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Geografía y desarrollo en América Latina Capítulo Por mucho tiempo ha predominado en América La- tina la noción errónea de que la geografía es inmuta- ble, y por lo tanto no tiene por qué ser objeto de aten- ción de las políticas públicas. La relación entre el desarrollo y la geografía ha sido ignorada, cuando no rechazada en forma explícita, bajo la presunción de que implica no sólo un determinismo fatalista, sino posiblemente cierto enfoque racista. No hay duda de que estas críticas pueden haber tenido algún funda- mento décadas atrás, cuando los estudios sobre la geografía física y humana se vieron muy influidos por una visión etnocentrista europea, pero carecen de validez en la actualidad. Paradójicamente, mientras que la geografía permanece en gran medida ignorada en los medios académicos y en las discusiones de política pública de América Latina, las inundaciones, los huracanes y los terremotos causan enormes daños materiales y hu- manos que podrían haberse evitado; miles de perso- nas se ven afectadas todos los días por enfermedades endémicas que carecen de cura o tratamiento; nume- rosas familias campesinas padecen una vida escuálida por la escasa productividad de sus tierras y la falta de tecnologías adecuadas, y un sinnúmero de latino- americanos se hacina en ciudades que carecen de la infraestructura básica de servicios y de medios de transporte. Más aún, en diversas regiones de América La- tina continúan sin la debida atención los problemas de exclusión de las comunidades indígenas, los ne- gros y otras minorías raciales que por herencias his- tóricas se encuentran localizados en áreas geográficamente desaventajadas, donde el aislamien- to físico, económico y social tiende a reforzar las bre- chas de desarrollo con el resto de la sociedad. Cada uno de estos fenómenos, y muchos más que surgirán a lo largo de este capítulo, son resultado de la geografía y de la forma en que, a través de la historia, las sociedades latinoamericanas se han rela- cionado con ella. Más importante aún, los efectos ne- gativos de estos fenómenos podrían reducirse, e inclu- so evitarse, si se tuviera una mejor comprensión de la influencia de la geografía y se aceptara que, aunque muchas condiciones geográficas como el clima o la lo- calización no pueden modificarse, su influencia puede ser controlada o encauzada conscientemente hacia los objetivos del desarrollo económico, humano y social. El impacto de la geografía sobre el desarrollo se deriva de la interacción entre las condiciones físicas —tales como el clima, las características de las tierras o la topografía— y los patrones de asentamiento de la población en el territorio, o geografía humana. Este capítulo tiene por objeto analizar los canales a través de los cuales esos dos tipos de geografía —la física y la humana— afectan las posibilidades del desarrollo eco- nómico y social, y discutir el papel que pueden des- empeñar las diversas políticas para obtener el mejor provecho de las condiciones geográficas. No es el pro- pósito de este capítulo examinar las influencias que operan en la dirección contraria, es decir del desarro- llo —o la falta de desarrollo— sobre la geografía. Esto no implica desconocer la posible influencia de la ero- sión, la contaminación o la sobreexplotación de los recursos naturales sobre la sostenibilidad ambiental y, por consiguiente, sobre las posibilidades mismas del desarrollo a largo plazo. Curiosamente, sin embargo, estos canales de influencia han sido objeto de mayor atención académica y discusión pública que aquéllos en la dirección opuesta, que posiblemente sean más inmediatos.

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Geografía y desarrolloen América Latina

Capítulo

Por mucho tiempo ha predominado en América La-tina la noción errónea de que la geografía es inmuta-ble, y por lo tanto no tiene por qué ser objeto de aten-ción de las políticas públicas. La relación entre eldesarrollo y la geografía ha sido ignorada, cuando norechazada en forma explícita, bajo la presunción deque implica no sólo un determinismo fatalista, sinoposiblemente cierto enfoque racista. No hay duda deque estas críticas pueden haber tenido algún funda-mento décadas atrás, cuando los estudios sobre lageografía física y humana se vieron muy influidos poruna visión etnocentrista europea, pero carecen devalidez en la actualidad.

Paradójicamente, mientras que la geografíapermanece en gran medida ignorada en los mediosacadémicos y en las discusiones de política pública deAmérica Latina, las inundaciones, los huracanes y losterremotos causan enormes daños materiales y hu-manos que podrían haberse evitado; miles de perso-nas se ven afectadas todos los días por enfermedadesendémicas que carecen de cura o tratamiento; nume-rosas familias campesinas padecen una vida escuálidapor la escasa productividad de sus tierras y la falta detecnologías adecuadas, y un sinnúmero de latino-americanos se hacina en ciudades que carecen de lainfraestructura básica de servicios y de medios detransporte.

Más aún, en diversas regiones de América La-tina continúan sin la debida atención los problemasde exclusión de las comunidades indígenas, los ne-gros y otras minorías raciales que por herencias his-tóricas se encuentran localizados en áreasgeográficamente desaventajadas, donde el aislamien-to físico, económico y social tiende a reforzar las bre-chas de desarrollo con el resto de la sociedad.

Cada uno de estos fenómenos, y muchos másque surgirán a lo largo de este capítulo, son resultadode la geografía y de la forma en que, a través de lahistoria, las sociedades latinoamericanas se han rela-cionado con ella. Más importante aún, los efectos ne-gativos de estos fenómenos podrían reducirse, e inclu-so evitarse, si se tuviera una mejor comprensión de lainfluencia de la geografía y se aceptara que, aunquemuchas condiciones geográficas como el clima o la lo-calización no pueden modificarse, su influencia puedeser controlada o encauzada conscientemente hacia losobjetivos del desarrollo económico, humano y social.

El impacto de la geografía sobre el desarrollose deriva de la interacción entre las condiciones físicas—tales como el clima, las características de las tierraso la topografía— y los patrones de asentamiento de lapoblación en el territorio, o geografía humana. Estecapítulo tiene por objeto analizar los canales a travésde los cuales esos dos tipos de geografía —la física y lahumana— afectan las posibilidades del desarrollo eco-nómico y social, y discutir el papel que pueden des-empeñar las diversas políticas para obtener el mejorprovecho de las condiciones geográficas. No es el pro-pósito de este capítulo examinar las influencias queoperan en la dirección contraria, es decir del desarro-llo —o la falta de desarrollo— sobre la geografía. Estono implica desconocer la posible influencia de la ero-sión, la contaminación o la sobreexplotación de losrecursos naturales sobre la sostenibilidad ambientaly, por consiguiente, sobre las posibilidades mismas deldesarrollo a largo plazo. Curiosamente, sin embargo,estos canales de influencia han sido objeto de mayoratención académica y discusión pública que aquéllosen la dirección opuesta, que posiblemente sean másinmediatos.

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Capítulo 3132

La geografía física influye sobre las posibili-dades de desarrollo económico y social a través de trescanales básicos: la productividad de la tierra, las con-diciones de salud de las personas y la frecuencia y laintensidad de los desastres naturales. Naturalmente,estos canales de influencia interactúan con los patro-nes de localización de la población y la composición ydistribución espacial de las actividades productivas,que en gran medida son resultado de procesos histó-ricos. Adicionalmente, los patrones de localización dela población influyen en las posibilidades de desarro-llo económico y social a través de dos canales: por unlado, a través del acceso a los mercados, especialmen-te los internacionales, que son una fuente más ampliay dinámica de intercambio de bienes, tecnologías eideas que los mercados internos. Por otro lado, a tra-vés de la urbanización, que facilita la especializacióndel trabajo y permite generar economías de escala yaprendizaje, aunque puede también involucrar costosde congestión.

Estos canales de influencia pueden modificarsea través de una diversidad de políticas. La productivi-dad de la tierra y las condiciones de salud pueden alte-rarse por desarrollos tecnológicos orientados a las ne-cesidades de los países y regiones, y mediante laprovisión de ciertos servicios básicos. El potencialdestructivo de los desastres naturales puede mitigarsecon estándares adecuados de construcción y localiza-ción de viviendas. El acceso a los mercados puede me-jorarse mediante inversiones en vías de transporte. Laseconomías de aglomeración urbana pueden aprove-charse mejor si las ciudades cuentan con la infraes-tructura de servicios, los incentivos y las institucionesde administración pública adecuadas. Estas y otraspolíticas se pueden identificar y formular para aprove-char las posibilidades de la geografía, siempre que sereconozca la importancia de los distintos canales a tra-vés de los cuales la geografía física y humana influyesobre el potencial de desarrollo económico y social.

La primera sección de este capítulo es unabreve introducción a los rasgos más destacados de lageografía de América Latina y su relación con losindicadores actuales de desarrollo. La segunda sec-ción contiene una selección de hechos históricos quedemuestran la profunda y persistente influencia de lageografía en la conformación de las sociedades lati-noamericanas. En las cinco secciones siguientes seanaliza la importancia de cada uno de los canales de

influencia de la geografía física y humana menciona-dos en esta introducción: la productividad de la tie-rra; las condiciones de salud; los desastres naturales;el acceso a los mercados y la urbanización.

Las últimas secciones cuantifican el impactode estos factores sobre el potencial de desarrollo deAmérica Latina y luego se ocupan de las implicacionesde política en una diversidad de aspectos que van des-de la investigación tecnológica hasta la descentraliza-ción de las políticas públicas, dejando claro que lasvariables geográficas deben incorporarse en formaexplícita en el análisis y la implementación de mu-chas, sino todas, las políticas públicas.

Las regiones geográficas de América Latina

Gran parte del territorio de América Latina se encuen-tra ubicado en la zona tropical, pero sus característicasgeográficas presentan una gran variedad de climas yecozonas, no todas típicas de las regiones tropicales.

Las zonas climáticas pueden caracterizarsemediante el sistema de clasificación de Köeppen. Estesistema de ecozonas es una de las clasificacionesclimáticas más antiguas; se desarrolló hace un siglo,pero es la más útil y la más difundida. La clasificaciónde zonas representada en el Gráfico 3.1 depende delos datos de temperatura, precipitaciones y elevación,estos últimos según las modificaciones de Geiger1. Lasprincipales ecozonas de América Latina son tropical,seca, templada y de alta elevación. Las ecozonaspermiten identificar las diferencias geográficas másimportantes dentro de una región: templadas ytropicales, tierras altas y tierras bajas en los trópicos,y secas y templadas fuera de los trópicos.

Además del clima, muchos otros factores geo-gráficos han influido en la actividad económica y enla distribución de la población de la región. Las zonascosteras son diferentes de las tierras interiores; la fron-tera con el gran mercado norteamericano ha hechoque el norte de México sea diferente del resto del país,y el acceso marítimo directo a Europa ha marcadouna diferencia histórica entre las costas del Caribe ydel Atlántico y las costas del Pacífico. La ecozonas deKöeppen y estos sencillos patrones constituyen la basede siete grandes zonas geográficas en la región: Fron-

1 Véase Strahler y Strahler (1992), pp. 155-160.

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Geografía y desarrollo en América Latina 133

tera, Tierras Altas Tropicales, Tierras Bajas de la Costadel Pacífico, Tierras Bajas de la Costa Atlántica,Amazonia, Tierras Altas y Cono Sur Seco, y ConoSur Templado (Gráfico 3.2).

Zonas geográficas diferentes,

resultados económicos diferentes

La zona de frontera presenta el clima árido o templa-do del norte de México, próximo a Estados Unidos.Su población es de baja densidad (véase el Gráfico 3.3),el PIB per cápita es más alto que en el resto de Méxicoy de América Latina (véase el Gráfico 3.4) y allí se en-cuentra la mayoría de las maquiladoras mexicanas de-bido a su cercanía al mercado estadounidense.

Las tierras altas tropicales comprenden las re-giones altas de América Central y de los países andinosal norte del trópico de Capricornio. A pesar de lo difí-cil que resulta llegar a la costa, la densidad de pobla-ción de esta zona es muy alta y es el hogar de la mayo-ría de las poblaciones indígenas de América Latina. SuPIB per cápita es el más bajo del continente. Los nive-les de ingreso promedio son bajos, a pesar de que enesta zona están la ciudad de México y Bogotá, que son

centros de importante actividad económica y altos in-gresos. La pobreza de esta zona pone de relieve el de-safío de la persistencia histórica de las poblaciones queviven en zonas con desventajas geográficas. Si la po-blación no se traslada a regiones con una geografía másventajosa y no puede superar las barreras geográficas,las concentraciones de pobreza persistirán.

Las zonas de tierras bajas de las costas delPacífico y el Atlántico son tropicales, con algunas pe-queñas ecozonas secas. La costa del Pacífico presentala mayor densidad de población de las siete zonas geo-gráficas. La población de la costa Atlántica tambiénes densa, aunque en menor grado que en el Pacífico.El PIB per cápita en estas dos zonas costeras es casiun 20% más alto que en la zona adyacente de tierrasaltas, con concentraciones de población similarmenteelevadas. Las zonas costeras tienen un excelente ac-ceso al mar y al comercio internacional, pero tienenque enfrentar el peligro de las enfermedades y losdesafíos agrícolas de un ambiente tropical.

La región de la Amazonia en comparacióncon el resto de las zonas geográficas, todavía está muydespoblada, a pesar de los movimientos migratoriosde las últimas décadas, con sus concomitantes conse-

Gráfico 3.1

Zona tropical húmeda

Zona tropical de Monzón

Zona tropical, invierno seco

Estepa

Desierto

Zona húmeda templada

Zona templada, verano seco

Zona templada, invierno seco

Polar

Zona de alta montaña

50S

40S

30S

20S

10S

Ecuador

10N

20N

30N

Ecozonas de Köeppen-Geiger Gráfico 3.2

AmazoniaZonas bajas/Litoral atlánticoFronteraCono Sur, zona seca de montañaZonas bajas/Litoral pacíficoCono Sur, zona templadaZona tropical alta

Trópico de Capricornio

Trópico de Cáncer

Zonas geográficas de América Latina

Fuente: Strahler y Strahler (1992). Fuente: Strahler y Strahler (1992).

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Capítulo 3134

cuencias ambientales. Aunque resulte sorprendente,el PIB per cápita es más alto en la Amazonia que enlas zonas costeras y en las tierras altas adyacentes. Ellose debe a dos factores: el equilibrio migratorio y lasimportantes fuentes de rentas de algunas de esas zo-nas. Los colonos están dispuestos a trasladarse al di-fícil ambiente del Amazonas si creen que las oportu-nidades de ingreso van a ser mejores allí que en ellugar que abandonan. Los emigrantes a estas zonasson generalmente hombres en edad productiva y sindependientes, lo que se traduce en un ingreso prome-dio per cápita más alto. Un segundo factor es que lamayor parte del PIB de la región proviene de la rentade recursos naturales de la minería y las grandes plan-taciones, generalmente propiedad de inversionistas queno viven en la selva, de manera que el PIB per cápitaprobablemente sea más alto que el nivel de ingresopromedio per cápita de las unidades familiares.

Las dos zonas del Cono Sur registran altosingresos, como la zona fronteriza del extremo norte.El Cono Sur templado tiene una densidad de pobla-ción sustancial, mientras que en el Cono Sur seco yde tierras altas la densidad es apenas más alta que enla Amazonia. El PIB per cápita promedio y la densi-

dad de población del Cono Sur templado son algomás bajos de lo que cabría esperar debido a la inclu-sión de ecozonas templadas en Paraguay y Bolivia.

Si se observan los niveles de ingreso prome-dio y las densidades de población de las zonas geo-gráficas en el Cuadro 3.1, las cuatro zonas tropicalesmuestran los niveles más bajos de PIB per cápita, agru-pados alrededor de los US$5.000, exceptuando a lastierras altas que se encuentran en US$4.343. Las tresregiones templadas del Cono Sur y el norte de Méxi-co tienen un ingreso mucho más alto, promediandoentre los US$7.500 y los US$10.000. Las densidadesde población obedecen a un patrón muy distinto: den-sidades muy bajas en las zonas áridas del Cono Sur yde la frontera de México, intermedias en el Cono Surtemplado y altas en las zonas tropicales de la costa yde las tierras altas. El producto del PIB per cápita y ladensidad de población es la densidad de la produc-ción económica por superficie de tierra. De acuerdocon esta métrica, las tres zonas tropicales densamen-te pobladas tienen una alta densidad de PIB por tie-rra, igual que el Cono Sur templado. En la región dela frontera mexicana es intermedia y en el Cono Surárido y en la Amazonia es muy baja. Aunque las den-

PIB regional per cápitaDensidad poblacional Gráfico 3.4

PIB per cápita 1995

1.000 – 2.500

2.500 – 4.000

4.000 – 5.500

5.500 – 7.000

7.000 – 9.500

9.500 – 15.000

15.000 – 27.000

Gráfico 3.3

Población (personas por km. cuadrado)

0 – 2

2 – 10

11 – 30

30 – 100

101 – 30.000

Fuente: Tobler, et. al. (1995). Fuentes: Summers y Heston (1994); Azzoni, et al. (1999); Torero (1999); Esquivel(1999); Morales, et al. (1999); Núñez (1999); y Urquiola (1999).

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Geografía y desarrollo en América Latina 135

sidades del PIB son similares entre estos grupos dezonas tropicales y templadas, las regiones templadasmuestran un PIB per cápita más elevado con una me-nor densidad de población, mientras que las regionestropicales enfrentan la combinación contraria.

En algunos países de la región también se re-gistra la misma diversidad de las condiciones geográ-ficas generales de América Latina. Mientras que Uru-guay y Costa Rica son muy homogéneas, debido a quela mayor parte de su territorio se encuentra mayor-mente en una ecozona, países como Bolivia, Brasil,Ecuador, Colombia o Perú presentan una asombrosadiversidad geográfica. Muy pocos países del mundoofrecen tantas zonas climáticas y paisajes como éstos.Perú, por ejemplo, tiene un total de 84 de las 104 re-giones ecológicas del mundo (de acuerdo con una cla-sificación) y 28 climas diferentes. La diversidad geo-gráfica de algunos países latinoamericanos haconducido a severos patrones de fragmentación geo-gráfica que se reflejan en los patrones de asentamien-to humano, a veces con consecuencias políticas fu-nestas, como veremos en el capítulo 4 de este informe.

Historia

El alejamiento y el aislamiento geográfico de las Amé-ricas desempeñó un papel central en la devastaciónde su población indígena en el momento del primercontacto con los europeos. El hombre no se asentó

permanentemente en las Américas hasta hace un pe-ríodo relativamente reciente, quizá unos 11.000 añosA.C2. Los primeros pobladores fueron probablementegrupos nómadas que cruzaron el frío estrecho deBering, de manera que llevaron pocas enfermedadesdel Viejo Mundo desde Asia del Norte, en particularninguna enfermedad epidémica como la viruela, elsarampión y la fiebre tifoidea, y ninguna enfermedadtropical. Cuando Cristóbal Colón llegó a América,seguido por otros conquistadores y exploradores, elefecto de las enfermedades del Viejo Mundo resultócatastrófico para las poblaciones indígenas del NuevoMundo, acabando en algunos casos con tribus enterassin necesidad de disparar un solo tiro3. Las victoriasde Cortés sobre los aztecas y de Pizarro sobre los incasa pesar de las enormes diferencias numéricas a favorde los indígenas son en buena parte atribuibles a laviruela y no solamente a las armas y a los caballosespañoles. Los emperadores inca y azteca y altosporcentajes de la población fueron diezmados por laviruela antes de que comenzaran las batallas contralos españoles. En 1618, la población de México, querondaba los 20 millones de habitantes, se habíareducido a 1,6 millones4. Según McNeill: “las pro-

Cuadro 3.1 Características de las zonas geográficas de América Latina

Densidad Densidadpoblacional del PIB Area Población

PIB per cápita (personas/ (US$1.000/ (milliones a 100 kmsZona geográfica (US$ de1995) km2) km2) kms2) de la costa (%)

Zonas tropicales altas 4.343 52 226 1,9 11Costa del Pacífico 4.950 61 302 0,8 95Costa del Atlántico 5.216 46 240 2,2 83Amazonia 5.246 6 31 9 1Zona templada Cono Sur 7.552 35 264 3,2 31Frontera México – Estados Unidos 7.861 17 134 1,1 30Zonas altas y secas Cono Sur 9.712 7 68 2,2 16

Fuente: cálculos de los autores basados en los datos de los gráficos 3.2, 3.3 y 3.4.

2 Diamond (1997), p. 49. Sin embargo, la llegada del hombre a lasAméricas podría haberse producido ya en el año 25.000 A.C. aunqueestas estimaciones han sido muy debatidas.3 Crosby documenta muchos ejemplos escalofriantes (1972, 1986).4 Diamond (1997), p. 210.

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Capítulo 3136

porciones de 20:1 o incluso de 25:1 entre las pobla-ciones precolombinas y el punto más bajo de las curvasde la población amerindia parecen ser más o menoscorrectas, a pesar de la amplia variación local”5.

Lo más probable es que la geografía haya in-cidido en los patrones de asentamiento precolombi-nos en las Américas. Los principales imperios, el azte-ca y el inca, se encontraban en las tierras altas tropicales,quizá debido a su clima favorable a la agricultura y unmedio ambiente más benigno. Al no existir el comer-cio marítimo, ni siquiera el transporte con ruedas, elacceso al mar no constituía una desventaja económicapara estas civilizaciones. La principal excepción en lascivilizaciones de las tierras altas del Nuevo Mundo fuela civilización maya de las tierras bajas tropicales, perola densa población de la península de Yucatán desapa-reció misteriosamente antes de entrar en contacto conlos europeos6. La concentración actual de las pobla-ciones indígenas de México, América Central y los paí-ses andinos de las tierras altas también fue una funciónde los lugares donde las poblaciones indígenas sobre-vivieron a las enfermedades del Viejo Mundo. Las po-blaciones de las tierras altas están protegidas contra lamalaria, la fiebre amarilla y la anquilostomiasis, enfer-medades tropicales de las tierras bajas que contribuye-ron a la extinción de muchas poblaciones amerindiasen la mayoría de las islas del Caribe.

Geografía y colonización

La colonización ha desempeñado un papel complica-do en los patrones actuales de desarrollo económico,pero no explica la significativa variación geográficaactual de América Latina. La mayoría de los países dela región comparten la misma herencia colonial, perolos resultados económicos son muy diferentes. Y en-tre los países de origen británico, francés y holandésen vez de ibérico, pueden encontrarse algunos de lospaíses más ricos, pero también algunos de los máspobres de la región.

Por otra parte, como demuestra Diamond(1997), la geografía desempeñó un papel central aldeterminar qué países serían colonizadores y cuálescolonizados. Eurasia se vio muy favorecida en rela-ción con los otros continentes en términos de culti-vos y animales domesticables, por el azar, y por la granárea de zonas ecológicas contiguas7. La proximidadpermanente de los hombres sedentarios a su ganado y

el consumo de los animales permitieron que las nue-vas enfermedades se adaptaran al ser humano: virue-la, sarampión, varicela y una amplia gama de parási-tos intestinales. Las poblaciones sedentariasconcentradas en las ciudades gracias a los avances agrí-colas se convirtieron en proveedores permanentes deenfermedades infecciosas que sostenían “enfermeda-des masivas” como la tuberculosis y la influenza. Estecultivo de enfermedades infecciosas resultó devasta-dor para las poblaciones no expuestas y explica en granmedida la fácil conquista de las Américas y Australasia.Los avances tecnológicos posibilitados por las venta-jas agrícolas de Eurasia también explican el dominioeuropeo en Africa.

