experiencias catalizadoras para la rehabilitación de barrios

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PONENCIAS 1 Experiencias catalizadoras para la revitalización de barrios. Dos actuaciones concretas generadoras de una renovación urbana sostenible. Juan Manuel Rojas Fernández Laura Domínguez Hernández (Arquitectos Hombre de Piedra) INTRODUCCIÓN. Afrontar un problema global desde lo particular puede tener sentido. Es lógico pensar que problemas globales necesitan soluciones globales. Sin embargo cabe pensar también que las soluciones globales impuestas “desde arriba” no son operativas sin la colaboración e iniciativa de las partes. Cualquier solución sería superficial y vista como despótica sin esta complicidad. En este sentido, ¿sería posible que una solución planteada desde una parte tuviera un efecto catalizador en el resto que contribuyera a la solución de problemas globales? Creemos que el grave problema medioambiental y social en el que estamos metidos todos sólo se puede acometer desde esta doble estrategia. Es necesario organizarse de forma global, establecer estrategias conjuntas, administrar. Pero de nada sirve si cada uno de nosotros no es parte de la solución contribuyendo desde una actividad pública y privada razonable. El ciudadano debe saber que también él es protagonista y responsable, no sólo la administración. Es necesario que cada persona, cada pequeño grupo o empresa, sepa que puede y debe contribuir a la solución global proponiendo iniciativas. La realización de proyectos concretos de edificios en entornos urbanos necesitados de transformación, supone una oportunidad para probar estas ideas. La arquitectura ya sea pública o privada, aparte de resolver de forma adecuada las propias exigencias internas de un edificio, tiene también una inexcusable responsabilidad social pues es la solución de un trozo de ciudad. En estos barrios de presente mejorable y futuro abierto, cada nueva actuación puede cambiar la percepción que se tenga de la zona dando pistas a la siguiente. Si en un determinado lugar usos históricos y construcciones obsoletas son ya tan inviables que exigen una nueva edificación, ésta no debe hacer tabla rasa sino explorar potencialidades pasadas, presentes y futuras. No hay nada más sostenible que un proyecto útil, bien diseñado, que sea capaz de resolver problemas en distintas escalas de forma contrastada y permita un uso prolongado y eficiente de la nueva edificación para que se amorticen, de la mejor manera posible, los recursos espaciales, materiales y energéticos empleados en ella. Por otro lado, una actuación sostenible en lo urbano, lo social y lo medioambiental puede contribuir a mejorar la calidad de la zona y desencadenar otras acciones respetuosas que vayan en la misma dirección. Creemos que, como arquitectos, nuestra mejor contribución al problema es propiciar este efecto catalizador. Presentamos dos propuestas cuyo mayor interés sea quizá el estar construidas o en construcción. Es la mejor forma de contrastar, más allá de intenciones o justificaciones teóricas, si responden realmente a esta vocación catalizadora. www.hombredepidra.es http://hombredepiedra.blogspot.com/

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Ponencia para el SB10mad Congreso Internacional Edificación Sostenible, Revitalización y Rehabilitación de Barrios. Se estudia la capacidad de actuaciones concretas de edificación de colaborar en la re-activación y rehabilitación de barrios gracias a su configuración como pieza estratégica en la funcionalidad y percepción del barrio.

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PONENCIAS 

Experiencias catalizadoras para la revitalización de barrios. Dos actuaciones concretas generadoras de una renovación urbana sostenible. 

Juan Manuel Rojas Fernández Laura Domínguez Hernández 

(Arquitectos Hombre de Piedra) 

INTRODUCCIÓN. 

Afrontar un problema global desde lo particular puede tener sentido. 

Es  lógico  pensar  que  problemas  globales  necesitan  soluciones  globales.  Sin  embargo  cabe  pensar también que  las soluciones globales  impuestas “desde arriba” no son operativas sin  la colaboración e  iniciativa de las partes. Cualquier solución sería superficial y vista como despótica sin esta complicidad. En este sentido, ¿sería posible que una solución planteada desde una parte tuviera un efecto catalizador en el resto que contribuyera a la solución de problemas globales? 

