gombrich, el método de elaborar las composiciones de leonardo, 1952

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  • El rntod,o d.e elaborarcomp osiciones d.e Leonardo

    A cualquiera que repase el corpus de dibujos florentiuos de Berensonr hade chocarle la novedacl clel estilo de los cle Leonirrclo. Trabaja como un escul-tor que modelase en arcilla, que nunca da por definitiva una fortna sino quesigue creando, aun a riesgo de oscurecer sus intenciones originales. Haydibujos, como Lrno parr- Santa,.lz (ilustracin 160), en los que va no nos esposible abirnos paso cntre el revoltijo de pentimenti, y cabe dudar de que 1ofuera para Leonardo. Sabemos de hecho que Leonardo hubo de rclarar suidea recurriendo a un pLrnzn frara calc:rr la lnea elegida finalmente al rever-so dcl papel (ilustracin 161).

    No l-ray precedente de tal procedimiento en la obla cle atistas anterores.Leonardo saba que el mtodo er creacin propia, y en cl pasaje que pleten-do analizar explica tanto su novedad como sLl razn de ser:

    \irsotros

  • r60Leon.rclo cl:r Yinci.csrurlio l.are Lt l:irgattI titt, ALt. h. 1a00.\fusco [Jritnico.I ondes.

    16rL.tt:raclo da Yinci.releso de lailusrracirin 160, con clc.rlco tl< La Virgcn rrn.r,\nr.

    .t '.rl&\t:

    ancdota clc \/asari qlre pre-sentir al rev de Npoles pidiendo Lrna pnleba cle lrrhabilida.l de Ciotto: el nrrestro dibuj un circlllo perfecto, l,.r proverbial .Ode Giottou, para demostrar la clestreza de su mano r. Es esta cualidad de lalnea perfectamente controlada la que admiramos en los dibujos medievalesque han lleeado hasta nosotros, por eiemplo en el Cisne(llusrracin 162), deVillard d'Flonnecourt j. Esta norma de perleccicr1 artstica no vrlri en losprimeros arios del Quattroccnto. Cennini ' d,r a entender qLle el joven apre n-diz deba copiar las obras de sus maestros elegidos hasta reprodr.rcirlas con lamisma perfecta seguridad; meior an, tenemos la prueba de los dibr.rjos mis-mos, que pese a todas las variaciones de tcnicr I estilo manifiestan la mismapreocupacin por la upulcritudo que ataca L.eonardo. Hasta Pisanello, queacumu] tamaha provisin cle estudios de la naturaleza en sus cllrrclernos deapuntes. practicaba esta lnea contenida v cuidadosa; en ur.r clibujo inconclr-r-so como su Hdlcn (ilustracin 163) se pLled todava percibir la frmulaherldica del libro de muestras. Pero es posible que antes de Leonardo losartistas no se pensaran nada dos veces? Crear-r realmente que ,,oeni segno dicarbone sia r,alido,? En tanto que la funcin clel dibujo en el taller medievalno estuviera claramente ar.ralizada, dificilmente poda dar-se respuesta segrlra aestas cuestiones, pero a partir de las minuciosas investigaciones de Oertel u 1'de DegenhartT hemos empezado a comprencler que el dibujo serva en reali-dad a unos fines distintos en Lrn mLlnclo en el que el artista estnba tan dirigi-do por las tradiciones y los patrones. Cuando no se espera ni exige de unartista creacin, es preciso poner el acento en su facilidad para dominar elsimile, l fiirmr,rla, y des:rprobar los experir-nentos s. No quiere c{ecirs con estoque los artistas de aquella poca no introdujelan nunca Llna correccin en Lln

  • rrd d'Honnccourr,.,. medi.rdos clel, \III.iLrteca Ncional,

    ,,nio Pis,rre11o.

    .eo del Lr)LrYre.

    dibujo existere. Negdtit' non iuttt probtildtl Cot1-to clicen los juristas. Pero nodeja cle ser notable 1o aros que son en los dibujos hasta los pentimertri peque-os. Por regla general, si uno de estos artistas dudaba qu pltrn adoptar paraLrna conrposicin, preFera volver rl ernpezar, dibujar dos o mis altelnativas unaal lado de otra". Un dibujo de finales del Tiecento que se conserva en el Louvrces un buen ejernplo de crno selecciona Lrn artistr la composicin adecuadaparrl una anurlciicin sin recrrrril a ut1 ptttit))(t;ra (iltrstracin 164).

