ethics of competition frank knight - desconocido

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Podemos decir que un hombre preferirá generalmente una mayor cantidad de riqueza que una menor porque en la afirmación el término “riqueza” no tiene un significado definido concreto; es meramente un término abstracto que cubre todo aquello que los hombres realmente quieren. La única ley económica importante del comportamiento, la de la utilidad decreciente, es casi tan abstracta. Su contenido objetivo es cubierto por la afirmación de que los hombres se esfuerzan por distribuir los ingresos de la forma más satisfactoria a la persona en el momento entre un número indefinido de deseos y necesidades de satisfacción en lugar de concentrarse en uno o en unos pocos. Tales leyes no son importantes porque tratan solo con la forma y no dicen nada sobre el contenido, pero es necesario comprender lo que quieren decir y lo que no. Si la ciencia económica se limita a la forma abstracta del comportamiento y el tratamiento concreto del comportamiento toma la forma de historia más que de ciencia, ¿qué se puede decir de la ética?. Además de la explicación de la conducta en términos de los motivos y su explicación, el sentido común nos sugiere la cuestión de la evaluación de dichos motivos. Pero nos encontramos en el inicio con la lógica dificultad insuperable de que la crítica de un fin implica algún estándar, que lógicamente solo puede ser otro fin, lo que dentro de un discurso lógico deber observarse como un dato, como el primero. Por lo tanto, científicamente no podemos traspasar la cuestión de si un fin es conflictivo con otro y entonces cual debe ser sacrificado. Pero esta simple comparación de fines como magnitudes determinadas pertenecen al calculo económico referente a la máxima creación de valor o satisfacción de deseos procedente de un fondo dado de recursos; por lo tanto, no parece haber lugar para nada menos la economía en el campo del valor, y científicamente no hay ninguna. Si queremos establecer un lugar para la ética distinto e independiente de la economía, se debe hacer encontrando fines que sean algo más que datos científicos.(1) (1) Se ha resaltado en la actual discusión que una de las escuelas lideres de éticos (los hedonistas) simplemente amplían los principios de la economía y no creen en ningún tipo de ética. Los economistas han mantenido este punto de vista generalmente – el principio es el mismo si el bien se llama placer o satisfacción de deseos, con tal de que se mantenga cuantitativa – y ahora la misma posición ha sido tomada por la escuela realista de filósofos que consideran el

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Podemos decir que un hombre preferirá generalmente una mayor cantidad de riqueza que una menor porque en la afirmación el término “riqueza” no tiene un significado definido concreto; es meramente un término abstracto que cubre todo aquello que los hombres realmente quieren. La única ley económica importante del comportamiento, la de la utilidad decreciente, es casi tan abstracta. Su contenido objetivo es cubierto por la afirmación de que los hombres se esfuerzan por distribuir los ingresos de la forma más satisfactoria a la persona en el momento entre un número indefinido de deseos y necesidades de satisfacción en lugar de concentrarse en uno o en unos pocos.Tales leyes no son importantes porque tratan solo con la forma y no dicen nada sobre el contenido, pero es necesario comprender lo que quieren decir y lo que no.

Si la ciencia económica se limita a la forma abstracta del comportamiento y el tratamiento concreto del comportamiento toma la forma de historia más que de ciencia, ¿qué se puede decir de la ética?. Además de la explicación de la conducta en términos de los motivos y su explicación, el sentido común nos sugiere la cuestión de la evaluación de dichos motivos. Pero nos encontramos en el inicio con la lógica dificultad insuperable de que la crítica de un fin implica algún estándar, que lógicamente solo puede ser otro fin, lo que dentro de un discurso lógico deber observarse como un dato, como el primero. Por lo tanto, científicamente no podemos traspasar la cuestión de si un fin es conflictivo con otro y entonces cual debe ser sacrificado. Pero esta simple comparación de fines como magnitudes determinadas pertenecen al calculo económico referente a la máxima creación de valor o satisfacción de deseos procedente de un fondo dado de recursos; por lo tanto, no parece haber lugar para nada menos la economía en el campo del valor, y científicamente no hay ninguna. Si queremos establecer un lugar para la ética distinto e independiente de la economía, se debe hacer encontrando fines que sean algo más que datos científicos.(1)

(1) Se ha resaltado en la actual discusión que una de las escuelas lideres de éticos (los hedonistas) simplemente amplían los principios de la economía y no creen en ningún tipo de ética. Los economistas han mantenido este punto de vista generalmente – el principio es el mismo si el bien se llama placer o satisfacción de deseos, con tal de que se mantenga cuantitativa – y ahora la misma posición ha sido tomada por la escuela realista de filósofos que consideran el valor como una verdadera calidad de las cosas. Cfr. R.B. Perry, The Moral Economy.

