facultad de ciencias sociales (uba)

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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES (UBA) CATEDRA: DEMOGRAFIA SOCIAL PROFESORA : DRA. SUSANA TORRADO SERIE MATERIALES DIDACTICOS DOCUMENTO Nº 8 ABRIL DE 1998 HISTORIA DE LA FAMILIA EN LA ARGENTINA , 1870-2000 SUSANA TORRADO

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  • FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES (UBA) CATEDRA: DEMOGRAFIA SOCIAL PROFESORA : DRA. SUSANA TORRADO SERIE MATERIALES DIDACTICOS DOCUMENTO N 8 ABRIL DE 1998

    HISTORIA DE LA FAMILIA EN LA ARGENTINA , 1870-2000

    SUSANA TORRADO

  • ADVERTENCIA IMPORTANTE

    EL TEXTO QUE SIGUE CONTIENE LOS CAPITULOS 2 Y 3 DEL LIBRO EN PREPARACION

    HISTORIA DE LA FAMILIA EN LA ARGENTINA, 1870-2000. SE TRATA DE UN VERSION PROVISORIA QUE SE

    ADELANTA DEBIDO A QUE RESUME UNA VASTA BIBLIOGRAFA QUE SERA IMPOSIBLE LEER EN EL CURSO DE UN CUATRIMESTRE.

    ESTA PRESENTACION SE HACE PUES AL SOLO EFECTO DE FACILITAR LA LABOR DIDACTICA.

    SE RUEGA NO REPRODUCIR NI CITAR

  • SEGUNDA PARTE

    EL CONTEXTO HISTRICO

  • Captulo 2 Los parmetros econmicos

    "La Argentina es el nico pas subdesarrollado por su propio esfuerzo"

    (Ral Prebisch: Conferencia)

    Al solo efecto de contextuar el anlisis de los cambios en

    la organizacin familiar y proveer las principales claves

    interpretativas en cada momento histrico, researemos aqu

    brevemente la evolucin de la estructura econmica y social de la

    Argentina desde fines del siglo XIX hasta nuestros das.

    En esta historia hay un hito --la crisis internacional de

    1930-- que separa dos etapas de muy distinta naturaleza: la

    primera, caracterizada por la prolongada vigencia de una

    estrategia de desarrollo basada en el sector agroexportador; la

    segunda, asentada, primero, en la industrializacin sustitutiva

    para el mercado interno y, luego, en la apertura a la

    globalizacin econmica internacional.

    2.1 El modelo agroexportador: antes de 1930

    Las transformaciones que experimenta la economa argentina a

    partir de la segunda mitad del siglo XIX estn directamente

    determinadas por la coyuntura de los mercados internacionales de

    materias primas, signada en ese entonces por el notable acrecenta-

    miento de su demanda en los pases que se consolidaban como cen-

    tros industriales, fundamentalmente en Europa. Se induce as una

    nueva divisin internacional del trabajo que favorece la incor-

    poracin a la economa mundial de las regiones productoras de

    bienes primarios, va la inversin de capitales y las migraciones

    internacionales desde el centro a la periferia.

    La Argentina --cuyas vastas praderas naturales la convertan

    en una de las zonas ms aptas para la produccin agropecuaria--

    fue uno de los pases donde este proceso se verific en forma

    tpica.

    Las elites ilustradas que condujeron el pas durante este

    perodo --notoriamente subordinadas a los grandes propietarios

    terratenientes de la pampa hmeda-- se abocaron entonces a

    resolver cuatro cuestiones prioritarias: a) la organizacin

    nacional; b) la atraccin de capitales externos que posibilitaran

    el desarrollo de formas modernas de produccin agropecuaria; c) la

  • promocin de la inmigracin europea; d) la educacin universal y

    obligatoria.

    La unidad nacional y la organizacin institucional (que se

    completaron hacia 1880, despus de varias dcadas de luchas

    civiles) eran indispensables para asegurar las inversiones

    extranjeras y la continuidad de las actividades econmicas. Los

    nuevos capitales deban permitir la modernizacin productiva y,

    sobre todo, asegurar la implantacin de un sistema nacional de

    transporte (que se centr en el tendido ferroviario) que

    posibilitara la movilizacin de bienes y personas de acuerdo a la

    nueva dinmica econmica. La promocin de la inmigracin europea

    tena por objetivo poblar el desierto, modificando de paso

    sustancialmente la composicin de la poblacin criolla de antigua

    raigambre. La universalizacin de la educacin buscaba asemejar el

    elemento humano nacional al de los pases europeos que servan de

    paradigma.

    Puede considerarse que todos estos objetivos se alcanzaron

    durante el lapso 1870-1930. En efecto, durante esas seis dcadas

    se incrementaron vertiginosamente el volumen y el valor de la

    exportaciones, el capital instalado, el producto nacional y el

    producto per cpita (esto ltimo a pesar del notable incremento de

    la poblacin que researemos enseguida).

    Otros efectos no previstos se derivaron de la

    obstaculizacin del acceso de los inmigrantes a la produccin

    agropecuaria, debido a la persistencia de un rgimen de propiedad

    de la tierra que --sobre todo en la zona pampeana-- implicaba

    altsima concentracin latifundiaria. El asentamiento en las

    ciudades de la mayora de los recin llegados, propici una

    temprana e importantsima urbanizacin en las reas que se incor-

    poraron a las nuevas actividades agroexportadoras, la que fue

    acompaada por una muy incipiente industrializacin ligada a la

    preparacin de productos primarios para la exportacin y por un

    muy considerable desarrollo del sector teciario (comercio y servi-

    cios). El Cuadro 2.1 provee los principales indicadores de esta

    evolucin.1

    Entre 1869 y 1914 la tasa de crecimiento intercensal de la

    poblacin es notablemente alta (igual o superior al 30%o), un

    ritmo cuya mayor parte es atribuible a la inmigracin europea:

    1En el Cap. 3 se desarrollan en detalle los aspectos demogrficos aludidos en el Cuadro 2.1.

  • durante este perodo, el porcentaje de extranjeros en el total de

    la poblacin del pas se situ siempre entre el 20% y el 30%.

    Veremos ms adelante que,

    dado que su localizacin espacial no fue uniforme en el territorio

    nacional, dicho porcentaje es sustancialmente superior en las

    grandes ciudades de la regin pampeana. Ntese tambin que, entre

    esas dos fechas censales, el porcentaje de poblacin urbana subi

    de 29% a 53%,

    el volumen de la poblacin econmicamente activa en el sector

    comercio y servicios (excluido el servicio domstico) pas del 14%

    al 27%, el

    Cuadro 2.1

    Indicadores de desarrollo social. Total del pas, 1869-1947

    AO Poblacin Tasa de % de % de % de PEA % Analfa- Esperanza

    (miles) crecimiento Extranjeros Poblacin en Sector betos (d) de vida (e)

    (p/mil) (a) Urbana (b) Terciario (c) (aos)

    1869 1,737 12 29 14 78 29

    30

    1895 3,955 25 37 22 54 35

    35

    1914 7,855 30 53 27 35 48

    21

    1947 15,894 15 62 37 14 61

    FUENTE: TP-1869/1895/1914/1947 ; (Germani,1955); (Somoza,1971).

    (a) Tasa de crecimiento anual intercensal (por mil).

    (b) Localidades de 2.000 habitantes y ms.

    (c) Excludo Servicio Domstico.

    (d) Analfabetos por 100 habitantes de 14 aos y ms.

    (e) Sexos reunidos

    porcentaje de analfabetos descendi de 78% a 35%, y la esperanza

    de vida al nacimiento ascendi de menos de 30 a casi 50 aos.

    Para los aos 1914-1947, ha disminuido radicalmente la tasa

    anual de crecimiento (21%o), siendo este ltimo atribuible ahora,

    en su mayor parte, al crecimiento vegetativo. Sin embargo, esta

    delimitacin intercensal es engaosa. Si contramos con un censo

  • para el ao 1930 o alrededores, comprobaramos que, hasta ese

    entonces, la dinmica demogrfica era semejante a la del pasado y

    que el cambio de tendencia empieza recin en 1932, cuando el pas

    se cierra a la inmigracin extranjera como secuela de la gran

    depresin. Por su parte, el analfabetismo contina disminuyendo

    aceleradamente durante esos aos, al igual que progresa

    ininterrumpidamente la urbanizacin (desde 1930, en funcin de las

    migraciones internas de la poblacin nativa).

    En lo que concierne a la estratificacin social, su perfil

    se trastoca profundamente durante la vigencia del modelo

    agroexportador.2 En el Cuadro 2.2 se aprecia la rapidsima

    expansin de los sectores medios, que pasan del 10% de la

    poblacin activa en 1869, a 25% en 1895, y 30% en 1914, es decir,

    se triplican en un lapso de 45 aos. Si este anlisis se limita

    exclusivamente al sector urbano, los resultados son an ms

    espectaculares ya que el volumen de los estratos medios se

    cuadruplica con creces, pasando de 5% a 22%. Una evolucin

    semejante debi verificarse hasta mediados de los aos '30, como

    lo sugieren las cifras correspondientes a 1947.

    Cuadro 2.2

    Poblacin Econmicamente Activa (PEA) segn Estratos Socio-ocupacionales y Origen.

    Total del pas, 1869-1947.

    Estratos Socio-

    Ocupacionales

    1869 1895 1914 1947 1895 1914

    Estratos medios urbanos (a) 5,1 14,6 22,2 31,0 59,4 50,7

    Estratos populares urbanos (a) 53,5 46,2 50,0 43,8 38,7 47,7

    Estratos medios rurales (b) 5,5 10,6 8,2 9,2 43,0 44,5

    Estratos populares rurales (b) 35,9 28,6 19,6 16,0 25,0 34,8

    Total 100,0 100,0 100,0 100,0 38,8 46,1

    FUENTE: (Germani,1963,321).

    (a) No agropecuarios; (b) Agropecuarios.

    Distribucin de la PEA (%) % Extranjeros

    en la PEA

    2Esta parte se basa en Germani (1962,Parte IV) y (1963,passim).

  • Todo lo anterior significa que, en menos de una generacin,

    surgi un amplio estrato medio, por lo que, necesariamente, sus

    miembros debieron reclutarse entre los estratos populares, urbanos

    y rurales, y la movilidad social resultante debi ser no slo de

    carcter intergeneracional sino tambin de naturaleza

    intrageneracional3, esto ltimo sobre todo entre los extranjeros

    cuya extraccin social originaria era por dems modesta.

