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  • 7/31/2019 Estado y Compaa Explotadora. Apuntes para una caracterizacin del poder colonial en Rapa Nui (1917-1936)

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    * Se agradece la colaboracin de los miembros del proyecto de investigacin en el cual se inserta este artculo: La CompaaExplotadora de Isla de Pascua. Patrimonio, Memoria e Identidad en Rapa Nui, a cargo de Claudio Cristino yMiguel Fuentes (FONDAR 2010, V Regin). Agradezco adems la ayuda de Alberto Hotus, Felipe Pakarati yRol Foerster, con quin llev a cabo un trabajo de colaboracin mutua en el Archivo del Ministerio de Marinadurante el ao 2010. Finalmente, es importante mencionar el importante apoyo de Elizabeth Grant (lingista)y Riet Delsing (antroploga) en la elaboracin de este trabajo.

    ** Licenciado en Antropologa con mencin en Arqueologa. Universidad de Chile. Correo electrnico:[email protected]

    *** Licenciado en Historia. Ponticia Universidad Catlica de Chile. Correo electrnico: [email protected]**** Licenciado en Historia. Universidad de Santiago de Chile. Correo electrnico: [email protected]

    Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Tiempo HisTrico. N3 /147-165/. Santiago-Chile. 2011.

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    ESTADO Y COMPAA EXPLOTADORA.APUNTES PARA UNA CARACTERIZACIN

    DEL PODER COLONIAL EN RAPA NUI (1917-1936)*

    Miguel Fuentes**Cristin Moreno Pakarati***Alejandro Montecinos****

    Resumen

    Este trabajo busca aportar con algunos ele-mentos para una caracterizacin de la situa-cin del poder colonial en Rapa Nui duran-te el periodo 1917-1936. eniendo por basela revisin de documentos provenientes delArchivo del Ministerio de Marina y del Ar-chivo de la Intendencia de Valparaso, lle-varemos a cabo una refexin en torno a laaccin del Estado chileno y la Compaa

    Explotadora de Isla de Pascua durante estosaos.

    Claves

    Rapa Nui, estado, compaa, poder colo-nial.

    abstRaCt

    Tis paper seeks to contribute to the charac-terization o the situation o colonial powerin Rapa Nui during the 1917-1936 period.Based on the study o documents acquiredrom the archives o the Naval Ministry andthe Administrative Division o Valparaso,the study provides a refection on the ac-tions o the Chilean State and the Com-

    paia Explotadora de Isla de Pascua duringthose years.

    KeyWoRds

    Rapa Nui, state, company, colonial power.

    Recibido: 07 de diciembre de 2011 Aceptado: 06 de enero de 2012

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    1 Consejo de Jees de Rapa Nui, Alberto Hotus y otros, e Mau Hatu o Rapa Nui: Los soberanos de Rapa Nui. Pasado,presente y uturo (Santiago: Editorial Emisin, Primera edicin, 1988).

    2 Jos Ignacio Vives Solar, Una revolucin en la Isla de Pascua en 1914 en Pacco Magazine, vol. X, 60(1917): 655-664.3 Katherine Routledge (Mrs. Scoresby Routledge), Te Mystery o Easter Island(London: 1919).4 Si bien es cierto que la alianza CEDIP-Estado logr asestar un importante golpe en contra del movimiento

    indgena liderado por Angata, es necesario mencionar que esta rebelin obtuvo algunas ventajas estratgicaspara los rapanui, en especial la disminucin del poder de laCompaaen la isla.

    5 CEDIP: Compaa Explotadora de Isla de Pascua.6 Para una revisin sinttica de los antecedentes de la colonizacin europea y chilena en Pascua, revisar Claudio Cristino et al.

    Isla de Pascua: Proceso, Alcances y Eectos de la Aculturacin (Santiago: Instituto de Estudios Isla de PascuaUniversidad de Chile, 1984).

    7 Para un desarrollo de esta armacin pueden revisarse los siguientes trabajos: Luis Ortega, Acerca de los orgenesde la industrializacin en Chile, 1860-1879, en: Nueva Historia 2 (1981): 3-54 y Gabriel Salazar, Historia de laacumulacin capitalista en Chile: apuntes de clase(Santiago: editorial LOM, 2003).

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    Hacia comienzos del siglo XX,se desarrolla en Rapa Nui unode los ms importantes levan-tamientos indgenas en contra del do-minio colonialista de la isla y las opre-sivas condiciones de vida impuestas porla Compaa Explotadora. Esta ue lallamada Rebelin de Angata, desarro-llada a mediados de 1914 y descrita porvarias uentes contemporneas: Por losdocumentos de un sumario de la Ar-mada llevado a cabo en la isla en 19141,por el relato de los nativos obtenido porel proesor Vives Solar2 y nalmente elrelato testimonial de Katherine Rout-ledge3. Aunque derrotada4, esta rebelintuvo como eecto dar inicio a una seriede signicativos cambios en la estructu-ra poltica de la presencia colonial en laisla.

    Producto del desarrollo de esta re-belin y de la necesidad de impulsar unnuevo pacto colonial entre el Estado,

    la Comunidad rapanui y la CompaaExplotadora, el gobierno realiza en 1915la designacin de un Subdelegado Ma-rtimo independiente (nominalmente)de la CEDIP5. Igualmente, la rma delemperamento Provisorio de 1917signica el establecimiento de un nuevocontrato entre la Compaa y el Estado,

    promoviendo una reconguracin delmarco de relaciones sociales en Pascua.

    A continuacin, teniendo porbase la revisin de documentos prove-nientes del Archivo del Ministerio deMarina y del Archivo de la Intendenciade Valparaso, este artculo se proponedesarrollar, a partir de una refexin entorno a la accin del Estado chileno y laCompaa Explotadora, una caracteri-zacin inicial de la situacin del podercolonial en Rapa Nui durante el periodo1917-19366.

    elestado

    Qu orma de Estado existe enPascua durante este periodo? Cul esel carcter de la presencia estatal? Co-lonialismo? No hay duda. Sin embargo,cul es la naturaleza de este ltimo?

    Una primera cuestin que resaltaen este punto es, sin duda, el carcter se-mi-colonial (atrasado) de la propia po-tencia anexionista: Chile7. A dierenciade los grandes imperios coloniales de lapoca, la presencia chilena en Polinesiase destac, eectivamente, por poseer uncarcter sumamente precario. Durante

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    8 Ms all de producirse durante estos momentos una mayor integracin de este territorio en el marco nacional,dicha situacin queda de maniesto en las tratativas impulsadas por el gobierno chileno (producto de la crisiseconmica mundial de 1929) para arrendar o vender la isla a algunas potencias como Estados Unidos, ReinoUnido, Japn o Alemania. Los primeros contactos ueron en el gobierno de Ibez (1930) y casi se consigue duranteel segundo gobierno de Alessandri Palma (1937), siendo los nicos interesados EEUU y Japn. De esta manera,la transormacin de Rapa Nui en Parque Nacional y Monumento Histrico durante los aos 30s podra entenderse, igualmente, como una poltica de puesta en valor de la isla para su posterior venta. Vase sobre esto elartculo de Grant McCall Japan, Rapa Nui and Chiles uncertain sovereignty, en Rapa Nui Journal, tomo 9, 1 (1995).

    9 Vctor Vergara, La Isla de Pascua: Dominacin y Dominio (Seminario de Derecho Pblico, Memoria de PruebaLicenciatura en Leyes, Biblioteca Nacional 1939).

    10 Vase el artculo de Rol Foerster, Voluntary rip or Deportation? Te Case o King Riroroko and Policieso Deportation on Easter Island (1897-1916), en Rapa Nui Journal, volumen 24, 1 (2010).

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    gran parte del periodo 1917-1936, Pas-cua ue considerada, en los hechos, tansolo como un territorio scal destina-

    do a la explotacin privada de una po-derosa rma extranjera8. Durante estosmomentos, aunque deendiendo su so-berana poltica sobre la isla, el gobiernoni siquiera ue capaz de certicar la pro-piedad scal de este territorio, as comotampoco de exigir a la CEDIP el cobrode un canon de arrendamiento por lautilizacin de las tierras y el ganado exis-tente en Rapa Nui9.