Creemos  que  el  grave  problema medioambiental  y  social  en  el  que  estamos metidos  todos  sólo  se puede  acometer  desde  esta  doble  estrategia.  Es  necesario  organizarse  de  forma  global,  establecer estrategias conjuntas, administrar. Pero de nada sirve si cada uno de nosotros no es parte de la solución contribuyendo desde una actividad pública y privada razonable. El ciudadano debe saber que también él es protagonista y responsable, no sólo la administración. Es necesario que  cada persona, cada pequeño grupo o empresa, sepa que puede y debe contribuir a la solución global proponiendo iniciativas.  

La realización de proyectos concretos de edificios en entornos urbanos necesitados de transformación, supone una oportunidad para probar estas  ideas. La arquitectura ya  sea pública o privada, aparte de resolver  de  forma  adecuada  las  propias  exigencias  internas  de  un  edificio,  tiene  también  una inexcusable  responsabilidad  social  pues  es  la  solución  de  un  trozo  de  ciudad.  En  estos  barrios  de presente mejorable y futuro abierto, cada nueva actuación puede cambiar  la percepción que se tenga de  la  zona  dando  pistas  a  la  siguiente.  Si  en  un  determinado  lugar  usos  históricos  y  construcciones obsoletas  son  ya  tan  inviables que exigen una nueva edificación, ésta no debe hacer  tabla  rasa  sino explorar potencialidades pasadas, presentes y futuras. No hay nada más sostenible que un proyecto útil, bien diseñado, que sea capaz de resolver problemas en distintas escalas de forma contrastada y permita un  uso  prolongado  y  eficiente  de  la  nueva  edificación  para  que  se  amorticen,  de  la mejor manera posible,  los  recursos  espaciales,  materiales  y  energéticos  empleados  en  ella.  Por  otro  lado,  una actuación sostenible en  lo urbano,  lo social y  lo medioambiental puede contribuir a mejorar  la calidad de  la zona y desencadenar otras acciones respetuosas que vayan en  la misma dirección. Creemos que, como arquitectos, nuestra mejor contribución al problema es propiciar este efecto catalizador. 

Presentamos dos propuestas cuyo mayor interés sea quizá el estar construidas o en construcción. Es la mejor forma de contrastar, más allá de intenciones o justificaciones teóricas, si responden realmente a esta vocación catalizadora. 

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PONENCIAS 

CASO  I.  ACTUACIÓN  EN  LA  ANTIGUA  ZONA  INDUSTRIAL  FRENTE  AL  PUERTO  DE MÁLAGA. EDIFICIO DE VIVIENDAS Y HOTEL (2001‐2005). 

Explorando potencialidades urbanas entre infraestructuras portuarias. 

Las  ciudades  costeras  tradicionalmente de espaldas al mar, descubren  la oportunidad urbana que  su situación geográfica  representa. En casos como Málaga o Barcelona,   encuentran que entre ellas y el mar hay un gran puerto que le corta el acceso pero cuya existencia es uno de sus pilares económicos. Se inicia entonces una negociación en la que las ciudades y puertos se reinterpretan para buscar sinergias y compartir recursos. Instalaciones industriales portuarias obsoletas pueden representar una oportunidad para la ciudad en este contexto.  

 

Éste es nuestro caso. Las antiguas instalaciones frigoríficas situadas en el barrio del Bulto (el nombre no es casual), frente a la zona de contenedores del Puerto de Málaga, no tenían viabilidad de uso y el PGOU proponía su sustitución por viviendas como se estaba haciendo con otras instalaciones de la zona. 

Pero el proceso parecía querer borrar el pasado  industrial  de  este  suelo, sustituyéndolo,  sin  capacidad  de reconocimiento  de  las  nuevas oportunidades,  por  la  alfombra residencial de  la ciudad. Se perdía así  la posibilidad  de  corregir  modelos  no sostenibles  anteriores.  Los  primeros edificios  de  viviendas  que  pudimos observar  al  visitar  la  zona  parecían confirmar los peores temores. 