Cuando los europeos llevaron a los africanosal Nuevo Mundo, también exportaron una diversidadde enfermedades nuevas para las Américas. La mala-ria, la fiebre amarilla, la anquilostomiasis, la esquisto-somiasis y otras enfermedades devastaron la pobla-ción indígena y desde entonces han tenido unpersistente impacto en la carga de enfermedades. To-davía hoy, la mayoría de estas enfermedades constitu-ye un problema económico y de salud pública impor-tante en los trópicos americanos.

Las enfermedades importadas de Africa tam-bién afectaron a los colonizadores europeos en lasregiones tropicales del Nuevo Mundo, especialmen-te en el Caribe. Haití se convirtió en la última mo-rada de dos grandes ejércitos coloniales (véase el Re-cuadro 3.1). La fiebre amarilla y la malaria acabaroncon sucesivas invasiones de los británicos y los fran-ceses, que en Haití sufrieron más bajas que enWaterloo8.

5 McNeill (1976), p. 190.6 Ciertas evidencias apuntan a una sequía sostenida ocasionada por laoscilación climática del fenómeno de El Niño como causa del colapso dela civilización maya, debido a la alta densidad de población y la práctica dela agricultura en suelos tropicales frágiles. Véase Fagan (1999), capítulo 8.7 La falta de animales domesticables en las Américas, útiles tanto en laagricultura como en la guerra, se debió probablemente al impacto quetuvieron los primeros pobladores humanos hace 13.000 años sobre losgrandes mamíferos, irónicamente, similar al impacto mortal de los co-lonos europeos sobre los descendientes de los pobladores americanosoriginales. Los mamíferos americanos no tenían experiencia en lacoevolución con los seres humanos hasta la sorpresiva aparición de losinmigrantes asiáticos y no tenían cautela ni defensas contra los ataqueshumanos. En las Américas, así como en Australia, los primeros colonoshumanos causaron la extinción de la mayoría de los grandes mamífe-ros. Véase Crosby (1986) pp. 273-281.8 Heinl y Heinl (1978).

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Geografía y desarrollo en América Latina 137

La esclavitud no sólo implicó un nuevo culti-vo de enfermedades; también significó un profundocambio en la composición de la población, en la capa-cidad para explotar ciertas tierras y en los patrones dedesarrollo institucional de los países que absorbierongrandes cantidades de esclavos. La esclavitud no fueun fenómeno uniforme, sino se vio claramenteinfluenciada por una combinación de factores geo-gráficos, tecnológicos e institucionales (véase el Re-cuadro 3.2).

Desde los agudos análisis de Eric Williamshace más de medio siglo, se acepta que en su origen,la esclavitud “fue económica, no racial; no tuvo nadaque ver con el color del trabajador, sino con su pre-cio”. Pero, a la postre “las diferencias raciales hicie-ron más fácil justificar y racionalizar la esclavitud ne-

gra”. De esta manera, “la esclavitud no nació del ra-cismo, sino que el racismo fue consecuencia de la es-clavitud”. Ese fue su efecto más duradero, ya que losprejuicios raciales no terminaron con la esclavitud.Aún continúan afectando las vidas de los descendien-tes de los esclavos y limitando sus posibilidades eco-nómicas y sociales9.

Los trópicos pueden ser duros, pero no indomables

Las dificultades para operar en un ambiente tropicalresultaron totalmente claras durante la construccióndel canal de Panamá. El abandono del proyecto porlos franceses (1881-1889) y los fracasos posteriores

Dentro del caos general que trajo consigo la Revolución Fran-

cesa, una de sus colonias más ricas, Saint Domingue, que más

tarde se convertiría en Haití, comenzó a experimentar pro-

blemas. Con la promulgación de los Derechos del Hombre en

una colonia fundamentada en un sistema de esclavitud bru-

tal, la resistencia armada contra los propietarios blancos de

las plantaciones pasó de los mulâtres, de raza mixta y ten-

dencias proescalvistas, a una revuelta general de los esclavos

africanos en 1791.

Inglaterra y España, ambas en guerra contra la Fran-

cia republicana entre los años 1790 y 1799, acordaron divi-

dirse el botín de Saint Domingue. España luchó a través de

las bandas de esclavos rebeldes en el norte, e Inglaterra inva-

dió el sur en 1793. Al darse cuenta de que ni España ni Ingla-

terra pondrían fin a la esclavitud, los rebeldes dieron la es-

palda a los españoles y atacaron a los británicos. Aunque no

se vieron seriamente amenazados por los rebeldes hasta el

final, los británicos sucumbieron en cambio a la geografía

de St. Domingue. El comandante inglés había asegurado a

Londres que podía tomarse el territorio con 877 soldados,

pero los refuerzos no lograban mantenerse al día con los

estragos que producían la fiebre amarilla y la malaria. En un

caso típico, el teniente Thomas Howard, al mando de un re-

gimiento formado por 700 húsares, perdió 500 hombres en

un mes, cuando en batalla sólo había perdido siete. Al final,

las enfermedades y los rebeldes forzaron a los británicos a

evacuar la isla, dejando a sus espaldas más de 14.000 muer-

tos. Edmund Burke resumió así este desastre: “La espada hostil

es caritativa; el país mismo es el enemigo más temido”.

El clima de Haití destruyó dos grandes ejércitos1

Cuando Napoleón consolidó su poder en Francia

después de 1799, se propuso reconquistar la apreciada colo-

nia, para usarla como trampolín para reafirmar el control

francés en el Territorio de Louisiana. Su fracaso fue igual al

de los británicos. Los soldados franceses no pudieron sobre-

vivir en el ambiente malsano de Haití. En 1802, Leclerc, el

cuñado de Napoleón, ocupó rápidamente toda la colonia con

20.000 soldados, pero la fiebre amarilla y la malaria volvie-

ron a tomar el control: la mortalidad por fiebre amarilla ex-

cedió el 80%. Para ocultar sus bajas, los franceses sacaban a

los muertos de noche y suspendieron los funerales militares.

Sólo dos comandantes de regimiento sobrevivieron, y el pro-

pio Leclerc sucumbió a la fiebre amarilla antes de que termi-

nara el año.

Los franceses lucharon con refuerzos masivos has-

ta 1803, cuando decidieron evacuar lo que quedaba del ejér-

cito. Diez mil hombres lograron regresar a Francia y 55.000

quedaron enterrados en la colonia. En poco tiempo nació

Haití, la segunda república independiente del hemisferio,

dando refugio y apoyo a Simón Bolívar en su hora más oscu-

ra en 1815. Napoleón se vio forzado a abandonar sus planes

en Louisiana, territorio que vendió a Estados Unidos. La te-

nacidad de los rebeldes haitianos fue esencial en la única

revuelta exitosa de esclavos en la historia, pero su victoria

dependió de la aplastante carga de enfermedades tropicales

que afectaba a la isla.

1 Basado en Heinl y Heinl (1978).

Recuadro 3.1

9 Williams (1964), pags. 7 y 19.

Page 8: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3138

Por qué la esclavitud sólo se desarrolló en algunas regionesRecuadro 3.2

La relación entre la geografía y la esclavitud ha sido objeto

de profundos debates, motivados por la cultura racista que

desarrollaron los colonizadores de origen europeo para jus-

tificar la explotación de los negros. El hecho que se busca

explicar es la concentración de la esclavitud en las zonas tro-

picales: la mayoría de los esclavos llegaron a las islas del Cari-

be o a Brasil, y en Estados Unidos se concentraron en el sur

subtropical. La explicación arraigada en la cultura racista era

que los blancos no podrían soportar el trabajo en las malsa-

nas condiciones tropicales, que sólo podían ser aptas para

las razas de color.

Algunas de las explicaciones modernas, que tienen

sus antecedentes en los estudios renovadores de Thompson

(1941), Williams (1964) y otros autores, se basan en las condi-

ciones de producción de las plantaciones y la escasez de otros

tipos de mano de obra. Siguiendo ese enfoque, Engerman y

Sokoloff (1997) han mostrado que la esclavitud se concentró

en los trópicos, no por el ambiente malsano, sino porque

esta institución resultaba económicamente más productiva

en las plantaciones tropicales (aunque desastrosa para quie-

nes fueron sometidos a ella), mientras que la mano de obra

libre era más productiva en el Nuevo Mundo de los climas

templados. El clima tropical era apropiado para ciertos culti-

vos (azúcar, tabaco, cacao, café, algodón y arroz) propicios

para la producción en gran escala, mientras que las zonas de

clima templado del Nuevo Mundo eran propicias para el cul-

tivo de granos con una producción eficiente a nivel de pe-

queños agricultores. Además, las plantaciones tropicales se

podían manejar con cuadrillas de trabajadores forzados a

trabajar rápidamente sin riesgos significativos para los culti-

vos. De ahí que Engerman y Sokoloff afirmen que las econo-

mías de América Latina basadas en la mano de obra esclava

se tradujeran en altos niveles de desigualdad, con consecuen-

cias de gran alcance para las instituciones y el desarrollo eco-

nómico de estos países. Las colonias españolas tenían relati-

vamente pocos esclavos, y los amerindios, que se consideraban

esclavos o siervos, constituyeron un elevado porcentaje de la

población en todas estas colonias hasta finales del siglo XIX.

Esta disparidad implicó una gran desigualdad y el desarrollo

de instituciones económicas restrictivas similares a las de los

estados esclavistas. Según Engerman y Sokoloff, el ambiente

institucional (generado por el impacto histórico y no por el

impacto persistente de la geografía) es lo que explica la dife-

rencia entre el desempeño económico de América Latina y el

de Estados Unidos y Canadá.

Otros autores sostienen, sin embargo, que las con-

diciones de salud de las zonas tropicales sí pueden haber in-

cidido en el predominio de la esclavitud negra sobre otras

razas. Coelho y MacGuire (1997) han mostrado que, debido

a su exposición a las enfermedades tropicales durante mu-

chas generaciones, los africanos tenían más inmunidad

genética y adquirida, especialmente a la malaria, la fiebre

amarilla y a la anquilostomiásis. La mayoría de los grupos

étnicos del Africa Sub-sahariana tienen dos características san-

guíneas: el factor Duffy y la anemia drepanocítica. El factor

Duffy confiere inmunidad contra la malaria vivax más benig-

na, mientras que la anemia drepanocítica proporciona pro-

tección parcial contra la malaria falciparum más maligna. La

mayoría de los africanos eran inmunes a la fiebre amarilla

debido a la exposición durante su infancia (cuando la enfer-

medad es más leve) y, por razones que simplemente se des-

conocen, las tasas de mortalidad por la enfermedad incluso

entre los africanos no inmunes son más bajas. Asimismo, los

africanos occidentales, de quienes descendía la mayoría de

los esclavos del Nuevo Mundo, también por razones desco-

nocidas, tienen una clara tolerancia a la anquilostomiásis.

En cualquier caso, la explicación última de la distri-

bución espacial de la esclavitud negra se encuentra en la es-

casez de otros tipos de mano de obra en las producciones de

gran escala. Los europeos forzados o contratados para tra-

bajar en las plantaciones tenían la posibilidad de adquirir

tierras y de acogerse a instituciones que les ofrecían formas

de protección inexistentes para los negros. Por su parte, los

amerindios eran una oferta limitada de mano de obra, que

en muchas zonas sucumbió a la arremetida de las enferme-

dades. La mayor resistencia de los negros a ciertas enferme-

dades tropicales posiblemente facilitó el proceso, aunque por

supuesto no lo explica, ni lo justifica.

En muchas regiones de América Latina, los patro-

nes de localización de las poblaciones negras e indígenas en

la actualidad reflejan todavía factores del pasado. Las adver-

sas circunstancias climáticas se refuerzan a menudo por ais-

lamiento físico, insuficiente acceso a los mercados, inadecuada

infraestructura de servicios y diversos mecanismos

institucionales y culturales que hacen difícil borrar el peso

de la historia. América Latina no ha prestado aún la atención

que merecen estos problemas. Aunque este libro no preten-

de ser una excepción, está motivado por la convicción de que

ignorar la influencia de la geografía en el desarrollo implica

el riesgo de ignorar a las minorías étnicas.

Page 9: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 139

de los americanos (1904-1905) demostraron que suterminación dependía de un control más intensivo delas enfermedades. El ambiente general de trabajo enel húmedo trópico era muy difícil: “El efecto del cli-ma en las herramientas, en la ropa y en los efectospersonales, era devastador. Todo lo que fuera de hie-rro o acero adquiría el color naranja brillante del óxi-do. A los libros, zapatos, cinturones, morrales, estu-ches de instrumentos y vainas de machetes les salíamoho en una noche. Los muebles pegados se desba-rataban. La ropa nunca se secaba”10. El gran desafío,sin embargo, eran la malaria y la fiebre amarilla. Aun-que los franceses realizaron grandes inversiones enasistencia médica, en la década de 1880 todavía noconocían la forma de propagación de estas dos enfer-medades transmitidas por los mosquitos. Además dela temible mortandad entre los trabajadores y el debi-litamiento recurrente de quienes sobrevivían, muchosde los líderes e ingenieros más dinámicos del proyec-to también perecieron por la enfermedad. Además delas metas técnicas poco realistas y de las dificultadesde organización, las muertes por enfermedad erandemasiado gravosas para el proyecto. Durante losnueve años que duró el esfuerzo francés se perdieronmás de 20.000 vidas11.

El entonces presidente de Estados Unidos,Theodore Roosevelt, principal promotor del intentonorteamericano de construcción del canal, reconocióinmediatamente la importancia del control de las en-fermedades gracias a su experiencia en los trópicos:“Creo que los problemas de sanidad e higiene... en elistmo son los verdaderamente importantes, inclusomás que la ingeniería”12. Cuando los norteamerica-nos reiniciaron la construcción del canal en 1904,William Gorgas resultó ser un elemento esencial parasu éxito. En La Habana, en 1901, demostró lo quepocos creían posible: la fiebre amarilla endémica sepodía eliminar controlando el mosquito. En 1905,Gorgas recibió suficientes recursos y apoyo y fue aPanamá a realizar una hazaña similar. En uno de losesfuerzos de control vectorial más intensivo que ja-más se acometiera, Gorgas pudo eliminar la amenazade la fiebre amarilla y de la malaria negando a losmosquitos los pozos de agua estancada que necesitanpara procrearse con la ayuda de un ejército de inspec-tores de sanidad que visitaron casa por casa. La provi-sión de agua potable y otras medidas sanitarias redu-jeron la incidencia de otras enfermedades. A diferencia

de lo que cree la mayoría, Gorgas reconoció que lamalaria constituía una peor amenaza para la salud quela fiebre amarilla en Panamá; y en efecto había sido lamayor causa de mortalidad en los proyectos francés ynorteamericano13.

La fiebre amarilla ya no es un problema desalud pública gracias al esfuerzo de control que se rea-lizó a nivel mundial durante la década de 1930 y aldesarrollo de una vacuna efectiva. Con respecto a lamalaria, la situación es completamente distinta. El es-fuerzo mundial de erradicación que había comenzadoen los años veinte, y que se intensificó en los años cin-cuenta y sesenta, fracasó en gran medida en los trópi-cos y todavía no hay una estrategia de vacunación deviabilidad comprobada. Actualmente, todas las drogaseconómicas que se utilizan para el tratamiento y la pre-vención de la malaria están perdiendo su efectividaddebido a la aparición de cepas resistentes.

Productividad de la tierra

La geografía tiene efectos fuertes y determinantes enel desarrollo económico y social, que pueden obser-varse en la actualidad. A escala mundial, los patronesgeográficos son especialmente elocuentes (véase elGráfico 3.5). La gran mayoría de los países pobresestán ubicados en los trópicos, mientras que las zonasno tropicales muestran los niveles más elevados dedesarrollo. Si la geografía no fuera determinante, sepodrían esperar condiciones económicas similares entodo el mundo, sujetas a algunas variaciones aleatorias.De hecho, los países pobres raramente están interca-lados en las regiones ricas, aunque unos pocos paísesricos sí se encuentran en las zonas tropicales.

Volviendo al mapa de niveles de ingreso detodo el mundo (Gráfico 3.5), existen más países deingresos medios en los trópicos latinoamericanos queen los demás trópicos, por lo que parecería que la re-gión se ve menos afectada por la regla general queafirma que los trópicos son más pobres. Los gradientesgeográficos dentro de América Latina, sin embargo,

10 McCullough (1977) p. 135.11 McCullough. (1997) p. 235.12 Ibid., p. 406.13 Ibid., p. 139.

Page 10: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3140

son claros y dramáticos. Como puede apreciarse en elGráfico 3.6, los niveles del PIB per cápita de poderadquisitivo de 1995 en la región siguen una curva enforma de U en la banda de latitud. El PIB muestraniveles mucho más altos en el sur templado y un nivelmínimo justo por debajo de la línea ecuatorial, en labanda de latitud de 20º a 0º Sur. El trópico geográficose define como una región ubicada entre los 23,45ºSur hasta los 23,45º Norte, donde el sol se encuentraperpendicular en algún momento del año. La AméricaLatina tropical tiene niveles de ingreso mucho másbajos que la América Latina templada o la parte tem-plada de México, aunque en las islas del Caribe seencuentran algunos puntos de gran desarrollo (lospaíses que corresponden a cada banda de latitudpueden verse en el Gráfico 3.7). El PIB per cápitapromedio de US$4.580 en la banda de latitud de 20ºa 0º Sur se encuentra justo por debajo de la mitad delnivel de los puntos altos templados.

El problema de la pobreza en los trópicos noes nuevo. El gradiente en forma de U de los nivelesde ingreso por latitud, con ingresos bajos en los tró-picos e ingresos mucho más altos en las latitudes máselevadas, existe desde el momento en que empezó arecabarse información. Los datos sobre el PIB percápita de los países más grandes de las Américas son

confiables desde 1900, como muestra el Gráfico 3.814.Los ingresos en Brasil, Perú, Colombia y Venezuela,todos países tropicales, están por debajo de la mitadde los niveles de ingreso de los países templados comoChile y Argentina, y menores que los de México yCuba, situados en el borde de la zona tropical. Haceun siglo, los países latinoamericanos tropicales teníanniveles de ingreso mucho más bajos que Estados Uni-dos y Canadá, por un factor de tres o cuatro.

Las estimaciones disponibles sobre el PIB percápita de 1800 son más débiles y escasas (Gráfico 3.9),pero muestran el mismo patrón por latitud15. Los tró-picos eran más pobres que los países templados, conla clara excepción de Cuba, y aparentemente Haití16,cuya riqueza provenía de la brutal (y eventualmenteinsostenible) productividad de la economía esclavista.

Distribución del ingreso per cápitaGráfico 3.5

400-4.000

4.000-7.500

7.500-15.000

15.000-32.000

n.d.

PIB per cápita, 1995 (PPA)

Trópico de Cáncer

Trópico de Capricornio

14 Los datos sobre el PIB per cápita de 1900 provienen de Maddison(1995), Cuadro C-16d, p. 188, exceptuando los de Cuba en 1913, ob-tenidos de Coatsworth (1998), Cuadro 1.1, p. 26.15 Los datos sobre el PIB per cápita de 1800 provienen de Coatsworth(1998) Cuadro 1.1, p. 26.16 Aunque no se incluye en el gráfico, las evidencias históricas pruebanque Haití era la colonia más rica de Francia y es muy probable quetuviera niveles de ingreso similares a los de Cuba antes de que la rebe-lión de los esclavos destruyera las plantaciones. Véase Heinl y Heinl(1978, p.2).

Fuente: Gallup, Sachs y Mellinger (1999).

Page 11: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 141

PIB per cápita promedio por grados de latitud en América Latina

Gráfico 3.6

0

2.000

4.000

6.000

8.000

10.000

12.000

14.000

PIB

per

cáp

ita

(US$

de

1995

)

60S-50S 50S-40S 40S-30S 30S-20S 20S-10S 10S-0 0-10N 10N-20N 20N-30N 30N-40N

Latitud

Fuente: Banco Mundial (1998) y ESRI (1992).

Países de América Latinapor grados de latitud

Gráfico 3.7

Trópico de Capricornio

Trópico de Cáncer

20N

10N

0 N/S

10S

20S

30S

40S

50S

Ingreso por grados de latitud en 1900Gráfico 3.8

500

1.000

1.500

2.000

2.500

3.000

3.500

4.000

4.500

PIB

per

cáp

ita

en 1

900

(Dó

lare

s co

rrie

nte

s)

-40 -20 0 20 40 60

Latitud

Argentina

Chile

Brasil

PerúColombia

Venezuela

Cuba

México

Estados Unidos

Canadá

Fuentes: Maddison (1995) y Coatsworth (1998).

Si se considera que los países de la regióncomparten muchos aspectos de la historia colonial ycultural, los patrones actuales (y pasados) de ingresopor latitud en América Latina resultan sorprenden-tes. Aunque podría suponerse que la variación en eldesarrollo económico entre continentes se debe mása las experiencias históricas divergentes que a la geo-grafía, esta teoría es menos probable dentro de loscontinentes mismos. El patrón de desarrollo en Amé-rica Latina es congruente con el patrón de Africa yEurasia. Los extremos norte y sur de Africa, que noson tropicales, son las regiones más ricas del conti-nente; por su parte, el Sudeste Asiático tropical ysubtropical son en general más pobres que el nortetemplado.

La densidad demográfica es un indicadoraproximado de cuán hospitalaria es la tierra para unasociedad agrícola. A pesar del extraordinario y acele-rado crecimiento demográfico de los últimos siglos,la distribución relativa de la población mundial ha sidonotablemente estable. La distribución demográfica deAmérica Latina se ajusta en gran medida a los patro-nes de asentamiento europeos (incluyendo a losesclavos que trajeron) y a las poblaciones indígenasde las tierras altas que sobrevivieron al intercambiocon los conquistadores. Como en otras regiones delmundo, sin embargo, la población presenta un patrónbimodal en relación con la latitud (Gráfico 3.10), conpicos en las latitudes templadas medias y menoresdensidades en el extremo sur y en los trópicos. Lasdensidades demográficas más altas de la latitud tropi-

Page 12: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3142

cal de 10º a 20º Norte en México central y AméricaCentral constituyen la excepción, pero son congruen-tes con la relación clima - población, porque la mayorparte de esta población vive en las tierras altas de cli-ma templado.

La baja densidad demográfica de los trópicosimplica que la productividad económica de la tierraestá distribuida aún menos equitativamente que losingresos. El Gráfico 3.11 muestra la variación del PIBpor área de tierra, el producto del PIB per cápita y ladensidad de población. El producto económico porárea de tierra en la banda tropical de la latitud de 10º

a 0º Sur es de US$39.000 por kilómetro cuadrado, osea menos de un cuarto de la densidad del PIB que seencuentra en los 20º a 30º Norte y Sur.

Agricultura tropical

La desventaja económica de los trópicos puede atri-buirse en gran medida a la baja productividad agríco-la. El rendimiento agrícola depende sensiblemente delclima, los recursos del suelo y la tecnología.

