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Ancient History Bulletin, 15.4 (2001), pp. 172-185

¿Peasant o Farmer? Definiendo a los antiguos

labradores griegos

n los años recientes el estudio del mundo rural en la Grecia antigua ha recibido un enorme impulso a partir de la publicación de un gran número de libros y artí-culos sobre diversos aspectos relacionados con la cuestión1. Todo esto ha permi-

tido una comprensión más acabada de la situación de los pequeños propietarios grie-gos2. En este contexto, uno de los problemas que según mi parecer ha generado más difi-cultades en todos estos trabajos es la definición de la situación social en la que se halla-ban los labradores en el marco de la polis. La controversia ha quedado constituida bási-camente en torno al eje delineado por los términos granjero (farm er) y campesino (pea-sant), que son las nociones usualmente aplicadas al análisis de los labriegos helénicos3. El problema no es una mera cuestión de nombres sino que consiste en la definición de la clase social y el tipo de unidad productiva que se está examinando. De algún modo, la discusión sobre la caracterización de la sociedad griega a partir de sus determinantes agrarios, en especial dentro de la historiografía en lengua inglesa, ha girado alrededor de este asunto, que por otra parte permite delimitar en buena medida el campo de estudio al que aquí nos enfrentamos. En lo que sigue analizaremos detenidamente las posturas sostenidas acerca de la posición social del cultivador independiente para pasar luego al estudio de diversos factores relativos al funcionamiento de la economía familiar (oikos)4

La definición más corriente del campesino es la que propone que se trata de un pe-queño productor que se basta a sí mismo para su manutención mediante el cultivo de la tierra y la cría de animales, utilizando para ello la mano de obra familiar. Junto a esto, la vida en pequeñas comunidades rurales y la posesión de una cultura tradicional específi-ca constituyen dos factores que permiten delimitar más acabadamente su situación so-cial. Otro elemento importante de esta conceptualización radica en que los campesinos suelen sostener a las clases dominantes, los terratenientes y el estado, a través de la en-trega regular de excedentes

.

5

1 Ver P. Cartledge, ‘Classical Greek agriculture I: recent work and alternative views’, Journal of Peasant

Studies 21 (1993) 127-36; ‘Classical Greek agriculture II: two more alternative views’, Journal of Peasant Studies 23 (1995) 131-9.

. Es evidente que el mundo griego no estaba integrado sólo por labradores sino que se hallaba socialmente diferenciado, lo cual implica tomar en cuenta la relación entre el campesinado y los terratenientes. Esta es en parte la postura

2 En este trabajo sólo considero las unidades agrarias de producción basadas fundamentalmente en el trabajo familiar, dejando de lado las grandes haciendas que podían explotar diferentes tipos de fuerza de trabajo.

3 Las nociones de agricultor, cultivador, labriego, labrador, así como las de pequeño productor, pequeño poseedor, pequeño propietario, serán tomadas como equivalentes con un fin meramente descriptivo. La atención conceptual se centrará sólo en los términos campesino (peasant) y granjero (farm er).

4 Respecto de la definición del oikos, cf. F. Pesando, Oikos e ktesis. La casa greca in età classica (Perugia 1987); L.C. Nevett, House and society in the ancient Greek w orld (Cambridge 1999).

5 E. Wolf, Peasants (Englewood Cliffs 1966); T. Shanin, ‘Peasantry: delineation of a sociological concept and a field of study’, European Journal of Sociology 12 (1971) 289-300; ‘The nature and logic of the peasant economy’, Journal of Peasant Studies 1 (1973/ 74) = Naturaleza y lógica de la econom ía cam pesina (Barce-lona 1976); P. Worsley, ‘Peasant economies’, en People’s history and socialist theory (Londres 1981) = ‘Eco-nomías campesinas’, en R. Samuel (ed.), Historia popular y teoría socialista (Barcelona 1984) 169-76.

E

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de Mossé, que construye su imagen del campesino antiguo (paysan) apoyándose esen-cialmente en los Trabajos y días de Hesíodo y las Geórgicas de Virgilio, dado que su convicción es que ambos reflejan las características principales de las condiciones de vi-da del campesinado en la antigüedad clásica6

Finley y de Ste. Croix parecen acordar con el marco de larga duración bosquejado por Mossé, optando por el vocablo campesino para conceptualizar a los pequeños producto-res rurales antiguos. Pero más allá de esta coincidencia, ambos muestran diferencias sustanciales en torno a un punto importante. Según Finley, la incorporación del campe-sino a la comunidad política como miembro de plenos derechos fue un suceso inédito de la antigüedad clásica. El campesino antiguo era propietario efectivo de su tierra y la ciu-dadanía significó una protección eficaz contra la imposición de cargas económicas por parte de las élites dominantes, porque su posición política dentro de la ciudad hizo del campesinado antiguo algo excepcional respecto de otras sociedades donde los cultivado-res eran explotados

.

7. Para de Ste. Croix, en cambio, esto último sería perfectamente po-sible, porque su análisis del mundo antiguo clásico tiende a destacar básicamente que los campesinos se hallaban sometidos de un modo u otro a diversas relaciones de explota-ción. Por ende, los derechos políticos no fueron para el campesino antiguo una garantía contra la explotación: más allá de las diversas condiciones socioeconómicas (freeholder, lessee, tenant, etc.), subyacía el común denominador de la extracción de excedentes me-diante mecanismos tales como servicios laborales, deudas, impuestos, reclutamiento mi-litar, que convertían al campesinado en una clase sometida a las clases explotadoras8

Para la misma época también Garnsey se ocupó de la condición social del campesina-do antiguo

.

9

6 C. Mossé, Le travail en Grèce et à Rom e (París 1966) = El trabajo en Grecia y Rom a (Madrid 1980) 95-

109.

. Si bien sus investigaciones se centraron particularmente en el caso romano, de todas maneras, su comparación con Atenas le permitió vislumbrar la situación de ‘great exception’ de los campesinos atenienses. En cuanto a los campesinos romanos, el autor ha establecido ciertas líneas de análisis que resultan hoy día ineludibles. En primer lugar, propone la existencia de un ciclo–que constituyó un mecanismo subyacente de la expansión imperial romana—a raíz del cual los campesinos incorporados al servicio mili-tar volvían a ser instalados en la tierra más tarde como granjeros. En segundo lugar, se-ñala que la mayoría de los campesinos vivían esparcidos por el campo y no concentrados en la ciudad. Finalmente, afirma que los componentes principales de la mano de obra

7 M.I. Finley, The ancient econom y (Berkeley 1973) = La economía de la antigüedad (México 1974) 131-71, y en especial 132 y n. 2, donde el autor destaca la excepcionalidad de esta situación contrastándola con el tema corriente de la sujeción del campesinado, y para verificar esto cita a T. Shanin (ed.), Peasants and pea-sant society (Harmondsworth 1971).

