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  • 8/6/2019 Espacio Pampino, Disciplinamiento Laboral y Lucha de Clases. Avance para una Arqueologa del Capitalismo en Chil

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    Ao I N 2 Abril de 2009Serie Historia de Amrica Prehispnica y

    ArqueologaIncluye seccin comentarios crticos (I). Escriben: Diego Salazar, FranciscoGarrido y Osvaldo Silva.

    www. historiamarxista.cl [email protected]

    Espacio pampino,disciplinamiento laboral ylucha de clases. Una discusinen torno a los patrones deasentamiento salitrero en la

    regin de Antofagasta (1880-

    1930). Avance para unaArqueologa del Capitalismo en

    Chile

    Miguel Fuentes M

    Licenciado en Historia

    Estudiante de Licenciatura en Antropologa con

    mencin en Arqueologa (IV ao)

    Universidad de Chile

    CU

    NOS

    DHSORA

    M

    SA

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    Espacio pampino, disciplinamiento laboral y lucha de clases.

    Una discusin en torno a los patrones de asentamientosalitrero en la Regin de Antofagasta (1880-1930). Avance

    para unaArqueologa del Capitalismo en Chile

    Miguel Fuentes M1

    Hacia finales del siglo XIX tuvo lugar en el norte de Chile el desarrollo de la poderosa

    industria del salitre. En poco tiempo, esta trajo consigo la implementacin masiva de

    nuevas tecnologas extractivas y de un vasto complejo industrial de proporciones

    inditas. En general, el ciclo salitrero ha sido un tema recurrente de la historiografa

    nacional, siendo abordado desde los ms diversos enfoques. Sin embargo, como afirman

    Flora Vilches y Sergio Gonzles, las investigaciones historiogrficas acerca de esta

    temtica se han visto frecuentemente limitadas al centrarse casi exclusivamente en

    fuentes documentales y orales, tomando a la oficina salitrera tarapaquea como nicomarco de referencia. En el caso de la arqueologa, a pesar de la existencia de un

    abundante registro material asociado a la explotacin calichera, esta ltima no ha sido

    tomada mayormente en cuenta como caso de estudio. En la lnea de lo planteado por

    algunos autores, planteamos que la arqueologa puede brindar, mediante su trabajo en

    oficinas, basurales, asentamientos perifricos, estaciones de ferrocarril y puertos, una

    importante va para una comprensin ms integral de la historia de la industria del

    nitrato. Ahora bien, aunque valorando los recientes aportes (iniciales) de una serie de

    arquelogos al conocimiento del pasado de esta industria, polemizamos en este artculo

    con algunos de los supuestos tericos en los que aquellos basan su definicin de

    patrones de asentamiento salitrero. An cuando dichos investigadores sostengan

    correctamente que la industria del caliche habra significado el establecimiento de unaparticular forma de paisaje, social y culturalmente diferenciado: la pampa salitrera,

    discutimos el nfasis tecno-econmico a partir del cual estos autores comprenden la

    categora de espacio. Proponemos as una re-interpretacin del registro material

    industrial desde una perspectiva que tenga en cuenta la correspondencia estructural (no

    unidireccional) entre modo de produccin, relaciones sociales y formas de percepcin-

    construccin del espacio, siendo la relacin capital-trabajo y capital-naturaleza la base

    de esta correspondencia. Desde este punto de vista, la constitucin del espacio pampino,

    ligada a un intenso fenmeno de disciplinamiento laboral y al desarrollo de las primeras

    expresiones de la lucha de clases moderna, debiera ser entendida desde la perspectiva

    del establecimiento de un nuevo marco de prcticas sociales, diferenciadas al nivel de la

    experiencia de cada sujeto histrico. Acorde a lo anterior, planteamos la necesidad de laelaboracin de un cuerpo interpretativo y metodolgico acorde al estudio de restos

    materiales provenientes de sociedades capitalistas, en la lnea de una Arqueologa del

    Capitalismo que se plantee, adems, como un insumo para la crtica revolucionaria de la

    sociedad de clases.

    Palabras claves.Patrn de asentamiento, espacio, paisaje, prcticas, experiencia, disciplinamiento, lucha

    de clases, indicadores materiales, visibilidad, Arqueologa del Capitalismo.

    1 Licenciado en Historia (Universidad de Chile). Estudiante de Licenciatura en Antropologa con mencin

    en Arqueologa (Universidad de Chile, IV ao). Correo electrnico: [email protected].

