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Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos ALFRED EDERSHEIM RICHARD RAMSAY EXPLOREMOS GÉNESIS Contiene un estudio programado por la

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ALFRED EDERSHEIM RICHARD RAMSAY

EXPLOREMOS GNESIS

Contiene un estudio programado por la Facultad Latinoamericana de Estudios Teolgicos

EXPLOREMOS GNESIS 2001 Logoi, Inc. 14540 S.W. 136 Street, Suite 200 Miami, Fl. 33186 Alfred Edersheim Comentario histrico al A.T. Tomo I Pentateuco 1995 por CLIE Richard Ramsay NUESTROS COMIENZOS Y GUA DE ESTUDIO Diseo textual: Ark Productions Portada: Meredith Bozek Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, ni procesada, ni transmitida en alguna forma o por algn medio electrnico o mecnico sin permiso previo de los editores, excepto breves citas en reseas y debidamente identificada la fuente. Producto: 491075 Categora: Biblia ISBN: 0-7899-0971-5 Impreso en Colombia

CONTENIDO GENERAL

Comentario historico del Antiguo Testamento .................... 5 Alfred Edersheim Nuestros comienzos ........................................................ 241 Richard Ramsay Gua de Estudio .............................................................. 437 Richard Ramsay

ALFRED EDERSHEIM

COMENTARIO HISTRICO AL ANTIGUO TESTAMENTOTOMO I, PENTATEUCO,CAPTULOS

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CONTENIDOPrefacio del autor ............................................................... 11 Nota del autor acerca de la cronologa ................................ 13

PARTE 1LA CREACIN, EL DILUVIO Y LOS PATRIARCAS Introduccin a la Parte 1 .................................................... 15 I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X. La Creacin. El hombre en el jardn de Edn. La cada. 23 Can y Abel. Los dos caminos y las dos razas. ............ 31 Set y sus descendientes. La raza de Can. ................... 39 Genealoga de la raza creyente, por medio de Set. ...... 45 La corrupcin universal del hombre. Preparacin para el diluvio ...................................................................... 51 El diluvio .................................................................. 59 Despus del diluvio. El sacrificio de No. El pecado de No. Los descendientes de No ................................. 67 Genealoga de las naciones. Babel. La confusin de lenguas 75 Las naciones y su religin. Job ................................... 83 La cronologa de la historia bblica temprana. Comienzo de la historia de los tratos de Dios con Abraham y su simiente ...................................................................... 89 El llamamiento de Abram. Su llegada a Canan, y traslado temporal a Egipto ................................................ 95 Separacin de Abram y Lot. Abram en Hebrn. Sodoma saqueada. Rescate de Lot. Encuentro con Melquisedec ... 1077

XI. XII.

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XIII. La doble promesa a Abraham de una descendencia. Ismael. Jehov visita a Abraham. La Destruccin de Sodoma. La estancia de Abraham en Gerar. Su pacto con Abimelec ............................................................... 115 XIV. Nacimiento de Isaac. Expulsin de Ismael. La fe de Abraham puesta a prueba con la orden de sacrificar a Isaac. Muerte de Sara. Muerte de Abraham ..................... 127 XV. Casamiento de Isaac. Nacimiento de Esa y Jacob. Esa vende su primogenitura. Isaac en Gerar. Casamiento de Esa. ..................................................................... 139 XVI. Jacob obtiene la bendicin de Isaac por engao. El dolor de Esa. Consecuencias negativas sufridas por todos los miembros de su familia por sus errores. Jacob enviado a Labn. Isaac renueva y da enteramente a Jacob la bendicin de Abraham ................................................... 149 XVII. La visin de Jacob en Betel. Su llegada a la casa de Labn. El casamiento doble de Jacob y su servidumbre. Jacob huye de Harn. Persecucin de Labn, y reconciliacin con Jacob ............................................................... 157 XVIII.Jacob en Mahanaim. La noche de la lucha. Reconciliacin entre Jacob y Esa. Jacob se establece en Siquem. Jacob sigue hasta Betel para pagar su voto. Muerte de Raquel. Jacob se establece en Hebrn..................... 169 XIX. Primera etapa de la vida de Jos. Jos es vendido como esclavo por sus hermanos. Jos en la casa de Potifar. Jos en la crcel ...................................................... 181 XX. Jos en la crcel. El sueo de los dos oficiales de Faran. El sueo de Faran. Exaltacin de Jos. Su gobierno de Egipto ................................................................... 193 XXI. Los hijos de Jacob llegan a Egipto para comprar grano. Jos reconoce a sus hermanos. Simen prisionero. Los Hijos de Jacob vuelven por segunda vez y traen a Benja-

mn. Jos pone a sus hermanos a prueba. Jos se da a conocer a sus hermanos. Jacob y su familia se preparan para descender a Egipto ......................................... 205 XXII. Jacob y su familia van a Egipto. Entrevista de Jacob con Faran. Su ltima enfermedad y orden de ser sepultado en Canan. Efran y Manass admitidos entre los hijos de Israel ................................................................. 217 XXIII.La ltima bendicin de Jacob. Muerte de Jacob. Muerte de Jos ................................................................... 227

PREFACIO DEL AUTORUno de los aspectos ms notables y esperanzadores de nuestro tiempo es el aumento de la importancia que se da a todos los campos del estudio de la Sagrada escritura. Los que creen en la Biblia y la aman, que han experimentado su verdad y poder, no pueden hacer otra cosa que regocijarse por ello. Saben que la Palabra de Dios vive y permanece para siempre; que ni una tilde de ella se frustrar; y que puede hacer sabio para salvacin por medio de la fe que es en Cristo Jess. Por esto no deben temer los resultados de la investigacin cientfica aplicada a las cosas que entre nosotros han sido certsimas. Porque, cuanto ms se estudie la Biblia, ms profunda ser nuestra conviccin de que el fundamento de Dios est firme. Es pues el propsito de la serie iniciada con el presente volumen ayudar, en lo que podamos, al lector de la Sagrada escritura y no reemplazar la lectura de la misma. Al escribirlo tengo en mente principalmente a los que ensean y los que aprenden, ya sea en la escuela o en la familia. Pero mi objetivo es tambin ms amplio. Ha sido mi deseo proporcionar una herramienta til para leer en familia; lo cual, sin lugar a dudas, servir tambin como una exposicin popular de la historia sagrada. Y ms que esto, espero que resulte ser un libro para colocar en las manos de hombres jvenes, no solo para mostrarles lo que la Biblia ensea, sino para defenderlos de los ataques provocados por la presentacin o la interpretacin errneas del texto sagrado. Con esta finalidad tripartita, me he esforzado por escribir en un modo tan popular y fcilmente inteligible como para ser til para un profesor de escuela dominical, el estudioso avanza1111

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do, y la escuela bblica; avanzando gradualmente, a travs de este volumen y del prximo, de lo ms sencillo a lo ms detallado. Al mismo tiempo, he seguido la narracin de la escritura en su propio orden, captulo por captulo, indicando siempre los fragmentos de la Biblia explicados, de modo que el texto sagrado pueda ser comparado con las exposiciones, ya sea en la lectura familiar o personal. Finalmente, sin mencionar las objeciones por parte de los oponentes, me he esforzado para dar una respuesta a las que ya surgieron, y esto no por afn de controversia, sino para obtener un estudio ms completo y correcto del texto sagrado en el original hebreo. Con ello, me he valido libremente no solo de los resultados de la mejor crtica alemana e inglesa, sino tambin de la ayuda de estudios afines tales como geografa y antigedades bblicas, monumentos egipcios y asirios, etc. Pero cuando todo ha sido ya llevado a cabo, crece un sentimiento todava ms fuerte de que existe una comprensin ms elevada de la Biblia, sin la cual todo lo dems es en vano. No se trata meramente de conocer el significado de las narraciones de la escritura, sino darse cuenta de su aplicacin espiritual; sentir su importancia eterna; experimentarlas en nosotros mismos; ste es el nico estudio provechoso de la Biblia, y todo lo dems es simplemente preparacin exterior. All donde el resultado sea doctrina, reprobacin, correccin, e instruccin en justicia, el profesor ser aqul, por medio de la inspiracin del cual es dada toda escritura.Por qu quien de los hombres sabe de las cosas de los hombres, sino el espritu del hombre que est en l? As tampoco nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espritu de Dios. Pero el fin de todo es Cristo, no solo el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree, sino tambin aqul en quien todas las promesas de Dios son S y Amn. Alfred Edersheim HENIACH, BOURNEMOUTH.12

Nota del autor acerca de la cronologaEl lector encontrar en el captulo 10 algunas explicaciones referentes a los sistemas de cronologa de Ussher y Hales. Hales afirma que sigue el texto de la traduccin griega del Nuevo Testamento o la 70, corrigindola con el historiador judo Josefo, cuyas fechas a menudo resultan ser claramente inexactas. Ussher afirma que sigue el texto hebreo. La cronologa juda moderna coloca el nacimiento de Isaac, cuando Abraham tena cien aos, en el ao del mundo 2048. Con esta ltima fecha concuerda casi exactamente la cronologa adoptada por el profesor Keil (comentarista moderno alemn) quien lo coloca solo dos aos antes, o sea, el 2046. En la ltima columna hemos indicado, de acuerdo con la cronologa de Keil, la sucesin de acontecimientos despus de la inmigracin a Canan. Keil coloca este acontecimiento en el ao del mundo 2021 y en el 2137 antes de Cristo. Con esto el lector podr calcular fcilmente todas las dems fechas segn la cronologa de Keil, la cual nos parece ser la ms fiable en trminos generales. Su cronologa se basa en los siguientes datos: segn 1 Reyes 6.1, el Templo de Salomn fue construido 480 despus del xodo, mientras que la deportacin de Israel a Babilonia tuvo lugar 406 aos despus de la construccin del Templo, es decir, en total, 886 aos despus del xodo. Pero puesto que el comienzo del exilio debi suceder en el ao 606 antes de Cristo, tenemos el ao 1492 antes de Cristo (o 2666 despus de la Creacin) como la fecha del xodo. El ao 606 antes de Cristo ha sido fijado como el ao del comienzo del exilio babilnico, porque termin al cabo de 70 aos, en el primer ao del reinado nico de Ciro, el cual se sabe que fue en el ao 536 antes de Cristo. 1313