    Ante este trilsfondo de prcticas de taller establecidas, as como de rgidasnormas de adecuacin, hemos de situarnos al contemplar Lrno de los prime-ros dibujos de Leonarcic, (ilustacitin 1(r5) para.rrreciar el carctel r*'olucir-n:rrio de sll original manera de entender su profesin.

    La continuacin de los Preceti de los que he citado el primer pasaie pone

    l:;l:ttt.r," en qu tnlirtos vea y tataba de justificar estc sesgo revolucio-

    iY nt' lras per-rsado nunc en el rodo en qr-le componen sus poemas lospoetes? No sc molestan cn trazar hcrmosas lctras ni lcs preocupa tachar unoscLlantos versos pilra hecerlos nrejor. Asi pues, pinror, esboz,r la disposicitin dclas extrericladcs de tus figurrrs v aticncle primero e los movimientos:rdecuadosrl estado rnental de las cri:rturas que componen tu curdro antes que a la belle-ze i' perfeccin de sr.Ls partes r".

    La alusin a la prcrica del poeta no puede ser ms significativa. Nos esfrrmiliar la insistencia de Leonado en la dignidad de Ia pintura, en que erauna ms de las artes liberales, en pie de igualdad con la poesa, si no superior

  • I6.riArrisra del norre clcItalia, cstudios parrtun rrntnciacin.h. 1.100.\luseo de1 [-orLr'c.Gabinere de DibujosPrris.

    t6)l.eonardo da \-inci.estudios .,rraLrr \:irgett

    -y tl ,\'itlo,h. 1,1-8.\lrLseo Britnico.Lonclres.

    a ella. Pero topamos aqu con un resultado tangible v trascendental de estainsistencia. La pintura, como la poesa, es una actividad del espritu, y cen-trarse en la pulcritud de la ejecucin en un dibujo es tan filisteo e ir-rtilcomo juzgar 1as habilidades de un poeta por la hermosura de su caligrafa. Sepalpa el orgullo en el razonamiento de Leonardo, pero tambin se percibenlos peligros que amenazaban a su arte desde esa direccin. Quin no haconocido a un intelectual o Lln poeta que tratara de justificar su letra ilegiblediciendo o dando a entender que no importa cmo se escribe , sino lo que seescribe? La insistencia en la invencin, en el carcter espiritual del arte, puedeciertamente corroer las bases de la normativa del artesanado. En Leonardo,como todos sabemos, destruy esa paciencia nica caprz de haberle nrantenl-do al caballete. Pero no es en este aspecto neg:rtivo de la nueva doctrina deLeonardo en el que quiero centrarme. Para bien o para mal, Leonardo esthablando aqu en favor de una concepcin enteramente nueva del ate, v Llo sabe. Lo que preocupa al artista ante y por encima de todo es la capacid:rdde inventar, no la de ejecutar; y para convertirse en vehculo y sostn de lainvencin el dibujo ha de adoptar un carcter por completo distinto, querecuerda no ya el patrn del artesano sino el borrador inspirado v desaliadodel poeta. Slo entonces es libre el artista de seguir a su imaginacin a dondele lleve y (atender a los movimientos apropiados a las situaciones espiritualesde las figuras que componen su relatoD. Necesita el ms flexible de losmedios para poder plasmar con rapidez clralqlrier cosa que vea en su espritu,como dice una variante de nuestro pasaje que se encuentra en las notas deLeonardo:

    Bosqueja las liguras dc las pinturas con rapidcz, sin terninar demasiadolos rnicmbros: indica su posicin, sobre la que luego puedes trabaiar con tran-cruilidad rr.

