garcía y valverde - politicas estatales y etnogenesis comunidad mapuche

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111 Políticas estatales y procesos de etnogénesis en el caso de poblaciones mapuche de Villa La Angostura, provincia de Neuquén, Argentina 1 Analía García * y Sebastián Valverde ** RESUMEN A partir del año 2003, familias mapuche habitantes de Villa La Angostura y alrededores –en la Provincia de Neuquén– iniciaron un proceso de reivindicación territorial. Este reclamo por el acceso a los recursos ha sido encauzado a partir de un proceso de adscripción étnica por parte de estas familias. En este trabajo, nuestro objetivo es analizar el proceso histórico que vincula los diferentes contextos que a lo largo del siglo XX han ocasionado la gradual subordinación y pérdida de recursos por parte de estas familias frente a las políticas de poblamiento llevadas a cabo por el Estado Nacional a través de la Administración Parques Nacionales. La gradual consolidación del poder del Estado en el contexto de “frontera” ha tendido a negar la adscrip- ción étnica y a invisivilizar la pertenencia cultural de estas familias. Asimismo, analizamos la revalorización de la identidad mapuche y adscripción étnica como fundamento promotor de la reivindicación territorial como un proceso de etnogénesis, en relación con la disparidad de políticas estatales y las contradicciones dadas hacia el interior del Estado vinculadas al poder nacional y al poder provincial. Palabras Clave: Indígenas, Comunidades, Estado, Identidad * Licenciada en Ciencias Antropológicas. Becaria Doctoral, CONICET. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Dirección electrónica: [email protected]. ** Doctor en Ciencias Antropológicas. Becario Posdoctoral CONICET. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Dirección electrónica: [email protected]. Fecha de elaboración: octubre de 2006. Fecha de entrega: noviembre de 2006. Fecha de aprobación: junio de 2007. Cuadernos de Antropología Social Nº 25, pp. 111–132, 2007 © FFyL – UBA – ISSN: 0327-3776

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Políticas etnicas

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    Polticas estatales y procesos deetnognesis en el caso depoblaciones mapuche de

    Villa La Angostura,provincia de Neuqun, Argentina1

    Anala Garca* y Sebastin Valverde**

    RESUMEN

    A partir del ao 2003, familias mapuche habitantes de Villa La Angostura y alrededores en laProvincia de Neuqun iniciaron un proceso de reivindicacin territorial. Este reclamo por elacceso a los recursos ha sido encauzado a partir de un proceso de adscripcin tnica por parte deestas familias. En este trabajo, nuestro objetivo es analizar el proceso histrico que vincula losdiferentes contextos que a lo largo del siglo XX han ocasionado la gradual subordinacin yprdida de recursos por parte de estas familias frente a las polticas de poblamiento llevadas acabo por el Estado Nacional a travs de la Administracin Parques Nacionales. La gradualconsolidacin del poder del Estado en el contexto de frontera ha tendido a negar la adscrip-cin tnica y a invisivilizar la pertenencia cultural de estas familias. Asimismo, analizamos larevalorizacin de la identidad mapuche y adscripcin tnica como fundamento promotor de lareivindicacin territorial como un proceso de etnognesis, en relacin con la disparidad depolticas estatales y las contradicciones dadas hacia el interior del Estado vinculadas al podernacional y al poder provincial.

    Palabras Clave: Indgenas, Comunidades, Estado, Identidad

    * Licenciada en Ciencias Antropolgicas. Becaria Doctoral, CONICET. Instituto de CienciasAntropolgicas, Facultad de Filosofa y Letras, UBA. Direccin electrnica: [email protected].** Doctor en Ciencias Antropolgicas. Becario Posdoctoral CONICET. Instituto de CienciasAntropolgicas, Facultad de Filosofa y Letras, UBA. Direccin electrnica: [email protected] de elaboracin: octubre de 2006. Fecha de entrega: noviembre de 2006. Fecha de aprobacin:junio de 2007.

    Cuadernos de Antropologa Social N 25, pp. 111132, 2007 FFyL UBA ISSN: 0327-3776

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    Polticas estatales y procesos de etnognesis... / Anala Garca y Sebastin Valverde

    ABSTRACT

    In 2003, some Mapuche families who are inhabitants of Villa La Angostura and its surroundingsin the province of Neuqun, started a process to claim their lands. This claim to have access tothe land resources has been made by means of a process of ethnic adscription performed bythese families. In this study our aim is to analyze the historical process relating the differentcontexts which during the twentieth century have caused the gradual subordination and lossof resources by these families as opposed to the settlement policies the National State hasapplied through the Administracin de Parques Nacionales (National Parks Administration).The gradual consolidation of the power of the State within the context of border has tendedto refuse ethnic adscription and consider the cultural patrimony of these families as virtuallynon-existent.At the same time, we analyze the revaluation of the Mapuche identity and their ethnicadscription as the basis for the promotion of their territorial claims as an etnogenesis process inrelation to the disparity of state policies and the contradictions inside the State in relation tonational and provincial powers.

    Key Words: Indigenous, Communities, State, Identity

    RESUMO

    A partir de 2003, famlias mapuches habitantes de Villa La Angostura e arredores na Provnciade Neuqun iniciaram um processo de reivindicao territorial. Esta demanda pelo acesso aosrecursos foi encaminhada a partir de um processo de adscrio tnica por parte destas famlias.Neste trabalho, nosso objetivo analisar o processo histrico que vincula os diferentes contex-tos que ao longo do sculo XX ocasionaram a gradual subordinao e perda de recursos porparte destas famlias frente s polticas de povoamento levadas a cabo pelo Estado Nacionalatravs da Administrao Parques Nacionais. A gradual consolidao do poder do Estado nocontexto de fronteira tendeu a negar a adscrio tnica e a invisibilizar o pertencimentocultural destas famlias. Ainda assim, analisamos a revalorizao da identidade mapuche e aadscrio tnica como fundamento promotor da reivindicao territorial como um processo deetnognese, em relao com a disparidade de polticas estatais e as contradies dadas para ointerior do Estado vinculadas ao poder nacional e ao poder provincial.

