fundación luis espinal [es] - teología y ciencias, hoy

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INTRODUCCIÓN 0.1 El diálogo “teología-ciencias” y su existencia académica El presente cuaderno –y el anunciado como continuación– tienen su origen en notas de clase para un curso, “Teología y ciencias, hoy”, organizado por el Instituto de Teología Fundamental y galardonado por la Templeton Foundation. 1 El curso fue originariamente impartido en lengua catalana durante el semestre de invierno de 1998-99, en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido varias veces repetido, total o parcialmente, en otros ámbitos académicos. 2 Estos cuadernos pretenden extender los éxitos locales allí obtenidos, difundiendo el curso en castellano para un público más numeroso. Lo primero a afirmar sobre un curso de teologá y ciencias es que hoy no resulta aberrante en el ámbito universitario, ni siquiera en el ámbito de las Facultades de Ciencias en que lo hemos impartido. Aunque sin duda lo hubiera sido hace unos decenios, en el contexto del positivismo lógico que estudiaremos (§ 2.4). Vale la pena gastar un par de páginas en probar esta afirmación, aún no familiar en nuestras tierras. Es un hecho indiscutible que, únicamente dentro del ámbito del concurso establecido por la Templeton Foundation, en los cinco primeros años académicos 1995-2000 se han impartido unos 500 cursos de este tipo. El hecho es conocido en detalle, porque cada año se ha publicado por el verano la lista del centenar de galardonados, con indicación de las universidades y departamentos organizadores. Analizando esas listas, se obtiene la tabla que ofrecemos en la página siguiente. De esos, exactamente, 481 cursos galardonados en los cinco años 1995-1999, prácticamente tres cuartas partes han sido impartidos en universidades norteamericanas, como indica la parte superior de la tabla. Podríamos decir que 1 El proyecto del curso, titulado “Today’s Dialogue between Theology and Sciences”, fue realizado en colaboración por Josep-Oriol Tuñí y por mí, y conjuntamente presentado al concurso de “Science & Religion Course Program” de la Templeton Foundation del año 1998. El Prof. Tuñí se responsabilizaba de una segunda parte del curso, de carácter exegético, titulada “The New Testament interpretation of Creation. An exegetical reading of John 1,1-18 in contemporary perspective”. Como curso galardonado, su esquema global fue presentado en público en forma de paneles, durante el Summer Workshop celebrado en “The Center for Theology and the Natural Sciences” (CTNS) de Berkeley, en junio de 1998. 2 Como curso de libre elección de la UAB (5 créditos), fue dado por los dos profesores en el semestre de invierno de 1998-99 y repetido en el de 1999-2000. En forma breve (3 créditos), fue dado también por los dos profesores en la “Escola d’Estiu” de 1999 del “Col.legi Oficial de Doctors y Llicenciats” de Barcelona. Elementos de la primera parte fueron presentados por mí en un breve curso (1,5 créditos) de Licencia especializada en Teología Fundamental durante el semestre de invierno 2000-01. Finalmente, los he presentado en un curso de libre elección (3créditos) de la Universidad de Barcelona, para el que extendí algo la parte final científica y teológica, tal como aparecerá en el próximo cuaderno.

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Investigación sobre la evolución histórica del diálogo entre la ciencia y la religión

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  • INTRODUCCIN

    0.1 El dilogo teologa-ciencias y su existencia acadmicaEl presente cuaderno y el anunciado como continuacin tienen su origen

    en notas de clase para un curso, Teologa y ciencias, hoy, organizado por elInstituto de Teologa Fundamental y galardonado por la Templeton Foundation.1El curso fue originariamente impartido en lengua catalana durante el semestre deinvierno de 1998-99, en el campus de la Universidad Autnoma de Barcelona.Ha sido varias veces repetido, total o parcialmente, en otros mbitos acadmicos.2Estos cuadernos pretenden extender los xitos locales all obtenidos, difundiendoel curso en castellano para un pblico ms numeroso.

    Lo primero a afirmar sobre un curso de teolog y ciencias es que hoy noresulta aberrante en el mbito universitario, ni siquiera en el mbito de lasFacultades de Ciencias en que lo hemos impartido. Aunque sin duda lo hubierasido hace unos decenios, en el contexto del positivismo lgico que estudiaremos( 2.4). Vale la pena gastar un par de pginas en probar esta afirmacin, an nofamiliar en nuestras tierras.

    Es un hecho indiscutible que, nicamente dentro del mbito del concursoestablecido por la Templeton Foundation, en los cinco primeros aos acadmicos1995-2000 se han impartido unos 500 cursos de este tipo. El hecho es conocidoen detalle, porque cada ao se ha publicado por el verano la lista del centenar degalardonados, con indicacin de las universidades y departamentos organizadores.Analizando esas listas, se obtiene la tabla que ofrecemos en la pgina siguiente.De esos, exactamente, 481 cursos galardonados en los cinco aos 1995-1999,prcticamente tres cuartas partes han sido impartidos en universidadesnorteamericanas, como indica la parte superior de la tabla. Podramos decir que

    1 El proyecto del curso, titulado Todays Dialogue between Theology and Sciences, fue

    realizado en colaboracin por Josep-Oriol Tu y por m, y conjuntamente presentado alconcurso de Science & Religion Course Program de la Templeton Foundation del ao 1998.El Prof. Tu se responsabilizaba de una segunda parte del curso, de carcter exegtico, tituladaThe New Testament interpretation of Creation. An exegetical reading of John 1,1-18 incontemporary perspective. Como curso galardonado, su esquema global fue presentado enpblico en forma de paneles, durante el Summer Workshop celebrado en The Center forTheology and the Natural Sciences (CTNS) de Berkeley, en junio de 1998.2 Como curso de libre eleccin de la UAB (5 crditos), fue dado por los dos profesores en el

    semestre de invierno de 1998-99 y repetido en el de 1999-2000. En forma breve (3 crditos),fue dado tambin por los dos profesores en la Escola dEstiu de 1999 del Col.legi Oficialde Doctors y Llicenciats de Barcelona. Elementos de la primera parte fueron presentados porm en un breve curso (1,5 crditos) de Licencia especializada en Teologa Fundamental durante elsemestre de invierno 2000-01. Finalmente, los he presentado en un curso de libre eleccin(3crditos) de la Universidad de Barcelona, para el que extend algo la parte final cientfica yteolgica, tal como aparecer en el prximo cuaderno.

  • 6 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    no hay universidad norteamericana que se precie, en la que no se hayaorganizado alguno! Descontando los cursos dados en el mundo anglosajnprximo, del Canad anglfono y de Inglaterra, apenas queda un 14% de cursosimpartidos en los dems pases de Europa, Asia, frica y Oceana.3

    La mayor parte de los cursos han sido organizados por departamentos deTeologa (pensemos que las universidades anglosajonas, como las germnicas,suelen tener una Facultad de Teologa o Divinity), o por departamentos de

    Cursos de Science & Religion galardonados porla Templeton Foundation durante los cinco primeros aos

    1995 1996 1997 1998 1999 Total

    USA 72 69 79 65 73 358Canad 6 7 2 7 7 29Inglaterra 6 8 6 6 2 28Otros pases 9 16 10 15 16 66

    Total 93 100 97 93 98 481

    Departamentos de ciencias implicados

    1995 1996 1997 1998 1999 Total

    Matemticas 0 3 3 3 2 11Informtica 1 0 1 0 0 2Fsica(a) 11 10 5 12 7 45

    Qumica 4 3 7 5 1 20Biologa(b) 7 4 7 7 6 31Geologa 0 0 2 1 1 4

    Antropologa (c) 0 0 3 1 0 4Ciencias(d) 1 4 1 1 7 14Historia de ciencias 2 1 0 1 1 5

    Total 26 25 29 31 25 136(a)Incluye alguno de Astronoma(b)Incluye alguno de Ciencias de la salud(c)Incluye alguno de Paleontologa(d)En general: Science, Natural sciences, Science and Technology

    3 Recientemente la Templeton Foundation, consciente de este hecho, pretende fomentar la

    organizacin de estos cursos y otras actividades del dilogo teologa-ciencias por Europa,mediante la colaboracin del CTNS de Berkeley y su European Advisory Board.

  • 0. Introduccin 7

    Filosofa o de Historia. Pero, como puede verse en la parte inferior de la tabla,cerca de un tercio de ellos, exactamente 136, han sido organizados pordepartamentos de ciencias (en el sentido de ciencias duras, correspondientesa nuestras Facultades de Ciencias). Destaca el nmero de los organizados endepartamentos de Fsica, sin duda por la relacin entre los sistemas cosmolgicosy la Creacin, y a continuacin, los organizados en departamentos de Biologa yQumica, sin duda por el inters teolgico de la Evolucin.

    Es ms, Teologa y Ciencias se ha constituido actualmente en unaespecialidad interdisciplinar muy activa. Segn el catlogo Whos Who inTheology and Science, trabajan en ella ms de trescientos profesores, cuyospuestos universitarios y publicaciones sobre el tema estn registrados en elcatlogo.4 All se registran tambin ms de cincuenta organizaciones dedicadas aesta especialidad. Entre ellas podemos destacar, como ms prxima a nosotros,The European Society for the Study of Science and Theology (ESSSAT), quecelebra sus conferencias bienales en lengua inglesa, selectivamente publicadas.5Se registran all, finalmente, ms de una docena de revistas especializadas.Destaquemos, como ms reconocida, Zygon: Journal of Religion and Science,publicada en Chicago desde 1966.

    Se trabaja incluso en vivir y dar a conocer, a nivel acadmico, unaverdadera espiritualidad cientfica. Una prueba de ello, fue el congreso sobreScience and the Spiritual Quest, celebrado en el auditorio maximo del campusde Berkeley los das 7-10 de junio de 1998 y ampliamente difundido en la prensa.All hablaron sobre espiritualidad una treintena de cientficos, algunos muyconocidos, un total de unas venticinco horas. 6

    Por nuestras tierras seguimos discutiendo si es posible un dilogo entreteologa y ciencias. Yo creo que, segn el adagio escolstico a facto ad possevalet illatio, hemos de admitir que del hecho de la existencia de este dilogopuede inferirse lgicamente su posibilidad.

    4 Vase TEMPLETON 1996.

    5 Indiquemos, como ilustracin, los lugares y temas de las conferencias celebradas o anunciadas:

    1986, Loccum (Alemania) sobre Evolution and Creation;1988, Twente (Holanda) sobre One World Changing Perspectives on Reality;1990, Ginebra (Suiza) sobre Information and Knowledge in Science and Theology;1992, Rocca di Papa (junto a Roma) sobre Origins, Time and Complexity;1994, Freising y Munich (Alemania) sobre The Concept of Nature in Science and Theology;1996, Cracovia (Polonia) sobre The Interplay of Scientific and Theological World Views;1998, Durham (Inglaterra) sobre The Person: Perspectives from Science and Theology;2000, Lyon (Francia) sobre Design and Disorder: Perspectives from Science and Theology;2002, Nimega (Holanda) sobre Creating Techno S@apiens? Values and Ethical Issues inTheology, Science, and Technology. La del 2004 esperamos se celebre en Barcelona, trayendoal Forum de las Culturas que ha de celebrarse all ese ao, a los protagonistas del dilogoentre esas dos dimensiones de la nica cultura humana global. Desde 1993 ESSSAT publica un yearbook titulado Studies in Science & Theology,que recoge en dos volmenes las conferencias invitadas y una seleccin de las comunicacionespresentadas, respectivamente.6 La difusin periodstica la hizo el Newsweek del 20 de julio de 1998. El programa y los

    resmenes de las intervenciones fueron publicados por el CTNS de Berkeley, y en cintamagnetofnica puede escucharse la totalidad de esas conferencias y dilogos.