    Para el perodo de la inmigracin masiva, existen las

    cuantificaciones de este fenmeno que se presentan en el Cuadro

    2.3. As, el hecho fundamental que afect la movilidad social en

    la Argentina durante esta etapa --en extremo elevada por

    comparacin a patrones internacionales-- fue el crecimiento muy

    rpido de la proporcin de estratos medios que acabamos de

    resear. Debido a esta expansin estructural (y en la hiptesis de

    ninguna movilidad de descenso entre las personas de origen

    medio4), durante dicho perodo, en la poblacin total, por lo

    menos un 20% de las personas de origen popular ascenda a los

    estratos medios, lo que a su vez implicaba que 66% de los indivi-

    duos ubicados en posiciones ocupacionales de clase media eran de

    origen popular, habiendo ascendido va intergeneracional o

    intrageneracional.

    3La movilidad social puede ser de distintos tipos: estructural (modificacin en el nmero relativo de posiciones disponibles de cada categora social); de reemplazo (cambio individual posibilitado por la vacancia en otras posicio-nes); demogrfica (derivada de las diferencias inter-estratos en los niveles del crecimiento vegetativo y migratorio). Por otra parte, se dice que la movilidad es intrageneracional cuando el desplazamiento se realiza en el curso de la vida de una misma persona; intergeneracional cuando tiene lugar de padres a hijos. 4Una hiptesis irrealista, ya que el propio Germani demuestra que existi en todo momento un volumen no despreciable de movilidad descendente. Ello significa que esta cuantificacin de la movilidad estructural ascendente con anterioridad a 1930 constituye una estimacin de mnima.

  • Cuadro 2.3

    Movilidad estructural en la Argentina, 1895 y 1914.

    LUGAR DE COMPOSICION DE LOS PORCENTAJE DE ASCENSOS

    NACIMIENTO ESTRATOS MEDIOS: De cada EN LOS ESTRATOS POPULA-

    DE LA POBLACION 100 personas pertenecientes a los RES: De cada 100 personas

    ECONOMICAMENTE estratos medios haba en los de origen popular haban

    ACTIVA aos indicados la siguiente ascendido a los estratos

    cantidad de individuos de medios la siguiente cantidad

    origen popular de individuos

    1895 1914 1895 1914

    PEA argentina nativa 46 58 10 19

    PEA extranjera 85 74 31 26

    PEA total 66 66 18 22

    FUENTE: (Germani,1963,325).

    Estos parmetros eran notoriamente diferentes entre la

    poblacin nativa y la extranjera. Las cifras indican que el proce-

    so de movilidad social ascendente fue mucho ms acentuado entre

    los extranjeros --que representaban en esa poca entre 50% y 60%

    de los estratos medios (ver Cuadro 2.2)--, ya que la proporcin de

    aquellos que haban ascendido personalmente desde posiciones

    populares fluctu entre ellos entre 1/3 (31%) y 1/4 (26%), contra

    10% y 19%, respectivamente, en la poblacin nativa.

    Por otra parte, los datos precedentes se refieren a todo el

    territorio nacional cuando, en realidad, las tasas de movilidad

    debieron haber sido muy desiguales entre regiones, en razn del

    muy dispar desarrollo del pas durante el modelo agroexportador.

    En efecto, dado que los cambios estructurales se concentraron por

    entonces en la CBA y en la regin pampeana, la ampliacin de los

    estratos medios debi haber sido comparativamente mucho ms

    marcada en estas reas (que son tambin las que absorbieron

    prcticamente todos los flujos migratorios externos).

    Al finalizar el modelo agroexportador con la gran crisis

    mundial, sin embargo, se perciban ciertos aspectos negativos en

    el sistema socio-econmico que el proceso, bien dej intactos,

    bien engendr.

  • Entre los primeros, el ms importante era la persistencia --

    sobre todo en la zona pampeana-- de un rgimen de propiedad fun-

    diaria que actu como determinante fundamental del futuro

    desarrollo agropecuario. Entre los segundos, el ms grvido de

    consecuencias era, sin duda, el grado de dependencia externa

    (respecto a la demanda de productos agrcolas y a la entrada de

    nuevos capitales) en que se haba situado la economa argentina,

    fenmeno que se designa habitualmente con la expresin

    vulnerabilidad econmica externa.

    Porque una de las principales consecuencias de la crisis de

    1930 fue la modificacin sustancial del sistema que haba regido

    hasta entonces el comercio internacional, sobre todo entre el

    centro y la periferia. En la Argentina, pues, las consecuencias de

    la depresin fueron inmediatas y se tradujeron en disminucin de

    las exportaciones, deterioro de la relacin de intercambio entre

    los productos nacionales y los bienes de importacin, drstica

    disminucin de la entrada neta de capitales, aumento de los servi-

    cios de la deuda externa, cierre del pas a la inmigracin extran-

    jera, etc..

    Razones todas que explican el viraje sustancial de la

    orientacin de los modelos de desarrollo a partir de 1930.

    2.2 La industria como eje del desarrollo: 1930-19755

    En efecto, como consecuencia de la crisis mundial, la

    Argentina debe abandonar el modelo agroexportador que,

    hegemonizado por los grandes propietarios terratenientes de la

    pampa hmeda, haba presidido su desenvolvimiento desde fines del

    siglo XIX. Se inicia entonces un proceso de desarrollo basado en

    la industrializacin sustitutiva de importaciones que habra de

    perdurar casi 45 aos, aunque, como se ver, con sensibles

    diferencias en las dos estrategias (justicialista y

    desarrollista) que tienen vigencia efectiva en este lapso.

    5Salvo mencin contraria, todos los anlisis de este acpite provienen de (Torrado, 1994), con sus respectivas referencias bibliogrficas. Por razones que enseguida se harn comprensibles slo discriminamos aqu las estrategias 'justicialista' (1945-1955) y 'desarrollista' (1958-1972). Por lo tanto, quedan fuera de anlisis los siguientes lapsos: a) aos 1956-1957 (gobierno de la 'revolucin libertadora'); b) lapso octubre 1963/junio 1966 (breve interregno de un gobierno radical dentro del modelo desarrollista); c) aos 1973-1975 (tercer gobierno justicialista). En esos breves perodos no se implementaron polticas pblicas que alteraran significativamente la estructura socio-econmica que primaba en sus respectivos inicios. (Ver Torrado,1994,51).

  • Para resear el efecto de estos modelos sobre la estructura so-

    cial, nos serviremos del Cuadro 2.4, en el que hemos estimado el

    peso de los principales estratos socio-ocupacionales en la PEA no-

    agropecuaria (a la que denominaremos urbana). Esta ltima repre-

    senta, respectivamente, en cada fecha censal, 73,7%, 80,5%, 84,1%,

    86,9% y 87,9% de la fuerza de trabajo total.

    Antes de entrar a analizar cada modelo, sealemos que tienen

    un rasgo comn, por lo menos en lo que concierne al empleo: si

    bien a diferente ritmo, ambos indujeron el crecimiento de

    actividades no-agropecuarias, razn por la cual, invariablemente,

    se verific una notable transferencia de mano de obra rural hacia

    los sectores urbanos (migraciones internas de la poblacin

    nativa). Aunque, como se ver, es claro que las dos estrategias

    difieren sensiblemente en lo que concierne a la forma en que se

    absorbe el empleo no-agropecuario segn los sectores productivos y

    segn los estratos sociales componentes y, por lo tanto, en el

    perfil resultante de la estratificacin social.

    Por otra parte, en lo que concierne a la movilidad social6 tambin

    pueden sealarse algunos rasgos permanentes a lo largo de ambos

    modelos: la expansin continua de la educacin formal en el

    conjunto

    de la poblacin; el fenmeno de devaluacin de las credenciales7;

    el acceso diferencial de cada estrato a cada nivel educacional (en

    especial, el virtual bloqueo de la educacin como canal ascen-

    sional para la clase obrera); en fin, el crecimiento demogrfico

    diferencial entre estratos (ms lento en los de clase media).

    6 Despus de 1947, es imposible cuantificar la movilidad social como lo hiciera Germani para la etapa agroexportadora. 7 Las expresiones devaluacin educacional o devaluacin de las credenciales designan un proceso en el que la exigencia de credenciales o ttulos educativos para acceder a una misma posicin ocupacional va creciendo paulatinamente, a medida que aumenta la oferta de mano de obra ms educada como producto de la expansin del sistema educativo.

  • Cuadro 2.4

    Fuerza de trabajo urbana (a): distribucin segn Clases y Estratos sociales.

    Total del pas, 1947-1991

    CLASES Y ESTRATOS SOCIALES 1947 1960 1970 1980 1991

    PEA URBANA (a) TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 (miles) (4.621) (6.022) (7.440) (8.684) (10,850)

    CLASE ALTA 0,5 0,6 0,8 0,9 1,2

    CLASE MEDIA TOTAL 40,6 42,7 44,9 47,4 38,0

    CLASE MEDIA AUTONOMA 14,0 14,3 11,8 12,5 11,6 -Industriales 2,5 2,8 1,2 1,3 1,9

    -Comerciantes 7,6 7,4 7,7 8,4 6,0

    -Resto 3,9 4,1 2,9 2,8 3,7

    CLASE MEDIA ASALARIADA 26,6 28,4 33,1 34,9 26,4 -Profesionales 1,9 1,8 2,3 3,4 3,6

    -Tcnicos 6,1 5,8 7,5 9,1 11,5

    -Empleados administrativos 10,9 14,9 16,6 14,7 8,3

    -Vendedores del comercio 7,7 5,9 6,7 7,7 3,0

    CLASE OBRERA TOTAL 49,6 48,5 45,2 40,2 42,9

    CLASE OBRERA AUTONOMA 4,6 5,1 6,5 6,6 8,3 -Artesanos de la manufactura 3,6 3,3 2,7 2,8 3,2

    -Trabajadores calificados de los servicios 1,0 1,8 3,8 3,8 5,1

    CLASE OBRERA ASALARIADA 45,0 43,4 38,7 33,6 34,6 -Obreros de la industria 22,6 21,1 16,5 15,0 10,9

    -Obreros de la construccin 5,1 5,4 7,0 6,4 6,1

    -Resto 17,3 16,9 15,2 12,2 17,6

    ESTRATO MARGINAL 9,3 8,2 9,1 11,5 17,9 -Peones de la construccin y los servicios 0,5 1,1 1,9 4,5 7,6

    -Empleados domsticos 8,8 7,1 7,2 7,0 10,3

    FUENTE: (Torrado,1992) y TP-1991.

    (a) No-agropecuaria.

