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    A la memoria de mi inolvidable padre el Sr.

    doctor Jos ngel Pechar Delgado.

    A mi madre la Sra. Celia Fernndez dePechar.

    A mi esposa Emma Senz Hernndez y amis hijos: Alejandro, Emma y Alberto.

    A mis hermanos: Jos ngel, Alfonso,Guillermo y Celia Pechar Fernndez.

    A mi esposa Georgia Violento Fonseca ya mis hijas: Daniel, Gabriela y Georgia.

    A mi madre la Sra. Martina Rodrguez deGano.

    A la memoria de mi padre el Sr. RobertoGano Languilloume.

    A mi hermano Augusto Gano Rodrguez.

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    Prlogo

    Hace unos das tuve una experiencia que no est fuera de lo comn, en lo que le pasa a

    un arquelogo. Estando de viaje, me encontr en el avin con dos seores que en cuanto sup ieron

    mi profesin, quisieron saber cul es la regin de la repblica que tiene ms arqueologa. Yo

    contest que no entenda la pregunta y uno de ellos me ayud con: S hombre, La zona Maya,

    Teotihuacn o Oaxaca?.

    Un poco por llevar la contraria y otro porque creo que la arqueologa mesoamericana y

    sus imponentes pirmides nos han hecho ms mal que bien, en la forma en que entendemos el

    pasado, contest que para m, eran el norte y el occidente del pas, los ms interesantes.

    Vindome por aquello de que estuviera burlndome de ellos, el otro dijo bastante violentamente,

    vaya, si all no hay nada!

    El trabajo que tengo el gusto de prologar, prueba que con total seguridad mi compaero

    de viaje estaba equivocado. La arqueologa de los pueblos sedentarios del norte, no es menos

    importante que las pirmides de los sureos. Pero creo que prueba tambin otros puntos que noquiero dejar de tratar y que le dan a este trabajo un valor muy estimable.

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    El primero es que se puede remediar nuestra abismal ignorancia de lo que ha ocurrido

    en el pasado del territorio mexicano; con excepcin de los sitios donde alguien puso una

    pirmide.

    Si suponemos, como creo que es justo, que el proceso humano se da a muchos niveles

    de cultura y que la humanidad de hoy necesita conocerlos todos para entenderse mejor a s

    misma, los lugares donde no se dio el fenmeno de alta cultura, no desmerecen de los otros, ennuestra necesidad de saber cmo se llev a cabo el asentamiento humano all.

    En esas condiciones, es vital p ara nosotros, hoy, conocer cundo, cmo, de qu vivieron

    los hombres que all moraron, cmo enfrentaron el reto de un medio ambiente especialmente

    difcil, cmo convivieron con ot ros seres humanos, incluidos sus vecinos a quienes mi

    interlocutor consideraba ms dignos de su atencin; cmo su cultura fue construyndose siglo

    a siglo y volvindose, al paso del tiempo, ms rica y completa y cules eran las manifestaciones

    materiales de esos logros.

    Es por eso que debe celebrarse la aparicin de un trabajo que como el que presentan los

    autores, agrega importantes conocimientos a la arqueologa de esas regiones, casi desconocidashasta hoy. Arqueologa que, para entender los componentes que nos han llevado a ser lo que hoy

    somos, es tanto o ms import an t e que la de otras regiones donde la cultura humana erigi

    monumentos ms impresionantes, para el gusto de los que creen que lo ms grande es, a fortiori,

    ms grandioso.

    Otro punto que debe hacerse notar, es la calidad del estudio que se presenta. Tanto la

    dificultad del trabajo como la dedicacin de sus autores son slo p ar t e de la historia. Otra

    porcin de ella, es la importancia de la coleccin estudiada y otra ms es la sistemtica en la

    tarea del estudio cientfico y su registro. El resultado es un admirable documento ilustrado que

    resultar muy t il p ar a cualquiera que se interese por la cultura de la regin del Estado de

    Durango.

    Hacer un buen estudio es, antes que nada, una obra de amor y de paciencia. En este

    trabajo, los autores han demostrado ampliamente que poseen buena reserva de ambas. Hacer unaexcelente publicacin, como la presente, indica adems una claridad de propsitos, una actitud

    constructiva y lo que es desgraciadamente poco comn, la comprensin de que la arqueologa

    se hace acumulando conocimientos sobre materiales y que es de su estudio y comparacin de

    donde surgen los patrones que permiten llegar a conclusiones mayores, en las que y a es la cultura

    y no slo sus materiales el fenmeno que se observa y analiza.

    Desgraciadamente, las piezas que se estudian no se obtuvieron en excavaciones

    sistemticas hechas por equipos tcnicos calificados. Los autores las rescataron de los

    campesinos locales que en el proceso normal de cultivo y por qu no, en algo que podramos

    llamar microsaqueo, las fueron acumulando s in verlas ms que como objetos curiosos que

    estaban en la tierra. Este es un problema serio y un estudio como el presente debiera

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    arqueologa muy completa, que hace que el lector la entienda y la aprecie ms. En el futuro junto

    con el cuerpo principal de la obra, constituir materia de consulta obligatoria para el que estudie

    el rea.

    Quiero decir, para terminar un prlogo ya excesivamente largo, que es un gran placer ver

    un trabajo bueno y til como ste que pone al alcance de los interesados, los restos de una cultura

    de la que se conoce poco y que incluye tanto buenas descripciones como excelentes fotografasy un marco que la redondea y la completa.

    Jaime Litvak KingInstituto de Investigaciones Antropolgicas

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico.

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    Introduccin

    Por ms de 20 aos los doctores Jaime Ganot Rodrguez y Alejandro A. PeschardFernndez, han llevado a cabo extensos estudios cientficos sobre el arte rupestre en Durango,Mxico y Estados circunvecinos. Estas investigaciones han sido efectuadas en el tiempo librede que ellos disponen, cuando no estn realizando sus actividades acadmicas como profesoresde la Facultad de Medicina de la Universidad Jurez del Estado de Durango.

    Sus actividades consisten en la fotografa de sitios ya conocidos con arte rupestre y demuchos otros descubiertos por ellos; as como la localizacin geogrfica de los sitios en los quese encuentran estas evidencias arqueolgicas, principalmente precolombinas. Sus estudiosrepresentan un intento serio e importante para preservar y documentar esta parte del patrimonionacional de Mxico. Es de esperarse que sus investigaciones pronto estn disponibles para losarquelogos, artistas y pblico en general. Recientemente les han sido publicados ya una seriede reportes a nivel internacional, sobre arqueologa y arte rupestre.

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    Es en el curso de sus investigaciones, como los autores han descubierto un gran nmerode sitios arqueolgicos y rescatado una numerosa coleccin de objetos prehispnicos, que serndescritos y analizados en el presente libro.

    El Gobierno de Mxico, con encomiable visin y juicio, ha decretado en los ltimos aos,varias leyes y reglamentos con la intencin de proteger y preservar el patrimonio nacional;

    especialmente el gran nmero de sitios arqueolgicos, que son remanentes de las grandesculturas precolombinas de Mxico. Desafortunadamente los recursos econmicos son muylimitados as como el personal especializado de que dispone el Instituto Nacional deAnt ropologa e Historia, que es la dependencia del Gobierno Federal designada para aplicardichas leyes y regular las investigaciones cientficas.

    Mas an, la existencia de tales leyes, es virtualmente desconocida en la mayor parte delas pequeas poblaciones, ranchos y ejidos en donde habitan los campesinos que forman la granmasa de poblacin, que en s misma, constituye el verdadero patrimonio nacional de M xico, quees el pueblo mexicano.

    Estos campesinos, en el curso de su diario trabajo en los campos, al efectuar sus laboresagrcolas, mientras cavan canales para irrigacin o construyen casas, accidentalmente puedenencontrar enterramientos, restos arqueolgicos y otros remanentes de sus distinguidosantecesores y progenitores indgenas.

    Su interminable bsqueda de tesoros enterrados y de minas de metales preciosos, loslleva a excavar en sitios arqueolgicos. Es raro el rancho o ejido en Mxico en el que no hayauna casa con alguna pieza de cermica o algn otro artefacto obtenido de tales actividades. Lamayor part e de las p iezas arqueolgicas eventualmente se p ierden o son vendidas por unoscuantos pesos a algn visitante relativamente acomodado, ya sea mexicano o extranjero. Pormedio de la educacin y una vigilancia ms efectiva, tales actividades podran ser reducidas enel futuro, pero hoy en da estas acciones son endmicas, especialmente en las poblacionesalejadas del noroeste de Mxico.

    Estas actividades han sido llevadas a cabo tambin por los ejidatarios del Estado deDurango, un ejemplo es el de los ejidatarios del valle de Guatimap, al norte de la Ciudad deDurango, sin conocer su ilegalidad. Es as como se ha obtenido gran parte de la extensacoleccin que se ilustra y se discute en esta publicacin. La mayor parte del material obtenido

    proviene de la seccin baja del importante sitio de El Can del Molino, en los bordes de lascolinas del lado este del Valle de Guatimap; en su mayora asociado con enterramientos. Estesitio ha sido conocido desde hace mucho tiempo por los ejidatarios del lugar. En 1936 elarquelogo norteamericano doctor J. Alden Mason fue conducido a este lugar por los campesinosde la localidad, mientras llevaba a cabo una investigacin de sitios de ocupacin de tribus

    prehistricas, con un permiso del Instituto Nacional de Antropologa e Historia. El Dr. Masonvio solamente la parte baja del lugar; la parte principal est situada arriba de una de las altas

    colinas que describi en su p ublicacin. En su artculo, que es p ionero de la arqueologa enDurango, Mason describe el sitio como sigue (Mason 193 7, pp. 137):

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    ...El s it io observado, yendo hacia el norte, estaba en Guatimap, como 90 kilmetros a l nortede la Ciudad de Durango. Aqu en el valle de El Can del Molino hay muchas ruinas de casas

    al lado de un arroyo que tiene corriente permanente. Esta s r u i n a s s on principalmente

    rectangulares y estn limitadas por pi edras enterradas a menudo en terrazas, unas arriba y

    atrs de las otras. Algunas de estas terrazas miden hasta 9 por 15 m.

    Hay tambin algunos s it ios ms pequeos, redondos, que miden 2'5 a 3 m. de d imetro, hechosde grandes piedras. Hay adems las ruinas de una estructura burda y rectangular, enjarrada,

    que mide aproximadamente 7'2 por 4'2 m. con paredes constr uidas de piedras grandes de unos

    60 cm. de grosor y que en la actualidad tienen una altura de 1'5 m. pero sin que pudiramos

    estar seguros de que fuera aborigen. Algunas partes del sitio estaban contenidas por muros de

    piedra. Se encontraron muchos metates y manos de metate, algunas figuras toscas de animales

    hechas de piedra y unos cuantos tepalcates, incluyendo una asa de recipiente de barro rojo

    sobre moreno. Los fragment os de metate encontrados, indican que f ueron de forma def inida,

    sin patas. Las manos de metate son de lava o granito, casi rectangul ares, ms bien delgadas

    y con una o ambas caras convexas ... .

