fernando del paso la imaginaciÓn al poder · contribuir a la lucha por la justicia en el mundo, en...

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FERNANDO DEL PASO LA IMAGINACiÓN AL PODER EL INTELECTUAL Y LOS MEDIOS En su libro Letras del Continente Mestizo, Ma- rio Benedetti habla de algunas de las razones por las cuales el público, la gente .. siente con derecho a pedirle, a exigirle al ·- ... ito textualmente: "cuenta de sus promesas, Ol: su lucidez, de sus men- sajes". El político profesional, agrega Benedetti, "aunque todavía conserva el poder, ha perdido el papel de orientador"... y más adelante: "si la gente acude a él, (al escritor) es porque los otros que po- drían iluminarla, o están corrompidos -como en el caso de los políticos- o hablan y escriben -como en el caso de los técnicos propiamente dichos: los ecónomos, los sociólogos, los antropólogos, los psicólogos- un lenguaje demasiado especializado, demasiado esotérico". En el mismo libro, Bene- detti recuerda la renuncia de Joa Guimalaes Rosa a la Vicepresidencia del Segundo Congreso Lati- noamericano de Escritores, porq ue según el desta- cado novelista brasileño, se hablaba demasiado de política, y él era literato y no político. "Tuve la impresión -dice Benedetti -, que asistía a un patéti- co canto de cisne del escritor puro. Para su bien o para su mal, el escritor latinoamericano (acaso como consecuencia de sus cateas en profundidad, de su sensibilidad especialmente entrenada, de sus intuicíones en permanente confrontación) no puede ya cerrar las puertas a la realídad, y si inge- nuamente procura cerrarlas, de poco le valdrá, ya que la realidad entrará por las ventanas". Si he cí- tado a Benedetti, es, por supuesto, porque quiero hacer mías sus palabras; porque pienso, como él, que en América Latina terminó definitivamente la era del escritor puro, incontaminado; porque pienso que se pueda ser creyente en Dios, o ateo, ya que si no está probada la existencia de Dios tempoco está probada su no-existencia, pero no creo que se pueda ser apolítico, porque la política está referida a una realidad concreta que nos persigue todos los días, en la calle, en la televisión, en la prensa. Por- que creo que ser apolítico -o mejor dicho, creer que se es apolítico-, equivale a cerrar los ojos a esa realidad. Yeso es ya adoptar una posición política: es hacerse cómplice de las dictaduras, de las empre- sas multinacionales, de los asesinos del Che G ueva- ra, de los que arrojaron la bomba a Hiroshima y el napalm en Vietnam. De los que hirieron de muerte a un estudiante en la Plaza Mayor de México. Pero no he venido aquí a hablar de política, sino a hacer una exhortación a todos aquellos escritores latinoamericanos, españoles o chicanos que se sien- tan comprometidos con la realidad de su pueblo o de su país -o de todo un continente, como es el caso particular de los latinoamericanos-, y que por lo mismo deseen y se atrevan él asumir un papel orientador, con todos los riesgos que implique para su prestigio, y entre los cuales suelen abundar las contradicciones formales y vitales... a todos esos escritores. los invito a llevar la imaginación al poder. Los llamados medios de difusión mas'iva con ti- 15 tuyen, en nuestra época el poder más grande de persuación, de inducción ideológica, de orienta- ción o desorientación política, de di uasión, de aculturación o de dilución cultural. Todos lo sabe- rnos. Todos sabernos también que, entre esos me- dios, el más poderoso de todos es la televisión. No he tenido oportunidad de leer el último libro de Régis Debray, El poder intelectual en Francia. Pero según tengo entendido, Debray ataca en él a todos aq uellos intelectuales que se han dejado se- ducir por los medios de difusión masiva, y en espe- cial por la televisión. Tengo entendido también que hay una larga lista de intelectuales que se han ne- gado o se negaron a aparecer en la televisión. Y entre ellos figuran personajes como Althusser, Bec- kett, Sartre, Sallinger, para no citar sino a unos cuantos. Pero no todos los intelectuales o escritores que se han negado a aparecer en la televisión lo hi- cieron o lo hacen por cuestión de principios. Hay algunos que, simplemente, no pueden dominar el miedo ante los micrófonos o las cámaras. Hay otros, a los que se les ha negado esa oportunidad porque se sabe que representan un peligro para aquellos que detentan el poder. En una de las críti- cas -eligiosas- .sobreellibrodeDebray,sellegaa citar esa frase de Goethe que dice "No se posee sino aquello a lo que se renuncia". Hermosa frase. Pero no veo Cómo aquellos escritores que hagan una toma de conciencia y que estén dispuestos a contribuir a la lucha por la justicia en el mundo, en su mundo, pueden adquirir el poder que necesitan para hacerlo, si comienzan por renunciar a él. Pero una cosa es aparecer en la televisión, y otra cosa es hacer uso inteligente de ella, como se pue- de hacer uso inteligente, imaginativo, de otros me- dios. Cuando se habla del escritor o el "intelec- tual" en la televisión, suele imaginárselo -o suele imaginarse él mismo- , en una tribuna, solo, frente a las cámaras en el papel del conferencista que dia- loga con el público -o monologa, mejor dicho- que da cátedra desde la pantalla. Cuando más, se le imagina dirigiendo mesas redondas o participando en ellas. Nada más lejos de la imaginación. Nada más cercano a la trivialidad y al vedetismo. Incluso al histrionismo. Conocemos varios ejemplos. Pero no es así como Anderson C1ayton o Unión Carbide o la Nestlé venden sus productos. o es a í como persuaden y seducen al público. o es así como el imperialismo vendt: la alienación de su absurda forma de vida, sino con imaginación- una imagi- nación-, a veces una genialidad al servicio, sí, de los intereses müs bastardos, pero imaginación al fin. Es con imaginación que se venden las mentiras y los sueños imposibles. Con imaginación, Goeb- beles le vendió el naLismo al pueblo alemán. Con imaginación. la agencia de publicidad Saatchi and Saatchi le vendió al pueblo britünico a la señora Margaret Thatcher. Es con imaginación que se vende Coca Cola a los niños de nutrido de J-crnandolkll"hO (¡\k\iw. IlJ.15) ha puhlj.ado un par d" nlag- nilit'a, ¡10\ da,: .Imé Trigo. "n IlJ66 r."j.lll.m.lllc. PalillurIJ dI' .I!é\im. 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Page 1: FERNANDO DEL PASO LA IMAGINACiÓN AL PODER · contribuir a la lucha por la justicia en el mundo, en su mundo, pueden adquirir el poder que necesitan para hacerlo, si comienzan por

