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ETNOBIOLOGÍA Volumen 12 Número 2 México, 2014

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ETNOBIOLOGÍAVolumen 12 Número 2

México, 2014

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CONSEJO EDITORIALEDITOR EN JEFEEduardo Corona-M.

Instituto Nacional de Antropología e Historia, Delegación Morelos &Seminario Relaciones Hombre-Fauna (INAH)

COMITÉ EDITORIALAbigail Aguilar Contreras

Herbario, IMSS

Uyisses Alburquerque Universidade Federal Rural de Pemambuco, Brasil

Miguel N. Alexiades University of Kent, Canterbury, UK

Arturo Argueta VillamarCentro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, UNAM

Javier Caballero Jardin Botánico, Instituto de Biologia, UNAM

Germán Escobar Centro Internacional de Agricultura Tropical, Colombia

Montserrat Gispert Cruells Facultad de Ciencias, UNAM

Gastón Guzmán Instituto de Ecología, A.C.

Eugene Hunn Universidad de Washington, USA

Ma. de los Ángeles La Torre-Cuadros Universidad Nacional Agraria La Molina, Perú

Enrique LeffInstituto de Investigaciones Sociales, UNAM

Alfredo López Austín Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM

Juan Carlos Mariscal Castro Coordinador Nacional Bioandes, Bolivia

Ramón Mariaca Méndez El Colegio de la Frontera Sur, Chiapas

Miguel A. Martínez Alfaro (ad honorem †)Jardín Botánico, Instituto de Biología, UNAM

Eraldo Medeiros Costa Neto Universidade de Feira de Santana, Brasil

Lourdes Navarijo Ornelas Instituto de Biología, UNAM

Lucia Helena Oliveira da CuhnaUniversidad Federal de Paraná, Brasil

Teresa Rojas RabielaCIESAS

Victor Manuel Toledo ManzurCentro de Investigaciones en Ecosistemas, UNAM

Gustavo Valencia del Toro Instituto Politécnico Nacional

Luis Alberto Vargas Instituto de Investigaciones Antropológicas, Facultad de Medicina, UNAM

Carlos Zolla Programa Universitario México Nación Multicultural, UNAM

Miguel León Portilla Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM

EDITOR ASOCIADODídac Santos Fita

Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, UNAM

ASISTENTE EDITORIALNassu Vargas Rivera

Universidad Autónoma del Estado de Morelos

ETNOBIOLOGÍAEs una publicación cuatrimestral (Abril, Agosto y Diciembre) con suplementos, editada por la Asociación Etnobiológica Mexicana A.C. (AEM) y la Sociedad Latinoamericana de Etnobiología (SOLAE). Publicación reconocida e indexada en: EBSCO, LATINDEX, PERIÓDICA.

El contenido expresado y las referencias utilizadas en las contribuciones son responsabilidad exclusiva de los autores. Se autoriza la reproducción total o parcial de las contribuciones siempre y cuando se cite la fuente y se haga sin fines de lucro.

Dirigir correspondencia a Editor en Jefe: [email protected] página web: www.asociacionetnobiologica.org.mx

NUESTRA PORTADA: Danza del pescado, realizada en el año nuevo P´urhépecha (Uruapan Michoacán, México). Tomada el 2 de Febrero del 2012. Arturo Argueta Villamar.

NOTA PARA AUTORES Y LECTORES: La revista y sus suplementos se encuentran disponibles en formato electrónico en la página electrónica de la AEM A.C. . Las nuevas normas editoriales vigentes a partir de marzo del 2012.

Etnobiología: Revista Cuatrimestral con Suplementos, Agosto 2014. Editor en Jefe: Eduardo Corona-M. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Delegación Morelos. Editor Asociado: Dídac Santos Fita, CRIM-UNAMAsistente Editorial: Nassu Vargas Rivera, UAEMorelos

ISSN 1665-2703. Distribuidor: Asociación Etnobiológica Mexicana, A.C. Diseño Gráfico y Formación: Rafael González, Sputnik Diseño www.facebook.com/pages/Sputnik-Disenio.Publicacion Electrónica

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Volumen 12 Número 2

ETNOBIOLOGÍA“HACIA UNA ZOOARQUEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS”

EDITORES INVITADOS:

PAbLO MARCELO FERNáNDEz

MARIANA MONDINI

A. SEbASTIáN MuñOz

ISAbEL CARTAJENA

Agosto, 2014

México

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ETNObIOLOGÍA“HACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS”

Volumen 12 Número 2, 2014

CONTENIDOHACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS 1

Pablo Marcelo Fernández, Mariana Mondini, A. Sebastián Muñoz e Isabel Cartajena

ETNObIOLOGÍA DE Erodona mactroides (MOLLuSCA, bIVALVIA): ANáLISIS ESPACIAL y TAFONÓMICO DE CONCHEROS ACTuALES 5

Laura beovide, Sergio Martínez y Walter Norbis

¿SOLAMENTE CONTExTOS CuLTuRALES? – EVALuACIÓN DEL PAPEL DE LA TAFONOMÍA EN LA zOOARQuEOLOGÍA MAyA DE LAS TIERRAS bAJAS DEL NORTE DE LA PENÍNSuLA DE yuCATáN, MÉxICO 20

Christopher M. Götz

RESTOS DE CERDO EN LOS CONTExTOS ARQuEOLÓGICOS DE EL CHORRO DE MAÍTA, HOLGuÍN, CubA 39

Lourdes Pérez Iglesias y Roberto Valcárcel Rojas

PRáCTICAS DE PROCESAMIENTO DE CÉRVIDOS EN EL SITIO LAS MARÍAS (PARTIDO DE MAGDALENA, buENOS AIRES, ARGENTINA) 50

Fernanda Day Pilaría, María Clara Paleo y Mariano Merino

ExPLOTACIÓN y APROVECHAMIENTO DE LA FAuNA EN EL NOROESTE ARGENTINO: ¿QuÉ INFORMAN LAS FIbRAS y PIELES ARQuEOLÓGICAS? 64

María del Carmen Reigadas

NOTA CIENTÍFICA - APLICACIÓN DE TECNOLOGÍAS DIGITALES PARA LA RECONSTRuCCIÓN DE HuESOS EN zOOARQuEOLOGÍA: uNA PROPuESTA DESDE AMÉRICA DEL SuR 81

Patricio López M., Isabel Cartajena F., Ismael Martínez R. y Osvaldo Latorre A.

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NOTA CIENTÍFICA - TAFONOMÍA NEOTROPICAL EN LA ARGENTINA. LA GENERACIÓN DE PRINCIPIOS TAFONÓMICOSREGIONALES EN LOS úLTIMOS VEINTE AñOS 84

A. Sebastián Muñoz y Mariana Mondini

COMENTARIOS - uN NuEVO ESPACIO EN EL CONTExTO DE LA zOOARQuEOLOGÍA LATINOAMERICANA 90

Guillermo Luis Mengoni Goñalons

COMENTARIOS - LOS APORTES y PERSPECTIVAS DE LA PRIMERA REuNIÓN ACADÉMICA DEL GRuPO DE TRAbAJO DE zOOARQuEOLOGÍA NEOTROPICAL (NzWG) – INTERNATIONAL COuNCIL FOR ARCHAEOzOOLOGy (ICAz): HACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS 92

Albérico Nogueira de Queiroz

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1

HACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOSPablo Marcelo Fernández1, Mariana Mondini2, A. Sebastián Muñoz3 e Isabel Cartajena4

1 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) / Universidad de Buenos Aires (UBA). INAPL, 3 de Febrero 1370 (C1426BJN) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) / Universidad de Buenos Aires (UBA). Laboratorio de Zooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas (LaZTA), IDACOR, CONICET / Museo de Antropología, FFyH, UNC, Av. H. Yrigoyen 174, (5000) Córdoba, Argentina.

3 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) / Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Laboratorio de Zooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas (LaZTA), IDACOR, CONICET / Museo de Antropología, FFyH, UNC, Av. H. Yrigoyen 174, (5000) Córdoba, Argentina.

4 Universidad de Chile, Departamento de Antropología, Ignacio Carrera Pinto 1045, (7800284) Ñuñoa, Santiago de Chile, Chile.

Correo: [email protected]

TOWARD A zOOARCHAEOLOGy OF THE NEOTROPICS

AbSTRACT:

This volume includes seven papers that were presented at the First Academic Meeting of the Neotropical Zooarchaeology Working Group (ICAZ), which was held in 2012 at the Universidad de Chile, Santiago de Chile. The meeting dealt with the nature of Neotropical zooarchaeological records and its particularities, as well as, the diversity of human-animal interactions through time.

KEy WORDS:

Zooarchaeology, Taphonomy, Neotropics, ICAZ

RESuMEN:

En este volumen se reúnen siete de los trabajos presentados en la Primera Reunión Académica del Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical (ICAZ), llevada a cabo en 2012 en la Universidad de Chile, Santiago de Chile. La reunión trató sobre la naturaleza de los registros zooarqueológicos neotropicales y sus particularidades, así como sobre la diversidad de las interacciones entre humanos y animales en los Neotrópicos a lo largo del tiempo.

PALAbRAS CLAVE:

Zooarqueología, Tafonomía, Neotrópicos , ICAZ

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2Etnobiología 12 (2), 2014.

En este volumen se reúnen algunos de los trabajos presenta-dos en la Primera Reunión Académica del Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical, llevada a cabo el 1 de junio de 2012 en la Universidad de Chile, en la ciudad de Santiago de Chile, a continuación del II Encuentro Latinoamericano de Zooarqueología, evento organizado por dicha Universidad en mayo de ese año.

El Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical (Neotropical Zooarchaeology Working Group, NZWG) (http://www.alexandriaarchive.org/icaz/workneotropical.htm) fue creado en el ámbito del International Council for Archaeozoology (ICAZ) en el año 2010, y tiene por objetivo reunir a investigadores y estudiantes interesados en el estudio de la diversidad y evolución de las interaccio-nes entre humanos y animales a través del tiempo en los Neotrópicos, región biogeográfica que abarca desde el sur de Norteamérica hasta el extremo meridional del continente sudamericano e islas adyacentes (Rapoport, 1968; Sclater, 1858 y Wallace, 1876, en Cox, 2001; Holt et al., 2013; entre otros). Algunas de las particularidades que presenta esta región biogeográfica justifican el planteo de una agenda de investigación zooarqueológica que explore el efecto sobre dichas interacciones. Entre ellas, puede mencionarse que se trata de una de las regiones más diversas de la Tierra, con mayor proporción de selva tropical que cualquier otra región biogeográfica y que posee algunos de los desiertos más secos del planeta. Además, está el efecto que tuvo sobre la fauna el prolongado aislamiento de Sudamérica, seguido del intercambio de biota con Norteamérica a partir del surgimiento del istmo de Panamá. Por otra parte, este subcontinente presenta características abióticas —entre ellas su geometría, latitud, altitud, relieve y oceanidad (Morello, 1984)— que se traducen en una impronta particular sobre los procesos biogeográficos y evolutivos que tuvieron lugar en él (Pineau et al., 2003). Las características bióticas, además, influyen en las propiedades del registro zooarqueológico resultante, lo que lleva, por ejemplo, a que se haya propuesto que “The biodiversity of the Neotropics is part of the reason to require a taphonomic perspective” (Borrero, 2008:154; ver también Muñoz y Mondini, 2008).

Desde inicios de siglo los pasos en esa dirección se han vuelto cada vez más decididos: la conformación de la Red Iberoamericana de Zooarqueología en la reunión inter-nacional del ICAZ de 2002, el simposio de Tafonomía y Zooarqueología Neotropicales realizado en la reunión inter-nacional del ICAZ de 2006 y luego otro similar en la de 2010, los Encuentros Latinoamericanos de Zooarqueología (2009 y 2012), la creación de la Red de Laboratorios Latinoamericanos de Zooarqueología (2008), y la del Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical en el marco del ICAZ (2010).

Este último tuvo su presentación formal y primera reunión general durante la del ICAZ de 2010, y ha estado trabajando en desarrollar vínculos entre los investigadores interesados en estas problemáticas y recursos de investigación de acceso libre, tales como la edición periódica de Boletines con información del área (http://www.alexandriaarchive.org/bonecommons/exhibits/show/nzwg) y el desarrollo de una Base de Datos Bibliográfica sobre Zooarqueología de los Neotrópicos (http://www.alexandriaarchive.org/bonecom-mons/items/show/1773) y una Base de Datos Osteométricos de Camélidos Sudamericanos (http://opencontext.org/projects/0404C6DC-A467-421E-47B8-D68F7090FBCC). La Primera Reunión Académica del NZWG-ICAZ, un paso más dado en esta senda, se organizó a modo de taller en torno a dos ejes temáticos: a) la naturaleza de los registros zooarqueológicos neotropicales y sus particularidades; y b) la diversidad de las interacciones entre humanos y animales en los Neotrópicos a lo largo del tiempo, ambos aspectos enfocados en las específicas condiciones ecológicas, históricas y otras de esta región biogeográfica. Asistieron al encuentro más de 40 participantes de diversos países latinoamericanos, entre profesionales y estudiantes, y se presentaron once trabajos que abarcaron una diversidad de tópicos que reflejan los múltiples temas y enfoques que se desarrollan en el estudio de las arqueofaunas en los Neotrópicos. La modalidad de taller contribuyó a crear un espacio de intercambio fluido a tono con los objetivos del Grupo, lo que se vio traducido en el éxito de la reunión. Tal como expresaron los comentaristas que dieron cierre a la reunión, la creación de espacios como el de este Grupo de Trabajo supone transitar caminos de integración, cooperación y colaboración entre colegas de distintos países con diversa formación y con diferentes enfoques de trabajo.

En este volumen se incluyen siete de los trabajos presentados en la Reunión, tanto en la forma de Artículos como en la de Notas Breves, que abordan temas tales como las prácticas de procesamiento antrópico de animales en contextos de cazadores-recolectores (Day Pilaría y colaboradores) e históricos (Pérez Iglesias y Valcárcel Rojas), los aspectos tafonómicos en las investigaciones zooarqueológicas (Beovide y colaboradores, Götz, Muñoz y Mondini), el estudio de fibras y cueros arqueológicos (Reigadas) y aplicaciones metodo-lógicas para los estudios zooarqueológicos en contextos neotropicales (López M. y colaboradores). Otros trabajos que fueron presentados en la Reunión pero no se incluyen en este edición especial fueron el de Caroline Borges, Catalina Zorro y Sandrine Grouard: “Zooarqueología de concheros en América centro y meridional: Enfoques y ejemplos de Brasil y de Nicaragua”, el de Rosa Cristina Corrêa Luz de Souza y Edson Pereira Da Silva: “Arqueomalacología e biodiversidade marinha do Brasil” y el de Jaciara Andrade Silva, Olívia A.

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3

Fernández et al. Hacia una zooarqueología de los Neotrópicos

Carvalho de Queiroz y Albérico Nogueira: “Confecção de adornos sobre suporte de origem animal: ossos, dentes e conchas, sítio arqueológico Justino, Sergipe, Brasil”.

Las presentaciones fueron precedidas por una conferencia inaugural a cargo de los Dres. Joaquín Arroyo-Cabrales (INAH, México, y actual Vice-Presidente del ICAZ) y Eduardo Corona-M. (INAH, México), en la que desarrollaron aspectos de la biogeografía americana, los países megadiversos y el concepto de biodiversidad, la diversidad cultural y de economías, las interacciones entre las poblaciones humanas y animales en los Neotrópicos, el aumento reciente en la tasa de extinciones y la importancia de los registros actuales para entender este tipo de procesos, y las relaciones entre arqueo-zoología, biología, antropología y etnozoología. Finalmente, el evento concluyó con los comentarios que efectuaron los Dres. Albérico Nogueira de Queiroz (Universidade Federal de Sergipe, Brasil) y Guillermo L. Mengoni Goñalons (Instituto de Arqueología, Universidad de Buenos Aires, Argentina), incluidos aquí como cierre del volumen.

En síntesis, este primer encuentro académico reflejó la riqueza de abordajes que los investigadores comprometidos con el estudio de la diversidad de los Neotrópicos y sus consecuencias para el entendimiento de las relaciones humano-animales a lo largo del tiempo, mostrando el potencial de los estudios zooarqueológicos para discutir

aspectos de la biodiversidad y la biogeografía histórica, así como el impacto y el rol de los seres humanos en los ecosistemas actuales y del pasado, entre otros. A nuestro criterio, en Santiago se dieron pasos muy auspiciosos en pos de la construcción colectiva de una zooarqueología de los Neotrópicos que contemple sus particularidades respecto de otras regiones del mundo, objetivo que esperamos continuar en la próxima reunión del Grupo, a realizarse en el marco de la 12va Conferencia Internacional del ICAZ en San Rafael (Mendoza, Argentina) en septiembre de 2014.

AGRADECIMIENTOS

Queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a los Editores de Etnobiología, a todos los autores y comenta-ristas, así como a los Dres. Alejandro Acosta, María Antonia Benavente A., Mariana De Nigris, Marta Moreno García, Daniel Olivera, Elizabeth Ramos Roca y demás evaluadores anónimos que colaboraron con el volumen. También a la Universidad de Chile y a todos aquellos que participaron de la Primera Reunión Académica del NZWG, y al ICAZ, que nos brindó la posibilidad de concretar este espacio de intercambio que afortunadamente sigue creciendo día a día.

Figura 1. Cierre de la Primera Reunión Académica del NZWG, Universidad de Chile, junio de 2012.

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4Etnobiología 12 (2), 2014.

LITERATuRA CITADA

Borrero, L. A. 2008. The archaeology of the Neotropics. En Neotropical Zooarchaeology and Taphonomy (ed. por A. S. Muñoz y M. Mondini), Quaternary Interna-tional 180: 152-157.

Cox, C. B. 2001. The biogeographic regions reconsidered. Journal of Biogeography 28: 511-523.

Holt, B. G., J. P. Lessard, M. K. Borregaard, S. A. Fritz, M. B. Araújo, D. Dimitrov, P. H. Fabre, C. H. Graham, G. R. Graves, K. A. Jønsson, D. Nogués-Bravo, Z. Wang, R. J. Whittaker, J. Fjeldså y C. Rahbek. 2013. An Update of Wallace’s Zoogeographic Regions of the World. Science 339: 74-78.

Morello, J. 1984. Perfil Ecológico de Sudamérica. Características estructurales de Sudamérica y su relación con espacios semejantes del planeta. ICI - Ediciones Cultura Hispánica, Barcelona.

Muñoz, S. y M. Mondini. 2008. Long term human/animal interactions and their implications for hunter-gath-erer archaeology in South America. En Papagianni, D., Layton. R. y H. D. G. Maschner (eds.). Time and Change: Archaeological and Anthropological Per-spectives on the Long Term, pp. 55-71. Oxbow Books, Oxford.

Pineau, V., A. Zangrando, V. Scheinsohn, M. Mondini, P. Fernández, R. Barberena, I. Cruz, M. Cardillo, H. Mus-cio, A. S. Muñoz y A. Acosta. 2003. Las particularidades de Sudamérica y sus implicaciones para el proceso de dispersión de Homo sapiens sapiens. En Curtoni, R. y M. L. Endere (eds.). Análisis, Interpretación y Gestión en la arqueología de Sudamérica, pp. 121 a 133. Serie Teórica Nº 2, INCUAPA, Facultad de Ciencias Sociales Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Olavarría.

Rapoport, E. H. 1968. Algunos problemas biogeográficos del Nuevo Mundo con especial referencia a la región Neotropical. En C. L. Delamare-Debouteville y E. H. Rapoport (eds.), Biologie de L’Amerique Australe, vol. 4, pp. 55-110. Centre National du Recherche Scien-tifique, Paris.

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ETNObIOLOGÍA DE Erodona mactroides (MOLLuSCA, bIVALVIA): ANáLISIS ESPACIAL y TAFONÓMICO DE CONCHEROS ACTuALES

ETHNObIOLOGy OF Erodona mactroides (MOLLuSCA, bIVALVIA): SPATIAL AND TAPHONIMIC ANALySIS OF RECENT SHELL MIDDENS (CONCHEROS)

AbSTRACT:

This paper shows the exploitation of mollusk populations by a present fishermen community in Garzón Lagoon (Atlantic coast of Uruguay), focusing on the way exploitation is done and on the products obtained. It develops a methodology to analyze from an ethnobiological perspective –in a wide sense- the traditional management of the bivalve Erodona mactroides fishery, paying special attention to the use of the space and taphonomy concerning the formation of shell middens. These observations are later considered regarding the archaeological implications with focus on the pre-hispanic shell middens (ca. 3000 -2000 yrs BP) formed with the same bivalve species and present 150 km westwards in the mouth of the river Santa Lucía in the Río de la Plata estuary.

KEy WORDS:

Shell middens, Erodona mactroides, Ethnozoology

Laura beovide1, Sergio Martínez2 y Walter Norbis3

1Museo Nacional de Antropología, Avda de las Instrucciones 948, Montevideo, Uruguay.

2Departamento de Evolución de Cuencas, Facultad de Ciencias, Universidad de la República. Iguá 4225, Montevideo 11400, Uruguay.

3Instituto de Biología, Departamento de Biología Animal, Facultad de Ciencias, Universidad de la República. Iguá 4225, Montevideo 11400, Uruguay.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

Se expone la forma y productos derivados de la explotación de moluscos por parte de una comunidad de pescadores artesanales de la laguna de Garzón en la costa Atlántica de Uruguay. A partir de una perspectiva etnobiológica —en un sentido amplio— se desarrolla una metodología que permite analizar el manejo tradicional del bivalvo Erodona mactroides, el uso del espacio en relación con los procesos de formación de montículos de valvas de dicha especie y aspectos tafonómicos. Se discuten las implicancias arqueológicas de los resultados alcanzados vinculadas a la presencia de concheros prehispánicos (ca. 3000 -2000 años AP) constituidos principalmente por valvas de dicha especie y ubicados a 150 km, en la desembocadura del Río Santa Lucía en las costas del estuario del Río de la Plata.

PALAbRAS CLAVE:

Concheros actuales, Erodona mactroides, Etnozoología

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6 Etnobiología 12 (2), 2014.

INTRODuCCIÓN

La Etnobiología en un sentido amplio se puede considerar como una disciplina que agrupa a distintas Etnociencias (Etnozoología, Etnoarqueología, entre otras) en la medida que abarca enfoques principalmente dirigidos al estudio de las dinámicas relaciones entre las culturas humanas y los seres vivos (Anderson et al., 2011). El estudio de los modos de hacer de las comunidades actuales en relación con el medio biofísico permite generar hipótesis pasibles de ser contrastadas en el plano de la investigación arqueológica (Gould, 1978; Politis, 2002, 2004; Williams, 2005) y arquezoológica (Corona-M. y Arroyo-Cabrales, 2003). La consideración de los saberes y prácticas de las comunidades locales en el análisis de la arqueofauna se presenta como una perspectiva en creciente desarrollo para la comprensión holística e histórica de muchos de los problemas generados en el estudio de la misma (Corona-M. y Arroyo-Cabrales, 2003; Argueta et al., 2012). En este marco, la analogía etnobiológica se puede señalar como una heurística en el sentido expuesto por Manuel Gándara (1990) que abre una vía de acercamiento a los procesos, funciones y significados de las relaciones entre el sistema cultural y el natural en el pasado. A su vez, permite la discusión de la ontología de dicha relación a partir de distintas perspectivas que apuntan a superar la clásica simplificación o disyunción entre “lo humano” y “lo natural” (Morín, 1999:25) o a poner en relieve las diversas cosmologías construidas en torno a dicha relación en los distintos marcos histórico-culturales (Descola, 2001).

Los distintos campos de interés asociados a la Etnobiología y Etnozoología (Argueta et al., 2012) se pueden reconocer en algunos de los estudios sobre las comunidades de pescadores artesanales en Uruguay. En este sentido se han realizado estudios sobre las comunidades pesqueras con un enfoque multidisciplinario, abordando las características y la magnitud de la pesca artesanal como insumo para el desarrollo sustentable de esta actividad en el país (Marianovich et al., 2008; Norbis, 1995; Norbis et al., 2005, entre otros) y por otro lado, con el fin de evaluar los procesos colectivos en la misma (Mendy et al., 2010).

Otros desarrollos se pueden observar con el surgimiento del Proyecto de Rescate Arqueológico de la Cuenca de la Laguna Merín (Bracco et al., 2000) paralelo a la creación del Museo Nacional de Antropología en la década de 1980. En ese marco se realizan una serie de documen-tales de corte etnográfico en el área de dicha cuenca que recuperan las formas tradicionales de explotar el

camarón, la nutria, entre otros recursos, así como la pesca (este último realizado en comunidades pescadoras del litoral oeste del Uruguay), con el objetivo de exponer las distintas relaciones de los seres humanos con su medio ambiente (Cannella y Toscano, 1986-1991). Esta línea de corte etnográfico con un perfil etnobiológico tiene continuidad en el estudio de los buzos mejilloneros de la localidad de Piriápolis, buscando el relato de los traba-jadores, familias, técnicas de extracción, trasmisión oral, cambios tecnológicos, relación y significado del medio subacuático en el marco del programa de arqueología marítima (D’Ambrosio et al., 2010).

Otras perspectivas dan mayor énfasis al estudio etno-biológico aplicado a resolver problemas arqueológicos. En este sentido las crónicas de los primeros naturalistas sobre la comunidades aborígenes son redimensionadas por medio del análisis etnohistórico enfocado a resolver problemas arqueozoológicos (Beovide, 2007).

Siguiendo con esta perspectiva, otras de las líneas de trabajo se han orientado en diferenciar los cordones conchiles producidos por los eventos ingresivos-regresivos pleisto-holocénicos de los concheros de origen antrópico que presentan especies similares y comparten los mismos espacios geográficos (Beovide, 2011). Para ello se ha incorporado el estudio de los procesos de explotación y descarte de moluscos en las comunidades de pesca-dores artesanales orientando a explorar las implicancias arqueológicas (Beovide, 2010, 2011).

En el marco del desarrollo de dichos estudios se expondrá en el presente trabajo las formas de marisqueo tradicional y la producción de concheros actuales por parte de una comunidad de pescadores artesanales. Este análisis se realizó con el fin de generar hipótesis que permitieran responder preguntas relativas a los procesos de formación y tafonómicos vinculados a los concheros arqueoló-gicos. Estos últimos presentan una antigüedad entre 3000 y 2000 años AP y son el producto de sociedades prehispánicas horticultoras y ceramistas que ocuparon los bordes de antiguas lagunas ligadas a los ambientes costeros del paleo Río de la Plata (Beovide, 2011). Los concheros arqueológicos se asocian por el momento con actividades vinculadas a los sitios habitación y se presentan como montículos de valvas o como lentes de moluscos (éstos definidos como pequeños basureros). Se localizan en las márgenes de una serie de paleo-lagunas descriptas para la antigua geografía de la cuenca del río Santa Lucía (tributario del Río de la Plata, Figura 1) y que son el producto de los cambios del nivel del mar hacia el tercer milenio antes del presente (Beovide, 2011).

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Beovide et al. Etnobiología de Erodona mactroides (Mollusca, Bivalvia): análisis espacial y tafonómico de concheros actuales

Aproximadamente a 150 km de los sitios arqueológicos, en la confluencia del Río de la Plata con el océano Atlántico, las comunidades de pescadores artesanales explotan la principal especie de moluscos de los concheros arqueológicos mencionados: Erodona mactroides (Daudin en Bosc, 1801). Esta es una especie de bivalvo estuarino (Figura 2a), con un promedio de 3 cm de largo, de sustratos arenosos, considerada como un indicador de climas templados (Martínez et al., 2006).

Los concheros actuales mencionados se ubican en los bordes de la laguna de Garzón, y las comunidades de pescadores tradicionales viven en los mismos espacios (Figura 1). Esta es una laguna salobre y somera que se conecta con el océano Atlántico al abrirse esporádicamente la barra arenosa que la separa del océano. La salinidad de la laguna es baja (< 1 a 24‰), la turbidez y el material de suspensión son elevados, los vientos predominantes son del SE al SW con altas intensidades, las precipitaciones oscilan en torno a los 1000 mm anuales con distribución más o menos uniforme en todas las estaciones (Santana y Fabiano, 2006).

La sugestiva vinculación entre las situaciones ambientales de ambos tipos de concheros y especies similares explotadas motivó que, desde una perspectiva interdisciplinar (Antropología-Arqueología-Biología), se comenzara en el año 2008 su estudio. El mismo ha contemplado aspectos que hacen a la forma de usar el espacio, los procesos de formación de los concheros, conocimiento de las especies y de su explotación por parte de las comunidades de pescadores artesanales. Dado que las poblaciones indígenas fueron exterminadas como etnias a lo largo del siglo XIX, las poblaciones de pescadores artesanales conjugan saberes locales y europeos. Sin embargo el rescate de las formas de relacionarse tradicionalmente con los mariscos y aspectos tafónomicos vinculados a la formación de conchales, en ambientes que pueden ser comparables a los de los concheros arqueológicos, se presenta como un recurso para la generación de hipótesis funcionales y simbólicas sobre el uso del espacio y los recursos, como a su vez, permite recuperar restos materiales testigos de las actividades de explotación y tafonómicas.

Figura 1. Localización, distribución y topografía de los concheros actuales.

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METODOLOGÍA

Se utilizó un acercamiento basado en el relevamiento y registro de actividades y lugares involucrados con los procesos de marisqueo de Erodona mactroides, se entrevistó a miembros de la comunidad de pescadores artesanales y se realizaron muestreos en las áreas de actividad. Para ello se organizó el estudio en tres dimensiones de trabajo.

La primera dimensión comprendió el estudio de la distribución general de los montículos de valvas en relación con las actividades humanas. Se registraron las relaciones espaciales y topográficas entre los montículos, las áreas de habitación y actividad vinculadas a la explotación de moluscos mediante el uso de un sistema de información geográfica.

La segunda dimensión de trabajo se focalizó a escala de cada montículo tomando en cuenta las actividades que comprendieron su conformación y las áreas de residuos de dichas actividades. En este punto se contactó con 5 miembros de la comunidad de pescadores (de ca. 10 miembros) artesanales que participaron o que vieron las tareas de marisqueo realizadas, buscando conocer quiénes participan en las actividades de marisqueo, si son individuales o en grupo, desde cuándo lo hacen, si son excluyentes por sexo o edad, la frecuencia diaria y anual en que se hace, qué especies se marisquean, la forma, el tiempo, los instrumentos, los espacios de las actividades utilizados, los productos, cómo se preparan y los destinos. A su vez se interrogó sobre aspectos vinculados a la percepción de la actividad para la comunidad.

En relación con los montículos de valvas se realizaron sondeos y se registraron perfiles geológicos (color, textura, estructura, espesor del horizonte), topografía y geometría del depósito conchilífero. A partir de los sondeos se clasificaron las concentraciones de valvas de moluscos en cada depósito tomando en cuenta algunos de los aspectos mencionados en los trabajos de Kidwell et al. (1986) y Henderson et al. (2002): datos métricos (largo, ancho y volumen) y clase de molusco predominante (en este punto se registra si predominan los bivalvos o los gasterópodos). Para el análisis de la disposición de las valvas vistas en el perfil y planta se tomó en cuenta: predominancia de valvas articuladas / desarticuladas en el caso de los bivalvos, predominancia de valvas con concavidad hacia arriba o abajo, predominancia de valvas en posición caótica / ordenada. Para la orientación predominante vista en planta se establecieron las siguientes categorías: caótica, bimodal, unimodal. Se relevó la orientación predominante en el perfil: caótica, nidos y apiladas. Se relevó el tipo

de forma predominante de la concentración de valvas observadas a partir del perfil o en la descubierta de la excavación / sondeo considerando su presentación como lente: elíptico, esférico, curvo o irregular, o como piso.

La tercera dimensión de trabajo se centra a escala de la especie explotada y se procedió a tomar muestras de las distintas concentraciones de valvas con el fin de estimar la composición de las mismas. La forma de muestreo y el tamaño de las muestras es motivo de debate (Bailey, 1975; Claassen, 1998; Orquera y Piana, 2000). En este sentido se discutió si tomar las muestras en relación con una columna de muestreo o en forma representativa en relación con la diversidad de las concentraciones de valvas. Se trabajó con una combinación de las dos formas, tanto por columnas como en relación con las características de las concentraciones de valvas identificadas en cada sitio. Las muestras presentan 2500 g, con un volumen de 0,15 x 0,15x 0,20 m=0,0045 m3. Se tomó en cuenta en la toma de muestras los agentes naturales y antrópicos que hacen al proceso de formación del conchal. La cuantificación del contenido de las muestras se realizó considerando: el tamizado de las muestras en base a distintas mallas que van desde 2x2 cm hasta 1x1mm. Si bien los sedimentos detríticos se clasifican en distintas categorías, se separaron las partículas consideradas como gránulos, arenas, limos y arcillas (0,001 mm a 4 mm) en una categoría que se denominó operativamente “clastos pequeños” y aquellas partículas mayores a 4 mm (por ejemplo denominadas guijarros y cantos) en una categoría operativa que se ha llamado “clastos grandes” (clastos A: 4 mm a 10 mm; clastos B: 10 mm a 20 mm; clastos C:> 20 mm). Se separaron los componentes y se tomó el peso de los “clastos pequeños”, “clastos grandes”, valvas de moluscos, materiales antrópicos actuales, restos de fauna no malacológica y restos botánicos.

Se identificaron las especies de moluscos para cada muestra y se estimó su peso en el total de la misma. Se clasificaron las especies por grupo etario, tamaños, piezas representadas, zonación, sustratos de origen, temperatura y salinidad del medio de vida y estado de conservación.

Se relevó el número de restos (NR) y número mínimo de individuos (NMI). Se estima el NR como el número total de restos que pueden ser asignados a una especie en la muestra; y el NMI se calcula contando las valvas articuladas más el número máximo de valvas derechas o izquierdas presentes en la muestra. Para cada sitio se construyó una matriz de datos que comprendió variables cuantitativas de composición en relación con cada muestra tomada en los depósitos conchilíferos. Para comparar dos

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Beovide et al. Etnobiología de Erodona mactroides (Mollusca, Bivalvia): análisis espacial y tafonómico de concheros actuales

muestras, se utilizó el test estadístico no paramétrico de Mann-Whitney y para comparar más de dos muestras, se utilizó el análisis de varianza no paramétrico de Kruskal-Wallis (Sokal y Rohlf, 1995), Se realizaron análisis de agrupamientos (Cluster), utilizando el índice de similitud de Dice para datos cualitativos (presencia – ausencia) y el coeficiente de Correlación como índice de asociación, para datos cuantitativos. En ambos casos como método de agregación se utilizó el método del promedio no ponderado entre grupos conocido como UPGMA (en sus siglas en inglés) (Manly, 1994).

Se relevaron aspectos que hacen a la comprensión de las modificaciones naturales y antrópicas que actuaron sobre la malacofauna identificada (Claassen, 1998; Zuschin et al., 2003; Farinati et al., 2006; Kotzian y Simões, 2006) en cada muestra colectada en los depósitos conchilíferos actuales. Para ello se relevaron aspectos relacionados con el estado de conservación de los materiales (grado de meteorización, fragmentación y abrasión), ubicación y orientación de la arqueofauna, conocimiento de la posición de vida de la arqueofauna, grado de articulación de las piezas, proporciones izquierdas o derechas de las mismas y relación con la granulometría de los sedimentos (esto último relacionado con la energía de la formación de los depósitos geológicos).

En las muestras se estudió la fragmentación, para lo cual se relevaron los porcentajes en relación con la superficie de la valva afectada en cada muestra (0 a <50% de la valva afectada, de 50 a 80% y >80%).

La evaluación de los tamaños de las valvas en las muestras es un indicador de la capacidad de flujo del sistema, ya que el molusco después de muerto se comporta como una partícula pasible de ser transportada, dependiendo de la energía que se le imponga (Best y Kidwell, 2000; Kotzian y Simões, 2006). Esto conlleva a una selección natural de los tamaños de las valvas. Las tallas se ordenaron en tres rangos: (T1) moluscos pequeños entre: 3 mm a 13 mm, (T2): moluscos medianos: > 13 mm y < 19 mm y (T3): moluscos grandes: > 19 mm, establecidos a partir del análisis de la distribución de la frecuencia de tallas en las poblaciones actuales de Erodona mactroides en la Playa Penino sobre la costa del Río de la Plata medio (Beovide, 2011).