    Palavras-chave: Indgenas, Comunidades, Estado, Identidade

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    INTRODUCCIN

    La localidad de Villa la Angostura es la cabecera del Departamento LosLagos de la provincia de Neuqun. Se asienta sobre la orilla norte del LagoNahuel Huapi y se extiende hasta el Lago Correntoso en una zona de grandesbellezas naturales. Se encuentra a 80 Km. de las ciudades San Carlos de Barilochey a 110 Km. de San Martn de los Andes (por el circuito turstico de Los SieteLagos). Desde el ao 2003, dos grupos de familias residentes en Villa LaAngostura y en parajes prximos vienen realizando una serie de movilizacionesy reclamos judiciales en busca de su reconocimiento como pueblos originarios,un hecho indito hasta el momento: el Lof Paichil Antriao y el Lof Quintriqueo.

    Si bien el gobierno provincial no ha dado lugar al pedido, estas reivindi-caciones han instalado un debate pblico en torno a la preexistencia indgenaen una localidad que siempre se consider sin indgenas. Asimismo, estosreclamos han agudizado el enfrentamiento entre diversos niveles gubernamen-tales, ya que el Estado Nacional a travs de la Administracin de ParquesNacionales y del Instituto Nacional de Asuntos Indgenas (INAI) ha recono-cido las demandas mapuche.

    De este modo, un doble propsito gua el presente artculo. En primerlugar, nos interesa reconstruir el proceso histrico de constitucin de Villa LaAngostura para comprender la invisibilizacin de la identidad mapuche dellugar, con el consiguiente proceso de des-adscripcin tnica que ha prevalecidodesde fines del siglo XIX. En relacin a este punto, prestamos particular aten-cin al rol desempeado por la Administracin de Parques Nacionales (APN) y ala ausencia relativa del Estado neuquino en la localidad.

    En segundo lugar, damos cuenta del reciente proceso de re-adscripcintnica protagonizado por poblaciones mapuche y de la agudizacin de conflic-tos vinculados a las disputas territoriales, en un contexto de creciente explota-cin turstica.

    En este sentido, nuestra hiptesis de trabajo sostiene que los procesos deadscripcin y des-adscripcin tnica se encuentran condicionados por lainstitucionalidad poltica y por las contradicciones entre diferentes niveles estata-les que viabilizan u obstaculizan la identidad basada en este tipo de pertenencia.

    Para llevar adelante el trabajo se utiliz el mtodo etnogrfico basado enla observacin participante, y entrevistas abiertas y semi-estructuradas juntocon el anlisis de fuentes de informacin secundaria como diarios locales ydocumentos producidos por la Provincia de Neuqun, la Municipalidad de

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    Villa La Angostura y la Administracin de Parques Nacionales. El trabajo decampo se realiz en cuatro oportunidades: febrero de 2004, febrero de 2005,marzo de 2006 y febrero de 2007.

    CONSIDERACIONES TERICAS

    Para situar la problemtica que involucra a la poblacin mapuche deesta zona, entendemos que las relaciones intertnicas tienen lugar dentro deun sistema social determinado (Bechis, 1992; Trinchero, 2000).

    Consideramos para ello, el gran impacto de la obra de Fredrik Barth(escrita en 1969 y traducida al castellano en 1976) sobre los grupos tnicos ysus fronteras. Sus conceptos significaron una ruptura respecto de los abordajesculturalistas de los aos 40 y 50, desviando el foco de la investigacin desdela constitucin interna e historia de los grupos, hacia los lmites tnicos y supersistencia.

    El aporte de este modelo interaccionista resulta de utilidad en la medi-da en que permite reconocer las fronteras y el mantenimiento de los lmitestnicos a partir de los cuales se organizan los procesos de autoidentificacin delgrupo y de la identificacin por los otros en la arena pblica (Radovich, 1992).Sin embargo, incorporamos para ello la forma particular en la que dichas rela-ciones se manifiestan segn las relaciones de poder establecidas, y el proceso deconstruccin de hegemona del Estado-Nacin argentino que histricamenteha situado a grupos indgenas en un marco de desigualdad y subordinacin; yaque nos permite situar la interaccin entre grupos tnicos en el marco de unsistema social determinado (Cardoso de Oliveira, 1992; Bartolom, 1997;Bechis, 1992; Trinchero, 2000; Vzquez; 2004 y Radovich, 1992). Dentro deestas propuestas Cardoso de Oliveira (1992), destaca:

    () en primer lugar que las relaciones intertnicas solo se pueden compren-der de una manera fructfera si se las inserta en un sistema social de carcterintertnico que las condiciona, determinando su propia estructura y desarro-llo; en segundo lugar, que ese sistema intertnico, constituido por procesos dearticulacin tnica, no puede dejar de referirse a procesos de articulacinsocial de otro tipo, como los que relacionan a otros sectores de la sociedadglobal, ya sean los interregionales, los interclase, o an aquellos que vinculana los sectores rural y urbano (Cardoso de Oliveira, 1992:61).

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    De esta forma, nos proponemos visualizar las relaciones intertnicas desdelas interrelaciones que se establecen entre los diferentes grupos, pero conside-rando su gnesis y desarrollo dentro de un contexto social ms amplio. Estocontempla las condiciones histricas y estructurales que configuran a los diversosgrupos, y a las relaciones dinmicas contradictorias y conflictivas que se esta-blecen entre los mismos.

