evaluación farmacopeica de la calidad de drogas … · den encontrar en la bibliografía varios...
TRANSCRIPT
35
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011Fecha de recepción: 17 de octubre de 2011Fecha de aceptación: 27 de diciembre de 2011
Evaluación farmacopeica de la calidad de drogas vegetalesy productos relacionados. Estado actual en las farmacopeas
argentina y brasilera
Arnaldo L. Bandoni
Cátedra de Farmacognosia, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires, Junín 956, 2º piso,(C1113AAD) Buenos Aires, Argentina.
Correo electrónico: [email protected]
Resumen
El control de calidad de drogas vegetales y de productos relacionados admite algunos criterios que suelen sermuy distintos de los habitualmente usados en cualquier labor analítica aplicada a productos puros. Losfactores que más influyen en estas diferencias son la calidad de natural de estos materiales y la consecuentecomplejidad y variabilidad de sus composiciones químicas. Las farmacopeas, como textos de referenciaineludibles y de aplicación obligatoria, deben considerar y evaluar estas diferencias para poder aportar espe-cificaciones de calidad acordes con las necesidades tanto de la industria farmacéutica como de la sociedadinvolucrada. Se analizan algunos ejemplos tomados de las farmacopeas de Brasil y la Argentina para anali-zar esta problemática. Además, se señala cómo la elección de algunas de las drogas vegetales registradasdefine en gran parte el carácter regional de estos códigos. Para estas tareas se emplean los que se definen eneste texto como criterios de inclusión y de evaluación, que deben quedar permanentemente supeditados algran avance de las investigaciones con productos naturales detectado en los últimos años.
Pharmacopoeial assesment of the quality of herbal drugs and related products.Current status in Argentinian and Brazilian Pharmacopeias
Summary
The quality control of herbal drugs and related products support some criteria that differ from those commonlyused in the analytical methods applied to pure products. The features that influence these differences arebasically the condition of “natural” of these materials and the consequent complexity and variability of theirchemical composition. As references and mandatory norms, the Pharmacopoeias should consider and evaluatethese differences in order to provide quality specifications in accordance to the needs of both the pharmaceuticalindustry and the society involved. Some examples from the Brazilian and Argentinian Pharmacopoeias areanalyzed to discuss this issue. Besides, it is shown how the choice of some largely registered plant drugs,define the regional character of these codes. For these tasks some inclusion and evaluation criteria are used,which must permanently be subjected to revision in accordance to the continuous advances in the research ofnatural products.
Palabras clave: drogas vegetales - farmacopeas - control de calidad - Mercosur.Key words: herbal drugs - pharmacopeias - quality control - Mercosur.
36
Bandoni
Introducción
Definimos para este artículo como droga vegetal(DV) todo material de origen vegetal (planta, alga,hongo, resina o goma) o sus partes, fresco o deseca-do, entero o fraccionado (partido, picado o molido)o purificado (descascarado, descortezado, des-palillado, clasificado, etc.), apto para su uso con fi-nes medicinales. Se incluyen también los prepara-dos de drogas vegetales (PR) como los obtenidos apartir de drogas vegetales mediante procedimientosindustriales (raspado, expresión, extracción, desti-lación, purificación, fermentación, etc.); se exclu-yen específicamente los productos aislados y puros(morfina, mentol, apigenina, etc.).
Definimos, además, las farmacopeas como unconjunto de normas mínimas de calidad, de aplica-ción obligatoria, que garantizan la calidad einocuidad de las drogas, preparados y elementos quese usan en la elaboración de medicamentos y pro-ductos medicinales relacionados y, entre ellos, lasDV-PR. Las farmacopeas son textos que definen,caracterizan, califican, regulan; son un seguro decalidad e inocuidad, no de eficacia; son digestos demétodos normalizadores aplicados al control de dro-gas, medicamentos y productos relacionados. Se tra-ta de una reglamentación perfectible e incompleta,por su necesidad de continua actualización. Defi-nen una pureza farmacéutica y no química. Se pue-den encontrar en la bibliografía varios textos deno-minados “farmacopeas”, aunque en realidad, debie-ran denominarse así solamente las que han sido oson de aplicación obligatoria dentro de una legisla-ción nacional.
Las farmacopeas son consideradas como los tex-tos más apropiados para la inclusión de una normapara una DV-PR. Las razones de este reconocimientoson varias, pero la más importante es que lasfarmacopeas tienen fuerza de ley. Existen tambiénfarmacopeas regionales, y si bien la OMS redactala Farmacopea Internacional, cada país eligesoberanamente cuál o cuáles farmacopeas aceptadentro de su legislación nacional.
Algunas farmacopeas, como la Europea y la de losEE. UU., son aceptadas por numerosos países. Estereconocimiento se debe a la fecunda, dilatada ymultidisciplinaria gestión desarrollada por un nutridogrupo de expertos, además de los cuantiosos fondosinvertidos para su realización. La mayoría de los paí-ses no tienen la posibilidad de poder no emular, sino
por lo menos, imitar esa gestión y, en consecuencia,no tienen otra alternativa que adoptar esos códigos.No obstante, existen varias otras farmacopeas, y cabepreguntarse por qué.
Si se considera solamente Sudamérica, los paísesque redactaron una farmacopea nacional fueron Pa-raguay (1939), Chile (4 ediciones: 1889, 1905, 1933y 1942), Venezuela (2 ediciones: 1856 y 1942), Bra-sil (5 ediciones: 1929, 1959, 1976, 1988-2005 y 2010)y Argentina (7 ediciones: 1898, 1921, 1943, 1956,1966, 1978 y 2003), aunque las de los últimos dospaíses son las únicas vigentes (Imbessi, 1964).
El primer argumento que justifica una farmacopeapropia es la determinación de no depender de nor-mas ajenas a la legislación nacional, pues la adop-ción de una farmacopea foránea induce a tener queaceptar exigencias analíticas que pueden no ser vali-dadas o aplicadas en un tercer país. La existencia deuna industria farmacéutica y farmoquímica nacionalarraigada y eficiente también ejerce una fuerte in-fluencia para una propuesta de redacción local. Porúltimo, una tercera condición se refiere a la idiosin-crasia de cada nación, ya que algunas drogas tienendistintos usos, formas de uso o relevancia según elpaís o la región. Estos argumentos son signi-ficativamente válidos en el empleo de las DV-PR,cuya trascendencia cultural está generalmenteenraizada en las medicinas tradicionales locales; ade-más, se pretende reconocer su valor medicinal, en lamedida que haya sido convalidado por conclusionescientíficas. La elección de qué especie botánica in-cluir en una farmacopea no puede, por lo tanto, seruniversal: es necesario seleccionar cuáles son lasurgidas de una norma de calidad en cada país.
Existen entonces dos criterios que deben consi-derarse por separado: a) los que justifican normali-zar una DV-PR a través de una norma farmacopeica,o criterios de inclusión; b) los que determinan laspautas utilizadas para la redacción de una norma deeste tipo, o criterios de evaluación.
Criterios de inclusión
Los principales justificativos que se deben contem-plar en la elección de una DV-PR para ser incluidaen una farmacopea son:
a. Que sea de uso amplio y justificado.b. Que se haya demostrado científicamente su
identidad y sus bioactividades.
37
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
c. Que esté disponible en calidad y cantidad ade-cuadas.
d. Que presente problemas en su identidad o ca-lidad, en particular, con variedades o especies afi-nes o similares que puedan ser peligrosas o que sig-nifiquen un alto riesgo farmacológico.
e. Que pueda tener diversos orígenes; por ejem-plo, que sea colectada de material silvestre, cultiva-da bajo distintas prácticas o distinto materialgenético, importada o procesada por más de unafuente.
Todos estos conceptos no son absolutos y, por lotanto, requieren de una evaluación criteriosa, avaladapor un análisis complejo, multidisciplinario, dondedeben converger conclusiones de expertos en botá-nica, farmacología, farmacognosia, fitoquímica ytoxicología entre otras disciplinas. En varios casosresulta indudable la elección, fundamentalmente conlas DV-PR que ya tienen un uso universalmenteaceptado y, por lo tanto, se pueden denominar comodrogas cosmopolitas: boldo, belladona, menta,ginseng, aloe, clavo, etc. Pero la situación es muydistinta cuando se evalúan las especies autóctonas,como pueden ser en nuestro caso: carqueja, marcela,cedrón, peperina, lapacho, sarandí blanco, yerbamate o yerba del pollo.
