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Gracias a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un versículo a la Vez
Morir para vivir, 3ª Parte Escritura: Romanos 6:11-14
Código: 45-47
John MacArthur Abra su Biblia si es tan amable en el sexto capítulo de la epístola de Pablo a los
Romanos. Estamos avanzando a lo largo de esta epístola maravillosa, para
aquellos de ustedes que quizás estén con nosotros por primera vez o por primera
vez en mucho tiempo, estamos estudiando Romanos: La Gran Magna Carta de la
Fe Cristiana; nos encontramos en el sexto capítulo. Estamos viendo en particular
los primeros 14 versículos y lo hemos dividido en tres partes, ésta es la tercera de
esas tres partes. Y en esta noche vamos a titular la sección de los versículos 10 al
14, de hecho los versículos 11 al 14: La Vida del nuevo hombre.
Si hay algo que Dios quiere de su pueblo es que sea santo. Pedro en su primera
epístola presentó eso de manera abundantemente clara cuando citó a Dios
diciendo: “Sed santos, porque yo soy Santo”, eso es básico en la voluntad de Dios.
Y si realmente somos el pueblo, como dijo el coro que éramos, que desea hacer lo
que Él quiere que hagamos, entonces lo que Él quiere que hagamos es que
seamos santos; y eso es lo que vamos a estudiar en nuestro estudio en esta
noche. Observe el versículo 11 y coloquemos el texto en nuestra mente: “11Así
también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de
modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis
vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos
vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a
Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.
El relato de la resurrección de Lázaro por parte de nuestro Señor, de los muertos,
vino a la mente esta semana conforme estudiaba este pasaje. Es una historia
maravillosa del poder de resurrección de Dios. Usted se acuerda que Lázaro ya
tenía cuatro días de muerto, él estaba tan muerto que cuando Jesús se acercó a la
tumba y pidió que fuera abierta, la hermana de Lázaro en horror dijo: “Señor, ya
para este momento apesta”. Lo que ella quiso decir es que él estaba demasiado
muerto como para molestarse con él. Pero Jesús vino, y demandó que a pesar de
la protesta de ella, la tumba fuera abierta. Él habló la palabra y Lázaro resucitó de
la tumba y salió caminando. Y cuando salió en donde todo el mundo lo podía ver,
el texto dice que todavía traía puesta la ropa de la tumba y nuestro Señor dijo:
“Quítensela y déjenlo ir”, ese suceso por alguna razón, se quedó en mi mente
como una analogía.
Veo muchas personas que han sido levantadas de la mortandad de estar
separadas de Dios, que han sido redimidas; sin embargo, todavía llevan la ropa de
la tumba, y el Señor les diría: “Quítate tu ropa de la tumba, suéltate, sé libre”. Si
puedo tomar esa verdad de la resurrección del caso de Lázaro como una
analogía, permítame hacer eso, y dejarlo con eso en mente. Como Lázaro,
necesitamos quitarnos la ropa de tumba; hemos sido resucitados de los muertos,
caminamos en vida nueva, necesitamos deshacernos de aquello que queda de
nuestra mortandad, y creo que esa es la esencia de la verdad en el texto que le
acabo de leer. Sabemos ya para cuando llegamos al versículo 11 que hemos
muerto y resucitado, ¿no es cierto?, y hemos visto eso en los primeros 10
versículos; lo estudiamos en profundidad en las últimas dos semanas, y ahora
debemos aprender en los versículos 11 al 14 que habiendo sido resucitado de los
muertos, y habiendo experimentado en nuestra posición, victoria sobre la muerte
en cuanto a su paga y su poder, victoria sobre el pecado en cuanto a su paga y su
poder, ahora estamos listos para avanzar, quitarnos la ropa de la tumba y vivir a la
plenitud de vida.
Ahora realmente creo que los cristianos quieren hacer esto, creo que los cristianos
quieren conocer la verdadera victoria sobre su enemigo conquistado: el pecado. Si
usted ve en Romanos capítulo 7 simplemente para ayudarnos en nuestro
pensamiento en este punto, encontramos en el versículo 15 que Pablo dice esto:
“Porque lo que hago no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que
aborrezco eso hago”, y lo que nos dice ahí es que como creyente, él tiene un
deseo de hacer lo que está bien, él tiene un deseo de ver la victoria en su vida, él
tiene un deseo de conquistar el pecado, y después lo oímos decir algo muy
parecido en el versículo 18: “Yo sé que en mí, esto es en mi carne no mora el
bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo, porque no hago el
bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”, y aquí está un hombre
luchando con el pecado. Pero realmente creo que él como otros creyentes desea
la victoria, en Romanos 7 él quizá no conozca el secreto de esa victoria; pero creo
que sino solo fuera el capítulo 8 sino – si regresara al capítulo 6, encontraría esa
realidad, ese secreto si quiere llamarlo así.
Ahora, ¿cómo nos quitamos la ropa de la tumba?, de eso es de lo que queremos
hablar. ¿Cómo es que nos limpiamos?, ¿cómo es que como Pedro dijo: “Nos
despojamos”, como lo dijo en 1ª de Pedro 2:1: “Cómo nos despojamos de aquello
que no debe estar en nuestras vidas”? Vamos a encontrar la respuesta muy vívida
en este texto creo yo. Ahora recuerde, simplemente a manera de trasfondo de
esta pasaje, Pablo está hablando del gran tema de la justificación por la fe, él ha
explicado cómo uno es justificado, cómo uno es redimido en los capítulos 3 y 4, él
presenta la seguridad de esa redención en el capítulo 5, y ahora él presenta el
efecto de esa redención en los capítulos 6, 7, y 8, y el efecto de la redención es
producir santidad. En primer lugar, santidad en nuestra posición ante Dios y
después santidad en nuestra práctica. En primer lugar santidad en nuestro estado,
como los antiguos teólogos solían llamarlo, y después “santidad” en nuestra
conducta.
Ahora tres palabras claves son necesarias para que entendamos cómo vencer el
pecado; se las voy a dar y después voy a regresar para estudiarlas a detalle
conforme las estudiamos, de hecho puede seguir su pequeño bosquejo ahí sí
gusta, las tres palabras están en el texto: sabed, considerad, y presentad; y la
fuerza de este pasaje entero se encuentra bajo estos tres términos. Todo lo que
hemos dicho en las últimas dos lecciones va regresar y unirse asimismo bajo el
primer término. Entonces tomemos el primer término, es el término “sabed,
sepan”. Observe en primer lugar en el versículo 3 la primera palabra “sabéis”,
versículo 6 la primera palabra “sabiendo”, versículo 9 la primera palabra
“sabiendo”.
