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Gran Mente Gran CoraznDescubriendo tu propio camino

Prlogo

Puedo decirlo ms alto, pero no ms claro: el proceso Big Mind, creado por e! maestro zen Dennis Genpo M erze! es, con toda probabilidad, e! descubrimiento ms original e importante realizado, dentro de! mbito de! budismo, en los ltimos dos siglos. El proceso Gran Mente es un camino sorprendentemente original, profundo y eficaz para llegar a despertar o, lo que es lo mismo, desvelar nuestra Naturaleza Verdadera. Se trata de un mtodo tan sencillo y universal que no slo puede ser empleado por quienes siguen un determinado camino espiritual, sea ste el que fuere, sino tambin, en s mismo, para realizar el Yo Verdadero, al que tambin se conoce con los nombres de Dios, A1,Jehov, Brahman, Tao, Ein Sof, etc. El nombre, a fin de cuentas, es lo que menos importa, porque la esencia del proceso Gran Mente es la Vacuidad misma que, al carecer de contenido concreto, todo lo abarca y todo lo integra. Esta realizacin de nuestra Naturaleza Verdadera, de nuestra Realidad ltima, se denomina, en el zen, kensho o satori (que literalmente significa ver nuestra Naturaleza Verdadera-o descubrir la Gran Mente y el Gran Corazn) y s por experiencia propia que, para poder alcanzar un satori profundo, son necesarios muchos aos de prctica extraordinariamente difcil. Estoy plenamente convencido -porque lo he presenciado en reiteradas ocasionesde que, durante el proceso Gran Mente, puede presentarse, como en el zen, un kensho que nos permite atisbar sbitamente nuestra Naturaleza Verdadera, a la que, despus de haber reconocido, podemos visitar prcticamente en cualquier momento. Se trata, ni ms ni menos, del descubrimiento de nuestro Yo Verdadero y ltimo, de la Realidad ltima, del Fundamento de Todo Ser -llmalo como quieras

GRAN MENTE, GRAN CORAZN

porque, una vez ms, llaman muchos a 10 que, en realidad, es Uno. Es evidente que esta comprensin o kensho inicial, por ms poderoso que sea, puede volverse ms profundo por medio de la prctica continua y, en este sentido, Genpo nos proporciona instrucciones muy sencillas para seguir ahondando en este despertar inicial mediante la meditacin. Despierta! Estoy completamente seguro de que puedes hacerlo! Pero Genpo no elabor este proceso partiendo exclusivamente del budismo, sino que tambin incluy algunos de los hallazgos esenciales de la psicologa occidental -especialmente, el concepto de subpersonalidades y el llamado dilogo de voces,,-, integrando de manera sorprendentemente novedosa 10 mejor de Oriente (o, rlicho de otro modo, 10 mejor de las tradiciones contemplativas) con 10 mejor de Occidente. De este modo, no slo tuvo en cuenta la Realidad Infinita, ~ino tambin la realidad y los yoes finitos, ayudndonos a tomarnos conscientes de ellos y contribuyendo muy positivamente, de ese modo, a nuestra salud y nuestra integridad. Pero 10 ms sorprendente, en mi opinin, es la sencillez y eficacia con que ha logrado integrar 10 Infinito con los yoes finitos. El proceso Gran Mente trabaja con nuestra mente y con nuestros estados de conciencia tal y como son ahora mismo. Lo que quizs ignores, si nunca has experimentado un satori o un despertar, es que quien ahora est leyendo esta pgina es la Gran Mente, Dios o el Espritu. Yeso es algo tan inmediato y evidente que resulta imposible de ver. Este libro es un simple manual que te explicar el modo de conectar con la Gran Mente y con el Gran Corazn, revelndote una dimensin de tu conciencia que ya est iluminada, un aspecto de tu ser que ya est completamente despierto y es uno con el Espritu. Cuando descubras eso s~ desvelar, ante ti, un mundo completamente diferente. Estoy convencido de que este libro abrir el ojo de tu mente y te mostrar que, en este mismo instante -es decir, ahora mismo!-tu Yo Verdadero se halla total y completamente presente viendo a travs de tus ojos, escuchando a travs de tus odos y sosteniendo este libro entre sus manos. Yeso siempre ha sido as, pero estaba demasiado cerca como para poder verlo, era demasiado evidente como para poder advertirlo y era

PRLOGO

demasiado sencillo corno para poder creerlo. ste es el extraordinario descubrimiento que te depara este libro. En ellntegral Institute consideramos que este proceso es tan profundo y eficaz que lo hemos convertido en una parte esencial de nuestros programas, de nuestros seminarios y de ruestra Prctica Vital Integral. Y, como creo que su eficacia se aproxima al 100%, casi me atrevo a prometer que, cuando concluyas la lectura de este libro, te hallars entre los iluminados, aunque vers, ciertamente, con ojos de principiante. Genpo no incluye la psicologa evolutiva en su integracin de lo mejor de Oriente y lo mejor de Occidente por la sencilla razn de que poco importa, para emprender el proceso Gran Mente, el estadio del desarrollo en el que uno se encuentre. Este proceso funciona igual tanto si uno se encuentra en el estadio mgico como en el mtico, en el racional, en el pluralista, en el integral o en el supraintegral. Es posible, pues, emprenderlo desde casi cualquier estadio y despertar a la Realidad Infinita y omnipresente de Todos los Seres que todo lo impregna (de nuevo aqu el nombre es lo que menos importa) . Pero, si uno quiere, puede estudiar la relacin que existe entre esos distintos estadios y la Gran Mente, porque Genpo Roshi es miembro fundador del Integral Spiritual Center y del Integral Institute, y su contribucin para establecer la relacin existente entre los estadios de conciencia y los estados de conciencia ha sido, como explico en mi libro Espiritualidad Integral, esencial. Pero empieza aqu, con este libro y este simple y a la vez profundo proceso, y preprate para descubrir tu Verdadera naturaleza, posiblemente por primera vez; algo gozoso en cualquier caso. Con este libro aprenders a integrar los yoesfinitos y dualistas (el Escptico, el Controlador, la Vctima, el Yo Herido, la Ira, la Mente que Busca, etc.) con las mltiples manifestaciones del Yo Infinito y No dual (la Gran Mente, el Gran Corazn, la Compasin Integrada Femenina y Masculina, el Gran Gozo, el Ser Humano Plenamente Integrado que Funciona Libremente, etc.). Lo que te aguarda tras la lectura de este libro, amigo mo, es el autntico sabor de todo esto, y me complace mucho poder invitarte a que relajes tu mente, descanses en el presente y permitas que tu conciencia se

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libere porque, de hecho, ya es libre, a leer este libro y a sumergirte sencillamente en l, dejando que sus palabras te atraviesen hasta que "t se convierta en T" -es decir, en tu Identidad ms profunda, tu Naturaleza Verdadera, Infinita y Eterna. Este libro es, en realidad, un manual para despertar a este Yo Soy que ya est mirando, ahora mismo, a travs de tus ojos. Aado mis propias bendiciones a las maravillosas palabras de despertar que contiene este libro esplndido, deseando que su mrito contribuya a que todos los seres sensibles puedan despertar y descubran tambin qu, y quines, realmente son. La Gran Mente carece de asidero al que el sufrimiento pueda agarrarse y tampoco caben en ella el odio ni la ira. Del Gran Corazn emergen, muy al contrario, una gratitud y una alegra inexplicables que danzan sin cesar en la claridad y el reconocimiento ms profundos y asombrosos. La Gran Mente y el Gran Corazn son una inagotable cornucopia de la que no cesan de brotar la alegra, la felicidad, la compasin y la sabidura despiertas que, originndose en lo ms profundo de nuestra mente y nuestro corazn, se derraman en el mundo como una cascada exuberante e incontrolable de resplandor, liberacin, beatitud, luminosidad, celebracin y gozo. Mrame, amigo mo, y escucha muy atentamente, porque te estoy hablando completamente en serio: No ha llegado ya para ti el momento de despertar? No escuchas acaso cmo los paladines de la sabidura te sacuden y susurran al odo ,, Despierta! Despierta! Esto no es ms que un sueo!.? No es cierto que ya lo sabas? No sabas que, en lo ms profundo de tu ser, siempre has estado despierto? No era eso, precisamente, lo que siempre habas estado buscando? Ahora ha llegado ya el momento de poner fin a la Gran Bsqueda. Mientras sigas buscando, anhelars un momento futuro que sea mejor que ste, pero lo cierto es que ste es el nico instante que realmente importa. Por qu sigues huyendo de tu propio despertar? Deja ya de buscar, date un respiro y empieza a leer este manual, que te ensear a Despertar al momento presente. Entonces dejars de mirar hacia otro lado. No es cierto que, cuando entonces nos encontremos,

PROLOGO

nos reconoceremos? Con una sonrisa de complicidad en el rostro que dejar atisbar el fondo de nuestro ser, nos miraremos a los ojos y veremos al uno y nico Yo, a la Gran Mente y al Gran Corazn y los das y noches de bsqueda angustiosa perdern sbitamente su doloroso significado. Demos las gracias al roshi Dennis Genpo Merzel por haber descubierto un mtodo tan sencillo y original para Despertar al momento presente. Ante l me postro y, ofreciendo su mrito a todos los seres sensibles, dejo en manos del lector, con mis bendiciones infinitas, este extraordinario libro. Ken Wilber Denver, Colorado, EE.UU. febrero de 2007

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Introduccin

Este libro relata el viaje de un hombre muy especial. Genpo Roshi naci y fue educado en Occidente, pero no ignor la emergencia, muy temprana en su vida, de su naturaleza espiritual, y utiliz el vehculo del budismo zen para transmitir sus experiencias espirituales. Cuando, en 1983, conocimos a Genpo Roshi que, a la sazn, era instructor del Zen Center de Los Angeles, la respuesta inmediata de Hal fue muy positiva. El centro estaba atravesando, por aquel entonces, una situacin muy conflictiva y Genpo era un hombre muy amable y que mostraba una gran sabidura prctica. En esa poca, Hal empez a trabajar para e! Zen Center, dirigiendo un taller de dilogo de voces, relaciones y psicologa de los yoes en e! que participaron los miembros de la comunidad, y luego nos encargamos de dirigir la formacin de los miembros de la comunidad que se mostraron interesados. Mucho ha llovido desde entonces y, durante todo este tiempo, hemos asistido con autntico placer a las enseanzas espirituales de Genpo y al desarrollo de su obra que, recientemente, se ha centrado en la elaboracin de mtodos para la activacin de la Gran Mente. Nos sentimos honrados por su inclusin de algunas de las ideas bsicas de la psicologa de los yoes y de ciertos aspectos del dilogo de voces en la metodologa originalmente diseada para acceder a la energa de la Gran Mente. Parte del placer de nuestro trabajo se deriva de las distintas y creativas formas en que las personas han utilizado, a lo largo de! tiempo, tanto el mtodo del dilogo de voces como la psicologa de los yoes. Son muchos los formadores y consultores de gestin que han aplicado el mtodo al mbito empresarial desarrollando, para ello, nuevos lenguajes y nuevos formatos. Los danzaterapeutas y los terapeutas de orientacin