INTRODUCCIN A LA PARTE 1Que el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob tambin es el Dios y Padre de nuestro Seor y Salvador Jesucristo, y que los que son de la fe, stos son hijos de Abraham, son unas de las ms preciosas verdades de la revelacin. No solo nos muestran la fidelidad de nuestro Dios, y la grandeza de nuestros privilegios, sino tambin la maravillosa sabidura del plan de salvacin, y su coherencia en todo momento. Porque debemos observar la Biblia no solo en sus libros individualmente, sino tambin en las relaciones entre ellos, y en la unidad de su totalidad. No se puede cortar el Antiguo Testamento del Nuevo, y considerar a cada uno de ellos independientemente del otro. Tampoco se puede separar ninguna parte del Antiguo Testamento del resto. El significado y la belleza completa de cada parte solo aparecen en la armona y la unidad de todo el texto. As, todos ellos forman eslabones de una cadena sin ruptura, comenzando desde el principio hasta el tiempo en que el Seor Jesucristo venga, para quien haba preparado toda la historia anterior, a quien sealaban todas las figuras, y en quien todas las promesas son S y Amn. Fue entonces cuando lo que Dios haba dicho a Abraham, ms de dos mil aos antes, se cumpli en bendita realidad, porque la escritura, previendo que Dios haba de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti sern benditas todas las naciones. De modo que los que viven por la fe son bendecidos con el creyente Abraham. El hecho que este nico y gran propsito se mantuviera firmemente en vista, y fuera llevado adelante a travs de todas las vicisitudes de la historia, cambios de tiempo, y fases de civiliza1515

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cin, y todo ello sin precisar alteracin alguna, simplemente un desarrollo mayor y finalmente ser completado, claramente nos da la ms fuerte confirmacin de nuestra fe. Tambin es un consuelo precioso para nuestros corazones; porque vemos cmo el propsito de misericordia de Dios siempre ha sido el mismo; y, mientras andamos por el mismo camino de peregrinacin que pisaron los padres, y a lo largo del cual Dios gui con seguridad el Pacto, nos regocijamos al saber que ni la oposicin del hombre y ni siquiera la infidelidad de parte de su pueblo profesante pueden anular el consejo de gracia de Dios: Nos am desde el principio del tiempo, nos ama hasta el final. Y esto es lo que aprendemos de la unidad de la escritura. Pero an podemos encontrar otra verdad tambin importante. No solo se da una simple armona entre las diversas partes de la escritura, sino tambin una estrecha relacin. Cada libro da una explicacin de otro, asumiendo su enseanza y llevndola adelante. De este modo, la unidad de la escritura no se puede comparar con la de un edificio majestuoso, por muy ingenioso que sea su plan o enormes sus proporciones; sino ms bien, usando un ejemplo bblico, es como la luz, que brilla ms y ms hasta el da perfecto. Nosotros notamos por el crecimiento en su progreso, cmo los hombres eran capaces de llevar mensajes ms completos, y estaban preparados para recibirlos. La ley, las figuras, la historia, las profecas, y las promesas del Antiguo Testamento todas se despliegan progresivamente y desarrollan la misma verdad, hasta que aparece finalmente en su plenitud del Nuevo Testamento. A pesar de que todas dan testimonio de la misma cosa, ninguna puede ser ignorada justamente, y ni siquiera podemos entender acertadamente una parte sin observarla en su aportacin y conexin con las otras. Y as cuando finalmente llegamos al trmino de la escritura, vemos cmo la narracin de la creacin y el primer llamamiento de los hijos de Dios, que haba sido16

Introduccin

registrado en el libro de Gnesis, encuentra su contraparte (su cumplimiento) en el libro de Apocalipsis, el cual cuenta las glorias de la segunda creacin, y el perfeccionamiento de la Iglesia de Dios. San Agustn, uno de los antiguos maestros de la Iglesia escribe: Novum Testamentum in vetere latet, vetus in novo patet.1 El hecho que en una obra redactada en tantos libros, escritos en circunstancias tan diferentes, por medio de escritores tan distintos, y durante perodos tan separados, haya algunas cosas difciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, no nos puede sorprender, especialmente cuando recordamos que el propsito de Dios era enviar la luz ms resplandeciente a medida que los hombres eran capaces de llevarla. Adems, tenemos que esperar que con nuestra capacidad y conocimiento limitados no podremos entender totalmente los caminos de Dios. Pero, no obstante, podemos afirmar esto sin duda alguna, que cuanto ms profundo, tranquilo, y cuidadoso sea nuestro estudio, tanto ms amplia ser la evidencia que salga a la luz para confirmar nuestra fe contra todos los ataques del enemigo. A pesar de ello, el objetivo real de nuestra lectura no es el conocimiento, sino la experiencia de la gracia. Porque, cuando se comprende adecuadamente, la escritura est llena de Cristo, y todo seala a Cristo como nuestro nico Salvador. No slo la ley, que es nuestro ayo que nos lleva a Cristo, ni las figuras, que son sombras de Cristo, ni siquiera las profecas, que son predicciones de Cristo; sino tambin toda la historia del Antiguo Testamento est llena de Cristo. Incluso cuando las personas no son figura, lo son los acontecimientos. Si alguien no viera en Isaac o en Jos una figura personal de Cristo, no podra negar1 El Nuevo Testamento permanece escondido en el Antiguo, el Antiguo se manifiesta en el Nuevo.

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que el sacrificio de Isaac, o la venta de Jos, y su aprovisionamiento para el sustento de sus hermanos, son acontecimientos simblicos de la historia de nuestro Seor. Y hasta tal punto seala cada acontecimiento a Cristo que l es tanto el principio, como el centro y el fin de toda la historia (el mismo ayer, hoy y por los siglos). De esto se desprende un hecho: solamente la lectura o estudio de las escrituras que nos ensee a conocer a Cristo (y a ste como para nosotros) ser suficiente o de provecho. Y para este propsito deberamos pedir constantemente la ayuda y enseanza del Espritu Santo. Este es el momento adecuado para exponer unas pocas aclaraciones tiles para el estudio de la historia patriarcal. Generalmente el Antiguo Testamento puede ser dividido como La ley y los profetas.2 Posiblemente era respecto a esta divisin que la ley consista en los cinco libros de Moiss; ya que diez era el nmero simblico de la plenitud, y la ley con sus mandamientos era completa a mitad sin los profetas y las promesas. Pero seguramente la divisin quntupla de la ley tiene su correspondencia en la disposicin en cinco libros de los Salmos, cada uno de los cuales termina con una bendicin, de este modo: Libro I: Salmos 1-41; Libro II: Salmos 42-72; Libro III: Salmos 73-89; Libro IV: Salmos 90-106; Libro V: Salmos 107-150; siendo el ltimo Salmo una gran bendicin final. La Ley o los cinco libros de Moiss se llaman comnmente el Pentateuco, una palabra griega el libro quntuplo o de cinco partes. Cada uno de estos cinco libros lleva un ttulo dado2 Mateo 11.13, 22.40; Hechos 13.15, etc. La divisin corriente juda es de ley (los cinco libros de Moiss); los profetas (los primeros: Josu, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes; y posteriores: Isaas, Jeremas, Ezequiel, y los doce profetas menores); y Los escritos, o escritos sagrados, hagiographa (que incluyen los Salmos, Proverbios, y Job); los cinco rollos, ledos en festividades especiales en la sinagoga: el Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiasts, y Ester; Daniel, Esdras, Nehemas, y 1 y 2 Crnicas (en hebreo palabras, o hechos, de los das, diarios). Comp. Lucas 24.44.

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Introduccin

por los traductores griegos del Antiguo Testamento (los conocidos como LXX.), de acuerdo con el contenido: Gnesis (origen, creacin), xodo (salida de Egipto), Levtico, Nmeros y Deuteronomio (segunda ley, o la ley por segunda vez). Los judos designan a cada libro con la primera palabra o la ms notable del inicio. El libro de Gnesis consiste en dos grandes partes, cada una a su vez dividida en cinco secciones. Cada seccin viene encabezada por generaciones u organizaciones, en hebreo toledoth, como sigue:

PARTE I.La historia del mundo hasta la disposicin y el asentamiento final de las diversas naciones Introduccin general: Captulo 12.3 Seccin 1. Generacin de los cielos y la tierra, 2.44 2. Libro de las generaciones de Adn, 56.8 3. Las generaciones de No, 6.99 4. Las generaciones de los hijos de No, 1011.9 5. Las generaciones de Sem, 11.10-26

PARTE II.Historia patriarcal Seccin 1. Las generaciones de Tar (el padre de Abraham), 11.27 25.11 2. Libro de las generaciones de Ismael, 25.12-18 3. Las generaciones de Isaac, 25.1935 4. Las generaciones de Esa, 36 5. Las generaciones de Jacob, 37 Estas dos partes juntas componen diez secciones (el nmero de la plenitud), y cada seccin vara en extensin segn la im1919

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portancia de su contenido, por lo que aportan a la historia del reino de Dios. Porque, estas dos partes, o mejor dicho, los perodos que describen, tienen este contenido. En la primera se nos muestra sucesivamente la posicin y la relacin originales del hombre con Dios; despus su cada, y la consiguiente necesidad de la redencin; a continuacin, la provisin de la misericordia de Dios en gracia. La aceptacin o el rechazo de esta provisin implica la divisin de toda la humanidad en dos clases (los hijos de Set y los hijos de Can). De nuevo, el juicio del diluvio sobre los impos, y la conservacin de Su propio pueblo, son figura para todos los tiempos; mientras que las genealogas y divisiones de las diversas naciones, y la separacin de Sem, implican la seleccin de una nacin, de la que deba surgir la salvacin para toda la humanidad. En esta primera parte el inters de la historia se centra ms en los acontecimientos que en las personas. En la segunda parte sucede lo contrario, donde la historia del pacto y del pueblo del pacto empieza con el llamamiento de Abraham, contina con Isaac, Jacob, y sus descendientes. Aqu el inters reside en las personas ms bien que en los acontecimientos, y se nos muestran sucesivamente las ricas promesas de Dios en su desarrollo, y los tratos de gracia de Dios en su contribucin a la formacin de los patriarcas. El libro de Gnesis (y con el mismo, el primer perodo de la historia del pacto) termina cuando la familia se ha expandido en nacin. Finalmente, con respecto a la disposicin especial de las generaciones descrita por todo el libro de Gnesis, se observar, por as decirlo, que las ramas secundarias siempre son cortadas antes de continuar con la rama principal. As, la historia de Can y su raza precede a la de Set y la suya; la genealoga de Jafet y la de Cam, a la de Sem; y la historia de Ismael y Esa, a la de Isaac y Jacob. Porque el principio de eleccin y seleccin, de separacin y de gracia, est subyacente desde el principio en toda la historia del pacto. Aparece20

Introduccin

en el llamamiento de Abraham, y contina a travs de la historia de los patriarcas; y a pesar de que la familia santa crece y se convierte en una nacin, la promesa se limita primeramente a la casa de David, y finalmente a una sola persona; el Hijo de David, el Seor Jesucristo, el nico Profeta, el nico Sacerdote, el nico Rey, en quien el reino del cielo ser abierto a todos los creyentes, y de l fluyen las bendiciones de salvacin sobre todos los hombres.