    Es claro, por la descripcin de Mason, que los ejidatarios del lugar ya haban excavadoel sitio, pero tales act ividades deben haber aumentado durante la ltima dcada. Cuando losdoctores Ganot y Peschard visitaron la regin para fotografiar unas p inturas rupestres que habansido reportadas en las cercanas, se dieron cuenta de la existencia de ollas de cermicaChalchihuita en el patio de una escuela de un ejido cercano al sitio; algunas de las cuales estabanrecientemente pintadas de blanco. El maestro les inform que haba tantas de estas ollas en el

    pueblo, que eran usadas como piatas en las posadas navideas. Invest igaciones posterioresllevaron a los doctores a conocer la gran coleccin de cermica y otros artefactos que existanen el pueblo. Usando su influencia como mdicos, pudieron rescatar la mayor parte de las p iezasy llevarlas a la Ciudad de Durango, donde fueron puestas a disposicin del Museo Regional dela ciudad, solicitando por medio del mismo, su registro en el Instituto Nacional de Antropologae Historia, tal como lo requiere la ley.

    Desafortunadamente los campesinos no llevaron un registro de sus hallazgos, de maneraque los datos referentes a la asociacin especfica de los enterramientos con los diversos tiposde cermica y de otros objetos encontrados, se ha perdido casi por completo. Sin embargo, escasi seguro, que virtualmente todas las piezas de la coleccin es t aban relacionadas conenterramientos en las terrazas de la parte baja del sitio de El Can del Molino y pueden serestudiadas como tales. La coleccin es rica en vasos completos de cermica y tambin de otrosobjetos, tales como pipas, malacates, cascabeles de cobre y diversos objetos de piedra y concha.

    Aunque la riqueza de la coleccin refleja primeramente su origen de ofrenda mortuoria,tambin es indicat iv a de las afluencias culturales de los ocupantes del sitio. La presencia

    de manos y metates en gran cantidad, junto con las caractersticas de los

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    remanentes arquitectnicos, nos indica que la seccin de las terrazas del sitio, era una zona dehabitacin y no solamente un lugar para enterramientos.

    La parte principal de la poblacin se localiza en la cima del cerro ms alto, que est juntoa las terrazas y puede representar una zona de residencia de la lite, tal vez en algunos aspectos,

    puede tener funciones como centro ceremonial y fortaleza.

    Los restos arqueolgicos consisten en bases de muros de piedra, de plataformas de casasque rodean grandes patios o plazas cuadrangulares. En algunos patios hay altares centrales, losque en ocasiones estn representados p or grandes p iedras semipulidas. Aparentemente no hay

    pirmides, grandes templos ni grandes salas de columnas. La arquitectura en general es parecidaa la de la Cultura Chalch ihuit a, especficamente a la de la rama Guadiana, localizada enDurango. El sitio tiene mucha semejanza con el tardo sitio de Navacoyn en el Valle delGuadiana.

    Debe mencionarse que adems de las estructuras con caractersticas de la arquitecturaChalchihuita, hay otras ms pequeas, tanto rectangulares como circulares, construidas degrandes lajas de piedra, del estilo de la cultura Loma San Gabriel. Estas estructuras parecen engeneral ser ms recientes que las otras del sitio.

    Otros datos arqueolgicos sugieren que la cultura Loma San Gabriel puede representarla ocupacin del rea por los tepehuanos ancestrales e histricos. Debe de mencionarse que lainformacin etnohistrica presentada en este reporte, es sugestiva de que el Valle de Guatimapy probablemente el sitio de El Can del Molino en s mismo, estaban ocupados por los indiostepehuanos en el tiempo del contacto con los espaoles y en la conquista.

    An el examen superficial de la cermica de las colecciones provenientes de este sitio,revela la presencia de tres tradiciones culturales mayores: las culturas Chalchihuita y Aztatln,ambas de origen mesoamericano, y la cultura Loma San Gabriel, de origen submesoamericano.Algo completamente inesperado es la gran cantidad de objetos en la coleccin proveniente dela cultura Aztatln. Es tambin muy significativo el grupo de vasos individuales de cermica en

    la que se combinan atributos de las culturas Aztatln y Chalchihuita.La ocupacin Chalchihuita est representada p rin cipalmente por objetos de las tresltimas fases de la rama Guadiana de esa cultura: Las Joyas, Ro Tunal y Calera. La presenciade unas cuantas vasijas provenientes de la fase Ayala, ms temprana, ejemplares aparentementetardos, sugiere que la ocupacin Chalchihuita del sitio empez en las postrimeras de esta fase.

    Siguiendo una cronologa basada en el gran nmero de fechamientos de radiocarbonoefectuadas en las vigas de la estructura del centro ceremonial de Altavista, la fundacin del sitiode El Can del M olino debe haber ocurrido alrededor del 950 d. C.; pero si se toman en

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    cuenta el menor nmero de dataciones de radiocarbono provenientes de los desechos de carbndel sitio Schroeder, la ocupacin inicial pudiera datar, alrededor del 850 d. C. La fecha terminalde la ocupacin Chalchihuita, el fin de la fase Calera, seguramente debe ser anterior al contactocon los espaoles y muy probablemente, entre el 1350-1400 d. C. Algunas vasijas de la cermicadel tipo de la costa occidental, incluidas en la coleccin, pertenecen a un periodo cronolgico

    post-Aztatln, quiz tan tardo como del 1400-1450 d. C.En general, las piezas que representan el horizonte Aztatln de la cultura de la costa

    occidental de Jalisco, Nayarit y Sinaloa, pueden correlacionarse en un espacio de t iempoesencialmente equivalente.

    La correlacin de la secuencia de la Cultura Aztatln con la rama Guadiana de la culturaChalchihuita, se ha establecido desde hace tiempo y es apoyada por la asociacin gruesa de lostipos de cermica proveniente de la coleccin de El Can del Molino. Desafortunadamente lasdataciones de la cultura Aztatln no han sido tan bien definidas como las de la culturaChalchihuita. Los vasos de cermica de la tradicin Aztatln pueden ser identificados como delos tipos que se encuentran en Guasave, Culiacn, Chametla y Amapa. Las pipas, malacates yobjetos de cobre, probablemente tienen un origen variado y similar a los anteriores. La presenciaen El Can del Molino y ot ros sitios del Estado, de tales objetos de tan diversos lugaresgeogrficos, es muy importante para interpretar la constitucin y la funcin de los mismos.

    La arquitectura y en parte la cermica del sitio El Can del Molino hacen que este lugarsea muy parecido a otros sitios Chalchihuitas situados al pie de las colinas que limitan al este laSierra Madre Occidental, desde Villa Unin y Nombre de Dios, a travs del Valle del Guadiana,hasta el cerro de la Cruz y Santa Ana en el Zape, que son los sitios ms al norte reportados enel Estado de Durango.

    Cmo puede ser explicado el gran nmero de estos vasos de cermica y otros artefactosde la cultura Aztatln de la costa occidental en la Mesa del Norte? En otros sitios de la culturaChalchihuita, en las fases tardas de la rama Guadiana, han sido encontrados tepalcates, vasos

    raros de cermica y otros artefactos como pipas, malacates y objetos de cobre de origen Aztatln.La correlacin entre las secuencias arqueolgicas de las culturas Aztatln y Chalchihuita se hafundamentado en estos hallazgos. Es notable que la situacin contraria no se ha manifestado, esdecir, que no ha sido demostrado el encontrar artefactos de tipo Chalchihuita en los sitiosAztatln de la costa Occidental. Es muy significativo el porcentaje de cermica del tipo Aztatln

    proveniente de la coleccin del Can del Molino, aunque los tipos dominantes de cermica sonaquellos de origen Chalchihuita representando especialmente las fases tardas Ro Tunal yCalera.

    La pequea cantidad de cermica tipo Aztatln, encontrada en otros sitios Chalchihuitas,ha sido interpretada en trminos de comercio, excepto en el caso de la cermica Lolandis deBorde Rojo, la cual puede ser explicada en base a una migracin de un pequeo

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    grupo proveniente de la costa. Sin embargo, no parece lgico explicar la situacin de los sitiosde Durango en base al comercio solamente. La presencia de una ocupacin Aztatln de granimportancia, se manifiesta no solamente por la cermica, sino tambin por el gran nmero de

    pipas, malacates y artefactos de cobre encontrados.Puede ser inferido, con cierta seguridad, que una verdadera colonia Aztatln estuvo ah

    presente; pobladores con antecedentes culturales Aztatln y Chalchihuita, juntos ocuparon elsitio aparentemente por varios siglos. nicamente con esta interpretacin, puede explicarse elgran nmero de vasos de cermica que combinan atributos Chalchihuitas y Aztatln.

    Los alfareros con ambas tradiciones deben haber trabajado uno al lado del otro,compartiendo libremente sus respectivos repertorios tecnolgicos y estilistas. Es as comoseguramente se origin un nuevo tipo de cermica, El Molino Rojo sobre Crema, as denominado

    por los autores. Como el doctor Peschard seala, el alto porcentaje de deformacin craneana deltipo tabular erecto y la mutilacin dentaria en los restos de esqueletos de los enterramientos deEl Can del Molino, prctica que no era usual en los Chalchihuitas, refuerzan esta teora.

    Hay suficientes pruebas de que la distribucin del horizonte Aztatln fue a lo largo dela costa occidental, con una ligera variante de otros sitios encontrados tierra adentro en el Estadode Jalisco hasta la parte baja del ro Lerma, representan una importante ruta de comercio delPost-Clsico, cuyas races fundamentales se encuentran en el valle de Mxico, en Culhuacan y/oen Cholula, Puebla.

    La presencia de restos del horizonte Aztatln en sitios Chalchihuitas en Durango, ha sidotambin interpretada como una extensin de esta misma ruta de comercio hacia los valles de lastierras altas en el lado este de la Sierra Madre Occidental. El Can del M olino y los otros sitiosaqu reportados por los doctores Ganot y Peschard, en realidad representan una verdaderacolonizacin de comerciantes provenientes de la costa occidental, que compartan la viviendacon habitantes de la cultura Chalchihuita.