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corporal lo emplean para ayudar a las personas a aclarar y reconocer los muchos yoes que configuran el psiquismo y a los que puede accederse a travs del cuerpo. En este sentido, nuestro trabajo y nuestras ideas han sido tan utilizados por buscadores espirituales, astrlogos, mdicos y cientficos como por psicoterapeutas e instructores de diversas tradiciones. Muchos de los buscadores espirituales que se han interesado en nuestro trabajo parecen verse atrados por el budismo como marco de referencia de su propia bsqueda y consideran nuestra aportacin como una encarnacin de los principios bsicos del budismo. Para nosotros es muy importante distinguir la teora y la aplicacin de la psicologa de los yoes de la tcnica prctica del dilogo de voces. Este ltimo es un procedimiento que permite a un facilitador adecuadamente entrenado ayudar al cliente a contener y explorar la energa encerrada en sus diferentes yoes. En esa situacin, el facilitador no se identifica ni pretende lograr nada especial del yo con el que est trabajando. El nico objetivo del trabajo con los yoes consiste, desde nuestra perspectiva, en el desarrollo de un Yo consciente que sea capaz de sostener simultneamente los opuestos, es decir, las energas y los yoes contrapuestos. Pero hay quienes creen que su principal valor radica en la posibilidad de acceder a ciertos yoes que, por razones muy diversas, resultan valiosos. Hay muchos facilitadores, por ejemplo, que enfatizan la energa del -ser para compensar, de ese modo, una deficiencia caracterstica de la cultura occidental, centrada casi exclusivamente en el hacer y en los logros. En este sentido, la energa del _ser. proporciona una primera introduccin a la energa espiritual. Otro claro ejemplo en este sentido nos 10 proporciona la obra de Judith Stone, una de las instructoras del trabajo con el dilogo de voces que ha desarrollado un mtodo propio llamado _dilogo corporal. El suyo es un enfoque que puede movilizar el cuerpo y muchos de sus sistemas con resultados ciertamente sorprendentes, poniendo el dilogo de voces al servicio del objetivo concreto de ensear a las personas a sintonizar con su propio cuerpo.

INTRODUCCIN

Genpo, por su parte, ha utilizado su conocimiento de la psicologa de los yoes para desarrollar una aplicacin nica del mtodo del dilogo de voces. Ms que ocuparse de las energas tal y como van presentndose, Genpo se ha centrado especficamente en ayudar a las personas a experimentar la Gran Mente y los muchos yoes espirituales relacionados. Vivimos en una poca en la que la gente est necesitada de experiencia espiritual yeso es, precisamente, lo que Genpo proporciona a un nmero de personas cada vez mayor. Como pone claramente de manifiesto en este libro, Genpo es un explorador del mundo espiritual y un gran maestro. En l, ilustra el funcionamiento de su mtodo desplegando el dilogo entre sus diferentes yoes y permitiendo, de ese modo, que muchas de sus voces espirituales interiores hablen directamente al lector. El libro tambin est dirigido al buscador cuyos yoes espirituales estn esperando que se los invite a dar un paso hacia adelante y manifestarse. La popularidad que est alcanzando su obra evidencia claramente las profundas resonancias que despierta este enfoque en los yoes que escuchan sus acordes. Hal Stone, Ph.D. y Sidra Stone, Ph.D. Albion, California, EE.UU. febrero de 2007

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Prefacio

Estamos atravesando tiempos muy difciles. Nos preocupamos por nuestros hijos, por nuestros padres, por nuestras parejas, por nuestros amigos y por nuestros seres queridos. Qyeremos tener ms empata y establecer relaciones ms profundas, y tambin nos gustara despertar todo el amplio potencial de nuestros hijos, de nuestra familia y hasta de nosotros mismos, para ser cada da ms felices y poder disfrutar ms de la vida. Cada nuevo dia genera nuevas tensiones e inquietudes sobre nuestra seguridad econmica, por no mencionar las amenazas del terrorismo, de las bombas sucias, del calentamiento global y de las catstrofes naturales. Todos queremos estar ms en paz con nosotros mismos y vivir despojados del miedo, la ira y la ansiedad. Este libro proporciona una de las mejores herramientas derivadas de la fusin entre Oriente y Occidente que puede ayudarte a afrontar ms adecuadamente todos esos problemas. Con l podrs trabajar con tus pensamientos, sentimientos y emociones, contemplar tus problemas desde una nueva perspectiva y darte cuenta del modo en que tu identificacin bsica con el yo y sus nociones alienta tu inseguridad y tu sufrimiento. Tambin puede ayudarte a ver ms claramente en tu interior, a estar menos atrapado en una visin limitada del yo y a funcionar, en consecuencia, ms libremente, como un ser humano plenamente integrado. Este libro es eLresultado de ms de treinta y cinco aos de estudio, dificultades y bsqueda de un mtodo capaz de transmitir a cualquier persona la experiencia de una vida ms plena, libre y despierta. Est escrito en un lenguaje sencillo y no es necesario, por tanto, para entenderlo, ser un erudito ni un practicante budista. Su objetivo consiste en facilitar a todo el mundo el acceso a enseanzas tan importantes como accesibles y necesarias.

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Aunque la va de desarrollo que he elegido y seguido a lo largo de toda mi vida ha sido el zen, son muchos los caminos que podran haberme orientado en la misma direccin. De hecho, desde el mismo instante en que empec a desarrollar el proceso Big Mind (Gran Mente) descrito en este libro, lo he compartido con miles de personas de todas las edades, desde nios y adolescentes hasta ancianos y enfermos terminales. Y debo decir que ha demostrado la misma eficacia en personas que se mueven en mbitos muy diferentes (desde educadores hasta mdicos, terapeutas, ejecutivos, lderes del mundo empresaria! y poltico, abogados, jueces, mediadores, atletas y artistas, entre otros) y de confesiones muy distintas (desde monjas y sacerdotes catlicos hasta ministros protestantes, obispos mormones, rabinos judos, swamis hindes, lamas budistas, maestros zen, escpticos e incluso personas completamente ajenas a! mundo de la religin), demostrando as su compatibilidad con todas las confesiones y con todas las creencias. Confo, por tanto, en que resulte til y valioso para todo el mundo en el Camino que, ms all de nuestras diferencias, todos compartimos.

1Gran Mente Gran Corazn

Nota del autor Los lectores que no estn familiarizados con el zen ni con el proceso Big Mind (Gran Mente) tal vez quieran, antes de emprender la lectura de este libro, escuchar el breve ejemplo de quince minutos del proceso que incluimos en nuestra pgina web www.liebremarzo.com (en donde el lector interesado podr descargarse varios archivos de audio en ingls relativos al proceso Gran Mente, o Big Mind). Se trata de parte de una conversacin espontnea e indita con Sheila Hamilton, una joven desconocida que no tena ninguna experiencia previa con el zen ni con el proceso Gran Mente. Creo que el lector lo disfrutar y podr, de ese modo, entender mucho mejor este libro.

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Existe una conciencia trascendente, una Gran Mente y un Gran Corazn a los que todo el mundo puede acceder y cuya realizacin reconocemos como origen de la paz, la felicidad, la satisfaccin, el coraje y la alegra verdadera. Pero, puesto que ignoramos el modo de acceder a ella, es decir, cmo cobrar conciencia de ella, desconocemos tambin el modo de encarnarla y expresarla. Durante los ltimos treinta y seis aos he estado buscando un mtodo para que todo el mundo pudiera establecer contacto con esa conciencia. Y, despus de mucho estudio y de enfrentarme con xito a muchas dificultades, acab descubriendo, en junio de 1999, un mtodo muy sencillo y eficaz que, desde entonces, he estado investigando y perfeccionando y al que he acabado por llamar proceso Gran Mente/Gran Corazn o, simplemente, proceso Gran Mente.

Todo empez un fin de semana de febrero de 1971 durante una acampada con un par de amigos en el desierto de Mojave. Sentado a solas en la cima de un pequeo promontorio me preguntaba cmo, a los veintisis aos, haba acabado complicndome tanto la vida. Me hallaba atrapado en una relacin que, ciertamente, haba empezado de manera muy diferente. Ya haba pasado por otra relacin que, para no terminar loco, acab rompiendo, pero ahora, tres aos despus, volvan a aflorar los mis

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mas sentimientos, razn por la cual tom la determinacin de pasar unos das en el desierto para contemplar mi vida con cierta perspectiva. Desde la cima de ese otero poda ver mi furgoneta Volkswagen estacionada, a unos tres kilmetros de distancia, en el lugar en el que habamos decidido acampar ese fin de semana. Entonces empec a pensar en mi apartamento de Long Beach (California), donde trabajaba, como profesor de educacin especial de cuarto, quinto y sexto grado, en una escuela primaria y donde viva, con mi novia, frente a la playa. Dos preguntas acudieron entonces espontneamente a mi mente: Cmo pude haberme complicado tanto la vida y cul era mi verdadero hogar? Cul es mi verdadero hogar? sta es U)1a buena pregunta que todos deberamos formularnos. De hecho, se es el comienzo, cuando nos damos cuenta de que hemos perdido o carecemos de algo, pero no sabemos de qu se trata. Esa sensacin, ese misterio, constituye una especie de despertar a lo que podramos denominar espiritualidad o simplemente conciencia, que nos lleva, por ms que ignoremos de qu se trata, a buscar lo que hemos perdido. La mente despierta, sea cual sea el nombre que le demos, siempre est tratando de aflorar, envindonos seales para que regresemos a nuestro autntico hogar. Alguien dijo, en cierta ocasin, que nuestro nico problema es la nostalgia de nuestro autntico hogar y que, cuando no estamos realmente en casa, enfermamos. Pero nuestro hogar, obviamente, siempre est en el lugar en que nos encontramos. Por qu, entonces, no lo sentimos as? Por qu nos sentimos tan alienados de nuestro hogar Yde nosotros mismos? Creo que una de las cosas que siempre estamos buscando es poder sentirnos, estemos donde estemos, en casa; es decir, poder sentirnos en casa en nuestro cuerpo y poder sentirnos en casa en nuestro yo. En este sentido, es como si nosotros, como las palomas, dispusiramos de una especie de instinto que nos impulsa a encontrar el camino de vuelta a casa. Yo la llamo la Mente que Busca el Camino o la Mente que Busca la Verdad. En muchas ocasiones, esa mente permanece aletargada pero, en

