó. otros ,i mpos. Ha ido como U"" Tan retrospecth de la cuhura lite ... ria me in•. Ahl encomré los periódi . los prim ros suplememos Ii.er.lrios que lela. algunas de I:ls revista! rrW interesames que he 1 Ido, los libros de mi juvemud (para los cu.les 1:1 hizo las porLldas en ERA). ''<o que era un periodo muy rico en algunos aspectos. quizá rrW internacional que ahora si se ve a los autores I las 1lO,e<bd que se publicaban. Cünter • por ejemplo. se publicó por prilllCn 'el fuern de Alemania en M leo. La primern edición de nter en lengua eXlranjera fue la d E/ golo J ti ro 16. , que hizo J quin 1 rti.. d pués siguieron m ha ra . Toda esta nquen Ll pued ver ahora. in embargo. mre 1955 1961 yo "ntla qu vil'lam en un medio mu op iv ulluralrneme. y esto <k rresp<lnder a una pecie de f,,1St . n personal. Lela mucho. iba mu I I lt:ltro. ola música. tenia mig ma nlO o con quienes tybla lOO I tiempo de Ii,eratura. qu e n J Emilio Pa heco y rlos Monsh i; olabor.lbamos -llI.11\bi 1 n J de la Colina- en la . n juvenil de la revi ta E/lononu gran pane de la Clividad que d pleg:lbamos en quel 'iempo er. cultural. No ame, cuando relel hace poco mi uloItiogrofio vi el grado de (ruSlMlción en que )'0 vivfa entonces, lo qut: en un momento me hizo salir dI p;ll , bu""r otros horizomes que cnriqu ieran un panorama que me P.1recfa mu aldeano. muy pro,;nciano. Cuando pienso en esa q>oca. 35 anos después, me veo, me 'ento como un sonámbulo, como un muchacho caminando son3mbúlicameme. Alguna vez entonces lo tuve muy presente, casi lo vi ualicé una vez en un autobús, como i '0 fuera en el autobús -y por la vida cotidiana- forrado con una especie de celofán que me impidiera e! contacto con e! resto de la gente. Este andar sonambúlico es en parte el material del que se nutrieron mis primeros cuentos. Recuerdo un año, el úliimo de mi estancia en México (debió haber sido 1960), en que frecuenté los circulos de la izquierda política. Estaban llenos de buenas intenciones, de fórmulas románticas que muy poco tenlan que ver con la realidad. Mi despertar a la vida en muchos aspectos, incluido el polltico, fue mi viaje a Italia. Al estar alli me encontré con un panorama totalmente distinto, con grupos que se expresaban en un lenguaje político que hubiera sido poco comprendido y quizá escarnecido por la izquierda mexicana, por lo remoto que era. Por aquella época le decir a Moravia que organizaciones políticas de izquierda estaban cien años atrás de la sociedad: mientras ésta se encontraba en el siglo xx, las instituciones y organismos polílicos de la oposición estaban todavía en e! siglo XIX, habla un gran desfase. Para este viaje fue en muchos aspectos una sensación de libertad absoluta. Allá yo era una especie de no entidad que quena enriquecerse de todos los elementos posibles. Es la única vez que he estado cerca de un renacimiento a la vez político y cultural. La otro Europa Yo estuve en Polonia en 1963 para conocer el país y para visitar a Juan Manue! Torres en un lugar pequeñísimo, en un edificio semireconstruido como eran todos 0, más bien, como eran los mejores _______________ 45

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Héctor Orestes Aguilar

De la ciudad del Golema La Vida Conyugal

Entre i ta a Sergio Pitol

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En /0 liuratuflJ ./'.1'1(4110

<onltfllpordnlo Sffgu> 1~lol ocupo unIugor I'rologdnuo por l~l;"tnr", fl4110

el consonrio JI 114 ,,.ptfldlJ fU'" JU

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C3pacidnd de juego que had pi •do Vi eme en I unrenca/los d u Llbor como nisl neo-de .ne pli do. podrbm decir-ome llevó. otros ,i mpos. Ha idocomo U"" Tan retrospecth de lacuhura lite...ria me in•. Ahlencomré los periódi . los prim rossuplememos Ii.er.lrios que lela.algunas de I:ls revista! rrWinteresames que he 1 Ido, los librosde mi juvemud (para los cu.les 1:1hizo las porLldas en ERA). ''<o queera un periodo muy rico en algunosaspectos. quizá rrW internacional queahora si se ve a los autores I las

