félix fénéon - novelas en tres líneas (antología)

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18 : Letras Libres Noviembre 2003 Félix Fénéon NOVELAS EN TRES LÍNEAS Vicente Molina Foix, de quien Anagrama publicó este año la novela El vampiro de la calle Méjico y Cátedra la biografía del cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, presenta y traduce una selección de las célebres novelas en tres líneas del maestro del humor negro francés Félix Fénéon. L os periódicos diarios son mensajeros preferentes de la desdicha, y sólo el espaciamiento en unidades renovables de 24 horas, la limitada vigencia de las informaciones, hace tolerable el caudal de dolor y maldad que recorre la mayor parte de sus páginas impresas. 1 Sabemos por experiencia propia de lectores que las mejores noticias (las más atendidas) son las malas; cuanto peores, mayor será el realce y la cobertura fotográfica. Y hablo aquí de periódicos “serios” y no de los tabloides ingleses o de ese tipo de prensa especializada en los sucesos de sangre. El ocaso de El Caso y otras cabeceras semejantes de la prensa española se explica por la conversión masiva del periodista generalista en investigador criminal, lo cual tiene dos posibles “lecturas”. La del apocalíptico deduce que nunca como hoy se han cometido tantas brutali- dades militares, tantos desfalcos entre los mandatarios, tanto crimen en serie sádica, ni la naturaleza era antes tan proclive a las inundaciones, los fuegos y el tornado. El optimista tachará de simplista esa explicación, sos- teniendo al contrario que la proliferación informativa del hecho luctuoso y delictivo se debe al progreso de la conciencia democrática y de los propios medios de comunicación, que permite dar a conocer lo que antes se rumo- reaba y lo hace además pronta y gráficamente. En todo periódico que se precie hay, además de la calamidad repartida por las páginas de Internacional, Economía, Sanidad y Cultura, una sección específica de sucesos, eso que los franceses llaman, con arrogante delicadeza, faits divers. Reconozco que fui, durante unos años, colec- cionista de titulares criminales de la prensa mexicana, inigualables en el poder de concisión macabra y la truculencia del colorido verbal. Ese tremendismo se sigue practicando hoy en Gran Bretaña; pero así como The Sun o el Daily Mirror compiten en las interjecciones para hablar en portada del último violador desatado, el Sunday Times y otros diarios de calidad hacen uso del titular escandaloso para dar noticias del alto mundo político y artístico. Recientemente, por ejemplo, la publicación de Yellow Dog, la nueva novela de Martin Amis (considerado él mismo por algunos como truhán y presa merecida de las persecuciones más sañudas), ha producido los siguientes encabezamientos, alusivos a ciertas pésimas críticas recibidas y a su fluctuación en el Premio Booker: “Amis fuera del Booker con su perra novela”; “De dios literario a residuo desechable“; “Amis sobrevive al hachazo”. La crueldad encubierta, el sarcasmo de tintes negros, la economía de la malicia, no han tenido, sin embargo, mejor portavoz periodístico que Félix Fénéon (1861-1944), una figura tan rica que sólo con su capacidad de elipsis se le podría hacer justicia en una presentación obligatoriamente breve como ésta. Fue, en su larga, descollante y también borrosa, furtiva vida, actor principal, comparsa, teórico desafiante y servidor de los genios. Amigo de Toulouse-Lautrec, Bonnard y Signac (que le retrataron), miembro, junto a Mallarmé, Verlaine, Huysmans, Laforgue o Maeterlinck, de la primera generación simbolista, en la que desempeñó además el papel de animador de sus mejores revistas literarias, Fénéon ha sido siempre reconocido como uno de los mayores y más avanzados críticos de arte de la modernidad: señaló antes que nadie la grandeza de Seurat, a quien estudió y catalogó, tuvo un ojo muy perspicaz para el arte africano, y cuando a partir de 1906 se hace cargo de la sección contemporánea de la repu- tada Galería Bernheim, protege a los entonces emergentes Matisse y Van Dongen, contrata generosamente a Vuillard, y presenta en una 1 He utilizado como fuente bibliográfica la moderna edición en dos volúmenes de las Nouve- lles en trois lignes, Mercure de France, 1997 y 1998. Consciente, naturalmente, de la ambigüe- dad, tan aprovechada por Fénéon, de la palabra nouvelle, que en francés significa tanto “no- ticia” como “novela corta”, la elección de mi título, bien que parcial, no es inocente. vmf. LA POESÍA DE LOS SUCESOS (FÉNÉON Y EL HUMOR NEGRO DE LAS NOTICIAS PERIODÍSTICAS)