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el mismo instante en que despierta, toda nuestra vida experimenta una sacudida muy profunda. Entonces se reordenan nuestras prioridades y las cosas que ms importantes nos parecan -como la seguridad, la fama, las posesiones o la riquezapierden el valor que les atribuamos y lo ms importante pasa a ser descubrir quines somos. Eso fue, precisamente, lo que me ocurri en 1971, en la cima de esa montaa ubicada en mitad del desierto de Mojave. Sbitamente mi mundo se desplom y experiment algo completamente nuevo e inesperado. Entonces me convert en el Universo, me fund con el Creador y con todas las criaturas y me di cuenta de la estrecha relacin que une todas las cosas, que todo est conectado con todo lo dems y que lo que sucede a cualquiera de las cosas de este mundo acaba afectando a todas las dems. Fue como si, despus de haber estado loco toda la vida, hubiese recuperado sbitamente la cordura ... aunque no fue eso, precisamente, lo que entendi mi madre. Repentinamente me di entonces cuenta, por primera vez en mi vida, de que todo tena sentido y de que mi bsqueda de seguridad, riqueza y fama era tan ridcula como absurda. Estaba completamente en paz. Lo nico que realmente me importaba era compartir esa experiencia con los dems y descubrir ms cosas sobre este sorprendente viaje llamado vida, dos deseos que, desde entonces, jams han dejado de inspirarme. De ellos, a fin de cuentas, se deriva la motivacin que me ha llevado a contar esta historia y a escribir este libro. Aunque en ese momento no pude explicarme lo que acababa de ocurrir, saba de manera intuitiva que se trataba de algo extraordinario. De hecho, la persona que baj de esa montaa no tena nada que ver con la que haba subido a ella. Fue como si, en mi interior, se hubiese activado una energa poderosa e indescriptible que me hubiese fundido con Dios. El mundo entero estaba en m y yo era el mundo entero. Yo era todas las cosas y todas las cosas eran yo. Entonces sent como si mi vida fuese una locomotora lanzada a ciento cincuenta kilmetros por hora que, repentinamente, hubiese cambiado de direccin. Despus de esa experiencia, la Gran Compasin aflor naturalmente sin necesidad de re

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alizar esfuerzo alguno. Lo nico que me importaba era despertar y contribuir como mejor pudiera a que otros tambin despertasen. Esa misma noche, el amigo que me acompa me dijo que hablaba como si fuese un maestro zen. Y aunque, por aquel entonces, no saba absolutamente nada sobre el zen ni sobre los maestros zen, la energa interna que senta, como si me hallase movido por algo ms grande que mi limitado cuerpo, me impidi conciliar el sueo. A la maana siguiente, me sent en el campamento, claramente consciente de lo que tena que hacer y de que mi vida jams volvera a ser la misma. El domingo por la noche, cuando regres a Long Beach, romp con mi pareja y emprend el camino en el que todava me encuentro.

Creo que todos tenemos la sensacin de que hay algo ms, algo ms grande. Cuando somos nios jugamos -yo, al menos, as lo hice-con los misteriosos conceptos de infinito y de eternidad, lo que, en ocasiones, nos lleva a preguntarnos por el significado de la muerte o la existencia de Dios. Pero, como no haba sido educado en ninguna confesin religiosa, tampoco tena ninguna creencia concreta sobre la vida despus de la muerte. Cmo ser -me preguntaba-la muerte? Ser acaso -me responda asustado-como dejar de ser consciente por toda la eternidad? Hay una parte de nosotros que siempre est formulndose preguntas y esbozando respuestas. Recuerdo una conversacin que, a este respecto, mantuve, en torno a 1973, con mi hermana Carol, en su casa de Marin County, durante la que le pregunt: -Jams te has preguntado cosas tales como 'Qn soy?', 'A dnde voy?', 'Q es todo esto?' y 'Por qu estoy aqu?' .En cierta ocasin lo hice -respondi ella-, pero no tard en darme cuenta de que, si segua dndole vueltas, acabara volvindome loca. Desde entonces, ya no he vuelto a formularme ese tipo de preguntas. Y estaba en lo cierto, porque pensar mucho en estas cosas puede resultar ciertamente aterrador.

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Adems de la nostalgia por volver a casa, el anhelo de plenitud y de satisfaccin tambin nos lleva a cuestionamos las cosas y a buscar. Hay veces, como sucedi en mi caso, en el que se trata de un deseo de libertad y de liberacin, mientras que, en otros casos, asume la forma de una bsqueda de la Verdad (con maysculas) o de lo Divino, de Dios, del Absoluto o de la Realidad y en otros, finalmente, consiste en la bsqueda del despertar o de la iluminacin. Son muchos los nombres con los que nos referimos a esta Verdad, que es lo trascendente. Empleamos muchas palabras para tratar de aprehender lo inasible. Pero el problema, precisamente, consiste en que la realidad es inasible, porque toda aprehensin requiere, obviamente, de dos trminos -lo que aprehendemos y la persona que lleva a cabo la aprehensin-y la realidad es, de hecho, no-dos, es no dual. No hay modo alguno, pues, de aprehender la realidad, porque la realidad se encuentra ms all tanto del aprehensor como de lo aprehendido. Todo intento de aprehensin est, en consecuencia, abocado al fracaso. Por ello resultan tan infructuosos todos nuestros intentos habituales de satisfacer el anhelo de Absoluto porque, para ello, es necesario ir ms all de la dualidad. Y esto es algo que, hasta el momento, siempre se ha realizado por una de las dos vas siguientes: por la gracia de Dios (es decir, vindose premiado por la gracia divina mientras uno est buscando ... o no buscando) o despus de aos y aos de esfuerw, bsqueda, meditacin u oracin diligentes hasta que llega un momento krmico especial en el que, sin saber muy bien cmo, nos encontramos ah y nos damos cuenta de que en ningn momento habamos abandonado ese lugar. se es nuestro autntico hogar, un hogar que jams hemos abandonado. Ese estado y esa conciencia son omnipresentes y son siempre accesibles. Es por ello que el despertar consiste, en ltima instancia, en darnos cuenta de quienes realmente somos. Pero por qu nos resulta esto tan difcil de realizar? sta es una pregunta que, desde mi primera experiencia de febrero de 1971, jams he dejado de formularme. Despus de haberme entrenado durante todos estos aos en los mtodos tradicionales del zen y de haberme convertido

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finalmente en maestro zen, me doy cuenta de que el zen es un modo de acceder a esa conciencia. El entrenamiento tradicional pareca no tener fin, pero al zen tambin se le conoce como la .escuela abrupta del budismo. Hay una forma inmediata y sbita de despertar a esta Gran Mente. Sabemos que, despus de aos y aos de entrenamiento y de prctica, tiene lugar una realizacin sbita. Pero por qu no puede, esa realizacin sbita, si es omnipresente, ser alcanzada u obtenida por cualquier persona en cualquier momento? sta es la pregunta que, durante todos estos aos, he estado formulndome, porque me parece que el tiempo tiene, en este sentido, una importancia crucial. Si seguimos avanzando como lo hemos hecho hasta ahora, acabaremos quedndonos sin tiempo. El reto al que nos enfrentamos consiste en provocar un despertar que, hasta el momento, slo resultaba accesible a unos pocos buscadores talentosos de las grandes tradiciones espirituales de todo el mundo. Desde el momento en que, en 1973, empec a encargarme de las clases introductorias del Zen Center de Los Angeles y durante los veinticinco aos en que he estado enseando zen de manera ms o menos tradicional, siempre he estado experimentando con diferentes posibilidades. En 1978, esboc lo que entonces bautic como .Meditacin Guiada Gran Mente, llamada as porque la experiencia que haba tenido en 1971 era una experiencia Gran Mente/Gran Corazn. En esa meditacin guiada empezaba pidiendo a los participantes que, partiendo de su situacin real inmediata, se abriesen a las personas que les rodeaban, a la sala, al barrio, a la ciudad, al estado, al pas, al mundo y, finalmente, a todo el cosmos y, una vez que se haban expandido de ese modo, les invitaba a adentrarse en los dominios de lo trascendente y de lo ilimitado. Pero, por ms que esa meditacin guiada funcionase, con el paso del tiempo dej de satisfacerme porque, de algn modo, saba que todava deba descubrir un mtodo ms sencillo y ms directo. En julio de 1999 ocurri algo completamente nuevo. Llevaba nueve meses sintindome como si estuviera embarazado y saba que, en mi in

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terior, algO iba creciendo, aunque no tena e! menor indicio de lo que se trataba. En tomo a mi quincuagsimo cumpleaos estaba trabajando, en uno de los talleres que habitualmente diriga, con un joven, frente a un grupo de unas cincuenta o sesenta personas, y, en e! momento en que le ped que hablase con la voz de la Gran Mente, asist al nacimiento del proceso Gran Mente. Y es que, por ms que se tratase de un principiante, es decir, de una persona que jams haba estudiado zen, cuando empez a hablar, lo hizo con tanta claridad que mi mente experiment una autntica conmocin. Entonces me di cuenta de! cambio que esa persona haba experimentado porque, en e! mismo instante en que le ped hablar con la Gran Mente, sta estaba ah. Durante todos esos aos de enseanza -que, por aquel entonces, ya eran ms de veinticinco--haba considerado imposible que un principiante pudiese avanzar ms all del yo. Es cierto que haba quienes, esforzndose seriamente en e! estudio y en la prctica de sentarse en la postura de meditacin -y tambin con lo que pareca mucha suerte-, podan liberarse de esas limitaciones y, yendo ms all de las restricciones impuestas por el yo limitado, adentrarse en e! espacio que ahora denomino Gran Mente/Gran Corazn. Pero ah haba un principiante que pareca acceder a ese mismo lugar despus de solicitarle simplemente hablar como la Gran Mente. As fue, en suma, como naci el proceso Gran Mente. Pero ese parto no concluy hasta tres meses despus durante un viaje a Europa, momento en el cual pude advertir su forma y su estructura, aunque todava de un modo vagamente premonitorio. Decid mantener el nombre Gran Mente (Big Mind) por razones estrictamente personales, como una forma de honrar a mi padre (cuyo nombre era Ben Merzel, de ah las iniciales), a mimaestro Taizan Maezumi Roshi ya mi hijo (que se llama Tai, que en japons significa grande). (Y tambin hay que decir incidentalmente que, en japons, Gran Mente es Taishin o Daishin.) As pues, e! proceso ya tena un nombre, pero todava no se hallaba plenamente desarrollado. Desde entonces han pasado ms de ocho aos, el proceso sigue floreciendo y todava no est completamente desarrollado. Pero, aunque ig

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nore la direccin en la que seguir creciendo, espero y deseo que llegue a desempear un pape! clave en nuestro pas y en el mundo como mtodo para ensear y ayudar a la gente a expandir su conciencia. El proceso Gran Mente ha impregnado mi enseanza hasta e! punto de acabar integrndose completamente en ella. Y, puesto que se trata de un mtodo muy accesible, sencillo y evidente, estoy plenamente convencido de que posibilitar, desde e! mismo comienzo, e! acceso de las personas a la Gran Mente es, realmente, la direccin ms sabia que podemos tomar.

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La unin de Orientey Occidente: los dos pilares en los que se asienta elproceso Gran Mente

LA UNIN DE ORIENTE y OcCIDENTE

En 1983, el templo zen de Los Angeles se hallaba en crisis y todo e! mundo era consciente de la necesidad de emprender un trabajo teraputico que nos permitiese superar los problemas y la confusin. Para ello invitamos a Hal y Sidra Stone al Zen Center para que trabajaran con todos nosotros y fuimos muchos los que, durante ese tiempo, empezamos a estudiar, con Hal, e! dilogo de voces. Hal y Sidra eran los descubridores de esa tcnica teraputica concreta. Ambos tenan una formacin psicoteraputica muy rica y muy diversa. Hal haba sido analista junguiano, director de la asociacin analtica junguia na de Los Angeles y tambin haba estudiado terapia gestalt y otras corrientes teraputicas a la sazn muy conocidas y, durante los aos sesenta, entre ambos haban elaborado y puesto a punto la tcnica de! dilogo de voces. Esa tcnica me pareci que complementaba perfectamente nuestra prctica zen, proporcionando a los occidentales algo de lo que habitualmente carece la formacin zen tradicional. Muchos de nosotros -incluyendo tres que han acabado convirtindose en maestros-empezamos entonces a acudir dos o tres horas, un par de das por semana, a casa de Hal y Sidra a estudiar el dilogo de voces. La tcnica del dilogo de voces, un proceso que apunta a elevar el nivel de cOnciencia y la conciencia de uno mismo, se asienta en dos fundamentos bsicos, la terapia junguiana y la terapia gestalt y, aunque no soy terapeuta, considero que se trata de la mejor de las terapias a las que pudimos apelar. Obviamente, existen distintas terapias para personas y problemas diferentes, pero el dilogo de voces me parece sumamente eficaz.

