etnobotánica del tomate mexicano (physalis philadelphica lam.) · la producci6n comercial de...

10
Etnobotánica del tomate mexicano (Physalis philadelphica Lam.) Gran parte de México se encuentra situado en la región denominada Mesoamérica, zona que además de estar consi- derada como centro de origen o variabilidad de cerca de 50 especies cultivadas (Whyte, 1963; León, 1968; Harlan, 1975), es también una zona de domesticación y origen de la agricul- tura (Mac Neish, 1966; Flannery, 1985). El tomate (tomate de cáscara, verde o de fresadilla) es uno de los cultivos originarios de Mesoamérica (Mac Neish, 1966; Harlan, 1975). Su uso se registra desde los tiempos precolombinos (Hernández, 1946; De Sahagún, 1956), hasta nuestros días. El nombre tomate deriva del náhuatl "tomatl", vocablo de uso generalizado para plantas con frutos globosos o bayas, con muchas semillas, pulpa acuosa y, a veces, encerrados en una membrana (Martínez, 1954; Hernández, 1946; Santamaría, 1974). Existen otras denominaciones para el tomate, "miltomatl" o "tomate de milpa" (una especie de tomate silvestre, más pequeño que el común: Santamaría, 1974), e "izhoatomatl" (tomate más grande que una avellana y de mayor tamaño que el anterior: Hernández, 1946), las cuales aparentemente corresponden al tomate arvense y cul- tivado, respectivamente (Hernández, 1946). Sin embargo, el tomate cultivado, tal vez erróneamente, fue reconocido como miltomate por Bukasov (1963) y Simeón (1977). Las estadísticas oficiales para 1990, aunque parecen conservadoras, señalan que en México se produjeron 272628 ton de fruto en 23 580 ha, con un valor total de la producción de 223 297 millones de pesos (73.2 millones de dólares) (Anónimo, 1992). En México el fruto del tomate arvense tam- bién es ampliamente consumido, y por ello, en algunas regio- nes es un producto importante de recolección para autoconsumo y venta. A pesar de lo cual, la información etno- botánica sobre esta especie es limitada y muy dispersa. Con base en lo precedente, el objetivo de este trabajo fue sintetizar el trabajo escrito y tradicional sobre las relaciones entre el hombre y el tomate, como punto de partida para la mejor comprensión y apreciación de este recurso autóctono. Para lograr dicho objetivo: a) se realizaron encuestas a productores, recolectores, comerciantes, consumidores y fito- mejoradores, en algunos lugares del centro de México; b) se acopió y estudió la bibliografía; y c) se utilizó la información contenida en las etiquetas de ejemplares de herbario. Salvador Montes Hernández 1 J. Rogelio Aguirre Rivera 2 REVISiÓN DE LITERATURA Fernandes (1974) sugirió que P. phlladelphica fue do- mesticada en México y de ahí fue llevada a Europa y otras partes del mundo. En efecto, de acuerdo con Dressler (1953) y Mac Neish (1966), desde tiempos prehistóricos hubo una especie domesticada en la parte central de dicho país. Actual- mente, en esa región se encuentran poblaciones arvenses y domesticadas de tomate (García S., 1985; Hudson, 1986). El tomate cultivado de México por muchos años fue denominado P. ixocarpa Brot. ex Horm., a pesar de que la planta de Brotero sólo se parece superficialmente a la descrita por Lamarck como P. philadelphica; posteriormente Rydberg le confirió precedencia a P. ixocarpa, incluyó tanto formas perennes como anuales en su P. philadelphlca y terminó por descartar este último nombre (Hudson, 1983). Menzel (1951), al revisar el complejo P. ixocarpa reconoció dentro de él las formas anuales consideradas originalmente como P. phlla- delphlca por Rydberg y concluyó que tanto dichas formas, como las perennes, que constituian el resto del complejo P. ixocarpa, estaban pobremente relacionadas con las formas norteamericanas al norte de México. A pesar de ello, Waterfall (1967) estimó como triviales las diferencias entre P. ixocarpa y el tipo P. philadelphlca, y por ello este autor adoptó el nombre de P. philadelphica (el más antiguo) para incluir a los tomates mexicanos, así como diversas formas cultivadas y del cultivo en Europa y Norteamérica. Waterfall (1967) redujo P. ixocarpa a sinónimo de P. philadelphlca y describió dos variedades con flores de menor diámetro que la típica y separadas entre por la presencia de una mancha en los pétalos. Sin embargo, Fernandes (1974) demostró morfo- lógica y citológicamente que P. ixocarpa y P. philadelphica son dos especies distintas, y, por lo tanto, la primera no puede ser sinómimo de la segunda; además, esta autora señaló que los tomates se ajustan más a la descripción original de P. phlladelphica. En efecto, Hudson (1983) demostró con base en la morfología y en las relaciones de cruzamiento, que las variedades de Waterfall (1967) en realidad corresponden a P. ixocarpa. Por su parte, Rao y colaboradores (1987) encontra- ron ciertas características citológicas en estas dos especies, las cuales a pesar de apoyar su separación específica, funda- mentan a la vez su ubicación en la misma sección Philadel- phica, sugerida por Menzel (1951), en la cual incluyó las 2 Investigador. Programa de Recursos Genéticos. INIFAP. Campo Experimental Bajío. Apdo. Postal 112. Celaya, Guanajuato. México. 38000. Profesor Investigador Adjunto. Programa de Botánica, Colegio de Postgraduados. Montecillo, México. 56230.

Upload: others

Post on 20-Jan-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Etnobotánica del tomate mexicano (Physalis philadelphica Lam.)

Gran parte de México se encuentra situado en la región denominada Mesoamérica, zona que además de estar consi­derada como centro de origen o variabilidad de cerca de 50 especies cultivadas (Whyte, 1963; León, 1968; Harlan, 1975), es también una zona de domesticación y origen de la agricul­tura (Mac Neish, 1966; Flannery, 1985).

El tomate (tomate de cáscara, verde o de fresadilla) es uno de los cultivos originarios de Mesoamérica (Mac Neish, 1966; Harlan, 1975). Su uso se registra desde los tiempos precolombinos (Hernández, 1946; De Sahagún, 1956), hasta nuestros días. El nombre tomate deriva del náhuatl "tomatl", vocablo de uso generalizado para plantas con frutos globosos o bayas, con muchas semillas, pulpa acuosa y, a veces, encerrados en una membrana (Martínez, 1954; Hernández,

1946; Santamaría, 1974). Existen otras denominaciones para el tomate, "miltomatl" o "tomate de milpa" (una especie de tomate silvestre, más pequeño que el común: Santamaría, 1974), e "izhoatomatl" (tomate más grande que una avellana y de mayor tamaño que el anterior: Hernández, 1946), las cuales aparentemente corresponden al tomate arvense y cul­tivado, respectivamente (Hernández, 1946). Sin embargo, el tomate cultivado, tal vez erróneamente, fue reconocido como

miltomate por Bukasov (1963) y Simeón (1977).

Las estadísticas oficiales para 1990, aunque parecen conservadoras, señalan que en México se produjeron 272628 ton de fruto en 23 580 ha, con un valor total de la producción de 223 297 millones de pesos (73.2 millones de dólares) (Anónimo, 1992). En México el fruto del tomate arvense tam­bién es ampliamente consumido, y por ello, en algunas regio­nes es un producto importante de recolección para autoconsumo y venta. A pesar de lo cual, la información etno­botánica sobre esta especie es limitada y muy dispersa.