Se realizó un relevamiento y cuantificación del estado de conservación o de intemperismo de las valvas en base a la clasificación de las mismas en distintos grados, que surgieron de la observación general de las muestras y utilizando a Behrensmeyer (1978) que las definió como

distintos estadios en los procesos de intemperismo/deterioro (“weathering”) de los huesos. El intemperismo es un proceso mediante el cual los componentes originales microscópicos orgánicos e inorgánicos de los huesos (en nuestro caso valvas) son separados y destruidos por agentes físicos y químicos que operan en el hueso (en la valva) in situ (tanto en la superficie como enterrado). En este sentido el pH del suelo (muy ácido o muy alcalino) afecta la superficie de la valva causando distintas alteraciones, que comprenden desde la disolución de la misma, hasta una pérdida del lustre y color y produciendo que la valva tenga un aspecto áspero como el de la tiza o el yeso. En algunos casos, con la acción continuada de los factores de disolución, se van exfoliando las capas de las valvas y aparecen capas interiores “lustrosas” que a su vez se desprenden, y la valva se vuelve cada vez más delgada (Claassen, 1998). Dirrigl (1995; citado por Claassen, 1998) categorizó el estado de deterioro de las valvas en 6 grados. En este trabajo, se adaptaron las categorías de Dirrigl al conjunto de muestras de los depósitos conchilíferos y se clasificaron los estados de conservación de las valvas de Erodona mactroides en 6 estadios: E1: se correspondió con valvas de ejemplares de Erodona mactroides vivos, o que conservan aún el cuerpo (pulpa) asociado al exoesqueleto; en general las valvas se presentan conjugadas; E2: se relacionó con valvas cuya superficie pierde el color amarillo/amarronado pero que aún conservan la apariencia de moluscos vivos; en general son valvas que no tienen en su interior la pulpa y muchas veces están conjugadas; E3: se relacionó con aquellas valvas que presentan un primer estado de intemperismo, sin perióstraco, las líneas de crecimiento marcadas, que conservan su estructura sin ser porosa la superficie, y ésta es de color blanco; E4: correspondió a la misma descripción que E3 pero la pátina de la cara externa es amarilla o amarronada; E5: correspondió a aquellas valvas que son sumamente porosas pero que no llegan a deshacerse al tacto; y E6: correspondió a valvas que presentaron grietas, porosas y se deshacen al tacto. A su vez se relevó la presencia de alteración térmica en las valvas de las muestras y de orificios.

En relación con las fracturas se ordenaron teniendo en cuenta las áreas fracturadas (Beovide y Lorenzo, 2011; Beovide, 2011). En la Figura 2b se señala en la superficie de la valva izquierda de Erodona mactroides (aplicable también a la derecha) las distintas zonas que permitieron referenciar espacialmente las áreas fracturadas Para la valva izquierda la zona I (ZI) correspondió al área anterior superior de la valva, la zona II (ZII) al área del umbo, la zona III (ZIII) al área posterior superior, la zona IV (ZIV) al área anterior inferior, la zona V (ZV) correspondió al área

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medial (región ventral) inferior, la zona VI (ZVI) al área posterior inferior; y la zona VII (ZVII) correspondió al área medial superior.

En la Figura 2c se exponen los diversos tipos de formas que adquieren las valvas de Erodona mactroides en el conjunto de las muestras analizadas en los concheros arqueológicos y en muestras de depósitos actuales de moluscos (Beovide, 2010, 2011; Beovide y Lorenzo, 2011), producto de las distintas ubicaciones de las fracturas sobre las mismas. En este sentido la forma F0 correspondió a la valva sin modificaciones, F1 a la valva fracturada en ZIV y ZVI, F2 a la valva fracturada en ZVI, F3 a la valva fracturada en ZIII y ZVI o ZI, ZIV; F4 a las valvas fracturas en arco o en “v” ubicadas en Z5, F5 a valvas que presentaron más de dos fracturas en arco o “v” en ZV, ZVI, ZIV, F6 a una fractura de la valva aproximadamente rectangular que ocupa ZV, F7 a una fractura en arco de la valva ubicada en ZV, F8 a una fractura en arco de la valva ubicada en ZVI o ZIV conjugada con una fractura recta localizada tanto en ZV, ZVI o ZIV, F9 a un tipo de fractura en forma de “v” ubicada en ZV de la valva, F10 a fracturas rectas de la valva en los bordes de ZVI, ZV y ZIV; F11 a valvas que presentan fracturas rectas ubicadas en ZVII; F12 a valvas con fracturas rectas localizadas en ZIII, ZVI, ZV, ZIV y ZI; F13 a valvas que presentaron fracturas rectas que delimitaron un paralelogramo y F14 corresponde al resultado de la ruptura de un orificio previo localizado en ZVII o ZV.

RESuLTADOS

En relación con la primera dimensión explorada, la explotación artesanal de Erodona mactroides en la laguna Garzón se realizó todo el año con distintas intensidades por parte de una comunidad de 10 personas en el año 2008 cuando se hizo este estudio. Cabe considerar que, desde una perspectiva histórica, el número de pobladores de dicha comunidad se mantiene más o menos constante por lo menos desde fines de la década de 1980 (Jorcín, 1990, 1996) donde hacia el año 1999

se reportan 13 a 15 chalanas de pesca y 17 pescadores artesanales y tres viviendo con sus familias en el lugar (Santana y Fabiano, 1999). Los espacios utilizados en la explotación de moluscos en el área de la laguna Garzón, se esquematiza en la Figura 1.

Las viviendas de los pescadores eran 5 en el año 2008, ubicadas a orillas de la laguna sobre un médano costero, ocupando un área de 1702 m2 (Figura 3). En el espacio de las viviendas se procesa fundamentalmente la pesca identificándose una serie de áreas de desechos de escamas rodeando las viviendas. La explotación de moluscos se realizó entre 200 y 600 metros de los lugares de habitación de los pescadores. Las valvas se desecharon en el mismo lugar en que se explotan.

La principal fuente de ingreso de los pescadores es la captura de peces como el pejerrey (Odontesthes argentinensis), el lenguado (Paralichthys orbignyanus) y la lisa (Mugil platanus), y la extracción de Erodona mactroides se hace en forma zafral con más intensidad en el verano ya que se vende en la ciudad balnearia de Punta del Este como sustituto de otros moluscos (Santana y Fabiano, 1999). Esto último también fue constatado en los trabajos de campo realizados.

Las actividades humanas (Figuras 3 y 4) que han dado lugar a los montículos de valvas de Erodona mactroides se inician cuando ésta es colectada del fondo de la laguna por medio de un rastrillo que arrastra el sedimento a cubo cubierto con una malla de 3 cm. Estas acciones permiten una selección en primera instancia de los tamaños de los moluscos en la canasta que también presenta sedimentos. Lo colectado se zarandeó en la orilla de la laguna con mallas de 1cm eliminando pequeños cantos rodados y recuperando las valvas. Se limpiaron los moluscos en una pileta. Luego se hierven en ollas con agua colocadas dentro de un horno para protegerlas del viento. Se pelan, y la pulpa se coloca en bolsas.

Figura 2. Erodona mactroides: zonas y tipos de fracturas. a) valva derecha, b) valva izquierda, cara externa, c) distintas formas de fractura vistas por cara externa (basado en Beovide y Lorenzo, 2011 y Beovide, 2011).

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Beovide et al. Etnobiología de Erodona mactroides (Mollusca, Bivalvia): análisis espacial y tafonómico de concheros actuales

Figura 3. Distintas imágenes de la comunidad de pescadores y concheros. a) viviendas, b) eviscerando pescado, c) barca, pesca y marisqueo d) conchero B

Figura 4. Esquema del proceso de formación del conchero actual (B): 1: Extracción de moluscos, 2 horno, pileta, zaranda, 3 conjunto de valvas quemadas 4 y 5 áreas de descarte de las valvas 5 sectores con edafización, a) rastra, b) horno y pileta, c) cajones para pulpa.

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12 Etnobiología 12 (2), 2014.

En el proceso de hervido quedan una serie de conjuntos de valvas de Erodona mactroides quemadas en el piso del horno, producto del fuego que se instala para hervir el agua en la olla. Estas conchillas quemadas se circunscriben al piso de la estructura (horno) preparada para proteger el fuego del viento. En el conchero B se encuentran distribuidos distintos sectores quemados de valvas que surgen del traslado del fogón a lo largo del conchero en el proceso de formación del mismo. El empaque se realiza en el mismo lugar. De un cajón con 20 kg de Erodona mactroides sin pelar se obtienen 2 kg de pulpa y se desechan aproximadamente unas 44.000 valvas. Trabajan 4 a 5 personas durante 4 días y sacan 200 kg de pulpa de Erodona mactroides. Santana y Fabiano (1999) mencionan que se reporta la extracción de 2 a 3 toneladas de pulpa por año, lo que equivale según dichos autores a la extracción de 13 a 20 toneladas de moluscos vivos.

Estudios anteriores Jorcín (1990, 1996) y Santana y Fabiano (2006) sobre la productividad de las pesquerías artesanales mencionan que la concentración de moluscos en los bancos de la Laguna Garzón es de ca. 100 individuos por m2 y que en algunos sectores se han registrado densidades medias de 390 m2 y máximas de 785 m2 en el otoño. En dichos trabajos se registró que durante los años 1990-1994 trabajaron 10 personas, colectando moluscos de tallas en el entorno entre 1,8 y 2,6 cm.

Los montículos producto de dicha explotación ocupan un área de 4900 m2 (A) y 105,212 m2 (B) y entre 1 a 1,5 metros de altura por encima del nivel del mar (Tabla 1). La acumulación de valvas de Erodona mactroides de origen antrópico que se denominó como depósito A se ubica en la cota de 1,5 msnm, sobre un médano natural que bordea la laguna de Garzón (Figura 1). Este depósito (conchero) es de una topografía regular con algunas depresiones fruto de la extracción de valvas para su comercialización. El depósito B (conchero) está conformado por valvas de Erodona mactroides que fueron extraídas de la laguna por la actividad de los pescadores. Luego del procesamiento, las valvas fueron depositadas sobre la playa a orillas de la

laguna. Es un depósito que tiende a ser menos alargado que el depósito A abarcando una porción del médano que bordea la laguna.

En relación con la segunda dimensión de trabajo, en el conchero A se realizaron dos muestreos de 2500 gr (M 39 y M 40) en distintos lugares del depósito. Se limpió uno de los perfiles estratigráficos del depósito producto de una antigua extracción de valvas realizada por los pescadores (con el fin de una posterior comercialización).

En la Figura 5 se puede observar que el depósito de valvas de Erodona mactroides se dispone con una potencia que varía desde 40 a 70 cm. El conchero moderno se presentó sobre una superficie de 180 m de largo y 30 m de ancho sobre el sustrato arenoso de un albardón que se dispone paralelo a la Laguna Garzón. Como se muestra en el perfil de la Figura 5, el depósito de valvas se presentó como un continuo de valvas cuyas características se detallarán más adelante.

Las muestras 39 y 40 son producto de las actividades vinculadas a la explotación de Erodona mactroides (zarandeado, quemado, hervido y descarte), y posterior edafización del conjunto de valvas dentro del conchero A. La muestra 39 fue colectada dentro de una superficie de 1x1m a unos -20 cm de la superficie. La muestra 40 se extrajo a unos -40 cm de la superficie. Ambas pesan 2500 gr y se colectaron en distintos puntos del depósito.

En el conchero B se toman dos muestras de 2500 gr de peso (M 18 y M 19) en distintos lugares del depósito. Como se expone en la Figura 5 se identificó un perfil continuo de más de 1 m de potencia de valvas de Erodona mactroides producto del descarte del zarandeo inicial, quemado y hervido de las valvas. La muestra 18 se extrajo del área de conchillas quemadas que resultaron del fogón que se ubica en la base del horno donde se hierven las valvas. La muestra 19 está compuesta por el conjunto de Erodona mactroides hervidas, quemadas.

Tabla 1. Ubicación y características espaciales de los concheros

DEPÓ

SITO

NO

MbR

E COORDENADAS uTM 21 SuR PROyECCIÓN

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APlaya de los Pescadores -54.47547 -34.47547 (+) 1,5 180 30 4900 360 NWSE 1

B -54.342773 -34.4829215 (+) 1,5 11.6 9.07 105.212 46.54 EW 2

x y

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Beovide et al. Etnobiología de Erodona mactroides (Mollusca, Bivalvia): análisis espacial y tafonómico de concheros actuales

En la Tabla 2 se puede observar que las clases predominantes son los bivalvos (100%) en la lectura estratigráfica. La orientación predominante en los pisos de valvas (vista en planta y perfil), es caótica y están desarticuladas en un 100%. No hay una posición predominante en cuanto a la concavidad de las valvas. La geometría predominante en un 75 % (n=3) son pisos y en un 25 % (n=1) se asocian a lentes que presentan forma esférica.

El análisis de agrupamientos utilizando el índice de similitud de Dice permitió determinar dos conjuntos; conjunto 1: agrupó las muestras del conchero B (M18 y M19); y el conjunto 2 que agrupó a las dos muestras del conchero A (M39 y M40) en relación con aspectos vinculados con la geometría y la estructura interna de las concentraciones de valvas (Figura 6a).

En relación con la tercera dimensión de trabajo, composición de las muestras extraídas de las concentraciones de moluscos de los dos depósitos, se identificó una sola especie, Erodona mactroides. El número mínimo de individuos oscila entre n=897 y n=2156 (Tabla 3 y 4). El peso de las especies, que es exclusivamente Erodona mactroides en las muestras analizadas, se concentra en valores mayores a 2200 gr.

El número de restos (NR) de las muestras presentaron un rango entre n=1785 y n=3960 (Tablas 4 y 5). El mayor NR correspondió a las muestras edafizadas (M39 y M40) y quemadas (M18).

Los moluscos representaron entre 95% - 98 % de las muestras (en un rango entre 88% y 98,4%) y predominaron en relación con los clastos pequeños y grandes. Los clastos pequeños representaron entre un 1,5 y 3% (en un rango

Figura 5. Perfiles de los concheros A y B.

Figura 6. Análisis de Agrupamientos utilizando el coeficiente de Correlación como índice de asociación a) En base a Tabla 2 columnas 4 a 21, b) Con base a la Tabla 3.

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M39 100 10 100000 1 0 0 1 0 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 1

M40 100 10 100000 1 0 0 1 0 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 1

M18 100 10 100000 1 0 0 1 0 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 1 0

M19 100 10 100000 1 0 0 1 0 1 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 1

que oscila entre ca. 1,5% y un 8%) y los clastos grandes un 0 % abarcando un rango entre 0 y 8% (Tabla 3). Se encontraron diferencias significativas entre los conjuntos de moluscos, clastos pequeños y clastos grandes (Test de Kruskal-Wallis, Hc = 8,894; p: 0,01247 < 0,05). En la comparación de las concentraciones de moluscos, clastos pequeños y clastos grandes se evidencia que la muestra M18 (muestras quemadas en piso del horno) presentó clastos grandes, a diferencia de las otras muestras edafizadas. Los moluscos predominaron en todas las muestras sobre los clastos pequeños y los clastos grandes.

En la muestra en que se identificaron clastos grandes (M18) predominaron los tamaños C (Tabla 3).

El análisis de Agrupamientos de datos cuantitativos, permitió determinar tres conjuntos: conjunto 1; agrupó las muestras edafizadas del conchero A y B (M40 y M19); conjunto 2: relacionado con el conjunto 1, agrupó a la muestra quemada (M18) del conchero B, y el conjunto 3: correspondió a una de las muestras edafizadas del conchero A (M39) (Figura 6b).

Tabla 2. Geometría, orientación y disposición de las concentraciones de valvas. Características cuanti-cualitativas.

Muestras

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número de especies Erodona mactroides 1 100 1 100 1 100 1 100

moluscos(gr) Erodona mactroides 2200 88 2460 98.4 2420 97 2462 98.48

clastos pequeños (gr) 200 8 40 1.6 80 3.1 38 1.52

clastos grandes (gr) 50 2 0 0 0 0 0 0

clastos grandes A <0,4 cm (gr) 0 0 0 0 0 0 0 0

clastos grandes B 0,4-2 cm (gr) 0 0 0 0 0 0 0 0

clastos grandes C >2 cm (gr) 50 0 0 0 0 0 0 0

material antrópico actual (gr)

50 2 0 0 0 0 0 0

Tabla 3. Composición de las muestras

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Beovide et al. Etnobiología de Erodona mactroides (Mollusca, Bivalvia): análisis espacial y tafonómico de concheros actuales

En general las valvas izquierdas (n=8590) predominaron sobre las valvas derechas (n=7835), pero estas diferencias no fueron significativas (Test de Mann-Whitney: U = 7, z = -0,1443, p = 0,8852 > 0,05). No se encontraron valvas articuladas dentro de las muestras (Tabla 5, concheros actuales).

De la totalidad de muestras colectadas en el sitio se relevaron 1533 restos correspondientes a las tallas pequeñas (R1, T1), 1550 restos de la talla mediana (R2, T2) y 10805 restos de las tallas grandes (R3, T3) (Tabla 5 columnas de muestras de cocheros actuales). Las diferencias presentadas entre las cantidades relevadas para cada rango de tamaño (T1, T2 y T3) fueron significativas (p<0,05) (Test de Kruskal-Wallis: Hc = 7,981, p = 0,02444 < 0,05). Las tallas grandes (R3) predominaron porcentualmente en todas las muestras, menos en la M18. Esta muestra fue colectada del fogón. No se encontraron diferencias significativas entre muestras para todos los rangos de tallas analizadas (Test de Kruskal-Wallis: Hc = 1,13, p = 0,7888 > 0,05).

En el total de las muestras (Tabla 5, concheros actuales) predominó el estado de conservación E2 (6100 restos) y no se encontraron diferencias significativas (p>0,05) (Test de Kruskal-Wallis: Hc = 12,5, p = 0, 1172). Al comparar las muestras entre sí, predominó el estado E3 en la muestra que presenta valvas quemadas (M18). En las demás predominaron los estados E1 y E2 (Tabla 5, concheros actuales). Sin embargo, las diferencias entre las muestras no fueron significativas (p>0,05) (Test de Kruskal-Wallis: Hc = 0,9915, p = 0, 8736).

En las muestras colectadas en los depósitos antrópicos modernos predominó la fractura F3, particularmente en la muestra de valvas quemadas (M18) (Tabla 5). No se registran los tipos de fracturas F4, F13 y F14 en todas las muestras analizadas de dicho depósito. En general predominaron las valvas sin fracturar sobre las fracturadas. Estas diferencias fueron significativas (p<0,05) (Test de Kruskal-Wallis: Hc = 29,91, p = 0,0276). Si se comparan las muestras entre sí, en relación con las proporciones de

tipos de fracturas, la diferencia no es significativa (Test de Kruskal-Wallis: Hc = 1,314, p = 0,7692 > 0,05).

DISCuSION

Erodona mactroides se presenta como un recurso disponible a lo largo del año en concentraciones variables en los sedimentos de la laguna, y en volúmenes que permiten la generación de un desecho de 44.000 valvas, en un tiempo de 4 días, trabajando de 4 a 5 personas en base a una tecnología tradicional. El proceso de producción se ordena desde la extracción con una rastra que posibilita la selección inicial de individuos de tamaños medios a grandes, zarandeo, lavado, hervido y pelado.

Si se comparan las características atribuidas a concheros de origen antrópico (Henderson et al., 2002) se reconoce que los concheros de la laguna de Garzón presentan la mayoría de los atributos mencionados en dicho estudio como: presencia de pisos y lentes sin contacto brusco entre las capas, densidad media a alta de valvas y mayor tamaño de las mismas, presencia de materia orgánica, material antrópico y valvas quemadas así como la ausencia de concentraciones de valvas de color amarillento (ca. 2,5 Y8/4 escala Munsell), y CaCo3 (Beovide, 2010, 2011).

El análisis de agrupamientos permitió distinguir en base a parámetros vinculados con la estructura interna y geometría a ambos concheros A y B. A su vez, considerando otra serie de variables vinculadas a la composición de las muestras permitió ligarlos a procesos de edafización y alteración térmica producto de procesos naturales y antrópicos comunes.

Si bien no es el objetivo central del trabajo, se puede discutir tomando en cuenta conclusiones de estudios previos, las similitudes y diferencias entre los conchales arqueológicos de Gambé y Colonización y los concheros antrópicos actuales. Por ejemplo, las áreas ocupadas por los conchales arqueológicos (Colonización: 32.131,04 m3; Gambé: 2785,89 m3) son más grandes que las de los concheros actuales (Beovide, 2010, 2011). Esto podría estar conectado al hecho de que este recurso podría haber sido explotado durante un período más largo de tiempo en el pasado y / o una mayor densidad de población dedicada a explotar Erodona mactroides en el pasado que hoy en día. El estudio comparativo de los perfiles estratigráficos de los conchales actuales y los conchales arqueológicos muestra que en ambos casos las valvas tienen una disposición caótica, no hay una orientación preferencial y la mayoría de las conchas se presentan desarticuladas (Beovide, 2011). Por otra parte, todas estas

Tabla 4. Características de las muestras.

M18 M19 M39 M49

NMI 2156 897 1587 2218

NR 3031 1785 3075 3960

PESO (GR)

2200 2460 2420 2462

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concheros actuales cocheros arquelógicos

Muestra M39/M5 M40/M6 M18/M7 M19/M8 M1 M2 M3 M4

com

posic

ión

de la

mue

stra

moluscos (gr) 2200 2460 2420 2462 1200 330.8 1000.4 596

clastos pequeños (gr) 200 40 80 38 1248 1828.2 1431 1789

clastos grandes (gr) 50 0 0 0 2.48 34 57.6 103.9

clastos grandes A <0,4 cm (gr) 0 0 0 0 2.43 29.8 57.6 0.72

clastos grandes B 0,4-2 cm (gr) 0 0 0 0 0.03 0 0 102

clastos grandes C >2 cm (gr) 50 0 0 0 0.02 4.2 0 1.2

material antrópico 50 0 0 0 50 307 11 11.1

mol

usco

s

NMI 2156 897 1587 2218 775 138 480 283

NR 3031 1785 3075 396 1105 241 786 423

fragmentación 0 a < 50% de perdida de la superficie 1.97 3999 879 1742 330 132 461 140

de 50 a 80% de la superficie perdida 3.2 830 1587 2218 775 103 306 280

> del 80 % de perdida de la superficie 153 0 3 0 0 62 138 143

artic

ulac

ión Articuladas 155 0 0 0 0 179 332 163

Valvas Izquierdas 209 491 1587 2218 1105 0 317 243

Valvas derechas 0 0 1225 1504 0 0 0 0

talla

s

T1 10 1785 1849 2456 0 0 0 0

T2 3021 0 0 0 1105 241 786 423

T3 0 0 0 0 0 0 0 0

esta

do d

e co

nser

vaci

ón

E1 0 0 0 0 0 0 0 0

E2 0 0 1 0 0 0 0 0

E3 994 1585 2865 2288 709 188 715 3

E4 0 0 75 0 8 7 3 40

E5 0 0 67 16 44 11 6 30

E6 1834 16 24 278 48 5 4 36

tipos de fracturas

F0 0 0 0 0 64 0 4 22

F1 35 0 8 0 12 0 5 27

F2 0 80 16 0 48 0 19 43

F3 70 48 0 200 16 11 2 18

F4 0 0 0 56 20 4 4 18

F5 0 16 0 90 40 0 5 33

F6 14 8 20 168 84 5 14 42

F7 63 0 0 864 0 0 0 5

F8 21 32 0 0 0 0 0 0

F9 0 0 0 0 0 0 0 0

F10 0 0 0 0 12 10 5 6

F11 0 0 0 0 9 102 10 2

F12 0 0 0 0 2 58 4 1

F13 0 0 0 0 7 32 6 1

F14 0 0 0 0 0 12 0 0

Tabla 5. Articulación, tallas, tipos de fractura, fragmentación y estado de conservación de las valvas en las muestras tanto actuales como arqueológicas (basado en Beovide, 2010, 2011). M1-M2 y M2 sitio Gambé; M3-M4 sitio Colonización; M18-M19 conchero B, M39-40 conchero A

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Beovide et al. Etnobiología de Erodona mactroides (Mollusca, Bivalvia): análisis espacial y tafonómico de concheros actuales

características se observan generalmente en los concheros con origen antrópico (Henderson et al., 2002).

En la Tabla 5 se presenta la composición de cuatro muestras extraídas de los concheros arqueológicos (Gambe M1-M2 y Colonización M3-M4) junto con las muestras de los concheros actuales mencionadas en el presente trabajo. Las muestras tanto arqueológicas como actuales pertenecen a un conjunto de más de 40 muestras que han sido analizadas comparativamente en trabajos previos (Beovide, 2010; 2011) donde las diferencias entre los concheros actuales y los arqueológicos no fueron estadísticamente significativas (Test de Kruskal-Wallis test: Hc = 7, 95; p = 0,36, Beovide, 2010). Esto sugiere procesos tafonómicos y paleoambientales comunes que llevaron a la incorporación de sedimentos, material antrópico, restos de animales-plantas y moluscos, generando composiciones similares. Al explorar las muestras actuales y las muestras arqueológicas de Erodona mactroides en relación con los tamaños de MNI, NR, niveles de intemperismo, tipos de fracturas y la presencia de orificios, la diferencia entre los dos conjuntos no fue significativa (p> .05) (Tabla 5; Beovide, 2010, 2011). Además, en la comparación multivariada las muestras arqueológicas forman parte del mismo grupo que las muestras de quemados de conchales modernos. Esto sugiere que la alteración térmica estuvo presente en el pasado (Beovide, 2010, 2011).

En relación con la perspectiva de explotación del recurso por parte de las comunidades de pescadores se insinúa una racionalidad en el uso del espacio vinculado a la explotación y la circulación en el ambiente de la laguna. En este sentido la implantación de las viviendas en la primera línea de médanos contiguos a la laguna y de los concheros junto con los fogones en áreas contiguas se acompasa también con un patrón de asentamiento prehispánico.

Se ha postulado que posiblemente la recolección de moluscos en tiempos prehispánicos ha sido realizada por medio de canastos en los que también se recogieron los sedimentos circundantes. Esto lleva a que se incorporen tallas chicas en una mayor proporción. Después podrían haber sido seleccionados los individuos medianos a grandes de moluscos en el espacio del sitio que fue objeto de explotación.

En los concheros arqueológicos se identificaron rasgos en las valvas asociados a la fabricación de adornos, pero en el ciclo de utilización de las mismas en los concheros actuales no está planteado su reutilización como instrumento o adorno.

CONCLuSIONES

Los moluscos son explotados durante todo el año por la comunidad de pescadores depositando las valvas en montículos después de hervirlos. Las valvas presentan una ordenación espacial en planta y perfil que responde en principio al proceso de explotación y descarte humano de valvas para conformar el montículo. Las valvas se presentan desarticuladas, con una orientación caótica tanto en planta como en perfil, con una disposición de las valvas sin concavidad dominante, la geometría se asocia en su mayoría a “pisos” y a lentes con formas relativamente “esféricas”. La predominancia de tallas medianas y grandes, proporciones menores de clastos en relación con los moluscos, la proporción baja de fracturas en las muestras analizadas, así como la presencia de determinados tipos de fracturas asociadas a la alteración térmica, pisoteo y edafización (por ejemplo tipo F3) son parámetros que junto con la disposición espacial se postula obedecen a actividades humanas concretas (quemado y hervido), pisoteo y edafización.

La disponibilidad de Erodona mactroides por m2 (entre ca. 100 y 700 individuos) en los sedimentos de la laguna, su explotación por 4 o 5 individuos produciendo 200 kg de pulpa durante 4 días (en 2 kg de pulpa se desechan unas ca. 22.000 valvas de dicha especie) constituyen parámetros pasibles de ser contrastados (tomando en cuenta el sesgo producido desde el uso de técnicas distintas) con los volúmenes de valvas en los concheros arqueológicos con el fin de generar hipótesis sobre las variables antrópicas de su formación.

El uso y manejo de los recursos que deviene de la conjunción de saberes y formas de hacer en relación con los recursos naturales se presenta como un recurso interpretativo relevante para la comprensión de problemas de la arqueozoología.

AGRADECIMIENTOS

El trabajo fue realizado con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) (Sistema Nacional de Becas) y el Museo Nacional de Antropología, Uruguay. A Marco Lorenzo por colaborar en análisis de las muestras. A los pescadores artesanales de la Laguna Garzón y especialmente a Luis Alberto Pérez (Beto) y Señora, Juan Carlos Decuadra (Caco) y Anahir Lobato y Ángel Álvarez (Chico).

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¿SOLAMENTE CONTExTOS CuLTuRALES? – EVALuACIÓN DEL PAPEL DE LA TAFONOMÍA EN LA zOOARQuEOLOGÍA MAyA DE LAS TIERRAS bAJAS DEL NORTE DE LA PENÍNSuLA DE yuCATáN, MÉxICO

ONLy CONTExTS OF CuLTuRAL ORIGIN? EVALuATING THE ROLE OF TAPHONOMy IN zOOARCHAEOLOGICAL STuDIES AT THE NORTHERN LOWLANDS OF THE PENINSuLA OF yuCATAN

AbSTRACT:

The present article discusses the application of taphonomical studies to archaeofaunal contexts excavated at prehispanic settlements of the Northern Maya Lowlands of the Peninsula of Yucatan, Mexico. The present situation of Maya zooar-chaeology is analized, based on two case studies: one, concerning the animal remains recovered at the precolombian city of Chichén Itzá and following a mere zooarchaeological approach, the other based on an ethnoarchaeological and actualistic research about faunal material recovered at patios and backyards of modern but traditional Maya residences in the rural area of Yucatan. The goal of the article is to show and discuss the importance of taphonomical changes that impact accumulations of faunal remains associated to human settlements in the Maya area.

KEy WORDS:

Faunal taphonomy, actualistic studies, processes of (archaeological) context formation, ethnoarchaeology, Maya area

Christopher M. Götz Facultad de Ciencias Antropológicas, Km. 1 Carretera Mérida-Tizimín, Cholul CP 97305, Yucatán, México.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

El artículo discute la aplicación de estudios tafonómicos a contextos arqueofaunísticos ubicados en sitios prehispánicos de las tierras bajas mayas del norte de la península de Yucatán, México. Se analiza la situación de la arqueozoología maya con apoyo en dos estudios de caso, uno de tipo zooarqueológico y concerniente a restos esqueléticos de animales recuperados en la urbe precolombina de Chichén Itzá, el otro de tipo etnoarqueológico y actualístico, concerniente a materiales faunísticos modernos recolectados en solares de poblados mayas modernos. La meta del artículo es mostrar y discutir la importancia de los cambios tafonómicos en acumulaciones faunísticas asociadas a asentamientos humanos en el área maya.

PALAbRAS CLAVE:

Tafonomía faunística, estudios actualísticos, procesos de formación (arqueológica) de contextos, etnoarqueología, área maya

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

LA zOOARQuEOLOGÍA CuLTuRALISTA EN EL áREA MAyA

El área maya se ubica en el subtrópico del suroeste de México y constituye una región con intensa actividad arqueológica desde el final del siglo antepasado (véase Sharer, 1994). Desde hace más de 150 años se han efectuado continuas investigaciones en las ruinas y los contextos adyacentes, muchos escondidos en la selva, que son remanentes de ciudades y poblados de los mayas precolombinos que ha-bitaron la región por aproximadamente 2500 años. Hasta la fecha, los yacimientos arqueológicos mayas han sido intensamente investigados en cuanto al patrón de asenta-miento, la arquitectura y epigrafía, las unidades domésticas, la lítica, cerámica, cronología y bioarqueología, así como también recientemente en términos de la arqueobotánica y zooarqueología (Demarest et al. (ed.), 2004; Hernández y Pool, 2011; Stanton (ed.), 2010; entre otros).

Los estudios de la fauna arqueológica del área maya se llevan a cabo de forma relativamente estandarizada y cada vez con mayor frecuencia, desde hace aproximadamente treinta años. Gracias a éstos empezamos a conocer hoy en día la gama de animales procesados, consumidos y/o ofrendados por los pobladores precolombinos, y estamos en vía de entender la compleja correlación entre los mayas precortesianos y el medio ambiente, así como el papel de la agricultura tipo ‘tumba-roza-quema’ practicada desde milenios en esta región (Götz, 2013 en prensa; Zimmermann, 2013) y de la domesticación de animales (véase Thornton, 2012).

La lista de sitios, ubicados en el centro-norte de la península de Yucatán, de los que se han estudiado los materiales fau-nísticos antiguos abarca, entre otros, a Becán (Götz, 2008a; Valadez et al., 2010), Cancún (Wing, 1974), Champotón (Götz, 2008a y b), Chichén Itzá (Götz, 2007, 2008a y b), Cozumel (Hamblin 1984), Dzibilchaltún (Götz, 2008a y b; Wing y Steadman 1980), Isla Cerritos (Carr, 1987; Götz, 2012), Mayapán (Masson y Peraza, 2008; Pollock y Ray, 1957), Sihó (Götz, 2008a y b), Xcambó (Götz, 2008a y b; Götz y Sierra Sosa, 2011) y Yaxuná (Götz, 2008a y 2010b). Importantes investigaciones zooarqueológicas realizadas en el área maya en general en tiempos recientes, se resumen en Emery (2004a), Emery et al. (2008) y Götz y Emery (2013). Esta colección de trabajos sobre la zooarqueología de las tierras bajas del norte, en la que se excluye al sitio de Becán, asentamiento ubicado en las tierras bajas mayas centrales (Sharer, 1994), se divide en estudios sobre:

a) el consumo alimenticio de animales por la población maya de los sitios en cuestión (n = 12, 100% de las muestras),

b) las marcas de corte, fractura, etc. que permiten conocer determinadas formas de procesamiento de la fauna (n = 7, 58%);

c) las actividades de comercio y/o tributo llevadas a cabo con los animales (n = 5, 42%);

d) la diferenciación de contextos acumulativos con base en la información zooarqueológica (n = 4, 33%);

e) los procesos de elaboración de artefactos con materia prima faunística (n = 3, 25%);

f) los aspectos paleoecológicos faunísticos (n = 3, 25%);g) la domesticación o el manejo de animales vertebrados

(n = 2, 17%);h) las tendencias cronológicas en cuanto al uso de animales

(n = 2, 17%);i) el uso ritual de animales (n = 2, 17%);j) la formación de contextos (n = 1, 8%); y k) las problemáticas de cuantificación de los restos ar-

queofaunísticos (n = 1, 8%).

Desde sus orígenes, con los primeros exploradores en el siglo XIX, la arqueología maya ha centrado su atención en los asentamientos y las ruinas, for-mulando, entendiblemente, una base interpretativa de tendencia culturalista. Es comprensible que este enfoque se aplique al tratar con restos expresamente antropogénicos, como artefactos líticos y cerámicos o los remanentes de arquitectura, pero es destacable que también los estudios de ecofactos han sido fuertemente influenciados por esta forma de ver e interpretar las reminiscencias del pasado. Es así, que la visión culturalista de la arqueología maya ha impactado fuertemente a la zooarqueología en esta región, por lo que en la literatura zooarqueológica se percibe una fuerte tendencia a enfatizar los aspectos culturales como formadores del contexto arqueológico.

LA TAFONOMÍA COMO POTENCIAL DE ESTuDIO

Un aspecto de suma importancia en toda investiga-ción arqueológica que se enfoca en restos biológicos, tiene que ver con los cambios que suceden entre un conjunto de organismos del registro vivo y sus restos contenidos en el registro fósil o subfósil. La disciplina que se dedica al estudio de estos procesos de cambio es la tafonomía, originalmente derivada de la paleon-tología, según los principios establecidos por Efremov (1940). La tafonomía se refiere al estudio detallado de los procesos de transición de organismos desde la biósfera (comunidades vivas en el pasado) a la litósfera (restos de organismos en el contexto arqueológico de la actualidad) (Blasco, 1992; Lyman, 2001; Muñoz, 2001; Efremov, 1940:85, 93).