    Por ltimo, es difcil escindir internamente la dinmica

    demogrfica a partir de 1930, como veremos en el siguiente

    captulo. Globalmente, el perodo 1930-1995 se caracteriza por una

    nueva desaceleracin del crecimiento vegetativo, por una nueva

    disminucin de la importancia del crecimiento inmigratorio

    respecto al crecimiento total, y por un cambio notable en los

    componentes netos de la migracin externa, (inmigracin de

  • trabajadores provenientes de pases limtrofes y emigracin de

    argentinos nativos).

    En la exposicin que sigue, trataremos de destacar los

    efectos de cada estrategia sobre la distribucin sectorial de la

    mano de obra, su estratificacin social, la movilidad social y el

    nivel de vida de la poblacin.

    2.2.1 El modelo justicialista: 1945-1955

    El perodo 1930-1945 estuvo signado por el estancamiento de

    la actividad agropecuaria tradicional y por el estmulo a la

    actividad industrial, verificndose concomitantemente una

    moderada implantacin de capital extranjero mediante la inversin

    directa en actividades industriales que funcionaban en condiciones

    oligoplicas. Sin embargo, hacia 1945, predominaban en la

    estructura industrial las empresas pequeas y medianas de capital

    nacional. En el plano poltico, varias estrategias alternativas de

    industrializacin se disputaban la hegemona a comienzos de la

    dcada de 1940.

    En estas circunstancias, en 1945, emerge el movimiento que

    lidera el General Juan Domingo Pern como expresin de una nueva

    alianza de clases: la de la clase obrera y los pequeos y medianos

    empresarios industriales. El nuevo bloque, apoyado en una lnea

    nacionalista de las fuerzas armadas, es portador de un proyecto de

    desarrollo industrial radicalmente distinto al propugnado hasta

    ese momento por las diversas fracciones de la antigua clase

    dominante.

    En esta estrategia --de corte distribucionista--, la indus-

    tria constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Se

    impulsa una industrializacin sustitutiva basada en el incremento

    de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno,

    la cual es generada a travs del aumento del salario real. El

    modelo requiere as medidas redistributivas del ingreso que impul-

    san la demanda interna y la ocupacin industrial y, por lo tanto,

    la acumulacin.

    El principal mecanismo para lograr estos objetivos fue la

    reasignacin de recursos para la produccin a travs de la accin

    del Estado. Ello se logr mediante la expropiacin parcial de la

    renta agraria a travs de la nacionalizacin del comercio exterior

    de productos agropecuarios, transfiriendo los recursos as obteni-

    dos al financiamiento del desarrollo industrial centrado en indus-

  • trias de consumo masivo (particularmente, alimentos y textiles).

    Las medidas que impulsaron la industrializacin (tales como la

    proteccin arancelaria, el privilegio fiscal, el crdito

    subsidiado, el estmulo a la importacin de bienes de capital, el

    manejo selectivo del control de cambios, etc.) beneficiaron sobre

    todo a los pequeos y medianos empresarios de origen nacional y,

    paralelamente, a los asalariados industriales.

    Por otra parte, el Estado tambin extiende su campo de accin

    econmica y social al nacionalizar o crear importantes empresas de

    servicios pblicos, y al acentuar su estrategia redistributiva a

    travs de la asignacin creciente de recursos a la educacin, la

    salud, la vivienda y la seguridad social.

    El balance de la estrategia justicialista de sustitucin

    fcil de importaciones, respecto a la distribucin sectorial de

    la PEA, se traduce, en primer trmino, en altsimos niveles de

    creacin de empleo urbano, logrados en un contexto de plena

    ocupacin, o, ms precisamente, con tasas de desempleo abierto

    equivalentes al nivel friccional.

    Debe destacarse que --por nica vez en la historia de la

    Argentina moderna--, la industria manufacturera asume el liderazgo

    de ese proceso, expandindose con un perfil interno que, a pesar

    del predominio absoluto de las pequeas empresas en el conjunto de

    las nuevas plantas que entonces se establecen, favoreci netamente

    la creacin de puestos asalariados tanto de clase obrera como de

    clase media. En efecto, el rasgo ms especfico del modelo justi-

    cialista fue su superior capacidad de creacin de empleo indus-

    trial, aunque no pueda afirmarse que la industrializacin sustitu-

    tiva de esta etapa liderara un importante crecimiento de la econo-

    ma. Tambin fue importante en este lapso la creacin de empleo

    por parte de los otros dos sectores no-agropecuarios (construccin

    y terciario).

    En lo que concierne a la estructura social, puede observarse

    en el Cuadro 2.4 que, hacia 1945, la poblacin activa urbana

    contena cerca de 40% de puestos de clase media y 50% de puestos

    de clase obrera, con neto predominio del empleo asalariado en

    ambos colectivos (2/3 en la clase media; 3/4 en la clase obrera).

    En total, las posiciones asalariadas representaban 72% del empleo

    global, un nivel definitivamente asimilable a pases capitalistas

    relativamente desarrollados.

  • La dinmica del mercado de trabajo durante la estrategia

    justicialista modific un tanto ese perfil inicial aunque no en

    forma drstica. Por un lado, el crecimiento global del empleo

    involucr en forma ms o menos pareja tanto al empleo asalariado

    como al empleo autnomo (empleadores y cuenta propia), de suerte

    que puede estimarse que, hacia 1955, la distribucin de posiciones

    desde esta ptica era bastante similar al comienzo: alrededor de

    72% de asalariados y 28% de

    autnomos. Por otro, si bien es cierto que la clase media crece

    algo ms rpido que la clase obrera, este lapso es el de menor

    distancia relativa entre las velocidades de expansin de ambos

    colectivos, al tiempo que tambin en ambos se incrementa veloz-

    mente el estrato asalariado.

    La dinmica que acaba de describirse se traduce, a mediados

    de la dcada de 1950, en un perfil de la estructura social urbana

    algo diferente al de 1945, pero no en lo esencial. El volumen de

    la clase media es algo superior (habra pasado, digamos, del 41%

    al 43%) y algo inferior el de la clase obrera (de 50% a 49%). Pero

    la composicin interna de cada clase haba cambiado muy poco

    respecto al momento inicial, aunque se observe una incipiente

    asalarizacin de la clase media y una levsima desalarizacin de

    la clase obrera.

    En lo que respecta a la movilidad social, la interpretacin

    ms verosmil de los movimientos que acaban de researse es que

    los migrantes internos alimentaron principalmente la expansin del

    estrato obrero asalariado (lo que puede considerarse un movimiento

    ascendente, dadas las modestas posiciones que la mayora de ellos

    ocupaba en las reas rurales de origen), as como tambin el

    crecimiento de los pequeos propietarios de la industria y el

    comercio (un estrato de menor crecimiento demogrfico compara-

    tivo), experimentando en todos estos casos movilidad ascendente de

    carcter intrageneracional (desde luego, esto no excluye que

    muchos de dichos migrantes debieron incorporarse al empleo urbano

    en puestos manuales no calificados y en el servicio domstico).

    Por otra parte, la rpida expansin de las posiciones no manuales

    asalariadas (empleados en la industria y la administracin pbli-

    ca), debi nutrirse de los estratos autnomo y asalariado de clase

    media que se haban conformado con anterioridad a 1945 --los que

    ya haban incorporado por completo la obtencin de la credencial

  • educativa de nivel primario y comenzaban a acceder al nivel

    secundario (debe recordarse que, en este momento, la cantidad de

    educacin formal necesaria para acceder a posiciones

    administrativas asalariadas no deba exceder en mucho el nivel

    primario). En este ltimo caso, debi primar un tipo de movilidad

    intergeneracional que, a pesar de realizarse entre segmentos

    pertenecientes a una misma clase social, sin duda se visualizaba

    como ascendente, vista la alta valoracin social de las posiciones

    no manuales asalariadas. Por otra parte, no se detecta en este

    momento empleo precario y existe escaso empleo marginal.8 En suma,

    desde el punto de vista ocupacional, el panorama de conjunto

    durante el justicialismo es el de un proceso generalizado de

    movilidad estructural ascendente, desde modestas posiciones

    rurales a posiciones urbanas autnomas de clase media y

    asalariadas de clase obrera, y desde segmentos inferiores a

    segmentos superiores dentro de la clase media.

    Complementariamente, todas las evidencias disponibles llevan a

    concluir que esta movilidad ocupacional ascendente fue

    efectivamente acompaada por un movimiento tambin ascendente en

    la escala de ingresos.

    En lo que concierne al nivel de vida, durante esta etapa se

    constatan evidentes progresos en los tres principales sectores del

    bienestar. As, en el rea de la salud, la esperanza de vida

    alcanza niveles y ritmos que colocaban a la Argentina en situacin

    muy favorable respecto al conjunto de naciones de Amrica Latina e

    incluso respecto a varios pases europeos. En lo que concierne a

    la vivienda, los indicadores observables llevan a concluir que la

    situacin habitacional urbana experiment algunas mejoras entre

    1947 y 1960, una tendencia singularmente distinta a la que habra

    de verificarse en el futuro. En fin, en lo que respecta a la

    educacin, durante 1947-1955 se completa la incorporacin de la

    poblacin a la enseanza primaria y se avanza en la escolarizacin

    secundaria y superior a los ritmos ms rpidos del perodo 1945-

    1980.

    Como visin global, puede decirse que el modelo

    justicialista favoreci la expansin cuantitativa de los

    componentes sociales del bloque que le sirvi de apoyo para su

    8 Sumariamente definidos, se entiende por empleo precario al trabajo en negro, y por empleo marginal al trabajo inestable de calificacin nula.

  • surgimiento (la clase obrera y los pequeos y medianos empresarios

    industriales), al tiempo que fortaleci (por que existan desde

    antao) el aumento cuantitativo de las capas medias asalariadas,

    sobre todo en el sector pblico. Adems de su carcter

    distributivo, otros dos adjetivos podran calificar los efectos

    de esta estrategia sobre la estructura social: se trata de una

    dinmica relativamente modernizadora e incluyente. Con este

    ltimo neologismo buscamos contrastar el modelo justicialista con

    aquellos otros a los que es prctica comn calificar de

    excluyentes, en razn, justamente, de su incapacidad para

    incorporar al empleo y al bienestar a importantes contingentes de

    la fuerza de trabajo total. El modelo justicialista no indujo un

    gran crecimiento econmico global ni una modernizacin destacable

    de la estructura social, pero tuvo el mrito de no segmentar los

    mercados de trabajo ni excluir a franjas importantes de la

    poblacin de los frutos del desarrollo logrado.

    Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en

    las variables que sostenan la acumulacin interna se conjugaron

    para interrumpir el crecimiento industrial impulsado durante el

    perodo justicialista. Entre ellas pueden citarse: a) la acrrima

    oposicin del sector agroexportador que, al disminuir la

    produccin exportable, favoreci una crisis en la balanza de pagos

    que redujo la capacidad de importacin de los bienes intermedios y

    de capital indispensables para continuar y profundizar la

    industrializacin sustitutiva; b) la no menos virulenta oposicin

    de los grandes empresarios que retrotrajeron la inversin y

    trataron de recuperar ingresos a travs del aumento de precios,

    con la consiguiente inflacin; c) el fracaso en la tentativa de

    obtener capitales externos que --aceptando la estrategia

    distribucionista-- permitieran superar el estrangulamiento

    externo de la economa. Estas fueron las principales fuerzas que

    se conjugaron para derrocar el gobierno justicialista, en 1955.

    2.2.2 El modelo desarrollista: 1958-1972

    En el contexto de una autoritaria proscripcin del peronismo

    de la vida poltica nacional, en 1958 accede al poder un nuevo

    bloque caracterizado por la alianza de la burguesa industrial

    nacional y el capital extranjero, corporizado este ltimo por

    grandes empresas trasnacionales norteamericanas que afluyen

    entonces al pas en magnitudes significativas.

  • En esta nueva estrategia --de corte concentrador-- la

    industria tambin constituye el objetivo central del proceso de

    desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se impul-

    sa ahora una industrializacin sustitutiva de bienes intermedios y

    de consumo durable, en la que el incremento de la demanda est

    asegurado por la inversin, el gasto pblico y el consumo suntua-

    rio del reducido estrato social urbano de altos ingresos. Este

    modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de concentra-

    cin de la renta.

    El Estado tambin cumple un rol crucial en esta estrategia,

    coadyuvando al intenso esfuerzo de capitalizacin y concentracin

    econmica que se despliega durante ms de una dcada, mediante sus

    funciones como productor de bienes y servicios y como agente

    distribuidor de los recursos sociales.

    En lo que concierne a la distribucin sectorial de la fuerza

    de trabajo, la estrategia seguida entre 1958 y 1972 induce efectos

    completamente dismiles a la justicialista.

    La creacin de empleo urbano es an ms rpida que durante

    el perodo precedente, pero, en este proceso, el papel de la

    industria manufacturera es prcticamente nulo. No obstante, es

    preciso calificar esta afirmacin desde diversos ngulos. Porque

    lo que en realidad acontece, es que la nueva estrategia

    industrializadora destruye un nmero muy considerable de pequeos

    y medianos establecimientos industriales (con la consiguiente

    desaparicin de los empresarios, obreros asalariados y artesanos

    por cuenta propia empleados en los mismos), pero, al mismo tiempo,

    crea empleo asalariado de clase media (empleados administrativos

    y, de manera incipiente, tcnicos industriales) a un ritmo tan

    veloz que compensa con creces el nmero de puestos eliminados. De

    manera que, si bien puede afirmarse que, en lo que concierne a la

    creacin cuantitativa de empleo, el desempeo de la industria es

    nulo durante el perodo desarrollista, esta afirmacin sera

    totalmente errnea en trminos cualitativos.

    Desde luego, la falta de creacin neta de empleo industrial

    determina que todo el crecimiento de la oferta de fuerza de traba-

    jo urbana deba ser absorbido por los otros dos sectores no-

    agropecuarios: la construccin y el terciario experimentan por

    entonces su crecimiento ms veloz.

    Por otra parte, aunque es verdad que la creacin de empleo

    urbano es an ms rpida que durante el justicialismo, el contexto

  • ya no es de pleno empleo. As, si bien es cierto que la tasa de

    desempleo abierto (aunque oscilante) nunca se alej demasiado de

    valores usuales en economas capitalistas (del orden del 6%), en

    algunos aos de este perodo la misma alcanza valores que sealan

    sin ambages una subutilizacin visible de la mano de obra urbana.

    Por su parte, los efectos de la estrategia desarrollista

    sobre la estructura social son radicalmente diferentes a los del

    perodo precedente (Cuadro 2.4).

    Por un lado, la expansin del empleo favoreci algo ms al

    asalariado por comparacin al autnomo, aunque al final de este

    lapso el volumen total del empleo asalariado urbano continuaba

    oscilando alrededor del 72%.

    Por otro, se acelera el crecimiento de la clase media por

    comparacin al de la clase obrera, al tiempo que se modifica

    profundamente la composicin interna de ambos agregados. Dentro de

    la clase media, la expansin relativa beneficia casi

    exclusivamente al estrato asalariado. Por el contrario, dentro de

    la clase obrera, predomina ahora el crecimiento del estrato

    autnomo. En otros trminos, se experimenta un claro proceso de

    asalarizacin de la clase media y de desalarizacin de la clase

    obrera.

    El balance final del desarrollismo es una estructura social

    urbana en la que la clase media representa alrededor del 45% al

    igual que la clase obrera, con un ms neto predominio del estrato

    asalariado dentro de la primera y con un incipiente crecimiento

    del estrato autnomo dentro de la segunda. Se observa tambin un

    leve incremento del estrato marginal.

    En lo que respecta a la movilidad social, el modelo

    desarrollista tambin muestra tendencias muy dismiles a las

    precedentes. En primer lugar, la clase media autnoma crece poco

    en trminos netos, un fenmeno que refleja la compensacin entre

    la desaparicin absoluta de pequeos industriales y el aumento

    absoluto de pequeos propietarios del comercio y los servicios.

    Ahora bien, aun aceptando que muchos migrantes recientes pudieron

    haberse incorporado directamente al estrato de pequeos

    propietarios, es plausible que tal dinmica implicara

    mayoritariamente un trasvasamiento de los estratos medios

    autnomos de la industria que fueran desplazados por el proceso

    sustitutivo, hacia posiciones sociales anlogas en el sector

    terciario, en todos los casos suponiendo movilidad de tipo

  • intrageneracional. En segundo lugar, la clase media asalariada

    alcanza durante esta etapa su ritmo ms rpido de expansin, con

    la particularidad de que ahora crecen ms velozmente sus

    categoras ocupacionales de mayor requerimiento educacional

    (profesionales y tcnicos). En su gran mayora, este movimiento

    ascencional debi haber sido alimentado --va intergeneracional--

    desde la clase media autnoma en su conjunto, desde las propias

    posiciones tcnico-profesionales, y desde las categoras ms bajas

    de la clase media asalariada (empleados administrativos y comer-

    ciales). En relacin a esta dinmica, es verosmil que durante

    esta etapa comenzara a experimentarse una devaluacin de las

    credenciales de nivel medio, atribuible a la rpida expansin de

    la matrcula secundaria que comienza ya durante el justicialismo.

    En tercer lugar, en lo que concierne a la clase obrera asalariada,

    durante el desarrollismo disminuye en trminos absolutos el nmero

    de obreros de la industria (comparativamente ms calificados que

    los de otros sectores urbanos), razn por la cual este sector dej

    de constituir un canal de incorporacin laboral para los migrantes

    recientes. Por el contrario, s parece haber cumplido este papel

    el empleo obrero calificado y no calificado asalariado en la

    construccin, tanto para los migrantes internos como para los

    limtrofes (comparativamente ms voluminosos durante esta etapa).

    Por ltimo, puede razonablemente conjeturarse que el canal de

    movilidad laboral ms importante --tanto para los migrantes

    internos recientes como para los obreros autnomos y asalariados

    desplazados de sus antiguas posiciones en la industria y el trans-

    porte--, fue el empleo autnomo de clase obrera en el sector

    servicios, el que, durante esta etapa, aseguraba iguales o mejores

    ingresos que muchas posiciones obreras asalariadas. Por lo dems,

    durante este lapso, se detecta escaso empleo marginal, aunque s

    empleo precario tanto de clase media como de clase obrera. En

    suma, en relacin con la movilidad social ocupacional, el panorama

    de conjunto durante el desarrollismo es de mucha mayor complejidad

    que durante el justicialismo. A la continuada y masiva

    transferencia de poblacin desde el campo a la ciudad, se

    acompaan ahora mltiples trasvasamientos dentro de la poblacin

    urbana nativa o de antigua residencia citadina. Desde el punto de

    vista ocupacional, esta estrategia parece caracterizarse por la

    coexistencia de fuertes flujos de movilidad estructural ascendente

    y descendente, acompaados de importantes movimientos

  • intersectoriales presumiblemente neutros desde una perspectiva

    jerrquica (tambin debi ser ms intensa la movilidad por

    reemplazo). Correlativamente, desde la ptica de los ingresos, las

    evidencias sugieren que la estrategia desarrollista induce, en

    promedio, una movilidad descendente relativa, que constituye el

    efecto neto, por un lado, del mejoramiento de las posiciones

    correspondientes a la clase alta y a los segmentos superiores de

    la clase media, por otro, del empeoramiento de las posiciones

    propias de la clase obrera y de los segmentos inferiores de la

    clase media.

    Todo lo anterior se traduce en un deterioro generalizado de

    los niveles de vida. As, el empeoramiento relativo de las condi-

    ciones de salud se expresa a travs de un hecho inusitado respecto

    a parmetros internacionales: la disminucin absoluta del valor de

    la esperanza de vida al nacimiento (o sea, la disminucin absoluta

    del consumo de vida), particularmente en los estratos sociales ms

    desfavorecidos del Conurbano Bonaerense. En lo que respecta a

    la situacin habitacional, los indicadores disponibles sugieren

    que la misma se deterior progresivamente durante el modelo desa-

    rrollista, afectando comparativamente ms a la poblacin de meno-

    res recursos. Por ltimo, en relacin con la educacin, durante

    este perodo comienzan a manifestarse sntomas inequvocos de

    retraso escolar en el nivel primario, al tiempo que contina el

    progreso de la escolarizacin media y superior pero a ritmos ms

    lentos que durante el modelo justicialista.

    En sntesis, el balance global del modelo desarrollista en

    relacin a la estructura social muestra algunas de las bondades

    prometidas por sus estrategas, pero tambin muchos rasgos que

    difcilmente podran ser catalogados como tales.

