geología regional modificado

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ISSN 0328-2325 Anales 29 Buenos Aires 1999 GEOLOGIA ARGENTINA

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geología regional argentina

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  • ISSN 0328-2325

    Anales 29Buenos Aires 1999

    GEOLOGIAARGENTINA

  • 1GEOLOGAARGENTINA

    Subsecretara de Minera de la NacinServicio Geolgico Minero Argentino

    Instituto de Geologa y Recursos Minerales

    Anales N 29

    EditorROBERTO CAMINOS

    CoordinacinJOS L. PANZA

    MARIELA P. ETCHEVERRANORMA E. PEZZUTTI

    Coordinador EditorialDANIEL C. RASTELLI

    Buenos Aires - 1999

  • 2Tapa: Vista hacia el sur desde la Puerta de las Angosturas, ruta provincial 45 (km 169) entre Fiambal y Chaschuil,provincia de Catamarca. Sedimentitas de la Formacin de la Cuesta (Prmico). Fotografa: Leonardo Escosteguy, 1998.

  • 3Servicio Geolgico Minero ArgentinoInstituto de Geologa y Recursos Minerales

    Avenida Julio A. Roca 651-10 piso1322 Buenos Aires

    Repblica Argentina

    AUTORIDADES

    Secretario de Comercio, Industria y MineraDr. ALIETO GUADAGNI

    Subsecretario de MineraLic. DANIEL MEILN

    Presidente del Servicio Geolgico Minero ArgentinoIng. HUGO NIELSON

    Director del Instituto de Geologa y Recursos MineralesLic. ROBERTO F. N. PAGE

  • 4ISSN 0328-2325Es propiedad del Instituto de Geologa y Recursos Minerales - SEGEMAR

    Prohibida su reproduccin

  • 5DR. ROBERTO CAMINOS

    No es sencillo rescatar la personali-dad de alguien a quien le gustaba tener unperfil bajo y su deseo era, en lo posible,pasar inadvertido. Pero despus de casi 3aos de su lamentable desaparicin nospermitimos contradecir su forma de serporque creemos que es un deber recordarsus virtudes y la influencia que RobertoCaminos tuvo en el progreso del conoci-miento geolgico de nuestro pas.

    La publicacin de este libro de Geolo-ga Argentina, del cual fue desde el co-mienzo su editor, es una excelente oportu-nidad para recordarlo. En particular, por-que la esencia de este compendio de geo-loga es un fiel reflejo de su forma depensar.

    Conoc a Roberto en 1955 cuando asistamos al primerao de la carrera de Ciencias Geolgicas en el viejo edificiode Per y Alsina, donde tena su sede el Departamento deCiencias Geolgicas de la Universidad de Buenos Aires.Nuestro contacto formal recin fue en el segundo cuatrimestre,durante una clase de anlisis matemtico. Recuerdo queestbamos con Caminos en la ltima grada del aula haciendoun supremo esfuerzo para entender las explicaciones del Ing.Scotto. Nos encontrbamos absortos frente a un pizarrncubierto con derivadas e integrales y ya haca rato quehabamos perdido el hilo de la clase. En un momento dado nosmiramos con Roberto y casi al unsono comentamos: tenemosque hacer un viaje de campo este verano. Y fue as queestuvimos todo enero en el ngulo nordeste de Misiones, queen esa poca todava conservaba gran parte de sus bellezasnaturales. A partir de esta poca realizamos muchos viajesjuntos hasta que las tareas profesionales nos llevaron porcaminos diferentes.

    Durante su formacin universitaria y de posgrado tuvoexcelentes maestros, entre quienes podemos mencionar a lossiguientes gelogos del Servicio Geolgico Nacional: JorgePolanski, su director de tesis, Juan Carlos M. Turner, Ral N.Dessanti, Bernab Quartino. Tambin fueron sus profesoresToms Suero, Flix Gonzlez Bonorino, Edelmira Mrtola,Franco Pastore, Jorge Villar Fabre, Walter Stoll, HildebrandaCastellaro, entre otros.

    Caminos adquiri su vasta y amplia experiencia profe-sional en el Servicio Geolgico Nacional, una institucin querepresentaba una de las escuelas de geologa ms destacadasdel pas. En esta institucin realiz toda su carrera y as pudoconocer en forma detallada gran parte de la geologa denuestro pas. Esta relacin de trabajo era una perfecta combi-nacin: los gelogos que haban concluido los estudios ha-can su carrera en el Servicio Geolgico, en YPF o en laComisin Nacional de Energa Atmica, lo cual les permita

    completar su formacin profesional en di-versas disciplinas y, sobre todo, podanadquirir la experiencia en el campo de lageologa regional, que no se les brindabaen la universidad. Todos los maestros deCaminos, como los de muchos otros bri-llantes colegas, haban recorrido este mis-mo itinerario y as podan volcar su expe-riencia profesional en la docencia universi-taria. Caminos fue un calificado exponentede este esquema, pudiendo de este modotransmitir sus conocimientos en las Uni-versidades de Buenos Aires y de La Plata.Creemos oportuno destacar las virtudes deeste sistema porque a pesar que los mode-los geolgicos han cambiado drsticamentey los mtodos de investigacin han progre-

    sado en forma inusitada, las bases para establecer las relacio-nes geolgicas an siguen siendo las mismas, aunque mejorsustentadas por la mayor informacin proporcionada por losmodernos laboratorios.

    Roberto Caminos trabaj en casi todos los ambientesgeolgicos del pas, pero las regiones que mejor conocifueron las Sierras Pampeanas, la Cordillera Frontal y elMacizo Nordpatagnico. Por esta razn una sntesis completade sus aportes sera muy extensa, de manera que slo resalta-remos sus logros ms significativos, aun ante la posibilidadde caer en una omisin injusta.

    La subdivisin en Sierras Pampeanas Orientales y Occi-dentales creada por Caminos surgi debido a su detalladoconocimiento de la geologa de esta regin. Muchos meses depaciente trabajo y prolijos mapeos, le permitieron adquirir uncmulo de informacin precisa sobre los distintos tipos derocas y sus interrelaciones. Sin esta experiencia no hubieralogrado hacer esta subdivisin.

    En el Cordn del Plata, Cordillera Frontal, es donderealiz su tesis doctoral. All estableci en forma definitivalas bases de la estratigrafa del Paleozoico superior, ya esbo-zadas con anterioridad por Groeber y por Polanski. Defini unciclo de actividad magmtica previo al desarrollo de la cuencasedimentaria del Carbonfero superior-Prmico inferior yotro ciclo magmtico posterior a la misma. Estas unidadesmagmticas y sedimentarias las reconoci en diversas loca-lidades de la Cordillera Frontal, llegando hasta La Rioja.

    Describi con precisin la fase orognica San Rafael,tanto en la Cordillera Frontal como en el Bloque de SanRafael, y la ubic entre la finalizacin de la sedimentacin delCarbonfero superior a Prmico inferior y el comienzo de laactividad magmtica del Grupo Choiyoi.

    En el Macizo Nordpatagnico resolvi la estratigrafaentre el Paleozoico superior y el Jursico, identificando ydescribiendo los distintos ciclos gneos. En el basamento

    I

  • 6describi las unidades de bajo y mediano grado metamr-fico.

    Caminos era un incansable observador, y toda la infor-macin que recoga la sintetizaba en un mapa, sobre el cualbasaba las interpretaciones y elaboraba los modelos. Muchasveces comentaba que la informacin proporcionada por unmapa es fcilmente comprobable, y aqu radica su inestima-ble valor, ya que es til a todas las especialidades y a vecesbasta con slo observarlo para comprender rpidamente lasrelaciones geolgicas ms importantes. Durante su largapermanencia en el Servicio Geolgico, que se extendi enforma ininterrumpida desde 1957 hasta su desaparicin, efec-tu el relevamiento de 10 hojas geolgicas, con un promediode alrededor de 3.600 km2 cada una y entre muchos otrostrabajos confeccion el mapa geolgico de la RepblicaArgentina a escala 1: 5.000.000.

    A pesar de los avances tecnolgicos que facilitan lastareas de campo, en la actualidad se observa que hay escasapredisposicin para incluir en los trabajos mapas geolgicosdetallados, debido al tiempo y costo que estas tareas insumen.Caminos, en cambio, estaba acostumbrado como muchosgelogos de su poca a invertir varios meses en el mapeo delas unidades geolgicas, porque consideraba que hasta elpresente no hay una metodologa que lo reemplace. Estabaconvencido que para resolver muchos temas de geologa anpendientes es necesario ir a buscar la informacin en losmismos afloramientos, pero adems complementaba los da-tos de campo con las nuevas tcnicas de laboratorio que hansurgido durante los ltimos aos.

    Era un insaciable curioso, siempre vido por aprender. Suentusiasmo y motivacin radicaban en un acertado razona-miento que le permita descubrir nuevos conocimientos.Empedernido lector, sin distincin de gneros, prefera ahon-dar en la historia de la humanidad. Los clsicos griegos eransus favoritos: haba reledo varias veces los nueve libros de lahistoria de Herodoto, la Anabasis de Jenofonte y le fascina-ban los dilogos de Platn por su intrincada discusin entre unsilogismo y un sofisma. Era multi-vocacional y no dudamosque en cualquier otra disciplina se hubiera destacado tantocomo en geologa. Pero fueron su amor hacia la naturaleza ysu curiosidad por descifrar la complicada historia de lasmontaas, los argumentos que ms influyeron para que eli-giera la geologa como una de las disciplinas favoritas paradesarrollar su carrera profesional.

    Posea el extraordinario don de transmitir ideas y dediscutir sin ninguna mezquindad su propia informacin indi-

    ta. Gracias a esta cualidad muchos colegas enriquecieron suacervo geolgico y, de esta manera influy en la formacin devarios gelogos jvenes. Amplitud mental, ecuanimidad,serenidad, eran algunas de sus virtudes ms descollantes.Estas condiciones estaban sustentadas en su formidable cul-tura universal, y podramos aseverar sin equivocarnos queCaminos era uno de los ltimos exponentes delenciclopedismo.

    Cabe preguntarse: cul era el origen de su amplitudmental y de su generosidad?. En un mundo tan competitivocomo el actual, donde los espacios obtenidos se cuidancelosamente, Caminos se daba por entero a sus colegas, conuna generosidad pocas veces vista. Creo que esto fue posi-ble porque era muy seguro de s mismo, hecho que atribuyoa su amplia cultura, que le proporcionaba un sustento inte-lectual formidable. Su vida interior era muy rica, excedien-do con creces el campo de su profesin. Tena una ampliacapacidad de evocacin y de generar nuevas ideas e inter-pretaciones. Recuerdo que en ocasin de un viaje, al pasarpor Choele Choel efectuamos un desvo para acceder almismo lugar en el cual haba estado Roca durante su campa-a al desierto, y desde donde haba contemplado por primeravez el valle del ro Negro, despus de haber cruzado eldesierto que lo separa del ro Colorado. Caminos estuvo unlargo rato en silencio, ensimismado, contemplando el paisa-je sin decir una palabra. Luego me coment: Roca sehubiera imaginado el ferrocarril, la arboleda, los cultivos, eldesierto que se extiende hacia el sur, pero nunca se hubieraimaginado las rutas asfaltadas, ni tampoco los vehculos quecirculan por ella. Fue un ejercicio intelectual muy fre-cuente en l a travs del cual trat de apoderarse de lossentimientos de Roca.

    Caminos haba encarado la edicin de este libro quesintetiza la geologa regional de Argentina con mucho entu-siasmo. Es que la geologa de nuestro pas lo apasionaba engrado sumo, y siendo parco como era, cuando conversabasobre estos temas se transformaba en una persona locuaz.Siempre recordaremos la precisin de sus frases y lo estrictode sus razonamientos.