  • 8 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    0.2 La organizacin del presente textoEl presente texto sobre El dilogo teologa-ciencias hoy consta de diez

    captulos que, segn nuestra experiencia, pueden servir de pauta para los dieztemas de un curso (ms bien de 4 que de 3 crditos). Por razones editoriales dela coleccin, lo hemos dividido en dos cuadernos autoconsistentes, temtica y aundisciplinarmente distintos, pero concebidos como dos partes de un mismo texto.

    El presente cuaderno recoge los cuatro captulos de la primera parte, queofrecen una perspectiva histrica, para mostrar la oportunidad actual de estedilogo teologa-ciencias. Los tres primeros captulos, de carcter histrico yepistemolgico, desarrollan esa perspectiva de las relaciones entre fe y ciencias.Tras insinuar esas relaciones en la edad antigua y medieval, las estudiaremossobre todo a partir de la revolucin cientfica del siglo XVII. Veremos queeran relaciones inicialmente armoniosas (tesis de Merton y motivacin cristiana dela ciencia experimental), por ms que la historiografa posterior haya proyectadosobre ellas el ya desgraciado caso Galileo con caracteres mticos (captulo 1).Veremos tambin cmo tales relaciones, fomentadas por los cientficos creadores,se hicieron tensas y llegaron a romperse bajo el influjo de la Ilustracin, y de lossucesivos tipos de Positivismo del siglo XIX y primera mitad del XX (captulo 2).Y veremos por fin cmo la situacin epistemolgica reciente la superacin delpositivismo lgico por las nuevas corrientes de carcter histrico ofrece unaocasin sin precedentes como dice Juan Pablo II para el nuevo dilogoteologa-ciencias; no hemos de olvidar, sin embargo, las caractersticas de laciencia teolgica (captulo 3).

    Dedicaremos el ltimo captulo de este cuaderno a estudiar un importantedocumento de Juan Pablo II sobre este dilogo que, aunque publicado en 1988,conserva toda su actualidad como smbolo de la nueva concepcin romana, yes ampliamente reconocido y practicado en el mundo ecumnico cristiano.Pretendemos hacrnosle familiar para divulgarle en nuestro mundo catlico, en elque paradjicamente es ms desconocido. Para ello estudiaremos en qu consistesu novedad, cules son las condiciones que presupone y las promesas queofrece este dilogo y, finalmente, qu frutos concretos ha producido (captulo 4).

    El cuaderno ulterior recoger los seis captulos de la segunda parte sobre laperspectiva cientfica y la perspectiva teolgica, ambas inspiradas por elserio dilogo teologa-ciencias que ha sido organizado conjuntamente por elObservatorio Vaticano y el Centro de Teologa y Ciencias de la Naturaleza(CTNS) de Berkeley. Desde la perspectiva cientfica comenzaremos por divulgardos temas hoy acuciantes, el modelo cosmolgico estndar del big-bang caliente yel la evolucin darwinista biolgica y humana (captulos 5 y 6 respectivamente).Presentaremos luego algunas reflexiones, bsicamente filosficas, elaboradas en eldilogo Vaticano-Berkeley sobre el tema teolgico que unifica todo el proyecto:la accin de Dios en el mundo. Acabaremos subrayando el inters de la idea deauto-superacin rahneriana, y del modelo trinitario de Moltmann (captulo 7).

    Desde una perspectiva estrictamente teolgica, desarrollaremos los tresltimos captulos sobre la knosis del Creador y su conclusin escatolgica(captulo 8), el Logos como diseo del universo y el principio antrpico cristiano(captulo 9), y el Espritu como restaurador en orden a la nueva creacin(captulo 10). Ellas nos ofrecern una imagen moderna de nuestro Dios trinitario,y amorosamente activo en el mundo.

  • 0. Introduccin 9

    Esquemas parecidos suelen tener los textos para cursos de Teologa yCiencias existentes en ingls. El ms clsico, y a la vez muy reciente, es elpublicado por Ian Barbour, con el ttulo Religin y ciencia: cuestiones histricasy contemporneas.7 Consta de cuatro partes. La primera trata de la teologa ylas ciencias en los siglos XVII, XVIII y XIX. La segunda, sobre la teologa y elmtodo cientfico, comienza proponiendo su tipologa, ya clsica, de los cuatrotipos de relacin entre ciencia y religin: conflicto, independencia, dilogo eintegracin. La tercera parte trata de la teologa y algunas teoras cientficas: lafsica cuntico-relativista y sus implicaciones metafsicas, la astronoma y lacreacin, la creacin y la creacin cientfica. Concluye, en su cuarta parte, conreflexiones filosficas y teolgicas sobre: la naturaleza humana, la filosofa delproceso y la naturaleza de Dios.8

    Otro texto usual es el editado por Mark Richardson y Wesley Wildmanncon el ttulo Religin y ciencia: historia, mtodo y dilogo9 Es una coleccinde trabajos de 25 colaboradores, sistemticamente organizados en tres partes. Laprimera, histrica, trata de la relacin teologa-ciencias durante la ilustracin, en elsiglo XIX, en nuestra poca y aun en el futuro. La segunda parte, metodolgica,discute en dos asaltos las analogas y diferencias entre la naturaleza de lateologa y la de las ciencias. La tercera parte ms de la mitad del libro estudiaseis tpicos particulares del dilogo teologa-ciencias: cosmologa y creacin,teora del caos y accin divina, complementariedad cuntica y cristologa, teorade la informacin y revelacin, biologa molecular y libertad humana, genticasocial y tica religiosa.

    Otro breve texto es el de John Polkinghorne, que recoge las notas de uncurso introductorio de Ciencia y teologa recientemente dado en Nueva Yorkpor este prestigioso fsico terico de Cambridge, convertido en telogo anglicano.Est dividido en ocho captulos. El primero explora la naturaleza de la ciencia yla de la teologa, para investigar las posibles formas de interaccin entre ambas.El segundo captulo divulga ciertos aspectos de la actual visin cientfica deluniverso y su historia, que juzga de mayor inters para una reflexin metafsica.El tercero trata de la persona humana como uno de los temas ms importantes deencuentro entre el saber cientfico y el saber teolgico. El captulo cuarto tratade la naturaleza de Dios, tal como es entendida en nuestra tradicin occidental,dentro de una cierta teologa natural actualizada, y en el quinto se centra en lasmodernas concepciones sobre la accin de Dios en el mundo (en relacin a lafsica cuntica y los sistemas caticos), y las posibilidades nuevas de atacar elproblema del mal. El captulo sexto presenta los temas nucleares de la fe cristiana(resurreccin de Cristo, Trinidad, escatologa), en consonancia con los hbitos de

    7 BARBOUR 1997. Este libro es en realidad una actualizacin de sus Gifford Lectures de

    1989-90 (BARBOUR 1990), completadas con una visin histrica inspirada en un antiguo librosuyo (BARBOUR 1966, que fue incluso traducido al castellano en 1971). Barbour es uno de lospioneros del actual dilogo teologa-ciencias, por lo que en 1999 recibi un premio especial de laTempleton Foundation. La lectura de sus obras es especialmente agradable por su claridad.8 Su obra ms reciente (BARBOUR 2000) aplica de nuevo su tipologa a cuatro temas cientficosastronoma y creacin, fsica cuntica, evolucin y creacin continua, y gentica, neurociencia ynaturaleza humana para concluir con una quinta parte sobre la accin de Dios en la naturaleza.9 RICHARDSON & WILDMAN 1996. A pesar del ttulo, hablar en realidad de Teologa y Ciencia

    desde la primera pgina de la Introduccin general (ver pgina xi).

  • 10 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    pensamiento de una mente cientfica. El sptimo presenta este dilogo entreciencia y teologa como un punto de convergencia interconfesional. Y en eloctavo comenta las implicaciones ticas que acompaan a los descubrimientoscientficos. Este buen libro de texto, traducido ya al castellano, no parece haberdespertado el inters que merece.10

    Para enriquecer el presente texto hemos introducido, incluidos en un simplerecuadro, una serie de fragmentos de diversos autores y de diversa extensin.Nos hemos permitido suprimir con puntos suspensivos o subrayar en ellospalabras, frases o aun prrafos enteros. Quede claro que esos puntos elevados yesos subrayados (bien distinguibles de los puntos suspensivos ordinarios y de lascursivas originales) son siempre nuestros.

    10 POLKINGHORNE 1998. El autor, conocido fsico de Oxford y hoy sacerdote anglicano, es otro

    de los actuales protagonistas del dilogo teologa-ciencias.

  • Captulo 1ORGENES DE LA CIENCIA MODERNA Y FE CRISTIANA

    1.0 IntroduccinAlgunos historiadores de finales del siglo XIX han descrito la relacin entre

    Teologa y Ciencias como un conflicto o como una guerra.1 Pero lahistoriografa seria actual es mucho ms equilibrada, y habla de relacionesdiversas, de conflicto y de armona.2

    En ste primer captulo, tras mencionar los contactos de la fe cristiana conla ciencia antigua y medieval ( 1.1), nos centraremos en el influjo ejercido porella sobre la revolucin cientfica del siglo XVII. Estudiaremos la llamadaTesis de Merton, que relaciona el origen de la ciencia moderna con los idealesdel puritanismo ingls; consideraremos tambin las crticas opuestas a esta tesis, ycmo, en ltimo trmino, parece ser la idea cristiana de creacin la que ejerci unprofundo influjo sobre los orgenes de la ciencia moderna ( 1.2). Situaremoseste influjo en la epistemologa de la poca, y en la figura emblemtica de FrancisBacon ( 1.3). Estudiaremos finalmente el caso Galileo que, por penoso que sea,no destruye la situacin de armona propia del siglo XVII, por ms que en el XIXse haya convertido en el mito de la ciencia contra la Iglesia ( 1.4).

    1.1 La ciencia antigua y medieval y la fe cristianaEl primer contacto de la fe cristiana con la cultura cientfica griega se

    produce en la predicacin de San Pablo, ya en Listra (Act 14,15-17), pero sobretodo durante su segundo viaje misional que le lleva a Europa y a predicar en elArepago de Atenas (Act. 17,22-31). En ambas predicaciones puede apreciarseel nuevo lenguaje no judo de Pablo, y tras la segunda de ellas, el rechazo griegoa la experiencia cristiana de la resurreccin de Jess. Segn el relato bblico,entre los pocos que se adhirieron a Pablo estaba Dionisio. Anecdticamenteindiquemos que hoy da, cuando nada queda sobre aquella colina del Arepagosi no es una solemne placa de bronce con el texto griego del discurso dePablo el amplio paseo que desciende desde ella hacia la vieja Atenas lleva elnombre de Dionisio el Areopagita.

    Alejandra, en la desembocadura del Nilo, se convertir en el centro de laciencia griega desde el siglo III antes de Cristo hasta el V despus de Cristo, con elfamoso Museion y su enorme biblioteca (que lleg a tener 700.000 manuscritos).All, junto a la doble comunidad griega y egipcia, se agregarn pronto fuertes

    1 JOHN W. DRAPER 1875 y ANDREW D. WHITE 1896, respectivamente.

    2 Vanse, por ejemplo, JOHN H. BROOKE 1991, o IAN G. BARBOUR 1997, Part I.

  • 12 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    comunidades juda y cristiana. Por Clemente de Alejandra (circa 150-215)sabemos del Didascalion o escuela cristiana (distinta de la escuela catequticaordinaria en cada obispado) fundada por su maestro Panteno a finales del siglo II,y en la que le sucedi su discpulo Orgenes. Clemente, probablemente un seglar,alentaba el ideal de constituir una gnosis cristiana (gnosis significa en griegoconocimiento superior, sabidura, y no tiene aqu el significado hertico quetena en otros contextos). En su triloga de obras conservadas presenta la culturagriega como el pedagogo hacia Cristo para los griegos, de la misma maneraque el Antiguo Testamento lo era para los judos 3. Por otra parte, elabora la ideacristiana de Logos (palabra, razn, diseo, que aparece en el prlogodel cuarto Evangelio) desde su contexto del neoplatonismo y los misterios, contoda su profundidad creadora y salvadora. Le describe, por ejemplo, como laarmona que ordena los elementos del mundo, y aun le presenta como maestroque hace intil la sabidura griega:4

    CLEMENTE DE ALEJANDRA, Exortacin a los griegos (s. III)ste [el Logos como canto puro] dio tambin al universo un orden armonioso,

    y afin la disonancia de los elementos hasta obtener una ordenada consonancia, paraque el mundo entero le resultase armona. Dej el mar desatado, pero le prohibiinundar la tierra firme, y por el contrario a la tierra, que navegaba de aqu para all, laancl firmemente y la convirti en la frontera slida del mar; asimismo, lavehemencia del fuego la mitig con el aire, entremezclando a un mismo tiempo lameloda drica y la ldica; y el crudo fro del aire lo pali con la inclusin de fuego,reuniendo as en forma armnica los sonidos ms externos del universo.

