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JULIO - 2015 Nº 494 CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES MILITARES CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES MILITARES CESIM La revista Memorial fue fundada el 15 de julio de 1906. Según lo descrito en esa fecha, el objetivo de su creación fue “mantener al Ejército al corriente del desarrollo de la ciencia militar por medio de un órgano de publicación, en el cual la oficialidad pueda ventilar las cuestiones de interés común”. Asimismo, dicha publicación fue vista como “un instrumento para que los oficiales desplegasen sus inquietudes en lo referido al perfeccionamiento de la organización, administración e instrucción y otras materias propias o afines a la profesión y cultura militar”. En la actualidad, en rasgos generales se ha conservado el objetivo fijado por el Estado Mayor General del Ejército en 1906. Asimismo, próximo a cumplir 110 años de existencia, el Memorial se ha constituido en un patrimonio de la institución, y por ello se debe cautelar la naturaleza de su creación. - LA PROFESIÓN MILITAR EN EL SIGLO XXI TRADICIÓN Y NUEVOS DESAFÍOS - ISIS: PARADIGMA DE LA SEGURIDAD INTERNACIONAL - HISTORIA MILITAR Y PENSAMIENTO ESTRATÉGICO FUNDADO EL 15 DE JULIO DE 1906 MEMORIAL DEL EJÉRCITO DE CHILE - EDICIÓN Nº 494 - JULIO - 2015

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J U L I O - 2 0 1 5 N º 4 9 4C E N T R O D E E S T U D I O S E I N V E S T I G A C I O N E S M I L I T A R E SC E N T R O D E E S T U D I O S E I N V E S T I G A C I O N E S M I L I TA R E S

C E S I M

La revista Memorial fue fundada el 15 de julio de 1906. Según lo descrito en esa fecha, el objetivo de su creación fue “mantener al Ejército al corriente del desarrollo de la ciencia militar por medio de un órgano de publicación, en el cual la oficialidad pueda ventilar las cuestiones de interés común”.

Asimismo, dicha publicación fue vista como “un instrumento para que los oficiales desplegasen sus inquietudes en lo referido al perfeccionamiento de la organización, administración e instrucción y otras materias propias o afines a la profesión y cultura militar”.

En la actualidad, en rasgos generales se ha conservado el objetivo fijado por el Estado Mayor General del Ejército en 1906. Asimismo, próximo a cumplir 110 años de existencia, el Memorial se ha constituido en un patrimonio de la institución, y por ello se debe cautelar la naturaleza de su creación.

- LA PROFESIÓN MILITAR EN EL SIGLO XXI TRADICIÓN Y NUEVOS DESAFÍOS- ISIS: PARADIGMA DE LA SEGURIDAD INTERNACIONAL- HISTORIA MILITAR Y PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

F U N D A D O E L 1 5 D E J U L I O D E 1 9 0 6

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C E N T R O D E E S T U D I O S E I N V E S T I G A C I O N E S M I L I TA R E S

D E L

F U N D A D O E L 1 5 D E J U L I O D E 1 9 0 6

COMITÉ EDITORIAL:

PRESIDENTECRL. DIEGO JIMÉNEZ RAMÍREZDirector del Centro de Estudios e Investigaciones Militares, Ejército de Chile

INTEGRANTES GDD JUAN CARLOS SALGADO BROCALAsesor del Centro de Estudios Estratégicos, Academia de Guerra del Ejército de Chile DR. ALEJANDRO SAN FRANCISCO REYES Académico Pontificia Universidad Católica de Chile CRL. RODOLFO ORTEGA PRADOProfesor de la Academia de Guerra del Ejército de ChileGENERAL (EJÉRCITO ARGENTINO) JULIO HANG Director del Instituto de Seguridad Internacional y Asuntos Estratégicos, Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales TCL. (EJÉRCITO DE TIERRA DE ESPAÑA) JESÚS DÍEZ ALCALDEInvestigador asociado al CESIM, Instituto Español de Estudios EstratégicosDR. RICARDO RIESCO JARAMILLODecano de la Facultad de Ciencias Políticas y Gestión Pública, Universidad San Sebastián

COMITÉ EJECUTIVO: CRL. LUIS ROTHKEGEL SANTIAGODirectorMARÍA IGNACIA MATUS MATUSEditoraCRL. JUAN SILVA GONZÁLEZExtensión y DifusiónANGÉLICA GUÍÑEZ HINOJOSADistribuciónMARINA TOLEDO OJEDABibliotecaria

IMPRESO EN LOS TALLERES DEL INSTITUTO GEOGRÁFICO MILITARINSCRIPCIÓN Nº 92.946

Revista fundada el 15 de julio de 1906. Prohibida su reproducción parcial o total sin autorización. Las colaboraciones y los juicios en ella vertidos son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente el pensamiento ni la doctrina del Ejército de Chile.

Centro de Estudios e Investigaciones MilitaresBandera 52, Santiago - ChileTeléfonos: (56-2) 226683800 - 226683835

D E L

EDITORIAL 5

LA PROFESIÓN MILITAR EN EL SIGLO XXI TRADICIÓN Y NUEVOS DESAFÍOS 9

ORÍGENES Y SIGNIFICADO CONCEPTUAL DE LA PROFESIÓN MILITAR. VISIÓN COMPLEMENTADA DE LAS CIENCIAS

MODERNAS Y DE LA HISTORIA

Luis Rothkegel Santiago 11

ÉTICA PROFESIONAL: INTERNALIZACIÓN DE LOS VALORES

GDB Enrique Slater Escanilla 35

LA PROFESIÓN MILITAR CHILENA: ¿DE LA DIVERGENCIA A LA CONVERGENCIA?

Omar Gutiérrez Valdebenito 47

CONSIDERACIONES REFERIDAS A LA CONDUCTA MILITAR Y SU RELACIÓN CON EL CAPÍTULO III DE LA“ORDENANZA

GENERAL DEL EJÉRCITO”

GDB Gerardo Arturo Stuven Ramírez 63

MANUEL BAQUEDANO Y LA MANIOBRA: BREVES CONSIDERACIONES SOBRE CHORRILLOS Y MIRAFLORES

TCL. Germán Moreno Casanova 73

MANDO TIPO MISIÓN Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL

CAP. Hugo Pantoja Gallego 87

MONOGRAFÍAS Y ENSAYOS 99

UNA GUERRA GEOPOLÍTICA EN MEDIO ORIENTE

TCL. (R) Jorge Sanz Jofré 101

Nº 494 - JULIO 2015

LA COMPLEJIDAD DEL DILEMA ÉTICO DE LA GUERRA Y EL TERRORISMO. UNA REFLEXIÓN DESDE LA PERSPECTIVA

TEÓRICA DE LA GUERRA JUSTA

TCL. Aldo Vergara Sierra 117

HISTORIA MILITAR Y PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

CRL. Christian Bolívar Romero / CRL. Rodolfo Ortega Prado 123

COMENTARIOS DE REVISTAS MILITARES 143

MILITARY REVIEW. REVISTA PROFESIONAL DEL EJÉRCITO DE ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (EUA)

Fernanda Morales Guerrero 145

EJÉRCITO. REVISTA PROFESIONAL DEL EJÉRCITO DE ESPAÑA

Daniela Briones Riveros 151

NORMAS EDITORIALES 159

D E L

EDITORIAL

7M E M O R I A L D E L E J É R C I T O D E C H I L E

EDITORIALLa revista Memorial del Ejército, fundada el 15 de julio de 1906, correspondió al resultado de una

de las iniciativas del coronel Arístides Pinto Concha, con el fin de ocupar el espacio literario dejado por el Boletín Militar desaparecido años anteriores. Por ello, el Memorial promovió en sus páginas, todos los trabajos escritos por los oficiales encaminados a dilucidar las interesantes materias relativas a la organización, administración e instrucción de las tropas, y todo lo concerniente al mejoramiento de la oficialidad. El teniente coronel Berguño, Subjefe del Estado Mayor General de la fecha, señalaba en aquel entonces, que “en este sentido recibirá todas las producciones que tengan por objetivo dilucidar cualquier punto que al adelanto de la profesión militar se refiera”.

En la última década del siglo XX, el Departamento Comunicacional del Ejército se hizo cargo de su publicación, cuyo contenido de diversas temáticas se regularizó en dos ediciones anuales (julio y diciembre). Las 493 ediciones conforman una prolífera bibliografía en donde es plenamente per-ceptible la evolución del Ejército y el quehacer profesional por más de cien años, muy consultada desde el ámbito de las academias e investigaciones de las ciencias sociales.

Las orientaciones impartidas por el Comandante en Jefe del Ejército, general de ejército, Humberto Oviedo Arriagada, referidas a la racionalización, funcionalidad y complementación de capacidades tendientes a optimizar las funciones y el empleo de los recursos disponibles, originaron el traspaso de la elaboración, edición, publicación y difusión del Memorial desde el Departamento Comunicacional del Ejército al Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM), resolución que se materializó en enero de 2015.

En el marco de la nueva dependencia, y tomando en consideración que el próximo año se conmemorarán 110 años de ininterrumpida difusión del pensamiento militar, la dirección de esta publicación ha estimado resaltar la colección de la revista como valor patrimonial del Ejército. En tal sentido considera prioritario cautelar lo siguiente:

– La naturaleza, origen y razón que se tuvo al momento de su creación.– Lo ininterrumpido del funcionamiento de la edición de la revista, señala la conveniencia

de perseverar en el esfuerzo de continuidad y progreso.– No perder de vista los contenidos del Memorial, editados en cada una de las épocas de

acuerdo al contexto.– El prestigio alcanzado en el ámbito nacional e internacional.– Los compromisos contraídos con otras editoriales.

Ahora bien, la “Dimensión Profesional”, ha sido uno de los criterios mencionados por el Co-mandante en Jefe del Ejército en su acción de mando, subrayando en las exigencias propias de

8 M E M O R I A L D E L E J É R C I T O D E C H I L E

la profesión militar, y aquellos aspectos asociados a la disciplina, mando y liderazgo que deben profesar quienes componen el Ejército de Chile. Es decir, se ha hecho hincapié en los valores y atributos que caracterizan el “ser militar”.

Derivado de aquello, La profesión militar en el siglo XXI. Tradición y nuevos desafíos, co-rresponde al tema principal de la edición Nº 494 que se presenta. El texto en esta primera parte lo conforman cuatro títulos conceptuales acerca de la profesión militar, y dos relatos que enseñan el cómo estudiar ciertos pasajes del soldado profesional.

La segunda parte, denominada Monografías y Ensayos, corresponde a las publicaciones concer-nientes a los temas relacionados con el estudio de las ciencias militares y el arte científico de la guerra, inclusive la historia militar universal. Asimismo, se incorporan los análisis que sean capaces de enriquecer el debate sobre la seguridad internacional, la política de defensa y política militar. En esta ocasión, la temática aborda aspectos de la seguridad internacional descrita en dos artículos, y de la historia militar y pensamiento estratégico definido por la Academia de Guerra del Ejército.

Se ha incorporado una parte dedicada a los Comentarios de Revistas Militares nacionales y editadas por Fuerzas Armadas de países amigos e integrantes del grupo de Editores Iberoamerica-nos. De esta forma, se espera incrementar los intercambios de las publicaciones y sus contenidos.

Por último, es para el CESIM un motivo de especial satisfacción editar, publicar y difundir el Memorial, contribuyendo en compañía de los innumerables colaboradores de la revista, al progreso del quehacer del Ejército mediante la difusión de las ideas y reflexiones inherentes a la profesión militar. Por ello, se les agradece por sus ideas, conocimientos y acertadas opiniones, que han hecho posible esta edición del Memorial del Ejército.

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LA PROFESIÓN MILITAR EN EL SIGLO XXI TRADICIÓN Y NUEVOS DESAFÍOS

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ORÍGENES Y SIGNIFICADO CONCEPTUAL DE LA PROFESIÓN MILITAR. VISIÓN COMPLEMENTADA DE LAS CIENCIAS

MODERNAS Y DE LA HISTORIA1

LUIS ROTHKEGEL SANTIAGO2

Resumen: En este artículo se intenta dar respuesta a la pregunta: ¿Cuál fue el significado del producto militar surgido en el orden institucional republicano y cómo se fue desarrollando en el Estado moderno? Por ello el objetivo es profundizar en los cimientos que han sustentado la legitimidad histórica del significado conceptual de la profesión militar proyectado en el Estado moderno.Palabras claves: Profesión militar, Revolución Francesa, Ejército prusiano, Ejército de Chile, Estado moderno.

Abstract: This article attempts to answer the question: What was the significance of the military product that emerged in the republican constitutional order and how it has developed in the modern state ? Therefore the objective is to study in depth the foundations that have supported the historical legitimacy of the conceptual meaning of the military profession projected in the modern state.Keywords: Military occupation, French Revolution, Prussian Army, Chilean Army, modern State.

INTRODUCCIÓN

La guerra de la independencia en Estados Unidos de América; la Ilustración y los movimientos revolucionarios europeos son parte de un contexto histórico muy fragmentado del siglo XVIII, estrechamente asociados a los fundamentos ideológicos y precursores de las estructuras institucio-nales del Estado moderno. En cierta forma, estas circunstancias fueron determinantes en la pronta

1 Los antecedentes de este artículo forman parte de investigaciones desarrolladas por el autor para optar el título de Doctor en Estudios Americanos, con la tesis: Procesos de profesionalización de los ejércitos de Argentina y Chile período 1895-1938. Implicancias en los respectivos sistemas políticos nacionales.

2 Coronel del Ejército de Chile en retiro. Graduado en la Academia de Guerra con la especialidad de Estado Mayor, y Profesor en Historia Militar y Estrategia. Magíster en Ciencias Militares con mención en “Análisis Político y Estratégico”; Magíster en Historia con mención en Historia de Chile; Doctor (C) en Estudios Americanos. Se desempeña como profesor titular del programa de Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico de la Academia de Guerra. Actualmente ocupa el cargo de analista e investigador en materias de Seguridad y Defensa en el Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM) y Director de la revista Memorial del Ejército. [email protected]

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LUIS ROTHKEGEL SANTIAGO

organización de los ejércitos y en la conducción militar. En primer lugar, el Ejército nacional, fruto de la revolución de los franceses de 1789, significó la fundación de las grandes unidades de batalla (ejércitos y brigadas); el establecimiento de un nuevo sistema de reclutamiento y la necesidad de especializar a los comandantes y soldados de todos los grados. En segundo lugar, la administración de la violencia y el empleo de la fuerza quedaron subordinados al objetivo político de la guerra, precisamente asentado en las manos de las autoridades del Estado.

Cuando estos factores se impusieron en el Estado moderno, por lo general significó el abandono de los criterios tradicionales de la milicia desde la época señorial. Es decir, los inicios de la profesión militar es posible asociarlos a las revoluciones europeas que años después fortalecerían el orden institucional republicano en los países occidentales. Esta reflexión en torno a los elementos del Estado moderno, permite distinguir la relación del ámbito sociopolítico con el militar, indispensable de comprender para afirmar que el proceso de reformas en los institutos armados del siglo XIX, encerraba algo mucho más profundo que el solo hecho de prepararse para resguardar las fronteras territoriales como tarea legítima de los ejércitos nacionales.

De este modo, el presente artículo tiene por objeto profundizar en los cimientos que han sustentado la legitimidad histórica del significado conceptual de la profesión militar proyectado en el Estado moderno.

PERSPECTIVAS DE ESTUDIO SOBRE LA PROFESIÓN MILITAR

En la búsqueda de los antecedentes sobre el significado de la profesión, es posible constatar que las funciones más visibles de los militares se han venido promoviendo desde distintos enfoques, ya sea mediante la representación de matrices conceptuales o descripciones que cultivan el arte de la guerra. En especial, las ideas precursoras en estas materias se concentran en la historia, ciencia polí-tica, sociología y en la bibliografía militar, lo que refleja la preocupación de un grupo de intelectuales por conocer y difundir el carácter de los soldados profesionales en la sociedad moderna. André Gavet, Clausevitz, Jomini, Rouquié, Huntington, Janowitz, entre tantos, tienen cabida en esta reflexión.

Ante la diversidad de referencias, en este artículo serán motivo de reflexión aquellas ideas más representativas, coincidentes con las líneas de pensamiento mayormente dominantes, las que serán abordadas a continuación:

Perspectiva tradicional

En algunos planteamientos elaborados desde el punto de vista de la historia, se observa la tendencia a matizar las cualidades esenciales del militar profesional del Estado moderno, con las fortalezas y capacidades demostradas en el campo de batalla por los soldados antiguos. En este tipo de análisis, predominan los guerreros de la civilización griega, particularmente Esparta, debido

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a las formas notables con que los hoplitas y miles de esclavos se hicieron cargo de las armas en las batallas de Maratón y las Termópilas. En los inicios del Imperio romano, los soldados fueron destacados como “célebres” al darle vida al Ejército más influyente de las civilizaciones de la época, enfatizando el proceso metódico de reclutamiento, la movilización para la guerra y la preparación de los soldados a tiempo completo en los centros de instrucción.

Los análisis de las formaciones de combate de las falanges griegas, de las legiones romanas y de los tercios españoles, también han constituido un factor de análisis utilizado con frecuencia ante la posibilidad de profundizar sobre la calidad de la profesión militar. Por nombrar solo algunos de los autores que han escrito acerca de aquello, destaca el teniente general francés barón Rogniat, quien en su magistral obra sobre el arte de la guerra efectúa un extenso análisis de los ejércitos del Imperio romano y del francés, agregando conclusiones provechosas para los fines de sugerir posibilidades de progreso de los ejércitos modernos.3 En esta misma línea, el historiador argentino Jorge Ariel estudió los métodos, las organizaciones militares y las formas de empleo de la táctica, prácticamente desde la guerra primitiva hasta la actualidad.4 En tanto, se cita el examen sobre la profesión realizado por el general de división del Ejército de Chile, Gonzalo Santelices.5

Las particularidades del Ejército prusiano bajo el reinado de Federico II, ha sido otro de los argumentos en los análisis de este tipo. En los textos se explica el orden de batalla y las forma-ciones de combate de las unidades más representativas de los cuerpos prusianos. Se hace hincapié en la preparación de los oficiales en las escuelas de cadetes creadas para “disponer de cuadros de oficiales bien educados e instruidos”.6 Otro alcance meritorio atribuido a las necesidades del mando fue la organización de los Estados Mayores –solo para la guerra– bajo las órdenes de un oficial general denominado cuartel maestre.7 Los frutos de estas innovaciones se encuentran en los exitosos resultados obtenidos en la guerra de los siete años. El carácter de la táctica, la conduc-ción ofensiva y las operaciones sobre líneas interiores fueron el reflejo de la enérgica conducción impuesta por Federico II, muy bien estudiada por los estrategas del siglo XIX. El general francés Henri Jomini inspirado en estos sucesos del siglo XVIII y en las guerras napoleónicas, escribió sobre la táctica, estrategia y política militar, estableciendo la siguiente regla: hace falta “dividir para vivir y reunirse para combatir”, también llamada teoría de las “líneas de operaciones”. Este se convirtió en un planteamiento teórico bastante fructífero, siendo editado en diferentes idiomas para la disposición de los ejércitos europeos.8

3 ROGNIAT (1827). Consideraciones sobre el arte de la guerra. Madrid: Imprenta Aguado.4 ARIEL, Jorge (2005). Fuego y Maniobra. Breve historia del Arte Táctico. Buenos Aires: Folgore Ediciones.5 SANTELICES, Gonzalo (2005). La profesión militar; algo más que prepararse para la guerra. Santiago: Ejército de Chile, Biblioteca del

Oficial, impreso en el Instituto Geográfico Militar, pp. 19-44.6 SANTELICES, op.cit., p. 40.7 KÖRNER, Emilio; BOONEN, Jorge (1887). Estudios sobre Historia Militar. Santiago: Imprenta Servantes, pp. 57-58. 8 JOMINI, Henry (1862). The Art of War. Philadelphia: J.B. Lippincot. Nueva edición. Traducida desde el francés por el capitán G. H. Mendell

y el Teniente W.P. Craighill, ambos del cuerpo de ingenieros del Ejército de Estados Unidos de América.

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La otra alternativa fue analizar los hechos de armas donde primó la acción directa de los comandantes. Se refiere a los estudios que enaltecen las concepciones operativas de los grandes estrategas de la historia. Las conclusiones escritas por estos hombres de armas, frecuentemente, han sido utilizadas como referencia ante la tarea de renovar la doctrina que acompaña la conducción militar y las estrategias de la guerra.

El legado más contundente se encuentra en Napoleón Bonaparte, inscrito en una extensa bi-bliografía, siendo el libro del escritor y biógrafo alemán Emil Ludwig9 uno de los más consultados, sin dejar de mencionar el texto del catedrático de historia y doctor en literatura, Max Gallo.10 Es posible agregar, la obra de David Anthony Durham sobre la visión estratégica de Aníbal de Cartago que finalizó en la memorable Batalla de Cannas,11 y el trabajo del historiador británico Geoffrey Regan sobre los mandos militares, los planificadores y estrategas y los políticos.12 En tanto, el historiador australiano Johan Laffin, impuso la visión de conjunto en estas materias al sintetizar las ideas estratégicas de los hombres que comandaron ejércitos y fueron exitosos en las batallas, como Alejandro Magno, Carlomagno, Genghis Khan, Napoleón, Washington, Federico II de Prusia, entre otros soldados de la historia.13 Como nota al margen, es preciso no olvidar –dice André Gavet– que es temerario tomar por modelo a los grandes hombres, “cuando no está uno completamente seguro de poseer el temple de uno de ellos”.14

Ahora bien, las capacidades adquiridas por los soldados antiguos para cumplir eficientemente su función, como también las operaciones ofensivas y defensivas ejecutadas por los ejércitos en las guerras de diferentes períodos, inclusive el perfeccionamiento del Ejército prusiano del siglo XVIII, así como los éxitos y los fracasos de los grandes estrategas de la historia, fueron y conti-nuarán siendo los tres componentes clásicos de lo que en su conjunto se ha llamado el “arte de la guerra”. Esta temática está provista de un examen bibliográfico muy completo, incluso, muchos de los textos de esta índole forman parte de las bibliotecas militares y son utilizados en los estudios de la guerra. Este esfuerzo intelectual fue bastante próspero cuando se gestionaron las estrategias de progreso de los ejércitos, como también los análisis de los combates y las batallas han sido de inevitable reflexión por los comandantes de todos los grados.

Pese a las ventajas que significa contar con esta extensa bibliografía, los antecedentes no permiten familiarizarse con la naturaleza del soldado profesional. En los recuentos del arte de la

9 LUDWIG, Emil (1934). Napoleón. Santiago: Ediciones Ercilla. Escrito por Ludwig en 1925. Traducido por Carlos E. Morgan.10 GALLO, Max (1999). Napoleón. Barcelona: Planeta, segunda edición.11 DURHAM, David (2005). Aníbal. El orgullo de Cartago. Barcelona, Ediciones B S.A. Impreso en Buenos Aires.12 REGAN, Geoffrey (2001). Historia de la incompetencia militar. Barcelona: Crítica.13 LAFFIN, Johan (2004). Grandes batallas de la historia. Secretos de los maestros de la estrategia. Buenos Aires: El Ateneo. Original publicado

en inglés por Sutton Publishing (1966) con el título de Secrets of Leaderships.14 GAVET, André (1981). El Arte de Mandar. Principios del mando. Santiago: Empresa editora Gabriela Mistral. Obra escrita por su autor en

1899. Cuarta edición. Colección Biblioteca del Oficial, volumen LXVII, Estado Mayor General del Ejército, pp. 39-40.

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guerra, no se perciben los requisitos impuestos a la institucionalidad militar, a la jerarquía y mando, a las fortalezas de la disciplina y a los conocimientos científicos de la guerra. Si bien los soldados antiguos en general, no estaban dotados de la disciplina y profesionalidad como se entiende en la época moderna, su espíritu animado por el vigor del guerrero primitivo, la fuerza aplicada en el combate y la costumbre de ejercer la violencia fueron decisivos en el éxito y en la derrota, pero no es posible atribuirles la categoría de profesionales. Por otra parte, los jefes de los ejércitos que en numerosas oportunidades condujeron a las naciones al éxito, fueron muy talentosos en el arte de la guerra, tuvieron una aguda conciencia en la implementación de una decisión de mando, y muy apasionados por los estudios de la historia de todos los tiempos, rescatando de ella las lecciones de la táctica y de las operaciones.

En resumen, el arte de la guerra, tan bien hilada y esbozada en los términos ya descritos, coincide con la persistencia, muy favorable, de establecer un corpus bibliográfico con el objeto de reconstruir las funciones generales de los militares. Se trata de una unidad historiográfica motivada por revitalizar el pasado de los ejércitos y sus guerreros, reflexionar sobre las experiencias de la guerra y reconstruir los períodos más emblemáticos, desde el punto de vista militar. Paralelamente, en algunos casos se ha preocupado de dar cuenta del poder dinástico y político, mientras que en lo administrativo el punto clave se expresa en la organización de los cuerpos armados en los territorios ocupados.

Perspectiva reformista

En los años de transición hacia la democracia, precisamente en los últimos decenios del siglo XX, distintas entidades se preocuparon de indagar y conocer el por qué los militares habían ejercido un rol hegemónico en los sistemas políticos, prácticamente a partir de los años setenta. Al mismo tiempo, se discutió el significado del horizonte histórico de la Guerra Fría y las consecuencias del concepto de Seguridad Nacional,15 pues, en todo caso, su vigencia conspiraba en contra del progreso de la fuerza armada en un Estado democrático. En el plano estratégico relacionado con el uso de la fuerza, también se debatió acerca de los cambios experimentados en el paradigma de la guerra convencional.

Producto de aquello, y de otros esfuerzos concentrados en torno al ordenamiento constitucional y a la definición de las nuevas Políticas de Defensa, se fueron fraguando las estructuras de los ejércitos, y se establecieron las bases legales que aseguraran el control de los civiles acompañado del respectivo contenido jurídico que regulara el quehacer de la profesión militar. En buena parte, se estaba gestando la piedra angular de los paradigmas de seguridad y defensa del siglo XXI.

15 Este modelo doctrinario se relaciona con los cambios crecientes ocasionados en el sector de la defensa y consiguiente empleo de la fuerza militar.

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Más allá de los análisis y de las definiciones factibles de expresar a la luz de las conclusiones enfocadas a las buenas relaciones políticas-militares, se podría decir que los factores más visibles en el examen exploratorio de la perspectiva reformista fueron los caracteres de la profesión militar. La historiadora Verónica Valdivia, en su estudio sobre las causas del intervencionismo militar en Chile, lo expresa así:

“El pensamiento militar, o su cosmovisión, si bien también ha recibido atención, se ha concentrado de preferencia a estudiar los influjos doctrinarios de los que se ha nutrido. De allí que se haya resaltado su vínculo con el liberalismo (para el siglo XIX), el prusianismo (a finales del mismo siglo), el nacionalismo y la Doctrina de Seguridad Nacional (en la segunda mitad del siglo XX)”.16

De esta forma, la ética, disciplina, el espíritu de cuerpo y las virtudes forjadas en los solda-dos de los ejércitos ocuparon un lugar relevante en el marco teórico, por no decir exclusivos, y muy bien refinados al momento de ser asociados al militarismo, autoritarismo, nacionalismo y al poder, y muchas veces se ha insistido en el dominio de la doctrina prusiana al hacerla coincidir con el pensamiento de los militares. No obstante reconocer los logros alcanzados, como también compartir en parte la forma de resolver las circunstancias encaminadas al establecimiento de una visión moderna de la fuerza armada, en afinidad con lo descrito, es preciso dejar constancia que la base argumental en los estudios de esta naturaleza, descartó la idea de incorporar una línea exploratoria capaz de definir y analizar los puntos de vista que las autoridades políticas tomaron en consideración al momento de emprender la tarea de inculcar la profesionalización.

Por ello, la ausencia del análisis correspondiente a las circunstancias políticas, la marcha de la sociedad, las corrientes ideológicas y el sistema económico del siglo XX, trajo consigo que el relativismo de las deducciones quedara centrado en áreas ajenas a las concepciones de la política. Fruto de este esquema, el progreso de la profesión y su corolario la prusianización, más bien se asimila al rigor de una estrategia desarrollada autónoma e independientemente por los oficiales, y no producto de las decisiones de las autoridades civiles. “Era la profesionalización de los milita-res –dice Rouquié– que iba a permitir regularse a sí misma como una institución y que liberó a los oficiales del control de las élites civiles”.17

Al respecto, el examen historiográfico reconoce que todos los ramos de los poderes del Estado asumieron su correspondiente participación en el cometido de establecer un nuevo orden institu-cional en el Ejército. El gasto de los recursos fiscales fueron debidamente autorizados por la vía parlamentaria; la ejecución de las acciones conjuntas entre la política y los militares se fijaron mediante la participación de los respectivos ministerios; por la vía diplomática se coordinó con los

16 VALDIVIA, Verónica (2000). Las Fuerzas Armadas de Chile y la integración social. Una mirada histórica. Santiago: Revista de Humanidades y Ciencias Sociales. Segundo semestre, pp. 295-312.

17 ROUQUIÉ, Alain (1987). The military and the state in Latin America. University of California Press, p. 65.

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países europeos la asistencia de los oficiales especialistas y técnicos, y las autoridades del Estado legalmente constituidas designaron los mandos idóneos para avanzar en la profesionalización. Es decir, los antecedentes sobre la materia permiten insistir a priori que los procesos de profesiona-lización obedecieron a los arreglos de una estrategia política, orientada a fortalecer el quehacer de los militares bajo el paradigma de los ejércitos modernos europeos.

A pesar de que actualmente el replanteamiento de las nociones de la profesión sigue el curso de los objetivos políticos, por todos los motivos señalados, se podría decir que esta perspectiva de estudio denominada “reformista”, no se ha acabado, más aún cuando todavía es recurrente presenciar en el terreno público la discusión acerca del rol que deben cumplir los ejércitos en el conjunto de la sociedad, inherentes a la seguridad y defensa.

Perspectiva moderna

Otra perspectiva de estudio de la profesión militar se encuentra en la base argumental de las ciencias modernas. A partir de la segunda década del siglo XX, la ciencia política y la socio-logía se preocuparon de reconstruir los conceptos de la profesión desde las relaciones entre la política y los militares, y desde la importancia de entender a los ejércitos como organizaciones sociales. En los últimos tiempos, el estudio del cientista político Samuel P. Huntington18 y los argumentos de Morris Janowitz,19 han sido reconocidos como las escuelas intelectuales más fértiles en la producción conceptual sobre los militares profesionales en la institucionalidad democrática, y muy recomendados de tener a la vista al momento de pensar y definir las al-ternativas encaminadas a concretar las funciones del soldado moderno. El modelo del soldado posmoderno definido por Charles C. Moskos, también ocupó un lugar preponderante en los análisis de esta naturaleza.20

La teoría de Janowitz encierra la idea de una fuerza armada integrada a la sociedad y partici-pativa de la misma, se podría decir, a través de las relaciones civil-militares y políticas-militares. La propuesta de Janowitz, en algún sentido se aleja de lo planteado por Huntington. Aun así, la conceptualización de la profesión en ambos modelos tiende a coincidir cuando se refieren al “corporativismo” o “espíritu de cuerpo” y al “sentido de responsabilidad y acatamiento de la autoridad políticamente constituida”. Es posible convenir que lo ventajoso para que ambos mo-delos se den tanto en las relaciones político-militares como civiles-militares, es un paradigma inclusivo que regule las relaciones en el grado y en las instancias donde la colaboración militar sea útil y necesaria. En términos organizacionales, el modelo de Moskos acepta ser interpretado

18 HUNTINGTON, Samuel (1995). The Soldier and the State. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano.19 JANOWITZ, Morris (1959). Sociology and the Military Establishment. New York: Russell Sage Foundation.20 MOSKOS, Charles (2000). The Postmodern Military Armed Forces after the Cold War. NY Oxford University Press: Edited by Charles C.

Moskos, John Allen Williams and David R. Segal.

18 M E M O R I A L D E L E J É R C I T O D E C H I L E

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a partir de una doble vertiente: vocacional-profesional con apego a los fundamentos axiológicos singulares de la profesión militar, y ocupacional, en los casos de otras funciones de servicios y apoyos diversos.

En esta línea, se mencionan además, con la misma importancia, los estudios de los sociólo-gos chilenos Jaime García21 y Omar Gutiérrez,22 entre tantos otros, correlativos al Ejército como organización social. Alain Rouquié, dedicó parte de sus trabajos a la relación de los militares y la política en los Estados de América Latina, particularmente en Argentina.23 Existen otras áreas que fueron estudiadas por el historiador norteamericano Frederick M. Nunn, cuyas conclusiones y opiniones son el resultado de las investigaciones del ámbito académico que incluyen los últimos cien años de la historia de América Latina y del profesionalismo de las Fuerzas Armadas dentro del contexto de las relaciones cívico-militares.24

De estas afirmaciones surgiría la crítica madura de los principios doctrinarios que habían guiado la base de las organizaciones militares por muchas décadas, quizás, receptivas y funcionales a las exigencias de una época muy anterior a la crisis del orden bipolar e internacional del siglo XX. Así como se plantea la importancia de las conclusiones ofrecidas por los estudiosos de las ciencias mo-dernas, se encuentra en la posibilidad de conocer las características de la profesión desde el punto de vista teórico y conceptual, y de comprender e interpretar las transformaciones experimentadas por los militares en el contexto político y social del siglo XX, de acuerdo al paradigma moderno adoptado por numerosos ejércitos de los países occidentales más desarrollados.

Perspectiva crítica

Por último, asumiendo que las instituciones armadas no son autónomas, al posesionar a la profesión militar como sujeto de la historia, el estudio desde la perspectiva crítica no se limita a indagar a los soldados y los ejércitos en su función propiamente tal de la guerra, como instrumento del Estado y tributarios de las experiencias del campo de batalla. Tampoco se intenta solamente pensar en que los conceptos castrenses se adhieren a la disciplina, jerarquía y verticalidad de mando. Con visión de proceso, el curso metodológico consiste en observar los efectos de los he-chos trascendentales ocurridos en la historia a raíz de un entorno de situación y determinar cuáles fueron las complicaciones absorbidas por los ejércitos. También se acepta pensar en las influencias del sistema político en los uniformados.

21 GARCÍA, Jaime (2002). El militar posmoderno en América Latina. Security and Defense Studies Review, vol. 2 summer; La profesión militar, RESDAL, marzo, 2005.

22 GUTIÉRREZ, Omar (2002). Sociología Militar. Santiago: Ed. Universitaria.23 ROUQUIÉ, Alain (1987). The Military and the State in Latin America. University of California Press; Poder Militar y Sociedad Política en

la Argentina. Buenos Aires: Ed. Emecé, 1978.24 NUNN, Frederick (1976). The Military in Chilean History. Essays on civil-military relations 1810-1973. University of New México Press.

Yesterday’s Soldiers. European Military Professionalism in South America, 1890-1940. University Nebraska Press, 1983.

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En conjunto con los análisis de los combates y las batallas, este punto de vista que aborda la historia, hace hincapié en que las conclusiones de carácter social, económico y político, cons-tituyen un indicador consistente para entender con amplitud la naturaleza de las decisiones de carácter político en donde se encuentran involucrados los institutos armados. Es decir, las reformas militares en los inicios del siglo XX encerraban algo mucho más profundo que el solo hecho de prepararse para la guerra; porque se debían comprender las normas legales y del derecho surgidas en el contexto sociopolítico del Estado moderno. De este modo, se facilita el camino para pulir con una nueva mirada los argumentos tradicionales de la profesión, sobre todo, con el propósito de renovar los fundamentos que explican el quehacer de los ejércitos.

Sin embargo, es justo reconocer que la producción teórica sobre la profesión desde la perspectiva crítica es muy escasa. En su mayoría se encuentra concentrada en el pensamiento de las ciencias modernas, cuya preocupación por el tema se expresa desde mucho antes que se produjera en el siglo XX el colapso del conflicto bipolar.

Perspectiva Objetivo Precursores

TradicionalEstudiar a los ejércitos; evaluar las experiencias del arte de la guerra, y reconstruir los períodos más emblemáticos desde el punto de vista militar.

Historia militar

ReformistaConocer el por qué los militares habían ejercido un rol hegemónico en los sistemas políticos, y debatir acerca de los cambios experimentados en el paradigma de la guerra convencional.

Distintas tendencias polí-ticas y sociales

ModernaReconstruir los conceptos de la profesión desde el enfoque de las relaciones entre la política y los militares y desde la importancia de entender a los ejércitos como organizaciones sociales.

Ciencias política sociología

CríticaExaminar la profesión como sujeto de la historia en los hechos trascendentales y determinar las complicaciones que un determinado entorno de situación causaron en la función de los militares.

Historia

Cuadro Nº 1: Resumen de las perspectivas de estudio de la profesión militar.

ORIGEN DE LA PROFESIÓN MILITAR EN EL CONTINENTE EUROPEO

En el punto anterior, se examinó el contenido de las perspectivas de estudio que por lo general se han preocupado de conocer la profesión y los ejércitos. La discusión acerca de los orígenes, dará énfasis a los contenidos de las perspectivas “moderna” y “crítica”, porque se estima que ambas darán respuesta al propósito que se pretende lograr en esta parte.

Según la percepción de la perspectiva moderna, el origen de la profesión militar se basa de acuerdo, y sin mayores diferencias, con la teoría desarrollada por Samuel P. Huntington, quien consagra a los militares como profesionales a partir del primer decenio del siglo XIX. La tesis de

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Huntington se nutre del resultado de un laborioso análisis del Ejército prusiano después de haber sido derrotado en las batallas de Jena y Auerstädt (1806), por la preponderancia incontestable de las armas francesas merced a la estrategia y táctica de Napoleón Bonaparte. El historiador militar australiano John Laffin, por ejemplo, concluyó que:

“(…) La máquina militar prusiana fue destrozada sistemáticamente... Como es posible apren-der de los errores, el resultado a largo plazo de ese desastre fue que Prusia y Alemania nunca volvieron a descuidar su preparación bélica. Los ejércitos alemanes de 1813, 1870, 1914, 1939 y de la actualidad son hijos del renacimiento prusiano que siguió a los desastres de Jena y Auerstädt”.25

Las opiniones de Huntington dejan al descubierto que la derrota fue un hecho clave en la historia del Imperio prusiano, porque encendió los ánimos para refundar el instrumento bélico en las dimensiones más influyentes de la cultura política, social y militar. De acuerdo con los oficiales proclives por reciclar el arte antiguo de la guerra, las prioridades de los generales prusianos para responder al fracaso militar y al éxito de Napoleón, fueron instituir principios científicos muy precisos sobre la base teórica de la guerra y de la conducción de los ejércitos, los que todos serían abordados en las Academias de Guerra. Es decir, se podría señalar que antes de Jena y Auerstädt los oficiales profesionales no existían.

Por cierto, para Huntington el profesional militar no era el guerrero experimentado en el campo de batalla ni el militar talentoso que en el pasado se le había concedido el rango de general y se le había asignado al mando superior de los ejércitos. Para el académico estadouni-dense, el profesional militar era aquel que dominaba el conocimiento científico de la guerra e incluso examinó en extenso la maestría, la responsabilidad y el corporativismo que distinguían al oficial como un profesional.26

Bajo estas consideraciones, logró fundar un consenso sobre la esencia de la forma de ejercer la profesión en occidente a raíz del decreto promulgado en Prusia el 6 de agosto de 1808, en el cual, como se describe, será el “examen científico” la condición primordial y básica para el ascenso a oficial en tiempo de paz, y en tiempo de guerra serían fundamentales las actitudes personales:

“El único título para la comisión de un oficial será, en tiempo de paz, la educación y el conoci-miento profesional; en tiempo de guerra; el valor distinguido y la percepción. En consecuencia, todos los individuos de toda la nación que posean estas cualidades son candidatos aceptables

25 LAFFIN, op. cit., pp. 223-230.26 HUNTINGTON, op. cit., pp. 41-63.

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para los puestos militares más altos. Todas las preferencias de clase existentes antes en la insti-tución militar quedan abolidas y todo hombre, sin importar sus orígenes, tiene iguales deberes e iguales derechos”.27

Desde el punto de vista social, las normas promulgadas en Prusia para ingresar al Ejército, entre otros asuntos, modificaron la conformación del cuerpo de oficiales hasta esos momentos en su mayoría integrado por representantes de la nobleza. A partir de 1808, según lo observado en el decreto de 6 de agosto precedente, todo hombre sin importar sus orígenes gozaba de iguales deberes y derechos de pertenecer al Ejército, una enmienda consustancial a la igualdad del hombre en la sociedad moderna. De partida, quedaron sin efecto todas las preferencias de clase establecidas en la conformación de los ejércitos reales, y todos los ciudadanos sin importar la proveniencia tuvieron la oportunidad de ingresar al cuerpo de oficiales.

Ahora bien, aceptar la posición de Samuel P. Huntington en tanto perspectiva moderna e ilustrada en torno al Ejército prusiano, no resta la posibilidad de incorporar otros argumentos en el análisis. Partiendo de allí, se debe aceptar que el siglo XVIII estuvo marcado por las crisis para los sistemas políticos y sus estructuras económicas, cuyas reformas fueron creando las bases de lo que llegaría a ser la sociedad moderna; pero a su vez, desde la apertura de las ideas hasta la efectiva implementación de las instituciones democráticas, transcurrió el tiempo suficiente para que ocurrieran los cambios sociales y se avanzara en las propuestas decisivas que tuvieron su eco en las reformas políticas y en la forma de ejercer el ámbito de los militar por los hombres de armas.

Por esos motivos, la Revolución Francesa de 1789 es considerada una coordenada de innegable importancia para la historia de la humanidad, en donde tuvieron cabida las transformaciones en los ejércitos y se aplicaron un sinnúmero de variantes estratégicas destinadas al empleo de la fuerza armada. De hecho, las reformas que siguieron el modelo de Federico II de Prusia por lo exitoso en la guerra de los siete años, se desplomaron completamente al soplo de la revolución.

Será el historiador británico Eric Hobsbawm el que asoció el surgimiento de la profesión militar con la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas:

“Este ejército revolucionario fue el hijo más notable de la República jacobina. De “leva en masa” de ciudadanos revolucionarios, se convirtió muy pronto en una fuerza de combatientes profesionales, que abandonaron en masa cuantos no tenían afición o voluntad de seguir siendo soldados. Por eso conservó las características de la revolución al mismo tiempo que adquiría las de un verdadero ejército tradicional: típica mixtura bonapartista. La revolución consiguió una

27 HUNTINGTON, op. cit., p. 41.

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superioridad militar sin precedentes, que el soberbio talento militar de Napoleón explotará. Pero siempre conservó algo de leva (…)”.28

La opinión de Hobsbawm destacada a propósito en algunos de sus párrafos, admite la organización de cuerpos armados para defender la continuidad de los principios sostenidos por el movimiento revolucionario. Con estos fines, se verificó en París el plan de armamento de las milicias urbanas, en buena medida, reconocido como uno de los actos de la voluntad colectiva para asegurar el desenvolvimiento de la sublevación parisina y motor de la creación de las Guardias Nacionales dirigidas por el marqués La Fayette. En segundo lugar, cuando el eje prusiano-austríaco desplegó sus ejércitos inspirado en la visión jerárquica del mundo que le concedía la tarea de recuperar el rumbo político de la monarquía, la Asamblea Constituyente proclamó en 1792 “La patria está en peligro”. La revolución, que era política e ideológica, a partir de allí asumió el reto de las opera-ciones militares y se modificaron los términos de la negociación con Luis XVI.