Con base en lo precedente, el objetivo de este trabajo fue sintetizar el trabajo escrito y tradicional sobre las relaciones entre el hombre y el tomate, como punto de partida para la

mejor comprensión y apreciación de este recurso autóctono.

Para lograr dicho objetivo: a) se realizaron encuestas a productores, recolectores, comerciantes, consumidores y fito­mejoradores, en algunos lugares del centro de México; b) se acopió y estudió la bibliografía; y c) se utilizó la información contenida en las etiquetas de ejemplares de herbario.

Salvador Montes Hernández 1

J. Rogelio Aguirre Rivera2

REVISiÓN DE LITERATURA

Fernandes (1974) sugirió que P. phlladelphica fue do­mesticada en México y de ahí fue llevada a Europa y otras partes del mundo. En efecto, de acuerdo con Dressler (1953) y Mac Neish (1966), desde tiempos prehistóricos hubo una especie domesticada en la parte central de dicho país. Actual­

mente, en esa región se encuentran poblaciones arvenses y domesticadas de tomate (García S., 1985; Hudson, 1986).

El tomate cultivado de México por muchos años fue denominado P. ixocarpa Brot. ex Horm., a pesar de que la planta de Brotero sólo se parece superficialmente a la descrita por Lamarck como P. philadelphica; posteriormente Rydberg le confirió precedencia a P. ixocarpa, incluyó tanto formas perennes como anuales en su P. philadelphlca y terminó por descartar este último nombre (Hudson, 1983). Menzel (1951), al revisar el complejo P. ixocarpa reconoció dentro de él las formas anuales consideradas originalmente como P. phlla­delphlca por Rydberg y concluyó que tanto dichas formas, como las perennes, que constituian el resto del complejo P. ixocarpa, estaban pobremente relacionadas con las formas norteamericanas al norte de México. A pesar de ello, Waterfall (1967) estimó como triviales las diferencias entre P. ixocarpa y el tipo P. philadelphlca, y por ello este autor adoptó el nombre de P. philadelphica (el más antiguo) para incluir a los tomates mexicanos, así como diversas formas cultivadas y escapad~ del cultivo en Europa y Norteamérica. Waterfall (1967) redujo P. ixocarpa a sinónimo de P. philadelphlca y describió dos variedades con flores de menor diámetro que la típica y separadas entre sí por la presencia de una mancha en los pétalos. Sin embargo, Fernandes (1974) demostró morfo­lógica y citológicamente que P. ixocarpa y P. philadelphica son dos especies distintas, y, por lo tanto, la primera no puede ser sinómimo de la segunda; además, esta autora señaló que los tomates se ajustan más a la descripción original de P. phlladelphica. En efecto , Hudson (1983) demostró con base en la morfología y en las relaciones de cruzamiento, que las variedades de Waterfall (1967) en realidad corresponden a P. ixocarpa. Por su parte, Rao y colaboradores (1987) encontra­ron ciertas características citológicas en estas dos especies, las cuales a pesar de apoyar su separación específica, funda­mentan a la vez su ubicación en la misma sección Philadel­phica, sugerida por Menzel (1951), en la cual incluyó las

2

Investigador. Programa de Recursos Genéticos. INIFAP. Campo Experimental Bajío. Apdo. Postal 112. Celaya, Guanajuato. México. 38000. Profesor Investigador Adjunto. Programa de Botánica, Colegio de Postgraduados. Montecillo, México. 56230.

Revista de Geografía Agrícola

especies P.lxocarpa Brot. , P. philadelphica Lam. , P.longlfo­lia Nutt., P. texana Rydb. y P. macrophysa Rydb.

De acuerdo con Hudson (1983), la planta anual P. phl­ladelphica está bien separada de otras especies de Physalls, la mayoría de las cuales son perennes; entre las diversas especies congéneres con corolas rotadas, el tomate se distin­gue por su pedúnculo más corto que el cáliz, su "pilosidad dispersa" y sus anteras azules.

Del gran número de especies del género Physalis, muy pocas son utilizadas por su fruto. P. peruviana L. es cultivada en Perú desde tiempos precolombinos (Legge, 1974). Según Menzel (1951), dicha especie también es sembrada en Haití, Costa Rica, Australia, Sudáfrica, India y Nueva Zelanda; asi­mismo, este autor indica que P. prulnosa se cultiva en EE.UU. y P. ixocarpa en México. De acuerdo con Legge (1974), P. pubescens L., P. minlma L. y P. neo-mexicana Rydb., se han recolectado por sus frutos comestibles, lo cual aún sucede con P. chenopodifolia en el estado de Tlaxcala, México (Williams, 1985). Debido a lo vistoso del cáliz del fruto, en Europa se cultiva P. alkekengi como ornamental (Menzel, 1951), aunque Zeven y de Wet (1982) informan que también sus frutos son consumidos en el centro y sur de dicho continente.

El uso del tomate en la dieta de la población mexicana, se remonta hasta tiempos precolombinos, como lo evidencian los estudios arqueológicos. En efecto, se han encontrado vestigios de la utilización de Physalls como alimento, en las excavaciones del valle de Tehuacán a partir de la fase Santa María (periodo de 900 a 200 años a.C.), Palo Blanco (200 años a.Ca7ood.C) y Venta Salada (700 a 1540d.C.) (Callen, 1966). Las evidencias arqueológicas en conjunto permiten inferir que en dicha zona, desde mucho tiempo atrás, se practicaba la agricultura en forma organizada, y la población basaba su alimentación en plantas (Physalis sp. entre ellas) y animales domesticados (Mac Neish, 1966; Niederberger, 1979).

El tomate ha sido hasta la actualidad, un componente constante y frecuente en la dieta mexicana, principalmente en forma de salsas preparadas con sus frutos y chiles molidos, las cuales mejoran el sabor de las comidas y estimulan el apetito (Hernández, 1946). Según Martínez (1954), la gente utiliza el tomate en salsas para atenuar la pungencia del chile verde . En general, con el fruto de tomate, cocinado o aún crudo, se elaboran purés y picadillos, los cuales se utilizan como base para salsas con chile, conocidas genéricamente como "salsa verde"; estas salsas pueden usarse para acompa­ñar comidas preparadas, o bien emplearse en la preparación de diversos guisados (Morton y Russell, 1954; De Sahagún, 1956; Bukasov, 1963; Anónimo, 1978). En efecto, en una colección reciente de libros de cocina mexicana (Fernández etal., 1987a, b,c, d; FernándezyYani, 1986, 1987),seincluyen seis recetas con el tomate como ingrediente principal y 23 con el tomate como ingrediente complementario (condimento) . Además, la infusión de las cáscaras (cálices) se agrega a la masa de tamales para mejorar su consistencia esponjosa (Fernández et al., 1987d; Cruces, 1987).

Respecto a las propiedades medicinales que se le atri­buyen al tomate, resaltan las mencionadas por Hernández (1946): las hojas y frutos son considerados útiles en el trata­miento de dolores de cabeza y estómago; el fruto untado con sal sirve para curar las paperas; y el jugo tiene propiedades

164

curativas para infecciones de garganta. Los cálices cocidos, parecen tener cualidades medicinales contra la diabetes (Mar­tínez, 1954; Anónimo, 1978); además, se aplican en compre­sas sobre el rostro para combatir la resequedad de la piel y arrugas (Anónimo, 1978). Por su parte, De Sahagún (1956) indica que el zumo del fruto es útil para las nubes de los ojos, para el romadizo de njños recién nacidos y para aliviar las postemas de la nariz; además, que el jugo de los tomates amarillos, alivia el dolor de estómago y corrige la diarrea. La raíz se usa como carminativa y antidiarreica; además, alivia los cólicos por indigestión y ciertos trastornos gastro hepáticos; tanto la raíz como las hojas son utilizadas como diuréticas (An6nimo, 1978).