8 G.E.M. de Ste. Croix, The class struggle in the ancient Greek w orld (Ithaca 1981) 208-26. El autor re-conoce la conveniencia de analizar a ciertas formaciones socioeconómicas de la Grecia antigua con la noción de ‘economía campesina’, que como vimos contempla en su definición ‘inaugural’ la cuestión de la explota-ción.

9 P. Garnsey, ‘Peasants in ancient Roman society’, Journal of Peasant Studies 3 (1976) 221-35; ‘Where did the Italian peasants live?’, PCPS 25 (1979) 1-25; ‘Non-slave labour in the Roman world’, en idem (ed.), Non-slave labour in the Graeco-Rom an w orld (Cambridge 1980) 34-47 = P. Garnsey, Cities, peasants and food in classical antiquity . Essays in social and econom ic history (Cambridge 1998) 91-105, 107-31, 134-48, respectivamente.

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rural (ow ner-cultivators, tenant-farm ers y day-labourers) formaban tres categorías en parte coincidentes que se articulaban con el sistema de la esclavitud-mercancía para proporcionar a las haciendas terratenientes la fuerza de trabajo necesaria. Garnsey fluctúa en sus trabajos entre los términos campesino y granjero, pero en realidad termi-na asimilando éste a aquél. En cualquier caso, lo destacable es que tanto Garnsey como Finley y de Ste. Croix comienzan a hacer uso en el marco de la historia antigua de los aportes de las ciencias sociales respecto de la economía, la sociedad y la cultura campe-sinas10

El propio Garnsey ha retomado la cuestión en trabajos posteriores dedicados al pro-blema del hambre y el aprovisionamiento de alimentos, adoptando también allí las pre-cisiones generales aportadas por los estudiosos del campesinado

, aportes que desde entonces van a empezar a ser tomados en cuenta por los in-vestigadores de la antigüedad clásica profundizando así el camino abierto.

11. En efecto, para Garn-sey el campesino se distingue tanto del granjero empresarial como del cultivador primi-tivo, pues se trata de un pequeño productor rural que con un equipamiento simple y el trabajo familiar produce tanto lo necesario para su subsistencia como lo requerido por los que detentan el poder político y económico. Pero advierte que es una quimera hablar de un ‘typical ancient peasant’ y que, por ende, debe analizarse la singularidad de cada caso12. Gallant concuerda con estas apreciaciones y también adopta el concepto de cam-pesino para el pequeño propietario rural griego, al que define según tres de los aspectos que delimitan al campesinado: 1) es un sector de una sociedad más amplia; 2) orienta su producción hacia la subsistencia a partir del trabajo doméstico; 3) el excedente que se le extrae permite sustentar a otros estratos sociales. Pero el campesinado no era un sector monolítico: una fluida línea separaba al rico del pobre, y azarosamente podía suceder que el hogar rico de una generación se volviese pobre en la siguiente13

Otro aspecto considerado es la relación de los agricultores con los mercados. Al des-cribir a los pequeños productores áticos, Ober dice que ‘m ost of Attica w as farm ed by sm allholders, fam ilies of peasants w ho w orked plots averaging 9-13 acres (40-60 pleth-ra) on a subsistence basis. A very lim ited am ount of grain w as produced for the city market; the bulk of Attic grain w as consum ed by those w ho produced it’

.

14

10 A.V. Chayanov, The theory of peasant econom y (Homewood 1966) = La organización de la unidad

económ ica cam pesina (Buenos Aires 1974); B. Galeski, Basic concepts of rural sociology (Manchester 1972) = Sociología del cam pesinado (Barcelona 1977); T. Shanin (ed.), Peasants (op. cit. n. 7). Cf. supra, n. 5.

. En este mar-co, no habrá inconvenientes para que utilice granjero o campesino alternativamente, aunque incluya al primero pero no al segundo en el índice analítico. Una fluctuación si-milar se percibe en Hodkinson, que si bien hace un uso reiterado de la noción de granje-ro, cuando se refiere de modo general a la sociedad de la polis la define como un mundo

11 En cuanto a la definición que Garnsey adopta, cf. T. Shanin, The aw kw ard class. Political sociology of peasantry in a developing society : Russia 1910-1925 (Oxford 1972) = La clase incóm oda. Sociología políti-ca del cam pesinado en una sociedad en desarrollo, Rusia 1910-1925 (Madrid 1983) 68.

12 P. Garnsey, Fam ine and food supply in the Graeco-Rom an w orld. Responses to risk and crisis (Cam-bridge 1988) 43-8; cf. Food and society in classical antiquity (Cambridge 1999) 23-8.

13 T.W. Gallant, Risk and survival in ancient Greece. Reconstructing the rural dom estic econom y (Cam-bridge 1991) 4-5.

14 J . Ober, Fortress Attica. Defense of the Athenian land frontier 404-322 BC (Leiden 1985) 21; cf. The Athenian revolution. Essays on ancient Greek dem ocracy and political theory (Princeton 1996) 135-8.

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predominantemente agrícola en el que la incorporación de los campesinos a la ciudadan-ía de comunidades autogobernadas les dio una posición de cierta fuerza política: era un mundo dominado por la ética de la autarquía del hogar y habitado ampliamente por ciu-dadanos-campesinos que vivían de la labranza mixta, mundo en el que la infraestructura del comercio más allá del nivel local estaba relativamente subdesarrollada15. Osborne acuerda con estas descripciones pero no con las conceptualizaciones, e indica que los granjeros podían coincidir con los campesinos en cuanto al bajo nivel tecnológico, el lazo entre granja y familia, una economía dependiente de la agricultura y probablemente el uso inmediato de la fuerza de trabajo familiar. Pero a diferencia de los campesinos, los granjeros no eran explotados ni dominados por agentes externos ni poseían una cultura tradicional distintiva; tampoco había una separación clara entre ciudad y campo ni un reconocimiento explícito de la división entre pequeño y gran propietario16. Sin embargo, en un estudio posterior el autor directamente se referirá a ‘the peasant basis of ty’17. Aunque recientemente ha vuelto a sostener, en relación con la situación de Hesío-do, que no tiene demasiado sentido clasificarlo con arreglo a categorías modernas como la de campesino porque muchos de sus rasgos definitorios están en él ausentes18. Isager y Skydsgaard también adoptan un criterio ambiguo, aunque por otros motivos: la ma-yoría de las comunidades estaban constituidas por campesinos, pero había ciudades que no estaban pobladas esencialmente por ellos, excepciones como Atenas o Corinto, donde existían formas de ganarse la vida distintas de la agricultura. El modelo campesino se aplicaría a la mayor parte de las pequeñas poleis griegas de las que poco se sabe, pero sería incompatible con el conocimiento que se tiene de las ciudades más grandes19

La opción analítica que otorga la categoría de granjero ha sido acogida por varios es-tudiosos aunque de diversas maneras. Burford parece descartar el término campesino tomando en consideración los conocidos argumentos sobre la situación de dependencia o sujeción que el concepto implica. No obstante, reconoce que el calificativo campesino puede indicar una actitud mental aplicable en diversas circunstancias a diferentes gru-pos o personas de la Grecia antigua

.