Lo que ms me gusta del dilogo de voces es que convierte al entrenamiento zen en algo realmente sano y arraigado. No olvidemos que el zen es, bsicamente, una prctica radical que aspira a liberarnos de todas nuestras identificaciones y a cortar, cortar y seguir cortando las cadenas y ataduras que nos atrapan, 10 que, en ocasiones, nos hace sentir psicolgicamente muy desarraigados. Aunque fueron muchas las personas que, despus de ms de doce aos de este tipo de trabajo en el ZCLA, haban experimentado algn tipo de despertar, algn tipo de apertura espontnea, no por ello habamos resuelto nuestros problemas psicolgicos. Porque hay que decir que la prctica espiritual no siempre resuelve los problemas psicolgicos ms profundos. De hecho, podemos sentarnos en meditacin durante veinte, treinta o cuarenta aos y no hacer sino enterrar cada vez ms nuestros problemas. ste es uno de los aspectos negativos de la meditacin sentada, porque podemos avanzar en la prctica tradicional del zen, podemos resolver koan tras koan (es decir, las preguntas tpicas del zen que nos abren a comprensiones que se encuentran ms all del intelecto) sin acceder, por ello, al meollo de nuestros problemas psicolgicos. El dilogo de voces nos permiti asentarnos en algo que era muy occidental y psicolgicamente muy sano. Sabamos -algunos de nosotros, al menos-que habamos descubierto algo extraordinariamente valioso e importante, razn por la cual seguimos emplendolo. A m me gustaba mucho y me pareci absolutamente necesario para que el zen acabase arraigando en Occidente. Entonces empec a utilizarlo a 10 largo de mi enseanza y empec a dirigir talleres que llam dilogo de voces. En 1998, sin embargo, me di cuenta de que mi inters no se centraba tanto en los aspectos psicolgicos de este enfoque como en su aplicacin a la enseanza zen. se fue, precisamente, el motivo que me llev a desarrollar 10 que, en 1999, acab denominando proceso Gran Mente; ste, en consecuencia, se asienta en dos raCes fundamentales: el zen y el dilogo de voces.

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Cmo funciona el dilogo de vocesHal Y Sidra Stone saban bien que, dentro de cada uno de nosotros, hay muchas facetas y subpersonalidades diferentes; una visin que, en mi opinin, es muy junguiana. Pero esas subpersonalidades pueden acabar convirtindose en sombras que no reconocemos como propias. Hay aspectos de nosotros que, por el simple hecho de que nos desagradan o nos hacen sentir mal, acabamos repudiando. Todos hemos tenido, en algn que otro momento de nuestra vida, la experiencia de tomar una determinada decisin y perseverar en ella, aunque hayamos olvidado dnde y cundo la tomamos. No es de extraar por ejemplo que, si nos desagrada estar enfadados, si no creemos tener derecho a estar enfadados o si nuestros padres nos ensearon que no es bueno estar enfadados, acabemos repudiando nuestra ira. Pero el hecho es que reprimir una determinada voz no implica su desaparicin, sino tan slo su rechazo, con 10 cual acaba simplemente soterrndose y convirtindose en el agente oculto de una serie de operaciones encubiertas. Por ello, puedo estar realmente enfadado contigo sin darme cuenta, no obstante, de mi ira. Y poco importa entonces, si no me doy cuenta, que resulte evidente para todo el mundo. Cuando, en tal caso, veo la ira de otra persona, me disgusta y, al estar rechazando mi propia ira, tiendo a alejarme, a tener miedo o a enfadarme con las personas que se muestran enfadadas. As pues, una forma muy rpida de descubrir las facetas enajenadas de m mismo tiene que ver con aquellas cualidades que me desagradan de los dems, porque muy probablemente se trate de cualidades que he acabado enajenando de mi propio ser. Los Stone se dieron cuenta de que 10 que, en tal caso, uno tiene que hacer es restablecer el contacto con esas voces reprimidas, sacarlas a la luz con la ayuda de un facilitador que solicite hablar con ellas y nos permita, de ese modo, emprender un dilogo que las rescate del olvido. En este sentido, el dilogo de voces permite que se manifiesten las facetas reprimidas, que salgan a la luz y se reintegren en nuestra propia vida.

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El proceso Gran Mente tambin pone de relieve esas voces reprimidas, pero no se queda simplemente ah. En 1983, Hal nos dio una llave mgica que sirve para abrir muchas puertas, un complemento perfecto para nuestra formacin zen que nos permiti sanar psicolgicamente. Pero, hasta junio de 1999, no me di cuenta de que esa llave tambin serva.para abrir la puerta de lo trascendente. Existen ciertos aspectos de nuestro yo que, si bien son omnipresentes, siempre han permanecido aletargados. No se trata, en este sentido, de facetas que se hayan visto reprimidas y enajenadas de nuestro ser, porque lo cierto es que jams las hemos posedo. A esas voces que siempre han estado ah pero que nunca han despertado, como, por ejemplo, la Gran Mente -o como quiera que decidamos llamar a lo trascendente-, suelo denominarlas voces dormidas. Por ello el proceso Gran Mente apunta a despertar las voces o aspectos que, si bien estn ah, todava no han despertado. Del mismo modo que Hal y Sidra Stone saban que las voces de las subpersonalidades estaban ah, yo tampoco tena la menor duda de que lo mismo ocurre con lo trascendente. Despus de veintiocho aos aproximados de prctica, saba, con una certeza absoluta y sin el menor atisbo de duda, que la Gran Mente, el Gran Corazn y las dems facetas trascendentes se hallan, de algn modo, presentes de continuo en todos nosotros. Lo que ignoraba, hasta junio de 1999, era su gran accesibilidad. Los practicantes de los aos setenta, ochenta e incluso noventa nos tombamos las cosas muy en serio y nos sentbamos a meditar durante muchas horas llegando, en ocasiones, a realizar retiros de meditacin sentada de noventa das. (En 1988, por ejemplo, llevamos a cabo en Bar Harbar [Mainel un retiro de noventa das con diez horas de meditacin sentada diaria, tomndonos libres tan slo un par de das, el trigsimo yel sexagsimo, para hacer la colada.) Lo que conseguamos en esos dilatados retiros era sentarnos durante un tiempo interminable y acabar rendidos. El agotamiento es una de las formas ms tradicionales de despojarnos del ego porque, cuando estamos exhaustos, tambin lo est nuestro

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ego, en cuyo caso mal podremos iniciar una pelea O alentar una resistencia, con lo que acabamos arrojando la toalla y dndonos por vencidos. Y, en ese momento de entrega plena, precisamente, tiene lugar la comprensin. sa ha sido la tcnica, confirmada por miles de aos de experiencia, ms habitualmente empleada. Pero es muy osado tratar de mejorar algo que ha sido llevado a cabo y puesto a prueba durante dos mil quinientos aos y es muy probable que cualquiera que pregunte por qu no podemos mejorar a los viejos maestros sea llamado toda clase de cosas. Es por ello que, cuando empec a incluir e! proceso Gran Mente en mi enseanza, algunos de mis discpulos ms antiguos se mostraron muy reacios y tambin hub~ quienes consideraron una hereja apelar a mtodos tan apartados de! canon tradicional. Despus de casi veintiocho aos de atenerme al camino marcado por la tradicin, no hubiera tenido empacho alguno en renunciar a mi mtodo de haber visto que su eficacia era inferior a la prctica tradicional. Lo que me sorprendi -y todava sigue sorprendindome-es que esta tcnica permite a casi todo e! mundo, desde e! principiante hasta e! practicante avanzado, acceder a esas voces trascendentes y empezar entonces a hablar de manera clara, precisa y sincera de su experiencia de esas voces. Este cambio resulta evidente para cualquiera que se halle presente y tambin ha sorprendido a muchos de los lderes espirituales competentes de las grandes tradiciones y hasta a los escpticos que lo han presenciado. Siempre habr, por supuesto, quienes no quieran participar ni explorar por s mismos e! proceso. En e! momento en que escribo esto, todava hay quienes estn plenamente convencidos de que tal cosa es imposible. Estoy dispuesto a enfrentarme a todo e! escepticismo y a responder a todas las dudas y crticas que se me planteen con respecto a este proceso, porque creo que supera con creces 10 que haca antes de 1999 y, en consecuencia, no puedo dar marcha atrs.39

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Atravesando la Barrera sin PuertaEn el zen hablamos de la Barrera sin Puerta que separa el yo de 10 trascendente. Pero cmo podemos conseguir, por ms que sepamos que se trata de una Barrera sin Puerta o, dicho en otras palabras, que no hay puerta ni barrera alguna que atravesar, que alguien pueda llegar a verlo as? La psicologa occidental, especialmente el trabajo de Hal y Sidra Stone, me ayudaron a darme cuenta de 10 que mantiene cerrada esa puerta. El regalo -es decir, la llave-que Hal y Sidra me proporcionaron es la comprensin de que, en cada uno de nosotros, esa puerta est custodiada por un guardin, o guardianes, al que llamo Controlador o Protector. Si queremos atravesar esa barrera y acceder a 10 que se encuentra dentro de los muros del templo, necesitamos contar con el permiso de ese guardin. Y, para ello, hay una frmula mgica que consiste en pedirlo por favoflt y pedrselo a uno mismo tambin forma parte de esa frmula mgica. No en vano se dice: Pide y te ser dado . Por ello, solicitamos permiso para entrar diciendo: Por favor, Controlador, puedo entrar? o Me permitiras ahora, Controlador-Protector, hablar con ... ? Las tradiciones nos han ensefiado a relacionarnos con 10 trascendente mediante el esfuerzo y la lucha, invirtiendo mucha energa en ir desde el punto A hasta el punto B. Pero esta estrategia, que tan exitosa resulta en el mundo relativo, no parece funcionar bien en el dominio de 10 absoluto. Recuerdo que cuando, en 1973, me enfrent a mi primer koan, esforzndome con todas mis fuerzas, toda mi energa y todo mi cuerpo en convertirlo en una realidad y tornarme uno con l, fue como si me golpeara la cabeza contra la pared, porque nada de eso funcion. Finalmente ca en la cuenta de que, en realidad, no se trataba tanto de esforzarse como de dejar de esforzarse, es decir, de soltar. As fue como, en el mismo instante de arrojar la toalla y de entregarme completamente, descubr que ya estaba all. A qu, pues, deba renunciar? Al intento y al esfuerw de llegar hasta all.