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CAPTULO I

EL MUNDO ANTES DEL DILUVIO La creacin. El hombre en el jardn de Edn. La cada.(Gnesis 1 3) Es necesario que el que se acerca a Dios crea que l existe y que es galardonador de los que le buscan. Por esto la Sagrada Escritura, que contiene el registro revelado de los tratos y propsitos de Dios con el hombre, empieza con un relato de la creacin. Porque las cosas invisibles de l su eterno poder y divinidad, se hacen claramente visibles desde la creacin del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas. Cuatro grandes verdades, que inciden en toda la revelacin, nos llegan del ms temprano relato de la escritura, como los cuatro ros que brotaban en el jardn de Edn. La primera verdad es: la creacin de todas las cosas por el poder de la palabra de Dios; la segunda: la descendencia de todos los hombres de nuestros padres comunes, Adn y Eva; la tercera: nuestra relacin con Adn como la cabeza de la raza humana, por medio de quien toda la humanidad fue implicada en su pecado y cada; y la cuarta: que un descendiente de Adn, pero sin su pecado, debera, por medio del sufrimiento, librarnos de las conse2323

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cuencias de la cada, y como segundo Adn sera el autor de salvacin eterna para todos los que confan en l. A estas cuatro verdades vitales podemos aadir una quinta, la institucin de un da cada siete para ser un da de reposo santo para Dios. Es prcticamente imposible imaginar un mayor contraste que entre los relatos paganos del origen de todas las cosas y la narrativa bblica. Los primeros estn tan colmados de absurdos evidentes que solo pueden ser tenidos como fbulas; mientras que la ltima es tan sencilla, y no obstante tan llena de majestad, como casi para forzarnos a adorar e inclinarnos, y a arrodillarnos ante el Seor nuestro hacedor. Y puesto que ste era precisamente el objetivo, y no la instruccin cientfica, y mucho menos la satisfaccin de nuestra curiosidad, debemos esperar encontrar en el primer captulo de Gnesis solamente los rasgos principales de lo acontecido, y no detalles relacionados con la creacin. En estos detalles hay mucho lugar para la informacin que la ciencia pueda proporcionar, una vez seleccionado y cribado todo lo que se pueda aprender por el estudio de la tierra y la naturaleza. Este momento, no obstante, todava no ha llegado y, por lo tanto, deberamos estar en guardia contra las afirmaciones atrevidas y sin garantas que algunas veces han sido defendidas en estos temas. La escritura pone ante nosotros la creacin sucesiva de todas las cosas, por as decirlo, en una escala ascendente, hasta que llegamos a la del hombre, la cabeza de las obras de Dios, y a quien su hacedor design como seor de todo.1 Algunos han imaginado que los seis das de la creacin representan perodos, ms bien que das literales, principalmente sobre la base de la supuesta gran antigedad de nuestro globo, y los diversos grandes perodos o pocas; cada uno de los cuales terminaban con una gran revolucin, por la que parece ser que pas nuestra tierra, antes de llegar a su estado presente, cuando vino a ser un lugar apto para1 Salmos 8.3-8

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El mundo antes del diluvio I

ser habitado por el hombre. No obstante, no es necesario recurrir a tal teora. El primer versculo en el libro de Gnesis simplemente afirma un hecho general, que en el principio (cuando fuera que fuese eso) cre Dios los cielos y la tierra. Luego, en el segundo versculo, nos encontramos la tierra descrita en su estado al final de la ltima gran revolucin, anterior al estado actual de las cosas: y la tierra estaba desordenada y vaca, y las tinieblas estaban sobre la superficie del abismo. Un espacio de tiempo casi indefinido, y muchos cambios, podan pues haber tenido lugar entre la creacin del cielo y la tierra, como se menciona en el versculo 1, y el estado catico de nuestra tierra, como se describe en el versculo 2. En cuanto a la fecha exacta de la primera creacin, se puede afirmar sin dudar que todava no tenemos el suficiente conocimiento para llegar a ninguna conclusin realmente digna de confianza. No obstante es mucho ms importante para nosotros saber que Dios cre todas las cosas por Jesucristo;2 y todava ms, que todo fue creado por medio de l y para l,3 y que de l, y por l, y para l son todas las cosas.4 Esto no solo confiere unidad a toda la creacin, sino que la coloca en una conexin viviente con nuestro Seor Jesucristo. Al mismo tiempo, siempre deberamos tener presente, que por la fe entendemos que el universo fue enteramente organizado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de cosas no visibles.5 Todas las cosas al salir de la mano de Dios eran bueno en gran manera,6 es decir, perfecto para cumplir el propsito que2 Efesios 3.9. 3 Colosenses 1.16. 4 Romanos 11.36. Ver Tambin 1 Corintios 1.16; Hechos 1.2; Juan 1.3. 5 Hechos 11.3. 6 Cabe destacar que en Gnesis 1, siempre leemos, y fue la tarde y la maana un da o el da segundo o tercero, etc. De aqu que los judos calculen el da de tarde en tarde, es decir, desde la primera aparicin de las estrellas la noche siguiente, y no, como hacemos nosotros, de medianoche a medianoche.

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le haba sido asignado. Y acab Dios la obra que hizo; y repos el da sptimo. Y bendijo Dios al sptimo da, y lo santific, porque en l repos de toda la obra que haba hecho en la creacin. Es sobre esta institucin original del sbado cual da de reposo santo en lo que se basa nuestra observancia del da del Seor (domingo). El cambio (del sptimo de la semana al primero) surgi por la resurreccin de nuestro Seor Jesucristo, mediante el cual no solo la primera creacin fue finalmente completada, sino tambin la nueva.7 De todas sus obras Dios solo cre al hombre a su imagen: a imagen de Dios lo cre. Esta expresin se refiere no solo a la inteligencia con la que Dios dot al hombre, y la inmortalidad que le concedi, sino tambin a la perfecta naturaleza moral y espiritual que posea el hombre al principio. Y todos sus alrededores concordaban con su estado de felicidad. Dios lo puso en el huerto de Edn8 para que lo labrara y lo guardase, y le dio una compaera idnea en Eva, a quien Adn reconoci como hueso de sus huesos y carne de su carne. As, como Dios haba indicado, al apartar el sbado, la adoracin como la relacin adecuada entre el hombre y su creador; tambin estableci en el paraso el fundamento de la sociedad civil por medio de la institucin del matrimonio y de la familia.9 Ahora solo quedaba poner a prueba la obediencia del hombre a Dios, y prepararlo para privilegios ms elevados y ms gran7 Ver Isaas 65.17. 8 Se han manejado muchas opiniones diversas sobre la situacin exacta del Edn, pero sera poco apropiado discutirlas aqu. Las dos opiniones que merecen mayor atencin son las que lo colocan o bien cerca de las montaas del norte de Armenia, o bien muy al sur en las cercanas del Golfo Prsico. Sabemos que dos de los ros mencionados que salan del paraso eran el Tigris y el ufrates, y podemos suponer fcilmente que los subsiguientes cambios producidos por el diluvio deben haber hecho las descripciones de la regin inaplicables a su aspecto original. 9 Comp. Marcos 10.6-9.

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des de los que ya estaba disfrutando. Pero el mal ya exista en este mundo nuestro, porque Satans y sus ngeles se haban rebelado contra Dios. El relato de las Escrituras sobre la prueba del hombre es enormemente breve y sencillo. Se nos dice que el rbol del conocimiento del bien y del mal haba sido colocado en medio del huerto, y Dios prohibi a Adn comer del fruto de ese rbol, bajo pena de muerte. Por otro lado, en el huerto tambin estaba el rbol de la vida, probablemente como smbolo y voto de una vida superior, la cual nosotros hubiramos heredado si nuestros primeros padres hubiesen continuado en obediencia a Dios. La cuestin de esta prueba apareci rpidamente. El tentador, en forma de serpiente, se acerc a Eva, neg las amenazas de Dios, y la enga en cuanto a las consecuencias reales de comer el fruto prohibido. Esto, seguido por la seduccin de sus sentidos, condujo a Eva a comer en primer lugar, y despus a inducir a su marido a hacer lo mismo. Su pecado tuvo su consecuencia inmediata. Haban apostado para ser como dioses, y, en lugar de someterse a ultranza al mandamiento del Seor, actuaron independientemente con respecto a l. Y ahora sus ojos estaban ciertamente abiertos, como haba prometido el tentador, para conocer el bien y el mal; pero solo en su conocimiento culpable del pecado, el cual inmediatamente les provoc el deseo de esconderse de la presencia de Dios. De este modo, su alienacin y separacin de Dios, la voz acusadora de su conciencia, y su dolor y vergenza manifestaron que la amenaza divina ya se haba cumplido: el da que de l comieres, ciertamente morirs. La sentencia de muerte que Dios pronunci ante nuestros primeros padres se extenda tanto a su naturaleza corporal como espiritual (a su parte mortal e inmortal). En el da que pec, el hombre muri en cuerpo, alma, y espritu. Y ya que Adn, como cabeza de su raza, representaba su totalidad; y ya que por l todos nosotros hubiramos entrado en un estado de vida muy elevado y feliz, si l hubiese 2727

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permanecido obediente, as ahora las consecuencias de su desobediencia se han extendido a todos nosotros; y puesto que el pecado entr en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, as la muerte alcanz a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Incluso la misma creacin, que haba sido colocada bajo su dominio, fue, por su cada, sujetada a vanidad, y cay bajo la maldicin, como dijo Dios a Adn: Maldita ser la tierra por tu causa; con dolor comers de ella todos los das de tu vida. Espinos y cardos te producir. Dios, en su infinita misericordia, no abandon al hombre para que pereciera en su pecado. Ciertamente fue expulsado del paraso, para el que ya no era apto. Pero, antes de eso, Dios haba pronunciado la maldicin sobre su tentador, Satans, y haba dado al hombre la preciosa promesa que la simiente de la mujer herira la cabeza de la serpiente; es decir, que nuestro bendito Salvador, nacido de mujer, deba redimirnos del poder del pecado y de la muerte, por medio de su propia obediencia, muerte y resurreccin. Incluso el trabajo de sus manos, al que estaba condenado el hombre, era en esas circunstancias una gran ventaja. Por lo tanto, cuando nuestros primeros padres salieron del huerto de Edn, no fue sin esperanza, ni a unas tinieblas exteriores. Se llevaron la promesa de un redentor, la seguridad de la derrota final del gran enemigo, junto con la institucin divina del sbado para adorar, y del lazo del matrimonio con el cual ser unidos en familias. As los fundamentos de la vida cristiana con todas sus implicaciones fueron establecidos en el paraso. Hay otros detalles de inters prctico que debemos obtener. La descendencia de toda la humanidad de nuestros primeros padres determina nuestra relacin con Adn. En Adn todos han pecado y cado. Pero, por otro lado, tambin determina nuestra relacin espiritual con el Seor Jesucristo, como segundo Adn, la cual reposa sobre la misma base. Porque como he28