    Esta regin debe haber sido un importante centro de intercambio de esta antigua ruta. La

    localizacin geogrfica de los valles en donde se ubican estos sitios respalda tal interpretacin.A lo largo de ellos se llev a cabo la temprana colonizacin espaola desarrollndose unverdadero Camino Real en ese tiempo.

    Esta es tambin la ruta clsica de entrada a Topia a travs de la Sierra Madre Occidentaly de ah el paso a la costa de Sinaloa, siguiendo la cuenca del ro Culiacn. Los conquistadoresespaoles, bajo el mando de Nuo de Guzmn, utilizaron esta ruta desde la costa occidental

    por primera vez entre 1530-1531. Una descripcin original de estos acont ecimientos la danlos doctores en el captulo de antecedentes histricos. Tambin Francisco de Ibarra recorri estaru ta desde los Va l les de Durango y Gua t imap en 1563-1564 .Subsecuentemente lleg a ser la va de comunicacin p rincipal entre las tierras altas

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    de Durango, con la costa occidental al norte del Ro Grande de Santiago y al sur del trminonorte de la Sierra Madre Occidental, hasta que fue construida la carretera Durango-Mazatln enel presente siglo.

    Al norte de Durango existe el gran sitio arqueolgico de Casas Grandes o Paquim, enel Estado de Chihuahua, totalmente reconstruido durante la fase Paquim del periodo medio,

    utilizando muchos rasgos arquitectnicos de Mesoamrica. De ah en adelante se convirti enel centro de una extensa rea de interaccin mercantil; aparentemente fue muy importante parala elaboracin y el comercio de objetos de cobre entre otras cosas. El Dr. Charles Di Peso, quienexcav el sitio, estableci las dataciones del periodo medio entre el 1060-1340 d. C. y la fasePaquim del 1205-1340 d. C. Sin embargo, estudios recientes hechos por el Dr. Steven A. LeBlanc fecharan este periodo entre el 1150-1300 d. C. Seguramente que el desarrollo mercantilde Casas Grandes debe de representar la terminacin en el norte de Mxico de la misma granestructura de intercambio que est presente en el puesto de avanzada de la regin de Durango.

    Notablemente los malacates en botn de camisa, que son caractersticos de las fasestardas Ro Tunal y Calera de la cultura Chalchihuita, aparecen en gran nmero en la coleccinde El Can del M olino y en los otros sitios de Durango y tambin fueron encontrados enasociacin con el periodo medio de Casas Grandes. An en pocas ms tempranas, en el rea deCasas Grandes, en sitios de la fase Perros Bravos que Di Peso fech en el 950-1060 d. C., sehallaron tepalcates de los tipos Aguaruro Inciso, en el exterior y tepalcates de cermica tipoGuasave Polcroma, lo cual especficamente indica la presencia de la cultura Aztatln en sus

    periodos ms tempranos de la fase Lo landis . Tambin debe mencionarse que Di Pesoposteriormente encontr tepalcates de comercio de este horizonte Aztatln temprano en el sitioWind Mountain, en el suroeste de Nuevo Mxico, que est localizado en territorio de la culturaMogolln y en la gran ruta norte del territorio Anasazi.

    Finalmente es una conclusin razonable que la p rimera ruta de comercio Aztatln llegabaa travs de Topia, hasta sitios de las tierras altas de Durango y luego hacia el norte hasta Casas

    Grandes; es posible que despus se estableciera una ruta ms directa a travs de la Sierra MadreOccidental proveniente de Guasave.Es as como los sitios de Durango aqu reportados asumen una gran importancia como

    eslabones de una gran organizacin de comercio mesoamericano. Las pruebas de que unaextensin de este sistema mercantil se adentr en Durango y particip, cuando menos

    parcialmente, por medio de una colonizacin en pequea escala, en los sitios ya existentes concultura local, provee una valiosa informacin dentro de los procesos culturales involucrados enla formacin de tan gran estructura de intercambio. La coleccin de El Can del Molino, porlo tanto, adquiere una importancia mucho mayor que su significado local.

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    Otra pregunta surge con resp ecto a la coleccin y a la ocupacin del sitio. Adems de losobjetos de cermica de las culturas Aztatln y Chalchihuita, se localizaron muchas piezas queson caractersticas de la cultura Loma San Gabriel. Esta es una antigua culturasub-mesoamericana dist ribuida al pie de las colinas que limitan al este, la Sierra MadreOccidental, y se encuentran cuando menos desde el sur de Chihuahua hasta el sur de Durango

    y al oeste de Zacatecas.Arqueolgicamente parece ser que el rea del sitio El Can del Molino haba sido

    p oblada desde antes de que la cultura Chalchihuita colonizara este territorio. Tambinarqueolgicamen t e hay p ruebas de que la gente Loma San Gabriel formaron una especie decampesinado para la cu lt ura Chalchihuita en expansin. Es probable que los descendientesactuales de la cultura Loma San Gabriel sean los indios tepehuanos contemporneos. Cul esentonces la explicacin de la vigorosa presencia de la cultura Loma San Gabriel, en la coleccinde El Can del Molino? Debido a la evidencia etnohistrica de que el sitio era ocupado por losTepehuanos en el tiempo del contacto espaol, el material Loma San Gabriel puede representaruna ocupacin posterior a la Chalchihuita-Aztatln que se extendi hasta el periodo histrico.Seguramente esta explicacin debe ser verdadera en parte, pero desafortunadamente no se haencontrado nada de material proveniente de los espaoles en la coleccin. Es posible que la genteLoma San Gabriel pudo haber ocupado los sitios junto con los otros dos grupos. Tal situacin

    parece haberse presentado en el Valle del Guadiana y an en periodos ms tempranos en elcorazn cultural de Chalchihuites en el Valle del ro Schil al oeste de Zacatecas. Una situacinsemejan t e existi en la ocupacin espaola temprana de Nombre de Dios en Durango. Esteasentamiento colonial inclua no solamente a los espaoles, sino tambin a los indiostlaxcaltecas, de Jalisco y probablemente a indios tepehuanos. Evidentemente, el anlisis y elreporte de la coleccin arqueolgica obtenida a travs de excavaciones no profesionales por loscampesinos de las localidades cercanas al sitio, es un estudio importante y debe representarnicamente el primer paso. Es urgente que se lleven a cabo excavaciones controladas en el lugar.

    nicamente con tales excavaciones se podr determinar con seguridad y precisin la relacinexacta entre las tres tradiciones culturales mayores ah representadas. Es seguro que el sitio ElCan del Molino seguir siendo excavado por personas no profesionales.

    Si mediante la coercin y la educacin, los campesinos del ejido propietario dejan deexcavar el lugar, es casi seguro que sern reemplazados por gente de otros lugares quienescontinuarn con las mismas actividades; es as como esta informacin que es irremplazable ynica, seguir perdindose y una unidad crtica del patrimonio nacional mexicano desaparecer

    para siempre.Sin embargo, la perspectiva para efectuar excavaciones profesionales en el sitio, en un

    futuro inmediato, es verdaderamente pobre. Los hbiles y adiestrados arquelogos del InstitutoNacional de Antropologa e Historia son pocos en nmero y carecen de un presupuesto adecuado

    para tal trabajo.

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    Tradicionalmente, tambin los arquelogos mexicanos han tenido poco inters en laarqueologa relativamente sencilla y poco recompensada del noroeste de Mxico. Hay

    profesionales de otros pases quienes estaran deseosos de excavar dichos sitios, pero la situacineconmica actual hace que los recursos para tales trabajos no sean fciles de obtener. Tambinlos reglamentos vigentes del Instituto Nacional de Antropologa e Historia son estrictos y

    dificultan que los arquelogos extranjeros lleven a cabo proyectos de investigacin en Mxico.Otra opcin, que debera ser considerada, sera la creacin de un Instituto de InvestigacionesArqueolgicas del Estado de Durango, el que se encargara de las excavaciones y preservacinde sitios como El Can del Molino, bajo la supervisin general del Instituto Nacional deAntropologa e Historia. Existe el antecedente de que se han establecido Institutos Arqueolgicosen otros Estados de la Repblica Mexicana. Los recursos econmicos para efectuar estos

    programas no son abundantes, pero eventualmente esta es la nica opcin que puede salvar estepatrimonio nacional en el Estado de Durango.

    Precisamente, por no haber fondos ni personal capacitado disponible para excavacionesprofesionales, el t rabajo de los doctores Ganot y Peschard, de rescatar, estudiar y reportar lossitios arqueolgicos que han descubierto y los objetos provenientes de stos, adquiere msimportancia. Su contribucin al estudio de la arqueologa de Durango y a la preservacin del

    patrimonio de la Nacin en el Estado, ha sido muy encomiable.El mrito de los doctores Ganot y Peschard no se ha limitado a la simple descripcin de

    las piezas y sitios por ellos descubiertos, sino que a travs de la extensa revisin de labibliografa existente sobre la arqueologa e historia de Durango, despus de los reportes que hanhecho del sitio El Can del Molino, se dedicaron a hacer un extenso recorrido de superficie enla regin, en busca de o t ras localidades en donde se encontraran evidencias de ocupacinmesoamericana de las culturas mencionadas; en tal forma que en sus trabajos recientes hanreportado un importante nmero de estos sitios que no han sido previamente descritos y que eneste trabajo son analizados. As mismo, los autores han revisado el material arqueolgico

    proveniente del Estado de Durango disponible en diferentes partes de Mxico y el extranjero,para fundamentar sus hiptesis sobre el poblamiento y las culturas indgenas de la regin. Ellostambin han p resentado numerosos trabajos en congresos nacionales e internacionales, abriendonuevas perspectivas para la arqueologa de Mxico; en base a stos, se asegura que en el Estadode Durango hubo un extenso desarrollo mesoamericano, que fue parte de un amplio sistema deintercambio cultural. Estos descubrimientos han despertado un nuevo inters de los arquelogosen el estudio del norte de Mxico.

    Es de esperarse que los doctores Ganot y Peschard continen efectuando tales actividadesen el futuro en los lugares que por las circunstancias as lo requieran.

    J. Charles Kelley.Ph. D. Harvard University.Professor Emeritus, Southern Illino is University.Adjunct Professor Sul Ross State University.Profesor de la Ctedra Alfonso Caso de la Universidad Nacional Au tnoma de Mxico.

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    PRIMERA

    PARTE

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    ... poca vendr, cuando pa sen los a os, cuando el Ocanopierda el caut iver io de las co sas, y una in men sa t ierraaparecer y el profeta Tiphys revelar n uevos mundos

    y Thule ( Islandia) no ser m s el f in de la t ierra ...Sneca en Medea, II acto.