Las condiciones del clima y del suelo de laszonas ecológicas templadas y tropicales son diferen-tes. Además, la marcada diferencia existente entre lascomunidades vegetales y animales de los trópicos ylas de las zonas templadas sugieren que la productivi-dad de la reducida gama de plantas que se utilizancomo principales productos agrícolas también essistemáticamente diferente entre las dos regiones.Aunque en principio es posible adaptar los principa-les productos alimenticios para que sean igualmenteproductivos en las zonas templadas y en las tropica-les, esto no ha ocurrido en la práctica. Incluso cuandose tienen en cuenta las diferencias en el uso de losinsumos, el rendimiento de los principales cultivos tro-picales es notablemente menor que el de los cultivosde clima templado. Ello es sólo en parte un fenóme-no natural, ya que la causa principal puede encontrarseen el patrón de desarrollo tecnológico, producido ori-ginariamente por la distribución de las especies agrí-

Densidad del PIB por grados de latitudGráfico 3.11

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

Den

sid

ad d

el P

IB (

US$

1.00

0 d

e 19

95/k

m2 )

60S-50S 50S-40S 40S-30S 30S-20S 20S-10S 10S-0 0-10N 10N-20N 20N-30N 30N-40N

Latitud

Fuentes: Banco Mundial (1998) y ESRI (1992).

Densidad de población por grados de latitud

Gráfico 3.10

0

20

40

60

80

Den

sid

ad p

ob

laci

on

al (

per

son

as/k

m2 )

60S-50S 50S-40S 40S-30S 30S-20S 20S-10S 10S-0 0-10N 10N-20N 20N-30N 30N-40N

Latitud

Fuentes: Banco Mundial (1997) y ESRI (1992).

Ingreso por grados de latitud en 1800Gráfico 3.9

20

30

40

50

60

70

80

90

100

PIB

per

cáp

ita

en 1

800

(Dó

lare

s co

rrie

nte

s)

-38 -36 -14 -9 22 24 37

Latitud

Argentina

Chile

BrasilPerú

México

EstadosUnidos

Cuba

Fuente: Coatsworth (1998).

Page 13: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 143

colas y animales y por las condiciones de la tierra, re-forzadas por siglos de cambios tecnológicos sesgadosen favor de las zonas más ricas.

La disparidad entre la productividad agrícolatropical y no tropical por agricultor (Gráfico 3.12) esaún más pronunciada que la disparidad de los nivelesde ingreso de las zonas tropicales y no tropicales (Grá-fico 3.5). La historia de la mayoría de los cultivos in-dividuales es similar. En nueve de las diez categoríasimportantes de cultivos que presenta el Cuadro 3.2,los rendimientos no tropicales son más elevados quelos tropicales. Ello ocurre especialmente en el casode los cultivos de clima templado como el trigo, perotambién de algunos cultivos tropicales como el maízo la caña de azúcar.

Las diferencias pueden deberse, total o par-cialmente, a los insumos utilizados. Los fertilizantes,los tractores, las semillas mejoradas y la mano de obraafectan los rendimientos, independientemente de queel clima sea ideal o no para el cultivo. Los agriculto-res de los países más ricos usan más intensamenteinsumos distintos de la mano de obra porque, en com-paración con su propio trabajo y el valor de las tie-rras, aquéllos son mucho más baratos. De manera quela pobreza puede ser la causa de los bajos rendimien-tos característica de los trópicos, en vez de ser la bajaproductividad un factor que contribuye a la pobreza.

Sin embargo, los cálculos de Gallup y Sachs (1999)muestran que el rendimiento de los cultivos tropica-les es menor aun cuando se neutralizan las diferenciasen el uso de insumos17. El rendimiento de los culti-vos de las zonas ecológicas tropicales y secas que con-forman la mayoría de los trópicos geográficos es deun 30% a un 40% más bajo que el rendimiento de loscultivos de zonas ecológicas templadas, incluso usan-do los mismos insumos en las dos zonas. Además, laproductividad agrícola creció un 2% más lentamenteen las ecozonas tropicales y secas que en las templa-das. Por lo tanto, aunque el origen de las diferenciasen la productividad puede ser natural, no hay duda deque, a lo largo del tiempo, el desarrollo tecnológicoha ayudado a aumentar las diferencias. El desarrollotecnológico se ha concentrado en las zonas más ricas,las que además tienen una ecología más homogéneaque contribuye a que las especies y la tecnología sedifundan mejor18.

1-2.500

2.500-7.000

7.000-14.000

14.000-28.000

28.000-44.000

n.d.

Producto agrícola por persona en dólares

Producto agrícola por agricultor, 1994Gráfico 3.12

Trópico de Cáncer

Trópico de Capricornio

17 Las políticas de precios y otras políticas agrícolas tienen un efectosustancial sobre las cantidades que producen los agricultores y en lacantidad de insumos que utilizan pero, en principio, no deberían afec-tar la productividad, si se aplican los mismos insumos.18 Véase un análisis extenso y documentación sobre este punto enDiamond (1997).

Fuente: FAO (1999).

Page 14: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3144

Algunos cultivos son cierta-mente más productivos en los trópi-cos, como es el caso de las frutas tro-picales. Sin embargo, sólo unos pocosforman parte importante del sistemaalimenticio. El Cuadro 3.3 muestrala contribución de las diferentescategorías de cultivos a la ofertamundial de alimentos. Los cerealesproporcionan cerca de la mitad de lascalorías alimenticias y casi la mismaproporción de proteínas. Los culti-vos de los que se extrae el aceite, laúnica categoría de cultivos cuyorendimiento es más alto en los paísestropicales que en los no tropicales,sólo representan el 10% de las calo-rías alimenticias y el 3% de lasproteínas.

Dentro de América Latina seobserva el mismo patrón diferencialde productividad agrícola, aunque lospaíses de la región son más homogé-neos entre sí que con el resto delmundo. El rendimiento de la mayo-ría de los cultivos de los países lati-

Cuadro 3.2 Productividad agrícola (por cosecha) en países tropicales y no tropicales, 1998

Producción Producción Diferenciaen zona tropical en zona no tropical Tropical/ estadísticamente

(MT/Ha) (MT/Ha) No tropical significativa1

Cereales (medida equivalente a arroz procesado) 16,5 26,9 0,61 xMaíz 20,1 45,1 0,45 xTubérculos (papa, yuca, etc.) 105 200 0,53 xAzúcar2 647 681 0,95Leguminosas (frijoles y arvejas) 7,9 13,3 0,59 xOleaginosas 5,1 4,0 1,28 xVegetales 113 177 0,64 xFrutas 96,0 97,9 0,98 Bananos 155 201 0,77 xCafé 6,5 15,4 0,42 xNúmero de observaciones3 108 95

1 x = probabilidad menor al 5% para la prueba del estadístico t que mide si el promedio de la producción en zonas tropicales es diferente al promedio de la producción en las

zonas no tropicales.2 Datos para 1996.3 Este es el número de países que produce cereales. No todos los países cultivan los demás productos.

Fuente: FAO (1999).

Cuadro 3.3 Oferta de alimentos per cápita por producto(Porcentajes)

Mundo América Central

Calorías Proteínas Calorías

Total 100 100 100Productos vegetales 84 63 84

Cereales (medida equivalentea arroz procesado) 50 45 47

Trigo 20 22 9Arroz (procesado) 21 15 3Maíz 5 5 34Otros 3 4 1

Tubérculos (papa, yuca, etc.) 5 3 1Azúcar 9 0 16Leguminosas (frijoles y arvejas) 2 5 4Aceites y aceites vegetales 10 3 10Vegetales 2 4 1Frutas 3 1 3Bebidas alcohólicas 2 0 2Otros 1 1 0

Productos animales 16 37 16Carne y grasas animales 9 18 9Leche, huevos, pescado 6 19 7

Fuente: FAO (1999). Los totales pueden no sumar exactamente debido al redondeo.

Page 15: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 145

Cuadro 3.4 Productividad agrícola (por cosecha) en países tropicales y no tropicales deAmérica Latina, 1998

Producción Producción Diferenciaen zona tropical en zona no tropical Tropical/ estadísticamente

(TM/Ha)1 (TM/Ha)1 No tropical significativa2

Cereales (medida equivalente a arroz procesado) 22,9 33,8 0,68 x Maíz 24,6 51,4 0,48 xTubérculos (papa, yuca, etc.) 122 218 0,56 xAzúcar3 700 632 1,11Leguminosas (frijoles y arvejas) 7,5 10,4 0,72 xOleaginosas 6,2 5,3 1,17Vegetales 143 161 0,89Frutas 135 142 0,95 Bananos 166 214 0,78Café 7,1 6,1 1,16Número de observaciones4 33 7

1 Toneladas métricas por hectáreas.2 x = probabilidad menor al 5% para la prueba del estadístico t que mide si el promedio de la producción en zonas tropicales es diferente al promedio de la producción en las

zonas no tropicales.3 Datos para 1996.4 Este es el número de países que produce cereales. No todos los países cultivan los demás productos.

Fuente: FAO (1999).

Cuadro 3.5 Crecimiento promedio de la productividad en países tropicales y no tropicales deAmérica Latina, 1961-1998

Crecimiento Crecimiento de la de la producción Diferencia

producción en zonas en zonas no tropicales Tropical/ estadísticamentetropicales (%) tropicales (%) No tropical significativa1

Cereales (medida equivalente a arroz procesado) 1,8 2,6 -0,8 x Maíz 1,8 3,1 -1,3 xTubérculos (papa, yuca, etc.) 0,6 2,1 -1,5 xAzúcar2 0,8 1,0 -0,2Leguminosas (frijoles y arvejas) 0,3 0,6 -0,3 xOleaginosas 2,0 1,8 0,2Vegetales 2,5 1,6 0,9Frutas 0,3 0,1 0,2 Banano -0,3 0,2 -0,5Café 1,0 0,5 0,5Número de observaciones 3 33 7

1 x = probabilidad menor al 5% para la prueba del estadístico t que mide si el promedio de la producción en zonas tropicales es diferente al promedio de la producción en las

zonas no tropicales.2 Datos para el período 1961-1996.3 Este es el número de países que produce cereales. No todos los países cultivan los demás productos.

Fuente: FAO (1999).

Page 16: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3146

noamericanos tropicales es muy bajo. Unos pocosproductos constituyen la excepción: la caña de azú-car, el aceite y el café, pero ninguna de las diferen-cias entre el rendimiento de estos cultivos en el tró-pico y en otras regiones no tropicales sonestadísticamente significativas (Cuadro 3.4). El de-sarrollo tecnológico también ha favorecido a la agri-cultura no tropical de América Latina. El Cuadro3.5 muestra el rápido crecimiento del rendimientode los cultivos básicos de la región, pero las tasas decrecimiento son muy diferentes entre las regionestropicales y no tropicales. Aunque el rendimientode algunos cultivos (café, frutas, hortalizas y acei-tes) registró un crecimiento ligeramente más rápi-do en los países tropicales, el progreso más impor-tante se observa en los no tropicales. Más aún, lasúnicas diferencias que se registraron en la producti-vidad de los últimos 37 años, y que fueron estadísti-camente significativas, se dieron en los países no tro-picales. No es una coincidencia que la mayoría delos exportadores de productos agrícolas más exitososde América Latina sean los países no tropicales. Esbien conocido que a partir de la década de 1970 Chilelogró un gran avance en la producción de frutas des-tinadas a los mercados internacionales, cuando lo-gró aprovechar el desarrollo tecnológico deCalifornia, una región con la que comparte impor-tantes similitudes ecológicas y geográficas (ademásde la ventaja de estar en estaciones opuestas)19.

La dieta de los países de América Latina, par-ticularmente la de los países tropicales, es diferentede la de otras partes del mundo. Si los cultivos queconforman la base de la alimentación de los países tro-picales de América Latina son relativamente más pro-ductivos en los trópicos, las diferencias de rendimientoentre los países tropicales y no tropicales en otros cul-tivos sería menos problemática. En la última colum-na del Cuadro 3.3 se registra el consumo de caloríasen América Central por tipo de cultivo. Ciertamente,los centroamericanos comen mucho más maíz, azú-car y leguminosas, que representan el 54% de su con-sumo de calorías en comparación con el 16% en elresto del mundo. Sin embargo, el maíz en particular ytambién los frijoles figuran entre los cultivos menosproductivos de los trópicos, comparados con las zo-nas no tropicales del mundo en su conjunto y dentrode América Latina.

Por consiguiente, la productividad agrícola esmucho más baja en los trópicos, tanto en el mundocomo en América Latina, incluso en el caso de aque-llos productos relativamente más importantes en ladieta de los países tropicales. Las diferencias en pro-ductividad reflejan en parte factores naturales, que seven reforzados sustancialmente por los patrones dedesarrollo tecnológico.

Condiciones de salud

La relación entre la geografía y el desarrollo en laregión va más allá de la productividad de la tierra, oen general de la calidad y la disponibilidad de recur-sos naturales. Las regiones tropicales también sonmás pobres debido a una mayor incidencia de en-fermedades. Los factores geográficos afectan lascondiciones de salud a través de muchos canales. Ladifusión y la intensidad de muchas enfermedades,especialmente de las transmitidas por vectores va-rían con el clima. La malaria, la anquilostomiasis yla esquilostomiasis en particular son grandesdebilitadores y han sido relativamente fáciles de con-trolar en las zonas templadas, pero todavía se resis-ten a los esfuerzos de control en los trópicos. Lafalta de estaciones dificulta esta tarea, puesto que lareproducción de los vectores de transmisión es igualdurante todo el año. Y la asignación de inversionesen tecnología sólo ha reforzado la dificultad relativadel control de las enfermedades típicas de las zonasmás pobres, por la sencilla razón de que los que su-fren esas enfermedades son demasiado pobres parapagar vacunas o tratamientos.

El resultado es que en los trópicos la morta-lidad es más alta y la vida es más corta. Las tasas demortalidad infantil en América Latina son más altasen los trópicos (Gráfico 3.13) y disminuyen de ma-nera más o menos constante hacia los extremos delpunto más alto. Las tasas más altas en la latitud de10º a 20º Sur son más del doble de las tasas que seobservan en la zona templada del sur y un 50% másaltas que en la zona templada del norte. El patrón deesperanza de vida es similar. El Gráfico 3.14 combi-na datos sobre la esperanza de vida en los estados o

19 Esto ha sido documentado por Meller (1995 y 1996).

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Geografía y desarrollo en América Latina 147

Mortalidad infantil por grados de latitudGráfico 3.13

0

20

40

60

80

Mo

rtal

idad

infa

nti

l po

r 1.

000

nac

ido

s vi

vos

60S-50S 50S-40S 40S-30S 30S-20S 20S-10S 10S-0 0-10N 10N-20N 20N-30N 30N-40N

Latitud

Fuentes: Banco Mundial (1998) y ESRI (1992).

50

55

60

65

70

75

80

-55 -50 -45 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 0 5 10 15 20 25 30

Latitud

Esp

eran

za d

e vi

da

al n

acer

(añ

os)

Esperanza de vida en América Latina por latitud, 1995

Gráfico 3.14

Fuentes: Naciones Unidas (1996) complementada con información binacional de Alves,(1999); Bitrán y Má (1999), Escobal y Torero (1999); Esquivel Morales, et al. (1999);Sánchez y Núñez (1999); y Urquiola (1999).

provincias de Bolivia, Perú, Brasil, Colombia y Méxi-co en 1995 con datos nacionales de los demás paíseslatinoamericanos. Los habitantes de los extremosnorte y sur templados de América Latina tienen unaesperanza de vida de alrededor de 75 años, pero lalínea se reduce notablemente en la mitad tropical,descendiendo a 65 años en el punto inmediatamenteal sur de la línea ecuatorial. Los promedios de vidamuy bajos, de menos de 60 años, se observan en sutotalidad en los trópicos en las provincias de Boliviay Perú, y en Haití. Las dos provincias cercanas alEcuador que registran niveles de esperanza de vidasuperiores a los 75 años también se encuentran enPerú: Lima, la capital, y la provincia del Callao, unclaro signo de disparidad regional dentro del mismopaís.

El clima y la salud

La mala salud y la pobreza guardan una estrecha rela-ción. Bolivia y Haití registran los niveles de esperan-za de vida más bajos, y también son países pobres. Yahemos visto que el ingreso per cápita es más bajo enlos trópicos que en las zonas templadas de AméricaLatina. Quizá la mala salud típica de los trópicos sedeba a la pobreza y no directamente a las influenciasgeográficas. Es posible, pero la esperanza de vida tam-bién es menor en los países tropicales que en prome-dio son menos pobres, como Perú. Si nos interesa laesperanza de vida como medida de bienestar, no im-

porta que se vea afectada directamente por el clima oindirectamente a través del desarrollo económico: elbienestar es menor en los trópicos. Sin embargo, siquisiéramos cambiar las condiciones de salud, seríaimportante saber si es necesario reducir directamentela transmisión de enfermedades, o si sería más efecti-vo invertir recursos en el crecimiento económico, locual solucionaría indirectamente los problemas desalud.

Para evaluar la influencia directa del climasobre las enfermedades, es preciso neutralizar la in-fluencia de los niveles de ingreso. La esperanza devida en América Latina está fuertemente correlacio-nada con el clima, después de neutralizar el efecto delos niveles de ingreso. Los niveles del PIB per cápitaprovincial están correlacionados independientemen-te con la esperanza de vida, pero su inclusión no cam-bia en forma sustancial la asociación del clima con lasalud. Ello sugiere que el clima ciertamente afecta lasalud, pero no sólo a través del ingreso. Otras evi-dencias refuerzan esta afirmación, como veremos enel siguiente experimento empírico.

La educación de las madres es una de las va-riables que se correlaciona más fuertemente con elestado de salud. Cuando la influencia de la educaciónfemenina en materia de salud se combina con el nivelde ingresos, ésta resulta fuerte y significativa y el in-greso pierde su asociación independiente con la es-

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Capítulo 3148

peranza de vida20. El clima, sin embargo, secorrelaciona fuertemente con los resultados de salud.Al neutralizar el efecto de la educación femenina y elPIB per cápita, la esperanza de vida es cuatro añosmás baja en los trópicos húmedos y en las zonas tem-pladas húmedas (Gráfico 3.14). Estos resultados de laregresión, que se resumen en el Apéndice 3.1, pro-yectan una esperanza de vida siete años más baja enlos trópicos húmedos que en las regiones desérticas ysecas, con el mismo ingreso y el mismo nivel de edu-cación femenina. Los resultados sobre la mortalidadinfantil (que es un componente de la esperanza de vida)son similares. La mortalidad infantil es un 4% másalta en los trópicos húmedos que en las regiones tem-pladas húmedas, y un 6% más alta que en las regionessecas, a igualdad de otros factores.

Una de las diferencias más conspicuas entreel ambiente de enfermedades de las zonas tropicalesfrente a las templadas es la malaria. La malaria siguesiendo un problema de salud importante y de difícilcuración sólo en las regiones tropicales del mundo.El Gráfico 3.15 muestra la distribución de la malaria

en América Latina en 1946, 1966 y 1994. Si bien laprevalencia de la malaria se ha reducido, en las prin-cipales zonas tropicales se resiste al control. La mala-ria está estrechamente relacionada con el clima y nohay indicios de que los niveles de ingreso o la educa-ción femenina la afecten21.

Los estudios realizados en Brasil y Perú con-firman el papel que desempeña la geografía en las con-diciones de salud de los habitantes de las provinciasen los países de América Latina. En estos dos estu-dios, del 62% al 76% de la variación en la mortalidady la desnutrición infantil se deben a la geografía (neu-tralizando el efecto de otros factores), como puedeverse en el Cuadro 3.6. Al neutralizar el efecto de otrascaracterísticas comunitarias, Alves, et al. (1999) reve-laron que en las regiones brasileñas de altas tempera-turas la estatura de niños y adultos es más baja y quelas tasas de supervivencia infantil son más bajas.

Desastres naturales22

Si bien la productividad agrícola y las condiciones desalud son los principales canales a través de los cualesla geografía natural incide en el desarrollo económi-co del mundo, y particularmente de América Latina,los frecuentes y devastadores desastres naturales coar-tan las posibilidades de desarrollo de muchos países.

En toda su historia, América Latina han sufri-do numerosos desastres naturales. Estos se definencomo fenómenos naturales cuyo impacto adverso, entérminos de daños personales, pérdida de hogares,muertes y destrucción de bienes, genera severas difi-cultades económicas y sociales. De acuerdo con la basede datos de la USAID/OFDA, en la región han tenidolugar 638 desastres naturales entre 1900 y 1995. En

Extensión de la malariaen América Latina, 1946-1994

Gráfico 3.15

Riesgo de contraer malaria

en 1994

en 1966

en 1946

Fuentes: Pampana y Russell (1955), OMS (1967) y DNS (1997).

20 La salud, como se señaló anteriormente, influye en el PIB per cápita,y éste, a su vez, influye en la salud. Aunque más adelante se analizaráesta causalidad de doble vía correlacionando sólo las condicionesiniciales de salud con el crecimiento económico posterior, la causalidadinversa es también un problema estadístico para las regresiones delApéndice 3.1. El impacto de la salud sobre el ingreso se puede abordarcon la regresión de variables instrumentales, usando la apertura de laeconomía como instrumento de los niveles del PIB como en Pritchetty Summers (1996). La apertura está fuertemente correlacionada conlos niveles del PIB pero no es probable que afecte las condiciones desalud. Estos no son cambios significativos para los coeficientes despuésde la instrumentación (los resultados no se presentan).21 Véase el Apéndice 3.1.22 Esta sección se basa en BID (2000).

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Geografía y desarrollo en América Latina 149

este mismo período, América Latina ocupó el segun-do lugar en términos del número promedio anual dedesastres ocurridos en el mundo, con un 23%; des-pués de Asia (41,8%), pero por encima de Africa(15,7%) y del resto del mundo23. Los perjuicios rela-cionados con los desastres naturales han sido sustan-ciales en América Latina; se estima que 160.000personas han muerto, unos 10 millones han quedadosin hogar y casi 100 millones se han visto afectadasentre 1970 y 199524 (Cuadro 3.7).

La gran vulnerabilidad de la región con rela-ción a los desastres naturales es el resultado de unacombinación de factores geográficos y socioeconómi-cos. Los riesgos asociados a los sucesos naturales sonuna función de la magnitud del fenómeno físico (entérminos de severidad y dimensión), de la tasa de in-cidencia y del grado de vulnerabilidad de losasentamientos humanos expuestos. Estos tres elemen-tos son esenciales para explicar por qué América La-tina ha sido y sigue siendo extremadamente sensible alos desastres naturales.

La ubicación geográfica constituye, por su-puesto, la principal explicación de los fenómenosnaturales extremos capaces de ocasionar desastres.América Latina es extremadamente propensa a te-rremotos y erupciones volcánicas, debido a que suterritorio se encuentra encima de cuatro placastectónicas activas (Cocos, Nazca, Caribe y Sudame-ricana), a lo largo del anillo de fuego del Pacífico,donde ocurren el 80% de los movimientos sísmicosy volcánicos de la tierra. Entre los países de mayorriesgo sísmico se encuentra México (este siglo haexperimentado 84 terremotos que superan el grado7 en la escala de Richter)25, Colombia, Chile, Gua-temala, Perú, Ecuador y Costa Rica.