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    1. Antecedentes (Sesgo

    documental y vaco

    arqueolgico)

    Durante la segunda mitad del siglo XIX

    tiene lugar en Chile el impulso de un

    proceso de industrializacin parcial de

    ciertas ramas productivas (Grez 1998).

    Este proceso, que marca la transicin

    entre un modo de produccin colonial a

    uno capitalista moderno (Salazar 2003),

    estuvo lejos de constituir un fenmeno

    de carcter exclusivamente econmico.

    Por el contrario, motorizado por algunas

    de las principales potencias capitalistas

    de este periodo (especialmente

    Inglaterra), dicho proceso trajo como

    consecuencia una serie de profundastransformaciones al interior de la

    sociedad chilena (Salazar 2003).

    Alentada por la consolidacin de los

    primeros bastiones del desarrollo

    capitalista industrial en el sector minero,

    metalrgico, textil y alimenticio (Grez

    1998), una de las ms relevantes de

    aquellas transformaciones fue el

    desarrollo de un vasto fenmeno de

    proletarizacin de la fuerza de trabajo

    (Salazar 2003, Grez 1998, Illanes 1984,

    1990). Fue precisamente en las zonas en

    que la industrializacin capitalista

    adquiri ms fuerza, especialmente en

    el norte de nuestro pas durante el

    periodo de auge salitrero, en donde este

    fenmeno se tradujo en la aparicin de

    una serie de nuevas formas de

    explotacin laboral y de resistencia a la

    misma (Grez 1998). De esta manera, la

    implantacin de una vasta red de

    oficinas salitreras, asociadas al uso

    intensivo de nuevas tecnologas mineras

    y al establecimiento de una amplia red

    de ferrocarriles, constituy as el

    escenario2

    de una importante

    reconfiguracin de las relaciones

    sociales (Vilches et.al. 2008) y de las

    manifestaciones de la lucha de clases en

    el rea (Grez 2000).

    El inicio de esta era industrial trajo

    consigo una nueva forma de

    relaciones de produccin propias del

    sistema capitalista, cuya materialidad

    se revel de diferentes maneras. Por

    un lado, signific la creacin de un

    nuevo patrn de asentamiento que

    pobl la pampa de oficinas salitreras

    como ejes organizacionales (Garcs

    1999). Asimismo, el proceso

    productivo revel una serie de

    elementos tecnolgicos visibles tanto

    en las oficinas como en zonas

    asociadas (p. ej. Estaciones de

    ferrocarril, pozos de sondajes y

    explotacin, pueblos, puertos). Por

    otro lado, la poblacin aument

    2sobre todo una vez concluida la Guerra del

    Pacfico.

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    considerablemente incluyendo

    migrantes de diferentes regiones de

    Chile, Bolivia y Per, con sus

    respectivos inventarios materiales.

    Las grandes diferencias sociales entre

    la clase obrera asalariada y la

    administracin se hicieron evidentes,

    por ejemplo, en el tipo de vivienda de

    cada una. Finalmente, las demandas

    de forraje, combustible y

    alimentacin impuestas por el nuevo

    sistema de vida desembocaron en un

    importante trfico comercial con el

    Noroeste argentino y el sur de Chile

    (S.Gonzlez 1999, 2002). (Vilches

    et.al. 2008: 19-20).

    En trminos generales, tanto el proceso

    de industrializacin de fines del siglo

    XIX, as como tambin el fenmeno de

    disciplinamiento y proletarizacin de la

    mano de obra que se produjo durante

    este periodo, han sido ampliamente

    investigados por una amplia gama de

    historiadores nacionales y extranjeros3.

    As mismo, el desarrollo de la industria

    salitrera y el ciclo de luchas obreras quese desarrollaron en su seno han ocupado

    una parte importante de la reflexin

    historiogrfica chilena4. Ahora bien, a

    pesar de que algunos de estos

    3Destacan ac, entre otros, los trabajos de

    Ortega (1981), Salazar (2003), Illanes (1984,

    1990), Grez (1998, 2000).4

    Revisar, por ejemplo, Bermdez (1963),Cariola y Sunkel (1991), Pinto (1990), S.