    Con todo, a pesar de sus limita-ciones, la accin del aparato estatal llega ejercer un alto impacto en el contextoisleo. La existencia de instituciones gu-bernamentales permanentes encargadasde la regulacin de la vida de los nativos,constituy en este sentido una infuen-cia que aect uertemente el marco so-cial rapanui. anto el arribo peridicode uncionarios militares, civiles, proe-

    sionales y la llegada una vez al ao debarcos de la Armada, con el peligro la-tente de la deportacin10, dotaron al po-der estatal de una corporeidad imposiblede ser soslayada.

    En general, la presencia del Estadochileno en Rapa Nui se maniesta de di-erentes ormas. Una de las ms impor-tantes ue, como constata la documen-

    tacin del periodo, el arribo anual demisiones de la Armada. Estas misionescumplan el papel de inormar al Minis-

    terio de Marina acerca de la situacin enla isla, as como la tarea de resguardar laobediencia de las autoridades locales yla poblacin a las directrices del gobier-no. Al mismo tiempo, dichas misionesdeban velar por el cumplimiento de losacuerdos entre el Estado y la Compaaestablecidos por el emperamento de1917, a la vez que controlar y regular eldesempeo de los subdelegados. Otrade las unciones de estas misiones con-

    sista en resolver los confictos que sesuscitaban entre la poblacin y las au-toridades, realizando para ello investiga-ciones sumarias en las cuales se recababainormacin de las partes en desacuer-do. Generalmente, con el aval de uertescontingentes armados, las decisiones delos comandantes de la Armada tenanun carcter resolutivo, siendo respetadastransversalmente.

    Aunque por cortos periodos, lallegada de estas misiones tena por re-sultado un sustantivo ortalecimientode las instituciones y del poder estatalen la isla. Durante algunos das, los co-mandantes parecan tener la capacidadde resolverlo todo, desde cuestiones deorden meramente administrativo has-ta problemas de tipo moral como, por

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    11 Uno de los eectos de la llegada de estas misiones era, bajo la constante amenaza de la deportacin y otros castigos,la generacin de un clima de auto-disciplina (y auto-represin) entre la poblacin indgena.

    12 Parte del 22 viaje de instruccin alrededor del Pacco, Capitn de Fragata Don Felipe Wiegand Rodrguez, GeneralBaquedano, Archivo del Ministerio de Marina (desde ahora AMM), vol. 2503, Pascua, 25 de diciembre de 1921.

    13 Para una mayor inormacin sobre este punto revisar los siguientes documentos: Memoria y Balance Jeneral delao 1926; Resumen Jeneral del ao 1927 en Isla de Pascua y Resumen, Inventario Jeneral del ao 1928,Archivo de la Intendencia de Valparaso (desde ahora AIV), volumen 919, aos 1926-1947.

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    ejemplo, la existencia de amilias rapa-nui mal constituidas11.

    an pronto se hubo ondeado enHanga Roa [se reere a la corbeta Ba-quedano] viene a bordo el Sub-De-legado de la Isla y representante dela Casa Williamson Balour [] LosOciales inician el cumplimiento delas comisiones recibidas que se dis-tribuyen as: Capitan de Corbeta Sr.Fernndez: Atencin e investigacinde los reclamos elevados por los nati-vos, tanto los escritos como aquellosverbales [] Contador Io. Sr. Astor-ga: Revisacin de inventarios de loseectos scales y de las dependenciasconeccionadas el ao 1917. Ciruja-no Io. Sr. Merino: Exmen sobre lapropagacin de la avariosis entre losnativos y el mismo sobre la lepra y slos leprosos recludos en la leproserason atendidos conorme al acuerdovijente del ao 17 por la Comisinconsultiva de la isla. Capelln Sr. Fer-mandois: Fuera de la misin propiade su Ministerio, tuvo especial encar-go de cerciorarse si se cumple con laobligacin respecto a la alimentacinde los nativos y averiguar los nom-bre de aquellos que no tenan lejiti-mamente constituida la amilia []Finalmente, los reclamos recibieronsolucin con arreglo a la Ley el mis-mo da de nuestra salida en lo querespecta a amilias no lejitimadas ylos casos de amancebamiento12.

    Muy distinta era la situacin delpoder estatal una vez que estas misioneshacan abandono de la isla. En los he-chos, el papel del Subdelegado Marti-mo, principal representante del gobier-no chileno en Rapa Nui, deba cumplir

    unciones similares a las llevadas a cabopor los comandantes. Como dijimos: in-ormar peridicamente al Ministerio de

    Marina, autoridades y gobierno centralsobre la situacin en Pascua, velar por elcumplimiento de las directrices de esteltimo y por el respeto a los acuerdosentre el Estado y la Compaa estable-cidos en 1917. Figuraba asimismo entrelas responsabilidades del subdelegadoresolver los confictos surgidos entre lapoblacin, las autoridades locales y laempresa ganadera, la administracin delas ocinas del registro civil, la polica yla escuela, al igual que el buen uncio-namiento de caminos, lugares pblicos,cementerio, leprosera, etc.

    al como en el caso de los coman-dantes, la uncin del subdelegado tenacomo objetivo, por lo tanto, regular lamayor parte de los aspectos de la vidapblica y privada de los rapanui. Entreotras tareas, aquel llevaba adelante pe-

    ridicos censos de poblacin, inventa-rios de bienes scales, ordenanzas pararesguardar el aseo y la higiene de los in-dgenas, incluyendo adems una serie deiniciativas para el ortalecimiento de lamoral y las buenas costumbres entreaquellos13.

    Sin embargo, especialmente enmomentos en los cuales no se encon-traban en Pascua contingentes militarespara asegurar el cumplimiento de lasordenanzas estatales, la actuacin del

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    14 Entre otras particularidades de este cargo en Rapa Nui, los propios subdelegados se desprestigiaban a s mismosdebido a un evidente doble discurso sobre moralidad. Es cosa de tener en cuenta que varios de ellos tuvieron relacionesextramaritales con mujeres nativas, dejando varios hijos no reconocidos en la isla.

    15 Memoria del Subdelegado Martimo Manuel Olalquiaga, AMM, vol. 3675, Hanga Roa, Abril de 1936, p. 24.

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    subdelegado se vea permanentementecuestionada. No solo los nativos, sinoque en ocasiones tambin los unciona-

    rios gubernamentales locales, e inclusolos mismos administradores de la CE-DIP, se encargaban de resistir, a vecescon recuencia, las decisiones de este l-timo14. En ciertas oportunidades, estastensiones estallaban pblicamente, en-contrando con motivo de la visita anualde los comandantes una solucin mu-chas veces desavorable para los propiossubdelegados.

    Hacia mediados de la dcada de1930, esta situacin es retratada por elSubdelegado Martimo Manuel Olal-quiaga. Indignado por la actitud de losociales de la Armada hacia su persona,este uncionario se queja de aquellos enlos siguientes trminos:

    odo [esto] lo considero improce-dente, y an hasta si se quiere, es [in-digno], porque [] estos procederes

    rebajan la Autoridad, ponindola ensituacin ridicula, hacindole hacerun papel verdaderamente desprecia-ble, y siento el decirlo que esto pasasolo en la Isla de Pascua, pues en elContinente en cualquier Reten deCarabineros, que es atendido solopor un simple Sargento, el capitndel cuerpo, al hacer su visita, no va interrogar a los habitantes de alre-dedor del Reten, para preguntar dela conducta, ni si tienen reclamosen su contra, y si encuentra alguna

    alta en el Sargento, lo cambia y leaplica el castigo que merece, pero sinque nadie se d cuenta de ello, estose hace para no denigrar al Sargento,a la Autoridad []; pero aqu suce-de lo contrario y es por eso que los

    nativos abusan y no se les quita lamala costumbre, porque los mismosmarinos tienen la culpa. [] habrasido preerible un puesto de portero

    de la Moneda, pues ese insignicantepuesto, lo considero mas digno que elde Subdelegado de sta Isla, aunquede todo lo que me ha pasado no medeba extraar, porque en una comi-da que me dio de despedida mi hijo,Mayor de Carabineros Jos ManuelOlalquiaga Ibarra, un Sr. Coman-dante que se encontraba presente,me dijo que el puesto de Subdelega-do de la Isla de Pascua no era nada,porque un Sargento de su escuadrontena mas atribuciones, de lo que yo

    me quise oender, sin saber que meestaban diciendo toda la verdad15.