Ante  la  responsabilidad  que  el  encargo de un edificio multifunción para hotel  y viviendas  frente  al  mar  y  al  puerto 

representaba,  respondemos  con  un  proyecto  que  atiende  a  las  exigencias  del  cliente  planteando  la posibilidad de integrar características del lugar (el horizonte del mar, el puerto, lo industrial, el sol) con una  forma  urbana  algo  diferente  a  la  que  se  estaba  implantando.  Y  que  más  allá  de  la  forma, implementa de manera natural  y  arquitectónica  estrategias  sostenibles buenas para  el  confort  en  el 

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interior del edificio y buenas para el ahorro energético‐económico de la iniciativa. Por otro lado, poner en valor actitudes sostenibles en  la Costa del Sol era y es una actitud cívica y necesaria en esta zona representativa, en muchos aspectos, de lo que hay que evitar hacer. 

Para ello el edificio tiene que ser, además de parecer, sostenible. Se seguirán una serie de estrategias algunas  de  las  cuales  serán  obligatorias  varios  años  después,  con  la  implantación  del  nuevo  Código Técnico de  la Edificación. Para conseguir todo esto de forma realmente racional y rentable para todos (empezando por el promotor), las justificaciones deben ser también de orden cuantitativo. Esto nos ha disciplinado en la contrastación de las estrategias utilizadas. “La factura eléctrica no engaña”. 

En  este  sentido,  después  de  varios  años  de seguimiento, es clarificador el siguiente dato: El  IDAE  considera  que  un  hotel  de  estas dimensiones y características tiene un ratio de eficiencia  energética  “buena”  si  consume entre 200 y 165 Kwh/m2año. Es “excelente” si consume menos de 165 Kwh/m2año. El Hotel Montemálaga  consume  125  Kwh/m2año (datos extraídos de  la  factura eléctrica anual del año 2008, con ocupación normal). 

Este  edificio  ha  sido mención  en  los  premios Construmat  Barcelona  2007  a  la  Innovación Tecnológica. 

El orden dórico, el jónico y el fotovoltaico. 

Por  tanto,  la  propuesta  quiere  plantear  una nueva relación, no depredadora, de un edificio con  su  entorno,  la  Costa  del  Sol.  Los  flujos energéticos, el espacio excavado y  la potencia del  lugar,  son  objeto  del  proyecto.  No  se distingue entre arquitectura e instalaciones. Se proyectan  espacios  teniendo  en  cuenta  su comportamiento  como  instalación  (patios como  pozos  de  aire  y  luz,  torres  como chimeneas…)  y  se  proyectan  instalaciones como  elementos  de  arquitectura  (parasoles fotovoltaicos, paneles térmicos…) 

Dos  promociones  distintas,  28  viviendas  y  un hotel,  conviven  en  un  mismo  proyecto  para establecer entre ellos una relación de carácter sinérgico.  Comparten  un  patio  que  da coherencia  al  conjunto  pero  sin homogeneizarlo.  Este  espacio  es  el  resultado de  la  suma  jerárquica  y  articulada  de  patios menores  que  responden  a  distintas 

necesidades interiores. También comparten los sótanos de aparcamiento. Las fachadas del hotel y de las viviendas dialogan entre sí atendiendo a sus distintas necesidades. 

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El edificio ocupa, como dijimos, el solar de antiguas instalaciones industriales frente al puerto. El hotel, urbano no de playa,  responde  a  esta  localización  con una  lógica  industrial  (seriación, prefabricación, precisión).  La  adaptación  al  entorno  es un principio de  sostenibilidad.  Los  volúmenes  se muestran  y articulan con naturalidad, de dentro hacia afuera según su carácter y función. Contenedores acopiados de dormitorios que  se disponen  sobre un basamento pétreo  agrietado en  cuyo  interior  situamos  las zonas comunes. Grietas profundas (quizá por el oleaje) por las que penetramos en el interior o húmedas (acristaladas) por la que nos deslizamos verticalmente al tomar los ascensores. La normativa obligaba a chaflán en  las esquinas.  Se  redacta un Estudio de Detalle del  conjunto que matiza esta exigencia  sin 

contradecirla  por  completo  en  las  viviendas.  La  lógica interior de éstas muestra un movimiento de volúmenes que  los vuelos de  las  terrazas  se encargan de  contener con  cierta  tensión.  En  la  esquina,  estos  tendones  casi dibujan el obligado chaflán. La otra esquina del solar,  la que mira al puerto pertenece sin embargo al hotel y se intenta  distanciar  atendiendo  a  su  diferente  uso,  de  la trama achaflanada de viviendas que lo circunda.  