    Gonzlez (2002, 2006).

    historiadores se hayan propuesto

    estudiar el ciclo salitrero desde una

    perspectiva capaz de integrar sus

    dimensiones econmicas, polticas y

    socio-culturales, la mayora de sus

    trabajos se han visto limitados porque

    han tomado al documento escrito y/u

    oral como nica fuente de informacin

    histrica. Al mismo tiempo, junto a la

    existencia de este sesgo documental,

    la investigacin de dichos historiadores

    se ha visto constreida al centrarse

    (casi exclusivamente) en el estudio de la

    industria del salitre en una regin en

    particular; Tarapac, as como en el

    tratamiento de un solo tipo de

    asentamiento salitrero: la oficina

    (Vilches et.al. 2008). Tomando a esta

    ltima como nico marco del ciclo

    industrial, estos trabajos han tendido a

    dejar de lado una variado espectro de

    asentamientos salitreros, los cuales

    (aunque catalogados como

    perifricos) han debido jugar un rol

    de primera importancia en el proceso

    econmico y social asociado a la

    industria del nitrato (Vilches et.al.

    2008).

    Por otra parte, tal como constatan

    Vilches, Rees y Silva (2008), el

    desarrollo de la investigacin

    arqueolgica de la explotacin del

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    caliche ha sido, hasta hace muy poco,

    prcticamente inexistente.

    Si bien la necesidad de estudiar la

    cultura material del ciclo del salitre

    desde un punto de vista arqueolgico

    fue anunciada hace ms de treinta

    aos por historiadores como Cassasas

    (1976), estudios sistemticos se

    reducen a los esfuerzos espordicos

    de Bente Bittmann y Gerda Alcaide

    en la dcada de 1980 (Alcaide 1981,

    1983; Bittmann y Alcaide 1984) y,

    ms recientemente, de Calogero

    Santero (2004) y el equipo de

    Charles Rees (2005), todos en la II

    Regin de Antofagasta.

    Marginalmente, se cuenta con

    estudios desde disciplinas afines,

    como la historia y antropologa, queincorporan a sus anlisis indicadores

    materiales recuperados de oficinas en

    ruinas, tales como fichas, botellas,

    cajas de cigarrillos y documentos

    (p.ej. J.A. Gonzlez 2003, S.

    Gonzlez 2006b; Miranda 2001;

    Rodrguez et al 2002). (Vilches et.al.

    2008: 20).

    Ha sido solo en aos recientes, sobre

    todo gracias al esfuerzo del equipo de

    Rees y a los aportes de Vilches, que la

    investigacin arqueolgica de este

    periodo ha tomado un mayor impulso5.

    5 Hace algunos das ha sido presentado el libro

    Flor de Chile. Vida y salitre en el cantn de

    Estos arquelogos han tenido el mrito

    de ampliar, aunque de manera inicial, el

    campo de anlisis del auge salitrero no

    slo al rea de Antofagasta, sino que

    adems al conjunto de asentamientos

    asociados a esta industria; entre otros,

    fraguas, cocinerias, campamentos,

    estaciones de ferrocarril, etc6. Con todo,

    el peso excesivo que ha tenido el

    registro documental y oral en el estudio

    de la industria del nitrato, as como

    tambin la preocupacin casi exclusiva

    de la historiografa por el contexto

    tarapaqueo y por la oficina salitrera, no

    debiera constituir una debilidad

    insuperable para la prctica

    Taltal, de Alexander San Francisco. Este

    trabajo, como parte del proyecto FONDARTArqueologa histrica en la Oficina Flor deChile: valoracin patrimonial del pasado

    salitrero de Taltal (II regin), ser sin duda un

    importantsimo aporte al desarrollo de la

    investigacin arqueolgica de este periodo.6

    Como hemos dicho, estos asentamientos no

    han sido incluidos sino marginalmente por el

    registro documental, habiendo sido, por tanto,

    invisibilizados por la historiografa y la

    memoria histrica. Como menciona Vilches

    (2008): [] el estudio de estos elementosperifricos es especialmente relevante ya que

    no han sido incorporados en la memoriahistrica, por medio de la documentacin de sus

    caractersticas y relaciones (Rees 2005). En

    efecto, si revisamos la literatura especializada,

    algunos de estos asentamientos slo se adivinana partir de estudios que describen los oficios de

    adultos, jvenes y nios en la industria salitrera

    (S.Gonzlz 1996, 2002) o de fotografas

    antiguas que dan cuenta del trabajo salitrero

    allende las oficinas. Todos estos antecedentesnos llevan a pensar que los sitios perifricos

    forman parte del mismo mundo privado delsalitre al cual alude S.Gonzlez, pero que, en

    realidad, slo permanece privado en razn delcurso que ha tomado la historiografa del ciclo

    salitrero (Vilches et. al. 2008: 25-26).

