guatemala la corrupcion como crisis de gobierno

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    U

    na situacin de crisis potencial

    ha acompaado el desempeodel gobierno del Partido Patriota di-rigido por el presidente Otto PrezMolina. Tanto los votantes de la dere-cha hoy gobernante como mucha gen-te que no la vot sufren un profundodesencanto. La consigna de gobernarcon mano dura no se cumpli y la tasade homicidios, por ejemplo, ha conti-

    nuado subiendo. El desorden que pro-voca entre la poblacin la extendidainseguridad se agrava con las reitera-das muestras de incapacidad guber-namental. Pero los numerosos ejem-plos de inecacia en cualquiera de los

    espacios administrativos encolerizan

    especialmente porque son acompaa-

    dos por diversos delitos.

    La denuncia de un extendido sistemade corrupcin que funciona en los al-tos niveles de la elite gobernante sedesliz en los medios polticos e ins-titucionales guatemaltecos a nes de

    abril pasado. La ola de denuncias co-menz con las acciones fraudulentas

    en la Superintendencia de la Admi-nistracin Tributaria (sat), continucon denuncias de fraudes en el Insti-tuto Guatemalteco de Seguridad So-cial y prosigui con denuncias de co-rrupcin en la Polica Nacional Civil.Se trata de hechos muy graves por las

    Guatemala: la corrupcin como crisis

    de gobiernoEDELBERTOTORRESRIVAS

    Guatemala vive una coyuntura crtica que est poniendo a prueba

    su sistema democrtico. El descubrimiento de gigantescas

    redes de corrupcin que atraviesan todos los niveles del Estado

    sumadas a la violencia que azota al pas ha dado lugar a

    movilizaciones ciudadanas inditas en la historia reciente que yahan provocado la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti

    Elas y han dejado al derechista Otto Prez Molina como

    una figura con escasa capacidad de juego a la cabeza del Poder

    Ejecutivo, a la espera de un final de mandato prximo a llegar.

    nCOYUNTURA

    Edelberto Torres Rivas:socilogo centroamericano nacido en Guatemala. Fue secretario general

    de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y actualmente se desempea comoconsultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud). Entre otros reconoci-mientos, obtuvo el Kalman Silvert Award (2010).Palabras claves: corrupcin, democracia, protestas, represin, Otto Prez Molina, Guatemala.

    Este artculo es copia fiel del publicado en la revista NUEVASOCIEDAD

    No257, julio-agosto de 2015, ISSN: 0251-3552, .

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    escandalosas maneras de negociar lariqueza pblica y porque en princi-

    pio esas formas de ejercicio del poderalteran la normalidad establecida. Seconsider con razn que esta infor-macin, por los actos que involucra,inamara an ms el descontento

    que expresa la crisis y, en efecto,paripassu provoc el comienzo de las fuer-tes movilizaciones populares.

    El remolino crtico afect las estruc-turas institucionales en las que se ar-ticula el poder del Estado: la Presi-dencia de la Repblica, el Ministeriode la Gobernacin y la polica. Desdeel mes de abril, una ola de manifesta-ciones populares y los efectos desor-ganizadores que estas producen debi-litaron an ms al Poder Ejecutivo y

    volvieron incierto su funcionamiento;el ejercicio de la autoridad, en conse-cuencia, hizo perder legitimidad a losaparatos comprometidos con el usodel poder, mientras que la economaempez a experimentar desequilibriosque parecen resultado de fenmenosasociados a la crisis.

    El sbado 25 de abril se produjo por

    primera vez en muchsimos aos talvez unas tres dcadas una irrupcinde las masas en la calle, convocada caside manera espontnea por grupos an-nimos de jvenes descontentos: una si-lenciosa convocatoria y una explosinde protesta, con msica y gritera. Por

    primera vez en Guatemala se utilizancomo instrumento movilizador los me-dios electrnicos Facebook, Twitter y

    otros, que facilitaron la constitucinde un conjunto de redes sociales mo-

    vilizadoras que se agruparan bajo ellema #RenunciaYa.

    La intensa capacidad de informacinintergrupal que permite internet, perosobre todo millares de telfonos ce-lulares y otros artilugios electrnicosorientados en la misma direccin, fa-cilit el inicio y luego la multiplicacin

    de contactos informativos y acuerdosque culminaron en la decisin de mar-char. Quines se comprometeran?Cuntos iran? All estaba tambin el

    temor ntimo de muchos frente a laposible actuacin de la polica, o de lasotras fuerzas del orden que en tiem-pos pasados disparaban, mataban, he-ran a la sociedad.

