fundación santiago del estero
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HERMANAS ESCLAVAS DEL CORAZÓN DE JESÚS (ARG.)FUNDACIÓN DE SANTIAGO DEL ESTERO
Fue la primera vez que el Instituto se extendió más allá de las fronteras de Córdoba …
Existía en Santiago del Estero una Casa de Ejercicios Espirituales, que había sido fundada el 25 de diciembre de
1821 por la Madre Ana María del Niño Jesús, a fuerza de donaciones
conseguidas desde Potosí hasta Buenos Aires.
También fundó allí una Escuela para niñas huérfanas, una Iglesia y un Convento en 1825.
La Obra era conocida como
«Casa de Belén».
Cuando advirtieron las Hermanas que no podían
sostener la obra porque eran pocas y mayores,
al conocer la Obra de Madre Catalina, se sintieron identificadas con ella
y decidieron entregar la Casa
El 13 de Abril de 1886 partieron desde Córdoba las diez hermanas destinadas para la fundación.Las acompañaron Madre Catalina, la hermana secretaria, Margarita Correas, la hermana coadjutora María del Tránsito Gutierrez y Monseñor Rainero Lugones, vicario de Santiago y promotor de la Fundación.
El 5 de Mayo llegó el Doctor Luque para terminar de organizar el trabajo de las Hermanas enmarcándolo según las normas del Instituto.
Al ver Madre
Catalina que la
nueva obra estaba
organizada, regresó
a Córdoba junto con
las hermanas
secretaria y
coadjutora, llevando
con ella a dos
hermanas que
vestirían el hábito.
Quedó en Santiago
del Estero la Hna.
Josefa Gardel, ya que
por sus 84 años no
era prudente que
viajara.Recibió el hábito el
31 de Julio ,
muriendo después
de cumplir su sueño.
Tiempo después la alarma del cólera llegó a Santiago
El gobernador mandó clausurar las Escuelas y decretó que se
destinara la Casa de Belén para lazareto de coléricos
En un primer momento las Esclavas del Corazón de Jesús
pudieron permanecer en el establecimiento, cuidando de
los enfermos.
Pero tiempo después llegó una orden de desalojo y las
Hermanas fueron trasladadas a la Escuela Normal.
Pasada la tormenta del Cólera, las Esclavas
volvieron a la Casa Belén.Los gastos para la
reparación de la casa fueron altos, pero la Providencia de
Dios no las abandonó nunca.
La fidelidad de nuestras hermanas, que
soportaron con un corazón confiado estos momentos de pruebas;
hicieron posible que este Sueño que comenzó con el SÍ de una mujer siga
haciéndose realidad hoy…
«Amarte y hacerte Amar»
(Teresa de Lisieux)