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    arqueolgica7. Por el contrario, ya sea el

    impulso de nuevas investigaciones

    arqueolgicas en oficinas, basurales y

    asentamientos salitreros perifricos, o

    bien el desarrollo de posibles estudios

    interdisciplinarios con historiadores,

    antroplogos y otros cientistas sociales,

    alentara posiblemente un significativo

    avance de las capacidades de la

    Arqueologa en este terreno (Vilches

    et.al. 2008). Ms an, una perspectiva

    interdisciplinaria como la anterior

    podra constituir, a partir del estudio del

    ciclo salitrero, una importante va de

    aproximacin para una comprensin

    ms profunda del complejo proceso de

    transicin capitalista acaecido en Chile

    durante este periodo. Como menciona

    Vilches (2008):

    Paulatinamente, algunos

    investigadores han reparado en la

    necesidad de estudiar el ciclo del

    salitre interdisciplinariamente. Sergio

    Gonzalez, por ejemplo, destaca que:

    7 Orientada hasta hoy casi en su totalidad, como

    en gran parte de Amrica Latina, hacia temas de

    estudio prehispnicos. Esto se ha traducido en

    nuestro pas en la inexistencia de una verdaderaproblematizacin terico-metodolgica de la

    prctica arqueolgica en periodos post-contacto,

    dando por resultado una serie de trabajos de

    marcado nfasis histrico-cultural y descriptivo.

    En muchas ocasiones, el contenido de dichas

    investigaciones ha estado fuertemente limitado

    por una concepcin en la cual el papel del

    arquelogo se limitara a la contrastacin de sus

    datos con las fuentes documentales, cumpliendode esta forma un papel meramente auxiliardel

    trabajo historiogrfico.

    Los basurales estn esperando al

    arquelogo y al historiador para un

    trabajo interdisciplinario El

    arquelogo mejor que ningn otro

    cientfico puede trabajar con

    propiedad con fragmentos y el

    historiador es el gran taumaturgo del

    contexto (S.Gonzalez 2006b: 70). Al

    respecto, creemos que la arqueologa

    ofrece la posibilidad de revertir

    [refirindose al sesgo documental y

    al vaco arqueolgico al que hemos

    hecho mencin] esta doble situacin

    descompensatoria. (Vilches et.al.

    2008: 20).

    2. Patrn de asentamiento

    salitrero en la Regin de

    Antofagasta (1880-1930)

    De manera incipiente, sin contar todava

    con una propuesta terica-metodolgica

    propiamente tal, un nuevo campo se ha

    abierto en los ltimos aos para el

    quehacer arqueolgico en Chile.

    Denominado comnmente como

    Arqueologa histrica, este campo ha

    tenido como uno de sus ejes principales

    la investigacin (parcelada) de ciertos

    casos de estudio relacionados con el

    periodo colonial y republicano8. Uno de

    8 Aunque sin llegar a elaborar un programa de

    investigaciones sistemticas, y teniendo su

    quehacer cientfico un carcter todavafragmentario (en relacin a su aparato terico-

    metodolgico, temticas de estudio y situacin

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    estos casos ha sido, precisamente, el

    anlisis de los patrones de asentamiento

    salitrero en la Regin de Antofagasta

    durante las dcadas de 1880 y 1930

    (Vilches et.al. 2008)9.

    En su artculo sobre este tema, Vilches

    (Vilches et.al. 2008) hace hincapi en

    las repercusiones que tuvo en el norte

    acadmico-institucional), el campo de la

    llamada Arqueologa Histrica haexperimentado en los ltimos aos un

    importante desarrollo. Lo anterior, sobre todo en

    el mbito de la Arqueologa urbana (colonial y

    republicana) y de la Arqueologa indgena post-

    hispnica. Para una aproximacin a estas

    investigaciones, revisar: Botto Carolina, 1989.Palacio de la real aduana: Un metro de cinco

    siglos. Tesis para optar al ttulo de licenciado

    en Antropologa con mencin en Arqueologa.

    Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de

    Chile. Gmez Alcorta, 2000. ArqueologaHistrica en el casco histrico de la ciudad de

    Santiago de Chile: Urbanizacin y Vida Urbana(1650-1814). Estudio experimental. Tesis paraoptar al ttulo de licenciado en Antropologa con

    mencin en Arqueologa. Facultad de Ciencias

    Sociales, Universidad de Chile. DidierAlejandra, 2004. Arqueologa histrica enValparaso: La plaza Sotomayor como espacio

    pblico. Memoria para optar al ttulo

    profesional de arqueloga. Facultad de Ciencias

    Sociales. Universidad de Chile. Guajardo

    Gabriel y Quevedo Silvia, 1991. Cementerio

    histrico de la Rinconada de Maip: Hiptesis

    sobre su origen y ritualismo mortuorio en el

    siglo XIX. Estudio de la adaptabilidadbiocultural de los grupos humanos que poblaron

    Chile central: Un enfoque Interdisciplinario.