    La ocupacin de la Plaza de la Cons-titucin, centro neurlgico de la capi-tal guatemalteca, provoc una intensaconmocin social que fue debilitandoal gobierno, no solo en la capital, sinoen el conjunto del pas. 30.000 perso-nas participaron con pancartas, carte-

    lones, letras mviles, gritos y cancionesque exigan las renuncias, debido a lasfundadas sospechas de sus niveles decorrupcin, del presidente y de la vi-cepresidenta de la Repblica y de ungrupo de altos funcionarios, al tiempoque expresaban demandas en favor deun Estado democrtico bien adminis-trado. Finalmente, la vicepresidenta

    Roxana Baldetti Elas debi renunciarel 8 de mayo pasado, y varios ministrostambin estn bajo sospecha.

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    En la organizacin no hubo prepara-tivos previos, ni instructivos que ase-

    guraran que este acto de masas fueraextraordinariamente ordenado y sinactos de violencia, en un pas con altsi-mas tasas de criminalidad y en una lo-calidad Ciudad de Guatemala que esuno de los ncleos urbanos ms crimi-ngenos de Amrica Latina. No hubooradores ni tribunas ni distribucinde propaganda poltica. Las consignas

    convocantes fueron breves y directas:la denuncia contra formas extremasde una corrupcin extendida entre lasaltas autoridades que ha saqueado losrecursos pblicos, el castigo de los res-ponsables y la reapropiacin de los

    bienes por el Estado. Como puede ad-vertirse, entre las numerosas formasde protesta abundaron las demandas de

    orden moral y poltico, que son las quems vienen movilizando a la ciudada-na. Es tanto el hartazgo por el desor-den y la ilegalidad social que la crisisha sensibilizado sobre todo a la juven-tud, lo que explica en parte su disposi-cin para la movilizacin social.

    La movilizacin de las masas urbanascontinu en las semanas siguientes.Decenas de miles de ciudadanos mar-charon hacia la Plaza de la Constitu-cin el 16 de mayo, haciendo un totalde unas 60.000 personas, a las que sesuman unos 15.000 manifestantes enel interior del pas1; el 30 de mayo des-laron ms de 30.000 personas y el

    11 de junio unas 20.000 en la ciudady otras 10.000 en tres ciudades de de-partamentos del pas.

    Las movilizaciones parecieron tan or-ganizadas a pesar de su espontanei-

    dad y golpearon tan fuerte, que huboal inicio la sospecha de un plan sub-versivo de largo aliento. Pero por qudecimos que la crisis se desliz?La crisis, de hecho, vena conden-sndose en los pliegues de la socie-dad, exista como profundo malestarciudadano que se rumiaba todos losdas, un hartazgo frente al desorden

    de la conducta de la elite guberna-mental y sus socios econmicos, po-lticos y militares. No decimos que lacrisis estall, porque nadie estabaemocionalmente preparado para po-nerse de pie y pelear.

    El rgimen se encuentra enredado ennumerosos escndalos y acumulacin

    de descrditos, por lo cual se deslegiti-ma todos los das. Desde que el Minis-terio Pblico y la Comisin Internacio-nal contra la Impunidad en Guatemala(cicig)2 desarticularon el 14 de abril

    1. Se pueden ver imgenes de las movilizacio-nes en YouTube, .2. Este organismo fue creado a nes de 2006 pormedio del acuerdo rmado entre la Organiza-cin de las Naciones Unidas (onu) y el gobier-no de Guatemala. Tras la Opinin Consultivafavorable de la Corte de Constitucionalidad, fueraticado por el Congreso. Se trata, tal como selo ha denido, de un rgano independiente decarcter internacional, cuya nalidad es apoyaral Ministerio Pblico, la Polica Nacional Civil ya otras instituciones del Estado tanto en la inves-tigacin de los delitos cometidos por integrantesde los cuerpos ilegales de seguridad y aparatosclandestinos de seguridad, como en general en

    las acciones que tiendan al desmantelamiento deestos grupos. Acuerdo de creacin de la cicig,12 de diciembre de 2006, disponible en .