Se utilizan con naturalidad energías  renovables como  la solar  térmica  y  la  solar  fotovoltaica  sin  ocultarlas, integrándolas  realmente  en  su  arquitectura.  Integrar arquitectónicamente una  instalación puede ser explorar su  posible  belleza  latente. Mostrarlas  ordenadamente. En  la medida  que  evitamos  la  “contaminación  visual”, este  planteamiento  es  también  una  actitud  sostenible. Por  otro  lado,  al  enseñar  los  paneles  solares  de  forma evidente en vez de ocultarlos,  invitamos a una  toma de conciencia sobre nuestra realidad energética que implica producción,  transporte  y  consumo.  Mostrando  la necesidad  de  una  generación  limpia  de  la  energía, promovemos su consumo responsable que es  la medida más sostenible de todas. Se busca cierta precisión en  la construcción  pero  utilizando  siempre  la  tecnología  al servicio del confort y la sostenibilidad.  

Fuerte  ritmo  industrial de  las  fachadas. Módulos de 2 x 3,15  metros  prefabricados  en  taller  compuestos  de grandes paños transparentes de carpinterías de ventanas con amplias practicables pivotantes, tomadas a potentes marcos. La prefabricación es sostenible. Ahorra energía, peso  y añade  cualidades al producto  impensables en  la producción  artesanal  o  in‐situ.  Estos  marcos, desarrollados  para  la  ocasión,  nos  permiten  suspender los  módulos  cual  vidrios  de  un  muro  cortina  en  una subestructura de montantes. La elección de este tipo de apertura, nos da  la  libertad de abrir cómodamente toda la  fachada  de  la  habitación  mediante  grandes  paños practicables de dos metros de anchura. 

La visera de paneles solares fotovoltaicos  integrados en cada módulo, completa su unidad. Además de producir  energía  eléctrica  y  evitar  molestos  deslumbramientos,  reduce  la  carga  térmica  sobre  las fachadas,  ahorra  energía  de  climatización  y  permite  utilizar  un  vidrio  más  transparente.  Se  cuida, especialmente, cómo se colocan estos paneles estándar I‐50 de Isofotón. Se diseña un marco‐soporte y sus  elementos  de  agarre.  Se  pretende  mostrarlos  de  la  manera  más  elegante  y  honesta  posible 

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creándose  un  cierto  ritmo,  un  “orden  arquitectónico”.  Colocados  horizontalmente  se  obtienen rendimientos razonables e  interfieren poco en  las vistas del paisaje desde  las habitaciones. Además a medida que nos alejamos del edificio su impacto visual va disminuyendo al verlos de perfil por lo que su presencia  sobre  el  paisaje  urbano  es moderada.  Por  tanto,  la  forma  y  situación  de  los  paneles  es consecuencia de un diálogo entre  integración arquitectónica‐urbana y eficiencia energética entendida de  forma  global.  A  la  característica  activa  de  la  producción  fotovoltaica  de  los  paneles  que  se  ve condicionada  por  la  situación  en  fachadas  sureste  y  suroeste  (alrededor  del  50%  del  rendimiento óptimo, 34.709kWh anuales), hay que añadirle  la  característica pasiva de  la  “producción de  sombra” sobre  los  huecos  de  fachada,  con  un  ahorro  en  energía  de  climatización  calculado  en  33.096  kWh anuales, por lo que podemos decir que la colocación de esta forma de los paneles es energéticamente muy  eficiente  si  se  considera  globalmente.  La  energía  generada  por  ellos  es  vendida  a  la  compañía eléctrica. Gracias a esta instalación y a la solar térmica de cubierta también integrada en el edificio, se dejan de emitir a la atmósfera casi 300 toneladas anuales de CO2. 