    La debilidad del cargo del Subde-legado Martimo (y, por tanto, la debili-dad del conjunto de la estructura estatalen la isla) se explica durante este perio-do por varias causas. Por un lado, comoya dijimos, debido a la inexistencia porparte del Estado de una poltica colonialeectiva, lo que se tradujo en un aban-

    dono casi constante de los habitantesisleos por parte del gobierno chileno.

    Al nivel de las instituciones guber-namentales locales, lo anterior signicuna carencia casi crnica de recursosbsicos en materia de alimentacin, ves-tuario, medicamentos, implementos deeducacin, materiales de construccin,recursos agrcolas, etc. De hecho, engran medida, los nicos insumos conlos cuales contaba el subdelegado eranlas tierras y animales del sco (muchasveces en psimas condiciones), as comocon los recursos que deba proporcionar

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    16 anto la entrega de cincuenta corderos mensuales, as como las peridicas donaciones de alimentos, medicamentos y otrosbienes que realizaba laCompaa, eran prcticamente los nicos recursos estables a disposicin de las autoridades estatales.

    17 Resumen Jeneral del ao 1927 en Isla de Pascua, AIV, Folio 26-27(14).18 Durante el ao 1937, describiendo sus actividades en Rapa Nui, el Subdelegado Olalquiaga da cuenta del precario estado

    del calabozo y de la inexistencia de implementos para evitar ugas: En vista que el calabozo no reuna ningunaseguridad, le hice reorzar completamente y adems le hice colocar una barra de erro con sus respectivos anillos,de manera que ahora no se pueden ugar los reos, tambin hice abricar pares de esposas y cuatro grillos. Memoriadel Subdelegado Martimo Manuel Olalquiaga, AMM, vol. 3675, Hanga Roa, 7 de Enero de 1937, Anexo A.

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    la CEDIP, de acuerdo al emperamen-to16.

    Durante la administracin delSubdelegado Martimo Carlos Recaba-rren, por ejemplo, muchas de sus peti-ciones al continente ni siquiera son res-pondidas. En el caso de las solicitudesms urgentes como las de medicamen-tos o semillas, debi ser este mismo sub-delegado quin, a nes de la dcada de1920, se encargara de adquirirlas en unode sus espordicos viajes a Valparaso.Es precisamente este uncionario quien

    hace mencin a la lentitud (y por tantodesinters) del gobierno en responderante las variadas necesidades de la isla.

    [] Desde que me hice cargo demis puestos, constantemente h pe-dido muchas cosas, a la Direccin delerritorio Martimo de Valparaso,para los habitantes de la Isla de Pas-cua, primeramente ped un galpnpara los leprosos qu cost 4,000$[la leprosera haba sido destruida

    por un incendio en 1926] y que loconsegu siendo Jee del erritorioMartimo Don Santiago Lorca, Ca-pitn de Navo, como tambin con-segu con l mismo [] para la Poli-ca y otras cosas ms; nuevamente heescrito al Seor Ministro de Marina,al Seor, Don Luis Escobar Molina,Jee del apostadero naval de Valpa-raso, al Seor Visitador de Escuelasde Valparaso, para dos galpones paraescuelas, qu son mui necesarios ymuchas cosas tiles para la Isla, quepoco a poco va llegando, y que mu-cho se me h prometido para la Islade Pascua17.

    Otra de las causas de esta verda-dera debilidad estructural del Estadochileno en Rapa Nui podemos encon-

    trarla, desde el punto de vista de las au-toridades estatales, en la inexistenciadeun slido aparato coercitivo. La carenciade un cuerpo de carabineros y de unadotacin estable de contingentes arma-dos, as como la alta de una estructuracarcelaria acorde a las necesidades delgobierno local, ue, precisamente, unaqueja permanente de los uncionarioschilenos18. Durante estos aos, lo nicocon lo que contaba el subdelegado para

    imponer sus decisiones era, en muchasocasiones, un esculido cuerpo de po-lica ormado por isleos. Este ltimo,para colmo, no poda ser siquiera nan-ciado de orma permanente por la Sub-delegacin, dependiendo econmica-mente de la Compaa (que pagaba sussueldos para evitar los robos de ganado)y de la caridad de algunos lntroposamigos de Pascua.

    La actual Polica de la Isla de Pas-cua, es la misma de 1927. Se necesitaropa y otros elementos ms, para quesea ms respetada y al mismo tiempotomen ms inters y cumplir con losreglamentos de Polica, que existenen la Repblica. He escrito sobre steparticular, al Seor Director del e-rritorio Martimo y al jee de Carabi-neros, Seor Don Crlos R. Director,pidiendo, ropa zapatos, monturas, ytodas las dems cosas que son nece-sarias para ste ramo. La Polica, ac-tualmente y antes las paga la Cia Ex-plotadora Isla de Pascua. Sus sueldos

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    19 Resumen, Inventario Jeneral del ao 1928, AIV, Folio 31(16)-32.20 Carta del Subdelegado Martimo C. Recabarren solicitando el envo de carabineros a Pascua, AIV, 1 de Mayo, 1929.

    Folio 75(38).21 Era comn entre los rapanui desconocer cualquier autoridad que no uera la de los comandantes. Esta actitud

    no se encuentra exenta de una importante cuota de astucia, especialmente si se tiene en cuenta que el periodode permanencia de aquellos en la isla era muy corto y distanciado en el tiempo.

    22 De acuerdo a los testimonios de Recabarren, Martnez habra sido culpable de numerosos abusos de poder en contrade la poblacin islea, la CEDIP y las autoridades estatales. Para un mayor detalle de lo anterior revisarlos olios 153(88), 154 y 164 de los Archivos de la Intendencia de Valparaso (AIV) ya citados.

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    son los mismos que del ao 1925,1926, 1927 y el actual 1928. El ao1926, mand ropa para la Policia, elSeor Capitn de Navo, Don San-

    tiago Lorca P19

    .En otros casos, debido a la disolu-

    cin de este cuerpo de polica, productode su inecacia para combatir los ro-bos de ganado de los que era vctima laCompaa, el subdelegado simplementeno contaba con ningn medio para ha-cer respetar sus rdenes. Consciente delo anterior, Recabarren realiza durante elao 1929 una serie de urgentes peticio-

    nes de carabineros al continente.

    Dejo constancia en mi libro deapuntes diarios, los continuos robosde los habitantes de la Isla de Pascua;l poco respecto la autoridad de laIsla, a la Cia Explotadora, etc. La CiaExplotadora me comunica seguidolos robos que hay a diarios, sin po-der pillar a los ladrones. Existia aquuna Policia pagada por la Cia Explo-tadora, se compona esta Policia, de 7personas, que sn, Juan Aracki, Juan

    epano y Matias Hotus que eran losjees y de cuatro guardianes, sin pillarningn ladrn; en vista que siemprecontinuaban los robos, la Cia Explo-tadora no pag ms sta Policia,desde el 31 de Enero de 1929. Lapoblacin no tuvo guardianes, hastael 1. de Abril que nombr uno parala vigilancia, etc, pagado por staSubdelegacin Maritima, en la ac-tualidad cuento con un solo guardia,siendo l censo ltimo de 385 habi-tantes. En stos momentos crticos

    para la Isla me h apresurado escribira mis jees, Director Jeneral del erri-

    torio Maritimo y otras personas ms,pidiendo carabineros, para l rdenpblico para evitar robos y castigar los culpables, y que marche por l ca-

    mino del bien, como tiene ordenadoel Subdelegado Martimo que suscri-be20.