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    de este ao la red criminal que se de-dicaba a la defraudacin aduanera,

    han pasado tres meses y varios es-cndalos ms agudizan la crisis delgobierno. Ese da fueron capturadosCarlos Muoz y Omar Franco, jefe yex-jefe de la Superintendencia de Ad-ministracin Tributaria (sat), juntocon 12 cmplices. El presunto cabeci-lla de la banda result ser Juan CarlosMonzn, secretario privado de la vi-

    cepresidenta Baldetti, quien por esosdas se encontraba de viaje con ellaen Corea del Sur, donde la funciona-ria recibi un doctorado honoris causaen la Universidad Catlica de Daegupor su labor social. El 8 de mayo,despus de ser responsabilizada de lafuga de Monzn y de mentir sobre lafecha de su regreso a Guatemala, yaen medio de un escndalo meditico,

    la vicepresidenta nalmente renun-ci, mientras en el Congreso avanza-

    ba un antejuicio en su contra3.

    La maldicin del escndalo que per-sigue a la poltica en estos das estabaactiva trazando un oscuro horizonte:

    el 20 de mayo, el Ministerio Pblico yla cicig denunciaron la existencia deun contrato fraudulento rmado en-tre el Instituto Guatemalteco de Segu-ridad Social y la Droguera pisa, quedaba servicios mdicos al Instituto: lasaparentes irregularidades involucranla muerte de unos 17 pacientes rena-les4. El principal encausado es el presi-

    dente de la institucin, el teniente coro-nel Juan de Dios de la Cruz Rodrguez,estrecho amigo del presidente Prez.

    Esta estructura criminal se habra re-partido 16% del contrato de 116 mi-

    llones de quetzales (15,2 millones dedlares estadounidenses). Los direc-tivos del Instituto (incluidos el pre-sidente del Banco de Guatemala, elrepresentante de las Cmaras Empre-sariales y la delegada de los sindica-tos) estn procesados y en la crcel,

    lo que ha motivado la protesta de losmedios empresariales.

    Adicionalmente, el 10 de junio la Cor-te Suprema de Justicia dio paso a lasolicitud de antejuicio planteada porel diputado Amlcar Pop, quien acusal presidente de cometer varios deli-tos en el manejo de los casos anterio-res. El Congreso nombr por sorteouna comisin para investigar a PrezMolina, encabezada por el diputadoBaudilio Hichos, quien a su vez fueacusado de operar una red de nepo-tismo en una zona oriental del pas ycontra quien accion la Fiscala, porlo que Hichos debi renunciar a la di-reccin de la Comisin.

    El da 24 de junio, el Ministerio Pbli-co y la cicigdenunciaron la existenciade una red de jefes de la Polica Na-cional Civil que desde esa institucinhacan negocios con siete empresasde cartn. En el periodo denunciado

    3. V. Ximena Enrquez: 5 verdades ocultas so-bre el viaje de Baldetti a Corea en Contrapoder,11/5/2015, disponible en .4. V. Los detalles del caso igss-Pisa en Siglo21, 20/5/2005.

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    habran ganado unos 65 millones dequetzales (8,5 millones de dlares).

    No obstante, la corrupcin en la po-lica constituye un captulo ms en ladescomposicin del Estado. Noticiassimilares las hay todas las semanas,a punto tal que la capacidad de es-cndalo se va reduciendo. La corrup-cin es solo un sntoma de sociedadescomo la guatemalteca, movidas por laatraccin irrefrenable del dinero fcil.

    Con las evidencias proporcionadaspor la cicigen el Congreso, se ha lle-gado al lmite de la pobreza moral enla bsqueda del dinero. El presidentedel Congreso en 2014, Pedro Muadi,un importante empresario, fue acu-sado de apropiarse de un porcentajedel salario mensual que pagaba a ungrupo de trabajadores: los centavos

    que les robaba eran depositados en sucuenta personal y estos habran su-mado unos 630.000 quetzales (82.000dlares) en un corto periodo. La cifraes insignicante si se la compara con

    las acumuladas en otros negocios il-citos, pero su origen revela la voraci-dad de estos polticos-empresarios.

    n La crisis y el Estado

    La nota crtica de las protestas gua-temaltecas ha sido la exigencia de larenuncia de todos los delincuentes,con el Presidente de la Repblica y sucohorte a la cabeza; y esta capacidadde exigir la defenestracin de las ms

    altas autoridades del pas ya es en smisma una situacin de conicto. En

    el orden previsto constitucionalmente,

    esa peticin altera el ciclo natural dela vida poltica y, por sus efectos, pro-

    ducira una ruptura de la legalidad.Nos movemos en un espacio legal yconstitucional que nadie quiere que sedebilite, lo cual es inevitable que suce-da si se produce el acto de renuncia.