El  patio  es  el  corazón  del  edificio. Como  corresponde  a  un  hotel  de congresos,  el  programa  incluye garajes,  cafetería,  restaurantes  y salones de hasta 500 m2. Situados en planta  sótano,  estos  salones  reciben ventilación  y  luz  natural  de  un  patio excavado.  El  estudio  pormenorizado de la circulación del aire, ha permitido racionalizar  su  climatización  y distribución.  Este  patio  central  es  la pieza  fundamental  desde  la  planta primera  hasta  el  último  sótano permitiendo  al  edificio  respirar inyectando  aire  limpio  y  templado desde él  y expulsando el aire  viciado 

por  los patios técnicos  laterales. Es un pozo de  luz y aire fresco. El aire frío por su mayor densidad se deposita  en  el  fondo,  sobre  todo  por  la  noche.  La  condición  de  excavado,  mejora  aún  más  su comportamiento. Mediante unas  lamas  integradas en un muro cortina al patio, se toma este aire para su utilización en la climatización de salones, restaurantes y hall. 

                               

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Poco  después  de  terminarse  el  edificio,  la  posibilidad  de  generar  ciudad  en  esta  zona  desde  unos parámetros algo distintos al resto de la trama urbana, que reconociera la realidad portuaria, industrial y costera de la zona, se hacía más evidente. También se hacía más evidente la necesidad de hacerlo con responsabilidad medioambiental. El ayuntamiento anunció que junto al hotel construiría su nueva sede para la Gerencia de Urbanismo. Un edificio que, junto al nuestro, creemos explora estas posibilidades. 

              

                                                                            

CASO  II.  ACTUACIÓN  EN  SOLARES  DEGRADADADOS  Y  ANTIGUA  GASOLINERA  DEL BARRIO  DEL  PLANTINAR,  SEVILLA.  EDIFICIO  DE  OFICINAS  CON  INTEGRACIÓN  DE ESTACIÓN DE SERVICIO (2006‐2011). 

Cambiar la forma de entrar a un barrio, puede contribuir a su renovación. 

Nos enfrentamos al  reto de actuar  sobre edificios, barrios y  ciudades que no estaban pensadas para envejecer. La solución a la vivienda colectiva dada por el movimiento moderno no integraba bien el paso del  tiempo. Y ahora no  sabemos qué hacer. En Francia e  Inglaterra, empiezan a echar  la  culpa de  la conflictividad  social  de  alguno  de  estos  barrios  a  la  propia  arquitectura  y  anuncian  programas  de demolición y sustitución como primera y principal solución. Como bien denuncian Lacaton y Vassal, en la mayoría de los casos son medidas populistas, ineficaces y totalmente insostenibles. Mejor dedicar esos recursos  materiales,  energéticos  y  económicos  a  la  renovación‐trasformación  de  estos  barrios añadiendo (Plus) lo que les falta (servicios, espacialidad, calidad…) más que demoliendo todo lo que ya hay. Pero para afrontar realmente el problema, para evitar resolverlo  todo con una mano de pintura, esta  renovación  debe  merecer  la  pena,  debe  ser  transformadora  de  esta  realidad  y  aportar  las cualidades  sostenibles  que  hoy  sabemos  imprescindibles.  Por  tanto  se  trata  también  de  una oportunidad. 

Solares  degradados  en  estos  barrios  con  usos marginales  pueden  permitir  estratégicamente  y  como medida  inicial,  implantar una nueva edificación no residencial que permita  la oportunidad de  integrar actividades  que  den  vida  al  barrio  al margen  de  la  pura  residencial,  que  pueda  reconocerse  como “novedad” que modifique el paisaje urbano, la imagen que la ciudad y el propio barrio tiene de sí mismo y  sean  la promesa de un  futuro mejor. Esto  se  consigue  aún más  si esta edificación es  la  fachada o puerta del barrio. 

El barrio del Plantinar de Sevilla tenía como fachada a la Avenida Ramón y Cajal unos solares degradados desde hace décadas  y  cuyo uso principal  lo  constituía una  vieja  gasolinera  caracterizada por  su nula integración urbana. Como  la  calle principal de penetración  al barrio  se  inicia  cerca de  aquí, ésta era hasta hace poco  la nada prometedora puerta de entrada al barrio.  Justo  lo que menos convenía a un barrio con sus propios problemas arquitectónicos y urbanísticos. 