En estudios más recientes, Del Amo (1979) describe el uso de P. aequata Jack. (P. phlladelphica) para el dolor de amígdalas, y de P. angulata L., para tratar la debilidad, pérdi­da del habla, pústulas, inflamación de los testículos, enferme­dades venéreas y vómito de sangre.

MATERIALES Y MElODOS

Registro del conocimiento tradicional sobre producción, comercio y consumo del tomate

Para poder registrar los usos más importantes de esta planta y la relación que se guarda con ella, se hicieron encues­tas a productores, comerciantes y consumidores de enero de 1987 a diciembre del mismo año (cuadro 1); de esta manera, se intentó conocer cuáles son los atributos que dichas perso­nas consideran deseables e indeseables, e indagar acerca de los usos y otras relaciones con el tomate. En los lugares estudiados se cultiva tomate de fruto grande y de fruto chico, y se recolecta tomate arvense. Para la recopilación de esta información se siguieron las propuestas metodológicas de Aguirre R. (1979) . En primer lugar se elaboraron listas de los temas más importantes, según cada grupo a ser encuestado; luego, dichos temas sirvieron de base para los cuestionarios respectivos, como se describe a continuación:

Productores y recolectores

Los productores fueron informantes experimentados en la producci6n comercial de tomate cultivado; los informantes recolectores fueron campesinos dedicados parcialmente a la recolección, en tierras propias o ajenas, de tomate arvense para la venta y el autoconsumo. No obstante, para la informa­ción sobre recolección también se acudió a los productores en cuyos cultivos creciera el tomate arvense.

Productores de tomate cultivado

1) Nombre; 2) localidad; 3) fecha; 4) tipo de suelo, rotaciones, preparación del terreno, aporcaduras, escardas; 5) tipo, cantidad y oportunidad de la fertilización; 6) control de plagas y enfermedades; 7) variedades que conoce, diferencias y ventajas entre ellas; 8) características deseables e indesea­bles en la planta; 9)características deseables e indeseables en el fruto; 10) valoración de las diferencias entre la siembra directa y trasplante; 11) fechas de siembra y sus efectos sobre otros aspectos del cultivo, aparte del rendimiento; 12) variación de las fechas de siembra y su relación con el rendimiento y el mercado; 13) densidad de siembra; 14) procedencia de la semilla; 15) tipos de frutos para semilla; 16) época de cosecha de los frutos para semilla; 17) prácticas para extraer la semilla; 18) tratamientos para almacenar la semilla; 19) condiciones

Revista de Geografía Agrícola

Cuadro 1. Número de informantes entrevistados en las diferentes categorías y localidades estudiadas.

Productores Estado y municipio Tomate

grande

México Texcoco 4

Michoacán

Zamora 3 2

Yurécuaro 3 --

Hidalgo Tulancingo 2

Guanajuato Salvatierra 6 Salamanca

2 J. Rosas 2

Celaya 4

Jalisco

Ixtlahuacán del Río 1

Ocotlán ----

Jamay 1 Atoyac

Teocu itatlán 2

Arnacueca

México, D.F. --TOTALES 30

del fruto para ser cosechado o "madurez de corte"; 20)primer corte o "calentamiento" ; 21) frecuencia de cortes; 22) precios y mercado; 23) cambios ocurridos en la forma de sembrar.

Recolectores de tomate arvense

1) Nombre; 2)localidad; 3) fecha; 4) plantíos en los que aparece; 5) prácticas culturales: 6) siembra. 7) dispersi6n de la semilla; 8) frecuencia con que aparece; 9) causas de que en años aparezca con mayor o menor abundancia; 10) época de

aparici6n de las primeras plántulas en el campo; 11) existencia de diferencias entre años, en la forma de la planta, fruto , sabor, etc.; 12) condiciones que propician dichas diferencias; 13) pago de mano de obra para la recolecci6n; 14) almacenamien­to del fruto; 15) compradores; 16) precios.

Comerciantes

1) Nombre; 2) localidad; 3) fecha; 4) características del tomate para el mercado; 5) ventajas y desventajas del cultiva­do y del arvense; 6) características del fruto en relaci6n con el almacenamiento y traslado; 7) prácticas para el almacena­miento; 8) origen geográfico del producto; 9) épocas de pro-

Tomate Recolectores Comerciantes Consumidores

pequeño

--

2

----_.

--

--

--------

--4

165

-- 3 5

-- 2 3

2 1 2

-- 3 2

3 2 3

2 1 2

-- -- 1

1 3 3

5 2 4

2 3 2

4 1 2

2 -- 2

3 3 2

-- 6 5

28 33 43

ducci6n y su relaci6n con los precios; 10) precios de los dos tipos de tomate.

Consumidores

1) Nombre; 2) localidad; 3) características que influyen en la preferencip. por tomate cultivado o arvense; 4) importan­cia del diferencial de precio en la elecci6n; 5) reconocimiento de ambos tipos, sin considerar el tamaño de fruto; 6) caracte­rísticas deseables de color, llenado del cáliz, y otros atributos

externos en ambos tipos de frutos; 7) características importan­tes de sabor y cualidades culinarias; 8) salsas, nombres y descripciones; 9) guisos, nombres y descripciones; 10) prác­ticas de conservaci6n del fruto; 11) otros usos de la planta y del fruto ; 12) nombres con los que se reconocen los diferentes tipos.

Registro del conocimiento tecnológico sobre producci6n del tomate

Para este propósito se hicieron consultas bibliográficas, de herbarios y entrevistas con fitomejoradores. También, se realizaron colectas de plantas de tomate arvense y cultivado para poder cotejar su afinidad taxon6mica. Además, se revisa-

Revista de Geografía Agrícola

ron trabajos sobre utilización y domesticación del tomate, así como su taxonomía, para poder reconocer el material de herbario colectado en varios lugares del país.

Con la finalidad de conocer la distribuci6n geográfica de Physalis philadelphlca, así como aprovechar la informa­ci6n de las colectas:

Se visitaron los herbarios Nacional (MEXU, UNAM), de Ciencias Biol6gicas (ENCB, IPN), Herbario-Hortorio (CHAPA, CP) y del Instituto de Botánica (IBUG, .Universidad de Guada­lajara).

Se realizaron entrevistas con los dos principales investi­gadores que han trabajado en este cultivo, M.C. Alejo Palacios A. y M.C. César R. Saray M., con la finalidad de precisar hacia cuáles características enfocaron su trabajo de mejoramiento genético. Para ello, se formul6 un cuestionario-guía con los temas siguientes:

1) Objetivos del mejoramiento genético de tomate; 2) metodologías de mejoramiento empleadas; 3) características del fruto que han sufrido variaci6n al formarse nuevas varieda­des; 4) variaci6n de planta y fruto entre y dentro de los diferentes materiales evaluados; 5) características vegetativas modificadas como resultado del mejoramiento; 6) característi­cas más afectadas por el ambiente; 7) efecto de las labores culturales y densidad de siembra sobre la expresión de la planta en general; 8)determinaci6n de la madurez fisiol6gica en el campo; 9) selección de frutos para semilla; 10) metodo­logía para extraer la semilla del fruto; 11) tratamientos de preparación y almacenamiento de la semilla; 12) presencia de latencia en la semilla; 13) relación de la fertilidad y tipo de suelo con la variaci6n de la planta; 14) plagas: control, mues­treo e identificaci6n; 15) enfermedades: muestreo, identifica­ción y control.