    El punto de arranque es considerarlos sistemas sociales en trminos deequilibrio homeosttico; como ta-

    les, se mantienen cuando demandasy respuestas se producen conservan-do la normalidad, que puede ser lapaz o la ausencia de conictos. Pero

    toda sociedad est en equilibrio preca-rio cuando sus demandas no tienen co-rrespondencia con las respuestas des-de el Estado. Los desequilibrios que seproducen son disfunciones que afectan

    las variables fundamentales del equili-brio, es decir, los valores de la sociedad.

    Los numerosos actos de corrupcinocurridos en medio de escndalos

    han sido parte de un proceso que seplante en el interior de una socie-dad con sntomas de anarqua, con

    permanente violacin de sus valoresy principios. A los fenmenos polti-cos se suman procesos de descompo-sicin social y personal: una agendade crmenes tales como repugnantesactos de pedolia intrafamiliar, ma-dres que matan a golpes a sus hijos,hijos que incineran a sus madres, mu-

    jeres destrozadas con odio misgino,

    5.000 extorsiones denunciadas pormes, un promedio de 15 homicidiosdiarios, linchamientos y muchsimos

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    actos criminales que se originan des-de la sociedad. Todo esto transgura

    a esta sociedad contra el Estado. T-mese nota, hablamos de corrupcincomo acciones contra el Estado, peroen su interior. Y criminalidad desdela sociedad y contra el Estado, pero ensu exterior. Lo ms siniestro de este

    rumbo del malvivir en la ilegalidades la criminalidad de las maras, quese han vuelto decenas de miles. La

    juventud enemiga del Estado?

    La operacin intelectual mediante lacual los investigadores de las revolu-ciones modernas hacen de las crisisobjetos de estudio consiste en consi-derar la realidad social dividida endos bloques: los factores objetivos ylos subjetivos. Los factores objetivos

    corresponden a lo que parece proce-der de determinismos sociales fuer-tes, lo que escapa al dominio de losactores, mientras que los factores sub-

    jetivos, por el contrario, correspondena la actividad de las organizaciones, asu orientacin consciente, a los objeti-vos que los actores se proponen. Y en

    el caso guatemalteco, el desequilibrioen el interior de la estructura de po-der del gobierno aument con la ac-cin de los sectores populares.

    El fuerte desequilibrio social que fuevolviendo difcil la vida de los guate-maltecos fue la profunda sensacinde un malestar peligroso que con el

    gobierno de Prez Molina no hizoms que aumentar. Para la poblacin,

    ha resultado irritante que el rgimen

    encabezado por un general contrain-surgente y un grupo de ociales con

    entrenamiento en el exterior fuera in-capaz de integrar y ordenar la socie-dad; y por el contrario, que fuera tanfcil de corromper y se dejara tentar

    con el mal uso de los recursos del pas.

    Fue una deslegitimacin de la autori-dad del Estado, pero ha sido tambinla suma de los factores de inseguri-

    dad, de una violencia que penetra enel fuero personal de manera crecien-te, de la pobreza y las desigualdades,y an peor, el saqueo de los recursospblicos por parte de las altas autori-dades polticas, policacas y militaresdel pas. Hay fenmenos o procesossociales que conducen o pueden con-ducir a rupturas en el funcionamien-

    to de las instituciones polticas, nonecesariamente legtimas, propias deun sistema social, y que parecen ame-nazar la persistencia de estas institu-ciones. Los desequilibrios polticos, sison de largo plazo, constituyen snto-mas crticos mayores.