    Proyecto Fondecyt 91-0139. Museo Nacional de

    Historia Natural. Planella y Manrquez. 1997.

    Los estudios interdisciplinarios y el estado

    actual de las investigaciones sobre lo indgena

    tardo de Chile central. En: Contribucin

    Arqueolgica N.5. Tomo 1, Simposios. Actas del

    XIV Congreso Nacional de Arqueologa Chilena

    (Copiap, 13 al 18 de Octubre de 1997), pp. 19-

    28. Museo Regional de Atacama.9 Ver los trabajos de Cassasas (aos 70s),

    Bittmann y Alcaide (aos 80s), as comotambin los de Santoro y Rees, en tiempo

    reciente.

    de nuestro pas el establecimiento (a

    partir de 1870) del nuevo modo de

    produccin capitalista y de su marco de

    relaciones sociales caractersticas

    (Vilches et.al. 2008). Segn esta

    arqueloga, dicha transformacin no

    solo se habra expresado en la aparicin

    de un stockde materialidades culturales

    especficas, asociadas al ciclo salitrero,

    sino que, adems, en el desarrollo de un

    sistema de organizacin industrial

    basado en el establecimiento de dos

    modelos espaciales10

    : el patrn de

    oficina, estudiado por Bittman y

    Alcaide, y el patrn de asentamiento

    salitrero (Vilches et.al. 2008).

    Si prestamos atencin a los escasos

    antecedentes arqueolgicos para el

    mundo del salitre, notamos un

    balance entre la arqueologa centrada

    en oficinas y aquella centrada en el

    patrn de asentamiento general de la

    industria salitrera. En el primer caso,

    encontramos los estudios de Gerda

    Alcaide y Bente Bittmann a

    comienzos de la dcada de 1980

    (Alcaide 1981, 1983; Bitmann y

    Alcaide 1984) en la porcin

    meridional del cantn Central. Esta

    investigacin fue concebida como un

    proyecto interdisciplinario de

    mltiples etapas, sin embargo, slo

    10posiblemente generalizables al conjunto de

    la regin nortina.

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    alcanz a desarrollarse la primera de

    carcter exploratorio. Segn las

    mismas investigadoras concluyen, la

    definicin final del patrn de

    oficina que esperaban caracterizar a

    partir de excavaciones en la oficina

    Jos Santos Ossa debe esperar por

    una mayor cantidad de investigacin

    intensiva. (Vilches et.al. 2008: 24).

    Con respecto al patrn de asentamiento

    salitrero, estudiado en un comienzo por

    Rees en el sector meridional del cantn

    El Toco, Vilches realiza una

    descripcin de los principales resultados

    de las investigaciones arqueolgicas en

    la zona.