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La tafonomía zooarqueológica se centra en los procesos que impactan a un conjunto faunístico desde su presencia en un ecosistema relacionado con actividades humanas, hasta su excavación, análisis y publicación (O’Connor, 2000:19-27). Su meta es identificar y diferenciar los rasgos, procesos y agentes tafonómicos. De esta forma, se analiza en retrospectiva el proceso de formación de un contexto (Schiffer, 1983) y se propone explicar porqué se encuentran las muestras zooarqueológicas tal y como aparecen en el registro arqueológico (Blasco, 1992:19; Lyman, 2001:5-9, 49). La mayoría de los zooarqueólogos dedicados al estudio de la tafonomía identifican varios procesos (véase Hesse y Wapnish, 1985:19-31; Lyman, 2001:34-39; O’Connor, 2000:20-21), resumidos en lo que se determina la historia tafonómica de un conjunto. En términos generales, la historia tafonómica de un conjunto arqueofaunístico indaga los rasgos, es decir, las huellas de alguna fuerza externa o interna modificadora de los especímenes, que son a su vez resultado del / de los proceso(s), ejercido(s) por un agente sobre un conjunto determinado (Lyman, 2001:3; Montero, 2008:8).

Por ende, mediante el estudio tafonómico se pretende identificar el origen de las marcas físicas o químicas de origen natural o antrópico en los huesos arqueofaunísticos que no se refieran a su formación biológica, pero también se busca explicar la presencia o ausencia de elementos esqueléticos o partes de éstos (frecuencia esquelética) en las muestras (Blasco, 1992). Mediante la comprensión de los sesgos variables (Lyman, 2001:32-33) que afectaron al conjunto, se aspira a mejorar el conocimiento y las posi-bilidades de reconstrucción de las condiciones pretéritas sobre las que versaría una investigación arqueológica. Los sesgos comprenden a varios procesos tafonómicos que se encuentran detallados en Hesse y Wapnish (1985:20-31) y O’Connor (2000:20-21). Para identificar la gama de activi-dades que operaron sobre un conjunto arqueofaunístico, puede aplicarse la comparación con conjuntos semejantes, debidamente estudiados en términos tafonómicos. Por el otro lado, existe la posibilidad de estudiar dichas problemáticas mediante un enfoque actualístico, que posibilita identificar a los distintos agentes tafonómicos causantes de las marcas en los huesos, o bien la pérdida de determinados elementos óseos o de parte de éstos, sobre la base de experimentos controlados.

Los estudios actualísticos consisten en relacionar obser-vaciones de especímenes modernos con casos y procesos que presuntamente ocurrieron en el pasado (Lyman, 2001:46). Para este enfoque se presume que las leyes naturales se aplican de manera análoga a todo tiempo y espacio, siempre y cuando se muevan en un marco

temporal controlable por el experimento y las analogías observadas sean sustanciales (Binford, 1981:27-28; Klein y Cruz-Uribe, 1984:8-10; Lyman, 2001:47-49, 52-64). Estos procedimientos posibilitan, a través de la revisión y retransmisión de propiedades mecánicas, químicas y físicas del contexto moderno al contexto arqueológico, trazar relaciones existentes entre los procesos, agentes y rasgos tafonómicos (Binford,1981:26; Lyman, 2001:49-64; Muñoz, 2001:11-12). Las investigaciones actualísticas han versado sobre los patrones de descomposición y desarticulación naturales (véase, por ejemplo, Avery et al., 2004; Cruz 2008; Pasda 2005; Sampson 2000; Weigelt 1927 [1989]), los efectos directos e indirectos de carnívoros sobre las carcasas (Binford 1981:35-86; Bochenski 2005; Hill 1979; Mondini y Muñoz, 2008; Payne y Munson 1985; Stallibrass 1990, etc.), las analogías etnográficas (Binford 1981:87-172; Sampson, 2000) y los resultados experimentales de la manipulación humana de partes de fauna (Costamagno et al., 2005; Laroulandie, 2005; De Nigris 2008; Reixach 1986, entre otros).

La aplicación actualística debe concentrarse en los procesos bioestratinómicos de relativamente corta duración (Lyman 2001:505), para garantizar la continua observación por parte del investigador o de la investigadora. Estos procesos son de particular interés para la zooarqueología, ya que involucran directamente al comportamiento de la fauna (carnívora o carroñera, formadora natural de contextos) y de humanos en el pasado. Los procesos diagenéticos de larga duración, tales como la desmineralización o fosili-zación (Lyman, 2001:506) no pueden estudiarse mediante experimentos actualísticos, pero han sido investigados analíticamente mediante el enfoque comparativo o natu-ralista, cotejando conjuntos arqueofaunísticos de distintas zonas para dar con rasgos fenotípicamente idénticos o muy semejantes, que permiten a su vez la identificación de un denominador común (véase Muñoz 2001:12).

En el área maya se efectuaron muy pocos estudios tafo-nómicos relacionados con la zooarqueología y únicamente muy contados autores (véase Emery, 2004b y c; Stanchley, 2004) discuten aspectos de la formación de contexto y preservación de especímenes esqueléticos con relación a la tafonomía. En los casos en los que sí se aplicó un análisis de este tipo, solamente se menciona de manera lateral al enfoque culturalista del estudio y se restringe la descripción a tratados teóricos sobre las huellas infli-gidas por humanos o animales, siguiendo sensu stricto al enfoque comparativo. Ejemplos de esto último son los capítulos respectivos de las tesis doctorales de Pohl (1976:68-86), Emery (1997:72-92), Shaw (1991:243-248) y Götz (2008a:77-87 y 197 – 222), entre otros.

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

Tanto Emery (ibíd.) como Götz (íbid.) y Shaw (ibíd.) descri-ben los procesos tafonómicos sin poder referirse a estudios actualísticos efectuados en la región, que probarían la aplicabilidad de los tratados teóricos a la muestra, al área, a la cronología, etc., en cuestión. Únicamente Pohl (ibíd.) hace referencia a un estudio comparativo moderno de preservación de material óseo, pero sin que éste incluya un análisis cuantitativo claro. Una tesis doctoral presentada recientemente en la Universidad Nacional Autónoma de México (Montero, 2008) representa hasta el momento el único trabajo zooarqueológico sobre el área maya expresamente dedicado a estudiar la tafonomía de un conjunto óseo, en este caso para revelar los procesos de formación del contexto de un basurero arqueológico. El trabajo de Montero (ibíd.) se concentra en los parámetros establecidos por estudios desarrollados en otras regiones y los aplica a los neotrópicos.

Para la zona maya en general, y las tierras bajas del norte en particular, se carece aún de un sólido cuerpo de datos acerca de los agentes, procesos y rasgos tafonómicos. Una identificación de los distintos agentes tafonómicos, de naturaleza natural o antropogénica, que podrían haber sesgado las muestras arqueofaunísticas en la región, es imprescindible (Stanchley, 2004:36-37). El hecho de que no todo el material faunístico recuperado en diferentes contextos arqueológicos es necesariamente de origen antropogénico, es una de las premisas de las que parte este trabajo, que se detalla en los siguientes párrafos.

PRObLEMáTICAS TAFONÓMICAS EN EL áREA MAyA

Las reminiscencias mayas precolombinas que se están investigando (zoo-) arqueológicamente en la península de Yucatán, se remiten en la mayoría de los casos a contextos creados por el humano, contextos espacial y estratigráficamente asociados con construcciones pre-hispánicas. Estos contextos pueden ser acumulaciones de basura y rellenos constructivos, ruinas de palacios y casas. Muy pocas colecciones arqueofaunísticas mayas, estudiadas en términos zooarqueológicos, proceden de formaciones naturales ocupadas o usadas por los mayas precolombinos, tales como serían cenotes o cuevas secas. El hecho de que una colección de huesos y dientes de animales se encuentre en o cerca de estructuras prehis-pánicas parece motivar a muchos investigadores a aceptar implícitamente un origen cultural de la colección y de sus condiciones, concentrándose únicamente en los rasgos de formación antrópicos, sin que surjan preguntas acerca de la intervención de los factores naturales en la historia tafonómica. Esta es una de las razones que explicarían la existencia de considerablemente pocos estudios que se han

ocupado estrictamente de los procesos tafonómicos más allá del análisis de las huellas culturales y eventualmente naturales, ya que una identificación de un contexto como antropogénico per se parece innecesaria.

a) La problemática de la asociación contextual im-plícita. La asociación contextual implícita entre restos arqueofaunísticos y estructuras humanas es discutible. El hecho de que una colección arqueofaunística se en-cuentre asociada con una estructura arquitectónica, no obliga necesariamente a que ésta tenga que ser en todos sus detalles el resultado de la actividad humana (Hesse y Wapnish, 1985:21). Carnívoros y carroñeros pueden, como ha demostrado entre muchos otros Binford (1981), causar fracturas semejantes a las rupturas creadas por los humanos en huesos largos. El resultado de tales fracturas, que producen astillas alargadas de diáfisis de huesos largos, es hallado con frecuencia en las colecciones de arqueofauna del área maya.

La mayoría de los asentamientos mayas se encuentran abandonados desde hace más de 500 años y se han observado acumulaciones esqueléticas de fauna de origen completamente natural en estructuras precolombinas, por ejemplo porque dicha estructura fue habitada tras el abandono de los humanos por un carnívoro o por colonias de aves. Casos así los reportan, entre otros, Blasco (1992:165ss.), Götz (2005a), Hesse y Wapnish (1985:21) — aunque éste no concerniente al área maya— y Voβ (2004:137ss.). El largo tiempo de abandono permitió que las selvas crecieran sobre las ruinas, trayendo consigo la fauna silvestre que comenzó a habitar los sitios.

Los carnívoros que habitan las estructuras en pie, o las aves rapaces que viven en los árboles crecidos encima de las antiguas estructuras, son solamente una posibilidad de acumulación de restos de fauna, con posterioridad a la ocupación humana. Tan sólo del lado de la fauna vertebrada hay al menos 16 especies en la región, tales como la zorra gris (Urocyon cinereoargenteus), el co-yote o perro de monte (Canis latrans), el perro común (Canis lupus familiris), puma (Puma concolor), el jaguar (Panthera onca), el ocelote (Leopardus pardalis), el margay (Leopardus wiedii), el yaguarundi (Puma yagouaroundi), el tlacuache (o zorro) común (Didelphis marsupialis), el armadillo (Dasypus novemcinctus), la tuza (Orthogemys hispidus), el zorrillo (Mephitis macroura), el zopilote negro (Coragyps atratus), el zopilote rey (Cathartes aura), la gaviota (Larus atricilla) y el cocodrilo del pantano (Crocodylus morelettii), que podrían formar o afectar las acumulaciones óseas. Con respecto a los términos ‘zorra’ o ‘zorro’, debe recordarse que en la taxonomía vernácula

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de Yucatán, el nombre “zorra” designa al pequeño cánido del género Urocyon, mientras que el nombre “zorro” se aplica al opossum del género Didelphis, que igualmente habita estas tierras (Pacheco, 1939:20-21).

La separación estratigráfica entre estos restos de origen post-abandono y aquellos de tiempos prehispánicos resulta sumamente difícil en las condiciones geológicas de las tierras bajas mayas del norte. La poca sedimentación por encima de la roca calcárea de incipiente disolución y la presencia de estratos extremadamente rocosos, en especial en el interior de antiguas estructuras, combinado con la actividad de abundantes raíces y roedores, propician alteraciones en la estratigrafía en las tierras bajas mayas del norte (véase Duch, 1988).

Este caso es aún más severo en asentamientos preco-lombinos de la costa peninsular (los sitios arqueológicos de Xcambó e Isla Cerritos son un ejemplo de esto), que actualmente están cubiertos por una densa vegetación en la que anidan aves marinas. Cormoranes, así como muy probablemente pelícanos y otras especies costeras, tragan los peces en el agua y regurgitan sus restos en forma de egagrópilas en los lugares de descanso (véase Craven y Lev, 1987 y Gagliardi et al., 2003 en relación con egagrópilas de cormoranes). Esta actividad puede crear densas capas de material óseo —restos de peces sobre todo— que cubren las estructuras prehispánicas y alcanzan hasta 5 cm de espesor. Aunque estas acumulaciones modernas son claramente reconocibles en la actualidad, no podemos asegurar que no se hayan generado en tiempos prehispánicos, ya que muchos sitios costeros dejaron de ser habitados muchos siglos antes del final de la era precolombina.

La estratigrafía costera está propensa a alterarse, ya sea por las condiciones meteorológicas (huracanes), por la acción de las plantas o, por ejemplo, por animales tales como los cangrejos (especialmente de los géneros Ocypode sp. o Uca sp.). Los cangrejos fantasma (Ocypode sp.) no solo pueden revolver las capas en la costa peninsular debido a sus actividades cavadoras, sino que potencialmente acumulan restos faunísticos en sus madrigueras que excavan hasta el nivel del agua cerca de la playa.

b) La problemática de la reducida cantidad de especíme-nes. En las tierras bajas mayas, la cantidad de especímenes esqueléticos faunísticos encontrada en las excavaciones es relativamente reducida, un dato que se contrapone a los presuntamente largos períodos de formación de estas acumulaciones (véase Götz, 2007; Pohl, 1976:70 ss., 1990:150). Stanchley (2004:37) supone, con base en este dato, que entre los zooarqueólogos que trabajan en

el área maya aparenta existir una aceptación generalizada y sobreentendida de que las condiciones climáticas en esta región son responsables de la reducida preservación de restos esqueléticos en el registro arqueológico. Esta suposición podría tener como consecuencia que no se intente buscar toda la serie de sesgos que podrían explicar la presencia/ausencia de especímenes esqueléticos en los contextos arqueológicos de esta región.

Desde luego, las condiciones climáticas subtropicales en el área maya desfavorecen una conservación óptima de los restos esqueléticos, y más aún de los materiales orgánicos (Peacock, 1993). Sin embargo, en numerosas colecciones fue notable que aún ante la poca cantidad de especímenes óseos que se recuperan en excavaciones, éstos se encontraban relativamente bien preservados y su aspecto no justificaba la presunción de que la meteoriza-ción en particular, o los procesos post-deposicionales en general, hubiesen destruido a los especímenes faltantes. Frecuentemente aparece una elevada presencia de marcas de masticación carnívora en restos arqueofaunísticos, sin que las superficies de los especímenes estén necesariamente meteorizadas según los niveles de Behrensmeyer (1978). Este dato apoya la argumentación de que deben consi-derarse más agentes tafonómicos que el ambiente como responsables de los sesgos observados en la frecuencia esquelética de las colecciones arqueofaunísticas (véase también Mondini y Muñoz, 2008).

c) La problemática de la identificación contextual. La mayoría de los restos faunísticos que se estudian por la zooarqueología maya provienen de dos tipos íntimamente relacionados de contextos. El primero consiste en acumu-laciones de basura doméstica, halladas en áreas fuera del paso frecuente de los antiguos habitantes de las unidades habitacionales, que contienen tiestos, tierra orgánica, lítica, así como también ecofactos de origen animal y botánico. Se ha argumentado que algunas de estas acumulaciones de basura corresponden con eventos especiales como banquetes (Montero, 2008), mientras que para otras se supone que derivan de la decadencia del asentamiento y de sus servicios de salubridad (Pendergast, 2004). No obstante, existen evidencias de acumulaciones de basura, adosadas a unidades residenciales prehispánicas, cuya cerámica, como elemento fechable, demuestra una sucesión cronológica que evidencia una secuencia de acumulación larga y correspondiente a las fases de ocupación y uso del sitio o del grupo arquitectónico en cuestión (véase Götz 2008a:67-69; Stanton et al., 2008:228-231).

El segundo tipo de contexto se refiere a mezclas semejantes de restos de artefactos y ecofactos (tiestos, fragmentos

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

de instrumentos líticos, de huesos y de conchas), que fueron utilizados para la construcción y que se encuen-tran contenidas dentro de las estructuras, donde servían al parecer, especialmente en ambientes isleños, como material de relleno de plataformas y fundamentos de las obras arquitectónicas antiguas. Andrews et al. (1988:203) describen la estratigrafía del sitio costero de Isla Cerritos como una serie de basureros sobrepuestos (véase también Götz, 2012).

Los basureros prehispánicos guardan el problema de que contienen a menudo restos de animales de talla menor, que fueron consumidos por los mayas prehispánicos como alimenticio —así lo informan las fuentes etnohistóricas y la iconografía— (Batún, 1999; Emery, 2002), pero que al mismo tiempo habitan las estructuras abandonadas y cavan madrigueras que pueden potencialmente penetrar las capas antiguas. Iguanas, zarigüeyas y algunas tortugas tienen estos hábitos (Lee, 2000; Reid, 1997) y podrían de esta manera ‘colarse’ en contextos prehispánicos, sin que estemos ante la posibilidad de diferenciarlos a primera vista, no solamente por las ya mencionadas dificultades en cuanto al seguimiento estratigráfico, sino también porque la mayoría de los huesos de fauna, aún aquellos claramente prehispánicos, carecen de huellas de proce-samiento, al parecer debido a las prácticas culturales de preparación que no ocasionan huellas claras (véase Götz, 2011). Aún en el momento de uso de los basureros, en tiempos precolombinos, pudo haberse dado el caso de que los agentes tafonómicos más potentes de la zona, los perros, actuaran sobre ellos.

d) La problemática de los restos ‘antropogénicos’. Se debe considerar que no todos los elementos esqueléticos, aún aquellos acumulados por humanos, tienen que ser resultado del consumo humano. Ejemplo de ello son las menciones etnohistóricas de la “Casa de las Fieras y Aves” en la antigua ciudad azteca de Tenochtitlan (Babb, 2002:53-55) y los hallazgos faunísticos en las ofrendas de la Pirámide de la Luna en Teotihuacan que mostraron que varios de los animales fueron mantenidos en cautiverio antes de sacrificarse (Valadez et al., 2010). Entonces, entre los desechos alimenticios de los humanos podrían contenerse los restos de la alimentación de animales mantenidos en cautiverio.

La situación de los contextos precolombinos más clara-mente delimitados que las acumulaciones de basura o los rellenos es igualmente difícil. A pesar de que los entierros humanos, por ejemplo, son claramente reconocibles por contener no solamente los restos del difunto, sino también artefactos fechables dentro de una ocasional

delimitación arquitectónica (véase, por ejemplo, Ruz,1991), pueden existir severas contaminaciones. Los casos más emblemáticos y obvios que han sido estudiados en los últimos años en el Taller de Zooarqueología de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán fueron un esqueleto de vaca que se encontró dentro de una cista prehispánica en un sitio ocupado hace 2000 años, restos de una vaca que se ubicaron en una cisterna de tiempos mayas de hace 1200 años y un diente de caballo localizado en un entierro humano prehispánico.

Los problemas reales inician cuando nos preguntamos acerca de los restos de fauna silvestre ubicados dentro de dichos contextos que podrían ser el resultado tanto del aprovechamiento precolombino como de contami-naciones recientes. Un caso de este tipo se observó en el sitio Yaxuná, donde se excavó un entierro humano precolombino que contenía los restos de un individuo que fue al parecer sacrificado en honor a la estructura y que además contenía remanentes de al menos 37 animales (Götz, 2010b). A pesar de la cuidadosa excavación no se puede decir con certeza, cuáles de estos animales eran parte del rito funerario y cuáles se introdujeron posteriormente por procesos tafonómicos.

e) La problemática de la representatividad. Si por un lado cabe entonces la posibilidad de que en las colec-ciones arqueofaunísticas del área maya estén incluidos huesos que no resultan de actividades humanas, existen por el otro lado reportes de actividades humanas que afectarían negativamente a la representatividad de las colecciones arqueofaunísticas antropogénicas. Se han podido observar, en comunidades mayas contemporáneas, una serie de prácticas de conservación y procesamiento de los cuerpos de animales, que consisten por ejemplo en cocer y ahumar las carcasas de animales cazados aún en el monte, separando la carne de los huesos, para desecharlos lejos del pueblo (Pohl, 1976:81-82.; Götz, 2011). En otras ocasiones se arrojan restos de animales consumidos expresamente a los perros para que éstos los coman, mientras que algunas partes de los animales cazados, como las cabezas de pecarí, por ejemplo, se llevan lejos de las áreas residenciales, para evitar que los perros se lastimen con los caninos puntiagudos (Götz 2010a). Estas prácticas, junto con las anteriormente descritas, pueden sesgar claramente la frecuencia esquelética de un conjunto arquefaunístico de forma tal que los conjuntos puedan interpretarse erróneamente, sin el apropiado conocimiento tafonómico.

f) La problemática paleoecológica. Además, el desco-nocimiento de las condiciones tafonómicas en el área

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el cultivo de la milpa y la formación de bosques bajos secundarios, que influenciaron la conformación trófica del área. En relación con esto es importante saber, por ejemplo, cuántos y cuáles animales fueron aprovechados por los mayas en un tiempo dado. Sin embargo, esta empresa ha demostrado ser dificultosa hasta el momento, tal como pretendemos demostrar con el ejemplo presentado a continuación.

El grupo arquitectónico llamado ‘Serie Inicial’ del sitio prehispánico de Chichén Itzá es un opulento núcleo residencial del antiguo asentamiento, en el que se presume vivía gente poderosa e importante, relacionada quizás con los linajes que rigieron la urbe que influenció gran parte del suroeste de Mesoamérica durante el Clásico Terminal (Schmidt, 2005, 2007). El estudio del contenido zooarqueológico de lo que parecía un basurero extenso, acumulado a espaldas de un edificio denominado ‘Galería de los Monos’ (Götz, 2007:130-140), reveló datos impor-tantes para las consideraciones tafonómicas propuestas en la primera parte del texto. En el basurero se encontraron más de 300,000 tiestos cerámicos predominantemente del complejo Sotuta, fechados al periodo Clásico Terminal y Posclásico Temprano, entre 850 y 1200 años d.C. (Schmidt, 2005:54, 2007). Entre los especímenes esqueléticos de fauna hubo, entre otros, 2250 fragmentos óseos de prácticamente todo el esqueleto de venado cola blanca (Odocoileus virginianus). Estos 2250 fragmentos óseos resultaron, según el cálculo del MNI (Número mínimo de individuos, MNI según el término en inglés), en un total de 16 individuos (2 subadultos y 14 adultos) de venados (Götz, 2007:57-58).

Suponiendo que el basurero refleja la acumulación paulatina de desechos del grupo y que su uso abarcó aproximadamente 300 años o inclusive un poco más (Schmidt, comunicación personal 2008), obtendríamos como resultado un descarte de aproximadamente 8 fragmentos óseos de venado cola blanca por año, o bien, se apuntaría hacia la utilización de 1 venado cola blanca cada 16 años por los habitantes del grupo arquitectónico, o al menos por aquellos que vivían cercanamente a la “Galería de los Monos”.

Estos datos numéricos se encuadran perfectamente en el panorama general de los estudios zooarqueológicos realizados en las tierras bajas del área maya. En varios sitios del Petén se han obtenido resultados comparables con los de Chichén Itzá, indicándose cantidades aún más bajas de depositación de huesos faunísticos por año (Pohl, 1976:70ss. entre otros). Pohl (1976:70), por ejemplo, calcula una depositación de 0,96 huesos por año para toda

maya ha causado que la gran mayoría de las publica-ciones sobre investigaciones zooarqueológicas, salvo pocas excepciones (Emery, 2004a:30-33; Götz, 2008a:90; Hamblin, 1984:49,181), se refieran únicamente a la fauna antrópicamente aprovechada, mientras que tenemos muy poco conocimiento de la llamada ‘fauna de fondo’ (vease, entre otros, Gaudzinski, 1999:168), que puede corresponder a la fauna comensal (véase Valadez, 2003) o silvestre que no estaba incorporada en la dieta de los pobladores prehispánicos y que podría encontrarse quizás en chultunes, basureros, grietas o espacios arquitectónicos, etc. De esta fauna puede obtenerse un monto considerable de información acerca de la formación de los contextos y de las condiciones paleoecológicas pretéritas (véase entre otros Blasco 1992:166ss.; Eastham, 1997; Piper y O’Connor, 2001; Quitmyer, 2003; Vigne y Valladas ,1996). Los estu-dios tafonómicos naturalistas nos permitirían inferir las características paleoecológicas, lo que Behrensmeyer et al. (2000) consideran bajo las contribuciones positivas de la tafonomía.

Resumiendo los puntos anteriormente detallados, podemos constatar que un minucioso conocimiento de la “historia tafonómica” de los conjuntos arqueofaunísticos en el área maya es imperante para lograr un entendimiento íntegro de la relación entre los pobladores prehispánicos mayas y el ambiente faunístico que les rodeaba. Aunque la zooar-queología es una disciplina expresamente antropológica, se requieren conocer no solamente los sesgos culturales, es decir, las decisiones humanas del pasado, sino también, con la misma urgencia, los sesgos naturales, precisamente para que éstos no se interpreten como una manifestación relacionada con las actividades humanas y se clarifiquen las condiciones naturales en las que se desenvolvían los pobladores pretéritos (Lyman, 2001:33). En el ejemplo que se presenta a continuación, describiremos a modo de ejemplo los sesgos observados en un estudio arqueológico y otro actualístico.

PROPuESTA SObRE LA PRESERVACIÓN DE MATERIAL ESQuELÉTICO EN EL áREA MAyA

La interpretación cuantitativa de los resultados de los múltiples análisis zooarqueológicos realizados en el área maya nos presenta inconvenientes. El intento de entrelazar los datos arqueofaunísticos con preguntas de investigación acerca de las transformaciones ecológicas presumiblemente causadas por la cultura maya prehispánica en las tierras bajas del norte, resulta difícil aún. En una publicación reciente (Götz, 2013), se propuso con base en datos zooarqueológicos que los mayas peninsulares crearon, a lo largo de su historia, ecosistemas antropogénicos mediante

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

la ocupación de Seibal, o bien, una depositación de 2,9 huesos por año para el período Clásico del mismo sitio. En los basureros adjuntos a estructuras residenciales de élite y población común se encontraron, por ejemplo, sólo 289 fragmentos óseos, correspondientes a 25 individuos de venado cola blanca, 135 especímenes provenientes de 4 individuos de tortuga blanca (Dermatemys mawii) en Seibal para todo el período Clásico (600 - 800 d.C.), así como también 24 fragmentos de 3 individuos de venado cola blanca en Altar de Sacrificios para el mismo período (Pohl 1990:150). En los sitios mayas se encuentran relativamente pocos huesos de animales en comparación con depósitos de otras culturas, lo que podría indicar que la base de sub-sistencia fue organizada de manera diferentemente, pero también que las condiciones de preservación son difíciles en el área maya. Las excavaciones en un oppidum celta en Alemania revelaron, por ejemplo, en las intervenciones de un año más de 400,000 especímenes esqueléticos de animales (Kuckenburg, 1994:228), a diferencia de escasos cientos de restos de fauna hallados en sitios mayas.

Las cantidades de especímenes esqueléticos de animales vertebrados en el área maya, contadas con base en el NISP (número de especímenes identificados por taxón) y el MNI (número mínimo de individuos por taxón), parecen extremadamente bajas si las contrastamos con los datos arqueológicos contextuales. Está por un lado el denso patrón de asentamiento de los grupos arquitectónicos y ciudades precolombinos y su larga ocupación. Muchos sitios mayas en las tierras bajas del norte manifiestan una ocupación de 300, 500 o hasta 2000 años, cubriendo los periodos Preclásico, Clásico Temprano, Clásico Tardío, Clásico Terminal y Posclásico (véase Sharer, 1994).

Por el otro lado hay que considerar la frecuente represen-tación de venados en la iconografía maya - en la base de datos digital de fotografías de vasijas polícromas mayas prehispánicas de Justin Kerr (http://research.mayavase.com/kerrmaya.html), se encuentran 115 piezas cuya iconografía incluye venados y el consumo alimenticio regular de esta especie descrito en las fuentes etnohistóricas. Landa (2003:119, 216) describe la abundancia de venados y las cazas de estos animales en tiempos prehispánicos. Sin embargo, el mismo cronista subraya también (op.cit.:116) que el consumo de carne aumentó con tiempos de la colonia, aunque no se sabe si esto se refiere a la gente común o de élite. Contemporáneamente se escribe en la Relación de la Ciudad de Mérida (de la Garza, 1983:78) que “...hay venados de la suerte de ciervos y son pardos, mayores que grandes carneros; hubo en esta tierra grandísima cantidad de ellos, y les era a los indios casi sustento ordinario...”.

Se ha argumentado, a raíz de la escasa presencia de restos faunísticos en contextos prehispánicos mayas, que la subsistencia maya precolombina se basaba fundamen-talmente en vegetales y que sólo en contadas ocasiones se consumía carne (véase Dillon, 1988), un dato que se retroalimenta con las evidencias de que los antiguos Mesoamericanos solamente domesticaron pocos animales con fines alimenticios (Valadez Azúa, 2003).

En las comunidades mayas rurales de hoy en día, la situa-ción es diferente. Las familias campesinas no solamente consumen con frecuencia carne de animales domésticos, sobre todo cerdos (Sus scrofa) y gallinas (Gallus gallus), sino que a menudo salen a cazar animales silvestres, ya sea durante el cuidado de la milpa o durante actividades recreativas grupales (Hostettler, 1996, Jorgenson, 1999, López de la Portilla, 2012). A pesar de los grandes cam-bios experimentados en muchos ámbitos culturales, ha habido una sólida permanencia de tradiciones culturales y rituales entre los mayas (véase por ejemplo Boccara 2006), por lo que cabe la posibilidad de que también en tiempos prehispánicos se consumiera carne de animales con frecuencia, y que las bajas cantidades de especímenes registradas en los contextos arqueológicos se deben a otros fenómenos, como por ejemplo a procesos tafonómicos severos, que teóricamente afectan los huesos en las regiones neotropicales (véase Mondini y Muñoz, 2008).

Tratándose de restos de animales desechados, desde luego no hubo, en tiempos prehispánicos, la voluntad de conservarlos específicamente mediante un depósito cuidadoso, como habría sucedido con los esqueletos humanos en las tumbas o ofrendas. Por esta razón, les pudieron afectar procesos predeposicionales, tales como las diferentes pautas de obtención, distribución y pre-paración, y posdeposicionales, como la dispersión, el pisoteo, el consumo canino, así como la meteorización, entre otros. La extrema fragmentación que puede causar esta cadena de eventos hace imposible la identificación osteológica y tafonómica, por lo que los elementos óseos tan fuertemente fragmentados están prácticamente ‘ausentes’ para la posterior interpretación de una muestra zooarqueológica (Lyman, 2001:227, 282). En una muestra de un total de 12,520 especímenes procedente de siete sitios prehispánicos de la península de Yucatán, analizada en el marco de una tesis doctoral (Götz, 2008a), se encontró que 2,733 especímenes (22 %) estaban tan fragmentados o carecían de elementos diagnósticos que un reconocimiento más allá de la clase taxonómica no era posible.

En un intento por comprender los procesos de formación de contextos relacionados con la afectación y destrucción

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del material óseo faunístico en el área maya norteño, se han realizado en el Taller de Zooarqueología y bajo dirección de quien suscribe este artículo, dos proyectos con enfoque tafonómico y etnoarqueológico, financiados por el Programa de Mejoramiento del Profesorado, PROMEP (2009 - 2011) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACyT (2012 - 2015).

Un estudio particular que se efectuó en el transcurso de los proyectos arriba mencionados, tuvo como meta detectar la extensión y las probables causas de la des-trucción y/o preservación predeposicionales de restos esqueléticos de animales vertebrados en contextos domésticos de las tierras bajas mayas del norte. Para este estudio, se trabajó en solares de familias mayas rurales de los municipios de Chacsinkín y Opichén, así como de las comisarías de Timul (municipio de Tahdziú) y de Dzutoh (minucipio de Tixméhuac), en Yucatán, México (Para mayor detalle, véase http://www.yucatan.gob.mx/estado/municipios/), mismos que exhiben condiciones ambientales comparables, al ubicarse todas tierra adentro (véase Orellana et al., 2010). El solar maya consiste en el traspatio adjunto a las viviendas en las comunidades rurales, en el que se realizan múltiples actividades domésticas al aire libre, se cultivan plantas agrícolas y silvícolas y se maneja fauna doméstica y silvestre (véase Mariaca et al., 2010). Los solares se habían seleccionado después de varias visitas y entrevistas exploratorias en los poblados en el sur del Estado de Yucatán, y se seleccionaron familias de campesinos que aprovechaban fauna vertebrada silvestre con un espectro taxonómico correspondiente a aquél observado entre los materiales arqueofaunísticos. Además, se escogieron familias que desecharan los desperdicios del alimento en los solares y patios, lo que concuerda con los datos arqueológicos que identifican basureros cerca de las viviendas (Chase et al., 2004, Götz, 2005b).

Durante las visitas de exploración a los solares, se observaron numerosos ecofactos in situ en las su-perficies. El aspecto morfológico de dichos ecofactos, referiéndose esto tanto a la frecuencia esquelética como al grado de integridad o fractura, mostraba algunas semejanzas visuales con las muestras arqueológicas que se mencionaron líneas arriba. Un análisis morfométrico exacto de los especímenes está en curso. Todas las familias con las que se trabajó poseen varios perros del tipo malix, morfométricamente comparables con los perros prehispánicos comunes conocidos en el área maya que definen Blanco et al. (2009:139-143). Malix es un término yucateco que se refiere a perros comunes que viven en el ámbito rural, aunque actualmente se

aplica como designación a perros híbridos de distintas razas. El término usado en el texto hace referencia al significado original de la palabra. En todos los casos, los patios de las casas estaban cercados por albarradas pétreas, dificultando así el movimiento de especímenes óseos fuera del límite de la propiedad.

En sí, el estudio sólo pretendió ser un acercamiento al entendimiento de los procesos tafonómicos que afectan a restos esqueléticos faunísticos en la región, y tuvo como objetivo cotejar únicamente los procesos tafonómicos naturales de los especímenes depositados después del uso cultural. Las limitantes para la comparación con los datos arqueológicos desde luego fueron que los modos de obtención de la fauna silvestre han cambiado, ya que hoy día se utilizan escopetas o tirahules para la caza, dependiéndo del tamaño de los taxa, a diferencia de arco y flecha o lanzadardos que servían en tiempos prehispánicos. También las técnicas de procesamiento, que sin duda afectan el potencial de preservación de los especímenes, son diferentes en la actualidad, en la que se emplean herramientas metálicas para destazar y cocinar a los animales, a diferencia del repertorio de instrumentos líticos de sílex y obsidiana de tiempos precolombinos. Finalmente, con respecto de los confines de los solares también se manifiestan diferencias, ya que en tiempos precolombinos parecen haberse separado los espacios domésticos por ubicarse cada uno encima de plataformas de diferentes tamaños (véase Andrews y Andrews, 1980, entre otros), mientras que en la actualidad los límites están marcados por albarradas pétreas.

El estudio en sí consistió de tres partes: una entrevista a los campesinos, la prospección del solar y una colecta del material esquelético en el solar de la familia, seguido por el estudio de los especímenes recolectados bajo estándares zooarqueológicos. En las entrevistas a los cazadores rurales se les preguntaba cuáles y cuántos animales se acostumbraban cazar y procesar en la unidad habitacional a lo largo de un año. La colecta de todos los especímenes faunísticos visibles en superficie en los solares, que, según la indicación de los moradores de los solares, correspondieron en todo caso a desperdi-cios de la alimentación sin un uso ideológico o social, tardó aproximadamente un día y se realizó luego de la entrevista basándonos en una cuadrícula con escala de 1m (Figura 1). El paso final, en laboratorio, consistió en analizar la muestra recolectada en términos osteológicos, taxonómicos y tafonómicos, cuantificando el material por medio del MNI y contrastando los resultados de este análisis con las respuestas de los campesinos.

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

Figura 1.- Plano de un solar tradicional del ámbito maya yucateco, ejemplo del pueblo de Opichén, Yucatán. Dibujo: David Alejandro Herrera Flores y Javier Adrián Rivas Romero.

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La Tabla 1 muestra los resultados del estudio en las comu-nidades mayas contemporáneas. Las especies incluidas en el estudio están agrupadas por peso corporal y cantidad aproximada de elementos esqueléticos (según Lyman 2008). En las cuatro secciones referentes a las comunidades investigadas se menciona brevemente cuántos perros se encontraban en cada solar y qué comportamiento general se siguió con la basura, de acuerdo a los informantes. Hay que añadir que en ninguna de las comunidades existe un servicio de despojo de basura. La basura resultante de las actividades diarias comúnmente se junta en el patio y se quema o se deposita en la parte más alejada de las zonas de paso frecuente. Seguidamente aparecen por solar tres columnas, una representando las frecuencias aproxima-das de uso que se mencionaron en las entrevistas, una informando cuántos especímenes (NISP) y de qué regiones esqueléticas (según Stiner, 1991) fueron recolectados en los solares y la última indicando qué suma del MNI se calculó con base en estos especímenes.