La levée en masse, es posible relacionarla con la abolición de todos los derechos que bajo el título de feudales atentaban en contra de la causa pública. En lo específico, se trató de “La admisión de todos los ciudadanos a los empleos civiles y militares”, una cláusula entre otras de tan importantes cambios aprobados en agosto de 1789.29 Al igual como será en Prusia a partir de 1808, los cuarteles del Ejército aceptaron el ingreso de ciudadanos pertenecientes a todas las instancias sociales, lo que se estima un reflejo del resultado de la deliberación referida a la igualdad. La cláusula de incluir diferentes propiedades sociales u oficios, trajo consigo la disolución de las guardias pretorianas propias de la autoridad política basada en la idea del absolutismo.

Pues bien, la fusión de las Guardias Nacionales con los franceses enrolados bajo el concepto de levée en masse promovida por Lazare Carnot, fue forjando al Ejército nacional hábilmente explotado por el talento de Napoleón Bonaparte en contra de las demás monarquías europeas. La eficiencia de este Ejército se verificó por primera vez en el choque armado con los prusianos en la zona general de Valmy, ocurrido en septiembre de 1792. Si bien en los estudios de las operaciones militares esta jornada no se analiza con la misma profundidad que las otras batallas de las guerras napoleónicas, la maniobra dilatoria dirigida por los generales franceses Charles François Dumouriez y François Christophe Kellermann fue considerada decisiva porque detuvie-ron el avance de las fuerzas prusianas al mando del duque de Brunswick dispuesto a restituir el gobierno monárquico en París.

Gran influencia tuvo el bautismo de la nación con el nombre de “la grande nation”, con lo que el fanatismo republicano por la libertad se trocó en un ardiente amor hacia la gloria militar,

28 HOBSBAWM, Eric (1997). La era de la revolución, 1789-1848. Buenos Aires: Crítica, pp. 80-81.29 THIERS, M.A. Revolución Francesa. Madrid: Establecimiento Tipográfico Mellado. Tomo primero, pp. 104-106. Rescatado el: 20 de noviembre

de 2012 desde: http://books.google.com.

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fomentado además por un entusiasmo ilimitado hacia la persona del emperador Napoleón, tanto en los ejércitos nacionales franceses como en los extranjeros auxiliares.30

La idea fue expresada de mejor forma por el escritor alemán Emil Ludwig:

“Pues se trata, en realidad, del ejército del pueblo, de un ejército nacional, segunda razón de su éxito, que debe igualmente a la Revolución. Su adversario está obligado a mantener contento a los mercenarios, que cuestan caros y que son difíciles de reemplazar y se reclutan en países más numerosos aun que aquellos que forman el Imperio Alemán. Hablan seis idiomas diferentes; ninguna idea los une. Aquí, en cambio, una nación de treinta millones de hombres está dispuesta a no desaparecer, aunque la guerra dure veinte años”.31

En los comentarios hechos en torno a la cita del historiador Eric Hobsbawm, se distinguen ciertos factores predominantes tomados en cuenta por el general Gerhard von Scharnhorst, director principal de las transformaciones de la milicia en Prusia después de Jena y Auerstädt (1806). Según Clausewitz, el impacto de la Revolución Francesa se centró mayormente en el sistema político que en el arte de la guerra:

“La tremenda consternación provocada por la Revolución Francesa se debió más a los cambios intro-ducidos en el arte de gobernar, en la administración civil, en la índole del gobierno, en la situación del pueblo, que a los nuevos procedimientos de los franceses en el arte de la guerra. Fue un error político capital que los gobiernos vieran estos cambios desde otro punto de vista y se empeñaran en defenderse contra un nuevo tipo de fuerzas, de enorme poderío, con sus armas corrientes”.32

La Revolución Francesa había demostrado que la modernización del país era posible a través del Estado nacional. La riqueza de que los hombres participaran en política, presuponía la existencia de un sistema democrático, así pues, unidad nacional y democracia iban juntas. De acuerdo a ello, la ausencia de un Estado nacional hacía imposible la democratización y amenazaba con dinamizar el Estado.33 Bajo este paradigma, la transformación del Ejército pru-siano en el período de posguerra de liberación, no se asocia al fortalecimiento de los intereses conservadores por la vía institucional, más bien, se relaciona con el espíritu de la Revolución Francesa, donde surgió el ánimo democrático de subordinar a los militares al poder político, y el convencimiento de crear mayor solidaridad entre el Estado y el pueblo a través de un orden político y social equitativo.34

30 KÖRNER, op. cit., p. 114.31 LUDWIG, op. cit., p. 53.32 Ibídem.33 SCHWANITZ, Dietrich (2005). La Cultura. Todo lo que hay que saber. Buenos Aires: Taurus, primera edición, p. 163. 34 ARRIAGADA, Genaro (s/f). El Pensamiento Político de los Militares. Santiago: Centro de Investigaciones Socioeconómica.

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Se puede concluir que, si bien se acepta que el punto de quiebre en los inicios de la profesión y preparación técnica militares ocurrió en Prusia a partir de 1808, muy bien explicado por Samuel P. Huntington, se estima que no solo estuvo vinculado a las experiencias de las batallas de Jena y Auerstädt (1806). Las reformas militares también se adhirieron al nuevo orden institucional republicano en donde la legitimidad política y social de la profesión fue un punto clave. A su vez, las autoridades estatales del Estado nacional pasaron a ser las encargadas de dirigir las reformas, fueron las responsables de otorgar los recursos para su progreso y establecieron los argumentos para el empleo de la fuerza. Esta hipótesis es posible confirmarla al observar el colapso de los ejércitos napoleónicos durante la guerra de liberación europea, cuyo final llegó en la Santa Alianza ratificada en 1815 por Prusia, Austria y Rusia, muy reaccionarios al imperio napoleónico.

FACTOR VISIÓN DE LA HISTORIA PERSPECTIVA MODERNA SAMUEL HUNTINGTON)

Generador del cambio en los ejércitos

Revolución francesa de 1789 – guerras napoleónicas. Campo de batalla (Jena y Auerstädt).

Ejército nacional

Garantizar la defensa del Estado nacional ante las amenazas de las fuerzas siempre fieles a los supuestos básicos del an-tiguo régimen, y expandir la revolución hacia otras regiones continentales y extracontinentales.

La Guardia Nacional fue creada para completar al ejército, base del ejército nacional.

Espíritu de cuerpo

En torno a la revolución, grande influencia tuvo el bautismo de la nación francesa con el nombre de “la grande nation”, con lo cual el fanatismo republicano por la libertad se tro-có en un ardiente amor hacia la gloria militar, fomentado además por un entusiasmo ilimitado hacia la persona del emperador Napoleón.

Las órdenes fueron con el propósito de procurar despertar el famoso espíritu de cuerpo inculcado en los oficiales por Federico II. Es decir, se impuso.

Monopolio cuerpo de ofi-ciales

La revolución eliminó todos los derechos vejatorios que bajo el título de feudales atentaban en contra de la causa pública. “La admisión de todos los ciudadanos a los empleos civiles y militares”, cláusula aprobada en agosto de 1789 por la asamblea.35

Con la norma promulgada el 6 de agosto de 1808 en Prusia, se excluyó del sector aristocrático el monopolio de la oficialidad.

Servicio militar obligatorioIniciativa aplicada por el militar y mariscal francés Jean-Baptista Jourdan en 1798.

Se instauró en 1814.

Cuadro Nº 2: Comparativo de los orígenes de la profesión militar.35

LEGITIMIDAD HISTÓRICA DEL SIGNIFICADO CONCEPTUAL DE LA PROFESIÓN MILITAR

A pesar de la antigüedad que tienen los ejércitos, será a partir de los años cincuenta, pos Segunda Guerra Mundial, cuando fueron apareciendo textos sobre el pensamiento estratégico. Las teorías de Huntington y Janowitz, brevemente examinadas en los párrafos anteriores, así como

35 THIERS, op. cit., pp. 104-106.

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los de otros cultores de la sociología militar, también se han preocupado de dar cuenta de las “características” de la profesión del oficial, importantes tal vez, porque las ciencias modernas plantean variables tangibles del “deber ser del militar” y de la función en la responsabilidad de generar seguridad y defensa, y que, una vez conocidas a fondo permiten definir alternativas de perfeccionamiento.

Con mayor o menor exactitud, las ciencias modernas insisten en que los militares profesionales se deben a un fuerte compromiso ético en el uso de las armas y a los altos niveles de eficiencia en el cumplimiento de las tareas constitucionales. El compromiso ético se refiere a la responsabilidad en la sociedad, mientras que la respuesta al cumplimiento de las tareas constitucionales se en-cuentra en el deber militar y en los estándares aceptables de profesionalización. De los programas de perfeccionamiento, las ciencias modernas han analizado el entrenamiento y la formación pro-fesional; se ha reflexionado acerca de la cohesión interna como organización social, y se ha hecho hincapié en los estudios superiores de los oficiales en la tarea de lograr la especialización en los ramos de la guerra. Extensa es la bibliografía al respecto, formadora de opinión en una relación muy estrecha entre civiles y militares.

Pasando al campo de las “definiciones”, una de las conclusiones del cientista político Harold Lasswe vincula estrechamente la profesión de los militares con la “administración de la violencia”. El investigador y politólogo chileno, Genaro Arriagada, explica así los niveles alcanzados por la explicación de Lasswe:

“(…) la más relevante característica de una profesión es un cuerpo de conocimientos específicos y determinado. El profesional es un experto …en el caso del oficial, definido por Harold Lasswell, es el manejo de la violencia. El oficial es un experto en hacer la guerra y en el uso organizado de la violencia sometido a los cambios tecnológicos y estrategia”.36

Como contraparte, el cientista político Sebastián Monsalve, manifiesta su desacuerdo con “el manejo de la violencia”, por la escasa definición, especificación de cuánta y dónde, o contra quién y cuándo se administra dicha violencia o fuerza.37

Ahora bien, desde el punto de vista de la historia, los orígenes de la profesión militar en occi-dente, como se ha visto, habría ocurrido en Prusia a partir de 1808 debido a las experiencias de la derrota del Ejército prusiano en las batallas de Jena y Auerstädt, muy bien vinculadas a las reformas del nuevo orden institucional republicano, de la mano con el surgimiento del Estado nacional y de los ejércitos nacionales.

36 ARRIAGADA, op. cit., pp. 29-30.37 MONSALVE, Sebastián (2006). La profesionalización militar. Una aproximación a la cultura política de los militares chilenos a inicios del

siglo XXI. Tesis de Maestría no publicada. Universidad de Chile, Instituto de Asuntos Públicos, Santiago.

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Finalizada la guerra de liberación con la Santa Alianza ratificada en 1815, Prusia, Austria y Rusia, entraron en un período de relativa tranquilidad. En esas circunstancias, la organización militar de la Confederación Alemana del Norte creada en 1867, al mando del general Helmut von Moltke, respondió plenamente a las necesidades de la guerra moderna, como quedó ratificado en la guerra franco-prusiana de 1871, fundándose posteriormente el Ejército alemán. En seguida, el curso de la prusianización en todo el territorio unificado, incorporó al Ejército a los contingentes de todos los Estados, quedando bajo las órdenes del emperador a quien le correspondía el mando supremo. En Francia, la situación distaba mucho del prestigio y de las garantías que gozaba el vencedor en el Sedán. Se entiende que, justamente los resultados de las comisiones revisoras nom-bradas para verificar el curso de la profesión militar, fueron fructíferos en los mejores resultados para su proyección.

Derivado de aquello, los soldados experimentados en el campo de batalla ilustraron a tra-vés de voluminosos libros de todo cuanto rodeaba la profesión militar, de la naturaleza de las tácticas operacionales, acerca de la conducción de los ejércitos y los avances tecnológicos en conjunto con destacar la modernidad de las armas de combate. Más allá de las diferencias que se pueden observar entre uno y otro de los autores, lo que unía a los más intelectuales era la necesidad de establecer una base conceptual que hiciera del arte de la guerra una cuidadosa elaboración científica. Este propósito asentó el prestigio de los militares profesionales, y se entendió que la fuerza armada dependía de la autoridad política regida por el orden institucional del Estado moderno. En este sentido, será la teoría de Carl von Clausewitz la más influyente que aún continúa vigente, pues a menudo su creación prevalece en la interacción entre la política y lo militar.

Así, los términos “profesión” y “militar profesional” fueron recurrentes en los estudios y en su plena ejecución, posible de inferir mediante la presente cita sobre el arte de la guerra, escrita por el militar y político español Evaristo San Miguel:

“Uno de los principales deberes de un militar que quiera ser en todo digno de ese título, será, pues, conocer bien su profesión en todos los ramos concernientes al cargo de que se halla reves-tido. Cuanto más elevado sea éste, más sagrado será su obligación de no ser inferior en luces a su grado (…)”38.

Años después, el general norteamericano Emory Upton, visitó los ejércitos de Japón, Chi-na, India, Persia, Italia, Rusia, Austria, Alemania, Inglaterra y Francia, cuyas experiencias se encuentran en un detallado informe de 450 páginas publicado en 1878. El informe del general Upton, ilustra sobre los caracteres comunes de la profesión militar en los ejércitos visitados,

38 SAN MIGUEL, Evaristo (1826). Elementos del Arte de la Guerra. Londres: Imprenta Calero, p. 8.

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además, se considera un documento ventajoso, porque el oficial general al ser capaz de condensar la situación de diez ejércitos en un solo documento, otorga la oportunidad de vislumbrar el motor común del soldado profesional. Forman parte de esta noción, entre otras, las siguientes descripciones:

• El tamaño relativo del Ejército, en la paz y la guerra, está determinado por consideracio-nes políticas y los recursos financieros del país. Como regla general, cerca de la mitad del Ejército está en pie de paz, tan grande como en pie de guerra. El Ejército en la paz es una escuela de entrenamiento para preparar a los oficiales y hombres para un servicio eficiente en tiempo de guerra.

• El ingreso al cuerpo de oficiales solo se daba por la graduación de una Escuela Militar o por promoción desde los rangos después de un examen de calificación.

• La Academia de Guerra educaba a los oficiales en la ciencia avanzada de la guerra, prepa-rándolos para posiciones en el Estado Mayor y altos cargos de mando.

• El Estado Mayor General exigía oficiales con el más alto entrenamiento profesional.

• Para permitirle al gobierno aprovechar los mejores talentos del Ejército, la promoción rá-pida, sea entrando en el cuerpo del Estado Mayor o por selección, se les ofrece a todos los oficiales que manifiesten un notorio celo y capacidad profesional.

• Para que el gobierno conozca las calificaciones de los oficiales, se exigían informes anuales o bianuales por parte de los oficiales al mando, que mostraran el celo, amplitud, calificaciones especiales y carácter personal de sus subordinados.

• Los oficiales se mantienen para el solo beneficio del gobierno. Si, en consecuencia, un oficial es ignorante e incompetente, el gobierno por medio de informes personales y exámenes especiales, puede detener su promoción y así impedir daños al servicio.

• El gobierno aumenta sus posibilidades de éxito y promueve la economía, manteniendo los batallones en el campo. Los viejos soldados enseñan al nuevo, mientras que los oficiales ya acostumbrados a la batalla saben conducir a sus tropas con las menores pérdidas de vida y la mejor garantía de victoria.39

39 UPTON, Emory (1878). The Armies of Europe and Asia; official report. Nueva York: Appleton and Company, pp. 317-321. Recuperado: 6 de enero de 2014, desde: https://archive.org/details/armiesofasiaeuro00uptouoft.

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Pues bien, si se toman en cuenta, el estudio realizado de la profesión militar desde el inicio del artículo, los ensayos y los escritos de los ilustrados militares que fomentaron las cualidades del soldado profesional, y el texto de alto valor y calidad técnica elaborado al final del siglo XIX por el general estadounidense Emory Upton, es posible legitimar cinco conceptos con sus respectivos significados e implicancias, muy convenientes de tener a la vista al momento de insistir en la base doctrinaria de la profesión militar:

El Ejército nacional

Creado en razón de la Revolución Francesa de 1789 unido al servicio militar universal, como instrumento de la política, fue replicado en casi todos los Estados europeos para solucionar por la vía armada sus diferencias con los Estados rivales. El entrenamiento en tiempo de paz y el nivel de eficiencia en los centros de instrucción, debía quedar reflejado en la conquista de los objetivos políticos de la guerra. Este criterio sugiere comprender que los oficiales seleccionados se espe-cializaban en las Academias de Guerra para defender al Estado nacional, vencer en el campo de batalla y contribuir a la política exterior.

Primer significado: cuando el Estado era agredido por alguna potencia extranjera, la defensa pasaba a ser un deber de todos los nacionales enrolados en los ejércitos que eran nacionales y comandados por los oficiales profesionalizados. En consecuencia, el propósito de las actividades preventivas en la paz y los objetivos en tiempo de guerra fueron pensadas para la defensa del Estado nacional, e iba en directo beneficio de la seguridad del total de la nación y no de un seg-mento de ella.

Renovación en la conducción militar

Asumiendo las experiencias de contar con ejércitos masivos, se modificó la forma de concebir la guerra, se renovaron los principios de las operaciones y la capacidad técnica de los militares pasó a ser un requisito ineludible. Se acogió el imperativo de graduar a los oficiales en las escuelas de cadetes. Por ejemplo, en Alemania existían seis escuelas preparatorias y una central en Berlín; en Francia, los establecimientos destinados a la preparación de los oficiales eran Prytanée Militaire de la Flèche; L’école Spéciale de Saint Cyr, y L’école Polytechnique.

La especialización de un grupo depurado de oficiales para conducir las armas, cada vez más sofisticadas, coincidió con la creación de las Academias de Guerra. Después de severas exigencias intelectuales, los convertían en oficiales de Estado Mayor en condiciones de ejer-cer las más altas jefaturas en los estados mayores generales y la conducción militar en los niveles superiores del Ejército. En Inglaterra el Royal Military College fue creado en 1802; en Francia la Academia de St. Cyr en 1808; en Berlín la Kriesgsakademie en 1810; y en Rusia la Academia de Guerra Imperial en 1832. Dicha competencia residía en el estudio de las tácticas

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operacionales y, sin discusión, la filosofía clautsewitziana sellaba la subordinación de los militares a la política.

Segundo significado: de lo anterior se desprende el esfuerzo de superar el desconocimiento de los ramos científicos de la guerra y los logros consiguientes, se expresaban en el requisito de legitimar la profesión de acuerdo con el progreso de la sociedad. La oficialidad encarnaba un alto grado de fidelidad por la profesión, libre de los intereses particulares, de las luchas partidistas en la política interna y diferencias de clase. Coherente con esta mención, el ejercicio de la profesión no estaba centrado en el cumplimiento de tareas extrainstitucionales que alejaba a los oficiales de pertenecer a los estados mayores y de cultivar la conducción militar en los niveles superiores de los ejércitos.

Institucionalidad militar

En relación a esta temática, es posible afirmar que no ha sido muy trabajada por los estudio-sos de los asuntos castrenses. En respuesta a la ausencia de referencias, se ha determinado que la institucionalidad militar se mide por el grado de solidez disciplinaria de los integrantes de la institución para cumplir, individual y colectivamente, los deberes, las obligaciones, las leyes y los reglamentos que regulaban el funcionamiento de los ejércitos en la paz y en la guerra.

Tercer significado: los oficiales en su formación para convertirse en especialistas, no fueron receptivos a la agitación, recursos y servicios políticos, lo que, sin duda, deja en evidencia el esfuerzo del Estado por cumplir con el objetivo de racionalizar la guerra y fortalecer la institucio-nalidad militar a favor del correcto ejercicio de la profesión.

La filosofía clautsewitziana

Le exigía a los distintos sectores nacionales renovar la convicción del carácter en que se entendía la actividad militar y su rol en la sociedad. Se debía promover que los oficiales profe-sionales no se proyectaban en las necesidades de la política y de los grupos de poder, como en épocas anteriores.

Cuarto significado: en respuesta a lo anterior, la responsabilidad de la autoridad fue fortale-cer la institucionalidad militar; así los oficiales profesionales desempeñarían sus funciones en el marco de los fines fijados por las autoridades. La formación profesional se debía a un imperativo del Estado, y como tal, las ordenanzas de los gobiernos fueron la guía para su correcta aplicación. Por consiguiente, se exigía que “…el pleno respeto a lo militar como una profesión que se debe desarrollar ajena a la interferencia de la política indeseable (…)”.40

40 ARRIAGADA, op. cit., p. 15.

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LUIS ROTHKEGEL SANTIAGO

Uso de la violencia por los militares

La filósofa política, Hanna Arendt, destaca la existencia de una amplia bibliografía sobre la guerra y las actividades bélicas, pero señala que “se refieren exclusivamente a los instrumentos de la violencia, no a la violencia como tal”.41 Las competencias profesionales de los oficiales le otorgaban al Estado un potencial capaz de enfrentar una guerra externa. Dicha competencia residía en el estudio de las tácticas operacionales que era un problema de los militares. Tomando en cuenta la definición de Harold Lasswell, respecto a que el oficial es un experto en hacer la guerra y en el uso organizado de la violencia, pero siguiendo la lógica de Max Weber sobre el monopolio de la fuerza en el Estado, y los estudios de Hanna Arendt, es factible sugerir lo siguiente:

Quinto significado: los ejércitos nacionales dirigidos por militares profesionales pasaban a ser un instrumento de la violencia que el Estado, dueño del uso de la fuerza, era el encargado de administrar y disponer su empleo.

En este contexto se fue desarrollando la relación entre los ejércitos profesionales y el sistema político, lo que, asumiendo el modelo del Estado nación se expresaba en los siguientes puntos de reciprocidad:

1. El poder y monopolio del uso legítimo de la violencia que involucraba al Ejército nacional quedó en manos del Estado.

2. El Ejército nacional debía defender al Estado nacional.

3. Los militares representaban altos niveles de fidelidad por la profesión.

4. El Estado debía difundir políticas vigorosas con el propósito de establecer el correcto ejercicio de la profesión, y fundar las bases doctrinarias para cautelar los límites de la institucionalidad militar.

Estos cinco significados de la profesión militar fueron referentes primordiales, entre otros, de los programas de enseñanza elaborados por los militares expertos que se irían impartiendo durante el proceso de profesionalización, pero además, si se agregan los alcances de la relación entre los ejércitos y el sistema político, la deducción será que, el desarrollo de la profesionalización no se circunscribió a la participación exclusiva de los militares, ya que en los procesos intervinieron los gobiernos, sectores políticos, así como sectores de la sociedad civil:

41 ARENDT, Hannah (2005). Sobre la violencia. Madrid: Alianza Editorial, p. 16.

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ORÍGENES Y SIGNIFICADO CONCEPTUAL DE LA PROFESIÓN MILITAR. VISIÓN COMPLEMENTADA DE LAS CIENCIAS MODERNAS Y DE…

Los gobiernos: después de las monarquías absolutas, las autoridades legítimas del Estado nacional pasaron a ser, de hecho y de derecho, la superioridad de la fuerza armada establecida para defender a los nacionales. Las máximas autoridades dispusieron el empleo de los ejércitos de acuerdo a las normas jurídicas, siendo muy exigentes en el desempeño de la profesión. Dirigieron el progreso de las reformas militares, atendieron las necesidades operacionales y administrativas de los cuerpos de tropa.

Los sectores políticos: junto con conocer el carácter moderno del militar profesional, exigie-ron que las reformas militares y la modernización de los ejércitos fueran dirigidas de acuerdo a la legalidad que para tales efectos promulgaban las asambleas legislativas.

Los sectores de la sociedad civil: se debía entender que el carácter del militar profesional abandonaba las antiguas prácticas en beneficio de los grupos de poder. Lo anterior, debía con-siderarse en la configuración del Ejército nacional y en la responsabilidad de defender la patria amenazada.

En torno a las reformas políticas y los hábitos constitucionales se fue legitimando la naturaleza del militar profesional, pasando por los momentos claves de la Revolución de 1848 y la unificación de Alemania. El problema fue articular los complejos proyectos políticos-militares para convertir a los oficiales y suboficiales en profesionales y técnicos inmersos en la racionalidad de la guerra. Por cierto, el modelo prusiano y la doctrina francesa tendrían correspondencia en la mayoría de los países suramericanos, en tanto, el pensamiento estratégico se irá cristalizando en el Estado moderno, recogiendo los avances tecnológicos, los cambios políticos y sociales, y las tesis de varios pensadores tales como Antoine-Henri de Jomini (1779-1869), Carl von Clausewitz (1780-1831), Ferdinand Foch (1851-1929) y Colmar von der Goltz (1843-1916), entre otros.

Época actual

Se podría decir que, en el siglo XXI, la profesión militar continúa siendo un tema de estudio y análisis. El sociólogo militar Jaime García, contribuye en las descripciones de la profesión descritas por numerosos sociólogos, sin embargo en su estudio se inclina a favor de aquellas características definidas por el profesor John Cope de la Universidad Nacional de Defensa de Estados Unidos, siendo las siguientes:

1. Grupo orientado por una doctrina y especializado en el manejo de una tecnología compleja.

2. Dotado de coherencia, espíritu de cuerpo, misma jerarquización valórica y alto sentido simbólico.

3. Programa educativo común diseñado y dirigido por el propio grupo militar.

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4. Carrera estructurada y definida por el propio grupo militar.

5. Especificidad de la función. No se puede ejercer libremente en cualquier parte o país.

6. Polifacetismo. Durante la carrera se puede ser comandante, administrador de recursos, com-batiente, alumno, profesor, diplomático, académico. En algunos casos se pueden cumplir varias de estas actividades simultáneamente.42

La síntesis de la profesión militar anotadas anteriormente, con mayor o menor semejanza, han sido desarrolladas en numerosos análisis de índole sociológica actual, que a su vez, los mismos conceptos han impulsado cambios en las estructuras de los ejércitos en diversos países. Sin des-conocer la importancia de lo transcrito, la lectura detenida de lo expuesto, permite comprender que la profesión militar es un recurso estatal que en su quehacer, abarca un amplio espectro de motivaciones sociales y acciones relacionadas entre sí, lo que hace pensar que la unidad de destino de las capacidades institucionales, por cierto tomando como eje central la profesión, no se encuentran única y exclusivamente circunscrita en el desarrollo científico del arte de la guerra.

Procedencia Descripción

Ciencias Políticas

- Compromiso ético en el uso de las armas.- Altos niveles de eficiencia. - Entrenamiento continuo y profesionalidad.- Cohesión interna.- Especialización.

Jaime García en nombre de John Cope

- Especializado en el manejo de una tecnología compleja.- Coherencia, espíritu de cuerpo, jerarquización valórica y alto sentido simbólico.- Programa educativo común.- Carrera definida por el propio grupo militar.- Especificidad de la función y polifacetismo.

Genaro Arriagada

- Conocimientos específicos y determinados para lograr oficiales expertos. - Sistema de educación y entrenamiento específico. - Responsabilidad ante la sociedad. - Cuarto, es el sentido de cuerpo para conservar la unidad organizacional, con espíritu corpo-

rativismo y de cohesión interna.

Roberto Arancibia

- Conocimientos especializados y de habilidades prácticas del arte de la guerra. - Sistema de entrenamiento y métodos adecuados de evaluación.- Cohesión y la solidaridad grupal como elementos básicos de los cuerpos militares.- Cumplimiento estricto del código de ética y un especial sentido de responsabilidad. - Mecanismo de autorregulación como parte de la profesión militar (ingresos, ascensos, reco-

nocimientos y egresos).

Cuadro N°3: Resumen de las visiones acerca de las características de la profesión militar.

42 GARCÍA, op. cit., p. 6.

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ORÍGENES Y SIGNIFICADO CONCEPTUAL DE LA PROFESIÓN MILITAR. VISIÓN COMPLEMENTADA DE LAS CIENCIAS MODERNAS Y DE…

En la época actual, producto de la multiplicidad de funciones, la profesión es compleja de entender y difícil de desarrollar, en tanto, en la práctica implica aceptar el concepto de polifuncionalidad, que va de la mano con la legitimidad política y social, cuyo correlato se sustenta en estudiar, entender y dominar las materias de seguridad, defensa y estratégicas, entrelazadas en múltiples dimensiones.

Por ello, los objetivos, las misiones, la organización y estructuras que se les asignen a los ejér-citos, corresponde a una temática de difícil definición, atravesada por una variedad de factores. El legado transicional, el nuevo contexto geopolítico internacional, las percepciones de amenazas y riegos, los intereses corporativos de los ejércitos y las relaciones con el sistema político, definen un espacio a lo menos complicado para las reformas y su alcance. Según las exigencias de los tiempos modernos, Gonzalo Santelices describe al militar profesional como único, porque “es un experto en asegurar la paz y en el uso organizado de la fuerza racional en tiempo de crisis”.43

Para concluir, en este artículo se ha reflexionado sobre la profesión militar y los conceptos articuladores que históricamente, por el hecho de haber sido valorados y respetados en distintas situaciones del desarrollo político, social y cultural desde la aparición del Estado moderno, han permitido conservar a la profesión arraigada en los principios que la originaron.

Por ello, independiente de la identificación que se le pueda dar al soldado profesional ante las posibilidades de cambio que ofrece la época actual, se sostiene como elemento esencial, que junto con garantizar el progreso en los asuntos militares, corresponde redoblar los esfuerzos para fortalecer los significados conceptuales que, inspiraron a las autoridades políticas y a los hombres de armas a legitimar la profesión en el sistema político.

Finalmente, la riqueza del proceso de profesionalización, en líneas generales, entre otros asuntos propiamente de los militares, corresponderá al correcto aprendizaje de los criterios conceptuales, al respeto recíproco en las relaciones con el sistema político y a la difusión de políticas claras que sean capaces de fundar las bases cautelares de la institucionalidad militar.

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ARRIAGADA, Genaro (s/f). El Pensamiento Político de los Militares. Santiago: Centro de Investiga-ciones Socioeconómica (CISEC).

43 SANTELICES, op. cit., p. 109.

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LUIS ROTHKEGEL SANTIAGO

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ÉTICA PROFESIONAL: INTERNALIZACIÓN DE LOS VALORES

ENRIQUE SLATER ESCANILLA1

General de Brigada“La moral militar mediante una escala de valores precisa y exigente, implícitamente indica al hombre su lugar exacto en la sociedad. Este no vive solamente por vivir, sino fundamentalmente para servir, respetar y transmitir determinados valores que son sagrados y eternos.Los hombres son y siempre serán el elemento clave en el combate; es la voluntad, el espíritu y destreza de los hombres, conducidos por suboficiales y oficiales capaces y valerosos, lo que hace ganar batallas”.

DEUTSCHE WEHRMACHT(Soldado alemán, Segunda Guerra Mundial)

Resumen: Las exigencias de la sociedad moderna, los cambios valóricos que en ella se producen permanentemente y su influencia en la profesión militar, sugieren reflexionar sobre los asuntos esenciales de los hombres de armas, como la formación moral, el sentido ético, el respeto a nuestras tradiciones; en fin, se trata de “un obrar ajustado a una ética de la virtud, en la que se conjuguen los más altos intereses de la sociedad y aquellos que otorgan felicidad en el quehacer profesional”. Por ello, el contenido de esta reflexión con un sentido racional, espera contribuir al objetivo de aproximarse a los sistemas formativos actuales de nuestras escuelas matrices en el ámbito de la ética de las virtudes y los modelos profesionales que debieran caracterizar al militar.Palabras claves: Profesión militar, Escuela Militar, ética profesional, valores, virtudes, ethos, vocación.

Abstract: The demands of modern society, the changes of values that perma-nently take place in it, and their influence on the military profession , suggest reflecting on the essential matters of military men, like the moral formation, the ethical sense, and the respect of our traditions; in short, it is “working in accordance with an ethics of virtue, in which the highest interests of our society and the ones that provide satisfaction in the professional career are met“ . Therefore, the content of this reflection with a rational sense, hopes to contribute to the objective of getting closer to the current training systems

1 Oficial de Estado Mayor, Magíster en Planificación y Gestión Estratégica, Magíster en Gestión de Recursos Humanos, Profesor de la Escuela Militar en las asignaturas de Bases Conceptuales de la Profesión y Liderazgo, Profesor de la Universidad Bernardo O’Higgins. Actualmente se desempeña como coordinador del Área de Formación Valórica y Tradiciones Militares de la Escuela Militar. [email protected]

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ENRIQUE SLATER ESCANILLA

in our military academies in the field of the ethics of virtues and professional models that should characterize the military.Keywords: Military Profession, Military Academy, professional ethics, values, virtues, ethos, vocation.

Teniendo presente las características y exigencias particulares de la profesión militar, así como la cultura imperante en la sociedad chilena, en la formación moral de los jóvenes que ingresan año a año al Ejército, se hace imprescindible continuar optimizando el sistema educativo institucional, específicamente, en lo referido a la educación e internalización de la cultura militar en su sentido ético y de respeto a los valores y tradiciones militares.

PROFESIÓN MILITAR

La función defensa nace de las funciones primarias del Estado entre las cuales están: ejercer la soberanía nacional, proteger a la población y resguardar el territorio frente a amenazas que atenten contra la comunidad. Por su naturaleza, esta función defensa solo puede ser provista por el Estado.

Por otra parte, la función militar y por ende la profesión militar, encuentra sus raíces en la función defensa y se entiende como la capacidad de acción del Estado, por intermedio de las instituciones de la defensa, destinada a garantizar la protección de la población, la preservación del territorio y el resguardo de su soberanía.

En consecuencia, el Ejército de Chile, sus tradiciones, principios y valores que alimentan las responsabilidades que históricamente le han sido encomendadas tienen su principal sustento en la identidad nacional forjada desde los inicios de la patria y que se desarrolla en conjunto con la nación chilena. En función de lo expuesto precedentemente, es posible indicar que la profesión militar demanda a sus componentes dedicación y consagración, junto con un actuar ético sustentado en sólidos principios, dispuestos a renuncias personales en función de la demanda de seguridad de la sociedad toda, lo que supone altruismo y vocación de servicio.

Lo anterior se cimenta en los principios generales de la disciplina como valor fundamental, jerarquía en el ejercicio del mando y toma de decisiones, profesionalidad en su preparación y actua-ción, prescindente de la política partidista y no deliberante, abierto a la sociedad y comprometido con la seguridad y la paz.

Para el ejercicio de los principios anteriores, la profesión militar exige a sus integrantes ciertos valores corporativos tales como:

• Servicio a la patria• Vocación militar

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ÉTICA PROFESIONAL: INTERNALIZACIÓN DE LOS VALORES

• Competencia profesional• Compromiso moral, intelectual y físico• Mando y liderazgo• Respeto a la jerarquía

ÉTICA PROFESIONAL MILITAR

Ser profesional en la actualidad, en cualquier actividad laboral, es prácticamente un imperativo para incorporarse a la sociedad, obteniendo con ello una jerarquía que transmita estatus social a quien la ejerza. El grado de incorporación a la vida pública y por ende el acceso a una mayor felicidad, están asociados a una profesión determinada y el papel de los profesionales no solo se circunscribe al mundo de la actividad profesional, sino que, en su nueva condición constituyen lo que se puede denominar la “inteligencia social”, el grupo más capacitado para desarrollar funciones directivas, de gobierno y poseer algún tipo de poder. Lo anterior, confiere al desempeño personal una profunda dimensión ética. A mayor compromiso profesional, mayor responsabilidad ética.

La sociedad está atenta al comportamiento profesional, individual y corporativo, en particular al de sus instituciones públicas más representativas, a las malas prácticas, abusos y corrupción. Esto exige un obrar ajustado a una ética de la virtud, en la que se conjuguen los más altos intereses de la sociedad y aquellos que otorgan felicidad en el quehacer profesional. En nuestro caso, en el ejer-cicio de la vocación militar y en la satisfacción de las necesidades de los componentes del Ejército.

En este siglo XXI de exagerado materialismo, utilitarismo e individualismo es habitual escuchar la pregunta ¿para qué sirve la ética? No es fácil responderla, pero podemos decir, a modo de aproximación, que la ética desde un punto de vista filosófico es un saber que busca “orientar la acción de las personas con un sentido racional”, es decir, pretende que el hombre actúe en su vida racionalmente.

No obstante, ¿qué significa orientar racionalmente la vida? En primer lugar, saber apreciar bien antes de tomar una decisión. La apreciación o reflexión ocupa un lugar principal en el acto de elec-ción ética. Es una actitud que evalúa, anticipadamente, los distintos cursos de acción para alcanzar un determinado fin. La ética tiene como misión mostrarnos cómo apreciar bien, con el propósito de hacer buenas elecciones a lo largo de nuestra existencia y en cada una de las decisiones que debamos adoptar. Contribuye a la formación del carácter, uno de los atributos quizás más gravitantes en el militar, especialmente en el oficial, cuya función fundamental es el ejercicio del mando.

¿Cuál es entonces la relación de la ética con el carácter?

Para el caso particular del militar, su vinculación está claramente demostrada por las características mismas de la profesión que demandan a sus integrantes una serie de virtudes

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que los capaciten para el ejercicio del mando y liderazgo y, fundamentalmente, para una buena toma de decisiones, ya que sus consecuencias positivas o negativas repercutirán fundamentalmente en personas, civiles o militares; tanto en tiempo de paz, como en una situación de crisis o guerra.

La filosofía ética nos señala que el objeto formal de la ética es, en última instancia, no la vida misma sino el carácter que hemos adquirido en nuestra vida. Llegamos a ella con una naturaleza o un haber entregado o dado, y a través de nuestras vivencias, obtenemos o nos “hacemos”, un haber propio, forjado por nuestra voluntad y el aporte de los diferentes entornos en los cuáles tenemos la oportunidad de desarrollarnos. Podemos deducir entonces, que la importancia ética está en ser capaces de transformar nuestra naturaleza inicial en otra de mayor valor, dónde podemos reflejar e imprimir el “carácter” propio de cada uno.

Para adoptar buenas resoluciones se requiere de un carácter bien formado, tal como se expresa en el significado etimológico de la palabra “ética”: carácter o modo de ser. El carácter es el centro desde el cuál elegimos una opción o la otra, de ahí la importancia de trabajar y forjar permanen-temente el carácter.

Buen carácter se puede definir como cultivar y hacer propios durante nuestra existencia una serie de valores, actitudes o normas desde el medio en que vivimos (hogar, organización y cultura). En el hombre se conjugan el temperamento, los sentimientos y las actitudes con los que se nace y que no se pueden cambiar, más el carácter que cada uno va formando co-tidianamente.

Para terminar este breve comentario de un atributo de tanta importancia e interés profe-sional se puede considerar que el carácter, analizado desde el punto de vista de la ética, es la personalidad moral, lo que a la persona le va perteneciendo en la medida que la vida transcurre. Costumbres, hábitos, creencias, modo de ser, vicios y principalmente virtudes. En suma lo que se reconoce como “ethos”. El “ethos” es esencialmente personal ya que puede conformarse a través de los actos y hábitos. En el hombre de armas se puede apreciar representado fundamen-talmente por la vocación militar y la entrega al servicio que la carrera demanda legalmente a sus componentes. Sin perjuicio de lo anterior, este concepto también se utiliza para identificar las características más particulares de grupos sociales, culturales o étnicos; pudiendo decirse que en tiempos de cambios o momentos complejos en los cuáles la profesión se ve afectada por los procesos propios de la evolución social, el “ethos” debiera ser la estrella que guíe y señale el rumbo a mantener.

Los hábitos bien orientados se llaman virtudes, las que dependen de la voluntad y del propósito por adquirirlas, es decir, la virtud está a nuestro alcance, es posible obtenerla, pero para ello es necesario trabajo y esfuerzo. Cuando estos hábitos no nos predisponen a alcanzar nuestras metas,

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se denominan vicios. El hombre prudente debe cuidar que en el balance de sus hábitos, predominen más virtudes que vicios.

La ética es una clase de saber práctico, preocupado por averiguar cuál es el fin de nuestra acción para decidir qué clase de hábitos debemos asumir, cómo ordenar nuestras metas interme-dias, cuáles son los valores por los que debemos orientarnos y qué modo de ser o carácter hemos de incorporar. Todo lo anterior, con el objeto de obrar con prudencia, es decir, tomar decisiones acertadas y vivir conforme a la ética.

Quienes ejercen la profesión militar y, fundamentalmente, el liderazgo, tienen el deber de transmitir los conocimientos, capacidades, tradiciones y valores que, generación tras genera-ción han venido acumulando a través del tiempo. Del mismo modo, las múltiples experiencias que han hecho de ella una cultura fuerte y respetada por la sociedad, manteniendo los fines que le son propios y que se desprenden de su propia misión constitucional, sin sustituirlos por otros fines ajenos y que desvirtúan su propio carácter. Por lo tanto, el propósito de la ética militar debe ser analizar y reflexionar sobre las situaciones morales en el ámbito de los deberes y derechos, suscitadas en el ejercicio diario de la profesión, desde la perspectiva de la bondad o maldad.

La preocupación del Ejército por el actuar profesional de sus integrantes, se evidencia ní-tidamente en los principios contenidos en el texto del “Juramento a la bandera”, acto de pro-fundo contenido valórico efectuado previo al ejercicio mismo de la profesión, donde el militar se compromete ante los símbolos más sagrados, a cumplir con fidelidad su misión de servicio a la patria. Podríamos afirmar que, a través de este compromiso de honor, se inicia el proceso de fidelización o de internalización de los valores propios de la profesión militar.

Íntimamente relacionado con lo anterior, el Reglamento de Disciplina para las Fuerzas Arma-das, específicamente el capítulo I, “De los deberes militares”, la Ordenanza General del Ejército y el Código de Justicia Militar, constituyen códigos éticos de gran contenido valórico que deben guiar el actuar profesional.

Las escuelas matrices inicialmente y con posterioridad las escuelas de armas, responsables del proceso formativo integral de los oficiales y clases, sobre la base de los documentos ante-riores, establecen sus propios sistemas de evaluación y formación conductual que posibiliten la práctica de los principios y valores que se requieren para el noble ejercicio de la profesión de las armas.