Cuadro 3.6 Variables geográficas asociadas a las condiciones de salud por país

Nivel de la EfectoNivel de la observación sobre la

País Variable variable Variable de la variable variable(fuente) dependiente dependiente independiente independiente dependiente R2 (%)

Brasil -altitud Municipal Positivo *(Alves, Tasa de -temperatura Municipal Negativo *et al., mortalidad -precipitación Municipal Positivo **1999) infantil Hogares -dummies por Municipal 76

región

-latitud Provincial Negativo **-longitud Provincial Negativo **

Perú Tasa de -altitud Provincial Positivo *(Bitrán y mortalidad -temperatura Provincial NegativoMá 1999) infantil Hogares -precipitación Provincial Positivo ** 62

-latitud Provincial Negativo *-longitud Provincial Negativo

Perú -altitud Provincial Positivo *(Bitrán y Nutrición -temperatura Provincial NegativoMá 1999) infantil Hogares -precipitación Provincial Positivo * 71

* = significativo al 1%.

** = significativo al 5%.

23 OFDA (1999). La base de datos incluye todos los peligros naturalesdeclarados como desastres por el gobierno de Estados Unidos, así comolos desastres importantes no declarados que causan un número sustan-cial de muertes, lesiones, daños a la infraestructura, la producción agrí-cola y la vivienda.24 Ibid.25 Banco Mundial (1999).

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Capítulo 3150

Desastres naturales más importantes en América Latina y el Caribe, 1980-1999

Número Personas GenteAño País Sitio Tipo de desastre de muertos afectadas sin vivienda

1979-83 Brasil Noreste, Sertão Sequía 0 20.000.000 n.d.1980 Haití Suroeste, Puerto Príncipe Huracán Allen 300 330.000 n.d.1982 Perú Huallaga, Cuzco Inundación 332 20.000 n.d.1982 Perú Cuzco Inundación 200 n.d. n.d.1982 México Costa Norte del Pacífico Huracán Paul 225 50.000 n.d.1982 El Salvador Sonsonate, Huachapán Inundación 500 50.000 n.d.1982 Guatemala Costa Oeste Inundación 620 20.000 20.0001983 Ecuador Costa Inundación 307 700.000 n.d.1983 Perú Costa Norte Inundación 364 700.000 n.d.1983 Argentina Noreste Inundación 0 5.580.000 250.0001983 Bolivia Altiplano Sequía 0 1.583.049 n.d.1983 Bolivia Ciudad de Santa Cruz Inundación 250 50.000 n.d.1983 Colombia Popayán Terremoto 250 35.000 35.0001983 Brasil Minas Gerais Inundación 68 3.000.000 8.0001984-85 Brasil Espirito Santo,

Minas Gerais,Rio de Janeiro Inundación 200 60.000 60.000

1985 México Ciudad de México,Michoacán,Jalisco Terremoto 8.776 100.000 100.000

1986 Colombia Amero, Calda, Tolima Erupción volcánica 21.800 7.700 7.7001987 El Salvador San Salvador Terremoto 1.100 500.000 250.0001987 Ecuador Carchi, Imbabura,

Pastaza, Napo Terremoto 300 150.000 n.d.1987 Colombia Medellín, Vila Tina Barrio Deslizamiento 240 n.d. 25001988 Brasil Petropolis, Rio de Janeiro Inundación 289 58.560 58.5601988 Argentina Provincia de Buenos Aires Inundación 25 4.600.000 n.d.1988 Rep. Dominicana Noreste y Sureste Inundación 0 1.191.150 n.d.1988 México Yucatán y costas del golfo Huracán Gilbert 240 100.000 100.0001990 Perú Zonas altas Sequía 0 2.200.000 n.d.1992 Perú 16 departamentos Inundaciones por

El Niño 0 1.100.000 n.d.1993 Ecuador Nambija en

Zamora-Chinchipé Deslizamiento 300 n.d. n.d.1994 Colombia Cauca y Huila Terremoto 271 24797 n.d.1994 Haití Jacmel, Puerto Príncipe Tormenta tropical

Gordon 1.122 1.500.000 87.0001997-98 Ecuador, Perú n.d. Inundaciones por

El Niño 550 n.d. 400.0001998 Argentina n.d. Inundaciones por

El Niño n.d. n.d. 100.0001998 Rep. Dominicana País Huracán Georges 208 400,000 n.d.1998 Brasil Noreste Sequía por El Niño n.d. n.d. 4.800.0001998 Honduras País Huracán Mitch 6.600 2.100.000 1.400.0001998 Nicaragua País Huracán Mitch 2.055 868.000 n.d.1998 Guatemala País Huracán Mitch 268 n.d. 750.0001999 Colombia Quindío-centro del país Terremoto 1.117 425.000 150.0001999 Venezuela1 Caracas + 8 Estados Inundaciones, 25-50.000 600.000 51.000

deslizamientos

Nota: Incluye desastres naturales entre 1980 y 1999 con más de un millón de afectados o 200 muertos.1 Estimación preliminar.

Fuente: BID (2000).

Cuadro 3.7

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Geografía y desarrollo en América Latina 151

La volatilidad climática también es extremaen América Latina y se manifiesta en forma de seve-ras sequías, inundaciones y vientos causados por elfenómeno de El Niño26, por el desplazamiento anualNorte - Sur de la Zona de Convergencia Intertro-pical y por el paso de las tormentas tropicales y hu-racanes que nacen en los océanos Pacífico y Atlánti-co. Las zonas tradicionales de alta volatilidadclimática incluyen a América Central, el Caribe, elnorte de Brasil, Perú, Ecuador, Chile y Argentina.Los cambios climáticos recientes parecen haberagravado la volatilidad del clima en la región27.

El grado de vulnerabilidad general de la re-gión con relación a los fenómenos naturales de extre-ma magnitud no sólo está determinado por la ubica-ción geográfica y los patrones climáticos, sino tambiénpor varios factores socioeconómicos que magnificanel potencial letal y destructivo de los peligros natura-les. Entre estos factores se encuentran los patronesde asentamiento de las poblaciones, la mala calidadde la vivienda y la infraestructura, la degradaciónambiental, la ausencia de estrategias eficientes de mi-tigación de riesgos y la seria vulnerabilidad económica.

En América Latina, la alta densidad de po-blación concentrada en zonas propensas a los desas-tres es un factor explicativo importante del grado devulnerabilidad de la región. La densidad general de lapoblación ha aumentado debido al crecimiento de-mográfico, generando una mayor vulnerabilidad. Ade-más, la vulnerabilidad de algunos países ha aumenta-do debido a los patrones migratorios. En Perú, laproporción de personas que hoy residen en las zonascosteras (a 80 kilómetros del mar), que son las mássusceptibles a los cambios climáticos causados por ElNiño y otros fenómenos, es actualmente del 73%,mientras que hace tres décadas era de apenas el 54%28.

La rápida urbanización del continente (temade otra sección) promovida por la presión demográfi-ca en las zonas rurales, también aumenta los efectosadversos que tienen los fenómenos naturales en la ac-tividad económica y en la población. Por lo menosdos de las ciudades más grandes y de mayor creci-miento de América Latina, la ciudad de México yLima, se encuentran ubicadas en zonas de alta activi-dad sísmica. El terremoto ocurrido en la ciudad deMéxico en 1985 causó 8.700 muertes y los daños secalcularon en US$4.000 millones29. Desde 1856, seisterremotos han dañado y destruido a Lima. Desde

1940, año del último gran terremoto, su población seha multiplicado por seis, alcanzando los 8,5 millones.En 1980, el riesgo de que haya un terremoto impor-tante en los próximos 100 años se calculó en un 96%30.

Por otra parte, el rápido crecimiento demo-gráfico y una notable migración rural-urbana llevó aque la mayoría de las ciudades se expandieran sin unaplaneación urbana apropiada, sin estándares de cons-trucción y sin una regulación de uso de la tierra adap-tada a su ambiente geográfico. Puesto que la tasa deurbanización supera el 76%, se calcula que 90 millo-nes de latinoamericanos vivirán en zonas urbanas enel año 200031. Las ciudades latinoamericanas son ex-tremadamente vulnerables a los terremotos e inunda-ciones por varias razones, tales como la alta densidadde población, calles estrechas, construcciones de adobeo piedra seca y falta de vegetación y vías pavimenta-das. Los patrones de migración rural-urbana han ge-nerado una mayor demanda de espacio urbano y laproliferación de barrios pobres en terrenos de pocovalor pero de mucho riesgo. Algunos ejemplos de es-tos barrios son las favelas que se encuentran en lasladeras de las colinas que rodean a Rio de Janeiro, losvillorios de la ciudad de Guatemala construidos enbarrancos propensos a deslizamientos y los tuguriosde Tegucigalpa ubicados en planicies inundadas yempinadas laderas. No es sorprendente pues que losbarrios pobres de las ciudades sean los primeros (y aveces los únicos) en ser arrasados por los fenómenosnaturales, como demostraran las inundaciones de 1999en Caracas o de 1988 en Rio de Janeiro, y el terremo-to de 1976 en Guatemala32.

26 Cada tres a doce años, El Niño produce cambios en la circulaciónatmosférica sobre el Pacífico, causando cambios en la temperatura delagua del mar en América del Sur e inundaciones y sequías en la franjadel continente paralela al Pacífico. Véase en Fagan (1999) un análisisprofundo del fenómeno y sus consecuencias a lo largo de la historia.27 De acuerdo con el Grupo de Reaseguros de Munich (1999), el nú-mero de desastres naturales importantes ocurridos entre los años se-senta y noventa ha aumentado por un factor de tres, con pérdidas eco-nómicas multiplicadas por nueve. En 1998 se registraron más desastresnaturales en el mundo que en cualquier otro año. Obsérvese sin em-bargo que estas comparaciones pueden estar influidas en algún gradopor un informe más amplio y preciso de desastres naturales ocurridosen años recientes.28 IFRC (1999), p. 8829 OFDA/USAID (1999).30 IFRC (1993), pgs. 48-50.31 Ibid., p. 44.32 Albala-Bertrand, J.M. (1993), p. 93.

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Capítulo 3152

La deficiente calidad de la vivienda en la re-gión, que empeora significativamente los efectos ad-versos de los fenómenos naturales, es principalmenteuna consecuencia de la rápida urbanización y de la po-breza generalizada. Desde 1993, el 37% del inventariode viviendas de América Latina consiste en habitacio-nes que no proporcionan protección adecuada contralos desastres y las enfermedades33. El proyecto de laOEA sobre mitigación de desastres en el Caribe esti-ma que el 60% del total de las viviendas del Caribe estáconstruido sin ningún requisito técnico34. Obviamen-te, la mala calidad de la vivienda está directamente re-lacionada con la realidad de una pobreza generalizada.En general, los moradores de viviendas pobres carecendel conocimiento, la habilidad técnica y el ingreso ne-cesarios para manejar problemas como el drenaje deaguas superficiales y el peligro de construir una vivien-da en el techo de otra. Desde 1990, el 40% de los acci-dentes ocurridos en las favelas de Rio de Janeiro ha sidocausado por el derrumbamiento de casas y un 30% porlos deslizamientos de tierra35. Más aún, el cumplimientode los códigos de construcción no se exige con sufi-ciente rigor en las zonas de riesgo, incluso aquéllas enbarrios de altos ingresos, ni a las compañías del sectorformal, ni a la infraestructura pública. En la isla caribeñade Montserrat, el 98% de las viviendas se derrumba-ron durante los huracanes de 1989 porque no cum-plían los estándares de construcción relacionados conla resistencia a vientos y huracanes. El daño total secalculó en US$240 millones, es decir, 5 años de PIB36.

La baja inversión en infraestructura básicatambién pone en peligro a la población y a los bienes.Como demostraron el impacto del huracán Mitch enAmérica Central y el del fenómeno de El Niño enPerú y Ecuador, existe una elevada probabilidad deque los caminos, puentes, aeropuertos, represas y di-ques de mala calidad resulten destruidos por huraca-nes e inundaciones. Los daños causados a la infraes-tructura conducen a un mayor número de muertes,así como a una más prolongada interrupción de laactividad económica y de la distribución de alimen-tos. En el caso del huracán Pauline que azotó a Méxi-co en 1997, 200 de las 400 muertes se debieron a laimposibilidad de llegar hasta las poblaciones de laszonas aisladas37. En Perú, los daños totales en infra-estructura ocasionados por El Niño en 1997 y 1998ascendieron al 5% del PIB del país, lo que causó unareducción prolongada de la actividad en varios secto-

res clave como la minería, la actividad económica másimportante del país38. Asimismo, la vulnerabilidad dela infraestructura de la salud frente a los desastres,debido al uso de técnicas de construcción no aptaspara resistirlos y a la falta de mantenimiento, dismi-nuye el acceso y la calidad del servicio de emergen-cias después del desastre y en la fase de recuperación.En la ciudad de México, el ala nueva del hospital Juárezse derrumbó durante el terremoto de 1985, causandomuchas muertes y paralizando una infraestructurasocial que era esencial en un momento de crisis39. Ladestrucción de sistemas de alcantarillado y procesa-miento de desechos mal diseñados y mal conservadostambién aumenta los riesgos de salud relacionados conel desastre: aparecen el cólera y la leptospirosis.

La degradación del medio ambiente tambiéndesempeña un papel crucial en la transformación delos fenómenos naturales en desastres. En toda la re-gión, la deforestación de las cuencas, la ausencia deprogramas de conservación de suelos y el uso inapro-piado de la tierra son factores que agravan los riegosde inundación y deslizamiento de tierras. La degrada-ción ambiental en la región es el resultado de una altadensidad de población en ecosistemas frágiles, así comode la práctica de actividades agrícolas inadecuadas. Enlugar de utilizar técnicas de cultivo más tradicionales yfavorables al medio ambiente (como la construcciónde terrazas en las laderas o la siembra de cultivos ensuelos firmes afirmados por las raíces de los árboles),el sector agrícola de América Latina generalmente uti-liza técnicas que causan la deforestación y la erosiónde los suelos, dos fenómenos que aumentan las proba-bilidades de inundación, sequías y deslizamientos.

Aunque en los años setenta y ochenta se al-canzó un gran progreso, la mayoría de los países de laregión todavía no aplican políticas efectivas de ges-tión de riesgos. Las instituciones encargadas de lamitigación y prevención de riesgos no reciben fondosproporcionales a la dimensión de los mismos40. A pe-

33 OPS (1998).34 IFRC (1997), p. 80.35 Hardoy (1989).36 IFRC (1997).37 OPS (1998).38 IFRC (1999), p. 88.39 OPS/OMS (1994), p. 72.40 CEDEPRENAC (1999) p. 13.

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Geografía y desarrollo en América Latina 153

sar de su probada eficiencia, las actividades esencialesde mitigación de riesgos, como el drenaje, las medi-das de control de inundaciones y la reforestación delas cuencas son escasas en las zonas de riesgo. Aunquees igualmente importante, la regulación del uso de latierra y los estándares de construcción raramente seaplican. Más aún, la mayor parte de la infraestructuraque de alguna manera se relaciona con la vida, comohospitales, servicios públicos y aeropuertos, carece deplanes de contingencia adecuados. Por último, los sis-temas de alerta temprana, evacuación y refugio no cu-bren todas las zonas de riesgo y están muy desorgani-zados. Por ejemplo, se estima que gran parte de lasmuertes ocurridas en Haití en 1994 durante la tor-menta tropical Gordon y en Costa Rica en 1996 du-rante el huracán César se debieron a las deficienciasde los sistemas locales de alerta y evacuación. Segúnel Centro de Coordinación para la Prevención deDesastres Naturales (CEDEPRENAC), ninguno delos gobiernos centroamericanos asigna recursos sufi-cientes para la gestión de riesgos naturales en su pre-supuesto nacional41.

Los países latinoamericanos, además de servulnerables a los desastres naturales por razones físi-cas, también lo son por razones económicas. El im-pacto macroeconómico de los desastres naturales de-pende especialmente del tipo de actividad afectada,su grado de vulnerabilidad frente a las perturbacionesrelacionadas con el desastre y su impacto en otros sec-tores productivos y en las finanzas públicas. El otrofactor importante que determina la dimensión delimpacto es la capacidad general de recuperación de laeconomía del país, que está en función de las condi-ciones macroeconómicas presentes antes del desas-tre, del grado de diversificación de la economía y deltamaño de los mercados financieros y de seguros. Enla región, la falta de diversificación sectorial ayuda aexplicar por qué el impacto agregado de los fenóme-nos naturales es tan adverso. La agricultura, que estádirectamente relacionada con las condicionesclimáticas, todavía es un sector importante en la re-gión en términos de la participación del PIB y delempleo. El peso del sector agrícola en las zonas rura-les, sumado a la ausencia de opciones ocupacionalesalternativas, incrementa el riesgo de un desempleomasivo, de pérdidas de ingreso y de recesión en zonasdonde la volatilidad climática es alta. En Honduras,el país más afectado por el huracán Mitch, el sector

agrícola representa el 20% del PIB, el 63% de las ex-portaciones y el 50% del empleo total.

La limitada capacidad de los mercados de se-guros y reaseguros también aumenta la sensibilidadde la región a los fenómenos naturales, pues la ausen-cia de estos mecanismos deja que el Estado, las em-presas y los individuos deban absorber completamenteel impacto causado por la destrucción del capital físi-co y la caída de la actividad económica. El Niño, porejemplo, causó daños por US$2.800 millones a lainfraestructura pública de Perú, de los cuales sólo 150millones estaban asegurados42.

Acceso a los mercados

Hasta aquí hemos analizado los tres canales principa-les a través de los cuales la geografía física afecta lasposibilidades de desarrollo económico y social: laproductividad de la tierra, el peso de las enfermeda-des y la propensión a los desastres naturales. Ahoranos referiremos a los patrones de ubicación de lapoblación y analizaremos cómo el acceso a los merca-dos y la urbanización afectan el desarrollo.

El acceso a los principales mercados mundia-les es esencial para el desarrollo económico. Sólo losmercados mundiales proporcionan la escala, el gradode competencia y el acceso a los cambios tecnológi-cos y organizativos necesarios para una produccióneficiente. El acceso a estos mercados depende básica-mente de dos factores: la distancia entre el país y losmercados y la cercanía de la mayor parte de la activi-dad económica a las costas o a un río navegable. Estosdos factores determinan el costo del transporte marí-timo. Pero, ¿por qué es esto tan importante?

En el caso de la mayoría de los productos, losmercados mundiales están dominados por un núme-ro relativamente pequeño de países desarrollados enEuropa, América del Norte y Japón. La proximidad aestas regiones constituye una ventaja económicasustancial. En los pocos países en desarrollo que handisfrutado de un crecimiento económico rápido en laúltima generación, la exportación de manufacturas deuso intensivo de mano de obra ha desempeñado un

41 OPS (1998).42 IFRC (1999), pág. 97.

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Capítulo 3154

papel prominente. El comercio de estosproductos depende mayormente del trans-porte marítimo. Siendo el costo real deltransporte una pequeña fracción del valorde los productos finales, ¿por qué tendríaeste costo un impacto económico significa-tivo? Cuando se importan bienes de inver-sión, como hacen casi siempre los países demenor desarrollo, el costo del transporte ac-túa como un impuesto sobre la inversión,que varía según la capacidad de acceso delpaís. Si los insumos de la producción tam-bién se importan, como casi siempre ocu-rre con las manufacturas de exportación, elimpacto de este impuesto se magnifica43. En lasmaquiladoras y otros centros de ensamblaje para laexportación no es raro que el valor de los insumosconstituya el 70% del valor del producto deexportación terminado. Si el costo del transporte cons-tituye el 10% del valor de los productos transporta-dos, tanto para los insumos importados como para elproducto final exportado, el costo de transporte re-presenta un 56% del valor agregado interno44. Si elcosto del transporte es la mitad de esta tasa, el 5%,entonces la razón costo de transporte/valor agregadodesciende a 25%. Esta diferencia en el costo del trans-porte generalmente es suficiente para considerar queun lugar con elevados costos de transporte no es ren-table en absoluto.

El acceso al mar dentro de un país, y no sólo ladistancia hasta los mercados internacionales, es esen-cial para la accesibilidad económica, aunque sólo seaporque el costo del transporte terrestre es mucho másalto que el del transporte marítimo, especialmente enlos países pobres con infraestructura limitada. El costodel transporte terrestre de productos dentro de un paíspuede ser casi tan alto como el costo de llevarlos pormar a un puerto extranjero remoto45. Como demues-tran Radelet y Sachs (1998), casi todos los países quehan logrado un éxito macroeconómico en las exporta-ciones de uso intensivo de mano de obra tienen la ma-yoría de sus poblaciones a 100 kilómetros de la costa.

Desde el punto de vista del acceso a los merca-dos, los países de la cuenca del Caribe están situados enpuntos ideales. Están cerca de los grandes mercadosnorteamericanos y la mayoría de sus poblaciones y ac-tividades económicas están muy cerca de la costa. Conpolíticas comerciales favorables y una infraestructura

complementaria, los países del Caribe y de AméricaCentral deberían tener una ventaja competitiva sobrelos países exportadores más exitosos del SudesteAsiático. ¿Por qué las empresas estadounidenses cru-zarían el Pacífico hasta los países del Sudeste Asiáticoen busca de bajos salarios para las plantas de ensambla-je, si a 300 kilómetros cuentan con mano de obra cali-ficada y económica? Las políticas comerciales de lospaíses del Caribe y el desarrollo de maquiladoras yZonas Francas Industriales (ZFI) han comenzado aaprovechar este potencial.

El papel de las ZFI como punto de partidapara el desarrollo de un sector productor de exporta-ciones de manufacturas pone de relieve la importan-cia del acceso a las costas. Como lo muestran el Grá-fico 3.16 y el Cuadro 3.8, de las 210 zonas francas

43 Esto se analiza formalmente en Gallup, Sachs y Mellinger (1999).44 La razón costo de transporte/valor agregado local es igual al costodel transporte marítimo de entrada del insumo y de salida del produc-to, dividido por el valor de la producción menos el valor de los insumosimportados. Para una exportación cuyo valor es uno, el costo del trans-porte marítimo es el valor de los insumos (0,7) más el valor de la expor-tación (1) multiplicado por el costo del transporte marítimo (10%),dividido por el valor agregado (1-0,7 = 0,3) o 0,1(1,7)/03 = 56%. Si elcosto del transporte marítimo es sólo el 5%, entonces el precio de losinsumos al desembarque es un 5% más bajo, o 0,7(1-0,05) = 0,665 y elvalor agregado es 1-0,665 = 0,335. La razón costo del transporte marí-timo/valor agregado es 0,05(1,665)/0,335 = 25%.45 Los datos sobre el costo del transporte marítimo son difíciles deconseguir, pero un estudio reciente realizado por la UNCTAD de-mostró que a un país africano sin salida al mar, transportar por tierraun contenedor para transporte marítimo puede costarle hasta un 228%de lo que cuesta transportarlo por mar desde el puerto europeo máscercano. Véase Radelet y Sachs (1998).