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Ante  el  encargo  de  la  realización  de  un  edificio  de  oficinas  y  una  nueva  gasolinera  en  este  lugar, convencidos  de  nuestra  responsabilidad  social  especialmente  en  lo  tocante  a  la  sostenibilidad                                 coherentemente  con  la  trayectoria  seguida  por  el  estudio  en  este  sentido,  libres  de  la  hipocresía políticamente  correcta  que  cree  que  evitando  la  visión  o  existencia  de  las  todavía  (por  desgracia) necesarias gasolineras se mejora algo la emisión de CO2, cansados de ver los fracasos en la integración urbana de usos como estos, conscientes de que las ciudades, lejos del zoning de los 60, deben mezclar con  coherencia  usos  distintos  para  ser  funcionales  y  sostenibles,  planteamos  una  propuesta  que interpreta  literalmente  uno  de  los  objetivos  del  PGOU  recogido  en  la  ficha  urbanística  de  estas degradadas parcelas: "Reordenación de la manzana (...) con integración de la estación de suministros de 

carburantes.".  Sinceramente pensamos  que  todas  las  partes han  salido  ganando.  La gasolinera con una configuración urbana  que  la  hace  viable cumpliendo el PGOU, las oficinas con  un  uso  anexo  que  por  su cuidada  integración,  lejos  de restarle  valor,  le  proporciona una  singularidad  muy competitiva.  Y  especialmente  la ciudad,  que  en  vez  de  una gasolinera obsoleta como puerta de  un  barrio  como  el  Plantinar, tiene  un  optimista  edificio multifunción  que  además plantea una solución urbana. 

El edificio, primero en Andalucía que ha obtenido clasificación "A" en  eficiencia  energética,  repara la mella en la fachada de Ramón y Cajal, pero no pretende ocultar completamente  el  barrio  del Plantinar  por  “no  estar  a  la altura”  de  los  nuevos  edificios que  como  él  mismo  están apareciendo  por  la  zona.  Lejos de eso quiere ser, como dijimos, una nueva e interesante puerta a 

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este barrio que anime a su necesaria rehabilitación. Los nuevos  límites de  las parcelas definidas por el PGOU, separan acertadamente el volumen de la gasolinera del edificio que hace esquina con Av. Diego Martínez Barrios. Esta nueva ancha calle es una apertura que permite poner en relación el barrio con Ramón y Cajal. Además, gracias a  la peculiar  forma en  L de  los edificios que hacen esquina  con esta avenida  y  la  de  S.  Francisco  Javier‐Martínez  Barrios,  desde  San  Francisco  Javier  se  puede  observar nuestro  edificio  y  el  Plantinar.  Nosotros  colaboramos  aún más  con  esto  al  evitar  los  pilares  de  la marquesina de la gasolinera y elevar la ocupación permitida de esta a un volumen colgado de la misma. Al  eliminar  estas  interrupciones  visuales,  se  consigue  una  gran  transparencia  por  debajo  de  este volumen volado que permite incluso desde Ramón y Cajal poner en relación el edificio, el Plantinar y los nuevos edificios de Hoteles y Oficinas de la Av. Diego Martínez Barrios. 

 

Por otro lado, el volumen de la cubierta que sobresale sobre los edificios del Plantinar, permite no sólo captar  la energía solar del sur sin que éstos  les proyecten sombra, sino que parte de  la radiación será reflejada hacia la fachada norte de la estrecha calle Guadarrama, dándole más luminosidad. Confiamos en que esto, junto a la piel vegetal de nuestro edificio prevista como fachada a Guadarrama, colabore a cambiar las sensaciones en esta calle y el barrio.  