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Page 1: Félix Fénéon - Novelas en tres líneas (Antología)

1 8 : L e t ra s L i b r e s No v i e m b r e 2 0 0 3

F é l i x F é n é o n

NOVELAS EN TRES LÍNEASVicente Molina Foix, de quien Anagrama publicó este año la novela Elvampiro de la calle Méjico y Cátedra la biografía del cineasta ManuelGutiérrez Aragón, presenta y traduce una selección de las célebres novelasen tres líneas del maestro del humor negro francés Félix Fénéon.

Los periódicos diarios son mensajeros preferentes de la desdicha, ysólo el espaciamiento en unidades renovables de 24 horas, la limitada vigencia de las informaciones, hace tolerable el caudalde dolor y maldad que recorre la mayor parte de sus páginas

impresas.1 Sabemos por experiencia propia de lectores que las mejores noticias (las más atendidas) son las malas; cuanto peores, mayor será elrealce y la cobertura fotográfica. Y hablo aquí de periódicos “serios” y node los tabloides ingleses o de ese tipo de prensa especializada en los sucesosde sangre. El ocaso de El Caso y otras cabeceras semejantes de la prensaespañola se explica por la conversión masiva del periodista generalista en investigador criminal, lo cual tiene dos posibles “lecturas”. La del apocalíptico deduce que nunca como hoy se han cometido tantas brutali-dades militares, tantos desfalcos entre los mandatarios, tanto crimen enserie sádica, ni la naturaleza era antes tan proclive a las inundaciones, losfuegos y el tornado. El optimista tachará de simplista esa explicación, sos-teniendo al contrario que la proliferación informativa del hecho luctuoso ydelictivo se debe al progreso de la conciencia democrática y de los propiosmedios de comunicación, que permite dar a conocer lo que antes se rumo-reaba y lo hace además pronta y gráficamente.

En todo periódico que se precie hay, además de la calamidad repartidapor las páginas de Internacional, Economía, Sanidad y Cultura, una sección específica de sucesos, eso que los franceses llaman, con arrogantedelicadeza, faits divers. Reconozco que fui, durante unos años, colec-cionista de titulares criminales de la prensa mexicana, inigualables en el

poder de concisión macabra y la truculencia del colorido verbal. Ese tremendismo se sigue practicando hoy en Gran Bretaña; pero así como The Sun o el Daily Mirror compiten en las interjecciones para hablaren portada del último violador desatado, el Sunday Times y otros diarios de calidad hacen uso del titular escandaloso para dar noticias delalto mundo político y artístico. Recientemente, por ejemplo, la publicaciónde Yellow Dog, la nueva novela de Martin Amis (considerado él mismopor algunos como truhán y presa merecida de las persecuciones más sañudas), ha producido los siguientes encabezamientos, alusivos a ciertaspésimas críticas recibidas y a su fluctuación en el Premio Booker: “Amisfuera del Booker con su perra novela”; “De dios literario a residuo desechable“; “Amis sobrevive al hachazo”.

La crueldad encubierta, el sarcasmo de tintes negros, la economía de lamalicia, no han tenido, sin embargo, mejor portavoz periodístico que Félix Fénéon (1861-1944), una figura tan rica que sólo con su capacidadde elipsis se le podría hacer justicia en una presentación obligatoriamentebreve como ésta. Fue, en su larga, descollante y también borrosa, furtivavida, actor principal, comparsa, teórico desafiante y servidor de los genios.Amigo de Toulouse-Lautrec, Bonnard y Signac (que le retrataron), miembro, junto a Mallarmé, Verlaine, Huysmans, Laforgue o Maeterlinck,de la primera generación simbolista, en la que desempeñó además el papelde animador de sus mejores revistas literarias, Fénéon ha sido siempre reconocido como uno de los mayores y más avanzados críticos de arte de lamodernidad: señaló antes que nadie la grandeza de Seurat, a quien estudióy catalogó, tuvo un ojo muy perspicaz para el arte africano, y cuando apartir de 1906 se hace cargo de la sección contemporánea de la repu-tada Galería Bernheim, protege a los entonces emergentes Matisse y Van Dongen, contrata generosamente a Vuillard, y presenta en una

1 He utilizado como fuente bibliográfica la moderna edición en dos volúmenes de las Nouve-lles en trois lignes, Mercure de France, 1997 y 1998. Consciente, naturalmente, de la ambigüe-dad, tan aprovechada por Fénéon, de la palabra nouvelle, que en francés significa tanto “no-ticia” como “novela corta”, la elección de mi título, bien que parcial, no es inocente. vmf.