20

15 S. Hodkinson, ‘Animal husbandry in the Greek polis’, en C.R. Whittaker (ed.), Pastoral econom ies in

classical antiquity (Cambridge 1988) 35-74, en 57.

. Mucho más inflexible es la posición de Hanson

16 R. Osborne, Dem os. The discovery of classical Attika (Cambridge 1985) 142 y n. 47. 17 R. Osborne, Classical landscape w ith figures. The ancient Greek city and its countryside (Londres

1987) 13. Cf. asimismo ‘The economics and politics of slavery at Athens’, en A. Powell (ed.), The Greek w orld (Londres 1995) 27-43, en 32-3, donde se habla de la granja familiar bajo la idea de agricultura campesina.

18 R. Osborne, Greece in the m aking, 1200-479 BC (Londres 1996) = La form ación de Grecia, 1200-479 a.C. (Barcelona 1998) 176.

19 S. Isager y J .E. Skydsgaard, Ancient Greek agriculture. An introduction (Londres 1992) 113-14. Ver la crítica de P. Cartledge, ‘Classical Greek agriculture I’ (op. cit. n. 1) 132, 134, que señala que la interpretación de Isager y Skydsgaard hace de Atenas una ciudad totalmente diferente a la mayoría de las poleis en lo refe-rido a la importancia económica de la agricultura y la riqueza en tierras. Cartledge también sugiere que el término campesino puede ser útil si se lo usa para indicar que se está hablando de un ‘countrym an’, pues la mayoría de los antiguos griegos vivieron en y del campo.

20 A. Burford, Land and labor in the Greek w orld (Baltimore 1993) 85-7, 172. Así, Hesíodo, el represen-tante por antonomasia de la situación campesina, puede ser considerado más ampliamente como el que ex-presa el interés de todos los jefes de hogares que poseen tierras, mientras que Homero, el poeta de la aristo-cracia, puede en ocasiones mostrar en sus héroes algunas actitudes propias de una mentalidad campesina. Cf. M.I. Finley, La econom ía de la antigüedad (op. cit. n. 7) 150. La idea de actitudes ‘campesinas’ de los te-

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que toma decidido partido por la noción de granjero. A partir del siglo VIII y hasta fina-les del siglo IV a.C. se desarrolla la vida de la polis fundada esencialmente en una clase de granjeros libres cuyo horizonte radica en el trabajo duro, la competencia, la carga éti-ca de una agricultura intensiva, así como las necesidades de la familia y los valiosos ex-cedentes para el mercado. Respecto de terratenientes y campesinos, los granjeros consti-tuyen una nueva clase de propietarios individuales autoexplotados que son responsables por su propia supervivencia o destrucción y participan de un sofisticado sistema de mer-cado y no de los tratos más básicos de un campesinado de subsistencia. Hanson enume-ra once razones por las que prefiere hablar de pequeño granjero intensivo y no de cam-pesino: 1) no tenían deudas con los ricos; 2) disponían de dinero; 3) no pagaban rentas o tasas; 4) comercializaban excedentes; 5) tenían iguales derechos políticos; 6) realizaban un servicio militar consentido; 7) eran responsables de su propia posición social; 8) po-seían esclavos; 9) no estaban separados de los sectores más altos por el tamaño o natura-leza de sus granjas; 10) tenían claros títulos sobre sus granjas, reservas, esclavos y ar-mas; 11) podían realizar cambios en las técnicas agrícolas. Finalmente, concluye que ‘it is nearly im possible to envision Greek hom esteads farmers as system atically being ex-ploited by outsiders, or in possession of a distinct cultural tradition of v ictim ization’, señalando de este modo dos aspectos cardinales de la definición más corriente de cam-pesino que para el autor no resultan operativos en el análisis de los labradores griegos21

Por su parte, Jameson, que también opta por la idea de granjero, señala que para la de campesino no existe ningún equivalente griego antiguo, y que por ende debe ser cons-tantemente redefinida cuando se la usa para el mundo grecorromano, de modo de poder distinguir con más precisión a las poblaciones griegas de los diversos grupos medievales y modernos a los que se aplica la noción de campesino

.

22. Para Wood, en cambio, la rede-finición constante a la que debe someterse la categoría de campesino no significa un in-conveniente para su uso, sino que remite a lo que constituye la diferencia específica del campesino ático respecto de los campesinos de otras sociedades a partir de su excepcio-nal condición política y militar. La ciudadanía del pequeño propietario ateniense reducía realmente la necesidad de intensificar el trabajo porque limitaba la producción de exce-dentes de una manera desconocida por otras sociedades campesinas23

rratenientes ha sido, a partir del análisis de la Atenas de los siglos V y IV a.C., fundadamente rechazada por R. Osborne, ‘Pride and prejudice, sense and subsistence: exchange and society in the Greek city’, en J . Rich y A. Wallace-Hadrill (eds.), City and country in the ancient w orld (Londres 1991) 119-45, en 136-42.

. Así, la definición del campesino como un cultivador que depende para su subsistencia de ciertos derechos sobre la tierra y el trabajo familiar, aunque en el marco de un sistema social más amplio y sometido a poderes externos de explotación, debe para el caso ateniense (y tal vez para el resto del mundo griego) ser acondicionada, pues los labradores áticos estaban exentos del pago de cargas y exacciones. Sin embargo, la discusión entre Jameson y Wood tras-

21 V.D. Hanson, The other Greeks. The fam ily farm and the agrarian roots of W estern civilization (Nue-va York 1995) 95-108.

22 M.H. Jameson, ‘Agricultural labor in ancient Greece’, en B. Wells (ed.), Agriculture in ancient Greece (Estocolmo 1992) 135-46, en 136 y n. 3; ‘Class in the ancient Greek countryside’, en P.N. Doukellis y L.G. Mendoni (eds.), Structures rurales et sociétés antiques (París 1994) 55-63.

23 E.M. Wood, ‘Agricultural slavery in classical Athens’, AJAH 8 (1983) 1-47, en 8-9; Peasant-citizen and slave. The foundations of Athenian dem ocracy (Londres 1988) 51-63.