Los resultados del estudio etnoarqueo-tafonómico indican una pérdida sumamente alta de material óseo faunístico. Especialmente la fauna menor prácticamente parece haber desaparecido de los contextos, pudiéndose observar que los restos tanto de peces, como de aves pequeñas y medianas se han perdido completamente de los solares. Restos de aves medianas, como gallinas y pavos, están a menudo representados por 1 a 28 especímenes, a pesar de que en todos los casos se afirmó que el aprovechamiento de estos taxa ocurre frecuentemente. Mamíferos de tamaño pequeño, como los roedores y el coatí, parece sufrir procesos similares, ya que los restos de estos animales, de aprovechamiento mucho menos frecuente, aparecieron solamente en muy contadas ocasiones en los contextos. Conforme aumenta el tamaño corporal de los taxa aumenta la preservación del material esquelético, aunque existen sesgos de índole antropogénica, que se relacionan, por ejemplo, a la predilección de ciertas partes corporales para el consumo. Restos de venados temazate, animales silvestres poco aprovechados en comparación con la fauna menor, aparecieron con relativa frecuencia en los solares y, a excepción de Dzutoh, con una representación esquelética muy completa.

El mismo patrón se esboza para el venado cola blanca, del cual también se encontraron restos relativamente nume-rosos, representando todo el esqueleto. El jabalí presenta un caso especial, ya que en dos casos se nos informó que las cabezas se desechan en el monte, para evitar que los perros se lastimen con los dientes puntiagudos de estos animales. Caso destacable fue, sin embargo, el hallazgo de fragmentos de dos cabezas de jabalí en el solar 2 de

Chacsinkín. El dueño del solar nos había asegurado durante la entrevista anterior que los cráneos de jabalí se tiraban en el monte, para evitar que los perros se lastimen con los dientes fuertes y puntiagudos. La razón por encontrar los fragmentos craneales en el solar podría radicar en que, al parecer, los perros del cazador le siguieron a su dueño cuando éste se adentraba al monte para tirar las calacas, y regresaron “su hallazgo” al lugar de vivienda, siguiendo así un comportamiento típico de perros. Un posible sesgo tafonómico en relación con los venados y jabalíes es que, en ocasiones, la caza de estos animales se realiza en grupo, la llamada batida; cuando esto ocurre el cuerpo de los animales cazados es dividido entre los participantes de esta actividad, según su aporte (véase también López de la Portilla, 2012). Al respecto de la fauna mamífera doméstica, ganado vacuno y porcino, se registró una relativamente elevada presencia de especímenes, pero desproporcionada en relación con la frecuencia de aprovechamiento indicada en las entrevistas, ya que en varias entrevistas se señaló que partes de estos animales se consumen con frecuencia semanal o mensual. Los huesos grandes de estos últimos taxa, sin embargo, serían mucho más fácilmente localizables por los perros, y pueden haber constituido piezas de roído frecuente, hasta desaparecer.

La descripción de los resultados de las observaciones etnoarqueológicas muestran que en los solares mayas aplican fuertes procesos bioestratinómicos relacionados con la formación de contextos, que causan una severa destrucción del material óseo de fauna. A pesar de que se han podido recolectar cantidades relativamente elevadas de especímenes, hay que subrayar que ninguna de las muestras representa la cantidad de restos que se esperaría tras un depósito esquelético de un año, considerando las frecuencias de aprovechamiento resultantes de las entrevistas. A pesar de que no puede decirse en este momento cuán rápido se degeneran los materiales, por no saber cuáles de los especímenes de las recolecciones son de qué antigüedad, sí logra percibirse que los sesgos tafonómicos en contextos domésticos mayas del subtrópico peninsular yucateco son muy fuertes. Hasta el momento no es posible cotejar los resultados del estudio etnoarqueológico directamente con los datos arqueozoológicos, ya que aún carecemos de suficiente conocimiento acerca de los procesos post-deposicionales que podrían haber afectado las muestras precolombinas, siguiendo la propuesta de Marean (1991).

Es de suponer que el ambiente juega un papel importante en la pérdida de los especímenes esqueléticos, aunque cabe señalar que hemos encontrado relativamente pocas marcas claras de meteorización. Consideramos más bien que dos factores culturales se relacionan directamente

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

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Tabla

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

con la pérdida: el consumo por perros y la costumbre de quemar los huesos para limpiar las áreas de actividad. En la figura 2 puede verse un resumen de las marcas tafonómicas encontradas en los huesos recolectadas, además de una fotografía del total de los restos esqueléticos recolectados en los cinco solares. Un alto porcentaje de la muestra se ve afectado por la masticación canina en primer lugar, así como por fracturación en fresco / espiral (relacionada con lo primero, sensu Binford,1981) en segundo. Además, pudieron observarse múltiples marcas de corte efectuados con instrumentos modernos de metal, como cuchillos y sierras. Las evidencias de termoalteración por fuego directo se refieren en la mayoría de los casos a marcas producidas por la costumbre, recurrente entre los mayas, de quemar la basura.

Pocos elementos de la colección exhiben huellas de ter-moalteración. Suponemos que esto es así, por la costumbre maya de quemar “basura” que se junta en los solares y que puede contener huesos. Los fuegos en los que se quema la basura se vigilan cuidadosamente, hasta que se haya consumido la mayoría de los restos colocados en él (Figura 3). Además, se acostumbra hacer dichos fuegos repetidamente en el mismo sitio del solar, o justo afuera de éste.

Los perros parecen consumir una importante parte de los huesos depositados en los patios, y muchas heces de perros que pudimos observar son de colores blancuzcos, lo que podría indicar un elevado consumo de materia ósea. Observaciones que el autor pudo hacer con sus propios

Figura 2.- Marcas tafonómicas identificadas en los especímenes esqueléticos faunísticos recolectados durante el estudio etnoarqueológico en comunidades rurales de Yucatán. Fotografía del total de los especímenes esqueléticos recolectados en los cinco solares mayas.

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perros indican que el consumo y/o roído frecuente de material óseo ocasiona que los animales defecan heces blancuzcos de estructura seca y polvorosa. De esta forma, lo que hemos encontrado en los solares mayas replica e incluso amplía los resultados de Payne y Munson (1985), quienes demostraron que un perro puede destruir hasta un 62% de los huesos de animales medianos y pequeños. Asimismo, Stallibrass (1988) ha demostrado que la actividad destructora de los perros puede afectar intensamente a los conjuntos óseos, especialmente cuando éstos son desperdicios de los procesos de cocción. Varios perros acos-tumbrados a alimentarse de huesos y restos de animales aplicarían probablemente mucha fuerza destructora a los elementos esqueléticos, sobre todo a nivel mecánico, con la fuerza dental. El ácido gástrico de perros no parece poder deshacer una gran cantidad de materia ósea, a nivel del estómago e intestino (Lezama y Cazarro, 1981).

PERSPECTIVAS FuTuRAS y CONCLuSIÓN

En un intento de atender la carencia en el conocimiento de la tafonomía en la zooarqueología maya, los integrantes del Taller de Zooarqueología de la UADY estamos trabajando formalmente desde el mes de febrero del 2012 con el proyecto financiado por el CONACyT, titulado ‘Estudio tafonómico de muestras arqueofaunísticas prehispánicas de las tierras bajas Mayas del norte – una comparación

entre perfiles costeros y de tierra adentro’. El proyecto, que aún durará hasta febrero del 2015, prevé formalizar algunos conocimientos más acerca de los procesos bioes-tratinómicos y diagenéticos naturales y culturales en las tierras bajas del norte. Durante el proyecto se realizan una serie de experimentos actualísticos con carcasas procesadas y no procesadas de animales vertebrados del área maya, exponiéndolas a diversas condiciones y registrando detalladamente marcas y sesgos resultantes. Actualmente se están llevando a cabo varios experimentos y observaciones, tanto en el interior de la zona al sur del Estado de Yucatán (Rancho Hobonil, Mpo. Tzucacab), como en áreas costeras de la península (Reserva Estatal El Palmar, Mpo. Hunucmá).

Podemos constatar que el conocimiento de la tafonomía es crucial para el entendimiento de las acumulaciones faunísticas. Aunque la zooarqueología es una disciplina expresamente antropológica, se requieren conocer no solamente los sesgos culturales, es decir, las decisiones humanas del pasado, sino también, con la misma urgencia, los sesgos naturales, precisamente para que éstos no se interpreten como una manifestación relacionada con actividades humanas y se clarifiquen las condiciones naturales en las que se desenvolvían los pobladores pre-téritos. Es de esperar que en el futuro se obtengan nuevos datos tafonómicos, especialmente de la región maya y

Figura 3.- Fogata adjunta a un solar tradicional maya en el pueblo de Catmis, Yucatán, en la que se quema basura que contiene restos esqueléticos de animales. La parte distal de tibia de Bos taurus, quemada en la parte inferior, fue barrida junto con la naranja aplastada a la fogata por los habitantes del solar, después de que se había apagado el fuego, para la siguiente quema. El plumón se colocó como escala para la fotografía. Fotografía: José Miguel Cárdenas Cervantes.

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Götz. Evaluación del papel de la tafonomía en la zooarqueología maya

como resultado de nuestros esfuerzos, que logren que entendamos cada vez más la gran importancia que los animales sin duda tenían para los antiguos mayas.

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RESTOS DE CERDO EN LOS CONTExTOS ARQuEOLÓGICOS DE EL CHORRO DE MAÍTA, HOLGuÍN, CubA

PIG REMAINS IN THE ARCHAEOLOGICAL CONTExTS AT EL CHORRO DE MAÍTA, HOLGuÍN, CubA

AbSTRACT:

El Chorro de Maíta is an archaeological site located to the north of the Holguín province, Cuba, near of four km from the coast, on the slope of the hill known as Cerro de Yaguajay. The site has remains of an indigenous settlement of Western Taínos with an economy based on agriculture and pottery (“agroalfareros”). The place is known from the first decades of the XXth century although it reaches great relevance in 1986 when the investigation team directed by Dr. José M. Guarch Delmonte discovers the existence of a wide cemetery. In 2005 the studies were reactivated under the direction of Roberto Valcárcel Rojas, was identified an occupation period between XIIIth to the middle of XVI century AD. The occupation in post-contact phase shows abundant Hispanic materials and pigs remains whose study is discusses in this article. The spatial presence, the number and level of manipulation of the pigs, suggest an indigenous access to this animal and their use as food. The presence of a perforated canine conditioned as pendant show the connections of the pigs’ remains with diverse indigenous cultural practices.

KEy WORDS:

Pigs, zooarchaeology, indohispanic contact, El Chorro de Maíta, Holguín

Lourdes Pérez Iglesias y Roberto Valcárcel Rojas

Departamento Centro Oriental de Arqueología, Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales y Tecnológicos (CISAT), Dirección Postal: Calle 18 s/n. e/n Maceo y 1ra. Reparto El Llano. Holguín. CP 80100. Cuba.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

El Chorro de Maíta es un sitio arqueológico localizado al norte de la provincia de Holguín, Cuba, aproximadamente a cuatro km de la costa, en la cuesta de una colina conocida como Cerro de Yaguajay. En él se conservan los restos de un asentamiento de indígenas de filiación ¨agroalfarera¨, conocidos también como Taínos Occidentales. El sitio se conoce desde las primeras décadas del siglo XX aunque alcanza gran relevancia cuando un equipo de investigación dirigido por el Dr. José M. Guarch Delmonte descubre, en 1986, la existencia de un amplio cementerio. Desde el año 2005 se han reactivado los estudios en el lugar bajo la dirección de Roberto Valcárcel Rojas, estableciéndose que el sitio estuvo ocupado entre el siglo XIII DC y hasta mediados del siglo XVI DC. La fase de ocupación poscontacto muestra abundantes materiales hispanos y restos de cerdos, cuyo estudio se discute en este artículo. La presencia espacial, el número y nivel de manipulación de los cerdos, apuntan a un acceso indígena a este animal y su manejo dietario. La presencia de un canino perforado y acondicionado como pendiente, indica que también llegó a diversas prácticas culturales indígenas.

PALAbRAS CLAVE:

Cerdos, zooarqueología, contacto indohispánico, El Chorro de Maíta, Holguín

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INTRODuCCIÓN

En el caso caribeño la presencia de fauna hispana en un contexto arqueológico indígena o de base indígena, al igual que otras evidencias provenientes del Viejo Mundo, como cerámicas y objetos metálicos o de otros materiales, indican un posible nexo entre los pobladores locales y los europeos. Esta situación, reconocida tradicionalmente en Las Antillas dentro de la llamada arqueología del contacto indo hispánico o del período de contacto indo hispánico (Deagan, 1988), se reporta en más de una decena de sitios ubicados en distintas áreas de la provincia de Holguín, en el nororiente cubano. En estos espacios o en contextos urbanos tempranos de la región, la investigación de la fauna traída por los europeos aporta datos sobre subsistencia alimentaria, actividad pobladora o comercial, y procesos de su uso, captación y movilidad de los animales, que redimensionan las posibilidades de entender la interacción cultural atendiendo al significado de estas especies en la vida de la época. En ciertos casos, cuando la materialidad europea es escasa, pueden ser el único indicador de interacción disponible, por lo que se requiere de las habilidades de identificación y técnicas de muestreo necesarias para distinguir especies que en ocasiones pueden ser muy similares a las locales (Deagan, 2004).

La importación de animales con fines económicos se inicia en Cuba entre 1510 y 1511. La vaca, el cerdo y la oveja fueron traídos, desde Salvatierra de la Sabana, La Española (Isla hoy dividida entre las actuales repúblicas de Haití y Dominicana), por el Adelantado Diego Velázquez, quien se proponía, según ordenanzas de los reyes, establecer haciendas de crianza en Baracoa, la primera villa que fundó. A partir de 1513, como parte de la colonización del territorio cubano, se establecieron haciendas para ganado bovino hasta el confín occidental de la isla (Jiménez y Arredondo, 2011). Aunque estos años parecen ser el momento clave para la entrada de animales asociados con los europeos, no podemos descartar que antes de Velázquez llegaran algunos—como parte de viajes de exploración, búsqueda de esclavos o en arribos accidentales causados por naufragios— provenientes directamente del Viejo Mundo o de islas cercanas, particularmente aquellos pequeños y de alta supervivencia como aves, gatos y ratas.

El cerdo, Sus scrofa (Linnaeus, 1758), era parte clave del entramado cultural, económico y alimentario de la España que viene a América y ese protagonismo se mantendrá en Las Antillas y se proyectará a las expediciones y a la acción conquistadora y colonizadora continental. Durante las dos primeras décadas los colonos de las Antillas Mayores …¨se nutrieron predominantemente con grasas porcinas, aunque también se consumían algunas gallinas y, desde finales de la primera década del siglo XVI, carneros y terneras…

siendo el tocino, junto a los tasajos de cerdo y ternera, el producto alimenticio más importante en el comercio exterior antillano¨… (Del Río, 1996:20).

La propagación de los cerdos en Cuba fue notable pues a solo cuatro años del arribo de los conquistadores, el mismo Diego Velázquez (1973:74) comenta que en la isla existían 30.000 cerdos. Una masa animal tan importante, perfec-tamente aclimatada y ajustada a los montes cubanos y sus recursos, impactó fuertemente el medio y desplazó diversas especies locales, convirtiéndose junto al casabe hecho de la yuca (Manihot sculenta), en el principal alimento para los españoles y también para los indígenas que servían a éstos. Una gran parte de tales animales se hallaba en corrales per-tenecientes a estancias pero otros, quizás en mayor número, vivían silvestres (Marrero, 1993). En estas circunstancias los cerdos vivos o procesados para su consumo, debieron llegar con facilidad a aldeas indígenas con población encomendada. También pudieron ser obtenidos a partir de la caza o la cría, por indígenas que habitaban poblados o reductos aislados, o que se mantenían en condición de cimarronaje (rebelados contra el régimen colonial o huyendo de éste).

No son muchas las especies de fauna asociadas a los europeos y valoradas como parte del tema del contacto indohispánico en Cuba y en Holguín. Hay menciones a bovinos (Rouse 1942) y caballos (Equus caballus), estos últimos también inferidos por objetos vinculados a su manejo, como herraduras y herrajes de los arreos (Rouse, l942; Morales Patiño y Pérez de Acevedo, 1945; García Castañeda, 1949; Domínguez, 1978; Romero, 1981; Guarch Delmonte et al., 1987; Valcárcel Rojas, 1997), sin embargo, el caso del cerdo es el más notorio por su frecuencia en los sitios arqueológicos y por la gran cantidad de locaciones donde se reporta (Valcárcel Rojas, 1997). Las investigaciones realizadas (Rouse, 1942; Castellanos y Pino, 1978) se han limitado a la identificación de la presencia del animal, con pocos intentos de análisis de su distribución en el lugar, cuantificación de cantidad de ejemplares y valoración de su manejo humano.

Nuestro trabajo aporta informaciones en estas y otras direc-ciones a partir del estudio de los restos de cerdo hallados en el sitio arqueológico El Chorro de Maíta, locación que conserva los restos de un asentamiento indígena perteneciente a las llamadas comunidades agricultoras ceramistas (Tabío, 1984), también conocidas en la nomenclatura arqueológica antillana como taínos occidentales (Rouse, 1942). Los estudios en el lugar datan de las primeras décadas del pasado siglo (Rouse, 1942), aunque el sitio alcanza gran relevancia cuando en exploraciones en 1986, por un grupo de trabajo del Departamento Centro Oriental de Arqueología de Holguín dirigido el Dr. José M. Guarch Delmonte, se descubren un gran

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Pérez Iglesias y Valcárcel Rojas. Restos de cerdo en los contextos arqueológicos de El Chorro de Maíta, Holguín, Cuba

número de entierros humanos. Se trata del único cementerio hallado en sitios de estas comunidades indígenas hasta el momento en la Isla. Por su excepcionalidad, sobre el espacio del cementerio se construyó un museo que muestra partes de las áreas excavadas y de los restos encontrados, en su lugar y posición original.

Desde el año 2005 las investigaciones en El Chorro de Maíta han sido encabezadas por el Dr. Roberto Valcárcel Rojas, determinándose que el asentamiento indígena se inicia en el siglo XIII DC y se mantiene activo hasta el siglo XVI, aunque bajo el estatus de población encomendada, es decir, trabajando de modo forzado para los colonizadores españoles supuestamente a cambio de instrucción religiosa y civilizatoria (Valcárcel Rojas, 2012). Los estudios de los últimos años definen el carácter sincrético del cementerio y su composición multicultural y multiétnica, en tanto guarda restos de indígenas de Cuba y de otras partes de las Antillas así como de un indígena aparentemente de Yucatán, un africano y mestizos nacidos en Cuba. También incluyen un nuevo análisis arqueozoológico, desarrollado por Pérez Iglesias sobre evidencias obtenidas en las excavaciones iniciales y en excavaciones ejecutadas entre los años 2007 y 2009, entre las que sobresalen los remanentes de cerdo. La investigación arqueozoológica (Pérez Iglesias, 2007,2008, 2009 citado por Valcárcel Rojas, 2012) refiere la presencia de un elevado número de especies zoológicas consumidas por la comunidad indígena asentada allí antes y después del contacto con los europeos. En los estratos precoloniales

se destacan los peces marinos como los de mayores aportes de biomasa comestible, y los moluscos como los de mayor número de individuos. La presencia de caprómidos se evi-dencia en cuatro especies, dos de ellas extintas (Boromys ofella y Geocapromys columbianus). Otras especies de vertebrados halladas son Trachemys decussata y Solenodon cubanus. Esta última especie no se reporta en los estratos con interacción hispano indígena donde sí aparecen las otras especies mencionadas aunque no con igual nivel de reporte que en los estratos precoloniales.

La presencia de restos de cerdo contribuyó a establecer la cronología de los estratos en estudio y también el carácter poscontacto de muchas inhumaciones realizadas en el cementerio (Valcárcel Rojas, 2012). Se trata de una de las evidencias más importantes en torno a la interacción con los europeos pues aunque presentes, los objetos hispanos no alcanzan la frecuencia vista en sitios similares (Valcárcel Rojas, 2012), y de hecho es el único indicio de fauna hispana colectado.

METODOLOGÍA

El Chorro de Maíta es un sitio arqueológico que se encuentra ubicado a 4 km de la costa en la falda del Cerro de Yaguajay al norte de la Provincia Holguín. En este sitio se preservan remanentes de un gran asentamiento de un grupo cultural conocido como Agroalfareros o de la Etapa Agricultores (Figura 1).

Figura 1. Ubicación del sitio arqueológico El Chorro de Maíta, Holguín, Cuba.

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El sitio fue dividido para el análisis arqueozoológico en tres zonas, según la ubicación de éstas y el tipo de con-textos que reportan: Norte y Oeste (áreas domésticas y de depósito de desechos) y Central (área de cementerio con pequeños depósitos de desechos en sus bordes sur y oeste). Las denominaciones consideran la ubicación de los espacios tomándose como punto de referencia la Zona Central. La Zona Norte comprende las unidades de excavación 1 (2 m2) y 2 (5 m2). La Zona Oeste comprende las unidades 9, 10, 11, 12 y la cala 19 (para un total de 25 m2). La Zona Central contiene las unidades 3 (cementerio), 5, 6 y las trincheras de salvamento practicadas en el área que ocuparían los

cimientos de la construcción que corresponde al actual Museo de Sitio, para un total de 426 m2. De esta zona también proviene un grupo de muestras zoológicas que han perdido su identificación, aunque se tiene la certeza de que proceden de la zona Central por ser la única excavada en la década de los 80 y ser de esa época las bolsas que se han denominado para este análisis “sin ubicación exacta” (SUE) (Figura 2).

Además de las diferencias en el tamaño de los espacios excavados estas zonas se distinguen por la abundancia de materiales hispanos, sobre todo cerámica. Esta es muy

Figura 2. Ubicación de las zonas con las unidades excavadas en el sitio arqueológico El Chorro de Maíta.

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Pérez Iglesias y Valcárcel Rojas. Restos de cerdo en los contextos arqueológicos de El Chorro de Maíta, Holguín, Cuba

frecuente y variada en la Zona Central donde se reporta el 67,5 % de la hallada y también la mayor cantidad de tipos. Debe indicarse, además, que esta zona es la única que muestra piezas europeas aparentemente modificadas por los indígenas. En la Zona Oeste y sobre todo en la Norte, la presencia de material europeo es menos importante (Tabla 1). Estos dos últimos espacios tienen una capa tardía, donde se mezclan restos indígenas y europeos, la cual aparece sobre estratos precoloniales. Esta estructura estratigráfica no queda clara en la Zona Central, donde dominan estratos de mezcla de piezas indígenas e hispanas.

Los restos de cerdo fueron extraídos mediante colecta directa en excavación y a partir del proceso de cernido con malla de 5 mm. Es preciso señalar que un grupo de ellos fue identificado durante el estudio de los entierros humanos ubicados en el área del cementerio, que corresponde a la unidad 3 (Valcárcel Rojas et al., 2011).

El análisis de los restos de cerdo consideró las siguientes variables: Variable a) ubicación, se refiere a la localización de la evidencia y su relación con las zonas en que se ha dividido el sitio para este análisis (Central, Norte y Oeste); también se incluye en la ubicación la relacionada con

los entierros humanos que tienen un número asignado durante el proceso de la excavación de los años 80 (Guarch Delmonte, 1987). Variable b) peso en gramos, se usó para analizar el comportamiento del conjunto de elementos óseos procedentes del cerdo especialmente dentro de las tumbas; Variable c) se refiere a la lateralidad, la que ofrece una medida para la cuantificación del Número Mínimo de Individuos (NMI), según metodología de Grayson (1984).

La variable d) define la pertenencia de los elementos al esqueleto axial (EAx) o apendicular (EAp), mientras que la Variable e) trata sobre el tipo de cuarto utilizado especi-ficando si se asocia al Cuarto Anterior (CA), formado por escápula, húmero, radio y cúbito, o Cuarto Posterior (CP) formado por pelvis, fémur, patela y tibia (Reitz y Ewan, 1995). Con esta información se pretende determinar primero si el animal fue sacrificado en el sitio o si fueron traídas partes convenientes del cerdo de otro lugar, y, segundo, si hay preferencias en el consumo de los cuartos.

Para la determinación de la edad en el momento del sacrificio, por no contar con una colección de referencia con rangos de edad (Variable f), se asumen sólo las categorías de Adulto (A) y Subadulto (SA). Se tuvieron en cuenta para ello dos

Tabla 1. Presencia de cerámica europea en las zonas Central, Norte y Oeste en el sitio arqueológico El Chorro de Maíta.

TIPOS DE CERáMICA EuROPEA áREA CENTRAL áREA OESTE áREA NORTE Cerámica Ordinaria sin vidriar 6 3  Jarra de Aceite vidriado 158 83 3

Jarra de Aceite no vidriado 121 59  

Bizcocho 6 3  

Naranja Micáceo 1    

Cerámica Ordinaria con vidriado plumbeo 4 12  Cerámica Ordinaria con vidriado Carmelita Verde 4    Melado 15 4  

Lebrillo Verde 4 2  

El Morro 1    

Morisco Verde 7 1  

Mayólica 4 4  

Mayólica Columbia Simple 42 15 1

Mayólica Columbia Simple Verde 20    

Mayólica Morisca Azul sobre Blanco 11    

Mayólica Santo Domingo Azul sobre Blanco   1  

Mayólica Isabela Policromo 1 2  Mayólica Caparra Azul   2  Total cerámica europea 405 191 4

% respecto al Total de cerámica europea (600) 67.5 31.8 0.6

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de los tres criterios comúnmente reconocidos: erupción dentaria y la fusión de epífisis (Landon, 1996; Ramos, 2002).

Otra variable registrada en esta muestra (Variable g) fueron las modificaciones observadas en los huesos de cerdo, consideradas como un tipo de manifestación tafonómica tanto bioestratinómica como fosildiagénica (Efremov, 1940).

Según Marshall (1989) se considera como modificación ósea cualquier alteración en tamaño, estructura o textura producida por agentes externos al hueso e incluye dos componentes: el proceso que produce la modificación y el efecto como resultado del cambio producido por el proceso.

Aunque en nuestro estudio no pretendemos realizar un análisis tafonómico detallado, sí existen algunos elementos de esta disciplina que hemos tenido en cuenta pues aportan información relacionada con la manipulación de los ele-mentos óseos por los humanos y en torno a otros agentes que incidieron sobre los restos.

La mayor cantidad de datos recogidos y analizados en este estudio pertenecen a la fase bioestratinómica, relacionada con los cambios producidos a los elementos óseos por la manipulación realizada por los humanos y otros agentes no antrópicos, una vez muerto el animal. También se recogió

información de otras modificaciones producidas posen-terramiento como huellas de raíces y otros procesos (fase fosildiagénica) (Reitz y Scarry, 1985, Fisher, 1995, y Reitz y Wing, 2008).

RESuLTADOS

La presencia de restos de cerdo respecto a su ubicación en las zonas del sitio se muestra en la Tabla 2. En ella se aprecia que el cálculo del NMI, tomando como referencia la lateralidad de los fémures, arroja una cifra de 31 indi-viduos y la ubicación de este tipo de restos se concentra fundamentalmente en la Zona Central con un 90,32 % de presencia. En las zonas Norte y Oeste los restos de cerdo son muy escasos, presentándose solamente un 3 y 6 % respectivamente. El análisis del Número de Restos, rescatados de todas las unidades trabajadas, arrojó una cifra de 1995 con un comportamiento similar al NMI. Se concentran fundamentalmente en la Zona Central (Tabla 2).

De especial atención resultó la presencia de huesos de cerdo en tumbas del cementerio, confundidos inicialmente con res-tos humanos. Estos elementos fueron detectados por Darlene Weston, Anne van Duijvenbode y Hayley Mickleburgh, al realizar nuevos estudios de antropología física (Valcárcel Rojas et al., 2011).

Tabla 2. Comportamiento porcentaje de Número de Restos (NR) y Número Mínimo de Individuos (NMI) de Sus scrofa, en las zonas Central, Norte y Oeste del sitio arqueológico El Chorro de Maíta. Holguín, Cuba.

zONAS uNIDADES NR % NR NMI % NMI.

zONA NORTE Unidad 1 16 1

  Unidad 2 0 0

  16 0.80 1 3.23

zONA OESTE Unidad 9 18 0

  Unidad 10 6 1

  Unidad 11 0 0

  Unidad 12 0 0

  Cala 19 82 1

  106 5.31 2 6.45

zONA CENTRAL Unidad 3/4 (Capa superficial) 444 3

  Fosos Mortuorios (Unidad 3) 378 11

  Unidad 5 208 1

  Unidad 6 407 5

  Trincheras 171 4

  SUE 265 4

  1873 93.88 28 90.32

TOTAL 1995 31

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donde se reporta un número mayor de elementos óseos de cerdo. Sin embargo, no apreciamos hasta el momento otras distinciones en la naturaleza de los restos de cerdo, por lo que a fin de entender el manejo y las características generales de éstos fueros valorados como un conjunto único.

En el análisis realizado a este conjunto único se observó la presencia de restos de todas las partes del esqueleto. El mayor porcentaje pertenece a huesos del cuarto posterior representados mayormente por fémur y tibias, las que alcanzan un 21 y 20 % respectivamente. Le siguen en frecuencia los elementos mandíbula y costillas con alrededor de 10 %, le continúan en ocurrencia las escápulas y cúbitos, pertenecientes al cuarto anterior con un 8 % de presencia. En menor escala se presentan otros elementos como vértebras, falanges, coxal, astrágalo y atlas, los que no superan un 5 %. Muchos de los elementos óseos analizados (12 %) no fueron identificados debido a su alto grado de fragmentación. La figura 4 muestra la frecuencia de aparición de elementos óseos, en correspondencia con tal situación (Ver Figura 4).

También fue analizada la variable parte del esqueleto del animal, referida a su pertenencia al esqueleto axial o apen-

En el caso del cementerio (Unidad 3) se calculó el peso en gramos de los elementos óseos de cerdo presentes en las tumbas. Se observa que el entierro No. 74 alberga la mayor cantidad de elementos óseos de esta especie. Los demás entierros muestran concentraciones moderadas y en otros, ausencia total de ellos. En muchos casos se hallan en entierros poco profundos o alterados por otras inhumaciones. En el área de cementerio no hay evidencia de que haya ocurrido un proceso de selección de los huesos de cerdos y su cantidad en las tumbas se correlaciona con el reporte en estas de otros restos de fauna y de fragmentos de cerámica indígena y europea, que tampoco muestran indicios de una deposición intencional o de manejo como ofrenda. El análisis de distribución de estos materiales en las tumbas, los procesos de alteración entre entierros y de perturbación de las tumbas, apunta a una entrada accidental de estas evidencias, según discute Valcárcel Rojas (2012:228) (Figura 3).

Las diversas zonas muestran diferencias contextuales significativas, que en el caso de los restos de cerdo, sólo parecen reflejarse en su abundancia. La mayor presencia de elementos culturales hispanos se da en la Zona Central,

Figura 3. Presencia de restos de cerdos (representada en peso en gramos) en los entierros humanos del sitio arqueológico El Chorro de Maíta

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dicular. Esta muestra una tendencia a una mayor presencia de elementos correspondientes al esqueleto apendicular, contrastando entre un 70 % perteneciente a esta parte del esqueleto respecto a sólo un 30 % perteneciente al esqueleto axial. En este sentido es preciso señalar que muchos de los huesos del esqueleto axial son propensos a fragmentarse dada su fragilidad, como ocurre con las costillas. Destaca la poca presencia de huesos craneales, sin embargo no excluimos, dada la gran cantidad de huesos fragmentados que se observan, el posible consumo de las partes comestibles de la cabeza del cerdo, las cuales al ser procesados pudieron sufrir este tipo de fragmentación que imposibilita su identificación.

La edad de sacrificio del animal exhibe un predominio de individuos subadultos. Con relación a esta variable se observa la presencia de un 56 % de elementos óseos subadultos frente a un 44 % de adultos. Para este análisis se tuvieron en cuenta solamente huesos como los fémures y las tibias que por su resistencia son más perdurables.

Las modificaciones óseas se registraron en 118 huesos de los 1995 estudiados, lo que representa un 6 %. Estas modi-

ficaciones corresponden a dos tipos de procesos externos: antrópico y natural.

Entre las modificaciones producidas por agentes antrópicos predominan el corte, tajado y quemado. Se identificaron además indicios de punzado, corte con fricción y percusión para posterior fractura; tales marcas se hallaron en un 85% de los elementos óseos que presentan modificaciones. Los huesos más afectados por estas modificaciones fueron los fémures, tibias, escápulas y costillas, que corresponden a procesos de carnicería, preparación y consumo de alimento.

Uno de los casos de modificación más interesantes, no asociado al procesamiento para consumo, se observa en un pendiente confeccionado a partir de un canino de cerdo hembra. Este proviene de la zona Central (SUE 97) y constituye indicio de la asimilación de esta nueva especie como materia prima para la confección de objetos indígenas de adorno corporal. Pendientes similares, pero elaborados en dientes de perro (Canis lupus familiaris) y foca (Monachus tropicalis), se reportan en otros sitios cubanos y caribeños precontacto (Jiménez y Fernández-Milera, 2002; Jiménez y Arrazcaeta, 2005) (Ver Figura 5).

Figura 4. Frecuencia de los elementos óseos para cerdo (Número de Restos) en las Zonas Central, Norte y Oeste del sitio arqueológico El Chorro de Maíta.

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Pérez Iglesias y Valcárcel Rojas. Restos de cerdo en los contextos arqueológicos de El Chorro de Maíta, Holguín, Cuba

Un 15 % de las marcas son de origen natural o no antrópico y fueron producidas por raíces y roído animal. Rasgos similares a los vistos en el sitio y generados por el contacto con raíces, se hallan en restos estudiados por Behrensmeyer (1978), Binford (1981) y Fisher (1995). Los indicios de roído animal, notables por la presencia de bordes de epífisis rotos, sinuosos y cortados así como algunos surcos y hoyos, fueron identificados por el Dr. Russell Graham, paleontólogo de la Universidad de Pennsylvania (Comunicación personal) y se presentaron tales como han sido descrito por Binford (1981) y Fisher (1995).

Es importante considerar, además, la gran fragmentación que poseen algunos huesos, cuya causa es difícil de determinar y puede estar producida por procesos de carnicería, preparación de alimentos, pisoteo e inclusive por intemperismo, según plantean Reitz y Wing (2008).

En la Zona Central además de los restos de cerdo se en-cuentran restos de fauna autóctona, con una composición algo diferente a la de las deposiciones de procedencia sólo indígena ubicadas en la Zona Oeste y la Zona Norte. En estas últimas predominan peces, moluscos y mamíferos terrestres. En la Zona Central se aprecia una sensible dismi-nución de remanentes de vertebrados autóctonos, como los caprómidos y los peces. Se presenta también un aumento de la presencia de cangrejo terrestre (Gecarcinus ruricola).El resto de los grupos zoológicos como Reptiles y Moluscos, mantienen un comportamiento similar al de los contextos con restos de dieta sin influencia hispana. Esta situación destaca al área inmediata al cementerio como un espacio donde se dio un manejo más intenso de los cerdos, aspecto que, como comentamos anteriormente, coincide con una superior presencia de los materiales europeos respecto al resto del sitio. Esto va paralelo a la disminución del uso

de especies locales y recuerda el caso del sitio El Porvenir, donde un proceso similar se explica como expresión de un reajuste dietario generado por el contacto entre europeos e indígenas (Castellanos y Pino, 1978).

Esta área Central de El Chorro de Maíta pudo tener una función que determinaba una mayor presencia de elementos europeos y un cambio en el patrón de manejo de elementos indígenas. Considerando la presencia de restos de indígenas cristianizados y de un fuerte proceso de interacción con los europeos en el lugar (Valcárcel Rojas 2012), es posible que en esa parte del sitio o muy cerca de ella, no sólo se realizara con mayor frecuencia el procesamiento y consumo de estos animales, sino que incluso residieran indígenas más cercanos a la cultura hispana, con un acceso preferente a este recurso alimentario, e incluso españoles, aunque como refiere Valcárcel Rojas (2012), esta presencia –si se produjo- siempre debió ser muy escasa y quizás no permanente.