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El  edificio  en  sí muestra  valores  contemporáneos  de  empresa:  calidad,  creatividad,  sostenibilidad  y adaptabilidad.  Al  integrar  perfectamente  la  estación  de  servicio  como  prescriben  las  ordenanzas, adquiere  un  carácter  singular.  También  integra  en  su  arquitectura  estrategias  sostenibles  pasivas  y activas  de  forma  reflexiva  y  positiva  que  le  permiten  obtener,  como  dijimos,  la  calificación  “A”,  la máxima en eficiencia energética. Por tanto es también una metáfora optimista y actual de la evolución en la relación del hombre con los recursos energéticos. 

Edificio ligero, flexible, orgánico, capaz de integrar de forma natural la gasolinera fagocitándola con un espectacular volumen, se diferencia de las imágenes despersonalizadas y convencionales de las oficinas por lo que consigue distinguirse y reconocerse. Esto es un valor para las empresas que se instalen en el mismo y en general para la zona. 

En las fachadas este‐oeste una envolvente metálica continua con la cubierta, sin aristas que diferencien planos y con marcadas líneas de junta vertical, permite dibujar y subrayar los heterogéneos volúmenes redondeados dando unidad al conjunto. 

      

Los  espacios  deben  ser  flexibles  para  permitir  la  instalación  de  distintas  empresas  con  sus  distintas necesidades  e  incluso  su  evolución  en  el  tiempo.  Flexibilidad  espacial  no  siempre  es  seriación  e isotropía. La gran longitud del edificio es interpretada como una oportunidad para crear recorridos con interés. Como en el exterior, se evitan  interiores repetitivos. Los pilares circulares ni siquiera sugieren una  organización  cartesiana  aunque  tampoco  la  impiden.  Las  envolventes  con multitud  de  distintas ventanas practicables, acontecimientos en  las plantas  como  las profundas bocas‐terrazas,  los núcleos servidores  interiores  que  flotan  libres  pero  colocados  estratégicamente  sugiriendo  lugares  distintos, circulaciones o estancias,… todo esto persigue la creación de un paisaje interior que pide ser habitado y completado de distintas formas por las empresas. Por tanto, espacios flexibles pero con personalidad. 

El valor más sólido de  las empresas está en su capital humano. De  la productividad y  la creatividad de sus  empleados depende  en  gran medida el  futuro de  la  empresa.  Lugares  confortables,  con  amplias vistas,  bien  iluminados  de  forma  natural  pero  protegidos  del  sol,  que  permitan  el  contacto  con  el exterior, mejoran el bienestar del empleado.  

Al ser la iluminación en gran medida natural, el usuario es consciente de la hora del día por la variación de su intensidad y espectro. También es consciente de la época del año por el cambio estacional en la vegetación  integrada  en  la  arquitectura,  la  de  los  árboles  de  la  calle  en  la  fachada  norte  que  se introducen en el interior gracias al cerramiento transparente y la del jardín incorporado en la doble piel del sur. Todo esto colabora a evitar agotamiento y estrés mejorando la productividad. 

En  vez  de  las  fachadas  estancas  que  propician  los  espacios  viciados  típicos  de  las  oficinas,  aquí simplemente  se  da  al  usuario  la  posibilidad  de  abrir una  ventana.  Sabemos  que  esto  no  siempre  es 

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posible en espacios donde trabajan distintas personas. Se puede, entonces, abrir ventanas en la galería sur,  zona  común  de  comunicación  y  estancia.  El  contacto  con  el  exterior  es  fundamental  para  el equilibrio  psicológico  y  la  productividad.  En  esta  zigzagueante  fachada  de  vidrio  hay  espacios  para sentarse y contemplar la vegetación de la doble piel. Y también se puede salir a las profundas terrazas que  hay  en  cada  planta  para  tomar  un  café  y  charlar  con  los  compañeros  o  clientes.  Permitir  estas aperturas  con  el  exterior,  frente  a  la  opinión  clásica  de  las  ingenierías,  es  algo  imprescindible  y sostenible.  Los  grandes  volúmenes  de  aire  de  estos  espacios  son  muy  aislantes  y  conducen  al sobrecalentamiento a poco que se  introduzcan cargas  interiores de máquinas,  luminarias y personas o exteriores  por  entrada  de  radiación  por  los  acristalamientos  que  además  añaden  el  problema  del consabido efecto invernadero. En definitiva, que gran parte del año, lo más razonable, lo más eficiente energéticamente  es  introducir  aire  exterior.  Si  además  se  prevé,  como  es  el  caso,  la  posibilidad mecanizada de enfriamiento nocturno, todavía mejor. 