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ciende la cuestión de las categorías de granjero o campesino. En efecto, un tema funda-mental de sus trabajos ha sido el problema de la existencia o no de trabajadores esclavos en el seno de las unidades productivas familiares. Para Jameson, el empleo de algunos esclavos le daba al granjero la posibilidad de atender los asuntos políticos y militares sin desatender la producción24. Para Wood, esto no era necesario porque, al no ser explota-do, el campesino ateniense podía dedicar tiempo a las actividades no económicas25

Al margen de estos debates en lengua inglesa, la historiadora francesa Amouretti pro-pone que el modelo griego no encaja en categorías sociológicas como sociedad primitiva, sociedad campesina o sociedad industrial: ‘Ce qui caractérise l’insertion du m ode de vie agricole dans la société général, c’est l’interm édiaire de la polis. Com m unauté de cito-yens, celle-ci leur réserve le droit de propriété com m e le droit politique. Ces cités de pe-tite taille ont défendu leurs frontières et lim ité de ce fait la cohérence de une société paysanne’

.

26. Esto último nos reconduce a lo excepcional de la posición de los labriegos helénicos con respecto a la generalidad de las sociedades campesinas. En este sentido, estamos de acuerdo con Wood en que no es para nada un inconveniente tener que rede-finir las categorías de análisis en función de las condiciones específicas del mundo grie-go. La propia noción de granjero necesitaría también ser redefinida para su aplicación a la Grecia antigua, pues se trata de un concepto que ha adquirido una significación preci-sa en relación con la situación de la moderna granja familiar, que se presenta esencial-mente como una unidad empresarial orientada al mercado27

En definitiva, el problema que recorre estos debates en torno a las categorías de cam-pesino y granjero no es únicamente el de la conceptualización de los labradores autóno-mos en función de las condiciones materiales de producción, sino el de la determinación de su posición en la estructura de clases. En este sentido, tres son, en resumen, las pos-turas que parecen destacarse, aunque dos de ellas implican, tal vez, matices dentro de una misma línea conceptual. Una es la que, partiendo de la noción de campesino, sostie-ne que en la Grecia antigua el campesinado se hallaba exceptuado de la explotación por

. Es evidente que según sea la definición de campesino adoptada y las condiciones históricas, económicas, sociales, políticas y culturales consideradas en el momento de dar cuenta de la posición de los pe-queños propietarios griegos, tal será entonces la opción analítica que realice cada autor. Si se hace de las definiciones operativas aportadas por Shanin, Wolf y otros, definiciones canónicas y rígidas, parece no haber posibilidades de encuadrar al labriego helénico bajo la categoría de campesino. Pero ya Finley señalaba la alternativa de un campesinado no sometido a explotación a raíz de la excepcionalidad histórica que significó su incorpora-ción a la comunidad política en un pie de igualdad con los terratenientes.

24 M.H. Jameson, ‘Agriculture and slavery in classical Athens’, CJ 73 (1977/ 78) 122-41; ‘Agricultural la-

bor’ (op. cit. n. 22) 142-5; cf. V.D. Hanson, ‘Thucydides and the desertion of Attic slaves during the Decelean war’, CA 11 (1992) 210-28; The other Greeks (op. cit. n. 21) 63-70, 129-30.

25 E.M. Wood, ‘Agricultural slavery’ (op. cit. n. 23); Peasant-citizen and slave (op. cit. n. 23) 42-80. 26 M.-C. Amouretti, Le pain et l’huile dans la Grèce antique. De l’araire au m oulin (París 1986) 199. 27 Sobre esto, véase B. Galeski, ‘Social organization and rural social change’, en T. Shanin (ed.), Peasants

(op. cit. n. 7) 115-37, en 122; Sociología del cam pesinado (op. cit. n. 10) 45-131, 207-66. Para el mundo anti-guo clásico esta cuestión ha sido señalada tanto por M.I. Finley, La econom ía de la antigüedad (op. cit. n. 7) 145, que cita a Galeski, como por E.M. Wood, ‘Agricultural slavery’ (op. cit. n. 23) 8, que lo sigue a Finley.

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parte de los terratenientes, lo cual constituía su differentia specifica28. Los autores en-cuadrados en la segunda perspectiva, articulada a la anterior debido a la utilización de la categoría campesino, señalan que además de la posibilidad planteada por la primera al-ternativa, también podía ocurrir que los campesinos, al igual que en otras sociedades agrícolas, pagaran rentas o tributos, transformándose así en el sector a partir de cuyos excedentes vivían los terratenientes y el estado29. A diferencia de la primera, esta visión se centra en procesos de muy larga duración que exceden el marco de la polis griega de los siglos VIII a IV a.C. La última perspectiva señala que los pequeños poseedores grie-gos eran granjeros y constituían una clase aparte con respecto a los terratenientes que usufructuaban el trabajo ajeno y a los campesinos que debían entregar excedentes30

Ahora bien, ¿qué pasa si modificamos el punto de partida conceptual que han tomado todos los historiadores hasta el momento? En efecto, tanto para aceptar como para des-cartar la noción de campesino, y en consecuencia adoptar o no la idea de granjero, el punto de partida común es la definición señalada al comienzo de este trabajo. Sin em-bargo, nuevos estudios y aportes metodológicos pueden llevarnos por nuevas sendas. Tal, por ejemplo, la definición que desde un punto de vista estrictamente económico nos brinda Ellis

.

31

28 M.I. Finley, La econom ía de la antigüedad, 132; E.M. Wood, ‘Agricultural slavery’, 8-9; Peasant-

citizen and slave (op. cit. n. 23) 53-4.

. Según los criterios que plantea no es necesario pensar al campesinado como una clase irremediablemente explotada por los terratenientes o el estado. Su defi-nición reconoce que los campesinos son parte de un sistema económico más amplio, y por eso su comportamiento económico como pequeños productores agrícolas depende de cuánto trabaje para ellos ese sistema más amplio; otorga a los campesinos cierta ca-pacidad limitada para una supervivencia independiente del sistema más amplio, y esto puede algunas veces ser importante para explicar el comportamiento económico campe-sino; enfatiza que la producción campesina tiene lugar en un contexto de mercados de factores y productos que no están plenamente formados, y según cuáles sean esos mer-cados incompletos (de tierra, de trabajo, de crédito) ello tendrá un impacto importante tanto sobre la autonomía relativa de los pequeños productores rurales como sobre el tipo de decisiones económicas que ellos hagan; sirve para distinguir a los campesinos de las empresas agrícolas capitalistas (que emplean trabajo asalariado) así como de las familias con granjas comerciales que operan en el contexto de mercados de factores y productos plenamente formados; da una perspectiva estratégica a las políticas agrícolas que están a menudo interesadas en acelerar la transición de los campesinos a familias con granjas comerciales al mejorar el funcionamiento de los mercados, incrementando el uso de su-ministros comprados y removiendo las restricciones sociales y económicas que distin-guen a los campesinos de otros actores económicos en el sistema de mercado. Pero si

29 G.E.M. de Ste. Croix, The class struggle (op. cit. n. 8) 210-11; P. Garnsey, Fam ine and food supply (op. cit. n. 12) 45-7; Food and society (op. cit. n. 12) 25-6; T.W. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 13) 4.