Sin duda muchos cerdos fueron procesados íntegramente en El Chorro de Maíta, aun cuando predominan los huesos del esqueleto apendicular, en especial los del cuarto posterior. Por otra parte son más frecuentes los individuos jóvenes, lo que podría explicar el alto grado de fragmentación que caracteriza la muestra, y el deterioro de los huesos más ligeros de otras partes del esqueleto. Estos últimos fueron además sometidos a procesos de degradación pos-enterramiento que produjeron su ruptura, sobre todo en áreas como el cementerio, donde se realizaron movimientos de tierra con frecuencia. En los huesos perdurables como fémur, tibia, cúbito y escápulas, se apreciaron varios tipos de modificaciones, al parecer generadas por el uso de algún objeto metálico para realizar cortes en las diáfisis y epífisis; estos se produjeron durante acciones de descuartizamiento y descarnamiento. En el sitio aparecen fragmentos de láminas metálicas que pudieran ser partes de cuchillos, aunque su cronología no está bien establecida (Valcárcel Rojas, 2012:172-173). Hasta el momento no hay certeza del tipo de instrumento metálico que produjo las marcas halladas en los huesos de cerdo.

Aunque no tenemos evidencias concretas, algunas marcas de percusión en las diáfisis de los huesos largos y la pre-sentación de las superficies de ruptura esquirladas sugieren el aprovechamiento de la médula ósea, presentándose una situación similar a la analizada por Ramos (2002).

Análisis de isótopos de estroncio practicados a un grupo de tres muestras dentales de cerdo indican que esos individuos en particular no son locales, es decir, que fueron traídos de zonas muy alejadas de la Isla o de espacios fuera de esta (Valcárcel Rojas, 2012). Dicho detalle resulta muy peculiar

Figura 5. Pendiente elaborado en un canino de cerdo hembra, encontrado en la bolsa SUE 97, perteneciente a la Zona Central, del sitio arqueológico El Chorro de Maíta.

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dados los datos que se manejan en cuanto a la rápida aclimatación y propagación del cerdo, así como su potencial crianza en espacios rurales como este.

CONCLuSIONES

Los estudios arqueológicos en El Chorro de Maíta indican que esta comunidad debió constituir un pueblo de indios encomendados que se mantuvo vigente durante la primera mitad del siglo XVI y quizás a inicios de la segunda mitad de ese siglo (Valcárcel Rojas, 2012). Allí vivieron gentes que adquirían una nueva identidad, en su carácter de sujetos coloniales, la cual no sólo se enmarcaba en un cambio de apariencia y de prácticas religiosas y mortuorias, sino, potencialmente, en la asimilación y desarrollo de nuevos esquemas alimentarios más ajustados a la disponibilidad de ciertos recursos y a su nueva condición social. Se da aquí una situación, también visible en otros sitios arqueológicos, que refiere la entrada del cerdo a la vida de los indígenas y sus descendientes, y a los futuros ambientes rurales cubanos.

La magnitud de la presencia espacial y del número y nivel de procesamiento de los cerdos, en un sitio donde no parece haber una presencia estable e importante de españoles, apuntan a un acceso indígena a este animal y su manejo die-tario. El canino perforado y acondicionado como pendiente indica que el cerdo no sólo llegó a las prácticas alimentarias, sino también a las culturales, refiriendo un claro proceso de incorporación a la vida indígena en el entorno colonial.

Los manejos del cerdo en El Chorro de Maíta, que comienzan a ser reconocidos en este análisis, son una ventana a espacios hasta ahora desconocidos de la historia colonial antillana. Nos acercan a la cotidianidad de los entornos rurales, alejados de las villas hispanas, donde los indígenas luchan por encontrar soluciones de sobrevivencia que incluyen el manejo de los objetos y recursos de los dominadores. Sirven para demostrar una capacidad de ajuste y proyección de futuro de estos actores, que generalmente la historia tradicional les niega.

AGRADECIMIENTOS:

Agradecemos la colaboración de los especialistas de la Universidad de Leiden, Darlene Weston, Anne van Duijvenbode y Hayley Mickleburgh, en la identificación de restos óseos de cerdo del área de cementerio, y de Jason Laffon en los análisis de su origen territorial. El apoyo de esta institución a uno de los autores (R. Valcárcel Rojas) facilitó varias fases del trabajo. Las excavaciones realizadas entre el 2007 y el 2008 fueron ejecutadas por el Departamento Centro Oriental de Arqueología con apoyo de la Universidad de Alabama y de la Universidad de Pennsylvania y fueron dirigidas por Roberto

Valcárcel Rojas, Vernon J. Knight y A. Brooke Persons, con la participación de personal y estudiantes de las institu-ciones referidas. Reconocemos la importante colaboración de Lee A. Newson, David Goldstein y Russell Graham en distintos aspectos de esta investigación. Especialistas del Departamento Centro Oriental de Arqueología, particular-mente Yanet Fernández Batista e Ileana Rodríguez Pizonero, apoyaron el estudio arqueozoológico. José Cruz Ramírez y Juan Guarch Rodríguez colaboraron en la elaboración de los planos y mapas.

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Pérez Iglesias y Valcárcel Rojas. Restos de cerdo en los contextos arqueológicos de El Chorro de Maíta, Holguín, Cuba

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PRáCTICAS DE PROCESAMIENTO DE CÉRVIDOS EN EL SITIO LAS MARÍAS (PARTIDO DE MAGDALENA, buENOS AIRES, ARGENTINA)

DEER PROCESSING PRACTICES AT SITE LAS MARÍAS, (MAGDALENA COuNTy, buENOS AIRES, ARGENTINA)

AbSTRACT:

In previous studies we analyzed the patterns of use and consumption of deer, Blastoceros bezoarticus and Ozotoceros dichotomus, by hunter-gatherer-fishermen that inhabited the coastal Río de La Plata River during the Late Holocene. The purpose of this paper is to analyze the practices of deer processing in Las Marías archaeological site (Magdalena County, Buenos Aires Province, Argentina). This site is located in a coastal environment of shell ridges where native forests develop. The radiocarbon dating of Las Marías site (1820 ± 50 yr BP -Pogonia chromis bone-, and 1590 ± 40 yr BP -Lama guanicoe bone-) suggests that the area was occupied since ca. 1800 years BP. For this study various sources of information were combined: archaeofaunal analysis, the information in the texts of chroniclers and the early archaeological work of synthesis, and finally, the analysis of ceramic technology of the site. This work method has allowed visualizing the tendency to practice an intensive use of deer. The intersection of these ways of analysis allows us to interpret aspects of the social practices of these hunter-gatherer–fishermen societies.

KEy WORDS:

Management, Processing, Deer, Archaeozoology, Ceramic Technology, Documentary Record

Fernanda Day Pilaría¹, María Clara Paleo¹ y Mariano Merino²

1Laboratorio de Análisis Cerámico. Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata. Calle 64 y 120 s/n. (1900) La Plata, Buenos Aires, Argentina.

2CICPBA. Sección Mastozoología, Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata. Paseo del Bosque s/n. (1900) La Plata, Buenos Aires, Argentina.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

En trabajos previos se analizaron los patrones de explotación y consumo de los cervidos, Ozotoceros bezoarticus y Blastoceros dichotomus, que realizaron las sociedades cazadoras, recolectoras y pescadoras que habitaron el litoral del Río de la Plata durante el Holoceno tardío final. En el presente trabajo, se proponen analizar las prácticas de procesamiento de los cérvidos del conjunto arqueofaunístico del sitio Las Marías (partido de Magdalena, Buenos Aires, Argentina). Los fechados radiométricos de 1820 ± 50 años AP (sobre resto óseo de Pogonia cromis) y 1590 ±40 años AP (sobre resto óseo de Lama guanicoe) permiten proponer la ocupación del área desde ca. 1800 años AP. Para este estudio se vinculan diversas vías de información: el análisis arqueofaunístico, la información existente en los textos de cronistas y en los primeros trabajos arqueológicos de síntesis para la zona y, por último, el análisis de la tecnología cerámica presente en el sitio. Esta metodología de trabajo, permitió visualizar una tendencia hacia las prácticas de aprovechamiento intensivo de los cérvidos. Asimismo, este estudio nos permite interpretar aspectos de las prácticas sociales de dichas sociedades cazadoras, recolectoras y pescadoras.

PALAbRAS CLAVE:

Gestión, Procesamiento, Cérvidos, Arqueozoología, Tecnología cerámica, Registro documental

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Day Pilaría et al. Prácticas de procesamiento de cérvidos en el sitio Las Marías (Partido de Magdalena, Buenos Aires, Argentina)

INTRODuCCIÓN

Los análisis sobre marcas de procesamiento en las carcasas de los animales permiten indagar acerca de las actividades de aprovechamiento de los mismos, y discutir sobre las prácticas de consumo que desarrollaron las sociedades en el pasado. El procesamiento de la carcasa de un animal implica la puesta en acción de una serie secuencial de actividades (Lyman, 1994; Mengoni Goñalons, 2006-2010). A esta secuencia se incorporan las diferentes modalidades de cocción que, potencialmente, generarían modificaciones en las superficies óseas. Diversos trabajos arqueológicos han señalado la influencia que podría tener la cocina en las decisiones de transporte y despiece de los animales (Gifford-González, 1993; Oliver, 1993; Montón Subías, 2005; entre otros).

En el presente trabajo se analiza el conjunto de cérvidos del sitio arqueológico Las Marías (partido de Magdalena, Buenos Aires, Argentina), caracterizado como una ocupa-ción de cazadores, recolectores, pescadores y ceramistas. La interpretación conjunta de los registros arqueológico, cronológico y palinológico permite proponer la ocupación del área desde ca. 1800 años AP (Paleo y Pérez Meroni, 2007).

El objetivo de este trabajo es analizar las prácticas de procesamiento de los cérvidos del mencionado sitio, en relación con las distintas formas de aprovechamiento. Para tal fin, se analiza la muestra arqueofaunística de cérvidos, integrando los resultados con información proveniente del registro cerámico y con los datos que aportan las crónicas y los primeros trabajos de síntesis para la zona de estudio. Se espera que esta articulación ofrezca una posibilidad comprensiva acerca de las prácticas de procesamiento de los cérvidos, en el marco del análisis de las estrategias de gestión de los recursos que desarrollaron las sociedades cazadoras, recolectoras y pescadoras del litoral fluvial bonaerense en el Holoceno tardío.

Aspectos teóricos y metodológicos

A partir del análisis de las estrategias de gestión se consi-dera que gestionar los recursos significa tomar decisiones y organizarse socialmente para la adquisición, producción, distribución y consumo de los bienes producidos. Esta perspectiva aborda cuestiones como el conocimiento sobre la localización de los recursos, sus ciclos naturales, la movilidad necesaria para su obtención, los conoci-mientos y aplicaciones de las técnicas para la adquisición, transformación y conservación de los mismos (Terradas, 2001; Zurro, 2010).

En tal sentido, se considera que las estrategias de-sarrolladas por las sociedades son el resultado de la combinación dialéctica entre la oferta de animales y las condiciones socioeconómicas (Piqué et al., 2009). De este modo, el estudio de los restos arqueofaunísticos y el análisis contextual del registro arqueológico, constituyen el punto de partida para comprender las relaciones sociales de producción que rigen en una sociedad. Se trata de establecer las formas, concretas e históricas, que adquieren los procesos y las relaciones sociales de producción, es decir el modo en que hombres y mujeres se organizaron en la gestión de los recursos (Estévez y Vila, 1998; Moreno et al., 2009). De esta manera, la adquisición de la presa, las prácticas culinarias, la distribución del producto y la gestión final de los de-sechos son actividades que forman parte del proceso productivo (Moreno et al., 2009). En este marco, las prácticas culinarias, comprendidas como actividades de mantenimiento en la esfera doméstica de las sociedades, implican algo más que la etapa final de una cadena de producción, dado que pueden situarse al inicio de esa secuencia marcando el ritmo particular del sistema productivo (Montón Subías, 2005). El procesamiento y aprovechamiento de los cuerpos de animales varían con la aplicación de los diferentes sistemas culinarios. Algunas observaciones etnográficas demuestran que las decisiones que se toman una vez cazado el animal estarían relacionadas con los procesos culinarios que se adopten; de este modo, constituyen un elemento influyente al momento de decidir cómo gestionar el animal (Montón Subías, 2005). El accionar en el momento de despiece dependerá de lo que se pretenda obtener, por ejemplo, fracciones para asar la carne al fuego, huesos y trozos de carne para estofarla, porciones fileteadas para secarla, o piezas manejables para congelarlas o conservarlas (Gifford-González, 1993). Las innovaciones tecnológicas para la extracción de nutrientes también pueden influir en las decisiones sobre las estrategias de transporte y procesado de las carcasas animales (Oliver, 1993).

Diversas investigaciones arqueofaunísticas se centraron en los análisis de procesamiento de los huesos en estado crudo (Miotti, 1990-1992; De Nigris, 1999, 2004) y enfatizaron los estudios sobre los procesos de cuereo, patrones de desarticulación de las carcasas y de extracción de carne, periostio, tendones y médula. Del mismo modo, existen trabajos arqueológicos y experimentales donde se reconocen las alteraciones que pueden sufrir los huesos debido al calor, siendo evaluadas con relación al proceso de incineración (Montón Subías, 2005). Si bien se acepta que existe una relación entre las técnicas culinarias utilizadas y las modifi-caciones que éstas dejan en los huesos, solo ocasionalmente

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se considera a la cocina como un agente tafonómico importante, aspecto que resulta llamativo porque la mayoría de los conjuntos arqueofaunísticos se encuentran modelados por las últimas etapas del procesamiento (Colley 1990 en Montón Subías, 2005; De Nigris, 2004).

Este marco teórico-conceptual posibilita analizar las prácti-cas de procesamiento de los cérvidos con el fin de interpretar prácticas sociales y, en consecuencia, permite reconstruir las secuencias de transformación de las distintas especies animales en recursos y productos sociales.

Caracterización del sitio Las Marías y estructura local de los recursos

Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el área litoral del Río de la Plata tienen como objetivo caracterizar la dinámica de las ocupaciones humanas que poblaron la costa y el interior de los partidos de Magdalena y Punta Indio (provincia de Buenos Aires, Argentina) durante el Holoceno tardío (Paleo y Pérez Meroni, 2007).

En esta región existe una correspondencia entre las dife-rentes topografías, los tipos de suelos y las formaciones vegetales que se desarrollan a lo largo del gradiente con-tinente –costa del Río de la Plata. Desde el interior hasta la costa se reconocen diversas zonas: la llanura alta, la llanura de cordones de playa, la planicie de inundación y la costa (Pérez Meroni y Paleo, 1999; Paleo et al., 2002). La llanura de cordones de playa reviste interés desde el punto de vista arqueológico, debido a que constituyó el ambiente preferencial para el asentamiento de las ocupaciones humanas del pasado. La misma comprende un conjunto de elevaciones subparalelas entre sí, con cotas de 2-2,5 m, que se suceden en niveles decrecientes y se escalonan hacia la costa (Cavalloto, 1995). Sobre estas se desarrolló un bosque xerófilo de tala (Celtis tala) y coronillo (Scutia buxifolia) (Paleo y Pérez Meroni, 2007). Desde el punto de vista zoogeográfico, el área de estudio pertenece al dominio Pampásico (Ringuelet, 1961).

El sitio Las Marías (Figura 1) se ubica en el sector costero del partido de Magdalena, sobre la margen derecha del estuario del Río de la Plata, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Cuenta con dos fechados radiocarbónicos: 1820 ± 50 años AP (CURL 6073 hueso, δ13C = -12,3 ‰) y 1590 ± 40 años AP (CURL 6072 hueso, δ13C = -19 ‰) (Paleo y Pérez Meroni, 2007). Es un sitio a cielo abierto del cual se excavaron 45 m2 y a partir de sondeos exploratorios se estima el área de ocupación en 2000 m2. Sobre la base del contexto arqueológico, la distribución de los restos en la secuencia estratigráfica y los fechados

obtenidos, el sitio se caracteriza como unicomponente y de actividades múltiples. El registro arqueológico está conformado por abundante material cerámico, menor proporción de instrumental óseo, escasos instrumentos líticos y estructuras de combustión (Paleo y Pérez Meroni, 2007). En la zona no se registra la presencia de fuentes de aprovisionamiento de materia prima lítica, localizándose las más próximas a unos 300 km (García et al., 2011).

El conjunto arqueofaunístico de Las Marías cuenta con 9687 especímenes. Los taxa más representados son cérvidos, roedores y peces.

Los cérvidos, Blastoceros dichotomus y Ozotoceros be-zoarticus, constituyeron un recurso muy importante en la subsistencia de las sociedades cazadoras y recolectoras que ocuparon el litoral del Río de La Plata y regiones próximas (ver Aldazabal, 1997; Loponte y Acosta, 2003; Loponte et al., 2004; Martínez y Gutiérrez, 2004; González, 2005; Loponte, 2008; Mucciolo, 2010; Politis y León, 2010; Politis et al., 2011, entre otros). Ambas especies son autóctonas pero presentan diferencias en cuanto a las características físicas, hábitat y etología. El ciervo de los pantanos, B. dichotomus (Illiger, 1815), tiene un peso que oscila entre los 80 y 125 kg, es el mayor ciervo sudamericano, presenta un cuerpo macizo y fuerte, con patas largas y estilizadas como adaptación a los ambientes pantanosos, ya que habita esteros y pajonales de inundación con cuerpos de agua de 30 a 60 cm de profundidad, rodeados de isletas de monte con abundante vegetación. En cuanto a sus hábitos comportamentales es buen nadador, con frecuencia cruza lagunas y riachos, y durante las inundaciones realiza migraciones estacionales buscando zonas más altas. Es solitario, también se lo puede observar en parejas o pequeños grupos dispersos. Su dieta es herbívora, y varía de forma estacional, se basa principalmente en brotes, hojas de árboles, gramíneas y plantas acuáticas (Pinder y Grosse, 1991; Pinder, 1993).

El venado de las pampas, O. bezoarticus (Linneo, 1758), es un ciervo de tamaño mediano, su peso oscila entre los 25 y 40 kg, posee un cuerpo esbelto, con patas delgadas y fuertes, y pezuñas pequeñas. Habita ambientes abiertos, mayormente pastizales, con escasa vegetación arbórea, zonas húmedas de tierras bajas inundadas con aguas dulces o salobres, como así también zonas secas con escasas precipitaciones. Es de hábitos gregarios. Su dieta es herbívora, incluye hojas, semillas, brotes tiernos de herbáceas y gramíneas (Merino, 2003).

En trabajos previos se indagaron aspectos sobre la explo-tación y consumo de estas especies que habitaron el área

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Day Pilaría et al. Prácticas de procesamiento de cérvidos en el sitio Las Marías (Partido de Magdalena, Buenos Aires, Argentina)

de estudio. En esta oportunidad, se propone profundizar el análisis acerca de las prácticas de procesamiento de los mismos (Day Pilaría et al., 2013). La importancia de estos recursos también queda evidenciada en la tecnología ósea, dada la utilización de huesos y astas como materia prima para la fabricación de instrumentos, entre los que se encuentran puntas confeccionadas por abrasión y pulido sobre metapodios, instrumentos espatuliformes, entre otros (Paleo y Pérez Meroni, 2007).

Es importante destacar que la dieta tuvo un aporte sig-nificativo de roedores de gran tamaño como Myocastor coipus, Lagostomus maximunn y Hydrochaeris hydrochaeris, también se observa el aprovechamiento de recursos variados como Tupinambis sp. y Dasypus sp. Otro recurso muy abun-dante y con alto rendimiento en la provisión de carne es el taxón peces, especialmente Pogonias cromis y Micropogonias furneri y especímenes asignados a las familias Pimelodidae y Doradidae. Estas observaciones se plantean a partir de la identificación de restos con termoalteraciones, fracturas intencionales y lascados, como así también evidencia de utilización como soportes para la fabricación de instrumentos (Paleo y Pérez Meroni, 2007). Cabe aclarar que se están realizando análisis específicos sobre los conjuntos de roedores y peces del mencionado sitio, que permitirán brindar mayor información sobre el aporte relativo a la dieta de cada uno de los taxa. También se identificaron escasos restos de Lama guanicoe que corresponden a elementos de la porción distal del autopodio. Se considera que dicha especie constituyó un recurso alóctono para el área de estudio.

El material cerámico presente en este sitio se encuentra fragmentado en su totalidad. Los distintos estudios reali-zados permitieron proponer su elaboración local, a partir de la localización, en las proximidades del asentamiento, de fuentes de aprovisionamiento de barros aptos para su manufactura y de la presencia de masas de arcilla sin cocinar con indicios de amasado. A partir del análisis morfológico, se reconstruyeron piezas consideradas como contenedores dado que se habrían utilizado para el procesamiento de alimentos, tanto para la cocción directa al fuego como para el almacenaje (Paleo y pérez Meroni, 2005/2006, 2008; Pérez Meroni et al., 2010).

A partir de esta información, se interpreta que estas socie-dades desarrollaron actividades de caza, recolección, pesca y confección de piezas cerámicas, con un uso intensivo de los recursos locales, y una baja movilidad residencial. La presencia de recursos alóctonos en el sitio permite inferir que estas sociedades intervendrían en redes de intercambio e interacción a escala regional (Paleo y Pérez Meroni, 2004, 2007).

MATERIALES y MÉTODOS

Las prácticas de procesamiento de cérvidos son abordadas a partir del análisis arqueozoológico. Los materiales se identificaron taxonómicamente siguiendo los criterios de la sistemática biológica (Salemme et al., 1991). Se determinaron anatómicamente a partir de los criterios propuestos por Berwick (1975).

De acuerdo al nivel taxonómico identificado y la determi-nación anatómica alcanzada, se definieron las siguientes categorías: Ozotoceros bezoarticus, Blastoceros dicho-tomus, Cervidae, Mamíferos de tamaño mediano, entre 15 y 50 kg, y Mamíferos de tamaño grande, de más de 50 kg. Es importante precisar que se incluyen en una misma categoría analítica denominada M1 los restos de B. dichotomus y de Mamíferos grandes por un lado; y en la categoría M2 los restos de O. bezoarticus y de Mamíferos medianos por otro. La construcción de estos criterios responde a que potencialmente los restos asignados a la categoría Mamíferos se podrían corresponder con las especies identificadas. No obstante, dado que existen en el registro arqueológico restos de otros mamíferos grandes como Lama guanicoe, cabe aclarar que los restos asignados a esta especie son escasos y corresponden a elementos de la porción distal del autopodio tales como tres falanges, cuatro fragmentos de metapodio, un tarsiano y tres elementos del basipodio. Estas características señaladas del registro son recurrentes en otros sitios del área de estudio (Miotti y Tonni, 1991; Balesta et al., 1997; Paleo y Pérez Meroni, 2004) como así también en otros de la región pampeana (Martínez y Gutiérrez, 2004; Politis y Pedrotta, 2006). En tal sentido, se interpreta que la presencia de los elementos del autopodio de L. guanicoe podría explicarse como el resultado del transporte de cueros de guanaco (ver discusión en Politis y Pedrotta, 2006). Consecuentemente, al construir la categoría M1 se consideró que los fragmentos de huesos largos asignados a Mamíferos grandes podrían corresponderse con B. dichotomus dado que el esqueleto apendicular de este último se encuentra representado casi en su totalidad.

Para poder inferir el valor social de estos recursos, se realizaron estimaciones de abundancia taxonómica (Grayson, 1984) utilizando los índices NISP y MNI, este último según criterios de lateralidad y edad (Mengoni Goñalons, 1999). En cuanto a la representación de partes esqueletarias se realizaron los cálculos de MNE y MAU% (Binford, 1984; Mengoni Goñalons, 1999). Se registró la longitud de los restos óseos a través de tres categorías: fragmentos menores e iguales a 5 cm, entre 5,1 y 10 cm, y fragmentos de más de 10,1 cm. Además se estimaron

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los grados de fragmentación mediante el índice NISP/MNE x 100 (Lyman, 1994).

Con el fin de analizar la transformación del animal en producto social, se identificaron y evaluaron las mo-dificaciones de las superficies óseas. Se relevaron los estadios de meteorización formulados por Behrensmeyer (1978). Entre las modificaciones de las superficies óseas, analizadas macroscópicamente, se registraron aquellas producidas por agentes naturales como carnívoros, roe-dores y raíces (Binford, 1981; Gutiérrez, 2006; Massigoge, 2009; Miotti y Tonni, 1991; Mengoni Goñalons, 1999, 2006-2010). Se analizaron las modificaciones de origen antrópico como las huellas de corte, fracturas intencionales y termoalteraciones para interpretar las actividades de procesamiento y las prácticas de cocción (Binford, 1981; Mengoni Goñalons 1999 y 2006-2010). Con respecto al análisis de las fracturas se evaluó el estado del material óseo al momento de fracturación (fresco o seco) y se clasificaron morfológicamente en tres tipos: helicoidal, transversal y longitudinal (Mengoni Goñalons 2006-2010; Outram, 2002). Las termoalteraciones se determinaron por el criterio de coloración de los huesos: el color marrón correspondería a los huesos quemados; el color negro a los huesos carbonizados; y el gris azulado o blanquecino a los huesos calcinados (Mengoni Goñalons, 2006-2010).

Se procede a articular estos resultados con otras vías ana-líticas tales como el registro cerámico del sitio y el análisis de la crónica de U. Schmídel (1903 [1599]) y el trabajo de F. Outes (1897). Esta articulación permite acercarse a la comprensión de la dinámica de las sociedades del pasado.

El registro cerámico del sitio Las Marías constituye un material abundante y ha sido objeto de numerosos estudios arqueométricos, estudios experimentales sobre aptitud de fuentes de arcilla locales y análisis morfo-funcionales y tecno-funcionales a partir de la reconstrucción de piezas (Paleo y Pérez Meroni, 2005/2006, 2007 y 2008; Pérez Meroni et al., en prensa). A partir de estos estudios se determinó el uso doméstico del conjunto cerámico, atribuyendo la función de contenedores a las vasijas. Se caracterizaron tres categorías morfo-funcionales que incluyen contenedores de procesamiento, de almacenaje y de transferencia (Paleo y Pérez Meroni, 2005/2006 y 2008).

La crónica de Ulrich Schmídel, denominada Viaje al Río de la Plata (1534-1554) (1903 [1599]), narra sus experiencias como parte de la expedición de Manthossa que llega a las costas del Río de la Plata en 1535. Participa en la primera fundación de Buenos Aires, recorre la costa del Río de la Plata, del Paraná y Uruguay, convive con poblaciones

querandíes, se enfrenta a los timbúes y presencia en 1541 el abandono del primer asentamiento de Buenos Aires. Schmídel es considerado el primer historiador de Buenos Aires (Prólogo de S. Lafone Quevedo en Schmídel, 1903 [1599]).

Félix Outes en su trabajo titulado Los Querandíes (1897), analiza y sintetiza los trabajos de Trelles (1864) y Ameghino (1881 y 1884), y también consulta obras de cronistas tales como García (1526), Schmídel (1567-1597) y cartas como las de Garay (1582-1582), Montalvo (1587), Ramírez (1528) y Villalta (1556) entre otras. En todas ellas se menciona a los querandíes que habitaron los territorios de la costa del Río de la Plata, el río Salado y el Paraná.

El análisis de estos textos permitió sintetizar información de interés para generar consideraciones sobre el registro arqueozoológico y la interpretación de las prácticas de procesamiento de los recursos faunísticos. La revisión de estos trabajos se orientó a relevar las menciones acerca de los cérvidos, como especies que habitaron el área de estudio y como recurso gestionado por las sociedades, con especial atención a las formas de preparación y cocción de los mismos.

La utilización de registros documentales como fuente de analogías e hipótesis es una modalidad implementada en numerosos estudios arqueológicos. Los mismos han señalado los datos valiosos que brinda este tipo de registro, ya que aportan una procedencia local de la información y la posibilidad de continuidad histórica de las sociedades etnográficas. De todos modos, se debe tener en cuenta las limitaciones metodológicas para el empleo de la información obtenida de las crónicas, considerando que las sociedades humanas y las prácticas en ellas descriptas no representan a los mismos grupos y problemáticas abordados desde el registro arqueológico (Prates, 2009). Esta misma apreciación es válida para considerar el trabajo de F. Outes. En este sentido, en el presente trabajo se contempla la naturaleza de los textos analizados y la información que cada uno de ellos brinda.

RESuLTADOS

Con respecto al análisis arqueozoológico del conjunto de cérvidos del sitio Las Marías (Tabla 1), los datos obtenidos arrojan un NISP total de 330, agrupados en las categorías anteriormente mencionadas, según el nivel de identifi-cabilidad alcanzado. La categoría Cervidae se encuentra representada por 102 restos óseos correspondientes a fragmentos de astas, los cuales no son consignados en el análisis de los resultados.

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Day Pilaría et al. Prácticas de procesamiento de cérvidos en el sitio Las Marías (Partido de Magdalena, Buenos Aires, Argentina)

Los MNIs obtenidos son cinco para O. bezoarticus determi-nados a partir de las epífisis distales de tibia y dos para B. dichotomus determinados por las epífisis distales de radio.

Las partes esqueletarias con mayor representatividad (MAU%) en el conjunto corresponden al esqueleto apen-dicular (Figura 2). Cabe aclarar que estas estimaciones se realizaron sobre los restos identificados a nivel específico. Existen en el conjunto partes esqueletarias correspon-dientes al esqueleto axial que fueron asignadas a las

categorías de Mamíferos, ya que, por ser elementos con bajo nivel diagnóstico como las vértebras, o por encontrarse fragmentados como los restos de cráneo, no pudieron ser identificados con mayor detalle. Esta misma situación se observa para fragmentos de diáfisis de huesos largos.

El registro de la longitud de los fragmentos óseos permitió detectar diferencias entre las distintas categorías (Tabla 2). Para la categoría M1 (n=85) el 57,64% corresponde a fragmentos mayores a 10 cm, y el 22,35% a menores

Tabla 1. Abundancia taxonómica de cérvidos y mamíferos mediano/grande del sitio Las Marías.

ELEMENTO

blastoceros

dichotomus

MAMÍFERO

GRANDE

Ozotoceros

bezoarticus

MAMÍFERO

MEDIANONISP MNE MNI NISP MNE NISP MNE MNI NISP MNE

Cráneo 28 -

Mandíbula 4 4 2 2 2 1

Axis 2 2

V. cervical 14 14

V. dorsales 2 2

V. lumbares 5 5

Costillas 7 -

Escápula 1 2

Húmero diáfisis 2 2 1

Húmero distal 4 2 2

Radio proximal 1 1 1 2 2

Radio diáfisis 1 2

Radio distal 2 2 2 1 1 1

Cúbito proximal 1 1 1 2 1 2

Pelvis 2 2

Fémur proximal 2 2 2 1 2

Fémur diáfisis

Fémur distal 1 1 1 3 3

Rótula 1 1 1

Tibia proximal 1 1

Tibia diáfisis 1 1

Tibia distal 2 2 1 8 8 5

Calcáneo 5 5 4 4

Astrágalo 2 2 9 9

Tarsales 12 12 2 4 4

Metapodio 6 3 1 17 10 3

Falanges 6 5 1 23 22 1 2 2

Frag. Huesos Largos 54 93

TOTAL 22 18 61 7 75 64 182 56

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56 Etnobiología 12 (2), 2014.

de roedores. Las mismas se observaron sobre diáfisis de húmeros, metacarpos, tibias y metatarsos. No se identificaron marcas de carnívoros ni de raíces, este es un aspecto destacado, dado que el sitio arqueológico se encuentra emplazado en un bosque xerófilo cuyas raíces podrían haber originado marcas sobre los materiales arqueológicos.

En cuanto a las modificaciones de origen antrópico se analizaron fracturas, huellas de corte y termoalteracio-nes. Así también se observaron huellas de percusión que hasta el momento no fueron registradas en profundidad, y dado el carácter preliminar del presente trabajo, las mismas no fueron incluidas en las consideraciones.

Se registraron 58 elementos óseos que presentan 89 fracturas en estado fresco (Tabla 3). Los resultados muestran una cantidad similar de fracturas de tipo helicoidal y longitudinal. Es interesante destacar que

o iguales a 5 cm. Esta situación se invierte para la categoría M2 (n=250), donde el 64,8% corresponde a tamaños menores o iguales a 5 cm, mientras que el 8,4% tiene un tamaño mayor a 10 cm.

Las categorías M1 y M2 se utilizaron para estimar el índice de fragmentación. En consecuencia, se registra un valor de 4,05 para la primer categoría, mientras que para la segunda se registra un valor de 3,08.

El 95,83 % de los materiales óseos presenta caracte-rísticas que corresponde al estadio 1 de meteorización (Behrensmeyer, 1978), por lo tanto, los mismos habrían experimentado un enterramiento relativamente rápido.

Las modificaciones en las superficies óseas de origen natural se contabilizan en baja frecuencia. Se regis-traron seis especímenes asignados a O. bezoarticus y cuatro especímenes de B. dichotomus con marcas

Figura 2. MAU % de Ozotoceros bezoarticus en línea clara y Blastoceros dichotomus en línea oscura del sitio Las Marías.

Tabla 2. Estimación de las longitudes de los fragmentos óseos.

Categorías TaxónTamaño

≤ a 5 cm

Tamaño entre

5,1 y 10 cm

Tamaño

≥ a 10,1 cm

M1 (n=85)Blastoceros dichotomus 15 4 5

Mamífero grande 4 13 44

M2 (n=250)Ozotoceros bezoarticus 59 9 2

Mamífero mediano 103 58 19

Total 181 84 70

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Day Pilaría et al. Prácticas de procesamiento de cérvidos en el sitio Las Marías (Partido de Magdalena, Buenos Aires, Argentina)

en varios casos (53,44%) se registran en un mismo elemento anatómico los dos tipos de fracturas.

Las huellas de corte se registran en baja frecuencia. Se identificaron cuatro especímenes óseos pertenecientes a elementos anatómicos del cuarto delantero con este tipo de huellas. En cuanto a las termoalteraciones, se relevaron especímenes de O. bezoarticus quemados y carbonizados, especímenes de B. dichotomus carbo-nizados y un especímen correspondiente a mamífero mediano carbonizado. Las termoalteraciones se re-gistran en baja frecuencia y se localizan en epífisis proximales y distales de elementos fragmentados, muchos de los cuales además presentan fracturas intencionales (Figura 3). También se registraron dos cóndilos de metapodios sin fusionar carbonizados. A partir de estas observaciones referidas a las partes esqueletarias termoalteradas, a la localización y ca-racterísticas de las mismas se considera que estas son de origen antrópico (Tabla 4).

Análisis de otros registros

La revisión de la crónica de Schmídel y del trabajo de Outes brindan descripciones sobre la presencia y el aprovechamiento de cérvidos. Schmídel señala que:

“…Si logran cazar ciervos u otras piezas de campo, beben la sangre. (…) Se entiende que lo de beberse la sangre sólo se acostumbra cuando les falta el agua ó

lo que la suple; porque de otra manera tal vez tendrían que morir de sed” (Schmídel, 1903 [1599]:148).

Figura 3. Fracturas sobre especímenes óseos de cérvidos del sitio Las Marías.

CATEGORÍAS TAxÓN ELEMENTOTIPO DE FRACTuRA

HELICOIDAL LONGITuDINAL

M1Blastoceros dichotomus

Metatarso 2 4

Falange 1

Mamífero grandeFrag. Hueso Largo Indeterminado

26 26

M2

Ozotoceros bezoarticus

Húmero 1

Fémur 1

Tibia 5

Metacarpo 3

Mamífero mediano

Radio 1

Tibia 2 1

Frag. Hueso Largo Indeterminado

2 14

Total 5844 45

89

Tabla 3. Relación entre los taxa, elementos anatómicos y tipos de fractura del sitio Las Marías.

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58 Etnobiología 12 (2), 2014.

Al respecto, Outes comenta:

“Manteniéndose de la caza que matan y en matándola cualquiera que sea, le beben la sangre porque es su principal mantenimiento es á causa de ser” (Outes 1897:32).