    nLa muerte en la calle

    El pasado reciente de la vida polticaguatemalteca qued ferozmente sur-cado por lo que se llam con razonadahipocresa el conicto armado inter-no, una modalidad desequilibradade guerra civil entre una minsculafuerza guerrillera y un ejrcito na-

    cional bien entrenado para el juegode la contrainsurgencia. El conicto

    armado fue ms bien una poltica de

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    represin antipopular que en el trans-curso de dos dcadas provoc ms

    de 100.000 muertos y desaparecidos,una cifra similar de refugiados y des-plazados y otras expresiones de des-truccin humana y material. En esapoca, las luchas por la democraciafueron consideradas por las autori-dades anticomunistas formas extre-mistas de organizacin, y el uso de lafuerza aument. Esos recuerdos estn

    presentes en las movilizaciones entrelas personas de mayor edad. La cultu-ra poltica guatemalteca qued mar-cada por las dicultades para el di-logo y la pronta escalada del conicto

    para resolver diferencias. La implan-tacin de la democracia electoral en1986 y la Constitucin correspondien-te permitieron pasos sucesivos en la

    bsqueda de la convivencia ciudada-na; otro paso decisivo fue la aproba-cin de los Acuerdos de Paz, que pesea las dicultades que tuvieron en su

    divulgacin y apropiacin por partedel gran pblico, estimularon la cul-tura democrtica en el pas.

    Pero las marchas de protesta trajeronel recuerdo obligado del conicto ar-mado, porque las relaciones socialesde la poblacin quedaron lastimadaspor la violencia, y las redes de soli-daridad y de conanza todava no

    alcanzan a restaar las heridas de lavida social. En el marco de estos an-tecedentes histricos, las convocato-

    rias a la movilizacin popular quese vienen haciendo entre abril y ju-nio de este ao inicialmente desper-

    taron temor. Con toda razn, la genterecuerda que ninguna manifestacin

    popular, independientemente de sutamao, fue permitida en el pasado.La relativa libertad con que hoy en dase demanda al gobierno aparece comouna novedosa prueba del respeto a losderechos polticos de la ciudadana.

    Durante mucho tiempo, con o sin per-miso policial, no hubo desle, mani-

    festacin o movimiento de masas queno terminara con violencia o hastacon la muerte de uno o muchos de losasistentes. Tampoco hubo reconoci-miento ocial de los atropellos homi-cidas, y jams se supo de algn cas-tigo o sentencia para los numerososvictimarios. Desde entonces se prac-tica la impunidad. Es este un captu-

    lo olvidado de la historia del desen-freno militar, del abuso permanentedel monopolio de la violencia, legti-ma o no; es difcil que la injusticia serealice como un hecho legtimo, o quela justicia sea compatible con la vio-lencia. Los rasgos delictuales guardanel relacin con lo que la ley prescribe

    como tal.

    Entonces, las protestas populares connalidades polticas fueron dejadas

    de lado por un tiempo porque no erancompatibles en el clima del conicto

    armado interno. Las muertes en la ca-lle fueron sustituidas en el pas de los100.000 muertos por luchas en la mon-

    taa o por las matanzas en el mediorural con intenciones genocidas. Perola juventud que en este 2015 libra su

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    propia batalla ya no tiene en su me-moria lo que ocurri en los aos 80

    del siglo pasado; hay una cierta igno-rancia de ello entre la generacin delos Acuerdos de Paz. Como se planteaen la parte nal del texto, las diferen-cias se explican no solo por la edad,sino tambin por los estratos socialesde pertenencia.

    Las experiencias mortales en las pro-

    testas fueron muchas. Recordemosalgunas. Una manifestacin pacca

    de gente variada encabezada por ungrupo de estudiantes universitarios,el 25 de junio de 1956, fue detenidapor un destacamento militar en ple-no centro urbano, en la popular esqui-na del Teatro Lux y la calle 11. Fueronametrallados, con un saldo de cin-co muertos y 37 heridos y ms de

    un centenar de detenidos. A su tur-no, las llamadas Jornadas de Marzoy Abril (1962) fueron la materializa-cin del rencor y del resentimiento deuna generacin reprimida con la ca-da de Jacobo Arbenz5. El rgimen deMiguel Ydgoras Fuentes (1958-1963)

    tambin reaccion con violencia fren-te a manifestaciones de estudiantesde secundaria y de la universidad. Lamovilizacin popular, con paros deltransporte pblico, del sistema esco-lar y de algunos servicios sociales, seprolong por varias semanas entremarzo y abril de 1962 y cont ms de

    40 jvenes muertos, una centena de

    heridos y de detenidos. Por esos aosse vivan los prolegmenos de lo quesera la guerra civil. En efecto, entre

    1965 y 1967 se desarroll en el pas loque se conoce como el primer foco

    guerrillero. El desle tradicional del1o de mayo, que reuna a organiza-ciones de obreros y campesinos, fuesiempre reprimido, pero nunca comoen el ao 1980. Ese ao, la concentra-cin de los trabajadores fue salvaje-mente atacada, como si se tratara deuna accin de guerra; nunca se supoel nmero exacto de muertos y he-

    ridos, pero se dice que fueron msde 30 personas que manifestaban ytambin del pblico.