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mos llevado la imagen del terrenal, llevaremos tambin la imagen del celestial, y como en Adn todos mueren, tambin en Cristo todos sern vivificados. Porque as como por la desobediencia de un hombre, los muchos fueron constituidos pecadores, as tambin por la obediencia de uno los muchos sern constituidos justos. La descendencia de toda la humanidad de un tronco comn ha sido cuestionada en el pasado, a pesar de que las Escrituras ensean expresamente: De una misma sangre ha hecho toda nacin de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra. Es notable que esta negacin, que nunca fue compartida por los ms competentes cientficos, ha sido abandonada recientemente, podemos decir, casi universalmente, y la unidad original de la raza humana en su descendencia comn es ahora un hecho aceptado generalmente. Aqu, adems, encontramos por vez primera ese extrao parecido a la religin revelada que hace al paganismo tan similar y no obstante tan dispar respecto a la religin del Antiguo Testamento. Del mismo modo que podemos ver en el alma del hombre las ruinas de lo que habamos sido antes de la cada, tambin en las leyendas y tradiciones de las diversas religiones de la antigedad reconocemos los ecos de lo que los hombres haban odo originalmente de la boca de Dios. No solo una raza, sino casi todas las naciones, han conservado en sus tradiciones algunos vagos recuerdos parecidos a los de un estado original feliz y santo (la as llamada edad de oro), en el cual la comunicacin entre el cielo y la tierra no estaba rota, y de un subsiguiente pecado y cada de la humanidad. Todas las naciones tambin han atesorado una dbil creencia en algn retorno futuro de este estado feliz, es decir, algn tipo de redencin venidera, tal como en lo ms ntimo de su corazn todos los hombres tienen, por lo menos, el dbil deseo de un redentor. Mientras tanto, esta gran promesa primitiva la simiente de 2929

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la mujer herir la cabeza de la serpiente iba a estar en alto como una luz sealizadora para toda la humanidad durante su camino, brillando siempre con un mayor resplandor, primero en la promesa a Sem, luego en la hecha a Abraham, despus en la profeca a Jacob, y continuando por las figuras de la ley hasta las promesas de los profetas, y hasta que en la plenitud del tiempo el sol de justicia se alz con la salvacin bajo sus alas!

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CAPTULO II

EL MUNDO ANTES DEL DILUVIO Can y Abel. Los dos caminos y las dos razas.(Gnesis 4) El lenguaje con el que las Escrituras explican el segundo gran acontecimiento en la historia es enormemente sencillo. Se mencionan solo dos hijos de Adn y Eva: Can y Abel. No se trata de que no hubiera otros, sino que el avance de la historia de la escritura est relacionado con estos dos. Porque la Biblia no pretende dar un relato detallado de la historia del mundo, ni siquiera una biografa completa de las personas que presenta. Su objetivo es el de ofrecernos una historia del reino de Dios, y solo describe personas y acontecimientos necesarios para cumplir tal propsito. De los dos hijos de Adn y Eva, Can era el mayor, y ciertamente, como podemos ver, el primognito de todos sus hijos. En toda la antigedad, y en oriente hasta hoy, los nombres propios se consideran cargados de un significado profundo. Cuando Eva llam a su primer hijo Can (obtenido o adquirido), dijo Por voluntad de Jehov he adquirido varn.1 Parece ser que relacion el nacimiento de su hijo con el cumplimiento inmediato de la promesa referente a la simiente, que deba herir la cabeza de la ser1 Es conveniente ver que siempre que la palabra Seor aparece en maysculas en nuestras Biblias inglesas, su equivalente hebreo es Jehov; un trmino que confiere la idea del Dios del pacto.

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piente. Esta esperanza era, si se nos permite la comparacin, tan natural de su parte como la expectativa del retorno inmediato de nuestro Seor por parte de algunos de los primeros cristianos. Tambin mostraba cun profundamente haba calado esta esperanza en su corazn, cun viva era su fe en el cumplimiento de la promesa, y cun ardientemente la deseaba. Pero si stas eran sus expectativas, seguramente fue decepcionada rpidamente. Tal vez por esta misma razn o porque haba recibido ms informacin o por otras causas que nosotros no conocemos, el otro hijo de Adn y Eva mencionado en la escritura fue llamado Abel, es decir aliento o desvanecimiento. Lo que es importante segn las Escrituras acerca de estos dos jvenes se resume en la frase Abel fue pastor de ovejas, y Can fue labrador de la tierra. A continuacin los encontramos llevando una ofrenda a Jehov; Can del fruto de la tierra, y Abel de los primognitos de sus ovejas, de lo ms gordo de ellas. Jehov mir con agrado a Abel y su ofrenda, probablemente haciendo notar su aceptacin con alguna manifestacin exterior visible; . En vez de preguntar acerca de la razn de su rechazo, e intentar resolverlo, Can abri la puerta a los sentimientos de ira y celos. En su misericordia, Dios le declar su pecado, le advirti de su peligro, y le indic la salida. Pero Can haba escogido su camino. Al encontrar a su hermano en el campo, las palabras de ira condujeron a hechos asesinos, y la tierra fue testimonio de la primera muerte; y lo peor de todo es que fue una muerte violenta, y por mano de un hermano. Una vez ms la voz de Jehov llam a Can para pasar cuentas, y de nuevo se endureci, esta vez casi rechazando la autoridad de Dios. Pero la mano poderosa del Juez estaba sobre el asesino no arrepentido. Adn, por as decirlo, haba infringido el primer mandamiento, Can el primero y el segundo; Adn haba cometido pecado, Can pecado y crimen.32

El mundo antes del diluvio II

A modo de advertencia, y tambin de testimonio para todos, Can, apartado de su previa ocupacin de propia eleccin como labrador de la tierra, fue expulsado un fugitivo y vagabundo en la tierra. As, recurriendo de nuevo a la analoga, Israel fue expulsado a todas las tierras, cuando con manos malvadas crucificaron e inmolaron a aqul cuya sangre habla mejor que la sangre de Abel. Pero incluso este castigo, aunque mayor que el que Can puede soportar, no lo lleva al arrepentimiento, solo a temer sus consecuencias. Y para que no lo matase cualquiera que lo hallara, Jehov puso una seal sobre Can, tal como hizo con los judos, en todas sus persecuciones, un pueblo indestructible. Solo que en su caso el Seor de gracia tiene un propsito de misericordia; porque ellos volvern de nuevo al Seor su Dios (todo Israel ser salvado; y su introduccin ser como la vida de los muertos. Pero en cuanto a Can, sali de delante de Jehov, y habit en tierra de Nod, es decir, errante o sin reposo. Lo ltimo que leemos de l concuerda todava con su vida anterior: y edific una ciudad, y llam el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Encontramos, pues, varias enseanzas en la superficie de este relato. Notamos la diferencia en el sacrificio de los dos hermanos (uno del fruto de la tierra, el otro un sacrificio animal). De nuevo, la ofrenda de Can se describe meramente con trminos generales; mientras que la de Abel se dice que era de los primognitos de sus ovejas (implicando con ello un reconocimiento de que todo era de Dios, y de lo ms gordo de ellas, es decir, de lo mejor. Tambin vemos, cun fielmente Dios advierte, y cun amablemente indica a Can el camino para escapar del poder del pecado. Por otro lado, el acto asesino de Can ofrece un ejemplo terrible de las palabras con las que el Seor Jess nos ha enseado, que los sentimientos amargos de ira contra un hermano son en realidad un asesinato,2 3333

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mostrndonos lo que es, por decirlo de algn modo, el resultado completo de la voluntad propia, la ira, envidia, y celos. An otra enseanza podemos aprender de esta historia, que nuestro pecado al final sin duda alguna nos atrapar, y que a pesar de ello ningn castigo, por muy terrible que sea, puede jams tener el efecto de cambiar el corazn de un hombre, o cambiar su estado o corriente de vida. A esto cabe aadir la amarga verdad de que los hombres sin Dios percibirn demasiado tarde que, Can fue finalmente echado fuera de la tierra de la cual l haba tomado posesin, por lo tanto ciertamente todos los que busquen su parte en este mundo encontrarn sus expectativas decepcionadas, incluso en aquellas cosas por las cuales hayan sacrificado la mejor parte. A este respecto, la enseanza posterior de la Escritura3 parece que est contenida en semilla en la historia de Can y Abel. Si a partir de estas enseanzas evidentes volvemos al Nuevo Testamento para una mayor luz sobre esta historia, nos encontramos en la Epstola de Judas (v. 11) una advertencia general contra ir por el camino de Can; mientras que San Juan lo usa como una ocasin de amonestacin hacia el amor fraterno: No como Can que era del maligno y mat a su hermano. Y por qu causa le mat? Porque sus obras eran malas y, las de sus hermanos eran justas.4 Pero la informacin ms completa se desprende de la Epstola a los Hebreos, donde leemos, por un lado, que sin fe es imposible agradar a Dios, y, por otro lado, que por la fe, Abel ofreci ms excelente sacrificio que Can, por lo cual alcanz testimonio que era justo dando Dios testimonio sobre sus ofrendas; y muerto an habla por ella.5 Aqu2 Mateo 5.22. 3 Salmos 49. 4 1 Juan 3.12.

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El mundo antes del diluvio II

la escritura nos eleva al ms alto punto en las vidas de los dos hermanos y su sacrificio, nos habla de la presencia de la fe en uno, y la ausencia de la misma en el otro. Esto se manifest del mismo modo en la manera y el tipo de su sacrificio. Pero la fe que impuls el sacrificio de Abel, y la falta de fe que caracteriz el de Can, deba, evidentemente, haber existido y aparecido mucho antes. Por ello San Juan tambin dice que Can era del maligno, queriendo decir que todo el tiempo l se haba entregado al poder del tentador que haba arruinado a nuestros primeros padres. Una pequea consideracin explicar este hecho, y, al mismo tiempo, manifestar claramente el carcter y la conducta de Can. Despus de la cada la posicin del hombre ante Dios cambi totalmente. En el huerto de Edn la esperanza humana de ser confirmado en su estado y de avanzar hacia arriba dependa de su obediencia perfecta. Pero el hombre desobedeci y cay. A partir de ese momento su esperanza en el futuro no poda derivar de una obediencia perfecta, la cual, ciertamente, era imposible en su estado cado. Por as decirlo, el modo de actuar le haba sido presentado, y haba terminado, por medio del pecado, en la muerte. Dios en su gracia infinita abri otro sendero para el hombre. Le present la esperanza de la fe. La promesa que Dios dio libremente al hombre fue la de un Libertador, que herira la cabeza de la serpiente, y destruira sus obras. Entonces, era posible o bien abrazar esta promesa por la fe, y en tal caso aferrarse a ella y poner su corazn sobre ella, o bien rechazar esta esperanza y apartarse de ella. Aqu, entonces, en el comienzo mismo de la historia del reino, tenemos los dos caminos que, como el mundo y el reino de Dios, han dividido siempre a los