    )Y, ,

  • &;-t'",: 't.':|

    -, ,... :;,

    166l-eonrdo dr Yinci,cstudi() PirrilLa batalla dt Anghiari,h. 1 503.Biblioteca Rcal,Castillo cle \\'i ndso.

    ti;-

    Podemos seguir' la evoiucin de esta tcnica en los dibujos de Leonardo.Los prineros bocetos pertenecen an r la tradicin de Verrocchio, peo reve-lan asimismo un carnbio de nflsis. Se evidencia que lo que para Leonardocuenta es eI noto m?ntule, v que en ocasiones hasta recurre a un simple gara-bato (ilustracin 1(r0) porque su atencin r.ro se dirige a la ubellezza e bont)delle [...] membra,.

    En los estudios para La batlla de Angltiari (ilustracin 166), el nuevorntodo est \'a plenarr.rente desarrollado. En esta tcnica se (\.ierre,, en elpapel de la visin interior, la inspiracin, como si el artista deseara golpearel hierro cuando an est calienre. En tales obras est el punto de partida dela nueva concepcin clel boceto, concepcin que culmina en el siglo XVIIIcuando Lemjerre escribe en slr poem Ln ]\,inture(1770):

    Le mr'mcnt du gnie est celui de I'esqui.seC'est l\ qu'on voit la verve et la chaleu du plrnrr.

    Pero los Precetti cle Leonardc no acaban e n la compirracir entre el atistav el poeta. El pasaje final, el mis interesanre, parece indicar que para l elboceto no era tan slo el acta de una inspiracin, sino que tambin poda sertuente de ulrcriorer irt.riraciones.

    Pues debes comprender que slo con que en tan desaliada composicinhaves conseguido un acuerdo con cl tenrl. drr satislaccin complcra al serms rdelente ro'esrid de la pcrfcccin dccueda a tod,rs srrs parres. He vistofbrmas hasta en nubes v mrlros desigr-rales que han suscitado en m herrnosasinvencioncs de cosas diversas, v aunqllc tales formrs carecan totalmente deacabado en cualquiera dc sus partes, no esraban desprovistas de perfeccin en\Ll\ gc\f o\ u otrO\ nlo\ inticn(or t.

    Aqu. pues, enlaza Leonardo sr-r consejo tcnico sobre el mejor mtodo dehacer bocetos con la observacin v el consejo psicolgicos formulados tam-

  • 16-Lconarclc. cla Vinci,Stn funt Rtutista,n. l)L).\lusco tlel I-ouvre,P:rris.

    bin en rlno de los pasajes tn:is famosos del Trartto, aquel en que recomiendl(una nuc\l inYencin por l;r meclitacin [...] para desperrar L'n Ia mellleinvenciones diversasurl, fijndose en lrlrros derruidos, ascuas incandescenres,piedras moteadas, nubes o n1oho, porque en esras formts irregulares se puc-den encontrar extrars irrvenciones trnro co.uro es posible provecrar palabrirsen el sor-rido de las can.rpan:rs. Este p:rsaje ha fascinado siempre a los psiclogosinteresaclos en la creacin artsticalt. l)a a enrender qu Leonardo era capazde inducir delibcradamentc en s un esrado dc relirjaciirn de cor.rtcles de tipoonrico en cl qr.re la imaginacin comenzaba a jugar con borrones y fbrmasirregulares, y que estas fornr,rs a su vez le avudabar-r a entr;lr en una especie detrance

    n cl que sus visiones interiores podan scr provectadas er-r objetos exter-nos. En el vasto universo del espritu de Leon:rrdo, esta invencin es adyacentea su descubrimiento dc lo

    "indeterminado, y su ascendiente sobre la mente,que le con\.irti en ,,inve ntorr ds[ sfiutt,tro v la Forma a medias adivinada (ilus-tracin 167tc. Y ehora acrbamos de comprencler que 1o indeteminado tieneque presidir el boceto por la misma r12n, (per destare I'ingegnio". para esti-nrttlar en el espritr,r nuevas inve nciones. El trastocamicnt,r de Las nort-nas :rrte-s:rnales es total. El boceto no es ya pleparacin de una obra en concreto. sinoparte de un proceso que est:i en continuo desenvolvimiento en el espritu delrrtista; en llrgar dc cletener el flujo de la inraginacin, le aytrda a fluir.