Con relación a los modos de aprovisionamiento, Schmídel sostiene, además, que:

“…También empleaban unas bolas de piedra aseguradas á un cordel largo; son del tamaño de las balas de plomo que usamos en Alemania. Con estas bolas enredan las patas del caballo ó del venado cuando lo corren y lo hacen caer” (Schmídel, 1903 [1599]:150).

Asimismo, Outes a partir de los hallazgos efectuados en los denominados “paraderos querandíes” menciona que:

“Los huesos no eran desperdiciados, pues una vez despo-jados de su envoltura carnosa, eran triturados ó partidos longitudinalmente con el objeto de extraer la médula.

Raro es encontrar en los “paraderos”, hueso que no esté partido con dicho objeto siendo los largos los preferidos” (Outes 1897:67).

En cuanto a las técnicas de cocción, postula que:

“Sobre la manera que tenían de condimentar la carne de los animales que cazaban, es probable que empleasen el método usado por los Charrúas, que consistía en ensartar la carne en pequeños asadores de madera en los que la daban una ligera cocción” (Outes 1897:66).

Otro registro analizado es el cerámico, que está compuesto por 8332 fragmentos. A partir de la reconstrucción de las formas, se infiere que los contenedores de procesamien-to son esféricos, con bocas amplias y bases cóncavas, con presencia de superficies antideslizantes, todos estos atributos óptimos para la cocción a fuego directo. Los mismos han sido agrupados de acuerdo al diámetro de boca en: pequeños: 8 - 12 cm (7,5%), medianos: 16 - 28 cm (64,2 %) y grandes: 32 - 50 cm (28,3%). El Número Mínimo de Contenedores estimados es 53, agrupados

Tabla 4. Modificaciones de origen antrópico en el conjunto de cérvidos del sitio Las Marías.

TAxÓN PARTE ESQuELETARIA HuELLA DE CORTE ACCIÓN TÉRMICA

Ozotoceros bezoarticus

Frag. Húmero (Ep. Distal + Diáfisis)

Sobre la fractura helicoidal de la diáfisis

-

Frag. Húmero (Ep. Distal + Diáfisis)

Sobre epífisis distal -

Frag. Radio (Ep. Proximal)

- Quemado

Frag. Fémur (Ep. Proximal)

- Quemado

Cóndilo de metapodio (sin fusionar)

- Carbonizado

Primer Falange (Ep. Distal)

- Carbonizado

Mamífero medianoEscápula Sobre cavidad glenoidea -

Frag. Fémur (Ep. Proximal)

- Carbonizado

Blastoceros dichotomus

Frag. Cúbito (Ep. Proximal + Diáfisis)

Sobre la fractura transversal de la diáfisis

-

Cóndilo de metapodio (sin fusionar)

- Carbonizado

Primer Falange(Ep. Proximal)

- Carbonizado

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en: 3 pequeños, 32 medianos y 18 grandes. Al analizar conjuntamente el Número Mínimo de Contenedores con los diámetros de las bocas se puede apreciar que la mayor cantidad de contenedores corresponden a reci-pientes con aberturas amplias (24 cm, 28 cm y 32 cm) propicias para un buen acceso a los contenidos. (Figura 4). También se caracterizaron sus pastas señalando los atributos que tienden a minimizar el stress térmico. El conjunto cerámico presenta un total de 558 fragmentos con evidencias de uso que permiten reforzar la función culinaria de los contenedores. En la muestra se contabilizan 214 fragmentos con adherencias o parches de carbón en la cara interna, 235 con hollín en la cara externa y 109 fragmentos con adherencias en cara interna y hollín en la externa (Paleo y Pérez Meroni, 2005/2006). Las evidencias de uso relevadas en los fragmentos cerámicos permitieron contrastar que la ubicación de los contenedores para la cocción de alimentos ha sido en algunos casos directa sobre el fuego. Esta consideración se fundamenta en que los fragmentos asignados a la base presentan la superficie externa sin evidencias de hollín y las superficies internas quemadas y con adherencias. También, se infiere que algunas piezas se ubicaron a un costado del fuego en el proceso de cocina dejando en un mismo contenedor partes con hollín y otro sector sin evidencias de ahumado (Figura 5). Se considera que si bien los atributos aislados no indican que la cocina fue la función primaria de estos contenedores, la lectura conjunta de estos resultados permite sustentar su uso en la cocción y servicio y su especificidad morfo-tecnológica para tal función (Paleo y Pérez Meroni, 2005/2006).

DISCuSIÓN y CONSIDERACIONES

El análisis realizado hasta el momento tiene un carácter preliminar, por consiguiente las consideraciones aquí de-

sarrolladas se presentan como una primera interpretación. La profundización de los estudios arqueozoológicos de la muestra de cérvidos permitirá enriquecer los resultados aquí presentados, del mismo modo que su interpretación conjunta con la totalidad de los recursos faunísticos del sitio. Así también se pretende articular los resultados con aquellos provenientes de los análisis sobre el procesamiento y consumo de vegetales, con la finalidad de caracterizar las estrategias de gestión de los recursos que desarrollaron las sociedades bajo estudio.

La articulación de los resultados obtenidos a partir del estudio arqueozoológico con la información provenientes del análisis de los otros registros posibilitó ampliar y orientar las preguntas en torno al aprovechamiento, procesamiento y prácticas de cocción de los cérvidos. Cabe mencionar que las consideraciones se realizan en base a las categorías analíticas propuestas, ya que la lectura conjunta enriquece las interpretaciones acerca de las prácticas de procesamiento de los cérvidos.

A partir de las partes anatómicas presentes en el conjunto, se propone que las estrategias de gestión implementadas para la categoría M2 (O. bezoarticus y Mamíferos media-nos) incluyeron el transporte completo o casi completo al sitio, ya que se registra la representación tanto del esqueleto axial como apendicular. Mientras que para la categoría M1 (B. dichotomus y Mamíferos grandes) se encuentra representado preponderantemente el esqueleto

Figura 4. Reconstrucción de un contenedor cerámico del sitio Las Marías.

Figura 5. Detalle de hollín y adherencias sobre la base de un contenedor cerámico del sitio Las Marías.

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de estudio, si bien el registro arqueológico evidencia la presencia de instrumentos óseos, hasta el momento no se realizan consideraciones concluyentes para interpretar las fracturas longitudinales.

El conjunto analizado presenta una baja proporción de elementos termoalterados. Algunos especímenes carbo-nizados podrían vincularse a actividades de descarte en el área de combustión, de este modo, se desestimaría que el agente generador de estas marcas sea el tipo de cocción por asado.

El registro de la longitud de los fragmentos óseos permitió detectar diferencias entre las categorías analizadas en relación a los tamaños predominantes. Para la categoría M2 la mayoría de los fragmentos corresponden a tamaños menores o iguales a 5 cm, mientras que para M1 el mayor número corresponde a fragmentos de más de 10 cm. El tamaño de los fragmentos podría deberse a las diferencias en los tamaños de las presas.

El índice de fragmentación para la categoría M1 indicaría un mayor grado de intensidad en el aprovechamiento de este recurso en comparación con la categoría M2. El análisis de la fragmentación de los especímenes de ambas categorías en forma conjunta, permitiría proponer que estas sociedades hayan implementado prácticas de cocción por hervido vinculadas a la obtención de grasa ósea y nutrientes. En tal sentido, se destaca el predominio de fragmentos menores o iguales a 5 cm, los cuales resultan ser los más adecuados para obtener grasa ósea (Church y Lyman, 2003). La extracción de grasa ósea, median-te el hervido prolongado, es considerada una práctica de aprovechamiento intensivo ya que insume mayor tiempo y recursos que otras técnicas de procesamiento (Mucciolo, 2010). Este aspecto se analizó en el marco del aprovechamiento intensivo de las mismas especies de cérvidos en los Bajíos Ribereños, zona próxima al área de estudio (Acosta, 2005; Loponte, 2008; Mucciolo, 2010). Es interesante destacar que, a diferencia de lo señalado para dicha región, en el conjunto de cérvidos de Las Marías no se visualiza un aprovechamiento intensivo de aquellos elementos óseos que presentan un menor contenido de nutrientes como astrágalos, calcáneos, tarsales y falanges.

El análisis de las prácticas culinarias evidencia la im-portancia que adquiere la tecnología cerámica en dicho proceso. En tal sentido, la presencia en el sitio Las Marías de contenedores de procesamiento con las características tecno-morfológicas mencionadas y con evidencias de uso, sustentan la posibilidad de su utilización para la cocción de alimentos. La relación de estos contenedores con el

apendicular. La ausencia de elementos axiales para esta categoría podría estar vinculada con el tamaño de las presas y la rentabilidad económica de las partes transportadas. En tal sentido, se considera que estas sociedades podrían haber implementado diferentes estrategias de transporte para cada una de las especies de cérvidos.

La reducción de las carcasas en partes transportables y consumibles implican una división progresiva de las mismas (Mengoni Goñalons, 2006-2010). La identificación de las huellas de corte para la categoría M2, sobre elementos anatómicos de los cuartos delanteros y localizadas en zonas de inserción de tendones y ligamentos, sugeriría actividades vinculadas a la desarticulación de estas partes (Miotti, 1990-1992). Hasta el momento, no se identificaron huellas de corte en los cuartos traseros, como así tampoco huellas de descarne. Con respecto a la identificación de estas últimas, es importante aclarar que se deben profundizar los análisis para detectar su presencia, ya que pueden ser confundidas con huellas de raspado en las diáfisis para retirar el periostio, antes de fracturar el hueso para extraer la médula, o ser enmascaradas por prácticas de cocción (Miotti, 1990-1992). Cabe mencionar que las modificaciones de origen natural se registraron en baja frecuencia, por lo que se descartarían como factor que distorsione la identificación de las huellas de descarne. La presencia de la huella de corte registrada en un único especímen de B. dichotomus no permitiría hasta el momento realizar consideraciones al respecto.

El registro de fracturas de tipo helicoidal se presenta en huesos largos, éstas se inician en posición cercana a las epífisis, aspectos que permitirían proponer su carácter intencional y su vinculación con actividades de procesa-miento secundario para el aprovechamiento de médula (Miotti, 1990-1992; Mengoni Goñalons, 2006-2010). El trabajo de Outes realiza interpretaciones arqueológicas donde propone que los fragmentos de huesos presentes en los “paraderos” serían el resultado de la fragmentación producida para la obtención de la médula. El aporte de estas consideraciones sobre las prácticas de procesamiento resulta interesante aunque las mismas se refieran a gru-pos etnográficos de la región rioplatense en momentos postconquista.

Las fracturas de tipo longitudinal se registraron en su mayoría en fragmentos de huesos largos para las cate-gorías de Mamíferos. En líneas generales, los estudios experimentales señalan que este tipo de fractura podría indicar el uso de los huesos como materia prima para la confección de instrumentos o ser el resultado de la cocción por asado (De Nigris, 1999, 2004). En el caso

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tamaño de los restos óseos producto de la reducción de las carcasas, permitiría considerar potencialmente la cocción por hervido, guisado o la preparación de caldos tanto para el consumo de carne, como para la obtención de grasa ósea y nutrientes.

El estudio de la cocina y de las prácticas culinarias resulta imprescindible cuando se desea interpretar cuáles fue-ron las relaciones sociales entre los hombres y mujeres del pasado. Así la cocina se transforma en un proceso culturalmente pautado, que confiere valores culturales al alimento y a las personas que los gestionan (Montón Subías, 2005).

Por consiguiente, se considera que el procesamiento de ambas especies de cérvidos en el sitio Las Marías se realizó de manera integral, utilizando carne, médula, grasa y huesos como materia prima para la confección de instrumentos. Así también, se considera que ambos cérvidos se procesaron de manera intensiva, si bien las estrategias de gestión implementadas para cada especie evidencian particularidades. El procesamiento de alimentos aporta beneficios para la calidad dietaria, el rendimiento nutritivo, la remoción de elementos tóxicos, el transporte o almacenamiento, el mejoramiento del sabor, entre otros aspectos (King, 1994). En tal sentido, indagar acerca del procesamiento de alimentos constituye una interesante vía para analizar las prácticas de intensificación de los recursos, como así también permite interpretar aspectos de las prácticas sociales de las sociedades cazadoras, recolectoras y pescadoras del litoral del Río de la Plata.

AGRADECIMIENTOS

A los Organizadores de la Primera Reunión Académica del NZWG y Editores de este volumen, Sebastián Muñoz, Mariana Mondini, Pablo Fernández e Isabel Cartajena por su constante aliento y consideración. A los evaluadores por los aportes realizados que mejoraron sustancialmente este trabajo. Al Dr. Acosta por sus valiosos comentarios. A la Lic. Matarrese por la revisión del abstract. Al Dr. Luis Del Papa por su ayuda y acompañamiento constante. A la Dra. Ingrid de Jong por su asesoramiento. A las compañeras de trabajo del Laboratorio de Análisis Cerámico.

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ExPLOTACIÓN y APROVECHAMIENTO DE LA FAuNA EN EL NOROESTE ARGENTINO: ¿QuÉ INFORMAN LAS FIbRAS y PIELES ARQuEOLÓGICAS?

ExPLOITATION AND uTILIzATION OF WILDLIFE IN NORTHWEST ARGENTINA: WHAT DATA PRODuCES THE ARCHAEOLOGICAL FIbERS AND SKINS?

AbSTRACT:

Zooarchaeological studies have provided from each particular analytical way, substantive information about the occupational history of hunter- gatherer societies, installed in our NOA early Holocene, contemplating the synchro-nous variability as well their development. In a coevolutionary sense, it has established an ongoing and intensive relationship of humans with some animal population, as in the case of camelids. It has been a source of innovations in the field of resources management, which has led to economic reconversion and complexity of the organization and social networks. We present in this paper the contribution that could be recognized provides the morphological study of fibers, cortical cells and furs, in relation to the identification of taxa, availability, utilization and processes involving the relation human- fauna.

KEyWORDS:

fauna- fibers- leather- exploitation- utilization

María del Carmen Reigadas

Instituto Nacional de Antropologia y Pensamiento Latinoamericano. 3 de Febrero 1370. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

Los estudios zooarqueológicos han aportado, desde sus singularidades analíticas, información sustantiva acerca de la historia ocupacional de las sociedades cazadoras- recolectoras, instaladas en el noroeste argentino (NOA) a principios del Holoceno, contemplando tanto la variabilidad coetánea como su desarrollo. En un sentido coevolutivo, se ha establecido una continua e intensiva relación de los humanos con algunas poblaciones animales, como en el caso de los camélidos. La misma ha sido fuente de innovaciones en el campo del manejo de recursos, que ha dado pie a reconversiones económicas y a la complejización de la organización y entretejido social. Se presenta en este trabajo el aporte que pudiera reconocerse que brinda el estudio morfológico de fibras/ células corticales y cueros, con relación a la identificación de taxones, la disponibilidad, su aprovechamiento y los procesos que involucran la relación hombre- fauna.

PALAbRAS CLAVE:

fauna, fibras, pieles, explotación, aprovechamiento

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

INTRODuCCIÓN

Qué animales fueron aprovechados, cómo se accedía a ellos, qué productos primarios y secundarios se obtenían, cuáles eran las manufacturas derivadas de la materia prima disponible a través de su explotación, son algunos de los interrogantes que han sido puestos en el centro de las investigaciones zooarqueológicas para cada momento histórico.

Estas indagaciones relacionan el conocimiento de los recursos desde su biología, aspectos referidos a la relación de los humanos con los recursos y con otros humanos y los comportamientos y concertaciones que se establecen con sus múltiples efectos en la vida de las sociedades.

Las vías de análisis empleadas son diversas, todas ellas con ventajas y limitaciones, que dan pie a un continuo desafío en cuanto a la búsqueda de indicadores, revisio-nes de técnicas de cuantificación y a su integración. Las divergencias eventuales al momento de la utilización de los datos para dar cuenta de los contextos y problemas analizados, lejos de ser un problema empujan hacia adelante agendas que profundizan el conocimiento.

De este modo los estudios faunísticos han desandado ca-mino, a través de estudios osteométricos y de morfología ósea, morfología dentaria, isotópicos, ADN, morfología de fibras, patologías y herramientas indirectas como la diversidad de especies, perfiles de edad y sexo, entre otros, aplicados a la diversidad biológica representada en los contextos arqueológicos por diferentes especies animales (Mengoni y Yacobaccio 2006; Mengoni, 2010).

En este trabajo se presentarán algunas consideraciones metodológicas relativas al análisis de fibras/ pieles y se expondrán algunos resultados de interés para el estudio de la fauna, de las relaciones que los humanos establecieron con ella y sus consecuencias, en diversos momentos de ocupación en el noroeste argentino.

Métodos y materiales empleados para el estudio de fibras y pieles

La metodología que orienta las observaciones de fibras/ pieles, se alinea al cuerpo de objetivos diverso y com-partido con otras herramientas analíticas, a efectos de generar un cuerpo de datos que provea información sobre la fauna disponible, modos de acceso, aprovecha-miento, y procesos de intensificación/ diversificación económica y especialización productiva.

Para ello hemos aplicado diversos estudios basados en el análisis morfológico y físico celular de fibras y el estudio tanto de las manufacturas textiles, como de las técnicas de procesamiento y elaboración de manufacturas en pieles.

Diversos antecedentes extradisciplinarios (Wildman, 1955; Clement et al., 1980; Frank y Amuchástegui, 1993; Carpio 1991; Lamas, 1994; Vázquez et al. 2000) y arqueológicos (Yacobaccio, 1988; Ryder y Stephensson, 1968; Dransart, 1991), entre otros, han sido invalorables al momento de estructurar la muestra comparativa y redefinir aspectos metodológicos (Reigadas, 1992, 1994, 2001a).

El estudio de la morfología de las estructuras que con-forman las fibras de origen animal es de interés no solo para la clasificación taxonómica de especies, sino para la evaluación de diversas fuentes de variación morfológica, entre las que incluimos procesos domesticatorios, de estacionalidad, ambientales, internos del animal, entre otros, que pudieran estar afectando esta estructura y los mantos de las diversas especies.

En cuanto a la estructura de fibras y mantos sabemos que la mayoría de los mamíferos poseen bimanto o doble capa de fibras: lanillas más cortas y delgadas (fibras secundarias- S), y pelos más gruesos y largos (fibras primarias- P) y que sus parámetros varían según las especies, hecho relevante para nuestros estudios. Transversalmente las fibras están compuestas por una capa externa o cutícula, que conforma diversos patrones de escamas y una interna o corteza que constituye el cuerpo de las fibras. Algunas tienen una tercera estructura o médula central cuya distribución está asociada a los diferentes tipos de fibras (Wildman, 1955), con patrones de medulación que difieren para los diferentes pelajes (Reigadas, 1992).

Las identificaciones faunísticas propias, surgen de datos derivados de las características extrínsecas, intrínsecas (grosor, color, médula, tipo de fibra, relación S/P) y estructurales (médula y corteza) de las fibras, que definen en mayor o menor grado a familias, géneros y especies.

Las observaciones en microscopio con ocular micromé-trico, incluyeron variables tales como grosor de fibra y médula en micras (µ) e índices medulares derivados (IM), tipos de fibra primarias o pelos (P) y secundarias o lanillas (S) con distribución y porcentajes relativos para cada tipo de manto, color, tipo de médula (seriada, esponjosa, reticulada) y su distribución (ausente, fragmentada, discontinua y continua) con porcentajes de medulación de fibras primarias, secundarias y totales.

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Se tomaron en cuenta también, la edad, sexo y región corporal, en consideración de los estudios realizados por Frank y Amuchastegui (1993), que evalúan variaciones de grosor relacionados con factores internos del animal. Del mismo modo, se consideraron estrangulamientos y quebraduras, en atención a diversos autores, Ryder (1973) entre ellos, que relacionan la finura media de las fibras a factores nutricionales fetales/ estacionales/ disponibilidad ambiental, si bien sólo la modifican temporalmente y no alteran el factor genético que determina el diámetro de los vellones del manto de cada especie.

Con respecto a los cambios de color en camélidos no se verifican diferencias estacionales sino interespecíficas. El color juega en este caso en la evaluación del carácter doméstico y/ o silvestre (Dransart, 1991; Renieri, 1993) y no como indicador estacional como ocurre con cérvidos (Rougeot, 1982).

A partir de las observaciones en muestras actuales (n 400) se pudieron observar distancias entre los rangos de medida que tipifican a las lanillas y pelos de cada especie, conformando patrones discernibles por los porcentajes presentes en la composición de los mantos, la distribución de grosor en intervalos correspondientes a cada tipo de fibras y sus co-

rrespondientes índices de medulación (Figuras 1-3). Los aspectos descriptivos medulares fueron de utilidad para las clasificaciones a nivel de Orden para roedor y Familia para cérvido.

En camélidos se definieron variables discriminantes a nivel interespecífico como el grosor, composición del manto, índice de medulación y color. En el caso de Lama glama variaciones intraespecíficas entre sus “tipos” (carguero o capa doble, intermedia y lanuda o capa simple) fueron discriminadas a partir de grosor y porcentajes de fibras primarias en la composición del manto

Figura 1. Guanaco actual (400x) Figura 2. Vicuña actual (400x)

Figura 3. Llama actual (400x)

Tabla 1. Parámetros interespecíficos

Distribución de grosor

(%)

<31m 31- 66m 66m

Distribución

médula

<31m 31- 66m >66m

Tipo de

médulaPMT IM Media

Rodentia 80 20 - C C - seriada 100 0.8/0.9 12Felis concolor 70 20 10 F/C C C esponjosa 80 0.4/0.5 30Vicugna vicugna 70 - 30 A/F - C esponjosa 20 0.3/0.5 23

Lama glama 50 40 10 F/D F/D/C D/C esponjosa 70 0.1/0.5 32Lama guanicoe 55 16 29 F/D/C D/C C esponjosa 90 0.3/0.8 40Hippocamelus - - 100 - - C reticulada 100 0.9

Médula: C: continua; D: discontinua; F: fragmentada; A: ausente

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

El establecimiento de controles y la búsqueda de nuevos indicadores interespecíficos condujo la indagación al estudio de la estructura interna o corteza (cortex), que considera la ausencia y/ o presencia y disposición de las células (para y orthocortex) y residuos nucleares, que componen la matriz constitutiva del cuerpo de las fibras. Estudios sobre caprinos, ovinos y camélidos actuales, han definido diferencias inte-respecíficas en cuanto a la disposición de los tipos de células (Tucker et al., 1990; Carpio, 1991). El análisis contempló cortes ultrafinos en nanómetros (nm), con observaciones de células corticales y residuos nucleares en microscopio electrónico de transmisión (Reigadas, 2012).

Otro aspecto considerado fue el aprovechamiento de las fibras y pieles como materia prima para la elaboración de manufacturas y los procedimientos utilizados.

Para ello se observaron en cuatro unidades domésticas, las acciones ejecutadas en las etapas de producción de diversas manufacturas textiles, a efectos de definir la ausencia/ presencia de fibras y determinar patrones que relacionen la selección de especies, regiones corporales, tipos de fibras, procedimientos de cina (eliminación de pelos) y aspectos ligados con la estética y/ o resistencia, en relación al tipo de manufactura y su función. La información ha sido empleada para reconocer patrones en las manufacturas arqueológicas (Reigadas, 2001, 2001b).

Las pieles/ cueros también han sido objeto de estudio. Las fibras adheridas han brindado información sobre los taxones disponibles, que pudieran ser aprovechados como insumo de materia prima para manufacturas.

La cadena de procesamiento de pieles incluye varias etapas (Rodríguez, 1997; Perinat, 2000) visibles a través de marcas

de ejecución de las prácticas que preparan, transforman la piel en cuero y modos de terminación de las piezas. El grado de tratamiento en relación al destino de los cueros conforma asimismo uno de los aspectos observables de interés. Por cuanto otro objetivo contemplado ha sido la discriminación de las acciones ejecutadas sobre las pieles, técnicas y sustancias empleadas en las diferentes etapas de su procesamiento,

A efectos de cubrir este rango de información se realizaron los siguientes estudios: 1- La observación de las fibras adheridas; 2- El análisis de marcas superficiales en “flor”/ “carne a través de observaciones macroscópicas, desarro-lladas en el Centro de Investigación Tecnológica del Cuero (CITEC- INTI); 3- El análisis de la estructura de los tejidos (presencia/ ausencia de epidermis, dermis y endodermis) a partir de observaciones en lupa con diferentes aumentos sobre cortes longitudinales (CITEC- INTI); 4- El estudio de trazas de elementos inorgánicos, para determinar componentes presentes en las pinturas, a partir de la técnica de fluorescencia de rayos X (Comisión de Energía Atómica- CNEA); 5- La observación de terminaciones como avíos y costuras (Tablas 1 y 2).

La vía morfológica de fibras y composición de mantos ofre-ce algunas ventajas con relación a dificultades reportadas en relación a los datos osteométricos/ variable tamaño y la configuración de perfiles de edad y morfología dentaria.

La osteometría ha generado un caudal importante de datos relativos al tamaño, tomado como indicador para las determinaciones de taxones en contextos arqueo-lógicos a través de la comparación con un gradiente estándar, a saber: vicuña, guanaco andino, llama (Mengoni y Yacobaccio, 2006).

Tabla 2. Parámetros intraespecíficos (para Lama glama)

TIPOS SEXO/ EDADDISTRIBUCIÓN GROSOR %<31 m 31- 66 m > 66 m

GROSOR MÁXIMO

(m)MEDIA

“Pelada” o doble capa Hembra/ 2 años 44 54 2

115 38“Pelada” o doble capa Hembra/ 4 años 38 6 6“Pelada” o doble capa Macho/ 2 años 44 28 28“Pelada” o doble capa Macho/ 4 años 40 33 25Intermedia Hembra/ 2 años 54 44 2

80 33Intermedia Hembra/ 4 años 45 45 10Intermedia Macho/ 2 años 60 38 2Intermedia Macho/ 4 años 44 48 8“Lanuda” o capa simple Hembra/ 2 años 64 34 2

71.4 29“Lanuda” o capa simple Hembra/ 4 años 34 64 2“Lanuda” o capa simple Macho/ 2 años 58 42 -“Lanuda” o capa simple Macho/ 4 años 62 37 1

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Muchos autores discuten la relación tamaño/ especie, mencionando problemas tales como las dificultades para medir el grado de solapamiento, hibridaciones, áreas de distribución, cambios de tamaño por efectos climáticos, entre otros (Izeta et al., 2009; Yacobaccio, 2010) tomados en cuenta para la evaluación de los datos métricos disponibles en relación a un estándar conocido para guanaco andino.

En relación al material comparativo que ha sido usado para definir este estándar, es exiguo, y sigue configurando una dificultad a resolver, aunque se ha avanzado desde el empleo de guanaco patagónico (de mayor tamaño) como referencia, a ejemplares disponibles de guanaco andino.

Los avances obtenidos se plantean con este telón de fondo, en el cual a la variabilidad métrica se suma el desconoci-miento acerca de como es la evolución de las modificaciones óseas (Aschero et al., 2012) y que factores pueden estar afectándolos.

Con relación a camélidos, por otra parte, diversos estudios dan cuenta que esta característica (tamaño) presenta una gran variabilidad intraespecífica e individual (CFI, 1991).

Otro problema expuesto desde los comienzos de los estudios faunísticos y discutido por Yacobaccio (1988), surge con la configuración de los perfiles de edad ya que factores de estacionalidad, estrategias de caza, estrategias productivas, entre otros, complican la definición de los perfiles que pudieran asociarse claramente a actividades de caza y/ o domesticación.

Una de las ventajas que ofrece la línea de análisis basada en la morfología de fibras, radica en que para las fibras la variabilidad intraespecífica e individual es muy baja y alta entre las especies (Frank y Amuchástegui, 1993). Por otra parte, para Lama glama los parámetros y la conformación de mantos que definen a los “tipos”, no tienen solapamientos en relación a las formas silvestres (Reigadas, 1994). Ambas situaciones han permitido establecer variables discriminantes tanto a nivel específico como intraespecífico en el caso de la especie domesticada.

El tipo de variabilidad mencionada para las fibras, favorece las identificaciones y permite eludir el problema que acarrea la variable tamaño. Sus parámetros y análisis de composición de mantos sirven de apoyo a la determinación de patrones productivos, sin recurrir a perfiles.

Esto es posible, a partir de la identificación de “tipos” aplicables a grupos de una especie que difieren en algunas características fenotípicas como la estructura de los mantos,

color, densidad y distribución corporal, Q’ ara o pelada/ Ch´ aku o peluda, intermedia (Vidal, 1967; Maquera Llanos, 1991) que se asocian a un uso económico, con el perfil carguero desdibujado en la actualidad y reincentivado desde políticas públicas para el perfil cárnico y lanero, pero con significado fuerte en el pasado, como sugieren Flores Ochoa (1988) y Dransart (1991) al reportar el mantenimiento de estas clasificaciones en quechas y aymaras parlantes, que siguen con un criterio de manejo basado en la separación de “allin millmayuk” (productores de fibras de buenas calidad) y “mana allin millmayuk” (productores de fibras de inferior calidad).

Por otra parte, el estudio sobre las manufacturas textiles, ofrece la ventaja de tener una perspectiva de la cadena de producción independiente de la técnica y diseño y finalmente la estructura de las pieles proporciona una línea de estudio de interés para discutir procedimientos de mantenimiento que amplia el rango de información disponible hasta el momento.

Proveniencia de los materiales estudiados

Los materiales provienen de sitios localizados en la puna septentrional y meridional argentina que forman parte del desierto de altura denominado Puna de Atacama.

Este tipo de hábitat sostiene en la actualidad una diversidad de fauna compuesta principalmente por vicuñas (Vicugna vicugna), llamas (Lama glama), carnívoros como el puma (Felis concolor) y aves como el suri (Pterocnemia pennata). Mencionaremos también la presencia para Rodentia de las Familias Chinchillidae y Ctenomydae, algunas de cuyas especies fueron consumidas desde las primeras ocupaciones humanas. Otros mamíferos presentes en la región corres-ponden a cánidos silvestres como el Pseudalopex culpaeus (zorro colorado) y P. griseus (zorro gris).

Las especies de camélidos silvestres y cérvidos estaban dis-ponibles al momento de la ocupación de la región por parte de los grupos humanos, convirtiéndose en presa de estos agentes al igual que de otras especies locales tales como el puma (Felis concolor) y el zorro colorado (Pseudalopex culpaeus). La especie Lama glama aparece como producto derivado de la intensificación de la relación de los humanos con los camélidos silvestres y como componente de una estrategia de diversificación que refleja la intervención humana más conspicua sobre un segmento del recurso disponible y convierte su carácter de predador a protector.

Algunos de los sitios considerados en el estudio, per-tenecen al Departamento de Antofagasta de la Sierra

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

(Provincia de Catamarca) localizado en el sector co-rrespondiente a la puna meridional argentina en la denominada puna salada con condiciones de aridez severas. Las ocupaciones se encuentran en los secto-res intermedios y de quebradas altas (Olivera, 1992), ocupando una franja altitudinal que va de los 3500 a los 4100 msnm.

Peña de Las Trampas (PT) (ca. 10200 AP- ca. 4000 AP), ubicado a los 3582 msnm, con una ocupación inicial con dataciones que la ubican como la más temprana para la Puna sur y un tercer componente que corresponde a dos estructuras funerarias EF1 y EF2 con enterramientos secundarios múltiples (ca. 8100- ca. 8000 AP) (Martinez, 2012) asociados a manufacturas con gran inversión de trabajo y marcas estéticas elaboradas.

A los 3560 msnm se encuentra Cueva Salamanca 1 (CS1) con varios niveles de ocupación (ca. 8100 AP- ca. 6200 AP) (Pintar, 2004). Se postula como una base operativa con ocupaciones más duraderas en el Holoceno medio, niveles 2 (2) a 2 (5), con evidencia de mantenimiento de equipo de caza, actividades de consumición, procesamiento de vegetales, confección de cordeles y trabajo en cueros.

El sitio Quebrada Seca 3 (QS3) es un alero a 4100 msnm, en el se pudieron detectar varios niveles de ocupación humana (inferiores, intermedios y superiores) (ca. 9790 AP- ca. 2500 AP) (Aschero et al., 1991; Elkin, 1996) que provee evidencia humana ininterrumpida.

Pintar (2008) sugiere a partir de un conjunto de evi-dencias cambios en la movilidad, que se expresa en una alta movilidad entre parches para el Holoceno temprano y una reducción de la movilidad residencial y aumento de la logística para el Holoceno medio. Otros autores han propuesto que: durante las ocupaciones tempranas, el sitio podría haber sido base de cazadores con una alta movilidad residencial; en los niveles medios, una estación de caza y reemplazo del equipo instrumental y en los niveles tardíos (ca. 4400) un sitio con reocupaciones periódicas, tal vez un “puesto” (Aschero et al., 1993-1994).

Consideramos también al sitio Cueva Cacao 1A (CC1A) ubicado a 3700 msnm, con una cronología estimada entre ca. 8000 y ca. 5500 AP sobre la base de represen-taciones rupestres y con fechados radiocarbónicos para la capa 5 de la base residencial (ca. 3390 AP) (Hocsman, 2002), entre ca. 3000 AP- ca. 2870 AP para trenza de pelo humano y cuero de sandalias, correspondientes

ambas a un evento ritual (Olivera et al., 2001) y ca. 970 AP para su momento tardío (Olivera y Vigliani, 2000-2002).

En él se han recuperado macrovestigios vegetales de cultígenos y de especies silvestres, restos faunísticos, manufacturas textiles y artefactos sobre materias primas alóctonas como un sonajero de calabaza (Lagenaria sp.) con una valva de Pelecípedo marino procedente del Pacífico, definido como posible ofrenda (Olivera et al., 2001).

Finalmente incluimos a la capa 2 (3) de Peña de La Cruz (PC) (ca. 7900- ca. 7200 AP) (Martinez, 2003) y las capas 5, 3, 2 y 1 de Punta de la Peña 4 (PP4) (ca. 4060- ca. 960- 460 AP) (Hocsman, 2002) que han aportado información al estudio de fibras realizado.

Correspondientes a la puna septentrional fueron incluidos en el estudio sitios en la Quebrada de Inca Cueva (Provincia de Jujuy), que corresponde para la revisión de biomas regionales (Broun, 1991) al semidesierto puneño.

El hombre se ha instalado en ella hace aproximadamente 10000 AP y la ha ocupado hasta la actualidad, como lo revelan los distintos asentamientos arqueológicos registrados entre los 3600 y 3800 msnm, cota límite para el borde oriental de la Puna.

Para el sitio Inca Cueva Cueva 4 (ICC4) se identificaron dos ocupaciones, la capa 2 (ca. 10620 - ca. 9230 AP) y 1a (ca. 5340- ca. 5200 AP) correspondiente a una inhumación (Aschero y Podestá, 1986).

De la capa 2 fueron recuperados restos faunísticos de mamíferos, roedores y aves, vegetales, artefactos líticos, algunos destinados al despelado y sobado de pieles, vellones, cueros y diversas manufacturas.

Para Inca Cueva Cueva 7, Aschero y Yacobaccio (1998- 99) sugieren tres episodios de ocupación: I (capa 3b), II (capa 3X: corral) coetánea al episodio III (ca.4030 AP- ca. 4080 AP). Sobre la capa 3b hay un lente de guano que indicaría el uso del fondo de la cueva como corral “de algún camélido pequeño”, poniendo en evidencia para este momento la cautividad de camélidos.

Por otra parte en la Quebrada de Huachichocana, también en la provincia de Jujuy, el sitio Huachichocana Cueva III (CHIII) a una altitud de 3400 msnm, ofrece una secuen-cia desde momentos tempranos hasta posthispánicos, definida en las capas E3, E2, E1 (ca. 10200- ca. 1420

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Asimismo se confirma de modo independiente a partir del análisis físico celular, algunas de las determinaciones realizadas vía morfología. El resultado para una muestra correspondiente al nivel 4 de CS1 (n9) ya asignada a guanaco, ofrece la presencia tanto de orthocortex como de paracortex, con disposición bilateral definida (Figura 4). Para una muestra del nivel 4 de QS3 (n12) previamente identificada como llama, se observa la presencia de orthocortex y paracortex, pero sin disposición definida, y con mayor presencia de residuos nucleares (Figura 5). Los datos generados son coincidentes con los mencionados para camélidos silvestres (guanaco) y domésticos en la bibliografía antes citada.