Cuadro 3.8 Zonas Francas Industriales en América Latina1

Costeras2 No costeras

Zonas francas Industriales 152 58

Porcentaje de todas las ZFI 72% 28%

ZFI excluyendo México y Bolivia 112 7

Porcentaje de todas las ZFI 94% 6%

1 Incluye zonas francas y maquiladoras.2 Las zonas costeras comprenden hasta 100 kms del mar.

Fuente: WEPZA (1997).

Page 25: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 155

Zonas Francas Industriales, 1997Gráfico 3.16

ZFI entre 0 y 100 km de la costa

ZFI a más de 100 km de la costa

Zona costera (a 100 km de la costa)

industriales que había en América Latina en 1997, 152(72%) estaban a menos de 100 kilómetros de la costa.La mayoría de las ZFI interiores se encuentran en elnorte y centro de México, con buen acceso terrestreal mercado de Estados Unidos, y en Bolivia. Sin con-tar las ZFI de estos dos países, 112 de 119 (94%) seencuentran sobre la costa.

Las economías de América Central y del Ca-ribe mantienen su dinamismo gracias a sus estrechoslazos comerciales con Estados Unidos, mientras quemuchos países sudamericanos están afrontando crisiseconómicas. El desempeño económico de Méxicomuestra esta tendencia. Cuando la economía estabaen gran medida cerrada al comercio exterior, entre1960-1980, el PIB per cápita de los estados mexica-nos que limitan con Estados Unidos creció un 3%más lentamente que el de los demás estados (Gráfico3.17). Con la liberalización del comercio de los añosochenta, que abrió la economía al mercado de Esta-dos Unidos, el crecimiento de los estados fronterizosfue 0,4% más rápido que el de los demás estados (aun-que el país en general mostraba un PIB per cápitadecreciente). En el período 1990-1995, con la crea-

ción del Tratado de Libre Comercio de América delNorte, a pesar de la constante contracción del PIBper cápita, los estados fronterizos del norte crecieronun 0,8% más rápido que el resto de los estados.

Otros países latinoamericanos se ven menosfavorecidos que México o que los países centroameri-canos o del Caribe en términos de su acceso a losmercados. Bolivia y Paraguay no tienen salida al mar,lo que reduce sus posibilidades comerciales. Colom-bia, a pesar de tener acceso a los océanos Atlántico yPacífico, desarrolla la mayor parte de sus actividadeseconómicas lejos de la costa, y hasta hace poco, care-cía de vías adecuadas que conectaran sus principalesregiones. Hasta el siglo XX, los caminos sólo comu-nicaban las pequeñas ciudades dentro de cada región,pero no las regiones entre sí. En 1930, el principallazo que tenía su capital, Bogotá, con el mundo exte-rior era el río Magdalena, y el viaje hasta la costa enbuque de vapor duraba doce días. Las barreras geo-gráficas todavía son motivo de que Colombia tengauna de las densidades viales más bajas de AméricaLatina. La tendencia en la mayoría de los países esque los niveles de ingreso converjan entre estados oregiones46, pero en el caso de Colombia la evidenciano es concluyente. Las tasas de convergencia estánmás influenciadas por la proximidad a los mercadosregionales que por el acceso al mar, debido probable-mente al alto costo del transporte que imponen las

Diferencias en crecimiento económicoentre estados fronterizos y el resto de México(Porcentajes)

Gráfico 3.17

-0,4

-0,2

0,0

0,2

0,4

0,6

0,8

1,0

Cre

cim

ien

to a

nu

al d

el P

IB p

er c

ápit

a

1960-1980 1980-1990 1990-1995

Fuente: Esquivel et al. (1999).

46 Barro y Sala-i-Martin (1995).

Fuente: WEPZA (1997).

Page 26: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3156

barreras geográficas y a la ubicación de los principa-les centros urbanos47.

Pero la importancia de las barreras geográfi-cas y los problemas de localización pueden cambiarcon el tiempo. Como veremos en la próxima sección,las tierras bajas de Bolivia han experimentado un im-portante auge durante las dos últimas décadas debidoa la combinación de nuevas conexiones viales y a laexpansión de oportunidades comerciales con los paí-ses vecinos. Por supuesto, un obstáculo importante parala explotación de estas oportunidades puede ser la ubi-cación de las ciudades, especialmente cuando la másgrande concentra una gran proporción de la pobla-ción del país, como suele suceder en América Latina.

Primacía urbana en América Latina

Hasta ahora nos hemos concentrado en la geografíanatural y el acceso a los mercados internacionalescomo los canales más importantes a través de los cua-les la geografía afecta al desarrollo. Aunque el lugar yla forma en que se distribuye la población son facto-res que afectan estos canales, no hemos analizado elresultado principal de los patrones de ubicación: lasciudades.

El tamaño y la distribución de las ciudadesvaría mucho de un país a otro. Mientras que en algu-nos los residentes urbanos tienden a aglomerarse enuna ciudad grande, en otros tienden a diseminarseentre varias ciudades, grandes y pequeñas. Estas dife-rencias afectan los resultados del desarrollo en varia-das y complejas formas, como lo reconocen los eco-nomistas urbanos y otros científicos sociales desdehace ya tiempo.

La urbanización ha estado acompañada de laconcentración de la población en una ciudad“importante”. Esta tendencia, que antes se limitaba alos países desarrollados, se ha convertido en unacaracterística básica en muchos países en desarrollo,especialmente en Africa y América Latina. El Gráfico3.18 muestra la concentración urbana, o el porcenta-je de población que vive en la ciudad más importantede un país. La concentración urbana es más alta enAmérica Latina que en cualquier otra región. Sólo elAfrica Subsahariana tiene niveles de concentraciónurbana comparables con los de América Latina, perosus niveles de urbanización son mucho más bajos y

sus ciudades importantes más pequeñas. En el Gráfi-co 3.19 se puede apreciar la evolución de la concen-tración urbana en América Latina y el resto del mun-do durante los últimos cincuenta años. Lapreeminencia de América Latina en este sentido noes un fenómeno reciente. Ya desde los años cincuen-ta, la concentración urbana promedio en esta regiónera seis puntos porcentuales más alta que en el restodel mundo. Esta diferencia aumentó ligeramente du-rante los años sesenta y setenta y desde entonces se hamantenido estable.

El Gráfico 3.20 analiza la evolución de losniveles de concentración urbana en América Latina.Las diferencias entre países son evidentes, no sólo enlos niveles de concentración urbana, sino también ensu progresión. Actualmente, la concentración varíaentre el 15% en Brasil hasta más del 65% en Panamá.Aunque el rango de variación ha permanecido estable,la evolución de la concentración urbana ha sido muydiferente entre un país y otro. En algunos países haaumentado en forma consistente (Colombia, Chile,Haití, Nicaragua, Perú y El Salvador), en otros hadisminuido (Argentina, Uruguay y Venezuela) y enotros se ha mantenido estable (Brasil y Ecuador).

La geografía impulsa la concentración urbana

Cuando se comparan los países de todo el mundo, laconcentración urbana se asocia con algunas caracte-rísticas básicas del país. Gaviria y Stein (1999), porejemplo, muestran que la concentración urbana es másbaja en los países más pequeños (disminuye un puntoporcentual por cada millón de kilómetros cuadrados)y en los países ricos (disminuye un punto porcentualpor cada US$1.000 per cápita). En promedio, laconcentración urbana es diez puntos porcentuales másalta en los países donde la ciudad más importante tam-bién es la capital y dos puntos porcentuales más altaen los países donde la ciudad más importante es unpuerto.

La geografía natural también afecta la con-centración urbana, aunque sólo sea proporcionandoel telón de fondo contra el cual evoluciona. Las for-mas en que la geografía afecta la concentración nosiempre son directas y son difíciles de captar de for-

47 Sánchez y Núñez (1999).

Page 27: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 157

ma global. Por lo tanto, los estudios de caso son clavepara comprender el papel de la geografía en la evolu-ción de la concentración urbana.

Urquiola et al. (1999) han estudiado lainteracción entre geografía y urbanización en Boli-via. La urbanización en este país ha seguido una tra-yectoria peculiar: la concentración urbana ha dismi-nuido consistentemente a medida que La Paz haperdido preeminencia y Cochabamba y Santa Cruzhan surgido como centros alternativos de población.La geografía es indiscutiblemente la causa fundamen-

tal de esta tendencia. Bolivia tiene tres regiones geo-gráficas muy marcadas: la andina (o altiplano), lasubandina (o valles) y las tierras bajas. Estas regionesse superponen con las divisiones etnolingüísticas delpaís: el aymará es la lengua nativa más común en laregión andina, el quechua, el idioma de los incas, esmuy común en la región subandina y el guaraní lo esen las tierras bajas. El quid del argumento es muysencillo: las divisiones geográficas y étnicas han au-mentado el costo de la migración entre regiones, ypor lo tanto la migración dentro de las regiones hasido mucho más alta de lo que hubiera sido con unageografía y una población más homogéneas. Los gran-des flujos de migración dentro de las regiones, a suvez, han dado origen a tres grandes centros de pobla-ción, uno en cada región. La concentración urbanaes baja en el país en general, pero muy elevada encada región.

Huelga decir que la geografía es sólo una fuer-za entre muchas otras. Los factores políticos y eco-nómicos también afectan la concentración urbana48.Sin embargo, sus efectos son generalmente difíciles

Concentración urbana en el mundo,años noventa(Porcentajes)

Gráfico 3.18

5 10 15 20 25 30 35 40

Asia del Este y Pacífico

OCDE

Europa Central y Oriental

Medio Oriente y Norte de Africa

Sudeste Asiático

Africa Sub-sahariana

América Latina

Fuente: PNUD (1996).

Concentración urbana en América Latinay el resto del mundo(Porcentajes)

Gráfico 3.19

15

20

25

30

35

40

1950 1960 1970 1980 1990

Resto del mundo América Latina

Fuente: PNUD (1996).

Concentración urbana en América Latina(Porcentajes)

Gráfico 3.20

10

20

30

40

50

60

70

1990

10 20 30 40 50 60 70

1950

Argentina

Bolivia

Brasil

Chile

Colombia

Costa Rica

Ecuador

Guatemala

Haití

Honduras

México

Nicaragua

Panamá

Paraguay

Perú

El Salvador

Uruguay

Venezuela

Fuente: PNUD (1996).

48 Ades y Glaeser (1995) utilizan una muestra de corte transversal de85 países para estudiar el efecto de las variables económicas y políticassobre los niveles de concentración urbana. Gaviria y Stein (1999) utili-zan un panel de 105 países y cinco décadas para estudiar los efectos deun conjunto de variables similar sobre los cambios en la concentraciónurbana.

Page 28: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3158

de medir, aunque sólo sea porque la concentraciónurbana muestra una gran inercia. A pesar de este pro-blema, puede llegarse a algunas conclusiones a partirde diversos estudios que han evaluado los determinan-tes más inmediatos de la concentración urbana. Pri-mero, la concentración urbana crece más rápidamentebajo regímenes políticamente inestables y economíasmás volátiles, y segundo, la concentración urbana cre-ce más rápidamente en economías más abiertas si laciudad más importante es un puerto.

El efecto más conspicuo de la concentraciónurbana es el surgimiento de “gigantes urbanos”. Lasciudades gigantes han aterrorizado durante muchotiempo a los planificadores urbanos, quienes no pue-den entender por qué, a pesar de sus advertencias, lagente insiste en vivir allí. Por el contrario, estas ciu-dades fascinan a los economistas urbanos, quienessiempre han sospechado que la gente vive en ellas poralguna razón. Las ciudades gigantes están llenas deproblemas pero también llenas de posibilidades.

Las ciudades gigantes padecen de una ampliagama de males, desde altos grados de contaminaciónhasta una mayor congestión del tránsito y mayor tiem-po para movilizarse. En Los Angeles, por ejemplo, sepierden más de 2,3 millones de horas/persona por lalentitud del tráfico en un año típico49. Con toda se-guridad, estas cifras son más altas en muchas ciudadesdel mundo en desarrollo, desde São Paulo hasta Bo-gotá y desde Bangkok hasta El Cairo. Las ciudadesgigantes (y las ciudades grandes en general) tambiénmuestran elevadas tasas de criminalidad, aunque es-tas parecen estabilizarse cuando las ciudades llegan almillón de habitantes (véase el Recuadro 3.3). Más aún,las ciudades más grandes tienen niveles más bajos decapital social (desde vínculos comunitarios más débi-les a menores niveles de confianza interpersonal). ElGráfico 3.21 muestra, por ejemplo, que en AméricaLatina la proporción de población que afirma confiaren otros disminuye sustancialmente con el tamaño dela ciudad.

Además, la concentración de la mayor partede las actividades económicas de un país en una solaciudad puede tener consecuencias perjudiciales. Enprimer lugar, las ciudades más importantes general-mente se ven obligadas a subsidiar a las regiones es-tancadas y los subsidios pueden, a su vez, ser causa detodo tipo de distorsiones, y en segundo lugar, las ciu-dades importantes demasiado dominantes pueden

generar resentimiento y agravar los conflictos racia-les y étnicos.

Sin embargo, el tamaño de las ciudades no esnecesariamente perjudicial. Primero, las ciudadesgrandes disfrutan de significativas economías de es-cala para la prestación de servicios públicos básicos(incluyendo educación y salud). Segundo, disfrutande significativas economías de aglomeración, que sur-gen tanto de los mayores conocimientos dentro de lasindustrias, como de un beneficioso intercambio entreindustrias. Y tercero, las grandes ciudades generangrandes mercados, que a su vez facilitan la divisióndel trabajo y reducen el costo del transporte. Todasestas fuerzas hacen que las ciudades más importantessean más productivas, y por lo tanto, blanco decualquier estrategia para promover el crecimientoeconómico50.

En América Latina, el desarrollo económicodependerá fuertemente del destino de las ciudadesprincipales. Si éstas no pueden aprovechar sus mu-chas posibilidades ni manejar sus crecientes proble-mas, el desarrollo económico será por lo menos muydifícil. Este es uno de los principales desafíos que debeenfrentar la región en los próximos años.

49 Véase Gleick (1999).50 Véase en Glaeser (1998) un análisis completo de las numerosas fuer-zas de aglomeración que afectan la productividad en las ciudades.

Confianza en la gente de acuerdo al tamaño de la ciudad en América Latina(Porcentajes)

Gráfico 3.21

16

18

20

22

24

26

28

30

<20 20-50 50-100 100-300 300-700 700-1.000 1.000-2.000 >2.000

Población (en miles)

Fuente: Latinobarómetro (1996-1998).

Page 29: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 159

¿Será importante la geografía en el futuro?

En las secciones previas hemos analizado cómo la geo-grafía puede afectar el desarrollo económico y sociala través de distintos canales. La geografía natural in-fluencia el desarrollo económico y social a través dela productividad agrícola, las condiciones de salud yla propensión a los desastres naturales. Aunque no sonexclusivamente “naturales”, estos tres canales tienensu origen en circunstancias geográficas y se ven refor-zados por los adelantos tecnológicos y los factoressocioeconómicos. Además, la geografía humana afec-ta las posibilidades de desarrollo a través de otros ca-nales: el acceso a los mercados y la urbanización. Peroestas asociaciones entre los resultados del desarollo ylas características geográficas pueden ser el productode influencias pasadas que ya no afectan el potencialde mejorar en el futuro. Por ello esta sección reúneestas tendencias con el propósito de evaluar si o enqué medida la geografía será importante en el futuro.

El primer paso para responder esta preguntaconsiste en neutralizar el efecto del pasado y estable-cer, de acuerdo con la experiencia reciente en el ám-bito mundial, si la geografía es aún importante para eldesarrollo de los países. Con ese objetivo se seleccio-nó un número de indicadores simples que resumenlos principales canales de influencia de la geografía(Gráfico 3.22).

El primer indicador es la ubicación tropical,una variable indicativa de la productividad de la tierray las desventajas tecnológicas en la agricultura tropi-cal, que se mide como el porcentaje de la superficiede un país que se encuentra en zonas geográficas tro-picales. La preponderancia de la malaria, el segundoindicador, es una medida básica de la importancia deenfermadades asociadas estrictamente a factores geo-gráficos. Es un índice que pondera la proporción dela población que está expuesta a la malaria y la pro-porción de la población que sufre de malaria del tipomás pernicioso51. En tercer lugar la proximidad delos países de cada región a los mercados más impor-tantes del mundo, se mide por la distancia en kilóme-tros desde la capital del país a Tokio, Nueva York, oRotterdam. Cuarto, el acceso al mar se mide por elporcentaje de la población de cada país que vive a cienkilómetros de la costa o de un río navegable que des-emboque en el océano. Por último, se mide la urbani-

zación como el porcentaje de la población que vive enlas zonas urbanas52.

Estos cinco indicadores simples proporcio-nan un buen resumen de las ventajas o desventajasgeográficas de cada una de las principales regionesdel mundo53. Es preciso tener en cuenta que no con-tamos con un indicador para uno de nuestros canalesde influencia de la geografía, la propensión a los de-sastres naturales54. Cuando se compara la dotaciónde recursos geográficos de América Latina en rela-ción con el resto del mundo en desarrollo, la situa-ción de la región es bastante razonable. En general,los países de América Latina tienen buen acceso almar y la mayor parte de su población está concentra-da en las costas. Asimismo, los estados que tienen cos-

51 Para una descripción más detallada de esta variables véase Gallup,Sachs y Mellinger (1999).52 Como lo define cada país. Véase PNUD (1996).53 Véase el Cuadro 2 en Gallup, Sachs y Mellinger (1999).54 Sin embargo en una de las regresiones presentadas en el Apéndice3.2, usamos como indicador aproximado las tasas de mortalidadoriginadas en terremotos o erupciones volcánicas entre 1902 y 1996,que se calcularon tomando como base la información compilada por laOficina de Asistencia para Desastres Naturales en el Exterior, de USAID(1999)

La geografía importa: diferenciasregionales

Gráfico 3.22

0

20

40

60

80

100

Porc

enta

jes

0

1.000

2.000

3.000

4.000

5.000

6.000

7.000

Kiló

met

ros

Africa Sub-sahariana

América Latina

Tierra en el trópico (%) Población a 100 km de la costa (%)

Distancia a los principales mercados (km)

Indice de malaria (%)

Población urbana (% de la total)

Fuentes: ESRI (1992), Tobler (1995), PNUD (1996), OMS (1997).

Europa Occidental

SudesteAsiático

Regiones por nivel de ingreso

Page 30: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3160

La criminalidad en América Latina (y en el mundo en gene-

ral) afecta mucho más las zonas urbanas que las rurales, y

dentro de las primeras, mucho más a las ciudades grandes

que las pequeñas. Esta conexión, aunque raras veces cuanti-

ficada, ya forma parte del subconsciente colectivo: las

pandillas criminales no ocurren en parajes desolados en el

campo sino en el centro de una gran ciudad, entre grandes

rascacielos e indiferentes peatones1.

Se han sugerido varias hipótesis para explicar la

asociación positiva entre la criminalidad y el tamaño de las

ciudades. Una posibilidad es que las ciudades más grandes

presentan mejores víctimas: sus habitantes son más ricos y

tienen, en general, una mayor proporción de bienes para

robar y disponer con posterioridad. Otra posibilidad es que

las personas con una mayor propensión a convertirse en cri-

minales están excesivamente concentradas en las grandes

ciudades, bien sea porque el ambiente urbano propicia las

conductas delictivas, o porque los hombres jóvenes u otros

grupos de alto riesgo tienden a concentrarse más que pro-

porcionalmente en las ciudades. La última posibilidad es que

la probabilidad de arrestar (y condenar) a aquellos que vio-

lan la ley es menor en las ciudades, ya sea por la existencia

de rendimientos decrecientes en la producción de arrestos, o

porque las grandes ciudades (normalmente agobiadas por

todo tipo de necesidades) no invierten lo necesario en servi-

cios de policía y justicia, o incluso porque la cooperación con

la fuerza pública es menor en las grandes ciudades.

El propósito de este recuadro es más descriptivo

que analítico; antes que discriminar entre las hipótesis men-

cionadas arriba, procura establecer hasta qué punto existe

en América Latina una conexión positiva entre el tamaño de

las ciudades y la prevalencia de la criminalidad. Esto no es

fácil, pues como ya se ha mencionado, las estadísticas sobre

la criminalidad son escasas y, cuando las hay, son raramente

comparables entre países.

Afortunadamente, puede utilizarse el sistema de en-

cuestas de Latinobarómetro para estudiar la conexión entre

la criminalidad y el tamaño de las ciudades. Este sistema de

encuestas ofrece varias ventajas en este sentido. En particular,

provee información comparable sobre tasas de criminalidad

(victimización en este caso) en 17 países de la región, y, más

importante aún para nuestros propósitos, en varias ciudades

dentro de cada país. Latinobarómetro provee información

sobre tasas de victimización en más de 80 ciudades de Améri-

ca Latina, incluyendo todas las grandes urbes de la región.

El Gráfico 1 muestra el patrón de cambio de las

tasas de victimización con respecto al tamaño de ciudad. La

relación es claramente creciente, aunque no exactamente li-

neal2. En general, pueden distinguirse tres grupos de ciuda-

des: un primer grupo conformado por ciudades con menos

de 100.000 habitantes que tienen, en promedio, bajos nive-

les de criminalidad, un grupo intermedio conformado por

ciudades con poblaciones menores de un millón pero mayo-

res de 100.000 habitantes, que tienen niveles intermedios de

criminalidad, y un grupo de ciudades con poblaciones por

encima de un millón de habitantes que tienen altos niveles

de criminalidad.

Gaviria y Pagés (1999) muestran que la asociación

positiva entre criminalidad y población ocurre no sólo en el

agregado, sino también, y sin excepción, en cada país de Amé-

rica Latina por separado. Algo similar se aprecia si se anali-

zan otras fuentes de información y otras regiones del mun-

do. Los Gráficos 2 y 3 muestran, por ejemplo, que la asociación

La criminalidad y las ciudades en América LatinaRecuadro 3.3

Gráfico 1. Tamaño de la ciudad y victimización en América Latina(Porcentajes)

20

25

30

35

40

45

<20 20-50 50-100 100-300 300-700 700-1.000 1.000-2.000 >2.000

Población (en miles)

Fuente: Gaviria y Pagés (1999).

tas sobre el Mar Caribe están todos muy cerca al granmercado comercial norteamericano. Las tasas de ur-banización son elevadas en la mayoría de los países.El sector agrícola de la región está favorecido poramplias zonas con climas templados que son el resul-tado de su altura sobre el nivel del mar o su latitud.La mayoría de las enfermedades de transmisión

vectorial, incluida la malaria, no tienen la virulenciaregistrada en Africa.

La geografía favorable de América Latina esun factor que explica por qué muchos de los paísestropicales de mayor ingreso del mundo se encuen-tran en América Latina. Aunque esta región se com-para favorablemente con el resto del mundo en desa-

Page 31: Geografia y Desarrollo - IDB

Geografía y desarrollo en América Latina 161

entre victimización y tamaño de la ciudad es bastante fuerte en

Colombia y claramente visible en Estados Unidos.