RESULTADOS Y DISCUSiÓN

De acuerdo con la bibliografía taxonómica revisada, el tomate mesoamericano, silvestre y cultivado, es Physalis phl­ladelphica Lam. y no P. ixocarpa Brot. como aún err6neamen­te se le denomina. Esta especie prácticamente se encuentra distribuida en todo el país. Con base en la informaci6n recaba­da de los herbarios y en las colectas propias depositadas en CHAPA, se conoce su presencia en 22 estados más el Distrito Federal. La amplitud altitudinal registrada fue desde 10 msnm -en Tres Valles, Veracruz-, a 2600 msnm en el estado de México. En cuanto a su amplitud latitudinal, crece desde el sur de Baja California Norte (290 46' lat N) hasta el sur de Chiapas (150 54' lat N) . Su distribución se extiende hasta Guatemala (Dressler, 1953 y Hudson, 1986). Es importante señalar que, a pesar de que en el centro del país al fruto del género Lycopersicon se le llama mayormente "jitomate", hacia el norte y en otras partes del país se le conoce como "tomate"; por ello, en todos los lugares visitados para nombrar el fruto de Physalis, generalmente se le añade a tomate el calificativo de "verde", "de cáscara", "de fresadilla" , o simplemente "tomatillo".

Conocimiento tradicional sobre producción, comercio y consumo de tomate

a) Productores de tomate con fruto grande

El tomate se cultiva en muy diversos tipos de suelos, dedicados mayormente a la producción de otras cosechas.

166

Asimismo, las rotaciones con este cultivo (que varían entre zonas) y la preparación del terreno no muestran una tendencia específica para el tomate, ya que se hacen de la misma forma que para otros cultivos.

El productor de tomate tiene el conocimiento suficiente, generalmente tradicional, para su producci6n comercial con buen resultado, aunque probablemente no se registr6 toda la amplitud del rendimiento. Generalmente, las escardas son mediante daño mecánico y se realizan manualmente. La gran mayoría de agricultores utiliza fertilizante químico (nitrógeno y fósforo); la dosis empleada varía de 120 a 240 kg de nitr6-geno y de 60 a 150 kg de fósforo por hectárea y comúnmente se aplica en dos partes, la primera antes del trasplante y la segunda 20 o 30 días después de transplantado. Las razones de esta variación son las diferencias entre las zonas y posible­mente que se trata de un cultivo subordinado, al que se le aplica fertilizante sobrante de los cultivos de mayor importan­cia. Las dosis aplicadas, sin embargo, no se alejan mucho de lo recomendado para ésta y otras Solanáceas (Palacios, 1975; Anónimo, 1981; Saray, 1982; An6nimo, 1985), aunque parecen algo exageradas para el fósforo.

El tomate sufre varias plagas y enfermedades sobre las cuales los productores llevan un riguroso programa de control (cuadro 2) . Este programa consiste en aplicar el producto químico necesario, en cuanto se detecta la presencia del agen­te causal; la excepción son los virus, pues carecen de control químico, pero en algunas regiones, el productor conoce el papel de los insectos que los trasmiten (áfidos) y hace todo lo posible por combatirlos. Asimismo, sobre el gusano del fruto, el cual es incubado en la flor y por ello en ocasiones no se controla a tiempo, algunos agricultores conocen de su ciclo y aplican insecticidas en el momento oportuno. En general, si está dentro de sus posibilidades, el agricultor no duda en combatir la plaga o enfermedad que afecte su cultivo de tomate; sin embargo, resultó evidente que el agricultor nece­sita conocer más sobre dosificaciones, oportunidad, productos y relaciones eficiencia/costo de las prácticas de combate y prevención contra algunos parásitos relativamente recientes. Tal es el caso de la enfermedad fúngica denominada "ojo de rana" (Entyloma australe Speg.) en el estado de México (Piña y Ponce, 1990; Ponce et al ., 1992), y de enfermedades víricas como el "chino del tomate de cáscara", "moteado del tomate" y el virus X de la papa, en el estado de Puebla, Méx. (Hernández y Sifuentes, 1974; Chávez y Rodríguez, 1984; Rodríguez y Rodríguez, 1984).

Existe considerable diversidad de variantes locales o criollas reconocidas por los productores, con base en caracte­rísticas como color y tamaño del fruto y hábito de crecimiento, aunque aún presentan gran variaci6n dentro de ellas, debido posiblemente a su autoincompatibilidad (Pandey, 1957). Así, un mismo agricultor puede, en parcelas pequeñas, sembrar separadamente diferentes variedades, mantenerlas y recono­cerlas perfectamente. También, en algunas zonas del país se utilizan diferentes variantes para cada época del año, como sucede en el municipio de Yurécuaro, Mich., en donde utilizan tomate morado en la época de lluvias, porque aparentemente resiste más al "enchinamiento" (virosis) y tomate verde des­pués de dicho periodo, por su mayor susceptibilidad a esa enfermedad.

Revista de Geografía Agrícola

Cuadro 2. Principales parásitos del tomate mexicano

Nombre común Nombre científico Prevención y combate

PLAGAS

Pulga saltona Epitrix cucumeris Harris Carbaryl, monocrotofos, ometoato y mala-tión clorpirifitos, permetrina y metamidofos

Gusanos trozado res Feltia spp., Agrotis spp. Trampas pegajosas, diazinón, ometoato, metamidofos v endosulfán

Mosquita blanca Trialeurodes vaporariorum West. Trampas pegajosas, diazinón, ometoato, metamidofos yendosulfán

Gusano del fruto Heliotis suflexa Gueneé Clorpirifitos, permetrina, metamidofos, metomilo paratión metílico y carbaryl

Gusanos del follaje (soldado, cogollero y Spodoptera spp. Igual que para el gusano del fruto soldado de franjas amarillas)

Pulgones Mysus spp. Láminas de polietileno sobre el suelo; metamidofos, endosulfán, diazinón

Barrenador o picudo del toloache Trichobaris mucorea Le Conté Supresión de arvenses solanáceas, monocrotofos, azinfosmetílico

ENFERMEDADES FUNGICAS

Cenicilla Oidium spp. Azufre, triadimenal

Carbón u ojo de rana Entyloma australe Speg. Oxicloruro de cobre, triadimenal, tebuconazole

ENFERMEDADES VIRICAS

Chino o enchinado (rizado); moteado; Supresión de arvenses hospederas; virus X de la papa reducción de insectos vectores

Fuentes: Hernández y Sifuentes, 1974; Saray, 1977; Anónimo, 1981; Chávez y Rodríguez, 1984; Rodríguez y Rodríguez, 1984; Piña y Ponce, 1990; Ponce et al., 1992.

Las características de la planta consideradas más de­seables son alto rendimiento, precocidad y hábito postrado. El tipo de fruto preferido es el grande.

El trasplante del tomate es una práctica generalizada, principalmente en zonas donde la presencia de heladas tar­días lo hace imprescindible; otras ventajas señaladas para el trasplante son el ahorro de semilla, la reducción del número de escardas, la posibilidad de iniciar el ciclo cuando el terreno está aún ocupado por otro cultivo yel acortamiento del ciclo vegetativo.