    Con este recuerdo del Dr. Roberto Caminos queremosresaltar algunas de sus virtudes ms destacables que haninfluido en su proficua carrera. Para quienes no hayan conocidoa este gran gelogo argentino, sirvan estas palabras pararesumir su personalidad y la influencia que sta ha tenido, tantoen el logro de su brillante actividad profesional, como en todauna generacin de gelogos del Servicio Geolgico Nacional.

    Eduardo Jorge Llambas

    II

  • 7La presente obra planificada y diseada por el Dr. Rober-to Caminos rene contribuciones de un gran nmero deespecialistas en diferentes aspectos de la Geologa Argentina.La edicin de los distintos captulos estuvo a su cargo, hastaque su temprano fallecimiento trunc la extraordinaria laborrealizada. Un grupo de colegas del Instituto de Geologa yRecursos Minerales trabaj desinteresadamente para llevar abuen trmino la edicin final de los manuscritos que permitie-ron culminar con este nuevo tratado de Geologa Argentina.

    Desde la pionera sntesis de Juan Valentn de 1897 dondepresent un primer Bosquejo Geolgico de la Argentina, y lacompleta obra de Anselmo Windhausen de 1931 sobre Geo-loga Argentina, se han hecho numerosos intentos de actuali-zar el conocimiento geolgico de nuestro territorio nacional.Entre ellos merecen destacarse las Nociones de GeologaArgentina de Pablo Groeber de 1938, junto con las sntesis deCristian S. Petersen y Armando F. Leanza de 1953 sobre losRasgos de Geologa Argentina, complementadas aos mstarde por la Geologa Regional de Leanza de 1958.

    Estos esfuerzos individuales fueron superados por losdos Simposios de Geologa Regional Argentina organizadospor la Academia Nacional de Ciencias en Crdoba bajo ladireccin y coordinacin de Armando F. Leanza en 1969 y deJuan C.M. Turner en 1976. Estas primeras obras colegiadasreunieron el esfuerzo de un grupo selecto de especialistas en

    PRLOGO

    III

    las diferentes regiones del pas, donde le cupo al Dr. RobertoCaminos una destacada participacin.

    Pasados casi 20 aos de la presentacin del ltimosimposio, y ante el extraordinario progreso en el conocimien-to de nuestra geologa regional, el Dr. Caminos asumi laresponsabilidad de actualizar estos avances con un enfoquems maduro e integrado. Es por ello que propuso describir laevolucin geolgica de nuestro territorio en secuenciasestratigrficas en forma temporal para facilitar la reconstruc-cin y comprensin de nuestro pasado geolgico.

    La obra, tal cual se presenta, rene la labor de un nume-roso grupo de especialistas de distintas partes del pas que hancontribuido al xito de esta presentacin. Las autoridades delInstituto desean expresar su reconocimiento a los distintosautores y en especial a los gelogos Jos L. Panza, Mariela P.Etcheverra y Norma E. Pezzutti por su cuidadosa edicinfinal, que sin duda han sabido interpretar con rigurosidad elespritu imbuido por el Dr. Caminos.

    Tenemos la certeza que la comunidad geolgica local, ascomo los distintos colegas del exterior, sabrn valorar elcontenido de esta obra. Confiamos que la Geologa Argenti-na de Caminos se va a convertir en un material obligado deconsulta y en un clsico entre las grandes obras de su tipojunto a la de los ilustres maestros de nuestra geologa que loprecedieron.

    Buenos Aires, Noviembre de 1999

    Lic. Roberto Page

    Director del Instituto de Geologay Recursos Minerales

    III

  • 8

  • 9CONTENIDO

    1. DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA .............................. 1Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone

    2. SITUACIN DE LA ARGENTINA EN EL MARCO GEOLGICODE AMRICA DEL SUR ............................ 35

    Marcelo R. Yrigoyen

    3. LAS PROVINCIAS GEOLGICAS DEL TERRITORIO ARGENTINO ............................ 41Victor A. Ramos

    4. CRATN DEL RO DE LA PLATA1. Basamento grantico - metamrfico de Tandilia y Martn Garca ............................ 97

    Luis Dalla Salda

    2. La cobertura sedimentaria de Tandilia .......................... 101

    Adrin Mario Iiguez Rodrguez

    5. EL BASAMENTO PRECMBRICO-PALEOZOICO INFERIOR DE LAPATAGONIA, ISLAS MALVINAS Y ANTRTIDA

    1. El basamento pre-gondwnico del centro-oeste del Macizo Nordpatagnico .......................... 107

    Luis Dalla Salda, Ricardo Varela y Carlos Cingolani

    2. El basamento pre-silrico del centro-este del Macizo Nordpatagnico .......................... 113

    Carlos J. Chernicoff y Roberto Caminos

    3. El basamento pre-silrico del extremo este del Macizo Nordpatagnico y

    del Macizo del Deseado ......................... 118

    Ral E. Giacosa

    4. El basamento gneo-metamrfico de las Islas Malvinas y Antrtida .......................... 124

    Claudio A. Prica

    6. EL BASAMENTO PRECMBRICO-PALEOZOICO INFERIOR DE LASSIERRAS PAMPEANAS, FAMATINA, CORDILLERA ORIENTAL Y PUNA

    1. Introduccin .......................... 133

    Roberto C. Mir

    2. Sierras Pampeanas (Crdoba, Santiago del Estero)

    A) Precmbrico-Paleozoico inferior de las Sierras de Crdoba .......................... 136

    Aldo A. Bonalumi, Mnica Escayola, Pablo E. Kraemer,

    Edgardo G. Baldo y Roberto D. Martino

    B) Paleozoico inferior de las sierras del norte de Crdoba y Santiago del Estero .......................... 141

    Nstor H. Lucero Michaut y Carlos Daziano

    3. Sistema famatiniano de las Sierras Pampeanas y magmatismo eopaleozoico

    de las Sierras Pampeanas, de la Cordillera Oriental y Puna ......................... 145

    Carlos W. Rapela, Beatriz Coira, Alejandro J. Toselli y

    Eduardo J. Llambas

    IIIV

    SHIIRResaltado

  • 10VI

    4. Proterozoico y Paleozoico inferior de las Sierras Pampeanas Occidentales ......................... 159

    Luis Dalla Salda, Alejandro Toselli, Roberto Caminos y Carlos Gardini

    7. CMBRICO Y ORDOVCICO DEL NOROESTE ARGENTINO .......................... 169Florencio G. Aceolaza, Luis A. Buatois, M. Gabriela Mngano,

    Susana B. Esteban, M. Franco Tortello y Guillermo Aceolaza

    8. CMBRICO Y ORDOVCICO DE LA PRECORDILLERA Y BLOQUEDE SAN RAFAEL .......................... 189

    Osvaldo Bordonaro

    9. EL SILRICO-DEVNICO DEL NOROESTE ARGENTINO .......................... 205Florencio G. Aceolaza, Guillermo Aceolaza y Gabriela Garca

    10. SILRICO Y DEVNICO DE LA PRECORDILLERA DE CUYO Y BLOQUEDE SAN RAFAEL .......................... 215

    Bruno A. Baldis y Silvio H. Peralta

    11. CARBONFERO Y PRMICO DE LAS SIERRAS SUBANDINAS,CORDILLERA ORIENTAL Y PUNA .......................... 239

    Carlos L. Azcuy y Mercedes di Pasquo

    12. CARBONFERO Y PRMICO DE LAS SIERRAS PAMPEANAS,FAMATINA, PRECORDILLERA, CORDILLERA FRONTAL Y BLOQUEDE SAN RAFAEL ......................... 261

    Carlos L. Azcuy, Hugo A. Carrizo, y Roberto Caminos

    13. EL PALEOZOICO DE VENTANIA, PATAGONIA E ISLAS MALVINAS ......................... 319Carlos O. Limarino, Armando Massabie, Eduardo Rossello,

    Oscar Lpez Gamund, Roberto Page y Guillermo Jalfin

    14. LAS ROCAS GNEAS GONDWNICAS1. El magmatismo gondwnico durante el Paleozoico superior-Trisico .......................... 349

    Eduardo J. Llambas

    2. El plutonismo trisico-jursico de la Patagonia .......................... 364

    Carlos W. Rapela

    3. El magmatismo gondwnico y los ciclos fanerozoicos .......................... 373

    Carlos W. Rapela y Eduardo J. Llambas

    15. LOS DEPSITOS CONTINENTALES TRISICOS .......................... 377Daniel A. Kokogian, Luis Spalletti, Eduardo Morel, Anala Artabe,

    Ricardo N. Martnez, Oscar A. Alcober, Juan P. Milana,

    Ana Mara Zavattieri y Oscar H. Pap

    16. EL JURSICO Y CRETCICO DE LA CORDILLERA PRINCIPALY LA CUENCA NEUQUINA

    1. Facies sedimentarias .......................... 399

    Leonardo Legarreta y Miguel A. Uliana

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  • 11

    2. Facies volcnicas ......................... 417

    Victor A. Ramos

    3. Bioestratigrafa .......................... 419

    Alberto C. Riccardi, Susana E. Damborenea, Miguel O. Manceido y

    Sara C. Ballent

    17. EL JURSICO Y CRETCICO DE LA PATAGONIA Y ANTRTIDA1. Estratigrafa y evolucin geolgica del Jursico y Cretcico de la Cordillera

    Patagnica Septentrional ......................... 433

    Antonio Lizuain

    2. Jursico y Cretcico de la Cordillera Patagnica Septentrional y Precordillera

    Patagnica ......................... 444

    Ral E.Giacosa y Marcelo J. Mrquez

    3. Estratigrafa del Jursico y Cretcico del Macizo de Somn Cur, provincias

    de Ro Negro y Chubut ......................... 460

    Roberto Page, Alberto Ardolino, Ral E. de Barrio, Mario Franchi,

    Antonio Lizuain, Stella Page y Diego Silva Nieto

    4. Las diabasas y gabros del Jursico de la Precordillera del Chubut .......................... 489

    Stella Page y Roberto Page

    5. Jursico y Cretcico de la cuenca del Golfo San Jorge .......................... 496

    Miguel A. Uliana y Leonardo Legarreta

    6. Jursico y Cretcico del Macizo del Deseado, provincia de Santa Cruz ......................... 511

    Ral E. de Barrio, Jos L. Panza y Francisco E. Nullo

    7. Jursico y Cretcico de la cuenca Austral .......................... 528

    Francisco E. Nullo, Jos L. Panza y Graciela Blasco

    8. Cretcico del Sector Antrtico Argentino .......................... 536

    Carlos A. Rinaldi, Claudio A. Prica y Sergio N. Santillana

    18. LA SEDIMENTACIN Y EL VOLCANISMO TERCIARIOSEN LA PATAGONIA EXTRAANDINA

    1. La sedimentacin en la Patagonia Extraandina .......................... 557

    Norberto Malumin

    2. El volcanismo en la Patagonia Extraandina .......................... 579

    Alberto Ardolino, Mario Franchi, Marcela Remesal y Flavia Salani

    19. LA CUENCA CRETCICO-TERCIARIA DEL NORTE ARGENTINO .......................... 613Jos A. Salfity y Rosa A. Marquillas

    20. CUENCAS SEDIMENTARIAS DE LA LLANURA CHACOPAMPEANA .......................... 627Gualter A. Chebli, Marcos E. Mozetic, Eduardo A. Rossello y

    Mariano Bhler

    VII

  • 12VIII

    21. LOS DEPSITOS CRETCICOS Y TERCIARIOS DE LAS CUENCAS DELSALADO Y DEL COLORADO .......................... 645

    Marcelo R. Yrigoyen

    22. LOS DEPSITOS SINOROGNICOS TERCIARIOS DE LA REGIN ANDINA ......................... 651Victor A. Ramos

    23. CUATERNARIO1. Cuaternario de la Puna .......................... 683

    Antonio Igarzbal

    2. Cuaternario de la regin pre-punea del noroeste argentino .......................... 688

    Jos M. Sayago

    3. Cuaternario de la regin Cuyo .......................... 692

    Emilio F. Gonzlez Daz

    4. Cuaternario del Chaco y Litoral .......................... 696

    Martn H. Iriondo

    5. Cuaternario de la provincia de Buenos Aires .......................... 700

    Francisco Fidalgo

    6. Cuaternario de la provincia de La Pampa ......................... 703

    Augusto P. Calmels, Olga Carballo y Jos M. Maln

    7. Cuaternario de la Patagonia Extraandina .......................... 704

    Omar Lapido y Fernando X. Pereyra

    8. Cuaternario de la Cordillera Patagnica y Tierra del Fuego .......................... 710

    Jorge Rabassa

    24. RASGOS ESTRUCTURALES DEL TERRITORIO ARGENTINO1. Evolucin tectnica de la Argentina .......................... 715

    Victor A. Ramos

    2. Tectnica cuaternaria

    A) Tectnica cuaternaria de la regin andina del nuevo Cuyo (28-38LS) .......................... 760

    Jos M. Corts, Patricia Vinciguerra, Marcela Yamn y Mara M. Pasini

    B) Tectnica cuaternaria en las Sierras Pampeanas .......................... 779

    Carlos H. Costa

    NDICE DE FORMACIONES .......................... 785

    SHIIRResaltado

    SHIIRResaltado

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  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 1

    Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Paseo del Bosque s/n, 1900 La Plata.