    Por un lado, es cierto que durante 1958-1972 se verifica en

    promedio una notoria modernizacin y complejizacin de la estruc-

    tura social en todos los sectores productivos (includo el sector

    pblico), cuya manifestacin ms evidente es la rpida expansin

    de puestos de clase media asalariada. Un rasgo que --adems de su

    obvia naturaleza concentradora--permitira calificar a esta

    estrategia como modernizadora. Pero, por otro lado, son impac-

    tantes otros hechos (aumento del cuentapropismo obrero; incremento

    del empleo precario, tanto de clase media como de clase obrera;

    franco deterioro o estancamiento de los niveles de bienestar de

    las capas sociales ms modestas) que justifican que tambin se la

  • califique como excluyente. En efecto, si bien el desarrollismo

    indujo un elevado crecimiento econmico global y una innegable

    modernizacin de la estructura social, ambos elementos se lograron

    al precio de marginar a una parte considerable de la poblacin de

    los logros del desarrollo econmico. En otras palabras, muchos de

    los fenmenos por los que sera posteriormente anatematizado el

    modelo aperturista, se inician en realidad durante la vigencia del

    desarrollismo.

    El freno a este modelo estuvo dado por la convergencia de

    factores econmicos y polticos de ndole adversa. Entre los

    primeros, se cuenta la recurrencia de las crisis de la balanza de

    pagos, agravadas ahora por la remisin de utilidades y pagos por

    tecnologa al capital extranjero. Entre los segundos, la agudiza-

    cin del conflicto social, manifestado en las movilizaciones de

    protesta que, en 1969, en varias aglomeraciones urbanas, traduje-

    ron el rechazo de los sectores populares respecto a los objetivos

    del modelo desarrollista. Cabe destacar que estas movilizaciones

    tuvieron como corolario, durante 1970-1973, una aguda crisis

    institucional que se resuelve con el llamado a elecciones genera-

    les y con la asuncin del tercer gobierno justicialista, en mayo

    de 1973.

    3. El modelo aperturista: 1976-1999

    Como es sabido, en el lapso que va desde 1976 hasta fines

    del siglo XX se sucedieron en el poder gobiernos de muy distinta

    idiosincracia, aunque, por la naturaleza de sus polticas

    econmicas, todos puedan ser englobados dentro de un modelo

    aperturista.

    El primer lapso concierne al equipo militar dominante

    durante 1976-1983, el que, en medio de una profunda crisis

    econmica y poltica del gobierno constitucional justicialista

    instaurado en 1973, desplaza a este ltimo mediante un golpe de

    Estado en marzo de 1976, adoptando una estrategia de desarrollo

    sustancialmente diferente a todas las experimentadas en el pasado.

    Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante como una

    alianza entre el estamento militar y el segmento ms concentrado

    de la burguesa nacional y de las empresas transnacionales. La

    particularidad de este momento histrico es que las fuerzas arma-

    das llegaron entonces al poder con intereses que claramente depa-

    saban la esfera de lo econmico, apuntando a lograr un disciplina-

  • miento social generalizado mediante un cambio drstico de la

    antigua estructura de relaciones econmicas, sociales y polticas.

    En efecto, el programa del gobierno militar vir diametral-

    mente las orientaciones de industrializacin sustitutiva que --en

    sus variantes distribucionista o concentradora-- haban estado

    vigentes en el pas desde 1930. Dicho en otros trminos, se dio

    implcitamente por terminada a la industrializacin como objetivo

    central del proceso de desarrollo. En la concepcin de la fuerzas

    armadas, para lograr el ansiado disciplinamiento poltico e insti-

    tucional de la clase obrera, ms all del avasallamiento de sus

    instituciones corporativas y de representacin poltica, la estra-

    tegia ms eficiente deba consistir en una modificacin drstica

    de las condiciones econmicas funcionales que haban alentado

    histricamente el desarrollo de esa clase, es decir, en una modi-

    ficacin drstica de los modelos industrializadores. Y ello,

    aunque los efectos de la poltica a implementar afectaran los

    intereses de fracciones importantes de las clases dominantes. De

    ah la poltica de apertura externa de la economa.

    En lo que respecta a la estructura sectorial de la mano de

    obra, algunos de los preceptos centrales del modelo desplegado

    durante 1976-1983 (sobre todo, el abandono de la industrializacin

    sustitutiva como motor del crecimiento; la reforma financiera; el

    principio de subsidiariedad del Estado; etc.) dejan su huella

    indeleble en las trasferencias de empleo que se producen en este

    perodo.9

    Por una parte, el ritmo de crecimiento del empleo urbano fue

    notablemente ms lento que en las etapas precedentes, debido a

    factores que operaron tanto del lado de la oferta como de la

    demanda de mano de obra.

    Por otra, la situacin del nivel de empleo traduce ahora

    mecanismos ms complejos. Es cierto que los ndices corrientes de

    subutilizacin abierta (tasas de desempleo y subempleo visibles)

    sugieren que esta ltima habra descendido considerablemente

    durante el aperturismo (algo incongruente si se tiene en cuenta la

    notoria recesin econmica que se experimenta por ese entonces).

    No obstante, un anlisis ms detenido de la cuestin lleva a

    concluir que tales ndices son engaosos. En primer lugar, una

    9La descripcin de los cambios socio-ocupacionales derivados de la poltica del gobierno militar puede realizarse en base al censo de poblacin de 1980, los censos econmicos de 1984 y las ondas pertinentes de la EPH.

  • parte considerable del descenso de los indicadores de subutiliza-

    cin abierta se explica por la fuerte retraccin de la oferta de

    mano de obra en los mercados de trabajo urbanos (especialmente en

    el Area Metropolitana), un fenmeno principalmente atribuible a

    razones de ndole demogrfica (no independientes, desde luego, de

    la propia coyuntura econmica). Entre las mismas se encuentran: la

    disminucin de la inmigracin interna hacia las grandes ciudades;

    el retroceso de la inmigracin de trabajadores limtrofes; el

    aumento de la emigracin externa de argentinos; en fin, el enveje-

    cimiento de la poblacin que produjo un achicamiento de la franja

    de edades potencialmente activas. En segundo lugar, tambien con-

    tribuy al descenso de dichos ndices la retraccin de la demanda

    de mano de obra que induce la recesin, fenmeno que se tradujo

    esencialmente en el aumento del desempleo oculto. En otros trmi-

    nos, la subutilizacin de mano de obra durante la estrategia

    aperturista se manifest por mecanismos distintos a los habitua-

    les, pero alcanz sin duda niveles muy considerables.

    Adems, el escaso empleo neto creado en la industria

    manufacturera durante este lapso, a diferencia de lo acontecido

    durante el desarrollismo, no privilegia exclusivamente a los

    asalariados sino que se distribuye entre todos los estratos

    sociales, lo que equivale a decir que se retrotrae el perfil

    socio-ocupacional del nuevo empleo industrial a fases incluso

    previas a 1945. Tal conclusin se desprende de la notoria

    desaceleracin del empleo asalariado de clase media

    (fundamentalmente, empleados administrativos) dentro de las

    plantas, as como de la renovada expansin del cuentapropismo

    industrial, tanto de clase media como de clase obrera.

    Dado este comportamiento de la industria, el crecimiento de

    la fuerza de trabajo urbana debi necesariamente refluir por

    entero a la construccin y al terciario, que crecen efectivamente

    a ritmo acelerado.

    La estructura social urbana durante el gobierno militar, por

    su parte, experimenta mutaciones inditas por comparacin a pero-

    dos precedentes (Cuadro 2.4).

    As, invirtiendo de raz las tendencias sostenidas en el

    pasado, la creacin de empleo urbano durante este lapso favoreci

    netamente las posiciones autnomas por comparacin a las asalaria-

    das. La tasa anual de crecimiento del empleo autnomo (27,4%o) es

    casi dos veces y media superior a la del empleo asalariado

  • (11,9%o). Como resultado de lo cual, al final del perodo, el

    empleo asalariado haba perdido casi 4 puntos porcentuales en la

    estructura social urbana, representando ahora alrededor de 68% .

    Adems, durante el aperturismo del gobierno militar, se

    acrecienta la velocidad comparativa de expansin de la clase media

    respecto a la de la clase obrera (ste es el perodo de mayor

    distancia entre las mismas), a la par que se modifican

    drsticamente las tendencias internas en cada colectivo. Dentro de

    la clase media, por vez primera, es el estrato autnomo el que

    lidera aparentemente el crecimiento. Dentro de la clase obrera,

    casi todo el crecimiento concierne al estrato autnomo. En otros

    trminos, se detiene el proceso de asalarizacin de la clase media

    y se acelera el de desalarizacin de la clase obrera. Por otra

    parte, tiene lugar un notable crecimiento del estrato marginal.

    Entrando ahora en el anlisis de la movilidad social durante

    el gobierno militar, la primera constatacin es su total singula-

    ridad respecto a los modelos precedentes. Primero, el menor creci-

    miento del empleo urbano (o sea, de la migracin rural-urbana)

    elimina una fuente crucial de movilidad ascendente, al tiempo que

    concentra los desplazamientos en la poblacin de antigua

    residencia urbana. Segundo, la continuada expansin de la clase

    media favorece ahora comparativamente ms a su estrato autnomo

    (con fundada presuncin de que la misma contiene una proporcin no

    discernible de trabajadores marginales). Este crecimiento de las

    posiciones autnomas de clase media (sobre todo en el comercio)

    debi alimentarse --va intrageneracional-- de asalariados de

    clase obrera y de clase media que perdieron sus antiguas

    posiciones en el proceso general de desalarizacin que indujo la

    estrategia aperturista, siendo difcil de aceptar que estos

    desplazamientos tradujeran una movilidad ascendente. Tercero, la

    clase media asalariada crece menos que en las etapas precedentes,

    siendo significativo el hecho de que se expanda comparativamente

    ms el segmento tcnico-profesional (de menor crecimiento

    vegetativo y migratorio) que el de los empleados y vendedores.

    Todo ello, en un contexto en el cual, sin duda, se acentu el

    proceso de devaluacin de las credenciales como producto de la

    expansin de la matrcula secundaria y superior en los aos

    precedentes, y se acrecent el empleo precario de clase media. El

    crecimiento del estrato medio asalariado debi continuar

    nutrindose --va intergeneracional-- desde posiciones correspon-

  • dientes a la clase media autnoma y a la propia clase media asala-

    riada, representando por lo general una movilidad ascendente, si

    se define a esta ltima en trminos exclusivamente ocupacionales.