Las fechas de siembra ~arían dentro de cada zona productora y entre ellas, con lo cual se consigue que el tomate se encuentre en el mercado todo el año. En una región parti­cular, los agricultores eligen las fechas de siembra principal­mente en función de la mejor comercialización del producto, pero dentro de las limitaciones impuestas por el periodo de lluvias y de heladas; con las lluvias se incrementan los proble­mas de enfermedades y daño al fruto, y las heladas causan pérdida parcial o total de la cosecha. Aunque en las áreas estudiadas predomina el trasplante en estrecha relación con la posibilidad de riego, se tiene noticia de que en algunas otras zonas, como en la región de Papantla, Veracruz, también se cultiva con las reducidas lluvias de invierno, posiblemente con rendimientos menores. Una práctica registrada en el Bajío guanajuatense, con el propósito de adelantar el cultivo, es colocar seis o más plantas juntas, con la finalidad de que las plantas centrales de cada grupo queden protegidas por las circundantes, en caso de presentarse una helada tardía.

167

La densidad de población registrada varía con la distan­cia entre surcos (de 0.92 a 1.4 m) y entre plantas (de 30 a 60 cm), esto último en dependencia del ancho del surco. Además, en algunas regiones intercalan esta planta en otros cultivos, por ejemplo, entre caña de azúcar en el sur de Jalisco. Tam­bién, es común encontrar plantíos pequeños intercalados con frutales recién establecidos, como en el Bajío y Michoacán.

Es importante señalar que, a pesar de que existen variedades criollas que se han conservado en las diferentes regiones del país, la mayoría de los agricultores entrevistados mostró interés por contar con "mejor semilla", esto es, con alguna variedad mejorada que presente, sobre todo, mayor uniformidad en el hábito de crecimiento y en tamaño de fruto, así como menor periodo de cosecha.

Los frutos usados para semilla son cosechados sin importar tamaño y número por planta, de individuos próximos a terminar su ciclo (últimos cortes), o de cualquier parte del plantío que se segrega para este propósito, o de plantíos "abandonados" por haberse terminado la cosecha de frutos comerciales. Así, es notorio el escaso cuidado por seleccionar plantas y frutos para la producción de semilla. El intercambio de semilla entre agricultores es muy frecuente, pues por falta de tiempo para extraerla, no haber sembrado tomate en años anteriores, etc., el agricultor puede carecer de "su semilla". También es muy común que los productores hagan este intercambio con sus vecinos, porque según ellos, "la tierra se cansa de una misma semilla"; esto puede interpretarse como una pérdida de cualidades por la falta de criterios de selección

Revista de Geografía Agrícola

en la obtención de la semilla, aunque también puede significar un aumento en la frecuencia de caracteres indeseables. Los intermediarios o comerciantes con frecuencia contribuyen a este intercambio, sobre todo aquellos que comercializan el fruto en La Merced y la Central de Abasto de la Ciudad de México. La extracción y selección física de la semilla es gene­ralmente por decantación en un recipiente con agua. La semi­lla limpia y seca se almacena, generalmente, en costales de lona o polietileno a temperatura ambiente; en ningún caso se registró que la semilla recibiera tratamiento químico de cual­quier tipo.

La cosecha se inicia cuando los frutos alcanzan su tamaño normal, su consistencia es fuerte y generalmente han iniciado la ruptura del ápice calicinal. La frecuencia de cortes es mayor cuando la planta es más joven y se reduce conforme avanza su desarrollo, en promedio se cosecha cada cinco días.

Las relaciones existentes entre productores e interme­diarios implican que los "huertos" o plantíos sean frecuente­mente negociados al pie, aunque también es común la comercialización directa por el productor. El valor de la cose­cha es variable a través de los años, debido a la oferta y demanda momentánea; así, existen agricultores a quienes con cierta fecha de siembra, en un año determinado obtuvieron un precio alto para su producción; mientras al año siguiente, sembrando en la misma fecha, el valor de su cosecha puede ser muy bajo, al extremo de ser incosteable recogerla, porque otros agricultores de la región los imitaron o ellos mismos aumentaron el área sembrada.

Los cambios en la forma de producir el tomate, recono­cidos por los productores en los últimos nueve años, se refieren principalmente a la densidad del plantío, la cual ha tendido a incrementarse al generalizarse el uso de fertilizante químico. Aparentemente, también se han presentado nuevas plagas ("barrenador" o "picudo del toloache") y enfermedades ("carbón" u "ojo de rana") o, en su defecto, las plagas y enfer­medades han mostrado mayor agresividad o resistencia a los pesticidas; así, se han incrementado las concentraciones de producto activo aplicadas, y se han tenido que utilizar produc­tos con mayor efectividad, con los consecuentes incrementos en los costos de producción. Por ejemplo, en el estado de Morelos, para el control del "gusano del fruto" se tiene que utilizar metomilo, con mayor poder activo pero cinco veces más caro que el carboryl , el cual aún produce buenos resul­tados en la región de Texcoco. Asimismo, parece ser que con el tiempo los campos se han ido infestando cada vez más de arvenses, con lo cual también se han incrementado los costos

de producción.

b) Recolectores de tomate arvense

Al recopilar la información sobre la recolección de to­mate arvense, se encontró que parte del que se vendía en los mercados como tal, en realidad correspondía a tomate culti­vado de fruto pequeño. La razón de este fraude radica en que el precio del tomate arvense es 100% mayor que el del tomate común cultivado. El tomate arvense generalmente se recolec­ta o procura en sistemas agrícolas tradicionales, en los cuales se cultiva principalmente maíz, frijol y calabaza. Algunos in­formantes señalaron que, en los coamiles (parcelas para milpa en litosoles con selva baja caducifolia sometida a roza, tumba y quema), en las partes donde se concentran y queman los

168

residuos vegetales después del desmonte, este tomate apare­ce con mayor abundancia; dicha tendencia puede deberse más probablemente al enriquecimiento del suelo por las ce­nizas, que a efectos estimuladores de las altas temperaturas sobre las semillas, pues sólo alguna población suele presentar una latencia muy ligera manifestada en un retraso del inicio de la germinación y aparentemente tanto las poblaciones arven­ses como las domesticadas carecen de latencia significativa (Montes, 1989).

Las prácticas culturales que recibe el tomate arvense se reducen a evitar su eliminación durante las escardas manuales y aporcaduras ocasionales, como sucede con diversas arven­ses en algunas regiones del país con agricultura tradicional (Hernández y Azurdia, 1985). Por otro lado, se encontró que a esta Solanácea se le atribuye resistencia a los herbicidas con el producto activo 2,4-D Amina, muy usados por los agriculto­res comerciales para el control de arvenses de hoja ancha; de ser así, dicha resistencia puede permitir su persistencia aun bajo sistemas modernos de producción agrícola.

No se encontraron evidencias de que la semilla fuera diseminada artificialmente en el campo, ni sobre intentos para cultivar este tipo de tomate. De acuerdo con los informantes, en el mismo campo suelen aparecer las plantas de tomate arvense casi todos los años; su abundancia puede reducirse drásticamente después de años de recolección excesiva o de años secos en los que las escasas plantas son severamente cosechadas, pero según los recolectores pronto se restablece la abundancia normal con sólo las semillas previamente acu­muladas en el suelo. En cada ciclo, las primeras plantas de este tomate suelen aparecer al inicio del periodo de lluvias.

Los recolectores no han apreciado cambios en la planta o el fruto a través de los años; sin embargo, sí reconocen que las plantas pueden ser más o menos vigorosas en dependencia de las condiciones de competencia que sufran y de la posibi­lidad de tener a su alcance el fertilizante aplicado al cultivo. La recolección del tomate arvense la realizan generalmente los dueños de cada parcela o sus medieros, aunque también existen personas ajenas al predio que se dedican de tiempo parcial o completo a esta actividad; es frecuente que en la recolección intervenga la mano de obra infantil y femenina. El tomate arvense recolectado se destina al autoconsumo y la venta.