Gaviria y Pagés muestran también que existe una co-

nexión positiva entre criminalidad y crecimiento de la pobla-

ción. Así pues, no sólo las ciudades grandes tienen más críme-

nes; también las ciudades que han crecido más rápido adolecen

del mismo mal. Por supuesto, en muchos casos unas y otras son

las mismas: grandes urbes que siguen añadiendo habitantes

mientras contemplan inermes como la criminalidad y la violen-

cia se multiplican a día tras día.

Retornando a las explicaciones sobre la asociación

positiva entre la criminalidad y el tamaño de la ciudad mencio-

nadas antes, puede decirse lo siguiente. Un examen directo de

las hipótesis es bastante difícil, y quizá imposible por falta de

información. Sin embargo, algunas evidencias parecen contra-

decir las dos primeras hipótesis (las ciudades más grandes tie-

nen mejores víctimas o mayores porcentajes de criminales

potenciales) y favorecer la tercera (la probabilidad de arresto es

menor en las ciudades más grandes). En particular, Gaviria y Pagés

encuentran que la asociación positiva entre la criminalidad y el

tamaño de la ciudad se mantiene después de neutralizar el efecto

de la riqueza de los habitantes y las características socioeconó-

micas de las ciudades. Este no sería el caso, si las ciudades gran-

des tuviesen más crímenes debido a la presencia de mejores víc-

timas o la presencia de una mayor proporción de individuos con

un mayor riesgo de cometer crímenes (hombres jóvenes,

migrantes o jóvenes fuera del sistema educativo).

Hoy en día las ciudades latinoamericanas enfrentan

muchos desafíos: no sólo deben afrontar las crecientes deman-

das de servicios públicos e infraestructura, sino también garan-

tizar la seguridad ciudadana en un entorno cada vez más com-

plicado. No existen soluciones sencillas al problema de la violencia

urbana. Pero es claro que debe invertirse en policía y deben con-

trolarse los factores de riesgo más obvios (alcohol y armas).

Además, es preciso tener en cuenta que la dinámica criminal,

una vez que toma fuerza, es difícil de detener.

1 Esta sección se basa en Gaviria y Pagés (1999).2 Las tasas de victimización miden la proporción de familias en las cuales por lomenos uno de sus miembros fue víctima de algún crimen durante los últimosdoce meses.

Gráfico 3. Tamaño de la ciudad y victimización en Colombia(Porcentajes)

4

6

8

10

12

14

16

18

20

22

<20 20-50 5-200 200-500 >500 Bogotá

Población (en miles)

Fuente: Gaviria y Pagés (1999).

Gráfico 2. Tamaño de la ciudad y victimizaciónen Estados Unidos(Porcentajes)

14

16

18

20

22

24

26

25-50 50-100 100-250 250-500 500-1.000 >1.000

Población (en miles)

Fuente: Glaeser y Sacerdote (1996).

rrollo, en términos de geografía y niveles de ingresosu relación con los países altamente industrializadosde Europa, América del Norte, Japón y Australia noes tan favorable en ninguno de los dos términos. Larelación de cada una de estas características geográfi-cas con los niveles de ingresos, sin embargo, no indi-ca con claridad si dichas características tienen una

relevancia continuada para el desarrollo económicofuturo.

Por ejemplo, los niveles de ingresos podríanestar afectados por procesos históricos que dependende la geografía, a pesar de que el crecimiento econó-mico futuro sea en gran medida independiente de lageografía, en particular de la geografía física. La “nue-

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Capítulo 3162

va geografía económica” de Paul Krugman, AntonyVenables y otros, sigue esta línea de razonamiento:las localidades que tienen ventajas geográficas inicia-les actúan como catalizadores para el desarrollo deredes, pero una vez que se establece la red, la geogra-fía física deja de tener impacto sobre la actividad eco-nómica55. Las fuerzas de aglomeración pueden crearuna geografía económica diferenciada aun si en pri-mera instancia hubiera habido una pequeña variacióngeográfica.

Los procesos endógenos descritos en los mo-delos de geografía económica refuerzan y aumentanel impacto directo de la geografía física y ayudan aexplicar la dinámica del proceso. Por ejemplo, lospuertos naturales constituyen los puntos centrales parael desarrollo de las ciudades, que pueden convertirseen más dominantes en el tiempo si las economías deaglomeración compensan con exceso los costos decongestión. Si estos procesos son dominantes y elimpacto de la geografía física no persiste, es improba-ble que se encuentre una estrecha relación entre lageografía y el crecimiento económico, una vez neu-tralizado el efecto de las condiciones iniciales. ¿Es cier-to por ejemplo que Hong Kong y Singapur aún de-penden de su excelente acceso a las líneas denavegación más importantes para su éxito económicofuturo o esto fue importante solamente para que pu-dieran empezar su desarrollo? ¿Es la carga de las en-fermedades en Africa un reflejo de la pobreza del con-tinente, quizá debido al accidente de la colonizacióno será un lastre independiente en el desarrollo de Afri-ca debido a que está ligada al clima tropical?

Para abordar la continua relevancia de la geo-grafía para el desarrollo económico, en el resto de lasección se analizarán algunas relaciones de las varia-bles geográficas con el crecimiento económico entrepaíses, neutralizando el efecto de otros determinan-tes importantes del crecimiento, incluidas las condi-ciones iniciales. Ello nos permitiría medir el impactode los factores geográficos en las posibilidades actua-les de crecimiento económico. La presentación quesigue no es de carácter técnico, pero los lectores másinteresados pueden examinar a fondo los detalles enel Apéndice 3.2.

La geografía natural y la geografía humana tienen

gran influencia sobre el crecimiento

Comenzamos con una ecuación básica similar a lasque se utilizan en Barro y Sala-i-Martin (1995), en lacual el crecimiento promedio del ingreso entre 1965y 1990 es una función del ingreso inicial en 1965, elnivel inicial de educación en 1965 (medido por losaños promedio de educación secundaria de la pobla-ción), el logaritmo de la esperanza de vida al nacer en1965, la apertura de la economía al comercio interna-cional y la calidad de las instituciones públicas56. En-contramos los resultados estándar para estas variables:condicionados a otras variables, los países más pobres tien-den a crecer más rápido y el crecimiento es funcióncreciente de la educación, la esperanza de vida, la aper-tura y la calidad de las instituciones públicas. Hace-mos hincapié en el hecho de que estos resultados es-tán condicionados por otros factores porque, comohemos visto, un gran número de países pobres no crecemás rápido que los más ricos. Como veremos más ade-lante, ello se debe en gran medida a las condicionesgeográficas desfavorables. A estas variables les agre-gamos diferentes combinaciones de variables geográ-ficas que nos permiten probar la consistencia y la so-lidez de los resultados. Encontramos que los cincoindicadores básicos de la geografía física y humanaantes descritos muestran los signos esperados demanera consistente y en general son altamentesignificativos.

De acuerdo con estos resultados, el creci-miento de los países que se encuentran en los trópi-cos es unos 0,3 puntos porcentuales más bajo que elde los países no tropicales. Aunque la importancia deesta variable no es mucha, ello se debe a que, en com-paración con los países ricos, a los países pobres lesresulta más difícil superar las desventajas que impo-ne la geografía natural. Por lo tanto, un solo cálculopara todos los tipos de países es extremadamente im-preciso. En consecuencia, cuando el indicador detropicalidad interactúa con los niveles iniciales deingreso, los resultados se vuelven muy significativos.Los coeficientes calculados implican que un país to-

55 Véase Fujita, Krugman y Venables (1999).56 Las fechas están determinadas por la disponibilidad de información.Los detalles específicos de las variables utilizadas se encuentran enGallup, Sachs y Mellinger (1999).

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Geografía y desarrollo en América Latina 163

talmente localizado en los trópicos, que comienza conun nivel de ingreso per cápita dos veces más alto que elde otro país tropical, podrá crecer alrededor de 0,7puntos porcentuales más rápido. Como lo sugiere laintuición, las limitaciones impuestas por la geografíanatural se vuelven cada vez menos restrictivas a medi-da que los países se vuelven más ricos57. Ello es favo-rable y desfavorable ya que confirma que la geografíano marca un destino inevitable —después de todo hayalgunos países ricos en los trópicos— pero asimismomismo sugiere que el esfuerzo inicial que deben hacerlos países tropicales para salir de la pobreza es mayorque el que requiere un país no tropical. En los trópi-cos se necesita un esfuerzo mayor para despegar.

Los resultados también sustentan la hipóte-sis de que las condiciones de salud que se relacionancon la geografía pueden ser un obstáculo importan-te para el desarrollo. Los países con alto riesgo demalaria crecen más lentamente en 0,6 puntos por-centuales que los países que no la sufren. Este efec-to estimado de la malaria sobre el crecimiento eco-nómico es impactante, especialmente porque loscálculos neutralizan el efecto de las condiciones ge-nerales de salud (esperanza de vida) y un efecto tro-pical general. El país americano que tiene un índicede malaria igual a uno, Haití, es también el más po-bre del hemisferio. La reducción de la malaria po-dría dar a Haití y a otros países latinoamericanos ungran impulso económico. El hecho de que la mala-ria se haya reducido tan poco en la mayoría de lospaíses durante las últimas décadas es desalentador.Si bien América Latina ha logrado la mayor reduc-ción desde mediados de los años sesenta, ésta ha sidode apenas 6 puntos (de 100) en el índice.

Existen algunas evidencias de que los desas-tres naturales también afectan el crecimiento. Comoya se mencionó, carecemos de un indicador apropia-do para este canal de influencia de la geografía. Sinembargo, un indicador de la mortalidad causada porlos terremotos y las erupciones volcánicas ocurridasentre 1902 y 1996 se relaciona inversa y significativa-mente con el crecimiento (después de neutralizar elefecto de otros determinantes importantes del creci-miento, incluyendo las variables de geografía física).El problema de esta variable es que sólo capta algu-nos tipos de desastres y puede estar influida por elnivel de desarrollo o de crecimiento de los países (porconsiguiente, se excluye de otras regresiones).

La evidencia econométrica sugiere que lospatrones de asentamiento humano tienenimplicaciones importantes para el crecimiento. Lasáreas con poblaciones distantes de las costas puedenexperimentar menores tasas de crecimiento. Lasestimaciones también dan soporte a la tesis de quehay efectos de aglomeración positivos para lasconcentraciones de población en las costas, perorendimientos decrecientes para la densidad pobla-cional del interior. Los países con alta densidadpoblacional cerca de la costa crecen más y los paísescon alta densidad poblacional en el interior crecenmenos. Los resultados también sugieren que ladistancia a los principales mercados internacionalesafecta el crecimiento. En general, sin embargo, laprecisión de los estimativos es más bien baja y losparámetros varían sesiblemente de una especificacióna otra.

Por último, las estimaciones sustentan la hi-pótesis de que los beneficios económicos de la urba-nización contrarrestan los costos, permitiendo que lospaíses más urbanizados crezcan más rápidamente.Puede esperarse que la tasa de crecimiento de un paísque comienza con una tasa de urbanización 50 pun-tos porcentuales más alta que la tasa de otro sea tam-bién alrededor de un punto porcentual más alta. Ellotambién apoya la tesis del despegue, pero aplicado alproceso de urbanización.

Las influencias de factores geográficos

en las diferencias en el crecimiento entre regiones

El Cuadro 3.9 muestra el impacto estimado de varia-bles específicas en las diferencias entre el crecimientode América Latina, los países desarrollados y el Su-deste Asiático. El crecimiento promedio del PIB percápita de los países de América Latina fue del 0,9%anual entre 1965 y 1990, menos de la mitad del queexperimentaron los países de la OCDE —2,7%— ymucho más bajo que el del Sudeste Asiático y el Estede Asia, que registraron 4,5% anual. La línea “totalexplicado” del Cuadro 3.9 muestra la suma de la con-tribución proyectada de las variables explicativas, que

57 Los resultados podrían sugerir que, con el tiempo, los países tropi-cales con niveles de ingreso superiores a cierto umbral pueden creceraún más rápidamente. Sin embargo, el número de observaciones másallá de este umbral es demasiado pequeño para justificar esa conclusión.

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Capítulo 3164

resulta bastante cercana a las diferencias reales de lastasas de crecimiento regional.

El primer conjunto de variables explicativasson controles que captan las condiciones iniciales (dis-tintas de la geografía), las políticas y las característi-cas institucionales de los países. Estos factores expli-can una tercera parte de la brecha de crecimiento, osea alrededor de 1,7 puntos entre América Latina ylos países desarrollados, y 3,3 puntos de la diferenciaentre América Latina y los países del Sudeste Asiáti-co. La mayor parte de las diferencias proviene delhecho de que las políticas y las instituciones han sidomenos favorables al desarrollo en América Latina queen estos dos grupos de países.

Los factores geográficos explican una granparte de la brecha restante de crecimiento entre Amé-rica Latina y los países desarrollados, pero no entreAmérica Latina y el Sudeste Asiático. Los países de-sarrollados disfrutan de factores geográficos físicos yhumanos más favorables, y cada uno de estos dos gru-pos de factores explica aproximadamente una terceraparte de la brecha de crecimiento. La principal venta-

ja del mundo desarrollado deriva de su ubicación enzonas templadas y sus mayores tasas de urbanización.En comparación con el Sudeste Asiático, América La-tina tiene características geográficas más bien simila-res, y sólo una pequeña fracción de la brecha de creci-miento entre las dos regiones puede atribuirse a lageografía. Además, los factores geográficos tenderíana hacer que esa región creciera ligeramente menosque América Latina. Este punto es crucial, ya querefuerza el argumento de que la geografía no consti-tuye un destino inevitable y que sus efectos adversospueden contrarrestarse mediante políticas e institu-ciones adecuadas.

Desde 1965, América Latina ha registradograndes adelantos en la aplicación de políticas propi-cias al comercio internacional y políticas que permi-ten tener instituciones gubernamentales más eficien-tes y receptivas a los ciudadanos, cosa que este simpleanálisis considera crucial.

La infraestructura puede en principio solu-cionar la mayoría de las limitaciones que impone lageografía, pero a un costo que normalmente está fuera

Descomposición de la diferencia del crecimiento del PIB per cápitaentre América Latina y otras regiones del mundo, 1965-1990

Respecto a:

Países desarrollados Sudeste Asiático

Controles 0,564 3,293PIB per cápita, 1965 (log) -3,499 1,404Años de secundaria, 1965 (log) 0,025 0,008Esperanza de vida, 1965 (log) 0,755 0,017Apertura, 1965-1990 (0-1) 1,487 1,227Calidad institucional (0-1) 1,796 0,637

Geografía Física 0,682 -0,519Area en el trópico (y sus interacciones con el ingreso) 0,594 -0,392Indice de malaria falciparum, 1965 (0-1) 0,088 -0,127

Geografía Humana 0,598 0,101Población urbana, 1965 0,423 -0,042Población costera -0,007 0,135Distancia a los mercados 0,183 0,008

Total explicado por geografía 1,280 -0,418Total explicado 1,844 2,875Total observado 1,697 3,771Inexplicado -0,147 0,895

Fuente: cálculos del BID basados en la regresión (5) que se presenta en el Apéndice 3.2.

Cuadro 3.9

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Geografía y desarrollo en América Latina 165

del alcance de los países pobres. La construcción deesta infraestructura en áreas geográficas difíciles, comoregiones montañosas, zonas tropicales húmedas (don-de el suelo y las lluvias torrenciales dificultan la cons-trucción de vías duraderas), lugares donde las distan-cias hasta el mar son muy largas y no existen puertosnaturales (o sobre todo en los países que no tienensalida al mar), es mucho más costoso que construirlaen estados costeros y de clima templado. Además, es-tas inversiones pueden ser menos productivas que enzonas mejor dotadas que soportan una actividad eco-nómica mayor.

Para ver si la inversión en infraestructura esmenos productiva en ambientes geográficamentedifíciles, examinamos si la infraestructura tiene menorimpacto sobre el crecimiento económico en países conacceso limitado a las costas. En los países sin salida almar, el número inicial de caminos y la capacidad inicialde generación de energía se correlacionan positiva-mente con el crecimiento posterior, aunque a bajosniveles de significación. En los países costeros no seobserva un efecto significativo de la infraestructurainicial sobre el crecimiento posterior (después deconsiderar las políticas, las instituciones, etc.). Losresultados sugieren que podrían lograrse mejores ta-sas de rentabilidad de la infraestructura en zonas nocosteras, aunque el efecto no está justificado. Esta débilasociación puede reflejar el hecho de que la calidadde las inversiones está menos determinada por la si-tuación geográfica que por la calidad de las institu-ciones y la difusión de la corrupción. Como veremosen el capítulo 4, el tamaño, la composición y la cali-dad del gasto público parecen verse afectados por lacalidad de las instituciones públicas, que deja muchoque desear en muchos países latinoamericanos58.

Los factores geográficos también se relacionan con

las diferencias económicas que existen dentro de los

países de América Latina

La geografía, tanto la natural como la humana, secorrelaciona fuertemente con las diferencias queexisten entre los niveles de ingreso y el crecimientoeconómico de los países. Pero ¿son estos patronesgeográficos mundiales relevantes en América Latina?Una mirada rápida a algunos de los indicadores sugiereque esas variables geográficas también afectan las di-ferencias de desarrollo dentro de la región, e incluso

dentro de los países. La geografía de América Latinaes una buena referencia en cuanto a las diferencias deldesarrollo económico. El Caribe tropical y el ConoSur templado difieren ampliamente en casi todas lasmedidas de desarrollo. En Brasil hay una diferenciaentre el nordeste seco y pobre, el sudeste rico y tem-plado y la todavía despoblada región amazónica tro-pical. En todos los países vecinos que tienen una fron-tera amazónica, las regiones selváticas son un mundoaparte. En Nicaragua, la costa oriental, donde abun-da la malaria, está aislada de la costa occidental, mu-cho más productiva. Para Bolivia, la región de los va-lles y las tierras bajas tropicales han desarrolladocentros urbanos independientes, con conexiones li-mitadas entre sí. Un patrón similar se encuentra enlas distintas zonas geográficas de Colombia, Ecuadory Perú.

Utilizando un enfoque más sistemático, unconjunto de estudios sobre México, Colombia, Perú,Bolivia y Brasil ha abordado el papel de la geografíadentro de los países, con técnicas econométricas ri-gurosas. El Cuadro 3.10 muestra la variación del nivelde ingreso “explicado” por las variables geográficasde estos países. Algunos de los estudios analizan losniveles de ingreso por regiones (departamentos,municipios o provincias), mientras que otros utilizaninformación al nivel de hogares. Las variablesgeográficas también difieren sustancialmente entre losestudios, abarcando desde medidas de clima hastasuelos y medidas de proximidad. En los países quecuentan con medidas de ingreso por región, lageografía explica la mayor parte de la variación en elingreso, desde el 66% hasta el 72%. El porcentaje dela variación explicada en el ingreso de los hogares esmenor, del 7% al 47%, pero dada la cantidad de fac-tores que afectan los resultados obtenidos de los ho-gares, éstos siguen siendo valores muy altos. La fuerzade la relación entre la geografía y los niveles de ingre-so por región es impresionante, ya que debido a lamigración y a las transferencias gubernamentales en-tre las regiones, el ingreso varía menos dentro de lospaíses que entre países.

América Latina es famosa por la desigualdaden la distribución de los ingresos. Las estimacionesdel Cuadro 3.10 implican que una gran parte de las

58 En relación con los efectos nocivos de la corrupción sobre la calidadde las inversiones en infraestructura, véase a Tanzi y Davoodi (1997).

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Capítulo 3166

Variables geográficas asociadas con los niveles de ingreso por país

EfectoNivel de la Nivel de la sobre la

País Variable variable Variable variable variable(fuente) dependiente dependiente independiente independiente dependiente R2 (%)

Bolivia Necesidades Municipal -altitud Provincial Negativo ** 68(Urquiola, básicas -dummy frontera Provincial Negativo **et al., 1999) insatisfechas -centro regional Provincial Negativo ***

-dummy capital Provincial Negativo **de departamento

Bolivia Necesidades Municipal -altitud Provincial Negativo * 66(Morales, básicas -urbanización Provincial Negativo **et al., 1999) insatisfechas

Brasil Ingreso per Hogar -latitud Estado Positivo *** 47(Azzoni, et al., cápita -temperatura Estado Positivo **1999) -precipitación Estado Positivo ***

Colombia PIB per Municipal -altitud Municipal Positivo * 36(Sánchez y cápita -precipitación Municipal Negativo * Núñez, 1999) -dummies tipo Municipal Positivo *

de suelos-distancia a los Municipal Positivo *puertos marítimos-distancia Municipal Negativo * a los mercados-distancia Municipal Negativo **a los rios

México PIB per Estadual -precipitación Estado Negativo * 70(Blum y cápita -temperatura Estado Negativo Cayeros, 1999) -dummy costa Estado Positivo

-dummy frontera Estado Positivo **-densidad Estado Positivo *poblacional

México PIB per Estadual -humedad Estado Negativo * 68(Esquivel cápita -frío Estado Positivo *et al., 1999) -bosques Estado Negativo *

-agricultura Estado Negativo *

Perú Gasto Hogar -altitud Provincial Negativo ** 4(Escobal y per cápita -precipitación Provincial Negativo **Torero, 1999) -temperatura Provincial Negativo ***

-dummies Provincial Negativo **tipo de suelo-dummy zona Provincial Negativo **de terremoto

* = significativo al 1%

** = significativo al 5%

*** = significativo al 10%

Cuadro 3.10

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Geografía y desarrollo en América Latina 167

disparidades regionales dentro de estos países lati-noamericanos se relaciona con los factores geográfi-cos, e incluso que una parte sustancial de la desigual-dad entre los hogares se correlaciona con la geografía.

En síntesis, la influencia de la geografía esomnipresente en el desarrollo económico de AméricaLatina, explicando una parte sustancial de las diferen-cias en los hogares, las diferencias regionales, las di-ferencias entre países e incluso de las diferencias en elcrecimiento económico de toda la región en compa-ración con otras regiones del mundo. Todo ello su-giere no sólo que la geografía ejerce una profundainfluencia en los patrones de desarrollo de las socie-dades de América Latina, sino que lo más probable esque ello siga ocurriendo en el futuro. La pregunta quesurge entonces es cómo pueden las políticas aprove-char las buenas posibilidades que ofrece la geografíay mitigar sus influencias negativas.

Políticas para vencer las limitacionesgeográficas

La geografía podría considerarse generalmente comoun elemento inmutable, pero su impacto sobre la eco-nomía y la sociedad no lo es. Las políticas adecuadaso los adelantos tecnológicos pueden ayudar a superarmuchos de los obstáculos geográficos.

La resolución de los problemas geográficosrepresenta importantes aspectos de “bien público”. Lasinversiones destinadas a vencer tales obstáculos y acontrolar enfermedades o mitigar desastres beneficianpor lo general a regiones enteras en vez de individuosparticulares. Para llevar a cabo estas inversiones a unnivel social deseable, es necesario que el gobierno uotras instituciones se encarguen de su coordinación.Es posible que las personas individuales no puedancaptar los beneficios que estas inversionesproporcionan a la sociedad en su conjunto, por lo quees probable que inviertan menos de lo deseable.Ningún individuo estaría dispuesto a asumir la tareade controlar la difusión de una enfermedad, pero todosse benefician cuando cada persona hace una pequeñacontribución para erradicarla. Compartir estas obli-gaciones requiere la coordinación y la creación de in-centivos basados en el mercado.