La ética profesional militar, como en cualquier profesión, demanda el ejercicio de una actitud personal del individuo comprometido ante las características del servicio profesional que este desarrolla. Lo anterior, de acuerdo con los principios de la ética general y teniendo en cuenta

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que la persona humana es la misma, esté o no ejerciendo la profesión, de civil o de uniforme y por lo tanto, sus actos morales no pueden dividirse en públicos y privados.

Una de las características más importantes para el ejercicio de la profesión militar se rela-ciona con las condiciones morales. Se le demanda al profesional que desarrolle una conducta normada bajo ciertas virtudes y valores, que para el caso del Ejército de Chile están descritos en la Ordenanza General del Ejército: disciplina, lealtad, honor, valor, espíritu de cuerpo, abnegación, cumplimiento del deber militar, integridad, respeto, espíritu de servicio y subor-dinación al derecho.

Se estima conveniente tener presente otras que, por su relación con el espíritu de servicio, deben caracterizar a toda profesión y en particular, la militar: patriotismo, diligencia, afabilidad, paciencia, veracidad, sensatez, equilibrio, meticulosidad, entusiasmo, austeridad.

La máxima tentación que depara a quien ejerce un poder y en particular a los comandantes que ejercen responsabilidades de mando, es que en vez de estar al servicio de los demás, entiendan ese servicio hacia los otros a favor de sí mismo. El lucrarse injustamente en un cargo, más allá de lo establecido por las leyes o reglamentos, constituye una grave falta o delito, ajeno al deber ser de la condición del militar.

FORMACIÓN DEL ALUMNO DE LA ESCUELA MILITAR

En el ámbito de la formación integral de los futuros oficiales del Ejército, la Escuela Militar ha desarrollado un proyecto educativo que contempla diferentes sistemas de formación:

Sistema de Formación Docente, Sistema de Formación Profesional Militar, Sistema de Forma-ción Física, Sistema de Formación Conductual y Sistema de Desarrollo del Liderazgo y Actividades Ambientales. Los dos últimos, actúan permanente y transversalmente en la malla curricular y por ende, en la formación ética y moral del alumno.

Paralelamente, consciente de los cambios sociales que enfrenta nuestra sociedad y por con-secuencia los jóvenes que ingresan año a año, el instituto se encuentra desarrollando un proceso de reestructuración secuencial general de su malla curricular y orgánica docente para potenciar fundamentalmente el proceso formativo y el nuevo perfil de egreso propuesto por la Escuela y resuelto por la institución. Para lo anterior, se conformaron a partir de 2014, tres áreas de forma-ción profesional que posibiliten un trabajo más coordinado e integrado entre asignaturas afines y alineado con las características del perfil de egreso del oficial.

En este contexto, y específicamente el Área de Formación Valórica y Tradiciones Militares, recientemente creada, ha quedado integrada por las diferentes asignaturas que cooperan más di-

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ÉTICA PROFESIONAL: INTERNALIZACIÓN DE LOS VALORES

rectamente en el proceso formativo valórico: Bases conceptuales de la profesión militar, Liderazgo, Filosofía y ética, Sociología, Psicología e Historia.

En este mismo sentido y como resultados de los estudios en desarrollo se ha planificado incorporar la asignatura de Ética profesional en el último año de escuela y después de su período práctico de mando en las unidades. Simultáneamente, teniendo en consideración la importancia que tiene para el Ejército y su impronta en la cultura militar, se tiene previsto reforzar el programa general de historia, que comprende contenidos de historia de Chile, del Ejército y contemporánea.

El perfil de egreso del alférez de Ejército en el ámbito ético establece lo siguiente: “Aplica criterio valórico y ético para la toma de decisiones, respetando las normas constitucionales, legales e institucionales y demostrando conocimientos de la doctrina y tradiciones militares, con un fuerte compromiso hacia la profesión y su país”.

Este imperativo del perfil de egreso ha demandado establecer las diferentes competencias y subcompetencias que de él se desprenden, para reestructurar los diferentes contenidos de los programas de las asignaturas del Área Valórica que aportan más directamente a su logro, a través de un modelo orientado por competencias y dónde el alumno pasa a ser el centro del proceso de enseñanza aprendizaje y constructor de su conocimiento, sustituyendo al modelo anterior basado en objetivos. Es conveniente señalar que este modelo, iniciado en 2015, permite una mayor participación del alumno y coadyuva al proceso de formación de hábitos que analizaremos más adelante.

Los alumnos y futuros oficiales que ingresan al Ejército, a través de la Escuela Militar, se in-corporan con un cúmulo de experiencias morales logradas en el entorno de sus propias familias, relaciones sociales, establecimientos educacionales, religión, etc. Lo anterior nos indica –y hace necesario tener presente– que la escuela inicia su propio proceso formativo con una “carga valórica personal en cada uno de sus alumnos”.

Teniendo en consideración que los principios iluminan, legitiman y otorgan significado a los valores humanos, se debe entender que la responsabilidad del Ejército por medio de la Escuela Militar es la de formar en principios y valores profesionales, así como en todos los aspectos propios de las tradiciones militares, vale decir, para los efectos de la enseñanza, reconocer el “valor moral” como punto inicial desde el cual se emiten juicios sobre el obrar humano. Al analizar los actos de las personas en relación con ese punto, podremos establecer si el acto es bueno o malo.

A modo de ejemplo, podemos decir que en nuestra cultura occidental, la civilización greco-romana y la Iglesia Católica, han tenido una influencia determinante sobre el significado de nues-

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ENRIQUE SLATER ESCANILLA

tros valores, pues han sido sus principios los que mayoritariamente han guiado y caracterizado a nuestra sociedad, desde sus orígenes en la fusión del conquistador español con el indio araucano. Por otra parte, en las sociedades donde han influido las tradiciones y la religión musulmana, los valores tienen una connotación diferente.

En el contexto de lo anterior, es necesario comprender cabalmente el concepto de virtud: para que un acto sea moral, debe ser libre y realizarse con vistas a un objetivo determinado que aparece no por naturaleza, sino como consecuencia del aprendizaje y particularmente de la práctica y repetición. Cuando ante una misma situación se repiten los actos morales, se está en presencia de un hábito. Los hábitos conforman la personalidad moral de la persona humana. Cuando los hábitos se realizan conforme a lo esperado, podemos establecer que es virtuoso (es bueno), cuando no se realiza conforme a lo esperado se considera vicioso (es malo). Concretamente, los hábitos son adquiridos (no se heredan) e intervienen como variables en la toma de decisiones.

Se puede establecer que al momento de tomar una decisión, son principalmente dos los factores que influyen en el hombre: el ambiente ético que caracteriza al entorno en que se desenvuelve y el desarrollo de la conciencia ética de la persona. Efectivamente, tal vez no hay mayor influencia sobre el comportamiento de todo militar, que las conductas y ejemplos personales de superiores y camaradas, así como el clima ético general imperante en la unidad y en la institución.

INTERNALIZACIÓN DE LAS VIRTUDES

Recapitulando, formar moralmente consiste en promover en la persona conductas que sean consecuencia de decisiones correctas ante un problema moral, propiciando la adquisición de hábitos buenos. Las virtudes son hábitos que se adquieren a través del tiempo luego de un proceso interno en el educando y donde él decide, en forma autónoma, cómo obrar. Según Aristóteles, para ser virtuosos se necesita naturaleza, razón y hábito.

Lo anterior nos indica y la doctrina militar también lo establece, que no basta con memorizar el significado de las virtudes o mantener a la vista un documento que las describa –por el contrario– se debe disponer de un sistema que durante los años de Escuela permita su verdadero conocimiento y profundidad en la práctica de buenas acciones, para formar la necesaria virtud.

El modelo educativo de la Escuela Militar, busca en sus cuatro años, formar a un futuro oficial en el ámbito del deber ser y comprometer al cadete con el valor mismo a través de un proceso educativo persistente y continuo que posibilite que este actúe conforme a principios, convencido que ellos son moralmente correctos. Para lo anterior, toda la malla curricular aporta a su formación valórica, pero en particular, es necesario destacar el rol del Sistema de Formación Conductual,

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ÉTICA PROFESIONAL: INTERNALIZACIÓN DE LOS VALORES

que se sustenta en las virtudes cardinales de la templanza, la fortaleza, la justicia y la pruden-cia; pilares fundamentales de toda estructura ética y de las cuales se desprenden otras virtudes morales y también las establecidas por el Ejército como virtudes militares, por su identificación con las requeridas para el ejercicio de la profesión militar.

El Sistema de Formación Conductual de la Escuela Militar antes mencionado y vinculado con el Área de Formación Valórica, constituye una adecuada herramienta para que se materialice el principal objetivo de la ética, vale decir, que los cadetes no actúen simplemente conforme a los conceptos teóricos relacionados con los principios y valores, sino que también los internalicen a través de la educación y práctica de las virtudes militares, utilizando metodologías que les posi-bilite a los jóvenes, desde su ingreso hasta su egreso como oficiales, adquirir hábitos a partir de la reflexión. En este proceso educativo, el rol de los comandantes de compañías, oficiales jefes de cursos, profesores y alumnos más antiguos reviste una importancia vital para hacer efectiva la observación individual inicial, mantener un control permanente para verificar si el proceso de cambio de conducta se está produciendo y realizar la evaluación al término de cada semestre presentada al “Consejo Calificador de la Unidad Fundamental”.

Como el hábito que se pretende obtener se forma a través de la referencia de los principios y valores, en la escuela se produce el requerimiento que el alumno los conozca y comprenda cabalmente durante sus tres primeros años. Por ende, esta fase es la más compleja e importante de todo el proceso de formación moral ya que los valores militares están íntimamente ligados más que a una profesión, a un estilo de vida muy diferente al conocido por el educando hasta antes de su ingreso y que, por lo mismo, se le hace difícil de comprender en esta primera fase de su formación y más aún, proyectarlo a situaciones profesionales que le podrán ocurrir en un futuro y de las cuales no tiene mayores experiencias. Este último aspecto, actualmente se busca optimizar, a través de períodos de práctica profesional en las unidades durante el cuarto año de escuela, que le permiten al subalférez tener una visión más real de la vida de cuartel.

Podemos establecer como segunda fase formativa, la capacitación y desarrollo durante el cuarto año de escuela y primeros años posegreso del instituto que posibilita la práctica de la virtud con el convencimiento de la posesión del valor, siendo capaz de adoptar decisiones mo-ralmente esperadas por la sociedad y la institución. Esta etapa requiere de una responsabilidad que va más allá de la propia escuela, y que exige un fuerte compromiso de los mandos de todos los niveles, en particular de las unidades donde el oficial egresado da sus primeros pasos en la carrera militar.

La retroalimentación que el instituto hace a través del proceso de “Seguimiento del Egresado”, de los oficiales en los dos primeros años de carrera, confirma la necesidad de una observación y acción formativa dirigida por los comandantes de unidades, que permita optimizar el proceso y consolidar su formación.

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Este Sistema de Formación Conductual, requiere fundamentalmente de la vocación, compro-miso, abnegación y carácter de quienes tienen la tarea de lograr que las virtudes se conviertan en hábitos en sus subordinados, vale decir los oficiales instructores de las unidades de alumnos, quienes deben tener dedicación exclusiva a su función de comandantes y ser seleccionados a través de un sistema claramente definido, avalado por la institución y que permita disponer de los más idóneos para el ejercicio del mando y la docencia en la Escuela Militar. El liderazgo, la creatividad y las metodologías que se empleen serán cruciales para obtener el desarrollo moral de sus alumnos.

Lo anterior demanda al cuadro de instructores de la Escuela Militar en particular y de las unidades en general, regirse por un modelo profesional fundamentalmente orientado al servicio y dónde la vocación y la abnegación cumplan un rol determinante y motivador, constituyéndose como referentes inspiradores y fiel reflejo de ese modelo que no debiera “pasar de moda”, ya que de así ocurrir se podría ver afectado el propio “ethos” o corazón de la profesión, debilitándola en su esencia misma, dificultando la internalización de los valores en sus integrantes y despotenciándola en el ámbito nacional e internacional.

Esta formación moral sucesiva que se efectúa en el joven futuro oficial, le permitirá ir con-formando un sistema de valores integrado, con respecto al que lo acompañaba y caracterizaba a su ingreso a la escuela. Como los valores morales solo se logran internalizar en la medida que sean aceptados libremente, es determinante que la institución en cada una de las fases del pro-ceso formativo del oficial y conforme a las responsabilidades de cada nivel, ponga en acción sus mejores capacidades humanas, metodológicas de mando y liderazgo, para formar un oficial con claros principios éticos y, habiendo asumido con convencimiento y voluntad, los valores propios de la profesión militar.

CONCLUSIONES

1. La ética militar se encuentra enunciada en los principios establecidos en diferentes documentos doctrinarios que entregan las normas de conductas de los integrantes del Ejército y en los que se debe profundizar permanentemente, más que a través de su lectura y teoría, de su práctica constante y, fundamentalmente, del ejemplo personal de todos los componentes y, particular-mente, de quienes tienen la gran tarea del ejercicio del mando.

2. La profesión militar es una actividad altamente calificada, de utilidad social reconocida, desempeñada por personas que han adquirido una competencia especializada siguiendo estudios orientados específicamente a ese objetivo y que dedican la mayor parte de su vida a ella, adquiriendo gran importancia los rasgos valóricos, elemento indispensable para el ejercicio de una función que requiere de un marcado espíritu de servicio público, entrega, abnegación, compromiso y genuino amor a Chile.

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3. La ética militar se relaciona directamente con el carácter, el que se desarrolla y educa perma-nentemente a través del cultivo y práctica de los valores que marcan la conducta y definen a cada militar. El más grave cargo que se le puede hacer a un militar, y muy particularmente a los oficiales, es el de demostrar falta de carácter, capacidad y conocimiento.

4. El “ethos” de la profesión militar se sustenta principalmente en un modelo vocacional caracteri-zado por el servicio al Estado, el compromiso social, la abnegación y el respeto a las tradiciones, siendo responsabilidad de todos los componentes del Ejército, mantener activo ese espíritu militar reflejado en el “Juramento a la Bandera” y con el cual todos se han comprometido en el marco de honor, en que en su momento este se realizó.

5. La internalización de los principios y valores hasta transformarse en hábitos, constituye la tarea más importante y compleja del modelo educativo de la Escuela Militar, recayendo esta en su cuadro de educadores, los que tienen la gran responsabilidad de satisfacer las expectativas y cumplir con las exigencias que la sociedad y el Ejército demanda a los pro-fesionales de las armas. Esta responsabilidad institucional incluye a los comandantes de unidades regimentarias.

6. Para materializar lo antes señalado, es necesario disponer de oficiales y profesores con una fuerte vocación, espíritu de servicio, ejemplo personal y fundamentalmente, con un ejercicio del mando y liderazgo caracterizado por la iniciativa y la creatividad, expresado a través de metodologías innovadoras que posibiliten la participación integrada de oficiales y profesores; métodos de reflexión y análisis, diálogo participativo, debates dirigidos e inteligentes y estudios de casos reales del acontecer institucional. Será tarea de los co-mandantes de unidades continuar impulsando el desarrollo de la práctica de los hábitos que se conformen.

7. Somos parte de la sociedad, pero con una misión profesional que requiere y exige de sus hombres y mujeres, al igual que en La Concepción, el entregar la propia vida si la patria lo demanda, constituyendo una exigencia mayor que nos distingue dentro del Estado y nos diferencia nota-blemente de otras profesiones. Hoy más que ayer, la profesión militar y especialmente el rol de los oficiales del Ejército de Chile, debe generar confianza, integridad, conocimiento y seguridad a la ciudadanía toda.

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BIBLIOGRAFÍA

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Plan de Estudios de la Escuela Militar 2015.

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OMAR GUTIÉRREZ VALDEBENITO1

Resumen: El presente artículo explica los cambios experimentados en las Fuerzas Armadas chilenas, en el marco de la evolución propia de la sociedad. Lo anterior, desde la sociología militar, disciplina desarrollada a partir de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos con el fin de dar respuestas ante la nueva realidad. De este modo, se busca comprender la concepción detrás de los procesos, organización y sentido de la profesión militar en Chile. Palabras Claves: Sociología militar, Fuerzas Armadas, profesión militar, Charles Moskos, defensa nacional.

Abstract: This article explains the changes experienced by the Chilean Armed Forces, in the context of the society’s evolution. Therefore, from Military Socio-logy, discipline developed from the World War II in United States of America in order to bring answers about the new scenario. In this way, it seeks to understand the conception behind the processes, organizations and the sense of the military profession in Chile. Keywords: Military sociology, Armed Forces, military profession, Charles Moskos, national defense.

INTRODUCCIÓN

La sociología no estableció un interés sólido y sistemático de investigación para estudiar a los militares hasta después de la Segunda Guerra Mundial, oportunidad en la que nace la sociología militar que, como área especializada de la sociología, intenta dar respuesta a interrogantes rela-cionadas con los cambios que está experimentando la organización militar de posguerra, siendo la base de estudio el Ejército de Estados Unidos.

1 Profesor de Estado en Física por la Universidad Técnica del Estado. Master of Arts en Sociología por la Universidad de Maryland de Estados Unidos. Magíster en Ciencia Política por la Academia de Guerra Naval y la Universidad Marítima de Chile. Se ha desempeñado como investigador residente en los siguientes centros de estudios internacionales: Instituto de Ciencias Sociales de las Fuerzas Armadas Alemanas (SOWI); Instituto para Estudios Militares Israeli (IIMS); el Instituto de Investigación del Ejército de Estados Unidos para las Ciencias Sociales y el Comportamiento (ARI); y, el Centro de Desarrollo e Investigación del Personal Naval de la Marina de Estados Unidos (NPRD)”. En la actualidad es Investigador del Centro de Estudios Estratégicos de la Armada. [email protected]

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En ese contexto, también estudió aspectos tales como: el origen socioeconómico de sus miem-bros, el tipo de relación social que se desarrolla intrasistema, la relación entre civiles y militares, la cuestión de los valores de la organización, entre otras.

En la actualidad, la sociología militar, entre otras cosas, busca dar respuesta a las interrogantes siguientes: ¿Qué tipo de Fuerzas Armadas tenemos como organización social?, ¿Qué tipo de soldado es el que forma parte de la organización militar?, ¿Qué constituye la profesión militar?, ¿Cuáles son sus aspectos fundamentales, esto es, su configuración y su actuación en los distintos tipos de operaciones? Es decir, esta disciplina tiene el objeto de comprender los procesos sociales que modifican la estructura de la organización de las Fuerzas Armadas (Burk, 2002).

En general, la cuestión militar se afronta desde la perspectiva de la eficacia de las Fuerzas Armadas y su adecuación a las exigencias de la modernidad y la tecnología. Los avances que han supuesto tales investigaciones han permitido, a la comunidad académica y política, una mejor comprensión de la evolución de la profesión militar (Harries-Jenkins & Moskos, 1984).

Para el propósito de este trabajo, las categorías sociológicas y politológicas elaboradas por autores como Morris Janowitz (1957), Samuel Huntington (1960) y Charles Moskos nos permiten intentar dar respuesta a las siguientes interrogantes: ¿Se encuentran las Fuerzas Armadas chilenas en un proceso de “civilinización”,2 en el lenguaje de Janowitz? O bien, ¿Evolucionando desde un formato institucional a uno ocupacional, según el modelo de Moskos (1985)?

IDEA CENTRAL

La idea central que se discute en este trabajo, indica que las Fuerzas Armadas chilenas esta-rían evolucionando sociológica y organizacionalmente, debido a una serie de cambios y exigencias político-sociales, tanto en el contexto nacional como internacional, desde un formato institucional a un formato ocupacional.

Lo anterior se podría visualizar en las diversas temáticas que han sido parte de la discusión pública y política, tales como: a) El sistema de pensiones del personal militar, b) La reforma al sistema de justicia militar, c) La profundización del proceso de incorporación de mujeres, d) La presencia de personas homosexuales, e) La contribución de las Fuerzas Armadas ante catástrofes naturales y ecológicas, f) El Acuerdo de Unión Civil (ley que regirá a partir del 22 de octubre de 2015), y, g) La gratuidad de las escuelas matrices de oficiales de las Fuerzas Armadas, entre otras.

2 El término “civilinización” fue acuñado por Janowitz en The Professional Soldier (1960), en pp. XI y ss. Con este término se quiere hacer referencia a todo el proceso de evolución tecnológica en su proyección al estamento militar. Proceso que supone la interpenetración y convergencia de la organización civil y militar. Se refiere con él la tendencia hacia modelos ocupacionales, con las consecuencias que de ello se derivan.

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CONTEXTO

En las últimas décadas nuestra sociedad, como consecuencia de los cambios en los patrones socioculturales, ha experimentado profundas transformaciones, las que se han caracterizado por hacer aflorar un mundo más materialista e individualista, el que amparado en un creciente empode-ramiento de las personas y sustentado en una mayor información, preparación y conocimiento, se ha multiplicado con la aparición de las redes sociales, permitiendo difundir masivamente aspiraciones o instalar en el consciente colectivo demandas o sueños de diversa índole. De esta forma, los cambios sociales se han dejado sentir en la forma de alteraciones a la estructura social, política y económica del país, afectando las normas de comportamiento y la interrelación de las personas entre sí y con las instituciones u organizaciones, incidiendo directamente en los valores de la sociedad.

Esto quizás puede parecer muy distante de la realidad de las instituciones militares, sin em-bargo, cada vez más, las organizaciones castrenses absorben los cambios sociales del mundo que las rodea de donde provienen sus integrantes.

En Chile, el proceso de cambios experimentados por las Fuerzas Armadas se ha hecho más evidente con posterioridad a la década de los noventa, es decir, con la llegada de los regímenes democráticos. Estas se han venido adaptando a la evolución que ha experimentado la sociedad chilena, como consecuencia de un constante impulso social y político, que busca una mayor con-vergencia del mundo civil y militar, en los términos de Janowitz, dejando atrás la divergencia en el lenguaje de Huntington.

La sociedad chilena se preocupa cada vez más de los derechos individuales de las personas (los que adquieren un poder mayor al estar respaldados por cuerpos legales e instituciones u ONG que los impulsan y verifican su implementación) hecho que se refleja en las Fuerzas Armadas (toda vez que estas son un espejo de lo que ocurre en la sociedad en general).

Como consecuencia, una serie de cambios han tenido lugar al interior de las Fuerzas Armadas. Estos cambios han generado cierto grado de “resistencia” –consciente o inconsciente– dentro los servicios armados, toda vez que se asumen que estos podrían tener impacto en su eficiencia operativa, los valores institucionales que las sustentan y amenazar la imagen tradicional que se tiene del militar.

ESQUEMA TEÓRICO

A riesgo de una excesiva simplificación puede entenderse la existencia de dos corrientes en la sociología militar, en buena medida personalizadas. De un lado, autores como Huntington (1957) sostienen que la eficacia militar y su neutralidad política requieren necesariamente un aislamiento de los valores sociales; desde ahí que parezca adecuado distanciar las Fuerzas Armadas de la so-

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ciedad civil. Desde esta perspectiva, prima, pues, un punto de vista divergente. Por el contrario, autores como Morris Janowitz (1960) se acercan más a una posición convergente hacia el resto de la sociedad, al subrayar la necesidad de que la institución converja hacia el resto de la sociedad, aunque sin verse abrumada por ella.

En general, se estima que la “civilinización” de las Fuerzas Armadas, término acuñado por Janowitz, para expresar “la convergencia ocupacional de los civiles y los militares y la interpenetra-ción de las organizaciones…”, entendida esta como “un proceso evolutivo que se ha desarrollado en diversos países del mundo desde la segunda mitad del siglo XX, producto de la interpenetración de la organización militar y demás organizaciones civiles, dentro de la sociedad; donde las fuerzas militares han modificado su organización netamente fundamentada en el combate hacia un sistema que permite combinar esta función esencial con otras que van en directo apoyo de la sociedad civil y por consiguiente del Estado” (Janowitz, 1960, 1971).

Resulta especialmente descriptivo para el tema que nos ocupa el breve enunciado de los mo-delos o formatos organizativos de las Fuerzas Armadas, tal y como han sido descritos por Charles Moskos. Este autor distingue la existencia de un modelo divergente o institucional, un opuesto modelo ocupacional o convergente, y un tercer modelo denominado plural o segmentado. Dichos formatos organizativos, como todo modelo teórico, no tienen por qué darse completamente en la realidad, si bien indican tendencias que pueden predominar efectivamente. Dicho de otro modo, ninguna fuerza militar es plenamente institucional y, menos aún, es plenamente ocupacional. Como el mismo Moskos afirma “los tres modelos tienen en común una referencia al continuum que va desde una organización militar altamente diferenciada de la sociedad civil hasta un sistema militar fuertemente convergente con las estructuras civiles” (Moskos, 1985: 142).

El formato institucional o divergente

En este formato, las Fuerzas Armadas quedan distanciadas de la sociedad y del sistema político civil, con una concepción y aplicación rigurosa de los valores militares, un reconocimiento mínimo de los derechos y libertades del militar.

El formato institucional vendría a suponer la concepción tradicional de la institución militar, relacionada con la habitual percepción común del Ejército (Cotiño, 1999: 69). De sus diversos ca-racteres, cabe destacar como pauta genérica la resistencia natural a los cambios. Resulta una nota particular la mentalidad conservadora (Huntington, 1957) como rol de la organización, asimismo, en la formación del militar y en la propia actuación de la institución se exacerban los históricos valores militares y la disciplina militar.

En este modelo, se parte de un supuesto nexo e identificación del Ejército con la ciudadanía, a través del servicio militar obligatorio; sin embargo, se favorece por diversos métodos la diver-

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gencia de la población militar al respecto de la civil. Se entiende que con tal alejamiento de la sociedad se permite el mejor cumplimiento de las funciones militares, entre las que se encuentra la custodia de las esencias patrias. Entre estos medios alienantes destaca el sistema retributivo en el modelo institucional, basado en una remuneración por debajo de los precios de mercado, si bien compensada por unas retribuciones “en especie” que vienen a suponer unos “privilegios” al respecto de la consecución de necesidades básicas: vivienda, alimentación, educación, servicios médicos, recreación, etc.

El militar vive, compra o se divierte con militares. De este modo, pese a la relativa austeridad de sus salarios, los militares encuentran reconocimiento por su entrega a la patria y, lo que es más importante, se fortalece el corporativismo (Cotiño, 1999: 70). Pese a cierta autonomía política de la institución así considerada, al militar individual se le somete a una muy estricta disciplina y a un régimen de derechos y libertades más que reducidos. Además, en este modelo institucional, el militar lo es las veinticuatro horas del día, independientemente de que esté o no esté de servicio.

El formato ocupacional

El formato ocupacional resulta contrario al anterior; en él destaca básicamente su dinamismo y adaptabilidad a los cambios registrados por la sociedad y por el desarrollo de la tecnología militar. Sin obviar la necesidad de la disciplina en las Fuerzas Armadas, para su verdadera efectividad se pretende su actualización en relación con las modernas exigencias, para lo cual se requiere una flexibilización de la misma.

Así, se dota al soldado de una mínima esfera decisoria, que al final revierte positivamente en su actividad. Al mismo tiempo se aboga por la adopción de los adelantos organizativos civiles para muchos ámbitos de la actuación militar, actividad esta que en virtud de la técnica se aproxima paulatinamente a la civil.

Para llevar a cabo la función militar ya no resulta imprescindible una acendrada vocación o un alto honor y espíritu; al menos no tanto como lo exigido para prestar cualquier otro servicio a la administración del Estado.

Tanto en el modelo institucional como ocupacional priman la funcionalidad y la eficacia, si bien, en este último, estas se conciben conforme a las pautas impuestas por la modernidad.

En este modelo, el militar es un funcionario que presta un importante servicio al Estado y a la comunidad, pero para prestarlo basta con que se le considere militar solo durante las horas de ejercicio de su función; a la administración no le importa su vida fuera del servicio más allá de lo que pueda afectar directamente al mismo. La retribución se establece conforme a los criterios de mercado o, al menos, se remunera homogéneamente con relación al resto de los funcionarios;

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en consecuencia, desaparecen antiguos privilegios en “especie” que, como se ha mencionado, refuerzan un excesivo corporativismo, ahora entendido como innecesario.

Para realizar mejor las funciones que el poder democrático les asigna, en este modelo no re-sulta necesaria la separación del colectivo militar del resto de la sociedad, con lo que convergen en muchos aspectos. Aún es más, la inserción del militar en la sociedad es una garantía objetiva para evitar que la tenencia de los medios coactivos de la fuerza pueda emplearse autónomamente, en contra la voluntad de la población. Dada esta convergencia con la esfera civil, la neutralidad militar se exige de la organización castrense, no de sus miembros individualmente considerados, a los que se les reconocer la mayoría de sus derechos políticos e incluso laborales. Por último, en este modelo ocupacional, la restricción de derechos y libertades del militar debe ser acorde a la funcionalidad real de la administración militar, obviándose anacronismo históricos y sociales propios del modelo institucional, que en nada coadyuvan a la verdadera eficacia de la organización (Cotiño, 1999: 71).

El formato Plural o Segmentado

Moskos (1985: 150) plantea una tercera formulación de un modelo de organización militar: el segmentado o plural. Un modelo plural como este integra el conjunto de los indicadores opuestos de los modelos tradicional (institucional) y “civilinizado” (ocupacional). La organización militar plural es simultáneamente convergente y divergente respecto de la sociedad civil; recoge tendencias organizativas institucionales y ocupacionales.

No obstante, este modelo no es el resultado de una visión ecléctica de los otros dos, tampoco es, como subraya este autor, una amalgama de estas tendencias. Este modelo consiste en una departamentalización de los modelos anteriores en los diversos sectores que existen en las Fuerzas Armadas.

Así, en los segmentos institucionales se continúa cultivando los ideales del honor militar, la mística de las Fuerzas Armadas y la virilidad; la mujer se ve reducida a una participación simbólica entre los cuadros de mando o es totalmente excluida; la socialización militar se ve reforzada por la formación y el autorreclutamiento. De otro lado, en los sectores ocupacionales se aceleran las funciones relacionadas con la administración, la técnica, se valora la preparación según las normas de mercado así como se tiende al resto de los caracteres que de este modelo se predicaban.

La parcelación se opera a distintos niveles, pero a nivel general se destaca que este desarro-llo caracteriza ya las tendencias de las Fuerzas Armadas, a saber: las fuerzas aéreas y las armas técnicas de los ejércitos tienden hacia el modelo ocupacional. Los grupos especializados de combate y las fuerzas navales tienden a permanecer, o incluso, a volver, al modelo institucional (Cotiño, 1999: 71).

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Moskos (1985: 152) refiere este modelo como posible tendencia de futuro en las Fuerzas Armadas de las sociedades occidentales, y lo entiende como el que resulta más positivo para el mantenimiento de “una eficacia organizativa y de espíritu mientras que es capaz de adaptarse al cambio tecnológico y es consistente con los valores democráticos”.

Al margen de tales valoraciones, de lo que no cabe duda es que Moskos logró formular tres construcciones de desarrollo sobre la organización militar que resultan de fácil comprensión y gran utilidad. De ahí se deriva la aceptación doctrinal de tal clasificación, que ha servido para analizar las fuerzas militares por todos los estudiosos (Nuciari, 1983: 75).

LAS FUERZAS ARMADAS CHILENAS, SEGÚN EL MODELO I/O

En el presente análisis me ceñiré a la aplicación del modelo Institución/Ocupación de Moskos a las Fuerzas Armadas chilenas, siguiendo las variables identificadas por su autor y agrupadas por Josep Baqués en el cuadro “Organización social militar”, en “La profesión y los valores militares en España” (2004: 130), que separa las variables en cuatro dimensiones: a) Incentivos hacia la profesión; b) Recompensas profesionales; c) Régimen laboral; y, d) Implicaciones sociales. Luego, en el contexto de la dicotomía convergencia/divergencia intentaré ahondar en algunos cambios político-administrativos que me parecen sustantivos para la comprensión del fenómeno a nivel nacional.

Incentivos hacia la profesión

Respecto de los incentivos hacia la profesión (legitimidad, consideración social y atractivos, convocatoria y reclutamiento). De la legitimidad se aprecia que las Fuerzas Armadas chilenas se mantienen cercanas al modelo institucional. En general, se caracterizan por mantener buena parte del ethos militar tradicional. Por tanto, mantiene la legitimización en términos de valores, principios y normas que sustentan la mantención de intereses superiores como la defensa de la patria, la integridad del territorio y la mirada de la profesión más como una vocación que como una alternativa de trabajo. Se puede apreciar también que, parte de los integrantes más jóvenes, tienen interés en estudiar en paralelo carreras universitarias, lo que puede ser visto como una posibilidad de retiro anticipado de la institución en busca de mejores perspectivas económicas o como una forma de perfeccionamiento que podría utilizar como herramienta en el desempeño de la carrera militar y también como preparación para la vida civil al momento del retiro.

Hoy, algunos de los nuevos postulantes a las Fuerzas Armadas consultan directamente por cuales serán sus ingresos al momento de egresar de las escuelas matrices para compararlos con los que ofrece el mercado, evidenciando un cambio en el paradigma hacia una priorización en el interés monetario. Lo anterior se ve reforzado cuando en las campañas publicitarias se refuerza la idea que al egresar se tiene un trabajo asegurado.

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De la consideración social, se estima que también se encuentra más ligado al modelo insti-tucional, toda vez que el prestigio o estima de los cuadros profesionales de las Fuerzas Armadas están basados en que son capaces de desempeñar misiones ajenas a las tradicionales, por ejemplo: contribuyendo durante emergencias y catástrofes naturales, asumiendo el Estado de Excepción decla-rado por la autoridad política, para asumir el control del orden público. La estima social también se basa en la capacidad profesional de los miembros de las Fuerzas Armadas que se incrementa con los cursos efectuados, el grado de especialización realizado en las instituciones y en sus conocimientos profesionales. No obstante, es preciso mencionar también que ha existido la tendencia a acercarse al modelo ocupacional, cuando se ha incrementado el porcentaje de asignaciones de sobresueldos a aquellas personas que tienen algunas especialidades de mayor valor en la vida civil, como una forma de compensar su esfuerzo y evitar los retiros producto de la alta demanda e incentivos que ofrece la sociedad civil (ingenieros, aviadores, fuerzas especiales, especialidades técnicas, etc.)

Sobre los atractivos a la convocatoria y reclutamiento, también pareciera más cercano al modelo institucional. Se estima que aún las personas que ingresan voluntariamente a seguir la carrera de las armas, lo hacen por vocación, por la formación integral que entregan los centros de formación de las Fuerzas Armadas y por las características del “estilo de vida” que transmiten. Es cierto que hoy existen más universidades o centros de formación donde las personas pueden seguir una carrera civil, posiblemente mejor remunerada en el futuro, constituyendo la formación militar una alternativa más a las innumerables alternativas de educación. No obstante, al conocer desde el interior la institución, se tiende a pensar que las personas que eligen esta profesión tienen que tener una enorme vocación de servicio, ya que dado sus características particulares (guardias, campañas, embarcos, entrenamientos, disciplina, responsabilidad, etc.), hacen que no sea fácil para alguien que no tiene un estilo de vida especial o no sea resocializado de manera efectiva. Respecto a la convocatoria a través del servicio militar o por contratación a través del sistema de tropa profesional, este también es voluntario, y si bien en ocasiones su incremento de postulantes depende de las circunstancias económicas y sociales del país, la gente que postula e ingresa se siente atraída por su sistema de vida y características particulares.

Recompensas profesionales

En las Fuerzas Armadas chilenas, la base de compensación monetaria está ligada a la antigüe-dad y la graduación principalmente, no obstante, existe una mejor base para aquellos que cuentan con especialidades más técnicas, como una forma de compensar la diferencia con el mundo civil, es decir, hay una mezcla de convergencia y divergencia a la vez.

En relación al modo de compensación, es cercano al formato institucional, ya que con su sueldo efectivo es inferior al mundo civil, se recibe una compensación en especies tales como vivienda fiscal, sistema de salud, acceso a clubes y centros de recreación, sistema de bienestar, auto fiscal, vestuario de trabajo y otros. Asumiendo que el libre mercado brinda oportunidades con sueldos

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superiores es que las Fuerzas Armadas han tenido que aceptar inclinarse por retribuir al personal que posee competencias técnicas diferenciadas. En la Armada, las especialidades técnicas obtienen una bonificación del 35% sobre el sueldo base en contraste con las especialidades básicas. Los oficiales no son la excepción, ya que optar al título de especialista en Estado Mayor, le asegura un incremento significativo en su sueldo, en comparación con los oficiales que no gocen de dicha especialización. No se puede dejar de mencionar a los oficiales pilotos de las distintas ramas de las instituciones castrenses que perciben un sobresueldo del 50% por derecho a vuelo, con el propósito de retenerlos y evitar una fuga al mercado civil.

Una vez llamado a retiro, el servidor militar también mantiene características institucionales, recibiendo una buena pensión, si se la compara con la civilidad, atención de salud, posibilidades de recontratación y un permanente contacto o ligazón con la institución a través de clubes, cír-culos y asociaciones.

Régimen laboral

En general, en los aspectos del régimen laboral, existe una cercanía entre los modelos ins-titucional y ocupacional, encontrándose características de ambos, es decir, se enmarcaría en el modelo “plural o segmentado”.

Analizando, por ejemplo, el papel asignado, se mantienen las especialidades y las orien-taciones de carrera según sus competencias, no obstante, no se aprecian esas características más generalistas, donde “había que hacer de todo”. Por otra parte, se puede observar que en los grados más altos, la tendencia a abocarse exclusivamente a sus especialidades va disminuyendo, existiendo la posibilidad de desempeñarse en funciones de servicio general. Junto con eso, hay algunas personas que durante gran parte de su carrera realizan trabajos específicos al igual que en el mundo civil.

Respecto a la evaluación de resultados, la tendencia de lo holístico o cualitativo se ha mante-nido, aunque existe cada vez más preocupación por la obtención de resultados cuantitativos, dada la presencia de una mayor fiscalización por parte de la sociedad civil y de la misma institución en el efectivo y eficiente empleo de los recursos, lo que ha significado un incremento en los software de control de gestión internos, alineados con los sistemas fiscales del Estado.

Respecto al sistema legal, existe una mezcla entre ambos modelos institucional y ocupacional. El modelo de justicia militar existe, sin embargo, a consecuencia de presiones desde la sociedad civil, han comenzado las discusiones para que sea modificado. El personal militar está sujeto también a las leyes que regulan el funcionamiento de los órganos administradores del Estado, pudiendo asumir responsabilidades administrativas, penales y civiles, si se establece que no obró bien en el cumplimiento de sus obligaciones.

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Implicaciones sociales

Respecto de las cónyuges del personal militar se aprecia que aún sigue siendo relevante en el desarrollo de la carrera la participación de las esposas en actividades institucionales, especialmente en el personal de mayor graduación, sin embargo, se estima que se encuentran más alejadas que años atrás, dado principalmente al desarrollo de sus propias carreras profesionales acorde al com-portamiento de la sociedad. Por ejemplo, en el caso de la Armada, las cónyuges de los oficiales se integran en algunas actividades de voluntariado, estimando que un fenómeno similar ocurre en las otras ramas de la defensa. También se mantienen los eventos sociales por unidades, reparticiones o especialidades, a diferencia de la sociedad civil, donde las actividades, por lo general, son de los funcionarios, no incluyéndose las cónyuges.

El desarrollo de las carreras de las cónyuges ha traído dificultades para la gestión de personal, específicamente en los procesos de transbordo, toda vez que por un lado existe algún grado de obligación de desplazarse con la cónyuge y familia al nuevo lugar de destino, sin embargo, estas no están dispuestas a dejar sus respectivos trabajos, dado las buenas remuneraciones que reciben, las que constituyen un importante aporte al sostenimiento de grupo familiar.

En cuento a la residencia, se mantiene el modelo institucional con el uso de viviendas fiscales concentradas en determinadas áreas. Si bien no todos los integrantes de las Fuerzas Armadas habi-tan en casa fiscal, esto se debe a que las instituciones no disponen de la capacidad para proveerle a cada integrante esa posibilidad, aquellos que no acceden a este beneficio se les compensa con una asignación de vivienda que le permite paliar en parte el arriendo de una vivienda distante del lugar de trabajo. También, encontramos algunos que habitan su casa propia.

ASPECTOS ADICIONALES DE LA CONVERGENCIA-DIVERGENCIA

1. Un primer aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación con la política de responsabilidad social (RS) del Ministerio de Defensa.

En marzo de 2008 se hizo público el documento referencial sobre la política de RS de la Defensa Nacional. Uno de los objetivos de esta iniciativa es que las instituciones de la defensa reporten anualmente en esta nueva perspectiva de medición de desempeño, basada en variables como la preocupación por el medioambiente, los vínculos y beneficios para la comunidad, el bienestar de su personal y, en definitiva, la sustentabilidad integral de una acción legitimada en el tiempo, respaldada por estándares internacionalmente validados.

Los pilares de la política de RS que estableció el Ministerio de Defensa son: cohesión social, sustentabilidad social, ambiental, política y económica, buen gobierno corporativo, imagen y reputación.

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La política de RS del Ministerio de Defensa tiene como sus objetivos principales continuar con-tribuyendo al desarrollo nacional en aquellas áreas definidas por las normas legales, promover y asegurar el cumplimiento de los principios del Pacto Global de Naciones Unidas y, desde la perspectiva de la defensa, formar y mantener capacitado al personal, crear instancias de asesoría y control y difundir la política de RS.

En este contexto, tal como lo especifica el artículo 101 de la Constitución Política de Chile, las Fuerzas Armadas de Chile existen para la defensa de la patria y son esenciales para la seguridad nacional; la cual, de acuerdo a lo expresado por Verdugo (2002),3 en términos modernos abarca más allá de la integridad territorial, dado que involucra el concepto del desarrollo integral en apoyo del cumplimiento de los objetivos nacionales trazados por el Estado, ayudando a precaver o superar con éxito las situaciones de emergencia que pongan en peligro el cumplimiento de esos objetivos.

En consecuencia, la contribución al desarrollo nacional es parte de la misión de las Fuerzas Armadas, sin perjuicio de las funciones inherentes y privativas del Estado en lo que se refiere al uso del “poder bélico” para la defensa de la patria.

Bajo esta visión de compromiso estatal, la defensa nacional está inserta en el desenvolvimiento de la nación, entendiendo que muchas de las acciones que realizan contribuyen al desarrollo integral del país y de la sociedad chilena; de esta forma, deben asumir estratégicamente la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) como parte de sus funciones, pasando a consti-tuirse como otro actor social en esta materia. En consecuencia, los mismos principios pueden ser perfectamente denominados como Responsabilidad Social Institucional (RSI), lo que es aplicable a las tres ramas de la defensa nacional.

Como consecuencia de lo anterior, muchas de las actividades que realizan las instituciones de la defensa, en tiempo de paz, están asociadas a la responsabilidad social, concepto relacionado más con el ámbito empresarial que con el de la defensa.