En cada uno de estos casos cabe preguntarse:aun cuando es ampliamente sabido que son espe-cies de extendido uso en la población de la Argen-tina, ¿se sabe qué especie o especies son las usa-das bajo el nombre de carqueja, marcela o lapacho?,¿se sabe qué parte de la marcela o ambay es la másadecuada para normalizar?, ¿se conocen realmen-te las bioactividades de la yerba del pollo o sarandíblanco, y la relación efecto/riesgo que pueden pre-sentar?, ¿se conoce la variabilidad química depeperina y cedrón y su relación con la bioactividadpregonada?
En el conjunto de estos planteos se escondenpor un lado, infinidad de imprecisiones científicasy por el otro, un enorme desafío para la investiga-ción. Desde estas circunstancias es que se debeoptar y pautar o no, el criterio de la inclusión deuna norma farmacopeica para una especie autóc-tona; el elemento que parece orientar mejor la de-cisión es la ecuación efectividad o beneficio ver-sus riesgo toxicológico; pero siempre teniendo encuenta que el uso tradicional es insensible a reglasarbitrarias; lo único que se puede esperar es mejo-rar la dispensación controlada de estos productos
hacia materiales más seguros, como una manerade supeditar los beneficios esperables a la mejorcalidad del producto.
En contraposición, la inclusión de una especieautóctona en una farmacopea puede aumentarsustancialmente su demanda y, por lo tanto, amena-zar su sustentabilidad si no es cultivada con crite-rios farmacéuticos.
Las farmacopeas del Mercosur
En el ámbito de este mercado común, es interesanteanalizar esta problemática desde los antecedentesde las dos farmacopeas vigentes, la brasilera y laargentina (Tabla 1).
En primer lugar debe considerarse la inmensadiferencia que existe entre la biodiversidad florísticade ambos países. Brasil tiene una de las dos reser-vas biológicas más grandes del mundo, y esa virtudconvierte a este país en una valiosa fuente de nue-vos productos con impredecibles influencias en laindustria farmacéutica. Puede verse por ejemplo, enla tabla 1, la cantidad de especies nativas de Brasily citadas en las primeras ediciones de la farmacopealocal, de las que poco se conocen en la Argentina.Solamente el buen criterio demostrado por los ex-pertos que redactan su farmacopea ha actuado comofreno a una potencial explosión de monografías ba-sadas en la flora medicinal local.
También se observa en ambas farmacopeas cómose ha restringido sensiblemente la cantidad demonografías de DV en las últimas ediciones, debi-do fundamentalmente a la carencia de informacióncientífica que avale su uso o especifique una cali-dad adecuada. En la Farmacopea Argentina (FA) seincorporaron nuevas especies autóctonas a partir dela V edición, pero aún con muy bajo perfil analíticoy solamente justificado por el uso extendido que sedio a esas drogas.
La última edición publicada de la FA (VII) noincluye monografías, y por esta razón se usa en latabla hasta la VI edición con fines comparativos,aunque tiene más de 25 años de vigencia y, por lotanto, tiene una obsolescencia lógica. La Farma-copea Brasileira (FB) incorporó proporcionalmenteuna mayor cantidad de especies nativas, comoMaytenus ilicifolia, Eugenia uniflora, Phyllanthusspp., Passiflora spp. y Echinodorus spp., entreotras especies.
38
Bandoni
Tabla 1. Drogas vegetales incluidas en la Farmacopea Argentina y en la Farmacopea Brasilera
FA
FB
N
omb
re o
fici
al
Den
omin
ació
n b
otán
ica
emp
lead
a O
tras
den
omin
acio
nes
usa
das
p
or F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
An
t
Cat
ecú
Aca
cia
cate
chu
x x
x
x
Gom
a ar
ábig
a A
caci
a se
nega
l, A
caci
a sp
p.
x
x x
x x
x
Acó
nito
A
coni
tum
nap
elus
x
x x
x x
x
Res
ina
dam
mar
A
gath
is a
ustr
alis
x
Alo
e A
loe
fero
x, A
. per
ryi,
A. v
era
x
x x
x x
x
x
x
Ced
rón
Alo
ysia
trip
hyll
a
x x
Yer
ba d
el p
ollo
A
lter
nant
hera
pun
gens
x
Alt
ea
Alt
haea
off
icin
alis
x
x x
x
x
Man
zani
lla
rom
ana
Ant
hem
is n
obil
is
x
x x
x
x
Uva
urs
i A
rcto
stap
hylo
s uv
a ur
si
x x
x
x
x
Arn
ica
Arn
ica
mon
tana
x
x x
x
x
Hel
echo
mac
ho
Asp
idiu
m fi
lix
mas
x x
x x
x x
x
Que
brac
ho
Asp
idos
perm
a qu
ebra
cho
blan
co
x
x x
x x
x
Gom
a tr
agac
anto
A
stra
galu
s gu
mm
ifer
, A. a
dsce
nden
s,
A. s
pp.
x
x x
x x
x
x
Bel
lado
na
(hoj
a-ra
íz)
Atr
opa
bell
adon
na
x
x x
x x
x
x x
x
Car
quej
a B
acch
aris
art
icul
ata,
B. c
risp
a
B. t
rim
era
x x
x
x x
Buc
hú
Bar
osm
a be
tuli
na, B
. cre
nula
ta,
B. s
erra
tifo
lia
x
x
Bol
do
Bol
dea
bold
us
Peu
mus
bol
dus
x x
x x
x x
x
x x
Inci
enso
B
osw
elli
a ca
rter
ii
x
Mos
taza
neg
ra
Bra
ssic
a ni
gra
x
x x
x
x
Cáñ
amo
indi
ano
Can
nabi
s sa
tiva
x x
x x
x
Alc
arav
ea
Car
um c
arvi
x
Fol
ícul
os y
fol
íolo
s de
sen
C
assi
a ac
utif
olia
, C. a
ngus
tifo
lia
Senn
a al
exan
drin
a x
x x
x x
x
x x
x
39
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Am
bay
Cec
ropi
a ad
enop
us
Cec
ropi
a ho
lole
uca
x x
x
Ipec
acua
na
Cep
hael
is ip
ecac
uana
C
. acu
min
ata
x x
x x
x x
x x
Liq
uen
islá
ndic
o C
etra
ria
isla
ndic
a
x x
x
Mus
go p
erla
do /
Car
raga
en
Cho
ndru
s cr
ispu
s, G
igar
tina
mam
ilosa
x x
x
Pire
tro
Chr
ysan
them
um c
iner
aria
efol
ium
, C
h. m
arsc
halli
i, C
h. r
oseu
m
Ana
cycl
us p
yret
hrum
x
x x
x
x
Qui
na
Cin
chon
a ca
lisay
a C
. pub
esce
ns
x x
x x
x x
x
x x
Can
ela
Cin
nam
omum
zey
lani
cum
C
. cas
sia
x x
x x
x x
x
x x
Col
oquí
ntid
a C
itrul
us c
oloc
ynth
is
x
x
x C
ásca
ra d
e na
ranj
a am
arga
C
itrus
aur
antiu
m
C. a
uran
tium
sub
sp. a
uran
tium
x
x x
x x
x
x
x
Cor
nezu
elo
de
cent
eno
Cla
vice
ps p
urpu
rea
x x
x x
x
x
Cól
quic
o C
olch
icum
aut
unna
le
x x
x x
x
x
Mir
ra
Com
mip
hora
aby
ssin
ica
C. m
yrra
, C. o
poba
lsam
um, C
. spp
.
x x
x
Con
vala
ria
Con
valla
ria
maj
alis
x
x
Cop
aiba
C
opai
fera
spp
.
x
x
x
Aza
frán
C
rocu
s sa
tivus
x x
x x
x x
x
Cas
cari
lla
Cro
ton
elut
eria
x x
x
Zap
allo
, sem
illas
C
ucur
bita
max
ima
x
x
Alc
auci
l C
ynar
a sc
olym
us
x
x
Mec
ereó
n D
aphn
e m
ezer
eum
x x
Est
ram
onio
D
atur
a st
ram
oniu
m
x
x x
x x
x
x
x
Der
ris
Der
ris
ellip
tica
x
x
Dig
ital
Dig
italis
pur
pure
a
x x
x x
x x
x
Car
dam
omo
Ele
ttari
a ca
rdam
omum
x x
x x
x x
x
x
Col
a de
cab
allo
E
quis
etum
gig
ante
um
x
x
40
Bandoni
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Coc
a E
ryth
roxy
lon
coca
x x
x x
x x
x
Euc
alip
to
Euc
alyp
tus
glob
ulus
x x
x x
x x
x x
Euf
orbi
o E
upho
rbia
res
inife
ra
x
x
Pich
i F
abia
na im
bric
ata
x x
x
Asa
fétid
a F
erul
a as
safo
etid
a
x x
x
Hin
ojo
Foe
nicu
lum
vul
gare
x x
x x
x x
Man
á F
raxi
nus
ornu
s
x
x x
x
Gen
cian
a G
entia
na lu
tea
x
x x
x x
x
x x
x
Reg
aliz
G
lycy
rrhi
za a
stra
galin
a, G
. gla
bra
x
x x
x x
x
x
x
Gri
ndel
ia
Gri
ndel
ia r
obus
ta, G
. squ
arro
sa
Gri
ndel
ia s
pp.