    [] En cuanto a la arqueologa

    centrada en el patrn de

    asentamiento, tenemos el caso de

    Charles Rees y colaboradores que

    desde el ao 2003 se encuentran

    estudiando el segmento meridional

    del cantn El Toco, en el marco de

    un Estudio de Impacto Ambiental de

    cambio tecnolgico en Mara Elena

    (Rees 2005). Este grupo de

    investigadores se ha concentrado en

    la evaluacin detallada del hinterland

    de las oficinas localizadas en el

    sector, correspondiente a un pao de

    200 km2 al oeste de las oficinas

    Peregrina y Santa Isabel por el sur y

    San Andrs y Santa Fe por el norte.Mediante prospecciones pedestres

    intensivas han documentado la

    presencia de tres categoras generales

    de asentamientos: fraguas, cocinas-

    comedor-fraguas y campamentos

    (Rees et al. 2007). Las variables que

    permitieron distinguir estos tipos de

    sitios fueron, por una parte, la

    presencia y forma de combinacin de

    rasgos arquitectnicos como fraguas,

    cocinas y camas de piedras, costra y

    argamasa, paravientos y muros de

    saco y calamina, corrales, bodegas y

    basurales. Por la otra, la presencia,

    tipologa y densidad de materiales

    arqueolgicos tales como restos de

    comidas y contenedores (latas y

    botellas), herramientas (chuzos, palas

    y tenazas), desechos de fundicin y

    trabajo en fraguas (escoria y

    fragmentos de herramientas y

    artefactos metlicos) y evidencias

    constructivas (amarres y vientos de

    alambre, sacos). Adems, su

    situacin espacial respecto a las

    oficinas salitreras, las calicheras, las

    reas de sondaje y vas de

    comunicacin, fueron claves para

    asociarlos, principalmente, con lasfaenas de avanzada de la explotacin

    del nitrato y construccin de la va

    frrea Toco-Anglo-Tocopilla (Rees

    2007; Rees et al. 2007). [] Por otro

    lado, la disposicin as como la

    variabilidad interna de cada

    asentamiento ha permitido

    distinguirlos claramente entre s, as

    como dar cuenta de formas distintas

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    de organizacin del trabajo y/o a

    situaciones cronolgicas dispares

    propias de los matices de la

    administracin y manejo de la

    explotacin calichera a comienzos

    del siglo XX (Rees et al. 2007). Bajo

    esta ptica, [] los resultados de

    Rees et al. han comenzado a

    identificar el patrn general de

    asentamiento salitrero donde los

    oficinas slo representan un

    elemento. Entonces, el estudio del

    patrn de asentamiento salitrero no

    slo contribuye a materializarlo, sino

    que comienza a extender las

    relaciones concretas entre sus

    elementos y, en ltimo trmino, a

    contextualizar las oficinas en tanto

    ejes organizacionales (Vilches et.al.

    2008: 25-26).

    Paralelamente, las investigaciones de

    Santoro (2004) en Pampa Lina (extremo

    septentrional del cantn Central) han

    arrojado resultados complementarios, y

    en gran medida concordantes, con los

    alcanzados por Rees en El Toco

    (Vilches et.al. 2008). El hallazgo de una

    serie de asentamientos perifricos, con

    caractersticas tipolgicas similares a las

    descritas por Rees, pareciera justificar

    una posible generalizacin de su

    definicin de patrn de asentamiento

    salitrero hacia otros cantones cercanos,

    as como tambin hacia zonas an ms

    extensas del rea salitrera (Vilches et.al.

    2008).

    Finalmente, dando cuenta de las

    implicancias de la reflexin

    arqueolgica en torno a la definicin de

    patrn de asentamiento salitrero,

    Vilches concluye lo siguiente:

    Desde esta perspectiva, la invitacin

    de S.Gonzalez a estudiar basurales

    con la ayuda de herramientas propias

    de la disciplina arqueolgica es

    imposible de rechazar [] No

    obstante, desde la especificidad

    disciplinaria, resulta prioritario

    comenzar por una etapa bsica de

    identificacin del patrn de

    asentamiento salitrero, sin perjuicio

    de futuros estudios centrados en la

    arqueologa de oficinas y, ms

    especficamente, de sus basurales. Es

    ms, a partir del estudio del patrn de

    asentamiento salitrero se pueden

    potenciar otras lneas de estudio ms

    especficas y complementarias, no

    necesariamente arqueolgicas. []

    Una arqueologa del salitre, por lo

    tanto, slo puede aspirar a

    complejizar y enriquecer an ms un

    paisaje provisorio desde el punto de

    vista interpretativo, evidenciando

    diversos discursos paralelos que en

    su conjunto dan forma al mundo del

    salitre (Vilches et.al. 2008: 26-27).

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    10

    3. Patrn de asentamiento

    salitrero y espacio11

    11 Para una reflexin terica alrededor de la

    categora de espacio en Arqueologa, ver Criado

    Felipe. 1991.Construccin social del espacio yreconstruccin arqueolgica del paisaje

    ( Boletn de Antropologa americana, Numero

    24: 7-29). En este trabajo, proponiendo una

    articulacin entre las nociones de espacio y

    paisaje, dicho autor afirma lo siguiente: Entre

    otros puntos se ha justificado la conveniencia de

    sustituir la Arqueologa Espacial por unaArqueologa del Paisaje, de dejar de hablar de

    espacio, para hablar en cambio del paisaje. Sin

    embargo, existen al menos tres formas distintas

    de entender este concepto. Una primera,

    empirista, en la que el paisaje aparece como una

    realidad ya dada y que, por diferentes razones,

    se niega a s misma; una segunda, sociolgica,que explica el paisaje como el medio y el

    producto de los procesos sociales, y que es la

    que sigue, por ejemplo, Vicent (1991); y una

    tercera, culturalista, que lo interpreta como

    objetificacin de las prcticas sociales, tanto de

    carcter material como imaginario (Criado1991: 6). Desde nuestro punto de vista, ms que

    discutir el mayor o menor peso que tendra uno

    u otro factor en el proceso de construccin

    social del paisaje, hacemos hincapi en una

    definicin de espacio que tome en cuenta la

    relacin estructural (orgnica) entre

    condiciones materiales de existencia y

    representaciones culturales (Hernando 2002).