Para los que la ética es solo una ciencia económica mas o menos glorificada, la virtud queda reducida a una prudencia ampliada. Pero el elemento esencial en el sentido moral común de la humanidad parece ser la convicción de que hay una diferencia entre la virtud y la prudencia, entre lo que uno desea realmente hacer y lo que debería hacer.

Si ha de existir una ética auténtica ésta no puede ser una ciencia. Existen varias razones para creer en la posibilidad de esta ética.

La primera es que la visión de los fines como datos científicos se descompone en su examen. La segunda es que la critica racional y económica de los valores genera resultados repugnantes a cualquier sentido común. Desde este punto de vista el hombre ideal sería el hombre económico, que sabe lo que desea y va tras ello con unidad de propósito. El hecho es el contrario. El hombre económico es el objeto egoísta y despiadado de la condena moral. Por otra parte, no mostramos elogios ni afecto en la propia conducta solamente, sino bastante irracionalmente también en los propios motivos, los sentimientos a los que se asigna la conducta.

El principal argumento para la validez y necesidad de una ética real, no científica y trascendental surge de las limitaciones de las explicaciones científicas. Tratar los problemas humanos nos devuelve a categorías lejanas de la científica, sobre relaciones que no se pueden formular en proposiciones lógicas.

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No podemos aceptar la satisfacción de los deseos como un criterio final del valor porque no consideramos nuestros deseos como objetivos. Nuestro problema más difícil en la valoración es la evaluación de nuestros propios deseos y nuestro deseo más problemático es el deseo por las cosas de tipo correcto.

El propósito de este articulo es enfatizar la necesidad de un criterio defendible de valores como base para las cuestiones de política y la búsqueda de estándares de valores que estén implícitos en el el laissez-faire o filosofía social individualista y la aparición de ciertas cuestiones al respecto de estos.

Insistiremos que no solo una medida del valor sino ideales de valor son un pre requisito para cualquier critica inteligente de los procesos o resultados sociales.

Es discutible que los valores son puramente relativos, lo que siginifa que nada es bueno o malo excepto por comparación con una alternativa mejor o peor.

Si embargo, respecto a las grandes cuestiones, los últimos problemas de la vida moral y social, necesitan una formulación de ideales. Existe un lugar para una ciencia abosluta de la ética.

El sentido común normal juzga en términos de ideales, de ética absoluta en el sentido indicado, y no solo en términos de lo mejor que se puede hacer.

Un examen de la economía competitiva desde el punto de vista ético se descompone en tres partes.La primera, que los deseos no sean los últimos datos o sean identificados con valores, no quiere decir que no sean reales e importantes.. No podemos evadirnos de las necesidades físicas. Incluso, en determinado tiempo y lugar la cultura existente requiere unos mínimos requerimientos que son imperativos en el carácter. Es verdad que el propósito de la actividad económica es satisfacer deseos y este hecho sugiere un conjunto de cuestiones que han de ser consideradas en la evaluación de cualquier sistema de organización económica. Debemos preguntar primero por sus valores estándar, en el sentido económico, su manera de tratar con los deseos, sus mecanismos para comparar y quizás seleccionar entre los distintos deseos de las distintas personas y clases de personas que forman la sociedad.

La segunda pregunta trata con la eficiencia del sistema en el uso de sus recursos disponibles en la creación de valores que reconoce, es decir, en producir la mayor cantidad de “bienes”, medidos por lo estándar que establece.

Otra cuestión, más importante eticamente que estas, pero inseparable de ellas y que debe ser considerada en la primera parte del examen, proviene del reconocimiento del carácter provisional de los deseos y del hecho obvio de que los deseos que gratifica un sistema económico se producen mediante los trabajos del propio sistema. En la organización de su escala de valores, el orden económico hace mas que seleccionar y comparar deseos para intercambiar bienes y servicios: su actividad se extiende a la formación y transformación radical de los propios deseos. Un examen de la ética del sistema económico debe tener en cuenta la cuestión del tipo de deseos que tiende a generar así como su tratamiento de los deseos al existir en cualquier momento determinado.