x
x
x
Gua
yaco
G
uaya
cum
offi
cina
le
G. s
anct
um
x
x x
x
Kou
so
Hag
enia
aby
ssin
ica
x
x
x
Ham
amel
is
Ham
mam
elis
vir
gini
ana
x
x x
x x
x
x
x
Ave
na
Hor
deum
vul
gare
x x
x
Lup
ulin
o (l
úpul
o)
Hum
ulus
lupu
lus
x
x
x
Hid
rast
is
Hyd
rast
is c
anad
ensi
s
x x
x x
x x
x
x x
Bel
eño
Hyo
scia
mus
nig
er
x
x x
x
x x
x
Yer
ba m
ate
Ilex
par
agua
rien
sis
x
x
Bad
iana
Il
liciu
m v
erum
x x
x x
x x
x
x x
Esc
amon
ea
Ipom
oea
oriz
aben
sis
x
x
Tur
bit
Ipom
oea
turp
ethu
m
x x
x x
x
Lir
io d
e Fl
oren
cia
Iris
flor
entin
a
x
x
Col
ombo
Ja
teor
hiza
pal
mat
a
x
x x
x
Nog
al
Jugl
ans
regi
a
x
x x
x
Kol
a K
ola
nitid
a C
ola
vera
, C. n
itida
x
x x
x x
x
x x
x
41
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Rat
ania
K
ram
eria
arg
ente
a, K
. tri
andr
a,
K. i
lluca
, K. s
pp.
x
x x
x x
x
x
x
Lam
inar
ia
Lam
inar
ia c
lous
toni
x x
x x
Lin
o Li
num
usi
tatis
sim
um
x
x x
x
x
Pol
eo
Lipp
ia fi
ssic
alyx
, L. t
urbi
nata
x x
Lob
elia
Lo
beli
a in
flat
a
x x
x x
x
Lic
opod
io
Lyc
opod
ium
sau
ruru
s
x x
x x
x
Kám
ala
Mal
lotu
s ph
ilip
pine
nsis
x x
x
Mal
va
Mal
va s
ylve
stri
s
x x
x x
x x
Arr
ow r
oot
Mar
anta
aru
ndin
acea
x
x
Con
dura
ngo
Mar
sden
ia c
undu
rang
o M
. rei
nche
nbac
hii
x x
x
Man
zani
lla
com
ún
Mat
rica
ria
cham
omil
la
M. r
ecut
ita
x x
x x
x x
x x
Mel
isa
Mel
issa
off
icin
alis
x x
x x
x
x
Men
ta
Men
tha
pipe
rita
M
. arv
ensi
s x
x x
x x
x
x
x
Pepe
rina
M
inth
osta
chys
mol
lis
x
x
Jala
pa
Mir
abil
is ja
lapa
O
perc
ulin
a m
acro
carp
a
x x
x x
x
x
Tas
i M
orre
nia
brac
hyst
epha
na
x
Bál
sam
o de
Per
ú M
yrox
ylon
bal
sam
um v
ar. p
erey
rae
x
x
x
x
x
x
x
x
Bál
sam
o de
Tol
ú M
yrox
ylon
bal
sam
um
M. b
alsa
mum
var
. per
eira
e x
x
x
x
x
x
x
x
Tab
aco
Nic
otia
na ta
bacu
m
x
x
Am
apol
a P
apav
er r
hoea
s
x x
x x
x x
x
Ado
rmid
era
Pap
aver
som
nife
rum
x x
x x
x
Sara
ndí b
lanc
o P
hyll
anth
us s
ello
wia
nus
x
Pez
de B
orgo
ña
Pic
ea e
xcel
sa
x x
x
Jabo
rand
i P
iloc
arpu
s ja
bora
ndi
P. m
icro
phyl
lus,
P. s
pp.
x x
x x
Aní
s P
impi
nell
a an
isum
x x
x x
x x
x
x x
42
Bandoni
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Mat
ico
Pip
er a
ngus
tifol
ium
x x
x
Cub
eba
Pip
er c
ubeb
a
x
x x
x
Lla
ntén
P
lant
ago
maj
or
x x
x
Podo
filin
a P
odop
hyllu
m p
elta
tum
x x
x x
x
x
Políg
ala
Pol
ygal
a se
nega
x x
x x
x x
x
x
Agá
rico
bla
nco
Pol
ypor
us o
ffici
nalis
x
x x
x
Lau
rel c
erez
o P
runu
s la
urus
cer
asus
x x
x x
x x
Gra
nado
P
unic
a gr
anat
um
x
x
Cua
ssia
am
arga
Q
uass
ia a
mar
a P
icra
ena
exce
lsa
x x
x x
x
Qui
llay
Qui
llaja
sap
onar
ia
x
x x
x
x
x
Esp
ino
cerv
al
Rha
mnu
s ca
thar
tica
x x
x
Cás
cara
sag
rada
R
ham
nus
purs
hian
a
x x
x x
x x
x x
Rui
barb
o R
heum
offi
cina
le, R
h. p
alm
atum
x x
x x
x x
x
x
Ros
a R
osa
galli
ca
x
x x
x x
x
x
Fram
bues
a R
ubus
idae
us
x x
x
Zar
zapa
rrill
a Sm
ilax
med
ica,
S. o
rnat
o, S
. of
ficin
alis
S.
pap
yrac
ea, S
. syp
hilit
ica
x
x x
x
Yer
ba m
ora
Sola
num
nig
rum
x
Est
rofa
nto
Stro
phan
thus
kom
be, S
. his
pidu
s S.
gra
tus
x
x x
x x
x
Hab
as
de S
an I
gnac
io
Stry
chno
s ig
natii
x x
x x
Nue
z vó
mic
a St
rych
nos
nux
vom
ica
x
x x
x x
x
x
Tam
arin
do
Tam
arin
dus
indi
ca
x x
x
x
Tom
illo
Thym
us v
ulga
ris
x
x x
x
x
Tilo
Ti
lia c
orda
ta, T
ilia
plat
yphy
llos
x
x x
x x
x
x
Esc
ila
Urg
inea
sci
lla
x
x x
x x
x
x
43
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Val
eria
na
Val
eria
na o
ffici
nalis
x x
x x
x x
x x
Vai
nilla
V
anill
a pl
anifo
lia
x
x
x
x
Vib
urno
V
ibur
num
pru
nifo
lium
V
. len
tago
x x
x
x
Vio
leta
V
iola
odo
rata
x x
x
Maí
z Ze
a m
ays
x
x x
x
x
Jeng
ibre
Zi
ngib
er o
ffici
nalis
x
x x
x
Cál
amo
A
coru
s ca
lam
us
x
Caj
ueir
o
Ana
card
ium
occ
iden
tale
x
Arv
oeir
o
Abr
us p
reca
tori
us
x
Mac
ela
A
chyr
oclin
e sa
ture
ioid
es
x x
Ave
nca
A
dian
tum
cap
illus
ven
eris
, A
. ped
atum
x
Ado
nis
A
doni
s ve
rnal
is
x
Cas
tanh
a da
Ind
ia
A
escu
lus
hipp
ocas
tanu
m
x
x x
Gra
ma
A
grop
yron
rep
ens
x
Gal
anga
Alp
inia
offi
cina
lis
x
Cip
ó su
ma
A
nchi
etea
sal
utar
is
x
Puls
atill
a
Ane
mon
e pr
aten
sis,
A. p
ulsa
tilla
x
Cat
uaba
Ane
mop
aegm
a m
iran
dum
x
End
ro
A
neth
um g
rave
olen
s
x
Cip
o az
ougu
e
Apo
dant
hera
sm
ilaci
folia
x
Ang
elic
a
Arc
hang
elic
a of
ficin
alis
x
Bar
dana
Arc
tium
lapp
a
x
Cip
ó m
il ho
men
s
Ari
stol
ochi
a cy
mbi
fera
x
Serp
enta
ria
A
rist
oloc
hia
retic
ulat
a, A
. se
rpen
tari
a
x
44
Bandoni
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Abs
inth
io
A
rtem
isia
abs
inth
ium
x
Sem
en c
ontr
a
Art
emis
ia c
ina
x
Per
oba
A
spid
ospe
rma
pero
ba
x
Her
va to
stao
Boe
rhav
ia r
epen
s
x
Sucu
pira
Bow
dich
ia v
irgi
lioi
des
x
Man
acá
B
runf
elsi
a ho
pean
a
x
Bar
basc
o
Bud
dlei
a br
asil
iens
is
x
Can
gera
na
C
abra
lea
cang
eran
a
x
Cal
éndu
la
C
alen
dula
off
icin
alis
x x
Mam
oeir
o
Car
ica
papa
ya
x
Her
va d
e bu
gre
C
asea
ria
sylv
estr
s
x
Fede
goso
Cas
sia
occi
dent
alis
x
Esp
elin
a
Cay
apon
ia e
spel
ina
x
Tay
uiá
C
ayap
onia
tayu
ya
Cen
tella
Cen
tell
a as
iatic
a
x x
Coe
rana
Ces
trum
laev
igat
um
x
Her
ba
de S
anct
a M
aria
Che
nopo
dium
am
bros
ioid
es
x
Cai
nca
C
hioc
occa
bra
chia
ta
x
Abú
tua
C
hond
oden
dron
pla
typh
yllu
m
x
Mon
ésia
Chr
ysop
hyll
um g
lycy
phae
lum
x
Chi
cori
a
Cic
hori
um in
tybu
s
x
Cim
icif
uga
C
imic
ifug
a ra
cem
osa
x
Can
ela
do C
eila
o
Cin
nam
omum
ver
um
x
Mae
boa
Cis
sus
alat
a
x
Rab
ano
rust
ico
C
ochl
eari
a ar
mor
acia
, C. o
ffic
inal
is
x
45
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Cic
uta
C
oniu
m m
acul
atum
x
Car
naúb
a
Cop
erni
cia
ceri
fera
x
Coe
ntro
Cor
iand
rum
sat
ivum
x
x
Jetiq
uibá
Cou
rata
ri le
galis
x
Cra
tego
Cra
taeg
us o
xyac
anth
a, C
. spp
.