2. Un segundo aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación la ley Nº 18.962, Orgánica Constitucional de Enseñanza que reconoce a las instituciones de educación superior dependiente de las Fuerzas Armadas, facultad de otorgar títulos y grados equivalentes, para todos los efectos legales, a aquellos de similar características otorgados por las univer-sidades e institutos profesionales.

3 VERDUGO, M. (2002). Funciones de las Fuerzas Armadas y el Consejo de Seguridad Nacional en Chile de Acuerdo a las Propuestas de la Reforma Constitucional. Ius et Praxis, 8 (1): 53-70, 2002. Recuperado el 4 de junio de 2015 de sitio: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-00122002000100006

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OMAR GUTIÉRREZ VALDEBENITO

Con la dictación de la ley Nº 20.129, publicada el 17 de noviembre de 2006, se estableció un sistema nacional de aseguramiento de la calidad de la educación superior y crea la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), organismo público de carácter autónomo encargado de verificar y promover la calidad de las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica autónomos y de las carreras y programas de estudios que ellos ofrecen.

En este contexto, las instituciones militares, al igual que las entidades de educación superior civiles, pueden ser reconocidas por esta comisión sin que ello, hasta el momento, constituya una obligación. En el presente año se encuentran acreditados los siguientes centros de forma-ción y educación de las Fuerzas Armadas chilenas:

DESDE HASTA

Escuela Militar Ejército 25/01/2012 25/01/2017

Escuela Naval Armada 11/12/2013 11/12/2018

Escuela de Aviación Fuerza Aérea 08/01/2014 08/01/2018

Academia Politécnica Militar Ejército 31/10/2012 31/10/2017

Academia Politécnica Naval Armada 23/09/2014 23/09/2018

Academia Politécnica Aeronáutica Fuerza Aérea 21/01/2015 21/01/2017

3. Un tercer aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación con la promul-gada ley que crea el Acuerdo de Unión Civil, cuyo objeto es adaptar la legislación a la realidad de un número creciente de parejas estables que no se encuentran unidas por el matrimonio y extender la regulación legal a parejas del mismo sexo, que comenzará a regir en el mes de octubre próximo.

Hasta el momento, en la señalada ley, han quedado fuera de esta regulación el personal de las Fuerzas Armadas, sobre todo en los temas patrimoniales. Sin embargo, el actual gobierno se ha comprometido a regularizar esta situación con el personal de las Fuerzas Armadas, sean del mismo o distinto sexo.

4. Un cuarto aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación con la reforma al Código de Justicia Militar, la que implica cambios en tres áreas: a) la estructura orgánica de los tribunales que imparten justicia; b) el procedimiento y la competencia de dichos tribunales; y, c) los delitos que conocerán.

Según las autoridades gubernamentales, el ideal es que las cortes marciales solo operen en tiempos de guerra, pero se reconoce que un acuerdo político en esa línea sería muy difícil de alcanzar, por lo mismo, se plantea la mantención de una justicia militar especial.

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LA PROFESIÓN MILITAR CHILENA: ¿DE LA DIVERGENCIA A LA CONVERGENCIA?

5. Un quinto aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación con el sistema de pensiones que poseen los integrantes de las Fuerzas Armadas que es distinto al sistema civil de capitalización individual.

A través de los medios de comunicación social se denuncia que existe una discriminación que afecta a los civiles del sistema de AFP (Administradora de Fondos de Pensiones) en beneficio del sistema de reparto de las Fuerzas Armadas, calificándolos de privilegios inaceptables. Lo anterior es un tema en discusión parlamentaria que podría traer novedades una vez que se resuelva la nueva carrera profesional. Esta tendería a mejorar los procesos de ingreso, perma-nencia y egreso del personal en diferencias instancias.

6. Un sexto aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación con los temas de inclusión y no discriminación, en particular, la presencia abierta de homosexuales en las instituciones (Ley Nº 20.609 establece medidas contra la discriminación arbitraria).

Uno de los principales argumentos para oponerse a la inclusión de personas homosexuales a las organizaciones militares era que ello generaría problemas de convivencia, afectaría la cohesión de las unidades y la preparación militar.

En la actualidad, en Chile no existe ninguna norma que prohíba a un homosexual ingresar y permanecer en las Fuerzas Armadas, prueba de lo anterior, en agosto de 2014, un miembro de la Armada reconoció su orientación sexual estando en servicio activo. El marinero Mauricio Ruiz fue autorizado por la institución a hacer pública su condición.

7. Un séptimo aspecto de la convergencia Fuerzas Armadas y sociedad, dice relación con la moción de diputados oficialistas (gobierno) que busca modificar los procesos de postulación y selec-ción en las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas. (Proyecto de ley (Boletín Nº 9518-04, de 20 agosto de 2014) que “Modifica diversos cuerpos legales, en lo tocante a los planteles educacionales de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad”.

El objeto de la iniciativa es “abrir las puertas de las Fuerzas Armadas a los ciudadanos y ciudadanas que cumplan con los requisitos de admisión, basados en logros y méritos, subsanando discriminaciones arbitrarias, como el requisito de antecedentes de los padres, con el propósito de seleccionar o ingresar a las escuelas matrices, y la existencia de pagos diferenciados y sin justificación entre hombres y mujeres que cursan estudios” (Boletín Nº 9518-04).

Los diputados precisan en el proyecto que: “Actualmente, persiste una diferencia arbi-traria y discriminatoria en los procesos de admisión entre las escuelas de suboficiales y oficiales de las Fuerzas Armadas. Las primeras son financiadas plenamente por el Estado,

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OMAR GUTIÉRREZ VALDEBENITO

mientras que las segundas tienen un alto costo económico para el aspirante y su familia, lo que provoca una consistente barrera económica de entrada que profundiza y reproduce la segmentación entre sectores bajos y sectores altos en el seno de las Fuerzas Armadas. En otras palabras, per se a los ciudadanos pertenecientes a sectores bajos y medios bajos se les está negando el ingreso a las escuelas de oficiales y, en consecuencia, a dirigir y comandar unidades militares”.

Asimismo, indicaron, se suman una serie de requisitos específicos, impuestos por el regla-mento de cada plantel educacional, que constituyen prejuicios y barreras discriminatorias, tales como: opción sexual, estado civil, filiación política, contar con apoderado con domicilio en la región y una gravosa póliza de garantía.

Para los diputados “no existe motivo alguno para excluir de la participación como personal de nuestras Fuerzas Armadas a aquellas personas que pertenecen a partidos políticos, sindi-catos u organizaciones, ya que si lo que se pretende es cumplir el carácter no deliberante y la obediencia propia de las Fuerzas Armadas, se debe comprender que esta exclusión nada dice relación con dichas características, sino que es una forma de discriminación arbitraria que no se sujeta en máximas comprobables que permitan dicha exclusión y, por lo tanto, se debe ser tolerable. Por el contrario, al reconocer y aceptar la filiación política o social se generaría un espacio transparente y público de plural ocurrencia, lo que anularía el predominio de un sector político y prescindiría la aparente neutralidad y las eventuales posiciones o manipulaciones política soterradas” (Boletín Nº 9518-04).

CONCLUSIONES

Las Fuerzas Armadas chilenas a pesar de estar cada vez más abiertas e integradas a la socie-dad, mantienen sus raíces valóricas que las acercan más al modelo institucional que al modelo ocupacional. En ellas existe un predominio de la consideración de ser militar como una vocación de servicio, sin horarios, de respuesta inmediata cuando son requeridas, sin tiempos determina-dos por trabajo, sin pago extra por tiempo excesivo de desempeño de funciones y manteniendo la obediencia y la disposición a dar la vida en caso de ser necesario que hace la diferencia de quienes se desempeñan en el área ocupacional.

Sin embargo, en la profesión militar en Chile, en algunas de las variables propuestas por Moskos, se encuentran en un proceso evolutivo que podría identificarse como intermedio entre el modelo institucional y el ocupacional, es decir, en el modelo plural o segmentado, en los términos de Moskos. Por ejemplo, en las motivaciones de algunos de los postulantes, socializados en un mundo de cambios en los patrones socioculturales, no se evidencia el interés por ingresar a una profesión de por vida, sino como tránsito hacia otra, impregnándose de la cultura y estilo militar que cuenta con una valoración positiva por su formación y entrega de valores a sus integrantes.

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De igual modo, la variable compensación monetaria, se observa que la retribución que recibe el personal que posee especialidades y competencias técnicas diferenciadas se ha visto incremen-tada, asimilando sus ingresos a los mayores salarios que ofrece mercado, con el propósito de retenerlos en servicio activo.

El tránsito de lo institucional a lo ocupación es diferentes según la rama de la defensa que se trate, más aún, es diferente dentro de la propia organización militar. Si bien, en ge-neral, podemos decir que la organización responde a un determinado modelo, existen áreas o departamentos que estas características se encuentran más exacerbadas, por el tipo de labor que realizan y las exigencias que ellas demandan. Por ejemplo, los grupos u unidades espe-cializados de combate de las diferentes ramas y las fuerzas navales tienden a permanecer en el modelo institucional.

También, es cierto que la profesión militar en Chile se ha acercado al formato ocupacional, como consecuencia de fenómenos, como la integración de la mujer, quien cada vez tiene menos limitaciones en la carrera militar, la menor participación de las esposas y familias de las activi-dades de la vida militar. Sin embargo, esposas y familias son mucho más influyentes que antaño en la disponibilidad para la movilidad geográfica de muchos servidores de las Fuerzas Armadas.

Lo anterior no significa que los patrones propios de organización institucional se estén abandonando y se pierdan completamente para llegar a adoptar un modelo ocupacional per se, sino por el contrario, está llevando a las instituciones castrenses a adaptarse a las nuevas realidades sociales y políticas “civilinizando” la profesión militar tal cual lo plantea Morris Janowitz, lo que las está obligando a reforzar aquellos principios básicos en las que se han sustentado, para poder enfrentar de mejor manera los cambios en el entorno y adaptar su cultura organizacional.

Finalmente, en la medida que concreten iniciativas legales como las que contiene el proyecto de nueva Constitución, que fue presentada por diputados socialistas al Ejecutivo, donde “se establece la facultad de la suboficialidad para organizarse como asociaciones gremiales para la defensa de sus condiciones de empleo”,4 la tarea de seguridad y defensa que le impone la ley a las Fuerzas Armadas, a partir de una organización jerárquica, en un marco de disciplina, esencial para el mantenimiento del orden interno de la fuerza, estaremos diluyendo la dicotomía entre militares y civiles, avanzando a pasos agigantados hacia una convergencia entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas, propias de los modelos ocupacionales, impactando directamente en el ethos militar.

4 El Mercurio de Santiago, 22 de junio de 2015, p. C 2.

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OMAR GUTIÉRREZ VALDEBENITO

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CONSIDERACIONES REFERIDAS A LA CONDUCTA MILITAR Y SU RELACIÓN CON EL CAPÍTULO III DE LA“ORDENANZA GENERAL DEL EJÉRCITO”

GERARDO ARTURO STUVEN RAMÍREZ1 General de Brigada

Resumen: El cada vez más complejo escenario para ejercer el mando militar, en virtud a la autoridad que le asiste a los comandantes, por razón de grado y de cargo, han hecho reflexionar respecto de la importancia de fortalecer la conducta militar, elemento propio del carácter de soldado del Ejército de Chile, que no solo se ve guiado por la norma escrita o consuetudinaria, sino por la práctica permanente de las buenas costumbres y la ética en el gobierno de su vida personal y profesional.Palabras Claves: Mando militar, disciplina, jerarquía, obediencia, conducta militar.

Abstract: The increasingly complex scenario to exercise military command, under the authority that assists commanders, because of rank and position, has made us reflect on the importance of strengthening military conduct , an element proper of the character of the Chilean Army soldier that not only is guided by written or customary law , but by the permanent practice of morality and ethics in the government of his personal and professional life .Keywords: Military command, discipline, hierarchy, obedience, military conduct.

INTRODUCCIÓN

La Ordenanza General del Ejército es una de las producciones intelectuales más importantes de la doctrina institucional, en donde se precisan los principios esenciales en los que se funda el Ejército de Chile y que refleja las diferentes dimensiones que adquiere el ejercicio de la profesión militar. El documento fue promulgado por Decreto Ministerial MDN.SSG. Depto. II/1 Nº6030/86 el 22 de febrero de 2006 y difundida para el Ejército de Chile mediante el Reglamento Administrativo R.A. (P) Nº110-A “Ordenanza General del Ejército de Chile”.2

1 Licenciado en Ciencias Militares, Oficial de Estado Mayor, Profesor de Academia en Historia Militar y Estrategia, Master en Gestión de Recursos Humanos, de la Pontificia Universidad de Comillas, Madrid – España, Magister en Recursos Humanos de la Universidad Gabriela Mistral, Santiago – Chile, Magister en Planificación y Gestión Estratégica de la Academia de Guerra del Ejército. [email protected]

2 EJERCITO DE CHILE (2006). R.A.(P) 110-A Ordenanza General del Ejército.

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GERARDO ARTURO STUVEN RAMIREZ

Este documento doctrinario, fundamentalmente destaca la importancia de la conducta de las personas que componen la institución, haciendo énfasis en la necesidad de ajustarse a los tiempos, dada la velocidad de los acontecimientos sociales y la evolución de las leyes que hoy están cada vez más centradas en la protección de las personas, lo que ha hecho necesario volver a enseñar y explicitar definiciones y principios morales muy propios del ejercicio de la profesión militar.

En este sentido, la disciplina, valor fundante para el Ejército, es un bien esencial que lo for-talece, lo preserva, lo cohesiona, ya que no basta la capacidad militar para convertir un grupo armado en un Ejército.

Las experiencias de la vida militar indican que esta profesión impone, además de competencias técnicas y funcionales que determinan sin duda eficiencia, un alto componente valórico vinculado a la disponibilidad, movilidad geográfica y actitud de servicio, todos ellos aspectos orientados al bien común. Constituye ante todo, una profesión altamente vocacional tanto para los oficiales como para los suboficiales, que demanda de muchas renuncias personales.

En lo particular, el Capítulo III de la Ordenanza General del Ejército, “Las dimensiones profesio-nal, ética y cívica de la profesión militar”, determina aquellos aspectos que identifican claramente la conducta esperada de un militar, por lo que se ha estimado conveniente profundizar en los siguientes temas:

1. Algunos aspectos de la realidad social nacional.2. Particulares características de la profesión militar.3. Autorrealización y vocación militar.4. El mando militar y la obediencia.5. La disciplina y las relaciones de credibilidad y confianza.

La Ordenanza General del Ejército constituye un documento que incentiva a las personas a prac-ticar, en su vida personal como en el ejercicio de la profesión militar, buenos comportamientos, no único y exclusivamente por la simple memorización de códigos de conducta a seguir, como tampoco por el temor reverencial que pueda generar el castigo o la reprensión de una falta a la disciplina.

Por otra parte, la confianza y credibilidad entre el que manda y el que obedece es fundamental. Se produce en un trabajo adaptativo a través de una metodología combinada de conocimiento de la temática, de la práctica de todas y cada una de las actitudes y sobre todo un método de evaluación a través de la propia observación, no solamente de los superiores sino de los pares, quienes finalmente con la crítica constructiva, generan esa modificación conductual en dirección hacia la actitud esperada.

Los problemas o situaciones que actualmente podrían afectar a la “Conducta Militar” esperada, sugiere que el Ejército inserto en una sociedad donde las actitudes relativas se han constituido en

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CONSIDERACIONES REFERIDAS A LA CONDUCTA MILITAR Y SU RELACIÓN CON EL CAPÍTULO III DE LA“ORDENANZA GENERAL DEL EJÉRCITO”

una práctica usual, consolide los métodos, para que su personal haga suyos los valores, principios y sobre todo internalice la práctica de una conducta deseable para un soldado,

Para enfrentar desafíos como estos, las ideas inherentes a este cambio social son distintas. Es decir, se amplía el contrato social con el personal que se adhiere a las filas del Ejército, que promueva una gran capacidad de adaptación a los nuevos tiempos y todo ello sin perder la esencia de la profesión militar.

Cuando se evidencia un conflicto respecto de los valores de la profesión militar y propósitos de la misma, la clarificación e integración de aquello divergente, se convertirá en sí mismo en un trabajo adaptativo, que deben realizar desde los mandos en todos los niveles hasta la persona que será objeto del cambio, respecto de los que nos indica este modelo.

Ello no se logra solamente desde lo funcional o técnico, aclarando conceptos y evaluándolos mediante instrumentos de diseño docente, sino como se menciona anteriormente, en un trabajo adaptativo que se vincula a la práctica continua de usos y costumbres de trato y respeto por el otro, como también de la convicción que ello es parte del “sistema de vida y profesión militar”, cuya base fundamental es la disciplina y el servicio generoso al personal que se comanda o que conforma la unidad a la que se pertenece.

Todo ello tiene que ver con el desarrollo de la capacidad de entender los intereses y deseos de las personas, muchas veces asociadas al mundo moderno donde la sensación de inestabilidad e incertidumbre perturba a la gente. Ello implica el gran desafío de “gestionar la diversidad” de personas que componen el Ejército de Chile.

DESARROLLO

ALGUNOS ASPECTOS DE LA REALIDAD SOCIAL NACIONAL

Entre otros asuntos, los aspectos socioculturales que están impactando a la sociedad nacional, se encuentran en las fuerzas del cambio y los procesos que las encausan, los que ya, a todas luces no están del lado de las instituciones sino del lado de la sociedad y probablemente lo estarán cada vez más. A aquello se suman los continuos avances científicos y tecnológicos, los que han introducido recurrentes cambios en las actividades sociales, económica, en la producción, en la organización del trabajo y en las formas de vida en general de las personas. La formación permanente resulta indispensable para poder adaptarse a las nuevas situaciones.

En esa línea, las nuevas demandas de las personas por la calidad y expectativas de vida y del bienestar, como se ha mostrado en la educación, exigen el diseño de procesos altamente complejos, participativos, sometidos a un fuerte componente de ensayo y error, retroalimentando permanen-temente resultados parciales.

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GERARDO ARTURO STUVEN RAMIREZ

Figura Nº 1 Distribución generacional en el Ejército (año 2014)

Fuente: de Generación del autor

A modo de ejemplo, las diferencias generacionales se aprecian en seis factores organizacionales: la relación que tienen con la autoridad, el vínculo con la organización, la relación con sus pares, el estilo de trabajo, la forma de liderazgo y los estilos de aprendizaje. Así, en cuanto a los estilos de trabajo, para los Baby boomers son más bien estructurados, los integrantes de la Generación X tienen una forma de trabajar flexible y para los jóvenes de la Generación Y es fluido. Se trata entonces, de problemas no - lineal (que no pueden ser resueltos bajo la mirada “Causa-Efecto”). Es decir, ello no puede ser abordado por la forma tradicional de diseño lineal de las políticas ins-titucionales. Esto exige un cambio de escala en el modo de abordar los problemas.

En consecuencia, las personas postulantes al Ejército o que actualmente están en el primer tercio de la carrera profesional, pertenecen a una generación que se identifica más con las tecnologías de punta y su capacidad de interacción con ellas, lo que implica menor capacidad para convivir en ambientes laborales demandantes y exigentes. Son más individualistas que la generación anterior y reivindican la autonomía en sus opiniones y actuaciones, situando su ámbito personal por sobre las de orden laboral y social.

Buscan un reconocimiento a su responsabilidad individual, quieren libertad para decidir en su entorno laboral, el que debe ser agradable y desafiante. Buscan amplias oportunidades de apren-dizaje, como también generar una comunicación abierta en redes sociales, blogs, etc. Desean flexibilidad temporal y espacial para ejercer sus funciones.

PARTICULARES CARACTERÍSTICAS DE LA PROFESIÓN MILITAR

Las Fuerzas Armadas son un grupo social constituido por personas, ideas, métodos y formas que desempeñan el rol exclusivo en el uso de la fuerza, con el propósito de la defensa del Estado. Su

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CONSIDERACIONES REFERIDAS A LA CONDUCTA MILITAR Y SU RELACIÓN CON EL CAPÍTULO III DE LA“ORDENANZA GENERAL DEL EJÉRCITO”

cometido lo llevan a cabo inserto en la sociedad nacional, aunque su preocupación fundamental no es otra que las consideraciones de tipo militar, de tal forma que su profesionalidad se resume en ser expertos en un dominio: el de la fuerza de las armas. Ello requiere exigir a sus integrantes ser profesionales altamente especializados y con condiciones morales particulares y diferenciadores respecto de otras profesiones.

Particularmente, en el Ejército cobran especial valor en el profesional militar un sentimiento de identidad corporativa y una responsabilidad fundamental de ética y transparencia respecto del estado y sociedad al que se debe y sirve. Su base y conformación se construye en una doctrina común con una muy homogénea matriz de ideas, opiniones, actitudes y comportamientos que lo estructuran y cohesionan en su accionar, defendiendo su integridad y desarrollo institucional. De esta manera, se establecen condiciones manifiestas o latentes que les permiten un proceso de preparación que consolida un pensamiento y actuar común.

Se consideran universalmente cinco rasgos profesionales que lo particularizan:

1. Largo y continuo aprendizaje del arte y ciencia militar, lo que apunta a una dilatada formación y a un conocimiento altamente especializado, movilizando saberes en los diferentes grados y áreas de desempeño, con las exigencias académicas y de calificación que ello implica.

2. Identidad clara y suficiente de lo que significa ser militar, adhiriendo a los principios y valores de la profesión, fundamentalmente al concepto de “Disponibilidad”, que significa estar en condiciones de empleo cuando se le requiera.

3. Ética específica, basada en una sólida formación de principios y valores que generan con-fianza y credibilidad en los mandos subordinados.

4. Pautas disciplinarias de actuación, con una comprensión superior del mando militar, quien ejerce el poder de la autoridad que se confiere. Ello, además obedece al concepto de auto-disciplina, lo que implica la práctica de conductas respetuosas y deferentes en las relaciones interpersonales y obedientes a la doctrina vigente.

5. Organización burocrática dinámica, que evoluciona en sus sistemas, órdenes y métodos, con respeto siempre de la jerarquía de la estructura que articula el sistema militar, altamente participativa y respetuosa a la vez de la opinión fundada.

AUTORREALIZACIÓN Y VOCACIÓN MILITAR

Al ingresar al Ejército, sin duda que se busca la felicidad en una actividad en la que el pro-fesional militar busca sentirse realizado. Fundamentalmente se siente respetado y considerado, comprende perfectamente que constituye un aporte a la cadena de valor a su trabajo. Entre otros aspectos esto se refiere a recibir permanentemente estímulos de sus mandos para ser innovadores y creativos, motivando a su vez e inspirando también a aquellos que conforman su organización proporcionando retos y significado a su trabajo.

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GERARDO ARTURO STUVEN RAMIREZ

En este sentido, el desarrollo de la vocación militar debe ser alimentado, una prioridad que genera desafíos permanentes, los que se traducen en atractivos para el desarrollo no solamente militar sino del ámbito personal. Esta necesidad de realización y crecimiento es la que conforma el motor de la motivación, en un ambiente de respeto y de genuina consideración por el otro.

En el mundo militar se buscan motivos para realizar acciones que contribuyan al bien del Ejército y que, además, hagan felices a los que los impulsan y desarrollan, es aquí donde se demuestra la vocación militar. Dignificar a la persona a través del trabajo, obteniendo de esta un rendimiento óptimo, comprometida con su función y con un comportamiento acorde con las necesidades ins-titucionales.

EL MANDO MILITAR Y LA OBEDIENCIA

Conforme lo establece el propio DNL 911 “Reglamento de Disciplina para las Fuerzas Armadas”, (reimpresión) edición 2005,3 el mando militar se lleva a efecto desde una posición de autoridad. Esta autoridad es otorgada por razón de grado, quien es el que tiene respecto de otro un grado más alto en la jerarquía militar o por razón de mando, que es el que ejerce autoridad sobre otros miembros de las Fuerzas Armadas en razón del cargo o función que se le ha confiado. Es así como “subalterno”, es el que tiene con relación a otro un grado inferior en la escala jerárquica militar y “subordinado”, es el que está a las órdenes de un superior.

El ejercicio del mando militar se lleva a efecto fundamentalmente mediante órdenes, las que, desde la perspectiva de la autoridad que las emite, debe reflejar dominio de la materia que está ordenando, generar autoconfianza y determinación en su impartición. En esta instancia de la impartición de órdenes claras, es donde el ejercicio del liderazgo implica la asunción de riesgos y responsabilidad personal. Quien lo ejerce debe tener una personalidad tenaz y carácter para hacerla cumplir. La determinación y tenacidad con que ello ocurra, son el efecto de una perso-nalidad dotada de autoconfianza. Estos elementos, sumados a una personalidad cálida, humana, considerada y preocupada legítimamente por las personas a las que manda, genera obediencia.

Ahora bien, la obediencia es el resultado de la tarea de generar confianza y credibilidad en el mando. Ello permite potenciar a las personas a las que se dirige, confiando en las capacidades que ellas tienen, ya sea individualmente o como una unidad. Es una actitud personal ante los subordi-nados, de enorme trascendencia; creemos en las personas y en sus capacidades, en su iniciativa, creatividad, capacidad y entusiasmo por cumplir la orden o una instrucción concreta. Todo ello se concreta en la obediencia de la persona o unidad en lo que se ha ordenado.

3 EJÉRCITO DE CHILE (2005), Reglamento DNL 911 “Reglamento de Disciplina para las Fuerzas Armadas”.

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CONSIDERACIONES REFERIDAS A LA CONDUCTA MILITAR Y SU RELACIÓN CON EL CAPÍTULO III DE LA“ORDENANZA GENERAL DEL EJÉRCITO”

LA DISCIPLINA Y LAS RELACIONES DE CREDIBILIDAD Y CONFIANZA

La disciplina es una capacidad que puede ser desarrollada por cualquier ser humano, e implica para toda circunstancia la práctica de una actuación ordenada y perseverante, con el objetivo de obtener un fin determinado. En las personas permite controlar sus acciones y emociones, conforme un marco de referencia determinado, en este caso por la institución a la que sirve.

El autocontrol de las acciones o emociones, basado en un código de conducta aceptado por la persona que ingresa al Ejército y que debe observar y cumplir, se obliga a dirigir su comportamiento en forma autónoma o mediante la estimulación del superior, que con medidas correctivas, genera conductas apropiadas y aceptadas por el entorno en el cual se desarrolla la actividad militar. El desarrollo de esta habilidad permitirá el logro de las metas propuestas en forma personal, cuyo éxito se verá reflejado también en el logro de los objetivos de la unidad a la que pertenece, generando en este mismo sentido relaciones interpersonales satisfactorias.

La disciplina entrenada en el ámbito militar, hace que el subalterno actúe bajo el concepto de la obediencia respecto a la orden emanada por un superior, sometiéndose voluntaria y libremente al control, adhiriéndose o haciendo propia la misma en beneficio del conjunto. Para ello, cabe dejar constancia de la confianza y credibilidad que se debe generar en el que ejerce el mando.

LA OBEDIENCIA, EJE IMPORTANTE DE LA VOCACIÓN MILITAR QUE DEMANDA RENUNCIAS PERSONALES

Es lo que Lord Moulton en un ensayo de 1924 en “The Atlantic Monthly” llamó “obediencia a la inejecución de una tarea”. ¿Qué es eso? “Hay tres grandes dominios de la acción humana.4

Primero viene el dominio del derecho positivo, donde nuestras acciones están prescritas por las leyes vinculantes para nosotros, que deben ser obedecidas. Luego viene el dominio de libre elección que incluye todas aquellas acciones para las que reclamar y disfrutar de la libertad completa. Pero entre estos dos (derecho positivo y libre elección) hay un tercer dominio grande e importante en el que no hay reglas, ni ley positiva, ni libertad absoluta.

En ese dominio no existe una ley que determine inexorablemente nuestro curso de acción y sin embargo nos sentimos que no somos libres de elegir el cómo lo haríamos. En este campo y en cada caso, el grado de la falta de libertad varía. Son grados desde una conciencia de un deber casi tan fuerte como el derecho positivo a la sensación de que la materia es todo, sino una cuestión de elección personal.

4 MOULTON, John Fletcher (June 2015). Obedience to the unenforcable - The New Criterion, a monthly review edited by Royer Kimball, UK.

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Algunos pueden desear repartir este dominio en estadios separados, por ejemplo, el dominio del deber, otra el dominio del espíritu público otra el dominio de buena forma; pero se prefiere ver como un dominio integral y holístico, esto es para todos los actos en la vida, ya que tiene una y la misma característica en todo. Esto es el dominio de la obediencia. Entonces, la obediencia es practicar libremente una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las buenas relaciones, la convivencia y el trabajo productivo. La persona desde su propio juicio es el ejecutor de la ley sobre sí mismo.

Los peligros que amenazan el mantenimiento de este dominio de modales surgen de su situación entre la libre elección y el derecho positivo. Hay un sinnúmero de seguidores de los movimientos para ampliar el ámbito del derecho positivo. En muchos países –especialmente en las naciones más jóvenes– la tendencia es promulgar leyes para regular todo. Por otro lado, hay una tendencia cada vez mayor para tratar asuntos que no están reguladas por la ley positiva como asuntos de absoluta elección.

Ambos movimientos podrían ser atentatorios al desarrollo de los seres humanos, respecto de su elección a obedecer. Ambos, permiten medir el grado en que la nación confía en sus ciudadanos y su existencia, las personas confían en las organizaciones a las que pertenecen para, finalmente, determinar el grado de confianza y credibilidad en los seres humanos que le rodean.

Es así como en estos tres ámbitos, las personas dan testimonio de la forma en que se comportan en respuesta a esa confianza. La mera obediencia a la Ley no mide la grandeza de una nación, de una organización o de una persona. Puede obtenerse fácilmente por una autoridad fuerte y lo más fácil de todo, desde un pueblo timorato, aspecto que se traduce en un temor reverencial. Tampoco es la licencia de la conducta que tan a menudo acompaña a la ausencia de ley y que está mal llamada libertad una prueba de grandeza. La verdadera prueba es el grado en que los individuos que componen la nación, la organización y en definitiva un grupo humano, se puede confiar en que obedecer la ley autoimpuesta. Hoy, en general se observa una lucha y ruptura entre el derecho positivo y la libre elección, aspecto que solo ha puesto en relieve la sabiduría de la intuición de Moulton.

Una regulación más fuerte o la capacidad de las personas de una más libre elección de la for-ma de conducir su vida, permite que las personas desde su propio juicio puedan elegir en forma más libre, el dominio de la obediencia. Lo que necesitamos es lo que Moulton describió como, las personas son capaces de hacer cumplir las normas sobre sí mismos. Ello es autodisciplinarse en la obediencia voluntaria y consciente.

EL RESPETO POR LAS PERSONAS QUE SIRVEN EN LA INSTITUCIÓN

Diversos estudios sociales demuestran que en la actualidad, la sociedad atraviesa un impor-tante proceso de transformación, donde al respeto por el ser humano y la renovada valoración de la persona, sin discriminación de raza, sexo, creencia u opinión, hace que las organizaciones

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CONSIDERACIONES REFERIDAS A LA CONDUCTA MILITAR Y SU RELACIÓN CON EL CAPÍTULO III DE LA“ORDENANZA GENERAL DEL EJÉRCITO”

transiten desde modelos y sistemas cerrados de gestión de personas, hacia modelos permeables y tolerantes a la diversidad. Ello no significa en ningún caso perder la esencia de su ser y naturaleza para lo cual fueron diseñadas.

La gestión de la diversidad se ha convertido en una herramienta fundamental para el diseño de organizaciones, donde los escenarios sociales se tornan complejos, considerando que cada día las personas demandan el respeto por las legítimas elecciones de vida. Ello obliga a desprenderse de todo lo que ayer pudo ser eficiente en el modelo de gestión de personas, obligando a las ins-tituciones a diseñar nuevas capacidades comunicacionales que generen confianza y credibilidad, muy acordes con la diversidad de personas que se deben dirigir.

Cambiar, es ante todo, pensar en forma diferente. Como nuestras percepciones del entorno se construyen sobre la base de nuestras formas de pensamiento y de los juicios que se anteponen a la realidad, nos resulta muy difícil darnos cuenta de lo evidente. La sociedad nacional está cambiando y se presenta más tolerante a la diversidad.

La gestión de la diversidad es un proceso paulatino en donde se desarrolla en forma activa y consciente la aceptación y utilización de ciertas diferencias y similitudes, vistas como potencial de la institución, e integradas a la normativa legal donde el ethos del militar y la propia identidad del Ejército refleja nuestra tradición por respetar los derechos humanos en el amplio espectro del concepto.

Será entonces necesario desinstalar los juicios hacia las personas respecto de las diferencias, el que se debe a un proceso educativo, tanto formal como ambiental, que genere las condiciones para que todos quienes deseen en forma voluntaria desarrollarse plenamente al servicio de su país en el Ejército de Chile, que demanda de estos un compromiso y entrega, que hoy por hoy la sociedad adhiere. No obstante, de cuyas manifestaciones se espera el fiel cumplimiento al marco disciplinario, base fundamental y fortaleza de la institucionalidad militar.

CONCLUSIONES

La Ordenanza General del Ejército y el Reglamento de Disciplina para las Fuerzas Armadas son dos documentos doctrinarios que generan las condiciones favorables para que los oficiales puedan ejercer el mando en propiedad, desde una autoridad moral y normativa.

El bien superior a preservar será la disciplina militar como valor fundante para el Ejército. En esta profesión altamente demandante, la formación del carácter y el ejercicio permanente de conductas confiables generarán credibilidad. Ello implica haber dominado la obediencia.

El trabajo adaptativo y la permanente práctica de conductas deseadas permitirá reforzar los valores de la profesión militar y propósitos de la misma. Asimismo, dichas conductas posibilitarán

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la aceptación voluntaria y no la tolerancia de una norma que se cumple pero no se obedece, desde la autoridad representada en cada comandante y en todos los niveles de mando, hasta la persona que será objeto del cambio.

Indispensable para que ello suceda es traspasar la responsabilidad de llevar a efecto este tra-bajo adaptativo a cada individuo, ya que el primer cambio es individual y se vincula a la práctica continua de usos y costumbres de trato y respeto por el otro, en el convencimiento que ello es parte del “sistema de vida y profesión militar”, cuya base fundamental es la disciplina y el servicio generoso al personal que conforma la unidad a la que se pertenece.

BIBLIOGRAFIA

EJÉRCITO DE CHILE (2006). R.A.(P) Reglamento Administrativo “Ordenanza General del Ejército de Chile”. Santiago, Chile.

EJÉRCITO DE CHILE (2005). Reglamento DNL 911 “Reglamento de Disciplina para las Fuerzas Ar-madas”. Santiago, Chile.

MOULTON, John Fletcher (June 2015). Obedience to the unenforcable - The New Criterion, a monthly review edited by Royer Kimball, UK.

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MANUEL BAQUEDANO Y LA MANIOBRA:BREVES CONSIDERACIONES SOBRE

CHORRILLOS Y MIRAFLORESGERMÁN MORENO CASANOVA1

Teniente Coronel

Resumen: El general Baquedano, insigne y reconocido comandante, figura histórica del Ejército de Chile, se desempeñó como Comandante en Jefe del Ejército en Campaña entre 1880-1881. De lo cual se desprende que guió a las brigadas de las armas en los pasajes más exitosos de la Guerra del Pacífico y que culminaron con la entrada a Lima. En este contexto, atendiendo a las formas de estudiar la profesión militar y de asumir sus desafíos en la época actual, se analizarán ciertos aspectos específicos relacionados con la conducción del general Manuel Baquedano en las batallas de Chorrillos y Miraflores, el 13 y 15 de enero de 1881, y desde la perspectiva conceptual, la maniobra en la planificación de guerra. Palabras claves: General Baquedano, Guerra del Pacífico, Lima, conducción militar, Chorrillos y Miraflores, planificación.

Abstact: General Baquedano , a famous and renowned commander ,a historical figure of the Chilean Army , served as Commander in Chief of the Army on Cam-paign, between 1880-1881. From which it follows that he commanded the various combat regiments during the most successful battles of the Pacific War, which culminated with the Occupation of Lima. In this context, considering the ways to study the military profession and assume the challenges of the present time, certain specific aspects related to the conduct of General Manuel Baquedano in the battles of Chorrillos and Miraflores, on 13 and 15 January 1881, are discussed , and from the conceptual perspective, the maneuvering in the planning of the war.Keywords : General Baquedano, Pacific War, Lima, military leadership, Chorrillos and Miraflores, planning.

Uno de los personajes históricos nacionales, que logra mayor consenso respecto a su legado y a su comportamiento personal y militar, es el general Manuel Baquedano González. Como veremos sucintamente forjó una hoja de vida que refleja los elementos esenciales del profesional militar.

1 Oficial de Estado Mayor del arma de Infantería, Magíster en Ciencias Militares con mención en Planificación y Dirección Operacional, posee las especialidades de Inteligencia, Profesor Militar de Escuela en Inteligencia y Profesor Militar de Academia en Logística, Diplomado de Historia Militar de Chile de la Acague. Actualmente se desempeña como Subdirector de la Escuela de Inteligencia del Ejército. [email protected]

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GERMÁN MORENO CASANOVA

Figura Nº 1. Manuel Baquedano 1826-1897.

Mucho se ha escrito de los logros y legado de este militar el que podría ser catalogado como uno, si no el más relevante comandante en la guerra, que ha tenido el Ejército, considerando que condujo las operaciones terrestres en el conflicto convencional más influyente en la historia nacional.

Sin embargo, aún permanece vigente la discusión sobre las dotes de estratega que poseía y, usando como ejemplo de esto, se ha cuestionado su claridad de maniobra en las batallas que él dirigió en el marco de la campaña a Lima durante la Guerra del Pacífico y particularmente las que antecedieron a la entrada del Ejército a la capital peruana. Todo ello, reflejado en el concepto que habría expresado, y conocido como el ataque “a la chilena”.

De aquello, la interesante columna escrita por el GDD Marcos López Ardiles, Presidente de la Academia de Historia Militar, en el diario El Mercurio de Santiago el 15 de enero del 2015,2 me llevó a preguntar cuán cierto era la frase atribuida al general Baquedano y por la que muchos hemos internalizado una visión simplista del destacado comandante.

El GDD López, plantea, entre varios aspectos interesantes, que ello no podría estar más alejado de la realidad histórica, ya que efectivamente se realizaron reconocimientos previos a la batalla, y el cuartel general estructuró dos cursos de acción sensiblemente diferentes, tal como indica nuestra actual doctrina: uno se inclinaba por un ataque frontal y el segundo consistente en un envolvimiento a las principales posiciones peruanas, los que serán analizados más adelante.

2 LÓPEZ ARDILES, Marcos (2015). Las batallas decisivas de Baquedano, El Mercurio, Santiago de Chile, 15 enero, A2.

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Antes de llegar a la parte medular del presente planteamiento, es pertinente recordar que el general Baquedano nació en Santiago en 1826, hijo de la señora Teresa González y del general de brigada Fernando Baquedano. Derivado de esto último, se puede señalar que Manuel creció entre los patios y rincones del cuartel del Cazadores a Caballo, donde su padre servía como teniente coronel.3

Su primer contacto real con la vida militar se produjo cuando, siguiendo a su progenitor, se embarcó rumbo al Perú en 1838, en el marco de la Guerra con la Confederación Perú-Boliviana, donde logró ascender hasta el grado de teniente al término de la campaña, sirviendo en diferentes acciones con valentía y honor, permitiéndole entrar por primera vez a Lima con el ejército vencedor.4

En los años posteriores, continuó su servicio institucional viendo acción en las revoluciones de 1851, 1859 y la campaña de La Araucanía,5 hasta lograr el mando de su querido Regimiento Cazadores en 1869.6

Logró su ascenso a general de brigada en 1876, sirviendo en la guarnición de Santiago donde lo sorprendió el inicio de la Guerra del Pacífico en 1879, desempeñándose en primer término como comandante general de la Caballería y a partir de abril de 1880 como Comandante en Jefe del Ejército en Campaña, desde donde cosecharía solo victorias.7

Una vez de regreso al país, es aclamado como vencedor y jefe militar de selección, presentado su expediente de retiro absoluto en mayo de 1881. Sin embargo, viajaría posteriormente a Europa en comisión de servicio.

Pese a su incuestionable popularidad y a que probablemente dicha condición le habría permitido optar a cualquier elección de la época, no se inmiscuyó en la política contingente. Años después, su retiro sería interrumpido para recibir de José Manuel Balmaceda el cargo de Presidente de la República al término de la revolución de 1891. El general lo aceptó, por cuanto, en las circunstan-cias de una sociedad quebrantada era el que congregaba confianzas, entregando su puesto solo tres días después a la Junta Revolucionaria. Demostró con ello su profundo sentido republicano y su amor por la patria.8 Tal como lo señalara el mencionado GDD López, “era el único que podía dar garantías de protección a una sociedad dividida”.9

3 DOUGLAS DOLENZ, Walter (2010). Batallas del Ejército de Chile, Chorrillos y Miraflores. Santiago, Ril Editores, p. 173.4 Ibídem, p. 174.5 NAVARRO ROJAS, Leandro (2008). Crónica Militar de la conquista y pacificación de la Araucanía desde el año 1859 hasta su completa

incorporación al territorio nacional. Santiago, Pehuén Editores, p. 257.6 DOUGLAS DOLENZ, op. cit., p. 177.7 EMGE (1981), Héroes y Soldados Ilustres del Ejército de Chile 1810-1891. Santiago, Academia de Historia Militar, pp. 213 y 216.8 Ibídem, p. 214.9 LÓPEZ ARDILES, op. cit.

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Figura Nº 2. Manuel Baquedano ya mayor.

Finalmente, fallecería el 30 de noviembre de 1897, con el agradecimiento de un pueblo entero.

Figura Nº 3. Funerales, Santiago 1897.

Una vez hecho este breve repaso por los acontecimientos más relevantes de su vida, podemos concentrarnos en algunos aspectos relacionados con el desarrollo de las batallas de Chorrillos y Miraflores y el enfoque que se pretende entregar en el presente artículo.

En primer término podríamos preguntarnos si Baquedano aplicó algún principio de maniobra (tal como lo conocemos hoy), o como dice la historia popular solo “le echó pa´ delante”.

Para respondernos esto se expondrán una serie de antecedentes relacionados con el hecho en comento y el desarrollo de las batallas, las que no necesariamente tendrán un orden cronológico dentro de las mismas.

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Por ello, no se pretende realizar una descripción detallada de la evolución de las operaciones en Chorrillos y Miraflores, ya que probablemente muchos de los lectores conozcan el detalle de las mismas, o por otra parte pueda nacerles la legítima inquietud por adentrarse en su cronología.