30 A. Burford, Land and labor (op. cit. n. 20) 83-8, 167-72, 182-6; M.H. Jameson, ‘Class’ (op. cit. n. 22); V.D. Hanson, The other Greeks (op. cit. n. 21) 105-20.

31 F. Ellis, Peasant econom ics. Farm households and agrarian developm ent (2ª ed. Cambridge 1993) 3-16, 276-7; cf. R. McC. Netting, Sm allholders, householders. Farm fam ilies and the ecology of intensive, sus-tainable agriculture (Stanford 1993), y la reseña crítica de J . Martinez-Alier, ‘In praise of smallholders’, Journal of Peasant Studies 23 (1995) 140-48.

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sólo se puede hablar de granjeros cuando la economía agrícola familiar se integra ple-namente en un mercado completamente desarrollado, entonces la noción sólo puede emplearse en el contexto de una economía capitalista. En tal caso, será la noción de granjero la que deberá redefinirse en muchos de sus aspectos para su utilización en el marco de la Grecia antigua.

Un modo de avanzar sobre esta cuestión es que volvamos a la evidencia disponible, en especial aquélla que nos permite hacernos una idea de cómo se consideraba al pequeño productor rural independiente que poseía una granja basada en el trabajo familiar. Bur-ford ha reunido una parte importante de las pruebas literarias relativas a este asunto y su análisis señala un elemento a tener en cuenta32. El vocablo griego georgos, que la au-tora asocia con la noción de granjero, presenta sin embargo sentidos ambiguos y hasta contrapuestos: un agricultor que labra su propia tierra; un cultivador que trabaja para otro. Para Burford, el término autourgos es el que mejor representa para la Grecia anti-gua la posición del ciudadano en tanto granjero, o, si se prefiere, ‘yeom an farm er’. En efecto, la amplitud de sentidos de la palabra georgos llega hasta el extremo de poder significar, simplemente, propietario de una granja, tal como se desprende de la delimita-ción del pueblo agrícola (georgon ton dem on) que se lee en Aristóteles (Política, 1319a 6-10): se trata de los que poseen una cierta extensión de terreno, que puede incluso lle-gar a ser más amplia bajo determinadas condiciones reguladas legalmente33. Podía ocu-rrir asimismo que en ocasiones el término se usara para referirse a esclavos34

No obstante estas ambigüedades, en las comedias de Aristófanes es el término geor-gos el que se aplica para identificar a los labriegos que cultivan la tierra por sí mismos, aunque a veces podían hallarse asistidos por algún esclavo, tal como ocurre por ejemplo con Trigeo y Crémilo, los protagonistas de la Paz y la Riqueza, respectivamente. Pero es-to no los excluía del sector de los que debían trabajar con sus manos sino que formaban parte de la misma clase que aquellos que a causa de su condición sólo podían contar con el buey para que hiciera las veces de oiketes

.

35. En la Paz (508, 511, 588, 603), la virtud de este grupo es abiertamente glorificada, y se pone de relieve con claridad que tal virtud deriva de su dedicación al trabajo. Y la descripción aristofánica (ibid., 550-59) muestra que eran los pequeños propietarios los que, con sus aperos de labranza, realizaban por sí mismos las faenas agrícolas implicadas en el cultivo de la tierra (huertos, viñedos e higueras en este caso)36

Esta representación permite asociar al georgos con la otra figura ya mencionada, que define en forma menos ambigua la posición de clase del agricultor helénico. La aplica-ción del término autourgos al labriego independiente no deja lugar a dudas de que es-tamos ante alguien que vive de su propio trabajo. Las fuentes literarias nos presentan varios testimonios en los que el punto queda explícitamente establecido, aun cuando en

.

32 A. Burford, Land and labor (op. cit. n. 20) 15, 167-72 33 Cf. Demóstenes, XVIII, 41; XIX, 314; ver M.I. Finley, Studies in land and credit in ancient Athens. The

Horos inscriptions (2ª ed. New Brunswick 1985) 258 n. 98. 34 Cf. M.-C. Amouretti, Le pain et l’huile (op. cit. n. 26) 212, 214, 216. 35 Cf. Hesíodo, Trabajos y días, 405; Aristóteles, Política, 1252b 12; Menandro, Díscolo, 328-34. Pero in-

cluso la posesión de un buey podía en ocasiones resultar un inconveniente para el labriego que dependía de sí mismo para la subsistencia. Cf. M.H. Jameson, ‘Agriculture and slavery’ (op. cit. n. 24) 132.

36 Ver también Aristófanes, Riqueza, 223, 903. Cf. Lisias, XX, 33; Iseo, IX, 18.

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180 ¿Peasant o Farmer? Definiendo a los antiguos labradores griegos

algunos casos la formulación en torno a la situación del autourgos tenga una connota-ción negativa. Jenofonte (Económ ico, V, 4) coloca al autourgos al lado del georgos (que puede ser, como ocurre con Iscómaco, un caballero terrateniente) porque aquél, al igual que éste, reúne las mejores condiciones para ser ciudadano y soldado, en especial debido a la fortaleza física que adquiere gracias al trabajo de los campos con sus propias manos. El esfuerzo del autourgos en el laboreo de la tierra se topa con permanentes dificultades que sólo parecen sobrellevarse de una sola forma: con más de su propio trabajo. En este sentido, el autourgos resulta una imagen paradigmática de una pobreza con dignidad, austeridad que templa el espíritu de los mejores soldados. Esto es lo que con claridad se desprende de la caracterización que hallamos en la Ciropedia de Jenofonte. Y aunque en este caso el término se aplique a los persas, resulta evidente que lo que se está reflejando es el imaginario griego respecto del autourgos. En boca de Ciro, los que cultivan la tierra por sí mismos son los que mejor se desempeñan en el cuerpo de guardia, porque viven una vida golpeada por la pobreza y deben luchar con una tierra inclemente (VII, 5, 67-68), condiciones reafirmadas por un tal Feraulo al describir el género de vida de su pa-dre que ahora él mimo desarrolla (VIII, 3, 37-38)37

:

Así por ejemplo mi padre nos educó trabajando duramente por sí mismo (au-tos ergazom enos) y alimentándonos; pero cuando llegué a joven, al no tener él fuerzas para mantener el campo, me condujo al campo y me ordenó trabajar-lo. Y entonces yo lo sustenté a su vez a él para el resto de su vida, excavando y sembrando por mí mismo un lote de tierra muy pequeño, que sin embargo no era malo, sino el más justo de todos, dado que semilla que recibía la devolvía honesta y justamente pero sin mucho rendimiento; aunque a veces debido a la fertilidad de las tierras devolvía el doble de lo que recibía.