Los primeros 10 versículos de Romanos 6 son doctrinales, son cognitivos, nos
están presentando información básica, verdad sustantiva sobre la cual podemos
edificar. Y entonces conforme vemos nuestro texto en el capítulo 6 versículo 11 la
primera palabra es “así también”, y eso nos lleva de regreso a los primeros 10
versículos de nuevo. El término podrá ser traducido: “Habiendo entonces
establecido las cosas, ahora avanzamos”. El término “así también” simplemente
significa: Ahora, después, de que todo eso está bien en la mente y a la mano,
buscamos la siguiente verdad y esa es su intención; no puede llegar al versículo
11 sin los primeros 10 versículos, y como hemos aprendido creo, en los años que
hemos enseñado la Palabra de Dios y la hemos estudiado juntos, que el deber
siempre se basa en la doctrina ¿verdad?, que la exhortación nunca viene en un
vacío, siempre se edifica sobre un precepto, está edificado sobre una verdad
divina. Debido a que esto es verdad, así es como deben conducirse, y entonces
hemos tenido 10 versículos de doctrina sólida y elemental. ¿Y cuál ha sido esa
doctrina? Permítame dársela lo más rápido que pueda. Que el creyente es uno
con Cristo ¿verdad?, cuando Él murió, nosotros morimos; cuando Él fue
sepultado, fuimos sepultados; cuando Él resucitó, resucitamos; conforme Él
camina en una vida nueva, así también nosotros caminamos en una vida nueva.
En otras palabras, Pablo ha estado diciendo que estamos unidos con Jesucristo
en su muerte, por lo tanto nosotros también habiendo cumplido la paga por el
pecado, hemos resucitado con Cristo en su resurrección, y por lo tanto caminamos
en vida nueva.
Toda demanda de la ley fue satisfecha, toda demanda del pecado fue satisfecha,
el poder del pecado ha sido conquistado, Cristo nunca más volverá a morir, él lo
dice eso de manera muy clara en los versículos 9 y 10. Y debido a que Él nunca
volverá a morir, nosotros nunca volveremos a morir, porque su muerte de manera
tan eficaz conquistó el pecado, nosotros al morir con Él también hemos
conquistado el pecado de manera eficaz. Entonces lo que él ha dicho es que
cuando usted se convirtió en cristiano, y usted cree en ese momento en Jesucristo
mediante un milagro divino, usted entra en su muerte y resurrección, su vida
antigua muere, y usted resucita para caminar en una vida nueva. Al morir en Cristo
el creyente paga la paga del pecado, de tal manera que el pecado y la muerte ya
no puede hacer demandas de ese creyente; no solo la paga ha sido pagada, sino
que el poder del pecado es quebrantado, y el pecado ya no tiene dominio sobre él;
ahora vivimos en una vida nueva, somos una nueva creación, un nuevo hombre,
una nueva naturaleza por así decirlo; no somos lo que solíamos ser.
El capítulo 5 terminó recordará usted del versículo 12 en adelante diciéndonos en
esencia que estábamos en Adán, y cuando estábamos en Adán todos morimos,
pero cuando venimos a Cristo y en Él todo fuimos hechos vivos. Entonces la raza
humana entera puede ser identificada como estar o en Adán o en Cristo; si están
en Adán, cuando Adán pecó ellos pecaron; cuando Adán cayó, ellos cayeron;
cuando Adán murió, ellos murieron; y si nosotros por la fe en Cristo, cuando Cristo
muere, morimos; cuando Él resucita, resucitamos; esa es la esencia de la
solidaridad teológica que el Apóstol Pablo está enseñando en este gran texto, y
entonces para comenzar debemos saber que esto es verdad, y hemos estado
explicándole eso a usted en las últimas dos lecciones.
Si vamos a vivir, creo yo, la plenitud de la nueva vida en Cristo, si realmente
vamos a vivir como nuevas criaturas, entonces comienza con el conocimiento del
hecho de que no soy lo que solía hacer, soy nuevo y tengo que saber eso para
comenzar. ¿Y cuál es la esencia de esa vida nueva? Ya no estoy bajo la tiranía
del pecado, ¿se acuerda de eso?, el pecado ya no es mi amo absoluto, necesito
saber eso. Ahora yo creo que es un principio básico de la palabra de Dios que la
gente, en primer lugar, tiene que saber lo que es verdad. Recuerde usted allá
atrás en Oseas, cuando el profeta Oseas dijo del pueblo de Dios que fueron
destruidos por una falta de conocimiento; no una falta de dedicación, no una falta
de consagración, no una falta de compromiso, ni siquiera una falta de actividad de
oración, ni siquiera una falta de religión, ni siquiera una falta de revelación, sino
una falta de conocimiento; no sabían y por lo tanto no podían funcionar. Usted
nunca podrá vivir lo que usted no conoce.
¿Se acuerda usted en la condenación tan especial de Isaías capítulo 1 versículos
2 y 3? Isaías resume su condenación del pueblo de Dios y dice: “Israel no sabe”,
¡no saben! Y si usted ve el Nuevo Testamento usted encuentra lo mismo. De
hecho, en Filipenses 4 versículo 8: “Por lo demás, hermanos míos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que
es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad”; consideren lo que saben que es verdad. En Colosenses capítulo 3
versículo 8, una palabra muy importante para nosotros, él habla de despojarse de
enojo, ira, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de su boca, que no se
mientan los unos de los otros; debido a que os habéis despojados del viejo
hombre con sus obras, el viejo hombre ha sido quitado –ya vimos eso–, y se han
vestido del nuevo hombre, después él dice: “El cual es renovado según
conocimiento”, es renovado en conocimiento. Usted no puede operar en base a lo
que no sabe, y entonces comenzamos a “saber”.
Y amados, sabemos que el poder del pecado, de funcionar como tirano ha sido
quebrantado, ¿no es cierto?, sabemos que no tenemos que ser presa del poder
del pecado, sabemos que no necesitamos ser víctimas del pecado, sabemos con
toda certeza que no pueden forzarnos a hacer lo que va en contra de Dios. Ahora,
una vez que usted sabe eso, creo que usted va camino a la victoria, porque le da
confianza a su corazón, la duda se va, el temor se va. Usted sabe que está
tratando con un enemigo derrotado, usted sabe que está tratando con un monarca
que ha sido derrocado. La tumba realmente está abierta y realmente hemos
salido de la tumba, y podemos quitarnos la ropa de la tumba y continuar con la
victoria, entonces comienza con “saber”.
Ahora vayamos a la segunda palabra en el versículo 11: “Así también”, ahora que
usted entiende la parte de “saber”, haga que el cimiento este establecido,
“considerad”, esa es la segunda palabra, “considere”; “Consideraos muertos al
pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro; no reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias”.
Ahora el segundo término es “considerad”, y aquí amados, la doctrina da lugar a la
fe. La palabra “saber” tiene que ver con la mente, la palabra “considerad” tiene que
ver con el corazón. Usted sabe que es así a nivel intelectual, y ahora cree que así
es, lo considera.