5 Hebreos 11.4

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hombres. Si adelantamos la pregunta sobre qu haran los que rechazaron la esperanza de la fe, cmo lo mostraran con su conducta exterior, respondemos, que naturalmente debieron escoger el mundo como era; y satisfechos con ello, intentaran establecerse en la tierra, reclamarla como propiedad suya, gozar de sus placeres y codicias, y cultivar sus artes. Por otro lado, los que abrazaban las promesas se consideraran peregrinos y extranjeros en esta tierra, y tanto en corazn como en su conducta exterior mostraran que crean y esperaban el cumplimiento de la promesa. Casi sobra decir que los unos describen la historia de Can y de su raza; los otros la de Abel, y posteriormente de Set y sus descendientes. Porque alrededor de estos dos (Can y Set) como sus representantes, todos los hijos de Adn deban de ser agrupados de acuerdo con sus tendencias espirituales. Contemplando as las indicaciones de las Escrituras, por breves que sean, son muy claras. Cuando leemos que Can era labrador de la tierra, y Abel pastor de ovejas, podemos entender que la eleccin de sus oficios no dependi de circunstancias accidentales, sino que correspondi a sus opiniones y caracteres. Abel escogi la vida de peregrino, Can la de posicin establecida y disfrute de la tierra. Cuanto ms cerca conduca su historia al terrible acontecimiento que haba llevado la prdida del paraso, y la primera entrega de la promesa, tanto ms significativa era su eleccin de vida. En gran concordancia con esto, encontramos despus a Can, no solo construyendo una ciudad, sino llamndola con el nombre de su propio hijo, para indicar propiedad establecida y disfrute del mundo tal como era. La misma tendencia se despleg rpidamente en sus descendientes, hasta que en Lamec, el quinto desde Can, haba alcanzado unas proporciones tan enormes que las Escrituras ya no consideran necesario hacer notar su crecimiento. Del mismo modo, el registro separado de los cainitas cesa con Lamec y sus hijos, y no existe36

El mundo antes del diluvio II

ninguna otra mencin especfica de ellos en las Escrituras. Antes de seguir con ms detalles, en el curso de estas dos razas (porque, en sentido espiritual, eran bastante distintas) notamos la introduccin de sacrificios en el mismsimo umbral de la historia de las Escrituras. A partir del tiempo de Abel, nos son presentados uniformemente, y siempre con mayor claridad, como el camino sealado para acercarse a Dios y mantener comunin con l, hasta que, al final de la historia de las Escrituras, tenemos el sacrificio de nuestro bendito Seor y Salvador Jesucristo, a quien sealaban todos los sacrificios. Y no solo esto, sino que del mismo modo que el recuerdo tenue de un estado mejor del cual haba cado el hombre, y la esperanza de liberacin, se haba conservado entre todas las naciones paganas, tambin se conserv el de la necesidad de sacrificios. Incluso los sacrificios de sangre de los salvajes, o los sacrificios crueles de los hijos ms amados, qu eran sino un grito de desesperacin por el deseo consciente de la reconciliacin con Dios por medio del sacrificio (la entrega de lo que era ms amado en el lugar de la persona que realiza la ofrenda)? Estas son las columnas terriblemente destrozadas de lo que haba sido un templo; las tradiciones de verdades terriblemente distorsionadas que Dios haba revelado en otro tiempo. Bendito sea Dios por la luz de su evangelio, el cual nos ha enseado el camino, la verdad, y la vida, es decir aqul que es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

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CAPTULO III

EL MUNDO ANTES DEL DILUVIO Set y sus descendientes. La raza de Can.(Gnesis 4) El lugar de Abel no poda permanecer vaco, si el propsito de misericordia de Dios iba a ser cumplido. Por ello, dio a Adn y Eva otro hijo, al cual su madre, muy significativamente, llam Set, es decir, sealado, o ms bien compensacin; porque Dios, dijo ella,me ha sealado (me ha compensado con) otro hijo en lugar de Abel, a quien mat Can. Pero antes de dar ms detalles sobre la vida de Set y de sus descendientes, las Escrituras siguen los pasos de Can hasta su quinta y sexta generacin. Tal como sabemos, Can se haba ido a la tierra de Nod (errante, huir, sin descanso) y all construy una ciudad, que ha sido descrita adecuadamente como la colocacin de los primeros fundamentos del reino en el que gobierna el espritu de la bestia.1 Tenemos que recordar que probablemente haban pasado siglos desde la creacin, y que los hombres ya se haban multiplicado sobre la tierra. Despus de este asentamiento de Can parece ser que no sucedi nada que las Escrituras consi1 Un comentarista moderno mantiene que las palabras de Gnesis 4.17 solo implican que Can estaba construyendo, no que haba terminado la construccin de la ciudad.

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derasen digno de ser registrado, excepto que los nombres de los cainitas son todava singularmente iguales a los de los setitas. As seguimos la lnea de los descendientes de Can hasta Lamec, el quinto desde Can, cuando aparecen completamente desarrollados el carcter y las tendencias de toda la raza. Se nos ocurre, casi por sorpresa, que en tan pocas generaciones, y durante la vida del primer hombre, casi todos los mandamientos e instituciones de Dios haban ya sido desatendidos abiertamente, y la violencia, codicia, y la impiedad reinaban sobre la tierra. La primera infraccin directa de las disposiciones de Dios de la que leemos es la introduccin de la poligamia. Lamec tom para s dos mujeres. Seguramente, desde el principio no era as. Pero esto no es todo. Las Escrituras nos conservan en el discurso de Lamec a sus dos esposas, el primer fragmento de poesa. Ha sido designado como la cancin espada de Lamec, y est impregnado de un espritu de desafo, de confianza en su propia fuerza, de violencia, y de asesinato.2 No hay ningn otro reconocimiento de Dios excepto la referencia a la venganza de Can, de la que Lamec se augura su propia seguridad. Tampoco mencionan las Escrituras los nombres de las esposas de Lamec y los de sus hijas en vano. Porque sus nombres apuntan a la codicia de los ojos, y la codicia de la carne, tal como los oficios de los hijos de Lamec apuntan al orgullo de la vida. Los nombres de sus esposas son Ada, es decir, belleza, adorno; y Zila, es decir, la sombreada, tal vez por sus trenzas, o tambin sonora, quizs por su cancin; mientras que Naama, que es el nombre de la hija de Lamec, significa placentera, grcil, encantadora. Aqu2 Un crtico moderno ha introducido como sigue la cancin espada de Lamec: Ada y Zila, escuchad mi voz: vosotras esposas de Lamec prestad atencin a mi discurso; S, yo mato hombres por mi herida, y jvenes por mi dolor. Porque si Can es vengado siete veces, Lamec setenta y siete, refirindose al invento de Tubal-Can, y significando que si Dios vengaba a Can, el se vengara a si mismo con su espada setenta y siete veces por cada herida y cada dolor.

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El mundo antes del diluvio III

tambin encontramos una caracterstica muy importante de la historia de los cainitas. La bsqueda e invencin de los hijos de Lamec apunta hacia la cultura de las artes, y a un estado de sociedad establecido y permanente. El hijo mayor de Ada, Jabal, fue el padre de los que habitan en tiendas y cran ganados, es decir, hizo incluso de la vida pastoral un negocio regular. Su segundo hijo, Jubal, fue el padre de todos los que tocan arpa (o cithern) y flauta (o sackbut), en otras palabras, el inventor tanto de los instrumentos de cuerda como de viento; mientras que Tubal-Can,3 el hijo de Lamec con Zila, era instructor de todo artfice de toda obra de bronce y de hierro. Si tomamos en consideracin la cancin espada de Lamec, que sigue inmediatamente al relato escritural de las ocupaciones de sus hijos, tenemos suficiente evidencia para designar la cultura y civilizacin introducidas por Lamec como bsicamente sin Dios. Y eso, no solo porque era de hombres impos, sino porque se llev a cabo con independencia de Dios, y en oposicin a los grandes propsitos que l tena para con el hombre. Adems, es muy notable que percibamos en la raza cainita las mismas cosas que posteriormente fueron las caractersticas del paganismo, tal como las encontramos entre las naciones ms avanzadas de la antigedad, como Grecia y Roma. Sobre su vida de familia se pueden escribir los nombres de Ada, Zila, Naama; sobre su vida civil la cancin espada de Lamec, la cual ciertamente suena como la antigua sociedad pagana; y sobre su cultura y sus ocupaciones, los fragmentos de biografas que las Escrituras nos proporcionan de los descendientes de Can. Y como sus vidas fueron enterradas en el diluvio, as tambin un gran diluvio barri de la tierra el paganismo, su vida, cultura, y civilizacin, y solo dej en la cum-

3 Tal vez Tubal, el herrero.

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bre del monte el arca dentro de la cual Dios haba encerrado a los que creyeron sus advertencias y sus promesas. El contraste es todava mucho ms sobresaliente cuando dejamos el relato sobre los cainitas y nos volvemos al de Set y sus descendientes. Incluso el nombre que Set dio a su hijo (Ens, o frgil)4 se muestra como un testimonio contra los supuestos de los cainitas. Pero esta diferencia vital entre estas dos razas aparece especialmente en las palabras que siguen a la noticia del nacimiento de Ens: Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehov. Evidentemente no podemos suponer que antes de aquel momento la oracin y alabanza a Dios eran totalmente desconocidas en la tierra. Incluso los sacrificios de Can y Abel demuestran lo contrario. Por lo tanto esto debe significar que la diferencia vital que haba existido todo el tiempo entre las dos razas, se convirti entonces en una manifestacin exterior por medio de una profesin abierta, y por la alabanza a Dios por parte de los setitas. As hemos llegado al primer gran perodo de la historia del reino de Dios; la poca de una separacin visible y exterior entre dos partes, cuando los que son de la fe salen del mundo, y del reino de este mundo. Recordamos que muchos siglos despus, cuando l vino, aqul cuya sangre habla mejor que la de Abel, sus seguidores tambin fueron llevados a separarse de Israel segn la carne, y como en Antioqua fueron llamados cristianos por primera vez. Del mismo modo que eso marc el comienzo de la historia de la iglesia del Nuevo Testamento, as tambin la introduccin de una profesin abierta a Jehov por parte de los setitas marca el principio de la historia del reino de Dios bajo el Antiguo Testamento. Y no obstante esta separacin y este salir del mundo, este4 Se usa esta palabra para el hombre desde su fragilidad en textos como Salmos 8.4; 90.3; 103.15, etc.

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comenzar a invocar el nombre de Jehov, es lo que cada uno de nosotros debe hacer individualmente, si va a tomar la cruz, seguir a Cristo, y entrar en el reino de Dios.