    DATOS PARA UNA HISTORIADE LA GEOLOGA ARGENTINA

    Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone

    INSTITUTO DE GEOLOGA Y RECURSOS MINERALESGEOLOGA ARGENTINA CAPTULO 1ANALES 29 (1): 1 - 33 , BUENOS AIRES, 1999

    Resumir en unas pocas pginas el desarrollo del conoci-miento geolgico de la Argentina sin que se caiga en la faltainvoluntaria de omitir fuentes de informacin, aun existiendola intencin de no olvidar ni a los viejos cronistas, resulta unatarea de difcil realizacin. Tampoco resultar posible men-cionar la obra particular de muchos autores cuyo mritoqueda en estas lneas y desde ya expresamente reconocido.De all que en la exposicin se intentar un ordenamiento que,respetando lo ms posible lo cronolgico, apunte a destacar lacontribucin de instituciones y personas y, al mismo tiempo,refleje la evolucin del pensamiento geolgico a travs de unlargo proceso.

    Se ver en primer lugar, cmo las necesidades de organi-zar adecuadamente los estudios y el eventual aprovechamien-to de nuestros recursos de naturaleza geolgica impulsa lacreacin de instituciones de distinta ndole y, en segundotrmino, cmo dicha necesidad se agrega a la vocacinnatural, para originar el nacimiento de cultores de las distintasdisciplinas del campo geolgico.

    Relatos histricos del desarrollo de la geologa argentinacomo el que se nos ha encomendado fueron realizados ya, envarias oportunidades, por distinguidos colegas quienes sea-laron, con justicia, los aportes que, en orden cronolgico,fueron concretndose a travs de una labor, a veces brillantey ampliamente prospectiva, a veces modesta y aun parcializada,aunque siempre positiva, desde los albores de la actividadgeolgica en la Argentina.

    Un primer intento que abarca los cincuenta aos quecorren entre 1872 y 1922 lo debemos a Pastore (1925).Corresponde a Olsacher (1962), en ocasin de exponer surelatorio de Cientocincuenta Aos de Geologa en la Argen-tina (1810-1960), en las Primeras Jornadas Geolgicas Ar-gentinas realizadas en San Juan, organizadas desde la vieja ybenemrita Direccin Nacional de Geologa y Minera, con laparticipacin activa de diversas instituciones pblicas y pri-vadas, una exposicin admirable por su concisin y contenidoconceptual, como por sus comentarios crticos. Luego, en lasSegundas Jornadas Geolgicas efectuadas en Salta, en sep-tiembre de 1963, toc a Borrello (1965) resear sobre laGeologa Argentina a travs de sus ltimos quince aos dedesarrollo (1950-1965), en una exposicin en la que seala,enfticamente, la participacin de gelogos formados, en sumayora, en universidades argentinas.

    Contribuciones parciales referidas a la historia de lageologa de diferentes comarcas y provincias argentinas,fueron llevadas a cabo por diversos autores en ocasin de larealizacin de sucesivas Jornadas y Congresos GeolgicosArgentinos. Cabe citar, en efecto, las contribuciones deBracaccini (1968), referidas a la geologa de la Patagonia, ascomo tambin las realizadas por Rolleri et al. (1978) sobre la

    evolucin del conocimiento geolgico neuquino, la detalladahistoria del conocimiento geolgico de la provincia de RoNegro realizada por Nuez (1984) y el trabajo de Rolleri(1993) vinculado a la provincia de Mendoza. A las citasmencionadas cabe agregar los antecedentes histricos produ-cidos por Aceolaza en el volumen dedicado a la geologa dela provincia de Tucumn.

    Adems, en esta sumaria enunciacin de antecedentes, esinsoslayable referirse a la labor temprana y sostenida, difun-dida a travs de sus Series de Miscelneas y Boletines, por laAcademia Nacional de Ciencias en Crdoba. sta, con lascontribuciones bibliogrficas de Sparn, a quien la geologaargentina debe mucha gratitud, tanto como con la obra hist-rica impulsada, sabia y constantemente, por su ex-presidentey miembro distinguido, Dr. Telasco Garca Castellanos, haprestado a la geologa y a la ciencia en general altos ydestacados servicios. Bajo su inspiracin se han traducido yreeditado trabajos de difcil acceso y organizado reuniones,congresos y simposios con la participacin de muchos desta-cados colegas, todo lo cual ha fructificado en un enormecaudal de aportes histricos que involucran a la geologamisma y ciencias afines, tanto como a los hombres queintegran la plyade de los fundadores de dicha ciencia en laArgentina . Datos de la historia geolgica de regiones del pas(Turner, 1970, Riccardi, 1986), as como noticias de hombresilustres de la ciencia geolgica (Bracaccini, 1976; Hnicken,1970, 1986 a y b) han aparecido en el Boletn de la Academiacomo parte de esa encomiable tarea realizada (vase GarcaCastellanos, 1970).

    Quiz sea oportuno mencionar aqu, aunque traten de lapropia geologa argentina y no de su historia, las obras deJuan Valentn (1897) y Anselmo Windhausen (1931), doshitos colocados en diferentes pocas y por diferentes hom-bres, y cuya lectura permite hilvanar, por su ordenamientonsito, un relato histrico. Por su valor como nocin hist-rica del desarrollo de la geologa argentina cabe aqu,tambin con propiedad, el captulo XXV de la Mineralogay Geologa de Pablo Groeber (1938) y la mencin de laedicin tanto como de las contribuciones de numerososautores que dieron lugar a la publicacin de los trabajos queintegraron los volmenes de los Simposios 1 y 2 deGeologa Regional llevados a cabo en Crdoba (1969, 1976)auspiciados y organizados por la Academia Nacional deCiencias en Crdoba y editados por A. F. Leanza (1972) yJ. C. M. Turner (1979-80), respectivamente.

    LOS CRONISTAS

    Bajo este ttulo nos ha parecido necesario y, adems,justo, incluir algunos antecedentes asistemticos producidos

  • 2 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    por exploradores que, con sacrificio y riesgo de sus vidas - queen algunos casos perdieron - abrieron con sus viajes rutasnuevas en los extensos territorios hasta entonces desconoci-dos, contribuyendo con su obra a la construccin de un saberdominantemente geogrfico, que fue haciendo las bases deuna cartografa que result, a la postre, imprescindible paraasentar en ella los primeros intentos de un reconocimiento dendole geolgica. De los relatos de algunos de esos viajes,incluso, pueden rescatarse incidentales referencias de carc-ter geolgico y paleontolgico, que dan cuenta del hallazgode fsiles, de depsitos de carbn, sal y petrleo, as como deotras manifestaciones minerales. Si bien se trata del seala-miento de hechos de observacin de los que no se hacenderivaciones cientficas, se deja ver la preocupacin pordescribir el paisaje que se reconoce, con la mayor precisin,debindose tener en cuenta que, en su mayor parte, estosviajeros carecan de la formacin acadmica que les permitie-ra otra alternativa que sealar los hechos, aunque es notableque, en muchos casos, recogieran muestras de los objetos quecitan. Debe sealarse, tambin, que si bien esos cronistastenan, en algunos casos, esmerada educacin escolstica,como Pigafetta y Malaspina, ese conocimiento se refera a lasmatemticas, cosmografa, filosofa y ciencias afines, pero noinclua formacin de ndole geolgica, circunstancia deriva-da, naturalmente, del estado aun embrionario y por lo tantoambiguo y a veces hasta confuso, de las nacientes concepcio-nes geolgicas.

    En esta lnea de pensamiento, resulta importante dejaranotado que el grado de conocimiento de la naturaleza delterritorio argentino avanz, por razones polticas y socio-econmicas que rigieron las primeras etapas de la conquistay colonizacin por parte de Espaa, de diferente manera,segn las regiones que se consideren. As, el norte y noroestetanto como el sector centrooccidental del pas se conocieronms pronto y mejor que las reas orientales (exceptuadas lasvecinas al ro Paran) y, particularmente, las australes que,salvo incursiones puntuales a cargo principalmente de sacer-dotes jesuitas en el interior y marinos espaoles y corsariosingleses en la faja costera, debieron esperar hasta bien entradoel siglo XIX para ser mejor conocidas. Naturalmente, factoreseconmicos, principalmente derivados de la explotacin mi-nera, dominada por la expansin incaica que someti a sucontrol una larga faja territorial que lleg hasta la latitud deMendoza, faja posteriormente en manos espaolas, fue unode los factores determinantes de la desproporcin en lamagnitud de conocimiento.

    De la Historia General del Reyno de Chile del abateDiego de Rosales (1877-78), se obtiene informacin vincula-da a la existencia de volcanes, varios de los cuales enumera ynombra. Asimismo cita y fecha terremotos que azotaron elterritorio chileno y argentino del sector cuyano, segn tradi-cin y propio conocimiento, cuya gnesis, como puede enten-derse, explica con tintes teolgicos. Proporciona interesantesdatos mineros y fisiogrficos con una prosa antigua perofresca, que se sigue con amenidad.

    Datos adicionales ha suministrado, en su Compendio deHistoria y Geografa Natural y Civil del Reyno de Chile elabate Juan Ignacio Molina (1788), quien se refiere conbastante detalle a la minera del Paramillo de Uspallata, yaentonces en explotacin.