Ahora, ¿qué significa “consideraos”?, logidsomo, y la palabra tiene muchas
posibilidades de traducción, es usado en una especie de expresión matemática;
en su sentido literal, significa numerar algo o contar algo o estimar algo; pero
también es usado de una manera figurada. De hecho ha sido usada de manera
extensiva en el capítulo 4, creo ocho veces es usada ahí, básicamente traducida,
“imputar o colocar en la cuenta de alguien”, donde el Señor dice: “En la salvación,
Dios coloca en nuestra cuenta la justicia”; pero también puede ser usada en un
sentido figurado, para referirse a calcular en la mente o razonar en la mente, o
afirmar en la mente que algo es de una manera, y así es como es usada aquí.
Podemos traducirla simplemente “afirmar”; ustedes saben y ahora firman que es
verdad, o concluyen que es verdad, o si lo quiere colocar en la categoría del
término cristiano genuino que incluye todo, “cree que es verdad”. Usted lo sabe
porque la información dice que así es. Ahora créalo con una creencia de corazón,
llegue a esa confianza firme.
Ahora en este punto alguien podrá decir: “Bueno, ¿sabes una cosa?, esto es
difícil, es difícil para mí creer que yo soy una persona que ya no posee una
naturaleza de pecado, me cuesta trabajo creer que soy una persona que ya no es
víctima del viejo hombre, es difícil para mi creer que yo he muerto; no obstante
vivo, sin embargo no yo, pero Cristo vive en mí. Es difícil para mí creer que yo
poseo la naturaleza divina, es difícil para mí creer que dentro de mí esté
implantada una cimiente incorruptible, es difícil para mí creer que soy nueva
criatura y he aquí todas las cosas son nuevas, es difícil para mí creer que estoy
ya listo para la eternidad, y que esa obra de haber sido trasladado a la Gloria para
mí va ser menos de un cambio de lo que la salvación fue. Es difícil para mí creer
que la vida de Dios vive en mi alma, es difícil para mí creer que Jesucristo vive en
mí; es difícil para mí aceptar eso, sé que lo dice ahí pero, es difícil para mí
afirmarlo”. Bueno lo entiendo, de hecho le voy a decir porque es difícil, ¿sabe por
qué es difícil?, le voy a dar cuatro razones por la que es difícil.
La primera razón es porque quizás nunca antes se le ha enseñado eso, creo que
es difícil para muchas personas porque nadie jamás le ha dicho eso, digo
simplemente creen que van a ser víctimas del pecado toda su vida. Hay muchas
personas que creen que cuando usted es salvo, todo lo que el Señor hace es
salvarlo a nivel de transacción, y lo deja en el mismo desastre en el que ha estado
toda la vida; y en cierta manera, usted va viviendo por la jungla del pecado y su
tiranía el resto de su vida, y no conoce nada diferente, y eso es algo trágico que
decirle a la gente. De otra manera se les dice que cuando usted se convierte en
cristiano no es transformación, es adición; usted era un viejo hombre en una
naturaleza vieja, simplemente recibe una nueva que se le añade, y ahora usted
tiene una guerra enorme que se lleva a cabo adentro de usted, pobre de usted
como puede ver. ¡No! Podría ser que nunca antes se le ha enseñado cuál es el
cimiento, y ahora simplemente se le esté enseñando, y quizás lo esté entendiendo
lentamente.
Permítame darle otra razón. Otra razón por la que es difícil creer que el pecado no
tiene tiranía sobre usted y el pecado no tiene el poder para controlarlo de manera
absoluta, simplemente es porque Satanás no quiere que usted crea eso; no creo
que él quiera que usted crea eso, no creo que él quiere que usted crea, que él y
todas sus fuerzas y el pecado han sido derrotadas en términos de su capacidad
definitiva de controlarlo a usted. Si leo mi Biblia de manera correcta, Satanás
siempre se aparece como el acusador de los hermanos ¿no es cierto?, así es, y él
no solo acusa a los hermanos ante Dios, créame, él acusa los hermanos ante los
hermanos, y Satanás va ser todo lo que puede por hacer que el cristiano se sienta
tremendamente culpable, y algunos cristianos se matan así mismo debido a esto.
Vemos eso, cristianos que comenten suicidio, y muchos cristianos viven en una
ansiedad tremenda; satanás no quiere que creamos que el pecado es un enemigo
derrotado, y quizás no se nos ha enseñado eso. Esas son dos razones.
Permítame darle una tercera razón, y esto podrá ser una sorpresa. La tercera
razón por la que usted no sepa esto –y escuche esto–, es porque básicamente la
recreación redentora que Dios llevó a cabo en usted –¿está listo parta escuchar
esto?– fue no empírica, no experimental, es correcto; fue una transacción divina,
no fue experimental. Cuando usted fue salvo no hubo una muerte real, y una
sepultura real, y una resurrección real, ocurrió a nivel espiritual, pero toda esa
verdad no fue experimental. Sabemos eso porque hay personas que han sido
salvos por mucho tiempo, y ni siquiera saben que eso pasó; quizás usted no lo
supo hasta hace dos semanas atrás, como puede ver no es experimental, no es
empírico. La salvación en su esencia más pura no es experimental, no es
empírica, usted no puede definir la salvación de una persona por algún tipo de
experiencia externa.
He visto a personas que vienen en una respuesta de invitación a un cuarto de
oración, y lloran hasta más no poder y no fue genuina, ¿usted no las ha visto? Yo
he visto a personas que se ven como que muy frías y calculadoras en todo el
proceso, y fue tan genuina como puede ser y la transacción divina realmente
ocurrió; como puede ver básicamente la redención no es experimental, es un
hecho de fe; usted no puede experimentar morir en Cristo; de hecho, usted no
puede experimentar su sepultura, no puede experimentar ser resucitado, tiene que
recibirlo por fe. ¿Y quiere saber algo? La gente que siempre está corriendo por
todos los lados buscando señales no tiene gran fe, simplemente tienen fe
pequeña.
La gente con la gran fe pueden aceptar el hecho de la palabra de Dios sin tener
alguna prueba externa. La gente que anda por todos lados buscando fenómenos
externos que verifiquen la realidad de Cristo en su vida no tienen gran fe, eso es
duda buscando prueba. Pero no tenemos cosas objetivas externas verificables
que podemos ver como nuestra evidencia de muerte, sepultura y resurrección en
Cristo; no podemos ver que el hecho del pecado es un enemigo derrotado, Dios
no nos da esta visión del pecado como habiendo sido derrotado y noqueado ahí
está en el piso, no tenemos eso; y entonces eso lo hace difícil.