1lO,e<bd que se publicaban. Cünter• por ejemplo. se publicó por

prilllCn 'el fuern de Alemania enM leo. La primern edición de

nter en lengua eXlranjerafue la d E/ golo J ti ro16. , que hizoJ quin 1 rti.. d pués siguieronm ha ra . Toda estanquen Ll pued ver ahora. inembargo. mre 1955 1961 yo"ntla qu vil'lam en un medio

mu op iv ulluralrneme. y esto<k rresp<lnder a una pecie def,,1St . n personal. Lela mucho. ibamu I I lt:ltro. ola música. tenia

mig ma nlO o con quienestybla lOO I tiempo de Ii,eratura.qu e n J Emilio Pa heco y

rlos Monsh i; olabor.lbamos-llI.11\bi 1 n J de la Colina- enla . n juvenil de la revi taE/lononu gran pane de laClividad que d pleg:lbamos enquel 'iempo er. cultural. No

ame, cuando relel hace poco miuloItiogrofio vi el grado de

(ruSlMlción en que )'0 vivfa entonces,lo qut: en un momento me hizo salird I p;ll , bu""r otros horizomes quecnriqu ieran un panorama que meP.1recfa mu aldeano. muypro,;nciano. Cuando pienso en esaq>oca. 35 anos después, me veo,me 'ento como un sonámbulo,como un muchacho caminandoson3mbúlicameme. Alguna vezentonces lo tuve muy presente, casilo vi ualicé una vez en un autobús,como i '0 fuera en el autobús -ypor la vida cotidiana- forrado conuna especie de celofán que meimpidiera e! contacto con e! resto dela gente. Este andar sonambúlico es

en parte el material del que senutrieron mis primeros cuentos.Recuerdo un año, el úliimo de miestancia en México (debió haber sido1960), en que frecuenté los circulosde la izquierda política. Estabanllenos de buenas intenciones, defórmulas románticas que muy pocotenlan que ver con la realidad. Midespertar a la vida en muchosaspectos, incluido el polltico, fue miviaje a Italia. Al estar alli meencontré con un panoramatotalmente distinto, con grupos quese expresaban en un lenguaje políticoque hubiera sido poco comprendidoy quizá escarnecido por la izquierdamexicana, por lo remoto que era.Por aquella época le oí decir aMoravia que I~s organizacionespolíticas de izquierda estaban cienaños atrás de la sociedad: mientrasésta se encontraba en el siglo xx, lasinstituciones y organismos polílicosde la oposición estaban todavía en e!siglo XIX, habla un gran desfase.Para mí este viaje fue en muchosaspectos una sensación de libertadabsoluta. Allá yo era una especiede no entidad que quenaenriquecerse de todos los elementosposibles. Es la única vez que heestado cerca de un renacimiento ala vez político y cultural.

La otro Europa

Yo estuve en Polonia en 1963 paraconocer el país y para visitar aJuan Manue! Torres en un lugarpequeñísimo, en un edificiosemireconstruido como eran todos 0,

más bien, como eran los mejores

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de Polonia. En esa ocasión tuve laopolt~nidad de conocer alembajador, que'era una'extraordinaria persona: EduardoEspinosa y Prieto. Acababa de pasarpor alli López Mateos, que fue elprimer presidente mexkano quevisitaba un país socialista. Se habíafirinado un primer acuerdo quetocaba muchos aspectos decoJa&)ración con ~olonia. Se dabauna beca para un escritor joven'mexicano que se interesara porconocer la cultura polaca. No seexigía el asistir a clases, sólo hacerun programa de visitas a escritores,con un traductor cuando fueranecesario, ver la vida teatral ymusical, empaparse de aquellacultura. Otra beca era para un pintorjoven, que en aquel caso fue unmatrimonio, Fernando Vilchis y

Leticia Tarrag6, de Jalapa, que desdeentonces son muy buenos amigosmios. Me dijo el embajador: "Estosacuerdos, si se les deja descansar en

las oficinas se convierten en letramuerta. ¿No le interesaría a usted?"Nosotros habíamos conversadopreviamente, le comenté que teníaun libro publicado, que escribía paraalgunos suplementos y revistas.Desde el primer momento decidíquedarme en Polonia; con aquellabeca,.que era de un año, logréprolongar la estanéia después. En esaépoca yo era una de las muy pocaspersonas que podían traducir delpolaco u orientarse en la literatura

polaca; entonces me llegabanproposiciones de México, de BuenosAires, de España y por lo tanto teníatodo mi tiempo ocupado -y uningreso en divisas que me permitíatener una vida muy desahogada.Llegar a Varsoviá el primer día fueun bombardeo de sensacionesdiversas. Era una ciudad todavía muydestruida, con sectores en ruinas,algunos de los mejores edificios casien estado de obra negra, donde setenía que trabajar y vivir. Era una

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o •• 46 ~----+----------_.