La segunda de las partes a considerar corresponde a un aspecto de la vida economica y que supone el rápido reconocimiento por parte de los economistas y es el hecho de que la motivación de las empresas es en gran medida como el de la imitación como tal. La industria y el comercio es un juego competitivo, en los que los hombres se contratan en parte por los mismos motivos que en otros juegos o deportes. No es un asunto de satisfacción de deseos en ningún sentido económico; la recompensa de una participación exitosa en el juego no son deseados por cualquier potencia

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satisfactoria dependiente de cualquier cualidad que posean como cosas, sino simplemente como insignias de éxito en el juego, como medallas. Nuestra segunda importante tarea consistirá en generar la cuestión ¿qué tipo de juego son los negocios?¿ se debe decir algo de los juegos desde el punto de vista ético, cualquier base para juzgarlos o clasificarlos como juegos y, siendo así, son los negocios un juego relativamente bueno, malo o indiferente?

La tercera división del articulo tratará brevemente con los aspectos mas importantes del problema de los valores desde el punto de vista de una ética absoluta. La actividad económica es una gran parte de la vida y quizás tienda a crecer. El asunto de la influencia del sistema económico en el carácter solo se puede tratar superficialmente pero se ha de tener en cuenta.

La moderna idea del ocio y de la consecución de objetivos ha llegado a consistir en continuar o adelantarse a otras personas en una rivalidad por cosas por cuya importancia apenas se cuestiona. Seguro que es una función de la discusion ñetica recordar al mundo que este no es el unico concpeto posible de valor y mostrar su contraste con los ideales religiosos a los que el mundo occidental ha continuado entregandose de boquilla – un contraste que resulta en un dualismo fundamental en nuestra cultura y pensamiento.

La actividad económica es a la vez un medio de satisfacción de necesidades, una agencia para la formación de las necesidades y del carácter, un campo de autoexpresión creativa y un deporte competitivo. Mientras los hombre juegan a los negocios,también están moldeando su propia personalidad, y creando una civilización cuya dignidad no puede resultar indiferente.

I

La discusión de los méritos de la libre competencia, asume un especial interes en vista del contraste entre la tentadora oportunidad de “un sistema simple y obvio de libertad natural” y el carácter decepcionante de los resultados que se ha alcanzado en la práctica. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, bajo la influencia de los economistas clásicos, se hizo un gran progreso hacia el establecimiento de la libertad individual en los asuntos económicos. El argumento para el individualismo, como desarrollaron desde Adam Smith se puede resumir en la siguiente frase: una organización libremente compeptitiva de la sociedad tiende a colocar cada recurso productivo en esa posición en el sistema productivo en la que puede aportar lo máximo al dividendo social totla en términos de precio, y tiende a recompensar a cada participante en la producción dandole el incremento en el dividendo social cuya cooperación lo hace posible.

La declaración del significado del individualismo pertenece al ámbito del teórico economico más que del critico etico.

SEGUIR EN PAG 49. PUNTO 1..IN THE …

El individuo más libre es en gran medida un producto del sistema economico, que es una parte fundamental del ambiente cultural que ha formado sus deseos y necesidades.

Hay algo de verdad en la afirmación de que la competencia no regulada hace especial hincapié en el engaño y la corrupción. Donde la familia es la unidad social, la herencia de la riqueza, la cultura, las ventajas educativas y oportunidades económicas tienden hacia el progresivo aumento de la desigualdad, con malos resultados para la personalidad de ambos extremos de la escala. Es claramente contraria a los hechos para tratar al individuo como un dato, y hay que reconocer que las líneas por las que un orden económico competitivo tiende a formar el carácter son a menudo muy lejos de ser éticamente ideales.

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En cuanto a los servicios productivos, el capital pecuniario abstracto fluye de hecho a través de un mercado altamente desarrollado, pero el mercado de trabajo, la tierra y el capital real, y sus usos, deja un amplio margen para "poder de negociación" y aberraciones accidentales.

Los resultados de la acción inteligente son los fines a los que se dirige, y será éticamente ideales sólo si estos fines son los verdaderos valores. Bajo individualismo esto significa que las necesidades de los individuos deben ser ideal, así como su perfecto conocimiento. Hemos comentado lo suficiente en el hecho de que el orden social se forma en gran medida, así como gratifica las necesidades de sus miembros, y la consecuencia natural que debe ser juzgado éticamente más bien por las necesidades que genera, el tipo de carácter que forma en su personas, que por su eficiencia en la satisfacción de las necesidades existentes en un momento dado.