    Por ello, entendemos que la etnicidad no puede ser tomada como unnico principio explicativo de la dominacin, sino que tiene su gnesis enfuerzas histricas asociadas a la vinculacin asimtrica de grupos estructuralmenteenfrentados (Comaroff, 1992). Como sealan Balazote y Radovich, las relacio-nes winka-mapuche no slo configuran un sistema intertnico sino que tam-bin expresan relaciones de clase, de manera que la presencia mapuche ha sidopercibida como un freno para la expansin del sistema capitalista (1999:30) yla consolidacin de las fronteras nacionales.

    El presente trabajo presenta una problemtica anloga a la que diversosinvestigadores vienen efectuando en relacin a los procesos de emergencia deidentificaciones tnicas en diversos contextos representados desde los discursoshegemnicos como zonas sin indgenas. Tal es el caso de Clifford (1988) yPacheco de Oliveira (1988) para contextos en diversas regiones del mundo. Ennuestro pas podemos mencionar a Escolar (1997 y 2000), e Isla (2002) paralas regiones de Cuyo y la Provincia de Tucumn respectivamente. Para el casodel propio pueblo mapuche constituyen un antecedente los trabajos de Ramos(1997; 2005), Delro (2005) y de Jong (2004). Estos aportes han analizadocomo han operando las polticas hegemnicas de los Estados Nacionales ne-gando las identidades diferenciadas y a la vez constituyendo un sujeto colectivo.

    Dentro de estos aportes, Escolar (1997 y 2000) analiza la emergenciade la identidad Huarpe en la Provincia de San Juan, siendo su contribucinrelevante en la medida en que el proceso de re-adscripcin pone en crisis lasversiones de la historia hegemnica en la construccin de la provincialidaddonde prima un modelo de ciudadano homogneo y negador de tal adscrip-cin diferenciada.

    Para los procesos de re-adscripcin tnica mapuche un antecedente es elanlisis efectuado por de Jong (2004) para el caso de Los Toldos (provincia deBuenos Aires). En este caso, la autora se concentra en la construccin de lamemoria colectiva en el proceso de construccin de hegemona y los usos delpasado que revelan un carcter instrumental asociado la movilizacin delgrupo tnico.

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    Por su parte, Ramos (2005) analiza el caso judicial de familias mapucheoriginarias de la comunidad Cushamen en la Provincia de Chubut vs. el Gru-po Benetton. En su anlisis, basado en la antropologa lingstica y los contex-tos de accin discursiva, la autora vincula los procesos de territorializacinhegemnicos a partir de los cuales Benetton construye un discurso negador dela pertenencia cultural, mientras la familia mapuche en cuestin construye undiscurso reflexivo cuyo eje es la interpretacin del conflicto desde su cultura ysu pertenencia mapuche.

    Otro destacado aporte para este pueblo indgena es el analizado porRadovich (1992) para el caso de la conformacin de las organizaciones dejvenes militantes surgidas con el retorno de la democracia. Este fenmeno esanalizado por el autor como una alternativa de adscripcin voluntaria, en tantoel grupo no se representa slo por sus descendientes biolgicos, sino por elec-ciones de colectivos nacidos en el seno de otra cultura, como un proceso de revalorizacin de la identidad tnica opuesta al criterio de desadscripcin degeneraciones anteriores.

    CARACTERSTICAS DE VILLA LA ANGOSTURA Y SU REA DE INFLUENCIA

    Villa la Angostura se fund oficialmente en mayo de 1932, cuando seinaugur el edificio de la oficina radiotelegrfica Correntoso. Su desarrollofue lento durante la primera mitad del siglo XX, permaneciendo aislada de loscentros urbanos regionales por la falta de vas de comunicacin. De hecho,recin en la dcada del 90 se paviment la ruta 231 que comunica a la locali-dad con Bariloche. La conexin con San Martn de los Andes es por el Caminode Los Siete Lagos que suele cortarse en la temporada invernal por las neva-das.

    Con el asfaltado de la ruta 231 en 1994 comenz a intensificarse elcrecimiento de la localidad. Es notable el crecimiento poblacional que ha teni-do la ciudad: entre 1991 y 2001, Villa la Angostura pas de 3.056 habitantesa 7.325 (INDEC, 2001); para 2006 se estimaba una poblacin de 11.285habitantes (Subsecretara de Turismo, Provincia de Neuqun, 2006). Sus ac-tividades econmicas se concentran principalmente en el turismo y la cons-truccin, mantenindose desde su fundacin como una opcin para visitantesde alto poder adquisitivo. De hecho, cuenta con estancias y residencias dereconocidas familias de la aristocracia argentina.

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    Las actuales condiciones econmicas a nivel nacional, favorables al turis-mo extranjero, han acentuado la imagen de esta aldea de montaa.

    EL PROCESO DE DES-ADSCRIPCIN TNICA DURANTE EL SIGLO XX (PRIMERA PARTE):INDGENAS Y CHILENOS EN EL NAHUEL HUAPI

    En el ao 1902, el Gobierno Nacional liderado por Julio A. Roca cre laColonia Pastoril Agrcola Ganadera Nahuel Huapi, con el fin de fomentar elprincipal objetivo buscado en todo aquel territorio ganado a los indgenas ydisputado a los chilenos: el afianzamiento de la soberana nacional a partir dela creacin de asentamientos poblacionales. Esta Colonia ocupaba una partedel Territorio Nacional de Neuqun (que corresponde al actual Departamentode Los Lagos) y un sector del Territorio Nacional de Ro Negro (hoy Departa-mento de Bariloche). La Colonia Pastoril estaba integrada entre otros porlos lotes 9 y 10 donde posteriormente (hacia 1930) se consolid el centro deVilla La Angostura (De Mendieta, 2002).