  • i3Itonrrclc cla Vinci., ,: | t,n. l/ ) (/ ,\/1la L'otl.l,r/a. h. llrllJ.\lusco llritnico.L-()n o res.

    16eI.con,rrclo da Vinci..\[tttl,tth ntt un;tlttirtllttl. l). l+ .\ [useo A.hnrolean,( )\i()rd.

    Hav prrrebas de que Leonardo Lrtiliz en verdad sus bocetos como diceque sc deben usar los muros derruiclos, como acicere de la uinvencin,,independiente del tema. A menudo se ha sealado, ). recientes observacio-nes ms detalladas lo l.rrn subrrvadot-, que los boceros L'ra.ra La Virgen

    -ysdnta Altd (ilustracin 160) desarrollan motivos de su Z, Virgen 1 el IViocon gdto (iILrstracin 168) v otlos clibujos anteriore s. l-o notable en esroscasos es el nrodo en que se transn-il-ltrrn en formas enterlmente distintasciertos nrorivos que tiencn clara significrrcin simblica en la versin defini-tir-ir: el cordero de l:r composicicin de Santa Ana, que sabernos que significala pasiin de Cristort, frue con aneioridad un garo e incluso un unicornio(ilustracin 169). Al buscar unl nueva solucin, Leonardo proyectaba elnuevo significado en las fomas que vea en sus \ie.ios bocetos descartados.C)tro de rales ejemplos se hace presente de inmediato: srbemos por Vasarique Leor.rarclo hizo el famoso boceto de Neptuno para Seeni cuando estabaen Florencia, rr:rbajando en L btll r{e Anghiari. ;No se dira que elrevcrltijc, de fbrmas de estc .()t)t?ottintcnto itculto (ilustracin 170), cor-r lafigr.rra que se alza con el brazo levantado por encimir clel grupo de caballos,evoc en el espritu ir.rquisitir,o de Leonardo la imagen de Neptuno guian-do sus hipocampos (ilustracin 171)? Result luego que el grupo no lesatisfizo; no slo hallanros inconrables pentimenti en la fbrma fantstica delos hipocarnpos, sino qLle en su corlstante monlogo inte rior llega a recllrrlra la avudr de la palabra escrita, inscribiendo encima del erupo: nabasso icavalli,'. Cabe irr.raqinar que con esre problema en menre asisri a las reu-niones del comit par.r deciclir' .) cmplazamiento de Duid, de Miguelngel. pues mientras contenrpl,rba esta figura grandiosa v la dibujaba en unpapel (ilusrracin 172) volri r empezar r proyecrar la forma que andaba

  • buscando en ei dibujo que haba hecho, aadiendo provisior-ralmente Lrnoshipocampos a la versin dc Dauidt'.

    Nada hav qLriz ms sorprendente en la obra de Leonardo que este divor-cio entre motivo y significado. De todos es conocida la persistencia en su crea-cin de ciertas imgenes a las que se dan diferentes nombres segn el contex-to a cuyo sevicio estn. Slo una concepcin del arte tan absolutamentepersonal y c:rsi solipsista como la de Leonardo poda dar lugar a esta rupturatan drstica con el pasado. Pues, en rltimo trmino, es el acto de creacir.rmismo el que le importa: uSi el pintor quiere ver hermosas mujeres para ena-morarse cle ellas, en su mano est el crearlts...u r0. Cuanto ms estimule Iaimaginacin un boceto, n.rejor cumplir sus fines. Cierto es que Prrr Leona-do esto no es ms que una carr del asunto. Cuanto ms personal resulta suarte, ms tenemos la impresin de que es pfesa de la obsesin de ciertas visio-nes estereotipadas, y ms insiste l trmbin en la objetividad de su :lrte v enla necesidad de vrriacin racional basada en la observacinrr. No hay colltrrl-diccin aqu. Leonardo saba que las fntasas por l descubiertas en lo inde-terminado slo podan cobrar vida :r travs del conocimiento lrcido.