    Cuarto, el estrato marginal es el de ms rpido crecimiento, junto

    con el empleo obrero precario. El crecimiento del estrato obrero

    autnomo y del marginal debi alimentarse comparativamente ms de

    trabajadores asalariados urbanos que perdieran sus antiguas

    posiciones durante el proceso, que de migrantes internos o

    externos (en franca retraccin numrica), razn por la cual puede

    considerarse esta movilidad de tipo descendente. En suma, desde el

    punto de vista ocupacional, el balance del modelo aperturista

    durante el gobierno militar es de preeminencia de movilidad

    estructural descendente (aunque tambin hayan existido ciertos

    desplazamientos ascendentes). A su vez, desde el punto de vista de

    los ingresos, las evidencias disponibles (la reduccin del

    salario real y la fuerte cada de la participacin de los sueldos

    y salarios en el ingreso nacional; el incremento de la desigualdad

    en la distribucin de las remuneraciones entre los asalariados y

    entre los no-asalariados; los niveles extremadamente reducidos de

    los haberes jubilatorios; etc.) confirman que la movilidad experi-

    mentada en todos los estratos de clase obrera y en la mayor parte

    de los de clase media fue abruptamente descendente.

    Desde luego, el nivel de vida acus el impacto de los hechos

    que acaban de researse: la salud prcticamente se estanca en sus

    niveles iniciales; la situacin habitacional urbana tambin

    mantuvo la misma cuanta de dficit (ayudada por el menor

    crecimiento inmigratorio de las grandes ciudades, ms que por el

    progreso en la inversin social en vivienda); en fin, en el rea

    educativa se agrava el retraso en el nivel primario, se estanca la

    escolarizacin en el nivel secundario y disminuye la

    correspondiente al nivel superior. Todo ello con mayor repercusin

    negativa en los estratos sociales ms modestos. Por otra parte, es

    durante esta etapa que se extiende en la Argentina --al menos en

    niveles estadsticamente significativos-- el fenmeno de la

    pobreza crtica, o sea, la existencia de amplios segmentos

    sociales con ingresos insuficientes para garantizar satisfacciones

    elementales. Las evidencias disponibles sugieren que, hasta 1983,

    se produce una importante pauperizacin absoluta (cada por debajo

    de la lnea de pobreza crtica) dentro de la clase obrera, al

    tiempo que opera una pauperizacin relativa (prdida en los

  • niveles de vida sin caer en la pobreza crtica) dentro de la clase

    media.10

    Como visin global de la versin militar del aperturismo se

    impone una conclusin: el empeoramiento de las condiciones

    laborales y de bienestar en tan corto lapso es un buen indicador

    de la eficacia con que funcion el disciplinamiento social.

    Visto lo cual, calificar el balance de esta gestin en relacin

    con la estructura social no es una tarea compleja: adems de

    concentradora, esta estrategia es tambin violenta y

    explcitamente excluyente; slo que se trata ahora de una

    exclusin sin modernizacin social ni crecimiento econmico

    global.

    En abril de 1982, un suceso imprevisto --la guerra de las

    Malvinas-- signa el ocaso del gobierno militar. La guerra

    precipit de tal forma los acontecimientos que, para fines de ese

    ao, estaba ya en marcha el proyecto de reconstruccin democrtica

    que culminara con la asuncin del gobierno constitucional

    (radical) del Dr. Ral Alfonsn.11

    Entre diciembre de 1983 y julio de 1989, no lleg a

    implementarse una estrategia de desarrollo especfica, si bien se

    intent suavizar los efectos sociales de la situacin heredada,

    sobre todo en lo que concierne a la recuperacin del salario real.

    No obstante, diversos condicionamientos polticos resultaron en

    algunos brotes hiperinflacionarios que repercutieron duramente en

    la situacin de los sectores populares, y, a la postre, obligaron

    a la entrega anticipada del poder al Dr. Carlos Sal Menen

    (justicialista), ganador de las ltimas elecciones generales,

    quien a su vez fue reemplazado por un presidente radical (Dr.

    Fernando De La Ra) en diciembre de 1999.

    Durante los aos 1989-1990, el nuevo gobierno justicialista

    ensay diversos lineamientos de polticas pblicas, pero fue

    recin en abril de 1991, con el Plan de Convertibilidad, que se

    afianza una estrategia de desarrollo ntida en sus objetivos y en

    sus medios de implementacin, la que, en el plano econmico, reto-

    ma --exacerbndolo-- el modelo aperturista del gobierno militar,

    10 Ver Cap. 11. 11El anlisis que sigue se basa en (Torrado,1995) y (Torrado,1998b), con su correspondiente bibliografa.

  • pero ahora con un xito notable en el control de la inflacin y en

    el crecimiento del producto bruto nacional.

    Los efectos sobre la estructura social de las polticas

    implementadas durante 1983-1991 pueden observarse en el Cuadro

    2.4, comparando los perfiles de 1980 y 1991.12 Se resumen como

    sigue: drstica desalarizacin (cuentapropismo) de toda la

    estructura (el empleo asalariado total representaba 68% de la PEA

    en 1980 y 61% en 1991); violenta retraccin del volumen de la

    clase media (de 47% a 38%), casi toda explicable por la

    disminucin de su estrato asalariado; aumento del volumen de la

    clase obrera (de 40% a 43%), casi todo explicable por el

    crecimiento de su estrato autnomo; abrupto incremento del estrato

    marginal (de 12% a 18%). En consecuencia, la movilidad social fue

    esencialmente descendente, tanto desde el punto de vista

    ocupacional como de la distribucin de los ingresos.

    Lamentablemente, no existe informacin que nos permita

    visualizar los rasgos de la estructura social a fines de los aos

    '90, as como analizar el efecto especfico sobre la misma del

    Plan de Convertibilidad. Pero pueden presentarse algunos ndices

    significativos y enunciar con base en ellos algunas conclusiones

    razonables.

    En el Cuadro 2.5 consignamos las series estadsticas que

    pueden construirse para el lapso 1990-1999 (cuando fue posible,

    agregamos los aos 1980 y 1985).

    Lo primero a destacar es que, de 1990 a 1991, prcticamente

    todos los indicadores tienden a mejorar, lo que significa que,

    en lo inmediato, el control de la hiperinflacin tuvo efectos

    sociales benficos. La evolucin social durante el lapso 1991-

    1999, transcurre pues en un contexto sostenido de estabilidad y

    crecimiento econmicos.

    En lo que concierne al mercado de trabajo, el hecho ms

    espectacular es el aumento de la tasa de desempleo abierto, la

    que casi se triplic entre 1991 y 1996 --de 6% a 17%-- para

    12 En el censo de 1991 se cambi la definicin de 'Poblacin Econmicamente Activa' respecto a los relevamientos precedentes. El principal efecto de este cambio fue el aumento de la captacin de trabajo femenino, principalmente el de carcter espordico, de tiempo parcial e informal (incluido el servicio domstico). Es por ello que, en el Cuadro 2.4, respecto a los censos anteriores, la distribucin de 1991 sobrestima un tanto el volumen del estrato marginal y, consecuentemente, subestima el correspondiente a los restantes estratos. No obstante, esta falta de comparabilidad no alcanza a sesgar las tendencias de conjunto, que se describen en el texto.

  • terminar prxima al 14% al fin del perodo. No menos importantes

    son los

    cambios operados dentro de la PEA ocupada: a) el subempleo

    abierto pas de 8% a 15%; b) el porcentaje de asalariados en

    negro pas de 31,5% al 34,9% en 1996; el empleo marginal

    (porcentaje de

    Cuadro 2.5Indicadores de bienestar, 1980-1999

    INDICADORES 1980 1985 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

    Tasa de desempleo (%) (**) 2,3 5,9 6,3 6,0 7,0 9,3 12,2 16,6 17,4 13,7 12,4 13,8

    Tasa de subempleo (%) (**) 4,0 7,1 8,9 7,9 8,1 9,3 9,4 12,5 13,6 13,1 13,6 14,6

    Empleo en negro (%) (*) 27,6 31,5 31,8 32,8 31,1 32,9 34,9

    Empleo marginal (%) (*) 18,2 19,4 21,8 22,4 20,6 19,8 19,5

    Ing. fliar. p/c (10% ms rico) (*) 29,2 31,2 36,6 34,1 32,5 34,9 33,7 36,5 36,7 36,6

    Ing. fliar. p/c (60% intermedio) (*) 59,4 59,8 54,6 57,1 57,8 56,4 57,3 55,4 55,2 55,7

    Ing. fliar. p/c (30% ms pobre) (*) 11,4 9,0 8,8 8,8 9,7 8,8 9,0 8,1 8,1 7,7

    Pobreza (%) (*) 8,7 18,4 33,8 21,6 17,8 16,9 19,0 24,8 27,9 26,0 25,9 26,7

    Indigencia (%) (*) 6,6 3,0 3,2 4,4 3,5 6,3 7,5 6,4 6,9 6,7 (*) Area Metropolitana; (**) Total de aglomeraciones urbanas.FUENTES: INDEC; Ministerio de Economa, UNICEF y Centro de Estudios Bonaerense.Elaboracin propia a partir de la Base Usuarios de la EPH (ondas de octubre).

    trabajadores no-calificados ocupados en el sector refugio de

    los servicios personales) aument de 19,4% en 1991 a 22,4% en

    1993, volviendo a un 19,5% en 1996 (o sea, en un primer momento,

    la nueva dinmica indujo un aumento sustancial del trabajo

    marginal; despus, desapareci incluso esa forma de refugio y el

    desempleo abierto traspuso el nivel de un dgito).

    Otro hecho trascendental en la evolucin de los mercados de

    trabajo (aunque no cuantificable con las cifras del Cuadro 2.5)

    fue la brutal devaluacin de los ttulos acadmicos que indujo

    la abrupta irrupcin del hiperdesempleo. De repente, millones de

    personas quedaron obsoletas respecto a las nuevas exigencias

    empresarias, con el agravante de que su eventual reciclamiento

    deba ser autosolventado (ese tipo de formacin educativa no es

    gratuito). Es decir, una ingente porcin de la mano de obra se

    encontr de pronto enfrentada a la siguiente disyuntiva: para

    conseguir empleo se necesita ms educacin, pero para reciclarse

    se necesitan ingresos que no se obtienen porque se es

    desempleado.

  • Por otra parte, el salario real promedio de los

    trabajadores menos calificados en los servicios menos

    productivos se deterior, incluso en trminos nominales. Adems,

    cuando hubo aumento del salario real, ste fue siempre muy

    inferior al aumento de la productividad por persona ocupada.

    Tales hechos repercutieron sobre la distribucin del

    ingreso: en 1991, el 10% ms rico de la poblacin se apropiaba

    del 34,1% del ingreso familiar, mientras que el 30% ms pobre

    reciba tan slo 8,8%; en 1997, estas cifras eran,

    respectivamente, 36,6% y 7,7%.