Gran parte de la población de América Lati-na se encuentra concentrada en ambientes difíciles,

tales como el altiplano de América Central y la re-gión andina, el nordeste brasileño y Haití. Si las zo-nas cercanas a estos ambientes difíciles se desarrollanrápidamente, algunos de los problemas podrían re-solverse de manera espontánea por medio de la mi-gración a las regiones vecinas de mayor dinamismo.Para muchas personas, la migración constituye la únicavía de escape a las restricciones geográficas, por loque no debe desalentarse. Sin embargo, la persisten-cia de la pobreza en estas concentraciones de pobla-ción a lo largo de los siglos indica que la migraciónposiblemente no sea la principal solución. En las re-giones pobres y geográficamente desaventajadas la tasade crecimiento de la población es generalmente ele-vada, lo cual compensa los beneficios de la emigra-ción. Además, la migración masiva hacia los centroseconómicos y algunas zonas costeras puede traer con-sigo problemas adicionales, tales como el aumento dela vulnerabilidad ante los desastres naturales. El se-guimiento de los patrones migratorios, la creación deincentivos para los asentamientos en zonas seguras yla adaptación de la planificación urbana y del uso dela tierra son necesarios para evitar estos efectos ad-versos de la migración.

Infraestructura

Los enfoques más activos orientados a la reducciónde las disparidades geográficas mediante inversionesen infraestructura adolecen de todas las dificultadescaracterísticas de los programas de desarrollo regio-nal. La construcción de infraestructura en las zonasaisladas generalmente es más costosa, por lo que serequieren beneficios muy elevados para justificar loscostos. Pero si el objetivo final es el establecimientode industrias y servicios administrativos en estas re-giones, normalmente existen considerables sinergiaso economías de aglomeración en relación con estasactividades. Esas sinergias hacen que la rentabilidadde las inversiones en nueva infraestructura sea máselevada en las ciudades accesibles y bien interconec-tadas. La instalación de industrias y servicios en unaregión con desventajas se asemeja al problema delhuevo o la gallina. Estas actividades dependen de lapresencia de otras industrias y servicios, así como deun conjunto de obras de infraestructura complemen-taria. Las empresas no desean instalarse en un lugaraislado a menos que exista la infraestructura necesa-

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Capítulo 3168

ria y que otras empresas estén dispuestas a establecer-se en ese lugar. No es posible recuperar el costo deinversión en infraestructura sin atraer a un buen nú-mero de empresas, y lograr que ello suceda de mane-ra simultánea es costoso y arriesgado. Los esfuerzosde los gobiernos por proveer estos elementos en for-ma coordinada han resultado insatisfactorios(Richardson y Townroe, 1986). Por el contrario, laszonas francas industriales exitosas se sitúan por lo co-mún en las zonas geográficas más propicias, mientrasque los parques industriales en regiones desfavorecidashan terminado vaciándose. Se construyeron pero na-die los ocupó.

Los enfoques más sistémicos para las regio-nes en desventaja efectuados por organismos de desa-rrollo regional tampoco han logrado resultados satis-factorios. Estas grandes burocracias de desarrolloregional con frecuencia enfrentan problemas para lle-var a cabo la compleja coordinación necesaria para elestablecimiento de redes económicas en aquellos lu-gares en que éstas no se establecieron por sí solas.

El nordeste pobre de Brasil cuenta con unalarga historia de este tipo de esfuerzos. Los esfuerzosen la región nororiental, favorecidos por décadas demigraciones, han logrado disminuir apenasmarginalmente las diferencias respecto del prósperosudeste. En 1960, el estado brasileño más pobre eraPiauí, en el nordeste, con un PIB per cápita equiva-lente al 11% del de São Paulo, el estado más rico delsudeste. Treinta y cinco años más tarde, en 1995, Piauíseguía siendo el estado más pobre de Brasil, y su PIBper cápita sólo ascendía al 16% del de São Paulo(Azzoni et al., 1999), el estado más rico. La estrategiade apertura de la frontera amazónica a colonos pobresdel nordeste ha causado daños ambientalesconsiderables, limitando el éxito económico eintensificando el problema de las enfermedadestropicales.

A pesar del limitado éxito de los grandes pro-yectos de infraestructura física, es difícil aceptar quelas regiones aisladas no sean objeto de atención espe-cial. La falta de acceso a la infraestructura está estre-chamente relacionada con la pobreza, dado que la in-fraestructura proporciona el medio adecuado para eldesarrollo de la actividad económica.

La infraestructura física mal mantenida e in-adecuada puede causar el aislamiento de regiones en-teras en caso de sobrevenir una catástrofe natural. El

enfoque de “necesidades básicas” en términos de in-fraestructura podría constituirse en un factor efectivopara la reducción de la pobreza en regiones caracteri-zadas por desventajas geográficas y también puedetener una tasa de rentabilidad económica más elevadaque la de los grandes proyectos de infraestructura degran calidad. Las regiones aisladas pueden conectarsecon el resto de la economía mediante la construcciónde caminos secundarios, electricidad y telecomunica-ciones. Las nuevas tecnologías para la generación deelectricidad en el ámbito local y las redes de teleco-municaciones autosostenibles podrían ser eficientesen términos de costos en los lugares aislados.

En las regiones aisladas, la provisión de in-fraestructura de una forma eficiente en términos decostos es una tarea difícil. El aprovisionamiento cen-tralizado no siempre es el mejor método, ya que lasinversiones en infraestructura y los servicios que és-tas proveen están ubicadas y sirven a zonas, clientes eintereses particulares. En la mayoría de las inversionesen infraestructura y servicios tiene lugar alguna formade provisión descentralizada, pero el tipo dedescentralización podría depender de un conjunto defactores que analizaremos más adelante.

Si bien podría recurrirse al enfoque de “ne-cesidades básicas” para guiar las decisiones de inver-sión en infraestructura en las regiones con desventa-jas geográficas, las evidencias que se presentan en estecapítulo sugieren que el criterio fundamental para lasinversiones en caminos, puertos, ferrocarriles y aero-puertos debe ser el acceso a los mercados internacio-nales. Por supuesto, los beneficios potenciales depen-den de distintas variables, y siempre existe el riesgode exceso de gastos. Pocas de estas inversiones po-drían ser rentables en ausencia de políticas macroeco-nómicas y comerciales adecuadas que estimulen efec-tivamente a los productores a buscar la integracióninternacional en un horizonte de largo plazo. Asimis-mo, los beneficios potenciales de una política de libe-ralización comercial podrían reducirse si no existierala infraestructura.

Los estrangulamientos en el transporte inter-no pueden impedir el desarrollo de sectores de ex-portación potencialmente exitosos, particularmentelos primarios, mientras que las importaciones de ele-vado valor agregado pueden crecer muy rápidamen-te. El enfoque de las “necesidades básicas” en las in-versiones en infraestructura también debe tomar en

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Geografía y desarrollo en América Latina 169

cuenta los riesgos asociados con los desastres natura-les, de forma que se minimice la destrucción de la in-fraestructura pública y privada en caso de estos se pro-duzcan y se evite el aislamiento repentino de losmercados. De igual forma, los gobiernos deben con-centrar sus esfuerzos en la reconstrucción de la infra-estructura crítica para restablecer el acceso a los mer-cados al concluir los desastres.

El enfoque de las “necesidades básicas” en lasinversiones en infraestructura debería también fun-damentarse en el principio de que el mantenimientode la infraestructura básica es más importante que lle-var a cabo nuevas inversiones de gran envergadura,por lo general de funcionamiento y mantenimientomás costosos. Con frecuencia, la ausencia de infraes-tructura en las regiones pobres se debe a deficientespolíticas de mantenimiento más bien que a gastos in-suficientes en infraestructura. El Banco Mundial59 haanalizado y enfatizado que las instituciones y los in-centivos de carácter político y económico propiciannuevas inversiones costosas e ineficientes, dejando sinatención las necesidades de servicios de las regionespobres ni las exigencias de mantenimiento de la in-fraestructura ya existente. Como se verá a continua-ción, siempre que su diseño sea adecuado, la descen-tralización puede ayudar a resolver estos problemasde incentivos.

Tecnologías agrícolas y de salud

en las zonas tropicales

Aunque la geografía es en su mayor parte inmutable,las enfermedades que prevalecen en las zonas tropi-cales no tienen por qué serlo. Los resultados de lasección anterior sugieren que el aumento del nivel deingresos per se no servirá para resolver los problemasde salud en las zonas tropicales; a este respecto es in-dispensable la acción directa.

Para algunas enfermedades tropicales existenpocos tratamientos y estrategias de control que seanefectivos y baratos; para otras, los métodos de erradi-cación son bien conocidos, pero se requierenimportantes esfuerzos de educación y movilización.Un ejemplo típico del primer caso es la malaria. Elcontrol del vector en las zonas más afectadas essolamente una acción de contención, y la efectividadde los medicamentos se está reduciendo considera-blemente debido a la aparición de nuevas variedades

de agentes patógenos resistentes a los medicamentostradicionales. Las vacunas para estas enfermedadesnecesitan muchos años más de investigación debido ala falta de recursos, a la extraordinaria complejidaddel agente patógeno y de su ciclo de vida. Lasenfermedades tropicales no se han beneficiado de losefectos secundarios de la investigación biomédica ofarmacéutica de los países desarrollados, dado que noexisten grandes países desarrollados tropicales. Lospaíses tropicales son demasiado pobres para ofrecerun mercado atractivo y autosuficiente que induzca alas empresas farmacéuticas a invertir en investigacio-nes sobre enfermedades tropicales.

Una lógica similar se aplica al desarrollo detécnicas agrícolas para los tipos de suelos y productosque predominan en los trópicos. La mayoría de losavances tecnológicos en los países más ricos, que lle-van a cabo casi todas las actividades de investigación ydesarrollo, cuentan por lo menos con el potencial deser adoptados por los países pobres tropicales. Perodebido a las diferencias en el proceso biológico en lostrópicos, la agricultura constituye una excepción.

En el mundo desarrollado, la investigacióncientífica de punta en materia de salud y agriculturaestá pasando a manos de grandes empresas privadasen vez del gobierno o las instituciones de investiga-ción académica. Estas empresas no tienen incentivosfinancieros para invertir en investigaciones de carác-ter similar sobre los problemas tropicales. Los consu-midores de los países en desarrollo no tienen lacapacidad para pagar un sobreprecio por nuevos me-dicamentos o vacunas, de manera que no constituyenun mercado rentable. Al mismo tiempo, las zonas tro-picales no han sido incluidas en la revolución de lainvestigación científica protagonizada por las empre-sas, y los recursos para investigación en agricultura yenfermedades tropicales se han reducido. El presu-puesto de investigación y desarrollo del sistema deinstituciones del CEIR para el estudio de los proble-mas de la agricultura mundial es menos de la mitaddel presupuesto de investigación y desarrollo deMonsanto, una de las empresas multinacionales dedi-cadas a las ciencias biológicas60.

59 Véase Banco Mundial (1994).60 Sachs (1999), p. 19.

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Capítulo 3170

En esta nueva era de rápidos avances en elcampo de la biología, parece promisoria la investiga-ción aplicada sobre los obstáculos para el desarrollode la agricultura tropical y enfermedades tropicales.La investigación sobre agricultura tropical, que en sumayoría se realiza en el sector público, ha tenido ta-sas de rentabilidad muy elevadas. En el Cuadro 3.11se presenta una compilación de las tasas de rentabili-dad estimadas por Echeverría (1990) para la agricul-tura tropical en América Latina. Estos estudios eva-lúan las actividades de investigación en varios cultivosde diferentes países, empleando distintas metodolo-gías, pero lo que resulta sorprendente es que las esti-maciones son uniformemente elevadas. De las 58 ta-sas de rentabilidad anual estimadas, sólo cuatro sesitúan por debajo del 15% anual. La tasa de rentabili-dad promedio es del 57% y la mediana del 44%. Es-tos enormes rendimientos de la inversión en investi-gación indican que la investigación agrícola que selleva a cabo es insuficiente. Incluso si la investigaciónagrícola no tuviera este elevado rendimiento econó-mico, la inversión en mejoras agrícolas podrían justi-ficarse en términos de su impacto sobre los pobres. Elbienestar a corto plazo de más de la mitad de las fami-lias en los países de ingresos reducidos (69% de lafuerza laboral en 1990)61, y una proporción aún ma-yor de las familias más pobres, todavía depende de laagricultura.

Es difícil calcular la tasa de rentabilidad de lainversión en investigación médica, y en el mejor delos casos se ignora el principal beneficio de una buenasalud para el bienestar humano. No obstante, el nivelde recursos destinados a la investigación en salud tro-pical es de un nivel alarmantemente bajo. Un casodestacado es la malaria, una de las enfermedades tro-picales más importantes, como ya se ha señalado eneste capítulo. Se estima que en el mundo alrededorde 2.400 millones de personas están en peligro decontraerla, que los casos clínicos pueden estar entre300 y 500 millones al año y que causa entre 1,5 y 2,6millones de muertes anuales. Debido a la ausencia deincentivos de mercado, las empresas farmacéuticasprivadas no desarrollan actividades de investigaciónrelacionadas con esta enfermedad. En 1993, los re-cursos utilizados para la investigación en el mundoentero ascendieron solamente a US$84 millones(Welcome Trust, 1999), la mayoría de los cuales pro-cedía de las fuerzas armadas de los países desarrolla-

dos, preocupados por la capacidad de combate de sussoldados en el exterior.

América Latina registra índices de salud su-periores a lo que cabría predecir a juzgar por sus ni-veles de ingreso, particularmente en la región predo-minantemente tropical 62. Ello se debe en parte a laexistencia de sólidas instituciones de salud pública enla región y a un conjunto de programas exitosos decontrol de enfermedades a nivel regional. Estos es-fuerzos públicos han sido coordinados por la Organi-zación Panamericana de la Salud (OPS) y sus prede-cesores desde la década de 1920, antes de la creación,después de la guerra, de la Organización Mundial dela Salud (OMS). En la actualidad, la OMS todavía nodispone de información comparable sobre los nivelesde incidencia en los países en desarrollo, aunque laOPS recopila estos datos para sus países miembros.

La Fundación Rockefeller apoyó a los de-partamentos de salud pública de algunos países de laregión. Este apoyo, junto con los exitosos programasde la Fundación para controlar la fiebre amarilla enAmérica Latina a inicios de los años cuarenta, la erra-dicación en Brasil del portador de la malaria —el mos-quito Anopheles gambiae— en los años treinta, el con-trol de la anquilostomiasis en los años veinte y el apoyofinanciero inicial a la Organización Panamericana dela Salud (OPS), constituyen un notable aporte insti-tucional para aliviar el problema de las enfermedadesen América Latina. Por otra parte, debe destacarse elapoyo de la Fundación Rockefeller a la investigaciónagrícola en México en los años cuarenta, que even-tualmente se convertiría en el CYMMIT y traeríaconsigo la revolución verde a América Latina. La Fun-dación también colaboró en la fundación del renom-brado instituto de investigación agrícola en Colom-bia, el CIAT y de otros institutos regionales.

Aunque la mayoría de estas instituciones es-tán funcionando y su trabajo tiene una influencia con-siderable en muchas zonas, algunos de los desafíostecnológicos resultantes de las condiciones geográfi-

61 Banco Mundial (1997), pag. 220.62 Utilizando una regresión simple para predecir la esperanza de vidapromedio en 1995 y el logaritmo natural del PIB per cápita, los paísesde América Latina registran una esperanza de vida que en promedio es4 años mayor de la que resultaría empleando solamente el PIB. Si seneutraliza el efecto de la ubicación tropical, la esperanza de vida enAmérica Latina es 8 años mayor.

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Geografía y desarrollo en América Latina 171

Cuadro 3.11 Rendimiento del gasto en investigación y desarrollo agrícola en América Latina

Tasa derendimiento

Autor Año País Producto Período anual (%)

Ayer 1970 Brasil (São Paulo) Algodón 1924-67 77Barletta 1970 México Cultivos 1943-63 45-93

Trigo 90Elías 1971 Argentina Caña de azúcar 1943-63 33-49(revisado por Cordomi) (EEAT-Tucumán)Hines 1972 Perú Maíz 1954-67 35-55Patrick y Kehrberg 1973 Brasil (Oriental) Agregado 1968 0del Rey 1975 Argentina Caña de azúcar 1943-64 35-41(revisado por Cordomi) (EEAT-Tucumán)Monteiro 1975 Brasil Cacao 1923-85 19-20Fonseca 1976 Brasil Café 1933-95 17-27Hertford et al. 1977 Colombia Arroz 1957-80 60-82

Soya 1960-80 79-96Trigo 1927-76 11-12Algodón 1953-72 0

Wennergren 1977 Bolivia Ovejas 1966-75 44y Whittaker Trigo -48Scobie y Posada 1978 Colombia Arroz 1957-64 79-96Moricochi 1980 Brasil Cítricos 1933-85 18-28

(São Paulo)Avila 1981 Brasil Arroz irrigado 1959-78 83-119

(R.G. Sul)Brasil (Central) 83-87Brasil (Costa Norte) 92-107Brasil (Costa Sur) 111-115Brasil (Frontera) 114-119

Cruz et al. 1982 Brasil Capital físico 1974-81 53Inversión total 1974-92 22-43

Evenson 1982 Brasil Agregado 19??-74 69Ribiero 1982 Brasil Agregado 1974-94 69

(Minas Gerais)Algodón 48Soya 36

Yrarrazaval et al. 1982 Chile Trigo 1949-77 21-28Maíz 1940-77 32-34

Avila et al. 1983 Brasil (EMBRAPA) Capital humano 1974-96 22-30Cruz y Avila 1983 Brasil (EMBRAPA) Agregado 1977-91 38Martínez y Sain 1983 Panamá (IDIAP-Caisan) Maíz 1979-82 188-332Ambrosi y Cruz 1984 Brasil (EMBRAPA-CNPT) Trigo 1974-90 59-74Avila et al. 1984 Brasil (Centro-Sur) Agregado 1974-96 38

Feijoo (revisado por Cordomi) 1984 Argentina (INTA) Agregado 1950-80 41Pinazza et al. 1984 Brasil (São Paulo) Caña de azúcar 1972-82 35Roessing 1984 Brasil (EMBRAPA-CNPS) Soya 1975-82 45-62Silva 1984 Brasil (São Paulo) Agregado 60-102Ayres 1985 Brasil Soya 1955-83 46-69

Brasil (Paraná) 51Brasil (R.G. Sul) 51-53Brasil (S. Catarina) 29-31Brasil (São Paulo) 23-24

Muchnik 1985 América Latina Arroz 1968-90 17-44Norton et al. 1987 Perú (INIPA) Agregado 1981-2000 17-38

Arroz 17-44Maíz 10-31Trigo 18-36Papa 22-42Frijoles 14-24

Echevarría et al. 1988 Uruguay Arroz 1965-85 52Evenson 1988 Paraguay Cultivos 1988 75-90Luz Barbosa 1988 Brasil (EMBRAPA) Agregado 1974-97 40Evenson y da Cruz 1989 América del Sur (PROCISUR) Trigo 1979-88 110

Soya 179Maíz 191

57Promedio 44Mediana

Fuente: Echeverría (1990), Cuadro 1.

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Capítulo 3172

cas y ecológicas de América Latina y del mundo endesarrollo podrían precisar inversiones más allá de sualcance. Además, estas instituciones podrían carecerde ventajas comparativas para desarrollar ciertos pro-ductos o tecnologías similares a las creadas previamen-te por las empresas privadas de alta tecnología.

Como sugirió Jeffrey Sachs con relación a lamalaria, un enfoque que podría tener éxito sería uncompromiso coordinado por parte de los países ricosmediante el que se asegure un mercado atractivo a laempresa que logre desarrollar la vacuna63. Los paísesgarantizarían un precio mínimo por dosis o una canti-dad fija por pagar cuando realmente exista la vacuna.Podrían hacerse propuestas similares para otras enfer-medades como la tuberculosis o para el desarrollo deespecies o tecnologías agrícolas adecuadas para las con-diciones geográficas y climáticas de los países pobres.

Por supuesto, puede haber otras formas decooperación que no involucren solamente a los paísesricos. El método más apropiado de cooperación po-dría ser subregional, regional o global, y podría re-querir la participación de las instituciones financierasinternacionales, dependiendo de la escala del proyec-to, del tipo de externalidades del problema y del cos-to aproximado de encontrar la solución. Además, al-gunas de estas organizaciones internacionales puedendesempeñar un papel muy importante en la identifi-cación de las prioridades globales y regionales enmateria de salud y agricultura y en la movilización delas actividades de investigación y desarrollo del sectorprivado para satisfacer esas necesidades.

En el futuro, las nuevas tecnologías de teleco-municaciones y la Internet podrían disminuir la im-portancia de las barreras geográficas, pero no consti-tuyen panaceas. Aunque este tipo de cambiotecnológico podría reducir el aislamiento, tambiénpodría beneficiar igualmente a las zonas accesibles. Apesar del espectacularmente bajo costo para los usuariosde telecomunicaciones en los años recientes, lasinversiones en infraestructura requeridas confrecuencia son de una magnitud considerable. Cabríaesperar cambios similares derivados del acceso a latelefonía, pero ésta no ha logrado que las barreras geo-gráficas se vuelvan obsoletas. También pueden em-plearse las nuevas tecnologías para desarrollar sistemasde comunicación de emergencia en zonas potencial-mente propensas a desastres naturales. El estableci-miento de canales de comunicación efectivos podría

contribuir a reducir el costo económico y humano re-lacionado con los desastres naturales mediante la pro-visión de sistemas de alerta temprana para las pobla-ciones de esas zonas, y evitar el aislamiento total de laszonas afectadas después del desastre.

Información y señales de mercado

Debido a la diversidad geográfica que caracteriza amuchos de los países latinoamericanos, diferentes re-giones dentro de un país pueden ofrecer ventajas com-parativas muy marcadas para ciertas actividades y gran-des desventajas para otras. Debido a los patronesexistentes de localización de la población, la rentabi-lidad de inversiones en infraestructura o las interven-ciones en salud pueden diferir notablemente en unaszonas y otras, y entre ciudades o pueblos de diferen-tes tamaños. Debido a que las condiciones de riesgode huracanes, inundaciones o terremotos difieren en-tre unas zonas y otras, los esfuerzos de prevención dedesastres pueden resultar más fructíferos en ciertaslocalidades.