    Puesto que ahora el Logos mismo ha bajado del cielo a nosotros, ya nonecesitamos acudir a la enseanza humana, e interesarnos por Atenas y por toda laGrecia y la Jonia. Pues si nuestro Maestro es el que ha llenado el universo consantas demostraciones de su poder con la creacin, la redencin y la providenciabienhechora, con el don de la Ley, la profeca y la enseanza este maestro aceptaahora a todos en su escuela, y a travs del Logos el mundo entero se ha convertidoen Atenas y Grecia.

    Respecto al dilogo de ciencias propiamente dichas y fe cristiana, vale lapena citar a Juan Filopn (floreci 517-546), que vivi en Alejandra, y puedeser considerado el primer fsico cristiano.5 Es una figura inevitable en unahistoria de la fsica, en cuanto que sus comentarios a Aristteles introducen hastatres conceptos fsicos bsicos, que corrigen la concepcin aristotlica del mundo.6Pero y esto es lo notable para nuestra historia su inters por los temas fsicos ycosmolgicos era en realidad teolgico. Al ambiente filosfico de Alejandra

    3 Sus tres grandes obras son: Protreptiks prs Hllenas (Exhortacin a los griegos),

    Paidagogs (El pedagogo) y Stromates (Retazos, o Estudios fragmentarios).Se conserva tambin su breve obra Quis dives salvetur?, comentario a Mt 23,25.4 Protreptiks, I, 5, y XI, 112, 1; vase KELBER 1958, p. 214 y 235.

    5 Vase, por ejemplo, MCKENNA 1997.

    6 El primero es la idea de impetus, responsable del mantenimiento del movimiento inercial de

    los cuerpos lanzados, que l elegantemente denomina fuerza cintica o energa cintica. Elsegundo es la simplificacin de la ley de cada de los graves en el vaco y aun suscomprobaciones experimentales. Y el tercero es el de quantitas interna en oposicin a laquantitas externa o volumen, que llegar a dar el concepto de cantidad de materia omasa.

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 13

    haban llegado una veintena de argumentos del neoplatnico Proclo (412-485)Sobre la eternidad del mundo. Tales argumentos no defendan exclusivamenteuna duracin infinita del universo, sino que de tal manera ponderan laincorruptibilidad y perfeccin de las esferas celestes, que en cierto modo lasdivinizan (pinsese que los astros eran divinidades para las mitologas de lapoca). Esto chocaba frontalmente contra su fe cristiana en la creacin inprincipio,7 y Filopn contesta en detalle a cada uno de los argumentos deProclo, desde su propia concepcin aristotlica y/o platnica. Por ejemplo, Proclobasa la incorruptibilidad de los cielos en que, segn Aristteles, estn formados deter supralunar, que no puede transformarse como los elementos infralunares:tierra, agua, aire y fuego. Filopn argir con lo que se anticipa mucho a sutiempo que todo el universo est formado de esos mismos cuatro elementos.Simplicio, un estricto comentador de Aristteles coetneo de Filopn, le atacarduramente por esos atrevimientos anti-aristotlicos, tildndole injustamente deinculto.8

    Pero donde se realizar la gran sntesis entre la teologa cristiana y lavisin cientfica de Aristteles, es en la Universidad de Pars del siglo XIII.Santo Toms de Aquino (1225 1227 a 1274), discpulo y luego sucesor deSan Alberto Magno (1193 1206 a 1280), elaborar all su Suma teolgica.Ciertas concepciones aristotlicas, como la del hilemorfismo,9 son ampliamenteutilizadas en ella para el estudio de Dios, la creacin, las virtudes humanas o lossacramentos cristianos. En realidad esa formulacin del mensaje cristiano encategoras aristotlicas vena exigida por la llegada del corpus aristotlico anuestra cultura cristiana occidental, a travs del periplo norteafricano de losrabes, y de la versin del rabe al latn realizada sobre todo en la escuela detraductores de Toledo durante el siglo XII. 10 Dada la tradicin neoplatnica yagustiniana hasta entonces dominante en teologa y lo reducido del corpusaristotlico hasta entonces conocido en filosofa, las nuevas ideas produjeron unaverdadera conmocin entre los artistas (estudiosos de la Facultad de Filosofa).

    7 Toms de Aquino, del que hablaremos enseguida, se esforzar en demostrar que desde el

    punto de vista filosfico no repugna la idea de una creacin ab aeterno (creacin de unmundo de duracin infinita), y escribir sobre ello un libro especial: De aeternitate mundi,contra murmurantes.8 Vanse sus ataques, llenos de insultos y ms bien vacos de razones, en S. SAMBURSKI 1990,

    pp. 228-239.9 El hilemorfismo es una concepcin bsica de la filosofa aristotlica, segn la cual todo

    cambio fsico se explica mediante la permanencia del substrato indeterminado o materia(hyl) y la recepcin de una nueva determinacin o forma (morf). Veremos msadelante (8.0) cmo esta concepcin marcar, para bien o para mal, nuestras formulacionesteolgicas ms centrales.10

    Tal simbiosis de teologa y ciencia aristotlica no se daba exclusivamente en las universidadesde Pars u Oxford. Que se daba tambin en Santiago de Compostela, resulta probado por unpergamino manuscrito, recientemente descubierto (como refuerzo de la encuadernacin posteriorde un volumen de la Biblioteca Vaticana). Las entradas en l registradas demuestran quedominicos del convento de Bonaval como Juan Fernndez, y franciscanos del de Val de Dioscomo Pedro de Odoario, consultaban ya por los aos 1225 y 1230 obras cientficas aristotlicasadquiridas por la Biblioteca Episcopal de Santiago. Entre ellas se citan expresamente el escritomenor Sobre las plantas, el libro Sobre los animales, el libro Sobre el alma, laMetafsica, junto con un impresionante corpus de obras matemticas y astronmicas griegas(vase LUIS GARCA BALLESTER 1996, pp. 69-125, especialmente pp. 94-101).

  • 14 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    Se lleg a proponer incluso la teora de la doble verdad.11 Segn ella, porejemplo, en filosofa el mundo es eterno (como afirma Aristteles), pero enteologa el mundo es creado y temporal (como afirma la Biblia). Se impona,pues, superar esa doble verdad, con una Suma teolgica en el lenguaje de lafilosofa aristotlica imperante en aquel momento cultural.

    Un choque entre la filosofa de Aristteles y el cristianismo en el siglo XIIItuvo, paradjicamente, efectos muy positivos para las nacientes ciencias. En Pars(1270) y en Roma (1277) fueron prohibidas una serie de tesis aristotlico-averroistas que incluan como idea central el que Dios necesariamente habatenido que crear el mundo tal cual lo cre. Esta prohibicin tuvo un dobleefecto positivo: oblig a poner en cuestin la autoridad del sistema aristotlico, yoblig a observar con ms detencin el mundo libremente creado por Dios.Roger Bacon en el siglo XIII, o los Calculatores de Oxford y la escuelaparisina de Juan Buridn y Nicols Oresme en el siglo XIV son testimonio deeste inters por la experimentacin. Se llega incluso a ver en ellos un anticipo dela revolucin cientfica, en pleno siglo XIV.

    1.2 La revolucin cientfica y la tesis de Merton reconsideradaLa revolucin cientfica12 que introduce nuestra ciencia moderna

    suele situarse a lo largo del siglo XVII, y suele simbolizarse con el establecimientode la Royal Society (1660), como primera institucin cientfica moderna, y conla publicacin de la primera edicin de los Principia de Isaac Newton (1687),como paradigma de la nueva mecnica y astronoma, inspirador del de otrasnuevas ciencias. Los historiadores y socilogos de las ciencias se han preguntadoinsistentemente por qu la revolucin cientfica surgi en ese tiempo y ese lugar,qu es lo que realmente la motiv.

    La tesis, ya clsica, del socilogo e historiador Robert K. Merton (1938)sostiene, que esa revolucin cientfica de la Inglaterra del siglo XVII fue motivadapor los valores intelectuales y morales de los puritanos calvinistas que all vivan.Para probarla, Merton se basa en el estudio de unos 6000 intelectuales inglesesdel siglo XVII registrados en el Dictionary of National Biography. Sin embargoesa tesis ha sido duramente debatida por diversos especialistas en el campo. 13Cinco son los problemas principales suelen sealarse en este debate.

    11 En realidad esta teora surgi por primera vez en el mundo musulmn, para compaginar con el

    Corn la tradicin de Aristteles comentada por Averroes.12

    Ntese que este concepto es muy anterior a THOMAS S. KUHN 1962, La estructura de lasrevoluciones cientficas (vase ms abajo, 3.2). Dentro de la concepcin positivista anterior,esa era la nica revolucin cientfica concebible, que separaba la ciencia moderna de laignorancia cientfica y el oscurantismo metafsico medievales. Para la nueva concepcinkuhniana sta ser una de tantas revoluciones cientficas. Y la nueva historiografa cientficaha revalorizado la ciencia medieval.13

    La tesis, publicada por vez primera en 270 pginas de la revista Osiris, ha sido reeditada en1970 en forma de libro con un prefacio en que el autor intenta actualizarla, hacindose eco de lascrticas recibidas en esos 30 aos (vase MERTON 1938). Crticas ms recientes pueden verse enABRAHAM 1983, GIERYN 1988, SHAPIN 1988 y HARRIS 1989. En ste ltimo nos inspiraremosfundamentalmente para presentar las principales crticas.

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 15

    1. La imagen del catolicismo que utiliza Merton, como contrapunto delethos calvinista, no es objetiva. Su presentacin de la cultura catlica,como uniformemente desentendida del crecimiento de las ciencias modernasno queda probada, y se ve en ella una contra-tesis con una funcin retricapara su razonamiento.

    2. Es muy difcil definir el puritanismo, y decidir quines eran realmentepuritanos. Al no contar con un signo externo de adscripcin al puritanismo,Merton no puede determinar, por ejemplo, qu miembros concretos de laRoyal Society lo eran, y se ve obligado a discutir cualitativamente suselementos puritanos.

    3. Los aspectos cuantitativos del estudio de Merton son, por ello, muydiscutidos. Se desearan estadsticas biogrficas ms detalladas y datosbibliogrficos menos annimos. Y, sobre todo, que ambas cosas, biografa ybibliografa se integraran en una nica prosopografa, que parece ser elmtodo apropiado de hacer un estudio sistemtico del carcter general de unacolectividad.

    4. Se advierte un arbitrario dualismo entre valores religiosos y utilidadsocial. Al ethos puritano se le atribuye el inters general por la nueva ciencia,y a las necesidades econmico-militares la eleccin de especialidad concretadentro de las diversas ramas cientfico-tecnolgicas. No se ve por qu loreligioso no deba influir en la eleccin concreta y la necesidad social en elinters general.