    El altsimo desempleo, la disminucin del salario real y la

    regresividad en la distribucin del ingreso, indujeron niveles

    nunca antes conocidos de pobreza crtica (Grfico 2.1): el

    nmero de personas por debajo de la lnea de pobreza (poblacin

    cuyos ingresos no alcanzan para comprar una canasta de bienes y

    servicios bsicos de costo mnimo) pas del 21,6% en 1991, al

    26,7% en 1999; el volumen de indigentes (aquellos cuyos ingresos

    no alcanzan siquiera a cubrir los gastos de alimentacin) salt

    de 3% a 6,7% en igual lapso.

    Ntese que, en el Grfico 2.1, se representa la incidencia de la

    pobreza medida por el mtodo de la Lnea de Pobreza (LP), cuya

    excesiva dependencia de los vaivenes de la inflacin es bien

    conocida. La curva LP muestra que, entre 1980 y 1999, deben

    distinguirse cinco tramos. El primero transcurre entre 1980 y

    1983, con un pico inflacionario registrado en el ao de la

    guerra de Malvinas. Al finalizar el gobierno militar, la

    poblacin por debajo de la LP se situaba alrededor del 18%. El

    segundo corresponde a los aos 1984 a 1986, siendo este ltimo

    el ms exitoso del Plan Austral (radical) en lo que concierne al

    control de la inflacin y aquel en el que se registra la menor

    incidencia de pobreza (15,7%) en dicho lapso. El tercero se

    extiende de 1987 a 1990 y contiene los momentos ms

    hiperinflacionarios y que ms afectaron el nivel del salario

    real: la incidencia total aumenta notablemente hasta alcanzar el

    valor mximo de 47,4% en 1989. El cuarto corresponde al inicio

    del Plan de Convertibilidad (1991-1993): ahora, la tendencia

    alcista se revierte y la incidencia total disminuye lenta pero

    ininterrumpidamente (de 33,8% a 16,9%). Por ltimo, a partir de

    1994, la curva retoma la tendencia ascendente, llegando al 28%

    en 1996 para situarse cerca del 27% en 1999. Este ltimo tramo

  • involucra la situacin ms grave de todas las observadas, ya que

    por primera vez aumenta significativamente la pobreza en un

    momento de inflacin nula: si los anteriores picos de la curva

    se asociaban a coyunturas hiperinflacionarias, este ltimo puede

    considerarse inherente a la naturaleza del modelo, es decir,

    traduce ahora pobreza estructural.

    FUENTE: Ministerio de Economa e INDEC(a) Area Metropolitana (Capital Federal ms Conurbano Bonaerense)(b) Total de aglomerados urbanos

    Grfico 2.1Porcentaje de poblacin por debajo de la

    Lnea de Pobreza (a) y Tasa de desocupacin (b) 1980-1999

    05

    101520253035404550

    1980

    1981

    1982

    1983

    1984

    1985

    1986

    1987

    1988

    1989

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    Octubre del ao

    %

    Lnea Pobreza Tasa desocupacin

    Recapitulando lo esencial de los desarrollos anteriores

    pueden avanzarse algunas ideas sobre el efecto global del modelo

    aperturista (1976-1999) sobre la estructura social.

    Las polticas de ajuste indujeron efectos indeseables tanto

    sobre la estructura de clases sociales, como sobre sus niveles de

    bienestar.

    En lo que concierne a la situacin ocupacional, la evolucin

    durante el ltimo cuarto de siglo condujo a una severa subutili-

    zacin de la fuerza de trabajo y a una extrema fragmentacin de la

  • estructura productiva, sin parmetros de comparacin en nuestra

    historia contempornea.

    En lo que respecta a la evolucin del ingreso durante el

    mismo lapso, el comportamiento de la economa perjudic compara-

    tivamente ms a los sectores de ingresos bajos, medios bajos y

    medios, los que sufrieron un mayor deterioro de sus remuneraciones

    reales y perdieron posiciones relativas en la distribucin del

    ingreso, aumentando en conjunto la desigualdad social.

    La contrapartida previsible de ambos hechos fue un aumento

    sin precedentes de la incidencia, la intensidad y la

    heterogeneidad de la pobreza crtica. En efecto, respecto a este

    fenmeno, la dcada de 1990 se cierra con ndices alarmantes. El

    nivel de incidencia de la pobreza no slo es muy superior al que

    tena la Argentina hacia 1974, sino que tambin excede el promedio

    urbano de los pases latinoamericanos en 1970. La composicin

    social de la pobreza es ms heterognea, ya que las carencias

    inciden ahora sobre un espectro ms amplio de estratos sociales.

    Por ltimo, existe ahora un estrato de pobreza extrema (indi-

    gentes) que, si bien es ms reducido que a mediados de los '70, ha

    agravado notoriamente la intensidad de su infraconsumo.

    Estas tendencias sugieren que, para fines de la dcada de

    1990, deben haberse agudizado algunos rasgos ya evidentes a

    principios de los '80: disminucin relativa del volumen de la

    clase media y su progresiva desalarizacin; disminucin del peso

    relativo de la clase obrera estable y acentuamiento de su

    desalarizacin; aumento absoluto y relativo del estrato marginal

    (no-asalariado). Todo ello en un contexto de empobrecimiento

    absoluto (cada por debajo de la lnea de pobreza) que ahora

    involucra no slo a sectores obreros estables y a sectores margi-

    nales, sino tambin a las capas medias que hasta hace poco expe-

    rimentaban slo empobrecimiento relativo (reduccin de sus niveles

    de vida sin cada por debajo de la lnea de pobreza).

    En suma, la Argentina del ajuste perdi algunos preciosos

    atributos: una amplia clase media que ayudaba a metabolizar el

    conflicto social; vastos sectores obreros con insercin laboral

    estable y niveles de vida modestos pero dignos; altsimos flujos

    de movilidad social ascendente que permitan transitar la vida en

    trminos de un proyecto. Prdidas que, hoy por hoy, al escribir

    estas lneas, parecen irreversibles.

  • Captulo 2 Los parmetros econmicos

    4. Recapitulacin y balance

    Para contextuar el anlisis de los cambios en la

    organizacin familiar y proveer las principales claves interpretativas en cada momento histrico, reseamos en este captulo la evolucin de la estructura socio-econmica de la Argentina desde fines del siglo XIX hasta nuestros das. En esta historia hay un hito --la crisis internacional de 1930-- que separa dos etapas de muy distinta naturaleza: la primera, caracterizada por la prolongada vigencia de una estrategia de desarrollo basada en el sector agroexportador; la segunda, asentada, primero, en la industrializacin sustitutiva para el mercado interno y, luego, en la apertura a la globalizacin econmica internacional. 4.1 El modelo agroexportador: antes de 1930 Las transformaciones que experimenta la economa argentina a partir de la segunda mitad del siglo XIX estn directamente determinadas por la coyuntura de los mercados internacionales de materias primas, signada por el notable acrecentamiento de su demanda en los pases que se consolidaban como centros industria-les, fundamentalmente en Europa. Se induce as una nueva divisin internacional del trabajo que favorece la incorporacin a la economa mundial de las regiones productoras de bienes primarios, va la inversin de capitales y las migraciones internacionales desde el centro a la periferia. La Argentina --cuyas vastas praderas naturales la convertan en una de las zonas ms aptas para la produccin agropecuaria-- fue uno de los pases donde este proceso se verific en forma tpica. Las elites ilustradas que condujeron el pas durante este perodo --notoriamente subordinadas a los grandes propietarios terratenientes de la pampa hmeda-- se abocaron entonces a resolver cuatro cuestiones prioritarias: a) la organizacin nacional; b) la atraccin de capitales externos que posibilitaran el desarrollo de formas modernas de produccin agropecuaria; c) la promocin de la inmigracin europea; d) la educacin universal y obligatoria. La unidad nacional y la organizacin institucional (que se completaron hacia 1880, despus de varias dcadas de luchas civiles) eran indispensables para asegurar las inversiones extranjeras y la continuidad de las actividades econmicas. Los nuevos capitales deban permitir la modernizacin productiva y, sobre todo, asegurar la implantacin de un sistema nacional de transporte (que se centr en el tendido ferroviario) que posibilitara la movilizacin de bienes y personas de acuerdo a la nueva dinmica econmica. La promocin de la inmigracin europea tena por objetivo poblar el desierto, modificando de paso sustancialmente la composicin de la poblacin criolla de antigua raigambre. La universalizacin de la educacin buscaba asemejar el elemento humano nacional al de los pases europeos que servan de paradigma. Puede considerarse que la mayora de estos objetivos se alcanz durante 1870-1930.

  • En este lapso, la tasa de crecimiento de la poblacin es notablemente alta (entre el 25%o y el 30%o), un ritmo cuya mayor parte es atribuible a la inmigracin europea, y el porcentaje de extranjeros en el total de la poblacin del pas se situ siempre entre el 20% y el 30%. Dado que el asentamiento de los inmigrantes no fue uniforme en el territorio nacional, dicho porcentaje es sustancialmente superior en las grandes ciudades de la regin pampeana. Slo entre 1869 y 1914, el porcentaje de poblacin urbana subi de 29% a 53%, el volumen de la poblacin econmicamente activa en el sector comercio y servicios (excluido el servicio domstico) pas del 14% al 27%, el porcentaje de analfabetos descendi de 78% a 35%, y la esperanza de vida al nacimiento ascendi de menos de 30 a casi 50 aos.

    En lo que concierne a la estratificacin social, su perfil se trastoca profundamente por la rapidsima expansin de los sectores medios, que se triplican en esos 45 aos. Si esta medicin se limita exclusivamente al sector urbano, los resultados son an ms espectaculares ya que el volumen de los estratos medios se cuadruplica con creces, pasando de 5% a 22%. Una evolucin semejante debi verificarse hasta mediados de los aos '30. Todo lo anterior significa que, en menos de una generacin, surgi un amplio estrato medio, por lo que, necesariamente, sus miembros debieron reclutarse entre los estratos populares, urbanos y rurales, y la movilidad social resultante debi ser no slo de carcter intergeneracional sino tambin de naturaleza intrageneracional, esto ltimo sobre todo entre los extranjeros cuya extraccin social originaria era por dems modesta. Por otra parte, los datos precedentes se refieren a todo el territorio nacional cuando, en realidad, las tasas de movilidad fueron muy desiguales entre regiones en razn del muy dispar desarrollo del pas durante el modelo agroexportador. En efecto, dado que los cambios estructurales se concentraron por entonces en la CBA y en la regin pampeana, la ampliacin de los estratos medios fue comparativamente mucho ms marcada en estas reas (que son tambin las que absorbieron prcticamente todos los flujos migratorios externos). Al finalizar el modelo agroexportador con la gran crisis mundial de 1930, sin embargo, se perciban ciertos aspectos negativos en el sistema socio-econmico que el proceso, bien haba dejado intactos, bien haba engendrado. Entre los primeros, el ms importante era la persistencia --sobre todo en la zona pampeana-- de un rgimen de propiedad fundiaria que actu como determinante fundamental del futuro desarrollo agropecuario. Entre los segundos, el ms grvido de consecuencias era, sin duda, el grado de dependencia externa (respecto a la demanda de productos agrcolas y a la entrada de nuevos capitales) en que se haba situado la economa argentina.