    En esta zona, la circulacin de poblacin entre la frontera argentino-chilena ha sido ms intensa que en otras reas, en tanto el espacio econmico ysocial de la regin no se ajustaba a los lmites territoriales de los Estado-Na-cin. De tal modo que las vinculaciones con el pas trasandino incidieron fuer-temente en la configuracin local2 (Favaro, 1993). Dada esta significativa pre-sencia de poblacin extranjera, el Estado consider estratgico y prioritarioafianzar la identidad nacional, aplicando una poltica de des-chilenizacin. Elprejuicio anti-chileno fue una constante en las primeras dcadas del siglo XX.En 1912, un inspector de la Colonia Nahuel Huapi estableca una clara anti-nomia entre el extranjero europeo (responsable, capitalista y trabajador)y el chileno (catalogado como vago y sin recursos) (Mndez, 2005: 3).

    Expresiones similares se vertan sobre los indgenas que se instalaron enel Nahuel Huapi en los aos siguientes a la Conquista al Desierto, algunoscorridos por la campaa de exterminio y otros provenientes del otro lado de lacordillera. En 1903 un funcionario de la Colonia Agrcola Nahuel Huapi sos-tena:

    () los nicos que tienen verdaderamente condiciones para colonos son losalemanes pues tanto los indios como los chilotes se limitan a sembrar trigo ylas papas que necesitan para su consumo emplendose despus como peones a

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    jornal. Es gente daina y viciosa incapaz de un trabajo continuado que encuanto tiene algunos fondos se entrega a la bebida y a toda clase de excesoshasta consumir el ltimo centavo volviendo recin entonces a trabajar (enVallmitjana, 2002:9).

    Tanto indgenas y chilenos eran, categorizados por fuera de lo que seconsideraba recursos humanos necesarios para cumplir con el objetivo pro-puesto para las colonias agrcola-pastoriles: convertir la tierra en capital pro-ductivo en el marco de un proyecto nacional. Es decir que estas colonias de-ban cumplir una funcin econmica pero tambin geopoltica: hacer efectivala ocupacin del territorio, en paralelo al desarrollo de un sentimiento de na-cionalidad argentina. En este contexto, la adscripcin tnica constitua unhecho desventajoso para tener acceso a la tierra.

    Sin embargo, Julio A. Roca concedi el lote 9 (actualmente Villa laAngostura) a Don Ignacio Antriau y a Jos Mara Paisil jefes de sus respectivasfamilias, quienes ofrecan el servicio de cruzar el ro en bote a los viajeros quetransitaban la senda que iba desde el Nahuel Huapi hasta el Paso Puyehue3

    (Vallmitjana, 1999:8). Para ello, la condicin de ciudadana argentina era ne-cesaria para el usufructo de las tierras, negndose cualquier otra identidad (tnicao nacional).

    Como vemos, la entrega de tierras a los Paichil-Antriao no fue resultadode su adscripcin tnica, sino que form parte de la poltica de poblamiento ycolonizacin implementada por el Estado nacional, ninguna de estas familiasmapuche recibi ttulos de tenencia precaria en virtud de su identidad origi-naria.

    Este proceso es coincidente con los sealado por de Jong (2004) dondela incorporacin de las tribus no desplazadas de la denominada Campaa delDesierto a la dinmica econmica y social implic la desarticulacin de suorganizacin comunitaria, as como la prdida de visibilidad de la poblacinindgena como grupo tnico (de Jong, 2004:132-133). Este mismo procesoseala Escolar (2000) para el caso sanjuanino donde para esta misma poca,los sectores hegemnicos cimentaron la narrativa de la poblacin provincialcomo un sujeto () relativamente homogneo, blanco, culturalmente europeo ysobre todo no chileno y no indio (2000:258). La consolidacin de tal modeloimplicaba la estigmatizacin de la poblacin indgena rural, representada comoun otro interno inadaptable a los proyectos civilizatorios estatales (2000:259).

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    EL PROCESO DE DES-ADSCRIPCIN TNICA DURANTE EL SIGLO XX (SEGUNDA PARTE):LA POLTICA DE PARQUES NACIONALES Y LA AUSENCIA RELATIVA DEL ESTADO PROVINCIAL

    El crecimiento de Villa la Angostura coincidi con la creacin de laAdministracin de Parques Nacionales (APN) en la dcada de 1930. Desde sunacimiento, la entidad se transform en el principal referente del Estado na-cional sobre el territorio; responsable de su control y de la provisin de infraes-tructura bsica (por ejemplo, de edificios pblicos y privados). Esta agencialote tierras, asign autorizaciones para la instalacin de pobladores, fij loscotos de caza y realiz el control de la tala de rboles.

    Asimismo, Parques Nacionales fue clave en la impronta simblica otorga-da a la zona, contribuyendo en la gestacin de una imagen alpina, concor-dante con el ideal esttico y social que la clase dominante deseaba para el lugar.

    Una vez conformada la institucin, la poltica respecto a las tierras quequedaron dentro de su jurisdiccin fue dual: muy laxa cuando se trataba deceder territorios a vecinos prestigiosos, pero sumamente estricta en el cumpli-miento de la normativa vigente si los aspirantes eran personas de escasos recur-sos, ms aun si eran chilenos e indgenas (Mndez, 2005: 5-8). Mientras cedaa los primeros ttulos de propiedad, a los segundos, la Administracin de Par-ques Nacionales entreg Permisos Precarios de Ocupacin. Estos permisosno solamente no protegan de una eventual expulsin, sino que suponan unainfinidad de trabas para sus ocupantes.

    La institucin fue funcional a la naciente clase dominante local, a lospioneros favorecidos con la propiedad de amplias extensiones de tierras. Prue-ba de este entrelazamiento de intereses fue el nombramiento de Ezequiel Bustilloen la direccin de la APN. Dueo de un latifundio en el Parque Nahuel Huapi,su mandato dur 10 aos (De Mendieta, 2002). De esta forma, la poltica deParques Nacionales favoreci la tendencia hacia la conformacin de una fuertelite local que hegemoniz los procesos de acumulacin de capital, mientras lavilla se encontraba aislada de los centros provinciales de poder (por ejemplo,de Neuqun capital).