En primer lugar, es conveniente mencionar algunos elementos de la maniobra o mejor aún de la guerra de maniobras y tratar de analizarlos a la luz de los eventos acaecidos durante el desarrollo de Chorrillos y Miraflores, y en el contexto temporal que corresponde a 1881.

Para esto, es pertinente indicar inicialmente, que la maniobra no solo es el movimiento de unidades, sino que también la velocidad para actuar, adaptarse y decidir antes que el adversario.10

La maniobra o guerra de maniobra contiene desde una mirada conceptual una serie de elemen-tos que la configuran como tal, entre los que encontramos: mando tipo misión, apoyos de fuego, movimiento de unidades, reconocimientos, uso de la reserva, planificación adecuada, liderazgo, comando y control, entre otros.11

Actualmente estos se encuentran integrados, junto a otros elementos del empleo de la fuerza, en la reglamentación doctrinaria institucional a este respecto.12

En primer término, me gustaría referirme a los reconocimientos y a la planificación efectuada antes de la batalla.

Efectivamente, una vez ejecutados los desembarcos principales en Lurín, las unidades de caballería iniciaron los reconocimientos, no solo a las rutas de marcha en la aproximación hacia Lima, sino que también de las principales defensas peruanas.

El mismo Baquedano reconoció por tierra tres veces las defensas peruanas y en una oportu-nidad embarcado. Considerando estos, más los efectuados por los oficiales del Estado Mayor se contabilizaron alrededor de 12 reconocimientos, incluyendo en ellos, reconocimientos en fuerza.13

Estos permitieron visualizar las debilidades de las líneas defensivas peruanas, las que al igual que en Tacna, eran extremadamente largas y con muy poca profundidad,14 lo que influiría en el tipo de maniobra que, finalmente, se estructuraría para desarrollar el ataque.

10 LIND, William S. (1991). Manual de la guerra de maniobra. Buenos Aires, Circulo Militar, p. 20.11 Para interiorizarse de los detalles de cada concepto se sugiere revisar el Manual de la Guerra de Maniobras de William S. Lind y la

traducción realizada por el Círculo Militar Argentino.12 Se recomienda ver Capítulo IV, Artículo 28 del DD-10001, El Ejército y la Fuerza Terrestre, edición 2010.13 MELLAFE, Rafael (2013). Las Batallas por Lima. Santiago, Editorial Legatum, p. 66.14 Ibídem, p. 109.

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Figura Nº 4. Regimiento Granaderos.

Respecto de la planificación, se puede establecer que se estructuran diversos cursos de acción que abordaron la problemática desde diferentes puntos de vista.

En ese sentido, es interesante el análisis que se puede extraer de la planificación realizada por el jefe de Estado Mayor, general Marcos Maturana, el que consideraba efectuar un envolvimiento por la izquierda del dispositivo enemigo con la finalidad de dejar al Ejército peruano entre los fuegos de las fuerzas terrestres chilenas al este y de los cañones de la Escuadra en el oeste.15

Este primer curso de acción fue rechazado por Baquedano y por el coronel Velázquez, jefe de la artillería, pero no por cuestiones románticas o relacionadas con el ethos del soldado chileno, sino por cuestiones tácticas y técnicas como las siguientes:16

• La artillería, bagajes y carros de agua y munición no podrían desplazarse por el terreno al este de las posiciones peruanas.

• La caballería restringiría su accionar.• Se perdería el apoyo de fuego proporcionado por los cañones de la Escuadra.• El tipo de terreno era excesivamente agreste y seco para las tropas.• Se corría el riesgo de un contraataque peruano que cortara las líneas de suministro y aislara

a la fuerza principal.• Finalmente, el centro de gravedad no era la conquista de Lima, sino la destrucción de las

fuerzas adversarias.

El mismo ministro en campaña, José Francisco Vergara, estructuró a su vez su propio curso de acción, el que fue rechazado por el Estado Mayor, considerando las desventajas que este presentaba.17

15 DOUGLAS DOLENZ, op. cit., p. 16.16 Ibídem, p. 28.17 MELLAFE, op. cit., p. 67.

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El curso de acción seleccionado consideró el ataque a las posiciones principales, pero como ya se ha señalado y contrario a la creencia popular, este también obedeció a una planificación, que establecía maniobrar con tres divisiones en primera línea con objetivos individuales, con el adecuado apoyo mutuo, más la división de reserva avanzando retrasada, con la tarea de apoyar a las unidades de primera línea.

Figura Nº 5. Chorrillos después de la batalla.

Como ejemplo del empleo del concepto de maniobra, se puede señalar que la misión de la 3ª División, al mando de Pedro Lagos, consideraba atacar por el flanco derecho chileno, específica-mente por la zona de Ate, para posteriormente realizar un giro a la izquierda.18

Del análisis de los cursos de acción presentados, se infiere que si bien la planificación con-sideraba un ataque frontal, este tenía elementos de la maniobra, representados a través de los tiempos definidos para el movimiento de cada unidad y de los fuegos de apoyo, buscando un lugar de rompimiento en el dispositivo enemigo; todo a la luz de alcanzar el centro de gravedad establecido en la destrucción de las fuerzas, evitando que estas se replegaran y escaparan hacia el norte o al interior. Además, con esto, Baquedano buscaba que el ataque desencadenado con el máximo de su potencia de choque y fuego sorprendiera a la posición defensiva antes de la aurora del 13 de enero.19

A estos antecedentes se podría agregar que desde el inicio de las operaciones previas al embarque de las fuerzas chilenas hacia el área de operaciones, se barajaron 3 grandes ideas para la campaña:

• Desembarcando al norte de Lima en Ancón.• Desembarcando a viva fuerza en la playa del Callao.• Desembarcando por el sur, en Lurín o Chilca.

18 Ibídem, p. 47.19 MELLAFE, op. cit., p. 66.

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Figura Nº 6. Desembarco en la bahía de Curayaco.

Esto reafirma la idea que los oficiales de la época sí analizaron y estructuraron diferentes alternativas para las operaciones, con sus particulares ventajas y desventajas, ello pese a que algunos carecían de una formación académica como la establecida posteriormente una vez creada nuestra Academia de Guerra.

Por otra parte y pese a las críticas recibidas por diversos historiadores, por no tener una edu-cación militar formal, especialmente en estrategia, Baquedano contó con un más que eficiente Estado Mayor, integrado por oficiales de la envergadura militar de Velázquez, Maturana y Lagos, los que aplicando sus propios conocimientos y experiencias, delinearon junto al Comandante en Jefe las operaciones que no necesariamente eran “ataques frontales”.20

Como suele suceder en la guerra, el desarrollo de ambas batallas no se dio exactamente como estaba planificada, influida entre otros factores porque los peruanos se encontraban atentos en sus posiciones, perdiéndose el factor sorpresa previsto, además de la configuración del terreno, la falta de caminos y otras circunstancias propias de la incertidumbre del campo de batalla, que

20 Ibídem, pp. 40 y 41.

Figura Nº 7. Gral. José Velásquez Bórquez. Figura Nº 8. Gral. Marcos Maturana Molinas. Figura Nº 9. Crl. Pedro Lagos Marchant.

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en algún momento implicaron inclusive el cruce parcial entre la 2a y la 3a división en el caso de la Batalla de Chorrillos.

Aquí aparecen otros componentes propios de la guerra de maniobra, como son la presencia del comandante, el liderazgo y control. En este sentido es dable destacar que los comandantes, en general, y el mismo Baquedano, en particular, estuvieron permanentemente bajo la amenaza de los fuegos adversarios.

Figura Nº 10. Bajas peruanas en Miraflores.

Existen testimonios respecto de la caída de bombas peruanas entre el grupo conformado por el general en jefe y sus asesores.21 Ello también se refleja en la alta cantidad de bajas contabilizadas entre los oficiales, que significó un número de a los menos de 300, entre muertos y heridos en ambas batallas.22

Otro ejemplo de la presencia del comandante, está dada porque, si bien los historiadores no se han puesto de acuerdo en los motivos específicos de cómo se desencadenó la Batalla de Miraflores, podría haberse debido a los fuegos realizados por la guardia Chalaca sobre Baquedano y su grupo personal, mientras este reconocía las primeras posiciones el 15 de enero.23

La importancia de la presencia de los comandantes de todos los niveles de mando, radica en que permitió guiar a los hombres y, en algunos episodios, organizar a sus unidades en medio de la confusión propia del campo de batalla, especialmente en los momentos iniciales de la Batalla de Miraflores, la que se desencadenó en forma sorpresiva en medio de la tregua pactada posterior a la Batalla de Chorrillos.

21 DOUGLAS DOLENZ, op. cit., p. 102.22 MELLAFE, op. cit., pp. 99-100.23 Ibídem, p. 94.

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La maniobra por otra parte, no fue conceptualmente plana o excesivamente frontal, ya que existen antecedentes ya señalados sobre la planificación y otros sobre la conducción, como lo fue la infiltración de los regimientos Coquimbo y Melipilla por el flanco derecho del dispositivo defensivo, abstrayéndose de su observación y avanzando por el borde costero, lo que permitió sobrepasar las primeras líneas adversarias.

Dentro del mismo desarrollo de la batalla, destaca la brecha lograda y explotada en el frente de la 2ª División.24

Relacionado con este mismo aspecto, es dable señalar e insistir que si bien el ataque consideró a las unidades de maniobra en primera línea, tuvo su esfuerzo principal en la 1ª División al mando de Lynch, lo que permitió a la División de Sotomayor efectuar el rompimiento en el centro del dispositivo, tal como se señaló en el párrafo precedente.25

El desarrollo de las operaciones ejecutadas en forma descentralizada por los comandantes de los diferentes niveles de mando, tienen su origen en la reunión efectuada entre el Comandante en Jefe y los jefes de los cuerpos el 10 de enero, en donde explicó las tareas asignadas a cada uno y los linea-mientos y coordinaciones generales, para desarrollar sus misiones y tareas una vez iniciada la batalla y, probablemente perdidas las comunicaciones, en un concepto que hoy llamamos mando tipo misión.

Figura Nº 11. Chorrillos y el morro desde la Escuela de Cabos.

Por otra parte, se realizó un adecuado empleo de la reserva, materializada por la caballería con los Granaderos y Carabineros, maniobrando de tal manera que se evitó la acción de flanqueo que pretendió realizar la caballería peruana a la derecha del dispositivo propio.26

24 Ibídem, p. 80.25 Ibídem, p. 110.26 DOUGLAS DOLENZ, op. cit., p. 85.

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Adicionalmente, se contaba con una división de reserva al mando del coronel Arístides Martínez,27 con una fuerza establecida con la capacidad suficiente para intervenir en el punto culminante de la batalla e influir en el desarrollo de la misma.

Cuando desde una perspectiva académica se critica la maniobra ejecutada por el Ejército chi-leno atacando de frente las posiciones adversarias, es interesante conocer la opinión de Eduardo Hempel, corresponsal de la época en el campo de batalla, el que señala textualmente lo siguiente:

“Si nuestro ejército, en lugar de atacar Chorrillos como lo hizo, lo hubiera hecho por el ponien-te, creo –y ahí están las cartas geográficas, planos y croquis para corroborar esta creencia– que se habría visto rodeado por completo, sin salida posible, sin la protección de la Escuadra, lejos de todo recurso, soportando los fuegos del San Cristóbal y San Bartolomé, fusilado por la espalda y el frente por las formidables líneas de San Juan y Chorrillos, Miraflores y Monterrico… Si la victoria de Chorrillos costó a nuestro gloriosos ejército muchas y lamentables bajas, el ataque al extremo izquierdo del enemigo nos habría causado pérdidas muy superiores y más dolorosas, …los hechos, que hablan más alto que todo, han venido a probar de una manera incontestable, que el general Baquedano y los jefes que apoyaban su plan de batalla, tuvieron razón para insistir en que el ataque se efectuara por Chorrillos”.28

Esta opinión de un testigo presencial de los eventos, nos permite contar con más antecedentes para este enriquecedor ejercicio intelectual.

Hoy, tenemos concordancia respecto a que la guerra de maniobra es mucho más que el simple movimiento de medios en el terreno; considera elementos configurantes en sus procesos de planifi-cación y conducción, de los cuales tenemos abundante material bibliográfico a nuestra disposición y la cual está integrada en los procesos educativos de los comandantes de los diferentes niveles de mando del Ejército de Chile, considerando además que este es el modelo de conducción definido por la institución.

Por otra parte, y pese a las visiones encontradas respecto del análisis de las resoluciones de Ba-quedano en el marco de las operaciones de la Guerra del Pacífico, del cual hemos señalado algunos aspectos genéricos de solo dos batallas, no se puede dejar de reconocer que este notable hombre de armas, cargaba sobre sus espaldas una extraordinaria experiencia lograda en los campos de batalla, del mismo Perú en 1838, las revoluciones de la década de 1850 y las operaciones en La Araucanía, todas lecciones que aplicó en la conducción de nuestras tropas. Mal que mal como se señalaba en la época, no sufrió ninguna derrota en el campo de batalla y eso es algo de lo que pocos pueden jactarse.

27 MELLAFE, op. cit., p. 49.28 DOUGLAS DOLENZ, op. cit., p. 126.

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Esta breve exposición de antecedentes, no pretende imponer una opinión respecto a las aptitudes de Manuel Baquedano para maniobrar con sus fuerzas en el campo de batalla o transformarse en una defensa de sus capacidades, si no entregar antecedentes para motivar, como ya se señaló, la discusión académica tan importante en los hombres de armas.

Sin embargo, más allá de estudios, análisis y opiniones, los logros del general en Jefe están a la vista.

REFLEXIÓN FINAL

Pese a los 150 años transcurridos hasta la actualidad, no debemos olvidar que el estudio de las operaciones militares pretéritas permite a los comandantes prepararse en la profesión militar para enfrentar los desafíos de la conducción actual, incorporando las propias del contexto del campo de batalla moderno. No debemos olvidar que constantemente en la historia militar, grandes capitanes han sacado experiencias de los eventos relevantes que los han antecedido.

Finalmente, y no menos importante, llamarnos a reflexionar sobre los cánones de conducta del general Manuel Baquedano González, especialmente en los tiempos que nos toca vivir, ya que no solo se debe considerar su particular sentido de servicio, amor a la patria y presencia física en el combate, sino que también nos debe iluminar, en cuanto a la conducta del militar, su sobriedad y probidad.

Figura Nº 12. Monumento a Baquedano en Santiago de Chile.

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MANUEL BAQUEDANO Y LA MANIOBRA: BREVES CONSIDERACIONES SOBRE CHORRILLOS Y MIRAFLORES

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Figura Nº 8. General Marcos Maturana Molinas. (consulta: 20JUL2015). Disponible en www.lague-rradelpacífico.cl

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GERMÁN MORENO CASANOVA

Figura Nº 9. Coronel Pedro Lagos Marchant. (consulta: 20JUL2015). Disponible en www.laguerra-delpacífico.cl

Figura Nº 10. Bajas peruanas en Miraflores. Fotografías Históricas de la Guerra del Pacífico 1879-1884 (consulta: 20JUL2015). Disponible en www.batallonesdeatacama.org.

Figura Nº 11. Chorrillos y el morro desde la Escuela de Cabos (consulta: 20JUL2015). Disponible en www.war2hobby.cl.

Figura Nº 12. Monumento a Baquedano en Santiago de Chile (consulta: 20JUL2015). Disponible en www.es.wikipedia.org.

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MANDO TIPO MISIÓN1 Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA

CULTURA ORGANIZACIONALHUGO PANTOJA GALLEGO2

Capitán

Resumen: Este artículo busca profundizar, en el conocimiento, comprensión y aplicación del Mando Tipo Misión, a través del estudio del general alemán Heinz Guderian en la Batalla de Sedán en 1940. Una breve inmersión en el origen del Mando Tipo Misión (Auftragstaktik), se exponen algunas tendencias que resaltan la necesidad de promover el desarrollo de comandantes que se sientan cómodos y seguros de entregar libertad de acción a sus subordinados, en un ambiente caótico e incierto. Para lo anterior, es clave fomentar la confianza, el entendimiento mutuo y la comunicación efectiva, evitando que los coman-dantes sean persuadidos por el mando detallado3 en una lucha infructuosa por dominar los eventos incontrolables del campo de batalla. Palabras Clave: Mando Tipo Misión, intención del comandante, iniciativa disciplinada, libertad de acción, confianza y entendimiento mutuo, cultura organizacional.

Abstract: This article seeks to deepen the knowledge, understanding and application of Mission Command Concept, through the study of the german General Heinz Guderian in the Battle of Sedan in 1940. A brief immersion in the origin of Mission Command Concept (Auftragstaktik), describes some trends that highlight the need to promote the development of comman-ders who feel comfortable and secure by delivering freedom of action to their subordinates, in a chaotic and uncertain environment. For this, it is essential to promote confidence and trust, mutual understanding and

1 Traducción e interpretación del concepto en inglés “Mission Command”, el que a su vez es una interpretación del concepto alemán “Auftragstaktik”.

2 Capitán del Arma de Artillería. Actualmente, se desempeña como comandante de batería del Grupo de Artillería Nº 7 “Wood” de la 4ta BRIACO “Chorrillos”. [email protected].

3 La doctrina estadounidense también emplea este concepto para referirse a la dirección y conducción detallada de una unidad, la que deja limitado o nulo espacio para la libertad de acción del subordinado, con el objeto de reunir el manejo de la información en una toma de decisiones enfocada en el comandante. No obstante con lo anterior, últimamente, la cultura militar estadounidense emplea cada vez más el concepto de “micromanagment”, el que refleja de mejor manera aquel mando que deja escasa libertad de acción al subordinado y emplea en mayor grado la toma de decisiones centralizada. Si bien los conceptos de “micromanagment” y “mando detallado” parecieran ser sinónimos, el último concepto no siempre tiene una connotación negativa.

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effective communication, preventing commanders from being persuaded by the detailed command in a fruitless struggle to master the uncontrollable events on the battlefield.Keywords: Mission Command Concept, commander’s intent, disciplined initiative, freedom of action, trust and mutual understanding, organizational culture.

INTRODUCCIÓN

La naturaleza de las operaciones militares (amenazas híbridas, enemigos regulares e irregulares, terroristas y grupos criminales)4 demanda la aplicación de un sistema o método de mando y control para dirigir a las fuerzas militares. Lo anterior exige formar comandantes y líderes con la capacidad y habilidad de tomar la iniciativa, lo que permite que sus unidades operen con un alto grado de autonomía.

A pesar de existir diversas teorías y aproximaciones en el ejercicio del mando y control, el Ejército de Chile,5 al igual que el Ejército estadounidense, determinó que el Mando Tipo Misión es el método doctrinario para que el comandante ejerza su autoridad y conduzca su unidad, mediante el empleo audaz de las tecnologías de la información disponibles (TICs), pero con la precaución de no incentivar una dependencia absoluta de ellas.

Por las características propias del Mando Tipo Misión, pareciera ser simple de aplicar. Sin em-bargo, las experiencias de diversos ejércitos en los conflictos del siglo XX y XXI demuestran que se requiere un conocimiento profundo del arte del mando y de la ciencia del control.6

Figura Nº 1. Tecnologías de la información (TICs), software, hardware y comunicaciones en apoyo

al sistema de mando y control del comandante en el campo de batalla moderno.

Fuente: www.rheinmetall.com

4 DEMPSEY, Martin (January 2011). Mission Command, Army Magazine, p. 44.5 EJÉRCITO DE CHILE. (2014). RDM-20001: Reglamento de Mando y Control. Santiago, Chile, p. 21. 6 U.S. ARMY. (2012). ADRP 6-0: Mission Command. Headquarters, Department of the Army, p. 1-1.

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MANDO TIPO MISIÓN Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL

En este contexto, este artículo se enfocará en la Batalla de Sedán en 1940, centrándose en el general alemán Heinz Guderian para identificar y analizar algunos elementos del Mando Tipo Misión, como su filosofía y sus principios.

“AUFTRAGSTAKTIK”: ORIGEN DEL CONCEPTO MANDO TIPO MISIÓN

Desde el punto de vista de las ciencias militares, la Segunda Guerra Mundial es quizás el ejem-plo más conocido del empleo del mando y control desarrollado por el Ejército alemán, al ejecutar efectivamente un proceso de operaciones que impuso un alto ritmo de batalla, siendo un factor clave para la integración de las unidades de maniobra, apoyo de fuego y fuerza aérea.7

El concepto de Auftragstaktik o Mando Tipo Misión, fue creado por el Ejército prusiano como una solución organizacional orientada a minimizar los efectos de la fricción y facilitar el cumplimiento de los objetivos, mediante la aceptación de un ambiente caótico e irracional, características que demandaban una toma de decisiones con datos incorrectos, contradictorios y/o incompletos.8

La aplicación de esta metodología de mando y control expresó implícitamente un liderazgo que incentivara la toma de decisiones descentralizada, así como un empoderamiento de los subordinados,9 siendo vital el promover la creatividad e iniciativa en todos los niveles de mando. Como lo reflejó un texto doctrinario (Exerzier Regelment) del año 1806 del Ejército prusiano: “El comandante debe impartir solo orientaciones e ideas generales que aclaren su intención, dejando a los subordinados plena libertad de acción para la formulación de cómo esa intención es cumplida”.10

Desde el punto de vista histórico, el desarrollo del Auftragstaktik se inició después de la de-rrota del Ejército prusiano en 1806 en la Batalla de Jena y Auerstädt. Su evolución y aplicación tardó más de un siglo, creando una metodología que empoderase a los subordinados de todos los niveles, entregándoles una amplia libertad de acción, con el fin de generar comandantes en todos los niveles que emplearan técnicas de pensamiento crítico para cumplir la misión. El enfoque en la educación militar fue trascendental, donde la premisa fue fomentar en los alumnos la capacidad de análisis, solución de problemas y el actuar responsable.11

7 SHAMIR, Eitan (2011). Transforming Command: The pursuit of Mission Command in the US, British, and Israeli Armies. Standford University Press, p. 49.

8 GLOFFKA, Aleksi (2014). ¿Un Waterloo del siglo XXI? Fomentar la libertad de acción frente a la incertidumbre. (Obtenido de internet el 10.AGO.2014 en http://www.joomag.com/magazine/military-review-edicioacuten-hispano-americano-mayo-agosto-2014/0905477001410196776?short).

9 El concepto de “empoderamiento” de un subordinado implica el fortalecimiento de su convicción, en relación con sus habilidades para lograr cambios y controlar situaciones. Se vincula también con los términos “habilitar” y “autorizar”.

10 STEWART, Keith G. (2010). Paper: The Evolution of Command Approach. Defence Research and Development Canada, Toronto. (Obtenido de Internet el 05.SEP.2014 en http://www.dodccrp.org/events/15th_iccrts_2010/papers/192.pdf, p. 3).

11 ARNOLD, Michael (2003). Auftragstaktik: Entwicklung und Bedeutung eines Führungsverständnisses, (Obtenido de Internet el 11.AGO.2014 en http://mercury.ethz.ch/serviceengine/Files/ISN/116682/ichaptersection_singledocument/b7d492a2.pdf, p. 3).

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Figuras como Scharnhorst, Gneisenau, Clausewitz y Von Moltke (el viejo) tuvieron un papel relevante en la incorporación de la “intención del comandante”, lo que tenía como objeto restaurar la vitalidad y la libertad de acción en el proceso de planificación de las unidades subordinadas. Esta nueva doctrina permitió que los puestos de mando se enfocasen en la planificación de las operaciones militares, en vez de desperdiciar tiempo valioso tratando de controlar a las unidades. En esta revolución, la tendencia de mando y control enfatizó que la orden de operaciones (OPORD) debía contener solo los objetivos y logros que sus subordinados no pudieran determinar, conforme con lo expresado por Helmuth von Moltke.12

En la Segunda Guerra Mundial, el Ejército alemán contaba con comandantes y líderes con una vasta experiencia y práctica del concepto innovador de Auftragstaktik, producto de las valiosas lecciones aprendidas en el siglo XIX y en la Primera Guerra Mundial.

Para la aplicación exitosa de esta metodología se evidenciaron algunos factores claves. El pri-mero fue que siempre el comandante retenía la responsabilidad de todo lo que hiciesen o dejasen de hacer sus subordinados en la acción/operación militar.13

El segundo factor se refería al alto grado de responsabilidad en la educación y entrenamiento que el comandante tenía sobre sus subordinados, lo cual generaba un sistema descentralizado en la propagación del Auftragstaktik, siendo una extensión natural y un reforzamiento de la toma de decisiones descentralizada.14

El tercer factor se relacionaba con la premisa de que se podía optimizar el aprendizaje y la adopción de esta metodología de mando. Cuando los subordinados ejecutaban errores no intencio-nados y eran corregidos mediante una crítica constructiva por parte de los superiores, en vez de una corrección enérgica por un rendimiento mediocre. Los superiores supervisaban y controlaban, pero fortaleciendo la iniciativa y la toma de decisiones del subordinado,15 factor que tuvo una directa repercusión en la consolidación de la autoconfianza de los subordinados a la vez de fomentar la confianza mutua comandante-subordinado.

Finalmente, el escuchar las razones y fundamentos del curso de acción definido por el subordi-nado, ayudaba a los comandantes para evaluar la eficacia de su propia capacidad para comunicar la misión e intención.16

12 RICKS, Thomas (September, 2011). An elusive command philosophy and a different command culture. (Obtenido de Internet el 15.JUL.2014 en http://ricks.foreignpolicy.com/posts/2011/09/09/an_elusive_command_philosophy_and_a_different_command_culture).

13 GLOFFKA, op. cit.14 SILVA, John L. (1989). Auftragstaktik: Its Origin and Development. Infantry Magazine. Vol. 79 N.º 5. (Obtenido de Internet el 21.OCT.2014

en http://www.benning.army.mil/infantry/magazine/issues/1989/SEP-OCT/pdfs/SEP-OCT1989.pdf, p. 7).15 NELSEN II, John (Septiembre, 1987). Auftragstaktik: A Case for Descentralized Battle. Parameters Magazine. (Obtenido de Internet el

11.SEP.2014 en http://strategicstudiesinstitute.army.mil/pubs/parameters/Articles/1987/1987%20nelsen.pdf, p. 25).16 SILVA, John L. (1989). op. cit.

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MANDO TIPO MISIÓN Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL

Estos factores permitieron al Ejército alemán aplicar una metodología, donde era muy poco probable que los subordinados recibieran una orden directa. Por el contrario, los comandantes entregaban un objetivo general, dejando a los subordinados con la libertad de acción necesaria para cumplir con las tareas que ellos mismos determinasen para cumplir la misión. Lo anterior significó que el “cómo” fuera delegado al nivel del subordinado, empoderándose a los subordinados para desarrollar la responsabilidad y confianza hasta en los niveles más bajos, siendo un requisito para cada soldado saber desenvolverse en el rol de hasta dos niveles superiores a su propio puesto y grado.17

ANTECEDENTES GENERALES Y UBICACIÓN DE LA OFENSIVA ALEMANA EN FRANCIA EN EL AÑO 1940

Después de la victoria obtenida por las tropas alemanas contra Polonia, el Estado Mayor alemán comenzó a planificar una campaña para invadir Francia. Tras diversos análisis y dis-cusiones, se optó por desarrollar un plan que consistía en engañar a las fuerzas aliadas con un ataque secundario contra Holanda y Bélgica, volcando su esfuerzo principal en una acción ofensiva en el sector de Las Ardenas, evitando el paso por la Línea Maginot y ejecutando una situación diferente en relación con el fallido plan Schlieffen empleado en la Primera Guerra Mundial.

La ciudad de Sedán era un punto vital, ya que por su ubicación representaba el vértice de las fuerzas francesas desplegadas entre el sector sur de la Línea Maginot y aquellas tropas móviles francesas desplegadas en el sector norte de la línea defensiva (con la misión de reaccionar y emplearse ante el ataque alemán en territorio belga).18 La planificación de la ofensiva alemana estuvo bajo la dirección de general Erich von Manstein, donde el general Guderian tuvo un rol protagónico al ser uno de los principales oficiales que propuso el avance a través de los bosques de Las Ardenas para cortar las líneas de comunicaciones de los aliados y ejecutar un avance en profundidad a través del territorio francés para empujar a las tropas aliadas contra el canal de La Mancha.

El área geográfica donde se desarrolló la batalla jugó un papel clave, porque el terreno estaba conformado por vastas zonas de bosque, lo que supuestamente limitaba el empleo de las unidades blindadas, lo que indujo erróneamente al comandante del Cuerpo Ejército francés a convencerse de la escasa factibilidad de que el Ejército alemán empleara ese sector.19

17 WOOD, John (November 2010). What business can learn from the German Army about managing design. (Obtenido de internet el 30.JUL.2014 en http://www.youtube.com/watch?v=IzUwo2jEy8w).

18 FRIESER, Karl-Heinz (2010). The Blitzkrieg Legend. Naval Institute Press, p. 145.19 Ibídem, p. 139.

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LA BATALLA DE SEDÁN

Los alrededores de la ciudad francesa de Sedán representaban los puntos más débiles del frente francés debido a la falta de búnkeres y campos minados, entre otros factores. Los fran-ceses tenían la convicción de que solo bastaba con la presencia de los obstáculos naturales que representaban Las Ardenas y el río Meuse para evitar la ejecución de una ofensiva alemana en ese sector. Los antecedentes obtenidos mediante reconocimientos entregaron a Guderian los argumentos necesarios para persuadir al Estado Mayor alemán a emplear esa zona como esfuerzo principal.20

Esta batalla permitió generar en tiempo y espacio las condiciones ideales para que Guderian comprobara que sus ideas y tácticas para el empleo integrado de unidades blindadas y elementos de la Fuerza Aérea no eran una utopía.21

Aunque existían profundas diferencias entre el general Guderian y el general Ewald von Kleist (superior directo de Guderian) en la determinación del esfuerzo principal y del empleo de las uni-dades blindadas y elementos aéreos, la planificación de la acción ofensiva se ejecutó conforme con las preparaciones, juegos de guerra y ejercicios en terreno que Guderian había ejecutado durante los meses previos al ataque.

La falta del apoyo de fuego fue solucionada con el empleo coordinado de la Fuerza Aérea ale-mana, quien realizó una incursión y bombardeo a gran escala, siendo una de las mejores sorpresas durante el desarrollo de toda la guerra. A pesar de que la destrucción fue mínima, la incursión aérea tuvo un enorme efecto psicológico sobre la moral de los soldados franceses.22

En el quinto día de la ofensiva, las unidades comenzaron a atacar sobre Sedán con la 1a División Panzer, reforzada por el Regimiento de Infantería “Grossdeutschland”, la artillería divisionaria de la 2a y 10a División Panzer, junto con un batallón de ingenieros de asalto que formaban parte de la operación decisiva para cruzar el río Meuse al norte de Sedán.

La 2a División Panzer (desplegada en el sector norte del dispositivo) tuvo la tarea de formar el flanco derecho de la fuerza de asalto, cuando las unidades alcanzaron las riveras del río Meuse. Finalmente, la 10a División Panzer tuvo la misión de cruzar el río Meuse al sur de Sedán y proteger el flanco sur de las fuerzas alemanas. Durante el transcurso de todo el día, un número alto de tropas se reunieron al norte de Meuse en preparación para el cruce del río Meuse.

20 Ibídem, p. 146.21 Ibídem, p. 156.22 Ibídem, p. 165.

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MANDO TIPO MISIÓN Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL

Guderian constantemente empleó el principio de concentración de los medios. Agrupó las tres Divisiones Panzer en un sector de combate que contaba apenas con diez kilómetros de frente en Las Ardenas.23 La coordinación y ejecución de las tareas de movilidad fueron asignadas a las unidades de ingenieros. Otro factor clave para el desarrollo de la batalla fue la unidad que rompió el dispositivo aliado, materializado por tres equipos de asalto (dos pelotones de ingenieros, dos pelotones de infantería y una escuadra de ingenieros), causando el colapso de la defensa francesa.

Después de los equipos de asalto, las primeras unidades en cruzar el río fueron las UFs de infantería, que aplicando la doctrina de “Auftragstaktik”, a través del entendimiento y compren-sión de la intención del comandante, explotaron la oportunidad que apreciaron los subordinados en el campo de batalla, no esperando por refuerzos, por el contrario, ejecutaron inmediatamente un ataque con procedimiento abreviado.24 Finalmente, un factor que benefició aventajadamente a las tropas alemanas fue el hecho de que Guderian aseguró de que todos sus tanques estuvieran equipados con radiotransmisores, con el objeto de contar con un sistema de mando y control más efectivo, lo que fue innovador para esa época.

Para la noche del 12 de mayo de 1940, el XIX Cuerpo Panzer de Guderian avanzó sobre Sedán. En los días siguientes, las fuerzas alemanas derrotaron las defensas francesas que se ubicaban en los alrededores del banco oeste del río Meuse. Como fue planificado, la captura alemana de los puentes sobre el río Meuse en el área alrededor de Sedán, les permitió trasladar los refuerzos necesarios para asegurar el cruce de las unidades blindadas sobre el río para continuar su avance y empuje de las fuerzas aliadas contra la costa del canal.

Figura Nº 2. Movimientos de la tropas de Guderian en 1940. Fuente: www.onwar.com

23 Traducción e interpretación del autor del concepto alemán “Schwerpunktprinzip”.24 Ibídem, p. 175.

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ANÁLISIS DE GUDERIAN Y DEL CONCEPTO DE MANDO TIPO MISIÓN EN LA BATALLA DE SEDÁN

En la batalla analizada, es posible identificar el conocimiento, dominio y empleo del Mando Tipo Misión por el general Heinz Guderian, quien exigía que los subordinados actuaran en cuanto surgieran las oportunidades.25 El general Guderian estaba enfocado en los objetivos de Sedán, no en cómo alcanzarlos,26 lo cual quedó reflejado en una frase de Guderian a sus unidades blindadas: “Todos tienen el ticket a la última estación” (los que eran los pueblos franceses de la costa), el cómo las unidades llegaran a su destino, dependía absolutamente de los respectivos comandantes.27

Guderian siguió y exigió los principios del Mando Tipo Misión, entregando una clara “intención” y aplicando continuamente la “iniciativa disciplinada”, aceptando “riesgos prudentes” (cuando decidió mover sus unidades en vez de exponer un flanco descubierto), y empleando eficientemente “órdenes tipo misión”.

En este contexto, la formación de equipos cohesionados fue clave para lograr un entendimiento común en las unidades de Guderian. Pese a lo anterior, el autor de este artículo es de la opinión de que la relación de Guderian con sus superiores no fue óptima, producto del permanente malen-tendido y la poca comprensión por parte de sus superiores, situación que lo frustraba.28

Lo anterior influyó en el actuar de Guderian, quien se vio obligado a presionar a sus superiores, con el objeto de obtener la libertad de acción que requería para mantener el “momentum” y para explotar las oportunidades que se le presentaron, ejecutando siempre la iniciativa disciplinada dentro de los límites que le permitiese la intención de sus superiores.

Por otro lado, Guderian constantemente identificó, aceptó y mitigó los riesgos durante el trans-curso de la batalla, combinando de manera balanceada la toma de decisiones analítica e intuitiva.

En la Batalla de Sedán, Guderian aplicó la ciencia del control para regular a sus tropas, realizando los ajustes necesarios para emplear a sus unidades conforme con los cambios del campo de batalla. Lo anterior fue posible mediante el uso hábil de radiotransmisores en los tanques, innovación que permitió crear una red para compartir información y promover unidad de esfuerzo.29

25 EJÉRCITO DE CHILE (2014). RDM-20001, op.cit., p. 23.26 U.S. ARMY (2012). ADRP 6-0: Mission Command. Headquarters, Department of the Army, p. V.27 RICKS, op. cit.28 El autor identificó algunas características de la relación de Guderian con sus superiores, conforme con lo expuesto en el libro “Guderian:

Creator of the Blitzkrieg” de MACKSEY, Keneth, en el libro “The Blitzkrieg Legend” de FRIESER, Karl-Heinz y en el libro “To lose a Battle: France 1940” de HORNE, Alistair.

29 U.S. ARMY (2012). ADRP 6-0, op.cit., p. 3-10.

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MANDO TIPO MISIÓN Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL

Guderian aplicó el Mando Tipo Misión, ejerciendo su autoridad y ejecutando correctamente el proceso de operaciones (planificar, preparar, ejecutar y evaluar),30 donde fue crítico comprender el problema táctico para contar con una clara visualización y descripción de su estado final deseado, definiendo correctamente su intención como comandante. Consecuentemente, la dirección de sus unidades fue simple, pero efectiva en pos de la consecución del objetivo definido: Sedán.

La experiencia de Guderian en el Mando Tipo Misión como filosofía de mando, le permitió entender que su liderazgo era un elemento clave para promover la libertad de acción e iniciativa entre sus subordinados. El contacto cercano con sus subordinados era primordial, liderando siempre desde el frente, como lo reflejó el general Von Manstein: “Fue el ímpetu de Guderian lo que inspiró a nuestros tanques a lo largo de la persecución del enemigo hasta las costas del canal”.31

Su cercanía con la tropa, su presencia y liderazgo fueron factores evidentes que le permitió entregar efectivas orientaciones a sus subordinados, a la vez de fomentar la confianza y seguridad de ellos, generando su figura un especial interés en las fuerzas aliadas, quedando reflejado en publicaciones de diversos medios de comunicación de esa época.

Figura Nº 3. Portada de la revista estadounidense “Time” en el mes de agosto de 1944.

Fuente: www.time.com

30 Traducción e interpretación del autor del concepto de la doctrina estadounidense “Operational Process”. Para interiorizarse más sobre este concepto, consultar el manual estadounidense FM 3-0 “Operations” (2011).

31 LANDRY, Vincent (1985). Blitzkrieg Masters: Guderian and Patton. Air Command and Staff College Air University, p. 8.

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REFLEXIONES FINALES

El liderazgo y carisma de Guderian fueron elementos importantes de su mando, expre-sándose conforme con sus propias convicciones y no alterando su opinión para persuadir a su audiencia.32

Guderian evitó el mando detallado y las órdenes directas. Él persuadió a sus subordinados sobre la libertad de acción para que tomaran sus propias decisiones en la incertidumbre propia del campo de batalla, lo que quedó reflejado en la orden de operaciones (OPORD) para la Batalla de Sedán, la que contenía solo tres páginas, una clara intención y un objetivo general de ataque.33 El general, por un asunto doctrinario, estaba convencido de que cada comandante tenía una correcta conciencia de su papel en el conjunto.34

Por otra parte, según los estudio efectuados en los últimos años del Mando Tipo Misión, existe un mayor consenso en los países occidentales de su adopción. Su aplicación está vinculada no solo a una metodología de mando y/o técnica de impartición de órdenes, sino también a un asunto cultural que se debe incorporar y adaptar en los ejércitos según las características y realidades de cada cual. Se requiere el desarrollo de las capacidades y culturas organizacionales y, en especial, así como en el Ejército prusiano y luego alemán, en la educación, preparación y entrenamiento de sus comandantes.35

Respecto a lo cultural de un Ejército se debe buscar la incorporación de las bases conceptua-les, donde la educación y el entrenamiento en ambientes caóticos y cambiantes debieran ser un factor sistémico en el aprendizaje. Se señala así, porque adquiere importancia para adoctrinar a los comandantes a asumir los probables errores y las equivocaciones de sus subordinados. De allí se prevé efectos positivos en la formación de líderes y comandantes, fomentando su confianza para incentivar el empleo de la iniciativa disciplinada, sin que los subordinados tengan temor de ser reprimidos al cometer un error involuntario.36

Por último, después de doscientos años del inicio del desarrollo del Mando Tipo Misión por el Ejército prusiano, en una era de cambio constante, según las lecciones aprendidas ha demos-trado su importancia, cuyo éxito radica en la educación y entrenamiento de los comandantes y subordinados.

32 MACKSEY, Keneth (1976). Guderian: Creator of the Blitzkrieg. Stein an Day, p. 217.33 FRIESER, op.cit., p. 156.34 EJÉRCITO DE CHILE (2012). RDO-20001: Reglamento de Operaciones. Santiago, Chile, p. 75. 35 STEWART, op.cit., p. 4.36 EJÉRCITO DE CHILE (2014). RDM-20001. op.cit., p. 23.

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MANDO TIPO MISIÓN Y GUDERIAN: UN EJEMPLO EN EL CAMBIO DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL

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D E L

MONOGRAFÍAS Y ENSAYOS

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UNA GUERRA GEOPOLÍTICA EN MEDIO ORIENTEJORGE SANZ JOFRÉ1

Teniente Coronel (R)

Resumen: La realidad del conflicto moderno ha alterado aquellas definiciones tradicionales y características que hacían reconocible un conflicto entre Estados. Durante lo que va del siglo XXI, han aparecido actores que han roto los moldes tradicionales pudiendo observar conflictos entre grupos o comunidades de bases religiosas, ideológicas o anárquicas contra Estados, lo que altera la conceptuali-zación de libro que existía del conflicto y de la guerra. También este conflicto se escapa a la definición de Lind de guerras de cuarta generación, principalmente, porque la amenaza demuestra características diferentes a las consideradas en esas definiciones incorporándose entonces una nueva guerra: la guerra geopolítica.Palabras claves: Geopolítica, movimientos sociales, movimientos políticos extremos, estado islámico, guerras religiosas.

Abstract: The reality of modern conflict has altered those traditional definitions and features that made recognizable a conflict among states. In so far this century, there have been players that have broken the traditional mold and we can observe conflicts between groups or communities of religious, ideological or anarchical bases against States, which alters the conceptualization of book that existed of the conflict and the war. This conflict also escapes Lind´s defi-nition of fourth generation wars, mainly because the threat presents different features from those considered in those definitions and incorporates a new war: the geopolitical war.Keywords: Geopolitics, social movements, extreme political movements, islamic state, religious wars.

INTRODUCCIÓN

La sola observación de las zonas en conflicto en el mapa del mundo, nos hace meditar res-pecto del nuevo enfrentamiento cruzado que se desarrolla en distintos escenarios, aparentemente desconectados pero con sentido unitario, en la búsqueda de un objetivo declarado y definido, con la utilización de todos los recursos que se tienen a disposición, desde los económicos, militares,

1 Oficial de Ejército (R), Licenciado en Ciencias Militares, especialista en Estado Mayor, Profesor de Geografía Militar y Geopolítica, Ma-gíster en Ciencias Militares y Doctor (C) en Desarrollo Local y Territorio por la Universidad Jaume I de Castellón de la Plana, España. Actualmente es profesor civil en la Academia de Guerra y profesor de la Universidad del Desarrollo. [email protected]

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emocionales, tecnológicos, etc. En el escenario ya no se observa la cruz templaria en las banderas, sino una medialuna y una estrella propias de un mundo que hasta hace poco no veíamos, pero que estaba ahí y en la historia ya había dado muestras de su poder.