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Pero cmo podemos hacer eso mismo con otras personas? Ah es, precisamente, donde entra en juego el proceso Gran Mente. En lugar de tratar de llegar a algn lugar o de esforzarse en convertirse en algo, uno simplemente pregunta: Podra hablar con...? y, a partir de ah, habla como si fuera ese personaje. As es como abandonamos e! intento y e! esfuerzo y trascendemos e! tiempo y el espacio. As es como, cuando nos preguntan: Podra ahora hablar con la voz de la Gran Mente (o con la Mente Q!e No Busca o con cualquier otra voz)? uno se descubre simplemente ah, porque esa voz, al ser omnipresente, est siempre ah. Slo se nos antoja un misterio cuando ignoramos e! modo de acceder a ella. En e! mismo instante en que trascendemos esto yeso, e! yo y e! otro, e! yo ye! t, estamos ah. Pero, por ms oDlIpresente que sea, no siempre podemos acceder, porque habituados, como estamos, a buscar, esforzarnos y desear, nos hallamos atrapados en la visin de! ego limitado. Pero nuestra verdadera naturaleza carece de fronteras porque, en ella, no hay yo, e! yo no es ms que un lmite semejante a la tensin superficial que mantiene a una pompa de jabn. Pero, en e! mismo instante en que pedimos hablar con la Gran Mente, con e! No-Yo o con la No-Mente, la burbuja estalla y nos descubrimos sbitamente fuera de ella, fuera de los lmites de! yo. Entonces nos damos cuenta de que la burbuja est llena de aire y de que el yo, en realidad, no es ms que un concepto, una idea y, en ltima instancia, una mera ilusin. Pero el yo ilusorio es una manifestacin de la Mente, de la Gran Mente. Acaso 10 necesitamos? Por supuesto que s. Pero necesitamos estar identificados con l las veinticuatro horas de! da, siete das por semana? Evidentemente no, porque, cuando nos identificamos con e! yo y nos convertirnos en e! yo, vivimos sumidos en el miedo, la ansiedad y la tensin, es decir, vivimos sumidos en el sufrimiento. Cuando, por e! contrario, dejamos de identificarnos con e! yo y nos identificamos con 10 que carece de fronteras --es decir, con la Gran Mente (que, a fm de cuentas, no es ms que un nombre y que, en consecuencia, podramos denominar de muchos modos diferentes, como Consciencia Universal, etc.)e! miedo sencillamente desaparece. Cuando nos identificamos, pues, con lo inasible y lo innombrable, el miedo simplemente se desvanece.

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Pero nosotros vivimos atrapados en la perspectiva limitada que nos proporciona nuestro yo, en lo que podramos denominar la mente dualista (a la que, por cierto, no debemos confundir con la enfermedad psicolgica llamada personalidad dual o personalidad mltiple). El pensamiento dualista es una modalidad de pensamiento que damos por sentada por el simple hecho de que pasamos en ella la mayor parte del tiempo. Por eso nuestravisin del mundo es dual y lo contemplamos en trminos de sujeto y objeto, yo y t, yo Y el mundo, yo y mis pensamientos, y lo concebimos en categoras opuestas como bien y mal, correcto y equivocado, yo y los dems, hermoso y feo, etc. As se nos ha enseado y as se nos ha condicionado durante mucho tiempo a ver el mundo. Pero hay veces sin embargo en las que, al contemplar un rbol o una hermosa puesta de sol, no los juzgamos ni nos decimos que se trata de un rbol feo o de una hermosa puesta de soL En tales casos, no nos forjamos una opinin al respecto, sino que simplemente observamos, sin juzgar lo que vemos en trminos de hermoso o feo y, en tales ocasiones, tenemos un atisbo de percepcin pura, de conciencia no dual. Obviamente debemos distinguir lo correcto de 10 equivocado pero, cuando estamos buscando la paz mental, como sucede en el caso de la meditacin, nuestra incapacidad de desconectar de la modalidad dualista de pensamiento se convierte en un autntico problema. Es como cuando, al ir a dormir, no conseguimos desconectar del rlilogo interno: cuanto ms intentamos dormirnos, ms difcil nos resulta. O cuando el cambio de velocidades de nuestro coche se queda trabado en una determinada marcha: todas las marchas son tiles, pero no cuando estamos trabados en una en particular. En este sentido, la mente no dual nos proporciona la oportunidad de silenciar el rlilogo interno en aquellos casos en que es necesario como, por ejemplo, al ir a dormir o al merlitar, mientras que la mente dualista, por su parte, nos ayuda a elegir uno de los cincuenta tipos de pan diferentes que encontramos en los expositores de un supermercado. Nosotros no solemos ver las cosas desde una perspectiva no dual; eso es algo que se nos escapa y que, en consecuencia, anhelamos. Nosotros

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queremos estar ms cerca de la verdad, de la realidad, de Dios, de la naturaleza, de nuestra verdadera naturaleza, de nuestro yo y de los dems. Es como si nuestro yo se hubiese congelado y, de ese modo, hubiera petrificado el flujo natural del universo en forma de pequeos bloques de hielo a los que denominamos yo. Entonces empezamos a relacionarnos con los dems pedazos de hielo en busca de proximidad e intimi~ dad, pero jams podremos conseguirlo, porque ese intento es tan absurdo como dos bloques de hielo tratando de hacer el amor. Es evidente que nos relacionamos y hacemos el amor, pero no por ello conseguimos la intimidad que tan desesperadamente anhelamos. No nos damos cuenta de que el yo es el que est creando el problema. Yo soy el problema! Y, cuando nos damos cuenta de que el problema reside en el yo, recuperamos nuestro poder. Hasta ese momento hemos ido de un lado a otro o, lo que es bastante ms frecuente, hemos asumido engaosamente el papel de vctimas, culpando a todo el mundo y a todas las cosas de nuestros problemas. Pero, mientras no nos demos cuenta de que el problema reside en nosotros, no sabremos qu hacer con l ni, en consecuencia, cmo resolverlo. Cuando nos damos cuenta de que el problema reside en el yo (o, en trminos de zen, de que el koan soy yo), se nos abre la posibilidad de resolverlo, dejando de identificarnos con el ego limitado y estrecho que es la causa de todos los problemas. Cmo? La respuesta es muy sencilla: identificndonos, en su lugar, con lo que se encuentra ms all de los lmites del yo. Y qu es eso? El no-yo, la Gran Mente, la no-mente o el Yo Verdadero, llammosle como queramos. Y es que, cuando nos identificamos con la Gran Mente, por ejemplo, vemos que todo es Gran Mente, que somos todas las cosas y que todas las cosas son yo. Entonces nos damos cuenta de que todo es yo, desde lo infinitamente grande hasta lo infinitesimalmente pequeo. Esto es, precisamente, lo que la tradicin zen denomina atravesar la primera barrera. Entonces es cuando trascendemos la visin limitada que considera al yo como el centro del universo y, en consecuencia, a todo lo que le rodea como algo amenazante y peligroso. Arriesgumonos a atra

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vesar esa barrera y dejaremos de vivir sumidos en el miedo, la ansiedad y la tensin y empezaremos a vivir como nos gusta, es decir, libres del miedo y despojados de todo encadenamiento y obstruccin, responsables de nuestras vidas y sin culpar a nada ni a nadie de las circunstancias en que VIVImos.

Sin requisito ni preparacin concreta algunaLo ms sorprendente del proceso Gran Mente en su gran accesibilidad, independientemente de la formacin y experiencia de quienes lo emprendan. Y esa accesibilidad depende, en mi opinin, de la sinceridad con que pedimos permiso para hablar con lo trascendente. Cuando descubr este proceso pens que, para que funcionase, debera emplear una frmula concreta pero, desde entonces, me he dado cuenta de que todos los caminos conducen a Roma. Y ahora que s que son muchas las vas que nos permiten acceder a lo trascendente, casi cualquier direccin puede servir para ayudar a los dems a seguir el camino de vuelta a casa. Creo que esto se debe, en parte, al .proceso mismo y, en parte, a la seguridad que con el paso del tiempo he desarrollado, y que cualquier facilitador puede desarrollar tambin, de que se trata de un proceso que alguien y todos pueden llevar a cabo. Una cosa es creer que uno lo puede hacer y otra, muy distinta, saber que todo el mundo lo puede hacer. Saberlo de forma cierta, la confianza y seguridad de que todo el mundo, en cualquier momento, puede hacerlo, confiere realmente el poder a la gente para hacerlo. Todo lo que tiene que hacer es querer pasar a travs del proceso. Para emprender este proceso no se necesita creer nada especial; la nica condicin consiste simplemente en estar dispuesto a ello, en cuyo caso, no hay razn alguna que lo impida. Conviene insistir una vez ms en que, para llevar a cabo este proceso, no es preciso creer nada ni confiar en nadie, lo nico que se necesita es tener cierta confianza en m o en el facilitador que lo est dirigiendo. Como dice la frase de la pelcula

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f erry Maguire ..Aydame a ayudarte y, en este sentido, mi nica funcin como facilitador consiste en capacitar a mis alumnos del mismo modo en que ellos me capacitan a m.

La va de la no-bsquedaCuando uno llega a un centro de meditacin, ya sea oriental u occidental, se le ensea una forma de prctica que, a veces, consiste simplemente en seguir la respiracin y que, en otros casos, consiste en etiquetar los pensamientos y las sensaciones que vayan presentndose, contar las respiraciones o formularse preguntas tales como Quin soy yo?. Lo que todas estas prcticas tienen en comn es darnos algo que hacer para alcanzar un determinado objetivo o estado mental. En contadas ocasiones, la prctica consiste sencillamente en sentarse. En la mayora de las tradiciones, son necesarios muchos aos de bsqueda antes de poder dar el paso decisivo que nos lleva a reconocer lo absurdo de la bsqueda, porque la misma bsqueda de la verdad o de la iluminacin erige la barrera que nos impide alcanzar lo que estamos buscando. Toda bsqueda procede del yo o, dicho en otras palabras, toda bsqueda es el resultado de la avidez y del deseo, un estado mental insaciable y que carece de fin. Nada de lo que descubramos mientras buscamos, ninguna comprensin y ningn logro nos saciar porque, mientras permanezcamos atrapados en ese engranaje, seguiremos insatisfechos y siempre querremos ms. El proceso Gran Mente nos permite descubrir nuestro 'punto muerto, ese lugar en el que nuestra mente no tiene ninguna marcha puesta y no se halla desesperadamente inmersa en ninguna bsqueda. Desde ah, podemos cambiar de marcha y poner primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, reducir o poner marcha atrs cuando sea necesario. sa es una capacidad muy valiosa y que nos proporciona una libertad completa. Cuando, en tal caso, estemos en el supermercado, podremos apelar fcilmente a la modalidad deseante de nuestra mente y encontrar lo que estemos buscando pero, cuando estamos sentados en una parada