    5. Se critica finalmente la nocin mertoniana de ethos. Se la interpretadentro de la moderna teora de la tensin (strain theory), como unaresonancia simpattica, que podra explicar un cierto paralelismo entre esacondicin religiosa y esa actividad cientfica, pero no un verdadero influjocausal. Para ello se requerira una ideologa, ms que un ethos.

    Desde una perspectiva mucho ms general, es innegable la conexin entreciencia moderna y la idea judeo-cristiana de creacin.14 En contraposicin,por ejemplo, a una concepcin emanatista, la idea de creacin proclama que elmundo no es divino. Por consiguiente, que es posible aprehenderlo con nuestroslimitados conceptos humanos, y que goza de la autonoma de su naturaleza y susleyes propias. Pero, por otra parte, la idea de creacin supone que en el mundo ysus leyes han de traslucirse la sabidura y el poder del Creador.

    En ese sentido se vea la creacin como el segundo Libro, tras la Biblia,y la actividad cientfica como el arte de descifrar tal revelacin natural de Dios.Al menos los cientficos cristianos de la revolucin cientfica as lo entendan.Galileo Galilei, en su obra Il Saggiatore de 1623, exhorta a leer directamente lasciencias "en este libro inmenso que se encuentra continuamente abierto antenuestros ojos (quiero decir el universo)"; pero previene que ese libro "est escritoen lengua matemtica, y sus caracteres son tringulos, crculos y otras figurasgeomtricas, sin cuyo medio es humanamente imposible entender una palabra".Medio siglo ms tarde el cientfico y filsofo Robert Boyle concebir tambin lanaturaleza como "un romance bien construido", cada una de cuyas partes,

    14 JAKI 1974 defiende esta tesis, que resulta indiscutible, desde el ttulo mismo de la obra

    Ciencia y Creacin.

  • 16 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    "escrita en la estenografa de la mano omnisciente de Dios", se relaciona contodas las dems; por ms que, a su juicio, no est escrito en caracteresgeomtricos, sino "corpusculares".15

    La idea cristiana de creacin supone por fin, como veremos teolgicamente(9.4), que ese mundo que necesariamente ha de estar dotado de seres humanos,es decir libres y responsables (principio antrpico) ha sido creado ex amore,por razn de amor.

    1.3 Francis Bacon y la defensa teolgica del mtodo experimentalEl mtodo experimental de la revolucin cientfica, en contraposicin al

    mtodo aristotlico fundado ms bien de la coherencia global de su sistemafilosfico, es antolgicamente defendido a principios del siglo XVII por FrancisBacon. En esta seccin presentamos sus reflexiones sobre la experimentacinespecialmente la fundamentacin teolgica que de ella da, y presentaremostambin lo ingenuo de su concepcin inductivista.

    Francis Bacon (1561-1626), de noble familia inglesa, tras estudiar enCambridge filosofa (aristotlica!), se dedic a las leyes. El rey Jacobo I, ledistingui con numerosos cargos como el de Lord Gran Canciller o el de Barnde Verulam. Acusado por el parlamento de corrupcin, tuvo que interrumpir sucarrera poltica y concentrarse en la epistemologa.16 Como cientfico no hizograndes aportaciones, pero sus ideas filosficas sobre la organizacin de lasciencias fueron escuchadas. La Royal Society de Londres, por ejemplo, le honracomo el Instaurador de las artes, junto a su mecenas Carlos II y su primerpresidente. Bacon contemplaba la ciencia desde la euforia de los descubrimientostecnolgicos del momento (plvora, brjula, imprenta) y desde el entusiasmo deldescubrimiento Amrica.

    Su obra ms famosa es la Instauratio Magna (1620) o Gran instauracin[de las ciencias]. Haba de tener seis partes, pero Bacon prcticamente slolleg a redactar la segunda de ellas: el Novum Organum. Ya desde ese ttuloalude al Organon o Instrumento lgico de Aristteles al que pretendedestronar. El Novum Organum consta de dos libros que no poseen granestructura sistemtica, sino que son simples sucesiones de aforismos. Elprimero insiste en el valor de la experimentacin y la induccin en contraposicinal mtodo aristotlico; el segundo ilustra, incluso con ejemplos concretos, sumtodo inductivo.

    15 Ver GALILEO 1988, p. 18, y KOYR 1965, p. 12. En una filosofa postkantiana, William

    Whewell subrayar el carcter mental de las "ideas" y "concepciones" propias de cada disciplinacientfica. En su Novum organum renovatum (1858), afirma: "Los sentidos colocan antenosotros los caracteres del libro de la naturaleza, pero stos no nos proporcionan conocimientoalguno hasta que hemos descubierto el alfabeto mediante el cual tienen que leerse. El alfabeto...consta de ideas que existen en nuestros propios entendimientos, pues stas dan a los fenmenosesa coherencia y significacin que no es objeto de los sentidos." Albert Einstein en 1933expresaba claramente el carcter ideal y el origen humano de estos conceptos fsico-matemticos,llamndolos "creaciones libres del entendimiento humano". Ver WHEWELL 1858, lib. I, p. 5, yEINSTEIN 1954, p. 270.16

    La corrupcin parece que consisti en haber recibido regalos de acusados mientras era LordGran Canciller, que viene a ser Fiscal General del Reino. Fue condenado a multa y prisin, de laque le amnisti el rey.

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 17

    Bacon comienza por exponer una etapa purificadora, que ha de liberarnosde los dolos, o prejuicios de la mente humana. stos son de cuatro clases:dolos de la Tribu y de la Caverna, propios de las limitaciones comunes oindividuales de nuestro entendimiento, e dolos del Foro y del Teatro,contagiados por las confusiones del lenguaje o de las escuelas filosficas, muy enespecial, de la escuela aristotlica.17 Esta doctrina de los dolos le proporcionauna fundamentacin teolgica de la experimentacin. Frente a los ataques de lafilosofa teorizante de su tiempo que despreciaba el trabajo experimental comoobra servil, indigna de las artes liberales, Bacon subraya con energa que slouna experimentacin rigurosa puede liberarnos de los dolos de la mentehumana, y descubrir las Ideas de la mente divina, impresas en la materiacomo signos del Creador. Transcribamos ampliamente este aforismo:18

    FRANCIS BACON, Novum Organum (1620)... Se nos objetar que esta larga y solcita demora en la experiencia y en la

    materia, y en las fluctuaciones de las cosas particulares, pega la mente a la tierra oms bien la arroja a un Trtaro de confusin y perturbacin, alejndola y apartndolade la serenidad y tranquilidad de la sabidura abstracta, que es un estado mucho msdivino. Por nuestra parte asentimos de buen grado a esta argumentacin, pues nosproponemos sobre todo y ante todo lo mismo que ellos sealan y desean. En efecto:establecemos en el entendimiento humano una verdadera imagen del mundo, talcomo l es en realidad, no como se lo dicta a cada cual su propia razn. Pero esimposible llevarlo a cabo antes de una anatoma y diseccin diligentsimas delmundo mismo. Por eso proclamamos que deben ser disipadas todas esa ineptas ysimiescas imgenes del mundo trazadas por la fantasa humana en las diferentesfilosofas. Los hombres han de saber, por tanto ... la profunda diferencia existenteentre los dolos de la mente humana y las Ideas de la mente divina, pues los primerosno pasan de ser abstracciones gratuitas mientras las segundas son los signosverdaderos del Creador sobre las criaturas, tal y como se imprimen y determinan enla materia por lneas verdaderas y escogidas. Por tanto, las cosas, tal y comorealmente son en s mismas, ofrecen conjuntamente (en este gnero) la verdad y lautilidad; y las operaciones mismas han de ser estimadas ms por su calidad deprendas de verdad que por las comodidades que procuran a la vida.

    Con esa fundamentacin, Bacon insiste en la necesidad cientfica deprofundizar en la experiencia, frente a las concepciones aristotlicas, y a lasincipientes prcticas cientficas de su tiempo.19 Pretenda ingenuamente recogertodos los fenmenos del universo en una Historia Natural y Experimental, quesirviera de una vez para siempre como base de las ciencias. Con una curiosaanaloga distingue ciertos experimentos cientficamente ms bsicos, que

    17 F. BACON 1620, libro I, aforismos 38-68. Segn el ltimo de ellos, esta va purificadora del

    entendimiento, que permite entrar en el reino del hombre fundado en las ciencias, es lamisma va que lleva al reino de los cielos, donde no es posible entrar si no nos hemos vueltopreviamente nios.18

    Ibdem, aforismo 124. Una mala traduccin del final de este aforismo ha ocasionado unafalsa acusacin a Bacon de utilitarismo: verdad y utilidad son la mismsima cosa (confusinen latn entre idem e ipse, aqu ipsissimus). El texto bien traducido que ofrecemosprueba ms bien todo lo contrario.19

    Que incluan las de los alquimistas, polarizados por la transmutacin del oro, y las de WilliamGilbert, polarizado con sus experiencias magnticas (ibdem, aforismos 5, 54, 64, 70 y 85).

  • 18 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    denomina experimentos luminferos.20 No se trata de una simple observacinpasiva; Bacon habla de experimentos con aparatos (artium mechanicarumexperimenta), y los cree necesarios, porque los secretos de la naturaleza serevelan mejor mediante la constriccin de las artes, que cuando la naturalezasigue su propio curso.21

    Desde el punto de vista lgico, Bacon propone, como nica esperanza paralas ciencias, la verdadera induccin, que l llama interpretacin de lanaturaleza. Por esa va inductiva pretende sacar las nociones de las cosasmismas, renunciando a las confusas nociones aristotlicas.22 Para hacer estainduccin, no basta una mera enumeracin de los hechos; stos han de sermetdicamente elaborados, y a partir de ellos slo se alcanzarn los primerosprincipios mediante un ascenso lento y gradual. La concepcin inductivista deBacon no puede, sin embargo, calificarse de puro empirismo. Con una alegoraantolgica, expresa su confianza en un equilibrio emprico-racional.23

    El mtodo inductivo baconiano est concretamente expuesto en el librosegundo del Novum Organum. El proceso de induccin comienza con lacomparecencia ante el entendimiento de todos los hechos relevantes, enumeradosen sus tablas de presencia, de ausencia y de grados. Bacon las ilustra conlos hechos relevantes para conocer en qu consiste el calor. La tabla de presenciaenumera las instancias o hechos circunstanciados en que aparece calor.La tabla de ausencia aporta nuevos hechos, semejantes a los de cada una de lasinstancias de la tabla de presencia, pero en los que no se da calor. Y la tabla degrados aporta otros hechos en los que aparece el calor en mayor o menor grado.En las dos ltimas tablas se describen o proponen experiencias que como Baconnota, haban sido escasamente realizadas en su tiempo.24 El proceso inductivocontina con un paso negativo, la exclusin de naturalezas, y otro positivo,la primera vendimia. El negativo seala una serie de naturalezas genricasque no pueden corresponder a la definicin del calor, por quedar excluidas enalguno de los hechos de las tablas anteriores. Pero en realidad y vale la penacaer en la cuenta de ello estas naturalezas constituyen un cuadro conceptual,

    20 Los llama as portadores de luz, para contraponerlos a los experimentos fructferos que

    proporcionan frutos de utilidad prctica (ibdem, aforismos 70 y 99). Su curiosa analoga es ladel fiat lux (hgase la luz) del primer da de la creacin, que es una accin de Diosprofundamente luminosa, pero totalmente intil mientras no haya creado otros seres capaces deaprovecharla. Estos experimentos luminferos demuestran que Bacon distingua claramente entreexperimentacin cientfica y realizacin tecnolgica.21

    Ibdem, aforismo 98. Esa constriccin de los aparatos, no ha de entenderse como sometera tortura a la naturaleza para arrancarle sus secretos. La alusin de Bacon al contexto ciudadanohace ms bien pensar en una situacin social catastrfica, en la que espontneamente brotansentimientos por ejemplo de solidaridad, que estn ocultos en la rutina cotidiana. En estosexperimentos con aparatos podemos ver el origen de los laboratorios que florecern en el sigloXIX, y aun de la big science o ciencia pesada de la segunda mitad del siglo XX. 22

    Ibdem, aforismos 36 y 15.23

    Sobre el ascenso gradual, vase ibdem, aforismos 22, 69, 104 y 130. La alegora antolgicaes la de la hormiga, la araa y la abeja, ibdem, aforismo 95.24

    Vanse las tres tablas, y advirtase cmo en la primera Bacon mezcla fenmenos que hoyllamamos fsicos, qumicos y biolgicos, y en la tercera mezcla conceptos fsicos hoy distintos:calor, temperatura, conductividad calorfica, calor especfico, coeficiente de dilatacin, entre otros.(ibdem, libro II, aforismos 11-13) Que no es fcil sacar los conceptos de las cosas mismas,como l pretenda!