Pero permítame darle la cuarta y la mejor razón. Es difícil para nosotros reconocer
que hemos tenido la victoria sobre el pecado, como dije: Número uno, porque
quizás nunca se no ha enseñado eso; número dos, porque el enemigo no quiere
que creamos eso; número tres, porque todo esto no es empírico; y número cuatro–
y ésta es la mejor razón–, porque la furia del conflicto con el pecado en nosotros
nos hace preguntarnos cómo eso puede ser verdad, ¿entendió eso?, eso es muy
importante. La furia del conflicto con el pecado en nosotros, la cual muchas veces
perdemos, ¿no es cierto?, nos hace dudar cómo esto puede ser posible.
Y cuando yo comencé con esta serie en Romanos, el primer mensaje que di fue
muy interesante. Deliberadamente no dije nada acerca de esto, simplemente
presenté que estábamos muertos y que habíamos llegado a vivir otra vez, el
poder del pecado había sido quebrantado; y créame la gente vino y dijo: “Oh no
puedes creer eso, no puedes creer que el poder del pecado es quebrantado en
nuestras vidas. Bueno, tenemos una batalla tan fuerte con el pecado, ¿en dónde
colocamos eso?, ¿en dónde está nuestra categoría teológica para eso?”, y cuando
dije que no había una nueva naturaleza y una vieja naturaleza, algunas personas
simplemente llegaron a tener un conflicto teológico, digo, no podían recibirlo,
decían: “Bueno, si no hay naturaleza antigua, ¿de dónde viene el pecado? digo,
solía saber en dónde estaba, tenía un nombre para eso, tenía una caja, ahora me
quitaste mi caja y ahora no sé de dónde viene”, le voy a dar una caja, la que Pablo
tiene, pero tiene que esperar hasta que lleguemos ahí, eso está en el versículo 12.
Entonces eso es legítimo, digo, aquí está Pablo, un cristiano, yo creo en Romanos
7, y qué está diciendo: “Estoy cansado de la batalla –¿no es cierto?–. Las cosas
que no quiero hacer las hago, las cosas que quiero hacer no las hago, ¡Oh
miserable de mí!”, y entonces es difícil creer que la tiranía del pecado ha sido
quebrantada, porque hay una verdadera lucha que se lleva acabo con el pecado y
perdemos muchas veces. Pero de cualquier manera tenemos que creerlo. Dice
usted: “Bueno ¿cómo vamos a creer?”, porque la Biblia lo dice, es un hecho de fe.
Considérelo, afírmelo, créalo.
Ahora no estoy hablando de juegos sicológicos, no estoy hablando de eso que la
antigüedad solían decir en los 20‘s y en los 30’s diariamente en todo sentido estoy
mejorando y mejorando, no estoy hablando de eso; no estoy hablando de
levantarse de cada mañana y decir: “Realmente eres maravilloso, realmente eres
santo, realmente eres justo”, hasta que finalmente tienes un caso de auto hipnosis,
y te has convencido a ti mismo de algo que no es verdad; no estoy hablando de
jugar juegos con la mente, no estoy hablando de eso; no estoy hablando de
engañarnos a nosotros mismos; estoy diciendo que tenemos que creer la Palabra
de Dios: el pecado en su poder es quebrantado; tiene que creerlo, digo,
enfrentémoslo.
Abraham tuvo dificultades en creer que él iba a tener un hijo también, es correcto,
tenía 99 años de edad; Sara tenía 90. Ambos habían pasado ya mucho tiempo
atrás por la etapa de producción, y él vio a Sara y debió haber sonreído, y ella
simplemente se carcajeó. Pero en Romanos dice que creyó en Dios, digo, era un
hecho de fe, simplemente tenía que creerlo porque no había manera en la que
básicamente fuera posible; pero amados tenemos que creer esto, como lo expresó
un escritor, y citó: “Qué podrá ser más frustrante que ser un cristiano que se vea a
sí mismo primordialmente como un pecador sentado en sí mismo; sin embargo,
cuyo propósito en la vida es producir santidad centrada en Dios”, fin de la cita.
Bueno, realmente quiere ser esquizofrénico, eso es una buena manera de verlo.
Creer que usted es un pecador vil, sin esperanza, miserable bajo la tiranía del
pecado, y supuestamente tiene que producir santidad, eso lo va frustrar. Entonces
Pablo dice: “Consideraos, afirmen que es verdad –que es lo que dice–,
consideraos a vosotros mismos muertos al pecado”, en verdad quiere decir
verdaderamente muertos al pecado, considérenlo, afirme que su biografía ha sido
escrita en dos volúmenes; volumen uno, es el viejo hombre, la naturaleza vieja, el
viejo yo antes de la salvación; volumen dos, es el nuevo hombre, el nuevo yo, la
nueva creación. Volumen uno, terminó con mí muerte en Cristo. El volumen dos
comenzó con mí resurrección en Cristo. Es tan imposible como inconcebible
reabrir el volumen uno.
Entonces, ¿la doctrina de la salvación por la gracia no me lleva al pecado?, esa
fue la pregunta original en el versículo 1. ¿La doctrina de la salvación por la gracia,
no me libera para pecar, y Dios simplemente tiene que continuar ejerciendo gracia
a favor de mi pecaminosidad multiplicada? ¡No, no, no! Porque cuando fui salvo, el
pecado como un tirano fue cancelado, y debo creer eso. “Yo estoy en Cristo, y su
Santidad es mía, y el pecado ya no tiene dominio sobre mí”. Ahora, lo que eso
significa es que yo –y esto es en teoría–: “Yo realmente nunca tengo que pecar
¿verdad?, nunca soy un pecador forzado, una víctima de algún estado miserable,
inherente en mí que no ha sido conquistado; el pecado ya no tiene dominio, estoy
en Cristo, y Cristo está en mí”. Un pensamiento maravilloso.
Años atrás en medio de una revolución latinoamericana, un ciudadano
estadounidense fue capturado y sentenciado a la muerte. Un oficial
estadounidense corrió ante aquellos que lo iban a ejecutar, y sacó una bandera
estadounidense para colocarla en frente del hombre, apenas antes de que
estaban listos para matarlo, y él les dijo: “Sí ustedes disparan a la bandera
americana, ustedes van incurrir la ira de una nación entera”, y lo dejaron ir. Y hay
un sentido en el cual estamos cubiertos por una justicia protectora de Jesucristo.
Isaac Watts lo dijo de ésta manera, y citó: “En él las tribus de Adán se jacta de
más bendiciones, de los que sus padres perdieron”, fin de la cita.
Entonces estamos en su propósito eterno, su plan eterno, su presencia eterna, su
poder eterno. Hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales, Él está produciendo en nosotros su buena voluntad, el que comenzó
en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Dios nos ha
creado nuevos y necesitamos considerar eso.
Ahora, ¿qué significa cuando usted hace eso? ¿Qué significa cuando usted afirma
que realmente está muerto al pecado y vivo a Dios a través de Jesucristo? ¿Qué
es lo que realmente significa? Permítame darle algunas cosas, algunas
implicaciones prácticas de esto.