    En los aos 1934 y 1965, Parques Nacionales realiz dos censos de losocupantes asentados sobre el Parque Nacional Nahuel Huapi. En estas fichasno se menciona la pertenencia indgena de una parte importante de estoshabitantes, muchos de los cuales son los antepasados de los pobladores queactualmente reclaman el reconocimiento de sus derechos ancestrales en la zona.

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    Estos documentos refuerzan nuestra hiptesis en cuanto a que APN invisibilizla adscripcin tnica de los pobladores mapuche, en continuidad con las con-cepciones europeizantes (anti-chilenas y anti-indgenas) de las autoridades te-rritoriales que ejercieron el poder desde fines del siglo XIX y en las primerasdcadas del siglo XX.

    Como espacio de frontera, se consider necesario reafirmar la perte-nencia territorial del Estado Nacin argentino de manera tal que la posturaanti-chilena asociada con lo indgena fue una constante durante este perodo.Se creo una antinomia clara entre el extranjero europeo representado comoresponsable, capitalista y trabajador y el chileno o indgena, vago y sinrecursos, supuesto autor de delitos (Mndez; 2005: 3). Esta dinmica es ex-plicable, parafraseando a Delro (2005) dado que () el Estado viene a marcarfronteras con lo externo y define lo que queda adentro (2005:19).

    Por ello, el ocultamiento de la etnicidad por parte de las generacionesindgenas en este contexto puede ser analizado como consecuencia de lainternalizacin en los propios indgenas de los estereotipos estigmatizantesprevalecientes en diversos sectores sociales no indgenas (Radovich, 1992:51).

    Brevemente deseamos sealar la similitud entre estos procesos aqu ana-lizados y los estudios similares mencionados precedentemente. Al igual que loplanteado por Escolar (1997) respecto de los huarpes, aqu tambin quedaclaro cmo las marcas de alteridad son indeseables, y movilizaron la accin depolticas especficas. De lo desarrollado hasta aqu, entendemos que las polti-cas y acciones llevadas a cabo impactaron de manera especfica no slo desde elpunto de vista econmico, sino tambin en cuanto a la imposicin einternalizacin de las formas dominantes de representacin del grupo.

    Tambin deseamos remarcar la estrecha coincidencia entre nuestro casoy estos otros aportes en la cronologa de los diferentes hechos histricos, lo quepone de manifiesto la trascendencia del estado como agencia homogeneizadora.Estos trabajos destacan para los aos 40 por un lado la intensificacin delcontrol de las fronteras nacionales, reforzndose por lo tanto la identidadhegemnica negadora de la identidad (Escolar, 2000:265-266), as como laspolticas asimilacionistas que llevaron a la interrupcin de la transmisin dediversas pautas culturales indgenas (de Jong, 2004:138).

    Retornando la cuestin territorial, las parcelas concedidas a las familiasPaichil-Antriao, se fueron valorizando progresivamente a medida que se expan-da Villa la Angostura; lo que llev a diversos mecanismos por los cuales fuerongradualmente corridos hacia la marginalidad del lote 9. Los mecanismos

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    implementados fueron: cobro de impuestos por parte de Parques Nacionales,expulsin por antecedentes policiales o falta de documentos, venta de parcelasa valores bajos, endeudamiento fruto de relaciones de peonaje, sustraccin dedocumentacin probatoria de su residencia, sucesivas parcelaciones del loteoriginal. Algunos interlocutores han hecho referencia a una suerte de ancdotalocal que tuvo lugar en los aos 40, cuando Segundo Paichil intercambi conun conocido vecino del lugar 40 hectreas de tierras por una casilla y una cajade vicios por mes porque no tena descendencia y estaba viejo para trabajar .

    Como resultado, sobre las despejadas 625 hectreas del Lote 9, fue cre-ciendo el centro de Villa La Angostura (la municipalidad y los edificios pbli-cos, el centro comercial y los barrios). Las familias mapuche quedaron confina-das en el lmite norte del lote, en el camino que recorre el Cerro Belvedere.

    Surge, de este modo, una marcada diferencia entre la poltica seguidapor Parques Nacionales y la Provincia, ya que para 1964, el Estado Provinciallleva adelante el reconocimiento de reservas indgenas en territorios ocupadospor familias mapuche.4 Esta poltica provincial no se registr en Villa la An-gostura ni en sus reas circundantes, contribuyendo al gradual proceso de des-adscripcin tnica. En sntesis, el desarrollo histrico local se caracteriz por lafalta de reconocimiento de las poblaciones mapuches, principalmente comoresultado del fuerte peso de las acciones desplegadas por Parques Nacionales.Sus polticas de corte oligrquico (con la impronta de los aos 30) opacaronla influencia del modelo neuquino de integracin subordinada de los sectorespopulares.

    EL PROCESO DE RE-ADSCRIPCIN TNICA EN EL CONTEXTO DE EXPLOTACIN TURSTICA

    As como el proceso histrico que hemos analizado hasta aqu nos hapermitido contextualizar el predominio de la des-adscripcin tnica entre lapoblacin indgena de Villa La Angostura; el actual boom turstico e inmo-biliario de la localidad constituye el trasfondo contextual en el que irrumpe elconflictivo proceso de adscripcin tnica en la vida pblica de la localidad.

    Al igual que lo que hemos registrado en otras localidades con presenciade poblacin indgena, la actividad turstica crea una multiplicidad de conflic-tos y disputas por el acceso a los recursos. En otros trabajos (Valverde, 2005 yValverde y Garca, 2006) analizamos como en San Martn de los Andes (loca-

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    lidad vecina a Villa la Angostura) las comunidades mapuche han mantenidodiversos litigios asociados al turismo (contaminacin, conflictos territoriales, etc.).