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 19

    subrepticiamente manejado por Bacon.25 El paso positivo es un intentoprovisional de dar la definicin verdadera del calor, definicin que pretendesacar de una pura interpretacin de los hechos. Aun desde una concepcin fsicaactual, el fruto de su primera vendimia no resulta despreciable.26 Segn Bacon,deberan seguir muchos pasos de contrastacin ulterior, pero en realidad sloexpone uno: la complicada contrastacin mediante ventisiete clases deinstancias privilegiadas, de entre las que vale la pena resaltar por suimportancia histrica la instancia de la cruz o experimento crucial.27

    Concluyamos esta seccin epistemolgica, haciendo dos reflexiones,complementarias. La primera es que el mtodo experimental de las cienciasdel siglo XVII era entonces nuevo y ha resultado muy poderoso. Era nuevo encuanto, realizado con aparatos cada vez ms sofisticados, se contrapona a laobservacin pasiva, que ya era esencial para la ciencia de Aristteles como unafamiliarizacin con la naturaleza. Surge as el moderno concepto deexperimento,28 que producir el de laboratorio, y aun el de big science.Ese mtodo experimental crea un nuevo tipo de ciencia, cuyo valor es en ciertomodo independiente del sistema filosfico subyacente. La experimentacin ms yms precisa proporcionar un control de las teoras cientficas, que no tieneparangn en otros mbitos del saber.

    La segunda reflexin es que este inductivismo defendido por Bacon eraingenuo, al creer que podemos sacar los conceptos de las cosas mismas.Ya hemos indicado cmo, en su mtodo inductivo, utilizaba subrepticiamente uncuadro conceptual anterior a las tablas de hechos. Segn Bacon las creaturasesconden signos verdaderos del Creador. Pero, segn la Biblia, ellas debentener los nombres que el hombre les d.29 Es pues responsabilidad subsidiariahumana el encontrar los conceptos cientficos ms adaptados. Como ya hemosindicado (1.2, nota 15), para una filosofa postkantiana, esos conceptos sernelaboracin de las formas puras y las categoras apriorsticas del entendimiento.Pero como veremos, ser la historia de las ciencias, desde la perspectiva propiadel siglo veinte, la que descubra cambios radicales de su cuadro conceptual,descubra sucesivas revoluciones cientficas.

    25 Vase el cuadro de naturalezas excluidas: la naturaleza elemental, la ... celeste, la ...

    sutil estructura, la mezcla de sustancia ..., la luz, la tenuidad, el movimiento ... segnla totalidad, la naturaleza destructiva y la naturaleza primitiva. Bacon mismo nota el fallode no considerar otras naturalezas (ibdem, aforismo 18).26

    La definicin del calor all propuesta es: El calor es un movimiento expansivo (hacia todaspartes, pero especialmente hacia arriba), contenido y que penetra en las partes menores (de formavivaz e impetuosa) (ibdem, libro II, aforismo 20).27

    Vase la exposicin de la instancia de la cruz, a travs de diversos ejemplos: las mareas, losmovimientos celestes, el peso, la imantacin, la sustancia lunar, el movimiento de los proyectiles,la explosin de la plvora o la llama. En el contexto del segundo ejemplo menciona Bacon aCoprnico y explica la idea de su hiptesis matemtica: ficcin y supuesto, para abreviar yfacilitar los clculos, y para explicar con elegancia los movimientos celestes mediante crculosperfectos (ibdem, libro II, aforismo 36).28

    El trmino clsico experimentum significaba simplemente intento, ensayo. La nuevaacepcin contrapondr, para bien o para mal, el mundo experimental cientfico al mundoexperiencial humano.29

    Gen 2.19.

  • 20 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    1.4 Realidad y mito en el caso Galileo30Galileo Galilei (1564-1642) llegar a ser un mito en el siglo XIX,31 el mito

    de la ciencia contra la Iglesia. Diversos rasgos mticos deforman su yadesgraciado proceso ante el Santo Oficio, desde la caricatura de jueces negndosea mirar por el anteojo las evidentes pruebas galileanas, hasta la inconcebibleexclamacin del Eppur, si muove! tras la abjuracin. Precisamente con eldeseo de favorecer el dilogo teologa-ciencias, Juan Pablo II instituy en 1982una comisin pontificia que estudiara esta controversia tolomeo-copernicana conrigor histrico y con el deseo sincero de reconocer los errores, vengan de dondevinieren. La comisin public diversos estudios hasta 1992, en que tuvo lugarla llamada rehabilitacin de Galileo. El ms serio de los Estudios Galileanoses la obra Galileo: por el copernicanismo y por la Iglesia, aparecida en italianoen 1993.32 A ella nos referiremos frecuentemente en esta seccin.

    Galileo haba estudiado filosofa (aristotlica!) y tambin medicina en laUniversidad de Pisa (1581-1585) y comenz a ejercer de catedrtico dematemticas en la misma universidad (1589-1592). Pero un altercado con un hijodel Gran Duque de Toscana, le oblig a trasladarse al Vneto, como catedrticode matemticas en la Universidad de Padua (1592-1610). All explicabacosmografa tolomaica (geocntrica), por ms que en 1597, al recibir de Keplersu obra Mysterium cosmographicum, le expresara simpatas por la concepcincopernicana (heliocntrica) presupuesta en ella.

    En Padua desarroll Galileo sus primeras investigaciones sobre la cada delos graves y la trayectoria de los proyectiles (1604-1609). Pero en 1609,enterado de la utilizacin en Holanda de un anteojo militar, lo imit y perfeccion,y con sus 20 aumentos dirigi la mirada al cielo. Fue una idea genial, quepolariz venticinco aos de su vida, hacindole olvidarse de sus investigacionescinemticas. Hemos de imaginarle exhibiendo su anteojo a la nobleza venecianaen el Campanile de la plaza de San Marcos, y registrando en su diario las nuevasfiguras y disposiciones de los astros. Al ao siguiente public sus resultados enun libro latino, titulado: Mensajero estelar, que da a conocer... espectculosmagnficos... relativos a la faz de la Luna, las innumerables Fijas, el CrculoLcteo y las Estrellas Nebulosas, pero sobre todo a los cuatro planetas querodean la estrella Jpiter con intervalos dispares y periodos de maravillosarapidez, planetas que... ha descubierto muy recientemente el Autor, y hadecretado que sean llamados Estrellas Mediceas.

    El libro despert un enorme inters astronmico, que Galileo supo explotarpolticamente. Los Mdicis, en su corte de Florencia, constituan la familia ducalde Toscana. El Gran Duque Csimo II haba tenido a Galileo como preceptory, al ver ahora su nombre encumbrado a los cielos, le invitar a la corte consalarios vitalicios superiores an a los que le ofreca la Repblica de Venecia. Elmismo ao 1610 ser nombrado Primer Matemtico de la Universidad de Pisa,

    30 Sobre este tema y su contexto cientfico puede verse DONCEL-1997.

    31 Ya en su tiempo aparecen rasgos mitificadores: su primer bigrafo Vinzencio Viviani falsific

    en tres das su fecha de nacimiento (15 febrero 1564), para hacerla coincidir con la muerte deMiguel ngel. Galileo resultaba as heredero del humanismo artstico! (SEGRE, 1988, p. 70.)32

    ANNIBALE FANTOLI 1993 (original italiano, reeditado en 1997), 1994 (versin inglesa, reeditadaen 1996), 2001 (versin francesa). La versin espaola est en preparacin. Las sucesivasediciones han ido amplindose, como fruto de la positiva crtica recibida por la obra.

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 21

    y Primer Matemtico y Filsofo del Gran Duque de Toscana. Como veremos,el segundo ttulo era importante para Galileo que, ms que calcular comomatemtico, pretenda juzgar como filsofo la realidad de los cielos. Susobservaciones astronmicas no aportaban teoras nuevas (como las coetneasleyes de Kepler sobre las rbitas elpticas), ni pruebas decisivas de la concepcincopernicana. Pero su misma espectacularidad pona en cuestin temas centralesde la cosmologa aristotlica. Y la contemplacin de Jpiter con sus satlites pudosugerir a Galileo el carcter planetario de la Tierra con su Luna, y aun hacerle veren miniatura un sistema solar. Lo cierto es que Galileo que despreciaba elhbrido sistema ticnico (vase nota 42) se sinti convencido de la concepcinde Coprnico y, con su nueva autoridad de filsofo, se propuso imponerla.

    La discusin surgi en conversaciones de sobremesa de la corte florentinaen 1613. El tema, en s filosfico,33 fue enredado por ciertos telogos dominicos,con el argumento de los textos bblicos, especialmente el que describe el milagrode Josu deteniendo el sol para prolongar una batalla.34 La discusin subi as alos plpitos de Florencia en 1614, y lleg al Santo Oficio de Roma en 1615.

    Galileo, intentando evitar la condena del copernicanismo, escribi hasta doscartas, difundidas en manuscrito. La ms famosa, concluida a mediados de 1615,est dirigida a la Gran Duquesa de Toscana, madre de su mecenas Csimo II,cuya piedad senta vivamente las acusaciones de sus telogos. Vale la penaestudiarla, para conocer la mentalidad de Galileo.35 Defiende el sistemaheliocntrico, pero no aporta pruebas de l, si no es una rpida mencin de susobservaciones de Marte y Venus.36 Lo que intenta probar es su compatibilidadcon la Biblia, insistiendo en el sentido religioso de sta (que la intencin delEspritu Santo es ensearnos cmo se va al cielo, y no cmo va el cielo, segnafirmaba el Cardenal Baronio) y en el carcter vulgar de su lenguaje, inteligiblepara todos. Citando principalmente a San Agustn, explica los peligros queencierra para la fe, interpretar textos bblicos sobre temas naturales, de forma quepuedan entrar en conflicto con experiencias manifiestas y razones filosficas.37

    33 As lo discutan en 1611 los aristotlicos de la Liga antigalileana, dirigida por Ludovico

    delle Colombe, aunque ellos mismos aadan textos bblicos a los argumentos filosficos.34

    Josu 10,12-13. Parece que Martn Lutero, tambin en una conversacin de sobremesa,haba ya aludido a este tema. El Diario de Anton Lauterbachs del 4 de junio de 1539 anota: Semencion cierto nuevo astrnomo [sin duda Coprnico!], que pretende probar que la Tierra davueltas y no el Cielo, el Sol y la Luna: como si uno, estando sentado en un carro o una nave enmovimiento, creyese que est quieto y que los campos y los rboles se mueven. Pero ahoraviene [el comentario de Lutero]: El que presume de listo no puede contentarse nunca con lo quelos dems acatan, sino que siempre tiene que hacer algo especial. As este loco ha de perturbartoda la doctrina astronmica. Adems, yo creo que eso va contra la Sagrada Escritura, puesJosu mand detenerse al Sol, no a la Tierra. (LUTER, 1916, Tischreden IV, n. 4638 y n. 855).35

    GALILEO 1986.36

    Estas observaciones, posteriores al Mensajero estelar, se refieren a la variacin de tamao deMarte y Venus, y a las fases de Venus. Slo stas ltimas sern decisivas, excluyendo el granepiciclo de Venus entre la Tierra y el Sol, que exiga el sistema tolomaico. Pero eran igualmenteexplicadas en el sistema copernicano o en el ticnico.37

    La cita est tomada de la Regla IV de la Introduccin a los Comentarios y disputas sobre elGnesis de BENITO PERERA, en los que Galileo se inspira ampliamente. Perera era un jesuitavalenciano, profesor del Colegio Romano. Su Fsica aristotlica haba sido leda y rebatida por eljoven Galileo, y l podra ser el escolstico personificado por Simplicio en los Dilogos deGalileo (CARUGO 1987).