En primer lugar, si podemos afirmar esto en nuestros corazones, sabemos
entonces que tenemos confianza en la tentación ¿verdad?, podemos tener
confianza en la tentación; digo, podría ser resumido por las palabras mismas del
Apóstol Pablo: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; y
fiel es Dios que no os dejará ser tentado más de lo que podéis resistir, sino que
juntamente con la tentación (¿dará qué?) la salida”. Nunca abra una tentación que
usted no puede en el poder de Dios enfrentar con victoria, nunca, porque el
pecado no es su jefe, su señor, su tirano. Entonces saber eso, y afirmar eso,
significa que podemos tener la confianza en la tentación, y eso es algo maravilloso
qué saber. Digo, usted podría volverse paranoico, temiendo cada vez que viniera
una tentación, quizás esa sería la que usted nunca podría enfrentar, pero usted
puede tener confianza en la tentación.
En segundo lugar, y esto puede oírse extraño, pero inclusive puede tener
confianza cuando peca. Dice usted: “¿Qué quieres decir con eso?”, bueno, puede
tener confianza de que cuando peque usted no va perder su salvación. El pecado
puede levantar su cabeza horrenda y causar que usted lo obedezca, aunque usted
no tiene que obedecerlo; pero lo que no puede hacer es alejarlo de manera
permanente de Dios, no puede. Nunca tendrá que volver a pagar la pena, eso es
lo que significa cuando dice en los versículos 9 y 10 que cuando Cristo murió, Él
murió una vez y Él nunca volverá a morir otra vez, porque la muerte, esa única
muerte, proveyó para esa única paga y rompió el poder del pecado. De tal
manera que aun cuando pecamos, cuando caemos y fracasamos, podemos tener
confianza de que no hemos perdido nuestra redención. Es un gran pensamiento,
gran verdad. Entonces cuando usted puede considerarse así mismo como estando
realmente muerto, entonces tiene confianza en la tentación, inclusive tiene
confianza en el pecado.
Y yo diría, en tercer lugar, el saber que la tiranía del pecado es quebrantada,
significa que usted tiene confianza en la muerte, usted tiene confianza en la
muerte. “El que en mí cree –dijo Jesús–, aunque esté muerto, él (¿qué?) vivirá; y
el que vive y cree en mí, (¿qué?) nunca morirá”. ¡Hombre! Quiero tener confianza
en la tentación, que no es más de lo que puedo soportar; quiero tener confianza
inclusive en mí pecado, de que no me va a sacar de la mano de Dios y me va
condenar; y quiero tener confianza al enfrentar la muerte, de que la muerte no me
va vencer; y usted puede tener esa confianza cuando usted sabe que esto es
verdad, y usted lo afirma en su corazón. Y cuando usted es liberado de temer la
tentación, y usted es liberado inclusive de temer un desastre definitivo de sus
fracasos y sus pecados, y si usted es liberado de temer la muerte, usted puede
disfrutar la plenitud de la bendición de su caminar con Dios, y eso es lo que viene
cuando usted aprende a afirmar o considerar que estas cosas son verdad.
Entonces considere que está vivo a Dios, es un estado permanente, y quiero que
note que el texto griego dice que “usted está vivo, para Dios en Cristo Jesús”, ese
es el texto griego de esa frase final, “en Cristo Jesús”; y estamos de regreso a ese
mismo aspecto de nuestra unión con Él. Maravilloso.
Todo es debido que estamos con Él. Cuando Él murió, ¿acaso fue su paga por el
pecado suficiente?, ¿lo fue? Entonces, cuando morimos en Él, también la nuestra;
y el pecado ya no puede hacer demandas de nosotros. Esa es la razón por la que
no tememos inclusive cuando pecamos de que seremos desechados, porque la
paga fue pagada de manera perfecta y el poder del pecado fue roto de manera
definitiva, en Cristo, en Cristo, en Cristo. Escuche, no hay una religión en el mundo
que diga eso, la gente no dice: “Estoy en Buda, estoy en Mahoma, estoy en
Confucio, estoy en Mary Baker Eddy, Patterson, Grover Fray, estoy en Madame
Blavatsky, estoy en Annie Besant, estoy en el “Juez” Rutherford, estoy en James
Rossell, no dicen eso; estoy en José Smith, pero estamos en Cristo”. Maravilloso.
Y entonces lo consideramos, lo afirmamos como verdad.
Tercera palabra: Y ahora llegamos al corazón de esto. ¿Quiere la tercera
palabra?, está al principio del versículo 13, ¿cuál es? “Presentéis”. Algunas
traducciones dicen: “cedan”, podría ser traducida de cualquier manera. Ahora si
“saber” tiene que ver con la mente, y si “considerad” tiene que ver con el corazón,
entonces “presentar” tiene que ver con la voluntad, “presentar” o “ceder” tiene que
ver con la voluntad.
Juan 13:17, una de mis afirmaciones favoritas, el Señor dice: “Si sabéis estas
cosas, bienaventurado sois si las (¿qué?) – si las hacéis”, es correcto; esto es el Cut de grass. Versículo 12: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,
de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis,
vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos
vosotros mismos a Dios”. Ahora, aquí hay tanta teología en estos dos versículos,
simplemente voy a tener un tiempo maravilloso, simplemente espero poder
terminar. Sea paciente, esto es tan emocionante.
Vamos a responder algunas preguntas en este punto creo yo. Ahora el versículo
12: “Pues”, y cuando vemos un “pues” sabemos para qué está ahí; nos lleva de la
afirmación pasada a la presente, debido a que de hecho estamos muertos al
pecado, realmente muertos, verdaderamente muertos, de hecho muertos –eso es
lo que significa–, ya que estamos verdaderamente muertos, realmente sucedió, no
hay nada más a lo que deseamos, y estamos vivos a Dios, entonces no reine el
pecado en nuestro cuerpo mortal.
Ahora, hemos estado diciendo durante 10 versículos que el pecado no tiene tiranía
sobre nosotros, que el pecado no es nuestro amo, que el pecado no es nuestro
Señor, y quiero añadir esto: Nunca hemos dicho que el pecado no es una fuerza
que todavía tiene que ser enfrentada, simplemente ya no es nuestro Señor, no
nuestro amo, toda es una fuerza que tenemos que enfrentar. Y esta exhortación
en el versículo 12 nos dice que aunque el pecado fue un monarca derrocado,
todavía está en nuestro alrededor dando órdenes, que no necesitan ser
obedecidas, pero a veces las obedecemos y quiere llevarnos de regreso bajo su
control, aunque no tiene el derecho de hacer eso. No reine el pecado.
Ahora, aquí usted ve el pecado personificado y es personificado como un rey, y un
rey que gobierna sobre la vida de personas. Antes de que fuéramos cristianos, de
hecho el pecado era nuestro rey, el pecado era nuestro soberano; éramos sus
esclavos, es correcto, éramos sus esclavos. De hecho en el versículo 17 dice:
“Erais esclavos del pecado”, eso es un hecho.