El impacto que ha generado la acción del Estado Islámico2 (EI) concentra la atención de los medios de comunicación instalados en los espacios que hoy “ocupa” precisamente el EI. Es más, el propio actor se encarga de posicionar en los medios de comunicación a través de las herramientas que entrega internet las noticias que necesita que conozca el resto del mundo. Estos elementos son parte de una nueva concepción de un actor internacional de estas características. Inicialmente fueron un grupo terrorista menor, surgido con posterioridad a la Guerra del Golfo de 2003, escindido de Al Qaeda. Posteriormente, fueron una amenaza al mando de Al Baghdadi, y hoy, situados en un espacio dejado por Estados Unidos de América (EE.UU.), que modificaron las fronteras de Siria e Irak, son capaces de administrar políticamente un territorio, pagar sueldos, cobrar impuestos etc. Estamos frente a un actor cuya definición se escapa a lo dicho por Lind3 respecto a las amenazas y guerras de cuarta generación.

El historiador británico Michael Burleigh a este respecto señala:

“Existe un Estado concreto sobre el cual EI gobierna bajo una estructura conciliar con sus propias monedas de oro y plata, y la ley de la Shariah. Sus ingresos provienen de impuestos punitivos a comunidades minoritarias y a soldados, o del petróleo refinado en Siria y trasladado en camiones para ser vendido en Turquía. Increíblemente el gobierno de Bagdad sigue pagando sueldos a funcionarios civiles en las áreas controladas por el EI con los dineros pagados a ocultos interme-diarios que luego entregan una parte a EI”.4

Las complicaciones geopolíticas de este nuevo conflicto han alterado la forma de efectuar el análisis. Ya no es tan solo determinar la orientación de los acontecimientos y prospectar el avance de las “operaciones” desde la perspectiva de los procedimientos de las ciencias militares. En la actualidad, los componentes son múltiples y desde una simple revisión de los elementos consti-tutivos del Estado, podríamos extraer la importancia del territorio desde un valor socio-religioso o desde los recursos energéticos que contiene, como objetivo de operaciones militares, del valor histórico tradicional del espacio, o desde el componente humano, las razas, creencias, religiones, tribus, redes, incorporación a la globalización, etc.

2 El Estado Islámico actúa sobre los territorios de Siria, Irak y ha habido reclamaciones de acciones en África del Norte, específicamente Libia y Túnez. Otros grupos se han declarado seguidores de los objetivos de EI. como Al Shabab en el Cuerno Africano, Boko Haram en Nigeria, sumado a que las acciones de los rebeldes hutíes en Yemen, benefician los objetivos de Estado Islámico.

3 William Lind escribió su esbozo de teoría, en momentos en que la Unión Soviética ya había sido derrotada en Afganistán e iniciaba su colapso inevitable como sistema de poder mundial. Por lo tanto, a la Guerra de Cuarta Generación se la visualiza como una hipótesis de conflicto emergente de la Posguerra Fría, en tanto que algunos analistas relacionan su punto de partida histórico con los atentados terroristas del 11-S en EE.UU. Ver: http://www.bibliotecapleyades.net/sociopolitica/sociopol_globalmilitarism157.htm

4 BURLEIGH, Michael (2015). “El Estado Islámico de Irak y el Levante”. Revista Red Cultural. Universidad Finis Terrae, N° 26 de marzo-junio, pp. 58.

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De este modo, en este ensayo intentaremos dar una rápida mirada al problema y al presente escenario, pensando en una guerra geopolítica orientada a resaltar en sus objetivos, aspectos dis-tintos a la guerra tradicional. En tanto, desde la geopolítica, sin intentar emular a Huntington en su Choque de Civilizaciones, pero en un contexto similar, buscaremos aquellos elementos que nos permitan definir, en el EI y todo lo que está a su alrededor, los factores de estas nuevas cruzadas o guerra geopolítica.

Figura N° 1. La expansión del Imperio otomano.

Fuente: Ver: http://bellumartis.blogspot.com/

“La soberanía política pertenece solo a Dios y por tanto debe ser ejercida en su nombre por ser un gobernante religioso guiado solamente por la Ley Islámica. En ese Estado no puede haber espacio para actitudes o creencias occidentales. La decadencia del islam ocurrió por la aceptación del secularismo occidental y por tanto debe ser desarraigado para restablecer la pureza islámica. Cualquiera y todos los medios deben usarse para salvar al islam y retornarlo a su lugar apropiado”.5

No hay duda que la primera parte de la cita nos lleva a períodos medievales que, sin entrar en esos pasajes históricos, se solucionaron, para Occidente, principalmente con la llegada del Rena-

5 Mawlana Abu’l A’la Mawdudi, citado por ANDRADES GALINDO, Francisco en Wahabismo actual, terror y petróleo. Ver: http://www.sindioses.org/sociedad/wahabismo.html

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cimiento, la Revolución Americana y la Revolución Francesa. Desde la geopolítica, la soberanía es un elemento constitutivo del Estado, sostenida en el poder del mismo, por lo tanto, difícilmente podría ser hoy un factor atribuible a Dios o ejercido por Dios.6 A mayor abundamiento, Lutero sostenía que:

“Las autoridades espirituales debían sostener batallas espirituales con armas espirituales, no armas físicas (…) En los asuntos de príncipes y soberanos, las leyes de la justicia y no formas de confesión religiosa, debían regular la guerra y la paz”.7

Todos estos elementos se convierten en un primer e importante factor diferenciador de la gue-rra tradicional, de difícil realización en la actualidad o las cercanas guerras de cuarta generación definidas por Lind y orientadas a amenazas no convencionales, desde la perspectiva de la guerra del siglo XX y anteriores.

Es por estos factores que las explicaciones a este conflicto llevado adelante por el EI se de-ben buscar en el pasado, y cuando estudiamos las Cruzadas encontramos diversas explicaciones para definirlas, que van desde la recuperación de la “Tierra Prometida” hasta un imperialismo que perseguía la liberación de rutas comerciales, incorporando en ello causas políticas, económicas y religiosas. No obstante, quedándonos con esa sensación de que las Cruzadas fueron, por sobre todo, un conflicto religioso, que es la misma sensación que tenemos hoy, cuando el avance sobre Irak, Nigeria, Yemen o Libia, se hace “por mandato de Alá”.

Rolling Armour ilumina con una revisión del Corán que pareciera invitar a la guerra:

“Se os ha prescrito que combatáis, aunque os disguste (2,216), e incluso la guerra contra los no creyentes. Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura, no creen en Alá ni en el último día ni prohíben lo que Alá ni Su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdade-ra, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente (9,29). Y combatid todos contra los asociadores como ellos también combaten todos contra vosotros

Y sabed que Alá está con los que Le temen (9,36)”.8

En un plano relacionado, Fernando Mires, profesor de la Universidad de Oldenburg, define los acontecimientos del 11-S como una guerra declarada no tanto al Occidente geográfico como al

6 Si fuese Dios el poseedor de la soberanía, entendida como la “capacidad de tomar decisiones”, entonces la guerra que hoy se desarrolla en Medio Oriente y África sostenidas en un mandato divino, habría que analizarla también en una línea de investigación cercana a la realidad del siglo XVII y referida a las guerras santas y a la legitimidad de la guerra.

7 Lutero citado por ARMOUR, Rolling (2007), en Islam, Cristianismo y Occidente, Historia de una convivencia conflictiva. Ed. Lumen, Buenos Aires, , pp.148.

8 Ibídem, pp. 48.

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Occidente político,9 lo que al enfrentarlo con el concepto de soberanía recién señalado y a los versos del Corán (en la traducción de Alí), nos encontramos que la disputa es por un espacio no definido y en el que no gobierna Dios por el dominio del hombre sobre él. El mismo Dr. Mires plantea la necesaria diferencia que se debe realizar entre el islam y el islamismo, entendido este último como una ideología y una práctica totalitaria, definiendo su objetivo estratégico como “el clausurar cualquier espacio político al interior del mundo islámico”.10

LA GUERRA GEOPOLÍTICA

Los factores mencionados, como los cambios en la conceptualización del conflicto moderno al incorporar valores religiosos a la lucha política, o una nueva mirada a los elementos constitutivos del Estado o la incursión violenta de grupos armados que se mantienen en el escenario con obje-tivos desafiantes para la sociedad internacional, son algunas de las complicaciones que en este siglo irrumpen con toda la fuerza a partir de la caída del Muro de Berlín y el cierre del “paraguas ideológico”, que controlaba los brotes de violencia alrededor del mundo, aumentándose la velocidad de propagación de los hechos y multiplicándose los efectos de los mismos a partir de las múltiples capacidades que ofrecen las nuevas herramientas de comunicación, lo que ya es en sí mismo un problema para la guerra tradicional y un aliado para esta guerra geopolítica. Esta globalización,11 que se convierte en el paradigma del siglo XXI y de paso va afectando directamente a los elementos constitutivos del Estado y al poder, hace que este conflicto incorpore nuevas herramientas y abarque espacios físicos y virtuales que requieren de nuevos instrumentos para el análisis, transformándose en un problema geopolítico.

Con este marco, el mundo enfrenta una nueva Cruzada, una nueva guerra con una base remota religiosa pero en el siglo XXI, con las complicaciones señaladas para el siglo XXI como las derivadas de la globalización, particularmente de las comunicaciones y con peculiaridades que hacen de este hecho político un conflicto geopolítico que es necesario observar. Ferdinand Foch, comandante de los ejércitos Aliados durante la Primera Guerra Mundial en Los Principios de la Guerra, sostiene que “Una nueva era se había abierto (refiriéndose a la Revolución Francesa), la de las guerras na-cionales, de acción desencadenada, porque ellas iban a consagrar a la lucha todos los recursos de la nación, porque ellas iban a tener por objetivo, no un interés dinástico, no la conquista o posesión de una provincia, pero si la defensa o la propaganda de ideas filosóficas primero, de principios de independencia, de unidad, de ventajas inmateriales de diversas índoles, en seguida; porque ellas

9 MIRES, Fernando (2005). El islamismo, la última guerra mundial. LOM Ediciones, Colección Escafandra, Santiago de Chile, p. 7. 10 Ibídem, p. 911 Si bien es un proceso que nos resulta familiar hoy en día, a mi juicio, se inicia en la Revolución Industrial por una serie de factores,

como la apertura de mercados para una sobreproducción en línea y la búsqueda de materias primas para sostener esa sobreproducción, lo que sumado a fenómenos políticos y al aumento de la velocidad y alcance de las comunicaciones con la invención de la máquina a vapor y del telar de lanzadera, se va conformando un antes y un después en el avance del mundo, que origina esta expansión de los límites y de las relaciones políticas, sociales y comerciales.

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iban así a poner en juego el interés y los medios de cada uno de los soldados, como consecuencia de los sentimientos, de las pasiones, es decir de elementos de fuerza hasta entonces inexplotados”.12

Si nos situamos en las noticias y en el análisis de los hechos que llegan desde el escenario de la guerra que estamos analizando, podemos efectuar una relación entre la acción del EI y lo que plantea el mariscal Foch: la expansión de las ideas del islam, la filosofía del islam, llevadas adelante por una “nación”13 islámica a través de elementos de pasión inexplotados señala Foch. El profesor e historiador británico Michael Burleigh por su parte, establece que “el Estado Islámico quiere acabar con los infieles, concepto que incluye a cualquier musulmán que no comparta sus enseñanzas, ya que en EI son extremos y consideran como infieles a cualquiera que disienta con ellos”.14

Es cierto que esta pasión por decapitar prisioneros ya lo practicaron los franceses en la revolución que alude Foch, y los japoneses en la guerra chino-japonesa, pero hoy es mostrado en tiempo real al mundo entero a través de una de las complejidades planteadas por la globalización a la guerra tradicional, como es la sobreutilización de los medios de comunicación, lo que ha generado temor y rechazo, pero también una atracción que significa el reclutamiento de voluntarios en todo el mundo15 para llevar adelante una causa, una filosofía. Lo planteado por Burleigh refuerza y confirma lo de Foch, en que esta pasión por la idea central de su filosofía los lleva a cometer atrocidades con un mensaje de advertencia a quienes no piensen como ellos e incorporan a esta guerra geopolítica un factor que no se había mostrado. La diferencia normal que el mundo occidental conocía de ese espacio musulmán era entre sunitas y chiítas; hoy es entre quienes siguen al EI y los que no comparten sus métodos u objetivos.

Estos son nuevos factores incorporados al análisis de la guerra psicológica que supera al “amor a la patria”, una patria que no existe y que se encuentra solo en el objetivo perseguido, en ese objetivo que además contribuye a conformar el concepto de “nación” ya definido. Esta pasión filosófico-religiosa mostrada a través de los medios de comunicación, ¿la podemos incorporar al arsenal de elementos correspondientes a una guerra psicológica? Evidentemente sí, pero también a otros elementos que contribuyen a sumar poder y específicamente a la voluntad de utilizarlo, que son los factores que hacen la diferencia.

12 FOCH, Ferdinand (1919). Los Principios de la Guerra, (versión castellana de J. Boonen Rivera). Imprenta y encuadernación fiscal Peni-tenciaría de Chile, Santiago de Chile, p. 41.

13 Al siglo XXI, el concepto de nación no es posible buscarlo exclusivamente en la unidad en los orígenes. Hoy es fundamental considerar también, la unidad en el objetivo nacional.

John Agnew plantea que el Estado territorial es el contenedor geográfico de la sociedad moderna, y hace la diferencia con las sociedades tradicionales que podrían acercarse al concepto de nación bajo la teoría del nacionalismo metodológico. Podría hablarse de comunidades, pero desde la perspectiva geopolítica, y desde la relación con Foch, es el concepto de nación el que coopera al análisis.

14 BURLEIGH, op cit., p. 65.15 En la conferencia Europa hoy, una mirada geopolítica, dictada el 9 de abril de 2015 en el Great Room del Hotel W en Santiago de Chile,

el historiador Michael Burleigh señaló que los voluntarios de EI alcanzan a varios miles y provienen de cien países distintos en el mundo.

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Es este proceso, entonces, el marco que hoy nos tiene observando un conflicto que no podemos calificar como aquellas antiguas definiciones de libro. Las complejidades lo apartan de la guerra tradicional entre Estados; hoy se reconoce a otros actores intervinientes como EI; tampoco caben en la conceptualización de guerra ideológica tipo Vietnam, pero las potencias están alineadas, en lo general, como en la Guerra Fría. Tampoco se parece a Afganistán en ninguno de sus momentos, pero la radicalidad de uno de los actores surge desde las madrasas afganas. Tampoco es solo una guerra religiosa, que sería la situación más simple de definir, debido a que las conquistas terri-toriales de uno de los actores tiende a la formación de una unidad política como es un califato, gobernado por una autoridad política surgida desde la religión, es decir, un califa.

Esta falta de definición y las características de lo mostrado en los medios de comunicación, incentiva a calificar lo que sucede como terrorismo. El profesor de estudios de paz y conflicto de la Universidad de Queensland, Australia, Dr. Alex Bellamy coopera a refugiarnos en esto al plantear que:

“Las amenazas terroristas se materializan con rapidez. Es virtualmente imposible para cualquier Estado, salvo las dictaduras totalitarias, defenderse contra el terrorismo en todo momento y en todo lugar. Si un Estado espera hasta saber exactamente cuándo y dónde se producirá una acción terrorista antes de usar la fuerza para evitarlo, es probable que haya esperado demasiado”.16

Como una justificación de la inacción o tardanza de ese Estado en reaccionar, podemos señalar que la globalización ha impuesto tal cantidad de restricciones al uso de la fuerza, (normas de enfrentamiento, tribunales especiales, derechos humanitarios, restricciones a la intervención, in-tervención humanitaria, vetos, áreas de interés, áreas de influencia, resabios ideológicos, etc.), que por ello, los efectos de la globalización son factores a considerar, lo que marca también la diferencia entre una guerra regular en que el Estado decidía soberanamente y una guerra geopolítica, en que uno de los actores utiliza la globalización, sus factores, redes y obstáculos a su favor, mientras el otro se ve acosado por las restricciones y una supranacionalidad condicionante. Junto con ello, este actor con ventajas en el enfrentamiento no tiene un domicilio conocido, como los grupos terroristas o amenazas emergentes, pero define espacios y objetivos de conquista que van dando forma primero a un espacio de influencia, de dominio y luego a un territorio definido y delimitado.

EL ESCENARIO

El escenario en que se plantea esta guerra geopolítica ha variado en la importancia relativa del espacio. La atracción de los lugares sagrados de las tres religiones monoteístas más importan-tes de la historia, es de gran potencia; la luz de oriente, en términos culturales, ha sido de gran importancia para el avance científico y humanista de Occidente. En tanto, el desplazamiento de

16 BELLAMY, Alex (2009). Guerras Justas; de Cicerón a Iraq. Fondo de Cultura económica de Argentina, S.A., p. 272.

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las fronteras generó una simbiosis cultural que aún muestra sus marcas en Europa y en el norte de África, pero también es importante señalar que la “pasión” que señala el mariscal Foch, y que despierta el escenario, es parte importante de este conflicto.

“En el siglo VIII, las fronteras del Imperio árabe se extendieron desde África del Norte y España, en occidente, a Pakistán y Afganistán en el este. Al trasladarse la capital a Damasco, Siria se convirtió en centro cultural, político y económico del imperio, y allí se sentaron las bases de una nueva cultura, que recogió elementos grecorromanos, persas e indios para fundirlos en un conjunto original en el que las ciencias ocuparon un papel muy importante. Contrariamente a las expectativas de Mahoma, la península arábiga volvió a ser un territorio marginal dentro del enorme imperio, excepto en el plano religioso. La Meca no igualó jamás a Bagdad o Damasco en importancia socioeconómica y cultural, pero continuó siendo el centro del islam y el destino hacia el cual afluían multitudinarias peregrinaciones de todos los rincones del mundo”.17

Para el objeto de este análisis, centraremos el escenario en dos frentes: el dominado por el grupo del EI y aquel situado en África Subsahariana.

En el primer caso, el frente dominado por el grupo EI en el Asia Menor o en el Medio Oriente, está geográficamente integrado en el escenario señalado en la cita anterior y que se superpone con un antiguo conflicto territorial, religioso e ideológico que acompaña al mundo desde el período de entreguerras cuando sir Mark Sykes y Charles F. Georges-Picot acordaron la división general de Medio Oriente una vez terminada la guerra y derrotado el Imperio otomano, juicio este último que determina una nueva separación entre estos dos mundos.

Figura N° 2. Escenario del Estado Islámico.

Fuente: Ver: http://elpais.com/elpais/2014/09/27/media/1411835121-264707.html

17 Ver: http://www.guiadelmundo.org.uy/cd/countries/sau/History.html

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En lo cercano, en este escenario, después de la Guerra del Golfo y durante el dominio de Es-tados Unidos en el área, se generan acontecimientos que son determinantes para observar al EI:

Surgimiento de Al Qaeda

Los antecedentes sobre la aparición de este grupo son variados. Van desde el control de la amapola y el narcotráfico, pasando por teorías conspirativas de Estados Unidos para atrapar a la Unión Soviética en Afganistán, hasta la preparación de un grupo armado de alcance global. Para este trabajo no es tan relevante profundizar en cómo surge Al Qaeda, lo importante es que existe y que la participación de Estados Unidos es un factor recurrente en las historias sobre el origen de Al Qaeda.

Resulta sustancial remarcar este último factor, fundamentalmente porque hoy esos aliados son enemigos declarados desde el 11/S que es la mayor agresión que ha sufrido Estados Unidos en su territorio, en su historia y por consiguiente dentro del escenario del “EI” son participantes relevantes.

Escenario de guerra y debilidad institucional

La persecución de EE.UU. contra Al Qaeda luego del 11/S, significó la ocupación de Irak y la muerte de su presidente Saddam Hussein. Todo ello parecía una guerra normal en el campo de la estrategia y las operaciones militares, hasta el momento en que el presidente Barack Obama declaró el cambio de actitud y de política de EE.UU., señalando que retiraría las tropas de Irak. Ese hecho, que se mate-rializa a partir de 2011, generó un vacío de poder y una debilidad institucional en el territorio iraquí que es perfectamente leído por una fracción de Al Qaeda que no compartía la inacción del grupo.

Aparece un nuevo actor en escena

Paralelamente a los acontecimientos descritos, la “Primavera Árabe” sirvió como un distractor (o como un impulsor) de acciones destinadas a ocupar el espacio liberado por Estados Unidos en el Medio Oriente, generando gran inestabilidad en la zona y permitiendo que un grupo liderado por Abu Abdullah al Rashid al Baghdadi entrara a la guerra en Siria a través de Irak, haciéndose conocido como EI de Irak y el Levante (ISIS),18 reduciendo su nombre posteriormente a EI y liderado por Abu Bakr al Baghdadi.

“El comienzo del grupo yihadista Estado Islámico, EI, fue tan modesto que casi nadie lo notó. En enero de 2014, pocos expertos observaron las dificultades del ejército iraquí para retomar el pueblo de Falluja de manos de terroristas islámicos. Para muchos era solo otro episodio de la

18 Ver: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/06/140611_irak_siria_isis_perfil_nc

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guerra de Irak a la que Occidente psicológicamente abandonó tras seguir las acciones americanas del 2011. Pero cuando el 10 de junio de 2014 el Estado Islámico de Irak y el Levante, capturó Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak con tres millones de personas, en sólo tres días de lucha, el mundo esta vez sí lo notó y se asustó”.19

La penetración del EI a través de Irak generó también un efecto geopolítico fundamentalmente porque interrumpió, físicamente, lo que desde la geopolítica se reconocía como el Arco Shiita compuesto por Irán-Siria-Líbano (Hezbollah), que en su origen era una amenaza para Israel.

Figura N° 3. El arco chiíta.

Fuente: Elaboración del autor en base a: https://www.freeworldmaps.net/es/orientemedio

La irrupción del EI alteró, entonces, el escenario geopolítico; Estados Unidos ya había salido de Irak, la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) observaba el espacio possoviético, la Unión Europea estaba preocupada de sus asuntos políticos y económicos internos, mientras el EI avanzaba hacia la conquista de lo que ellos definieron como su espacio político, lo que es otro factor a considerar en esta guerra geopolítica, más allá de las operaciones militares. El EI definió el espacio territorial de su proyecto político y para lograrlo cuenta con recursos económicos, militares y con la voluntad de ejercer sus capacidades (poder).

Participantes de esta guerra geopolítica en este escenario

El EI, ya reconocido como un actor por la comunidad internacional, se valida en este plano cada vez que amenaza y da muerte a sus prisioneros debido a que Estados deben comenzar a negociar con este nuevo actor. Desde la teoría son solo los Estados los que están implicados en

19 BURLEIGH, Michael (2015). “El Estado Islámico de Irak y el Levante” en Revista Red Cultural Universidad Finis Terrae, N° 26, Marzo-Junio, p. 56.

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las relaciones internacionales, sin embargo, hemos planteado que esta es una guerra geopolítica, afectada por la globalización y dentro de ella es posible encontrar actores distintos a los Estados. De hecho, otros actores de este conflicto son la OTAN y Unión Europea.

“El EI se posicionó luego de la caída de Mosul sembrando el terror y acercándose peligrosamente a la misma Bagdad. El elusivo líder de ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi rápidamente emergió en Mosul y se autoproclamó Califa (Ibrahim) del así llamado Estado Islámico, eclipsando de este modo a la compleja maraña de jefes de Al Qaeda y quedando como “el caballo más fuerte” de la escena islámica”.20

El EI definió sus objetivos, cuenta con miles de voluntarios que se unen a su causa como ya se señaló, y tiene los recursos para mantener una guerra. Estados Unidos, por su parte, declaró que no llevaría soldados a combatir al EI y opera con drones. En la Conferencia de París sobre la paz y la seguridad en Irak, del 15 de septiembre de 2014, 30 países se comprometieron a cooperar en la lucha contra EI, en tanto la Liga Árabe y la Unión Europea realizaron declaraciones en el mismo sentido.

La OTAN y la UE entonces, actúan a través de la cooperación, principalmente con los kurdos, y con operaciones militares referidas a bombardeos sobre sitios específicos. Preocupados de sus problemas internos, se refugian tras Turquía, buscando no limitar directamente con el conflicto.

Turquía, por su parte, principalmente por ser el tapón para el avance de esta nueva amenaza y los aliados, utiliza a los kurdos para enfrentarlos. En Afganistán se utilizó a Al Qaeda para enfrentar a la Unión Soviética. Es posible que al término de este conflicto exista alguna nueva noticia para la reclamación kurda respecto de la independencia del territorio kurdo, como premio frente a la ausencia de soldados aliados y a la probable nueva organización del espacio en el área.

Siria está en el origen de este conflicto y su caso proviene de lo que se conoce como la “Pri-mavera Árabe”. En territorio sirio se han enfrentado intereses geopolíticos como el veto ruso a la entrada de Estados Unidos al conflicto, debido a la existencia de la base naval de Tartus, lo que obligó a la neutralidad china en la votación del Consejo de Seguridad. Esta inacción aumentó el nivel de crueldad y destrucción, incorporándose ahora un factor religioso. El movimiento EI es de origen sunita, enfrentándose a un gobierno chiíta apoyado por Hezbollah, que en su inicio estaba orientado a enfrentar a Israel. Súmese a ello que Irán, más allá de estar religiosamente conectado con Siria y Líbano, es de una raza diferente, persa, que no necesariamente “conversa” con los arameos de la República Árabe de Siria.21 Un nuevo factor geopolítico en esta guerra geopolítica.

20 Ibídem, p. 58.21 Los Persas se separan de Siria después de la invasión de Alejandro a los persas y se integra al Imperio macedonio.

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En territorio sirio se da la paradoja que Estados Unidos apoya a Al Qaeda en su combate contra las fuerzas de Al Assad. Hoy, por la peligrosidad de la amenaza del EI, la guerra civil siria ha pasado a segundo plano, fortaleciéndose la acción de Al Assad, para enfrentar a la amenaza suní. También se da la rareza que el EI, de naturaleza sunita, ejecute a sunitas,22 lo que altera la “normalidad” de la alianza y el respeto religioso e incorpora un factor nuevo al análisis señalando claramente la tenacidad en la búsqueda del objetivo que el Dr. Robert Jay Lifton describe como una orientación apocalíptica que considera que el cambio radical que necesita la sociedad puede producirse solo a través de una purgación que incluya violencia y muerte.23

Esta guerra geopolítica, con los fundamentos que posee y los objetivos políticos que busca es posible asociarla a otro escenario que coincide con la debilidad institucional que dio espacio al EI y que coopera a abrir el escenario geopolítico.

El espacio africano

En cuanto al otro escenario, el África Subsahariana posee características particulares que se convierten por sí mismas en las mejores condiciones para la operación de un grupo armado, vio-lento, con apoyos económicos y políticos. Ese grupo, entre muchos que actúan en África, es Boko Haram, el que tiene base principal al norte de Nigeria.

Figura N° 4. Conflictividad africana.

Fuente: Ver: http://javierfmiranda.blogspot.com/2013/12/guerra-pero-tambiem-paz-en-por-javier.html

22 Extremistas del grupo Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) ejecutaron ayer en público a 36 sunitas de una tribu, incluyendo mujeres y niños, informaron un funcionario iraquí y un líder sunita, http://www.excelsior.com.mx/global/2014/11/04/990437

23 LIFTON, Robert Jay. Destroying the world to save it: Aum Shinrykyo, Apocalyptic violence, citado por ARMOUR, Rolling, op.cit. p. 219.

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UNA GUERRA GEOPOLÍTICA EN MEDIO ORIENTE

El África Subsahariana representa el área más pobre y conflictiva del planeta, y si bien Nigeria es uno de los Estados más pujantes de la primera línea subsahariana, sus vecinos han contagiado la inestabilidad al norte de Nigeria, en la ribera del lago Chad.

Convengamos que la sequía y guerra civil en el cuerno africano han generado el desplazamiento de familias hacia el oeste a Sudán, que prontamente se vio afectado, a su vez, por su propia guerra tribal, político-religiosa, que determinó la existencia de un Sudán del Norte y un Sudán del Sur que generó grandes desplazamientos hacia el oeste, el Chad, lo que –a su vez– provocó un conflicto entre los dos. Paralelamente, las guerras tribales del área crearon el mayor desastre humanitario en el mundo, concentrado en Darfur. Hacia el sureste limita con Camerún, que también se ha visto afectado por la crueldad de Boko Haram.

Al norte limita con Níger, políticamente inestable y al oeste se encuentran áreas de corrupción del golfo de Guinea y la amenaza del ébola. El sur de Nigeria es cristiano, que representa a uno de los factores de inestabilidad del área: el enfrentamiento cultural y religioso entre el norte y el sur.

Figura N° 5. El escenario de Boko Haram.

Fuente: Ver: www.stratfor.com/analysis/boko-harams-territorial-ambitions-may-expand-nigeria-cameroon

Este escenario ha permitido el surgimiento de un grupo armado de raíz islámica que coincide en objetivos y bases filosóficas con el EI. Boko Haram busca la creación de un EI en África, y combate a todo aquello que tenga relación con Occidente, partiendo por la educación y los sistemas polí-ticos y económicos heredados de la colonización europea. Al igual que el EI en el Medio Oriente, Boko Haram ha definido un espacio territorial como objetivo de sus acciones, lo que significa una gran diferencia con lo que pudiera ser Al Qaeda del Magreb u otros grupos que se pueden calificar

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de terroristas por las características de sus acciones y objetivos. Este es un importante factor al calificar este conflicto como una guerra geopolítica.

Junto con ello, debido a la debilidad institucional del área, esta se puede contagiar fácilmente por la violencia, los métodos, el miedo, los recursos y el discurso de Boko Haram.

Figura N° 6. La expansión del islam.

Fuente: Ver: http://protestantedigital.com/blogs/3213/expansion_del_Islam

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Hoy estamos observando las incursiones del EI y Boko Haram como manifestaciones terroristas con una base religiosa, pero fundamentalmente impresionados por la crueldad de los métodos, lo que ha hecho perder la visión de conjunto del conflicto. Juan Damasceno,24 tampoco vio la amenaza del islam a la organización del mundo, a los espacios cristianos ni al comercio mundial, solo era una herejía; hoy estas amenazas son vistas solo como movimientos terroristas:

“El Imperio bizantino en un principio consideró al islam como una clase de arrianismo (una de las primeras herejías cristianas) y lo colocó en el mismo nivel que otras sectas cristianas. La literatura apologética y polémica bizantinas abogaron contra el islam de la misma manera que lo hicieron contra […] los partidarios de otras enseñanzas heréticas. Asi, Juan Damasceno […] no consideró al islam como una nueva religión, sino que la consideró sólo una instancia de se-cesión de la verdadera fe cristiana, de naturaleza similar a herejías anteriores. (A.A. Vasiliev)”.25

24 Hijo de un Califa de Damasco (centro del conflicto de hoy), que se convirtió en santo cristiano.25 Historia del Imperio Bizantino (1952), p. 207, citado por ARMOUR, Rollin (2007), en Islam, cristianismo y Occidente, Buenos Aires: Lumen,

p. 59.

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UNA GUERRA GEOPOLÍTICA EN MEDIO ORIENTE

Si hiciéramos coincidir los escenarios conquistados por el EI y Boko Haram, podríamos observar que están incorporados en lo que muestra la Figura N° 6. Si a ello sumamos la “Primavera Árabe” y sus consecuencias, la inestabilidad que han generado los piratas somalíes, la aparición de Al Qaeda del Magreb y Al Qaeda de Yemen, junto a los conflictos norte –sur o musulmanes– cristianos en el África Subsahariana, empezamos a hacer coincidir las fronteras entre la expansión máxima del islam y las proyecciones geopolíticas que se pueden construir a partir de los efectos observables en el escenario actual.

Obviamente que los efectos del Imperio otomano en Europa hoy no serán los mismos que el siglo VII y siguientes, pero las manifestaciones de inmigrantes en Europa en función de la filosofía islámica, la gran cantidad de voluntarios que se suman desde Europa a EI y las restricciones de la supranacionalidad a la acción de las potencias occidentales contra estas manifestaciones, van conformando un cuadro geopolítico que es fundamental observar para poder enfrentar esta guerra geopolítica que proponen los islamitas.26

Fernando Mires se sitúa en definiciones más radicales y señala “la incapacidad de Estados Unidos y por la mayoría de los gobiernos europeos para definir exactamente el enemigo ha traído consigo una serie de errores no solo políticos, sino que también militares”.27

Es probable que esta incapacidad que plantea Mires esté relacionada con la forma de observar el conflicto. La guerra geopolítica entrega otras perspectivas, prospectiva, factores, sistemas de análisis que la guerra convencional o ahora las guerras de cuarta generación, no entregan, cuestiones que permiten pensar en que estas Cruzadas modernas constituyen una guerra geopolítica que involucra a su área de estudio: el Estado, sus elementos constitutivos, el espacio geográfico, sus relaciones, el espacio virtual incorporado al Estado, las características y condiciones de la población, el ejercicio de la soberanía, las limitantes impuestas por la globalización, las facilidades que entrega la misma a actores no tradicionales, la dimensión de los objetivos por sobre el reconocimiento de atentados mayores o menores y, la atracción de voluntarios por la decisión del uso del poder.

26 Fernando Mires define el islamismo como: “una ideología y una práctica totalitaria construida sobre la base de elementos extraídos arbitrariamente del islam y no puede ser jamás confundido con una religión”.

MIRES, F. (2005). El islamismo, la última guerra mundial. LOM Ediciones, Santiago de Chile, p. 8.27 Ibídem.

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JORGE SANZ JOFRÉ

BIBLIOGRAFÍA

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LA COMPLEJIDAD DEL DILEMA ÉTICO DE LA GUERRA Y EL TERRORISMO. UNA REFLEXIÓN DESDE LA PERSPECTIVA

TEÓRICA DE LA GUERRA JUSTAALDO VERGARA SIERRA1

Teniente Coronel

Resumen: Tanto la Guerra como el Terrorismo constituyen dos fenómenos socia-les que han afectado a la humanidad desde antaño, y que han tenido directo impacto en la evolución de la civilización. En tal sentido este artículo presenta una aproximación desde la perspectiva de la guerra justa y los alcances éticos involucrados en el empleo de la fuerza para ambos casos.Palabras claves: Guerra, terrorismo, guerra justa, ética, principio de propor-cionalidad y distinción.

Abstract : Both war and terrorism are two social phenomena that have affected mankind since ancient times, and have had a direct impact on the evolution of civilization. In that sense, this paper presents an approach from the perspective of just war and the ethical scope involved in the use of force for both cases.Keywords: War, terrorism, just war, ethics, principle of proportionality and distinction.

Como fenómeno social, la guerra constituye una de sus manifestaciones globales más con-trovertidas, nos referimos a la lucha armada entre Estados o distintos bandos dentro del mismo Estado. Asimismo, el terrorismo puede ser descrito como la acción violenta y organizada con fines políticos y/o religiosos, cuyos efectos psicológicos exceden ampliamente a sus daños puramente físicos.2 En tal sentido, adelantaremos dos interrogantes que orientarán la presente

1 Oficial de Estado Mayor, Academia de Guerra del Ejército de Chile (ACAGUE). Licenciado en Ciencias Militares y Diplomado en “Gestión y Administración de Recursos y Proyectos de Defensa” en la (ACAPOMIL). Magíster en Ciencias Militares con mención en Planificación y Conducción Estratégica (ACAGUE). Magíster en Ciencia Política con mención en Relaciones Internacionales, Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesor Militar de Academia en las asignaturas de Inteligencia y Táctica y Operaciones. Especialista básico y especializado de Inteligencia con mención en Análisis de Información. Profesor Militar de Escuela en Táctica y Técnica de Artillería. Observador Aéreo de Artillería y Traductor e Intérprete en Inglés. Especialista Avanzado de Inteligencia en el Instituto de Inteligencia de las FAs Argentinas. Fue Comandante del Grupo de Artillería N° 7 “Chorrillos” del RR N° 15 “Dragones” y Observador Militar en UNMOGIP (India-Pakistán) donde se desempeñó como Oficial de Informaciones Políticas y Militares del HQ de la misión. Actualmente se desempeña como Jefe del Departamento de Operaciones Militares de la ACAGUE. [email protected]

2 HUISSOUD, Jean-Marc (2013). Las 100 palabras de la Geopolítica. Akal. Madrid, p. 61.

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ALDO VERGARA SIERRA

reflexión: ¿Cuáles han sido las respuestas teóricas desde una perspectiva de la guerra justa para enfrentar la guerra? y ¿cuál ha sido la complejidad de la conceptualización del terrorismo desde esa misma visión?

En relación a la primera, podemos señalar que existen diferentes aproximaciones; una de ellas es la desarrollada por el teórico militar prusiano Karl von Clausewitz a comienzos del siglo XIX, quien la definió como “la continuación de la política por otros medios, a través del establecimiento de un acto violento destinado a forzar al adversario a someterse a nuestra voluntad“.3 Esta es una de las conceptualizaciones clásicas con un significativo impacto en las estrategias militares de los siglos XIX y XX.

Derivado de lo anterior, en el plano doméstico, el Libro de la Defensa Nacional de Chile año 2010 indica que “la guerra es un conflicto armado en que están amenazados los intereses vitales de un Estado. Por lo mismo, es la expresión más extrema o severa del conflicto y compromete la acción de todo el potencial del país”.4 En esta definición es posible evidenciar en forma implícita una visión realista que deja traslucir el concepto de legítima defensa como parte de la teoría de la guerra justa que abordaremos a continuación.

Figura N° 1. Tendencia global sobre eventos de conflictos armados, (Intraestatales e Interestatales) 1946-20135

Fuente: www.systemicpeace.org/conflicttrends.html

3 CLAUSEWITZ, Karl von (2003). De la Guerra. Distal. Buenos Aires, p. 25.4 MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL DE CHILE (2010). Libro de la Defensa Nacional. Santiago, p. 80.5 Ver: www.systemicpeace.org/conflicttrends.html

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Francisco de Vitoria, quien fuera uno de los principales teóricos de la guerra del siglo XVI, señaló que para que una guerra fuera “justa” deberían darse algunos principios teóricos que marcaran una distinción entre los fines (ius ad bellum) y los medios (ius in bello). En tal sentido establece la siguiente relación: Para que la segunda condición sea legítima desde la perspectiva moral, la primera debe necesariamente serlo con antelación, de lo contrario pierde validez. Asimismo, es importante resaltar que la teoría surge en una posición intermedia entre una visión realista y una pacifista.

En relación a los fines, también denominados “derechos a la guerra”, la exigencia para llegar a un conflicto armado puede incluir la defensa de un Estado contra una agresión exterior injusta y que en consecuencia reconozca el uso legítimo de la fuerza militar, como por ejemplo, aquellas establecidas en el marco de la Carta de la ONU de 1945, que en su Artículo 51, reconoce que todo Estado tiene el derecho inmanente de legítima defensa, de manera individual o colectiva, en caso de ataque armado en su contra.6

Por amplitud, este mismo principio puede ser aplicado frente a la recuperación de derechos perdidos cuando se haya sido derrotado ante una agresión anterior injusta, tal como fueron las “guerras de liberación nacional” que promovieron la descolonización en África y la defensa de los derechos humanos en otro Estado respecto del abuso del gobierno y el castigo de los agresores injustos.

Para tal efecto se han creado como instrumento las operaciones militares internacionales, con misión de imposición de la paz, que actúan en conformidad al capítulo VII del documento ONU. Es así, que el carácter impositivo de este tipo de acción bélica se refiere a la exigencia de cesar las hostilidades aun cuando las partes involucradas no lo deseen.7 En apoyo a lo anterior, en la década de los 90 surge el concepto de Responsabilidad de Proteger (R2P) y de Seguridad Humana (SH), las que han sido fuente de debate desde la intervención militar de la OTAN en Kosovo en 1999.

En tal sentido Nicholas Wheeler estableció cuatro criterios que podrían fundamentar una inter-vención militar de características humanitarias, las que se relacionan directamente con la teoría de la guerra justa:

“Debe existir una causa justa o una emergencia humanitaria suprema, el uso de la fuerza debe ser considerado como último recurso, se debe cumplir el principio de proporcionalidad y debe existir una alta probabilidad del que el empleo de la fuerza contribuya al objetivo buscado en términos humanitarios”.8

6 MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL, op. cit., p. 184. 7 Ibídem, pp. 193-194.8 WHEELER, Nicholas J. (2000). Saving Strangers: Humanitarian Intervention in International Society. Oxford University Press. Oxford, pp.

27-51.

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Reforzando lo anterior, Alex Bellamy, señala que la R2P, se basa en tres pilares fundamentales:

“La responsabilidad del Estado de proteger su población, la responsabilidad de la comunidad internacional en asistir al Estado para que cumpla con su responsabilidad y cuando el Estado falla en su cometido, la comunidad internacional debe tomar acciones oportunas y decisivas, considerándose entre otras las medidas de imposición de la paz mencionadas anteriormente”.9

Por otra parte, en relación al ius in bello nos referimos a las teorías que regulan el “derecho en la guerra”,10 que bajo esta normativa debe considerar el “requisito de la fuerza mínima”, es decir que la cantidad de violencia empleada en cualquier ocasión no debe exceder la necesaria para alcanzar el fin propuesto, luego, el “requisito de proporcionalidad” en donde las malas consecuen-cias esperadas de un acto de guerra no deben superar o ser mayores que sus esperados efectos positivos y, por último, el “requisito de discriminación y/o distinción” que establece que la fuerza debe aplicarse contra las personas que constituyan objetivos de ataque, haciendo una separación entre combatientes y no combatientes.

Figura N° 2. La guerra irrestricta, obra de los coroneles del Ejército Popular Chino Qiao Liang y Wang Xiangsui de

1999 y la Triada de Guerra de Clausewitz tanto para el contexto tradicional como en la actualidad.11

Resuelta la primera interrogante, abordaremos la segunda de ellas, referida a la complejidad de la conceptualización del terrorismo desde la perspectiva de la teoría de la guerra justa. En ello Michael Walzer expresa que “el terrorismo consiste en el asesinato aleatorio de personas inocentes con el propósito de generar un miedo generalizado”.12 Es así que durante mucho tiempo se ha con-siderado al terrorismo como un problema esencialmente interno de aquellos países afectados por

9 BELLAMY, Alex (2011). Global Politics and the Responsibility to Protect: From Words to Deeds. Routledge. London, pp. 35-36.10 McMAHAN, Jeff (1995). Guerra y Paz. Alianza Editorial, Madrid, p. 525. 11 Ver: www.realinstitutoelcano.org12 WALZER, Michael (2010). Pensar Políticamente. Paidos. Madrid, p. 367.

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LA COMPLEJIDAD DEL DILEMA ÉTICO DE LA GUERRA Y EL TERRORISMO. UNA REFLEXIÓN DESDE LA PERSPECTIVA TEÓRICA DE LA…

tal amenaza, dependiendo de la perspectiva con que se analice el fenómeno y la definición que se utilice para tal efecto.