    Cabe sealar que en este contexto como el de Villa la Angostura deausencia de reconocimiento jurdico de las poblaciones indgenas por su terri-torio, las situaciones conflictivas se agudizan, ya que estas reas resultan desumo inters para diversos emprendimientos tursticos e inmobiliarios. Poresto, la aparicin en la arena pblica de estas familias mapuche, parece revertirel histrico proceso de desadscripcin tnica que hemos analizado precedente-mente, impugnando la construccin de Villa la Angostura como una localidadsin mapuche.

    Los hombres y mujeres que reivindican su identidad mapuche ocupanlos estratos ms empobrecidos de la escala social, padeciendo precarias condi-ciones laborales, elevados niveles de desempleo, etc. La insercin laboral de lasmujeres se da en el servicio domstico, mientras que los hombres se empleanen la construccin, o bien como chferes, mecnicos, jardineros, ordenanzas,etc. Tambin lo hacen en los puestos menos calificados vinculados al turismo(limpieza y mantenimiento en hoteles, restaurantes, confiteras, etc.). Otraopcin laboral es la contratacin por parte de organismos del Estado, tambinen tareas de poca jerarqua.

    La primera de estas familias, Paichil Antriao, se ubica sobre la ladera delCerro Belvedere, dentro del ejido municipal y a 2 Km. del centro de Villa LaAngostura (adems del rea que ocupa dentro del Parque). La extensin de lastierras en manos de los Paichil Antriao se ha reducido considerablemente, yaque actualmente, buena parte del antiguo lote 9 es un lujoso barrio residen-cial que alberga importantes construcciones, tanto hogareas como tursticas.

    El segundo caso corresponde a la familia Quintriqueo, asentada en PasoCoihue, a mitad de camino entre Bariloche y Villa la Angostura. Sus poblado-res se dedican principalmente a la ganadera de vacunos y huertas. Tambinparte de los mismos trabajan en diversos empleos en las ciudades prximas,precisamente ante la imposibilidad de satisfacer sus necesidades a partir de lasactividades prediales.

    Si bien las agrupaciones Paichil Antriao y Quintriqueo han sido recono-cidas por el INAI (est tramitando su formalizacin jurdica en el primer casoy ya se ha concretado en el segundo), por la APN y por la ConfederacinMapuche Neuquina (organizacin etnicista de la provincia); el gobierno pro-vincial las desconoce, impidiendo que cuenten con el ttulo comunitario de losterritorios.5

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    Entre abril y junio del ao 2003, la zona rural de Villa La Angostura fueescenario de un conflicto que comenz cuando integrantes de la familiaQuintriqueo fueron desalojados de los campos de Paso Coihue que ocupandesde al menos mediados del siglo XIX. El paraje es un sitio paradisaco convista al brazo Huemul del Lago Nahuel Huapi y una baha con playa que lotransforma en un sitio ideal para un complejo turstico. Los pobladores reac-cionaron rpidamente: el 25 de Mayo (10 das despus de ser desalojados),unas 50 personas mapuche y no mapuche, recuperaron pacficamente la zonaen litigio (Moyano, 2004). A los pocos das, un fallo judicial consideradoindito por los beneficiados orden restituir el campo de 700 hectreas de PasoCoihue a los Quintriqueo (Diario La Maana del Sur, 05/06/03). Con estehecho, Villa la Angostura pasaba a tener presencia meditica a raz de los con-flictos vinculados a su poblacin originaria.

    Desde entonces, los indgenas que permanecieron en el lugar recogieronla solidaridad de numerosas organizaciones y comunidades, a la vez que fueronexperimentando un proceso de fortalecimiento de la identidad mapuche, par-ticipacin en organizaciones etnicistas y de pertenencia al territorio. Estas ac-ciones se instalaron frente a la opinin pblica, visibilizndose la presenciaindgena en una localidad que ha negado sistemticamente la existencia depobladores originarios entre sus habitantes.

    Una de las consecuencias del proceso protagonizado por estas familiasindgenas se vera unos meses despus, en diciembre del 2003, cuando se de-sat un conflicto que tuvo como protagonistas a los Paichil Antriao. En esemomento, en pleno boom turstico de la localidad, los pobladores iniciaronuna acampada como respuesta a la tala de rboles en una zona del lote 9,sobre la ladera del Cerro Belvedere. A travs de estas acciones tambin se bus-caba la restitucin de los cientos de hectreas que les fueron arrebatadas atravs de las maniobras ya mencionadas, y la obtencin del ttulo comunitariodel territorio.

    El proceso de reafirmacin de la pertenencia territorial y de los derechosen trminos de adscripcin tnica ha llevado a la judicializacin del conflicto,con la permanente amenaza de desalojo de los pobladores y la situacin deinestabilidad que esto implica. Hasta el momento las familias continan asen-tadas sobre el Cerro Belvedere y se mantiene un juicio de desalojo por privadosque reclaman los costosos predios sobre los que estn establecidos los mapuche.

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    LOS FACTORES DE LA RE-ADSCRIPCIN TNICA Y LAS CONTRADICCIONES DEL ESTADO

    En un intento por conceptualizar los factores que explican el proceso dereadscripcin identitaria mapuche nos remitimos a trabajos anteriores (Valverde,2005 y Valverde y Garca, 2006). En estos antecedentes hemos enfatizadocomo en contextos de explotacin turstica las adscripciones tnicas parecentener mayores potencialidades que las definidas sobre la base de otros compo-nentes identitarios como marco para articular no solo las expresiones culturalesque le son propias sino tambin polticas, sociales y econmicas. Por esto laetnicidad se revitaliza como una estrategia poltica disparadora de la moviliza-cin social en procura de recursos. Las representaciones identitarias se actuali-zan de forma dialctica entre el grupo subordinado y el grupo dominante en elproceso de dominacin (Ramos, 1997:4.). Es por esto que en las expresionesvertidas por los entrevistados se observa cmo, dentro el proceso de moviliza-cin reciente, se busca el afianzamiento identitario que fueron perdiendo a lolargo del siglo XX:

    en 2 aos se logr la reorganizacin en que ya varias familias se van recono-ciendo mapuches. Porque eso es lo ms difcil. O sea que se reconozcanmapuches. Que la cultura que les impusieron nada que ver con la mapuche.Como decir que el ser indio es una mala palabra, y no es as..