Ahora escuche con mucha atención, aquí hay una exhortación en el versículo 12:
“No reine, pues, el pecado”, ¿qué quiere decir? Escuche, sí el pecado ya no es el
monarca, entonces no lo deje actuar como si fuera, ¿entendió eso?, digo, no tiene
ningún derecho de hacer eso, entonces no le dé ningún derecho. Este es un
hecho: el pecado no tiene dominio; eso es un hecho, eso es indicativo, esto es una
exhortación; no lo deje actuar como si lo fuera, eso es un imperativo, su poder
está quebrantado; no lo deje actuar como sí todavía tuviera algún derecho. Pedro,
creo yo, habla del mismo tema en 1ª de Pedro en un pasaje hermoso, capítulo 2
versículo 9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios”, ¡hombre!, son cosas maravillosas ¿verdad?, “Para que
anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
quienes antes no eran pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios; que no habíais
alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.
¿Quiere saber lo que es un cristiano? Simplemente léalo ahí: “Linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido de Dios, llamado para anunciar
alabanzas, sacado de las tinieblas a la luz, ahora el pueblo de Dios, ahora
destinatarios de misericordia”, después él dice: “Queridos amados, os ruego,
entonces que nos abstengáis de las pasiones carnales”, digo, ¡vean quienes son!
¡No necesitan eso! Y aquí viene una verdad importante: “No reine, pues, el pecado
en vuestro cuerpo mortal”, ¿será tan amable de subrayar eso?, su cuerpo mortal,
creo que eso va a borrar mucha confusión.
¿Sabe en dónde quiere reinar el pecado?, lo dice en ese versículo, ¿en dónde
quiere reinar?, ¿en su qué?, en su cuerpo, en su cuerpo mortal, ¿qué significa
mortal?, corrupto. ¿Es nuestro cuerpo mortal aquello que va morar de manera
eterna con Dios? ¡No! Ese es nuestro cuerpo glorificado; es este organismo
terrenal, maldecido, físico, que incluye el cuerpo físico con todos sus miembros y
órganos como también el cerebro y todas sus funciones, es el cuerpo físico que el
pecado busca gobernar.
Ahora escúcheme con mucha atención: Antes de que usted fuera salvo, el pecado
no sólo reinaba en su cuerpo sino también en su alma, pero yo creo que cuando
usted fue redimido, la nueva criatura es el alma, y el pecado sólo se queda con el
cuerpo físico para gobernar. Y digo eso porque eso es lo que él dice, es un
término muy específico. Esta no es nuestra vieja naturaleza, no estamos hablando
de la naturaleza, del verdadero hombre, del verdadero yo interno; esa fue el alma,
el hombre interior; no es el nuevo hombre, la nueva naturaleza compartiendo
residencia con el alma vieja, vil, gobernada por el pecado, ¡no, no!, eso está
muerto y tenemos una nueva alma; el verdadero yo, el nuevo hombre, el hombre
interior es santo y puro y va camino al cielo.
La única plataforma de operaciones que tiene el pecado en mí, siguiendo la
terminología de Pablo –y claro hablando de semántica, pero que quede claro–, la
única plataforma de operaciones es el cuerpo; ¿quiere algunos otros cuerpos?,
¿quiera alguno otros términos? Nuestra carne, nuestra humanidad; y la palabra
“mortal” en el diccionario la busqué y significa “temporal, sujeto a la muerte, y
perteneciente a este mundo”. Somos almas nuevas, somos nuevas criaturas, pero
el pecado todavía queda en nuestros cuerpos; y eso quiere decir, escuche: si tan
sólo pudiéramos deshacernos de estos cuerpos tendríamos santidad instantánea,
¿lo cree?, eso es exactamente lo que la Biblia enseña.
Romanos 8:21, véalo: “Porque la creación misma, es el aguardar la manifestación
de los hijos de Dios, (está hablando de lo físico), será libertada de la esclavitud de
la corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”, Dios, ¿no será
maravilloso cuando nos deshagamos de esta parte de nosotros? Porque sabemos
que toda la creación, toda la dimensión física, gime a una y aún está con dolores
de parto, y no solo la creación entera, sino que también nosotros mismos que
tenemos la primicias del espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro (¿qué?) – de nuestro
cuerpo”. Eso es lo que estamos esperando, estamos esperando un cuerpo
redimido, queremos deshacernos del que tenemos.
Observe Filipenses capítulo 3, y quiero que vea la coherencia del Apóstol al
enseñar este principio. Filipenses 3:20: “Porque nuestra ciudadanía está en los
cielos”, ahora ese es el alma, somos ciudadanos celestiales, somos nuevas
criaturas, somos participantes de la naturaleza divina, somos morados por el
Espíritu de Dios viviente, nuestra ciudadanía está en los cielos de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, y cuando Él venga, ¿qué es lo que va
hacer?, ¿va cambiar nuestra alma? ¡No! Él va cambiar nuestro ¿qué?, el cuerpo
de la humillación nuestra para que sea semejante al cuerpo de la Gloria suya, eso
es lo que estamos esperando. Simplemente otro pasaje para ayudarle en su
pensamiento 1ª de Corintios 15:50, una afirmación muy importante: “Pero esto
digo, hermanos (aquí vamos, ¿está listo para escuchar esto?) que la carne y la
sangre no pueden heredar el reino de Dios”. ¿Quiere saber algo? No puede entrar
al cielo en eso, en lo que está usted en este momento.
Ahora usted lo ve y piensa que es maravilloso quizás, y relativamente hablando
podría estar mucho mejor que el de alguien más. No puede entrar al cielo con él,
¿por qué?, al final del versículo 50: “Porque ni la corrupción hereda la
incorrupción”. Ahora, ¿qué vamos hacer con eso?, digo, ¿cómo vamos a entrar?
Oh, le voy a decir cómo, le voy a mostrar un misterio: “No todos dormiremos; pero
todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la
final trompeta; porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados; porque es necesario que esto
corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad; y
cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya
vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida
es la muerte en victoria, y demás”. Ahora, ¿entiende usted lo que está pasando?
Ahora regresemos a Romanos 6, permítame mostrarle algo. Observe lo que Pablo
no dice, escuche lo que no dice, él no dice: “No dejen, por lo tanto, que el pecado
reine en su alma”, él no dice: “No dejen que el pecado, por lo tanto reine en su
espíritu”, él no dice: “No deje que el pecado reine en usted”; él dice: “No lo deje
reinar (¿en dónde?) en su cuerpo mortal”, ese es el único lugar en el que puede
operar, ¿por qué?, porque el verdadero usted, el verdadero yo, es santo ahora, y
esa es la razón por la que tiene esa lucha.