    Como dato de inters histrico-geolgico cabra mencio-nar, por el conocimiento que aporta sobre esas tierras, luegotan disputadas, al primer cristiano que alcanz el lago Nahuel

    Huap, llegando del oeste y transformndose en su descubri-dor: se trata del sargento Juan Fernndez (no el de la isla deese nombre), quien hizo el cruce de la cordillera por el fosoo boquete de Vuriloche, redescubierto aos ms tarde porel sacerdote Guillelmo, en el ao 1620. Fernndez naveg ellago y a su regreso hizo un informe del que se apropi elCapitn Diego Flores, quien lo remiti como suyo a la corteespaola. Recin a fines del siglo pasado el historiadorchileno Jos Toribio Medina revel y document la verdadhistrica acerca del viaje de Juan Fernndez. Posteriormente,y como es conocido, visitar el lago el abate Diego de Rosalesy, luego, el jesuita italiano Nicols Mascardi establecer laprimera reduccin a orillas del lago, haciendo, asimismo,entre 1669 y 1673 numerosos viajes de reconocimiento,alcanzando las nacientes del ro Chubut, reconociendo elgolfo de San Julin y llegando, en sus excursiones, al parecer,hasta el estrecho de Magallanes. Fue en uno de esos viajesque, en diciembre de 1673, fue asesinado por los indios quelo acompaaban, al mando del cacique Antullanca. Muchoms tarde, ser Moreno quien primero arribe, esta vez desdeel este, al lago Nahuel Huap. Tambin entre los primeros ymuy valiosos trabajos cartogrficos a mencionar de extensasy nuevas tierras descubiertas por expedicionarios enviadosdesde Europa, debe citarse a Antonio Pigafetta, bien prepara-do en matemticas, filosofa, astronoma y geografa quien,incorporado en clase de Sobresaliente, se agreg a la expedi-cin de Fernando de Magallanes, portugus al servicio deEspaa (Carlos V) quien conoca a Pigafetta y con quien habadiscutido el proyecto de circunnavegacin del mundo. ElDiario de su viaje, impreso de su mano en 1556 y en el que seincluye su conocido mapa, fue editado en italiano en 1800bajo el ttulo de Primo viaggio intorno al globo terracquus.Asimismo parece ineludible, sin querer abundar, incluir entrelos expedicionarios tempranos al distinguido italiano Alejan-dro Malaspina, quien, al servicio de Espaa, hace un primerreconocimiento de las costas de Filipinas entre 1783 y 1784,pasando el Atlntico por el estrecho de Magallanes. A suregreso, por encargo de Carlos IV, organiza una expedicincientfica, poltica y para conocer mejor los dominios queentonces posea Espaa. Hubo hombres de ciencia en laexpedicin, entre los que se contaban Bausa, a cargo de lacartografa, Pineda para las ciencias naturales y Hainke y Neepara los estudios botnicos. Con las corbetas Atrevida yDescubierta parti de Cdiz el 30 de julio de 1789, determi-nando la posicin de muchos puntos importantes a la navega-cin, hizo estudios del relieve del puerto de Montevideo,sondajes en el Ro de La Plata y determinaciones astronmicase hidrogrficas recogidas en la Compilacin de Documentoseditada por Pedro de Angelis en Buenos Aires en 1836. Lleva cabo levantamientos de la costa atlntica de los que derivanmuchos nombres geogrficos hoy vigentes, tales como PuertoMalaspina, isla Gravia, baha Bustamante (Jos Bustamante,Comandante de la Atrevida), isla Galeano, etc. Exploraroncabo Vrgenes y toda la costa del estrecho, siguiendo luegohacia el norte, direccin en la que llegaron desde el cabo deHornos hasta la latitud de 59 30 Norte, buscando un canalque uniera los dos ocanos, segn se crea. En diciembre de1791 sigui a Las Marianas, Filipinas, Nuevas Hbridas,Nueva Zelanda y Australia, regresando por el cabo de Hornosa Montevideo, desde donde volvi a Espaa el 21 de noviem-bre de 1794, luego de cinco aos y dos meses de navegacin.Malaspina muri en Pontremoli (Italia) en abril de 1809 a los54 aos.

  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 3

    A travs del tiempo se advierte que poco se avanza, pesea los esfuerzos, duros y costosos, en el dominio de las tierras,especialmente del centro y sur del pas, ocupadas por abor-genes. Es as como, en 1745, el entonces gobernador Jos deAndonaegui propone la catequizacin de los infieles, concuyo motivo se hicieron algunos viajes entre los que cabedestacar el que con la nave San Antonio, realiza el TenienteJoaqun Olivares, quien se acompaaba de los jesuitas JosQuiroga, Matas Strobel y Jos Cardiel, quienes recorrieron lacosta hasta Ro Gallegos, describiendo ese puerto y los de roDeseado, San Julin y cabo Matas.

    Tambin para las regiones australes cabe citar, entreotras, la obra sobre Patagonia y partes contiguas deljesuita Tomas Falkner, aparecida en Inglaterra en 1774,que proporciona interesantes y valiosos datos sobre lageografa del territorio y del tipo, usos y costumbres de loshabitantes autctonos. Provee un mapa de la regin pata-gnica que, partiendo del paralelo de 31 incluye a laTierra del Fuego, mapa que, por imperfecto que hoyparezca, intenta una representacin cartogrfica que cu-bra una urgente necesidad.

    Conocida en Espaa la obra de Falkner, que sealaba lafacilidad con que podra entrarse por las vas fluviales alterritorio patagnico, dominndolo, sin que Buenos Aires niEspaa pudieran impedirlo, se produce una reaccin quelleva a la organizacin de un intento de poblamiento que seprocura sea ms activo. Ello implica una reestructuracinpoltica que se concreta en decisiones tomadas por Carlos III,quien en 1767 expulsa a los jesuitas, crea el Virreinato del Rode La Plata en 1776 y, a travs del ministro Glvez, envainstrucciones precisas al gobernador de Buenos Aires, elmejicano Juan Jos de Vrtiz y Salcedo, para que se establez-can fuertes y poblaciones a lo largo de las costas del Atlntico,hasta el estrecho de Magallanes, para asegurar el dominioespaol de una regin tan amplia. Surgen, as, nuevos hom-bres para agregar a la larga lista de los que contribuyeron almejor conocimiento de las caractersticas fisiogrficas delterritorio argentino, todava tan desconocido. De esos nom-bres no pueden excluirse los Viedma, Francisco, Antonio yAndrs, de los cuales los dos primeros tuvieron una importan-te actuacin, en tanto Andrs hubo de volver tempranamentea Espaa. Haban llegado integrando la importante expedi-cin a cargo de Juan de la Piedra, quien vena con el cargo deComisario Superintendente de la Baha Sin Fondo, como sellamaba a la desembocadura del ro Negro, siendo Antonio deViedma Contador del Establecimiento que se procuraba fun-dar. De la Piedra, en su navegacin, inadvirti la ubicacin dela Baha Sin Fondo, que buscaba, y fue a recalar en lo quellam Puerto de San Jos, en un pequeo golfo dentro delactual Golfo de San Matas (margen sur). Para dar cuenta deello volvi a Montevideo, en cuyo nterin los pilotos Villarinoy Goycoechea, navegando cerca de la costa hacia al norte,hallaron la desembocadura buscada, comprobaron la factibi-lidad de la entrada, decidindose entonces instalar all elestablecimiento que se pretenda a cargo del cual, comoSuperintendente, queda Francisco de Viedma. Ser su herma-no Antonio quien continuar hacia el sur, instalando la quellam Colonia de Floridablanca, prxima a la actual ciudad deSan Julin, punto desde el cual, a caballo, realiza la primeratravesa que corta de este a oeste la Patagonia, vadeando,primero el ro Chico y luego el Chala, a la altura de PiedraClavada - Paso Quesanejes de los tehuelches - y llegando allago que hoy lleva su nombre. El registro de las informaciones

    recogidas por Antonio de Viedma dio, por primera vez,noticias del cerro Chaltn (hoy Fitz Roy) y de muy tilesreferencias sobre la hidrografa y naturaleza de los terrenosatravesados. A esa informacin debe agregarse la que propor-ciona el viaje de navegacin del ro Negro, llevado a cabo porel piloto Basilio Villarino quien, con cuatro chalupas y 72hombres parti de Carmen de Patagones el 28 de septiembrede 1782, fondeando en la confluencia de los ros Limay yNeuqun el 23 de enero de 1783. De ese lapso, cuarenta ycinco das estuvo fortificando la isla de Choele Choel. Villarinollama Diamante al ro Neuqun, creyendo que era el verdade-ro ro de ese nombre, en Mendoza. Lo reconoce brevementepor unas dos leguas y regresa para encarar el ro Limay, al quellama de la Encarnacin y navega hasta la confluencia de stecon el ro Colln Cura (Catapuliche). Creyendo que ste erael Gran Desagadero, como l llamaba al ro Negro, loremonta y llega a las tolderas de los tehuelches de Chulilaquin.Desde ese punto, prximo al vuelco del Caleufu en el CollnCura, al que lleg al cabo de unos ocho meses de sacrificadanavegacin, gran parte de ella a la sirga, regres a Patagonesen unas tres semanas. El relato de Villarino incluye un planoque, aun con imperfecciones muy ostensibles de naturalezacartogrfica, constituye una pieza ms del largo y trabajosoproceso desarrollado para la obtencin de un mejor conoci-miento de la naturaleza y caractersticas del territorio argen-tino.

    Otros eslabones de esa larga cadena que cabe mencionarson los viajes de Santiago de Cerro y Zamudio en 1802 y 1803y de Luis de la Cruz en 1806, el primero de los cuales dio conel petrleo de la cuenca Neuquina, redescubierto luego por elsegundo quien, adems, en la relacin de su viaje de Ballenar,en Chile, a Buenos Aires, seala la presencia en Neuqun deanimales marinos y de caracoles petrificados cuya ubica-cin trata de precisar. Asimismo anota la existencia de be-tn que coincide con la presencia de las conocidas asfaltitasen el sur mendocino. Los trabajos se incluyen en la coleccinde documentos de Pedro De Angelis (1910) correspondientesa 1836. Ms informacin puede verse en Yrigoyen (1982) yGarca Costa (1988).

    Referencias ms generales, aunque todas tiles a laformacin de un conocimiento geogrfico, al que se incorpo-ran referencias geomorfolgicas-hidrogrficas con otras so-ciales, econmicas y aun polticas, las ltimas de las cualesconstituyen el numen de los trabajos, se deben a Lozano,Azara, Pedro Garca y otros, cuyos relatos se incluyen en laya citada obra de De Angelis (1910).

    Por su naturaleza, que abarca diversas materias que vande lo poltico y lo social a lo geogrfico, geolgico ypaleontolgico y aun lo etnogrfico del pas, al momento desu permanencia en el mismo, cabe un prrafo particular parala obra de Woodwine Parish (1858), llevada al castellano yampliada con notas por el espaol gibraltareo Justo Maeso,obra verdaderamente importante. En efecto, en ella se acumu-la un caudal de informacin acopiada por el autor durante suestada en Buenos Aires como Cnsul General ingls, desde1824 hasta 1832, durante el gobierno de Rosas. El trabajo, dems de 600 pginas, en edicin de El Pasado Argentino, tienecaptulos dedicados especialmente a la geologa ypaleontologa, dando cuenta del hallazgo de restos fsiles quellev a Inglaterra y que fueron descritos por Owen. El trabajoest acompaado por un mapa que era, seguramente, a lafecha de su publicacin, el ms preciso y completo que seconoca. Segn las referencias que el propio Parish hace, tuvo

  • 4 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    a su disposicin todos los documentos editados por De Angelis.Cont, adems, con la colaboracin que le prestaron JohnGillies, mdico, botnico y gelogo escocs radicado enMendoza y Joseph James Redhead, mdico y naturalistanorteamericano asentado en Salta, quienes reunieron para lvaliosos datos y colecciones. Dispuso tambin de los datosque, por orden de Rosas, le proporcion el DepartamentoTopogrfico de Buenos Aires, el que elabor documentos conese objeto. La obra de Parish revela un serio intento de dar unmatiz ciertamente cientfico al trabajo y deja ver una estrecharelacin que el autor guard con el ambiente cientfico euro-peo, uno de cuyos destacados integrantes era Darwin. Duran-te aos Parish, ya de regreso en su pas, fue Vicepresidente dela Sociedad Inglesa de Geologa y Geografa.

    Sucintamente sealados slo algunos de los cronistasprincipales, y someramente considerada su accin, ya dejaverse que, sea por necesidad de los poseedores forzosos o porla de los criollos libertarios que encuentran un pas paraconstruir y organizar, se ha ido acumulando un conocimientoque, siendo aun precario, tendr que servir para continuar laconstruccin, por dificultosa que aparezca - como result ser-de la obra a realizar. Son los albores del siglo XIX y en elmbito del campo geolgico, ya ms maduro en Europa,tocar a los precursores iniciar la labor.