    Esta situacin gener, en repeti-dos casos, recuentes episodios de vacosde poder, alentando no solo a los habi-tantes isleos a desaar la gura del sub-delegado21, sino que tambin a los mis-mos uncionarios estatales a desconocerlas decisiones de este ltimo. Destacan

    aqu las agrias disputas entre Recaba-rren y el Preecto de Polica CupertinoMartnez, quien arrib a la isla en 1930para ortalecer el cuerpo de policas dePascua22. Asimismo, a mediados de estadcada, puede mencionarse el confictoentre Olalquiaga y su predecesor en elcargo, el Subdelegado Hernn Cornejo,quin se habra dedicado a sembrar ladesconanza de los isleos en su contra.

    Acorralado por sus continuos ataques,Olalquiaga se lamenta de este confictoen sus memorias:

    Como U.S. comprender, desde elprimer momento mi antecesor se en-sa conmigo, hostilizndome en loms mnimo que pudo, y no conten-to con todo esto, cre y posesion atodos los nativos de una psima at-msera a mi persona, atmsera queme ha orijinado un sinnmero decontratiempos y transtornos, porque

    como les dijo a los nativos, que yo eraun pobre diablo que vena a quitarles

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    23 Memoria del Subdelegado Martimo Manuel Olalquiaga, AMM, vol. 3675, Hanga Roa, Abril de 1936, p. 3.24 Parte del 22 viaje de instruccin alrededor del Pacco. Capitn de Fragata Don Felipe Wiegand Rodrguez.General Baquedano, AMM, vol. 2503, Pascua, 1921, 25 y 26 de Diciembre.

    25 An cuando el Estado y la Iglesia se encontraban todava unidos, esta ltima no puede ser reducida a una mera ins-titucin estatal. Ejemplo de esto ue la actuacin durante este periodo del catequista Nicols Pakarati, siempre mscercano a la Iglesia de ahiti. Ahora bien, con todo, la iglesia catlica habra contribuido poderosamente al aanzamientode la presencia chilena en Pascua. Entre otras cosas, colabor con el alimento de un progresivo sentimiento deintegracin nacional entre los nativos. El papel jugado durante estos aos por el Obispo Edwards, as comola labor desempeada por el Padre Englert a partir de 1935, constituyen un buen ejemplo de lo anterior.

    26 A grandes rasgos, podemos mencionar tambin dentro de este grupo a Rubn Hotus y Nicols Pakomio Angata.27 Sin embargo, es cierto que personajes como Juan epano o, ms tarde, Pedro Atn Pakomio, llegaron a tener

    bastante injerencia en las estructuras de poder continental asentadas durante estas dcadas. En muchas ocasiones,dicha infuencia lleg a rivalizar con la de los sucesivos Subdelegados Martimos.

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    los pltanos y camotes, stos no tre-pidaron en demostrar su desconan-za y desobediencia al suscrito23.

    Una de las rmulas que ensay laautoridad martima para dotar a las ins-tituciones estatales de una mayor eca-cia y legitimidad ue incluir en aquellasa algunos isleos. En poco tiempo, estosltimos llegaron a cumplir un impor-tante rol de soporte de los mecanismosdel poder colonial, aunque sin llegar atransormarse en meros uncionarios delmismo. La relevancia de estas guras es

    rerendada, a comienzos de la dcada de1920, por el relato del capitn de laBa-quedano con ocasin de una de sus visi-tas a Pascua.

    Al Sub-delegado [se reere al Sub-delegado Martimo Exequiel Acua]se le comunic la rden cablegrcaque lo autorizaba a viajar en el buquepara Valparaso y en consecuenciadetermino nombrar Sub-DelegadoMaritimo interino y Ocial del Re-jistro Civil al Sr. Luis Zepeda [] asmismo, nombr jee de los nativos yComandante de Policia al ms respe-tado de ellos, llamado Juan epano(ex-rey) que es querido y considera-do por la mayora de los pascuenses,para que acte entre ellos y los dirijasecundado por cuatro ayudantes desu propia eleccin []24.

    Adems de Juan epano, quinocup dierentes cargos como miembro

    de la polica y uncionario de la CEDIP,varios otros rapanui participaron activa-mente del marco institucional chileno,

    brindando un activo apoyo a los orga-nismos estatales, la compaa ganaderay la iglesia25. Algunos de estos rapanuiueron, entre otros, Juan Araki, PedroAtn, as como tambin Mariana Atny Andrs Chavez (proesores), por men-cionar algunos26.

    La necesidad que tuvieron las au-toridades de incorporar habitantes nati-vos en la estructura institucional chilena

    se expres, adems, en algunos esuerzoscomo la creacin de ciertos organismosormales de representacin indgena. Sebusc con esto, junto con combatir laindierencia o resistencia de los isleosante las instituciones estatales (muy pre-sente entre los nativos) la generacin deespacios en los cuales los rapanui tuvie-ran, aunque uera tan solo en apariencia,un grado de injerencia (limitada) en el

    gobierno local27

    .Durante el ao 1921, debiendo

    enrentar la enconada antipata de losisleos, el Subdelegado Martimo Exe-quiel Acua realiz la propuesta de crearun Juzgado de Paz compuesto nte-gramente por indgenas. La uncin deeste juzgado habra sido la de rerendarlas penas, sanciones y castigos impues-

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    28 Comunicacin al Ministro de Marina acerca de la peticin del Subdelegado Acua para crear un Juzgado de Pazen Isla de Pascua, AMM, vol. 2503, 1921.

    29 La echa de la eleccin de este alcalde pudo haberse realizado hacia nes de 1935 o durante los primeros meses de 1936.30 Memorias del Subdelegado Martimo Manuel Olalquiaga, AMM, vol. 3675, Hanga Roa, 1936, p. 12.31 Sobre cargos contra el Subdelegado Acua, AMM, vol. 2503, Valparaso, 28 de Marzo de 1922.

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    tas por el subdelegado en contra de losnativos, as como tambin velar por laproteccin y desarrollo de la moralidad

    pblica. Si bien esta propuesta ue re-chazada en el continente, debido a queestos juzgados no se encontraban pre-sentes en la legislacin chilena28, aquellapuede entenderse tambin como otrointento de las autoridades estatales poralcanzar una mayor legitimidad entre lapoblacin indgena. Esta misma necesi-dad motiv al Subdelegado Olalquiaga,quince aos ms tarde, a eectuar la de-signacin de Pedro Atn Pakomio comoprimer alcalde rapanui29.

    Para eectuar una labor ecaz, comotambin para introducir las normasde las ciudades y pueblos civilizados,resolv darles una conerencia sobrela Autoridad Comunal [] Una vezconvencido que se haban posesiona-do bien de mi explicacin, proced hahacer el nombramiento de Alcalde yllevar a cabo la eleccin de regidores[] Si bien es verdad que la labor de-sarrollada por estos hombres ha sidocasi nula, es menester tomar en cuen-ta que es la primera vez que se cons-tituye una Municipalidad en la Isla,razn undamental para comprenderque ellos no han podido en 4 mesesdesplegar todas sus actividades en sucometido, tanto por no estar perec-tamente al corriente de sus deberes,como tambin por no contar con losmedios elementales para ello30.

    Sin embargo, ni la mencionada

    debilidad de las instituciones estata-les ni la creacin de dichos organismosde representacin rapanui, ueron unimpedimento para que las autoridades

    chilenas continuaran protagonizandopermanentes atropellos en contra de losnativos. Este ue el caso, precisamente,

    de la actuacin del Subdelegado Acuadurante la dcada de 1920, quin debeenrentar un sumario por las denunciasrealizadas en su contra por ociales de laBaquedano.

    Vuestra seoria se sirve extractarlas inormaciones habidas por losComandantes de la corbeta JeneralBaquedano en contra del citado Sr.Acua y termina en que es imposi-ble su permanencia en este puesto.