    Segn esta relacin, las distintas concepciones

    de espacio presentes en una serie de sistemas

    culturales, no solo tendran relacin con la

    existencia de niveles diferenciados de

    complejidad socio-econmica. A la vez, dichasformas de concebir y construir el espacio haran

    alusin a una particular forma de experiencia,

    entendiendo por esta ltima (a diferencia de la

    definicin fenomenolgica de la misma) como

    la huella que deja el ser social en la conci encia

    social (Thompson 1981: 14). De esta manera,

    antes que oponeruna definicin culturalista a

    una sociolgica en el debate acerca de lacategora de espacio en Arqueologa, se hace

    necesaria entonces una reflexin en torno a

    como se dara en este mbito (las nociones de

    espacio actuantes en diversas sociedades) la

    compleja mecnica (o bien dialctica) entremodo de produccin, relaciones sociales y

    formas culturales.

    Uno de los aportes ms relevantes de las

    investigaciones arqueolgicas ya citadas

    radica, entre otras cuestiones, en que

    estas se han propuesto comprender la

    organizacin espacial pampina desde la

    perspectiva del desarrollo del nuevo

    entramado de relaciones sociales

    capitalistas12

    (Vilches et.al. 2008). Para

    esto ltimo, dicho autores reconocen,

    como dijimos, la presencia de dos

    modelos de organizacin espacial a

    travs de los cuales se habra

    estructurado la industria salitrera en la

    zona de Antofagasta: el patrn de

    oficina y el patrn de asentamiento

    salitrero. Desde esta perspectiva, la

    proliferacin de oficinas, asentamientos

    perifricos, estaciones de ferrocarril y

    puertos, daran cuenta as, ejerciendo el

    papel de verdaderos nodos al interior

    del entramado de los diversos cantones

    salitreros, del establecimiento de un

    nuevo paisaje social en el rea (Vilches

    et.al. 2008).

    [] tanto el desierto de Atacama

    como el de Tarapac se poblaron

    rpidamente en su calidad de

    enclaves capitalistas del siglo XIX.

    Sin embargo, pese al desarraigo

    12Es decir, no solamente a partir de los

    requerimientos tecnolgico-productivos del

    ciclo industrial; por ejemplo, presencia de

    caliche, conectividad expedita con la costa, vasde aprovisionamiento, existencia de puertos y

    estaciones de ferrocarril, etc.

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    11

    natural de sus habitantes, a nivel

    regional se las arreglaron para

    construir culturalmente el nuevo

    paisaje. De esa manera lo nombraron

    pampa y se transformaron en

    pampinos, convirtiendo el desierto

    en un lugar que se ama como el ms

    dulce de los hogares incluso aos

    despus de su abandono, segn lo

    relata S.Gonzlez (2002: 79) para

    Tarapac, y lo corroboran Rodrguez

    y colaboradores para el sector de

    Mara Elena (Rodrguez et al. 2002).

    (Vilches et.al. 2008: 21).

    Es ms, polemizando con la perspectiva

    a partir de la cual se ha comprendido

    tradicionalmente el proceso de

    consolidacin de la identidad pampina,

    Vilches afirma que:

    De acuerdo a S.Gonzlez (2006a),

    este aspecto mstico y religioso del

    desierto durante el ciclo del salitre

    [se refiere a la influencia que habra

    tenido el acervo cultural indgena y

    campesino en el seno de la

    explotacin calichera] ha quedado

    fuera de la historiografa

    especializada que ha favorecido una

    ideologa econmica ya sea obrera u

    oligarquista. En consecuencia, se ha

    pasado por alto el complejo y variado

    tejido cultural que constituye la

    identidad del Norte Grande, donde se

    entremezclan diferentes tradiciones e

    identidades (ver tambin J.A.

    Gonzlez 1998). (Vilches et.al.

    2008: 21)13

    .