    PtLcs lo confirso suscita en la mente nue\"1\ in\ellc;olle:; Pcro cercir:rtc deconocer primero todas las partes de las cos,rs qtLc quiercs rclresentilr. \'a se tra-te dc aninrrles, paisajcs, rocas, plantas Ll otras "

    Nuestra distincin entre i'arte', v ,cie ncia" le hubiera resultado ininteligi-ble a Leonardo. Ni siquiera hubiera sido posible formularla en un idioma enel que la medicina y la cetrera eran (arres), ,v a l:r pintura se la poda calificarde uciencia,. Va de suvo que dentro de las convenciones pictricas del Rena-cimiento, cualquier aumento en la libert:rd imaginativa qr-re llaman.ros (Arte'exiga una intensificacin pareja de los estudios que ll:rmarnos ucientficosu.Si se quiebra el dominio del libro de muestras v se incita al pintor a visualizaruna variedad infinita de agrupaciones y movimientos, slo un conocinrienro

    l-0Lcon.trclo da Vinci.esttrdio par:rL lrll le Anghiarth. 1 )03.Acrdcmie, \'eneci.

    1-1I-eonardo cla Vinci.,\'tpnrua.\. 1i04.Bibliorec Rcal,(-stillo cle V'indscr.

    218 f,\Rlr. r\

  • 1.1l.conarclo cl \'inci.c.tuclio cle Dt,id tlc\lisLLel ngel.h. I 0.i.Bibl iotcca.l{c-rl,(.esil1o clc \\-indror

    I -.1

    Leonardo cla Vinci.f l,/i !tt t'i o. l. I \l +.IJiLliorec Re1.(.rstillo rle \\'intl:or

    ;r

    en extremo detallado cle la estnrctura de la fonra orgnica le re rrritir reves-tir de crrrrre r. hueso s ?rimo Pet?si(t'o.

    [il nraestro quc afirrn,rse qLlc cs capaz dc tener en nlcnte todas las fbrnras vefectos de l:1 nrrtllr:rleza me parecera ciertamenrc adorneclo de una enorrrleiqnorancia, r'a que los eficros son infinitos \ nLlestru mem()r'iil no ticlrc tantacarecid;rd I '.

    Y as, el consejo que se cla al irrtista de adoptar un nuc\o mtodo de

    Ll:-;. n"..,"\ condure ncLL\:lrirlnrcnlc r Lln tiplr 1. procedinricrrto rnrir riqrr-

    Lo primero clue se ha dc pretendcr cn un cliLrLrio es clrrle a la vista unirinclicacin c'le la intencin c irrvencin qlre cn un principio se fbrj la inr;rqi-luacicir-r. rrr>cedi.jnclose lLrego.r rcrirar v an:rclir hest:r qucdar satisfecho, r'des-rr,rs qr,re nrociel

  • de consegr,rir que un cu,rdro (parezca sal', porque con la i,isin binocularsiempre percibimos la diferencia entre una slrperficie plana v un objeto en elespacio 2('.

    Haba un fallo en el sueo del pintor que poda uhacern cualquiercriatura que cleseara contemplar. Pero si la arrogancia de su ambicinhaba acarreado un tr,gico tracaso, su fe en eI podero del arte se nlantuvofirme. Quiz la construccin de un universo perfecto en pequeo estabafuera del alcance de la pintura. pero en inrgenes de caos y destruccin(ilustracin tZ3) s que podra dejar constancia de sLr poder. El famosopasaje del ll'dttdto al que sor-trendentemente se llama piacere del pittore)-presenta la de iti, ch'a ld scicntitt del pittore mediante una orsa ve rbal defuria destructiva en la qr,re los elementcls p1recn regres.rr r su confLrsinprimigenia. Muy diversos son los aspectos de estas fantasas de su vccz,pero uno de ellos hace a este contexto, pues no est dentro de lo posibleque la mente de Leonardo gustase cada vez ms detenerse en estas escenasde absoluta confusin porlpre en ellas haba encontrado unir regin delarte en la que el cornponinento inculto ir.dquira r.rn vigor sin precedenres?En estos dibujos apocalpticos, el proceclimiento anterior de Leonardoparece un tanto invertido. Estn basados ellos en sus opiniones cientficassobre las leves y movimientos de los elementos, pero el caos que se mueveen espiral crea sobre el papel esa.confusin" en virtud de lir cual nse avi-\an en la inraginacin nuevas invenciones,,. El caos de lneas sLlperpuestassiempre evoca nuevas visiores del cataclismo en que va a parar todo afnhumano.