    Las ltimas expresiones de descon-tento de masas reprimidas con vio-lencia ocurrieron en el momento ms

    represivo de la dictadura del generalRomeo Lucas Garca (1978-1982). Casitodas ellas fueron desles fnebres,

    en la Alameda que conduce al cemen-terio general, con ocasin del entierrode guras polticas asesinadas, como

    Oliverio Castaeda, Alberto FuentesMohr, Manuel Colom Argueta y va-rios ms. Era un pueblo que protes-taba por la muerte de personalidades

    nacionales, ya sin objetivos polticosprecisos; gente que deslaba comoexpresin de dolor y de repudio, pa-ralizada con balazos indiscrimina-dos. Esa fue la manera contrainsur-gente de poner orden en la calle, en laplaza, en el foro.

    5. Presidente entre 1951 y 1954. Fue acusadode comunista por sus polticas de reformas yderrocado en un golpe apoyado por EstadosUnidos y la United Fruit Company.

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    n Corrupcin y crisis versin 2015

    Los actos de corrupcin son variados,mltiples, estremecedores: mdicosque venden el servicio de camas enhospitales pblicos, venta de tesis aca-dmicas, contrabando de toda mer-canca imaginable, venta de nios,de derechos de exploracin de tierra,funcionarios que venden servicioso pagan sobrevalores para dejarse la

    diferencia... Como puede verse, la co-rrupcin no solo la practican las altasautoridades, sino tambin las media-nas, las pequeas, casi todos. Esta esuna sociedad que viene enferma des-pus de tanta violencia de guerra. Esun sntoma de lo que le sucede a unasociedad cuando se han debilitado losrecursos socializadores del orden, la

    moralidad, el respeto y la lealtad. Unarazn anmica explica que muchoscometan actos de corrupcin porquesaben que es una fuente de ingresoso benecios.

    Un recuento incompleto de actores co-rruptos se ofreci pginas atrs; aho-ra agreguemos otros. A mediados de2012, el reo acusado por la muerte demonseor Juan Gerardi en 1998, capi-tn Byron Lima, condenado a 20 aos

    de prisin, se convirti con la ayuda delos altos funcionarios del sistema pe-nitenciario en jefe de una estructurailegal en las crceles, que venda los

    mejores sitios, comodidades, salidas

    ilegales, visitas, traslados y varios ti-pos de favores apreciados por los pre-sos con recursos para pagarlos. En

    la red, supuestamente estaba invo-lucrado el titular de la Direccin Ge-

    neral del Sistema Penitenciario, d-gar Camargo. Segn la investigacin,la principal actividad delictiva delgrupo era la transferencia de presosde un penal a otro, y por cada uno delos traslados Camargo cobraba unos6.000 dlares6.

    Byron Lima gan as muchsimo di-

    nero durante varios aos, hasta quela cadena criminal se volvi tan p-

    blica y onerosa que sus miembros fue-ron denunciados, los ms importantes

    fueron destituidos, Lima perdonado ypuesto en su lugar; el escndalo tuvo

    conexiones con el ministro de Goberna-cin, jueces, empresarios y la propiaPresidencia de la Repblica. Fingi-

    mos sorpresa? Con tantos y tan des-proporcionados delitos, a nadie pasadesapercibido que los negocios ilega-les realizados a la sombra del gobier-no terminan hacindose evidentes.

    Ya mencionamos la cadena criminalque exista en la saty el sistema de

    aduanas, donde hubo fraude scal yrobo de los impuestos que los impor-tadores pagaban, adems de permi-tirse el paso de toneladas de estupe-facientes. En este y otros actos ilegaleshabra estado vinculada la vicepresi-denta de la Repblica. Contra ella fuetambin la manifestacin del 25 de

    6. V. Leire Ventas: Byron Lima, el presoms poderoso de Guatemala en BBC Mundo,17/9/2014.

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    abril, que reclam su renuncia y la desu equipo, e incluso la del presiden-

    te Prez y buena parte de su gabinete,adems de que el gobierno devuelvatodo lo que se rob. Y el movimien-to #RenunciaYa continu movilizn-dose. An no se ha podido capturar ados de los supuestos responsables deestas mencionadas corruptelas, el ca-pitn retirado Monzn y Luis Mendi-zbal, un supuesto intermediario en

    la red de corrupcin.