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de autobs o tumbados en una playa de Hawaii, podremos desconectar esa modalidad y reposar tranquilamente. Cuando aprendemos a dejar nuestra mente en punto muerto, es decir, cuando aprendemos a estar tranquilamente relajados y en paz, y a no sumirnos desesperadamente en la bsqueda, descubrimos lo que denomino la mente del nirvana, la mente de la paz y de la libertad completas. De modo que, si te sientas a meditar en un cojn o en una silla y pides simplemente hablar con la Mente que no Busca ni Desea y escuchas la respuesta: .S, yo soy la Mente que nO Busca ni Desea o, dicho en otras palabras, si te identificas con esa mente en lugar de hacerlo inconscientemente con la Mente que Busca y Desea, entonces estars realmente meditando. sta es una forma de meditacin, conocida con el nombre de .simplemente sentarse, en la que no hay ambicin, meta ni objetivo alguno. Es como si, en el momento en que das el primer paso de un viaje, apuntases en la direccin correcta. Entonces, en lugar de encaminarte hacia el oeste para ir desde Hawaii hasta Salt Lake City, te dirigirs hacia el este, de modo que, cuanto ms avances, es decir, cuanto ms larga sea tu prctica, ms se encarnarn en tu vida la paz y la libertad. En tal caso, la meditacin trabajar a tu favor, en lugar de hacerlo en tu contra. Estoy completamente convencido de que ste es, precisamente, el motivo por el cual son tantos los practicantes de distintas tradiciones que, en lugar de acercarse a la Gran Mente, van estrechando su mente y hacindola cada vez ms pequea, una mente obsesionada en hacer lo correcto y en no perder lo que creen haber ganado con la prctica. Yeso, por ms lamentable que parezca, sucede con demasiada frecuencia. A ello se refrri precisamente Suzuki Roshi en su libro Mente un, mente de principiante, en donde equipar el objetivo, es decir, la mente zen, a la mente del principiante, porque la mente de principiante es una mente muy abierta y muy despierta que no est saturada de ideas, nociones, verdades y dogmas. Pero la mente de principiante no es slo una mente abierta, receptiva y que carece de fronteras, sino que, para la fuente, se asemeja ms a una vasija, a un vehculo O a un canal. La mente de prin

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cipiante est directamente conectada con la fuente, mientras que la mente del practicante avanzado o experto, por el contrario, suele ser una mente muy cerrada, estrecha y dogmtica. Lamento decir esto, pero es algo que he advertido con demasiada frecuencia. Por ello me parece muy importante que, cuando las personas aprenden a meditar -o tan pronto como sea posible, si es que ya han aprendido-se den cuenta de que su nico objetivo consiste en cambiar cuanto antes la modalidad buscadora habitual de la mente por la modalidad de la Gran Mente o del Gran Corazn, es decir, la Mente que no Busca ni Desea, la mente que no tiene objetivo ni meta alguna, porque entonces su sentada ser mucho ms profunda. Lo que, en tal caso, hacen es soltarse, dejar de identificarse con todo lo que se presenta, abrirse y seguir abrindose para que la mente, en lugar de contraerse y estrecharse, permanezca, por el contrario, completamente abierta y expandida. El lector debe saber que una de las principales razones que me han impulsado a escribir este libro y a impartir esta enseanza es la certeza de que, de este modo, puedo ahorrar a la gente aos y aos de sufrimiento y esfuerzo en la direccin equivocada.

Cualquiera puede hacerloEl proceso Gran Mente funciona para cualquier persona, independientemente de que haya pensado o no en alcanzar la iluminacin y del nivel de desarrollo en que se encuentre, porque se trata de un proceso que todo el mundo puede llevar a cabo con xito. A lo largo del tiempo, he ido observando que los principiantes pueden experimentar y entender de inmediato lo que, de otro modo, habra necesitado de aos y aos de prctica. Inmediatamente entienden mejor cmo meditar y cmo responder las grandes preguntas de la vida. De hecho, la enseanza se absorbe as mucho ms profundamente, porque se absorbe desde el interior hacia afuera ms que desde lo exterior hacia adentro. En otras palabras, en lugar de escuchar la enseanza y tratar de entenderla, hablamos como el maestro.

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De hecho, la enseanza siempre procede de la experiencia despierta. Tradicionalmente, quienes la reciben tratan de llegar hasta ah, pero, durante e! proceso Gran Mente, uno descubre que ya est ah. se es e! verdadero significado de los trminos educar y facilitar, y nuestra funcin, en este sentido, consiste en facilitar a la persona e! acceso a la sabidura omnipresente que ya se encuentra en su interior. De este modo, las palabras de quien se identifica con la Gran Mente, es decir, con la sabidura trascendente, con la sabidra que trasciende la dualidad, expresan la sabidura de! Buda. Y, de! mismo modo, las acciones de quien se identifica con e! Gran Corazn son las de un bodhisattva, es decir, de la persona que pone a los dems por delante de s mismo. Toda la sabidura que nos proporciona la prctica espiritual se encuentra ya en nosotros sin necesidad de leer un solo libro. Pero entindase bien que en modo alguno quiero decir con ello que leer est mal, sino tan slo que no es necesario, porque la sabidura de los grandes msticos y maestros espirituales de todos los tiempos se encuentra ya en nuestro interior, aguardando e! momento en que realicemos ese cambio. Durante miles de aos, las personas han estado esforzndose en provocar ese cambio sin darse cuenta de que, al hacerlo as, estaban luchando consigo mismos; algo tan absurdo como tratar de levantarse tirando de los cordones de sus zapatos. Es imposible, dicho en otras palabras, salir de la mente que busca utilizando la mente que busca. Pero esto tambin ocurre cuando uno est tan exhausto, despus de sentarse diez horas al da durante semanas, que acaba rindindose. Entonces uno se pregunta cmo lleg hasta ah y sigue esforzndose durante semanas en volver a ese lugar, cuando lo nico que tendra que hacer es pronunciar sencillamente la simple frase: Por favor. Y esto es algo que funciona con todos nosotros, especialmente los occidentales, porque nuestra madre nos ha enseado muchas veces esa frase mgica. Basta simplemente, pues, para establecer contacto con la sabidura, con pedir permiso al ego: Podra hablar con la Mente que no Busca ni Desea, con la Gran Mente, con e! Gran Corazn o con e! Maestro?-Cmo podra, en tal caso, negarse e! ego?

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Cuando alguien nos obliga a prepararle una taza de caf, podramos ir a buscarla, aunque quizs lo hiciramos con resentimiento, ira u hostilidad, o tambin podramos responder: Prepratela t!. Pero cuando alguien se dirige amablemente a nosotros dicindonos Seras tan amable de prepararme una taza de caf?, no tenemos problema alguno en ir a buscarla y preguntar incluso: Lo quieres con azcar y un poco leche? y es que, cuando las cosas se nos piden de manera amable y bondadosa, dificilmente nos resistirnos. Desde la poca en que, en 1972, empec a sentarme en el Zen Center de Los Angeles, las frases que ms escuch de mis maestros japoneses Koryu Roshi y Maezumi Roshi fueron: Abandona cuerpo y mente!, Muere en el zazen! y "Muere en el cojn!. Y aunque, por una parte> quera obedecer, porque siempre he sido una persona complaciente, por la otra, sin embargo, pensaba: Pero qu dices! En modo alguno voy a suicidarme! Por qu iba a morir aqu y ahora? No voy a abandonar mi cuerpo ni mi mente! Por qu debera suicidarme? Por qu debera hacerlo? Es como si me pidieras que saltara de un edificio de diez pisos. Realmente tendras que darme una buena razn para que lo hiciese, y, aun as, probablemente no lo hara. No diez pisos. Un piso... tal vez s,>. Ese tipo de requerimientos no suele funcionar en Occidente y si, en nuestro caso, se haca, era porque estbamos hechos de una pasta diferente. Quienes empezamos a estudiar zen en los aos sesenta y setenta practicbamos artes marciales (yo mismo empec a practicar karate en 1966) Yno tenamos problema en asumir tpidamente la actitud samurai de ponemos rpidamente manos a la obra. Hoy en da, sin embargo, la gente no es tan ingenua ni siente la misma atraccin por cuestiones tan romnticas. Los occidentales tenemos una educacin cultural completamente diferente. Nosotros vivimos en el siglo XXI y no somos japoneses. Los japoneses nunca han concedido la misma importancia que nosotros a la sensacin de individualidad, a la diferenciacin y a la identidad de! ego, sino que se han identificado ms con e! emperador, con el shogun y con e! grupo, pero los occidentales atribuimos un valor extraordinario a la individualidad.

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En este sentido, el proceso Gran Mente nos permite adentrarnos ms profundamente en nuestro yo. Pero, qu es 10 que sucede cuando nos adentramos ms profundamente en nuestro yo? Aprendemos sobre nuestro yo, el ms profundo de los misterios. Nuestros ojos y nuestra mente estn enfocados hacia el exterior, hacia las apariencias externas, pero nuestro punto ciego se halla detrs de los ojos y no nos damos cuenta de quin es el que est mirando, escuchando, pensando, conociendo y sintiendo. De l no sabemos absolutamente nada. El proceso Gran Mente no se basa en luchar con nuestro ego. El Buda dijo que dominar al yo es como pelear contra mil enemigos y derrotarles sin ayuda de nadie, pero son muchas, de ese modo, las batallas que uno pierde antes de ganar la guerra. Mi enfoque, por el contrario, es el menos belicoso que conozco. Lo que hacemos y que, en breve, pasaremos a relatar, consiste en reclutar al ego para que nos ayude a ganar esta guerra. Es como si nos acercsemos al enemigo y le dijramos: Me ayudas a derrotarte? Pero es evidente que ningn enemigo aceptara este trato si no utilizsemos algn subterfugio o le faltsemos al respeto. De modo que 10 que hacemos es pedirle al ego que nos ayude a derrotarle dndole un trabajo para hacer, 10 que parece dejarle muy contento. Y 10 realmente sorprendente es que, aun sabiendo-lo que est haciendo, realmente nos ayudar... Aydame a ayudarte. Si pedimos al que llamo Controlador o Controlador-Protector: .Me permites hablar con la Mente que no Busca?, responder: . Claro que s . y entonces simplemente realizamos el cambio: cambiamos nuestra postura para cambiar nuestra mente.