Sin embargo, uno de los conceptos más modernos que conocemos sobre esto es aquel que sus-tenta su accionar en un fundamentalismo político y/o religioso capaz de generar el temor necesario para que la población, siguiendo la idea de la “Triada de Clausewitz”,13 se vuelva en contra de las autoridades en sus respectivos procesos de toma de decisiones. No obstante, es necesario desta-car que la realidad ha superado la ficción, con el ejemplo de los atentados del 11 de septiembre de 2001 al World Trade Center de Nueva York. De ahí en adelante la preeminencia del terrorismo en la agenda internacional ha estado marcada por las decisiones de Estados Unidos y sus aliados en la lucha contra Al Qaeda, mediante la invasión a Afganistán el 2001 e Irak el 2003, sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que las respaldara, en la denominada Guerra Global Contra el Terrorismo (GWoT). En dicho contexto, es necesario destacar el debate que este fenómeno desencadenó, donde uno de los temas centrales era y sigue siendo “el uso de la fuerza militar como tema central de seguridad nacional”.14

Figura N° 3. La Operación Militar “Tridente de Neptuno”, que fue monitoreada directamente por el

escalón político, permitió la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden en Pakistán el año 2011

y es un ejemplo de los alcances de la GWoT liderada por el gobierno de Estados Unidos.

En síntesis, se puede evidenciar con esta última situación, que tanto el terrorismo desarrollado por Al Qaeda como la respuesta militar de la GWoT, son claros ejemplos de las que se denominan “guerras irrestrictas”,15 ya que no se adscriben íntegramente a los principios teóricos de la guerra

13 La Triada de Clausewitz considera al pueblo, a la fuerza militar y a la autoridad política en un permanente equilibrio al momento de enfrentar un desafío nacional como lo es ir a la guerra. El teórico militar prusiano señalaba que cuando este equilibrio se rompe, el esfuerzo nacional de la guerra corre grave peligro de fracasar. En este caso, si el pueblo no apoya a sus autoridades y a sus Fuerzas Armadas, el escenario se torna complejo y difícil de sobrellevar.

14 BUZAN, Barry y HANSEN, Lene (2009). The Evolution of International Security Studies. Cambridge University Press. New York, p. 231.15 La guerra irrestricta es un concepto desarrollado a partir de un planteamiento de los coroneles del Ejército Popular Chino Qiao Liang y

Wang Xiangsui, en su obra “Unrestricted Warfare” de 1999, que abre el espectro del ejercicio de la guerra a todas las dimensiones de la actividad humana, lo que supone pensar sin límites, particularmente desde la perspectiva moral.

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ALDO VERGARA SIERRA

justa, tanto desde la perspectiva práctica del derecho a la guerra como del derecho en la guerra, y por ende podrían ser a lo menos cuestionables, desde el punto de vista ético.

Finalmente, podemos remontarnos a una célebre frase del primer gran teórico militar de la historia, el general chino Sung-Tzu, quien señaló en el siglo V a.C. que “someter al enemigo sin luchar es la excelencia suprema”.16 En consecuencia, de esta reflexión se estima que la acción militar siempre deberá ser el último recurso y solo estará justificada si todas las demás opciones pacíficas y no militares han fracasado.

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16 DUPRÉ, Ben (2012). 50 cosas que hay que saber sobre política. Ariel. Buenos Aires. p. 183.

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HISTORIA MILITAR Y PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

CRL. CHRISTIAN BOLÍVAR ROMERO1

CRL. RODOLFO ORTEGA PRADO2

Resumen: A partir de una definición de pensamiento estratégico –cir-cunscrita a su uso en las ciencias militares y, particularmente a dejar en evidencia las decisiones de tratadistas y grandes capitanes de la historia militar universal, como también al estudio del ingenio y habilidad de los conductores estratégicos para analizar los problemas holísticamente–, este artículo profundiza en el contexto teórico de la definición para aportar insumos y dejar a la individualidad de cada lector su aceptación, como también a contribuir con una nueva perspectiva sobre la misma. Un ejer-cicio teórico inédito, que explora más allá del uso actual del concepto, enfrentando el razonamiento estratégico al uso corriente de la acepción.Palabras clave: Pensamiento estratégico, estrategia, liderazgo estratégico, historia militar, conducción militar.

Abstract : According to a definition of strategic thinking –circumscribed to its use in military science, and particularly to put in evidence the decisions of writers and great commanders of universal military history, as well as to study of the ingenuity and skill of strategic leaders to analyze issues in a holistic manner–, this article explores the theoretical context of the definition to provide input and leave its acceptance to the individuality of each reader, as well as to contribute a new perspective on it. This is an unpublished theoretical exercise that explores beyond the current use of the concept by facing strategic thinking to the current use of the term.Keywords: Strategic thinking, strategy, strategic leadership, military his-tory, military conduction.

1 Graduado del Joint Services Command and Staff College, Reino Unido. Master of Arts en Estudios de Defensa, King´s College London. Magíster en Ciencias Militares. Profesor de Academia en las asignaturas de Historia Militar y Estrategia y Táctica y Operaciones. Profesor de Pensamiento Estratégico en el Magíster de Historia Militar y Pensamiento Estratégico. Actualmente se desempeña como Director de la Academia de Guerra del Ejército de Chile. [email protected]

2 Doctor por la Universidad Complutense de Madrid (Instituto Universitario Ortega y Gasset: programa América Latina Contemporá-nea). Actualmente se desempeña como Profesor del Departamento de Estrategia y Geopolítica de la Academia de Guerra y Director Académico del Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico del mismo Instituto. [email protected]

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CHRISTIAN BOLÍVAR ROMERO / RODOLFO ORTEGA PRADO

INTRODUCCIÓN

La historia permite comprender la evolución del pensamiento estratégico militar e identificar las variables consideradas por los grandes capitanes que le han venido dando vida y fisonomía. Para el profesional militar, el estudio de las batallas y de los liderazgos lo son todo a la hora de obtener lecciones aprendidas, que en suma han permitido proponer principios, leyes y normas de empleo de las fuerzas que han dado una razón de ser a la ciencia militar.

En esa línea, el Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico (MHPME), que se imparte en la Academia de Guerra desde el año 2005, ha sido diseñado para formar investigadores especia-lizados en historia militar y pensamiento estratégico y que estos, con una sólida capacidad teórica y metodológica, estén facultados para producir nuevos conocimientos a partir de la adquisición de las competencias necesarias para sustentar investigaciones originales y relevantes. Incluso, la visión académica sobre el mismo, es posicionarse como un referente nacional e internacional en el ámbito de los estudios de historia militar y pensamiento estratégico, contribuyendo a la formación de civiles y militares e incorporando dichos estudios a la historiografía desde una perspectiva multidisciplinaria y científica.3

El objetivo y visión aludidos ha permitido proponer la siguiente definición –a modo de hipó-tesis– del pensamiento estratégico:

“El pensamiento estratégico se puede definir básicamente de dos formas. Primero, refiriéndose a éste como una disciplina dentro del estudio de las ciencias militares, que busca analizar el desarrollo, evolución y aplicación de preceptos teóricos y doctrinarios del arte y ciencia de la conducción militar a través de la historia, basándose en la revisión documental de los más relevantes tratadistas e historiadores, permitiendo con ello mejorar la comprensión de los fenómenos asociados a la conducción militar. Segundo, desde una perspectiva aplicada, como la habilidad del conductor militar para analizar los problemas holísticamente, siendo capaz de abstraerse de los detalles para concentrarse en los aspectos esenciales del problema en la búsqueda de una solución que implique cambios significativos a las condiciones actuales y con un efecto a largo plazo”.4

La definición anterior admite su revisión y, eventualmente, acercarse a su comprobación o al menos realizar un ejercicio teórico–exploratorio en procura de una explicación, e incluso intentar

3 Plan de Estudios del Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico (MHMPE) desarrollado por la Academia de Guerra del Ejército de Chile (con acreditación vigente hasta el 2016).

4 Esta hipótesis corresponde a la definición de “Pensamiento Estratégico”, cuyo autor es el coronel Christian Bolívar Romero, y que expuso al Curso Regular de Estado Mayor en el año 2012, cuando se desempeñaba como Jefe del Departamento de Estrategia y Geopolítica de la Academia de Guerra.

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HISTORIA MILITAR Y PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

una nueva enunciación, aunque básicamente es un planteamiento conciso, en sintonía con el propósito del MHMPE, que deja la puerta abierta para profundizar sobre sí misma.

Proponer una tesis de qué es el pensamiento estratégico, no es tarea fácil. En primer lugar, porque pareciera que necesariamente este no puede circunscribirse a lo militar, más aún cuando el empleo de las fuerzas –para solucionar un conflicto en los tiempos actuales– ha pasado a ser solo parte de la acción, si no la menos importante. Segundo, los escenarios para la aplicación de estrategias son difusos o al menos totalmente diferentes a los desafíos que implicaban las tradi-cionales acciones estratégicas entre Estados. Tercero, la opinión pública ha permeado en extremo las decisiones políticas, incluso las referidas a la soberanía, intereses nacionales e identidades, que hasta hace poco sustentaban cualquier decisión en este sentido, y que en los últimos años han “virtualizado” los escenarios de futuro, donde la prospectiva ha demostrado sus deficiencias en estos fines. Por último, el uso indistinto del vocablo “estrategia” en todo tipo de actividad e incluso para categorizar una gestión o alcance, ha producido que su empleo se limite o invada el campo de una mera orientación política o para referirse a escenarios de futuro; como si la distancia entre el sujeto y el objeto, o la dimensión del objetivo, fueran suficientes para clasificarlos de “estrategia” o “estratégico”.

En ese contexto, este artículo busca correlacionar cuatro variables: pensamiento, estrategia, liderazgo y acción, las que eventualmente permitirían formular una nueva definición del pensa-miento estratégico contemporáneo o confirmar la hipótesis indicada. Siempre bajo la luz de la historia militar, defensa nacional y fines de las ciencias militares. Para este cometido, inicial-mente se efectuará una revisión del significado de pensar estratégicamente, para luego exponer una perspectiva histórica de las modalidades estratégicas, que posteriormente permitan una reflexión sobre la acción, decisiones y, por último, el liderazgo, como corolario personificado del pensamiento estratégico.

ENSEÑAR A PENSAR ESTRATÉGICAMENTE

La epistemología es profusa para explicitar qué entenderemos por “pensamiento” y reconoce las diferencias entre filósofos y tratadistas que han profundizado sobre la explicación de la acep-ción. Algunos la circundan a estados mentales, otros a actitudes proposicionales o paradigmas de intencionalidad. Según Jacobo Muñoz y Julián Velarde, el debate presente sobre la naturaleza del pensamiento se ha centrado en el carácter normativo asociado al concepto de pensamiento y a la interrelación entre una concepción de la racionalidad y los pensamientos. Asumiendo que la racionalidad de un sujeto es una medida de cuánto se aproximan sus pensamientos a un patrón ideal, que es un patrón constitutivamente evaluativo. Es decir, la medida de la racionalidad del sujeto es una medida de lo logrado o fallido de sus pensamientos por relación al ideal. Además, la estructura de los pensamientos admiten la necesidad de postular una forma de expresión de los mismos, por tanto debe obedecer a léxicos. Por último, los pensamientos exhiben una sis-

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CHRISTIAN BOLÍVAR ROMERO / RODOLFO ORTEGA PRADO

tematicidad y sus conceptos componentes una dependencia contextual, para que en definitiva tengan sentido.5

Por otra parte, el general español Miguel Alonso Baquerlo explica en forma muy sencilla: la estrategia es un modo de pensar o de elaborar “modelos” para operar en una situación de con-flicto, que tiene en su inventario “a personalidades a quienes convendría denominar clásicos del arte de la guerra o también creadores del pensamiento estratégico”.6 De igual forma, en palabras de Peter Paret (1986), el pensamiento estratégico es pragmático y su historia es una historia del razonamiento aplicado.7 Según Paret, el historiador de estrategia debe:

“Analizar el amplio contexto de la estrategia y la forma en la que las situaciones y las ideas se influyen mutuamente, mientras que rastrea el largo camino desde la idea inicial a la doctrina de aplicación, un proceso que a menudo le hará descubrir nuevas ideas”.8

Por lo anterior y antes de abordar la palabra estrategia propiamente tal, cabe indicar a priori, que el “pensar” estratégicamente no se enseña, lo que se imparte a modo de educación, es la historia de la guerra y planteamientos de grandes tratadistas y capitanes, pero eso no permite pensar en forma estratégica, sino reflexionar respecto de sucesos históricos, que la bibliografía especializada cataloga, en algunos casos, como estrategia o pensamiento estratégico. La historia militar es la fuente de información para que el conductor estratégico se inspire en las obras de los grandes generales o capitanes que se han inmortalizado por sus decisiones, pero:

“Está igualmente obligado a tener presente las repercusiones que los avances del progreso material y de las ideas puedan tener en la conducción de las operaciones, sin lo cual faltaría a su obra el realismo que siempre es característico de los actos de guerra”.9

“Lo que digan o hayan dicho los otros puede ayudar, pero no pasar de ahí”.10

LA ESTRATEGIA COMO ACEPCIÓN Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA

Respecto de la acepción estrategia no existe coincidencia entre los historiadores o tratadistas militares para referirse a los orígenes o historia de la estrategia e incluso para definirla, algunos lo hacen uniendo cronológicamente las hazañas de los grandes generales, y otros lo efectúan basándose en las batallas más celebres de la historia militar universal.

5 MUÑOZ, Jacobo; VELARDE, Julián (2000). Compendio de Epistemología. Madrid: Editorial Trotta, S.A., pp. 439-446.6 BAQUER, Miguel Alonso (2000). ¿En qué consiste la estrategia?. Madrid: Ministerio de Defensa, p. 31.7 PARET, Peter (1991). Creadores de la Estrategia Moderna. Desde Maquiavelo a la Era Nuclear. Madrid: Ministerio de Defensa, p. 15.8 Ibídem. 9 ROJO, Vicente (2009). Elementos del arte de la Guerra. Madrid: Ministerio de Defensa, p. 49.10 ÁLVAREZ-ARENAS, Eliseo (2003). De Guerra y Filosofía. Madrid: Ministerio de Defensa, p. 91.

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Una de las últimas investigaciones, la del general argentino, Evergisto de Vergara, Estrategia Métodos y rutinas,11 reafirma y coincide con un sinnúmero de obras anteriores, al señalar que:

“En sus inicios, el vocablo estrategia se aplicó exclusivamente a lo militar. Una prueba de ello, además de la abundante literatura al respecto, lo constituye el tratamiento que en el presente se dan entre sí los generales griegos. De la jerarquía de Mayor General (general de dos soles o estrellas) hacia arriba, el trato que se dispensan mutuamente es el de strategós”.12

Por lo cual será propio insistir, que etimológicamente, la palabra estrategia deriva de estratega. Estratega a su vez deriva de dos palabras griegas: stratos (conjunto de gente, pueblo, ejército) y egos (yo, el jefe, el líder), por ende, estratega es aquel líder que conduce a los pueblos o a los ejércitos.

El general Vergara también corrobora que la confusión en la interpretación del término estrategia provino de cuando se empezó a aplicar también para otros ámbitos de actividades del hombre o cuando se empezó a usar el término estrategia como adjetivo cuando, por ejemplo, se hablaba de actitud estratégica o plan estratégico. Agrega que:

“Muchos asocian el adjetivo estratégico con la variable tiempo. Si algo es estratégico, es porque pertenece al largo plazo. Otros asocian el adjetivo estratégico a las magnitudes: si es voluminoso, es estraté gico; si es pequeño, es táctico. Estas son interpretaciones vulgares. La explicación más sencilla para diferenciar estas dos palabras es la de Clausewitz: llamó “táctica” a los enfrenta-mientos y “estrategia” al uso del resultado de esos enfrentamientos, para obtener el fin de la guerra. Como dice en su conocida y muy citada –pero no muy leída– obra De la Guerra, existe una gran diferencia entre estos dos términos. Pero el mismo Clausewitz esboza la íntima relación entre lo militar y lo político, algo que es natural. La profesión militar es política, no porque tenga que ver con la política de oficio, sino porque se refiere a conservar y mantener los intereses”.13

En la Edad Antigua, época clásica, los griegos prefirieron la “estrategia de desgaste” del adversario a su aniquilamiento en una batalla, ya que el griego de aquel entonces demostraba interés por la supervivencia del derrotado, para seguir arrebatándole bienes. Luego rompen con este esquema Filipo de Macedonia (382 a.C.–336 a.C.) y su hijo Alejandro Magno (356 a.C.–323 a.C.), estos impondrán las “guerras de conquista” por amplios espacios.

Jenofonte (430 a.C.-355 a.C.) privilegió la guerra de movimiento, la explotación de situacio-nes favorables, el adelantamiento en la ocupación de puntos altos y el empleo de la caballería al

11 VERGARA, de Evergisto (2012). Estrategia Métodos y rutinas. Buenos Aires: Editorial Universitaria del Ejército.12 Ibídem, p. 15.13 Ibídem, p. 16.

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margen del choque: “su legado trascendió su momento histórico y por eso lo consideramos el padre de los conductores militares en occidente, al saber sistematizar, concentrar y trasmitir con claridad un pensamiento militar”.14

En el Imperio romano llamaron a la falange “legión”, pero la organizaron más flexible y fácil de maniobrar. En la Roma republicana, como en Cartago, se tenía la impresión de que la seguridad del Estado estaba en peligro por el solo hecho de su proximidad con otro Estado. Por lo anterior, al cabo de un tiempo se definió la posibilidad de destruir al adversario o pactar con él. La estra-tegia romana definida como “fabiana” se basó en infligir constantes ataques con fuerzas menores y obligar a la caballería a combatir en terrenos difíciles. Todo ello, combinado con el dominio del mar y la creación de segundos frentes. La fabiana es la estrategia de desgaste en modalidad romana.

En la Edad Media predominó la construcción de fortificaciones (castillos, fuertes y ciudades rodeadas de muros). La influencia que produjeron las cruzadas, el enriquecimiento de los señores feudales y la fiebre de construcciones que se apoderó de todas las áreas cristianas hicieron que se levantasen castillos y ciudades, que eran verdaderas fortalezas que hasta el día de hoy son de admiración militar y arquitectónica. A la par, los artefactos mecánicos tuvieron un significativo uso militar. El ingenio prosperó en la medida de la necesidad de destruir castillos y murallas de gran espesor y resistencia.

Las guerras feudales consistían en combates localizados y mayormente no surgieron nuevas doctrinas o modalidades de empleo de las fuerzas. La conquista de territorios se realizaba por medio de grandes expediciones. En particular, la guerra de los Cien Años,15 se inició con técnicas y métodos de la antigüedad, pero finalizó aplicando procedimientos modernos. En la táctica, la trascendencia de la caballería fue disminuyendo, y las fortalezas cada vez fueron siendo más vul-nerables, sobre todo porque nuevas armas se hicieron más trascendentes: la infantería que pasaba a ocupar la posición principal en el combate, y la artillería, que con el empleo de la pólvora se impondría en el ataque a las fortalezas, así como a la defensa de las ciudades. La táctica feudal francesa se basaba en el empleo de combatientes seleccionados y no en una poderosa masa humana:

“y la caballería francesa seguía considerando la aparición de infantes en el campo de batalla como un insulto a la superioridad de su clase. Para los ingleses se trataba de batir a los caballeros franceses. Mientras la táctica francesa se basaba en desmontar al adversario, hacerlo prisionero y pedir un rescate por él, los ingleses consideraban más positivo matarlo”.16

14 SILLONE, Jorge Osvaldo (2011). Jenofonte. Primer pensador táctico y estratégico de Occidente. Buenos Aires: Editorial Universitaria del Ejército (EUDE), p. 233.

15 Guerra de los Cien Años, nombre con el que se conoce a la serie de conflictos que comenzaron en 1337 y finalizaron en 1453, y en el que se enfrentaron las dos grandes potencias europeas de la época: Inglaterra y Francia.

16 MARTÍNEZ TEIXEDÓ, Antonio (2001). Enciclopedia del Arte de la Guerra. Barcelona: Editorial Planeta, p. 105.

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En la Edad Moderna la estrategia de sitio fue la característica principal. Para ello se sitiaban las plazas o ciudades más importantes. Este sistema era eminentemente defensivo y la batalla campal solo se daba cuando concurría otro ejército a la plaza cercada. Algunas ciudades fueron sitiadas por años (Orleáns 1428-1429, Candía 1667-1669, Gibraltar 1779-1793, Misolonqui 1825-1826, etc.). Las alianzas fueron otra característica de las estrategias de la Edad Moderna:

“El caso más significativo fue la alianza franco-otomana en el siglo XVI para hacer frente a las tropas imperiales. Ha pasado a la historia como un ejemplo paradigmático del “sistema de cerco” y “contracerco”. En el fondo, la pretensión estribaba en la búsqueda del “equilibrio de poder” para evitar una desventaja insalvable y un desenlace más dramático de lo deseado”.17

Con la estrategia de sitiar a los ejércitos y la estrategia de las alianzas o también llamadas “ligas”,18 se fueron configurando dos niveles en la estrategia. Uno más cerca de la diplomacia e intereses de los Estados, y otro más próximo a las actividades operativas de las tropas.

Hasta la época revolucionaria y de Napoleón, la estrategia había consistido en desplazar a las tropas al campo de batalla para enfrentarse a las fuerzas opuestas. El genio de Napoleón cambia esta modalidad y realiza desplazamientos para obtener ventajas con anterioridad a la batalla, de tal forma que el adversario se diera cuenta que cualquier esfuerzo sería inútil. Principalmente, el éxito de Napoleón se atribuye a una actitud mental muy superior a la del enemigo, ya que tomaba decisiones inesperadas. Napoleón utilizó tres tipos de maniobras estratégicas que no se excluían entre sí: el avance envolvente o acercamiento indirecto, su estrategia de la posición central y la penetración estratégica. “Su objetivo militar era la creación de una situación de batalla favorable, capaz de proporcionar resultados positivos”.19 En ese contexto, estableció cinco prerrequisitos a tener en cuenta antes de realizar una campaña:

1. Objetivo claramente definido.2. El objetivo debe implicar la destrucción de las fuerzas del adversario. 3. El ejército debía situarse al flanco o retaguardia del enemigo. 4. El ejército debe rodear el flanco más expuesto y aislarlo. 5. Conservar despejadas y seguras las líneas de comunicación propias.20

En el siglo XIX y después de las innovaciones napoleónicas, la forma en que los generales en-frentaban las campañas o guerras para que las condiciones les fueran favorables fue gradualmente

17 Ibídem, p. 131.18 Las más famosas son las siete coaliciones que se formaron para enfrentar la Revolución Francesa entre 1789 y 1815.19 CHANDLER, David (2008). Las Campañas de Napoleón. Un Emperador en el Campo de Batalla de Tolón a Waterloo (1796-1815). Madrid:

Editorial la Esfera de los Libros, p. 213.20 Ibídem, pp. 212-213.

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cambiando. Las diversas voluntades que influyen en los acontecimientos tornan a la guerra en un evento de mayor complicación en el que influían, no solo las fuerzas, sino que otras variables, que hasta aquel entonces habían quedado postergadas. El potencial de un país pasa a ser más impor-tante que la mera fuerza, donde tenía especial cabida la capacidad industrial, la movilización, la instrucción, la fuerza moral, la flexibilidad y maniobrabilidad para realizar operaciones en amplios frentes: “la estrategia fue evolucionando hasta convertirse en un arte/ciencia que intentaba dar las claves para afrontar una guerra de forma global”.21

La estrategia moderna se inicia con la aceptación, que para librar grandes batallas no predo-minarán las fuerzas y las maniobras, sino la capacidad de movilización nacional. Para la victoria solo quedaba el recurso de ser capaz de poner en armas un ejército superior al del enemigo, que pudiese sobrepasar su despliegue y envolverle por los flancos para atacar su retaguardia, “nacía así la teoría del “envolvimiento estratégico”, que se convertiría en una obsesión para el pensamiento militar alemán hasta la Segunda Guerra Mundial”.22

En 1874 comienza a difundirse la primera traducción –efectuada por el coronel J.J. Graham– de la obra de Vom Kriege, que había publicado Marie von Clausewitz en 1832. Al respecto, Bernard Brodie, emite el siguiente juicio que retrata el aporte de Clausewitz: “Su libro no es simplemente el más grande, sino el único verdaderamente grande sobre la guerra (…) el genio de Clausewitz es indiscutible y, asimismo, único en su campo”.23 La obra de este tratadista vendría a influir hasta el día de hoy en la comprensión del fenómeno de la guerra y sobre todo a perfilar un pensamiento estratégico clausewitziano, que aún perdura o al menos es motivo de controversia.

En la Primera Guerra Mundial es memorable el “Plan Schlieffen” para solucionar el problema que significaba una amenaza desde dos frentes –se optó por sacrificar el este de la Prusia Oriental y una retirada al Bajo Vístula, en beneficio de un poderoso frente ofensivo en la frontera francesa–, que en los hechos, recomendaba aprovechar la temporal pasividad de uno de esos frentes para acabar lo antes posible con el otro. Cuando este plan fracasó, ambas fuerzas se establecieron a la defensiva en una línea desde Suiza hasta el canal de la Mancha. Para desbloquear esta situación y recuperar la movilidad, se orientaron las acciones en dos direcciones: la “estrategia de desgaste” y la “batalla profunda”.

La estrategia de desgaste perseguía concentrar un importante fuego de artillería, seguido por un avance limitado de la infantería. Se pretendía de esta forma, con el mínimo de bajas hacer concurrir a las reservas para atacarlas con otra acción de fuego de la artillería y un nuevo avance limitado. De esta forma se esperaba llegar a agotar las reservas enemigas. La batalla profunda se

21 MARTÍNEZ TEIXEDÓ, op. cit., p. 255.22 Ibídem.23 BRODIE, Bernard, en Carl von CLAUSEWITZ (1999). De la Guerra. Madrid: Ministerio de Defensa de España, p. 79.

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basaba en que el objetivo principal no era destruir a las unidades enemigas de primera línea, sino que sus puntos vitales (unidades administrativas y logísticas, sistemas de mando y control, apoyo de fuego) que se encontraban a la retaguardia. Las experiencias en estas operaciones tuvieron gran influencia en la posterior formulación de doctrinas alemanas y soviéticas de posguerra, que daban una gran importancia a la movilidad y a la maniobra.24

En la Segunda Guerra Mundial está el origen del actual pensamiento estratégico occidental, sin desconocer el influjo embrionario de Sun-Tzu, Alejandro, Julio César o los ascendientes de las campañas napoleónicas y tantos otros. Pero a partir de este conflicto se consolida el poder aéreo, incipiente en la Primera Guerra Mundial; con posterioridad aparecen las armas nucleares, según el general Fuller solo comparable con el descubrimiento de la pólvora,25 los ejércitos se mecanizan, adquieren importancia las fuerzas conjuntas y particularmente las aeronavales y anfibias. De igual forma, queda establecida la supremacía del poder político sobre el poder militar, como también la conducción estratégica de los medios militares se circunscribe al ámbito especializado castrense. En 1944 los alemanes obtuvieron una capacidad de ataque sobre las ciudades y las zonas industriales enemigas. Comenzó la era del misil y la construcción de bombas dirigidas. La estrategia del poder aéreo (bombardeos estratégicos) y el ataque a las ciudades y barrios industriales enemigos obtuvieron resultados insignificantes en relación a los recursos empleados. A partir del empleo de bombas nucleares en Japón, el pensamiento estratégico comienza nuevamente a cambiar. La disuasión nuclear se apodera de la estrategia.

Una de las innovaciones importantes de la Segunda Guerra Mundial fueron las modalidades de la guerra relámpago. El lugar donde mejor se experimentó esta nueva forma de emplear los recursos en la batalla fue en las llanuras rusas. Las unidades acorazadas realizaron penetraciones y defensivas móviles abarcando un amplio espacio según lo permitiera la movilidad y alcance de los medios mecanizados. Este empleo de los medios permanece con algunas variaciones hasta el día de hoy, y sus vulnerabilidades continúan siendo la dependencia logística y las limitaciones en algunos terrenos. La estrategia anfibia también tuvo variaciones radicales. El portaaviones y la proyección del poder aéreo contribuyeron decisivamente en ello. A esto se agrega la modernización de los medios de desembarco, con capacidad para trasladar al personal, como también a sus carros y el pesado equipo logístico pertinente.

En la Guerra Fría y el nuevo orden mundial, la estrategia se centralizó en la posibilidad de empleo de los recursos nucleares y en la guerra revolucionaria como parte de la confrontación ideológica que caracterizó la bipolaridad EE.UU.-URSS. EE.UU. realizó el principal aporte estratégico con la batalla aeroterrestre, que se basaba en la superioridad tecnológica para llegar con las fuerzas a la retaguardia del adversario, y con ello se lograba el colapso de las unidades de primera línea: la

24 MARTÍNEZ TEIXEDÓ, op. cit., pp. 319-321.25 FULLER, J.F.C. (1965). La Dirección de la Guerra. Barcelona: Editorial Luis de Caralt, pp. 280-283.

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batalla aeroterrestre preveía, además, una participación más dinámica de las fuerzas terrestres, que debían emplear la iniciativa para lanzar contraataques y completar el colapso de las fuerzas enemigas. Tanto la teoría como las armas que se desarrollaron para llevarla a cabo tuvieron opor-tunidad de demostrar su eficacia durante la Guerra del Golfo (1991).26

En la actualidad estamos presenciando una combinación de las formas de disuasión, intimida-ciones, bloqueos económicos y ataques selectivos, donde los drones y el terrorismo han desplazado en gran parte el empleo convencional de las armas. También ha surgido la provocación de crisis internacionales, que pretende lograr objetivos estratégicos mediante acciones militares y donde la concepción de la crisis incluye en su intencionalidad la reversibilidad de la misma. En ese contexto, tiene cabida el planteamiento de M. Sheehan y J. Wyllie (1986):

“En el mundo contemporáneo, la fuerza y el poder militar siguen siendo el centro del concepto de estrategia, pero se han producido dos importantes cambios. En primer lugar, el poder militar a menudo se complementa o es sustituido por otros instrumentos de coerción o persuasión, como el poder económico. En segundo lugar, en el mundo desarrollado de la era nuclear el propósito de la estrategia suele ser lograr objetivos sin recurrir a la coacción física real o, si se produce una guerra, controlarla y limitarla en lo posible. Hay una clara conciencia de que muy pocos objetivos merecen los costes de una guerra nuclear. De ahí que se hayan desarrollado y seguido teorías estratégicas como la disuasión, el manejo de la crisis, la guerra limitada y el control de armamento”.27

Pese a eso, en la mayor parte del mundo, el empleo de la fuerza militar para lograr un objetivo por medio de la batalla está vigente, una prueba es la situación en Ucrania, Oriente Próximo y por sobre todo, el numeroso armamento convencional que continúan adquiriendo los países.

Como se puede apreciar, en el contexto de lo militar o de la defensa en general, las estrategias han tenido diferentes formas de expresión según la evolución de la tecnología o armas a disposición de los beligerantes para los fines de guerra, pero también según el ingenio de los protagonistas, que en algunos casos –como la estrategia revolucionaria o terrorista– sin mayores recursos materiales, sino movilizando voluntades, ha logrado sus propósitos.

En algunos años más, una mirada retrospectiva, permitirá precisar –y contextualizar teórica-mente– la estrategia seguida en la actualidad para enfrentar el terrorismo, que está causando las mayores disfunciones globales y ocasionando daños irreversibles en las estructuras de los Estados más frágiles. Por el momento, la incertidumbre gobierna y el empleo de las fuerzas parece haber

26 MARTÍNEZ TEIXEDÓ, op. cit., pp. 319-321.27 SHEEHAN, Michael y WYLLIE, James H. (1986). Glosario de Defensa. Madrid: Ministerio de Defensa, p. 134.

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vuelto a un estado primitivo, donde los actores enfrentados son difusos, los medios utilizados son elementales y donde las acciones de “venganza” se están apoderando de la agenda y denostando la humanización de la guerra.

El terrorismo por siempre ha influido en la situación interna de los Estados y en las últimas décadas ha afectado las relaciones entre estos, para convertirse en los últimos años, en una ame-naza común y transversal a los países. Ahora último, sobre todo con la acción del yihadismo, los Estados se están organizando para enfrentar el desafío que representa, pareciera que recién se admite la situación que vaticinaba Martin van Creveld: “los Estados están empezando a pensar en unir fuerzas para combatir a los conflictos de baja intensidad, aun al precio de resignar parte de su querida soberanía”.28 Lo que van Creveld decía en 1991 continuó incubándose, y en la actualidad, el terrorismo, amparado en movimientos radicales del islamismo, está afectando la gobernabilidad en un número creciente de Estados con estructuras políticas débiles, la solución –reclamada a los países más desarrollados– es incierta y menos aún se vislumbra una estrategia para esos fines. Nuevamente, deberán pasar algunos años para poder apreciar a partir del estudio histórico, la fisonomía de la estrategia aplicada para derrotar el yihadismo, asumiendo que así será.

Acción o decisión estratégica

Hasta el momento hemos indicado que el “pensar” estratégicamente está directamente relacio-nado con el ingenio de cada cual, y que la historia militar solo nos permite conocer razonamientos estratégicos de terceros, difícilmente replicables. Recordemos a Eliseo Álvarez-Arenas:

“Yo, el que estrategiza en soledad, como individuo, como estratega sobre el que recae la deci-sión, bien puedo deber mucho a los otros; pero lo que para ellos vale como verdadero, lo que me ofrecen como presuntamente fundado en sus intelecciones, es para mí sólo una exigencia. Tengo que justificarlo a partir de mi propia intelección”.29

Por otra parte, hemos constatado a la luz de la historia militar, que el análisis retrospectivo permite inferir sobre las estrategias empleadas y sobre todo evaluar la efectividad de las mismas. Con esto tenemos claro que enseñar a pensar estratégicamente es muy difícil, sino imposible, pero los modelos y aciertos estratégicos que se enseñan van por el camino de la comprensión de su conveniencia en la búsqueda de solucionar problemas complejos y donde los largos plazos, la posición de los medios y la apariencia son esenciales para su cometido exitoso. Pero, además de los ejemplos que aporta la perspectiva histórica: ¿cuándo estamos ante decisiones o soluciones estratégicas?

28 VAN CREVELD, Martin (2007). La Transformación de la guerra. Buenos Aires: Editorial José Luís Uceda, p. 95. 29 ÁLVAREZ-ARENAS, Eliseo (2003). De Guerra y Filosofía. Madrid: Ministerio de Defensa, p. 89.

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Como se ha indicado, en la actualidad se utiliza el vocablo de “estrategia” en diferentes campos. Incluso en el ambiente castrense y de la defensa y seguridad, su uso se confunde y muchas veces pareciera se trata de emplear la acepción para entregar simples orientaciones políticas y de man-do, pero estas parecen estar lejos de contener en forma explícita o implícita una intencionalidad estratégica para el logro de los objetivos.30

Una de las últimas publicaciones donde se profundiza y ayuda a entender el cuándo estamos en presencia de una estrategia y por qué en la estrategia está de por medio el ingenio más que el modelo, es el texto de Martin van Creveld, La Transformación de la Guerra, donde entre otras materias, indica lo siguiente:

1. Que la estrategia comienza donde la generación de fuerzas y la competencia terminan y se pasa a enfrentar un oponente inteligente que no acepta pasivamente nuestro proyecto y que activamente lo obstruye mientras trata de realizar el suyo.31

2. El arte de la estrategia consiste en emplear las fortalezas contra las debilidades.

3. La primera condición de éxito en la estrategia está representada por la habilidad de leer la mente del oponente mientras se ocultan los propios pensamientos.

4. Si queremos evitar que el enemigo concentre sus fortalezas contra nuestras debilidades, deberemos ocultar nuestra mente aunque tratemos de leer la suya. La red resultante será una compleja interacción dinámica entre dos mentes opuestas, una característica que es común a todos los niveles estratégicos, de hecho, única.

5. “La esencia de la estrategia consiste en la habilidad de fintear, engañar y burlar. Cada bando promociona sus intenciones de hacer una cosa, mientras secretamente se prepara para otra. Se concentra en el lugar “A” mientras que pretende que está en el “B”, se las arregla para que se piense que está planificando atacar en dirección de “C” cuando su objetivo real es “D”. Tampoco este proceso termina aquí. El toque realmente artístico está en hacer que lo “verdadero” y lo “falso” cambien de lugar en un momento dado, adaptando sus roles a los movimientos del oponente y de esa forma responder a sus planes y explotar sus errores”.32

30 A modo de ejemplo, el proyecto de Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa de Chile 2012-2014 (2012, p. 8), comprendía conceptos teóricos, definiciones políticas, descripciones geográficas, hipótesis y objetivos de desarrollo social, entre otras materias. Incluso indicaba: se trata no sólo de una respuesta conceptual y ejecutiva del Estado sino, más importante aún, de una expresión política de la sociedad chilena respecto de los desafíos de seguridad previsibles en el contexto nacional e internacional.

31 VAN CREVELD, op. cit., p. 166.32 Ibídem, p. 167.

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Una de las últimas publicaciones al respecto, la del francés Hervé Coutau-Bégarie, aporta cinco determinantes del pensamiento estratégico, que aunque parecen de todo sentido, permiten relacionarlas con el planteamiento que ha dado lugar a este artículo.

1. Dice que el pensamiento estratégico debe responder a una necesidad de conseguir un ob-jetivo ante un problema complejo.

2. Pensar estratégicamente supone cierta apertura en razón de que las acciones a implementar no pueden ser mantenidas íntegramente en secreto, aunque no todo deberá ser divulgado. Por eso mismo, la retrospectiva no permite conocer todo lo obrado. Si se trata de estrategia, la acción y la intención deberá protegerse del conocimiento del oponente.

3. El pensamiento estratégico supone, a la vez, una experiencia práctica y una reflexión. El estratega resuelve, con el paso del tiempo, eventualmente escribe sobre su proceder: “el jefe de guerra se preocupa primero de hacerla que teorizarla, solo escribe cuando está condenado a la inacción”.33

4. El pensamiento estratégico supone un espíritu dirigido hacia la abstracción, y por sobre las cuatro determinantes anteriores.

5. El pensamiento estratégico supone un espíritu gobernado por el principio de la eficacia: la ciencia estratégica postula el comportamiento racional del actor completamente dirigido hacia un objetivo único: el homo strategicus sólo busca la victoria sobre el enemigo.34

Pese a lo anterior, es legítimo reconocer que difícilmente se puede constatar la fisonomía de una decisión estratégica en una representación presente, ya sea porque esta conlleva una apa-riencia engañosa o sencillamente no se concede el valor a las implicancias de una resolución de este tipo. A modo de ejemplo, al más alto nivel de la conducción, aseverar que “la defensa de un país será de carácter disuasivo y su orientación será fundamentalmente defensiva”,35 a primeras parece una contradicción, pero tras esa decisión política hay un razonamiento estratégico, que tendrá significativas repercusiones políticas, económicas y militares. Disuadir no es intimidar con más fuerzas, implica desarrollar una estrategia donde el factor militar es solo una parte de ella.

De igual forma, una “orientación defensiva”, significa una estrategia para desarrollar un potencial que le permita enfrentar un escenario determinado o una amenaza específica. Parece simple decir ofensiva, defensiva, disuasión o mantener la integridad territorial, entre otras definiciones al más

33 COUTAU-BÉGARIE, Hervé (2011). Tratado de Estrategia. Santiago: Colección Academia de Guerra del Ejército de Chile, p. 130.34 Ibídem, p. 131.35 MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL (1997). Libro de la Defensa Nacional de Chile. Santiago: MDN, p. 88.

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alto nivel, pero de por medio, está un profundo proceso de reflexión, que implícitamente admite consecuencias políticas y estratégicas, que parten con la responsabilidad en la configuración de las fuerzas y finalizan con el empleo del potencial de ser necesario. La estrategia está presente, en lo que no se lee, no se escucha, ni se ve. Por ello, el efectivo y consecuente liderazgo estraté-gico –en la más alta expresión de la conducción y así sucesivamente– es el sustento primario de cualquier estrategia.

EL LIDERAZGO ESTRATÉGICO

Lo analizado previamente respecto de la estrategia y el pensamiento estratégico, nos lleva necesariamente a la revisión del concepto de liderazgo estratégico, por cuanto es en definitiva el líder quien permite que la estrategia se lleve a la práctica. En este sentido, según plantean Colville y Murphy en su libro Leadership as the Enabler of Strategizing and Organizing, para implementar el cambio y trasladar la estrategia en acción a través de cualquier organización, el vehículo apropiado es el liderazgo.36 Indudablemente, el liderazgo adquiere un rol crítico en el éxito o fracaso de la implementación de una estrategia y demanda del líder ciertos rasgos característicos o competen-cias claves que les permiten aproximarse a tareas complejas de manera estratégica y sistemática.

A través de la historia se ha podido apreciar que existen rasgos de la personalidad y habilidades que son evidentemente comunes entre quienes han debido desempeñar roles de gran importancia, independientemente del contexto en cual se sitúen. Sin embargo, la discusión respecto del origen de estas cualidades ha evolucionado significativamente y en forma muy evidente hacia fines del siglo pasado. En tal sentido, nos podemos remontar a la propuesta de Platón en La República, allí se planteó que las sociedades humanas deben ser regidas por filósofos reyes, guardianes del Estado educados expresamente para ejercer como tales.37 Varios siglos más tarde, sería Maquiavelo quien expondría la necesidad de que en la cúspide de las sociedades humanas se sitúen hombres superiores, de gran visión y fuerza.38 Posteriormente, Thomas Carlyle enfatizó la idea del rol pri-mordial de los “grandes hombres”, hoy descritos comúnmente como “líderes”, señalando que “la historia del mundo es la biografía de los grandes hombres”, construyendo de esta manera lo que se denomina la “teoría de los grandes hombres”.39

En este contexto surgen las figuras de Ghandi en la India, el principal arquitecto conceptual del proceso que logró la independencia de la India del Imperio británico, Martin Luther King Jr. en Estados Unidos, definiendo la meta de romper las barreras al goce pleno de sus derechos civiles

36 COLVILLE, Ian D. and MURPHY, Anthony J. (2006). Leadership as the Enabler of Strategizing and Organizing. Long Range Planning, 12, vol. 39, Nº 6, pp. 663-677.

37 PLATÓN (1982). La República. Madrid, Espasa-Calpe, p. 84.  38 MAQUIAVELO, Nicolás (1985). El Príncipe. Barcelona, Ediciones Orbis, p. 2239 CARLYLE, Thomas (1999). De los héroes, el culto de los héroes y lo heroico en la historia. México, DF, Editorial Océano de México, p. 215.