    A este clima de efervescencia y males-tar ciudadano, especialmente en lasuniversidades, se sumaba el nimo

    combativo generalizado de grupossociales que, como los campesinos,nunca vieron satisfechas sus deman-das. La complejidad de la coyuntura

    que vive el pas queda completa si serecuerda que 2015 es un ao electoraly que el 5 de mayo se abri la cam-paa para los comicios presidencialesdel 6 de septiembre, con todo lo queello signica: la modalidad guatemal-teca de campaa, especialmente dis-pendiosa, ruidosa y reiterativa, que

    est llegando al uso de la violencia ar-mada para ganar espacios, resolverdiferencias y, a veces, hasta para ga-nar votos.

    Los hechos derivados del affaire Bal-detti conocido como el caso La L-nea profundizaron la ya aguda cri-sis del rgimen con la renuncia de

    varios ministros, incluido el de Go-bernacin, coronel Mauricio Lima Bo-nilla. Cabe destacar tambin la dimi-

    sin del ministro de Energa y Minas,rick Archila, quien, como Baldetti,

    era investigado por una comisin delCongreso tras un supuesto caso de co-rrupcin por la sobrevaloracin de ad-

    judicaciones hidroelctricas. Adicio-nalmente, tras la denuncia de la cicigde los hechos de corrupcin ocasiona-dos en el Instituto Guatemalteco de Se-guridad Social, fue detenida la JuntaDirectiva del Instituto, acusada de ma-

    nejo criminal de medicinas destinadasa enfermedades renales.

    De este modo, el mandatario dere-chista vio debilitarse su poder, a loque se agrega una solicitud de ante-

    juicio que, pospuesta por un amparo,se reactivar en los prximos das, lo

    que podra colocarlo en la condicin

    de perseguido penal. De hecho, PrezMolina es un presidente que ya no go-

    bierna y mantiene una condicin deaislamiento a la espera de que termi-ne su periodo constitucional.

    Estamos viviendo una profunda cri-sis de gobierno en paralelo a la falta

    de democracia. El Poder Ejecutivo haperdido autoridad. Uno de los pro-blemas de la crisis est vinculado a

    la inestabilidad, que tiene muchasfases, de las cuales la ms importan-te son los desequilibrios que presen-tan los partidos polticos y el sistemaelectoral. El rgimen de Prez Molinase apoy en un partido articial el

    Partido Patriota, minoritario y obli-gado a transar con pequeos grupos.En el Congreso acept legislar con el

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    14NUEVASOCIEDAD258Edelberto Torres Rivas

    principal partido de la oposicin. Lavacancia de la Vicepresidencia tuvo

    un remedio falaz: fue nombrado parael cargo el abogado Alejandro Maldo-nado Aguirre, magistrado de la Cortede Constitucionalidad y ex-adherentedel Movimiento de Liberacin Nacio-nal, un partido violentamente antico-munista y de extrema derecha.

    Por todo esto, el rgimen ha perdido

    toda legitimidad. En el caso de unademocracia, la creencia en su legiti-midad por parte de una mayora dela poblacin o una mayora del elec-torado es insuciente para su estabi-lidad. El apoyo popular al ocialismo

    ha desaparecido, el Partido Patriotasobrevive en un medio electoral quele es adverso, la simpata por Prez

    ha cado en las encuestas. La legiti-midad se erosiona pero resulta difcilcomprobarlo.