  • 22 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    Se profesa totalmente sumiso a la Iglesia y al Papa, pero en algn pasaje da laimpresin de adoctrinar a los telogos. Concluye sugirindoles incluso unainterpretacin literal copernicana del texto en que Josu hizo parar el Sol, yste se detuvo en medio del cielo: Habra parado el Sol en su movimiento degiro (descubierto por l en las manchas solares), con lo que todas las esferas sehabran detenido. Y el Sol segua en medio, en su posicin heliocntrica!

    Paolo Antonio Foscarini superior de los carmelitas de Calabria yamigo de Galileo public otra carta en defensa del copernicanismo y la envi alCardenal Belarmino, uno de los siete miembros del Santo Oficio. Su breverespuesta del 12 de abril de 1615 permite conocer la mentalidad autntica deBelarmino. Transcribmosla ampliamente, para poder analizarla: 38

    ROBERTO BELARMINO, carta a Paulo Antonio Foscarini (1615)Al Muy Reverendo Padre Maestro Fray Paolo Antonio Foscarini,Superior Provincial de los Carmelitas de la provincia de CalabriaMuy Reverendo Padre mo:..

    Digo, lo primero, que a mi parecer Vuestra Paternidad y el Seor Galileo obrarnprudentemente, contentndose con hablar ex suppositione y no absolutamente,como siempre he credo que habl Coprnico. Porque el decir [A

    1 :] que, sisuponemos que la tierra se mueve y el sol est quieto, se salvan todas las aparienciasmejor que poniendo las excntricas y los epiciclos, est muy bien dicho y no tieneningn peligro, y eso basta al matemtico. Pero querer afirmar [A2:] que el sol estrealmente en el centro del mundo y slo da vueltas sobre s mismo, sin desplazarsedel oriente al occidente, y que la tierra est en el tercer cielo y gira con sumavelocidad en torno al sol, es cosa muy peligrosa...

    Digo, lo segundo, que como usted sabe el Concilio prohibe exponer lasEscrituras contra el comn consenso de los Santos Padres. Y si Vuestra Paternidadquisiere leer, no digo slo los Santos Padres, sino los comentaristas modernos sobreel Gnesis, sobre los Salmos, sobre el Eclesiasts y sobre Josu, encontrar quetodos convienen en exponer literalmente, que el sol est en el cielo y gira en torno ala tierra con suma velocidad, y que la tierra est lejansima del cielo y est en elcentro del mundo, inmvil ...

    Digo, lo tercero, que si hubiese una verdadera demostracin de que el sol est enel centro del mundo y la tierra en el tercer cielo, de que el sol no rodea a la tierra sinola tierra al sol, entonces sera necesario andar con mucho cuidado al explicar lasEscrituras que parecen contrarias. Habra que decir que no las entendemos, ms quedecir que sea falso lo que est demostrado. Mas yo no creer que exista taldemostracin, mientras no me la muestren: y no es lo mismo demostrar [P1:] que, sisuponemos que el sol est en el centro y la tierra en el cielo, se salvan lasapariencias, y demostrar [P2:] que el sol est de verdad en el centro y la tierra en elcielo. Porque la primera demostracin creo que pueda existir, pero de la segundatengo grandsima duda, y en caso de duda no se debe dejar la Sagrada Escritura,expuesta por los Santos Padres ...

    En nuestro domicilio, a 12 de abril de 1615,de Vuestra Paternidad Reverendsima fraternalmente,

    Cardenal Belarmino

    38 Vase en GALILEO 1986. Curiosamente esa frase, central para entender la epistemologa de

    Belarmino, fue mutilada en el texto que yo propuse publicar en un monogrfico periodsticosobre el tema (La Vanguardia, 28 de noviembre de 1992, Ciencia y Tecnologa, p. 5, recuadroLas dudas de un cardenal).

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 23

    Vemos que la carta comienza recomendando a Foscarini y Galileo quehablen, como matemticos en hiptesis (ex suppositione), como le parecehabl siempre Coprnico.39 As que, para Belarmino el problema ms quecientfico era epistemolgico. Su afirmacin A1 propona una concepcin deciencia, hoy llamada epistemologa de Belarmino, que ha sido vista consimpata por ciertas escuelas positivistas.40 Con esa afirmacin Belarmino dabaplena libertad para utilizar el sistema copernicano como hiptesis matemtica.Pero defenderlo filosficamente, segn la afirmacin A2, lo consideraba muypeligroso, pues ello pareca entrar en conflicto con textos bblicos. Y, como diceen el segundo prrafo, eran recientes las normas del Concilio de Trento, sobrela necesidad de exponer la Biblia segn la tradicin de los Santos Padres, para nocaer en la libre interpretacin protestante. Vemos tambin en el prrafo final que,a pesar de los textos bblicos, Belarmino estara dispuesto a aceptar filosfica-mente la concepcin copernicana, si tuviera una prueba de ella. Pero unaprueba, no del tipo matemtico P1, sino del tipo filosfico P2, prueba que no creeque pueda existir. Galileo, ciertamente, no la daba. Y Belarmino estaba encontacto con los jesuitas matemticos del Colegio Romano, muy respetuosos conTycho Brahe,41 cuyo sistema ticnico resultaba pticamente indistinguible delcopernicano.42

    Galileo, sospechando el proceso ante el Santo Oficio, acudi en diciembrede 1615 a Roma, en un viaje oficial preparado por el embajador de Toscana.Pretenda apoyar el copernicanismo con su nuevo argumento de las mareas, e

    39 El telogo luterano ANDREAS OSIANDER, responsable en 1543 de editar el De Revolutionibus,

    le haba antepuesto una nota, para aquietar Al lector, sobre las hiptesis de esta obra, que, porser annima, se interpretaba espontneamente como del autor. Segn ella, Coprnico nopretenda explicar como filsofo los movimientos, sino calcularlos como astrnomo a partir dehiptesis matemticas: Y no es necesario que estas hiptesis sean verdaderas, ni siquieraque sean verosmiles; basta una cosa, que proporcionen clculos en concordancia con lasobservaciones. A no ser que alguien sea tan ignorante de la geometra o de la ptica, que tengapor verosmil el epiciclo de Venus, o crea que es l la causa de que Venus unas veces preceda yotras siga al Sol en 40 o ms. (COPRNICO 1982, pp. 85s.)40

    Pierre Duhem estudi las races clsicas de esta epistemologa y, con cierto tono apologtico,la defendi como prototipo cientfico: DUHEM, 1908, Soozein ta Phainomena [En griego:Salvar, o dar cuenta de, los fenmenos]: Ensayo sobre la nocin de Teora Fsica de Platon aGalileo. Popper la denomin instrumentalismo y estudi su historia ulterior centrndose enel obispo anglicano Georg Berkeley para desecharla como base de una ciencia crtica:K. POPPER, 1967, caps. 3 y 6.41

    En abril de 1611 Belarmino haba consultado a los matemticos del Colegio Romano sobrelas observaciones de Galileo, y obtuvo una positiva respuesta de Ch. Clavius, Ch. Grienberger,O. Van Maelcote y P. Lembo (GALILEO, Opere, vol. 11, pp.87-93). Al mes siguiente, en un actocelebrado en presencia de Galileo bajo el ttulo Mensajero estelar del Colegio Romano, VanMaelcote haba llamado a Tycho Brahe astrnomo incomparable, al parecer sin entusiasmode Galileo (ibdem, vol. 3.1, pp.293-298).42

    Para Tycho seguan vigiendo los argumentos aristotlicos en favor del reposo de la tierra.Incluso los moderniz, discutiendo el alcance de disparos de can hacia oriente y occidente, oponderando la gran precisin con que se exclua el paralaje estelar. Idea pues un sistemaintermedio entre el tolomaico y el copernicano, el sistema ticnico: la Tierra est en reposo, yel Sol gira, como la Luna en torno a ella, pero el resto de los planetas giran en torno al Sol. Enmentalidad moderna el sistema ticnico es exactamente el copernicano, pero observado desde elreferencial terrestre. No observndose el paralaje estelar, los dos sistemas eran pticamenteindistinguibles. Hara falta para distinguirlos argumentos dinmicos, pruebas tipo P2.

  • 24 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    intentaba visitar en Npoles a Foscarini. Pero sus gestiones fueron ms biencontraproducentes.43 Inesperadamente fue convocado para el 26 de febrero de1616 al palacio de Belarmino. All el Cardenal, en nombre del Papa [Paulo V]y de todo el Santo Oficio, le orden que abandonara totalmente la opinin deque el Sol es centro del mundo y est inmvil y la Tierra se mueve, y en adelanteno la mantuviera, enseara o defendiera en modo alguno, de palabra o porescrito; ... a lo que Galileo asinti y prometi obedecer... El acto hubo de sermuy duro intelectualmente, por ms que el tacto de Belarmino y la resignacin deGalileo lo simplificaran.44 Adems la Congregacin del ndice decidi, el 5 demayo de 1616, suspender hasta que sea corregido el De Revolucionibus deCoprnico, y prohibir la carta de Foscarini y todos los libros que enseen lomismo [la inmovilidad del Sol y la movilidad de la Tierra].45

    En 1623 era elegido Papa Urbano VIII, que como Cardenal habamostrado simpata por el sistema copernicano y por Galileo. ste, tras visitarlede nuevo en Roma, crey llegado el momento de reelaborar sus ideascopernicanas, y comenz a redactar un Dilogo sobre las mareas. El ttulo semodific, por indicacin del mismo Papa, para que no pareciera una pruebadefinitiva del copernicanismo. Tras cinco aos de penosa redaccin y dos decensura e impresin, apareci pues un Dilogo... sobre los dos MximosSistemas del Mundo, Tolomaico y Copernicano, proponiendo de modo neutrallas razones filosficas y naturales, tanto de una como de otra parte (1632).Los tres dialogantes son Salviati, portavoz de Galileo y de sus ideas copernicanas,Simplicio, defensor de la tradicin aristotlico-tolomaica, y Sagredo, un filsofoabierto y mediador, y el dilogo se sita en Venecia a lo largo de cuatro jornadas. En la primera debaten ideas bsicas, como la distincin del mundo infralunar ysupralunar o los movimientos naturales. En la segunda, dedicada al movimientodiurno, Salviati deshace los argumentos tradicionales del reposo de la Tierra,sonsacando a Simplicio un cierto principio de inercia circular.46 En la tercera,sobre el movimiento anual, Salviati defiende la traslacin de la Tierra, por explicarcon ms sencillez la retrogradacin de los planetas, y la evolucin de las manchas

    43 FANTOLI 1994, pp. 194-198.

    44 Por si Galileo rechazara obedecer, estaba all preparado el Comisario del Santo Oficio con

    notario y testigos, dispuesto a imponerle el precepto, y si no asintiera, a encarcelarlo. Asse haba decidido en la sesin del Santo Oficio del da anterior, tras or la censura unnime de lostelogos calificadores. Segn ellos: la opinin era necia y absurda en filosofa, y enteologa formalmente hertica en cuanto a la inmovilidad del Sol, y al menos errnea en lafe en cuanto a la movilidad de la Tierra. Parece que la intervencin de dos Cardenales, uno deellos el futuro Papa Urbano VIII, hizo que se suprimiesen tales calificaciones en los documentosulteriores. Dos semanas ms tarde, Paulo V reciba cordialmente en audiencia a Galileodurante tres cuartos de hora. Y para prevenir ciertos rumores, Belarmino le extenda undocumento oficial que testificaba no haber abjurado, ni habrsele impuesto ninguna penitencia.(FANTOLI 1994, pp. 198-211.)45La correccin de los ejemplares del De Revolutionibus consista en explicitar su carcter dehiptesis matemtica, y fue realmente muy difcil de realizar (MAYAUD 1997, I, 4.c y 4.d).La prohibicin de todos los libros que enseen la inmovilidad del Sol y la movilidad de laTierra no se derogar hasta 1757 (ibdem, III, 3.c). En 1760 el jesuita Toms Cerd dar enBarcelona un curso pblico de Astronoma absolutamente copernicana (CERD 1999).46

    Vale la pena saborear el estilo mayutico de ese fragmento antolgico del dilogo Salviati-Simplicio y valorar su significado fsico: GALILEO, 1988, pp. 177-183.