LA POESÍA DE LOS SUCESOS(FÉNÉON Y EL HUMOR NEGRO DE LAS NOTICIAS PERIODÍSTICAS)

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exposición que haría historia a los futuristas italianos.Dandy a la moda más de Nueva York que de Londres, diletante de gran

cultura literaria que favoreció las primeras publicaciones de Joyce en Francia y propagó –en los casi diez años que fue jefe de redacción de la famosa Revue Blanche– la obra de, entre otros, Ibsen, Jarry, Gorki yStrindberg, la palabra que mejor le describe es la que usó Françoise Cachinal presentar hace casi cuarenta años una antología de sus escritos teóricos:sourcier, zahorí o buscador de fuentes.

Pero no acaba ahí la multiplicación del personaje. Anarquista militantey colaborador asiduo sobre temas de arte en pequeñas revistas libertarias,Fénéon fue inculpado (en 1894) en el tristemente célebre proceso seguidocontra el llamado Grupo de los Treinta, a los que se acusaba de diversosatentados; Mallarmé declaró ante el tribunal a favor de Fénéon, que salió finalmente libre de cargos. Una decena de años después, al desapare-cer la Revue Blanche, pasa a las páginas de información general de LeFigaro, y algo más tarde llega el momento por el que este hombre escurri-dizo se ganó un lugar en el pabellón de las letras. A lo largo de siete mesesdel año 1906, Fénéon tiene un epígrafe regular en el diario Le Matin que, bajo el título de “Nouvelles en trois lignes”, consiste en la redacciónpeculiar, abreviada y siempre con el sesgo de una seca y demoledora ironía,de faits divers realmente ocurridos en ciudades y pueblos franceses. Enesos cientos de noticias noveladas o novelas sucedidas destaca el tempera-mento del anarquista, el rebuscado pero siempre brillante estilista (el brillo de su escritura también deslumbra en sus críticas), y el inventivo creador de un mordiente humour noir (según los indicios, André Bretonno le incluyó incongruentemente en su Antología del humor negro de 1940 por un recelo respecto al crítico de arte indiferente a la pintura surrealista que fue, ya en el periodo final de su vida, Fénéon).

Señalando a veces el modo de recepción de la noticia (comunicado personal o telefónico, carta, boletín de agencia), Fénéon funda en sus com-primidas nouvelles un universo propio de suicidas (no siempre logrados),dignatarios frenéticos, pecadores y justicieros de la lujuria, militares iner-mes, mujeres y hombres desvalidos, neurasténicos, anhelantes; un universosujeto al absurdo y donde el infortunio se palia con el deseo. Como el periodismo, al que pertenece, este arte diminuto de las nouvelles nace pegado a la “sucia realidad” y se sabe efímero en su destino. ¿O no? Elpropio autor, en un maravillosamente perverso artículo sobre las creacionesde la confitería escrito en 1922, “La plástica culinaria”, tal vez anticipósu epitafio o su póstumo sitio en la literatura:

Lo que reprochamos a las obras de arte es su impertinente duración. Enmanteca o en figuras de mazapán, y aderezadas así con el encanto delas cosas perecederas, nos hallarían proclives a amarlas, aun imper-fectas. Pero, ¿acaso es seguro que incluso ellas desaparezcan? Coleccio-nistas piadosos adquieren ya antiguos especímenes de la plástica culinaria. Y en los museos existirá la sección de muestras de pastelería,ciudad en miniatura protegida por fanales pendulares calafateados a subasamento.

Diré, en mi descargo, que en el coleccionismo y difusión devota de los amargos dulces de la cocina literaria de Fénéon no estoy solo: crece cadadía, y no sólo en Francia, el interés glotón por este genial confeccionadorde golosinas fatales. ~

– Vicente Molina Foix

En la región de M.-et-L. los alcaldes no se cansan de reponer alAltísimo en la pared de las escuelas, ni el prefecto de suspendera esos alcaldes.