FERNANDO DEL PASO

LA IMAGINACiÓN AL PODEREL INTELECTUAL Y LOS MEDIOS

En su libro Letras del Continente Mestizo, Ma­rio Benedetti habla de algunas de las razones porlas cuales el público, la gente .. ~p siente con derechoa pedirle, a exigirle al ('~':.'ritor ·- ... ito textualmente:"cuenta de sus promesas, Ol: su lucidez, de sus men­sajes". El político profesional, agrega Benedetti,"aunque todavía conserva el poder, ha perdido elpapel de orientador" ... y más adelante: "si la genteacude a él, (al escritor) es porque los otros que po­drían iluminarla, o están corrompidos -como en elcaso de los políticos- o hablan y escriben -comoen el caso de los técnicos propiamente dichos:los ecónomos, los sociólogos, los antropólogos, lospsicólogos- un lenguaje demasiado especializado,demasiado esotérico". En el mismo libro, Bene­detti recuerda la renuncia de Joa Guimalaes Rosaa la Vicepresidencia del Segundo Congreso Lati­noamericano de Escritores, porq ue según el desta­cado novelista brasileño, se hablaba demasiado depolítica, y él era literato y no político. "Tuve laimpresión -dice Benedetti -, que asistía a un patéti­co canto de cisne del escritor puro. Para su bien opara su mal, el escritor latinoamericano (acasocomo consecuencia de sus cateas en profundidad,de su sensibilidad especialmente entrenada, de susintuicíones en permanente confrontación) nopuede ya cerrar las puertas a la realídad, y si inge­nuamente procura cerrarlas, de poco le valdrá, yaque la realidad entrará por las ventanas". Si he cí­tado a Benedetti, es, por supuesto, porque quierohacer mías sus palabras; porque pienso, como él,que en América Latina terminó definitivamente laera del escritor puro, incontaminado; porquepienso que se pueda ser creyente en Dios, o ateo, yaque si no está probada la existencia de Dios tempocoestá probada su no-existencia, pero no creo que sepueda ser apolítico, porque la política está referidaa una realidad concreta que nos persigue todos losdías, en la calle, en la televisión, en la prensa. Por­que creo que ser apolítico -o mejor dicho, creerque se es apolítico-, equivale a cerrar los ojos a esarealidad. Yeso es ya adoptar una posición política:es hacerse cómplice de las dictaduras, de las empre­sas multinacionales, de los asesinos del Che G ueva­ra, de los que arrojaron la bomba a Hiroshima y elnapalm en Vietnam. De los que hirieron de muerte aun estudiante en la Plaza Mayor de México.

Pero no he venido aquí a hablar de política, sinoa hacer una exhortación a todos aquellos escritoreslatinoamericanos, españoles o chicanos que se sien­tan comprometidos con la realidad de su pueblo ode su país -o de todo un continente, como es elcaso particular de los latinoamericanos-, y quepor lo mismo deseen y se atrevan él asumir un papelorientador, con todos los riesgos que implique parasu prestigio, y entre los cuales suelen abundar lascontradicciones formales y vitales... a todos esosescritores. los invito a llevar la imaginación al poder.