    Aprovechando las circunstancias deencontrarse en sta con permiso delinculpado, le he leido los cargos queexisten en su contra, contestando losiguiente; [] 3. Respecto al nme-ro 2, de abusos de administracin yjudiciales, dice que eectivamentehace mucho tiempo hizo azotar a al-gunos indgenas conesos de robos,pero que no continu con esa prc-tica cuando se le hizo saber que ellono era correcto. 4. Sobre el cargo deusuructo de vveres alimenticios

    pertenecientes a los indgenas, diceque jamas ha recibido vveres para su-ministrarlos a los habitantes de la islay que por lo tanto este cargo careceen absoluto de undamento. 5. Niegaque haya hecho azotar a mujeres y ni-os y maniesta que esos cargos sonemanados de los mismos castigadospor estar conesos de robos []31.

    Con motivo de esta denuncia, ueel mismo Obispo Edwards quin sea-

    l la culpabilidad de Acua ante dichoscargos. Retiro inmediato de este un-cionario? Nada de eso. Sin pronunciar-se ante el problema de la realizacin de

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    32 dem.33 Carta del Vicario Castrense Raael Edwards, AMM, vol. 2503.

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    abusos en contra de la poblacin nativa,las autoridades continentales decidenmantener a Acua en su puesto. Fun-

    damentan su decisin en los aos deservicio de este ltimo, su capacidad deadministrar armaciasy, acaso no estdems decirlo?, en sus habilidades en eltejido y su conocimiento del telar.

    En vista de la autorizacin verbaldada por US. de dejar este asunto ami determinacin, estimo que porlo anteriormente expuesto y de queel seor Acua ha prestado mas deseis aos de servicios en el Ejrcito

    como Sarjento Enermero; que tieneautorizacin suprema para rejentarboticas; que ha pasado por un cursode telar con el objeto de instruir entejidos de lana a los indgenas; que suesposa tiene nombramiento supremode Directora de la Escuela que man-tiene el Estado en la isla y l de Ayu-dante, circunstancias todas stas quea juicio del inrascrito hacen del se-or Acua y esposa personas adecua-das los propsitos que en este senti-do persigue el Supremo Gobierno; y,

    nalmente, que no todos los Coman-dantes que han ormulado cargos ensu contra lo han llamado para quepresente sus descargos, como era na-tural, considero que por esta vez se lepuede permitir continuar en su pues-to; pero por cualquier nueva queja ensu contra ser motivo para exonerarlode su empleo []32.

    Cul ue la posicin del Obis-po Edwards en este asunto? Obviandoigualmente el problema (marginal?) delas acusaciones de abusos en contra delos nativos, aquel recomienda, en con-cordancia con el gobierno, mantenera Acua en la isla. Sus razones? Queaquel era el uncionario ms idneo

    para ocupar ese puesto (!), que se en-contraba recientemente casado y que eranecesario, por supuesto, evitar un uturo

    escndalo que empaara la imagen exte-rior de la repblica.

    Mi querido almirante: Yo no creo aAcua, el Subdelegado de Pascua, untanto; pero, segn mis inormacionesha sido de todos los empleados chi-lenos el menos deciente en Pascua.Ahora l se ha casado con la seoraque va de preceptora de modo quehay una garanta ms de buena con-ducta utura. Mandar all un solte-ro o un casado que se vaya solo ser

    [para provocar] errores que puedentraernos denuevo amargas crticas delextranjero. engo cartas de dos sabiosextranjeros [] Bryan y Skoltheagque se espresan de Acua con agra-decidos elogios despus de su perma-nencia en Pascua. Por eso, yo le ruegoque amoneste a Acua pero que nolo cambie porque quedaremos peorde lo que [estamos]. Suyo, respe-tuosamente +Raael Edwards. Hizonicamente el bien de los indios y elprestigio de Chile33.

    Como veremos a continuacin, sien el caso de la relacin entre el Estadoy laCompaase consolida, a pesar de ladisputa legal existente por la propiedadde las tierras, una alianza de interesesorientada a la explotacin econmicade la isla, la actitud de las autoridadesestatales hacia los indgenas reproduce,por el contrario, un rgimen de relacio-nes coloniales no muy diverso al de co-mienzos del siglo XX. De acuerdo a esto,lo que en denitiva constituye otro delos rasgos caractersticos de la presenciaestatal en Rapa Nui durante este perio-do, la uncin de las autoridades guber-

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    34 I.H. Mayeld, Possibility that Chile desires to sell Easter Island (Isla de Pascua), en Attachs Report BlankIssued by Oce o Naval Inteligence, serial n 283, le n 102, 17 de noviembre de 1930. Copia disponible en laBiblioteca William Mulloy del Museo Antropolgico Padre Sebastin Englert, Hanga Roa, Isla de Pascua.

    35 A.S. Merrill, Proposed sale or lease o Easter Island (Isla de Pascua) by Chilean Government, en Attachs ReportBlank Issued by Oce o Naval Inteligence, serial n109, le n102-100 & 902-100, 8 de junio 1937. Copia disponibleen la Biblioteca William Mulloy del Museo Antropolgico Padre Sebastin Englert, Hanga Roa, Isla de Pascua.

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    namentales no poda ser otra que la deeducar e instruir a los nativos, bus-cando para esto controlar cada aspecto

    de la vida pblica y privada de los mis-mos. Desde el punto de vista de los un-cionarios chilenos, la sociedad indgenaera entendida, por lo tanto, como unamera receptora (pasiva) de la accin delas instituciones estatales, nicas por-tadoras de la civilizacin.

    Ahora bien, al mismo tiempo,es necesario aclarar que una cosa erala poltica interna en Rapa Nui y otrala visin geopoltica chilena en el mar-co de la nebulosa situacin de los aosposteriores a la crisis de 1929. Estas dosnunca siguieron la misma lnea duranteeste periodo, llegando a estar, muchasveces, en abierta contradiccin. Comoejemplo se puede mencionar el reporteenviado el 17 de noviembre de 1930 porel agregado naval de EE.UU. en Chile,I.H. Mayeld, a la ocina naval de inte-

    ligencia norteamericana, en el que se ex-presa por primera vez el inters de Chilepor vender la isla debido a sus urgentesnecesidades econmicas34. Reportes si-milares aparecen en comunicaciones a laarmada estadounidense desde la emba-jada norteamericana en Chile el da 8 dejunio de 1937, rmado por A.S. Merrilen el que seala que el Comandante enJee de la Armada, Almirante [Olegario]

    Reyes del Ro propuso al Presidente (Ar-turo Alessandri Palma) y al Ministro deDeensa Nacional (Emilio Bello Codesi-

    do), la venta o arriendo de Isla de Pas-cua con el n de obtener nanciamien-to para construir dos cruceros de guerra

    para la marina chilena. La isla habrasido orecida, segn este mismo inormea Estados Unidos, Alemania, Gran Bre-taa y Japn35.

    De orma evidentemente contra-dictoria, el presidente Alessandri habadeclarado la isla Parque Nacional pormedio del decreto 103 del 16 de enerode 1935. El 23 de junio del mismo aola isla es declarada Monumento Hist-

    rico (decreto 4536) y se prohbe la ex-traccin de sus piezas arqueolgicas. Anes de ese ao se declara un gran plande reorestacin a cargo del dans GeorgSchlatzer contratado por el Minagri. El13 de ebrero de 1936 se renueva el con-trato de arrendamiento a la CompaaExplotadora de Isla de Pascua y se esta-blece un nuevo canon de arrendamien-to. Adems se disea un reglamento de

    rgimen interno de vida y trabajo en laisla. Estos son slo algunos ejemplos dela incoherente posicin geopolticachilena respecto a Isla de Pascua hacia elnal del perodo 1917-1936.

    laCompaaexplotadoRa

    Cul ue el papel jugado por la

    Compaa Explotadora durante esteperiodo? Qu tipo de Compaa actadurante estos aos en Pascua? Cul es

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    36 Adems de las obligaciones establecidas por el emperamento (entrega de cincuenta corderos mensuales a laSubdelegacin, mantencin de los leprosos, construccin de un leprosario y el respeto a las 2000 hectreasadjudicadas a los indgenas), la Compaa realiz durante este periodo una serie de donaciones socialesde alimentos, madera y medicamentos. Destacaron entre estas ltimas las peridicas entregas de pastillas tradas desdeel extranjero para los leprosos. Para un mayor detalle revisar los siguientes documentos: AIV. Memoria y BalanceJeneral del ao 1926, olios 1, 11(6), 12 y Resumen Jeneral del ao 1927 en Isla de Pascua, olio 23(12).