...

....

La enfermedad de la escritura

El acto de escribir y la frecuentaciónde los libros se han dado en mí deuna manera natural desde muy niño.Ya he hablado en muchas ocasionesde las enfermedades de mi infanciaque me hacían pasar temporadasmuy largas en habitaciones en dondelo único que podía hacer era jugarcon colecciones filatélicas o hurgarentre los libros. De alguna maneraescribir se volvió otro de los actoshabituales del día; un acto más rico

y, quizá, más gratificante, en elsentido en que podía tocar algunasllagas e intentar cauterlizarlas. Misprimeros relatos tuvieron influenciafaulkneriana, de alguna manera· senutren de la forma de los monólogosimernos de Faulkner o de susencr padísimos diálogos, debido aqu la circun tancia que relatan

ran mu c rcana a lair un tan i qu yo vela en mi casa

n I familia próximas a la mía.ra un mund qu no habíaUl rizad l davía la heridas

Andrzejewski

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producidas por la Revolución, de lamisma manera que las familias en lasnovelas de Faulkner, los Compton,los Sartoris, no han sanado de ladesgarradura de la guerra desecesión y de la pobreza del Sur.Nosotros éramos como los personajesde Faulkner, blancos pobres viviendoen algunas casas a veces inmensas,donde los mayores vivían y tratabande inocularnos una especie denostalgia por un mundo crisálido delque no pudiera escaparse. Misprimeros cuentos tratan de narrareste mundo y son como golpes a losmuros en búsqueda de derribarlos,de encontrar una puerta que pudieraconducir a los personajes, o a mímismo, el narrador, fuera de eso;fueron momentos de catarsis enlos que pude salir de aquellascondiciones -dejarlas atrás,enfrentando otras nuevas. Lossiguientes relatos siguen con granfidelidad las circunstancias de mivida: presentan a mexicanos ubicadosante mundos extraños, mundosdonde se viven otro tipo de hábitos,costumbres, estilos; y en estaconfrontación con lo extraño, con loextranjero, el personaje resolverá unproblema vital. Mis relatos notratan de llenarse de recursosfolclóricos ni de recrear -sino conmuy esquivos fragmentos yalusiones-, las circunstancias que seviven en aquellos mundos; tampocome detengo en el aspecto político,que apenas está vislumbrado.La relación es de un personaje quese plantea, frente a sus problemas,una serie·de intentos para resolverloscon alguna honestidad.A medida que han ido naciendoobras mías nuevas, el elementodramático, el elemento patético delas primeras narraciones se vatiñiendo con otros elementosigualmente viscerales. Hay unapérdida del sentido de grandeza, quees el que recubre siempre o el queconstituye el nódulo de la grandeza.Hay una pérdida de grandeza. Losprestigios se van derrumbando. Laburla empieza a corroer todo aquelloque parecía sagrado, que parecíaintocable. Los instintos son los del

. ...

bajo cuerpo: los de los intestinos olos sexuales. A partir de El desfile del4l11OT y quizá en episodios anteriores,

ya empieza a surgir esta notacorrosiva, sarcástica, con la que he

creado una literaturafundamentalmente paródica ycarnavalesca, donde los personajesestán definidos más por sus tics, porsus aberraciones, por sus rasgos detontería que por aquello que haysalvable en el ser humano. Quizá elúltimo libro en el que trabajabatodavia otras dimensiones seaEl tañido de una flauta. Después,todo ha caído en otras aguas.Mis viajes también me han permitidoconocer una fauna de personajes enla que parecía que me iba

especializando: seres excéntricos, aveces extraordinariamenteingeniosos, otras veces muygrotescos, un mundo feérico, decuento de hadas, pero como siestuviera pintado por Goya. De estetipo de fauna se apropia, porejemplo, El desfile del amor. Mástarde, durante una convalescenciaque pasé hace pocos años enKarsbald, cayó en mis manos unlibro que tenia ganas de leer hacíatiempo: el libro de Bajtín sobreRebelais y la cultura popular afin~es de la Edad Media yprincipios del Renacimiento. Fue un