    Contribuye a la creciente presencia de estas expresiones tnicas el proce-so de visibilizacin de los pueblos indgenas que se da en estos escenarios, yaque la promocin turstica se basa en mostrar las bellezas naturales y culturaleslocales y a la vez implica el ocultamiento de otros sujetos, como los sectorespopulares. No obstante, este proceso es sumamente contradictorio en la medi-da en que presenta a los indgenas en forma ahistrica, casi como un adornodentro del paisaje, pero esta escenificacin constituye uno de los factores queposibilita su conformacin como sujetos sociales.

    Tambin favorece a la adscripcin tnica como espacio de lucha la pre-sencia de diversos sectores sociales solidarios con las reivindicaciones de este pue-blo originario. Pero tambin se vincula con la destacada presencia lograda porel pueblo mapuche y sus organizaciones. Como seal uno de los Antriaoentrevistados: Vamos a todas las reuniones que se puede ir, en Barilochea la deJunn, a San Martn Yo a la de Chubut fui. Fuimos a la reunin esa en Vueltadel Roporque all se juntan de todos lados.6 De hecho, las comunidades delocalidades vecinas constituyen referentes respecto de la construccin de un

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    sentido de pertenencia (Ramos, 1997) de manera tal que la comunidad deciudadanos homogneos imaginada por los angostureos y promovida desde elEstado en el caso de Villa La Angostura se ve corroda.

    Por ltimo, un factor central para dar cuenta de la movilizacin indge-na est dado, por las polticas desplegadas desde los diferentes organismos delEstado (nacional, provincial y municipal) que actualmente son contradicto-rias. En el contexto local el Estado provincial y municipal opera desconocien-do el reclamo indgena, negando la categora legal de comunidad a las fami-lias en cuestin y promoviendo la venta de tierras y los juicios de desalojo.

    En cambio el Estado nacional contribuye a la organizacin del colecti-vo mapuche de Villa La Angostura a travs de su incorporacin en el Co-Manejo del Parque Nacional Nahuel Huapi, y a travs del Instituto Nacionalde Asuntos Indgenas en el asesoramiento y financiamiento de distintos pro-yectos vinculados a la reafirmacin de la adscripcin tnica y los derechos queesto trae aparejado. En este sentido, un funcionario del INAI declaraba a laprensa local: en el caso de comunidades asentadas ancestralmente en tierras priva-das, lo que hay que hacer es ir a la justicia para que los jueces hagan una declaracinde certeza. Que vale ms: la posesin tradicional de una comunidad indgena o unttulo fro donde no hay ocupacin? (Moreda, 2005). Es, entonces, en el marcode esta disputa poltica entre la provincia y la nacin que se inserta la reivindi-cacin tnica de los mapuche de Villa la Angostura.

    Lo paradjico del proceso en curso es cmo los roles de las diversas ins-tituciones y sus posicionamientos polticos se han invertido en los ltimosaos respecto de sus lineamientos histricos. Esto evidencia la trascendenciadel rol del Estado en los procesos de conformacin de las identidades, y tal comosealamos en el abordaje terico, la imposibilidad de separar el anlisis de lasmismas de estas configuraciones en su devenir histrico. Trinchero (2000) lla-ma a esto identidades polticamente estigmatizadas que constituyen, de acuer-do a lo que retoma Vzquez, identidades estructuradas en los cdigos devisibilizacin generados desde el poder poltico (Vzquez, 2004: 145). En estojuegan un rol clave las contradicciones del mismo Estado y las luchas polticashacia el interior de los sectores de poder que se disputan la hegemona delmismo (Trinchero, 2000 y Vzquez, 2004).

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    CONSIDERACIONES FINALES

    A partir de lo analizado a lo largo del presente artculo observamos comoel proceso histrico ocurrido en el Departamento Los Lagos impuso relacio-nes sociales particulares en el acceso a la tierra, que garantizaron la insercinsubordinada de los pobladores de origen mapuche en el sistema productivo.Las especificidades locales no definieron a la adscripcin tnica como forma delegitimacin simblica y econmica. Muy por el contrario, la propia forma-cin del Estado y de las polticas estatales se encontraron comprometidas yformaron parte de la estrategia de consolidacin de la naciente lite local. Deesta forma, la desadscripcin tnica observada a lo largo del siglo XX fue laresultante de un proceso de subordinacin que regul de manera desigual elacceso a la tierra.

    Mientras en los aos 60 al mismo tiempo que la provincia de Neuqunreconoca comunidades indgenas en su territorio, Parques Nacionales desco-noca la adscripcin tnica de la poblacin asentada en el parque, contribuyen-do de esta manera a su invisibilizacin. El aislamiento en el que se enmarca elproceso histrico de conformacin de la soberana nacional en los territoriospatagnicos, y su relativo fracaso en trminos de conformacin de coloniasagrcolas en pos de la constitucin de grandes latifundios, constituy un factordeterminante para el proceso que viven en la actualidad las familias mapuchede Villa la Angostura.

    Nuestra hiptesis de trabajo ha sido que los procesos de adscripcin ydesadscripcin tnica se encuentran condicionados por la institucionalidadpoltica y por las condiciones econmicas de cada coyuntura, que viabilizan uobstaculizan reclamos de esta ndole. En este sentido, reconocemos distintasposiciones a nivel nacional y provincial. Consideramos que estas diferencias sedeben a las contradicciones dadas hacia adentro del Estado como consecuenciade su posicionamiento relativo en trminos materiales y simblicos dado por elfederalismo poltico y jurdico. De esta forma, mientras el Estado Provincialreconoca comunidades asentadas sobre su territorio, el Estado Nacional, atravs de Administracin Parques Nacionales sostuvo polticas de expoliacinsobre otros.