 

El marketing  nos  enseña  que  se  utiliza  lo  que  se  tiene  presente,  lo  que  se  ve. Una  amplia  escalera apoyada en un gran paramento vegetal, protagoniza el espacio del vestíbulo de los ascensores para que no pase desapercibida a empleados y clientes. Su uso está garantizado en este edificio de baja altura y será muy agradecido al  representar una alternativa a  las  tediosas esperas de  los ascensores en horas punta. 

La orientación Norte y Sur de sus dos fachadas principales, sugiere estrategias distintas. Hacia el sur una doble piel ventilada en parte orgánica en parte tecnológica, evita el sobrecalentamiento en verano por efecto  invernadero.  La  fachada norte no necesita protección  solar. Es un muro  cortina  con un  vidrio doble bajo emisivo, una fachada estupenda para apoyar las oficinas sin deslumbramientos. Las pérdidas de  calor que de  todas  formas  se  van  a producir por  los  acristalamientos de  la  fachada norte queda compensada, según cálculos realizados, por el aporte de calor representado por la fachada sur y el de las maquinas, luminarias y personal de las zonas interiores de trabajo. En el diseño de las instalaciones de climatización  y  ventilación  se  favorece  este  transporte  interior de  calor desde  las  zonas profundas  y aisladas  y  desde  la  soleada  (en  invierno)  fachada  sur  hasta  la  fachada  norte.  Frente  a  recetas bioclimáticas  simplistas  que  condenan  siempre  las  aperturas  hacia  norte  por  poco  sostenibles, demostramos que junto a un adecuado diseño de las instalaciones, en Sevilla son una “bendición” que permiten radiar al exterior el exceso de calor del edificio, principal problema en este uso y latitud. 

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La  doble  piel  orgánica  de  la  fachada  sur  es  un  parasol  de malla  estirada metálica  (que  ya  da  cierta protección) en la que trepa una enredadera de hoja caduca. En verano, el diseño de la malla junto a las hojas de  la planta, sombrean  la fachada evitando el sobrecalentamiento. En  invierno, ni  las hojas ni  la malla impiden que la radiación solar caliente gratuitamente el edificio. 

Otra doble piel más tecnológica se encuentra en el rectángulo superior  izquierdo de  la misma fachada sur.  Estará  constituida por una  instalación de paneles  fotovoltaicos  conectados  a  red.  La disposición células y paneles se calcula para conseguir el grado de sombra y radiación deseado.  

Esta instalación fotovoltaica es obligatoria en cumplimiento del Código Técnico. Pero en vez de ocultarla en  cubierta  como  se  suele  hacer,  la  colocamos  en  fachada  a modo  de  parasol.  El  edificio  se  siente orgulloso de esta  instalación sostenible poniéndola en valor. Por otro  lado al utilizarla como elemento pasivo para sombrear, la rentabilizamos aún más. 

La visibilidad de la instalación fotovoltaica tiene además una vocación didáctica: todo consumo implica una producción. La solución a la contaminación no es ocultar esta producción a la vista o llevarla lejos, sino hacerla realmente respetuosa con el medio. La estación de servicio bajo esta instalación sostenible subraya la situación actual de transición de modelos energéticos en que nos encontramos. 

La estrategia de ocultar  lo que hay que mejorar no es buena nunca.  Lo que no  se  ve  se olvida. Y el Plantinar no puede soportar más olvido. Nos gusta pensar que nuestro edificio,  lejos de ocultar, es un incentivo para empezar a ver de otra forma este barrio bien situado, sin problemas sociales destacables pero  ciertamente  necesitado  de  servicios  y  atención.  Ver  que  el  titular  del  reportaje  recientemente aparecido  en  prensa  sobre  el  edificio  es  “La  nueva  Cara  del  Plantinar”  nos  llena  de  satisfacción  y reafirma nuestra estrategia. 

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