    Estas tensiones verdaderrmente titnicas son, desde luego, personales delgenio de Leonardo. Pero la concepcin del arte que cobraba forma en suespritu sobrevivi, aprendier.rdo a confinarse en su propia esfera. Este proce-so lo poden.ros casi presencirr en la vidr del artista destin,rdo a darle su formacannica, I{afael. El prin.rer perodo de Rafael en Umbra nos lo muestraentregado a las normas tradicionales de la delineacin pulcra. Un temprano

    t-,1Rtel,L,i | il,(eil t'L't,\tlta.h. 1 i0t,1 503.\Juseo Ashmolean.f)xftrrd.

    rt5Rfiel,cstrr.lios dc La \tirgttt' i/,\;i7a. h. 1 505.\ 1u:co Britnico.l.o ndres.

    220 r,ARr E l\': TR{DICIN E INNo\dcr(')N

  • estudio de madona (ilustracin 174) se limita a atesorar, para futura referen-cia, uno de los patrones homologados del tema sagrado. En urr dibr-rjo poste-rior (ilustracin 175) poden-ros ver lo que le sucedi por influjo del eenio deLeonardo. Ha aprendido a usar el compottimento inculto como si hubieraescuchado el consejo de Nietzsche: uHas de ser un caos, para dar a luz unaestrella danzarina.u

    Nota del editorFreurl public ztn ensayo obre Leonardo) qzte /ta dado hrgar d no poco-r

    comentrtrios. Esre ensayo senala tambin que la peculiaridtzd de la Sama Ana deLeondrdo en' tnuc/.to quc uer con tus innouadorus tcnicas de dibzrjo. l1ase tam-bin los corTtentrlrios de Gombrich sobre la pintura en /as pgs. 476-478 de esteuolttmen, 1, en ALifelong Interest, png. 159.

    El inters de Gombrich por Leonardo comenz cuando, estdndo an en edadescolar, tuuo que /trtcer una redaccin sobre su ltroe Jauorito. Dcsde aquelmonxento, Leonardo fte para l ,fuente constdnte de fascinacin. Phidon hapublicado los siguientes arri'u/os:rz El legado de Apeles: oLas cabezas grotesctts>,y nlafortna del mouirniento en e/ agua.1,el airer. En Nuevas visiones de viejosmaestros: nLeonardo y ld ciencia e ltt pinturd: haci un comentario dcl "Ti'atta-to dalla Pittura"" I nLeonardo 1 los magos: polrnica -y riualiddd,. EnReflectionson the History of Art, reseas de: Cdrlo Pedretti, Leonardo da Vinci on Pain-ting: a Lost Book (Libro A), y de Sigmund Freud, LJn recuerdo infantil deLeonardo da Vinci, con el ttulo *Seeking a helt to Leonardo,; \l P Zubou,Ireo-nardo da Yinci, con cl ttulo nLeonardo da Vinri in tbc Hisrorl, of Sciencc",Martin Kemp, Leonardo da Vinci, con el ttu/o nTle marue/ of Leonardor.

    1,7se tatnbin nKennet/t Keclds Contribution ro the Stud], of Leonardo daVinci,, Journal of the Royal Society of Medicine, 82 (1989), pgs. 563-566;nLeonardo's Last Supperu, Papers given on the occasion of the dedication ofrhe Last Supper (after Leonardo), Mdgdalen College Occasional Papers, I (octu-bre de 1993), pgs. 7-19, y la rcsena de Ricltard Turner, inventing Leon:rrdo,en'lhe New York Revierv of Books (junio de 1994), pg,. 39-40.

    Un artculo fascinante sobre la historia posterior del dibujo es nLos artiits ensu tdrel: compromiso c improt,isacin en /a historia del dibujor, enTemas de nues-tro tiempo (Editorial Debate, Madrid, 1997).

    I Einc Kindhcitserinnerung des l-eonardo .la Vinci (nUtt recuerdo inJatttil de Leonrr/o daVi.nci,), en Obras Complcca.s, uol. 5 (Biblioteca Nueud, Madrid, 198,-).