    Antecedentes de la

    Conquista de Amrica

    Imagen del mundo antes de ColnEl pensamiento renacentista que se inici en el viejo continente en el siglo XIII llev al

    descubrimiento de Amrica y posteriormente a la exploracin y conquista del norte de Mxico-que aqu vamos a tratar-; estas ideas se originaron varios siglos antes.

    Marco Polo (1254-1323), quien viaj por una gran parte del continente asitico en elsiglo XIII, preguntaba en esos lugares sobre uno de los misterios ms fascinantes de esapoca: cules eran las tierras que haba al oriente del territorio asitico hasta entoncesconocido. En ese tiempo se crea en una serie de mitos y tradiciones fantsticas sobredichos territorios que perduraron por muchos siglos. Las ideas predominantes eran que ms allde Asia haba un gran mar llamado Mare Tenebrosum, de lmites imprecisos y en donde seencontraban varias islas, que incluan las llamadas Antilas, Brazilia y Cipango (Japn).En este ltimo lugar de acuerd o a M arco Polo los tejados de las casas eran de oro puro

    y no haba otro metal en esta isla. Cipango estaba situada a unas 1500 millas al este

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    del Asia; los dos primeros sitios, Brazilia y Antilas, fueron citados en el mapa de BartolomPareto del ao 1455, como islas del Ocano Occidental (Len-Portilla, 1989; 13-14; Zea L., 1991; 20)(Fig. 1).

    Los cartgrafos de la poca asociaban lugares situados ms all del Mare Tenebrosumcon otros del Mar Ocano, Ocano Occidental o Atlntico, situado al oeste del territorio europeo,

    con la idea de que la tierra era esfrica y que ambos mares estaban unidos; esta idea iba en contrade los conocimientos tradicionales que postulaban que en Gibraltar estaban las Columnas de

    Hrcules, que marcaban el fin del mundo, el non plus ultra, el no ms all del mundo conocido(Cartografa Histrica del Encuentro de Dos Mundos, 1992; 28; Ainsa, F., en Zea, L., 1993c; 24) (Fig. 2) . Entreestos mares se supona la presencia de un conjunto de islas errantes plagadas de monstruosfantsticos, tinieblas, grandes tormentas y vientos fortsimos que hacan imposible la navegacin.

    Muchos de estos lugares imaginarios provenan de narraciones de Platn, Plinio y Snecaquienes describieron estos sitios que fueron registrados posteriormente como verdaderos enmapas geogrficos (Ainsa, F. en Zea, L., 1993c; 31). Algunos de stos se mencionan a continuacin.

    Figura 1. Mapa de Bartolo m Pareto de 1455, donde se ilustran las is lasde Ant illi a, San Brandan, Brazil y ot ras, cerca del Cont inente Europeo.

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    Figura 2. En este mapa se muestran l as columnas deAtlas en el Estrecho de Gibraltar, el finis-terrae ofin de la tierra, lmite occidental del mundo conocido.

    De acuerdo a los relatos, La Atlntida, era una isla; la tierra de Atlas, hijo de Poseidn,as como el Atlntico era el ocano de Atlas, sitios a los que se refiere Platn en dos de susDilogos, Timaeusy Critias, descritos en el ao 370 a.C. En Timaeusexpone sus creenciassobre las ciencias naturales as como su cosmovisin personal. En Critias relata la historia dela Atlntida y describe a la nacin como una comunidad utpica. Algunos textos sealan queCritias era nieto del ateniense Soln y de l provienen estas leyendas que se haban conservado

    por tradicin oral.Segn la narracin, la isla le fue descrita a Soln, quien visit Egipto en el ao 590 a.C.,

    por un sacerdote egipcio, quien aseguraba que la Atlntida era una isla ms grande queAsiaMenor y Libia juntas, habitada por una civilizacin rica, culta y floreciente, poblada desde diezmil aos antes. Esta civilizacin haba conquistado todos los pueblos del Mediterrneo exceptoa los atenienses. Es probable que las tierras utpicas que describa Platn no estuvieranlocalizadas al occidente de Grecia, sino que los relatos de Soln se refirieran a sit ios al occidentede Egipto, en relacin a las culturas occidentales como la minoica de Creta que fue precursorade la griega.

    Muchas ideas sin fundamento cientfico, como las relacionadas con la Atlntida ycon la existencia de otras civilizaciones y continentes perdidos, han persistido hasta la

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    actualidad y son un tema de discusin a nivel mundial por internet. Un ejemplo de stas p uedeser la descripcin del continente perdido que hace Durant en La Historia de la Civilizacin(Durant, 1994) quien refirindose a culturas desconocidas de la antigedad dice:

    En el Pacfico se encuentran las ruinas de cuando menos un a de estas civilizaciones,

    el estatuari o de la isla de Pascua... y en el Atlntico, desde Islandi a hasta el Polo Sur,la elevacin central del lecho del ocano da un cierto apoyo a la fascinante ideatrasmitida a nosotros por Platn, de una civilizacin que una vez floreci en unaisla-continente entre Europa y Asia, y que se perdi sbitamente cuando, por unaconvulsin geolgica, el mar se trag este continente. Schiliemann, el descubridor deTroya, crea que la Atlntid a sirvi como un mediador entre las culturas de Europa yYucatn, y que la civilizacin egipcia provena de la Atlntid a. Tal vez Amrica mi smafue la A tln tida , y algunas cul turas pr e-mayas haban estado en con tacto con frica yEuropa en tiemp o s del Neol t ico . Posiblemente todo descubrimiento es unredescubrimiento.

    La teora ms creble es que la Atlntida es un smbolo de la cada de la civilizacinminoica y la destruccin de una isla griega llamada Thera o Santorini, situada al norte de Creta,localizada en el mar Egeo, destruida por un volcn en el 1500 a.C., hundindose en el mar hastala mitad. No hay evidencias arqueolgicas de que una civilizacin tan avanzada existiera 9000aos antes del presente en ningn lugar del mundo y desapareciera sin dejar rastros.

    La Isla de Antila, Antillia o Antilla de donde procede la palabra actual de Antillas,puede ser un nombre der iv ado de Atlntida, aunque tambin puede significar ante-isla,refirindose a una isla que se crea estaba situada antes de la Atlntida. En esta regin de Antillasse localizaban otras ciudades-islas mticas que fueron llamadas las Siete Ciudades de Oro,descritas en mapas anteriores a Coln y que son muy importantes, -como lo veremos msadelante-, en la exploracin y conquista tanto de Centroamrica como de Norteamrica y que

    inicialmente fueron localizadas en mapas antiguos en diversos sitios del ocano At lntico(Len-Portilla, M., 1989; 61-63). Estas islas fueron una quimera que sedujo a los conquistadores ymotiv la exploracin de extensos territorios en su bsqueda.

    Las referencias iniciales sobre estas islas mencionan que estaban habitadas por la realezay religiosos espaoles, quienes huyeron de la conquista de los moros en el ao 714 d. C. Clissoldrelata as este hecho:

    ... dicen que se hi cieron a la m ar s iete Obispos y que con su gente y barcos fueron aesa isla donde cada uno d e ellos constru y una ciudad, y que l o qu e menos pensabanera en regresar a Espaa, por lo que le prend i er on fuego a sus barcos y a todo suequipo de navegacin. Y alguno s portug ueses llegaron ah y nun ca volvieron...

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    En 1452, el navegante portugus Diego de Teive zarp en busca de la isla de Ant ila y lasSiete Ciudades y naufrag cerca de las islas Azores. Otro explorador portugus, Fernam Dulmoconsigui los derechos para conquistar las islas que estaban ms all de Portugaly que

    posiblemente se tratara de las mismas Siete Ciudades.Estos nombres fueron usados equivocadamente por los primeros descubridores del Nuevo

    Mundo para denominar sitios supuestamente asiticos. En la actualidad el nombre de Antillasse aplica a las islas que forman las Indias Occidentales y que se dividen en Antillas Mayores,formadas por Cuba, Jamaica, Hait, Repblica Dominicana y Puerto Rico, y las Antillas M enoresque incluyen las islas que van desde el sur de Puerto Rico hasta la costa noreste de Amrica delSur.

    Tambin aparecen frecuentemente en los mapas precolombinos otras islas errantes quefueron conocidas con el nombre de Islas de San Brandan, llamadas as por un monje irlandsque supuestamente dej su monasterio con otros 14 frailes p ar a hacerse a la mar, en dondeanduvieron errantes por siete aos hasta que encontraron unas islas que habitaron (Miliani, D. enZea, L., 1993b; 28; Jonson, D. S., 1996). Es importante este pasaje porque en un mapa de Dulcert de1339 se mencionan estas islas con el nombre de Insulle Brandani Sive Puellarum(Islas SanBrandan de las Muchachas), que antes se pensaba correspondan geogrficamente a las islasMadeira-Puerto Santo, pero que en algunos mapas forman parte de un conjunto de islasrelacionadas con las Siete Ciudades. Posteriormente, en varios mapas se hace referencia a islashabitadas por mujeres, como en uno atribuido a Coln, que refiere unas islas cerca de la costade frica con la descripcin de bac insullae puellarum sunt sex ubi nissuntur sirenes(Cartografa Histrica del Encuentro de Dos Mundos, 1992; 48). En 1507, en un mapa de Waldsenmulleraparece una Isla de las Siete Muchachas(Fig.3).

    Estas referencias son interesantes porque pueden ser el origen de lo que en eldescubrimiento y conquista de Amrica fue una de las obsesiones de los conquistadores;encontrar ricas islas pobladas nicamente por mujeres, la Isla de las Mujereso la Isla de las

    Amazonas, buscada por varios lugares de las tierras recin descubiertas en Amrica y que ensu momento, adems de las ciudades de oro, fueron motivos que impulsaron la conquista delnor-occidente de Mxico (Cartografa Hist rica del Encuent ro de Dos Mundos 19 92; 18 7).

    Otra de las islas mticas era Taprobana, descrita por Pierre D'Ailly, la que sita cercade la India como a 600 leguas de mar desde Espaa; tena ciudades con montaas llenas de oro,

    perlas, p iedras preciosas, elefantes, unicornios, dragones y monstruos humanos; entre esta islay la India haba slo un mar estrecho (Madariaga de, S., 1942; 148, 149) (Fig. 4).

    Figura 3. Mapa de Waldsenmuller de 1507 don de aparece La Isla de las Muchachas .Figura 4. Mapamundi P tolo mico de Apian P eter, se ident ifica al sur de l a India la is la de Taprobana.

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    Cristbal Coln ... quien lo tiene, (refirindose a l oro), hace cuanto

    quiere en el mundo, y llega hasta a sa carlas nimas del purgatorio .

    Cristbal Col n(Fig. 5)

    Figura 5. Retrato de Cristbal Coln.