x
x
Poej
o
Cun
ila m
icro
ceph
ala
x
Cúr
cum
a
Cur
cum
a do
mes
tica,
C. l
onga
x
x
Zed
oari
a
Cur
cum
a ze
doar
ia
x
Cip
ó ch
umbo
Cus
cuta
um
bella
ta
x
Ang
ustu
ra
C
uspa
ria
febr
ifuga
x
Cap
im li
mao
Cym
bopo
gon
citr
atus
x x
Tro
mbe
teri
ra
D
atur
a ar
bore
a
x
Cip
ó ca
bocl
o
Dav
illa
rugo
sa
x
Can
nela
cra
vo
D
icyp
elliu
m c
aryo
phyl
latu
m
x
Car
apiá
Dor
sten
ia m
ultif
orm
is
x
Cas
ca d
'ant
a
Dry
mis
win
teri
x
Cha
peu
de c
ouro
Ech
inod
orus
mac
roph
yllu
s,
E. g
rand
iflor
us
x
x
Cen
taur
ea m
enor
Ery
ngiu
m c
enta
uriu
m
x
Mul
ungu
Ery
thri
na m
ulun
gu
x
Cra
vo d
a In
dia
E
ugen
ia c
aryo
phyl
lata
/ Sy
zygi
um
arom
atic
um
x x
Pita
nga
E
ugen
ia u
niflo
ra
x
x
Aya
pana
Eup
ator
ium
trip
liner
ve
x
Nha
ndir
oba
F
evill
ea tr
iloba
ta
x
Fum
aria
Fum
aria
offi
cina
lis
x
46
Bandoni
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Pau
pere
ira
G
eiss
ospe
rmum
vel
losi
x
Man
gero
na
G
lech
on s
path
ulat
a
x
Her
ba c
apita
o
Hyd
roco
tyle
um
bella
ta v
ar.
bona
rien
sis
x
Ale
crim
bra
vo
H
yper
icum
laxi
uscu
lum
x
Sapé
Impe
rata
exa
ltata
x
Car
oba
Ja
cara
nda
caro
ba
x
Zim
bro
Ju
nipe
rus
com
mun
is
x
Cam
ará
La
ntan
a ca
mar
a
x
Lou
reir
o
Laur
us n
obili
s
x
Alf
azem
a
Lava
ndul
a an
gust
ifolia
x
Cor
dao
de f
rade
Leon
otis
nep
etae
folia
x
Her
ba m
acac
hé
Le
onur
us s
ibir
icus
x
Chá
de
pede
stre
Lipp
ia p
seud
o-th
ea
x
Tim
bó b
otic
ario
Lonc
hoca
rpus
pec
kolti
x
Mon
esia
Lucu
ma
glyc
iphl
oea
x
Con
goro
sa /
Esp
inhe
ra s
anta
May
tenu
s ili
cifo
lia
x
x
Gua
co
M
ikan
ia g
lom
erat
a, M
. hir
sutis
sim
a
x
Am
ora
M
orus
nig
ra
x
Agr
iao
N
astu
rtiu
m o
ffici
nale
x
Can
ela
pret
a
Nec
tand
ra p
uber
ula
x
Her
a te
rres
tre
N
epet
a gl
echo
ma
x
Alf
avac
a
Oci
mum
bas
ilicu
m, O
. can
um
x
Can
nela
sas
safr
az
O
cote
a sa
ssaf
ras
x
Mar
acuj
á do
ce
P
assi
flora
ala
ta
x
x
47
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
Tabla 1. (cont.)
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Mar
acuj
á az
edo
P
assi
flora
edu
lis
x
Gua
raná
Pau
llini
a cu
pana
x x
x
Para
cary
Pel
todo
n ra
dica
ns
x
Aba
cate
iro
P
erse
a am
eric
ana
x
x
Pip
i
Pet
iver
ia te
tran
dra
x
Que
bra
pedr
a
Phy
llant
hus
niru
ri, P
h. te
nellu
s
x x
Fava
de
Cal
abar
Phy
sost
igm
a ve
neno
sum
x
Pari
paro
ba
P
iper
um
bell
atum
x
Ang
ico
P
ipta
deni
a co
lum
brin
a
x
Ago
niad
a
Plu
mer
ia la
ncifo
lia
x
Bis
tort
a
Pol
ygon
um b
isto
rta
x
Gua
yaba
Psi
dium
gua
yaba
x
x
Qui
no
P
tero
carp
us m
arup
ium
x
Mui
rapu
ama
P
tych
opet
alum
ola
coid
es
x
Rau
volf
ia
R
auvo
lfia
ser
pent
ina
x
Qui
na m
inei
ra
R
emiji
a fe
rrug
inea
x
Paco
vá
R
enea
lmia
exa
ltata
x
Frán
gula
Rha
mnu
s fr
angu
la
x
Arr
uda
R
uta
grav
eole
ns
x
Salg
ueir
o br
anco
Sali
x al
ba
x
Sabu
guei
ro /
S. d
o B
rasi
l
Sam
bucu
s au
stra
lis, S
. nig
ra
x
x
Sass
afra
z
Sass
afra
s of
ficin
ale
x
Aro
eira
Schi
nus
tere
bint
hifo
lius
x
Tas
neir
inha
Sene
cio
bras
ilien
sis
x
Sim
arub
a
Sim
arub
a am
ara
x
48
Bandoni
Las e
spec
ies n
ombr
adas
en
las e
dici
ones
ant
erio
res d
e la
FB
cor
resp
onde
n a
las c
itada
s por
Imbe
ssi (
1964
) y B
rand
ao y
col
. (20
09);
por l
o ta
nto
podr
ía se
r un
lista
doin
com
plet
o. L
as D
V e
stán
ord
enad
as a
lfabé
ticam
ente
de
acue
rdo
con
el n
ombr
e ci
entíf
ico
usad
o en
la F
A. A
l fin
al s
e in
cluy
e el
list
ado
por o
rden
alfa
bétic
o de
las
espe
cies
que
se e
ncue
ntra
n e
n la
FB
sin
corr
elat
o en
la F
A.