    37 Puede revisarse sobre esta materia la siguiente documentacin: Memoria y Balance Jeneral del ao 1926,Resumen Jeneral del ao 1927 en Isla de Pascua y Resumen, Inventario Jeneral del ao 1928, AIV.

    38 Memorias del Subdelegado Martimo Manuel Olalquiaga, AMM, vol. 3675, Hanga Roa, 1936, p. 20.

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    el tipo de relacin que se establece entreesta ltima, el Estado chileno y la Co-munidad islea?

    Gracias a la rma del empera-mento, laCompaaes eximida duranteestas dcadas del pago de un canon dearrendamiento anual, usuructuandogratuitamente de las tierras y del ganadoexistente en la isla. Por otra parte, la se-paracin de la gura del administradorde la CEDIP y la del Subdelegado Ma-rtimo, libr a esta empresa de una parteimportante de las responsabilidades (ycostos) del gobierno local.

    odo esto hizo posible, entreotras cuestiones, la generacin de unaconvivencia menos confictiva entre di-cha empresa y los isleos, basada ahoraprincipalmente en el establecimiento decontratos laborales y en el impulso deuna serie de polticas de corte asistencia-lista (caridad)36. Por otro lado, elemento

    clave en el desarrollo de la Compaadurante estos momentos ue el rol desoporte que jugaron a su avor las ins-tituciones estatales, las cuales, aunquedbiles, cumplieron la misin de garan-tizar (a la vez que regular) las condicio-nes del desarrollo del ciclo econmicoganadero.

    Desligada como hemos dicho de

    una gran parte de sus responsabilidadesen la administracin del gobierno isle-

    o, la CEDIP ocaliz as sus energasen el proceso productivo, estableciendopara esto un trato de virtual patronaz-

    go con las autoridades chilenas. Finan-ciando las actividades de estas ltimas,dependientes en buena medida de suentrega mensual de corderos y otros bie-nes, costeando incluso los salarios delcuerpo de polica y realizando peridi-cas donaciones a avor de la poblacin37,la Compaa logr consolidar una po-derosa infuencia sobre los uncionariosestatales. Como lo relata Olalquiaga en1936, describiendo su excelente y cor-dial amistad con el administrador deesta empresa, el seor Colin Morrison:

    Cumpliendo instrucciones superio-res con respecto a las buenas relacio-nes que era necesario mantener conla Administracin de la Cia. Explo-tadora de Isla de Pascua, debo decira US. que desde mi llegada a la Islahemos mantenido una cordial amis-tad y una muta comprensin. []Es as como durante mi permanen-

    cia en sta Isla, jams ha habido unapequea dicultad entre esa Admi-nistracin y sta Subdelegacin, ypara toda medida que he tenido quetomar relacionada con la Compaa,la he tomado en completo acuerdocon Mr. Morrison, de manera que nohubieran inconvenientes y ellas ue-ran motivos de tropiezos en nuestraamistad y estrechas relaciones38.

    Cul ue, en cambio, el tipo de

    relacin que estableci laCompaaconla poblacin rapanui durante estos aos?

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    39 Con relacin a esto, S.R. Fischer (2005) nos dice que a los nativos se los acostumbr a pagar preciosexorbitantes por comidas procesadas y a una serie de productos que no necesitaban, sobre todo si consideramosel patrn alimenticio previo: tubrculos, ti, pltano, pescado, pollo, langosta, rutas, etc.

    40 Al igual que en el caso del grupo de isleos cercanos a los uncionarios chilenos, existi tambin un sector de rapanui procli-ves a un mayor entendimiento con la CEDIP. Entre estos podemos mencionar a los mestizos de las amilias Paoa Bornier,uki Kaituoe y ms adelante los hijos de los jees de la CEDIP Percy Edmunds y Lachlan Mackinnoncon mujeres nativas (amilias Rapahango y Haoa).

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    Como dijimos anteriormente,aquella relacin empez a girar ahora,principalmente, alrededor del estableci-

    miento de lazos laborales y comerciales(potenciando el intercambio de maz yganado con los nativos), as como alre-dedor del impulso de medidas de corteasistencialista en benecio de la comu-nidad (caridad). Gracias a lo anterior, laCompaaadquiri el margen sucientepara la aplicacin de una serie de nuevosmtodos de explotacin econmica so-bre los indgenas, los cuales parecierontener ahora, especialmente en compara-

    cin con los utilizados en dcadas pre-vias, un rostro menos opresivo.

    El manejo de los salarios y los pre-cios de las mercaderas tradas desde elcontinente, al igual que el monopoliode la venta de las mismas en la pulpe-ra (ubicada en Mataveri), ueron asalgunas de las ormas preeridas por laCEDIP para rentabilizar, con el mximo

    provecho, su convivencia con los rapa-nui39. Nuevos mtodos de explotacin yopresin sobre la poblacin nativa quedebieron desplegarse, aunque comohemos dicho con una cara ciertamentems amable que bajo las administra-ciones previas, bajo la precondicin dela actuacin de las (menos amables) ins-tituciones estatales y sus uncionarios.

    Libre de la responsabilidad de li-

    diar directamente con la resistencia delos indgenas, laCompaapudo as pre-

    sentarse ante la comunidad como unaempresa moderna que beneciaba ala comunidad al orecer trabajo perma-

    nente o temporal a una gran parte de lapoblacin, as como alimentar la ima-gen de una institucin social preocu-pada por el bienestar isleo. Esta ima-gen positiva que intent proyectar laCEDIP se vio ortalecida, adems, porel importante intercambio de productosagrcolas y ganado (especialmente maz,caballos y vacunos) que se desarroll en-tre esta empresa y los nativos, principal-mente a partir de los aos 30s40.

    No obstante, laCompaano soloaprovech la rma del emperamentopara usuructuar gratuitamente por msde dos dcadas de las tierras y el ganadoexistente en la isla, sino que aquella seencarg, adems, de incumplir varias delas obligaciones de aquel acuerdo. Du-rante el ao 1936, la intervencin deun diputado en la cmara, con motivo

    de la discusin de un nuevo contrato dearrendamiento entre el Estado y la Wi-lliamson Balour, nos dice sobre esto losiguiente:

    A pesar de que en esa ocasin [larma del emperamento] se le im-ponan a la Compaa explotadoramuy pocas obligaciones [entre otras,la construccin del ya mencionadolazareto] no les dio cumplimiento[] Ese lazareto se instal apenas a1.000 metros escasos de las casas delpueblo y en terrenos de los nativos loque constituye un peligro inminente

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    41 Documento de intervenciones (Cmara de diputados). AMM, vol. 3501, Sesin 47. A Extraordinaria, 28 de Enerode 1936, pp. 2647-2648. El apellido del diputado es Carrasco, perteneciente al Comit Independiente.

    42 Inorme al Ministro de Marina, AMM, vol. 3463, 29 de Octubre de 1935. (Documento condencial).43 Documento Grupo de rabajo del Pueblo Rapa Nui (No ocial), p.15. 2002. Comisin de Verdad Histrica y Nuevo rato.