    Una de las ideas revolucionarias delrenacimiento era que la tierra era redonday esfrica, y que los eclipses de luna sedeben a la sombra que p royecta sobre la luna.La verificacin de esas teoras lecorrespondi a Cristbal Coln, quien creaen las ideas Ptolomeicas acerca de la formaterrestre, conocimiento que haba perduradoa travs de los siglos en diversos pensadorescomo Strabo (64 a.C.-23 d.C.), gegrafogriego que p ostulaba que la tierra era redonda

    y se poda circunnavegar. An en las pocasdel oscurantismo medieval, algunos autorescomo Roger Bacon (1214-1292), sostenanque era posible viajar de Espaa hacia elOccidente y llegar a la India, ideas que

    posteriormente fueron reproducidas por PierreD'Ailly en su Imago Mundi. Lo que noimaginaron fue que haba un continente enmedio de ambos ocanos.

    La distancia del dimetro del globo terrqueo se haca en base a los clculos de Paolo delPozzo Toscanelli (1397-1482), astrnomo, mdico y gegrafo, quien describi el cometa Halleyen 1456 y estim en el equivalente a 230 grados la distancia entre el este de Asia y el oeste deEuropa, el mismo que en 1474 postul que viajando hacia el poniente de Europa se poda llegara Asia y que la distancia entre las islas Canarias y Japn era de 3.000 millas nuticas, cuando enrealidad es de 10.600 (Zea, L., 1991 , p. 5). Eratstenes, matemtico griego, desde muchos aos antes

    haba calculado con asombrosa precisin el dimetro y la circunferencia de la tierra.

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    Coln era adems asiduo lector de los relatos de Marco Polo plasmados en El Libro deSer en donde hace referencia a las riquezas de La China y situaba a Japn, en un mapa que sele atribuye, a 1500 millas al este de Asia. Antes de sus viajes de exploracin, Coln seal laexistencia de estas localidades; tambin fundament sus hiptesis en la astronoma de Ptolomeoy sobre todo en la teora del tamao del mundo de Toscanelli, quien personalmente anim a

    Coln a intentar su viaje al Occidente.La idea que tena Coln de la configuracin del mundo se fundamentaba adems en las

    de los libros Imago Mundi del cardenal Pierre D'Ailly que fue el tratado de geografa msimportante escrito en el medievo y la Historia Rerum Ubique Gestarum de Po II, obras querevis exhaustivamente, ya que los libros personales de estos autores tenan un gran nmero deanotaciones en los mrgenes. Las conclusiones de todos estos pensadores quedaron plasmadasen el globo terrqueo de Martn Behain (1459-1507) y en un mapamundi portulano, de autordesconocido, que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Pars (Fig. 6).

    En las obras mencionadas se muestra el continente europeo y las islas Canarias, despusel Mar Ocano, o sea el Atlntico, con numerosas inscripciones de islas en las que sobresalenlos nombres de Ant illas y Cipango, luego de los cuales se ve el lmite del territorio del continenteasitico. En el segundo mapa aparecen los nombres de otras islas como Brazilia y Frixlandia;tambin las Siete Ciudades relacionadas con Antillas (Len-Portilla, M., 1989; 20-22).

    Figura 6. Parte del mapamundi atribui do a Cristbal Coln ,se observa en el ocano ndico la Isla de las Mugeres .

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    El globo terrqueo de Behaim tena el error descrito antes de considerar que las distanciasentre las diferentes localidades como ms pequeas de lo que eran realmente; el globo se basen informacin proveniente del atlas de Ptolomeo en la parte occidental y las descripciones delos viajeros venecianos Nicolo Ponti y Marco Polo en la oriental.

    Es probable que Coln consultara otras obras como las Tablas Alfonsinas hechas en

    Toledo en el siglo XIII, por un grupo de astrnomos; estas tablas fueron llamadas as porquefueron proy ectadas por Alfonso el Sabio.

    Coln crea que el mundo estaba compuesto por dos partes de tierra y una tercera partede agua y sostena que viajar desde Espaa hasta las Indias por t ierra, era dos veces ms distanteque si se haca por mar; por lo tanto, que la distancia por mar entre Espaa y la India era muy

    pequea, conocimientos que basaba en las cifras del cosmgrafo rabe llamado El Fargani oAlfraganus, que por instrucciones del califa Al Mahmum, haba hecho los clculos matemticosdel tamao del mundo; pero las cifras del cosmgrafo estaban dadas en millas rabes y Colnlas tom como las millas conocidas en Espaa, resultando un error de gran distancia; sinembargo, quiso la suerte que este error no fuera de importancia porque ah se encontraron lasislas del Caribe. Lo que le hizo estar seguro de sus clculos y sostener firmemente que haballegado al Asia.

    Cristbal Coln muri sin saber que haba descubierto un nuevo continente; hasta el finalde su vida l insista en que las islas descubiertas estaban en las cercanas de la India y Japn;en sus viajes llev interpretes rabes y chinos para tratar con los emperadores de los lugares adonde pensaba llegar; incluso hizo jurar a toda la gente a su mando, ante notario, que la isla deCuba era tierra firme y que corresponda a Asia.

    El ambiente de entonces le fue propicio a Coln para continuar con la idea de que lasciudades de oro, en las que crea firmemente, se localizaban entonces en la regin del Caribe yCentroamrica, pero las exploraciones en su bsqueda que siguieron inmediatamente despusde su llegada a las tierras recin descubiertas fueron infructuosas.

    Las descripciones iniciales de las tierras descubiertas por Coln se referan a ellas comotierras paradisacas y como una gran fuente de oro, aunque posteriormente este conceptofue muy discutido ya que surgi una corriente de filsofos europeos entre los que se contabaHegel, que sin conocer las nuevas tierras, aseguraban que stas eran totalmente estriles einhspitas y que los p roductos europeos que ah llegaban, se descomponan. Tambin se dudabaen llamarles humanos a los habitantes de dichas tierras (Zea, L., 1993; 79).

    En su tercer viaje a raz del descubrimiento del ro Orinoco, surgi en Coln laposibilidad de la existencia de Otro Continente, que estaba pegado al ya conocido Semejandolos pechos de una Mujer. Como esta afirmacin la hizo textualmente y poca gente comprendisu razonamiento, que se refera a dos hemisferios unidos entre s, pero sin formar una esfera; estaidea le gan la fama de que se estaba volviendo loco.

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    An as, Coln recibi un cierto reconocimiento en su tiempo, sobre todo de intelectualesde ot ras culturas; el experimentado cartgrafo rabe, Piri Reis, escribi en 1526 un libro famoso,dedicado al sultn Suleimn, en que hizo referencia a la conquista de la isla de Antyle por elastrnomo Kolon (Cartografa Hist rica del Encuentro de Dos Mundos , 1992; 71-74 ).

    Adems de su inters cientfico en demostrar que la tierra era redonda y que se poda

    llegar a la India viajando rumbo al Occidente por el Mar Ocano, sobre todo en esa poca en quela ruta de Europa a la India deba pasar por territorio dominado por los musulmanes, Coln tenaotros intereses personales ms mundanos, como el ser nombrado Don; Gran Almirante del MarOcano y Virrey y Gobernador a perpetuidad de las islas y continentes que descubriera. Poseaadems un deseo enorme de descubrir grandes tesoros y tierras fantsticas; el oro fue un

    pensamiento obsesivo en la mente de Coln; en sus libros hay numerosas anotaciones haciendoreferencia a las riquezas que esperaba encontrar; anhelaba adems lograr triunfos polticos yeconmicos para Espaa que a fin de cuentas patrocin su viaje; tal vez, muy en el fondotambin le interesaba la difusin de la religin catlica en las nuevas tierras descubiertas y elcomercio de las especias, al que se le ha dado tanta importancia. La corona espaola al final lo

    premi otorgndole estos t tulos y un escudo de armas.En relacin a las ideas polticas y comerciales que obsesionaban a Coln, una de sus

    metas era encontrarse con el Gran Khan, de la China o de la India, o Rey de Reyes, -como lomenciona l mismo quien supuestamente simpatizaba con los cristianos, para el que llevabacartas de presentacin de los reyes de Espaa, con el objeto de establecer una alianza, tantocomercial como guerrera, entre los pases occidentales y los orientales para atacar a los pasesmusulmanes y recuperar Jerusaln.

    En los aos cercanos a 1492 se viva en Es p a a una seria crisis poltica y religiosa,mencionndose que era el ao del fin del mundo, una de las creencias que peridicamenteaparecen en la Historia. En ese ao se llev a cabo, adems del descubrimiento del NuevoMundo, la conquista de Granada a los moros; era una poca en que se supona que habra

    cambios muy importantes en la Historia de la Humanidad; se hablaba del ltimo Emperadoro El Murcilago o El Encubierto, figuras legendarias que se identificaron con Fernando deAragn quien conquistara al mundo y rescatara Jerusaln de los moros; fue tambin el ao dela persecucin y expulsin de los Judos de Espaa, el saqueo de sus p ropiedades y la imposicinde medidas restrictivas cada vez ms estrictas. Entonces surgieron los trminos Pureza deSangre y Cristianos Viejos para designar una lite religiosa de espaoles tradicionales, encontraste con judo converso o confeso y cristiano nuevo, que eran designaciones msque despectivas, insultantes.

    Este fanatismo religioso result muy negativo para Espaa, ya que fue marginada delavance del Renacimiento que surga en el resto de Europa; adems, la llegada de las

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    riquezas del Nuevo Mundo contribuy al estancamiento espaol, p ues la inyeccin continua derecursos provoc inflacin e inestabilidad econmica, problema que no pudo resolver Carlos Vy que le cost la abdicatura.

    El descubrimiento del Nuevo Mundo constituy una empresa esencialmente juda; esposible que el prop io Coln fuera un judo converso, pero lo que es real, es que el financiamiento

    de sus viajes y el convencimiento de los Reyes Catlicos para que dieran su aprobacin almismo, fue producto de las negociaciones del ministro de finanzas del rey Fernando, Luis deSantander, quien a nombre de una fraternidad de judos conversos, de la que l era el tesorero,en que se incluan figuras prominentes de su poca como Isaac Abrabanel, Juan Cabrero yAbraham Senior, aport 1.400.000 maraveds, Santander puso 350.000 y Coln, 250.000, ms

    para financiar el viaje. Los Rey es Cat licos slo contribuyeron con una mnima parte. Sinembargo, 1492 fue el ao de la persecucin juda en Espaa y aunque estas cantidades de dinerofueron pagadas posteriormente, Luis de Santander no escap a la persecucin de la SantaInquisicin; se le aprehendi por recaer en la hereja y el judasmo por lo que se leconfiscaron sus bienes, aunque despus se les devolvieron a sus hijos (Durant, W. y A., 1994).