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CAPTULO IV

EL MUNDO ANTES DEL DILUVIO Genealoga de la raza creyente por medio de Set.(Gnesis 5) Un propsito de las Escrituras ha sido ya cumplido. Se ha seguido los pasos de las tendencias del mal de la raza cainita hasta su despliegue total, y el reino de su mundo ha aparecido con su carcter real. Por otro lado, la raza de Set se ha reunido en torno a una profesin abierta de su fe en las promesas, y de su propsito de servir a Dios, y sobre esta base se ha separado de los cainitas. Los dos caminos vienen marcados y definidos claramente, y el carcter de los que en ellos andan se determina. Por lo tanto ya no es necesario continuar con la historia de los cainitas, y las Escrituras se vuelven de ellos a los ancianos que por la fe obtuvieron un buen testimonio . A simple vista parece como si la narrativa empezara aqu solamente con un libro, relato o historia, de los descendientes de Adn, conteniendo pequeas notas entrelazadas; pero la verdad es muy diferente. En el principio notamos, a modo de contraste significativo, que mientras que leemos de Adn que a semejanza de Dios lo hizo, ahora se aade que engendr un hijo a su semejanza, conforme a su imagen. Adn fue creado puro y sin pecado a imagen y semejanza de Dios; Set hered la naturaleza cada de su padre. A continuacin 4545

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observamos cmo todas las genealogas, desde Adn en adelante, tienen esto en comn; que primero dan la edad del padre cuando nace el hijo mayor,1 despus el nmero de aos que cada uno de ellos vivi despus del acontecimiento, y finalmente su edad total en el tiempo de su muerte. En total se mencionan diez hijos mayores desde la creacin al tiempo del diluvio, y se agrupan como sigue:2Nombres Edad nacimiento del hijo 130 105 90 70 65 162 65 187 182 500 1656 Ao despus del suceso 800 807 815 840 830 800 300 782 595 450 Edad total Ao nac. desde creacin 1 130 235 325 395 460 622 687 874 1056 Ao muerte desde creacin 930 1042 1140 1235 1290 1422 987 1656 1651 2006

Adn Set Ens Cainn Mahalalel Jared Enoc Matusaln Lamec No SUMA TOTAL

930 912 905 910 895 962 365 969 777 950

Lo que ms nos llama la atencin de los registros de los patriarcas, en un estudio ms profundo, es que los detalles que ofrecen no se encuentran en la historia de los cainitas, donde solo se menciona el nacimiento de siete generaciones, o sea: Adn, Can, Enoc, Irad, Mahujael, Metusael, Lamec, y sus hijos. La razn de esta diferencia es, que mientras que los cainitas no tenan ningn futuro, los setitas,

1 Con la excepcin de Set, quien evidentemente, no era el hijo mayor de Adn. 2 As son los nmeros segn el texto hebreo. Hay diferencias entre el mismo y la traduccin griega llamada LXX (la septuaginta) y tambin con el texto samaritano. Para ms detalles ver captulo X, donde se explican tambin las diferencias entre las cronologas de Ussher y Hales.

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El mundo antes del diluvio IV

que invocaban el nombre de Jehov, estaban destinados a llevar a cabo el propsito de Dios en gracia hasta el final. Despus, en dos ocasiones se dan los mismos nombres en las dos razas (Enoc y Lamec). Pero en ambos casos las Escrituras muestran diferencias caractersticas entre ellos. En contraste con Enoc, con cuyo nombre Can llam su ciudad, tenemos a Enoc setita, quin camin con Dios y desapareci porque le llev Dios; y en contraste con Lamec cainita, con su oda envanecida a su espada, tenemos a otro Lamec, que llam a su hijo No, diciendo: Este nos aliviar de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehov maldijo. De este modo la semejanza de sus nombres simplemente evidencia mejor el contraste de su carcter. Finalmente, del mismo modo que la maldad de una raza se manifiesta plenamente en Lamec, que es el sptimo en la genealoga de los cainitas, as tambin la piedad de la otra raza sobresale en Enoc, quien tambin es el sptimo en la lnea de los setitas. Pasando de esta comparacin de las dos genealogas a la tabla de los setitas, se nos recuerda el dicho que estas genealogas primitivas son monumentos tanto de la fidelidad de Dios en el cumplimiento de su promesa, como de la fe y la paciencia de los padres. Cada generacin vivi su tiempo designado; transmitieron la promesa a sus hijos; y luego, habiendo terminado su camino, todos conforme a la fe murieron sin haber recibido lo prometido, sino mirndolo de lejos, creyndolo y abrazndolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Esto es absolutamente todo lo que sabemos de la mayor parte de ellos. Pero la repeticin enftica y aparentemente innecesaria, en cada caso, de las palabras y muri, con las que acaba cada genealoga, nos dice que rein la muerte desde Adn hasta Moiss3 con todas las enseanzas implicadas de su origen en pecado, y de su3 Romanos 5.14.

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conquista por el segundo Adn. Solo se da una excepcin a esta regla, con el caso de Enoc; cuando, en lugar de la breve nota de costumbre sobre cuntos aos vivi despus del nacimiento de su hijo, leemos que camin con Dios, despus que engendr a Matusaln trescientos aos; y en vez de la sencilla frase que muri, no solo se nos dice por segunda vez que Enoc camino con Dios, sino tambin que desapareci; porque Dios le llev. As tanto su vida como su traslacin estn relacionadas con su caminar con Dios. Esta expresin es nica en las Escrituras, y excepto con referencia a No,4 solo aparece de nuevo en la relacin del sacerdote con Dios en el lugar santo.5 As pues indica una conversacin muy ntima, cercana y personal con Jehov. La vida, la obra, y la traslacin de Enoc se explican igualmente como sigue en la Epstola a los Hebreos: Por la fe, Enoc fue trasladado para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traslad Dios; y antes que fuese trasladado, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.6 Su traslacin fue como la de Elas,7 y como ser la de los santos en la segunda venida de nuestro bendito Seor.8 En conexin con esto es muy notable que profetiz sobre lo que se manifest con su propio caso, diciendo: he aqu el Seor viene con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impos de todas sus obras impas que han hecho impamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impos hablaron contra l.94 Gnesis 6.9. 5 Malaquas 2.6. 6 Hebreos 11.5. 7 2 Romanos 2.10. 8 1 Corintios 15.51,52. 9 Judas 14,15. Esto concuerda bastante con lo que se saba generalmente de Enoc. Un libro apcrifo del Antiguo Testamento, escrito antes del tiempo de Cristo (Ecl 44.16), contiene que Enoc fue tomado, siendo un ejemplo de arrepentimiento par todas las generaciones; mientras que otro libro (libro de Enoc 1.9) afirma claramente que profetiz la venida del Seor par juicio sobre los impos.

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El mundo antes del diluvio IV

Cuando Enoc fue llevado solo Adn haba muerto: Set, Ens, Cainn, Mahalalel y Jared todava vivan. Por otro lado, no solo Matusaln, el hijo de Enoc, sino tambin su nieto Lamec, quien entonces tena ciento trece aos, debieron presenciar su traslacin. No no haba nacido. Pero cun profundamente habra impresionado la profeca de Enoc a los hombres piadosos de la poca, y tambin lo que podemos llamar su cumplimiento anticipado y ejemplar en su traslacin; que Lamec puso a su hijo, que naci sesenta y nueve aos despus de la traslacin de Enoc, el nombre de No, descanso o consuelo, diciendo: ste nos aliviar de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehov maldijo. Evidentemente Lamec senta la carga del trabajo sobre la tierra que Dios haba maldecido, y esperaba una liberacin de la miseria y corrupcin existentes como consecuencia de ello, por medio del cumplimiento de la promesa divina sobre el libertador. Con esta esperanza llam a su hijo No. Ciertamente hubo un cambio, pero fue por la destruccin de la generacin pecadora, y el comienzo de un nuevo perodo en la historia del pacto. Notamos que, en el caso de No, las Escrituras ya no vuelven a mencionar, como antes, un solo hijo; sino que nos da los nombres de los tres hijos de No, para mostrar que en adelante la lnea nica iba a dividirse en tres, que seran los fundadores de la historia humana. Tambin es muy instructivo notar que Enoc, que parece ser el que anduvo ms cerca de Dios, solo vivi trescientos sesenta y cinco aos sobre la tierra; menos de la mitad del tiempo que vivieron sus antepasados y sus sucesores. Una prolongacin extraordinaria de la vida puede ser una bendicin, como ofreciendo tiempo para arrepentimiento y gracia; pero con respecto a los ms amados por Dios, puede ser acortada como medida de liberacin de la obra y el trabajo que el pecado ha introducido en este mundo. Ciertamente, la consecuencia ser que una du4949

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racin extraordinaria de la vida, aunque era necesaria al inicio, no result ser en modo alguno una fuente de bien para la generacin malvada y corrupta.

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CAPTULO V

EL MUNDO ANTES DEL DILUVIO La corrupcin universal del hombre. Preparacin para el diluvio.(Gnesis 6) Es una circunstancia notable que todas las naciones deberan haber conservado en sus tradiciones alguna noticia de la extraordinaria longevidad humana en el principio. Podemos comprender que el conocimiento de un hecho tal sera especialmente transmitido. Pero debemos recordar que antes del diluvio las condiciones de vigor, constitucin, clima, tierra, y alimentacin eran bastante diferentes de las que depende la actual duracin de vida. Por lo tanto una comparacin entre ambas longevidades resulta imposible, por la mejor de las razones, porque no tenemos suficiente conocimiento del estado primitivo. Pero s podemos ver claramente que tal duracin de la vida era necesaria para poblar rpidamente la tierra, para el avance del conocimiento, y, sobre todo, para la continuacin de la adoracin de Dios y la fe en la promesa de un Libertador que l haba revelado. De ese modo cada generacin poda transmitir a una posteridad remota lo que haba aprendido durante los siglos de 5151

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su existencia. As Adn estuvo vivo para contar la historia del paraso y la cada, y para repetir la palabra de la promesa, que haba odo de la propia voz del Seor, cuando naci Lamec; y a pesar de que ninguno de los anteriores pudo haber vivido para ver el inicio de la construccin del arca, que tuvo lugar en el ao 1536 desde la creacin, Lamec muri solo cinco aos antes del diluvio, y su padre Matusaln (el hombre con la vida ms larga) en el mismo ao de dicho acontecimiento. Si intentamos ver cuanta informacin, incluso en nuestros das, cuando la comunicacin, la civilizacin y los medios de conocimiento han avanzado tanto, se puede obtener por medio de una relacin personal con los actores principales de los grandes acontecimientos, entenderemos la importancia de la longevidad humana en las edades tempranas de nuestra raza. Pero, por otro lado, era posible pervertir esta larga duracin de la vida con propsitos igualmente malvados. El suceso poco corriente durante tantos siglos de la muerte con sus terrores debera embotar todava ms la consciencia; la larga asociacin de hombres malvados consolidara el progreso de la corrupcin y el mal; y el aparente retraso del juicio o liberacin debera fortalecer la atrevida incredulidad de los burladores. La profeca de Lamec evidencia esta realidad; de la descripcin del estado de la tierra en el tiempo de No, y de la incredulidad de sus contemporneos; y de la comparacin de nuestro Seor1 entre los das de No y los de la venida del Hijo del Hombre, cuando, segn San Pedro,2 habr burladores sarcsticos, andando segn sus propias concupiscencias, y diciendo: Dnde est la promesa de su venida? Porque desde el da en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen como estaban desde el principio de la creacin.1 Mateo 24.37-39; Lucas 17.26. 2 2 Pedro 3.3,4.