En Romanos 7, en donde dice: “Quiero las cosas correctas”, eso viene del
verdadero yo, pero mi cuerpo me es un problema. ¿Ha notado eso? Lo he notado.
Permítame mostrarle. Romanos 7 – no quiero seguir adelantándome a Romanos 7
porque quiero sorprenderlo cuando lleguemos ahí, pero no puedo hacer eso.
Romanos 7:17. Regrese al versículo 15, tenemos que cubrirlo todo. “15 Porque lo
que hago, no lo entiendo; (no me entiendo a mí, él dice) pues no hago lo que
quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago,
apruebo que la ley es buena”; en otras palabras: “Aquí estoy haciendo las cosas
que no quiero hacer”; en otras palabras: “Algo en mí –dice– no quiero hacer eso,
pero mi cuerpo quiere hacerlo”. Y entonces él dice, versículo 17: “De manera que
ya no soy yo, quien hace aquello”. ¡Qué afirmación! ¿Quién es?, ¿qué quieres
decir?, ¿qué no eres tú quién lo hace?, él dice: “No soy yo”, ¿qué yo?, “Yo estoy
crucificado con Cristo, mas no yo, más Cristo vive en mí”; y esa nueva alma
incorruptible, preparada, eternamente santa que Dios hizo, no es lo que lo está
haciendo, sino el pecado que mora en mí. ¡Oh! No eres tú, es el pecado que mora
en ti.
¿En dónde mora, Pablo? Versículo 20: “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago
yo, sino el pecado que mora en mí”. Yo sé que ya dijiste eso, ¿pero dónde está en
ti? ¿No queremos saber dónde está? Bueno, veamos el versículo 22: “Porque
según el hombre interior me deleito en la ley de Dios”. Digo el verdadero yo, el
nuevo yo, la nueva criatura; “Pero veo otra ley”, escuche esto: “Mis, (¿qué?)
miembros”, ¿sabes lo que esa palabra significa?, partes corporales “que se rebela
contra la ley de mi mente”. ¿Qué acerca del versículo 25? Después de la primera
afirmación: “Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne (¿qué?) a la ley del pecado”, y espero que entienda el significado del
Apóstol Pablo.
Quiero llevarlo al versículo 24 de Romanos 7, y esto le va dar creo yo, la
conclusión fuerte: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará (¿de qué?) de este cuerpo
de muerte? Simplemente sácame de este cuerpo, ¡me está matando!”. ¿Ahora lo
entendió? ¿No es esto maravilloso? Como puede ver, debido a que usted es una
nueva criatura, y todo lo que tiene que hacer es salir de este cuerpo, y va conocer
la libertad gloriosa del Hijo de Dios. ¡Hombre! Bueno, tenemos que seguir,
regresemos a Romanos 6. ¡Oh, por cierto!, acabo de pensar en algo.
La lucha entonces viene en el punto de nuestro cuerpo, ¿no es cierto?, deseos
corporales y demás, esa es la razón por la que dice en Romanos 12: “Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
(¿qué?) cuerpos”, como puede ver, ese es el punto. Esa es la razón por la que 1ª
de Corintios 9:27, ahí Pablo dice: “Yo, ustedes saben, yo golpeo mi cuerpo, abajo
cuerpo, (¿se dan cuenta?) lo pongo en servidumbre”, porque es el cuerpo lo que
es el problema; ahora esos son los términos de Pablo para la lucha.
Ahora regresemos a Romanos 6 como dije, veamos el versículo 12. Él dice
entonces: “No reine, pues, el pecado en vuestro mortal, de modo que lo
obedezcáis en sus concupiscencias”. El cuerpo tiene concupiscencias, el cuerpo
tiene sus deseos. Los deseos del cuerpo claman por ser satisfechos, y demandan
obediencia, y recuerde es del cuerpo de donde viene, y su cerebro y sus procesos
de pensamiento son parte de ese cuerpo. Ahora, qué es lo que esto nos dice: “No
reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en
sus concupiscencias”. Lo que esto nos dice es que el pecado lo va dominar a
usted, si usted lo deja ¿verdad?, digo, si usted consiente el cuerpo y alimenta el
cuerpo, y usted entretiene el cuerpo, y expone el cuerpo a la tentación, va tener un
problema; debido a que es el cuerpo y todos sus factores sensoriales que son
expuestos a este mundo, y se convierten en canales mediante los cuales la
tentación puede llevarlos a pecar a usted, y el pecado puede reinar en usted,
entonces el pecado lo va dominar a usted y usted no lo enfrenta.
¿Pero sabe que más me dice esto? No tiene que dominarlo debido al hecho
mismo que él dice: “No reine”, indica que no tiene que reinar ¿verdad?, él dice:
“No dejen que el pecado reine en su cuerpo mortal”, ¿sabe lo que eso significa
para mí?: “Me gustaría, pero no tengo que dejarlo”, ¿no es eso confortante? ¡Claro
que lo es! Dice usted: “Bueno, ¿cuál es el factor clave?”, debe ser mi voluntad, sí
me dice no hacerlo, y yo soy el hombre que tiene que dejarlo reinar o no. Digo,
usted puede volverse muy místico acerca de la vida cristiana y puede decir: “No
haga nada, y deja que Dios haga todo”, ¿se da cuenta? Puede volverse muy
místico acerca de que: “Bueno, yo no hago nada y Dios lo hace todo”, ¿se da
cuenta? Como puede ver, los mandatos en la Biblia no son para Dios, sino para
usted; y la implicación aquí, es que su voluntad tiene que ser activada, y ahí está
la palabra “presentéis”, su voluntad está involucrada.
Al pecado le gustará gobernarlo a usted y lo va dominar si usted lo deja; usted no
tiene que dejarlo, y su voluntad es un factor clave. Creo que eso es lo que Pablo
tiene en mente, en Filipenses 2:12 y 13, en donde dice: “Necesitan ocuparse de
su salvación, con temor y temblor; es Dios quien produce en ustedes, así el
querer como el hacer, por su buena voluntad”, pero sólo va venir a la superficie,
conforme a su voluntad es activada, conforme con la de Él. Y le voy a decir otra
cosa que dice, dice que: “La santidad en la conducta no es algo instantáneo
repentino, es un estilo de vida y usted pelea a lo largo del proceso para ser santo,
porque mientras que usted esté en esté en (¿qué?) este cuerpo, usted va tener
problemas”.
Entonces, estas personas que dicen: “Bueno, ¿sabes una cosa? Hace 10 años el
pecado fue radicado de mi vida”, mi reacción a eso es simplemente: “Sienta y vea
sí está todavía ahí, porque usted todavía tiene su cuerpo y usted todavía va tener
su problema”. La santificación es un proceso, y esa es la razón por la que no
conocemos la plenitud de la santificación, hasta que lleguemos a estar con Dios.