FA
FB
N
ombr
e of
icia
l D
enom
inac
ión
botá
nica
em
plea
da
Otr
as d
enom
inac
ione
s us
adas
po
r F
B
VI
V
IV
III
II
I
V
IV
Ant
Lim
oeir
o br
avo
Si
paru
na a
pios
yce
x
Jape
cang
a
Smil
ax ja
pica
nga
x
Dul
cam
ara
So
lanu
m d
ulca
mar
a
x
Juru
beba
Sola
num
pan
icul
atum
x
Arn
ica
silv
estr
e
Solid
ago
mic
rogl
osa
x
Sabu
guei
rinh
o do
ca
mpo
Spem
acoc
e ce
ntra
thoi
des
x
Agr
iao
do P
ará
Sp
ilant
hes
acm
ella
x
Ger
vao
St
achy
tarp
heta
dic
hoto
ma
x
Gua
ycur
ú
Stat
ice
bras
ilien
sis
x
Est
evia
Stev
ia r
ebau
dian
a
x x
H
erva
de
pass
arin
ho
St
ruth
anth
us m
argi
natu
s
x
Qui
na d
o ca
mpo
Stry
chno
s ps
eudo
qui
na
x
Ben
joim
Styr
ax b
enzo
in, S
. par
alle
lone
urus
x
Bar
batim
ao
St
ryph
node
ndro
n ba
rbat
imam
, S.
ads
trin
gens
x x
x
Pero
binh
a ca
mpe
stre
Swee
tia
eleg
ans
x
Cac
ao
Th
eobr
oma
caca
o
x
Tro
poei
raba
Trad
esca
ntia
elo
ngat
a
x
Cip
ó cr
avo
Ty
nant
hus
eleg
ans,
T. f
asci
cula
tus
x
Gua
xim
a
Ure
na lo
bata
x
Dou
radi
nha
W
alth
eria
dou
radi
nha
x
Tin
guac
iba
Za
ntho
xylu
m ti
ngoa
ssui
ba
x
Tabla 1. (cont.)
49
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
Los diferentes criterios utilizados por ambos có-digos se justifican no solamente por las distintas épo-cas en que fueron redactadas, sino fundamentalmen-te por la idiosincrasia de cada país y otras conside-raciones relacionadas, como se puede comprobaranalizando la información resumida en la tabla 1.
La inclusión de cáñano indiano (Cannabis sativa),tasi (Morrenia brachystephana), pez de Borgoña (Pi-cea excelsa), ajenjo (Artemisia absinthium), kousso(Hagenia abyssinica), colombo (Jateorhiza palmata),cólquico (Colchicum autunnale), cornezuelo de cen-teno (Claviceps purpurea), trombeteria (Daturaarborea), frambuesa (Rubus idaeus), serpentaria ycipó mil homens (Aristolochia spp.), angico(Piptadenia columbrina), sasafrás (Ocotea sassafras),etc., son ejemplos de drogas que alguna vez tuvieronimportancia farmacológica, pero hoy se han dejadode usar.
La FB cita a Simaruba amara y la FA a la espe-cie sucedánea Quassia amara; sin embargo, actual-mente ninguna de estas especies han sido actualiza-das en ambas farmacopeas, a pesar del extendidouso de estas DV en la región.
La carqueja es Baccharis trimera según la FB, yB. articulata o B. crispa para la FA, aun cuando esuna especie ampliamente conocida y utilizada de lamisma forma en ambos países. El boldo está defini-do con dos nombres distintos (Boldea boldus oPeumus boldus) según el país, y lo mismo ocurrecon varias otras drogas (Tabla 1). En la FB existendos monografías de canela, la de China y la deCeylán, mientras que solo hay una en la FA.
Entre las especies nativas incluidas por la FB enlas últimas ediciones están el guaraná y la estevia,de amplio uso también en la Argentina, pero en ge-neral no empleadas con fines medicinales.
Con respecto al maracuyá o Passiflora, si seincluyera en la FA habría que determinar si real-mente se usan las especies oficiales en Brasil o,por el contrario, se emplea P. caerulea, mucho máscomún en la Argentina. Además, se debería eva-luar si son similares o no, en cuanto a eficacia yseguridad. En la FA no hay una monografía delclavo de olor, a pesar de su extendido uso, así tam-bién como el castaño de India y la centella, todasmonografiadas en la FB.
En el caso de Centella asiatica debería evaluar-se su similitud con Hydrocotyle bonariensis, comoposible sucedáneo o adulterante. Curiosamente, estaúltima especie americana ya había sido incluida
(“herba capitao”) en las primeras ediciones de laFB, aunque muy probablemente con fundamento enatributos farmacológicos (ansiolítico) distintos a losactualmente preconizados.
Ni la FB ni la FA tienen una monografía actua-lizada para ambay (Cecropia adenopus, C.pachystachya); a pesar de ser una DV ampliamen-te usada en ambos territorios; y lo mismo ocurrecon otras especies autóctonas incluidas en la FA,como yerba del pollo, poleo o sarandí.
Para el bálsamo de Perú y el de Tolú la FB inclu-ye un mismo origen botánico: Myroxylon balsamumvar. pereirae; mientras que para estandarizar al saucoutiliza dos monografías, una para Sambucus nigra(de origen europeo) y otra para S. australis (de ori-gen americano).
Es evidente la trascendencia que tiene la tradi-ción herbaria de cada país en la elección de estoscriterios de inclusión de DV en sus farmacopeas, ysi se pueden observar tantas diferencias entre Brasily la Argentina, países limítrofes aunque con muydiversa cultura herbolaria, qué gran desafío se de-bería plantear Paraguay si quisiera redactar la suya,al amparo de su sólida y secular tradición herbaria.
La farmacopea herbaria de China (Chinese Ma-teria Medica Pharmacopoeia, 2006), la de India(Indian Herbal Pharmacopoeia, 2002) o la caribeña(TRAMIL, 2005) fueron mucho más allá, al cata-logar la mayor parte de las DV que la medicinatradicional de sus territorios avala durante siglosde uso. Recopilan mucha información sobre la for-ma de uso y las propiedades, pero en muchos ca-sos en detrimento de una normativa analítica com-pleta, o de una evaluación farmacológica integral.
Se puede resumir entonces diciendo que lasdos principales tendencias que existen en el mun-do están representadas por: a) textos titulados“farmacopeas”, pero que son en realidad un con-junto de monografías en las que se registra en for-ma de compendio o vademécum la tradiciónherbaria de una región, acompañada de la eviden-cia científica disponible, sin evaluar si esta evi-dencia es exhaustiva o responde a cánones de ido-neidad o validez analítica; b) verdaderas farma-copeas, donde prima el criterio de evaluación ana-lít ico y legal sobre la tarea compiladora,adecuando al máximo los criterios normativos alos propios de cualquier otra droga de síntesis.En los próximos puntos se expone por qué se diceadecuando y no transponiendo.
50
Bandoni
Criterios de evaluación
La problemática inherente al control de calidad delas drogas vegetales y productos relacionados (DV-PR) representa frecuentemente un verdadero enig-ma para un analista acostumbrado al control de ca-lidad de sustancias puras. Es un desafío a sus nor-mas y procedimientos, inculcados y soportados porel desarrollo de metodologías y procedimientos muyestrictos y precisos, donde la ambigüedad o la arbi-trariedad son elementos casi despreciables, o por lomenos imposibles de considerar. En su filosofía detrabajo se manejan axiomas y valores como la pre-cisión y la certeza, resultados paramétricos puntua-les y ni siquiera se sospecha o se plantean dudassobre la coherencia entre sus resultados y la ponde-ración de la calidad del producto analizado.
Esta lógica analítica, si bien es absolutamenteloable, trastabilla en el ámbito de las DV-PR por-que se nutre del planteo epistemológico que preten-de homologar la naturaleza con la química de loscompuestos puros. Una sustancia químicamente puratiene un conjunto de propiedades fisicoquímicas ybiológicas que están directamente relacionadas consu estructura química, su injerencia sobre otras sus-tancias y las variables comprendidas en estainterrelación (temperatura, tiempo, distancia o con-formación espacial, pH, concentración, presencia deotras sustancias, etc.).
Cada sustancia química en estado puro se puededefinir y calificar perfectamente desde el punto devista fisicoquímico, hecho que permite asegurar quesu presencia en condiciones específicas garantizarásu bioactividad. Por lo tanto, los productos de ori-gen natural, como son las DV-PR, deberían cumplirlas mismas reglas, si se parte del principio lógico deque no pueden existir medicamentos de primera yde segunda, asegurándose que todos sean controla-dos con el mismo rigor técnico, y así deberían tenerlas mismas exigencias mínimas de calidad,inocuidad y efectividad.
Esa lógica analítica supone entonces la existen-cia de leyes absolutas en la naturaleza, y su conoci-miento permitiría caracterizar unívocamente cadaproducto natural. Una planta es un conjunto de com-puestos químicamente definibles contenidos en unaproporción precisa, razón por la cual al relacionarestos parámetros con sus bioactividades nos lleva-ría con absoluta precisión a la identificación de unaentidad o calidad farmacológica típica; es en este
falso silogismo donde se empieza a vislumbrar ladisyuntiva analítica.