Una práctica común registrada es la deshidratación parcial del fruto para conservarlo; para ello, simplemente se le expone al sol. Según los informantes, el tomate secado tiene mejor precio y puede almacenarse durante tres meses o más. En algunas partes los recolectores esperan a que los frutos caigan y se acumulen en el suelo; luego, recogen los frutos acumulados y cosechan los maduros que aún persistan en las plantas y de esta forma reducen el trabajo de recolección.

La mayoría del tomate arvense recolectado es acapara­do por intermediarios, aunque también muchos recolectores lo venden directamente en los tianguis y mercados locales.

El tomate espontáneo se comporta como parantrópica en general, principalmente aparece en terrenos cultivados donde, en ocasiones, es incluso favorecido por el hombre. En sistemas agrícolas tradicionales como el "huamil" (agricultura de subsistencia, en áreas con gran pendiente, sin riego ni

posibilidades de mecanización, Colunga et al., 1986), donde todos los años se queman los residuos vegetales de árboles, arbustos y hierbas, el tomate arvense aparece con gran fre­cuencia y abundancia.

Su aparente resistencia al herbicida 2,4-0 Amina, pue­de estar propiciando su persistencia e incluso su incremento (por reducción de competencia en campos tratados) en algu­nas regiones agrícolas. Así, se han podido observar lugares muy infestados por esta arvense y en donde llega a ser la población más importante de la sinusia de arvenses. Este caso fue observado en el municipio de Jamay, Jalisco, donde algunos productores de maíz, en milpas infestadas con toma­te, lo eliminan antes de la madurez del fruto, con la finalidad de que los recolectores de tomate no maltraten al cultivo de maíz.

Es importante señalar que la fecha de aparición de esta planta en el campo está muy relacionada con el inicio de la temporada de lluvias, aun en lugares con agricultura de riego como en El Bajío, lo cual sugiere una fenología relacionada también con temperaturas.

c) Producción de tomate con fruto pequeño

En relación con el tomate cultivado de fruto pequeño, se comprobó que no corresponde a cosecha inmadura de las variedades de fruto grande, sino que se produce con varieda­des seleccionadas con este propósito. Así, por ejemplo, en Santa Ana Hueytlalpan (comunidad otomí perteneciente a Tu­lancingo, Hidalgo), un informante afirmó que en la región han cultivado este tipo de tomate por más de treinta años; además, en la misma localidad cultivan el tomate de fruto grande en parcelas separadas, pero con prácticas culturales similares para ambos tipos. La variedad de fruto pequeño cultivada en esta comunidad se cosecha antes de la maduración completa; esta afirmación se basa en que el fruto maduro aunque sigue siendo pequeño en comparación con el tomate de fruto gran­de, y algo mayor al tamaño del arvense, sí alcanza a llenar la envoltura calicinal y llega a romperla, lo cual no se observó en la cosecha ofrecida en el mercado. En el municipio de Papan­tia, Veracruz, se encontró una parcela (1.5 ha, aproximadamen­te) sin riego, como el resto de cultivos anuales, con tomate de fruto pequeño; el productor nos informó que él había contra­tado la siembra con una persona de Tulancingo, quien le proporcionó la semilla y se comprometió a comprarle la producción para llevarla a la ciudad de México.

En cambio, en la zona de Zamora, Michoacán, la varie­dad local de fruto pequeño, aunque también se somete a las mismas prácticas culturales que la de fruto grande, se cosecha hasta que el fruto logra su plena madurez porque nunca llega a llenar la bolsa calicinal; de hecho, algunos frutos se cose­chan parcialmente secos sobre la planta y otros se recogen del suelo. Los frutos que se usan para semilla generalmente son de la cosecha anterior; de 40 kg de fruto recién cosecha­do, extraen aproximadamente 2 kg de semilla. El tomate pequeño se siembra directamente o se trasplanta en febrero, ya sin el problema aparente de heladas; así, la cosecha se presenta cuando no hay oferta del verdadero tomate arvense. Esto es particularmente importante en esta región de Zamora, pues en ella se produce y recolecta gran cantidad de tomate arvense. En el estado de Morelos también se registró el cultivo

169

Revista de Geografía Agrícola

de variedades de fruto pequeño, así como en los municipios de Ixmiquilpan y Actopan, estado de Hidalgo.

d) Comerciantes

Según los comerciantes consultados, las características principales que deben reunir los dos tipos de tomate para el mercado, son: a) el fruto chico no debe llenar la envoltura calicinal; b) en cambio, el tomate grande sí debe llenarla completamente y de preferencia debe llegar a romperla para que muestre parte del fruto y atraiga visualmente a los com­pradores.

El tomate chico es consumido sólo por amas de casa, quienes además suelen comprar el grande; para los restauran­tes se compra exclusivamente el tomate grande. Las ganan­cias obtenidas por los comerciantes derivadas de la venta de ambos tipos de tomate parecen ser similares. Existen puestos en los mercados que venden exclusivamente un tipo de toma­te, en cambio otros ofrecen ambos.

En cuanto al embalaje del fruto para transportarlo des­de el campo a los mercados, se observó que para el fruto chico regularmente se utiliza la arpillera, mientras que el grande con mayor frecuencia se empaqueta en jabas o cajas de rejas. En el mercado se cotiza más el fruto grande almacenado en jaba; por ello, en ocasiones al productor se lo compran en arpilleras y el intermediario después lo acomoda en jabas, obteniendo así mayor precio. Con las cajas se practica un método de embalaje denominado "careo", el cual consiste en colocar en las orillas de la caja los mejores frutos en tamaño, uniformidad y exposición del ápice, yen el centro se ponen los de menor calidad. Con las cajas el fruto sufre menos daño mecánico que con los costales o arpilleras. En la región del Bajío se registró que se exporta tomate a los Estados Unidos de América, a través de Tijuana, Baja California Norte; el tomate para expor­tación se empaqueta únicamente en cajas.

Entre los comerciantes entrevistados no se registró nin­guna práctica de conservación para el tomate grande; sin embargo, ellos también deshidratan parcialmente el tomate chico, exponiéndolo al solo simplemente extendiéndolo sobre el piso bajo techo; de esta forma lo conservan hasta más de tres meses, después de cosechado o recolectado.

El origen geográfico del tomate que se encuentra en el mercado varía en función de la época del año. El sabor del fruto carece de importancia para los comerciantes, quienes única­mente consideran su tamaño.

e) Consumidores

El sabor aparentemente es la principal característica que determina la preferencia por un tipo de tomate; el fruto chico es más dulce o " ... menos agrio y por eso es más sabroso", lo cual puede explicar su mayor demanda y precio. Entre los consumidores consultados se reconoce que existe variación del grado de acidez entre los diferentes tipos de tomate grande. La forma más sencilla de reconocer los dos tipos de frutos es, por supuesto, por el tamaño; sin embargo, el tomate arvense también se reconoce por su "cáscara" (cáliz) más negra, delgada y de mayor tamaño que el fruto, y por el color morado del fruto.

Revista de Geografía Agrícola

Los atributos externos del fruto más deseables para el

consumidor son: en el caso del fruto grande, que llene com­pletamente la envoltura calicinal, de preferencia que la rompa

y que su color sea verde; y para el fruto chico, que no llene la

envoltura.