    Los judos espaoles o sefardes fueron expulsados de Espaa; la mayora emigraron aPortugal, Marruecos y Turqua y posteriormente algunos a Amrica, en donde fueronseveramente perseguidos por la Santa Inquisicin (Medina, J. T., 1952 ). La expulsin de los judosy los mozrabes un siglo despus, represent para Espaa una grave prdida a la libertad de

    pensamiento, cultura, ciencia y comercio. Los religiosos espaoles , co n ideas medievales,ejercieron una autoridad absoluta en la Nueva Espaa sobre los indios, soldados espaoles y

    judos conversos.Amrico Vespucio era un mercader florentino enviado por los Mdicis a un largo viaje

    comercial; en Espaa le dio la fiebre de las exploraciones, organiz una expedicin de 12 barcosdel rey Fernando e hizo 4 viajes al Nuevo Mundo. De acuerdo a sus relatos, menciona que llegal territorio del nuevo continente el 16 de junio de 1497, lo que le confiri el crdito de ser el

    primer europeo en haber entrado al continente. Vespucio fue el primer cartgrafo que considerque los territorios descubiertos eran un continente continuo, sin pasos que conectaran los maresdel norte y del sur. En este mapa la costa occidental est representada solamente por lneasrectas, con desconocimiento de la geografa de la costa del Pacfico.

    En el ao de 1507 fue publicado el mapa de Martn Waldseemuller, en el que se describeel nuevo continente llamado Amrica, por Amrico Vespucio, a pesar de las numerosas protestasque posteriormente han surgido de los seguidores de Coln, ya que para esa poca, el mapacareca de fundamentos para determinar la existencia de un nuevo continente. En est e mapaaparece slo descrita parte de la costa oriental de las tierras descubiertas, ya que todava la costaoccidental era desconocida. Asimismo aparece un estrecho interocenico inexistente en la partemedia del continente, por abajo de la pennsula de Yucatn (Goss J., 1990; 21).

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    Origen de algunos nombres de las tierras descubiertasLos nombres de Antilas y Brazilia fueron aplicados pronto a nuevos territorios

    conquistados (Goss J., 1990; 19). La isla de Cipango o Japn fue localizada en diferentes lugaresconforme pas el tiempo, fue la p rimera isla que busc Coln al llegar a tierra firme.Inicialmente l pens que la isla de Cuba corresponda a este lugar, pero esta posibilidad fue

    pronto desechada. Posteriormente, Japn se localiz en el Mar del Sur, en lo que se pens pormuchos aos que era una isla, California, como la llam Francisco Lpez de Gomara en 1552,igualmente esta hiptesis fue pronto rechazada. Despus se localiz Japn y la India en el M arde Iesso, o en el golfo de Tonza, o en la desembocadura del estrecho de Anin, lugares que selocalizaban en los map as de la poca muy cerca de la actual pennsula de California o LasCalifornias (Fig. 7).

    Algunos de los nombres aplicados a los nuevos territorios descubiertos provenan de losantiguos mapas y tradiciones del medioevo, como los nombres de las Antillas, Brazilia, las Indiasetc., otros venan de la abundante literatura de Caballera tan frecuente en la poca de Coln,como las islas de California, el pas de las Amazonas, habitado slo por mujeres y gobernado por

    una altiva reina llamada Calafia. Al gran nmero de islas descubiertas inicialmente por Coln,ste les llam las once mil vrgenes, de donde viene el nombre actual de las Islas Vrgenes(Goss, J., 1990; 15 ; 19).

    Muchos aos despus de la conquista de Tenochtitln, en la documentacin oficial queviajaba de Espaa a los conquistadores y viceversa, el nombre oficial de los territoriosconquistados era el de La Nueva Espaa del Mar Ocano, donde se ve la influencia de lacartografa tradicional europea de los tiempos de Coln. Carlos V y su madre la reina Juana sefirmaban:

    ...por la gracia de Dios , Reyes de Casti lla, de Len, de Aragn , de las dos Sicil ias,de Jerusaln, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de

    Mallorca, de Sevil la ... de las nuest ras Ind ias, is las e tierra firme del Mar Ocano etc.

    La bsqueda del estrecho de AnianDespus del reconocimiento del nuevo continente se inici la bsqueda de un paso que

    comunicara el Mar Ocano con el recin descubierto Mar del Sur, como se conoca al OcanoPacfico. A esta comunicacin se le llam con el antiguo nombre de Estrecho de Anian, unava martima interocenica buscada en diferentes partes del continente americano (Goss J., 1990;47).

    Figura 7. Mapa d e Se b as t i an Munster de 1540. La Pennsula de Baja California se encuentra como isla, separadadel conti n en t e. El territorio de Mxico aparece muy angosto en toda su extensin, lo qu e ocasion graves erroresa los conquistadores del n orte, que crean en la proximidad de los mares del Norte y del Sur.

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    Para qu quieren este oro?

    Dbenlo comer estos dioses,

    por eso lo quieren tanto.

    Dicho por indios tarascos a los requerimientos de Olid

    La conquista

    de Hernn Cortes

    En 1512, Juan Ponce de Len parti desde Cuba en busca de esclavos y de la Fuente

    de la Juventud, que se supona estaba localizada en la isla Bimini, cerca de la Florida (Cartografa

    Histrica del Encuentro de Dos Mundos, 1992; 78, 82). Su viaje fue infructuoso y lo intent repetir en

    1521, cuando fue muerto por los indios. Pnfilo de Narvez posteriormente en 1528, hizo otro

    frustrado viaje con las mismas intenciones, a las costas de Florida, donde naufrag.

    Mientras algunos grupos de marinos seguan buscando t ie rras imaginarias, otros

    aventureros y conquistadores iniciaron la exploracin y conquista de las avanzadas p oblaciones

    indgenas mesoamericanas. El ms sobresaliente fue Hernn Corts (1485 - 1547), quien desafi

    la autoridad del gobernador de Cuba, Diego de Velzquez y ayudado p or su valenta, buena

    suerte, habilidades polticas y guerreras y por la debilidad religiosa de los indgenas, hizo lo que

    a primera vista parecera imposible: destruir con un grupo reducido de soldados y en corto

    tiempo, toda una civilizacin, la mesoamericana, que culmin con el sometimiento del imperio

    azteca y la toma de Tenochtitln.

    La conquista de Corts tuvo tal trascendencia, que numerosas obras la han

    abordado desde mltiples puntos de vista; pero los relatos fundamentales para conocer los

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    Figura 9.Retrato de Hernn Corts

    acontecimientos de la misma son: las Cartas

    de Relacin del mismo Hernn Corts, la

    Histor ia Verdadera de la Conquista de la

    Nueva Espaa, de Bernal Daz del Castillo, la

    Brevssima Relacin de la Destruycin de las

    Indias, en la que fray Bartolom de las Casas

    denuncia severamente la actitud de los

    conquistadores espaoles; la Conquista de

    Mxico, de Francisco Lpez de Gomara,

    capelln de Corts, quien lo acompa hasta

    en sus ltimos aos en la batalla de Argel, la

    Historia Natural y General de las Indias y de

    la Tierra Firme del Mar Ocano, de Gonzalo

    Fernndez de Oviedo, obra inconclusa, porque

    las autoridades espaolas la consideraron

    peligrosa, por la envidia que la descripcin delas nuevas tierras pudiera despertar en otras

    naciones; los relatos de fray Francisco de

    Aguilar y Bernardino Vzquez de Tapia,

    soldados cronistas que fueron testigos

    presenciales de la conquista y la Historia General de las Cosas de la Nueva Espaa, en la

    que fray Bernardino de Sahagn hace un detallado relato desde el punto de vista de los indios

    conquistados (Fig. 9).

    Hay adems descripciones y cdices hechos p or los indgenas despus de la conquista.

    Uno de los ms importantes es el Lienzo de Tlaxcala, documento pictogrfico mandado hacerp or el segundo virrey, Luis de Velazco, entre los aos 1550 a 1564; en l se describen la s

    acciones de guerra y los sucesos notables que les acontecieron a los tlaxcaltecas como aliados

    de los espaoles en la conquista. La primera p arte describe las expediciones de Hernn Corts

    con la toma de Tenochtitln y la segunda, en las lminas de la 64 a la 75, las expediciones de

    Nuo de Guzmn a la costa del Pacfico y entrada al norte de Mxico en territorio del actual

    Estado de Durango (Chavero, A., 1979; 79-107). Ot ro c dice indgena de gran importancia es el

    Cdice Huejotzingo, localizado en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de Amrica,

    donde se describen los guerreros y los t ributos con que participaron los tlaxcaltecas en su alianza

    con Corts. Este documento tiene tambin una imagen de la virgen Mara con el Nio, que

    probablemente es la primera representacin indgena de la virgen en Amrica (internet, 1997:

    http://www.lic.gov.)(Fig. 10).

    Una excelente y extensa revisin actual sobre la vida y hechos de Corts est en la obra

    Hernn Corts, de Jos Luis Martnez (Martnez, J. L., 1993).

    Despus de la cada de Tenochtitln en 1521, Corts orden de inmediato la partida de

    numerosas expediciones por todos los rumbos para ampliar la conquista. Algunos sitios le

    atrajeron poderosamente la atencin, como Jalisco, Colima y Michoacn, donde se anex

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    Figura 10. Cdice H u ej otzingo, de la poca de la conquista espaola; muestra

    probabl emente l a p rimera imag en d e la Virgen con el Nio, junto con tributos

    de guerra.

    el gran imperio tarasco. Corts consideraba que la exploracin de nuevas tierras por el ocano

    Atlntico pronto iba a ser una empresa muy competida; tambin explor Pnuco y Coatzacoalcos

    en la costa del Golfo, lo que le permiti una gran movilidad hacia las islas del Caribe y al resto

    del continente (Fig. 11).

    En 1522, Vasco Nez de Balboa descubri en Panam el ocano Pacfico, al que se

    conoci por muchos aos como La M ar del Sur. En 1529, Corts obtuvo la concesin de la

    Corona para explorarlo, construyendo astilleros en Tehuantepec, Tututepec, Acapulco y Zacatula

    lo que le daba la posibilidad de llegar a territorio asitico y tambin le abra las puertas a

    Guatemala y al territorio maya.

    Corts parti en octubre de 1524, acompaado de Gonzalo de Salazar y de Per AlmndezChirinos, hacia la provincia de Las Hibueras o Las Higueras, que corresponda al rea maya,

    probablemente buscando en esa regin las siete ciudades de oro, las que en esa poca sepensaban situadas en Centroamrica.