Los llamados medios de difusión mas'iva con ti-

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tuyen, en nuestra época el poder más grande depersuación, de inducción ideológica, de orienta­ción o desorientación política, de di uasión, deaculturación o de dilución cultural. Todos lo sabe­rnos. Todos sabernos también que, entre esos me­dios, el más poderoso de todos es la televisión. Nohe tenido oportunidad de leer el último libro deRégis Debray, El poder intelectual en Francia.Pero según tengo entendido, Debray ataca en él atodos aq uellos intelectuales que se han dejado se­ducir por los medios de difusión masiva, y en espe­cial por la televisión. Tengo entendido también quehay una larga lista de intelectuales que se han ne­gado o se negaron a aparecer en la televisión. Yentre ellos figuran personajes como Althusser, Bec­kett, Sartre, Sallinger, para no citar sino a unoscuantos. Pero no todos los intelectuales o escritoresque se han negado a aparecer en la televisión lo hi­cieron o lo hacen por cuestión de principios. Hayalgunos que, simplemente, no pueden dominar elmiedo ante los micrófonos o las cámaras. Hayotros, a los que se les ha negado esa oportunidadporque se sabe que representan un peligro paraaquellos que detentan el poder. En una de las críti­cas -eligiosas- .sobreellibrodeDebray,sellegaacitar esa frase de Goethe que dice "No se poseesino aquello a lo que se renuncia". Hermosa frase.Pero no veo Cómo aquellos escritores que haganuna toma de conciencia y que estén dispuestos acontribuir a la lucha por la justicia en el mundo, ensu mundo, pueden adquirir el poder que necesitanpara hacerlo, si comienzan por renunciar a él.

Pero una cosa es aparecer en la televisión, y otracosa es hacer uso inteligente de ella, como se pue­de hacer uso inteligente, imaginativo, de otros me­dios. Cuando se habla del escritor o el "intelec­tual" en la televisión, suele imaginárselo -o sueleimaginarse él mismo- , en una tribuna, solo, frentea las cámaras en el papel del conferencista que dia­loga con el público -o monologa, mejor dicho­que da cátedra desde la pantalla. Cuando más, se leimagina dirigiendo mesas redondas o participandoen ellas. Nada más lejos de la imaginación. Nadamás cercano a la trivialidad y al vedetismo. Inclusoal histrionismo. Conocemos varios ejemplos. Perono es así como Anderson C1ayton o Unión Carbideo la Nestlé venden sus productos. o es a í comopersuaden y seducen al público. o es así como elimperialismo vendt: la alienación de su absurdaforma de vida, sino con imaginación- una imagi­nación-, a veces una genialidad al servicio, sí, delos intereses müs bastardos, pero imaginación alfin. Es con imaginación que se venden las mentirasy los sueños imposibles. Con imaginación, Goeb­beles le vendió el naLismo al pueblo alemán. Conimaginación. la agencia de publicidad Saatchi andSaatchi le vendió al pueblo britünico a la señoraMargaret Thatcher. Es con imaginación que sevende Coca Cola a los niños de nutrido de

J-crnandolkll"hO (¡\k\iw. IlJ.15) ha puhlj.ado un par d" nlag­nilit'a, ¡10\ da,: .Imé Trigo. "n IlJ66 ~. r."j.lll.m.lllc. PalillurIJ dI'.I!é\im.

A parllr dd pró,illlo nUlllcn) Illl' cnv¡.lní una columna dc\dcLondrc,. Inglaicrra. donde radica dc,de ha". "ar,," ario,.

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América Latina.Llevar la imaginación al poder, implicaría el

aprendizaje de cierta humildad, y con él, el apren­dizaje de las técnicas no sólo de la televisión, sinotambién del cine, del reportaje filmado, del docu­mental que podríamos llamar de denuncia o deprotesta. Implicaría renunciar en lo posible a laidea del escritor frente a las cámaras, rodeado degloria y sapiencia, y aceptar un papel más modesto,aunque no necesariamente menos importante: elpapel de reportero, el papel, a veces, ya no de entre­vistado, sino de entrevistador. Un ejemplo que to­dos conocemos, ha sido la actividad periodística alservicio de una causa, llevada a cabo por GabrielGarcía Márquez, quien no ha tenido ningún em­pacho en acudir al reportaje de prensa. No todos,por supuesto, tienen su enorme fama. No todos po­demos darle a una cauda el formidable respaldo de.un nombre con tanto prestigio como el de GarcíaMárquez. Esos que no podemos hacerlo, y que so­mos los más, tendremos que echar mano de la ima-

ginación. La imaginación para infiltrarse en el me­dio, para saber aprovechar todas las oportunidadesque se presenten, -y que suelen ser contadas-, oincluso la imaginación necesaria para crear esasoportunidades. Sé que esa tarea es apenas posibleen algunos países, muy difícil en otros, imposibleen muchos. Pero sólo por ahora, no necesariamen­te para siempre. A menos que dejemos para siem­pre el poder en manos del enemigo.

Invito, pues, a todos aquellos escritores que ten­gan la juventud o los ánimos suficientes, a llevar ala imaginación al poder, y a hacerlo también conimaginación. Exhorto a la participación, dentro delos llamados medios de difusión masiva, de todoaquel escritor, de todo aquel intelectual que asumasus responsabilidades como ciudadano, como unciudadano que, al menos en los países del TercerMundo, ha tenido el raro privilegio de recibir a losmedios para adquirir por sí mismo úna educación,una cultura, una lucidez que puede poner -conimaginación- al servicio de su pueblo. O

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