Eurípides (Orestes, 918-22; cf. Electra, 35-38) tiene al autourgos en alta estima, ya que es el único dispuesto a defender la tierra, es sensato en lo atinente a la política y practica un género de vida irreprochable. Aristóteles (Retórica, 1381a 21-25) también nos brinda una imagen positiva de este grupo al que ubica dentro de los que son apre-ciados por su generosidad, valentía y equidad; esto sería, justamente, lo distintivo de los que no viven a expensas de otros sino del propio trabajo, en especial los que lo hacen a partir de la labranza y del trabajo de sus manos. Para Platón (República, 565a), el pueblo (dem os) se identifica con los que viven de su propio trabajo (autourgoi), no poseen mu-cha propiedad y son políticamente inactivos (apragm ones). Pero cuando está reunido en asamblea, es el más numeroso y soberano en la democracia38

En boca de Pericles, en Tucídides (I, 141, 3-5), la idea de autourgos aplicada a los pe-loponesios adquiere una connotación peyorativa. Pero más allá de esta imagen, los as-pectos subrayados en relación con los autourgoi peloponesios resultan coincidentes con

.

37 Algo similar señala Menandro, Labrador 35-9: ‘Creo que nadie cultiva una tierra más piadosa. Pues

rinde lo debido de mirto, buena hiedra, tantas flores; y las demás cosas que cualquiera esparce, las restituye correcta y justamente, no más sino la misma medida’. Cf. Menandro, Díscolo 369-70, y Polibio, IV, 21, 1, donde también se destacan elementos de la autourgia semejantes a los señalados por Jenofonte.

38 En relación con el autourgos y su inserción en la polis democrática, cf. L.B. Carter, The quiet Athenian (Oxford 1986) 76-98.

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Julián Gallego 181

varios elementos de las caracterizaciones vistas hasta aquí. Se trata de gente que vive del trabajo de sus manos, con relativa riqueza y cuya disposición para servir en el ejército y participar de las operaciones militares se subordina a la lógica de la economía agraria: tropas de infantería que no están muy dispuestas a ausentarse de su territorio, que en consecuencia prefieren desarrollar campañas breves, que aportan recursos propios para la guerra (el armamento hoplita) y que combaten comprometiendo su propio cuerpo39

¿Cómo debería interpretarse desde un punto de vista conceptual la posición de clase de estos georgoi autourgoi? Los testimonios examinados, si bien destacan el carácter autónomo de las granjas agrícolas a las que se refieren y el valor del propio trabajo de los poseedores de las mismas, no dicen nada de una producción de excedentes vendibles si-no que parecen dar a entender que tal vez se trate de una agricultura de subsistencia. Sin embargo, Hesíodo (Trabajos y días, 618-32, 643-94) y Aristófanes (Acarnienses, 32-36, 723-25, 818-19, 836-41, 909-25; Avispas, 170; Caballeros, 316-18; Asam bleístas, 817-21), señalan la presencia del comercio en la vida de los labradores, sólo por dar dos ejemplos de la importancia que pueden tener los intercambios regulares en los mercados para los agricultores

.

40

Dejando de lado algunos exámenes que analizan a los pequeños poseedores antiguos siguiendo los criterios más generales esbozados por los estudios del campesinado–y que por ende hacen hincapié en la situación de explotación en la que se encontrarían sumer-gidos–, el hecho más notable es la interpretación coincidente en cuanto a la existencia de una vasta clase de agricultores libres no sujeta a la entrega regular de excedentes para los terratenientes o el estado, conclusión establecida en un principio para el caso ate-niense pero que se ha generalizado ahora para el ámbito griego durante el período de vi-gencia de la polis autónoma

. Es conveniente, pues, que regresemos ahora a las explicaciones de los historiadores y arqueólogos y nos detengamos en algunos de sus argumentos.

41

39 Para A. Burford, Land and labor (op. cit. n. 20) 170, la afirmación debe ser limitada en lo que respecta

a los lacedemonios, pues de acuerdo con otro pasaje de Tucídides, III, 15, 2, éstos hacían los preparativos para la guerra con gran decisión, mientras que sus aliados actuaban con más parsimonia ya fuera porque no estaban interesados o porque se hallaban en la recolección de las cosechas. Esta situación de los autourgoi peloponesios tal vez resultara del hecho de tener que depender de los recursos de su propia tierra, mientras que los atenienses, según lo señala Pericles poco después, disponían de abundantes tierras en las islas y en el continente (bajo la forma de cleruquías). Cf. Tucídides, I, 143, 4-5, con los comentarios de A. Burford, Land and labor, 258 n. 5, y de B.S. Strauss, Athens after the Peloponnesian w ar. Class, faction and policy 403-386 BC (Ithaca 1987) 52 y n. 59, que ve a los autourgoi como ‘farm ers of their ow n land’. Respecto de las cleruquías, ver el reciente trabajo de N. Salomon, Le cleruchie di Atene. Caratteri e funzione (Pisa 1997).

. En este marco, la relativa austeridad de los cultivadores áticos que trabajaban por y para sí mismos ha llevado a pensar que eran campesinos que dependían de una agricultura de subsistencia. No obstante, también se sostuvo que el

40 Cf. D. Thorner, ‘Peasant economy as a category in economic history’, en T. Shanin (ed.), Peasants (op. cit. n. 7) 202-18, en 207: ‘W e are sure to go astray if w e try to conceive of peasant econom ies as exclusively “subsistence” oriented and suspect capitalism w herever the peasants show evidence of being “m arket!” oriented. It is m uch sounder to take it for granted, as a starting point, that for ages peasant econom ies have had a double orientation tow ards both. In this w ay, m uch fruitless discussion about the nature of so-called “subsistence” econom ies can be avoided’.

41 Incluso el propio G.E.M. de Ste. Croix, The class struggle (op. cit. n. 8) 213, 225, 285-9, que ubicaba a los campesinos dentro de las clases explotadas, debió reconocer que la democracia griega significó para los pequeños agricultores una protección real contra la explotación. Como vimos, P. Garnsey, ‘Peasants in an-cient Roman society’ (op. cit. n. 9) 222 = Cities, peasants and food (op. cit. n. 9) 93, llamaba a esto la ‘gran excepción’.