    Los conquistadores se agruparon en dos grandes bandos; el de Hernn Corts,

    p rimer gobernador y capitn general de la Nueva Espaa, quien contaba con el res p ald o

    Figura 11. Lienzo de Jutacatato. Se identifican las principales localidades del imperio tarasco.

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    de un grupo grande de experimentados capitanes que haban participado en la toma de

    Tenochtitln, este grupo t ena adems las simpatas del obispo fray Juan de Zumrraga y de las

    rdenes religiosas de los Franciscanos y Dominicos; Zumrraga haba excomulgado a Guzmn

    por las afrentas infringidas a sus religiosos, aunque a ste nunca pareci afectarle la medida.

    El otro grupo de conquistadores estaba formado por aliados de Diego de Velzquez,

    gobernador de Cuba, y el ms poderoso enemigo de Hernn Corts. En ste se encontraban:Pnfilo de Narvez, quien fue vencido por Corts cuando vena a p renderle por rdenes de

    Velzquez; Bernardino Vzquez de Tapia; Pedro de Alvarado, quien le disputaba a Corts el

    derecho de explorar el mar del Sur; Cristbal de Olid, capitn de Corts y enviado inicial para

    conquistar la provincia de las Hibueras, que posteriormente se le rebel; el factor Gonzalo de

    Salazar y el veedor Per Almndez Chirinos, que se regresaron y gobernaron en Mxico durante

    la ausencia de Corts que continuaba en la expedicin de las Hibueras, as como los integrantes

    de la primera Audiencia, -licenciados Matienzo y Delgadillo- quienes hostilizaron duramente a

    los religiosos y seguidores de Corts. Seguramente el principal enemigo de Corts fue Nuo de

    Guzmn, primer gobernador de Pnuco, provincia que la Corte espaola form para contrarrestarsu poder y quien a toda costa quera suplantarlo por envidia en su papel de gobernador de la

    Nueva Esp aa. M uchos de estos personajes t uvie ron papeles importantes en el dramtico

    sometimiento al que posteriormente fueron sujetos los pueblos del noroeste de Mxico.

    La primera Audiencia mand establecer juicio de residencia contra Corts, desp lazndolo

    del poder temporalmente. Fue Guzmn quien le estableci el juicio de residencia en 1528,

    aunque el fundamento del mismo vena desde 1521, cuando Diego de Velzquez envi un

    extenso documento al Consejo de Indias en donde presentaba las declaraciones de varios

    soldados de Juan de Grijalva, que daban testimonio de las arbitrariedades cometidas por Corts.

    El juicio de residencia se fundamentaba en varias faltas que la p rimera Audiencia le

    atribuy y que eran:

    Juan de Grijalva, por rdenes de Velzquez, fue el verdadero descubridor de la tierra de

    Colhua y para l eran todos los presentes de oro que los indios mandaron. Grijalva fue despojadode estos bienes y mritos por Corts, quien adems lo mand apresar y golpear, por lo que perdi

    un ojo. Se deca que Corts quera traicionar a la Corona espaola rebelndose para formar un

    nuevo reino en las tierras descubiertas, que l gobernara. Se le criticaba de haberse apoderado

    del quinto real de la parte del tesoro azteca que le corresponda a la Corte, y que l declaraba que

    se haba perdido en la Noche Triste al desaparecer la mula que cargaba el tesoro ya que su

    conductor haba sido muerto por los indios. Otra acusacin era del maltrato que daba a los indios,

    los esclavizaba, los herraba, los usaba como animales de carga y se le acusaba que permita que

    los indios amigos tlaxcaltecas, comerciaran con la carne de los indios enemigos, por ser ellos

    antropfagos (Martnez, J. L., 1991, vol . II).

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    Corts fue llamado por los reyes de Espaa en 1528, a responder p or los cargos que se

    le hacan; sin embargo, regres exonerado de culpa y con el ttulo de Marqus del Valle de

    Oaxaca en 1531, sin que se resolviera su juicio de residencia que permaneci activo por muchos

    aos despus en la Nueva Espaa. Este nombramiento fue una medida poltica de los Reyes

    Catlicos que tena como fin alejarlo del centro de la Nueva Espaa, otorgndole un marquesado

    en una provincia de poca importancia; sin embargo Corts supo usar su ttulo, continuando susviajes de conquista sin residir en Oaxaca y ejerciendo toda su autoridad en la capital. De ah en

    adelante fue en decadencia, pues aunque tena capitulaciones para descubrir las islas del Mar del

    Sur, la Corona espaola, por intervencin del virrey Antonio de Mendoza, hizo las mismas

    concesiones a otro de sus enemigos, Pedro de Alvarado el Tonatihu o El Sol, como lo

    conocan los indios de Tenochtitln (Kingsbourough, I, 1964, vol. I).

    Al enterarse Nuo de Guzmn del regreso de Corts y temiendo las represalias del

    mismo, organiz una gran exploracin de conquista que inclua el norte y el occidente de

    Mxico, en bsqueda otra vez de las siete ciudades de oro y el pas de las amazonas.

    Mientras acontecan todos estos pleitos internos, continuaba la incesante exploracinmartima. En 1527, Corts organiz una expedicin por el M ar del Sur, que tena la intencin

    de llegar a Asia por las islas de Japn, llegando solamente uno de sus barcos a las islas Molucas.

    Continuaba as la bsqueda de una va martima corta que uniera Espaa con Asia, ya que el

    estrecho descubierto al sur por Magallanes en 1519-1522, era poco til por lo distante, para

    llegar de Espaa a Asia. El 3 de mayo de 1535, Corts desembarc en la que denomin baha de

    Santa Cruz de una supuesta isla, situada al oriente del territorio de las Indias y que pens

    corresponda a la mtica isla de California (Len-Portill a, M., 1989; 32).

    La historia militar de Corts no termin con su regreso a Espaa. En 1541, particip en

    la batalla de Argel como voluntario, junto con sus hijos Martn y Luis, capitaneando una galera

    llamada Esperanza, como parte de la gran armada que organiz Carlos V, en contra de un

    grupo de p iratas argelinos que asolaban la costa del Mediterrneo. Las tormentas y los fuertes

    vientos frustraron la invasin de Argel y la expedicin fue un rotundo fracaso ya que tuvieronque retirarse los invasores entre el lodo y la confusin, a pesar de que Corts le aseguraba al

    Emperador que l, con un ejrcito reducido, poda tomar la ciudad, ya que contaba con una gran

    exp eriencia en este tipo de batallas; sin embargo, no fue consultado por el consejo de guerra

    sobre la estrategia a seguir. Esta fue la ltima empresa guerrera del conquistador (Martnez, J. L.,

    1993; 735-736).

    Los hechos y las hazaas de Corts continan siendo muy discutidas hasta la actualidad;

    es posible que su principal error poltico fuera el no haberse independizado del reinado espaol,

    quien nunca le dio el crdito que mereca su conquista; tuvo esta oportunidad despus de la

    toma de Tenochtitln, cuando pudo haber integrado una enorme tropa de indios y espaoles

    que habran vencido con facilid ad cualq uier at aque p ro veniente de Cuba

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    mandado por Diego de Velzquez, o del continente europeo, ya fuera de Esp aa o de los ot ros

    pases que estaban interesados en el oro y otras riquezas de los nuevos territorios descubiertos.

    El no haberse declarado indep en diente, ocasion una seria crisis de mando en los

    diferentes gobiernos que se sucedieron en la Nueva Espaa. Los enfrentamientos entre los

    conquistadores fueron interminables, disputndose todos el poder, los territorios conquistados,

    el derecho de nuevas conquistas, los lmit es de lo s territorios vecinos, el nmero de indiosesclavos, el oro y otras riquezas.

    Este desorden que p rogres con los aos, pudo evitarse si Corts hubiera gobernado con

    mano dura, pero cometi un segundo error; el alejarse del centro del poder para dirigirse a

    conquistar las Hibueras. Fue ah cuando se inici la rebelin de ot ros conquistadores y polticos

    oportunistas que para entonces haban llegado de Espaa. Corts no debi iniciar otras

    exploraciones de conquista hasta haberse consolidado en Tenochtitln. Posteriormente volvi

    a cometer el mismo error al persistir tenazmente en explorar la M ar del Sur, ya que las

    expediciones que organiz, descubrieron grandes territorios p ero sin riquezas comparables a la

    de las p rimeras conquistas. Adems de todas stas, las tuvo que pagar con sus prop ios recursos,donde gast gran parte de su fortuna.

    Corts muri menospreciado por Carlos V y la Corte de Espaa, como un p ersonaje gris

    y molesto para los t ribunales y la Corte, no en la pobreza, p ero muy lejos de estar a la altura que

    haba alcanzado, en sus das de gloria despus de la conquista de Tenochtitln; sus, ltimos aos

    los pas en la amargura de los pleitos permanentes con el Consejo de Indias y otros

    conquistadores enemigos, enviando cartas de protesta a Carlos V, en las que le haca ver los

    grandes beneficios que Espaa se haba ganado por sus hechos guerreros y el poco

    reconocimiento que se le haca.

    La literatura de los conquistadoresLos fantasiosos libros de caballera eran muy populares a principios del siglo XVI, el

    principal fue elAmads de Gaula, antigua obra europea traducida al espaol en el ao 1500 porGarca Ordez, que acompa a la gran mayora de los conquistadores que vinieron al Nuevo

    Mundo, en general gente no letrada, de tal manera que los libros que leyeron durante sus

    expediciones fueron los de caballera que estaban de moda en Espaa, principalmente en el

    pueblo, aunque no escapaban al encanto delAmadsni el mismo Carlos V, ni Santa Teresa, ni

    la reina Isabel, ni el historiador Fernndez de Oviedo, ni San Ignacio de Loyola, quienes tuvieron

    alAmadscomo libro de cabecera. En cierta forma, estas obras representaban el afn de aventura

    y la manera de pensar de los conquistadores, cuyas hazaas muchas veces fueron de ms

    envergadura que las imaginarias.

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    La pr imera es por la cuent a e r azn del ti empo y aos que cada rey y seor reinar on en

    la gran ciudad de Mxico.

    El segundo caso es el ao e tiempo que acaeci el terremoto del mundo y el ecli pse del sol

    cuando padeci Dios nuestro Seor en el rbol de la cruz.

    La tercera est en relacin a l os ant iguos culguas mexicanos gente de mucha ms pol ica,esfuerzo y valenta. La cu a l h acen relacin las historias mexicanas de ser su antiguo

    tronco e raz e origen e venida de lejos ti erras.