En relación a Camelidae, tanto en la puna septentrional como meridional, se observan mantos correspondientes a las dos especies silvestres y otros con altos porcentajes de fibras medias y modificaciones en rangos de grosor, composición de manto, color e IM, que asociamos a un manto homólogo al patrón actual de llama para su tipo “intermedio”. Su aparición se registra desde momen-tos tempranos en niveles inferiores de QS3 (Reigadas, 2008), en PT1.1, capa 2 de PC, y en la capa 2 de ICC4 (Reigadas, 1995), sumando en este caso una situación de almacenamiento en pozones. Esta variación en los mantos no responde al factor humano, sino que otros de carácter genético/ biológico/ ambiental/ territorial, deben haber jugado su rol.

En ICC4 el registro de fibras se completa con las de vicuña y guanaco en ambas capas, compatible con las determinaciones de vicuña a través de morfolo-gía dentaria de incisivos y guanaco por osteometría (Yacobaccio, 1994).

En la secuencia de CHIII para momentos tempranos está ausente el patrón temprano (Reigadas, 1992) y los resul-tados vía fibras coinciden con la dentaria y osteológica (Yacobaccio y Madero, 1992) para las variantes silvestres.

AP) D (Humahuaca Clásico), C (Humahuaca Inca) y B (posthispánico) (Fernández Distel, 1974, 1986).

Se propone para momentos tempranos un énfasis en la actividad cazadora y procesamiento de fibras vegetales y cueros. Para los momentos tardíos se adjudica una ocupación intensa de la cueva en relación a una economía netamente pastoril, con presencia de una capa de guano de camélido que incluye fogones en la capa D, por lo que se puede pensar que la cueva pudo haber sido usada como corral.

Finalmente, del área de Susques- San Juan de Quillaques, localizada en la transición entre la Puna Seca y Salada, entre los 3600 y 3900 msnm, dos sitios Morro del Ciénego Chico- Tumba 1 (MCCH) (ca. 2750- ca. 2460 AP) que corresponde a una cabeza humana parcialmente momificada y Chulpa Chayal (CHCH) (ca. 260 AP) (Yacobaccio et al., 1997-1998) han brindado información para el estudio de manufacturas textiles.

Las fibras/ cueros analizados provienen de los contextos mencionados que reflejan gran parte de la historia ocu-pacional del NOA, desde momentos tempranos hasta el contacto hispano indígena.

RESuLTADOS y DISCuSIÓN

Taxones presentes y estrategias de obtención

Para los sitios examinados se obtienen vía morfología de fibras determinaciones a nivel de especie para camélidos, a nivel de tipo para llama, a nivel de Orden para roedores y de Familia para cérvidos (Reigadas, 2001a, 2010). Por cuanto, un conjunto de fibras pueden asignarse al Orden Rodentia y otros pueden asignarse al Orden Artiodactyla, representado por Cervidae y Camelidae en sus especies Lama guanicoe, Vicugna vicugna y Lama glama.

Figura 4. Células corticales de guanaco CS1 (6000x)

Figura 5. Células corticales de llama QS3 (8000x)

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

En la secuencia de QS3 durante el Holoceno temprano domi-nan las fibras correspondientes a vicuña, patrón intermedio temprano y hay presencia de roedores. Las fibras de guanaco aparece recién en el Holoceno medio en el nivel 2b6, siendo el taxón con menor representatividad, en relación a vicuña que sigue dominando conjuntamente con la variación que mencionamos como patrón llama intermedio y con un mayor registro de fibras de roedores que en los niveles precedentes (Reigadas, 2008).

Para este sitio se disponen de resultados que dan cuenta de un predominio de los camélidos e identificaciones que corresponden Vicugna vicugna y Lama guanicoe, a partir de características dentales y valores osteométricos (Elkin, 1996; Mondini y Elkin, 2006).

En CS1 los estudios osteométricos han dado como resultado presencia exclusiva de camélidos silvestres, en sus dos formas, Lama guanicoe y Vicugna vicugna. En este sitio también las fibras de vicuña y guanaco dominan el conjunto y según información ósea, a nivel de número de individuos el guanaco parece acrecentar su importancia en el Holoceno medio (Mondini et al., 2011), hecho observado también en las fibras presentes.

Si bien hay registro de fibras de roedores en todos los contextos, salvo en CCHIII, éstas están más representadas en la capa 2 de ICC4, coincidente con la información ósea (Yacobaccio, 1994) que menciona una alta disponibilidad de vizcacha, en los niveles inferiores y medios de QS3 y en niveles inferiores de CS1 donde su incidencia es menor en relación a otros taxones pero superior a los observados para el holoceno medio. Sus restos aparecen en forma frecuente en las muestras de fibras y huesos de cuevas y aleros lo que marca su consumo en diferentes grados desde momentos tempranos en algunos casos asociados al consumo de langostas como en los niveles medios de QS3 y CS1 (Elkin, 1996; Mondini et al., 2011).

Identificaciones óseas correspondientes a diversos sitios para la puna norte registran la presencia de taruca, con una alta frecuencia en ICC4 explicada por la disponibilidad en condiciones de Páramo (Yacobaccio, 1994). No se tienen identificaciones realizadas vía fibras. Sin embargo, para la puna sur se observa un exiguo registro de fibras de cérvido restringido al nivel 2b16 de QS3 y EF2 de PT1.1.

La médula que distingue a esta Familia de otros Artiodáctilos es reticular en nido de abeja (vs. esponjosa para caméli-dos) (Vázquez et al., 2000). La observada en estas muestras corresponderían tanto a Hippocamelus y/ o Mazama, sin embargo el grosor supera las 200 µ, rango correspondiente a Hippocamelus.

Sin embargo, los cérvidos tienen su distribución natural en borde de puna, valles y quebradas y se desconoce los meca-nismos a partir de los cuales ingresa al área de Antofagasta de la Sierra, aunque se discuten en relación a la movilidad de estos cazadores- recolectores. Del mismo modo otros recursos proceden de estas mismas áreas, de yungas, océano Pacífico y llanura chaqueña (madera), conformando un amplio rango espacial para la circulación de bienes (Aschero et al., 1991; Pintar, 2008).

Vemos entonces que durante el holoceno temprano y medio prevalecen, en todos los contextos estudiados, la vicuña y el patrón intermedio temprano, con menor representación de guanaco y presencia de roedores. Se observan coincidencias en los datos vía huesos/ dientes/ fibras, salvo la divergencia que genera la identificación de la variación temprana comentada como manto intermedio.

El interés por este conjunto de fibras radica no solo en el incremento sostenido observado hasta el Holoceno tardío, sino en el empleo exclusivo desde momentos tempranos en cordeles y sogas. Esta situación ofrece en términos evolutivos, una funcionalidad interesante para el mantenimiento de estos mantos. Se podría especular en una intervención sobre la selección natural con acciones de protección/ control/ cautividad en segmentos de la población de camélidos que permitiría el mantenimiento y/ o acumulación de variaciones fenotípicas en mantos y posteriormente en huesos (Reigadas, 2001, 2003).

Para la transición Holoceno medio/ tardío tenemos fibras correspondientes a formas silvestres y la variedad de manto homóloga a llama, con nuevos colores y una mayor repre-sentación en las muestras para los niveles tardíos de QS3, capa 5 de PP4 y capa 1a de ICC4.

Nuevos elementos se suman para evaluar algún tipo de cambio en el modo de obtención del recurso y que podrían considerarse como indicadores ligados a un proceso domes-ticatorio en desarrollo. Tales como episodios de cautivero

Figura 6. guanaco nivel 2b5 QS3 (400X)

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en pequeña escala como el registrado en ICC7, y datos osteométricos que darían cuenta de un cambio de tamaño. Se reportan individuos de tamaño mayor que el estándar actual de guanaco andino, tanto para la puna septentrional, en ICC7 y los sitios Unquillar y Huirumpure hacia ca. 4400 AP (Mengoni y Yacobaccio, 2006), como meridional con una débil evidencia para los niveles tardíos de QS3 (Elkin, 1996) y para una muestra del sitio Peñas Chicas 1.5 (ca. 3800 AP) (Aschero et al., 2012).

Comienzan a hacerse compatibles las identificaciones ya que tanto vía huesos y/ o fibras, se describen características óseas y mantos asociados a llama. La discusión abierta es una nueva discrepancia, esta vez en relación a que morfotipo puede asociarse los primeros animales controlados y/ o expuestos a cautividad.

Para Peñas Chicas se reportan por datos osteométricos, características métricas correspondientes a guanaco, al actual morfotipo llama tipo intermedio y un individuo de tamaño más grande que los especímenes modernos (Aschero et al., 2012).

Para Mengoni y Yacobaccio (2006) datos osteométricos, dan cuenta de un tamaño asociado al morfotipo carguero actual, rango superior para esta especie.

La evidencia que proporcionan las fibras sigue dando cuenta de individuos con mantos homologables a los mantos del tipo intermedio de llama actual con funciones generalizadas, que siguen siendo usadas exclusivamente para la confección de algunas manufacturas como cordeles gruesos/ sogas.

Para este momento discutido, es importante mencionar para las fibras la aparición de colores que amplía la gama de marrones precedentes, asociados al patrón intermedio

temprano, y los clásicos canela y rojizo asociados a especies silvestres. Nos referimos a vellones y cordeles de color blanco en los niveles superiores de QS3 y capa 5 de PP4, vellones y cordeles negros en el nivel 1 de CS1 y en la capa 2 de PP4 (Reigadas, 2008).

Si sostenemos la idea que en los camélidos la mayor variación en el color de los mantos silvestres resulta de la domesticación, siendo funcional tanto a la producción textil como al reconocimiento de los rebaños (Flores Ochoa, 1991), cobran interés los datos precedentes. Por el tipo de herencia para este rasgo, la selección no opera sobre lo que se ve, sino también sobre la historia genética del animal (Koenig, 1989), se deduce que una vez favorecidas las mutaciones en este caso el manejo constante debe haber sido una vía para mantener ciertos colores en los mantos (Reigadas, 2008).

Se propone que el segmento poblacional que porta estas características, es el expuesto, a una situación de protec-ción, posteriormente a cautiverio y asociado luego a un pastoreo temprano con un perfil productivo carne- fibra.

El sustento se basa en la preexistencia de los mantos y su aprovechamiento, en el hecho que un animal de carga sería un resultado/ producto de la domesticación en una situación de pastoreo y no representaría un estado de cautiverio inicial, en el hecho que se verifica la circulación de materiales desde momentos tempranos y durante parte del Holoceno medio sin asociación a este registro faunístico y con hipótesis de carácter ambiental/ social/ demográficas en relación a los tipos de redes a través de las cuales se accede a los productos. Se debería esperar una aparición más tardía para este tipo, en un pastoreo establecido con algún grado de acumulación económica que permita el desarrollo de un animal de servicio y su

Figura 7. vicuña nivel 2b4 QS3 (400X)

Figura 8. patrón llama 2b4 QS3 (400X)

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

empleo en una práctica como el caravaneo, reconocida por muchos autores, entre ellos Yacobaccio (2012) y Nielsen (2006), para momentos formativos, y con fuertes indicadores contextuales en momentos más tardíos para el último autor.

Actualmente estas llamas, por lo menos en las unidades domésticas estudiadas, están disponibles en áreas cercanas independientemente de la disponibilidad de pasturas. La reserva de este tipo de camélido para la carga de bienes propios y el traslado para terceros, incluyen negociaciones como herramienta de poder, al igual que las sogas para atar la carga que pudieran ser solicitadas por otras unidades. Ingresan al consumo cárnico como última opción y por las características de su manto, que presenta menores porcentajes de fibras medias y mayores porcentajes de pelos en relación al tipo intermedio y lanudo, no es empleado para la elaboración de manufacturas, con lo cual no es proveedor de carne ni de lana (Reigadas, 2008).

Podemos pensar que este morfotipo “carguero” registrado se expone a cautividad y a posteriori es seleccionado para la carga, convirtiéndose en ello. Podemos preguntarnos cuándo y cuál sería el animal que provee el insumo para la elaboración de sogas de atar. Este animal, con otro tamaño, si aceptamos al argumento del rango superior para cargueros, debería circular por lo menos contemporaneamente y, con otro tamaño.

Quizás el problema radique en que no solo la variabilidad oscurezca la relación tamaño/ especie, sino tamaño/ manto y que las características de los mantos, como se observa hoy en día con la presencia de “lanudas” y/ o “peladas” de diferente tamaño, cubran para cada categoría un rango más amplio que el tamaño esperado, a pesar del rol que juega el manejo reproductivo en el mantenimiento/ función, y tengan asociaciones invariables con otras características morfotípicas, según estudios realizados por autores como los mencionados en el apartado “ventajas”, que tomaron en primera instancia los mantos como criterio clasificatorio.

Los rasgos en las fibras no evolucionan todos del mismo modo. La selección opera sobre rasgos observables y no dirige la aparición de nuevos rasgos. La evidencia expone cambios tempranos, en algunos rasgos como el grosor/manto, podemos especular, como consecuencia de un proceso de especiación que fragmenta a la población original, como se discute para ciertos ungulados (Eldredge, 1995), y que podrían jugar un papel en las primeras intervenciones humanas. Este proceso microevolutivo desata la aparición de mutaciones en el color como consecuencia de la protección y el cautiverio en los inicios sin finalidad reproductiva (Reigadas, 2001a).

No se descarta la idea, que el primer animal sujeto a protección sea aquel que ofrece un beneficio de larga data. Protección/ beneficio en sentido coevolutivo.

Más allá de las teorías que puedan cubrir a estos procesos, las evidencias muestran que la mayor variabilidad en los huesos ocurre hacia el 4000 AP (Aschero, 2012, Mengoni y Yacobaccio, 2006), así como la mayor variabilidad de colores en los mantos intermedios (Reigadas, 2008).

El problema es por demás de interés y en relación a la vía fibras sugiere una agenda que incluya la ampliación de la muestra a otros contextos para buscar el registro de las cargueras hasta ahora ausentes en los sitios estudiados.

Este proceso en ciernes, se ata con los cambios registrados en el repertorio tecnológico, cambios en la movilidad, intensidad y concentración de las poblaciones, en las articulaciones y generación de redes sociales ampliadas, el cultivo de forrajes, entre otros, concurrentes luego de los cambios ambientales conocidos para el Holoceno medio y que afectaron en forma general a ambas regiones. Que incluyen, sin embargo, áreas de mayor estabilidad ambiental y situaciones locales de mayor humedad, como las que se reportan para la puna septentrional, y ambientes asociados a vegas con menor variabilidad ambiental en el pico de aridez (ca. 6000) (Olivera et al., 2004) a pesar de la reducción de tamaño en lagunas, pozos de agua y vegas que se incrementa para este momento (Tchilinguirian et al., 2007) en la puna meridional. Situaciones que han favorecido una ocupación continua en ambas áreas, en momentos en que para el norte de Chile se postula el abandono poblacional de áreas previamente ocupadas y/ o relocalización en áreas con mejores condiciones (Núñez et al., 2002).

La presencia de una cesta con características formativas en los niveles superiores de QS3 (ca. 2500 AP), es brindada por Olivera y Vigliani (2000-2002) como evidencia contextual de los cambios, en relación al nuevo sistema económico consolidado. Podemos sumar el reporte de corrales para PP9 (ca. 1970 AP) (López Campeni, 2001).

En momentos formativos para la capa E2 de CHIII, hay adscripción a llama por datos osteométricos (Yacobaccio y Madero, 1992). Para este nivel no tenemos fibras que concuerden con este taxón, que si aparecen en la capa subsiguiente E1 y previa al registro de corral reportado para la capa D (Reigadas, 1992). En esta capa y la capa C se identifica llama y vicuña en base a dientes incisivos, valores osteométricos y fibras que definirían sumando la presencia del corral, una situación de pastoreo con caza.

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de técnicas de caza, explotación preferente de camélidos, mayor selectividad de presas, selección de fibras) y no reemplaza a la caza, pero introduce tecnología (prácticas de protección/ cautiverio, reducción territorial) que trae aparejado un nuevo componente dentro de un proce-so de diversificación económica, discutido en extenso por Yacobaccio (2006) que configura luego cambios integrales. La ganadería especializada no reemplaza a una generalizada, pero aporta tecnología (corrales, un necesario empadre dirigido, mejoramiento de pasturas) a la estrategia productiva produciendo efectos en otros componentes de la economía.

Aprovechamiento de la fauna en manufacturas textiles y en pieles

Desde momentos tempranos se observa un aprovechamien-to integral de los recursos faunísticos. A las evidencias de explotación y consumo de carne, grasa y médula, podemos sumar, según evidencia informada por los autores antes citados, artefactos en hueso y pezuñas, valvas marinas, empleo de tendones, manufacturas en pieles y textiles y adornos de plumas, entre otros, que ofrecen un panorama rico y diverso no solo de la fauna tanto local como no local en cada contexto particular, sino de aspectos que no refieren a la economía de subsistencia.

En este apartado comentaremos la información que provee el análisis de las fibras que componen las diversas manufacturas textiles asociadas contextualmente a los vellones analizados.

La primera observación relacionada con los taxones empleados indica que no hay evidencia sustancial de la utilización de fibras de guanaco como materia prima, con excepción de algunas incorporadas a la trama de un tejido de la capa C de CHIII, pelos seleccionados para un cordel de la tumba 1 de MCCH y pelos constitutivos de la trama de un tejido de la CHCH. En la puna sur la excepción corresponde a cordeles delgados de CS1 que aparecen en todos los niveles de ocupación.

La vicuña es empleada también en este ítem en todos los contextos, como en tejidos de CHIII y CHCH. En ma-nufacturas asociadas a enterratorios se observa una alta selección de lanillas. La expresión de este procedimiento lo hallamos en los cordeles asociados al fardo funerario del nivel 2b2 de QS3, en cordeles teñidos en amarillo asociados a la momia recuperada en PP4, en cordeles y casquete de la Tumba 1 de MCCH, en un ovillo teñido de rojo y tejidos de la CHCH y cordeles y tejidos del enterratorio de la capa C de CHIII. Conjuntamente con

Hacia el 1000 AP nuevas evidencias aparecen en un ambiente con condiciones semejantes a las actuales, pero en el cual se reporta un pico de sequedad (Olivera et al., 2004).

Hasta este momento, el pastoreo en desarrollo, parece haber expandido una estrategia dirigida a la producción de carne- fibra, a partir del manejo de una llama gene-ralizada y con un registro sostenido temporalmente para toda la región.

A partir de estos momentos se observa la aparición en algunos contextos, de fibras/mantos compatibles con la llama lanuda o capa simple asociada a la producción de lana de calidad. Las podemos caracterizar como fibras con menores micronajes y ausencia de pelos, presente tanto en vellones, hilos como manufacturas en CC1A y en la capa B de CHIII, en donde ambas vías, fibra/ hueso, identifican exclusivamente la presencia de llama.

Yacobaccio y Catá (2006) detectan esta variedad lanuda en sitios del sector medio de la Quebrada de Humahuaca hacia los 1100 DC. Asimismo, Madero (1993) reporta cambios en los perfiles etarios de los pastores tardíos para esta área.

Se observa una inversión de la ecuación productiva carne- fibra constituyéndose un objetivo especializado y dirigido a la producción lanera. Esta situación, con los resultados disponibles, se observa restringida a los sitios mencionados. Para las ocupaciones contemporáneas, como las capas superiores de PP4, las fibras corresponderían al tipo intermedio.

Aunque acotado, este desarrollo ganadero pareciera ser resultado y agente de la complejización social y económica observada en la región. La calidad de la lana, la profusión de colores naturales y teñidos y de técnicas empleadas permite la producción de bienes con valor diferenciado de intercambio y/ o uso, como las expresiones materiales asociadas a la propiedad individual de los rebaños y a la posibilidad de reconocimiento de la población de llamas perteneciente a la unidad productiva (Reigadas, 2008).

Sumamos la aparición del riego artificial en fondo de valle, que se reporta para Antofagasta de la Sierra (Olivera et al., 2004), que constituye otra innovación, relacionada con el manejo de los recursos que conforman los dos componentes del aparato tecnológico productivo de la economía para el área.

El manejo de los camélidos deviene de la continua inten-sificación de la relación con los humanos (diversificación

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

el empleo de pelos de guanaco ejemplifican una gran inversión de trabajo para estos ítems.

Cabe mencionar para CC1A la utilización de fibras de roedor en la elaboración de dos cordeles (Figura 9). En este sitio hay además composiciones con pelo humano, semejantes a las observadas en la CHCH, en donde hay presencia de tejidos elaborados con diferentes especies, como llama para la urdimbre y vicuña para la trama y cordeles en los que se han usado cabos de vicuña y llama, semejantes a los recuperados en CHIII.

Con relación a los tintes hay escaso registro en la puna norte, con excepción del ovillo de vicuña mencionado para

la CHCH y las fibras de vicuña del casquete mencionado para MCCH.

La muestra de la puna sur indicaría que es una práctica más extendida, con evidencias de cordeles rojos en llama para niveles tardíos de QS3, cordeles rojos en capa 2 (3) de PC en fibras patrón intermedio, cordeles rojos, azules y amarillos de vicuña y rojos de llama en la capa 2 de PP4, hilos y cordeles rojos de llama en CC1A, entre otros.

Para las manufacturas elaboradas con llama, el procedi-miento detectado en el hilado es la cina (eliminación de pelos) con aprovechamiento de fibras medias, siendo las regiones corporales más empleadas las patas, panza y la menos empleada el lomo que solo aparece en los tejidos. Con relación a los aspectos de resistencia, se observa un aporte de fibras medias en la composición (mezcla para el hilado) en cordeles y tejidos, empleo exclusivo de garras (sector inferior de patas) en cuerdas y bordel (patas, garras, panza, cogote) en cordeles de muchos cabos.

La selección de lanillas y/ o fibras de grosor medio es más visible en las tramas de los tejidos y en cordeles. Para las cuerdas, sogas y tramas de tejidos burdos se prefieren

grosores mayores, observándose una selección mayor de pelos.

En cuanto a los factores ligados a la explotación se ob-servó una utilización de mantos con un patrón de llama intermedia desde momentos tempranos y la utilización de mantos de llamas lanudas o capa simple en momentos tardíos con un efecto directo de reducción de la cina ligado a la ausencia de pelos de estos mantos.

Para manufacturas realizadas con fibras de especies silves-tres se observó como procedimiento en el hilado la selección de pelos y/o manto completo en el caso del guanaco y de lanillas y/o manto completo para vicuña. Con un sentido estético se utilizan pelos de guanaco y lanillas de vicuña en cordeles y en fibras de vicuñas sometidas a tintes.

Es importante destacar que la selección de fibras, los pro-cedimientos y patrones resultantes para las manufacturas arqueológicas se corresponden con los actuales para los mismos ítems. Lo que indica la continuidad y efectividad de la transmisión de los comportamientos involucrados.

El trabajo observado para las manufacturas asociadas a contextos funerarios, tiene su parangón también en los cueros.

Con relación al análisis de pieles, éste se restringe a las recuperadas en los sitios Cueva Salamanca 1 y Peña de Las Trampas 1.1 (Antofagasta de la Sierra, Catamarca, Argentina), con fechados entre ca.7600 AP- 7500 AP (Pintar, 2004) y ca. 8200 AP respectivamente. Este último correspondiente al enterratorio EF2 (Martinez, 2012).

En ambos sitios se pueden distinguir tanto pieles duras como blandas, algunas con fibras adheridas y otras despeladas, con diversos tratamientos de conservación y fragmentos de tecnofacturas que corresponden a tientos y fragmentos de vestimenta.

Las fibras de las pieles naturales de CS1 concuerdan con los taxones ya identificados en vellones y con los estudios óseos mencionados. Un fragmento de un sector ocular corresponde a guanaco. Para las producciones asocia-das (tientos) se utilizan las pieles de guanaco y vicuña disponibles.

De los taxones identificados como guanaco, vicuña y patrón llama para PT1.1, solo la vicuña es seleccionada para las producciones en pieles pintadas o sin pintar correspondientes a la EF2.

Figura 9. roedor CC1A (600x)

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En relación a las etapas registradas en el procesamiento, hay evidencias de descarnado por raspado y cortado detectado por marcas superficiales y eliminación de endodermis, despelado por raspado detectado por ausencia de fibras y eliminación de epidermis. Las pieles están conservadas a partir de dos técnicas: secado al sol, cuyo resultado final es una pieza rígida (fragmentos de pieles secas y tientos de CS1) y el llamado curtido al aceite, cuyo resultado son pieles blandas (fragmentos de vestimenta con ojales de CS1 y PT1.1 y fragmentos pintados de PT1.1). El tratamiento a posteriori del secado incluye entonces el sobado al aceite (con grasas propias del animal), observándose dos formas de ejecución, sobado a mano detectado por marcas presentes en la “flor” (fragmento de PT1.1), y el sobado con sobador detectado por el tratamiento de superficie (pintados de PT1.1 y gamuzado de CS1 y PT1.1). Ambas constituyen el llamado falso curtido, realizado por acciones mecánicas como las correspondientes a sobados. No hay curtido en sentido estricto, por reacción química de sustancias minerales y/ o vegetales, por lo cual podemos considerarlas pieles y no cueros.

Con respecto al acabado se observa la técnica de aplicación de pintura en pieles secadas blandas de PT1.1. Los colores en las superficies pintadas y/o en piezas con aplicaciones en forma de rayas son el negro y el rojo, y corresponden a la faz “carne”. La superficie pintada en estos fragmentos de vestimenta es la vista, quedando la “flor” con fibras adheridas en contacto con el cuerpo. Situación que marca tanto las funciones de abrigo como comunicacionales de las pieles. No hay técnicas de inmersión o teñido.

El análisis por RXF proporcionó información acerca de los componentes de las pinturas. Las negras contienen altas proporciones trazas de manganeso (Mn) y menores pro-porciones de hierro (Fe), titanio, cobre y níquel. Las rojas

contienen trazas más conspicuas de hierro (Fe) con menor representación de manganeso y titanio.

Para las terminaciones se observan avíos que constituyen complementos como los ojalados con bisel y costuras del tipo básico “sobrehilado”, con tientos visibles en bordes e invisibles en faz vista en pieles pintadas de negro e invisibles en pintadas en rojo de PT1.1 y ojalados sin bisel e incisiones sobreexpuestas en gamuzado de CS1 (Figura 10 y 11).

Se observan, por tanto, evidencias de trabajo en CS1 con presencia de pieles secas y tientos de vicuña y guanaco y 1 fragmento de piel despelada (epidermis eliminada) y descarnada (endodermis eliminada) con conservación de dermis y marcas superficiales de terminación. Este fragmento fue intensamente sobado con sobador en faz “flor” y presenta 3 ojales sin biselar. Ofrece un aspecto gamuzado.

En PT1.1 hay pieles de vicuña secadas al sol, una piel sobada a mano con la identificación taxonómica pendiente, piel de vicuña descarnada (presencia solo de epidermis), sobada con sobador y pintada de negro con detalle de costura invisible en “carne” y visible en uniones y bordes en faz “flor”; piel de vicuña descarnada, sobada con sobador y pintada de rojo con costura invisible; piel de vicuña descarnada, despelada y sobada con sobador, con 2 ojales biselados y pequeños fragmentos de pieles sobadas con líneas pintadas en rojo y negro.

Por la información generada vemos que el aprovecha-miento de las pieles incluye un conocimiento de la cadena de operaciones necesarias para el mantenimiento, que configuran etapas semejantes a las observadas hoy en día en los tratamientos tradicionales.

Figura 10. gamuzado CS1

Figura 11. piel pintada PT1.1

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Reigadas. Explotación y aprovechamiento de la fauna en el Noroeste Argentino: ¿Qué informan las fibras y pieles arqueológicas?

Las técnicas empleadas en laboratorio han permitido discriminar el tipo de curtido, en este caso “falso cur-tido”. La posición de pintados en faz “carne” y fibras en “flor” o faz de contacto con el cuerpo, no hace más que confirmar las funciones de abrigo y comunicacionales de las vestimentas

Se observan también diferencias ligadas a lo estético, en la selección de taxones y en las terminaciones de avíos y costuras, como pueden ser los biselados en ojales y la aplicación de pinturas presentes en las pieles de la EF2 de PT1.1 Estos elementos abren un panorama de indagación interesante relacionado con aspectos no utilitarios de la vida social.

Finalmente, estudios específicos pendientes sobre la ma-teria prima y artefactos ligados al procesamiento, podrán brindar más información sobre las acciones mencionadas para el tratamiento de pieles y posibles diferencias en la cadena de operaciones en diversos contextos.

Qué informan las fibras y pieles arqueológicas

El estudio de fibras y pieles animales, refuerzan el corpus de datos provisto por otras vías, en sus coincidencias y en sus disidencias y con un objetivo compartido hacia la integración de la información.

Resulta de relevancia para estudiar procesos ligados al tipo de aprovisionamiento/ explotación y aprovechamiento de la fauna y permite cubrir dos esferas interrelacionadas. Una de ellas refiere a los aspectos biológicos- genéticos que caracterizan a la estructura en estudio y el alcance de la intervención del hombre y del ambiente en su naturaleza; otra refiere a los aspectos socioeconómicos, que incluye a la relación hombre- fauna en su carácter coevolutivo.

Hasta aquí y con desafío futuros, presentamos el aporte que ofrece esta vía para la reconstrucción de las trayectorias de las sociedades cazadoras recolectoras en su diversidad y evolución y del papel de los recursos animales en los procesos económicos/ sociales.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco especialmente a los organizadores de la Primera Reunión Académica del NZWG, a mis colegas Aschero, Yacobaccio, Olivera, Mondini, Pintar y Martinez, por com-partir su conocimiento y por la generosidad al ofrecerme los materiales para su estudio. Al Instituto de Biología de la altura de la UNJU, a la Cátedra de Zootecnia de la UCC y de la Facultad de Veterinaria de la UNLP por su

asesoramiento. Al Centro de Microscopía Electrónica de la Facultad de Veterinaria de la UNLP, al CITEC, al CNEA y al CONICET, UBA y UNJU por su financiamiento.

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NOTA CIENTÍFICAAPLICACIÓN DE TECNOLOGÍAS DIGITALES PARA LA RECONSTRuCCIÓN DE HuESOS EN zOOARQuEOLOGÍA: uNA PROPuESTA DESDE AMÉRICA DEL SuR

APPLICATION OF DIGITAL TECHNOLOGIES FOR THE RECONSTRuCTION OF bONES IN zOOARCHAEOLOGy: A PROPOSAL FROM SOuTH AMERICA

AbSTRACT:

Comparison of archaeological faunal remains with modern reference material is essential in archaeozoology. However, the costs of building and maintaining a reference collection are not minor; in addition, access to collections is not always immediate. This paper addresses and discusses the use of digital technologies to reconstruct bones and its application in the analysis of South American zooarchaeological samples and/or for academic activities.

KEy WORDS:

Laser Scanner, Bones, Zooarchaeology

Patricio López M.1, Isabel Cartajena F.2, Ismael Martínez R.3 y Osvaldo Latorre A.4

1Programa de Doctorado en Antropología, Universidad Católica del Norte, Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo Gustavo Le Paige (IIAM), Calle Gustavo Le Paige Nº 380, San Pedro de Atacama, Chile.

2Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Calle Ignacio Carrera Pinto N°1045, Santiago, Chile.

3Licenciado en Arqueología (Universidad de Chile) y Conservador-Restaurador (Pontificia Universidad Católica de Chile), Av. Irarrázaval 2061, Depto. N°408, Ñuñoa, Santiago, Chile.

4Ingeniero Geomensor (Universidad de Chile). Calle Rojas Magallanes, N°1024, La Florida, Santiago, Chile.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

La comparación de restos arqueofaunísticos con muestras de referencia actuales es una actividad esencial en zooarqueología. No obstante, los costos de elaboración y mantención de una colección de este tipo no son menores; además el acceso a éstas no siempre es inmediato. En la presente nota se aborda y discute el uso de tecnologías digitales de reconstrucción de restos óseos y su aplicación en el análisis de muestras zooarqueológicas sudamericanas y/o para actividades académicas.

PALAbRAS CLAVE:

Escáner Láser, Huesos, Zooarqueología

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82 Etnobiología 12 (2), 2014.

INTRODuCCIÓN

El análisis zooarqueológico depende en gran medida de colecciones de referencia las cuales son utilizadas en la identificación taxonómica, anatómica o etárea de las muestras fósiles, entre otras actividades. Como toda labor basada en la comparación, la abundancia y diversidad de las colecciones disponibles, además de la experticia del analista, son aspectos claves al momento de identificar una muestra. No obstante, la práctica arqueológica sudamericana –posiblemente en una gran variedad de casos- no posee colecciones completas que permitan un análisis acabado de una muestra zooarque-ológica. Particularmente, en el caso de Chile (en donde se llevó a cabo este proyecto) el acceso a colecciones no siempre es expedito debido a múltiples factores, como el geográfico (ubicación de los principales depósitos), obtención de permisos para acceder a las muestras, o bien lo escaso de las colecciones disponibles. Además, la profusión de la Arqueología de Impacto Ambiental o de Contrato ha promovido una amplia recuperación de materiales zooarqueológicos con tiempos de análisis cada vez más breves y por tanto, con la necesidad de realizar comparaciones de manera expedita.

En la presente nota, se aborda la aplicación de técnicas de reconstrucción digital de huesos con el fin de evaluar sus ventajas y desventajas en el análisis zooarqueológico. En particular, se evalúa el uso de un escáner láser que permite generar réplicas tridimensionales sin afectar la muestra y con un nivel de duplicación detallado en relación al objeto original.

Escáner y elaboración de réplicas digitales

El uso de herramientas de reconstrucción digitales de objetos e incluso sitios arqueológicos completos no es ajeno a la disciplina (Barnett et al., 2005; Dawson y Levy, 2005; Tejado, 2005; Grosman et al., 2008; Karasik y Smilansky, 2008; Morgan, 2009; Niven et al., 2009; entre otros). En el caso de muestras zooarqueológicas los proyectos son múltiples, e instituciones como la University of Texas en Austin, la Idaho State University, o el Max Planck Institute mantienen en sus respectivas páginas web, colecciones habilitadas con reconstrucciones de especímenes de referencia o bien muestras fósiles; no obstante, en Latinoamérica el uso de estas herramientas es escaso (López et al., 2012).

En el presente trabajo se utilizó un escáner sin contacto activo con la muestra replicada y que opera mediante láser y triangulación. Para esto se utilizó un fondo dispuesto para

calibrar una cámara de video, la cual captura la imagen obtenida por medio del paso de un láser continuo, que en este caso correspondió a una línea de color rojo de foco ajustable de 650nm, 16mW, 90°. La línea láser se colocó a 100 cm del objeto, a una elevación de 150 cm y con un ángulo de 30°. La muestra escaneada fue posicionada de manera vertical sobre una base rotatoria la cual se giró cada 30°, para así obtener capturas que fueron fusionadas al reconstruir el objeto a nivel tridimensional en formato digital. Las imágenes se obtuvieron en formato OBJ (Wavefront) y fueron procesadas mediante el software David-Lasserscanner 3.3. A diferencia de otros métodos, tanto el hardware como el software utilizados son de muy bajo costo, fácilmente transportable y no requiere de una mayor especialización para su uso.

Ahora bien, en la Figura 1 se observa el fémur de un Otariidae, así como las vistas de la réplica digitalizada del mismo hueso. Esta imagen fue obtenida con un formato de captura de 800 x 600, el cual permite ver detalles generales del hueso, denotando rasgos como inserciones musculares, aunque detalles como la rugosidad de estas inserciones quedan obliteradas. Este tipo de hueso es fácil de replicar debido a que presentan superficies continuas con un relieve relativamente parejo, mientras que huesos como cráneos son más complejos, debido a sus rasgos

Figura 1. Fémur de Otariidae escaneado y comparado con B. réplica digital del mismo hueso. Escala= 2 cm.

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López M. et al. Aplicación de tecnologías digitales para la reconstrucción de huesos en zooarqueología.

anatómicos. Esta situación se aplica también para zonas como las fosas nasales y estructuras internas pero visibles del cráneo, siendo necesaria su reconstrucción aislada del resto.

