estructural funcionalismo
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Estructural funcionalismo
El estructural funcionalismo surge a finales del siglo XIX, cuyos representantes
fueron Emile Durkheim, Bronislaw Malinowski y Alfred Regunald.
Emile Durkheim (1858- 1917)
Sociólogo estadounidense, cuya contribución más notable fue la difusión del
concepto de "Acción Social". Tras licenciarse en el Amherst College de
Massachusetts (1926), se trasladó a Europa, donde amplió estudios en la
London School of Economics y en la Universidad de
Heidelberg, en la que recibió el doctorado en 1927 con una
tesis sobre el origen del capitalismo en la obra de Max
Weber.
Bronisław Kasper Malinowski ( 1884 – 1942 )
Re-fundador de la antropología social británica a partir de su renovación
metodológica basada en la experiencia personal del trabajo de campo y en
la consideración funcional de la cultura.
Como teórico, es considerado el fundador del
funcionalismo, escuela antropológica que pretende
analizar las instituciones sociales en términos de
satisfacción colectiva de necesidades, considerando
cada sociedad como un sistema cerrado y
coherente.
-Gallardo Peralta Francisco Javier-González Navarro Yazmín Berenice-Hernández Quiroz Daniel-Martínez Miguel Hernán-Núñez Badillo Jeannete Aline
Alfred Regunald Radcliffe-Brown (1881- 1955)
Antropólogo social británico a quien se debe el desarrollo
del funcionalismo estructuralista, una de las corrientes más
importantes de la antropología. Junto a sus investigaciones
etnográficas sobre los pueblos de las islas Andamán,
Australia, Polinesia y África, destaca su trabajo como
teórico centrado en el concepto de función entendida con
un sentido sociológico.
El estructural funcionalismo radica en una combinación de la tesis del
estructuralismo y del funcionalismo; el eje principal de sus investigaciones son
las expresiones culturales evidenciadas en normas y valores. Señala que existe
una serie de funciones indispensables para la supervivencia de una
determinada sociedad, entre ellas la producción de bienes la distribución, la
reproducción cultural, entre otras.
El estructural-funcionalismo plantea que el propósito de la sociedad es el
mantenimiento del orden y la estabilidad social, y que la función de las partes
de una sociedad y el modo en que estas están organizadas, la estructura
social, serviría para mantener ese orden y esa estabilidad.
Tomando como modelo las funciones de los organismo biológicos para
aplicarlas a los organismos sociales, las funciones realizadas por los grupos
sociales tienden a hacerse más especializadas, interdependientes y eficaces a
medida que la sociedad crece y se desarrolla en niveles más complejos de
organización.
Las acciones consientes o inconscientes de los individuos provocan una
movilidad y función de la sociedad. Este postulado se refiere a la movilidad
como la acción o función que desempeña un individuo, según el estatus social,
la cultura imperante y el grupo social al que pertenece.
Estas acciones conforman la serie de funciones que dentro de la sociedad
realiza un individuo. Cuando una sociedad ha sido capaz de establecer
patrones conductuales que garantizan su equilibrio y supervivencia, se dice que
se trata de una sociedad funcional
Será un paso adelante en esta línea el trabajo de Radcliffe-Brown, que hará
hincapié en el concepto de estructura social. En efecto, para este autor no hay
función sin estructura; por estructura se entiende una serie de relaciones
unificadas, en donde la continuidad se conservaría a través de un proceso vital
compuesto por las actividades de las unidades constitutivas.
El estructural funcionalismo es una teoría social que se sostiene a partir de una
pregunta básica: ¿cómo puede mantenerse unidad la sociedad? Dependemos
de una sociedad que produce los alimentos que comemos, que crea escuelas
donde estudiamos, donde existen doctores que nos curan, etc.; en este
sentido, dependemos de una sociedad, en la cual tiene que darse cierto orden,
cierta armonía, y un acoplamiento entre diferentes actividades.
A partir de lo anterior podríamos llegar a una primera conclusión que
compartirían los estructural-funcionalistas: la sociedad está articulada como un
todo, es decir, existe una relación de interdependencia entre sus elementos.
Esta corriente rechaza el estudio de los hechos parciales o individuales, sin
conectarlos con un todo.
El segundo presupuesto metodológico del estructural funcionalismo, y que se
desprende de lo que acabamos de exponer, es que un cambio en un punto de
la estructura puede afectar a todo el conjunto en general. El estructural
funcionalismo acepta que puede hacer desviaciones, conflictos y eventos que
alteren la estructura social; sin embargo, sostiene que la estructura tiene la
capacidad de establecer el equilibrio.
El estructural funcionalismo parte de dos premisas básicas:
1. Existe una sociedad organizada como un todo, una estructura.
2. Para que esta organización permanezca y se pueda reproducir es
necesario que los miembros de la sociedad cumplan funciones
determinadas.
Los primeros estructural funcionalistas sostenían que para que una sociedad
existiera tenía que haber una relación entre sus miembros, regulada por la
función que cada quien debe realizar. En la esfera social e histórica también
encontramos sociedades simples con poca diferenciación, y sociedades
complejas donde los individuos desempeñan una cantidad de funciones
distintas y se articulan en una compleja red de intercambios y jerarquías.
Existen dos elementos clave para entender al estructural funcionalismo: estatus
y rol social. El estatus es la posición que una persona tiene en la sociedad en
función de su riqueza, su profesión o actividad que ejerce; el rol es la actividad
que los otros esperan que el individuo desempeñe en función de su estatus.
El estructural funcionalismo supone que existen en la sociedad instituciones
que cumplen funciones para mantener el orden social, estas instituciones, y los
individuos que en ellas se encuentran, satisfacen a su vez roles y funciones
que, de esta manera, operan en el conjunto de la estructura social.
Durkheim propone estudiar los hechos sociales como “cosas”; plantea que
pueden ser observados y contrastados con el método científico, estableciendo
tres reglas básicas:
Es necesario dejar de lado las ideas preconcebidas, usar criterios y
conceptos construidos científicamente. Es importante no involucrar las
creencias político-religiosas, ya que pueden influir en el fenómeno de
investigación.
Definir previamente al estudio social y segmentarlo. Tras definirlo, se
procede a buscar y recopilar datos acordes al fenómeno de
investigación, que nos permitan llegar a elaborar conclusiones.
Solo considerar los caracteres que tienen un grado de objetividad propio
de nuestro fenómeno de investigación.
Durkheim afirmó que los hechos sociales eran externos y coercitivos para el
actor, por tal razón, el objeto de estudio deben ser los hechos sociales. Así
mismo, distinguía entre dos grandes tipos de hechos sociales: materiales y no
materiales:
Hechos sociales materiales: Sociedad; componentes estructurales de la
sociedad (iglesia, estado, etc.); componentes morfológicos de la
sociedad (distribución de la población, canales de comunicación y
estructura de las viviendas).
Hechos sociales inmateriales: Moralidad; conciencia colectiva;
representaciones colectivas; corrientes sociales.
La metodología de los procesos de investigación no puede ser separada del
sistema teórico del conocimiento. Las teorías pueden poseer distintos grados
de generalización de los procesos y fenómenos sociales investigados, lo que
dificulta la interpretación y hace que el cúmulo de datos se quede en el nivel
descriptivo.
Bibliografía:
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