    Estas antiguas crn icas, historias y relaciones fueron fundamento, principio y causa de

    que el marqus don Hernando Corts y el virrey don Antoni o de Mendoza codiciasen saber

    y descubrir el or igen, venida, ra z y tronco de los antiguos culguas mexicanos, teniendo

    sospecha ser i a d e g r a n nmero de indios, poblaciones y r iquezas, para sujetar los al

    gremio de nuestra santa f e catlica.

    El misterio del norte

    Las expediciones que se organizaron para explorar el norte de la Nueva Espaa estabandirigidas a conquistar los sup uestos tesoros que existan en elPas de las Amazonasy las Siete

    Ciudades de Oro, que ahora se pensaban localizados en esta regin (Cartografa Histrica del

    Encuentro de Dos Mundos, 1992; 186, 187; Len-Portill a, M., 1989; 62, 63).

    Estas ideas han quedado plasmadas en la cartografa de esa poca, en especial en los

    mapas de Joan Martnez, Alonso de Santa Cruz y otros. Se buscaba tambin Cbola, Quivira,

    Tiguez, Totonteac y el Mxico Primordial, quimeras que en su tiempo constituan el llamado

    Misterio del Norte. Es interesante notar que algunos de estos lugares mticos estaban situados

    en importantes reas de ocupacin de indgenas de cultura mesoamericana Aztatln de la costa

    del Pacfico, y probablemente tambin incluan asentamientos del norte, como los de Durango

    y Casas Grandes, en el actual Estado de Chihuahua.

    Es posible que las ciudades a las que se referan los indgenas y que confundieron a losespaoles fueran Sentispac, Aztatln, Chiametla, Culiacn y Petatln, situadas en la costa del

    Pacfico, Papasquiaro, en la regin del actual ro de Santiago, Papasquiaro en el norte del Estado

    de Durango, y Cbola y Quivira localizadas en territorios de Arizona y Nuevo Mxico al suroeste

    de los Estados Unidos. Los nombres usados para designar estas antiguas provincias indgenas,

    estn contemplados en las narraciones y mapas de la poca (Fig. 13).

    Figura 13. Mapa de 1542. Se ven las mticas siete ciudades de oro en l a regin de Cbola, en el suroeste de los

    Estados Unidos de Amrica. An en mapas de fines de siglo (1578), las ciudades seguan representndose en el

    norte del continente, a pesar de que ya haba sido explorado este territorio.

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    Crmenes son del tiempo y no de EspaaRefrn popular espaol de la poca.

    La conquista

    del occidente de Mxico

    La conquista del occidente se inici en 1522, cuando el capitn Alonso de Avalos,enviado por Corts, explor el norte y este de la laguna de Chapala, someti prcticamente sinresistencia a los pueblos vecinos, que acogieron bien a los espaoles, de tal forma que esta reginfue llamada por muchos aos Las Provincias de Avalos (Arvalo , V. L., 1979).

    En julio de 1522, Cristbal de Olid inici la conquista del imperio tarasco o IrechequaTzinzunzan, con 70 de a caballo y 200 soldados de infantera, quienes se instalaron enTzintzunzan, la capital del imperio, al que conquistaron casi sin resistencia, por el terror que la

    presencia de los espaoles y sus caballos le producan a los indgenas. Olid de inmediato iniciel saqueo, obteniendo un cuantioso botn de oro, plata, cobre, jcaras, mantas de algodn yadornos de plumajes, el que fue transportado por los indios a la ciudad de Mxico. Aprehendia Zinzicha Tangoaxn el Cazonci -rey de los tarascos-, quien no se atrevi a oponer resistenciay se esconda en Uruapan; tambin fue enviado a Mxico, donde Corts lo recibi amablemente,

    pero lo intimid mostrndole a Cuauhtmoc torturado.

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    En ese mismo ao Juan lvarez Chico intent, por primera vez, la conquista de Colimay fue derrotado por un grueso ejrcito de indios de la regin; lvarez Chico p idi auxilio aCristbal de Olid quien sin el consentimiento de Corts acudi al llamado y tambin fuederrotado por los indios. Corts entonces envi a su hbil capitn Gonzalo de Sandoval, quiencon setenta jinetes, 180 soldados de infantera y un gran nmero de indios de Michoacn y

    Jalisco, enemigos tradicionales de los colimenses, los derrotaron, conquistaron el territorio deColima y fundaron la Villa de San Sebastin que despus fue la ciudad de Colima (Arvalo , V. L.,1979; Razo-Zaragoza, J. L., 1988 ; L pez-Portil lo, J., 1980; 103-107).

    A su regreso a Mxico en 1525, Sandoval despert el inters de Hernn Corts, por susrelatos de la abundancia de oro, perlas, un buen puerto en la costa del mar del sur y la existenciade un supuesto pas, en una isla poblada slo por mujeres, localizada en las cercanas deCihuatln y que se trataba del buscado pas de las Amazonas.

    Corts, interes ado p or los relatos, envi a su sobrino Francisco Corts de SanBuenaventura, con 50 a 60 soldados, a explorar la villa de Colimn y la costa del Pacfico. En1524-1525 salieron de Sacatula rumbo al occidente de la provincia de Jalisco hasta llegar a lazona martima cerca de la desembocadura del ro Tololotln, que despus fue llamado RoGrande de Santiago, siguiendo probablemente una antigua ruta indgena.

    El propsito de Francisco Corts era el de explorar la zona costera al norte de Nayarit,en donde se supona se localizaba el Pas de las Amazonas y las otras riquezas; sin embargo, nolleg hasta esta regin porque no encontr pastizales para alimentar sus caballos y porqueno llevaba los suficientes refuerzos para hacer frente a la numerosa poblacin indgena quehabitaba la costa, por lo que tuvo que regresar a Colima.

    Francisco Corts pens en que poda obtener mejores tierras ms cerca de La NuevaEspaa sin tener que enfrentarse a los belicosos indios coronados que habitaban esa zona, asllamados por su costumbre de tonsurarse la cabeza; tuvo que dejar la regin sin haber establecidouna verdadera colonia, ni encomenderos que instruyesen a los indios en la religin cristiana,

    como era obligatorio entonces para los conquistadores, por lo que posteriormente, esas tierrasestuvieron en disputa con Nuo de Guzmn, quien no las consideraba como verdaderamenteconquistadas.

    Despus de las exploraciones por enviados de Corts, el siguiente paso fue la conquistade los pueblos de esta regin, as como los de la parte norte de la costa y de la mesa del norte porBeltrn Nuo de Guzmn en 1530 y 1531.

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    La expedicin de conquista de Nuo de Guzmn

    ...Pedrarias ( Pedro Arias) Dvi la sol a aperrear a lo s indios conlebreles e alanos diestros: al indio que cogan ( y nunca fallaban)

    lo desollaban e destripaban, e coman dl lo que queran ...(Alatorre, A., 1979; 176)

    El Muy Magnfico Seor, como le gustaba ser llamado, Beltrn Nuo de Guzmn,t emiendo represalias de la Corona espaola por la forma en que haba manejado la p rimeraAudiencia de la Nueva Espaa, intent congratularse con ella, agrandando la conquista al incluirtodo el norte y el occidente de Mxico, con el objeto de unir estos territorios con el Gobierno dePnuco en el oriente, de donde era gobernador desde 1525, para formar El Reino de Santa

    Mara de la Mayor Espaa y as superar el prestigio y el poder que tena Hernn Corts (Marn,T. F., 1992).

    La partida de la expedicin fue tan importante que constituy el acontecimiento mstrascendente del ao 1529, como qued plasmado en los cdices calendricos, histricos y

    etnogrficos: Ros y Telleriano-Remensis, en los que se relatan los acontecimientos importantesque sucedieron de 1466 hasta 1589. En la casilla del ao de 1529, se ve a Nuo de Guzmn acaballo con una cruz de evangelizacin en la mano, pero bajando del cielo se ve una tromba enforma de serpiente, que es la misma que aparece acompaando a Corts cuando la destruccinde Tenochtitln y que era un presagio de los males que iban a pasar los indgenas de losterritorios por conquistar (Kingsbourough, L., 1962, vol. I; 316) (Fig 14).

    La descripcin de la expedicin se ha establecido gracias a los relatos de varios de losconquistadores, como: la Memoria de los Servicios del mismo Nuo de Guzmn, lasdescripciones de los cuatro relatores annimos, que eran capitanes que participaron en laconquista y cuyos testimonios sirvieron para fundamentar el juicio de residencia que luego seestableci en contra de Guzmn; de estas relaciones, la segunda probablemente la escribi el

    capitn Pedro de Guzmn y la tercera, el capitn Cristbal Flores. Existe adems el testimoniode Garca del Pilar, secretario de Guzmn y enemigo de Corts, que atestigu en su contra en el

    juicio de residencia ya que Corts lo haba hecho encarcelar por 60 das y tambin enemigo defray Juan de Zumrraga. En su relacin, arrepentido, poco tiempo antes de morir, declara encontra de Guzmn en su juicio de residencia. Los otros relatores son: Juan de Smano, GonzaloLpez, Gabriel de Castaeda y Pedro de Carranza.

    La versin grfica de la conquista hecha por los indgenas aliados se conserva en elLienzo de Tlaxcala de las lminas 52 a la 75.

    Figura 14. Lmina 29 del cdice Telleriano Remensis. Se representa la salida de conquista de Nuo de Guzmn y

    su tropa. Del cielo desciende una serpiente que presagia el infortunio qu e caer sobre los in d i os. En la casilla delao 1530 se ve la representacin de temblores de tierra.

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    Desde nuestro punto de vista, estos son los documentos ms fidedignos para conocer laverdad del controvertido episodio de la conquista. El ing. Jos Lpez-Portillo y Weber en sulibro Conquista de la Nueva Galicia, hace un magnfico resumen de lo publicado y ademsvierte una interesante opinin personal de algunos acontecimientos. Otra obra de consulta degran importancia es Nuo de Guzmn de Fausto M arn Tamayo.

    Persiste tambin la narracin de Pantecatl, indgena testigo de la conquista quesupuestamente era hijo del cacique de Acaponeta y cuyo relato fue recopilado en el libro segundode la Crnica Miscelnea de la Sancta Provincia de Xalisco por fray Antonio Tello, publicado

    por primera vez en 1891, quien fundament su libro en la Descripcin Geogrfica de los Reinosde Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo Len de don Alonso de la Mota y Escobar, escritoentre los aos 1602-1605.

    La obra del padre Tello ha sido la base de numerosos tratados de historia posteriores enlos que se analiza este tema; consideramos que a pesar de que es un documento de sumaimportancia, fue narrado extemporneamente por alguien que indudablemente tuvo conocimientode los hechos, pero que adolece de grandes errores que se han ido perpetuando en algunostratados de historia que se basan en esta descripcin. Algunas de las incongruencias que hemosencontrado se irn mencionando a