  • 1. Orgenes de la ciencia moderna y fe cristiana 25

    solares. En la cuarta jornada Salviati desarrolla el argumento de las mareas:stas se originaran por la coincidencia u oposicin de los dos giros, diurno yanual, de la Tierra. El argumento era de tipo dinmico, capaz de distinguir entreel sistema copernicano y el ticnico (una prueba P2 de Belarmino!). Pero noconcordaba ni con su propia teora (la tierra obedeca su principio de inercia, elagua no), ni menos con la experiencia (las mareas suben y bajan dos veces al day no una, y son ms o menos vivas segn el mes lunar, como enseaba Kepler).Por fin, las ltimas intervenciones de los dialogantes Simplicio y Salviati aludenclaramente a opiniones teolgicas sobre la omnipotencia de Dios y la limitacindel conocimiento humano, que Urbano VIII haba comunicado amistosamentecon Galileo, y que en el dilogo quedan como despreciables.

    El Dilogo, a pesar de su doble imprimtur de Florencia y Roma, reabrirel proceso. Desde Florencia Galileo se enter del disgusto de Urbano VIII, al verel libro e investigar el procedimiento de su censura.47 El caso pas al SantoOficio, y Galileo fue convocado. Intent excusarse por enfermedad, pero por finen febrero de 1633 acudi a Roma, hospedndose en la Villa Mdici con elembajadador de Toscana. Tras comparecer dos veces,48 Galileo fue interrogadopor el Santo Oficio el 26 de junio sobre su intencin al escribir el Dilogo, yal da siguiente, en la iglesia de Santa Mara supra Minervam escuch de rodillassu sentencia: como vehementemente sospechoso de hereja, deba abjurarsus errores, era condenado a la prisin formal del Santo Oficio, y su Dilogosera prohibido por edicto pblico. Acto seguido, ley y firm la frmula deabjuracin que le presentaron.49

    La historia ha hecho patente el error de esos jueces, y nos ha enseado adeslindar la autoridad propia de la Iglesia y la autonoma propia de las ciencias.Juan Pablo II ha querido hacer estudiar el caso, y reconocer esos errores por losque Galileo tuvo que sufrir mucho. l mismo afirma que Galileo, sincerocreyente, se mostr ms perspicaz que sus adversarios telogos sobre [lainterpretacin de la Escritura]. Parece disculpar que no aceptara la disyuntivamatemtico-filsofo, y por tanto rechazara la sugerencia que le hacan depresentar como hiptesis el sistema de Coprnico, mientras no lo confirmaranpruebas irrefutables. Ello era adems una exigencia del mtodo experimental, delque l mismo fue un genial iniciador. Alude tambin al cambio cientfico, al

    47 Molest al Papa ver despreciados los argumentos que l haba expuesto seria y amistosamente

    a Galileo. Le molest tambin la ligereza de los censores, y el silencio absoluto de Galileo sobresu promesa a Belarmino. (FANTOLI, 1994, pp. 378-384.)48

    El 12 de abril fue convocado al Santo Oficio, donde residi cmodamente ms de diez das.El Comisario Vincenzo Maculano le interrog sobre su promesa de 1616, y sobre la manera desolicitar el imprimtur del Dilogo. El 30 de abril fue interrogado en privado, sobre suintencin al escribirlo. En realidad Maculano quera acelerar el proceso por va extra-judicialpero, al negar Galileo que el Dilogo defendiera la posicin copernicana, en contra delminucioso estudio realizado por los telogos calificadores, los cardenales rigoristasimpusieron la va judicial. (Ibdem, pp. 384-415.)49

    La sospecha de hereja consista en mantener la doctrina, falsa y contraria a las santas ydivinas Escrituras, de que el Sol es el centro del mundo y no se mueve de este a oeste y que laTierra se mueve y no es el centro del mundo. En la abjuracin, Galileo hubo de reconocer queincumpli su compromiso de 1616, al publicar un libro en que discuto esta nueva doctrinaya condenada, y aduzco argumentos de gran fuerza en su favor, sin rebatirlos. As lotestificaban los calificadores! (Ibdem, pp. 422-424.)

  • 26 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    recordar que el problema de entonces era atribuir un punto de referencia absolutoa la Tierra o al Sol, y que hoy, despus de Einstein y en la perspectiva de lacosmologa contempornea, ninguno de estos puntos de referencia tiene laimportancia que tena.50

    El proceso fue una historia triste. Su nico fruto es que Galileo,convencido de que no poda seguir divulgando su copernicanismo, volver a lanueva ciencia del movimiento, que el anteojo y el Dilogo habaninterrumpido. Y esa vuelta tendr an mayores repercusiones histricas. Galileoelaborar en Arcetri un segundo dilogo en el que desarrolla una nueva cienciadel movimiento, de momento cinemtica. Pero esta nueva ciencia motivar laelaboracin newtoniana de los Principia, en los que se formulan los nuevosargumentos dinmicos que impondrn un cierto heliocentrismo.51

    Una reflexin sobre el tema, ya en el tercer milenio, subrayaba con raznque lo importante del caso Galileo no consiste en la aceptacin o la condena delgeocentrismo o del heliocentrismo. La equivocacin fue que con l se ratificaraoficialmente la validez de la argumentacin bblica para esos temas.52 Y la raznde esta equivocacin est en que no captaran que estaba naciendo un nuevo tipode ciencia experimental, que no es ni una aplicacin de la filosofa sistemtica, niuna ciencia puramente hipottica, matemtica, y que, sin embargo, puede alcanzarla realidad y, por consiguiente, ha de ser tenida en cuenta en la tarea exegtica.53

    50 Vase Acta Apostolicae Sedis, vol. 85, 1993, pp. 764-772, nn. 5 y 11.

    51 En el sistema newtoniano definitivo, lo que est en reposo no es el sol, sino el centro de

    gravedad del sistema sol-planetas.52

    Ya hemos visto que Galileo poda defender la opinin contraria basndose en la autoridad decardenales, exegetas y Padres de la Iglesia; pero sin duda las normas acuciantes del Concilio deTrento fueron sacadas de contexto por los telogos calificadores, en aquellas opiniones quecrean necias y absurdas en filosofa. Como veremos ms adelante (4.1) este punto quedaroficialmente aclarado en la Iglesia Catlica con la encclica Providentissimus Deus de 1893.53

    Aludo al Eurosymposium Galileo 2001, celebrado en Tenerife (19-23 febrero 2001),cuyas actas estn en preparacin. Vanse en ellas especialmente las conferencias invitadas deMAURO PESCE, The Catholic Church and the hermeneutical propositions of Galileo y deMAURICE CLAVELIN, Galile astronome philosophe.

  • Captulo 2LA ILUSTRACIN Y LOS SUCESIVOS POSITIVISMOS

    2.0 IntroduccinVimos en el captulo anterior la armona entre la teologa y la ciencia

    moderna en sus orgenes (siglo XVII). En ste veremos su ulterior separacin,producida por influjo de la ilustracin en el siglo XVIII (2.2) y de los diversostipos de positivismo del siglo XIX (2.3) y primera mitad del XX (2.4). Perovamos a estudiar, lo primero y con cierto detalle, una excesiva identificacinfsico-teolgica, que fue en parte promovida por la obra misma de Newton, y queparece estar a la raz de esa ulterior separacin (2.1).

    2.1 Newton y las conferencias Boyle: Bentley y ClarkeIsaac Newton (1642-1727) escribi mucho de fsica, sobre todo en

    relacin a la mecnica y a la ptica. Pero, entre sus manuscritos conservados, sonan ms numerosos los que tratan de alquimia. Y los que tratan de teologa sonan ms numerosos que los de fsica y alquimia juntos. Durante su vida no quisopublicar nada de esos escritos, que hoy se revelan muy personales y sesgados.Sus estudios bblicos, polarizados en el libro de Daniel y en el Apocalipsis,intentan descifrar el lenguaje proftico y su cronologa, para comprobar cmo elplan providencial de Dios ha ido realizndose en la historia de la humanidad, ycmo habr de realizarse en el fin del mundo. Sus estudios patrsticos estnobsesionados con San Atanasio y la definicin en el Concilio de Nicea (325) sobrela consubstancialidad del Padre y del Hijo. As que su religiosidad, que tienecomo veremos aspectos profundos, ha de calificarse de neo-arriana: no admitela divinidad de Jesucristo, ni por tanto la Trinidad divina (a pesar de pertenecer alTrinity College de Cambridge, cuyos miembros solan ordenarse clrigosanglicanos, lo que l rehuy en 1675).

    Sus famosos Principia (Principios matemticos de filosofa natural)fueron publicados por primera vez en 1687. Este denso texto de mecnica yastronoma, fue intensamente elaborado por Newton a partir de un breveopsculo De motu (Sobre el movimiento de los cuerpos que giran), que habaenviado a la Royal Society a finales de 1684.1 Para la publicacin, elabora todo

    1 Tal opsculo era la solucin a un problema matemtico-astronmico solicitado por Halley:

    probar que los planetas seguirn rbitas elpticas keplerianas, si experimentan una fuerza hacia elsol cuadrtico-inversa (es decir, inversamente proporcional al cuadrado de su distancia a l).Al redactar ese opsculo, Newton no haba captado la idea de gravitacin universal (que todocuerpo atrae a todo cuerpo con una fuerza cuadrtico-inversa y proporcional a sus masas; y,sobre todo, que esa fuerza es la misma que llamamos gravedad, cuando la vemos actuar en

  • 28 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    un Libro tercero, que comienza demostrando la gravitacin universal medianteun argumento de induccin, basado en un conjunto de hiptesis, que a partirde la segunda edicin presentar como Reglas epistemolgicas y Fenmenos(sobre el movimiento kepleriano de planetas y satlites). A partir de esagravitacin universal y de sus tres axiomticas leyes del movimientoreconstruye a continuacin El sistema del mundo. En l estudia junto almovimiento preciso de planetas y satlites la forma achatada de la tierra, laexplicacin de las mareas, y la aparicin espordica de los cometas.

    En esa primera edicin de 1687, los Principia slo contenan una rpidamencin de Dios, sugerida por las caractersticas gravitacionales y la situacinprovidencial de la tierra respecto al sol: ellas permiten una vida que resultaimposible, por ejemplo, con las altas temperaturas de mercurio o las bajsimas desaturno.2 Pero en su segunda edicin de 1713 (y en la tercera de 1726) Newtonaadi al final un Escolio general con cerca de tres pginas de teologa, queenseguida comentaremos. Veamos antes la utilizacin teolgica que se hizo de suSistema del mundo, tal como apareca en la primera edicin.