    LOS PRECURSORES

    A comienzos de 1827 lleg a Buenos Aires el eminenteAlcides dOrbigny. Su arribo a Buenos Aires ocurri acomienzos de 1827. Remont el ro Paran, pasando casi unao en Corrientes, reconociendo los terrenos mesopotmicosy ensayando una primera clasificacin de la serie terciaria.Luego hizo reconocimientos en las regiones de Tandil y deBaha Blanca, regresando a Buenos Aires en 1829. En elmarco de su concepcin catastrofista, que defenda, deja suobra plasmada en su extenso trabajo de 1842, en el que, entreotros aportes, clasifica una importante coleccin de fsilesmarinos, campo en el cual ya haba adquirido prestigio enEuropa. Habiendo estado tambin en Chile y Bolivia, dejtestimonio de sus observaciones y estudio de las faunasrecogidas.

    En 1831, cuando an la obra de dOrbigny no haba sidopublicada y como parte de la tripulacin del navo Beagle, alcomando del capitn Fitz Roy, llega a la Argentina CharlesDarwin. En Buenos Aires recorri la costa e hizo observacio-nes precisas en Tandilia y en Ventania, confirmando y am-pliando los datos de Parchappe, el compaero de dOrbigny,reconociendo la naturaleza y similitud de las rocas de Tandiliacon las observadas en el Uruguay, cuyas caractersticasestructurales destaca. Reconoci la sierra de la Ventana ycordones paralelos y afloramientos terciarios en la costapatagnica, as como los asomos de volcanitas jursicas.Proporciona datos sobre las Islas Malvinas, donde obtuvofsiles paleozoicos (Devnico), descriptos luego por Morrisy Sharp. Sus descripciones incluyen la Tierra del Fuego,reconociendo litologa y estructura de los depsitos, dandocuenta del hallazgo de fsiles en el monte Tarn, citados en suobra por dOrbigny, proporcionando datos, asimismo, delcomplejo esquistoso procedente, segn l, del metamorfismode estratos arcillosos cretcicos. Luego de recorrer la costachilena, Darwin entr a la Argentina por el paso de Piuquenes,llegando a la ciudad de Mendoza. El regreso a Chile lo hizopor el paso de Uspallata, dejando trazada la geologa de

    ambos apoyado en las muestras y fsiles recogidos. En elregreso descubri el bosque fsil trisico del Paramillo deUspallata. Es interesante resaltar aqu la relacin que Darwintuvo con el Dr. Francisco Javier Muiz, el primer naturalistaargentino (Palcos, 1943), referida a la existencia de la llama-da vaca ata y vinculada con las investigaciones que Darwinhaca sobre el origen de las especies. Muiz, entusiastarecolector, form importantes colecciones que tuvo que ce-der, a su pesar, para ser entregadas a militares y funcionariosextranjeros por Rosas (almirante Dupotet, francs, y cnsulWoodwine Parish, ingls). Muiz contribuy con sus hallaz-gos paleontolgicos, realizados en la provincia de BuenosAires, al conocimiento de las faunas extintas del Terciario-Cuaternario.

    El conocimiento y expectativa que deriva de los viajes dedOrbigny y Darwin complementa con la efervescencia sus-citada, aos antes, en torno a la eventual explotacin de lasminas de Uspallata y Famatina, asunto en torno al cual,confusamente manejado por las autoridades, quedaron im-portantes perjuicios econmicos y desprestigio. As, los re-sultados de los viajes de aquellos recompusieron, en algunaforma y medida la situacin, al amparo, sobre todo, de unatrabajosa organizacin poltica. Vase, al respecto, Head(1827) y Ortega Pea y Duhalde (1987).

    Para el ao 1853 llega al pas Augusto Bravard, uningeniero francs que se haba dedicado en su tierra a laexplotacin de minas de plomo. En el transcurso de su trabajohaba hecho una importante coleccin de fsiles que, con laintervencin de Owen vendi al Museo de Londres. Llegadoa la Argentina, le fue ofrecida la direccin del Museo Pblicode Buenos Aires, cargo que no acept y que posteriormenteocupara Burmeister. Habiendo Urquiza, a cargo entonces dela Confederacin Argentina, creado un Museo Nacional enParan, encomend su organizacin al militar belga AlfredoM. Du Gratty, quien dej el cargo en 1857, para realizar otrosservicios. El trabajo fue ofrecido a Bravard quien, para eseentonces, ya haba realizado trabajos de investigacin en lasadyacencias de la boca del Riachuelo y en la Recoleta, encuyo transcurso recolect fsiles. Hizo tambin estudios enlos alrededores de Baha Blanca, produciendo un mapa geo-lgico que es, segn apunta Borrello (1970), el primer mapageolgico-topogrfico publicado en el pas. A Bravard sedebe, asimismo, la primera mencin de un origen elico paralos depsitos losicos de la llanura pampeana. Como resulta-do de los trabajos de este precursor, fallecido como conse-cuencia del terremoto ocurrido en Mendoza el 20 de mayo de1861, se tienen publicaciones editadas entre 1857 y 1860.

    Contemporneamente, y a partir de 1855, lleva a cabo sutarea el mdico y naturalista Vctor de Moussy, contratadoespecialmente al efecto de lograr una obra general sobre lageografa fsica, econmica, social y poltica de la Argentina.Una intensa y larga recorrida exploratoria a travs de todo elpas, finaliz con la edicin de su interesante DescriptionPhysique, Geographique et Statistique de la ConfederationArgentine, aparecida entre 1860 y 1864. A sus observacionespuntuales de Moussy agrega una subdivisin del territorio enregiones fsicas: Mesopotmica, Pampsica, Serrana yPatagnica.

    Por estos tiempos, el movimiento cientfico argentinova a sufrir una notable aceleracin, motivada por la apari-cin de la figura de un naturalista ilustre que, a travs de suobra y de las mltiples iniciativas que origin, dar aportesde su propia autora y contribuir a la mejor organizacin de

  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 5

    Carlos Darwin, 1809-1882. Cientfico que revolucionlas ciencias biolgicas y realiz en 1835 las primeras

    observaciones geolgicas en los Andes.

    Carlos G. Burmeister, 1807-1892. Ilustre naturalista,director y organizador del Museo Pblico de Buenos

    Aires por ms de 30 aos.

    Francisco J. Muiz, 1795-1871. Primer naturalistaargentino y pionero en los estudios paleontolgicos de

    nuestras faunas fsiles de mamferos.

    Alcides dOrbigny, 1802-1857. Inici en 1827 losprimeros reconocimientos de los terrenos terciarios en

    la Mesopotamia y en la regin pampeana.

  • 6 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    instituciones existentes y a la de otras que se crean por susugerencia. Se trata del naturalista Germn Burmeister. Anuestro objeto, cabe sealar la obra referida a su Viaje porlos Estados del Plata que es el resultado de observacionesllevadas a cabo durante los aos 1857-1860 (Burmeister,1865). Estando en la Universidad de Halle, donde eraprestigioso profesor, supo que Bravard no haba aceptado ladireccin del Museo Pblico de Buenos Aires, razn por lacual ofreci sus servicios al gobierno (Mitre Gobernador deBuenos Aires, no confederado, Sarmiento Ministro de Go-bierno), para esa tarea. Invitado por Sarmiento volvi aBuenos Aires en septiembre de 1861 y fue designado Direc-tor del Museo en febrero de 1862, cargo en el que sedesempear durante treinta aos. La intensa actividad deBurmeister cambi completamente al Museo Pblico deBuenos Aires, que adquiri orden y enriqueci notablemen-te sus colecciones con los aportes de donaciones de Bravard,Muiz y el mismo Burmeister, quien, tempranamente, tam-bin comenz el trabajo correspondiente a la elaboracin desu Description Physique de la Republique Argentine, unintento quiz ambicioso al estado del conocimientocartogrfico y, aun, del estrictamente geolgico. En estaobra, Burmeister (1876) origina conceptos no concordantescon los que ya haba dejado firmes Stelzner, con quien,como es conocido, tuvo una agria polmica que termin conel retiro de Stelzner de la Academia Nacional de Ciencias enCrdoba (vase Garca Castellanos, 1973). Cualquiera seael punto de vista con que se mire esa cuestin, nada desme-rece la obra realmente grande de Burmeister quien, oportu-namente, sugiri a Sarmiento la creacin de un centro deestudio e investigacin en el que pudiera prepararse a losprofesionales argentinos para que iniciaran, con criterio ypasin propios, los trabajos e investigaciones que permitie-ran conocer el potencial de los recursos naturales disponi-bles. Aceptada por Sarmiento (Ministro de Justicia e Ins-truccin Pblica de Avellaneda) la sugerencia de Burmeister,que diera lugar a la vigorizacin de los estudios de lasciencias fsicas y exactas en el pas, por Ley N 323, cuyapromulgacin se produjo el 11 de septiembre de 1869, seautoriz la contratacin de hasta veinte cientficos paraconstituir el primer grupo de investigadores que cubrieran elcampo de las ciencias qumicas, botnicas, zoolgicas,fsicas, matemticas y geolgicas, designndose al Dr.Burmeister, en mayo de 1870, organizador de la nuevaInstitucin que, segn criterio de Sarmiento, entonces Pre-sidente, deba funcionar vinculada a la Universidad deCrdoba. Los primeros en llegar fueron Siewert, (qumico)y Lorentz, (botnico). Llegan luego Stelzner (gelogo) yWeyenbergh (zologo). Para 1873 arriban a CrdobaSchultze-Sellack (qumico) y Vogler (matemtico), con loque se completa el primer elenco profesional. Detalles deestas gestiones de la creacin se encuentran en el folletoeditado por la Academia de Ciencias en Crdoba en 1969, enocasin de celebrarse el Primer Simposio de GeologaRegional Argentina.

    Stelzner, a quien con justicia se ha llamado el realfundador de la ciencia geolgica argentina (Olsacher, 1962),realiz dos giras, como l las llama, abarcando la primera unsector centro-septentrional que cubri parte de Crdoba,Tucumn, La Rioja y Catamarca, entre noviembre de 1871 aabril de 1872, en tanto la segunda la efectu entre noviembrede 1872 y abril de 1873, recorriendo en sta territorios de lasprovincias de San Juan y Mendoza, pasando a Chile por el

    paso del Espinacito, recorriendo Valparaso y Santiago yregresando a la Argentina por el paso de la Cumbre, Uspallata,Mendoza y San Juan, para regresar a Crdoba.

    Investigaciones prolijas que revelan la jerarqua cientficade Stelzner, lo condujeron a sentar un cuerpo de doctrina quequed expuesto en sucesivas contribuciones publicadas entre1871 y 1874, que formaron buena parte de su obra principal de1885 que public en Alemania y, traducida por Bodenbender,apareci editada en las Actas de la Academia Nacional deCiencias en Crdoba (Stelzner, 1923-24). Creador del yainamovible concepto de Sierras Pampeanas, pudo trazar concerteza un esquema de unidades morfoestructurales funda-mentadas en la naturaleza petrogrfica, litolgica y estratigrficade los componentes, surgiendo de su estudio el concepto deAnticordilleras interior y exterior cabalmente definidas, lasque Bodenbender, algo ms tarde, reuniera en una unidad a laque llam Precordillera. Dio con faunas del Paleozoico en esosterrenos, as como ampli el rea de dispersin de los depsitosjursicos cuyos fsiles hall en el paso del Espinacito, ratifi-cando hallazgos hechos pocos aos antes por Strobel (1869),ms al sur. Las cuidadosas colecciones de Stelzner fueronenviadas para su estudio a especialistas de Alemania, hacin-dose cargo de esa tarea Kayser para las faunas paleozoicas yGottsche para las mesozoicas. Sorprende la precisin de algu-nas de las observaciones de Stelzner, como la que realiza enPotrero de los Angulos, donde advierte la alternancia devolcanitas en la secuencia fosilfera ordovcica. Para mayoresdetalles, creemos un deber aludir las notas de A. F. Leanza(1973), Garca Castellanos (1973) y Bracaccini (1976) quealuden a las contribuciones de Stelzner al conocimiento de laPrecordillera y la Cordillera Frontal.