Entonces su voluntad se encuentra implícita en el versículo 12, su voluntad
realmente, y de manera estricta, es el punto en el versículo 13, entonces él dice:
“Ni tampoco presentéis, vuestros miembros”, sus partes corporales amados,
facultades, órganos, las inclinaciones de la humanidad encerradas en ese cuerpo,
inclusive su pensamiento, razón, imaginación; todo lo que está en su humanidad,
todo lo que está en su carne, lo físico, lo terrenal, lo corruptible, la parte mortal de
usted, no presente eso como un instrumento. Esa palabra siempre es usada en el
Nuevo Testamento, jopla, es traducida a “arma”, siempre es traducida a “arma”, y
“arma” probablemente es la mejor traducción aquí, Pablo de manera coherente la
usa para eso.
El pecado es visto como un rey, él es un rey que demanda nuestros cuerpos para
que sean armas para promover el pecado, él usa nuestros cuerpos como armas
para ganar dominio sobre el mundo. El cuerpo se convierte en el arma para que
promueva la injusticia. Entonces él dice: “No dejen que Satanás sea un rey, que
recolecta armas para traer injusticia por todo el mundo; no lo dejen usarlo como
una de sus armas”; entonces no presente sus partes corporales como armas de
injusticia para la propagación del pecado. Ahora, no hay nada de malo con sus
partes corporales. Dios vio la creación que él había hecho y dijo: “Es buena”, y
puede usar sus manos y sus pies, y toda parte de su cuerpo para su Gloria,
¿verdad? Claro, Romanos 12:1: “Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo”,
¿Está listo para esto? ¿Cuál es la siguiente palabra? Santo y aceptable. Su
cuerpo es aceptable para Dios, es correcto, su cuerpo es neutral en ese sentido; lo
puede usar como un instrumento para pecar, o lo puede usar como un
instrumento de justicia, y usted decide, usted decide. Lo positivo entonces está a
la mitad del versículo: “Sino presentaos vosotros mismos a Dios, como vivos de
entre los muertos”, y amados, ahí está siempre la sustancia o el cimiento y esa
frase “como vivos de entre los muertos”, nos lleva de regreso al capítulo, ¿no es
cierto?, y nos lleva de regreso a la palabra “sabéis”, ¿han olvidado quiénes son?
¿no han afirmado quiénes son?
Ahora presenten en base de eso, y presente sus partes corporales como armas de
justicia en las manos de Dios para producir lo que Él quiere; usted tiene que ver su
cuerpo como una arma en la mano de un Dios Santo para producir justicia, ¿no es
eso maravilloso? Dios quiere usar su cuerpo como un arma de justicia cortando en
medio del mundo pecaminoso. “Aquí está mi hombre, aquí está mi mujer, aquí
está mi joven”; un arma de justicia, ¡qué gran pensamiento! Que Dios cuando Él
quiera luchar con el pecado, va a escogerlo a usted y va escogerme a mí, y va
pelear contra el pecado con nuestra vida justa. ¡Un pensamiento glorioso!
El pecado es un monarca derrocado. Queremos saberlo, debemos saberlo y
debemos afirmarlo, y debemos presentar nuestras vidas como armas en las
manos del Dios Todopoderoso para cumplir propósitos de justicia. Después se lo
concluye en el capítulo 14, y yo también: “Porque el pecado no se enseñoreará en
vosotros”. ¡Oh, qué gran pensamiento! Su tiranía es quebrantada, ya no estamos
bajo su control incesante, nunca más: “Pues no estáis bajo la ley, sino bajo
(¿qué?) la gracia”. Una afirmación de nuestra posición: “No estamos bajo la ley”,
¿qué quiere decir con eso? Bueno, la ley y el pecado van de la mano, porque la
ley vino para mostrarnos nuestro ¿qué?, nuestro pecado; la ley manda, la ley
demanda, la ley reprende, la ley condena, la ley restringe; pero la ley no puede
conquistar el pecado, ni su paga, ni su poder.
Por la ley ninguna carne será justificada, entonces estar bajo la ley es estar
condenado, estar bajo la ley es estar bajo el poder del pecado, la ley únicamente
incrementa nuestra esclavitud al manifestar la pecaminosidad del pecado, y la
incapacidad total del hombre de hacer lo que está bien. Entonces estar bajo la ley,
en cierta manera, resume la esclavitud al pecado. La ley agrava el pecado, la ley
condena al pecador, la ley demanda la paga y la ley no tiene capacidad de librar a
la víctima; no están bajo eso, están bajo la gracia y la gracia, incluye, resume toda
la justicia en Cristo, toda la misericordia de Dios en la salvación.
Y entonces Pablo responde a la pregunta en el versículo 1: “¿Perseveraremos en
el pecado para que la gracia abunde?”. ¡Oh no, no, no! Somos nuevas criaturas, lo
sabemos, lo consideramos, y cedemos, nos presentamos a Dios, y el pecado ya
no es nuestro amo, no estamos bajo la ley, estamos bajo la gracia. Amados, ese
es el camino para conocer la victoria; sepan quienes son, créanlo con todo su
corazón, preséntense a Dios. Esos solo son los primeros 14 versículos de estos
tres capítulos, y nos esperan grandes cosas por delante.
Oremos. Padre, gracias por nuestro tiempo en esta noche, gracias por lo que has
hecho por nosotros, tan indignos. Gracias porque no somos lo que éramos, somos
nuevos, listos para el cielo, miembros del reino, bendecidos con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús, participantes de la naturaleza
divina, poseyendo todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad,
completos en Él. Pero, oh, el cuerpo, nuestra humanidad, nuestra condición
corrupta, nuestra mortalidad es una carga tan grande. Gemimos esperando la
redención de nuestros cuerpos; pero hasta que ese momento venga, Señor,
ayúdanos a saber que el pecado es un enemigo conquistado, ayúdanos a creerlo
con nuestros corazones como también saberlo con nuestras mentes, y ayúdanos
con nuestras voluntades a presentarnos a Dios para que Él nos tome como armas
para la batalla por la justicia, armas en su mano.
Padre que seamos santos en práctica, en cuerpo como lo somos en posición y en
alma. Padre, te damos gracias por lo que has hecho en nuestra comunidad en
esta noche, como has abierto nuestros corazones para entender Tu Palabra.
Gracias por el querido Apóstol Pablo, que regalo fue él para nosotros. Un
instrumento que tú usaste; gracias por usarlo, para que podamos aprender estas
verdades. Oramos, Padre, que cada uno de nosotros nos sometamos a lo que la
Palabra de Dios y el Espíritu de Dios, nos presenta para Tu Gloria en el Nombre
de Cristo. Amén.
Para más información sobre los mensajes y libros del Pastor John MacArthur, y de
los derechos legales de los mismos, puede acceder a la página en gracia.org.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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