Todos estos ejemplos sugieren que las varia-bles geográficas deben ser tenidas en cuenta en unadiversidad de aspectos de política económica y social.Obviamente, para ello es necesario que exista la in-formación, que difícilmente será provista espontánea-mente por el mercado, debido a su naturaleza de bienpúblico. En este capítulo se ha destacado la impor-tancia de cinco grupos de factores: las característicasde los suelos y el clima que afectan la productividadagrícola, la presencia de enfermedades, el riesgo dedesastres naturales, el acceso a los mercados, y lospatrones de urbanización y asentamiento poblacional.Especialmente los países más grandes de la regióncuentan con institutos geográficos y de estadística cuyaprincipal función ha sido la recopilación de informa-ción sobre estos factores. Entidades como el IBGEde Brasil o el INEGI de México gozan de prestigiointernacional por su capacidad técnica y analítica. Noobstante, en muchos países de la región estos esfuer-zos son aún incipientes y en la mayoría de ellos lasentidades responsables no están orientadas por obje-tivos claros de política económica y social ni ofrecenmayor respaldo a las entidades apropiadas en las dis-

63 Sachs (1999).

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Geografía y desarrollo en América Latina 173

tintas áreas de política. Como resultado, las decisio-nes de inversión en infraestructura, la asignación delos gastos de salud, o los planes de urbanización, asen-tamiento o prevención de desastres, a menudo no tie-nen debidamente en cuenta la influencia de todos losfactores geográficos pertinentes.

Puesto que la recopilación, el procesamien-to y la divulgación de información geográfica son ta-reas complejas, que demandan costos considerables,presentan importantes economías de escala y dan ori-gen a externalidades muy significativas, deben sernecesariamente responsabilidad de organismoscentrales. Incluso pueden requerirse organismossupranacionales para recopilar y difundir informaciónsobre fenómenos que trascienden las fronteras nacio-nales, como los huracanes o los fenómenos climáticoscomo El Niño. Esto no significa, sin embargo, quemucha información relacionada con la geografía nopueda ser generada a nivel descentralizado. En CostaRica, el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio)está involucrando a las comunidades locales en la con-fección de un inventario de biodiversidad. Si bien lamayor parte de la recopilación se realiza a un niveldescentralizado, las decisiones de política basadas enla información geográfica deben ser necesariamentecentralizadas. El nivel al cual deban tomarse las deci-siones públicas debe responder esencialmente al al-cance de las externalidades que pueden generar di-chas decisiones. Las decisiones concernientes a laprovisión de infraestructura urbana o la regulacióndel uso de la tierra posiblemente serán más acertadassi se toman al nivel local, siempre que exista la infor-mación y ésta sea conocida por quienes adoptan lasdecisiones. Las decisiones que involucran externali-dades geográficas amplias, como el control de la con-taminación del agua o el aire, o el control de enfer-medades contagiosas pertenecen más naturalmente alámbito regional, nacional o incluso mundial.

La divulgación de información es esencial nosolamente para quienes adoptan las decisiones públi-cas, sino también para los individuos que pueden pa-decer los efectos de la geografía, que suelen ser losmás pobres. Las reglas de zonificación urbana o so-bre el uso de la tierra en ocasiones son tan poco trans-parentes y conocidas que pueden ser utilizadas comomecanismos de extorsión, una vez que los individuoshan incurrido importantes costos de inversión en vi-vienda o negocios en sitios inadecuados.

A veces se facilita el asentamiento en zonasde alto riesgo porque no existe la información sobredichos riesgos o porque ésta ha sido manipulada oencubierta. Las grandes pérdidas que con frecuenciasufren los productores agrícolas podrían evitarse conuna mejor divulgación de información meteorológicay de riesgos de fenómenos naturales devastadorescomo los huracanes. Aunque estos fenómenosdifícilmente pueden predecirse con exactitud, la dis-ponibilidad de información sobre la frecuencia y laintensidad de estos riesgos puede facilitar el desarrollode mercados de seguros, que son aún muy incipientesen América Latina. Es interesante señalar que paísesdonde los productores y los inversionistas han logradocubrirse de los riesgos de huracanes, no sufren los efec-tos recesivos que se observan en otros países cuandoocurren los huracanes. El mejor ejemplo reciente esla República Dominicana, que en 1998 recibió com-pensaciones por seguros con motivo del huracánGeorges por un valor cercano al 2% del PIB, graciasa lo cual recibió un fuerte estímulo en la actividad dela construcción, que le ayudó a sostener un elevadoritmo de crecimiento de la economía.

El acceso a seguros y otros servicios financie-ros que ayuden a cubrir estos riesgos es crucial, espe-cialmente para las familias de menores ingresos y parael sector informal y de pequeñas empresas. El proble-ma del riesgo es obvio en el caso de los desastres na-turales, pero es igualmente válido en relación con losriesgos climáticos que afectan a la agricultura, el ries-go de enfermedades y el riesgo de incomunicación ola imposibilidad de movilizarse en zonas afectadas porlos desastres naturales.

Los gobiernos nacionales y locales tambiénpueden ayudar a sus ciudadanos a superar los efectosnocivos de la geografía mediante la divulgación deinformación sobre tecnologías de producción entierras de baja productividad o propensas a la erosión,sobre métodos de control de plagas o enfermedades,o sobre las técnicas adecuadas de construcción deviviendas en zonas propensas a terremotos ohuracanes. El beneficio potencial de estos esfuerzosde divulgación de información puede ser enorme.

Si bien es esencial que los gobiernos gene-ren y divulguen información, por lo general el mer-cado es el mejor mecanismo de difusión, que puedeoperar a favor o en contra del objetivo de dominar elmedio ambiente. Los bajos precios de las tierras

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Capítulo 3174

propensas a desastres o fuera del alcance de las redesde servicios públicos de las ciudades a menudo ac-túan como un poderoso imán para generarasentamientos inadecuados. Sin embargo, las autori-dades también pueden apoyarse en el mercado paraafectar estas decisiones. Por ejemplo, para reasentarlos habitantes de una zona de alto riesgo puede re-sultar más efectivo un sistema de subsidios focalizadospara la construcción de nuevas viviendas que un me-canismo administrativo o policial. Para difundir unatecnología exitosa de contención de la erosión el ins-trumento más efectivo puede ser un subsidio a lasnuevas tecnologías que ayude a desplazar las tecno-logías inadecuadas. Para inducir a una comunidad aque conserve un recurso escaso (una reserva natural,por ejemplo), el mejor método puede ser promoverun mercado para ese recurso (el turismo ecológico,por ejemplo), en lugar de impedir su uso reduciendosu valor potencial.

Para que los individuos puedan responder alas señales de mercado es necesario que tengan movi-lidad. Una zona de baja productividad agrícola y defi-cientes condiciones de salud puede convertirse en unatrampa de pobreza si las políticas desalientan la mi-gración hacia zonas con mejores oportunidades o ha-cia las ciudades. El temor a la emigración del campo ala ciudad, que ha estado muy arraigado en la mentali-dad de los dirigentes latinoamericanos, con frecuenciase ha traducido en subsidios a sectores agrícolas y zo-nas rurales improductivas y en diversas limitaciones alos mercados de tierras rurales. Según encuestas demediados de los años noventa, menos del 55% de lospequeños agricultores de Honduras, Paraguay y Co-lombia cuentan con títulos de propiedad de la tierra64.La carencia de títulos no sólo limita la movilidad delos campesinos, sino que reduce severamente el acce-so al crédito y desalienta la inversión65. En las zonaspropensas a desastres naturales, la inexistencia de títu-los de propiedad de las tierras o las construccionesdesestimulan a los propietarios a hacer inversiones quepodrían reducir los riesgos y dificultan cualquier polí-tica de reasentamiento. La falta de títulos de propie-dad, así como otros mecanismos que limitan la movili-dad de las personas, son factores que refuerzan en lugarde aliviar los efectos adversos de la geografía.

Descentralización y organización territorial

En este capítulo se han documentado ampliamentelas diversas influencias de las características geográfi-cas, tanto físicas como humanas, sobre la productivi-dad de las personas, las condiciones de salud, el ries-go de desastres naturales y las tendencias deasentamiento y concentración de la población. Comoresultado de esta diversidad de influencias, la descen-tralización es un instrumento potencial para dominary aprovechar la geografía. Es difícil pensar que un sis-tema centralizado de decisiones pueda responder enforma adecuada a la diversidad de necesidades y res-tricciones que impone la geografía a las distintas lo-calidades, especialmente en países tan heterogéneosgeográficamente como algunos de los países latinoa-mericanos.

Sin embargo, una estructura única de descen-tralización carece igualmente de sentido. En AméricaLatina, los gobiernos locales—municipios, provincias,distritos, según la denominación de cada país—se en-cuentran organizados básicamente de la misma for-ma dentro de cada país sin considerar las diferenciasde tamaño, localización u otras condiciones geográfi-cas y socioeconómicas básicas. Mientras que el po-tencial de organización y provisión de servicios de laslocalidades más prósperas y de mayor tamaño suelequedar desaprovechado, especialmente en los paísescon estructuras de gobierno más centralizadas, lasexigencias y las responsabilidades administrativas pue-den desbordar por completo a las localidades menosafortunadas geográfica y económicamente en los paí-ses que optan por la descentralización de algunas res-ponsabilidades. Algunos países han empezado a eli-minar estas limitaciones mediante procesos dedescentralización flexibles y adaptables. En Colom-bia y Venezuela, ciertas responsabilidades de provi-sión de infraestructura vial y otros servicios públicosse asignan por contratos a los departamentos, estadoso municipios, según su capacidad administrativa y téc-nica. En Venezuela, el proceso de descentralizaciónha avanzado así a distintas velocidades por activida-des y por regiones. En Colombia, el proceso ha

64 López y Valdés (1996), citado por López (1996).65 Véase López (1996) y Carter y Olinto (1996). No obstante, dondeno existen mercados de crédito eficientes, una política de titulaciónmasiva de tierras puede tener efectos distributivos adversos.

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Geografía y desarrollo en América Latina 175

involucrado también a organismos no gubernamen-tales, como la cámara de productores de café o lasempresas petroleras, que han asumido algunas respon-sabilidades de provisión de infraestructura.

Pero una estructura única de descentraliza-ción carece además de sentido desde el punto de vistageográfico porque los más importantes efectos de lageografía y de las intervenciones destinadas a domi-nar la geografía no están claramente localizados espa-cialmente o generan externalidades de importanciapara otras localidades o regiones. Por ejemplo, lasenfermedades o plagas que afectan a varias localida-des no pueden ser erradicadas aisladamente por nin-guna de ellas. Una tecnología adecuada para conte-ner la erosión en las cuencas fluviales y prevenir riesgosde deslizamientos o inundaciones difícilmente serádesarrollada por la localidad que genera el problema,en parte por razones de costo, pero sobre todo por-que los daños posiblemente afectarán también a otraslocalidades, y por consiguiente esperará que ellascontribuyan a solventarlos. Una carretera para romperel aislamiento geográfico de una región deberá cruzarmuchas localidades para ser útil y obviamente suconstrucción no será encarada aisladamente porninguna de ellas. Cada uno de estos ejemplos puedesugerir la necesidad de un nivel de organizacióngeográfica diferente. El problema de una plaga queafecta a un cultivo específico puede requerir laorganización de los productores, mientras que el deuna enfermedad tropical puede exigir una interven-ción nacional e incluso global, como hemos señaladoen otra sección de este capítulo. Por su parte, el ries-go de grandes desastres naturales exige una organiza-ción central de prevención, la cual debe tener reco-nocido liderazgo y estar en capacidad de asignarresponsabilidades específicas a otros niveles. El pro-blema de la erosión puede requerir una agrupaciónde los municipios que comparten la cuenca fluvial,mientras que el caso de la carretera posiblemente re-quiera no sólo la cooperación de las localidades quepadecen el aislamiento, sino también el de todas aqué-llas que pueden beneficiarse de la nueva inversión.

Por consiguiente, los tipos de descentraliza-ción adecuados a la solución de distintos problemaspueden ser muy diferentes. No se trata solamente deque el nivel de agregación sea distinto en unos casos yotros —municipio, estado, nación—sino que puedenser necesarias distintas formas de agrupación: grupos

de municipios o zonas que pueden o no correspondera las unidades territoriales existentes, y combinacio-nes de distintos niveles de gobierno. Pero aunque enprincipio pueda definirse el nivel y forma de agrupa-ción de las localidades que comparten un mismo pro-blema geográfico o que pueden verse afectadas favo-rable o desfavorablemente por su solución, ello noimplica que la cooperación sea fácil de lograr, o inclu-so que sea factible. Los problemas de coordinar másque unos pocos municipios pueden ser insalvables yno siempre se solucionan agrupándolos dentro de unnivel territorial intermedio.

En este punto debe resultar bastante obvioque la heterogeneidad geográfica impone exigenciasde desarrollo institucional que pueden resultar difíci-les de satisfacer, atrapando a los países más fragmen-tados geográficamente en situaciones de bajodesarrollo económico y social. En el capítulo 4 com-probaremos más rigurosamente este punto y ana-lizaremos algunas de sus implicaciones en materia deorganización de los sistemas políticos y la gobernabi-lidad. Aquí nos interesa señalar, sin embargo, que es-tos problemas se ven agravados en muchos países deAmérica Latina por el excesivo número de jurisdic-ciones políticas. Las evidencias indican que la frag-mentación política del territorio dificulta la soluciónde los problemas económicos y sociales, muchos delos cuales son de origen geográfico. En México, losestados que tienen una mayor densidad de munici-pios (con respecto a la población) tienen niveles dedesarrollo significativamente menores. Según las es-timaciones econométricos, un estado con el doble dedensidad municipal que otro —y con todas las otrascondiciones determinantes del desarrollo semejantes—tenderá a tener un ingreso per cápita entre 10 y 20%menor66. Muchos países de América Latina tienen unnúmero excesivo de jurisdicciones políticas, especial-mente al nivel municipal. Mientras que Panamá, conuna población de tres millones de habitantes tiene 67municipios, El Salvador tiene más de 500 municipiospara una población que es sólo el doble. En Venezue-la, el número de municipios ha pasado de 200 en 1985a 333 en 1998 y en Colombia hay actualmente más de1.000 municipios. Aunque la fragmentación políticapor lo general tiene profundas razones históricas, con

66 Véase Blum y Díaz Cayeros (1999).

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Capítulo 3176

frecuencia esta tendencia se ha visto reforzada pornormas legales que estimulan la creación de nuevosmunicipios. Por ejemplo, la existencia de un compo-nente fijo de transferencias fiscales por municipio (enadición al componente variable por población o porotras variables) conduce a la creación de pequeñosmunicipios. Lo mismo ocurre con las reglas electo-rales que asignan un número básico de escaños a cadaunidad territorial en los órganos legislativos.

La descentralización es un instrumento esen-cial para dominar la geografía, pero no es un instru-mento sencillo. En principio, se requieren tres condi-ciones para una descentralización exitosa67. En primerlugar, que el proceso de decisiones locales sea demo-crático, en el sentido de que los costos y beneficios delas decisiones sean transparentes y que todos los afec-tados tengan igual oportunidad de incidir en las deci-siones. En segundo lugar, que el costo de las decisio-nes locales sea sufragado completamente por quienestoman las decisiones, y no transferidos a otras unida-des territoriales o al gobierno central. Y por último,que los beneficios estén también circunscritos a losparticipantes. Cuando se reúnen estas condiciones, lasresponsabilidades y su financiamiento puedentransferirse totalmente a los gobiernos u organizacio-nes subnacionales. Sin embargo, pocos, o quizás nin-guno de los problemas que plantea la geografía per-miten satisfacer cabalmente estas condiciones. Ello nosignifica que la descentralización deba desecharse, sinoque debe diseñarse en cada caso de tal forma que segeneren incentivos semejantes a los que habría si secumplieran dichas condiciones.

Para resolver el problema de la transparencia,además de generar y difundir información (véase la sec-ción anterior) es necesario promover sistemas de par-ticipación democrática para la toma de decisiones y elcontrol público del gobierno local. En la actualidad enla mayoría de países de América Latina los gobiernosmunicipales son elegidos popularmente. No obstante,recuérdese que los municipios no son la unidadadecuada de descentralización en todos los casos. Ladescentralización de responsabilidades a otras unidadesu organizaciones debe también respaldarse medianteel establecimiento de mecanismos democráticos de de-cisión, que pueden marcar una gran diferencia en losresultados del proceso. Por ejemplo, en el caso de lasorganizaciones de productores de café que, como he-mos mencionado, constituyen una respuesta a un con-

junto de externalidades y problemas de informaciónque en gran medida son de origen geográfico, los re-sultados más favorables para los productores se obser-van en países donde se han apoyado en mecanismosdemocráticos68.

Para impedir que el costo de las decisiones lo-cales se traslade a otras entidades o niveles de gobiernoes preciso imponer restricciones presupuestarias clarasy creíbles. Entre otras condiciones, ello requiere unaclara definición de las responsabilidades que asume elgobierno subnacional o la entidad pertinente de des-centralización. También se requiere que, si se recibentransferencias del gobierno nacional para cumplir esasfunciones, tales transferencias estén determinadas porel nivel y la calidad de los servicios prestados, y no porlos costos incurridos ni por un derecho adquirido, comoocurre cuando son un porcentaje de los ingresos delgobierno central. Por último, se requiere además quelos gobiernos subnacionales tengan límites muy estric-tos de endeudamiento (de acuerdo con su propia capa-cidad de generación de ingresos).

Para evitar deficiencias (o excesos) en la pro-visión de ciertos servicios que generan externalidadespositivas (o negativas) a otras unidades territoriales,es necesario crear un sistema de transferencias (o deimpuestos) del gobierno central a los proveedores paracorregir esta distorsión. Algunos países han estable-cido mecanismos de cofinanciación con el gobiernopara ciertas inversiones que generan importantes ex-ternalidades de geográficas, tales como la construc-ción de carreteras, el tratamiento de aguas residualeso el control de la contaminación atmosférica.

Los países latinoamericanos están abandonan-do el tradicional centralismo de sus instituciones y po-líticas en favor de sistemas más descentralizados yparticipativos. El éxito de la nueva estrategia depen-derá en una gran medida de la capacidad que tenganpara incorporar las dimensiones geográficas, tanto fí-sicas como humanas, en el diseño y la aplicación delas nuevas políticas.

67 Para un análisis más amplio de los beneficios y riesgos y las mejoresprácticas de descentración véase BID (1997), Parte Tres, Capítulo Tres.68 Bates (1997).

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Geografía y desarrollo en América Latina 177

Apéndice 3.1 Geografía y salud, 1995

(1) (2) (3)Tasa de mortalidad Indice de malaria

Esperanza de vida infantil (niños muertos Falciparum malaria,(en años, al nacer) /1.000 nacidos vivos) 1994 (0-1)

PIB per cápita (Log, PPA) 0,416 0,024 -0,014(0,64) (0,01) (0,42)

Tasa de analfabetismo femenino (%) 0,286 -1,452 0,000(9,29)** (7,66)** (0,24)

Zona tropical, húmeda (%) -4,332 40,722 0,275(4,01)** (4,88)** (5,22)**

Zona tropical, monzones (%) 0,882 3,999 -0,019(1,45) (0,61) (0,09)

Zona tropical, algo seca (%) 0,850 5,354 0,083(1,20) (1,04) (2,78)**

Estepa seca (%) 3,210 -18,505 -0,011(2,14)* (2,27)* (0,72)

Desierto (%) 2,481 3,724 -0,012(4,27)** (1,14) (0,81)

Zona templada, verano seco (%) 3,729 -8,720 0,000(3,69)** (1,36) (,)

Zona templada, invierno seco (%) -3,557 26,959 -0,049(2,78)** (1,59) (1,34)

Altas elevaciones y zonas polares (%) -0,769 3,651 0,012(0,89) (0,77) (0,26)

Constante 41,716 156,385 0,165(8,79)** (4,68)** (0,42)

Número de observaciones 178 178 139R2 0,64 0,49 0,26

Estadísticos t robustos entre paréntesis.

* significativo al 5%; ** significativo al 1%

Page 48: Geografia y Desarrollo - IDB

Capítulo 3178

Determinantes del crecimiento del PIB per cápita, 1965-1990

(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)

ControlesPIB per cápita, 1965 (log) -2,329* -2,533* -2,908* -2,878* -3,239* -2,880* -3,893* -3,994*

(-7,64) (-7,28) (-6,91) (-7,02) (-7,46) (-5,65) (-9,47) (-10,20)Años de educación secundaria, 1965 (log) 0,265 0,177 0,057 0,108 0,029 0,015 0,038 0,074

(1,85) (1,20) (0,42) (0,71) (0,21) (0,10) (0,19) (0,55)Esperanza de vida, 1965 (log) 6,506* 4,731* 4,608* 4,702* 3,839* 3,953* 5,351* 4,059*

(7,30) (4,27) (4,40) (4,24) (4,34) (4,52) (4,93) (4,07)Apertura, 1965-1990 (índice 0-1) 1,889* 1,795* 2,110* 1,864* 1,866* 1,950* 1,590* 1,587*

(5,47) (4,58) (5,15) (5,02) (3,97) (4,03) (3,01) (3,58)Calidad institucional (0-10) 0,282* 0,357* 0,390* 0,431* 0,382* 0,345* 0,484* 0,468*

(3,30) (3,32) (3,52) (4,40) (3,75) (3,33) (3,61) (4,25)

Geografía FísicaArea en el trópico (%) -0,333 -8,915* -8,311* -8,180* -5,842 -9,504* -10,681*

(-0,73) (-2,86) (-2,70) (-2,86) (-1,76) (-3,41) (-3,64)Area en el trópico* PIB per cápita 1965 1,111* 1,077* 0,992* 0,682 1,184* 1,293*

(2,82) (2,77) (2,74) (1,62) (3,37) (3,54)Indice de malaria falciparum, 1965 (0-1) -1,404* -0,902 -1,113* -0,602 -0,717 -0,650 -0,717

(-2,39) (-1,64) (-2,05) (-1,26) (-1,43) (-1,14) (-1,19)Indice de terremotos y erupciones -1,651* volcánicas (0-1) (-3,06)

Geografía HumanaPoblación urbana, 1965 2,249* 1,457 2,290* 2,471*

(2,86) (1,71) (2,70) (3,46)Población costera 0,602 2,710 1,977*

(1,26) (1,73) (2,13)Distancia a los mercados (log) -5,90 -2,93 -7,29 -6,85

(-1,08) (-0,48) (-1,16) (-1,17)Densidad poblacional en la costa,1994 (log) 0,170*

(2,25)Densidad poblacional en el interior, 1994 (log) -0,087

(-1,19)

InfraestructuraExtensión total de caminos, 1965 (log) 0,196

(1,22)Población en la costa* extensión de vías

-0,244(-1,50)

Capacidad de generación eléctrica, 1965 (log)0,220

(1,55)Población en la costa * Capacidad de generación eléctrica -0,223

(-1,93)

Constante -8,792* 0,014 3,143 2,329 7,811* 4,878 4,580 11,175*(-2,92) (0,003) (0,75) (0,53) (2,11) (1,11) (0,96) (2,43)

R2 0,70 0,75 0,77 0,79 0,79 0,80 0,84 0,85Número de observaciones 77 77 77 72 76 76 58 71

Nota: estadísticos t robustos entre paréntesis.

* Significativo al 5% o más.

Fuente: Cálculo de los autores.

Apéndice 3.2

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Geografía y desarrollo en América Latina 179

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