    En la actualidad, esta situacin se ha invertido. Mientras la provincianiega el reconocimiento comunitario, la Nacin opera sobre diversas estrate-gias que fomentan la adscripcin tnica. En este sentido, entendemos que elproceso de movilizacin social que llevan adelante estas familias permite des-

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    naturalizar la presencia de las comunidades indgenas ya que, contrariamentea lo que acepciones del sentido comn y de determinados abordajes antropol-gicos, distan de ser un proceso dado sino la resultante de un proceso histri-co especfico. En este proceso, se pone en evidencia que las polticas llevadas acabo por el Estado han sido fragmentarias y contradictorias en tanto se trata deuna disputa hacia el interior del mismo de mayor trascendencia y asociado a laexpansin del patrn de acumulacin caracterstico de la regin y a la consoli-dacin de las fronteras nacionales. En relacin a esta dinmica, Trinchero (2000)destaca, que factor clave en la construccin de las identidades indgenas, cons-tituyen las relaciones intertnicas establecidas durante el proceso de formacindel Estado Nacin. De all, la necesidad de inscribir las relacionesintertnicas al interior del proceso de formacin de la nacin y la estatalidad (yde las relaciones de produccin que en el interior de sus fronteras se van desple-gando) (Trinchero, 2000:31).

    En Villa La Angostura, al poner en cuestin la historia oficial y la cons-truccin de la estatalidad en Neuqun, la movilizacin llevada a cabo por lossujetos deviene conflictiva en tanto que aflora la nocin del sentido comn queasocia al indio con una entelequa del pasado asociado a un mundo rural.

    Por ello, en lugar de plantear la identidad tnica como una enumeracinde rasgos culturales, los procesos de adscripcin y desadscripcin tnica para elcaso aqu analizado, fueron contemplados a partir de la compleja y dinmicarelacin que los actores establecen con distintos interlocutores y como produc-to de una disputa econmica y poltica en la arena pblica. En este sentido,resultan paradjicos los cambios operados en las conformaciones del Estado ensus diferentes niveles. En este sentido, el anlisis de Ramos (2005) sobre elcaso judicial de pobladores mapuche vs. el grupo Benetton en la Provincia deChubut seala que si el indio real es aquel que se copia a s mismo a travs deltiempo, que puede probar ser una imagen mimtica de sus antepasados y que, dedi-cado a sus costumbres y tradiciones ancestrales, no incursiona en los espacios pblicosde la poltica, es claro que este indio slo puede encontrarse en el museo (...). Elmapuche del presente cuando deviene visible y circula por lugares pblicos deja de serreconocido como tal (2005:119).

    Consideramos que el proceso de movilizacin social llevado a cabo porlas familias mapuche de Villa La Angostura confronta y plantea un debate alinterior del contexto local en la medida en que cuestiona la historia oficialbasada en los pioneros del desierto de origen europeo en un territorio donde nohaba indios.

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    El proceso por el que atraviesan las familias a las que hemos hecho refe-rencia puede tipificarse como un proceso de etnognesis en tanto configuran ungrupo social y culturalmente diferenciado al interior del Estado Nacin. Aque-llo que Cardoso de Oliveira (1971) denomina manipulacin se pone en jue-go de forma tal que lo cultural demarca estrategias de accin poltica y fortale-ce el reclamo territorial de sujetos ubicados en marcos espaciales que denotanla subordinacin econmica y desigualdad poltica en la que se encuentran. Eneste sentido, la recuperacin de la cultura mapuche, incluso en trminosesencialistas, resulta movilizante (de Jong, 2004) en la medida en que per-mite objetivar el proceso de imposicin cultural y de subordinacin al que hanvisto sometidos.

    NOTAS

    1 El presente trabajo ha sido financiado por el Proyecto de la Agencia Nacionalde Promocin Cientfica y Tecnolgica: Problemtica artesanal indgena. Procesosproductivos y de comercializacin: un anlisis comparativo de grupos Mapuche,Chan y Wichi y el Proyecto UBACyT Explotaciones tursticas y comunidadesmapuches: conflicto intertnico y prcticas de reproduccin social en Norpatagonia.Facultad de Filosofa y Letras, UBA. Agradecemos a la Biblioteca PopularOsvaldo Bayer de Villa la Angostura, por el apoyo brindado en la zona quehizo posible la realizacin del presente trabajo. Asimismo, agradecemos loscomentarios efectuados por el evaluador annimo cuyo aporte ha permitidoenriquecer el anlisis.2 Tras la Campaa al Desierto, contingentes de poblacin chilena cruzaron lacordillera en direccin al Nahuel Huapi. Los motivos de esta migracin fuerondiversos: las dificultades en el acceso a la tierra para los sectores ms pobres,adems de la bsqueda de una mejor calidad de vida (Mndez, 2005).3 La forma de escribir los nombres de los pobladores cambia de un registrohistrico a otro.4 En el ao 1964 durante la primera gestin del gobernador Felipe Sapag(1963-1966), fue dictado el decreto 0737/64 y sus complementarios, a travsde los cuales se conceda a un cierto nmero de comunidades indgenas elusufructo de la tierra que ocupaban.

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    5 Los grupos familiares que reclaman su reconocimiento como comunidades,poseen una parte de sus territorios ancestrales dentro del Parque Nacional NahuelHuapi y dentro del ejido municipal en el caso del Lof Paichil-Antriao o reclamanprivados en el caso de los Quintriqueo.6 Se refiere al Parlamento Mapuche de Chubut efectuado en el paraje Vueltadel Ro.

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