    Robert Boyle (1627-1691), un buen cientfico (ley de Boyle-Mariotte!)y buen filsofo de la naturaleza (inspirador del corpuscularismo de Newton),estaba profundamente interesado en la teologa natural, o reflexin sobre Diosa partir de la naturaleza. En su testamento dej un generoso legado destinado aestablecer unas conferencias anuales con el fin de sostener y justificar losgrandes fundamentos de la Religin natural, las llamadas conferencias Boyle.Las inaugur Richard Bentley (1662-1742), un humanista, que quiso leer yutilizar en ellas la reciente obra de Newton.3 Pronunci sus conferencias duranteel ao 1692 en la iglesia de St. Martin-in-the-Fields de Londres, bajo el ttuloUna confutacin del atesmo a partir del origen y estructura del mundo. Altiempo de retocarlas para su publicacin (diciembre de 1692 a febrero de 1693),Bentley entabl un intenso intercambio epistolar con Newton, del queconservamos cuatro densas cartas de ste.4 La primera de ellas comienzareconociendo que, al redactar su Libro tercero, no le haba escapado el intersque ste podra tener para una teologa natural. 5

    los cuerpos graves prximos al enorme cuerpo de la tierra). Pero la capta muy pronto, comopuede verse en una versin ampliada del manuscrito de su opsculo (principios de 1685).2 Vase al final de los corolarios de la Proposicin VIII del Libro tercero donde, tras estudiar la

    proporcin aproximada que tiene la densidad de los diversos planetas con sus dimetros y susdistancias al sol, concluye: Por consiguiente Dios coloc los planetas a diversas distancias delsol, para que cada uno de ellos, segn su densidad, goce de un calor del sol mayor o menor.(NEWTON 1972, vol. 2, p. 583, primera nota.)3 Conocemos el inters de Bentley por entender los Principia a travs de unas Directrices

    bibliogrficas que, sin duda a peticin propia, le proporcion Newton, probablemente en juliode 1691. En ellas, tras recomendarle una serie de obras de geometra de cnicas, de lgebra y deastronoma, le aconseja leer las primeras pginas del Libro primero (Definiciones, Leyes y tresprimeras secciones) y saltar al Libro tercero, el que trata de El sistema del mundo. VaseNEWTON-Corresp, carta 367: vol. 3, pp. 155-156.4 Vanse cartas 398 (10.dic.1692), 399 (17.ene.1693), 403 (11.feb.1693) y 406 (25.feb.1693):

    ibdem, pp. 233-256.5 Sus palabras son: Cuando escriba mi tratado sobre nuestro Sistema [del mundo], echaba un

    ojo a tales Principios como capaces de hacer que los hombres crean en una divinidad, y nadapuede alegrarme ms que, el que sean encontrados tiles para este fin. Ibdem, p. 233.

  • 2. La ilustracin y los sucesivos positivismos 29

    Para una mayor claridad didctica, distingamos desde aqu tres temasprincipales que irn surgiendo en estas cartas, y volvern a aparecer en ulterioresescritos y discusiones:

    (A) el del origen o puesta en marcha de esos planetas y cometas, cuyo sistemaparece estar dotado de una especial belleza,

    (B) el de la conservacin o mantenimiento de sus rbitas, a pesar de lasperturbaciones del juego preciso entre fuerzas inerciales y gravitatorias, y

    (C) el de la explicacin de esa fuerza de gravitacin universal, que pareceactuar a distancia.

    El tema (A) surge ya en la primera carta. Vemos cmo contesta Newtona la pregunta inicial de Bentley, sobre si el orden actual del universo podrahaberse constituido a partir de un estado inicial catico mediante la sola fuerzagravitacional (al modo imaginado por los epicreos), y cmo insiste ante unasegunda pregunta ms especfica sobre el origen de las trayectorias de losplanetas. Y veamos tambin cmo, en la segunda carta, precisa Newton susmotivaciones fsicas respondiendo a una nueva pregunta de Bentley sobre lagran rbita anual de la tierra:6

    ISAAC NEWTON, cartas a Richard Bentley (1692-93)Tema A: Origen del universo

    Carta 1. Yo no lo creo explicable [el orden actual del universo] por solas causasnaturales, sino que me siento forzado a adscribirlo al consejo y plan de un Agentevoluntario. De por qu hay un nico cuerpo en nuestro sistema capacitado paradar luz y calor a todos los dems, no conozco ninguna razn sino la de que el autordel Sistema lo crey conveniente.

    Contesto que los movimientos que tienen ahora los planetas no pudieron surgirde ninguna causa natural sola, sino que fueron impresos por un Agente inteligente.Pues, mientras los cometas descienden a la regin de nuestros planetas y aqu semueven de todas las maneras posibles, es evidente que no hay causa natural quepueda determinar que todos los planetas, tanto primarios como secundarios, semuevan en el mismo sentido y en el mismo plano, sin apartarse apreciablemente.Esto tiene que haber sido efecto de un Plan.Carta 2. A la ltima parte de su carta contesto, lo primero, que si la tierra fuesecolocada en cualquier parte con su centro en la gran rbita y estuviese all quieta sinninguna gravitacin ni lanzamiento y de repente se le infundiesen ambas cosas, unaenerga gravitante hacia el sol y un impulso transversal de una magnitud precisa quele moviera en la direccin de la tangente a la gran rbita, entonces la composicin deesta atraccin y este lanzamiento causaran, segn mi idea, una revolucin circular dela tierra alrededor del sol. Pero el impulso transversal tiene que ser de una magnitudprecisa, pues si fuera demasiado grande o demasiado pequeo causar que la tierrase mueva en otra lnea.

    En segundo lugar, no conozco ningn poder en la naturaleza que pudiera causareste movimiento transversal sin el brazo divino. Por estas y otras razones me veoobligado a adscribir la estructura de este sistema a un agente inteligente.

    En el fondo, su slido esquema cientfico le obligaba a Newton a distinguir entreleyes fsicas, que mantienen el movimiento del sistema, y condiciones iniciales,

    6 Ibdem, pp. 234-235 y 239-240.

  • 30 El dilogo teologa-ciencias hoy: I

    que lo ponen en marcha. Y, para la complejidad de nuestro sistema planetario, noencuentra los mecanismos naturales que pudieran dar razn de las condicionesiniciales precisas.

    El tema (B) de la estabilidad del universo es explcitamente introducido porBentley en su ltima carta, al concebir un global colapso gravitacional: todas lasestrellas fijas supuestas entonces sin movimiento junto con sus imaginadossistemas planetarios, vendran a reunirse en el centro de gravedad del universo,si el mundo presente no fuera sostenido por un poder divino. Lo cual esclaramente confirmado por Newton en su cuarta carta:7

    ISAAC NEWTON, cartas a Richard Bentley (1693)Tema B: Conservacin del universo

    Carta 4. Y aunque toda la materia fuera dividida al principio en diversos sistemas,y cada sistema fuese constituido como el nuestro por el poder divino, sin embargolos sistemas ms externos descenderan sobre los ms centrales, de forma que estaestructura de las cosas no podra subsistir para siempre sin un poder divino que loconserve.

    El tema (C) de la explicacin de la gravedad aparece de manera explcita8al final de la segunda carta de Newton. Ulteriormente Bentley le argumenta loinconcebible de una accin directa a distancia, y Newton en su cuarta cartatranscribe ese argumento, precisndolo (con dos frases que indicamos entreparntesis angulares: < >) y comentndolo. Transcribamos ambos textos:9

    ISAAC NEWTON, cartas a Richard Bentley (1693)Tema C: Explicacin de la gravedad

    Carta 2. Usted habla a veces de la gravedad como esencial e inherente a la materia.Por favor, no me adscriba a m esa idea; porque la causa de la gravedad no pretendoconocerla, y por consiguiente habra de tomarme ms tiempo para dar cuenta de ella.Carta 4. La ltima frase de su segunda tesis me gusta muchsimo: Esinconcebible que materia bruta inanimada [Bentley le haba escrito: ] acte sobre yafecte otra materia sin contacto mutuo, como tendr que hacerlo si la gravitacin [aadido por Newton] es esencial e inherente en ella. Yesto es una razn por la que le expres mi deseo de que no me adscribiese a m lagravedad innata. El que la gravedad sea innata, inherente y esencial a la materia, deforma que un cuerpo pueda actuar sobre otro a distancia a travs del vaco, sin lamediacin de ninguna otra cosa por y a travs de la cual pueda transmitirse de uno aotro la accin o fuerza de ellos, es para m un absurdo tan grande que no creo quepueda caer nunca en l ninguna persona que tenga alguna competencia para pensaren materias filosficas. La gravedad tiene que ser causada por un agente que acteconstantemente segn ciertas leyes, pero si ese agente es material o inmaterial es unacuestin que he dejado a la consideracin de mis lectores.

    7 Ibdem, p. 255. Para el texto de Bentley, ibdem, p. 250.

    8 Cabra pensar que Newton alude implcitamente a l en el parrafito final de la primera carta:

    Hay todava otro argumento a favor de una Divinidad que considero muy fuerte, pero, mientrasno se acepten mejor los principios en que se basa, creo ms aconsejable dejarle dormir.(Ibdem, p. 236.)9 Ibdem, pp. 240 y 253-254. Para la indicacin de Bentley, ibdem, p. 249.

  • 2. La ilustracin y los sucesivos positivismos 31

    Dejemos aqu el interesante carteo con Bentley que, como vemos introdujoa Newton en el tema fsico-teolgico a los cinco aos de su primera edicin de losPrincipia. Veamos cmo se desarrollaron estas ideas, en los veinte aos que anfaltan para la segunda edicin con su Escolio general.

    Samuel Clarke (1675-1729), pastor anglicano famoso como predicador, yentusiasta de Newton y sus Principia, fue elegido conferenciante Boyle de 1704.Sus conferencias, publicadas en 1706, se titulan Demostracin de la existencia ylos atributos de Dios: Para dar respuesta a Hobbes, Espinosa y sus sectarios.En ellas, tras estudiar las causas del atesmo, razona as sobre Dios: algo haexistido desde toda la eternidad, un Ser independiente e inmutable, que existe pors mismo, y cuya esencia es incomprensible; este ser existe por s mismo y esnecesariamente eterno, infinito y omnipresente, nico, inteligente y agente libre;esta Causa suprema de todas las cosas ha de ser omnipotente e infinitamentesabio, dotado de bondad, justicia y verdad infinitas y de todas las perfeccionesmorales que convengan al soberano gobernador y juez del mundo.10

    Ese mismo ao 1706 se publicaba la ptica de Newton en latn, en unabella traduccin encargada al mismo Clarke. A las diecisis Queries oCuestiones finales que propona la obra, Newton quiso aadir en esta edicincinco ms. Dos de ellas tienen inters teolgico: las que en la edicin definitivade la ptica (1717) sern numeradas como 28 y 31 (y ltima). Transcribamosalgunos de sus prrafos finales ms importantes:11

    ISAAC NEWTON, Cuestiones de la ptica (1706)Cuestin 28.12 Sin embargo, el objetivo bsico de la filosofa natural es

    argumentar a partir de los fenmenos, sin imaginar hiptesis, y deducir las causas apartir de los efectos hasta alcanzar la primersima causa que ciertamente no esmecnica. Y no slo para desvelar el mecanismo del mundo, sino fundamentalmentepara resolver estas cuestiones y otras similares: Qu hay en los lugares [aadido 1717] vacos de materia, y cmo es que el Sol y los planetas gravitan unoshacia otros sin que haya entre ellos materia [aadido 1717]? De dndesurge que la naturaleza no haga nada en vano, y de dnde todo ese orden y bellezaque vemos en el mundo? Cul es la finalidad de los cometas, y a qu