    Un gobierno legtimo es el que se con-sidera menos malo que otras formasde gobierno7. La corrupcin producemal gobierno, ya sea porque aumentalas trabas burocrticas o porque di-culta el funcionamiento estatal. La ex-periencia de Guatemala est a la vista:

    el colapso del sistema de salud y espe-cialmente el drama de los hospitales,el retraso en la educacin, el deplora-

    ble estado de las escuelas, el descuidofrente a los problemas de la naturale-za, el rezago vergonzoso de la cultu-

    ra. Y como sucede siempre, si el Estadofunciona mal, no perjudica precisa-mente a los poderosos.

    n A modo de cierre

    Todos los hechos descritos anterior-mente sugieren la sospecha de queGuatemala puede estar dejando deser una democracia. La crisis polti-ca afecta las estructuras de autoridad,por lo que esta es ya una crisis de Es-tado: el rasgo ms importante son las

    fracturas sucesivas que erosionan elpoder. Entre la gente comn se viven

    situaciones anmicas. El presidentede la Repblica est penalmente acu-sado y pendiente del antejuicio quepermita el proceso. De hecho, la pre-sidencia de Prez es solo el ejerciciode rasgos formales suyos y de variosfuncionarios; el nivel de ilegitimidadque ha acumulado le impide gober-nar, salvo las rmas protocolares. El

    vicepresidente decidi mantener unbajo perl, todo lo contrario de Bal-detti, cuya actuacin pblica super-lativa le gan tambin envidias. ElPoder Legislativo no funciona desdehace dos aos; en 2014 un partido deoposicin interpel a dos ministrosdurante 11 meses; en 2015 solo hubodos reuniones, una para aprobar a lascarreras el proyecto de presupuestoanual de ingresos y gastos. Las nan-zas colapsaron hace cuatro meses yno se conoce la capacidad de recauda-cin en los ltimos meses de este ao(2015). El sistema judicial funcionacontradictoriamente, y los aciertos deinvestigacin penal son el resultado

    7. Juan J. Linz: La quiebra de las democracias,Alianza, Madrid, 1993, p. 41 y ss.

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    15 COYUNTURAGuatemala: la corrupcin como crisis de gobierno

    de la actividad de cicig, cuya funcinse relata lneas arriba. El ejrcito se

    mantiene inmvil, leal, pero con supoder de veto activo.

    La campaa electoral puede estar pro-bando los sntomas adversos de unademocracia. Se desarrolla una campa-a maniatada por parte de la principalfuerza poltica del pas: el Partido Li-

    bertad Democrtica Renovada (lider),

    que dirige Manuel Baldizn. Es el vir-tual ganador. En Guatemala gana elque tiene ms dinero. El segundo lu-gar lo tiene Unidad Nacional de la Es-peranza (une), partido que vive unaextraa paradoja: se dice que no pue-de ganar porque tiene 12% de votos asu favor y 25% de personas que no vo-taran nunca por la candidata Sandra

    Torres. Si se mantiene ese nmero deantivotos, se podra tener una sin-gular experiencia.

    Pero hoy la oposicin poltica adqui-ri algunos rasgos novedosos: no laencarnan los partidos polticos sinolas movilizaciones populares que exi-

    gen la renuncia de los responsables asus cargos de gobierno y el castigo alos corruptos. La demanda mayor esla reconstitucin del Estado demo-crtico y de sus instituciones. No se

    han planteado demandas antisistmi-cas, rupturistas; es decir, la oposicinse mueve en el marco del orden de-

    mocrtico burgus y lo que unica a

    los diferentes grupos es la demanda

    de modernizacin y reforma del Esta-do. El conjunto de reclamos sociales ypolticos apunta a posiciones de cla-se media, conservadora o reformista.Hay moderacin en la visin de lo quese combate y lo que se pide, y no seescuchan demandas antioligrquicas

    en la defensa de la justicia social, porla tierra, en favor de los pobres. Esa iz-

    quierda que hablaba un lenguaje radi-cal hoy no existe en Guatemala.

    El bagaje terico o ideolgico de clase,que otrora serva para elaborar las de-mandas revolucionarias, ha sido susti-tuido por demandas reformistas pro-venientes de sectores medios urbanosmoderados, que articulan una prosa

    controlada. A esta clase media modo-sa no le gusta la corrupcin; a veces setiene la sospecha de que vive un mo-ralismo de oportunidad; ha habidomomentos en que no es con los va-lores ticos sino con los polticos conlos que se debe combatir al gobierno.La lucha no es contra los malos sino

    contra fracciones de la burguesa quesiempre corrompieron a la sociedad.La cada del general Prez ocurrir

    pronto. Solo buscamos que las clasesmedias se mantengan de pie para po-der reconstruir la democracia; eso noes cuestin de moral pblica sino deintereses de clase.