Está ampliamente comprobado que no siempreun compuesto aislado de una planta tiene la mismabioactividad que una cantidad proporcionalmenteigual del mismo compuesto en un extracto de la plan-ta. La complejidad química de los extractos permiteesperar la presencia de compuestos coadyuvantes,agonistas, antagonistas y sinergistas de determina-da bioactividad, que resulta en una muy variable y,hasta a veces inesperada expresión farmacológica.Si no fuera así, bastaría con aislar el producto acti-vo para usarlo como tal, evitando toda la proble-mática que implica el uso de una mezcla hetero-génea, y en algunos casos impredecible desde elpunto de vista de su bioactividad como son las DV-PR. Es lo que se ha hecho, por ejemplo, con artemisi-nina, esteviósido, ergometrina, papaína y tantos otroscompuestos; pero en muchos casos no es factibleesta opción (Ginkgo biloba, Panax ginseng,Valeriana officinalis, Cynara scolimus, etc.).
Por otro lado, la variabilidad natural es una cons-tante en los seres vivos. Se puede expresar de muydiversas maneras: en la individualidad genética oen su heterogénea adecuación al medio o en su des-igual plasticidad para aceptar distintos biomas. Esmuy claro el ejemplo del llamado muérdago criollo(Ligaria cuneifolia) en la medicina tradicional ar-gentina, dado su efecto hipotensor o hipertensor,según el hospedante del que se obtenga el material(Varela y col., 2001).
Estas características son fundamentales para te-ner en cuenta en la valoración de los productos na-turales, y no suponen un descrédito para su uso enla medicina actual, sino que solamente implicanuna adecuación de las metodologías de control yde las normas a un modelo de analito distinto altípico. Un analito que introduce nuevos desafíos,mayores variables y, por sobre todo, distintos cri-terios de calidad.
Existen numerosos textos que explican y deta-llan las metodologías más adecuadas para el con-trol de DV-PR; entre otros autores, Harborne, 1984;Cañigueral y col., 1998; Wagner y Bladt, 2001;Evans, 2002. También están muy difundidas lasnormas existentes; las que están incluidas en lasfarmacopeas son las más comunes y estimadas. Paraahondar en esos aspectos existe abundante biblio-grafía especializada. Se pretende en esta seccióninterpretar y sistematizar las pautas utilizadas en la
51
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
imposición de una metodología farmacopeica paraestas DV-PR y su validez analítica.
A pesar de la obligatoriedad del uso de lasfarmacopeas, en todos los países se acepta inscribirun medicamento aunque uno o más de sus princi-pios activos no estén oficialmente incluidos en lasfarmacopeas legales. En estos casos se exige la pre-sentación de una monografía específica donde, ade-más de indicar las especificaciones analíticas parael control de calidad e inocuidad, se debe demostrarla eficacia de los activos. Algunos textos estánespecíficamente orientados hacia esta necesidad,como son las monografías de plantas medicinalesde la OMS (OMS, 1999-2009, 2010) o las de laESCOP (ESCOP, 2003-2009).
Quien elabore estas monografías debe realizarla misma tarea que cumplen las comisiones técni-cas de las farmacopeas en lo referente a la puntuali-zación de los requisitos mínimos necesarios para ga-rantizar identidad, calidad farmacéutica, homoge-neidad y estabilidad del producto. Estas pautas pue-den encasillarse, de la misma manera que se haceen una monografía farmacopeica, en los llamadosensayos de identidad y pureza, de valoración y deestabilidad.
Ensayos de identidad y pureza
El concepto de identidad y pureza con referencia aun producto de origen vegetal difiere ostensiblemen-te del concepto de un producto químicamente puro.La identidad botánica es la prueba definitoria cuan-do se trata de una DV, que se expresa por medio dela denominación botánica y la descripción macros-cópica (y, si corresponde, microscópica) de la parteusada. Para este objetivo es muy útil disponer de lasfiguras que exhiban los elementos que caracterizana la DV, tal como lo incluye la Farmacopea Brasileraen sus últimas ediciones.
Existen casos donde el material vegetal puedeprovenir de más de una especie (tilo, carqueja, eu-calipto, badiana), y en esa ocasión deberán indicar-se las limitaciones de la definición: qué especies seaceptan y cuáles no. Este problema aparentementese evitaría, dado que la nomenclatura binomial delas plantas resolvería con precisión la identidad bo-tánica, de la misma manera que un patrón primariodefine al producto químico puro. Sin embargo, enla realidad son habituales los casos donde las reglas
taxonómicas generan controversias o han sidotrastocadas en el tiempo, o simplemente se han ter-giversado (manzanilla, ipecacuana, ambay).
Cabe entonces pensar en un recurso referencialprimario: la necesidad de disponer de una exsicattao ejemplar de herbario tipo, que sirva como “patrónprimario” de la DV-PR. El criterio de identidad sedefine entonces no tanto por su identidad taxo-nómica sino directamente por la comparación conun material correctamente resguardado. Merecedestacarse que este modelo de trabajo fue ya pre-visto a fines de la década de 1960 por el profesorJosé L. Amorín, quien creó con este objetivo el Her-bario y Museo de Farmacobotánica del entonces lla-mado Instituto Nacional de Farmacología yBromatología, organismo que hoy forma parte de laAdministración Nacional de Medicamentos, Ali-mentos y Tecnología Médica (ANMAT). La colec-ción forma parte actualmente del Museo de Botáni-ca “Juan A. Domínguez”, en la Facultad de Farma-cia y Bioquímica (UBA).
En cuanto a la pureza de una DV, se especificala cantidad máxima aceptable de materia orgánicaextraña y de otras partes de la planta en cuestión,elementos que no deben encontrarse (característi-cos de la presencia de algún adulterante) y el por-centaje de humedad residual admitido. En algunoscasos puede ser útil definir otros requisitos, comoporcentaje máximo aceptado de material necrosadoo de distinto color. La búsqueda de impurezas desíntesis es acá reemplazada por la de impurezas dela matriz de origen. El origen botánico del mate-rial, por ejemplo, presupone la presencia de otroscompuestos presentes en el material original y nodeseables en el producto final. También es impor-tante evaluar la presencia de compuestos que pue-den caracterizar una adulteración o sustitución.
Cuando se trata de un PR nuevamente se debenconsiderar criterios distintos a los tradicionales dela química de síntesis, y dos ejemplos pueden ex-plicar mejor esta situación. Algunos extractos -comoel aceite esencial de eucalipto o el extracto de tilo-se pueden obtener a partir de varias especies de plan-tas, y lógicamente al analizar el producto final sepueden encontrar diferencias mínimas debido a ladiversidad del material de origen, sin perjuicio desu calidad farmacéutica.
En otros casos, la diferencia se establece en elproceso extractivo empleado: por ejemplo, aceitede rosa mosqueta obtenido por expresión y también
52
Bandoni
obtenido por extracción con fluidos supercríticos.La elevada sensibilidad de las modernas técnicasanalíticas a veces puede ser mayor que lo necesariopara caracterizar un producto natural, y solamenteel criterio experimental puede decidir si una dife-rencia analítica influye sobre la calidad del produc-to en estudio.
El proceso más elemental de identificación esimitar al proceso de la identidad botánica, es decirdisponer de un patrón de referencia del PR, los lla-mados materiales de referencia botánica. Pero eneste caso la solución no es tan sencilla, porque siese material no fue producido por un experto o unaautoridad sanitaria en la materia, qué seguridad sepuede tener de que se haya procesado a partir de unproducto correctamente definido. Se observa enton-ces que esta solución se asemeja más a un patrónsecundario que a uno primario.
Normalmente la identidad y la pureza de los PRse confirman mediante la descripción de los llama-dos perfiles cromatográficos y/o espectrales. Con-sisten en el resultado de un desarrollo croma-tográfico (TLC, GC o HPLC) o de un análisis porUV-visible, IR, NMR o MS, o la complementaciónde metodologías acopladas. Los materiales de refe-rencia botánica deberían estar acompañados siem-pre de más de un perfil para poder dar más seguri-dad a la identidad del producto. Deberían, además,provenir de técnicas diferenciales entre sí para ca-racterizar distintos componentes en cada caso.
Es común que estos perfiles no den una respues-ta absoluta, como sí ocurre, por ejemplo, con un es-pectro IR de un producto puro, donde cualquier cam-bio de perfil es suficiente para rechazar su calidad.En el caso de los perfiles de DV-PR los gráficos quese ofrecen suelen ser solamente orientativos, confuerte validez desde el punto de vista cualitativo,pero con sensible variabilidad cuantitativa (salvo enlos extractos de referencia cuantitativos donde estáexplícitamente determinado el contenido de algúnactivo). Por este motivo algunas farmacopeas, des-afortunadamente, prefieren no incluir estos gráfi-cos en sus textos, sino solamente describir los re-sultados esperados. Un ejemplo más de manejo dis-crecional, soportado solamente por un criterio ex-perimentalmente concebido.