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bajo nivel tecnológico no autorizaba a considerarlos campesinos sino granjeros porque carecían de una cultura tradicional específica. Pero esta relativa austeridad no debe lle-varnos a engaño. Los testimonios de Aristófanes ya vistos ponen de relieve que el geor-gos ático podía combinar diversos cultivos, lo cual supone una manera de intensificar la producción. En la Antología Palantina (VII, 321) se describe una conjunción de diferen-tes labores agrarias coincidente con esta imagen aristofánica42

:

Amada Tierra, acoge en tu seno al viejo Amintico, y recuerda sus muchos es-fuerzos por tu propio bien. En ti él puso siempre firmemente el tallo del olivo y te decoró con las vides de Baco. Él te hizo abundantemente fructífera en granos y desviando los cauces de agua te hizo rica en hortalizas y frutas. De modo similar, permanezcan a cambio gentilmente alrededor de su envejecida cabeza, y vístete a ti misma con flores de primavera.

Evidentemente, un compendio de los cultivos y trabajos implicados en una granja de producción intensiva, haciendo hincapié no sólo en la tríada mediterránea sino también en el huerto y los frutales. Es debido a esto que Jameson señala que, en realidad, a partir de este sistema de cultivo intensivo que combinaba cosechas de cereales, legumbres, vi-des, olivos y árboles frutales, con menos tiempo dedicado al barbecho, con mucha aten-ción puesta en el mejoramiento del suelo (abono, escardado, construcción de terrazas y mantenimiento), con buena provisión de agua43, pocos animales y una alta inversión de trabajo manual, estos granjeros eran capaces de producir más allá de las necesidades de subsistencia de la familia, es decir, con el objetivo de colocar una parte de la producción en los mercados44. Para Hanson esto fue posible debido a la ausencia de explotación de los granjeros, su inserción en un complejo sistema de mercado, su interés en producir excedentes vendibles, la importancia dada a la competencia y el dinero, en un marco de explotación intensiva sostenida en un ‘entrepreneurial system of agriculture’45. Todo esto puede interpretarse como factores que de alguna manera impulsaban a los granje-ros a buscar una ganancia, una lógica de maximización de los beneficios, aunque ac-tuando en un contexto histórico que solamente podía dar lugar a ‘incom plete or im per-fect m arkets’46

42 La granja de Laertes también presenta elementos coincidentes (Homero, Odisea, I, 188-93; XXIV,

205-12). Véase la enumeración de los productos que se cultivan en la granja de Alcínoo (ibid., VII, 112-30). Respecto del desarrollo de la agricultura intensiva según los testimonios homéricos, cf. el relevamiento de V.D. Hanson, The other Greeks (op. cit. n. 21) 451-3 n. 2.

. Sin embargo, Garnsey y Gallant interpretan que la lógica que rige la or-

43 En efecto, donde la provisión de agua lo permitía, eran muy importantes los huertos de vegetales; cf. Homero, Ilíada, V, 87-92; XXI, 257-62, 346-7; Aristóteles, Partes de los anim ales 668a 14-18.

44 M.H. Jameson, ‘Class’ (op. cit. n. 22) 56-8. 45 V.D. Hanson, The other Greeks (op. cit. n. 21) 47-89, 400. El autor es, en efecto, el más perseverante

en el uso de la noción de granjero para el análisis de los labradores griegos, y su modelo, el más acabado con respecto a este funcionamiento, lo cual lo lleva a comparar a los antiguos labradores helénicos con los gran-jeros estadounidenses, proponiendo interpretar a ambos como pequeños empresarios autónomos que se au-toexplotan y logran una ganancia en los mercados. Ver ibid. 1-22; cf. Fields w ithout dream s. Defending the agrarian idea (Nueva York 1996).

46 F. Ellis, Peasant econom ics (op. cit. n. 31) 10, 76, 153-6; R. McC. Netting, Sm allholders, householders (op. cit. n. 31) 155-6, 261-94.

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ganización económica de la granja familiar intensiva en trabajo y basada en cosechas múltiples e intercaladas es el resultado de una estrategia de los pequeños productores agrarios para minimizar los riesgos más que para maximizar los productos vendibles, más allá de que a veces el comercio resultara inevitable para el campesinado47. Pero co-mo demuestra Ellis, la aversión al riesgo es una modificación del modelo de maximiza-ción de la ganancia, cuya lógica consiste en la toma de decisiones por parte de los indivi-duos con el objetivo de maximizar su bienestar o felicidad personales48

¿Qué conclusión podemos extraer a partir de estas disímiles interpretaciones según lo visto a lo largo del trabajo? En primer lugar, en el mundo griego organizado a partir de la estructura de la polis autónoma, ninguno de estos modelos puede considerarse exhausti-vo, de modo que resulta una quimera querer establecer un campesino o un granjero griego típico

.

49. Por lo tanto, para la Grecia de los siglos VIII a IV a.C. es necesario pensar en una diversidad de situaciones que podrían encuadrarse en un arco que iría desde el pequeño poseedor pobre50, que producía para la subsistencia, desarrollaba intercambios comerciales ocasionales (pero prefiriendo tal vez los intercambios recíprocos de dones y contra-dones) y se empleaba circunstancialmente como jornalero temporario, hasta el agricultor relativamente próspero, que poseía algunos esclavos y se integraba plena y normalmente en los mercados a partir de cierta especialización de la producción51

En este sentido, quisiéramos sugerir un modelo basado en ciertos aspectos que pue-den derivarse de los análisis de Shanin sobre el campesinado ruso a comienzos del siglo XX

. Aho-ra bien, de uno a otro polo del espectro lo característico era la inexistencia de una explo-tación habitual y sistemática, lo cual les evitaba a los labriegos tener que producir exce-dentes regulares para los miembros de una élite social o política. Sobre este punto de partida común, que se derivaba del suceso excepcional, extendido a casi todo el mundo griego, que había comportado la incorporación de los agricultores a la comunidad cívica con plenos derechos para la participación política, institucional y militar, podemos pos-tular, al igual que lo acabamos de hacer con respecto a la riqueza de la granja y su inte-gración en el mercado, diferentes circunstancias que se plantean dentro de un espectro móvil.

52

47 P. Garnsey, Fam ine and food supply (op. cit. n. 12) 48-55; cf. Food and society (op. cit. n. 12) 22-42;

T.W. Gallant, Risk and surv ival (op. cit. n. 13) 34-59.