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    de contagio. El artculo 70 obliga ala Compaa a llevar a la isla comoadministrador de sus intereses a unchileno casado que se radique all con

    su amilia, obligacin que tampocoha sido cumplida por la CompaaExplotadora. Esta concesin debihaber durado hasta el 19 de abril de1929, echa en que por decreto su-premo nmero 946 del Ministeriode Marina se le puso trmino. Sinembargo, seor Presidente, esta po-derosa rma extranjera que parecedisponer de una mano oculta queparaliza en la sombra lo que disponeese decreto, hasta el 12 de noviembrede 1933 y hasta hoy da [alienta] la

    prolongacin de una concesin quees atentatoria para nuestra sobera-na e intereses nacionales. [] Siexistieran razones morales que justi-caran ciertas contemplaciones, es-taran ellas de ms compensadas conlos 40 aos de explotacin de la islaque ha disrutado esa Compaa congrandes utilidades pecuniaras, peronunca se justicara un nuevo arren-damiento; ya que si l se eecta, seprolongarn por 20 aos los abusosy explotaciones que esa rma extran-

    jera ejerce sobre los nativos []41

    .Una vez expirado el plazo de vi-

    gencia del emperamento en 1929, comovemos, la CEDIP continu benecin-dose de dicho acuerdo. Esto permitique esta empresa pudiera acumular a-bulosas ganancias, a costa de los inte-reses scales y de la propia comunidadnativa. Como constata en 1935 un in-orme al Ministro de Marina:

    Es de considerar, tambin, que laCompaa Explotadora de la Isla dePascua se ha aprovechado gratuita-mente de los terrenos y animales s-

    cales, de todo el aumento obtenidopor la reproduccin de los animalesao tras ao, de la lana, leche y de-ms benecios de stos desde el 7 de

    Noviembre de 1916, echa en quese puso trmino al arrendamientootorgado por el Fisco al Sr. EnriqueMerlet, o por lo menos desde el 5 deMayo de 1917, echa en que comen-z a regir el llamado temperamentoprovisorio []42.

    En el caso de las relaciones estable-cidas entre la Compaa y los rapanui,nuevamente a pesar del emperamentoy del perl social que intent proyec-

    tar esta empresa, aquella continu prota-gonizando numerosos abusos en contrade los indgenas43. Son principalmenteuncionarios continentales quines seencargan de plasmar, con ocasin de susperidicos viajes a Pascua, diversas de-nuncias sobre esta materia. Una de estasltimas, contenida en el inorme de unocial de la corbeta Baquedano, men-ciona lo siguiente:

    Seor Comandante: En cumpli-miento de la comisin que Ud. tuvo abien conarme, de averiguar si haba,entre los naturales de la Isla de Pascua,algunas quejas o cargos contra la CasaWilliamson Balour y Co, e inormarlepor escrito, comunico a Ud. que, noti-cada las averiguaciones que el tiempopermiti, no constat ningn cargo con-creto contra de dicha Casa, aunque uecomn y general la queja de que los jor-nales estn muy bajos y los precios de latienda muy subidos, pero sin dar prue-bas claras de ninguna de las dos arma-

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    44 Carta del Cap. 1 de la Armada al Comandante de la Corbeta Baquedano, AMM, vol. 2503, 27 de Diciembre de 192,(En la mar.). El subrayado en el original.

    45 A comienzos de la dcada de 1940, mientras que en el continente el salario de un trabajador comn poda ascender a60 pesos por semana, el sueldo de un rapanui no llegaba a ms de 100 pesos anuales. Ver Alberto Hotus, Dos relatos dela vida de un isleo: El salir de la isla y la lepra en Rapa Nui. En: Claudio Cristino y Miguel Fuentes, La Compaa Explo-tadora de Isla de Pascua. Patrimonio, Memoria e Identidad en Rapa Nui (Santiago: editorial Escaparate, 2011), 279-285.

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    ciones. En cuanto a la primera, creo quela Casa se ajusta al reglamento aprobadopor el Supremo Gobierno; y en cuanto a

    la segunda, estimo necesario, para evitarprobables alzas exageradas, que la au-toridad convenga con la Casa una listaanual de precios, para todas las merca-deras que se venden a los naturales dela Isla, y que esta lista sea prontamenteconocida por todos los interesados44.

    Qu sucedi luego? Estribillo co-nocido, las denuncias de los isleos noueron tomadas en cuenta. Sin cono-

    cer todava si dicha lista de precios uerealmente establecida, los salarios de losnativos continuaron tan bajos como an-tes45. endran que ser los propios rapa-nui quines, ms tarde, exijan el aumen-to de los mismos.

    Ahora bien, a pesar de que el gra-do de confictividad entre la Compaay los rapanui disminuyera considerable-mente durante este periodo, su relacinno estuvo libre de graves confictos. Lasconstantes quejas de los administradoresde la CEDIP en contra de los robos deganado realizados por isleos, al igualque los peridicos reclamos de los ind-genas con motivo de su situacin laboraly los altos precios de la pulpera, alenta-ron durante estos momentos el desarro-llo de importantes tensiones sociales.

    Este ambiente de conficto latentepromovi el desarrollo de uertes rocesentre los rapanui y la CEDIP. Uno de

    los ms signicativos ue, entre otros, elestallido de una masiva huelga de tra-bajadores durante el ao 1928, la que

    lleg a sumar, incluso, a miembros delcuerpo de polica local. Como relata Re-cabarren, la mayor parte de las reivin-dicaciones de los huelguistas planteanuna mejora de los salarios y las racionesalimenticias, as como tambin la parti-cipacin de los isleos en las gananciasde la esquila.

    [] Los nombrados ms arriba [sereere a los lderes de la huelga] se

    presentaron sta Subdelegacin a las2.P.M del dia 5 de Agosto y espusie-ron los siguientes puntos. 1er Punto.Mejoramiento de sus jornales, hom-bres a razon de 4$ diarios y su racinen ca almuerzo, y comida, horas dealmuerzo 11 A.M y comidas 5 P.M.2 Punto. Mejoramiento de sus jor-nales para los nios y las mujeres 3$diarios y sus raciones y horas comolos dems hombres. 3. No entrarn atrabajar ninguna persona, si l SeorAdministrador no acepta nuestra pe-ticin. 4 Punto. Para los trabajos dela esquila, que se eecta en el mes deOctubre y Noviembre, del presenteao, se pide por l ciento de ovejunos10$ ciento 100$ l mil, con sus res-pectivas raciones. 5. Punto. Los quequieran trabajar voluntariamente, lostrabajos de la administracin y losdel campo se opondrn, hsta el l-timo hsta que la Cia arregle deni-tivamente. 6. Punto. Si la Cia aceptanuestras condiciones y la de todos loshabitantes de sta Isla, queda arregla-do y todo el mundo se ir a traba-jar tranquilos. 7. Punto. Quedan ensta Subdelegacin las rmas de losrepresentantes de sta guelga jeneral.

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    46 Carta de Carlos Recabarren a Enrique Edmunds, AIV, Hanga Roa, 5 de Agosto de 1928, olios 51(26)-52.47 Se encuentra en preparacin un artculo sobre esta temtica.

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    Estado y Compaa explotadora. Apuntes para una...

    Seor Administrador; agradecer aud contestar sobre ste particular. Sinotro particular tiene el agrado de sa-ludar a ud su mui [] y amigo. Car-

    los A. Recabarrn46

    .Pues bien, esta no ue la nica ma-

    nera con que los rapanui intentaron en-rentar sus injustas condiciones de vida.Eectivamente, el desarrollo de una seriede prcticas de rebelda por parte de lapoblacin nativa ante las autoridades,ue un aspecto clave del marco social ypoltico de este periodo. Aunque sin lle-gar a alcanzar la intensidad que tuvieron

    los levantamientos indgenas de prin-cipios del siglo pasado, estas prcticasde resistencia indgena, entre las cualespodemos mencionar la realizacin deactos de desobediencia, robos, insubor-dinaciones sociales y huelgas, llegarona constituir un verdadero (y constante)escollo para la accin de los poderes co-loniales, representados en la isla por lasinstituciones estatales y laCompaa47.