Aunque esta condición parece expresar unadisyuntiva o ambigüedad en el resultado, el buenuso de este análisis, y esencialmente el criterio parala elección del o de los mejores perfiles, son funda-
mentales para la correcta caracterización de la DV-PR. ¿Cuáles son las bases de un buen criterio deselección? Deben conocerse dos aspectos:
1. Qué compuestos caracterizan a la DV-PR y lodiferencian de sus posibles sustitutos o adulterantes.
2. Hasta dónde se puede relacionar la bio-actividad de la DV-PR con su composición quími-ca; en este punto pueden existir cinco casos:
a. Es un solo compuesto de la DV-PR que le otor-ga la actividad (la boldina en el boldo).
b. Es un grupo de compuestos, pero con estruc-tura química similar (las antraquinonas en la cásca-ra sagrada).
c. Son más de un compuesto, pero con estructu-ras disímiles (la apigenina y el bisabolol en la man-zanilla, usada como antiinflamatorio).
d. La DV-PR tiene más de una bioactividad; condependencia de qué compuesto se trate (castaño deIndias).
e. La DV-PR puede ser peligrosa o tóxica por lapresencia de algún compuesto, expresado con lími-tes cualitativos (el anthecotulide en la manzanilla)o cuantitativos (los isómeros de tuyona en ajenjo).
f. Se conoce la composición química de la DV-PR, pero no cuál o cuáles son los compuestosbioactivos (Echinacea).
g. Se desconoce la composición química en de-talle, pero se sabe que la DV-PR es activa (Lepidiummeyenii).
Con estos antecedentes es posible entonces di-señar un estudio cromatográfico y/o espectral quepermita detectar la mayor cantidad de compuestosde la DV-PR cumpliendo los criterios 1) y 2), y, eneste último, que permita discernir calidades para elcaso 2-d) y 2-e).
En el caso 2-f) se puede optar por dos solucio-nes: utilizar un ensayo biológico para determinar laefectividad del material sin invocar activo alguno,o emplear un compuesto típico del material parausarlo como un identificador de la presencia de laDV-PR.
Cuando se caracteriza un caso del tipo 2-g) de-bería tenerse extremo cuidado de usar ese material,y solamente se justificaría si la bioactividad fuerasocialmente importante, si hubiera suficientes ante-cedentes como para avalar la seguridad de su uso, ysi la relación riesgo/efectividad fuera suficientemen-te baja como para justificar el producto.
Cuando comentamos el caso 2-f) dejamos explí-cita la necesidad de contar con un compuesto que
53
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
identifique la DV-PR. Este es el concepto básico delo que se denomina marcador, pero existen otrostipos de marcadores. Desde el punto de vista cuali-tativo se puede, por ejemplo, distinguir la presenciade adulterantes mediante la búsqueda de los llama-dos marcadores negativos, o compuestos que no de-berían aparecer en un perfil de calidad. También sonmuy útiles los llamados marcadores externos, o sus-tancias que no forman parte de la composición de laDV-PR en estudio, pero sirven de punto de compa-ración para los perfiles cromatográficos (determi-nación de tiempos de retención o Rf relativos a esecompuesto).
Entre los ensayos de pureza para las DV-PR tam-bién existen criterios peculiares, independientementede los clásicos para cualquier otro producto. El ori-gen natural de las DV presupone una lógica cargamicrobiana y además, una contaminación muy fácildurante su conservación o almacenamiento. Estacomplicación subsistirá aún después de la elabora-ción de cualquier PR, aunque en distinta cuantíadependiendo no solamente del proceso utilizado,sino también de la forma farmacéutica en que seráutilizado. Por este motivo todas las farmacopeasincluyen en los ensayos generales determinacionesespecíficas, básicamente para el control microbio-lógico y determinación del contenido de mico-toxinas, pesticidas y metales pesados. Especificanademás, los límites microbiológicos máximos acep-tables de acuerdo con el uso final al que esté desti-nado el producto.
Otro criterio particular que es frecuente en la eva-luación de DV-PR se refiere a cómo discriminarentre las calidades de natural o sintético de un mis-mo compuesto químico. Productos, como lavainillina, el mentol o el aceite esencial de romero,pueden ser de origen natural o sintético. Y la dife-rencia entre ambas calidades no es tanto químicasino más bien comercial, y por lo tanto, económica.El mercado puede exigir una certificación de la con-dición de natural de un producto, por ejemplo paraser usado en productos con certificación orgánica,o bajo ciertas reglas religiosas. Se comercializantambién aceites esenciales denominados “idénticosal natural”, que tienen la misma composición quí-mica y propiedades fisicoquímicas básicas que unaceite esencial natural; pero como se intuye en ladenominación, el producto “no es natural”.
En otros casos, como en el (-)-alfa-bisabolol, elproducto sintético que se ofrece suele ser la forma
racémica, cuando en realidad la forma bioactiva essolamente el isómero levo. De esta manera el pro-ducto racémico tiene la mitad de la actividad bioló-gica correspondiente al natural. La solución a estosplanteos es muy dependiente de cada caso, peronormalmente la disyuntiva se resuelve mediante téc-nicas espectroscópicas complejas, como la determi-nación de la pureza isotópica (Walton y col., 2003).Sin embargo, si el distinto origen (natural o sintéti-co) no influye en la calidad farmacéutica de la DV-PR, las farmacopeas omiten la inclusión de ensayospara este fin.
Ensayos de valoración
Históricamente era común encontrar monografíasfarmacopeicas de DV-PR que contenían solamentelos requisitos mínimos de identidad, pero sin regis-trar las técnicas de valoración. El desarrollo de lastécnicas cromatográficas fue imprescindible parageneralizar una evaluación de la calidad de estasdrogas más ajustada, que aportaban como valor mássignificativo el control de su potencia o eficacia.En un compuesto puro la determinación de purezaes ya una aproximación muy buena a su condiciónde eficaz, pero por los motivos expresados, en elcaso de las DV-PR el concepto de pureza es muydistinto del de eficacia, y por esta razón adquiereimportancia estratégica de valorar estas drogas.
Cuando se pretende valorar una sustancia purano queda duda de la identidad del analito. Pero cuan-do se intenta valorar una DV-PR ¿cuál es el analito?;más aún, ¿es solo uno el analito? Es evidente queen la mayoría de los casos no es unívoco, y debedecidirse qué y cuáles analizar.
Una clasificación de las DV-PR similar a la mos-trada para los ensayos de identificación y purezapermite orientar la selección del o de los analitosque se van a controlar, y también la técnica más co-rrecta para su cuantificación.
Los principios activos vegetales pueden presen-tarse puros o no, y en este caso formar parte de unamezcla o matriz más o menos compleja. Cuando sonsustancias químicamente puras (morfina, capsaicina,rutina), se valoran como cualquier producto quími-co de síntesis (y por este motivo los hemos separa-do de los llamados PR). Pero cuando los principiosactivos que se quieren valorar están incluidos en unamezcla o matriz (que puede ser la planta de origen o
54
Bandoni
su extracto, es decir, dentro de las DV-PR), se ob-servan casos muy distintos, por ejemplo:
a. Una mezcla de productos con estructuras quí-micas similares (citroflavonoides). En función dela similitud de estructuras y actividades puede sermuy útil y económicamente adecuada una valora-ción espectrométrica al UV-visible, que da un valorglobal del contenido de todos los flavonoides, queson los activos.
b. Es un activo o una mezcla de productos conestructura química similar, pero acompañada de otrassustancias, inertes o no (antraquinonas en cáscarasagrada, heterósidos cardiotónicos en digital). Sepuede efectuar una purificación inicial y utilizar untratamiento como en el caso anterior, o realizar unaseparación (purificación) cromatográfica y cuanti-ficar la sumatoria de las respuestas del grupo deactivos. Para la cuantificación se pueden usarestándares internos o externos, y en los casos dondela sustancia que se va a valorar es inaccesible co-mercialmente, se utilizan compuestos de estructurasimilar y con una respuesta analítica cercana a lasustancia en estudio y libre de superposiciones enel perfil cromatográfico.
c. Es una mezcla de productos con estructurasquímicas disímiles, pero con una misma bio-actividad (extracto de alcachofa). Se puede tra-bajar como en el caso anterior, pero al sumar elcontenido de distintos activos debiera considerar-se la repuesta distinta a la detección de cada nú-cleo químico controlado.
d. Es una mezcla de productos con estructurasquímicas disímiles y con diversas bioactividades (ro-mero, extracto de castaño de Indias). Se deben utili-zar distintas técnicas para determinar el contenidode activos para cada uso en particular.
e. Es una mezcla de productos con estructurasquímicas similares o disímiles, pero con bioac-tividades sinérgicas (extracto seco de valeriana, acei-te esencial de romero, esteviósidos). Se puede ele-gir un marcador (el de mayor actividad conocida, oel de mayor concentración en el material) para usarlocomo determinante de la calidad, y trabajar comoen los casos anteriores. En el caso específico de losaceites esenciales se recurre al perfil de croma-tografía en fase gaseosa, porque normalmente tienemás importancia la proporción existente entre susconstituyentes que el contenido absoluto de algunode ellos. Si el último fuera el caso, se cuantifica comoen los puntos anteriores, pero también por GC.
f. Es una mezcla de productos con bioactividadpero sin un activo con estructura definida o conoci-da (tilo, ortiga). Debiera utilizarse una valoraciónbiológica, siempre que la relación costo/beneficiolo justifique. De lo contrario, solo puede hacerseuna evaluación semicuantitativa, utilizando un mar-cador lo más característico posible del material.