Los consumidores entrevistados confirmaron que el to­

mate es un componente frecuente de la dieta del mexicano,

principalmente en forma de salsa preparada con sus frutos y chiles molidos, denominada salsa de tomate o salsa verde,

como se había consignado por diversos autores (Hernández,

1946; Martínez, 1954; Morton y Russell, 1954; Bukasov, 1963;

Fernández et aL, 1987b). El fruto puede usarse cocinado o crudo -con chiles verdes (serrano y jalapeño, de preferencia) ,

o rojos (de árbol y cascabel, principalmente)- para preparar

salsas, según el platillo o comida que se vaya a sazonar. Además, dichos informantes afirmaron que existen muchos platillos regionales hechos a base de tomate, o condimenta­

dos con tomate, como aparece en libros recientes de comida

mexicana (Fernández et al., 1987 a, b, c, d; Fernández y Yeni,

1986, 1987).

En cuanto a la utilización de otras partes de la planta, destacan los usos de los cálices: a) con el agua de cocción se hacen gárgaras para descongestionar la garganta; b) se utiliza

como saborizante y mejorador de la masa para buñuelos; b) saborizante de arroz guisado; d) como ablandador de carnes

"rojas"; e) para evitar la caída del cabello. También, el fruto

asado, se utiliza para atenuar las molestias de las hemorroi­

des, para lo cual se frota sobre las partes afectadas. De estos usos registrados, sólo el primero ya había sido recogido en la

literatura revisada (Hernández, 1946).

Las denominaciones generalmente empleadas por los

consumidores son las de "tomate mil pero" y "tomatillo" para

el tomate arvense, y "grande" o "gordo" para el tomate grande cultivado. En todos los lugares visitados se registró la preferen­

cia marcada de los consumidores por el tomate chico, en

razón de su mejor sabor con respecto al fruto grande; sin embargo, ninguna persona entrevistada había comparado el sabor del arvense con el cultivado de fruto pequeño. Al com­

parar frutos de diversas poblaciones arvenses y cultivadas no

se encontraron diferencias estadísticas en el contenido de ácido ascórbico y acidez titulable entre ambos grupos de

poblaciones, pero sí una gran variación dentro de ellos (Mon­

tes, 1989).

Conocimiento tecnológico sobre producción del tomate

En eIINIFAP, organismo oficial encargado de la inves­

tigación agrícola, forestal y pecuaria del país, en la actualidad se considera al cultivo del tomate fuera de sus prioridades de

investigación. Ello explica que la información de este inciso

corresponda a lineamientos previamente establecidos y que varios de ellos han perdido vigencia (Saray, 1977; Saray et al. 1978; Saray, 1982; comunicaciones personales de los M.C.

Alejo Palacios A., 1987 Y Cesar R. Saray M., 1987).

El objetivo principal del programa de mejoramiento

genético cuando este existió, era obtener variedades con

mayor rendimiento, mayor uniformidad en el hábito de creci­miento, mayor tamaño, calidad y uniformidad del fruto, y

mayor resistencia o tolerancia a enfermedades, principalmen­te a virosis, la cual tiende a ser más importante. Como resul­tados del programa en la actualidad existen las dos únicas

170

variedades mejoradas "Rendidora" y "Rendidora mejorada", las cuales presentan: a) menor porte y más uniforme; b) pocos o ningún fruto hueco; c) fruto color verde-lima y más firme.

Existe gran variación en los materiales criollos. Esto,

según Quirós (1984), puede deberse a la fuerte autoincompa­

tibilidad que presenta esta especie. Por esta razón, el método de mejoramiento, con pequeñas variantes, fue la selección de

colectas sobresalientes y después, por cruzamiento recíproco, se fijaron algunas características interesantes.

Los caracteres más afectados por el ambiente aparen­temente son: la forma y tamaño de la hoja, el hábito de

crecimiento y el ciclo vegetativo. Se tiene determinado que,

para obtener el mejor rendimiento, la distancia óptima entre surcos y plantas debe ser 1.0 y 0.5 m, respectivamente.

La madurez fisiológica en el campo se determina al encontrarse el cáliz lleno por el fruto. La semilla se obtiene de

los frutos más grandes y de mejor aspecto. Cuando los frutos

son escasos, para extraer la semilla se parten y maceran

manualmente y luego por decantación se depura la semilla.

Para desinfectar y almacenar la semilla se utiliza cualquier fungicida comercial apropiado. El mayor porcentaje de laten­

cia se presenta en la semilla recién extraída. La expresión del fenotipo es muy influida por el ambiente, principalmente por la fertilidad del suelo. Se conocen las plagas y enfermedades más comunes y su control químico; la excepción son las

virosis, para las cuales no se cuenta hasta ahora con materia­

les resistentes.

CONCLUSIONES

a) En México se cultivan diferentes variedades locales de tomate, las cuales están relativamente definidas, así como

su proceso de producción, a pesar de que no se registraron

métodos de selección tradicional y de que se trata de una

especie mayormente autoincompatible .

b) En los mercados se vende con frecuencia como

tomate arvense frutos que en realidad corresponden a varieda­

des cultivadas, seleccionadas para la producción de fruto pequeño. El precio del tomate pequeño, arvense o cultivado, es generalmente mayor que el del tomate grande.

c) El tomate arvense se observó auspiciado en sistemas agrícolas tradicionales y que persiste aun en maizales tratados

con herbicida 2,4-D.

d) Se registraron como usos aparentemente inéditos para el fruto y cáliz: el agua de cocción de los cálices se utiliza para mejorar la porosidad de la masa de buñuelos, como

saborizante en el arroz guisado, ablandador de carnes "rojas"

y contra la caída del cabello; el fruto asado se usa para atenuar las molestias de las hemorroides.

RECONOCIMIENTOS

Este trabajo es parte de la tesis con la que Salvador Montes H. obtuvo el grado de Maestro en Ciencias (Centro de

Botánica, Colegio de Postgraduados), para lo cual contó con

una beca del Conacyt y el apoyo dellNIFAP y del CP. El Dr.

Daniel Debouck y el M.C. Froylán Rincón hicieron valiosas sugerencias sobre una primera versión del manuscrito y nos

estimularon a publicarlo. El Dr. Rafael Ortega P. corrigió varias imprecisiones y errores de sintaxis.

Revista de Geografía Agrícola

LITERATURA CITADA

Aguirre R, J.R. 1979. Metodología para el registro del cono­cimiento empírico de los campesinos en relación con el uso de recursos naturales renovables. Documento de Trabajo Núm.3 CREZAS CP. Salinas de Hidalgo, S.L.P. México. 5 p.

Anónimo. 1978. Tomate. En: Enciclopedia de México. En­ciclopedia de México. México, D. F. 12: 156.

1981. Guía para la asistencia técnica agrícola. Campo Agrícola Experimental Zacatepec. CIAMEC INIA SARH. Zacatepec, Morelos. 204 p.

1992. Anuario de producción agrícola. Ciclo anual 1990. Dirección General de Estadística, SARH de México, D.F. (Disco electromagnético).

Bukasov, S.M. 1963. Las plantas cultivadas de México, Guatemala y Colombia. Pub. Mise. Núm. 20.IICA, OEA. Lima, Perú. 261 p.

Callen, E.O. 1966. Analysis of the Tehuacan coprolites. In: D.S. Byers (ed.). The prehistory 01 the Tehuacan Valley. 1. Environment and Subsistence. University of Texas Press. Austin, Texas. USA. pp. 261-289.

Colunga G., P.; E. Hernández X. yA. Castillo M. 1986. Variación morfológica, manejo agrícola tradicional y grado de domesticación de Opuntia spp. en el Bajío guanajuatense. Agrociencia 65: 7-52.

Cruces C., R 1987. Lo que México aportó al mundo. Panorama. México, D. F. 155 p.