Una mujer joven estaba sentada sobre el suelo, en Choisy-le-Roi. Única palabra de identidad que su amnesia le permitía decir: “Modelo”.

Louis Lamarre no tenía ni trabajo ni vivienda, pero sí algunoscéntimos. Compró en una tienda de ultramarinos de Saint-De-nis un litro de petróleo y se lo bebió.

El médico encargado de hacerle la autopsia a la señorita Cuzinde Marsella, muerta misteriosamente, concluyó: suicidio por estrangulación.

Unos colegiales de Vibraye (Sarthe) intentaban circuncidar a un niño. Fue liberado, pero ya tenía una peligrosa incisión.

Desde su infancia, la señorita Mélinette, de 16 años, cosechabalas flores artificiales de las tumbas de Saint-Denis. Se acabó: ahora está en el Depósito.

En Nîmes, seis toros fueron estoqueados por los matadores madrileños Machaquito y Regasterín, en provecho de la pren-sa local.

Apenas casados, los Boulch, de Lambézellec (Finisterre), estaban ya tan borrachos que hubo que meterles en chirona deinmediato.

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F é l i x F é n é o n : No v e l a s e n t r e s l í n e a s

Scheid, de Dunquerque, disparó tres veces contra su mujer. Como nunca la acertaba, apuntó a su suegra: el tiro dio.

Abandonada por Delorce, Cécile Ward se negó a volver con él,salvo en matrimonio. Pareciéndole esta cláusula escandalosa, él la apuñaló.

Eug. Périchot, de Pailles, cerca de Saint-Maixent, tenía en sucasa a la señora Lemartrier. Eug. Dupuis vino a buscarla. Ellosle mataron. El amor.

Una europea de Túnez fue raptada, en Medjez, por dos árabeslascivos. Pudo huir, aún intacta, pero ya medio desnuda.

Entre árabes de Douaouda: un par de ellos capturó a un galan-teador demasiado audaz y lo mutiló, anulando para siempre suconcupiscencia.

En vano unos torpederos intentaron remontar el estrecho de Lorient: unos torpedos estaban allí dormidos, pero con un sueño ligero.

Juzgando a su hija (de 19 años) demasiado poco austera, el relojero estefanés Jallat la mató. Es verdad que le quedan oncehijos más.

En los Jobards (Loiret), el señor David, furioso de que su mujersólo le amase a él, la mató a golpes de horquilla y tiros.

Un exceso de láudano no le procuró más que cólicos al arqui-tecto Godefoin, de Boulogne. Sea: se ahogaría. Pero le sacarondel agua.

Encendido por su hijo de 5 años, un cohete de señales ferro-viarias estalló bajo las faldas de la señora Roger, en Clichy; el estrago fue considerable.

El examen médico de un muchachito encontrado en una zanja de un arrabal de Niort muestra que sólo tuvo que sufrir la muer-te.

Por juego o en un deseo de incendio, fue fusilado nocturna-mente, en Bonnières, un mechero de gas próximo a una cuba depetróleo.

“¡Morir a lo Juana de Arco!”, decía Terbaud desde lo alto deuna hoguera hecha con sus muebles. Los bomberos de Saint-Ouen se lo impidieron.

Como en los tiempos mitológicos, un macho cabrío asaltó a una pastora de Saint-Laurent en el lecho del río Var, donde ella apacentaba sus animales.

No es por la ventana por donde se entra de noche en casa de Yolanda de Montaley, en Meudon; así que ella gritó, y sólo sellevaron su cofre.

El mendigo septuagenario Verniot, de Clichy, murió de hambre.Su jergón ocultaba 2000 francos. Pero no hay que generalizar.

Se van, las bailarinas laosianas que engalanaban la Exposiciónde Marsella se van hoy en el Polynésien.

La Bartani, de Béziers, viuda, pues mató a su marido, destrozóde un balazo la nariz de Roffini. “¿Un hombre? ¡Un perro!”, dijo ella.

En el puente de Saint-Cyr, el pintor Maurice esperaba a su amiga. La mujer tardaba. De un balazo, el hombre se mató; ebriedad y neurastenia.