    Porque una de las principales consecuencias de la crisis de 1930 fue la modificacin sustancial del sistema que haba regido hasta entonces el comercio internacional, sobre todo entre el centro y la periferia. Razn que explica el radical viraje de la orientacin de los modelos de desarrollo a partir de 1930. 4.2 La industria como eje del desarrollo: 1930-1975

  • En efecto, como consecuencia de la crisis mundial, la Argentina abandona el modelo agroexportador e inicia un proceso de desarrollo basado en la industrializacin sustitutiva de importaciones que habra de perdurar casi 45 aos, aunque con sensibles diferencias en las dos estrategias (justicialista y desarrollista) que tienen vigencia efectiva en este lapso.

    Antes de resear ambos modelos, sealemos que tienen un rasgo comn, por lo menos en lo que concierne al empleo: si bien a diferente ritmo, ambos indujeron el crecimiento de actividades no-agropecuarias, razn por la cual, invariablemente, se verific una notable transferencia de mano de obra rural hacia los sectores urbanos (migraciones internas de la poblacin nativa).

    Por otra parte, en lo que concierne a la movilidad social tambin pueden sealarse algunos rasgos permanentes a lo largo de ambos modelos: la expansin continua de la educacin formal en el conjunto de la poblacin; el fenmeno de devaluacin de las credenciales; el acceso diferencial de cada estrato a cada nivel educacional (en especial, el virtual bloqueo de la educacin como canal ascensional para la clase obrera); en fin, el crecimiento demogrfico diferencial entre estratos (ms lento en los de clase media). * El modelo justicialista: 1945-1955

    En esta estrategia --de corte distribucionista--, la industria constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Se impulsa una industrializacin sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno, la cual es generada a travs del aumento del salario real. El modelo requiere as medidas redistributivas del ingreso que impulsan la demanda interna y la ocupacin industrial y, por lo tanto, la acumulacin.

    Esta dinmica se traduce, a mediados de la dcada de 1950, en un perfil de la estructura social urbana algo diferente al de 1945, pero no en lo esencial. El volumen de la clase media es algo superior (habra pasado, digamos, del 41% al 43%) y algo inferior el de la clase obrera (de 50% a 49%). Pero la composicin interna de cada clase haba cambiado muy poco respecto al momento inicial. En lo que respecta a la movilidad social, los migrantes internos alimentaron principalmente la expansin del estrato obrero asalariado (lo que puede considerarse un movimiento ascendente, dadas las modestas posiciones de origen), as como tambin el crecimiento de los pequeos propietarios de la industria y el comercio (un estrato de menor crecimiento demogrfico comparativo), experimentando en todos estos casos movilidad ascendente de carcter intrageneracional. Por otra parte, la rpida expansin de las posiciones no manuales asalariadas (empleados en la industria y la administracin pbli-ca), se nutri de los estratos autnomo y asalariado de clase media que se haban conformado con anterioridad a 1945 --los que ya haban incorporado por completo la obtencin de la credencial educativa de nivel primario y comenzaban a acceder al nivel secundario. En este ltimo caso, prim un tipo de movilidad intergeneracional que, a pesar de realizarse entre segmentos pertenecientes a una misma clase social, sin duda se visualizaba como ascendente, vista la alta valoracin social de las posiciones no manuales asalariadas.

  • Como visin global, puede decirse que el modelo justicialista favoreci la expansin cuantitativa de los componentes sociales del bloque que le sirvi de apoyo para su surgimiento (la clase obrera y los pequeos y medianos empresarios industriales), al tiempo que fortaleci (por que existan desde antao) el aumento cuantitativo de las capas medias asalariadas, sobre todo en el sector pblico.

    Adems de su carcter distributivo, otros dos adjetivos podran calificar los efectos de esta estrategia sobre la estructura social: se trata de una dinmica relativamente modernizadora e incluyente. Con este ltimo neologismo buscamos contrastar el modelo justicialista con aquellos otros a los que es prctica comn calificar de excluyentes, en razn, justamente, de su incapacidad para incorporar al empleo y al bienestar a importantes contingentes de la fuerza de trabajo total. El modelo justicialista no indujo un gran crecimiento econmico global ni una modernizacin destacable de la estructura social, pero tuvo el mrito de no segmentar los mercados de trabajo ni excluir a fran-jas importantes de la poblacin de los frutos del desarrollo logrado. Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en las variables que sostenan la acumulacin interna se conjugaron para interrumpir el crecimiento industrial impulsado durante el perodo justicialista, determinando que diversas fuerzas se aliaran para derrocar el gobierno justicialista, en 1955. * El modelo desarrollista: 1958-1972 En el contexto de una autoritaria proscripcin del peronismo de la vida poltica nacional, en 1958 accede al poder un nuevo bloque caracterizado por la alianza de la burguesa industrial nacional y el capital extranjero, corporizado este ltimo por grandes empresas trasnacionales norteamericanas que afluyen entonces al pas en magnitudes significativas. En esta nueva estrategia --de corte concentrador-- la industria tambin constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se impul-sa ahora una industrializacin sustitutiva de bienes intermedios y de consumo durable, en la que el incremento de la demanda est asegurado por la inversin, el gasto pblico y el consumo suntua-rio del reducido estrato social urbano de altos ingresos. Este modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de concentra-cin de la renta.

    Los efectos de la estrategia desarrollista sobre la estructura social son radicalmente diferentes a los del perodo precedente. Se acelera el crecimiento de la clase media por compa-racin al de la clase obrera, al tiempo que se modifica profunda-mente la composicin interna de ambos agregados: dentro de la clase media, la expansin relativa beneficia casi exclusivamente al estrato asalariado; dentro de la clase obrera, predomina ahora el crecimiento del estrato autnomo. En otros trminos, se experimenta un claro proceso de asalarizacin de la clase media y de desalarizacin de la clase obrera. El balance final del desarrollismo es una estructura social urbana en la que la clase media representa alrededor del 45% al igual que la clase obrera, con un ms neto predominio del estrato asalariado dentro de la primera y con un incipiente crecimiento

  • del estrato autnomo dentro de la segunda. Se observa tambin un leve incremento del estrato marginal. En lo que respecta a la movilidad social, el modelo desarrollista tambin muestra tendencias muy dismiles a las precedentes. Por un lado, es cierto que durante 1958-1972 se verifica en promedio una notoria modernizacin y complejizacin de la estructura social en todos los sectores productivos (includo el sector pblico), cuya manifestacin ms evidente es la rpida expansin de puestos de clase media asalariada. Un rasgo que --adems de su obvia naturaleza concentradora-- permitira calificar a esta estrategia como modernizadora. Pero, por otro lado, son impactantes otros hechos (aumento del cuentapropismo obrero; incremento del empleo precario, tanto de clase media como de clase obrera; franco deterioro o estancamiento de los niveles de bienestar de las capas sociales ms modestas) que justifican que tambin se la califique como excluyente. En efecto, si bien el desarrollismo indujo un elevado crecimiento econmico global y una innegable modernizacin de la estructura social, ambos elementos se lograron al precio de marginar a una parte considerable de la poblacin de los logros del desarrollo econmico.

    El freno a este modelo estuvo dado por la convergencia de factores econmicos y polticos de ndole adversa, en especial, la recurrencia de las crisis de la balanza de pagos y la agudizacin del conflicto social. * El modelo aperturista: 1976-1999 En el lapso que va desde 1976 hasta fines del siglo XX se sucedieron en el poder gobiernos de muy distinta idiosincracia, aunque, por la naturaleza de sus polticas econmicas, todos puedan ser englobados dentro de un modelo aperturista. El primer lapso concierne al equipo militar dominante durante 1976-1983, el que adopta una estrategia de desarrollo muy diferente a todas las experimentadas en el pasado. Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante como una alianza entre el estamento militar y el segmento ms concentrado de la burguesa nacional y de las empresas transnacionales. El programa de este gobierno vir diametralmente las orientaciones de industrializacin sustitutiva que --en sus variantes distribucionista o concentradora-- haban estado vigentes en el pas desde 1930. Dicho en otros trminos, se dio implcitamente por terminada a la industrializacin como objetivo central del proceso de desarrollo. En consonancia con ello, la estructura social urbana experimenta mutaciones inditas por comparacin a perodos precedentes: la creacin de empleo urbano durante este lapso favorece netamente las posiciones autnomas por comparacin a las asalariadas, lo que determina que se detiene el proceso de asalarizacin de la clase media y se acelera el de desalarizacin de la clase obrera. Por otra parte, tiene lugar un notable crecimiento del estrato marginal. Respecto de la movilidad social, durante el gobierno militar tambin existe total singularidad respecto a los modelos precedentes: desde el punto de vista ocupacional, el balance es de preeminencia de movilidad estructural descendente; desde el punto de vista de los ingresos, la movilidad experimentada en todos los estratos de clase obrera y en la mayor parte de los de clase media

  • fue abruptamente descendente; el resultado final fue el retroceso en el nivel de vida de los segmentos sociales ms modestos. Es durante esta etapa que comienza a extenderse en la Argentina --al menos en niveles estadsticamente significativos-- el fenmeno de la pobreza crtica, o sea, la existencia de amplios segmentos sociales con ingresos insuficientes para garantizar satisfacciones elementales.

    Por ende, calificar el balance de esta gestin en relacin con la estructura social no es una tarea compleja: adems de concentradora, la estrategia militar aperturista es tambin violenta y explcitamente excluyente; slo que se trata ahora de una exclusin sin modernizacin social ni crecimiento econmico global.

    Entre diciembre de 1983 y julio de 1989 (gobierno democrtico radical), no lleg a implementarse una estrategia de desarrollo especfica, si bien se intent suavizar los efectos sociales de la situacin heredada, sobre todo en lo que concierne a la recuperacin del salario real. No obstante, diversos condicionamientos polticos resultaron en algunos brotes hiperinflacionarios que repercutieron duramente en la situacin de los sectores populares, y, a la postre, obligaron a la entrega anticipada del poder al partido justicialista en 1989, el que a su vez fue reemplazado por un presidente radical en diciembre de 1999.

    Durante los aos 1989-1990, el nuevo gobierno justiciali