“¿CÓMO NO VER EL PODER DIVINO?”

El día en que llegué al campus, comenzamos a dar vueltas y vueltas. Estaba yo más cansada que nunca de tanto estar parada y caminar de aquí para allá distancias tan largas. Y aunque mi papá y yo hicimos todos los pasos para la inscripción al revés, terminamos el día y así mismo con todo el papeleo que debía realizarse. Un día antes de irse mi papá, se puso a revisar las cuentas, y lo que pagamos de inscripción y todo. Y se dio cuenta de que pagó más de lo que debió haber pagado: No dieron de alta mi trabajo para la beca del 50%, claro que le cobraron como si estuviera pagando el 100%. Tenía la opción de no trabajar, pero mis padres se matarían para pagar 7 mil por mes. Yo quería, anhelaba no trabajar. Ya había trabajado antes en un laboratorio y una clínica, pero yo quería tener más tiempo, para no andar corriendo con todo. Y por otro lado, quería trabajar, porque lo veía como una oportunidad de crecer más en mi conocimiento de diferentes áreas. Y de tanto platicar con mi papá, llegamos al acuerdo en que tendría que trabajar. Es algo muy importante para mí esta experiencia, porque de ahí se desencadenan muchas cosas:

1.- Mis padres ya no me chantajean nada, ni me tratan como antes. Porque estoy pagando el 50% de mis estudios con mi trabajo, y estoy trabajando, no

estoy perdiendo el tiempo, porque más que un trabajo, para mí, es un campo de batalla, donde quedan experiencias y conocimientos, y puede uno poner en práctica lo que sabe, y además de eso, ir agarrando vuelo para lo que nos espera más adelante cuando terminemos la carrera.

2.- Con ese dinero que nos ahorramos, mis padres pudieron venir a visitarme 2 veces. Y estoy contenta de eso.

3.- Respecto a lo económico, no me va tan mal, porque con ese dinero que mis papás se ahorran con mi trabajo, me lo dan para que no me haga falta nada, y gracias a Dios y al esfuerzo de mis papás en su trabajo, me va excelente acá.

4.- En mi trabajo, he aprendido muchas cosas, que espero poner pronto en práctica, ya que en ese mismo trabajo, me quieren entrenar para no sólo ser empleada, sino una maestra también. Y será un oportunidad más para crecer mi parámetro profesional.

5.- Gracias a mi trabajo y al apoyo de mis maestros, ya no me siento tan incapaz de hacer las cosas. Mi Dios me regaló la oportunidad para aprender a ser más segura de mi misma, y aunque me está costando confiar en mis capacidades, sé que apenas estoy empezando, y confío en mi Dios que me llevará lejos, hasta donde me deje yo guiar por él. Sé que con la ayuda de Él y de todas estas oportunidades que me está regalando, llegaré a ser

una excelente persona, y no sólo como profesionista, sino también como cristiana.

Estoy muy agradecida con Dios por esta experiencia que me regaló, porque de ella se han desplegado muchas cosas, y aunque ahorita sólo desplegué 5 cosas, hay muchas más. Pues cada vez que pienso en esto que pasó, se me viene una y otra y muchas cosas más en las cuales aplicarla y entender lo que Dios quiso decirme en esto.