    Habindolo aludido al pasar, corresponde aqu hacermencin a la figura del Dr. Pellegrino Strobel, quien vino alpas contratado para la enseanza de la Historia Natural en elDepartamento de Ciencias Exactas de la Universidad deBuenos Aires. Strobel haba ganado prestigio como profesoren la Universidad de Parma y dio su primera clase el 7 de juliode 1865. Como en el contrato que lo ligaba a la Universidadse obligaba a trabajos de campo, en enero y febrero de 1866realiz un viaje a Chile ingresando por el paso de Uspallata,dirigindose luego al sur hasta Curic, regresando por el pasodel Planchn, que hasta entonces no haba sido frecuentadopor ningn naturalista. Strobel (1869) tuvo ocasin de descu-brir una fauna de edad lisica en el valle de las LeasAmarillas, en las nacientes del ro Salado (vase Yrigoyen,1994).

    Fiel a su vocacin minera, alentada durante toda su vida,Sarmiento tambin se preocup por establecer una buenabase de conocimientos que permitiera la evaluacin real delpotencial minero argentino. Fruto de esa inquietud result suvinculacin con el Ing. Ignacio Rickard, que estaba porentonces en Chile, donde lo conoci, quien produjo un primerinforme (Rickard, 1863) referido a la explotacin de laminera de la plata en las provincias de Cuyo. Habiendo sidodesignado por Sarmiento Inspector General de Minera, pu-blic un informe sobre minerales, minas y establecimientosmineros de la Repblica Argentina (Rickard, 1869).

    Adelantando un tanto la cronologa de este relato, parececonveniente citar aqu que luego de Rickard y con un rangosimilar, en el cargo de Director General del Departamento deMinas y Geologa (Ministerio de Hacienda), fue designado elingeniero de minas Huy D. Hoskold, de origen ingls, quiendesarroll una positiva labor vinculada a la minera, produ-

  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 7

    Luis Brackebusch, 1849-1906. Continuador de la obrade Stelzner, produjo el primer mapa geolgico de laArgentina en 1891; fue un profundo conocedor del

    noroeste argentino.

    Pellegrino Strobel, 1821-1895. Primer profesor degeologa de una universidad argentina; realiz en 1866la primer expedicin cientfica a los Andes organizada

    por la Universidad de Buenos Aires.

    Alfredo G. Stelzner, 1840-1895. Fundador de lasciencias geolgicas en la Argentina y primer gelogo de

    la Academia Nacional de Ciencias en Crdoba.

    Guillermo Bodenbender, 1847-1941. Realiz lasprimeras investigaciones en la regin de Cuyo y

    Neuqun, trascendiendo por sus estudios de la cuencade Paganzo.

  • 8 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    ciendo informes sobre la situacin legal y estado de lasdistintas minas en el pas. Sus memorias sobre minas, meta-lurgia y leyes mineras permiten actualizar toda la informa-cin existente en el pas, al que represent en las exposicionesinternacionales de Pars y Chicago (Hoskold, 1889, 1894).

    Para 1875 comienza a producir sus primeros trabajospaleontolgicos y antropolgicos Florentino Ameghino, elilustre introductor en la ciencia argentina de las ideasevolucionistas. De sus ms de veinte mil pginas escritas esdifcil seleccionar su obra ms importante pero, a nuestro fin,creemos oportuno sealar su monumental Contribucin alconocimiento de los mamferos fsiles de la Repblica Argen-tina y el trabajo dedicado a la edad de las formacionessedimentarias de la Patagonia .Junto a la ciclpea e ilustrefigura de Florentino es ineludible mencionar a su hermanoCarlos Ameghino, colaborador permanente y sacrificado,autor de los esquemas estratigrficos que sirvieron de base alos estudios de aqul, esquemas que, retocados por los natu-rales avances del conocimiento logrado a travs de la labor dedistinguidos colegas, resultan de una sorprendente justeza.Vale la pena rescatar aqu las palabras que sobre CarlosAmeghino, en su recuerdo, expresara Groeber (1938, pg.455) en su Mineraloga y Geologa a la cual remitimos.Adems, la labor y personalidad de ambos hombres fue objetode largo anlisis por el paleontlogo norteamericano GeorgeG. Simpson (1954). Como sea, la sonoridad de la voz de losAmeghino, tanto como la excelencia, magnitud y contunden-cia de sus aportes, contribuyeron mucho a la creacin clidadel desarrollo de un mbito cientfico. A este desarrollocontribuye tambin, muy decididamente, la fundacin, en1872, de la Sociedad Cientfica Argentina, fruto de la inquie-tud de un pequeo grupo de profesionales y estudiantes, entrelos que figuraban el Ingeniero Luis A. Huergo y el entoncesestudiante Estanislao S. Zeballos. A pesar del malestar expre-sado por alguno de los sabios de entonces, la Sociedad seconstituy en julio de 1872, siendo Huergo su primer presi-dente. Tal como apunta Babini (1966) en sus comienzos laSociedad constituy la nica tribuna cientfica con que con-taba el pas y el nico centro de consulta de los gobiernos dela Nacin y de la provincia. Rpidamente consolida suprestigio por la accin de sus hombres, crea en 1875 un museocuya direccin encomienda a Francisco P. Moreno, figuracada vez ms importante, y organiza expediciones, en una delas cuales, en 1876, van Carlos Mara Moyano y el mismoMoreno, de la cual se hablar luego.

    En la Academia Nacional de Ciencias, en tanto, y produ-cida la salida de Stelzner, se incorpora, en lugar de aqul, en1875, el Dr. Luis Brackebusch cuya obra geolgica de mayorenjundia, sin duda, est representada por su Mapa Geolgicodel Interior de la Repblica Argentina, impreso en Alemaniaen 1891, que constituy obra esencial para la geologa de unaextensa parte del pas. Infatigable explorador que irradi,desde Crdoba, hacia el oeste y, principalmente hacia elnoroeste y norte, llev a cabo numerosos viajes durante loscasi quince aos que permaneci en el pas. Se ocup muyespecialmente de los estudios mineralgicos y produjo, entreotros, un trabajo sobre Las especies minerales de la RepblicaArgentina que, en opinin de Pastore, es el primer catlogocientfico ordenado y descriptivo de los minerales de nuestrosuelo. Apareci en 1879 como parte de los tomos VII y VIIIde los Anales de la Sociedad Cientfica Argentina. Las abun-dantes colecciones de muestras recogidas por Brackebusch,entregadas a las universidades de Berln y Gttingen, fueron

    estudiadas por Khn; Sabersky, Romberg, Siepert yTannhuser. Mucha de la labor y el conocimiento deBrackebusch fue volcado en conferencias en distintos orga-nismos vinculados a las ciencias naturales, como la SociedadCientfica Argentina y el Instituto Geogrfico Argentino, esteltimo fundado en 1879 por el Dr. Estanislao Zeballos. Enalguno de los Boletines de este ltimo Instituto aparecencontribuciones de Brackebusch (Tomo IV) donde, entre otrostemas, intenta una curiosa explicacin del origen csmico delpetrleo.

    Una relacin nacida en Gttingen, ciudad en la queBrackebusch atenda a la impresin de su renombrado mapa,con el Dr. Guillermo Bodenbender, determin que ste vinie-ra al pas en 1885 para incorporarse a la ctedra de Minerologay Geologa, que aqul dictaba y a la Academia. Bodenbendertendra, aparte de su funcin docente, el encargo de estudiarel rea montaosa cuyano-neuquina, regin que estaba por suamplitud fuera de las posibilidades de Brackebusch, quinpara ese entonces centraba sus investigaciones en el noroesteargentino.

    La labor de Bodenbender, brillante y prolongada, lepermiti dar a conocer la existencia de terrenos de edadentonces desconocida en la Precordillera - nombre de sucreacin - e introducir el concepto de participacin de terre-nos estudiados como parte de la pangea gondwnica, ascomo distinguir y caracterizar secuencias aun no estudiadasque quedaron, con sus descripciones y clasificacin, perma-nentes en la literatura geolgica argentina, a despecho de lasnuevas nomenclaturas que, con nuevos estudios y criterios, sehan creado, ms modernamente, para sus clsicos Pisos dePaganzo. De sus primeros viajes, que cubrieron parte deMendoza y Neuqun, result el descubrimiento de nuevasfaunas jursicas y cretcicas as como el hallazgo de rocasvolcnicas (Bodenbender, 1889, 1891, 1892). El materialfosilfero recogido en esos viajes fue estudiado por Behrendsen,quien fij la edad tithoniana para muchos de ellos, y porTornquist. En el campo de la docencia, Bodenbender prolon-g su accin hasta tener posibilidad de impartir enseanza ensus charlas de anciano maestro a dos destacados profesiona-les que enlazan, en ciencia y espritu, con la poca actual: JuanOlsacher y Osvaldo Bracaccini.

    Como parte del cometido para el cual fuera fundada, ycomo complemento paralelo, la Sociedad Cientfica Argenti-na da apoyo y brinda sus pginas a otros investigadores novinculados funcionalmente con ella. Es el caso del ingenierode minas Germn Av-Lallement, de origen alemn y radica-do en San Luis por el ao 1870, lugar desde donde llev a cabotoda su obra. Investigador serio y bien formado, es autor detrabajos muy meritorios, que son acompaados por mapasque l mismo levantaba y construa con una bella y laboriosaejecucin. Del mapa y memoria de un trabajo de Av-Lallement, dice Bodenbender (1889) que . . . ha aclaradoalgn tanto las profundas sombras que cubran las cordillerasa la vista del gelogo, agregando que . . . a Av-Lallementle cabe el mrito de haber demostrado el primero la existenciade la formacin Jursica hasta la altura de Codihue. Apartede la importante informacin nueva aportada por Av-Lallemant, se destacan dos mapas geolgicos que constituyenlas primeras cartas regionales de las provincias de Neuquny Mendoza, reales contribuciones a la cartografa geolgicade reas extensas. Como es conocido, el mapa geolgico delDepartamento de Las Heras (Mendoza), fue publicado en losAnales del Museo de La Plata, institucin que, con la direc-

  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 9

    Germn Av-Lallement, 1835-1910. Ingeniero deminas, produjo los primeros mapas geolgicos

    regionales en Mendoza y Neuqun. Como diputadoluch por mejorar las condiciones de trabajo de los

    mineros de su poca.

    Eduardo Aguirre, 1857-1923. Profesor de geologadurante dcadas en la Universidad de Buenos Aires, enla que alcanza el cargo de vice-decano. Concentr sus

    investigaciones en la provincia de Buenos Aires.

    Adolfo Dering, 1848-1926. Naturalista que participen la Conquista del Desierto y que produjo los

    primeros informes cientficos del norte de la Patagonia.

    Florentino Ameghino, 1854-1911. A partir de 1875inicia sus fecundas investigaciones sobre los mamferosfsiles de la Argentina. Su obra cientfica trasciende las

    fronteras por su importancia y lo novedoso de sushallazgos.

  • 10 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    cin de Francisco P. Moreno se funda en 1884 y se constituye,por la propia accin del Director y la del grupo de hombresque lo acompa, en un activo centro cientfico que participamuy intensamente en la actividad nacional. Creemos que unarara capacidad de perspectiva, su tenacidad, su energa ytacto, al tiempo que su casi obsesiva visin de un pas mejor,ms culto y organizado, le hizo posponer a Moreno, por puravoluntad, su dedicacin a la labor exclusivamente cientfica,que dej a especialistas que l mismo haba seleccionado,dando toda su energa y esfuerzo a la tarea de conocer y hacerconocer mejor el pas en que haba nacido, adquiriendo en esecampo un experiencia cabal, palanca esencial en la labor dePerito que en su momento se le asign y que cumpli con granxito y mayor generosidad.