Cambiar y establecer distancia con respecto al YoEl cambio de postura corporal propicia el cambio de la actitud mental estancada en la visin buscadora a otra actitud que no busca. Este cambio fsico -y, en consecuencia, mental-nos ayuda a asumir la voz con la que queremos hablar. Este cambio se encuentra ms all del tiempo y del espacio o, mejor dicho, fuera del tiempo y del espacio y, en conse

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cuencia, est instantneamente ah, en una dimensin en la que podemos simplemente ser .la mente que no busca. Cuando se nos pide permiso para hablar con una determinada voz y cambiamos nuestra postura fisica, nos identificamos con esa voz y hablamos desde ella en primera persona con afirmaciones del tipo: En tanto que Controlador, yo ... y, desde ah, hablamos y nos referimos al yo en tercera persona como .l, ella o el yo. Supongamos, por ejemplo, que estamos hablando como la voz del Controlador y decimos algo as como: Mi misin, en tanto que Controlador, consiste en tratar de controlar la situacin para asegurarme, bsicamente, de que el yo sobreviva. Tengo que proteger al yo de 10 otro, es decir, del entorno, de los dems, de las cosas, de la naturaleza, del fuego, del ocano, del sol, del alcohol, de las drogas y hasta del alimento, porque todo ello es potencialmente peligroso. Pero tambin tengo que proteger al yo del yo. Es por ello que, cuando llevo a cabo ese cambio, no estoy hablando como el yo, sino que estoy hablando acerca de l. Hable con la voz que hable, siempre me refiero al yo en tercera persona porque, en tal caso, establecemos una distancia entre el yo y la voz que est hablando. Hace dos mil quinientos aos que sabemos que el sufrimiento se deriva del apego, especialmente del apego al yo. Y es que, aunque tambin est identificado con mi motocicleta, con mi coche, con mis hijos Tai y Nicole y con mi esposa Stephanie, la principal de todas las identificaciones es la identificacin con el yo. Y, aunque quizs ese apego no sea tan intenso como el que experimentamos hacia nuestros hijos, se trata, no obstante, de nuestro apego bsico. Cuanto mayor sea la distancia que establezcamos con respecto al yo, menos intensa ser nuestra identificacin y ms fcil tambin, en consecuencia, renunciar a l y abandonarlo. Obviamente, es ms sencillo renunciar a la motocicleta de otra persona que a la nuestra, o a los hijos de otra persona que a nuestros propios hijos. Cuanto ms identificados nos hallemos con algo, mayor ser nuestro apego y mayor tambin, en consecuencia, nuestra dificultad a abandonarlo. Es por ello que, por ms que

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estemos hablando con voces dualistas familiares, como el Controlador, el Escptico o la Ira, el proceso hacia lo trascendente sigue su curso y nos permite suprimir progresivamente nuestra identificacin con el yo e identificarnos con uno de sus aspectos, es decir, con una subpersonalidad.

Ningn esfuerzoOtra de las razones que explican la sencillez de este proceso se encuentra en el hecho de que se ve facilitado por un grupo, una persona o -eso es, al menos, lo que espero-por este libro (y por los archivos sonoros que el lector interesado encontrar en nuestra pgina web). En tal caso, el facilitador -que, en este caso, soy yo-evita todo esfuerzo al lectoro Si en este momento, pongamos por caso, te pidiera hablar con una determinada voz, como, por ejemplo, el Controlador y t llevases a cabo el correspondiente cambio corporal y respondieses: Muy bien, yo soy el Controlador, no estaras realizando ningn esfuerzo. Es por ello que suelo decir que el cambio no slo est fuera del tiempo y del espacio, sino ms all tambin del intento y del esfuerzo porque, en el mismo instante en que dices: .S, ests hablando con ... , ya te encuentras ah. Cuando intentas establecer contacto con una voz, el mismo esfuerw del intento acaba convirtindose en un obstculo. Cuando, por el contrario, cuentas con alguien que facilita el proceso, no tienes que realizar el menor esfuerw y puedes, en consecuencia, sentarte, relajarte y disfrutar dejando que el facilitador sea quien guie tu proceso a lo largo del camino. Bien podramos decir que el proceso Gran Mente nos brinda la oportunidad de llevar a cabo una visita guiada a lo trascendente. El trmino que utiliza el zen para referirse a esta visin es el de kensho que, en japons, significa literalmente ver en nuestra propia naturaleza, es decir, una experiencia de la iluminacin, pero aun el kensho ms profundo anterior al Daikensho (es decir, a la Gran Iluminacin) es provisional, como la apertura momentnea del obturador de una cmara fotogrfica. La experiencia de la Gran Mente, sin embargo, nos permite mantener abierto el obturador todo el tiempo que queramos. De ese modo, en lugar de

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tener un atisbo dbil y momentneo, como cuando prendemos, en una gran habitacin a oscuras, una cerilla que al poco acaba apagndose, el proceso Gran Mente nos permite mantener abierta la Gran Mente el tiempo que necesitemos para familiarizamos con el territorio. El dilogo con las distintas voces, aunque se trate de las llamadas voces dualistas antes de adentrarnos en el dominio de lo trascendente, es una de las facetas ms interesantes de este proceso que nos permite aprender de la fluidez y la flexibilidad. En tal caso, dicho en otras palabras, en lugar de tener una visin rgida de mundo y de nosotros mismos, aprendemos a cambiar fcilmente de una perspectiva a otra.

Cambiando de perspectivaSupongamos ahora que, en el momento en que naciste, hubiera cien cmaras apuntando hacia ti y que, durante los treinta, cuarenta, cincuenta o sesenta aos de tu vida, esas cien cmaras hubieran estado fIlmndote. Ahora bien, es evidente que si decidieras mirar a travs de una sola de ellas y dijeras: Esto es lo que soy, ste soy yo, ste es mi yo, sta es mi vida o sta es mi historia, estaras equivocado, porque sa no sera ms que una de las cien diferentes perspectivas de las que dispondras. Si las cien cmaras se hallaran ubicadas en lugares diferentes, dispondras, al menos, de cien perspectivas tambin diferentes y, si hubiese un nmero infinito de cmaras, el nmero de perspectivas de las que dispondras sobre tu historia, tu vida Y tu yo sera tambin infinito. En realidad, disponemos de un nmero infinito de perspectivas, pero actuamos como si slo tuvisemos una y nos empeamos en contemplar, desde ella, nuestro yo y la historia de nuestra vida. Pero sa es una ilusin o, mejor dicho, una locura. Cmo podra haber una sola perspectiva? A pesar de ello, no obstante, nos aferramos con uas y dientes a esa visin y no dudamos en emprender, en su nombre, todo tipo de guerras. Cuando creemos que la perspectiva a la que tanto nos aferramos es la nica correcta, no tenemos empacho alguno en desenterrar el hacha y emprender una guerra. Preferimos morir y tener razn a ser felices y estar

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equivocados, razn por la cual las relaciones interpersonales resultan tan conflictivas y son tantas las guerras que salpican el mundo. Esto es una autntica locura. Si estuviramos dispuestos a mirar a travs de esas cien lentes, dispondramos de cien visiones diferentes de nosotros mismos y nos daramos cuenta de que ninguna de ellas, aisladamente considerada, es la correcta. La visin correcta, dicho en otras palabras, no existe, porque todas las visiones son limitadas y parciales y no hay ninguna visin concreta que sea la correcta. sa fue, precisamente, la enseanza fundamental impartida por el Buda, llamada el ctuple Sendero, cuando dijo: He descubierto la Vi sin Correcta, que consiste en no tener ninguna visin concreta, es decir, en darse cuenta de que todas las visiones estn limitadas y que ninguna visin en particular es la nica. Todas las visiones estn limitadas, todas son fragmentarias y parciales. La visin verdadera es, de hecho, la no-visin. Por ello es tan importante aprender, desde el mismo comienzo, a cambiar de perspectiva. se es uno de los aprendizajes ms interesantes de nuestra vida. Si imaginamos, por un momento, que en la prxima ocasin que discutamos con nuestra pareja o con nuestra esposa, fusemos capaces de renunciar a nuestra visin y de abrirnos a la posibilidad de que existan otras perspectivas diferentes sobre la misma situacin, que bien podra ser la de mi pareja, en ese mismo instante nos liberaramos del problema. Entonces podramos conectar mucho ms fcilmente con la visin de los dems, lo que es, precisamente, lo contrario de lo que solemos hacer, que es quedarnos atrapados en nuestra visin y condenarnos as a sufrir las consecuencias derivadas de esa identificacin.

El objetivo ltimo: el funcionamiento integrado y libreHabitualmente nos identificamos y aferramos a las cosas y a las personas. No somos libres ni funcionamos libremente porque estamos atrapados. sta es una tendencia que el Buda observ y nombr. Segn dijo,

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cuando nuestra mente est atrapada, estamos en duhkha (un trmino snscrito que suele traducirse como sufrimiento). Sin embargo, e! sigllificado literal del trmino duhkha es e! de una rueda cuyo cubo o eje no gira. Pero para qu puede servir una rueda que no gira? Para qu sirve una rueda que no puede moverse? El Buda tambin descubri y ense la forma de liberar la rueda para que pudiese girar de nuevo y la llam suhkha, que literalmente significa rueda que gira libremente. se es, precisamente, el significado de la liberacin y de! nirvana. Ser capaz de asumir diferentes perspectivas es como tener un automvil que funciona perfectamente. Pero, si no podemos cambiar la marcha de nuestro coche, tendremos un coche que no funciona y poco importar, en tal caso, que se trate de un Maserati porque, independientemente de que la palanca est atrapada en primera o en marcha atrs, de poco nos servir. En e! mismo instante, sin embargo, en que podemos cambiar de marcha, nuestro vehculo recupera toda su funcionalidad. Lo mismo sucede con la mente, con e! yo y con nuestra vida. Si estamos estancados, funcionamos mal; pero, cuando empezamos a movernos, nos convertimos en un vehculo completamente funcional. Pero, aunque la Gran Mente sea el estado mismo de desidentificacin, tambin podemos quedarnos identificados con esa perspectiva, algo que el zen denomina quedarse atrapado en el Absoluto. La experiencia de la Gran Mente es ajena a cualquier visin relativa o dualista pero, cuando nos quedamos atrapados en la

perspectiva absoluta, o no dual, de la Gran Mente que carece de fronteras y acta lihremente y sin restricciones, nos atamos firmemente con una simple cuerda. De hecho, resulta mucho ms difcil desidentificarnos de lo no dual que de lo dual. Cuando las personas que han permanecido estancadas toda su vida en la postura dualista y sufriente alcanzan finalmente el dominio de lo no dual ajeno al sufrimiento, que es la Gran Mente, resulta muy difcil no identificarse con l. No es de extraar que, cuanto ms intensa sea la experiencia de la realidad no dual, mayor sea tambin nues

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tra identificacin y nuestro apego. Pero tambin de eso debemos acabar desidentificndonos, algo a 10 que se aplica perfectamente la expresin snscrita Neti-Neti, que significa ni dos ni uno, es decir, aquello que trasciende las visiones dualista y no dualista, a 10 que yo denomino 10 .realmente trascendente y a 10 que slo se accede cuando dejamos de estar atrapados en 10 dual y en 10 no dual. Slo entonces somos realmente libres para movernos en cualquier direccin. La sabidura de todos los tiempos est en nuestro interior, dentro de cada uno de nosotros. De eso trata, precisamente, este libro: de conectar con esa sabidura y transmitrsela al mundo. Por qu debera seguir siendo el secreto de unos pocos? Creo que ya ha llegado el momento en el que todo el mundo pueda acceder a 10 esotrico -quizs no a todo, pero s a una gran parte-porque me parece que estamos en una poca en la que podemos derribar los muros del monasterio, romper todas las vallas y barreras que mantienen confinada esa sabidura a un grupo limitado y selecto de personas y abrirlo a la conciencia del mundo. La evolucin ha llegado, en nuestra poca, a un punto en el que todos tenemos que tornarnos conscientes. Vivimos tiempos revueltos en los que ya no hay una posible vuelta atrs. Por ello estoy tratando de derribar los muros del monasterio, 10 que nos permitir advertir que el monasterio, la prctica y el templo espiritual es el mundo entero. sta es la empresa que nos compete a todos en esta vida y en este templo que carece de paredes.