En el local de un tabernero de Versalles, el ex eclesiástico Rous-lot encontró en su undécima absenta la crisis de delirio que loarrebató.

Marcelle, de Sèvres, tenía al rentista Weiss en su cama y en elarmario a Julot, que salió de allí, armado con una faca catalana,y se embolsó el oro.

El cuerpo de San Antonio de Padua fue fracturado en Saint-Germain-l’Auxerrois. El santo busca a su violentador.

Trincado, en territorio de Belfort, por cinco aduaneros ale-manes, Ronfort lanzó tales gritos que ellos huyeron a su país, espantados.

La solicitud de la policía versallesca obró con rigor sobre dieci-siete menesterosos, que dormirán menos mal en prisión que enla estación donde se les detuvo.

Con un cuchillo para el queso, Coste, del extrarradio de Marse-lla, mató a su hermana, que, tendera como él, le hacía la com-petencia.

El amor. En Mirecourt, el tejedor Colas alojó una bala en la ca-beza de la señorita Fleckenger, y se trató a sí mismo con seme-jante rigor.

El 515 aplastó, en el paso a nivel de Monthéard (Sarthe), a la señora Dutertre. Accidente, se cree, aunque era muy desdi-chada.

Al regresar a casa, el labrador Vauthier, de la Chapelle-Au-Bois(Vosgos), encontró a su mujer ebria, y virtuosamente la estran-guló.

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Por la noche, Blandine Gué-rin, de Vaucé (Sarthe), sedesvistió en la escalera y, des-nuda como la pared de una es-cuela, fue a ahogarse al pozo.

Por la mañana, Kerligant sa-lió de la cárcel de Versalles;por la noche, volvió a entraren ella, habiendo espoleado la susceptibilidad de un gen-darme.

Junto a la orilla, en Saint-Cloud, se encontró el sable y el uniforme del soldado Baudet, desaparecido el 11.¿Crimen, suicidio o puesta enescena?

El sexagenario Gallot, deSaint-Ouen, fue detenidocuando se dedicaba a tras-mitir a unos soldados su antimilitarismo.

El tenebroso merodeador divisado por el mecánico Gicquel cerca de la estación de Herblay ha sido hallado: Jules Ménard,recogedor de caracoles.

A los 80 años, la señora Saout, de Lambézellec (Finisterre), comenzaba a temer que la muerte la olvidase; cuando su hija salió, se colgó.

Un buzo de Nancy, Vital Frérotte, que regresó de Lourdes cu-rado para siempre de la tuberculosis, murió el domingo por error.

Estrangulada en su cama Batistina Giraud, Titina en términosde galantería grenoblesa, ha sido detenido Gnafron, soldado.

El reservista Montalbetti, llamado Gnafron, niega con ahíncohaber estrangulado a Titina Giraud, la bella de Grenoble.

Arrollado por la piedad convulsiva de un peregrino de Lourdes,Monseñor Turinaz se hirió la cara y el muslo con su custodia.

La Verbeau alcanzó bien, en el pecho, a Marie Champion, pero sequemó un ojo, ya que el cuenco de vitriolo no es un arma precisa.

Treinta y cinco artilleros de Brest que, bajo el efecto de unosembutidos funestos, manaban por todas partes, fueron ayer medicinados.

No eran los embutidos, sino el calor lo que dio la diarrea a losartilleros de Brest, según la decisión de su oficial médico.

400 eclesiásticos recibieron en la estación de Moulins a Monseñor Lobbedey, su nuevo obispo. Cinco de ellos fuerondetenidos en pleno furor sagrado.

En Trianon, un visitante se desvistió y se acostó en el lecho imperial. Se pone en duda que sea, como él dice, Napoleón IV.

Tres años, ésa es la edad de Odette Hautoy, de Roissy. Sin embargo, a L. Marc, que tiene treinta, no le pareció que ella fuese demasiado joven.

El criado Silot instaló en Neuilly, en la casa de su señor ausente,a una mujer divertida, y después desapareció llevándose todo,salvo a ella.

Por la noche, en Bézons, Charrault despertó del sueño conyu-gal a sus tres cuñados disparando tiros a las ventanas.

En Cozes, 150 soldados que salieron de Rochefort para las maniobras no han podido avanzar más. El calor. Y eran fuerzascoloniales. ~

– Selección y traducción de Vicente Molina Foix

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