Existen casos con mayor complejidad analítica,como algunas resinas, los mucílagos o el gel de áloe,cuya valoración está aún en estudio y siguen gene-rando nuevos desarrollos analíticos tendientes aperfeccionar su control.
Una última diferencia con los productos sintéti-cos, y que es importante resaltar, es la diferente pon-deración que se hace de las distintas variables y eva-luaciones analíticas aplicadas a un producto de ori-gen natural. En un producto químicamente puro lonormal es que tenga valores constantes de susparámetros fisicoquímicos (punto de fusión o deebullición, índice de refracción, poder rotatorio, es-pectros perfectamente definidos, etc.), y cualquiervariación en los productos dará una señal de impu-reza o baja calidad.
En los PR la situación es absolutamente distin-ta, pues se emplean intervalos de variación paraacotar una buena calidad, se expresan contenidosmínimos y en algunos casos, máximos (cuando ladosis efectiva está cercana a la dosis tóxica) en lascuantificaciones, y como se expresó, se dan perfi-les orientativos, pero no obligatorios o absolutosen su respuesta.
Otra peculiaridad es que es común mezclar PRde igual naturaleza pero con distintos tenores de ac-tivos para lograr una combinación final con un con-tenido específico de activos. Toda esta problemáti-ca conlleva la aceptación de un rango donde puedevariar el resultado; es decir, presupone la inexacti-tud de la evaluación. El cómo determinar esos ran-gos forma parte de lo que llamamos criterio analíti-co, especulación fundamentada en el conocimientodel material, y a la que quedará supeditado el juiciofinal del analista que aplique la norma.
Ese conocimiento del material -en el caso de unproducto químico puro- suele ser muy limitado, yaque lo único que podría variar el resultado sería unavía sintética distinta a la tradicional o un problemade estabilidad. Pero en las DV-PR implica una ex-tensa tarea de recopilación de información, basadaen los distintos orígenes del material vegetal, lasdistintas partes de la planta, las distintas épocas de
55
Dominguezia - Vol. 27(2) - 2011
colecta, los lugares de cultivo, los tratamientosagronómicos, los tratamientos poscosecha, los pro-cesos extractivos, los procesos de purificación, etc.También se tienen que evaluar los posiblessustituyentes y adulterantes para encontrar los ele-mentos diferenciales.
Por último, también implica determinar cuál pue-de ser un número lógico de muestras para cada unade las variables analizadas. Una vez logrado estecompendio de información, queda aún por determi-nar cuáles son los rangos más representativos de unabuena calidad, y si se ajustan a la realidad, porquees indispensable pensar en la factibilidad técnica yeconómica de producir ese material con esas exi-gencias de calidad: muchos de estos productos sonempleados en la elaboración de fitoterápicos, quesuelen ser medicamentos de bajo costo, y no es ló-gico exigir requisitos de calidad o técnicas analíti-cas onerosas que pueden resultar improcedentes paraestos casos.
Como se puede observar hay factores que influ-yen en la calidad de las DV-PR no inherentes a sunaturaleza sino al entorno social y económico dedonde proceden. Este aspecto abre una nueva alter-nativa de generar distintas normas de calidad paraun mismo producto originado en distintos lugares:un justificativo más para la redacción de farma-copeas nacionales. Pero también es la causa de queel desarrollo de estas metodologías no suelagenerarse en la industria farmacéutica, como ocu-rre con los productos de síntesis, sino de la investi-gación y el desarrollo del sector académico. Debeprevalecer la trascendencia social sobre la inversióneconómica y de recursos humanos y tecnológicosnecesarios y, a su vez, estos factores sobre los bene-ficios comerciales esperables. Es por esa razón queraramente la actividad privada invierte en estos de-sarrollos. Es altamente deseable, entonces, ya quees casi una obligación social de los organismos deI + D estatales, priorizar, o por lo menos respaldar,los emprendimientos que cubran estas falencias.
Conclusiones
La etimología misma del término criterio (krités: engriego: juez, árbitro) nos proporciona la noción deelección, deliberación, discernir, preferir una alter-nativa al ser conciente de que hay más de una. Con-cepto que evidentemente no existe en la analítica de
compuestos puros: en estos casos se da una norma,se la aplica a un producto, y se tiene como resultadouna conclusión neta, el cumplimiento de esa nor-ma, o no. Como se expuso, esto no siempre ocurrecon las DV-PR.
La variabilidad intrínseca de los productos natu-rales requiere de una experimentación adecuada paraencontrar un justo equilibrio entre la respuesta mássensible de un método de control y la ponderaciónde su resultado. Es una evaluación crítica, que sig-nifica que el criterio debe predominar sobre la táci-ta respuesta analítica. Las mismas normas tienen encuenta esta noción de inexactitud, es decir, dediscrecionalidad, al asumir intervalos de variacióny valores mínimos o máximos, pero muy pocas ve-ces valores absolutos e inamovibles. Esta caracte-rística no está en detrimento de las buenas prácticasanalíticas, sino que enfoca el problema del controlde DV-PR con una visión distinta, más adecuada alanalito en cuestión, y con absoluta validez. Implicasí mayor esfuerzo, permanente y multidisciplinario,para actualizar sus criterios acordes con los avan-ces de la ciencia. Esta mayor exigencia revela quesomos espectadores de una época trascendente paramejorar el conocimiento y el aprovechamiento deestos recursos naturales.
Referencias bibliográficas
Brandao, M.G.L.; Cosenza, G.P.; Grael, C.F.F.; NettoJr., N.L.; Monte-Mór, R.L.M. (2009). “Tradi-tional uses of American plant species from the1st Edition of Brazilian Official Pharmacopoeia”.Revista Bras. de Farmacognosia 19: 478-487.
Cañigueral, S., y col. (1998). Plantas Medicinalesy Drogas Vegetales para infusión y tisana. Ma-nual para farmacéuticos y Médicos. Ed. OEMFInternational, Milán.
Chinese Materia Medica Pharmacopoeia. (2006).Ed. Nanjing University of Traditional ChineseMedicine, Shangai.
ESCOP (2003-2009). ESCOP monographs. 2 tomos.Ed. Thieme, Berlín.
Evans, W.C. (2002). Trease and Evans Pharmacog-nosy. 15ª edición. Ed. Saunders, Nueva York.
Farmacopeia Brasileira. (1996-2010). IV y V edi-ciones.
Farmacopea Nacional Argentina. (1899-2003). I,III, IV, V, VI y VII ediciones.
56
Bandoni
TRAMIL (2005). Farmacopea Vegetal Caribeña.2ª edición. Managua & Santo Domingo.
Harborne, J.B. (1984). Phytochemical Methods. AGuide to Modern Techniques of Plant Analysis.2ª edición. Ed. Chapman and Hall, Londres.
Imbessi, A. (1964). Index Plantarum. Ed. del autor.Messina, Italia.
Indian Herbal Pharmacopoeia. (2002). Ed. IndianDrug Manufacturers Assoc., Mumbai.
OMS (2010). WHO Monographs on MedicinalPlants Commonly Used in the Newly IndependentStates (NIS). Ed. WHO, Ginebra.
OMS. (1999, 2004, 2007, 2009). WHO Monographs
on Selected Medicinal Plants. Vol. 1-4. Ed.WHO, Ginebra.
Varela, B.G.; Fernández, T.; Taira, C.; Zelozzi, P.C.;Ricco, R.A.; López, E.C.; Álvarez, E.; Gurni,A.A.; Hajos, S.; Wagner, M.L. (2001). “El “muér-dago criollo”, Ligaria cuneifolia (R. et P.) Tiegh–Loranthaceae–. Desde el uso popular hacia elestudio de los efectos farmacológicos”. Domin-guezia 17(1): 31-35.
Wagner, H. y Bladt, S. (2001). Plant Drug Analysis.2ª edición. Ed. Springer, Munich.
Walton, N.J.; Mayer, M.J.; Narbad, A. (2003).“Vainillin”. Phytochemistry 63: 505-515.