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por parte de los ciudadanos afro-descendientes en ese país y, ciertamente, Winston Churchill, quien al asumir el cargo de Primer Ministro de Gran Bretaña definió una meta radicalmente distinta a la de apaciguar a Hitler que había planteado Chamberlain, su antecesor. En palabras que fueron celebradas con extraordinario entusiasmo por la gran mayoría del pueblo británico, Churchill dijo: “¿Me preguntan cuál es nuestra meta? Puedo responder con una palabra: la victoria. Victoria a cualquier costo, victoria no obstante todos los terrores, victoria no importa cuán largo o difícil sea el camino; porque si no logramos la victoria, no podremos sobrevivir”.40

A pesar de la clarividencia de los personajes históricos nombrados anteriormente, no es fac-tible asumir que cada uno de ellos recibiera la formación necesaria para cumplir exitosamente el rol que la historia les había deparado. En rigor, fueron las circunstancias las que los llevaron a decidir estratégicamente y actuar en consecuencia. En este sentido, la historia está colmada de ejemplos que nos permiten refrendar lo señalado anteriormente. Desde Aníbal, el reconocido general cartaginés victorioso en la Batalla de Cannas en el año 216 a.C., autoritario pero carismático, que supo motivar a las masas para enfrentar a las tropas romanas que le superaban en número, en una relación de cuatro a uno, a base de animar a sus hombres con su ejemplo y firmeza, hasta el general sir David Richards, quien fuera hasta el año 2013 Jefe de Estado Mayor de la Defensa en Reino Unido, cuya gestión se destacó entre otros aspectos por la eficiente implementación del resultado obtenido luego de la Revisión Estratégica de Defensa y Seguridad efectuada el año 2010. Se agrega, además, lograr al mismo tiempo, la mantención de la disuasión nuclear como una herramienta fundamental para el posicionamiento de su país en el entorno global y liderar la participación de las fuerzas militares británicas en la intervención en Libia, asegurándoles un rol protagónico a pesar de las fuertes reducciones presupuestarias a las que ha sido sometido el sector defensa en el último tiempo. Entre ambos, encontramos una lista casi interminable de personajes destacados y que sin lugar a dudas pueden ser tomados como ejemplo para el estudio del liderazgo estratégico.

En el contexto actual, es innegable que el líder estratégico debe poseer amplios conocimien-tos no solo del ámbito militar sino también de otras áreas afines. Junto con el conocimiento, el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico constituye una herramienta esencial para la toma de decisiones. En este mismo sentido, la comunicación directa y efectiva constituye un elemento fundamental dados los desafíos que representan la complejidad de los problemas y la fuerte presencia de otros agentes o factores relevantes que intervienen en las crisis o conflictos.

Ahora bien, en el estudio de este concepto surge la interrogante respecto de cómo llegar a ser líder estratégico. Al respecto, Clausewitz en sus escritos apunta que las cualidades que deben

40 Citado en OLSON, Lynn (2007). Troublesome Young Men: The Rebels who Brought Churchill to Power and Saved England. New York, Farrar, Straus & Giroux, p. 312.

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adornar a un líder no son producto de una genética privilegiada, sino que se debe al desarrollo de una forma de pensar a partir del estudio y la experiencia. El mensaje –según se desprende de los planteamientos de Clausewitz– es que la educación en materias estratégicas, complementada con el estudio de la historia en forma continuada y combinada con la experiencia hace posible el desarrollo de las herramientas necesarias para encontrar la aproximación más cercana a un estratega. Visto desde otro prisma, las habilidades estratégicas, en contadas ocasiones se traen al nacer, será común ver que estas se aprenden, lo que permite concluir que ellas son eminen-temente alcanzables.

Por otra parte, existe coincidencia respecto de que los líderes estratégicos responsables de grandes organizaciones, miles de personas y extensos recursos, no pueden depender so-lamente de las habilidades de liderazgo que fueron adquiridas en los niveles inferiores para asegurar el éxito en el futuro. Se necesita desarrollar las habilidades de liderazgo estratégico a través de una serie de capacidades de liderazgo establecidas con aplicaciones amplias como el fundamento para proporcionar una dirección común que transciende todos los niveles de liderazgo.41

Rescatamos entonces el valor del estudio de la historia militar para desarrollar el lideraz-go, su estudio nos proveerá cientos de ejemplos, buenos y malos, a tomar en consideración. Como señala el general de división Roberto Arancibia, de esta manera se aprende con mayor profundidad la enorme importancia del líder en cuanto a su carácter e integridad. Asimismo, la historia militar estudiada en profundidad ayuda al oficial a observar la guerra, al decir de Clausewitz como un camaleón, un fenómeno que afecta y genera su espíritu desde la sociedad que la produce.42

Sobre esta idea, el profesor Duncan Anderson planteó que el análisis del liderazgo es intrín-seco al estudio de la guerra “(…) el tipo de cultura que un comandante trata de crear dentro de la organización, y su capacidad de tomar decisiones inteligentes, aun cuando se encuentre bajo presión extrema”.43

En este mismo orden, y tal como se señalara anteriormente respecto del pensamiento de Clausewitz, es posible afirmar que la experiencia constituye el segundo aspecto relevante en el desarrollo del liderazgo estratégico. Lo anteriormente planteado se confirma al recoger las palabras pronunciadas por el general de ejército Juan Emilio Cheyre, quien indica que la historia de los grandes capitanes nos revela que todos ellos fueron fruto de una rigurosa educación,

41 FLOWERS, Michael (2004). Mejorando el Liderazgo estratégico, Military Review, septiembre-octubre, p.17.42 ARANCIBIA CLAVEL, Roberto (2010). La importancia del estudio de la historia militar para los oficiales del Ejército, Military Review,

noviembre-diciembre, p. 23.43 ANDERSON, Duncan (2004-2005). La importancia del estudio de la historia militar, Santiago, Anuario de la Academia de Guerra, p. 130.

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disciplina y entrenamiento constantes; aprendiendo de sus errores, dominando sus pasiones y actuando con prudencia, visión clara y sentido de proporción en la batalla.44

En estos dos elementos probablemente radica la fórmula para lograr una adecuada aproximación al desarrollo de las habilidades que permitirán desenvolverse adecuadamente en el ambiente estratégico, así como de esta manera transformar en acción la estrategia y por cierto el pensamiento estratégico.

CONCLUSIONES

Generalmente es la perspectiva histórica la que permite conocer o concluir sobre tal o cual estrategia desarrollada, difícilmente es factible conocer una estrategia por aplicar o en ejecución, pareciera demás decir, que si no fuera así, no sería una estrategia. Otra cosa es la utilización de la acepción para orientar respecto de una forma de proceder o dejar en evidencia la actitud que se adoptará ante una determinada situación. Por ello, se confirma la primera parte de la hipótesis propuesta –analizar el desarrollo, evolu-ción y aplicación de preceptos teóricos y doctrinarios del arte y ciencia de la conducción militar a través de la historia, basándose en la revisión documental de los más relevantes tratadistas e historiadores, permitiendo con ello mejorar la comprensión de los fenómenos asociados a la conducción militar–.

Además, las decisiones estratégicas al más alto nivel son concisas en su forma e incluso podrían eventualmente ser catalogadas de inexpresivas, pero tras ellas, está el liderazgo estratégico, que va-loró diferentes escenarios, sistematizó probabilidades y adoptó una resolución. A modo de ejemplo, el actual CJE del Ejército de Chile, orientó al Alto Mando de la institución al iniciar su período de mando, señalando la conveniencia de circunscribir la gestión a la racionalidad, funcionalidad y completación de unidades. No es una simple política de mando, implica decisiones organizacionales, recursos, instrucción y entrenamiento, que a la postre se relacionan con las capacidades del Ejército. En la práctica permite confirmar la segunda parte de la hipótesis planteada, que dice que el planeamiento estratégico es la habilidad del conductor militar para analizar los problemas holísticamente, siendo capaz de abstraerse de los detalles para concentrarse en los aspectos esenciales del problema en la búsqueda de una solución que implique cambios significativos a las condiciones actuales y con un efecto a largo plazo.

Finalmente, se puede afirmar que la formación de aquellos mandos militares que aspiren a desem-peñarse en puestos de significación estratégica requerirá, entre otros aspectos, de una especial dedicación al estudio. En particular, el estudio de la historia militar constituye una herramienta de gran valor para dicho propósito. Junto con ello, considerar que la experiencia profesional permitirá a esos comandantes aquilatar aquellos aspectos de mayor valor y aplicar lo aprendido en apoyo al análisis y toma de decisiones de repercusión estratégica. De lo contrario, será muy difícil lograr la concreción de la estrategia y por ende del pensamiento estratégico.

44 CHEYRE, Juan Emilio (2004-2005). Liderazgo estratégico y organización de los recursos humanos, Santiago, Anuario de la Academia de Guerra, p. 86.

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D E L

COMENTARIOS DE REVISTAS MILITARES

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MILITARY REVIEW. REVISTA PROFESIONAL DEL EJÉRCITO DE ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (EUA)1

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La revista Military Review, del Ejército de EUA es una publicación que permite dar a conocer nuevas ideas, debates y experiencias sobre el arte y la ciencia de la guerra terrestre, así como las diversas temáticas que experimentan los ámbitos de la seguridad y la defensa en la actualidad.

Considerando que el momento por el que atraviesa el sistema internacional responde a diversas dinámicas de entendimiento y cooperación entre los múltiples actores, debido a las nuevas dimen-siones que han adquirido los conflictos y las amenazas a la seguridad, el aporte de Military Review, a la disciplina militar en su ambiente institucional y operacional, se convierte en una herramienta para considerar nuevos escenarios y desafíos para el ámbito de la seguridad internacional.

Referente a la temática que desarrolla este número del Memorial, Military Review contiene una serie de artículos que contribuyen a vislumbrar elementos que son parte de la evolución de la profesión militar, y que en este contexto, podrían considerarse como un ejemplo de las labores que realiza el Ejército de EUA, marcando pautas que podrían ser útiles para el futuro de nuestras fuerzas en su continua especialización y perfeccionamiento.

En la segunda edición de su 70 versión, Military Review desarrolla como eje principal los nuevos desafíos que podrían afectar a las áreas mencionadas anteriormente, desde la perspectiva de la doctrina militar estadounidense, y de las problemáticas dominantes en la escena militar de EUA. Asimismo, los argumentos plasmados por los autores se convierten en material empírico para que analistas de la disciplina conozcan los hechos de primera fuente.

Esta edición compila experiencias con el propósito de obtener lecciones aprendidas en el des-pliegue de operaciones conjuntas entre ejércitos de diferentes Estados y el liderazgo de EUA en ellas; las nuevas capacidades que debe tener la fuerza terrestre para enfrentar retos venideros en materia de seguridad y defensa; la importancia del establecimiento y conservación de las relaciones de confianza entre los diversos actores del sistema internacional para realizar operaciones distintas

1 Marzo-Abril 2015-Tomo 70, N° 2, http://militaryreview.army.mil2 Cientista Político, Magíster (C) en Ciencia Política, Seguridad y Defensa de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos

del Ministerio de Defensa Nacional. Actualmente se desempeña como Analista del nivel político-estratégico en el Área de Seguridad y Defensa, Ámbito Internacional del Centro de Estudios e Investigaciones Militares del Ejército. [email protected]

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a la guerra; y los nuevos escenarios en los que se desenvuelven los conflictos armados y amenazas no tradicionales en el siglo XXI y sus características.

Por medio del relato de experiencias vividas por los mismos oficiales del Ejército de EUA y otros expertos, artículos investigativos y comentarios académicos se da paso a una narración que facilita la comprensión de la contingencia geopolítica, lo que a su vez permite dar a conocer las labores, logros, prácticas y tareas pendientes que mantiene la fuerza terrestre estadounidense.

A través de la revisión de material bibliográfico actualizado, junto con fuentes que otorgan informa-ción fidedigna, la revista en comento configura un relato acabado acerca de las temáticas que expone en cada ejemplar, lo que contribuye a la recopilación de antecedentes para el lector especializado.

Para efectos de la presente reseña, los artículos que conforman Military Review serán agru-pados de acuerdo a transformaciones en el ámbito de la profesión militar, los nuevos desafíos que enfrentan los ejércitos en el acontecer mundial, destacando la región latinoamericana, y las lecciones aprendidas que conforman las nuevas visiones que caracterizarán las futuras operaciones. Sin embargo, todos reflejan la necesidad de perfeccionar acorde a los tiempos a la fuerza terrestre, para un desarrollo integral del Ejército estadounidense, aspecto fundamental para mantener su liderazgo y presencia en las distintas áreas geográficas estratégicas de interés nacional en los próximos años.

Respecto a la evolución de la profesión militar, destacan artículos que enfatizan la necesidad de desarrollar un ejército integral capaz de responder de manera efectiva.

El trabajo realizado por el coronel (R) Alan G. Bourque, el teniente coronel (R) Lary Dorsett, el sargento mayor Daniel Dailey, los tres del Ejército de EUA, junto con el Doctor en Filosofía Aubrey G. Butts, titulado “La pluma y la espada. El sistema de desarrollo profesional del suboficial–NCO de 2020”, evidencia la necesidad de especializar y capacitar integralmente al cuerpo de suboficiales (NCO por sus cifras en inglés) del ejército para que puedan adaptarse a los cambios, ya que en el futuro se requerirá una mayor cantidad de suboficiales calificados con más conocimientos y destrezas en concordancia con el continuo desarrollo tecnológico, que se lograrán por medio de una modernización del perfil de los suboficiales.

De esta forma, los autores aportan a la disciplina sosteniendo que esto se logrará por medio de una discusión sobre el ambiente operacional y la identificación de capacidades cognitivas pertinentes para equipar el cuerpo de NCO del 2020. Este nuevo sistema de desarrollo profesional del NCO-2020, en el marco de una progresiva reducción de recursos presupuestarios y los constantes cambios de la geopolítica mundial, previstos para el futuro, debe proporcionar responsabilidades y requisitos claros para entrenamientos y capacitaciones exigentes y rigurosos a través de sus tres dominios (operacional, institucional y autodesarrollo), con el fin de preservar los intereses nacionales en el mediano y largo plazo.

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Por otro lado, la investigación titulada “El concepto de aprendizaje de Ejército de 2015 viene en camino”, realizada por el oficial técnico John Robinson del Ejército de EUA y el mayor (R) Brian Davis del Cuerpo de Infantería de Marina de EUA, da a conocer los futuros ambientes operacionales, el rol que desempeña el Ejército en la fuerza conjunta y las amplias capacidades requeridas por las fuerzas futuras del Ejército, que se plasman en el Concepto de aprendizaje del Ejército de EUA 2015 (ALC 2015), impartido por las instituciones militares educativas.

El concepto de aprendizaje, cuyo fin es mejorar la capacitación y el entrenamiento del Ejército, supone que los adversarios de EUA aumentarán en número, desarrollarán sus objetivos con rapidez y poseerán capacidades militares significativas, por lo que los autores afirman que el enfoque edu-cativo debe preparar a los líderes con las competencias necesarias para adaptarse a los diferentes planos operacionales, proporcionándoles, de este modo, una ventaja competitiva en comparación a sus adversarios, ya que no serán soldados con conocimientos comunes.

En esta misma línea figura un análisis sobre las lecciones aprendidas del asesoramiento militar después del 11-S. El estudio realizado por el teniente coronel Remi Hajjar, del Ejército de EUA, enfatiza el rol pertinente que cumplen los asesores militares en el despliegue de operaciones militares, ya que sin esta labor podrían generarse eventualidades que perjudiquen la concreción del objetivo de la fuerza.

Por medio de la sistematización de experiencias recopiladas en su destinación como asesor militar en Irak entre 2009 y 2010, Hajjar detectó los principales patrones que surgieron en ese momento. El aporte realizado por el autor se basa en lecciones para el asesoramiento en el combate a nivel organizacional para el Ejército norteamericano, sus amigos y aliados, para el éxito de las misiones.

Estableciendo conclusiones generales sobre la labor de la asesoría militar, Remi Hajjar sostiene que la confianza generada con la contraparte es fundamental para el éxito de la misión y asegura que los asesores deben tener herramientas diplomáticas, de liderazgo, flexibilidad cognitiva, agilidad, capacidad de aprender y adaptarse rápidamente al trabajo y una desarrollada competencia transcultural, por lo que propone institucionalizar un enfoque de asesoramiento que se desarrolle en un centro de entre-namiento eficaz, que ayudará en la constitución de unas Fuerzas Armadas integrales y polifacéticas.

Respecto a las amenazas no tradicionales a las que debe enfrentarse el Ejército de EUA y que, por tanto, configuran nuevos retos en esta materia, Military Review presenta dos estudios que reflejan el carácter progresivo de las amenazas y los constantes cambios que la fuerza debe considerar en la concreción y éxito de sus objetivos.

“Cómo luchar contra los combatientes irregulares. ¿Están anticuadas las Leyes de conflicto armado?” escrito por Sibylle Scheipers, es una investigación que hace un recorrido por las Leyes del conflicto armado desde el Código Lieber hasta los protocolos adicionales de los Convenios de Ginebra, para concluir que dicha jurisprudencia es inadecuada e irrelevante en las guerras con actores irregulares del siglo XXI.

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Por medio de una exhaustiva revisión y posterior comparación de la normativa señalada, Schiepers afirma que el trato de los combatientes irregulares no era un interés estratégico de Occidente en el momento de su elaboración, sin embargo si lo es dentro de los intereses y objetivos políticos de estabilización en la actualidad. Por lo tanto, la autora sostiene que una solución al problema sería que bajo un objetivo de estabilización política y reconciliación social, se dicten normas que procuren una exitosa reincorporación social y se concilien las leyes de conflicto armado para usar-las de manera tal que no se socave el objetivo estratégico mayor: la estabilidad política y social.

En este sentido, América Latina por su parte, tampoco escapa al análisis. “Más allá de los vaqueros de la Cocaína. Cómo considerar la seguridad en América Latina desde una perspectiva distinta” es un artículo escrito por el general de división Frederick S. Rudesheim y el mayor Michael L. Burgoyne, ambos parte del Ejército de EUA, que permite considerar los múltiples efectos y el amplio nivel de expansión que adquieren las amenazas.

Partiendo de la premisa que las drogas si bien no son el único problema que exhibe la región, los oficiales afirman que sus efectos repercuten significativamente en el plano económico de la seguridad de Estados Unidos, ya que la consideran como “el tercer pilar del Occidente, al lado de Europa y Norteamérica”.

En virtud de lo anterior es que plantean concebir una estrategia de seguridad que contenga gran nivel de influencia por medio de alianzas con países latinoamericanos, con el fin de desarrollar una extensa infraestructura económica hemisférica.

Dicha infraestructura requiere protegerse de las llamadas “pandillas de tercera generación”, erosiones democráticas, crisis institucionales y la persistencia del narcotráfico como principal amenaza en toda la zona, por lo que Rudesheim y Burgoyne proponen continuar desarrollando una estrategia de seguridad que integre a toda la región y dar paso a un enfoque que enfrente el problema de las drogas desde una perspectiva positiva, dejando la postura defensiva y represiva para generar nuevas oportunidades.

Las experiencias y lecciones extraídas de estas son un elemento que caracteriza esta edición de la revista. Por medio de dos artículos, Military Review permite tener un conocimiento de las opera-ciones desplegadas por el Ejército de EUA y sus pares internacionales, desde diversas perspectivas.

El artículo “El compromiso con Europa ¿por qué importan las relaciones?” escrito por el teniente general Donald M. Campbell y el mayor Michael T. Whitney, miembros del Ejército de EUA, refleja la singular capacidad del Ejército de USAREUR3 para aprovechar la relación de amistad y confianza

3 Comando de Servicio del Ejército de Estados Unidos en Europa, responsable de dirigir las operaciones de la fuerza norteamericana en todo el Espacio de Comando Europeo que EUA tiene a cargo.

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a través de ejercicios conjuntos, los que se traducen en una rápida respuesta de contingente y despliegue al contar con fuerzas acantonadas, entrenadas y listas con acceso operacional directo a las eventuales crisis, de ser necesario.

Tal es el caso de Atlantic Resolve, operación en la que la fuerza estadounidense reforzó sus lazos de cooperación y alianzas con Europa en un contexto logístico y expedicionario, y la crisis ucraniana fue uno de los desafíos que le permitieron demostrar que mantener altos niveles de confianza con sus aliados, en materia de seguridad, es un factor fundamental para el logro de despliegues exitosos. Afirmando que la cooperación estratégica basada en la confianza se convierte en un elemento primordial para llevar a cabo este tipo de misiones tácticas, los autores sostienen que es pertinente continuar fomentando estas asociaciones que resisten a momentos inciertos y otorgan respuestas oportunas.

Similar es el caso que el teniente general Oliver Tramond y el teniente coronel Phillipe Seigneur, integrantes del Ejército francés, desarrollan en su artículo “Operación Serval ¿Otro Beau Geste de Francia en África Subsahariana?”.

Tramond y Seigneur por medio de la expresión “beau geste” (“buen gesto” en español), señalan que en ocasiones es necesario ayudar y proteger a otros sin importar el costo o beneficio personal que esto implique. Bajo este enfoque se materializó la “Operación Serval” entre 2013 y 2014, cuando en 2012 el gobierno democrático de Mali pidió al gobierno francés ayuda para rechazar a insurgentes radicales islamistas en el norte del país.

La concreción de dicha misión permitió extraer un serie de lecciones sobre la concentración y despliegue de fuerzas, tales como la mejora en las capacidades tácticas (obteniendo un escaso número de bajas) y la validación de los sistemas de alertas, entre otras.

Junto con reafirmar las capacidades de sus Fuerzas Armadas (FAs), Francia demostró su determi-nación y preparó el camino para las tropas internacionales a fin de ayudar a preservar la estabilidad de Mali, acto calificado de manera positiva por la comunidad internacional, sin ser este el objetivo de la decisión político-estratégica de cooperación, que se sustenta en un acto desinteresado como lo expresa la frase “beau geste”.

En virtud de los argumentos analizados, Military Review es una revista que permite conocer la realidad de las tareas que desarrollan los ejércitos contemporáneos. Mediante argumentos cons-truidos en base a experiencias e investigaciones, es posible proyectar los desafíos a la estabilidad de las naciones y de la comunidad internacional.

En este orden de ideas, al lector le surgen ideas sobre la denominada seguridad colectiva y la necesidad de perpetuar los lazos de confianza generados por décadas de cooperación y afianzados por la historia.

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El carácter estratégico de dichas asociaciones facilita la creación de una fuerza regional totalmente alineada en pos del fortalecimiento de sus capacidades y fuerzas acantonadas, que se traducen en el cumplimiento de los fines nacionales en conflicto. Paralelamente, este tipo de alianzas regionales reflejan una visión compartida de doctrinas, entrenamientos, convivencia y trabajo coordinado, variables que permitirán futuras operaciones con un mayor nivel de confianza y comprensión de las situaciones.

De esta forma, se puede apreciar cómo el acontecer geopolítico mundial evidencia que los hechos pasados fueron los cimientos de las actuales relaciones de confianza y credibilidad que contienen las alianzas internacionales en materia de seguridad y defensa, las que hoy en día facultan a los ejércitos preservar la seguridad de las amenazas en su concepción multidimensional, de forma coordinada y eficiente.

A su vez, la edición en comento a lo largo de los artículos compilados, destaca la permanente preocupación por ahondar en temáticas relativas a reflexionar sobre los factores que impulsan cambios que permitan enfrentar nuevas realidades.

En este sentido subraya la conciencia estadounidense de continuar perfeccionando su fuerza militar a través de métodos de enseñanza y entrenamiento de su contingente e instructores, realidad que se condice con la evolución de los desafíos a la seguridad por medio de la mutación de las amenazas e irrupción de actores irregulares en conflictos y situaciones críticas que requieren de respuestas que mantengan la estabilidad y paz necesarias para el desarrollo de las naciones y sus comunidades.

Finalmente, la revista Military Review invita a plantearnos nuevas interrogantes respecto al uso de la fuerza, y se configura como un referente en el ámbito de la defensa, ya que permite conocer los distintos niveles en el que se desenvuelven las FAs, desde una perspectiva académica.

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La revista Ejército es la principal publicación profesional militar del Ejército de Tierra español y cuenta con más de 75 años de vida editorial. Su objetivo es contribuir a la actualización de la comunidad epistémica nacional e internacional de la seguridad y defensa y, del mismo modo, facilitar el intercambio de ideas, principalmente a nivel de Fuerzas Armadas, respecto a temáticas propias del quehacer castrense.

Más de siete décadas de experiencia académica erigen a esta publicación como una herramienta especializada que ha analizado las constantes mutaciones del escenario internacional. En este sentido, constituye un valioso aporte para la comprensión del escenario mundial actual, marcado por los efectos de la globalización y la consecuente porosidad de las fronteras que posibilita el intercambio pacífico entre las naciones y releva la incidencia a la seguridad de amenazas y riesgos de carácter asimétrico.

Dado lo anterior, por medio de artículos elaborados por profesionales y especialistas del más alto nivel, Ejército estimula el desarrollo de la disciplina militar proponiendo diversas aproxima-ciones en materias relevantes, nutriendo la labor académica, la prospección de escenarios y a la integración de lecciones aprendidas.

La edición número 888 de la revista Ejército, se estructura en dos ejes principales: teórico-conceptual y operacional. El primero de ellos aborda los alcances y límites de nociones clave en los estudios de seguridad y defensa, como la disuasión y la protección. Al mismo tiempo, provee valiosas aproximaciones respecto al actual panorama internacional en términos de seguridad y defensa.

El artículo intitulado De la disuasión convencional a la protección, elaborado por el teniente coronel Diego Alcolea Navarro, plantea que para salvaguardar sus objetivos de seguridad y defensa, en adición a los recursos del soft power, los Estados deben “complementar este tipo de aproxima-ciones con una adecuada estrategia de disuasión militar” (p. 9), siendo la denominada disuasión por negación considerada como la más pertinente.

1 Marzo de 2015, Año LXXVI, Nº 888, http://www.ejercito.mde.es2 Cientista Político, Diploma de Honores en Pensamiento Contemporáneo, Instituto de Humanidades, Universidad Diego Portales. Actualmente

se desempeña como Analista del nivel político-estratégico en el Área de Seguridad y Defensa, Ámbito Nacional del Centro de Estudios e Investigaciones Militares del Ejército. [email protected]

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Según señala el autor, la disuasión por negación en su variante de protección estratégi-ca, otorga mayor protagonismo a las fuerzas terrestres y, como su nombre lo indica, pone el acento en el resguardo de aquellos elementos que se consideran esenciales. En este orden, los diversos dispositivos defensivos con los que se cuente para custodiar tanto las fronteras como infraestructuras críticas, por ejemplo, demuestran cuáles son las prioridades e intereses de cada nación.

En un contexto donde se conjugan amenazas asimétricas con la incidencia cada vez mayor de la opinión pública respecto a la legitimidad de las operaciones militares, para ser efectiva, se requiere tanto una estrategia disuasiva, como los medios y contingente adecuados para po-nerla en práctica. A razón de esto, el artículo destaca la relevancia de contar con una política de comunicación transparente a fin de “normalizar estas actividades militares ante la sociedad” (p. 11).

Respecto a la profesión militar, considerando la naturaleza de los riesgos y amenazas a la seguridad en el siglo XXI, debido a la cual se han definido roles complementarios para las Fuerzas Armadas, se estima pertinente delimitar las responsabilidades entre estas y las Fuerzas de Orden y Seguridad, integrando nociones como la de dual-effect military training. Del mismo modo, ante la existencia de potenciales oponentes alejados geográficamente, el autor plantea el establecimiento de estrategias cooperativas, enfatizando la necesidad de alcanzar niveles óptimos de interopera-bilidad tanto de unidades como de sistemas de armas.

Por su parte, el trabajo del teniente coronel Pedro Sánchez Herráez, denominado 1914-2014: ¿El retorno de la historia o de la Gran Ilusión?, en línea con el artículo antes referido, propone una reflexión sobre el actual panorama internacional, acentuando la necesidad de integrar como lección aprendida las causas y consecuencias derivadas de la Gran Guerra.

Para ello se analiza el entorno global en términos geopolíticos y político-sociales, identifican-do como un elemento común a ambas épocas la existencia de la Gran Ilusión, considerada como “una percepción generalizada relativa a que la dependencia recíproca de las economías evitaría el potencial desastre” (p. 22).

Si bien se asevera que causas similares no necesariamente conllevan las mismas consecuencias, en la actualidad existen tres alternativas: evitar un conflicto de tal magnitud, prepararnos para llegar a ello en las mejores condiciones posibles o confiar en la Gran Ilusión.

Recurriendo también al análisis histórico, en su texto La Fuerza Base estadounidense tras el fin de la Guerra Fría, el Doctor en Seguridad Internacional Guillem Colom Piella, realiza una sugestiva revisión de la política de defensa estadounidense desde su proyección de la década de los 90 previo a la caída del Muro de Berlín.

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De acuerdo al Doctor Colom, Estados Unidos de América ya había considerado un “redefinir su arquitectura de defensa para ajustar sus planes de contingencia, volumen de fuerzas, patrones de despliegue y catálogo de capacidades” (pp. 24-25), determinando como elementos de especial im-portancia el cambiante escenario internacional y la disminución del presupuesto del sector defensa.

Paralelamente, elementos como las bajas probabilidades de conflicto global, la creciente inesta-bilidad en Medio Oriente, América Latina y el Sudeste Asiático, sumado al debilitamiento del sistema de alianzas, llevó a Estados Unidos de América a reemplazar la lógica bipolar por una estrategia de carácter regional. Estos postulados confluyeron en el documento Base Force o Fuerza Base, que “acabó convirtiéndose en la primera revisión de la defensa del país de la posguerra fría” (p. 26).

La disolución de la Unión Soviética provocó la adecuación de las necesidades defensivas de Estados Unidos de América y estableció una estructura de fuerza caracterizada por cuatro elemen-tos: disuasión nuclear suficiente en calidad y cantidad, presencia avanzada en áreas sensibles a fin de proteger los intereses estadounidenses y de sus aliados –destacando el rol de las estrategias cooperativas, tal como se planteó en el artículo introductorio a esta edición de Ejército–, capacidad de respuesta simultánea a crisis regionales y capacidad de reconstitución, es decir “concentrar un volumen de fuerzas suficiente como para enfrentarse con éxito a un hipotético resurgimiento militar soviético/ruso” (p. 27).

Asimismo, dicha estructura de fuerza fue dividida en cuatro bloques: Fuerza Estratégica, Fuerza Atlántica, Fuerza del Pacífico y Fuerza de Contingencia, que en definitiva conformaban la Fuerza Base estadounidense.

La Guerra del Golfo es analizada como un factor fundamental para el desarrollo de la Fuerza Base, pues fue el fundamento para la Revolución en los Asuntos Militares (RMA). También, el escenario iraquí fue considerado como modelo para el diseño de la estructura de fuerza y ejemplo de conflicto regional, a razón del cual se definió como un pilar de la defensa de Estados Unidos de América, la capacidad de combatir y triunfar en dos conflictos paralelos y alejados geográficamente.

Analizar las disposiciones de la Fuerza Base resulta de gran relevancia a pesar de su breve vigencia, ya que constituye el fundamento operacional del despliegue de la fuerza estadounidense de posguerra y, como indica el autor, muchos de sus elementos serán considerados en la Tercera Estrategia de Compensación,3 tras los cuestionamientos a la Bottom-Up Review en el marco de la guerra contra el terrorismo.

3 La Tercera Estrategia de Compensación, llamada en inglés Offset Strategy, es una “iniciativa que pretende aprovechar las capacidades tecnológicas estadounidenses para resolver los problemas estratégicos que el país tiene que afrontar en los próximos años […] el Pentá-gono necesita readaptar su arquitectura de seguridad y defensa al nuevo escenario estratégico, reducir el montante total de su defensa y mantener tanto la supremacía de sus ejércitos en el campo de batalla como la capacidad para proyectar globalmente su poder” (Colom PIELLA, Guillem (2015). Washington, ¡tenemos un problema! ¿Cómo mantener la supremacía militar del país en un entorno cambiante? Documento de Opinión, Instituto Español de Estudios Estratégicos).

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Por su parte, el eje operacional propone novedosas reflexiones sobre factores característicos de la fuerza y acerca de asuntos atingentes al quehacer militar a nivel internacional. En primer lugar el texto, El batallón dotado con MRAP: una apuesta por la polivalencia elaborado por el teniente coronel Luis Francisco Cepeda Lucas, desarrolla también un estudio respecto a la estructura de fuerza, pero enfocándose en el Ejército de Tierra español.

La hipótesis de trabajo establece la noción de polivalencia como característica fundamental de la futura organización de la fuerza, gracias a la cual se han instaurado las Brigadas Orgánicas Polivalentes (BOP), unidades pequeñas estructuradas para maximizar su rango de capacidades operativas.

El carácter polivalente de las BOP, en términos prácticos, está dado por la dotación de vehículos Mine Resistant Ambush Protected (MRAP), capaces de enfrentar la amenaza que representan los artefactos explosivos improvisados, otorgando también mayores capacidades de fuego, vigilancia y observación.

Para las BOP la polivalencia supone la “capacidad de actuar en todo el espectro del conflicto […], frente a adversarios diversos, con un mínimo de tiempo de adaptación” (p. 35), característica que requiere la dotación permanente de los materiales necesarios para actuar apropiadamente en cada situación, teniendo también la facultad de actuar a pie. En este sentido, las unidades ligeras equipadas con MRAP son altamente polivalentes, elemento esencial para actuar en el presente contexto internacional.

Otro elemento fundamental para la operación de la fuerza en un escenario complejo, determinado por la existencia de amenazas de variada naturaleza y, por lo tanto, marcado por la incertidumbre, es abordado en el trabajo del general de división Felipe Quero Rodiles titulado Vigencia de las Armas Combatientes. Dicho texto presenta los antecedentes históricos ligados al concepto de Arma Combatiente, es decir a la especialización para el combate, destacando como hechos relevantes la incorporación del caballo, del arma de fuego, entre otros. Considerando lo anterior, el carácter profesional de esta especialización dio lugar a las Armas de Infantería, Caballería (cuerpos gene-rales) y Artillería (cuerpo facultativo) en la configuración del Ejército.

Factores como la fortificación, la capacidad de enlace y la evolución de la tecnología potenciaron la especificidad y profesionalización previamente mencionadas. A la par, la utilización del carro de combate en la Primera y Segunda Guerra Mundial propició el surgimiento de un nuevo modo de combate y, consecuentemente, del Arma Acorazada.

Tras la revisión de los documentos doctrinarios españoles se determina que el carácter Combatiente de las Armas se ha deteriorado desde la década del 70 a la actualidad, por lo cual, el autor hace hincapié en la necesidad de devolverles su valor estipulando que, a razón de las

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características de los conflictos actuales, tácticamente es fundamental la especialización en el combate.

Bajo la premisa que “el cambio de la naturaleza de los conflictos actuales ha hecho que también cambien las estrategias para la resolución de los mismos” (p. 44), en esta edición de la revista Ejército, destaca el in-teresante y novedoso estudio del Doctor en Geografía e Historia Javier de Carlos Izquierdo, denominado El Enfoque Cultural en las operaciones militares del siglo XXI, que presenta la aplicación de una perspectiva antropológica por parte del Ejército de Estados Unidos de América en las operaciones militares y su incidencia en el desarrollo de documentación doctrinal al respecto.

El objetivo de la implementación del Enfoque Cultural o Cultural Knowledge, es la mitigación del impacto de las misiones castrenses en las diversas sociedades, bajo el supuesto que conocer más acabadamente la imbricación del tejido social puede evitar eventuales fricciones y favorecer el éxito de las operaciones.

En contraposición a la antropología anglosajona, menciona el autor, la española es de antigua data: se remonta al siglo XVI. En el caso de la primera, la estrecha relación entre el Ejército esta-dounidense y la antropología se prolongó hasta la década del 70 aproximadamente, llegó a su fin tras el fracaso del “Proyecto Camelot” y el llamado “Escándalo Tailandés”, y fue retomada a raíz de las operaciones en Iraq y Afganistán.

No obstante, esta última situación no estuvo exenta de polémica pues tras la publicación del Manual de Contrainsurgencia en el año 2007, la Asociación de Antropólogos Americanos se opuso fuertemente a la utilización de dicha disciplina por parte del Ejército de Estados Unidos de América.

En consecuencia, el autor plantea una interrogante de orden deontológico respecto a la finalidad de las ciencias sociales en general, y de la antropología en particular, estableciendo que es posible la existencia tanto de tecnologías como de ciencias sociales de uso dual, ya que ante amenazas no convencionales es necesario desarrollar una política de seguridad y defensa integral.

A continuación, el teniente coronel Américo Juan Rodríguez presenta el artículo Asesoramiento en administración, política, planes y estrategia al Ministerio de Defensa somalí, donde aborda la experiencia española en el marco de la European Union Training Mission en Somalia (EUTM-Somalia), circunstancia particularmente significativa para el caso nacional, considerando la eventual parti-cipación de Chile en misiones de paz en el continente africano.

Somalia, es considerada “el paradigma de un Estado fallido” (p. 52), hecho que evidentemente dificultó el actuar de la EUTM en su objetivo de asesorar a las autoridades correspondientes en la

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DANIELA BRIONES RIVEROS

creación de una estructura de defensa. Sobre dicha base, el autor presenta las lecciones aprendi-das, entre ellas destacan: enfocar el entrenamiento en la creación de unidades en bloque y en el adiestramiento de la oficialidad, es decir, reemplazar el training horizontal por el vertical; aplicación del Enfoque Cultural a fin de comprender la realidad de África y de las naciones que la componen; y, en consecuencia, tener como referente el proceder de la Unión Africana.

A futuro, el documento concluye que la EUTM-Somalia debe estar preparada para adaptarse a los eventuales cambios, considerando la importancia de desarrollar los componentes naval y aéreo en paralelo a la fuerza terrestre; preservando el rol de la Misión de Naciones Unidas para Somalia (UNSOM) como ente coordinador de la ayuda internacional y, recalcando que se han de “encontrar soluciones africanas para los problemas africanos (African Solutions for African Problems, ASAP)” (p. 59).

En paralelo a estas dos grandes áreas temáticas, la publicación en comento aborda aspectos de orden institucional, relacionados a la evolución y perfeccionamiento propios de una institución como el Ejército de Tierra de España. En este sentido, primeramente, el Comandante Francisco González Núñez se refiere a la Desvinculación Integral de Personal, establece que la integración del personal en retiro y de la Administración Pública a la labor del Ejército, contribuye a la adecuada gestión sobre todo considerando, entre otros elementos, “el adelgazamiento de la pirámide de personal en los vértices de cada escala, para favorece de manera progresiva que el personal vaya accediendo a un futuro profesional fuera de las Fuerzas Armadas” (p. 60).

Finalmente, por medio de los artículos del teniente coronel Miguel Hernández Turiño, coronel Domingo Vielba Rivillo y teniente coronel Enrique Campo Loarte, se difunde y detalla minuciosamente las disposiciones del Plan de Acción de Personal (PAP), aprobado en octubre del año 2014, para las Escalas de oficiales, suboficiales, de tropa, los cuerpos de intendencia y de ingenieros politécnicos.

Esta directiva pretende actualizar y adecuar los perfiles profesionales del contingente con el objetivo de responder “a las inquietudes de todos los profesionales conciliando en lo posible sus aspiraciones con las necesidades de la Institución” (p. 68). En términos de carrera profesional, se aspira a que cada uno de los miembros del Ejército de Tierra conozca desde un inicio el modelo de trayectoria profesional a seguir.

Es igualmente destacable, el homenaje presentado en la sección fija El Rincón de la Historia donde, por medio de las palabras del teniente coronel del Ejército del Aire, Alberto Lens, se con-memora el heroico actuar de soldados españoles en el año 1957 enviados a auxiliar el puesto de Tiguist Igurramenm, en la frontera marroquí.

Ante la configuración actual del panorama internacional, los diversos artículos que componen la edición de la revista Ejercito aquí referida, proponen distintas aproximaciones, reflexiones y

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respuestas, abordando su incidencia teórica y operacional, relevando la necesidad de constante actualización de la estructura de fuerza y de la doctrina militar.

En definitiva, la revista Ejército compila importantes documentos, los que propician el debate intelectual en materia de seguridad y defensa, del mismo modo que su formato y estilo editorial fomentan una lectura pormenorizada de los artículos presentados, especialmente para quienes buscan interiorizarse en el sector defensa.

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CHRISTIAN BOLÍVAR ROMERO / RODOLFO ORTEGA PRADO

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NORMAS EDITORIALESLa elaboración de la revista Memorial del Ejército es responsabilidad del Centro de Estudios e

Investigaciones Militares del Ejército de Chile (CESIM). Su publicación es semestral y es distribui-da gratuitamente a entidades académicas, centros de estudios nacionales y extranjeros, Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad, e investigadores, entre otros.

El contenido de cada una de las ediciones estará basado en una temática específica, en la que se centrarán los primeros artículos. Posteriormente, en una segunda parte se abordarán tópicos de diversa naturaleza, monografías y ensayos, en el marco de la línea editorial previamente estable-cida y difundida en la página web del CESIM, en el link “publicaciones”. Para ello, los que quieran colaborar pueden remitir sus escritos a [email protected], o bien, intranet institucional A1004, cumpliendo con las siguientes normas:

Artículos: Estos deben tener una extensión máxima de 9.000 palabras aproximadamente, es-critas en letra Arial 12 a doble espacio, e inéditos. Si el trabajo es el resultado de una ponencia o producto de alguna investigación, deberá puntualizarse mediante un asterisco, colocado al final del título y que remita a una primera nota a pie de página. En caso de utilizarse cuadros, gráficos o mapas, deberá explicitarse su fuente.

Todos los artículos deben contener un breve currículum del autor (grados académicos, perte-nencia a alguna institución, e-mail) en nota a pie de página. Además, el artículo debe contener un resumen de no más de 100 palabras y su traducción (abstract), así como señalar cinco palabras clave, en español e inglés, que representen la temática que aborda el escrito.

En relación a las referencias bibliográficas, deberán ser enumeradas consecutivamente y estar a pie de página, de acuerdo al International Standard Organization (ISO). En función del presente manual de referencias, el orden para citar es el siguiente: autor-fecha-texto-página.

Ejemplo de libro: WILHELMY, Manfred (1988). Política Internacional: Enfoques y Realidades.Buenos Aires, Argentina, Grupo Editor Latinoamericano, p. 45.

Ejemplo de artículo: ABELLÁN, Joaquín (1991). “Historia de los conceptos e historia social”, en CASTILLO, S. La historia social de España. Ed. Siglo XXI de España, p. 48.

En caso de que los escritos no correspondan a un artículo o un libro, se debe especificar la fuente de referencia.

La Bibliografía completa deberá ser proporcionada al final del trabajo, en orden alfabético de los apellidos de los autores.

Ejemplo de libro: WILHELMY, Manfred (1988). Política Internacional: Enfoques y Realidades. Buenos Aires, Argentina, Grupo Editor Latinoamericano.