libro básico, porque sentía que através de esa luz podía explicarsetodo lo que había escrito y lo queestaba escribiendo en ese momento.A consecuencias de esta lectura unanovela que estaba planeando seenriqueció, retomé algunas de lasideas de Bajtín y las desarrollé(el resultado es Domar a la divinagarza). Algo que siempre me hainteresado es la obtención deltono, del habla, de la densidado ligereza de los diálogos. Cuandoescribo una primera versión meencuentro con una especie de pastalodosa lingüística, que parecería serla escritura de un muchacho de 13 o14 años, tan elemental su lenguaje,tan torpe su sintaxis. Pero lo que yaen ese momento me interesa esfundamentar la arquitectura de lanovela o del relato que estoy

.

oe •

escribiendo; establecer el

ordenamiento de masas de acción,

ciertas situaciones que van a requerirun espacio mayor, otras queatraviesan la escena rapidísimamente;todos estos cortes, toda esta

edificación, es el objetivo que mepropongo en la versión inicial.Cuando llego a la palabra Fin yempiezo a leer es tremendamentedesilusionante, porque parece quenunca va a poder salir, nunca va apoder hacerse literatura con esaargamasa espesa, sin vuelo, que tirasólo hacia abajo. Ahí empieza eltrabajo con el lenguaje. Tengo queescribir y reescribir una escena parasentir que por mí mismo fluye lavoz, el tono que espero dar a cadauno de los personajes. Hay una seriede contrapuntos verbales en miescritura que vienen de distintasfuentes, entre ellas el teatro. Soy unlector, lo he mencionado en otrasocasiones, asiduo del teatro y en lomomentos de reescritura me ayudamucho la experiencia como lectorteatral y a la vez el lenguaje paródi ocon el que me he pasado jugandomuchos años con Luis Prieto y

Brandys

48 •

....

úllimo sei años de mitranjero. Quiero

la literaturas dela tensión entre la

rila en lengua checa y lae rila en alemán, la de

ducaron en los liceosl mane en los últimos años del

imperio au trohúngaro y que fueptada normalmente en Viena

omo parte importante de la culturaaustriaca. Era la Escuela de Pragauna literatura escrita en alemán, quedio autores tan extraordinarioscomo KafKa, al cual uno podríadedicarle una vida de estudio, que esinagotable; autores como Werfel,

que es muy desigual pero importante;como Max Brod, quien estudia todoe te círculo de escritores; comoKubin, como Leo Perutz, del cual uncríúco praguense me decía queparece el hijo adulterino quehubieran tenido KafKa y AgathaChristie, porque maneja las dos

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vertientes: el gran misterioontológico narrado de manerapolicial; y Meyrink, quien quizá sea

el padre de todo este mundoabismal, de todo este mundo

laberíntico.El Golem, lo hayan aceptado o noaquellos escritores, es el núcleoinicial, la semilla de donde surgetoda esta literatura.

De una vida conyugal

La novela que acabo de terminarsurgió en Praga, una noche en la queestaba leyendo un libro de Nabokovy hubo un momento en que me

percaté de que no estabaconcentrado en los pasajes que estabaleyendo, que desde hacía rato sóloestaba pasando las páginas, pensandoen otra historia, una historia decrímenes, de una mujer que decideasesinar a su marido. Cerré aquellibro, empecé a tomar notas sobreestas posibilidades que me habíansurgido de repente para una nuevahistoria. A~oté los extractos de sietecapítulos y en un rato no largo tuvela sinopsis de esta novela de principioa fin. Hace poco, ordenando mispapeles, la encontré y pensé quehabía llegado el momento deescribirla. Me propuse hacer, desdeel momento ~n que la concebí, un

juego muy ligero, un típicodivertimento de escritor; una cosa

que fuera muy divertido escribir.Trabajé en ella de abril a octubrede 1990, que es un término muy

breve para lo que estoyacostumbrado, fue rapidísimo.Trabajé todo el tiempo, no podíasalir ni pensar en otra cosa, estaba

en algún lugar y lo único que queríaera regresar a casa para continuar yha sido hasta ahora el texto quemayores dificultades me haproducido al escribir. A momentosme venía una desesperanza tremendaal sentir que todo aquello se hundía,que no salía, hasta que a fuerza decombatir con la historia, me dejó alfin satisfecho. La novela, desde supropio título, continúa la líneaparódica y carnavalesca a que me hereferido antes: La vida conyugal. \)