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Cmo trahajar con este lihro

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Cada uno de nosotros alberga, en su interior, una pltora de voces o aspectos diferentes. Puede resultar til, para saber cmo operan, pensar en nosotros como si furamos una gran empresa en la que trabajan mucbos empleados. Cuntos? Nadie lo sabe bien. La cosa es un poco extraa, como si les hubiramos contratado al azar a todos ellos sin decirles cul es su cargo ni la tarea que deben desempear. Pero, por si esto fuera poco, tampoco les hemos dicbo para quin trabajan, cul es el nombre de su empresa y quin es el jefe. No les parece que sa sera una empresa muy poco funcional? Eso fue precisamente lo que, hace dos mil quinientos aos, el Buda descubri, aunque su descripcin, no obstante, fuera ligeramente diferente. Segn dijo, nosotros vemos el mundo al revs, aunque tampoco utiliz esa palabra, sino un trmino snscrito o paJi que significa .boca abajo . La palabra . disfuncional. me parece, en este sentido, mucho ms apropiada, porque vemos el mundo de manera disfuncional y es por ello que sufrimos. Una empresa en la que nadie sabe cul es su cargo y el trabajo que debe desempear acaba convirtindose en una empresa problemtica. En el prximo captulo empezaremos a entrevistar, uno tras otro, a diversos empleados clave de esta empresa. Conversaremos con ellos, les preguntaremos a qu se dedican y trataremos de aclarar cul es su cargo y la tarea que deben realizar. Luego les diremos lo que queremos que hagan para la empresa, es decir, aquello para lo que fueron contratados y, finalmente, les presentaremos al director general.

De este modo, cuando concluyamos esas entrevistas, cosa que suceder despus de los dos captulos siguientes, todo el mundo podr funcionar ms adecuadamente. Lo que pretendemos con ello es que esta empresa, la nica de la que, en este libro, nos ocuparemos y en la que ahora mismo estamos, acabe convirtindose en una empresa bien organizada y que funcione perfectamente. En los talleres o en las grabaciones de presentacin del mtodo yo desempeo el papel de facilitador y los distintos participantes responden como si fuesen las diferentes voces que voy invocando cuando digo: Me permitiras hablar con ... ?. Cada uno de los participantes tiene su propia forma de responder y, en la medida en que sigas leyendo, lo mismo suceder contigo. l lector que quiera entender mejor el modo de emprender el dilogo de voces, puede escuchar la pista 1 del fichero de voz (que, como ya hemos dicho, se encuentra en nuestra pgina web www.liebremarzo.com) en donde nos centramos en cuatro voces diferentes -el Controlador, la Mente que Busca, la Gran Mente y el Gran Corazncon una joven desconocida que nunca antes haba realizado el proceso Gran Mente. Las distintas voces entrevistadas en este libro responden como suelen hacerlo los asistentes' a los talleres. Naturalmente, cada uno responde a su modo, en funcin de sus experiencias vitales y de 10 que, en ese mismo instante, le diga esa voz concreta. A ti te corresponde llevar esas voces a la vida real identificndote con cada una de ellas y expresndola en el presente aqu y ahora. En la medida en que uno .permanezca conectado con la voz, ninguna respuesta estar equivocada y todas ellas sern vlidas, verdaderas y completas. Sin embargo, uno puede salirse de la voz con la que estamos hablando y dejar que otras voces usurpen su lugar y hablen en su nombre. En este sentido, la prctica nos permitir advertir ms prontamente las veces en que nos salimos de una determinada voz y favorecer, por ello mismo, una recuperacin ms rpida de la voz requerida. Convendra que, antes de asumir cada una de las distintas subpersonalidades evocadas en las siguientes pginas, realizases un pequeo

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movimiento corporal, para permitir que tu mente hable desde ellas. Permite, entonces, que tu propia voz aflore y se exprese. Advierte si algunas te resultan familiares o desconocidas, cmodas o incmodas, porque las hay que pueden haber sido reprimidas, mientras que otras quizs despierten entonces por vez primera. ~euna voz haya sido reprimida no significa, por otra parte, que haya desaparecido; todava sigue ah, pero no lo hace de un modo abierto, sino, por el contrario, encubierto. En lo que respecta a las voces que todava no han despertado, como la voz de la mente iluminada o la de la compasin incondicional hacia todos los seres, por ejemplo, tal vez ni siquiera sepas que estn en tu interior. Pero lo cierto es que, aunque no tengas la menor idea de su existencia y de la posibilidad de acceder a ellas ahora mismo, no por ello dejan de estar ah. Y es que, por ms que esas voces se encuentren ms all de tu conciencia presente, son omnipresentes. Comenzaremos explorando lo que llamo las voces dualistas o subpersonalidades de! yo, aunque lo haremos solamente con un nmero de voces muy limitado. Tambin podramos extendernos mucho ms en este punto, como hacen Hal y Sidra Stone en su trabajo de! dilogo de voces yen su libro Embracing Our Se/ves, The Voice Dialogue Manual. Pero, aunque sean miles las voces con las que podramos hablar, las que estn incluidas en este libro y las que trabajamos en el proceso Gran Mente me parecen las ms importantes en e! camino que nos lleva a convertirnos en personas ms sabias y compasivas. El siguiente grupo de voces est bsicamente compuesto por las voces no duales y empieza con la voz del Carnina. As, por ejemplo, el Camino y la Gran Mente son voces bsicamente no duales, mientras que el Gran Corazn y el Maestro, aunque proceden tambin de la dimensin no dual, reconocen la dualidad, es decir, las diferencias existentes entre e! yo y los dems. Llevar a cabo e! proceso Gran Mente mediante la lectura puede resultar algo ms difcil que hacerlo con un casete o con un DVD. Es probable que tengas que dejar provisionalmente e! libro a un lado para poder meterte ms a fondo en la voz. Si te mantienes como mero lector quizs

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logres un conocimiento conceptual, pero, mientras no trasciendas la relacin sujetoobjeto, te resultar difcil adentrarte en el mbito de lo no dual. Me gusta la palabra ~invocar. En la prctica budista, por ejemplo, invocamos a los budas y a los ancestros, a los budas y a los bodhisattvas, y este procesos es tambin una forma de invocacin, de convocar y otorgar voz. Cuando respondemos, por ejemplo, a la pregunta: Me permites hablar con la Gran Mente? diciendo: ~S, soy la Gran Mente, estamos reconociendo lo que somos. As pues, invocamos a la Gran Mente, la traemos al presente, a nuestra presencia aqu y ahora, y le damos voz. Esto es precisamente lo que la torna tan accesible.

Asumiendo las distintas vocesTe sugiero que cuando, al leer este libro, el facilitador te pregunte, por ejemplo: Me permites hablar ahora con la Gran Mente? y Con quin estoy hablando?, modifiques ligeramente tu postura y respondas en voz alta: Ests hablando con la Gran Mente. Luego permanece en contacto con esa voz y sumrgete en ella. As confirmars que eres la Gran Mente, o cualquier otra voz que est hablando y con la que ests identificado. sta es una de las claves ms importantes de este proceso. y debes saber que, para ello, no es necesario tomarse un tiempo. Cuando estoy trabajando con alguien y pregunto: Podra ahora hablar con la Gran Mente? y ~Con quin estoy hablando?, no dejo que esa persona se tome ningn tiempo para responder, porque si empieza a pensar: Qyin est hablando?, Cmo he llegado hasta aqu? o Qy quiere decir?, acaba atrapado en la mente analtica, conceptual y dualista que es, precisamente, la que nos impide estar presentes. No es preciso, pues, que te preguntes: Como he llegado hasta aqu?, Cmo hago esto? o De que est hablando? Por el contrario, cuando te pregunte: Podra hablar ahora con la Gran Mente? bastar con que respondas: S. Ests hablando con .... En ese momento, modifica tu postura fsica y mental. En cuanto leas: Puedo hablar con ... ? cambia

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de postura porque, de ese modo, cambiars tu perspectiva y tambin, por consiguiente, el personaje con el que estar hablando. Cambia simplemente de postura ... y confa en lo que te digo porque, en ese momento, estars hablando desde esa voz. La claridad viene despus de cambiar de postura. Entonces la voz hablar sola y se describir en respuesta a las preguntas realizadas por el facilitador. Pero conviene que sepas de antemano que, hasta que no realices el cambio de postura, no entenders las preguntas. Antes de cambiar de postura, la comprensin resulta casi imposible, pero el cambio posibilita la reflexin sobre uno mismo. Oh! Soy la Gran Mente! Carezco de lmites y de fronteras! Soy grande, inmensa, ilimitada, infinita y eterna. Carezco de fronteras y soy todas las cosas. Pero no es slo que abrace todas las cosas (lo que seguira siendo levemente dualista), sino que soy todas las cosas. Soy el rbol, las nubes y las plantas. Soy el gorjeo del pjaro. Soy, al mismo tiempo, la voz de la televisin que escuchan mis hijos, mientras juegan con el ordenador o leen un libro. y todo eso tiene lugar sin necesidad de realizar ningn esfuerzo. Es ms, cualquier esfuerzo acaba convirtindose en un obstculo. Lo nico que tienes que hacer es reconocer simplemente que eres la voz con la que quiero hablar ... y, para ello, no es preciso realizar esfuerzo alguno. Pero mantenerse en esa voz requiere de un pequeo esfuerzo del Controlador. La tarea del Controlador consiste en permitir que el facilitador dialogue COn las distintas voces. ~sentonces, especialmente cuando se trate de algo novedoso, el Controlador deba esforzarse en dejar a un lado ciertas voces, como la voz del Escptico o la del Desconfiado. De hecho, una de las voces ms molestas e insistentes es la del Controlador porque, cuando se invoca a alguna voz sin restriccin ni censura, el Controlador parece volverse loco y se empea en asumir el control. En tales casos, el Controlador siente que ha perdido el control porque se est permitiendo el acceso a lo que, durante tantos aos, ha tratado de controlar. Cuando, por el contrario, le damos algo que hacer, como, por ejemplo, controlar, se sentir feliz y satisfecho. Encargumosle,

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pues, e! trabajo de controlar a las dems voces, incluida la suya --es decir, la voz de! Controlador--y de mantenerlas fuera de escena porque, de ese modo, dispondremos de un canal abierto con el que poder comunicarnos con las voces que nos interesen. No olvidemos que, mientras e! Controlador tenga algo que hacer, estar feliz. Espero que e! lector advierta que e! proceso Gran Mente requiere de habilidades que pueden ser aprendidas, ejercitadas y dominadas. Tratemos ahora de llevarlo a la prctica.

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LAS VOCES DEL YO

El ProtectorFACILITADOR: Me permites hablar con la voz del Protector? PROTECTOR: Yo soy el Protector. FACILITADOR: Podras decirme cules son tus atribuciones y tus objetivos? PROTECTOR: Mi trabajo, como mi nombre indica, consiste en proteger al yo. sta es mi tarea fundamental. FACILITADOR: Protegerlo de qu? PROTECTOR: Tengo que proteger al yo de 10 dems, de otras personas y de las situaciones que amenazan su vida y la ponen en peligro. Tengo que proteger su cuerpo, su salud y su bienestar. Tengo que proteger su sentido de identidad, quin es y cmo se ve. Tambin tengo que proteger sus ideas, sus nociones, sus creencias, su ideologa y las opiniones qu