    ConClusiones

    Hacia comienzos del siglo XX,debido a los graves confictos surgidosentre los rapanui, la Compaa y el go-bierno chileno, se hace necesario impul-sar una serie de importantes reormas ala estructura poltica islea.

    En 1915 se lleva a cabo la desig-nacin de un Subdelegado Martimoindependiente del administrador de laCEDIP. Posteriormente, se realiza en

    1917 la rma del emperamento Pro-visorio, sentando las bases de un nuevotipo de organizacin poltica en Pascua.

    A partir de este instante, se dotaal aparato de podercolonial de dos cabe-zas visibles. Por un lado, una de ndolepoltico-administrativa: la SubdelegacinMartima, ubicada en Hanga Roa, don-de comienzan adems a uncionar otrasinstituciones estatales como el Registrocivil y la Escuela Pblica. Por otro lado,una segunda cabeza de carcter econmi-co ubicada en Mataveri, residencia del

    administrador de la Compaa y lugarde direccin del proceso ganadero.

    Mientras que el deber del Subde-legado Martimo ue asumir las respon-sabilidades del gobierno local, tomandoen sus manos la tarea del control de lavida pblica y privada de los isleos, elrol del administrador de laCompaaseremiti a una esera ms ligada al mbito

    productivo, estableciendo con la pobla-cin indgena una relacin de naturalezaundamentalmente salarial y comercial.

    Con todo, la presencia del Esta-do en Pascua continu destacndose porpresentar un carcter sumamentepreca-rio. ransversal al periodo 1917-1936ue el impulso de una particular ormade colonialismo, sin poltica colonialeectiva. La inexistencia por parte delgobierno chileno de un plan consistentede poblamiento y ocupacin eectiva deeste territorio, as como la extrema de-bilidad del conjunto de los organismos

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    Miguel Fuentes / Cristin Moreno P. / Alejandro Montecinos

    estatales y de la gura del subdelegadoconstituye, en este sentido, una muestragrca de esto ltimo.

    Sin embargo, a pesar de lo ante-rior, la accin del Estado chileno tuvodurante estos momentos un alto impac-to en el contexto isleo. La presenciapermanente de instituciones encargadasde la regulacin de la vida de los nati-vos, as como la aplicacin de distintaspolticas en el mbito de la educacin,urbanizacin y civilizacin de estosltimos, ue sin duda una infuencia de

    largo alcance sobre la comunidad ind-gena. Asimismo, la aplicacin de unaconstante poltica de control social y dis-ciplinamiento del modo de vida rapanui,tuvo una uerte repercusin sobre elconjunto de la poblacin originaria.

    En el caso de la Compaa, gra-cias a la rma del emperamento, estaempresa es eximida del canon de arren-

    damiento anual que haba debido pagaranteriormente. Esto implic que aquellapudiera usuructuar gratuitamente delas tierras y del ganado existente en Pas-cua. Por otra parte, la separacin de la -gura del administrador de la CEDIP y ladel subdelegado libr a esta empresa detener que cargar con las responsabilidades(y costos) del gobierno local. La Com-paa pudo as desarrollar una convi-venciamenos confictivacon los isleos,estableciendo con ellos una relacin denaturaleza undamentalmente salarial ycomercial, basada adems en el impulsode polticas de corte asistencialista (ca-ridad).

    Elemento clave en el desarrollo delaCompaadurante este periodo ue el

    rol de soporteque jugaron a su avor losorganismos estatales, los cuales tuvieronla misin de garantizarlas condiciones

    de reproduccin del ciclo econmi-co. Debido a esto ltimo, la CEDIP seencarg de establecer una relacin deverdadero patronazgo sobre las auto-ridades chilenas, nanciando sus activi-dades, costeando los salarios del cuerpode polica, realizando peridicas dona-ciones sociales, etc.

    Sobre esta base, la empresa ove-jera ue capaz de desplegar una serie de

    ormas de control social y explotacin eco-nmicasobre los rapanui, muchas de lascuales, en comparacin con las utiliza-das durante las lamentables (y brutales)administraciones de Snchez Mantero-la y Cooper, parecieron tener ahora unrostro ms amable. anto el manejo delos salarios y precios de las mercaderastradas desde el continente, al igual queel monopolio de la venta de estas lti-

    mas en la pulpera, ueron as algunos delos mtodos preeridos por laCompaapara rentabilizar, con el mximo prove-cho, su convivencia con los isleos.

    Mencin aparte debe hacerse conrespecto al rol cumplido por los gruposde rapanui que jugaron un papel de cola-boradorestanto de la Subdelegacin Ma-rtima como de la Compaa. Aunquesin llegar a convertirse en meros uncio-

    narios al servicio de las autoridades, di-chos grupos ejercieron una importanteinfuencia en el marco poltico isleo,actuando no solo como agentes transmi-soresde los intereses de uno u otro polodel poder colonial, sino que cumplien-do muchas veces un activo papel en laresolucin de las tensiones entre estos

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    48 Un ejemplo de esto puede verse con ocasin de la rebelin indgena de 1914 y el papel que jug la iglesia como espaciosico articulador del movimiento. Para un mayor detalle sobre este punto vase Nelson Castro, Rapa Nui: El Diablo,Dios y la Proeca. Evangelizacin y Milenarismo en Rapa Nui, 1864-1914 (Isla de Pascua: editorial MAPSE, 2006).

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    ltimos y en el cambio de la balanza delpoder poltico isleo.

    Durante estas dcadas empieza acongurarse en Rapa Nui, en denitiva,un sistema de gobierno que adquiere unnivel de complejidad institucional cadavez mayor. A dierencia del periodo an-terior, caracterizado por la existencia deun aparato de poder con una cabezani-ca, se produce ahora una ramicacindel mismo, como dijimos, en dosgran-des eseras: la econmica y la poltica-administrativa, con sus respectivas cabe-zas en la administracin de la CEDIP yen la Subdelegacin Martima.

    Destaca aqu la constante dinmi-ca de retroalimentacin entre ambas ese-ras del poder colonial, actuando la Sub-delegacin como un ente encargado dela regulacin de las relaciones sociales ycomo un garante del buen desarrollo delciclo econmico, ejerciendo a su vez la

    primera (la administracin de laCompa-a) un papel de verdadero padrinazgosobre las instituciones estatales y estable-ciendo sobre estas un poderoso infujo.Por otra parte, a dierencia de dcadasprevias en las cuales el mbito religioso-institucional constituy una esera al-tamente permeable a los intereses de lacomunidad indgena48, se produce ahorauna sustancial integracin de aquel en

    el marco de accin de los poderes colo-niales. anto la accin desplegada por elObispo Edwards, as como la labor ejer-cida por el Padre Englert desde media-

    dos de los aos 30s, constituye un buenejemplo de lo anterior.

    En el caso de los permanentesabusos cometidos durante este periodoen contra de la poblacin nativa, reali-zados tanto por uncionarios chilenoscomo por la Compaa, es posible en-contrar otra importante concordanciaen el accionar de los agentes coloniales.Una y otra esera del poder colonial tuvocomo elemento comn de su actuar nosolo el total desconocimiento de la sobera-na de los rapanui sobre Pascua, sino queadems una concepcin de estos ltimospor la cual aquellos deban ser reduci-dos, paradjicamente, a una condicinde extranjeros en su propio territorio.Virtualmente cercados en el poblado deHanga Roa, impedidos de abandonar laisla y obligados a aceptar las condicionesde vida impuestas por el rgimen de ex-plotacin ganadera, los rapanui ueronconcebidos, de este modo, como una

    poblacin incapazde garantizar su pro-pio progreso.

    Desde el punto de vista de los ra-panui, la labor de los organismos esta-tales se presenta ante ellos a la manerade un poder ejercido de maneradirecta,ya sea a partir de la accin desplegadapor el subdelegado, las misiones de laArmada o el resto de las instituciones

    estatales. Por el contrario, la infuenciade la CEDIP, el verdadero corazn delaparato de poder colonial, adquiere encambio el carcter de unpoder detrs del

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