    Un grupo de ingenieros topgrafos muy calificadosreclutados por Moreno, entre los que se contaban GunardeLange, Enrique Wolff, Teodoro Arneberg, Adolfo Schirbeck,Juan Waag, Ludovico von Platten, Emilio Frey y algunosotros, contribuyeron en el relevamiento de largos tramoscordilleranos, a los que se sum la investigacin geolgica ypaleontolgica de Rodolfo Hauthal, venido de Alemania, ySantiago Roth, procedente de Suiza. Un buen ejemplo de esatarea es el plano preliminar y parcial, en escala 1: 600. 000, delao 1896, elaborado por las secciones topogrficas ycartogrficas del Museo, que abarca una faja entre los lagosQuilln y Buenos Aires. Hauthal se incorpor al Museo porrecomendacin de Burmeister en el ao 1891, hacindosecargo de la Seccin Geologa y Mineraloga. Realiz inves-tigaciones en Ventania y Tandilia, tanto como en la reginoccidental y meridional de Mendoza, as como otras contribu-ciones sobre volcanismo cordillerano y distribucin de dep-sitos glaciales en Patagonia, las que ofrecen un esbozo de suproficua labor. A esto debe agregarse la que llev a cabocomo experto conocedor de la cordillera (era un excelentealpinista), en la Comisin de Lmites que integr en elconflicto fronterizo con Chile a fines del siglo pasado (vaseHnicken, 1970). Tambin forma parte del equipo cientficodel Museo de La Plata Santiago Roth, cuya obra geolgica ypaleontolgica aporta conocimientos en 1899. La meritorialabor de Roth constituy una base slida para la aclaracin dealgunos problemas referidos particularmente al Terciariomiocnico. En este punto es oportuno mencionar entre elpersonal del Museo de La Plata al Dr. Juan Valentn, de cortapermanencia en el mismo como Jefe de la Seccin Geologa,en cuyo carcter hizo observaciones en las Sierras de LaTinta. Haba llegado, llamado por Moreno, en 1892, pasandoluego al Museo de Buenos Aires, hallando la muerte aldesbarrancarse en Chubut (Aguada de Reyes) en cumpli-miento de una misin cientfica. En el Museo de La Plata,asimismo, para agosto de 1905 se incorpora el Dr. WalterSchiller, de larga actuacin en la institucin.

    Hemos adelantado ya algn prrafo dedicado a la labordesde el Museo de La Plata vinculada con la cuestin delmites que va a suscitarse con Chile, obligados por la nece-sidad de no entrecortar en exceso este relato. Sin embargo, nodeberan omitirse las menciones a algunas exploraciones deimportancia, ya que de ellas deriv un conocimiento geogr-fico y geolgico de trascendencia que a la postre sirvieronpara reforzar la posicin geopoltica argentina en aquel con-flicto. En tal sentido, es evidente que de las primeras ysucesivas exploraciones, tanto como de las noticias quedebieron recoger los corsarios que abundaron en la bsquedade recursos de todo tipo, amparados en el descuido con que

    Espaa atenda a sus colonias, hubo de acumularse una sumade informacin cartogrfica que, aun siendo escasa, permitila construccin de mapas del territorio argentino hasta ungrado de perfeccionamiento dirase aceptable, para lo quepodra considerarse un primer perodo del conocimientocartogrfico. Este culmina con el plano que aparece en la obrade Woodwine Parish, elaborado por Arrowsmith, y que deberesumir todo lo conocido hallable para la poca, dando buenaidea del cumplimiento cabal de una de las misiones queCanning, primer ministro de la Corona inglesa, haba encar-gado al Cnsul General ingls en Buenos Aires.

    Aun quedaba mucho por conocer mejor, y las exploracio-nes de Musters, Moreno, Moyano, Lista, Olascoaga,Kozlowski, Fontana, Castillo y otras no menos importantes,irn completando la obra que habr de servir de base aldesarrollo de levantamientos geolgicos.

    A la labor de Piedrabuena, que financia con sus propiosmedios la expedicin de Gardiner en1867, quien es el primeroque llega al lago Argentino, costeando a caballo el ro SantaCruz, sucede, en 1873, el viaje del teniente Feilberg, quenaveg dicho ro, gran parte a la sirga, hasta llegar porsegunda vez al lago, al que confundir con el lago Viedma. Seagregar, tres aos despus, la expedicin de Moyano yMoreno, ya citada, que alcanzar el Lago Argentino, bauti-zndolo, hecho contado por Moreno (1892) en una bellapgina. Moreno y Moyano recorren luego el ro Leona y ellago Viedma, ya conocido por la incursin de Antonio deViedma en 1782. Para 1876 ya est en ciernes instalado elpleito fronterizo con Chile, y es Moreno, como ya se apunt,quien proporciona bases fundamentadas para defender confirmeza la posicin argentina en el diferendo. Ya se hamencionado la conformacin de algunos de los miembros deese grupo de trabajo. Cabe mencionar aqu que en la expedi-cin del capitn Agustn Del Castillo, llevada a cabo en 1887,se descubre el yacimiento carbonfero de Ro Turbio (DelCastillo, 1887).

    A raz, principalmente, de los trabajos de Ameghino,cuyas colecciones expone en Europa, donde se vincula consabios reconocidos, y otros antecedentes previos (Muiz, vonIhering, entre otros) que haban revelado la existencia deriqusimas y notables faunas de vertebrados e invertebrados,se despierta por nuestro pas un inters general en el mundode la ciencia y se suceden varias exploraciones internaciona-les que envan cientficos de renombre a conocer y colectar eneste nuevo campo que tan promisoriamente se abra a lainvestigacin. As, por ejemplo, en 1882 viene al pas laexpedicin italiana encabezada por el marino y exploradorSantiago Bove quien, habiendo ya participado, por invitacindel gobierno sueco al italiano, de una de las exploraciones deNordenskjld en el rtico, concibi, a su regreso a Italia, elproyecto de una expedicin similar a las tierras antrticas.Originalmente el proyecto no tuvo eco en Italia, pero conoci-do aqu despert el entusiasmo de Zeballos, quien gestion elapoyo de Mitre y de Roca. Bove slo acept la jefaturacientfica de la expedicin, solicitando que la direccin delconjunto estuviera a cargo de un marino argentino, que fue elTte. Cnel. de Marina Rafael Blanco. Con Bove vinieron elgelogo Domingo Lovisato, el zologo D. Vinciguerra, elteniente J. Roncagli, cartgrafo, pintor y fotgrafo,agregndose en representacin de la Universidad de BuenosAires el botnico italiano, ya residente en la Argentina, CarlosSpegazzini. La expedicin parti el 18 de diciembre de 1881y regres a Buenos Aires en septiembre de 1882, produciendo

  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 11

    un informe sobre la composicin geolgica de la Tierra delFuego, sur de Patagonia e isla de los Estados, de la queRoncagli levant un plano. Lovisato hizo la geologa de laregin, de la que recogi abundantes muestras, parte de lascuales, cedidas por l, describir el Dr. Hyades, de la misincientfica francesa. Bove todava regresar al pas en 1883,realizando un viaje a la regin de Iguaz y otro a la reginpatagnica austral, navegando el canal de Beagle y recono-ciendo nuevamente la isla de los Estados, regresando a Italiaen 1884. Lovisato estudi por primera vez las volcanitas en laisla de los Estados, apoyado en la cartografa de Roncagli, yla secuencia jursico-cretcica de Tierra del Fuego, aunque,sobre la base del hallazgo de supuestos arqueocitidos, lasatribuy errneamente al Paleozoico.

    Para 1883 se lleva a cabo la llamada Mission Scientifiquedu Cap Horn, en el verano de 1882-1883, es decir inmediata-mente despus de la expedicin de Bove. El volumen IV dela obra de dicha misin cientfica, aparecido en 1887, dacuenta de los resultados geolgicos de la misma, aportandodatos acerca del complejo esquistoso procedente, segnHyades, del metamorfismo de estratos arcillosos -opinin yaemitida por Darwin-, quien los asign al Cretcico. Por suparte, Hyades hall foraminferos que estim paleozoicos enla isla de Button, reconoci rocas granticas en la isla de Horn,y seal la presencia de volcanitas debajo del complejosedimentario tithono-neocomiano que estudi en Tierra delFuego, hoy parte de la Formacin Yaghan. Hyades tambindescribi los esquistos con venas clorticas de la baha Lapataiade donde, en compaa del Dr. Hahn, colect tambin muchasmuestras, reconociendo, asimismo, esquistos feldespticosde la isla Picton.

    Todava quedaran por consignar, para esa poca, lasinvestigaciones llevadas a cabo por Steinmann en el extremosuroeste del pas, por el ao 1883, que contribuyeron, parti-cularmente, a esclarecer la estratigrafa de las secuenciascretcicas y terciarias que se superponen, segn l, en discor-dancia. Las observaciones de Steinmann (1883) fueron luegocompletadas por los trabajos de Hauthal, ya citado, al sur dellago Argentino. Las faunas recogidas por ambos investigado-res fueron clasificadas por Wilckens, Paulcke y otrospaleontlogos. Tambin deben citarse las expediciones deNordenskjld, que aportaron valiosa informacin de la reginmagallnica, recogiendo fsiles y describiendo la presenciade rocas volcnicas jursicas y elementos del llamado BatolitoPatagnico (Nordenskjld, 1905). Este autor contribuy tam-bin al conocimiento de la regin antrtica, estudiando lanaturaleza de sus rocas y sus fsiles, ejemplo de lo cual es laflora de la Tierra de Graham, estudiada por Halle, (1913)quien, como parte de la expedicin Scottsberg, dio a conocerel Devnico y los depsitos tillticos lafonianos en las islasMalvinas, en tanto Quensel dio a conocer sus investigacionesdetalladas en la Cordillera Patagnica, de las que produjo elprimer mapa. Las colecciones fosilferas de Carlos Ameghino,llevadas a cabo en los territorios de Chubut y Santa Cruz enterrenos cretcicos y terciarios, dieron nuevo material paralos trabajos de Florentino y los de von Ihering quien, sobreesas y otras colecciones que tuvo a su disposicin, traz uncuadro para las formaciones marinas de esa edad que comple-mentaron los esquemas estratigrficos de los hermanosAmeghino.

    Entre las expediciones a citar, por su magnitud y frutosobtenidos, debe sealarse la que organiz la Universidad dePrinceton entre 1896 y 1899, interesada, principalmente, por

    los descubrimientos de Ameghino. De esta expedicin, acargo de W. B. Scott, participaron varios investigadores entrelos que se cuentan a J. B. Hatcher, T. W. Stanton, A. E.Ortmann y W. Sinclair, produciendo el grupo una obra degran envergadura con importantes aportes geolgicos y pa-leontolgicos en los que se plantean, en ambos campos,disidencias, principalmente, con algunos criterios sostenidospor los Ameghino y von Ihering, relacionados con la interpre-tacin de la ordenacin de las secuencias y equivalencia defacies. Cabe destacar que para algunas regiones como la quese sita en los entornos del ro y lago Belgrano, en fechareciente V. Ramos ratific el ordenamiento estratigrficoestablecido por Hatcher, al tiempo que aporta una modernainterpretacin estructural de la regin.

    Para esa poca, siguiendo con nuestra resea, ya ha sidoplaneada y realizada la campaa que se llam Conquista delDesierto, que se cierra, se dira en forma definitiva, cuandoen octubre de 1884 caen prisioneros los caciques Inacayal yFoyel, dejando completamente solo al ltimo gran cacique,Valentn Sayhueque, que se rinde el primer da del ao 1885.