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La corrupcin de la humanidad alcanz su punto ms alto cuando incluso la diferencia entre los setitas y los cainitas se borr con casamientos mixtos entre ambas partes, y ello por motivos sensuales. Leemos que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para s mujeres, escogiendo entre todas.3 Por aquel tiempo la tierra debera estar poblada en gran parte,4 y su estado se describe as: Y vio Dios que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazn de ellos era de continuo solamente mal. Esto significa ms que la corrupcin total de nuestra naturaleza, como lo describiramos nosotros ahora, y se refiere al dominio universal del pecado abierto y atrevido, y de la rebelin contra Dios, introducida cuando la separacin entre los setitas y los cainitas ces. Exceptuando a No no haba nadie en esa generacin que invocase el nombre de Jehov. Haba gigantes en la tierra en aquellos das (en hebreo: nephilim) stos fueron los valientes (o hroes) que desde la antigedad fueron varones de renombre. Exactamente esos nephilim eran hombres de violencia, o tiranos, como lo traduce Lutero, porque la raz de la palabra significa, caer sobre.5 Resumiendo, era un perodo de violencia, de la fuerza contra el derecho, de rapia, concupiscencia, y de incredulidad universal en la promesa. Con la extincin virtual de la fe y la adoracin de los setitas no quedaba otra esperanza, y la generacin tena que ser totalmente rada en juicio.3 Otras teoras acerca de los hijos de Dios han sido propuestas, pero no pueden sostenerse bajo una investigacin cuidadosa y exacta. Cualquier lector interesado en este tema puede encontrarlo tratado en mi edicin de la History of the Old Covenant, de Kurtz, vol. I., p. 96, etc. 4 Se han realizado aproximaciones sumamente exageradas sobre el nmero de humanos en aquel tiempo, mostrando la falacia de tales clculos. 5 La palabra nephilim aparece de nuevo en Nmeros 13.33, en el relato de los hombres gigantes, que los espas vieron en Canan. Pero a pesar de que los nephilim podan haber sido hombres de proporciones gigantes, no significa que nephilim quiera decir gigantes. Finalmente, no hay nada en el texto que muestre que se tratar solo de los hijos de Dios.

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Y no obstante, a pesar de que no solo la justicia de Dios, sino incluso su fidelidad a su promesa de gracia lo requera, la tierna amabilidad llena de amor de Jehov aparece en expresiones tales como stas: Se arrepinti Jehov de haber hecho al hombre en la tierra, y le doli (literalmente, le doli en su corazn). Una expresin explica la otra. Cuando leemos que Dios se arrepinti, se trata solo de nuestro modo de hablar, porque, como dice Calvino, nada sucede accidentalmente o que no haya sido previsto. Trae a nuestras mentes el dolor del amor divino por los pecados del hombre, con las palabras de Calvino, que cuando los terribles pecados del hombre ofenden a Dios, es como si su corazn hubiese sido herido con un dolor extremo. La consecuencia fue que Dios declar que destruira de sobre la faz de la tierra tanto a los hombres como a las bestias (estas ltimas debido a la conexin peculiar en la que la creacin fue colocada con el hombre, siendo ste su seor, que las implic en la ruina y el castigo que cay sobre el hombre). Pero mucho antes de que la sentencia se llevara realmente a cabo, Dios haba declarado, No contender mi espritu con el hombre para siempre (o mejor, habitar con el hombre, legislar, o presidir, entre ellos), porque l es carne, o, como han traducido algunos, puesto que en su errar, o aberracin, se ha vuelto totalmente carnal, sensual, diablico; mas sern sus das ciento veinte aos; es decir, se les concedera todava otros ciento veinte aos en misericordia antes de que explotaran los juicios finales. Fue durante esos ciento veinte aos que la paciencia de Dios esperaba, mientras se preparaba el arca, en el cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas a travs del agua. Porque en la corrupcin general de aquella generacin haba una sola excepcin, No. Necesitamos simplemente juntar todas las referencias de las Escrituras sobre No y colocarlas en el orden que en ella aparecen: Pero No hall gracia ante los54

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ojos de Jehov; y de nuevo: No, varn justo, era perfecto (como implica la palabra hebrea, recto espiritualmente, autntico, ntegro y completo en su interior, alguien cuyo corazn tena un solo objetivo) en sus generaciones, o entre sus contemporneos; y finalmente, con Dios camin No, esta expresin siendo la misma que en el caso de Enoc. La mencin que encontr gracia ante los ojos de Jehov precede la de su justicia, lo cual describe su relacin moral con Dios; mientras que su justicia era de nuevo el resultado de una rectitud espiritual interior, o de lo que bajo la luz ms completa del Nuevo Testamento designaramos como un corazn renovado por el Espritu Santo. Todo viene resumido y completado con un caminar con Dios al estilo de Enoc. La afirmacin que No encontr gracia es como la irrupcin del sol en un cielo que se est encapotando para una tormenta. El texto sagrado repite tres veces que la tierra se haba corrompido, aadiendo que estaba llena de violencia, simplemente como si el ojo atento del Seor, que mir sobre la tierra, hubiera estado inspeccionando y probando a los hijos de los hombres, y se detuviera con pena sobre ella, antes de permitir el descenso del juicio. Esto no era todo. A pesar de ello, la paciencia de Dios esper ciento veinte aos, mientras se preparaba el arca y durante este tiempo, especialmente, No debe haber actuado como un predicador de justicia. La construccin del arca empez cuando No tena cuatrocientos ochenta aos; es decir, antes de que ninguno de sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet, naciera, de hecho, veinte aos antes del nacimiento de Sem. As la gran fe de No no solo se manifest en la construccin del arca en medio de una generacin burladora e incrdula, y esto contra cualquier probabilidad humana de que jams fuera necesaria, y ciento veinte aos antes de que se necesitase, sino tambin al proveer espacio para sus hijos y las esposas de sus hijos, cuando l todava no tena hijos. 5555

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Ciertamente cuanto ms intentamos comprender las circunstancias, mayor se manifiesta la fe inmutable del patriarca. Las palabras con las que Dios anunci su propsito fueron stas: el fin de toda carne ha venido ante m (es decir, como han explicado algunos, el lmite mximo de la depravacin humana); porque la tierra est llena de violencia a causa de los hombres (es decir, violencia que procede de ellos, de delante de su faz), he aqu que yo los destruir con la tierra. No y su familia eran los nicos que iban a ser conservados, y esto por medio del arca, una expresin que solo aparece una vez ms respecto a los juncos en los que se salv Moiss.6 No tena que construir su arca de gofer, seguramente madera de ciprs, y calafatearla con brea por dentro y por fuera. El arca tena que ser de trescientos codos de longitud, cincuenta de anchura, y treinta de altura; esto equivale, calculando el codo a un pie y medio, cuatrocientos cincuenta pies de longitud, setenta y cinco de ancho, y cuarenta y cinco de alto.7 Segn implica la fraseologa del texto hebreo, haba alrededor de la parte superior, a un codo por debajo del techo una apertura para la luz y el aire (traducido en nuestra versin como ventana), en la que, se ha sugerido, se insert algn tipo de substancia traslcida parecida a nuestro vidrio. Aqu parece ser que haba tambin una ventana normal, a la que se hace referencia posteriormente de un modo especfico (cap. 8.6). La puerta estaba en un lado del arca, la cual estaba organizada en tres plantas de habitaciones (literalmente celda), para la estancia de todos los animales en el arca, y el almacn de alimento. Porque No deba introducir en el arca6 xodo 2.3-5. 7 Algunos han calculado el codo a veintin pulgadas, lo cual dara una longitud de quinientos veinticinco pies, una anchura de ochenta y siete y medio, y una altura de cincuenta y dos y medio. San Agustn calcula que las proporciones del arca eran las mismas que las de una figura humana perfecta, la longitud de la cual desde la planta de los pies hasta la cabeza es seis veces la anchura del pecho, y diez veces la altura de la figura reclinada, medida con una lnea recta desde el suelo. Smiths Dictionary of the Bible, vol. II. P. 566, nota.

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(siete parejas de animales limpios, y una pareja de los que no eran limpios). Entonces, cuando llegara el tiempo sealado para ello, Dios traera un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espritu de vida debajo del cielo. Pero con No Dios establecera su pacto, es decir, llevar a cabo por medio de l su propsito del pacto de gracia, que deba manifestarse con el nacimiento del Redentor. De acuerdo con esto, No, su esposa (porque aqu no hay ninguna indicacin de poligamia), sus hijos, y las esposas de sus hijos deban entrar en el arca, y ser mantenidos vivos all durante la destruccin generalizada de todo lo que estaba a su alrededor. Hasta aqu llegan las indicaciones de las Escrituras. Se ha desperdiciado mucha ingenuidad innecesaria para calcular el espacio exacto del arca, de su disposicin interior, y de las estancias que contena para las diversas especies de animales que existan entonces. Tales clculos son bsicamente poco fidedignos, porque no podemos calcular el espacio exacto en el arca ni saber el nmero exacto de especies que haban de ser alojadas en su refugio. Las Escrituras, que nos presenta la historia del reino de Dios, nunca gratifica este tipo de investigacin tan ociosa e insensata. Pero lo que s podemos saber con toda seguridad es que el arca que Dios provey era literalmente y en todos los sentidos suficiente para cumplir con los propsitos para los que fue ideada, y que tales propsitos fueron satisfechos enteramente. Tal vez nos sirva de ayuda para darnos cuenta de la maravilla de esta estructura si la comparamos con el barco ms grande conocido, el Great Western, cuyas dimensiones son seiscientos ochenta pies de longitud, ochenta y tres de ancho, y cincuenta y ocho de alto; o tambin si lo describimos como casi del tamao de media Catedral de St. Paul en Londres. Debe notarse que el arca fue diseada bsicamente como almacn y no para la navegacin. No tena ni mstiles, ni timn, ni velas, y probablemente 5757

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fuera de fondo plano, parecido a un enorme pecho flotante. Para mostrar cuan apropiadas eran sus dimensiones como almacn, podemos mencionar que un holands, Peter Jansen, construy en 1604 un barco con exactamente las mismas proporciones (evidentemente, de dimensiones diferentes), el cual result tener un tercio ms de capacidad que cualquier otra embarcacin con el mismo peso. Todas las dems cuestiones relacionadas con la construccin del arca pueden ser tranquilamente desechadas por no merecer ninguna discusin seria. Pero cabe destacar este gran hecho, que durante todo aquel perodo No predicaba la justicia, advirtiendo del juicio que tena que venir, y demostraba adems su fe en la prctica al continuar proveyendo un arca para refugio. Resumiremos la vida de fe de No, la predicacin de fe de No, y la obra de fe de No con las palabras de las Escrituras: Por la fe, No, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que an no se vean, con reverencia prepar un arca para salvacin de su casa; y por esa fe conden al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es segn la fe.8