Chávez M., F. Y R Rodríguez M. 1984. El moteado del tomate de cáscara, Physalis ixocarpa Brot., en Tecamachalco, Puebla. Agrociencia 56: 63-72.

Del Amo R, S. 1979. Plantas medicinales del estado de Veracruz. INIREB. Xalapa, Veracruz. México. 279 p.

De Sahagún, B. 1956. Historia general de las cosas de la Nueva España. Porrúa. México, D.F. Tomo 3. 367 p.

Dressler, RL. 1953. The pre-columbian cultivated plants of Mexico. Bot. Mus. Leef. Harvard Univ. 16 (6): 115-172.

Fernandes, RB. 1974. Sur I'identification d'une espece de Physalis souspontanée au Portugal. Bol. Soco Brot. 44: 343-367.

Fernández, B. L. Y M. Yani. 1986 .... Y la comida se hizo ... equilibrada 5. ISSSTE. México, D. F. 142 p.

___ .1987 .... Y la comida se hizo. 6, saludable. ISSSTE. México, D. F. 142 p.

___ y M. Zafiro. 1987a .... Y la comida se hizo ... fácil 1,. ISSSTE. México, D. F. 142 p.

1987b .... y la comida se hizo ... económica 2, ISSSTE. México, D. F. 142 p.

171

___ o 1987c .... Y la comida se hizo ... rápida 3, . ISSSTE. México, D. F. 142 p.

___ 'o 1987d .... Y la comida se hizo ... para celebrar. 4, ISSSTE. México, D. F. 142 p.

Flannery, K.V. 1985. Los orígenes de la agricultura en México, las teorías y evidencias. En: T. Rojas R. y T.S. Williams (Eds.). Historia de la agricultura, época prehispánica. Siglo XVI. Parte 1. INAH. México. pp. 237-266.

García S., F. 1985. Physalis L. En: J. Rzedowski y G.C. de Rzedowski. (Eds). Flora fanerogámica del Valle de México. Vol. 11. Instituto de Ecología. México. pp. 324-328.

Harlan, J. R 1975. Crops and mano ASA, CSSA. Madison, Wisconsin. USA. 295 p.

Hernández, F. 1946. Historia de las plantas de Nueva España. UNAM. México. 3: 699-1104.

Hernández R, F. Y J. A. Sifuentes A. 1974. Ensayo de la resistencia del jitomate y del tomate de cáscara, al "chino" y a la "mosquita blanca" en el estado de Morelos. Agric. Téc. Méx. 3 (8): 305-309.

Hernández X., E. y C. Azurdia P. 1985. Investigación de las arvenses en las regiones agrícolas de los Valles Centrales de Oaxaca. En: Avances de la enseñanza y la investigación. Colegio de Postgraduados. Chapingo, México. pp. 31-32.

Hudson, W.D. 1983. The relationships of wild and domesticated tomate, Physalis philadelphica Lamarck (Solanaceae). Ph. D. Thesis. Indiana University. Bloomington, In. USA. 149 p.

1986. Relationships of domesticated and wild Physalis philadelphica. In: W.G.D'Arcy (ed.) Solanaceae: biology and systematics. Columbia University Press. NewYork. USA. pp. 416-432.

Legge, A.P. 1974. Notes on the history, cultivation and uses of Physalis peruviana L. J. Roy. Hort. Soco 99: 310-314.

León, J. 1968. Fundamentos botánicos de los cultivos tropi­cales. 11 CA, OEA. San José, Costa Rica. 487 p.

Mac Neish, RS. 1966. A summary of the subsistence. In: D.S. Byers (ed.). The prehistory of the Tehuacan Val­ley, Vol. 1. Environment and subsistence. Univer­sity of Texas Press. Austin, Texas. USA. pp. 290-309.

Martínez, M. 1954. Plantas útiles de la flora de México. Botas. México. 651 p.

Menzel, Y.M. 1951. The cytotaxon(,rny and genetics of Physalis. Proc. Amer. Phil. Soco 95(2): 132-183.

Montes H., S. 1989. Evaluación de los efectos de la domesticación sobre el tomate Physalis

Revista de Geografía Agrícola

philadelphlca Lam. Tesis M.C. Colegio de Postgraduados. Chapingo, México. 151 p.

Morton, J.F. y O.S. Rusell. 1954. The cape gooseberry and the mexican husk tomato. Proc. Fla. St. Hort. Soco 67: 261-266.

Niederberger, C. 1979. Early sedentary economy in the Basin of Mexico. Sclence. 203 (4376) : 131-142.

Palacios A., A. 1975. El cultivo del jitomate de temporal en el estado de Morelos. Circular CIAMEC No. 37. Campo Agrícola Experimental Zacatepec . CIAMEC-INIA-SARH. Zacatepec, Morelos. 6 p.

Pandey, K. K. 1957. Genetics of self-incompatibility in Physalis ixocarpa Brot.- A new system. Amer. J. Bot. 44: 879-887.

Piña A., J. Y F. Ponce G. 1990. Etiología y control del tomate de cáscara Physalis ixocarpa Brot. , en Luvianos y Villa Guerrero, México. Chaplngo 15 (67-68) : 22-25.

Ponce Y., F. ; S. Romero C. y J .J . Piña A. 1992. Control químico del carbón (Entyloma australe Speg.) del tomate de cáscara, Physalis ixocarpa Brot. Rev. Mex. de Fitopatología 10 (1): 66-68.

Quirós, C.F. 1984. Overview of the genetics and breeding of husk tomato. Hortscience 19 (6) : 872-874.

Rao, K. G. R. ; V. Sailaja; P. S. G. Bhavani and Y. L. Prasad. 1987. Genome homologies between Physalis ixocar­pa Brot. and P. phlladelphlca Lam. Indian J. Bot. 10 (2): 183-191 . (Abstract) .

Rodríguez G., S. y A. Rodríguez M. 1984. El virus X de la papa en tomate de cáscara, (Physalls Ixocarpa Brot.) . Agrociencia 56: 73-83.

172

Santamaría, F. J. 1974. Diccionario de mejicanismos. Porrúa. México. 1207 p.

Saray M., C. A. 19n. Tomate de cáscara, algunos aspectos sobre su fisiología e investigación . Cuarenta y ocho aniversario de la especialidad de Rtotecnia. UACh. Chapingo, México. 26 p.

___ . 1982. Importancia de la precosecha (calentamiento) en el rend im iento de tomate de cáscara (Physalls Ixocarpa Brot.). Tesis M.C. Colegio de Postgraduados. Chapingo, México. 101 p.

____ ; A. Palacios A. y N. Villanueva E. 1978. "Rendidora' nueva variedad de tomate de cáscara. Foil. Div. No. 73. Campo Agrícola Experimental Zacatepec. CIAMEC-INIA-SARH. México. 8 p.

Simeón, A. 19n. Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana. Siglo Veintiuno. México. 783 p.

Waterfall, U.T. 1967. Physalls in Mexico, Central America and The West Indies. Rhodora. 69: 82-120, 203-239, 319-329.

Whyte, A.O. 1963. Evolución y adaptación de plantas cul­tivadas. Span. 6(1): 6-10.

Williams, E.D. 1985. Tres arvenses solanáceas comestibles y su proceso de domesticación en el estado de Tlaxcala , México. Tesis M.C. Colegio de Postgraduados. Chapingo, México. 173 p.

Zeven , A.C. and J.M.J. de Wet. 1982. Dictionary of cultivated plants and their regions of diversity. PUDOC. Wageningen, The Netherlands. 263 p.