    El pas, luego de tres perodos presidenciales consecuti-vos, conducidos por Mitre, Sarmiento y Avellaneda, va en-causando, an con dificultades, una organizacin en losdistintos mbitos polticos, econmicos, sociales y cientfi-cos, permitiendo la aquilatacin de sus recursos y la alterna-tiva de ponerlos en movimiento para su progreso. Mucho seha intentado para procurar un ambiente propenso al desarro-llo cientfico y cultural. En Buenos Aires, Ramorino llegapara reemplazar al tempranamente retirado Strobel. En Cr-doba ya ha iniciado su trascendente actividad la AcademiaNacional de Ciencias y Sarmiento ha impulsado enrgica-mente la educacin, trayendo al pas a bien preparadas maes-tras normales. Se intenta aquietar, no siempre con xito, loslevantamientos subversivos de algunos caudillos del interior,que reclaman por un federalismo ms autntico. En el mbitogeolgico, sin embargo, y aun a pesar de la entusiasta influen-cia de importantes personalidades, principalmente Burmeister,poco inters se revela en la incorporacin de futuros investi-gadores al mbito universitario propiamente argentino. Se hatratado, hasta ahora, slo de los vocacionales sin formacinacadmica especfica -aun cuando algunos la tuvieran enotras reas- que, en algunos casos, brillan por la calidadsobresaliente de su talento y el mpetu irrefrenable de suvocacin. Es el caso ya sealado de Francisco Javier Muiz,de los Ameghino, de Moreno y Moyano y de Lista, Olascoaga,Castillo y aun Zeballos, que han emprendido exploraciones ytrabajos cientficos, con apoyo oficial, algunas veces, o con elde instituciones privadas -Sociedad Cientfica Argentina,Instituto Geogrfico Argentino-. stas fueron tambin bienvistas y apoyadas frecuentemente por las autoridades consti-tuidas, que ya haban advertido la necesidad de un andamiajecientfico para la apoyatura de la accin de gobierno. Un buenejemplo de ello lo constituye el Diccionario GeogrficoArgentino de Latzina, en el que aparecen el Bosquejo Geol-gico de la Argentina, obra de Juan Valentn (1897), y laSinopsis Geolgico-Paleontolgica redactada por FlorentinoAmeghino. La obra del primero, con una completa bibliogra-fa de lo hasta entonces conocido de la geologa del pas, esuna admirable sntesis en la que Valentn, que haba estadopara entonces slo cinco aos en el pas, agrega a lo consul-tado para su trabajo agudas observaciones propias, dejandoanotada, por primera vez en la bibliografa geolgica argen-tina, en febrero de 1897, cuando se refiere al "sistema devnico

  • 12 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    de Jachal", las relaciones que el mismo tiene "bien definidas,con el mismo sistema del frica austral", corroboradas algoms tarde por Keidel, en 1916.- Valentn, 1897, p.18. En loque hace a la Sinpsis de Ameghino, proporciona un Cuadrode las Formaciones sedimentarias de la Argentina desde elJursico superior hasta la poca actual que, sumado al quededica a la Disposicin de las Formaciones cretcicas de laPatagonia y los datos paleontolgicos aportados, deja resu-midas sus opiniones estratigrficas que mantuvo por aos. Sibien nos hemos referido a la parte geolgica y paleontolgicadel Diccionario Geogrfico Argentino de Latzina, convieneanotar que esa obra, como otras del autor, apuntaron a lanecesidad de censar y reflejar diferentes aspectos de la vidadel pas, preocupacin constante - no siempre satisfecha porcompleto - de hombres que integraban la despus llamadageneracin del ochenta. Latzina, no por todos bien conoci-do, era un matemtico, astrnomo y estadgrafo nacido enBrun en 1843 que, llegado al pas, conoci a Sarmiento y fuedesignado, segn sus conocimientos, primero profesor dematemticas en Catamarca y luego Ayudante en el Observa-torio de Crdoba. En la Academia Nacional de Ciencias se loeligi en 1876 para la ctedra de Matemticas. En 1885 fuedesignado Director del Departamento Nacional de Estadsti-cas, cargo con el que se jubil en 1916. Organiz varioscensos cuyos resultados public en diversos e importantestrabajos, uno de los cuales fue el diccionario citado.

    Retornando con el relato a la Academia Nacional deCiencias, Bodenbender, luego de sus primeros viajes continutesoneramente su labor de investigacin, ocupndose del car-bn y el asfalto carbonizado, en el momento en que el problemadel hallazgo de carbn era lgido y despertaba los entusiasmosy esperanzas de muchos hombres, entre los que contaban elperito Francisco Moreno, el Dr. Jos Salas en Mendoza y otros.Bodenbender dedicar luego su tiempo a la geologaprecordillerana, haciendo aportes fundamentales. Revela lanaturaleza gondwnica de parte de sus terrenos, descubre lapresencia del Devnico y elabora el concepto de Precordillera,estableciendo sus caractersticas estratigrficas, edad y la dis-tribucin de los terrenos que la componen. Toda su labor hastaentonces, como la que realizar despus, qued signada por laseriedad, profundidad y honestidad con que fue hecha, y lagenerosidad con que se entreg a su pas de adopcin.

    Planteada por el General Roca la necesidad de que ungelogo integrara la Comisin Cientfica que deba acompa-ar al ejrcito en su campaa al desierto, y descartadoBrackebusch que se excus voluntariamente de integrarla,fue designado para ello el Dr. Adolfo Doering, quien desde1872, llamado por Burmeister, se haba incorporado a laAcademia, en la que se desempe como qumico, zologo ygelogo. En este carcter y como miembro de aquella Comi-sin Cientfica llev a cabo la primera clasificacin de losterrenos de una regin prcticamente desconocida geolgica-mente, para lo cual tuvo que partir de las clasificaciones queDarwin y, particularmente, dOrbigny, haban hecho en lafaja oriental del pas, en este caso durante su estada enCorrientes. Doering describe el Sistema de Tandil, como l lellama, y da buen crdito a las investigaciones previas, aunqueparciales de Heusser y Claraz (1863), que describen la cade-na, as como a las de Aguirre (1879, 1882, 1897) a las quepondera, aunque disienta en su criterio de suponer jursicaslas capas dolomticas de Sierra Baya, a las que Doering estimaprotozoicas o, cuando ms, a las inferiores subsilricas(sic). El trabajo seala la existencia de pliegues en sierra de

    la Ventana, granitos y volcanitas en la regin de ChoiqueMahuida y una caracterizacin de la regin entre los rosColorado y Negro, intentando una clasificacin de los terre-nos terciarios y cuaternarios que slo constituy un tmidopaso en la resolucin de problemas an hoy vigentes. Losaportes de Doering (1881) aparecieron algo despus que lasucinta memoria de Maak (1871) y antes que las contribucio-nes de Siemiradzki (1893 a y b) y las de Lydekker relaciona-das con los dinosaurios de la Patagonia y la descripcin de laflora de Piedra Pintada hallada por Santiago Roth.

    En el Museo de La Plata, en tanto, y como parte de laSeccin de Exploraciones que a tales fines haba creadoMoreno - tan importante consideraba esa labor cientfica - seincorporan en 1897 los geolgos suizos Carl Burckhardt yLeo Wehrli, quienes en una primera expedicin, asociadoscon Hauthal, entre enero y mayo de 1897, cruzaron la cordi-llera en cuatro oportunidades (Wehrli y Burckhardt, 1898).Una nueva expedicin de dichos gelogos los llev, ennoviembre de 1897, primero a Chile, en donde Burckhardt esobligado por una enfermedad a detenerse hasta febrero de1898. Entre tanto Werhli sigue viaje por barco al sur y cruzadesde puerto Mont hasta Nahuel Huapi y Junn de los Andes.Werhli levanta un perfil esquemtico en el que registra lapresencia de basamento plutnico y metamrfico cubierto, enparte, por volcanitas jvenes (Werhli y Burckhardt, 1898).Por su parte, Burckhardt, restablecido, intenta el cruce en unalatitud ms septentrional de la cordillera neuquina realizandoun perfil entre Las Lajas y Curacautn, dando lugar susestudios a varios trabajos clsicos relativos a las faunas deammonites jursicos y cretcicos de mbito andino. Se desta-ca la labor de Burckhardt, de slidas condiciones patentiza-das, como ya se sealara una vez (Rolleri et al. , 1978), por elcomentario hecho por Pastore (1925) quien manifest quecon su obra Burckhardt prest a la geologa argentina unservicio comparable al que ella debe a Stelzner y Brackebusch.Apoyado en el levantamiento detallado de perfiles y en elestudio del contenido paleontolgico, Burckhardt fij lasbases firmes para una estratigrafa jursico-cretcica, al tiem-po que, con sus indagaciones tectnicas, dej planteada unasecuencia diastrfica para el Mesozoico y el Terciario que diofundamentos, algo despus, para la sistematizacin estrati-grfica llevada a cabo por Groeber (1918 a y b, 1929) primeroy luego por el mismo Groeber con la cooperacin activa dePedro N. Stipanicic y Alberto Mingramm, que haban levan-tado numerosos perfiles encargados por Y. P. F. donde setrataba, asimismo, de fijar una ms exacta cronologa para eldiastrofismo andino mesozoico-terciario, tema sobre el cualvolvieron ms adelante, y referido especialmente alMesozoico.

    Para estos aos y como uno de los hitos fundamentales dela resea que intentamos realizar, se produce un hecho tras-cendente: se establece la creacin de una nueva Ley deMinisterios. En efecto, durante los ltimos das de la presi-dencia del Dr. Evaristo Uriburu, quien reemplazaba al Dr.Luis Senz Pea, por renuncia de ste, se sanciona, el da 10de octubre de 1898 la Ley N 3727, la que se promulga al dasiguiente. De tal manera, cuando el General Roca asume susegunda presidencia, el nmero de ministerios ha pasado decinco a ocho. Se crean, nuevos, el Ministerio de ObrasPblicas, hasta entonces Departamento anexo al Ministeriodel Interior; el Ministerio de Agricultura, que haba sido unaparte del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el Ministeriode Marina, hasta entonces parte del Ministerio de Guerra. La

  • DATOS PARA UNA HISTORIA DE LA GEOLOGA ARGENTINA 13

    Carlos Ameghino, 1865-1936. La prolfica obra de suhermano Florentino estuvo basada en gran parte en sus

    meticulosas observaciones geolgicas y suscolecciones fosilferas en la Patagonia.

    Carl Burckhardt, 1869-1935. Gelogo y explorador delMuseo de La Plata, quien efectu uno de los primeros y

    ms completos reconocimientos de la Cordillera delNeuqun.

    Rodolfo Hauthal, 1854-1928. Uno de los primerosgelogos del Museo de La Plata, quien realiz

    importantes aportes al conocimiento de los volcanesactivos de la cordillera andina.

    Francisco P. Moreno, 1852-1919. Fundador y directordel Museo de La Plata, quien estuvo a cargo de

    planificar y en parte realizar expediciones cientficasque sirvieron para establecer y demarcar el lmite en la

    Cordillera de los Andes.

  • 14 Edgardo O. Rolleri, Marcelo F. Caball y Mario O. Tessone Captulo 1

    Seccin Minas, creada en 1885, originada, a su vez, en laInspeccin General de Minas establecida por Urquiza porDecreto del 23 de julio de 1857, y que dependa del viejoDepartamento de Obras Pblicas, pas ahora al Ministerio deAgricultura, al promulgarse la citada ley. sta, asigna alMinisterio de Agricultura, en su artculo 14, entre otrasfunciones, entender en todo lo relativo a minas y aguastermales y medicinales. En el ao 1902