8 Hebreos 11.7.

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EL MUNDO ANTES DEL DILUVIO El diluvio.(Gnesis 7 8.15) Hay una magnificencia y una sencillez majestuosa en el relato de las Escrituras sobre el diluvio que desafa y reta toda comparacin. El suceso se menciona solo dos veces ms en el Antiguo Testamento (cada vez con un lenguaje breve y serio coincidiendo con su solemnidad). En Salmos 29.10 leemos: Jehov est entronizado sobre el diluvio, y se sienta Jehov como rey para siempre (una especie de versin veterotes-tamentaria de Jesucristo, el mismo ayer y hoy y por los siglos). Y si podemos continuar con la analoga, existe una aplicacin evanglica de esta historia del Antiguo Testamento en Isaas 54.9, 10: Porque esto me ser como en los das de No, cuando jur que nunca ms las aguas de No pasaran sobre la tierra; as he jurado que no me enojar contra ti, ni te rechazar. Porque los montes se apartarn, y los collados sern sacudidos; pero no se apartar de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantar, dijo Jehov, el que tiene compasin de ti. El primer punto del relato del diluvio que llama nuestra atencin es una mencin enftica, repetida dos veces, de la obediencia 5959

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absoluta de No, conforme a todo lo que Dios le mand.1 A continuacin notamos una solemne pausa de siete das antes de que empezara realmente el diluvio, cuando fueron rotas todas las fuentes del gran abismo, y las ventanas de los cielos fueron abiertas; en otras palabras, las compuertas tanto de la tierra como del cielo fueron abiertas de par en par. El suceso tuvo lugar en el ao seiscientos de la vida de No, en el mes segundo, a los diecisiete das del mes; siempre que calculemos la estacin segn el comienzo del ao civil hebreo, sobre la mitad o finales de nuestro mes de noviembre. Entonces cuando No y su esposa, sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet, y sus esposas, y todos los animales, haban entrado en el arca, Jehov le cerr la puerta y durante cuarenta das y cuarenta noches hubo lluvia sobre la tierra, mientras, al mismo tiempo, se rompan las fuentes del gran abismo. La inundacin continu durante ciento cincuenta das,2 y luego las aguas empezaron a descender. La catstrofe es descrita as: Y fue el diluvio cuarenta das sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elev sobre la tierra. Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas. Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que haba debajo de todos los cielos fueron cubiertos. Quince codos ms alto subieron las aguas, despus que fueron cubiertos los montes. Y muri toda carne que se mueve sobre la tierra, as de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. Todo lo que tena aliento de vida en sus narices, todo lo que haba en la tierra muri. As fue destruido todo ser que viva sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron rados de la tierra, y qued solamente No, y los que con l estaban en el arca.1 Gnesis 6.22; 7.5. 2 Gnesis 8.3, 4, comparado con 7.11, parece implicar que los cuarenta das de lluvia estaban incluidos en estos ciento cincuenta das, y no se aadieron a los mismos.

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Las notas de un escritor reciente sobre este tema son tan apropiadas que las reproducimos aqu: El relato es vivo y vigoroso, aunque falto totalmente del tipo de descripcin que hubiera ocupado la mayor parte del fragmento en un historiador o un poeta moderno. No vemos nada de la lucha con la muerte; no omos el grito de desesperacin; no se nos hace presenciar la agona exasperante del marido y la esposa, del padre y del hijo, cuando quedaban aterrorizados ante las aguas que se alzaban. Tampoco se pronuncia una sola palabra sobre la tristeza del nico hombre justo quien, desde su posicin de salvacin, miraba la destruccin que no poda evitar. Pero la mismsima sencillez de la narracin s que deja una impresin en nuestras mentes con peculiar viveza, la de la desolacin. Y esto aumenta con la repeticin y el contraste de dos ideas. Por un lado, se nos recuerda ms de cinco veces en el relato3 quines eran los ocupantes del arca, los pocos favorecidos y rescatados; y, por el otro lado, la total y absoluta destruccin de todo lo dems no se trata con menor nfasis.4 No menospreciaremos la solemnidad de la impresionante quietud, con la que las Escrituras nos muestran el arca solitaria flotando sobre las desoladas aguas que haban cubierto la tierra y todo lo que perteneca a ella,5 intentando describir las escenas que deben haber seguido a todo ello. Simplemente se deja en nuestras mentes la impresin que Jehov le cerr la puerta, estas palabras pueden haber sido ideadas para mostrar que aunque No hubiera querido ayudar a sus contemporneos que estaban pereciendo, no lo hubiera podido hacer. Se dice que al3 Gnesis 6, 7, 8. 4 Gnesis 7.13, 17; 7.4, 21-23. El Sr. Perowne, en Smiths Dictionary of the Bible, art. No. 5 El Sr. Perowne cita Lyell, Principles of Geology, como un ejemplo explicativo de los efectos de una inundacin, naturalmente, a una escala muy diferente, lo que ocurri en el Runn de Cutch, en las reas del este del Indus, en 1819, cuando el mar inund y en pocas horas convirti una porcin de tierra, con un rea de dos mil millas cuadradas, en un mar o una laguna interior.

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final de los ciento cincuenta das, con el lenguaje particularmente conmovedor de las Escrituras: Se acord Dios de No y de todos los animales y de todas las bestias que estaban con l en el arca. Se hizo pasar un viento sobre la tierra para secarla, el diluvio fue detenido, y las aguas decrecan continuamente sobre la tierra. En el da diecisiete del sptimo mes, es decir, exactamente cinco meses despus de que No entrara en ella, se hall al arca apoyada sobre los montes de Ararat; no necesariamente sobre el pico ms alto, que mide diecisiete mil doscientos cincuenta pies, ni tal vez, tampoco el segundo pico ms alto, que se alza sobre unos doce mil pies, sino sobre aquella cadena montaosa. Y las aguas seguan disminuyendo; y setenta y tres das despus, o el primer da del dcimo mes, se descubrieron las cimas de los montes a su alrededor. Cuarenta das ms, y No envi un cuervo, el cual, al encontrar refugio en las cimas de las montaas, y comida en los cuerpos flotantes, no volvi al arca. Al cabo de otros siete das envi una paloma, para ver si las aguas se haban retirado de sobre la faz de la tierra, es decir, de las tierras bajas de los valles. Una semana ms, y la mand de nuevo una segunda vez, y cuando volvi por la tarde, traa una hoja de olivo en el pico. Es un hecho notable, porque aporta un testimonio indirecto a este relato, que el olivo, segn se ha comprobado, da hojas bajo el agua. Por tercera vez No sac un mensajero de paz, al cabo de otra semana, y no volvi ya ms a l. Nunca en la historia de la naturaleza, dice el escritor ya citado, se ha dibujado una imagen con una belleza tan exquisita y mayor fidelidad que sta. El primer da del primer mes, en el ao seiscientos uno, las aguas se secaron sobre la tierra; y quit No la cubierta del arca, y mir y he aqu que la faz de la tierra estaba seca. Y en el mes segundo, a los veintisiete das del mes, se sec la tierra; justamente un ao y diez das despus de que No entrase en el arca.62

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Hasta aqu el relato de las Escrituras. A menudo se ha explicado que el objetivo de la Biblia es darnos la historia del reino de Dios, no tratar temas curiosos o incluso cientficos, por lo que podemos omitir una cuestin demasiado a menudo discutida ltimamente con un espritu totalmente impropio, con estas palabras de un escritor reciente:6 Es una cuestin discutida entre los telogos y los cientficos si el diluvio fue absolutamente universal, o si fue universal solo en el sentido de extenderse sobre toda la parte del mundo habitado entonces. Aqu no entramos en esta controversia; pero podemos sealar el hecho notable que la regin al este de Ararat, donde se asent el arca, muestra seales de haber estado debajo del agua en otro tiempo. Es una regin con una depresin particular, por debajo de las regiones de su alrededor, y por ello proporcionando ciertas facilidades para tal inmersin. Pero hay otro tema relacionado con el diluvio tan destacado y chocante como para reclamar nuestra atencin. Es el hecho que el recuerdo del diluvio ha sido conservado en las tradiciones de tantas naciones, tan alejadas e independientes entre s, que resulta imposible dudar que hayan derivado de una sola fuente original. Como debe suponerse, contienen muchos elementos legendarios, y generalmente sitan la localidad del diluvio en sus propias tierras; pero estas mismas particularidades los definen como corrupcin de la historia real registrada en la Biblia, y transmitida por las diferentes naciones donde se establecieron. El Sr. Perowne ha agrupado estas tradiciones como sigue: las de Asia Occidental, incluyendo los relatos caldeos, fenicios, los as llamados Orculos Sibilinos, los frigios, sirios y armenios; luego los de Asia oriental, incluyendo los relatos persas, indios y

6 El Dr. Blaikie, Bible History, p. 29.

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chinos; y, en tercer lugar, los de las naciones americanas: los de Cherokee, y diversas tribus de las Indias Mexicanas, con los que, por extrao que parezca, agrupa tambin los relatos de las islas Fiji. A stos aade, como cuarto ciclo, las tradiciones similares de las naciones griegas. Pero la tradicin ms interesante es la caldea o babilonia, la cual merece un estudio ms detenido. Aunque no necesitamos tales confirmaciones indirectas para convencernos de la verdad de los relatos de la Biblia, es muy notable que todas las investigaciones histricas, cuando se completan y aplican correctamente, confirman la exactitud de lo que se recoge en las Santas Escrituras. Pero su principal valor para nosotros tiene que ser siempre ste, que nos informan sobre el arca que flota sola sobre las aguas del diluvio, y conserva salvos para siempre a los que estn por la mano de Jehov. Relato caldeo del diluvio: Podemos decir que tenemos dos relatos caldeos generales del diluvio. Uno nos llega de fuentes griegas, de mano de Beroso, un sacerdote caldeo del segundo siglo antes de Cristo, quien tradujo al griego los registros de Babilonia. Este, siendo el menos claro, no es necesario comentarlo aqu. Pero mucho ms inters poseen las inscripciones cuneiformes anteriores, descubiertas y descifradas por primera vez en 1872 por el Sr. G. Smith, del Museo Britnico, y desde entonces estudiado ms profundamente por el mismo erudito.7 Estas inscripciones ocupan doce tablas, de las cuales solo una parte ha sido hecha asequible. Se pueden describir en trminos generales como constituyentes del relato babilonio del diluvio, lo cual, puesto que tuvo lugar en aquel lugar, tiene un valor especial. El relato se supone que data de dos mil a dos mil quinientos aos antes de Cristo. La historia del diluvio la relata un

7 Ver Assyrian Discoveries, por George Smith. L