, modelo que tendría sus apoyos en los diversos aportes sobre el mundo rural griego antiguo que hemos citado a lo largo de este artículo. En primer lugar, es posible señalar la existencia de una diferencia entre hogares más grandes o más pequeños de acuerdo con el tamaño de la propiedad y la cantidad de miembros que componían la familia. Se

48 F. Ellis, Peasant econom ics (op. cit. n. 31) 90 , 279; cf. 65-145. 49 Cf. P. Garnsey, Fam ine and food supply (op. cit. n. 12) 47. 50 Aun si, como dice M.H. Jameson, ‘Class’ (op. cit. n. 22) 61, ‘for the poor w e sim ply have no evidence’,

citando a R. Osborne, ‘Buildings and residence on the land in classical and Hellenistic Greece: the contribu-tion of epigraphy’, ABSA 80 (1985) 119-28, en 127. Cf. S. Hodkinson, ‘Animal husbandry’ (op. cit. n. 15) 39; L. Foxhall, ‘The control of the Attic landscape’, en B. Wells (ed.), Agriculture (op. cit. n. 22) 155-9, en 157.

51 Cf. M.H. Jameson, ‘Class’ (op. cit. n. 22) 58, que señala lo siguiente: ‘The im pression one receives at present, and so far w e cannot go m uch beyond im pressions, is of m ore substancial farm ers w ho aim at producing significantly m ore than their fam ilies’ subsistence needs’.

52 T. Shanin, La clase incóm oda (op. cit. n. 11) 97-172.

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debe considerar miembros de la familia a todos los que comen o han comido del mismo alimento53. Los cultivadores que podían disponer de algún esclavo, que trabajaba a la par de los componentes de la familia, consideraban a los esclavos como parte de la fami-lia 54, más allá de que a veces necesitaran venderlos55. En segundo lugar, esta diferencia de tamaño no tiene que ser pensada como algo fijo e irreversible sino que podía existir una movilidad derivada del ciclo de vida de la unidad doméstica rural (oikos): formación con el matrimonio, nacimiento de los hijos, adultez y partida de éstos, ancianidad y fin de la unidad; a medida que la unidad crece, puede incorporar más tierras, y cuando de-crece, a la inversa56

Bajo estas condiciones, la búsqueda de minimizar el riesgo en función de hacer frente a las necesidades de subsistencia familiares no tiene por qué contraponerse a la posibili-dad de maximizar la ganancia mediante la producción y venta de excedentes. En efecto, según los ciclos ya mencionados los pequeños productores agrarios podían por momen-tos disponer de más remanentes vendibles—descontada la subsistencia y la reproduc-ción—, o desarrollar una menor inserción en el mercado y utili zar las reservas para hacer frente a los riesgos de hambruna: mientras los hogares más pobres se centraban en un sistema intensivo de cultivo para asegurar la subsistencia, los más ricos adaptaban los métodos de producción intensiva en función de conseguir una ganancia. Entre uno y otro comportamiento había toda una gama de posibilidades que permitía que los que se mov-ían en ella pudieran volcarse más hacia uno u otro, según los momentos de los ciclos ya mencionados y aquellas circunstancias que pueden considerarse aleatorias desde el pun-to de vista de las economías familiares, ya que carecen de capacidad de control sobre ellas

. Pero esto no debe interpretarse como la inexistencia de diferencias entre los cultivadores más ricos y los más pobres. Sin embargo, en el marco global esas diferencias podían estar sometidas a fuerzas centrípetas provocadas, por un lado, por la partición de los hogares más ricos, y, por el otro, por la extinción o fusión de los más po-bres. De manera que, tanto desde el punto de vista del ciclo vital como desde la perspec-tiva del movimiento económico, las tendencias centrífugas de la diferenciación y las centrípetas de la nivelación se compensaban a través de movimientos opuestos multidi-reccionales y cíclicos (así los denomina Shanin), fases ascendentes y descendentes que nos llevan a modificar esa imagen fija que sólo da cuenta de los extremos del arco social, es decir, el cultivador pobre que suple los ingresos empleándose como jornalero o el agricultor rico que posee algunos esclavos y produce excedentes para vender en los mer-cados.

53 Aristóteles, Política 1252b 12-14. Cf. A.V. Chayanov, La unidad económ ica cam pesina (op. cit. n. 10 )

48. 54 Según se desprende de Filocoro, FGrHist 328 F 97 (= Macrobio, Saturnalia I, 10, 22), el esclavo del

labrador se sumaba a la familia en lo relativo a las tareas de cultivo así como en lo concerniente a la alimen-tación en la misma mesa.

55 T.W. Gallant, Risk and surv ival (op. cit. n. 13), 11-12, 30-3, 127-8. 56 Cf. el modelo de A.V. Chayanov, La unidad económ ica cam pesina (op. cit. n. 10) 47-68, y para la Gre-

cia antigua, T.W. Gallant, Risk and surv ival, 17-30. El modelo de Gallant plantea que el ciclo vital depende de las diferentes edades que atraviesa la unidad doméstica: las granjas pueden ser mayores o menores según dichas edades; pero, dado que para la Grecia antigua no funciona la comuna redistributiva al modo del m ir ruso, entonces la fragmentación de la herencia, la dote, el arriendo, o incluso la compra-venta, resultan ser los mecanismos mediante los cuales los hogares rurales logran incorporar las tierras necesarias para lograr el equilibrio entre medios y necesidades.

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(mercados, naturaleza, políticas estatales). Esto no implica que debamos considerar gran-jeros a los que podían vender y sacar ganancias y campesinos a los que no podían hacer-lo, sino la existencia de conductas inducidas por estrategias de adaptación a los medios disponibles, alternativas que podían ser adoptadas por un mismo labrador en distintos momentos de su existencia según cómo se combinaran los diferentes factores analizados.

Conforme a la idea de Shanin de movimientos multidireccionales, existía la posibili-dad de que, de acuerdo con las coyunturas agrarias, determinados hogares fueran prósperos en ciertas fases del ciclo vital del hogar pero se empobrecieran en otros mo-mentos del ciclo, o en el transcurso de las generaciones. Y viceversa, unidades domésti-cas relativamente pobres podían transformarse en ricas en otra fase o generación. Esto sería posible porque, por un lado, si bien ‘there w ere differences based on fam ily size and household w ealth’, de todas maneras, ‘only a fluid line separated rich and poor peasant households’57, y, por el otro, porque la posibilidad de que ‘som e Greek farm ers prospered w hile others failed’ era algo ‘to be expected given the w ide discrepancies in natural agricultural talent and luck once private-property-holding farm ers w ere out-side the control of kings and lords’58

. En definitiva, podemos utilizar una categoría u otra, o incluso proponer conjunciones tales como campesino-granjero o granjero-campesino. Con todo, lo importante es pensar en modelos dinámicos que permitan to-mar en cuenta la movilidad que desarrollaron las antiguas unidades agrícolas familiares griegas.

Julián Gallego Universidad de Buenos Aires

57 T.W. Gallant, Risk and surv ival (op. cit. n. 13) 4. 58 V.D. Hanson, The other Greeks (op. cit. n. 21) 183.