La manipulación de la réplica digitalizada es simple y permite un acercamiento inicial a la identificación de muestras zooarqueológicas. Asímismo, estas réplicas pueden ser utilizadas como base para posicionar tanto rastros antrópicos (p.e. huellas de cortes, planos de fractura, cálculos de MNE, astillas y lascas óseas, entre otros), como naturales (punturas, marcas de roedores, entre otros), además de su uso en actividades de conservación, restauración, divulgación y académicas. En el caso de esta última, el uso de réplicas digitalizadas resulta esencial, ya sea para la enseñanza como para evitar procesos destructivos y engorrosos en la manipulación de material de referencia.

CONCLuSIONES

En el presente trabajo se utilizó una de varias técnicas disponibles para la reconstrucción digital y tridimensional de objetos, en este caso, huesos. Dentro de las ventajas identificadas en la aplicación de esta herramienta en el análisis zooarqueológico se puede mencionar: (1) posibilidad de almacenar una gran cantidad de colecciones de referencia sin necesidad de un espacio físico; (2) reconstrucción de piezas fragmentadas sin manipularlas directamente mediante adhesivos y consolidantes; (3) factibilidad de realizar análisis morfométricos; (4) sistemas tanto de bajo como alto costo; (5) intercambio expedito de las imágenes obtenidas; y (6) posibilidad de realizar réplicas relativamente exactas a partir de impresoras tridimensionales. Dentro de las desventajas se puede mencionar: (1) imposibilidad de reconocer mediante tacto rasgos como inserciones musculares o texturas de superficies óseas en general; (2) la calidad de la imagen es dependiente del hardware.

Consideramos que a partir de la creación del Neotropical Zooarchaeology Working Group (NZWG) como otras inicia-tivas que buscan congregar a especialistas latinoamericanos en zooarqueología, la formación de una red en la que se incluyan colecciones virtuales puede resultar en un proyecto de gran aplicación para las investigaciones locales, con un gran potencial además para activar una mayor interacción entre los laboratorios de la región.

AGRADECIMIENTOS

Nuestros agradecimientos a Osvaldo Rojas M. por facilitar la muestra de Otariidae. La muestra fue replicada mediante el Proyecto FONDART “Nuevas formas de preservar: Uso de Escáner 3D en la colección paleontológica del MUHNCAL,

Calama”. Por último, nuestros agradecimientos a los evaluadores cuyas sugerencias permitieron mejorar una primera versión del manuscrito.

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84 Etnobiología 12 (2), 2014

NOTA CIENTÍFICA TAFONOMÍA NEOTROPICAL EN LA ARGENTINA. LA GENERACIÓN DE PRINCIPIOS TAFONÓMICOS REGIONALES EN LOS úLTIMOS VEINTE AñOS

NEOTROPICAL TAPHONOMy IN ARGENTINA. THE GENERATION OF REGIONAL TAPHONOMIC PRINCIPLES IN THE LAST TWENTy yEARS

AbSTRACT:

Zooarchaeological research undertaken within Argentinean archaeology during the 1991-2010 period is analyzed according to national periodical publications and the proceedings of national archaeological meetings, with the aim of assessing the representation of taphonomic principles originated in the Neotropics, the biogeographical region encompassing Argentina. The relative importance of these autochthonous principles within this literature is discussed by taking their Neotropical origin as a proxy of the application of relevant taphonomic principles. The results show that application of taphonomic principles originated in the same study area where they are applied are dominant, along with those generated in the same biogeographical subregion, while representation of those generated in the Neotropics generally is variable through time.

KEy WORDS:

Taphonomy, Zooarchaeology, Neotropical region, Argentina

A. Sebastián Muñoz1 y Mariana Mondini1,2

1 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) / Universidad de Buenos Aires (UBA). INAPL, 3 de Febrero 1370 (C1426BJN) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) / Universidad de Buenos Aires (UBA). Laboratorio de Zooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas (LaZTA), IDACOR, CONICET / Museo de Antropología, FFyH, UNC, Av. H. Yrigoyen 174, (5000) Córdoba, Argentina.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

Se analiza una muestra de las investigaciones zooarqueológicas publicadas en revistas periódicas y actas de congresos nacionales de Argentina durante el período 1991-2010, con el objetivo de evaluar la representación de principios tafonómicos generados en los Neotrópicos, región biogeográfica en la que está enmarcado este país. Se discute el lugar que en esta producción ocupa la generación de principios tafonómicos originados en los Neotrópicos dentro del total, como un proxy de la aplicación de principios tafonómicos relevantes. Los resultados muestran que predomina la utilización de principios tafonómicos generados en la misma región de estudio y de la misma subregión biogeográfica, mientras que la representación de los principios generados en los Neotrópicos en general fluctúa a lo largo del tiempo.

PALAbRAS CLAVE:

Tafonomía, Zooarqueología, región Neotropical, Argentina

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Muñoz y Mondini. Tafonomía Neotropical en la Argentina. La generación de principios tafonómicos regionales en los últimos veinte años.

Con el objetivo general de evaluar la generación de principios tafonómicos relevantes para su aplicación en la zooarqueología argentina, se analizan aquí el tipo y origen de aquellos utilizados en los trabajos publicados en el país en el período 1991-2010. Se analiza, en concreto, la representación que tienen los principios tafonómicos generados en los Neotrópicos, la región biogeográfica donde se enmarca la Argentina, dentro de las principales publicaciones nacionales. Se relevaron para ello tres publicaciones periódicas (Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Arqueología, e Intersecciones en Antropología, esta última sólo disponible para la última década) y las actas y publicaciones de los ocho Congresos Nacionales de Arqueología Argentina (del X al XVII) que tuvieron lugar en las dos décadas consideradas. Si bien existen otras publicaciones nacionales y extranjeras con información relevante para las preguntas que aquí abordamos, la muestra seleccionada es representativa de las investigaciones nacionales, tanto en lo que hace a la diversidad regional y temporal de las mismas, como en lo que respecta a la diversidad de problemas de investigación formulados por los autores.

Un primer análisis de esta producción, presentado en otro lugar (Mondini y Muñoz, 2013), consideró otras características de la misma, tales como la generación o aplicación de principios tafonómicos y su interpretación en términos de sesgos o contribuciones positivas, entre otras, por lo que aquí nos concentramos específicamente en la representación que los principios tafonómicos au-tóctonos tienen en esta producción. Más específicamente,

buscamos evaluar si los principios utilizados son locales/regionales o provienen de otros otras regiones biogeo-gráficas, así como la variabilidad de esta representación en diferentes regiones del país y a lo largo del tiempo.

De los más de cuatrocientos trabajos que abordan temas zooarqueológicos publicados en los medios nacionales mencionados en el período 1991-2010 (n= 403, de un total de 2198 trabajos arqueológicos relevados), el 50% (n= 202) menciona al menos algún proceso o agente tafonómico. De ellos, 49% (n= 98) señala el origen geográfico de los principios tafonómicos referidos. La gran mayoría de estos últimos (85%) refieren a principios que han sido generados en áreas Neotropicales, aunque con procedencias de distinto alcance (ver Figura 1). En un 60% de los casos, estas investigaciones utilizan información tafonómica de la misma región de la que proceden los datos zooarqueológicos (por ejemplo, Noroeste Argentino, Patagonia, Pampa, etc.). Otras apelan a principios generados en otras áreas de la misma subregión biogeográfica (por ejemplo, subregión Andino-Patagónica) o áreas no especificadas de la misma, y algunos más, a principios correspondientes a la región Neotropical en general. El restante 15% de los principios tafonómicos de procedencia conocida son originarios de regiones biogeográficas diferentes a los Neotrópicos.

Como puede verse en la Figura 2, la mayor parte de los trabajos que trata con agentes y procesos tafonómicos lo hace en escalas más bien restringidas. Por otra parte, si bien predomina la aplicación de principios tafonómicos

Figura 1. Procedencia geográfica de los principios tafonómicos utilizados en la literatura zooarqueológica argentina en los últimos veinte años respecto de las áreas donde se aplicaron

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ya existentes por sobre su generación, en la escala regional esto último es relativamente más importante, sea en trabajos que sólo se ocupan de ello o de otros que además de generar principios tafonómicos también los aplican a casos arqueológicos (algo similar ocurre con los trabajos con resolución a escala Neotropical, aunque en este caso la muestra es muy pequeña) (Figura 2).

Si consideramos la evolución que ha seguido la incorpo-ración de principios tafonómicos a lo largo del tiempo (Figura 3), se observa el ya mencionado predominio de la utilización de aquellos generados en la misma región y en la misma subregión biogeográfica donde se aplican, aunque con una representación fluctuante en el tiempo de los principios generados en los Neotrópicos en general (señalados por la línea roja) en contraste con

Figura 2. Procedencia de los principios tafonómicos relativa a su área de utilización de acuerdo a si éstos son generados o sólo aplicados en las investigaciones publicadas

Figura 3. Procedencia geográfica de los principios tafonómicos a lo largo del tiempo

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Muñoz y Mondini. Tafonomía Neotropical en la Argentina. La generación de principios tafonómicos regionales en los últimos veinte años.

aquellos generados en otras regiones biogeográficas. Estos últimos llegan a alcanzar entre el 20% y casi 30% en algunos momentos, es decir que de todos modos su importancia siempre ha sido secundaria frente a los de carácter autóctono.

Cuando analizamos la representación de los trabajos con aplicación de principios tafonómicos Neotropicales por regiones de la Argentina (Figura 4), vemos que en general éstos han sido más utilizados en Patagonia, y en segundo lugar las regiones Pampeana y Noroeste. Esta representación diferencial, más que reflejar un sesgo regional en la aplicación de principios tafonómicos, representa lo variable del volumen de información ta-fonómica disponible en cada región. En efecto, la mayor producción con referencias tafonómicas proviene de las regiones patagónica (36%), pampeana (26%) y del Noroeste (23%) (Mondini y Muñoz, 2013).

Por último, cuando analizamos las interpretaciones tafonómicas que se hacen de los principios aplicados, no observamos diferencias relevantes cuando compara-mos el total de trabajos con el subconjunto que utiliza específicamente principios Neotropicales (Figura 5). En ambos casos, la proporción de investigaciones que recurren a la tafonomía para dar cuenta de los sesgos que afectaron a las muestras estudiadas y la de aquellas orientadas a las “contribuciones positivas” de la tafonomía (sensu Behrensmeyer y Kidwell, 1985), que trabajan la información paleoecológica que ésta puede aportar, se

mantiene casi idéntica, con un predominio de las primeras de casi 90%.

El conjunto de datos aquí presentado muestra una serie de tendencias interesantes al momento de analizar la inserción que tienen los principios tafonómicos generados en la región Neotropical en las investigaciones zooarqueo-lógicas llevadas a cabo en la Argentina durante el período 1991-2010. En primer lugar señalamos la importancia que tiene la articulación de las preguntas tafonómicas con la investigación zooarqueológica, como queda expresado en la búsqueda, tanto en la generación como en la aplicación, de principios que sean relevantes y aplicables en la propia región de estudio. Esto se ve acompañado por una limitada incorporación de principios tafonómicos generados en otras regiones biogeográficas, lo que sugiere que se busca dar cuenta de las particularidades que presentan los registros zooarqueológicos estudiados en cada una de estas regiones. Si bien un mismo origen biogeográfico para los principios tafonómicos generados y el área donde se los quiere aplicar no es el único criterio de relevancia, e incluso a veces puede no ser relevante, es común que los contextos ecológicos de otras regiones biogeográficas no constituyan buenos análogos al momento de modelar los agentes y procesos de interés.

Por otra parte corresponde señalar que en este sentido no se observa una clara tendencia en el tiempo, aunque decrecen los trabajos con principios desarrollados en la propia región de estudio. Esto se ve acompañado de un

Figura 4. Representación de los trabajos que utilizan principios tafonómicos Neotropicales por regiones de la Argentina. NEA: Nordeste Argentino, NOA: Noroeste Argentino, SAS.: Sierras, ARQ.: Arqueología. Notar que Arqueología Urbana atraviesa contextos urbanos históricos de diferentes regiones.

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reconocimiento de la complejidad involucrada en los registros estudiados, expresada en el creciente número de agentes/procesos estudiados y en la importancia que los estudios naturalistas adquieren en el último lustro (Mondini y Muñoz, 2013). Cabe señalar además que el énfasis observado en las interpretaciones alrededor de los aspectos sesgantes de los agentes y procesos tafonómicos es generalizado, y no distingue los principios de origen Neotropical de otros.

Podemos por último señalar algunos aspectos que creemos relevantes para una agenda futura en torno de los temas tratados aquí. En este sentido, consideramos importante la generación de modelos localmente relevantes que den cuenta de las interacciones entre las sociedades humanas y la fauna regional, la acción de procesos y agentes tafonómicos de la región, y el uso de análogos contemporáneos inmersos en sistemas de comportamiento o ecológicos relevantes a los contextos del pasado. Entre las dificultades que discernimos en la aplicación de esta agenda podemos mencionar el abordaje de información de base biológica y ecológica, la diversidad de especies actuales y pasadas, cambios en las distribuciones, lo limitado de muchas colecciones de museos, un desarrollo poco homogéneo de las disciplinas en distintas regiones, la escasa inserción de los resultados en el escenario global y la necesidad de una mayor integración de las investigaciones

y de los investigadores. Siguiendo esta línea, algunos interrogantes que avizoramos en torno del desarrollo regional de la disciplina a futuro incluyen: ¿Continuarán creciendo los desarrollos originales que trascienden la mera replicación de los paradigmas académicos hegemónicos, y se incorporarán esos desarrollos originales de la tafonomía en Argentina y América del Sur fuera del área en la que fueron generados? Si bien las observaciones tafonómicas son relativamente abundantes, ¿seguirán creciendo los estudios más sistemáticos, integrados a las investigaciones arqueológicas, y que den cuenta de la variabilidad de los agentes tafonómicos y sus efectos? ¿Continuará creciendo la tafonomía aplicada a preguntas sociales y simbólicas y a la arqueología de sociedades complejas? ¿Continuarán creciendo las interpretaciones tafonómicas vinculadas a niveles de causalidad y contextos generales, y no sólo descripciones de sesgos típicos? Si bien se ha avanzado mucho en el conocimiento de la variabilidad de agentes y procesos, ¿se alcanzará próximamente una etapa de síntesis y de hipótesis generales (sensu Behrensmeyer, 1993)?

A pesar de estos interrogantes, las dificultades percibidas y los aspectos que es necesario desarrollar, nuestra impresión es optimista respecto del desarrollo de una tafonomía de base regional y relevante a los contextos Neotropicales, tanto en Argentina como en toda la región.

Figura 5. Interpretaciones tafonómicas dominantes en los trabajos que utilizan principios de origen Neotropical comparados con el total

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Muñoz y Mondini. Tafonomía Neotropical en la Argentina. La generación de principios tafonómicos regionales en los últimos veinte años.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo es un resultado de los proyectos SeCyT UNC 162/12 y MINCyT Cba. Resol. Nº 000113/2011. Mariela Arriagada, Aldana Calderón, Santiago Chorolque, Julieta González, Patricia Lobbia, Ana Paula Motta y Adriana Pretto participaron del relevamiento de la información y de la presentación oral de este trabajo en la Primera Reunión Académica del NZWG-ICAZ. Agradecemos a Laura Pérez Jimeno, Guillermo Mengoni Goñalons, Mariana De Nigris y Adolfo Gil por facilitarnos bibliografía para este relevamiento. También a los dos evaluadores anónimos que contribuyeron con sus comentarios a mejorar el trabajo. Todo lo escrito aquí es de nuestra exclusiva responsabilidad.

LITERATuRA CITADA

Behrensmeyer, A. K. 1993, Discussion: noncultural pro-cesses. En: Hudson, J. (ed.). From Bones to Behavior, Ethnoarchaeological and experimental contribu-tions to the interpretation of faunal remains. Cen-ter for Archaeological Investigations, University of Carbondale, Southern Illinois.

Behrensmeyer, A. K. y S. M. Kidwell. 1985. Taphonomy’s contribution to paleobiology. Paleobiology 11: 105-119.

Mondini, M. y A. S. Muñoz. 2013. La tafonomía en la zooarqueología argentina de los últimos veinte años. Su representación en las publicaciones periódicas y reuniones académicas. Trabajo presentado en el II ELAZ, Santiago de Chile, 2012.

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90 Etnobiología 12 (2), 2014

COMENTARIOSuN NuEVO ESPACIO EN EL CONTExTO DE LA zOOARQuEOLOGÍA LATINOAMERICANA

A NEW SPACE IN THE CONTExT OF LATIN AMERICAN zOOARCHAEOLOGy

AbSTRACT:

The Neotropics offer an ideal scenario for posing currently relevant zooarchaeological issues at a global scale. The development of a collaboration and cooperation agenda will allow the Neotropical Zooarchaeology Working Group (ICAZ) to realize such target in time.

KEy WORDS:

Zooarchaeology, Neotropics, research history, research agenda

Guillermo Luis Mengoni Goñalons

Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 25 de Mayo 221 (3° piso), (1002) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

Correo: [email protected]

RESuMEN:

Los Neotrópicos ofrecen un escenario ideal para plantear desde la zooarqueología problemas actualmente relevantes desde un punto de vista global. El desarrollo de una agenda de colaboración y cooperación entre investigadores permitirá al Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical (ICAZ) potenciar este objetivo a lo largo del tiempo.

PALAbRAS CLAVE:

Zooarqueología, Neotrópicos, historia de las investigaciones, agenda de investigación

Es auspicioso que en asociación al II Encuentro Latinoamericano de Zooarqueología (IIELAZ, Santiago de Chile, 2012) se haya realizado la primera reunión académica de un nuevo grupo de trabajo (Neotropical Zooarchaeology Working Group - NZWG) del International Council for Archaeozoology (ICAZ), presentado en el ICAZ- Paris del 2010. Eso demuestra el deseo de integración que existe entre una iniciativa reciente de escala continental (los ELAZ) y una organización de carácter mundial con casi cuatro décadas de actividad regular. Sin dudas, esto puede ser visto como el paso natural que era preciso dar, a fin de

estar en condiciones de apreciar desde otra perspectiva el aporte de la zooarqueología latinoamericana en el contexto mundial.

La temática de este grupo de trabajo es amplia y, por ende, ambiciosa pero necesaria si se quiere potenciar varias de las características que posee la región neotropical. Quizás, el aspecto fundamental es su enorme diversidad biológica y cultural, tanto pasada como presente. Esta región fue uno de los últimos grandes espacios continentales en poblarse por grupos humanos varios miles de años atrás y

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Nogueira de Queiroz. Los aportes y perspectivas de la Primera Reunión Académica del Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical (NZWG)

hace tan solo unos quinientos años sufrió una devastadora transformación biológica y cultural, cuyas consecuencias persisten hoy en día.

A las masivas extinciones pleistocénicas podemos agregar los cambios sustanciales ocurridos en tiempos recientes de sus diferentes ambientes por la deforestación, el sobre-pastoreo, la agricultura y ganadería extensiva, la matanza indiscriminada de especies nativas, su comercio ilegal y la contaminación. Desde el campo de la zooarqueología es mucho lo que se puede aportar mostrando la amplia distribución que tenían muchas especies que hoy viven aisladas en enclaves de gran fragilidad y vulnerabilidad. En ese sentido, los neotrópicos ofrecen un escenario ideal donde plantear problemas que son actualmente relevantes desde un punto de vista global (e.g., extinción, intercambio, introducción, sustentabilidad), pero cuya resolución es resultante de las particularidades de las corologías originarias y las peculiaridades de su historia.

A fin de estimular el funcionamiento de un grupo de trabajo y lograr su perdurabilidad deberían contemplarse algunas cuestiones. Es necesario motivar a la gente más allá del hecho de que exista un campo de conocimiento en común y que en éste confluyan intereses e inquietu-des. Para eso es preciso desarrollar un espacio donde se compartan recursos, tales como bibliografía, bases de datos, diseños experimentales, entre otros. Sería ideal que se desarrollen plataformas donde podamos encontrar respuesta inmediata a ciertas inquietudes o satisfacer necesidades puntuales. Con el auge de la digitalización sería fundamental que estos recursos estuviesen disponibles en internet y fuesen accesibles para todos aquellos que los requieran y cuenten con un aval institucional. En el futuro no muy lejano estos recursos podrían convertirse en herramientas didácticas para la enseñanza, aspecto crucial a la hora de plantearnos la transferencia de la información y socialización del conocimiento. Contar con un espacio donde se aloje y mantenga ese corpus documental tendría un sano impacto sobre la comunidad científica, ya que sentaría las bases para construir un colectivo, sabiendo que todos pueden potencialmente aportar y sumar esfuerzos a un reservorio común.

De esa manera estaríamos trascendiendo la etapa inicial de configuración de un nuevo espacio para disfrutar plena-mente de los beneficios que traen aparejada la colaboración y cooperación. En ese sentido, sería importante contemplar que su quehacer se complemente con la de otro grupo del ICAZ (Grupo Zooarqueología de Camélidos - GZC) cuya temática es más específica, aunque sudamericana por definición, que ya cuenta con un historial de casi dos

décadas. El futuro irá demarcando agendas y delineando espacios compartidos donde puedan canalizarse éstas y otras iniciativas que surjan.

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92 Etnobiología 12 (2), 2014

COMENTARIOSLOS APORTES y PERSPECTIVAS DE LA PRIMERA REuNIÓN ACADÉMICA DEL GRuPO DE TRAbAJO DE zOOARQuEOLOGÍA NEOTROPICAL (NzWG) – INTERNATIONAL COuNCIL FOR ARCHAEOzOOLOGy (ICAz): HACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS

THE CONTRIbuTIONS AND PROSPECTS OF THE FIRST ACADEMIC MEETING OF THE NEOTROPICAL zOOARCHAEOLOGy WORKING GROuP (NzWG) – INTERNATIONAL COuNCIL FOR ARCHAEOzOOLOGy (ICAz): TOWARD A zOOARCHAEOLOGy OF THE NEOTROPICS

AbSTRACT:

As a summary of the presentations made at the First Academic Meeting of the ICAZ Neotropical Zooarchaeology Working Group (NZWG) (Santiago, Chile, June 1, 2012): Towards a Zooarchaeology of the Neotropics after the II Latin American Meeting of Zooarchaeology, we can consider some important development aspects of that area, such as: (1) academic training of professionals in different countries and at different levels

Albérico Nogueira de Queiroz

Laboratório de Bioarqueologia (LABIARQ), Departamento de Arqueologia (DARQ), Universidade Federal de Sergipe (UFS), Sergipe, Brasil.

Correo: [email protected]

RESuMEN:

Como síntesis de las ponencias presentadas en la Primera Reunión Académica del Grupo de Trabajo sobre Zooarqueología Neotropical (NZWG) del ICAZ (Santiago de Chile, 1 de junio de 2012): Hacia una Zooarqueología Neotropical, a continuación del II Encuentro Latinoamericano de Zooarqueología, se puede considerar algunos aspectos importantes al desarrollo de esa área, tales como: (1) la formación académica de profesionales en diferentes países y en diferentes niveles (pregrado, grado y postgrado); (2) apoyo a la cooperación y al intercambio científicos e académicos a través de proyectos y eventos; (3) fomentar y apoyar la formación de colecciones zooarqueológicas y de referencia; y (4) la difusión de los conocimientos zooarqueológicos a la sociedad mediante programas informativos educativos, exposiciones temporales y permanentes en los espacios públicos y en los museos temáticos.

PALAbRAS CLAVE:

Formación Académica, Zooarqueología, Intercambio Académico y Científico, Difusión del Conocimiento Zooarqueológico al Público

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Nogueira de Queiroz. Los aportes y perspectivas de la Primera Reunión Académica del Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical (NZWG)

En la primera reunión académica del Grupo de Trabajo de Zooarqueología Neotropical (NZWG) (International Council for Archaeozoology-ICAZ), realizada tras el Segundo Encuentro Latinoamericano de Zooarqueología de Santiago (Chile), hemos encontrado una amplia variedad de trabajos y de temáticas zooarqueológicas en Latinoamérica, lo que resulta de la madurez alcanzada por la zooarqueología a pesar de los grandes problemas económicos que atraviesa la mayoría de los países del continente.

Las presentaciones abarcaron diversos aspectos que in-volucran animales, invertebrados y vertebrados, de sitios arqueológicos continentales y costeros, que evocan los distintos contextos en que se encontraba esta fauna.

La conferencia inaugural a cargo Joaquín Arroyo-Cabrales y Eduardo Corona-M (INAH, México) centró en una vi-sión general de las investigaciones zooarqueológicas y tafonómicas en América Latina, incluyendo información cuantitativa sobre la producción bibliográfica en el conti-nente. La Mesa denominada “La naturaleza de los registros zooarqueológicos neotropicales y sus particularidades bajo las específicas condiciones ecológicas, históricas y otras de esta región biogeográfica” tuvo la contribución de diferentes trabajos. Laura Beovide y Sergio Martínez (Uruguay) presentaron los estudios arqueomalacológicos que desarrollan en la margen izquierda del Río de la Plata; Rosa Cristina Corrêa Luz de Souza y Edson Pereira Da Silva (Brasil) también trataron el tema arqueomala-cológico en relación con la biodiversidad marina en la región costera de Brasil; Caroline Borges, Catalina Zorro y Sandrine Grouard (Brasil/Colombia/Francia) discutie-ron aspectos naturales y culturales de los conjuntos de moluscos bivalvos y gasterópodos de la región del Caribe de Nicaragua (horticultores-ceramistas) y del sureste de Brasil (sambaquis = concheros); Lourdes Pérez Iglesias (Cuba) discutió los contextos hispánicos y su ausencia en el sitio arqueológico arqueológicos del Chorro de Maíta, en la provincia de Holguín; Patricia Maita Agurto (Perú) consideró la complejidad de las ofrendas de animales y

de los eventos tafonómicos en los casos de sacrificio y de entierros; y Patricio López, Isabel Cartajena y Osvaldo Latorre abordaron cuestiones metodológicas relacionadas con el uso de las tecnologías digitales en la reconstrucción de huesos para el estudio y las actividades académicas en la zooarqueología en Chile. Finalmente, la mesa temática cerró con el trabajo de Mariela Arriagada, Aldana Calderón, Santiago Choroloque, Julieta González, Patricia Lobbia, Antonela Marozzi, Ana Paula Motta, Adriana Prietto, Mariana Mondini y Andrés Sebastián Muñoz (Argentina), quienes realizaron una síntesis sobre las investigaciones tafonómicas en la región Neotropical y en Argentina en los últimos 20 años.

La segunda Mesa discutió sobre “La diversidad de las interacciones entre humanos y animales en los Neotrópicos a lo largo del tiempo bajo esas condiciones particulares”. El primer fue la contribución de Jaciara Andrade Silva, Olivia A. de Carvalho y Albérico Nogueira de Queiroz sobre los adornos confeccionados en huesos, dientes y conchillas del sitio arqueológico Justino (Sergipe, Brasil). Siguieron los aportes de los compañeros argentinos, el de Fernanda Day Pilaría, María Clara Paleo y Mariano Merino, que pre-sentaron los estudios sobre las prácticas de procesamiento de cérvidos en el sitio Las Marías (Partido de Magdalena, Provincia de Buenos Aires) y el de María del Carmen Reigadas, sobre la explotación y aprovechamiento de la fauna en el NOA a partir del tratamiento y los cambios en la producción de las fibras y cueros. En el cierre de esta segunda Mesa, Christopher Götz discutió la aplicación de estudios tafonómicos a contextos arqueofaunísticos ubicados en sitios prehispánicos de las tierras bajas mayas del norte de la península de Yucatán, México.

Algunas cuestiones y reflexiones surgen a partir de estas diversas presentaciones, relativas a la formación académica de los zooarqueólogos en el continente y al desarrollo y aplicación de los métodos de análisis tafonómico. La primera está vinculada a la metodología empleada en las investigaciones y a los aportes técnicos (laboratorios,

(undergraduate and graduate studies); (2) support for cooperation and exchange of information through projects and events; (3) encouraging and supporting the formation of zooarchaeological and reference collections; (4) the dissemination of zooarchaeological knowledge to the society through informative pro-grams, public events, temporary and permanent exhibition in public spaces and also in thematic museums.

KEyWORDS:

Academic Formation, Zooarchaeology, Scientific and Academic Exchange, Public Diffusion of Zooarchaeological Knowledge

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equipos, colecciones, bibliotecas). Al respecto, consideramos que hay que pensar en una normalización metodológica sin que ello implique la pérdida de las particularidades o características culturales locales y de cada uno de lospaíses involucrados en un sistema académico común. Es posible, entonces, pensar en algunas acciones y estrategias para el desarrollo de la zooarqueología y la tafonomía arqueológica en el ámbito investigativo y social de los neotrópicos.

Ejemplos y Perspectivas

Creemos que algunas perspectivas pueden surgir de la aplicación de una política conjunta en la que podemos promover el intercambio de información y la movilidad de los profesores, investigadores, técnicos y estudiantes en los distintos niveles de conocimiento. El implemento de proyectos interdisciplinarios intra e inter países ta-les como el Proyecto “Zooarqueología de Sudamérica” (ZARSUD) que reunió investigadores de Argentina, Brasil y Chile. Este proyecto contó con el apoyo financiero de la Fundación Antorchas (Argentina) entre los años 2003 y 2005 y entre 2008 y 2010 con el soporte del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico-CNPq (Brasil). En el marco de este proyecto se fomentó el intercambio de investigadores a través de reuniones, eventos y cursos cortos en los tres países implicados. Como primer resultado práctico se editó un volumen en la serie British Archaeological Report (Mengoni Goñalons 2004). Otro camino de importancia particular respecto a las contribuciones colectivas para la zooarqueología y tafonomía en el continente son los volúmenes resultado de eventos académicos, tales como lo testimonian los Muñoz y Mondini (2008) y Mengoni Goñalons et al. (2010). Otra posibilidad deriva de los convenios y acuerdos de cooperación entre las instituciones universitarias a donde se desarrollan los proyectos individuales de los profesores y investigadores, con la participación efectiva de los estudiantes y técnicos en las investigaciones en campo y laboratorios.

En resumen, la riqueza de los recursos naturales y humanos y la enorme diversidad cultural de los Neotrópicos necesita ser potenciada por programas que busquen la integración científica y académica con el fin de obtener soluciones a los problemas comunes de los países de la región.

Literatura Citada

Mengoni Goñalons, G. L. (Ed.). 2004. Zooarchaeology of South America, BAR International Series 1298. Ar-chaeopress, Oxford.

Mengoni Goñalons, G. L., J. Arroyo-Cabrales, O. J. Po-laco, F. J. Aguilar. (Eds.). 2010. Estado Actual de la Arqueozoología Latinoamericana-Current Advances for the Latin-American Archaeozoology. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Consejo Nacio-nal de Ciencia y Tecnología, International Council of Archaeozoology y Universidad de Buenos Aires. México D. F.

Muñoz, A. S. y M Mondini (Eds.). 2008. Neotropical Zooarchaeology and Taphonomy. Quaternary Inter-national, 180(1): 1-158

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DIRECTORIO

Presidencia Arturo Argueta Villamar, CRIM-UNAM

Primer VicepresidenciaAbigaíl Aguilar, Herbario-IMSS

Segunda VicepresidenciaEréndira J. Cano Contreras, ECOSUR

SecretaríaÁngel Moreno Fuentes, UAEH

TesoreríaRosalba Galván, ITH

Vocalía Revista EtnobiologíaEduardo Corona-M., INAH

Vocalía de GestiónGustavo Valencia, IPN

Vocalía Coordinaciones RegionalesMarco A. Vázquez Dávila, ITVO

Vocalía de vinculación con LatinoamericaRamón Mariaca, ECOSUR

Vocalía de vinculación con ProfesoresClaudia González Romo, UAT

Vocalía de vinculación con EstudiantesRodrigo Martínez Peña, UAEH

Vocalía de vinculación con organizaciones comunitariasElda Miriam Aldasoro Maya

Vocalía página webGriselda Nallely Hernández Rico

Vocalía IX CongresoDídac Santos-Fita, Eréndira J. Cano Contreras, Felipe Ruan Soto y Ramón Mariaca Méndez, ECOSUR

MESA DIRECTIVA AEM 2012-2014

La Asociación Etnobiológica Mexicana (AEM), la Sociedad Latinoamericana de Etnobiología (SOLAE) y la Revista Etnobiología agradecen a la Red Nacional de Etnoecología y Patrimonio Biocultural, Red Nacional Temática del

CONACYT, el apoyo para la edición de este número.

PresidenteArturo Argueta Villamar

Vicepresidente Bibana Vilá

Primer SecretarioEraldo Medeiros

Segunda SecretariaIngrid Paola MojicaPrimera TesoreraAbigail Aguilar ContrerasSegunda TesoreraMaría Edith López Villafranco

REPRESENTACIONES SOLAE

Ana LadioTania González Rivadeneira

Armando MedinaceliJuan Martín Dabezies

Ana Paula Glinfskoi ThéViviana Maturana

Mauricio Vargas ClavijoRafael Monroy

Milca Tello VillavicencioMercedes Castro

Melanie Congretel

ArgentinaEcuadorBoliviaUruguayBrasilChileColombiaMéxicoPerúVenezuelaFrancia

MESA DIRECTIVA SOLAE 2012 - 2015

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ASOCIACIÓN ETNOBIOLÓGICA MEXICANA, A.C.SOCIEDAD LATINOAMERICANA DE ETNOBIOLOGÍA

CONTENIDO

HACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS 1 Pablo Marcelo Fernández, Mariana Mondini, A. Sebastián Muñoz e Isabel Cartajena

ETNObIOLOGÍA DE Erodona mactroides (MOLLuSCA, bIVALVIA): ANáLISIS ESPACIAL y TAFONÓMICO DE CONCHEROS ACTuALES 5 Laura beovide, Sergio Martínez y Walter Norbis

¿SOLAMENTE CONTExTOS CuLTuRALES? – EVALuACIÓN DEL PAPEL DE LA TAFONOMÍA EN LA zOOARQuEOLOGÍA MAyA DE LAS TIERRAS bAJAS DEL NORTE DE LA PENÍNSuLA DE yuCATáN, MÉxICO 20 Christopher M. Götz

RESTOS DE CERDO EN LOS CONTExTOS ARQuEOLÓGICOS DE EL CHORRO DE MAÍTA, HOLGuÍN, CubA 39 Lourdes Pérez Iglesias y Roberto Valcárcel Rojas

PRáCTICAS DE PROCESAMIENTO DE CÉRVIDOS EN EL SITIO LAS MARÍAS (PARTIDO DE MAGDALENA, buENOS AIRES, ARGENTINA) 50 Fernanda Day Pilaría, María Clara Paleo y Mariano Merino

ExPLOTACIÓN y APROVECHAMIENTO DE LA FAuNA EN EL NOROESTE ARGENTINO: ¿QuÉ INFORMAN LAS FIbRAS y PIELES ARQuEOLÓGICAS? 64 María del Carmen Reigadas

NOTA CIENTÍFICA - APLICACIÓN DE TECNOLOGÍAS DIGITALES PARA LA RECONSTRuCCIÓN DE HuESOS EN zOOARQuEOLOGÍA: uNA PROPuESTA DESDE AMÉRICA DEL SuR 81 Patricio López M., Isabel Cartajena F., Ismael Martínez R. y Osvaldo Latorre A.

NOTA CIENTÍFICA - TAFONOMÍA NEOTROPICAL EN LA ARGENTINA. LA GENERACIÓN DE PRINCIPIOS TAFONÓMICOS REGIONALES EN LOS úLTIMOS VEINTE AñOS 84 A. Sebastián Muñoz y Mariana Mondini

COMENTARIOS - uN NuEVO ESPACIO EN EL CONTExTO DE LA zOOARQuEOLOGÍA LATINOAMERICANA 90 Guillermo Luis Mengoni Goñalons

COMENTARIOS - LOS APORTES y PERSPECTIVAS DE LA PRIMERA REuNIÓN ACADÉMICA DEL GRuPO DE TRAbAJO DE zOOARQuEOLOGÍA NEOTROPICAL (NzWG) – INTERNATIONAL COuNCIL FOR ARCHAEOzOOLOGy (ICAz): HACIA uNA zOOARQuEOLOGÍA DE LOS NEOTRÓPICOS 92 Albérico Nogueira de Queiroz