    Ms all de la discusin acerca del peso

    que habran tenido los distintos

    componentes sociales (obrero,

    industrial-burgus, peonal, campesino o

    indgena) en el proceso de imbricacin

    (y resignificacin) de tradiciones

    13 Con relacin a esto, Vilches realiza un

    interesante balance acerca del estado de la

    investigacin historiogrfica sobre la industria

    salitrera. Segn esta arqueloga: [] podemosidentificar diferentes enfoques en la

    construccin del mundo salitrero dependiendo

    de donde se ha puesto el acento analtico(Moulian 1996). En trminos generales, es

    posible distinguir dos polos: una historia

    conservadora con nfasis en aspectos

    econmicos, vale decir, tecnolgico-productivos

    (p.ej. Bermdez 1963, 1984, 1987; Blakemore

    1974; Hernndez 1930; Semper y Michels1908) y una historia social que privilegia las

    condiciones de vida durante el ciclo del salitre

    (p.ej. J.A.Gonzlez 1996, 1998, 2003; Pinto

    1990). En este ltimo polo incluimos los aportes

    ms recientes desde la sociologa (p.ej.

    S.Gonzlez 1999, 2002, 2006a, 2006b) y la

    antropologa (p.ej. Alvarado 2002; Miranda

    2001; Rodrguez et al. 2002, 2005), as como

    estudios sobre la arquitectura de oficinas

    particulares, con un enfoque claramente local

    (p.ej. Garcs 1999). Cabe sealar que si bien el

    polo social favorece discursos alternos a la

    ideologa capitalista dominante, tambinpresenta limitaciones al centrarse casi

    exclusivamente en el origen y organizacin de

    movimientos obreros. Es ms, se trata de un

    movimiento social directamente asociado a laindustria y la modernidad, anclado en la oficina

    como centro urbano. Un reciente trabajo de

    S.Gonzlez da cuenta de esta situacin y, en

    contraposicin, indaga en los aspectos msticos

    y religiosos ligados a la fiesta de La Tirana en la

    pampa salitrera de Tarapac (S.Gonzlez

    2006a). Segn el autor, uno de los principales

    reveses del nfasis en lo obrero-urbano reside en

    relegar el componente campesino e indgenapropio de las faenas mineras rurales al mundo

    privado del salitre. (Vilches et.al. 2008: 23).

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    12

    culturales diversas14

    , lo importante a

    recalcar en este punto es, como veremos

    a continuacin, la correspondencia que

    existira entre este proceso (identitario)

    y el establecimiento de una nueva forma

    de paisaje. En otras palabras, el

    nacimiento de un espacio socio-cultural

    plenamente diferenciado: la pampa,

    ligado al desarrollo de nuevos sectores

    sociales (entre otros, la burguesa

    industrial y el proletariado) y a un tipo

    14 An cuando la influencia del acervo

    identitario indgena en las manifestaciones

    culturales asociadas al mundo del salitre seainnegable (S.Gonzles 2006b), reconocemos la

    preeminencia que en estas ltimas habran

    tenido las formas de conciencia social

    inherentes al desarrollo de la burguesa

    industrial y el proletariado minero. Lejos de

    constituir un ocultamiento ideolgico de lasdiversas tradiciones culturales presentes en el

    seno de la explotacin salitrera, esto tiene que

    ver, de fondo, con una comprensin del papel

    distintivo de las clases sociales fundamentales

    propias al modo de produccin capitalista. El

    rasgo caracterstico de la identidad pampina no

    se encontrara, por ende, tan solo en la relacin

    particular que los hombres de la pampa

    (influidos por las concepciones indgenas

    locales y por sus races peonales y campesinas)

    habran establecido con su entorno geogrfico

    (Gonzlez 2006a). Por el contrario, tomando

    como eje la relacin modo de produccin,organizacin social y conciencia, la clave del

    fenmeno identitario pampino radicara en la

    resignificacin de dicho acervo cultural (pre-

    industrial), desde la perspectiva de lainstauracin del nuevo entramado de relaciones

    capitalistas. El peso especfico alcanzado por la

    burguesa y la clase obrera como agentes

    culturales, ya sea mediante el control de las

    elites de la institucionalidad estatal y la

    aplicacin de prcticas de control social y

    disciplinamiento, o bien a travs de las formas

    de organizacin y resistencia impulsadas por el

    proletariado, sera entonces necesariamentemayor al del resto de los sectores sociales

    presentes en el rea.

    de identidad cultural propia (Vilches

    et.al. 2008)15

    .

    15

    Seguimos ac algunas de las consideracionestericas que realiza Andrs Troncoso (2004) en

    sus investigaciones en la cuenca del ro Choapa.

    Aunque referidas a un caso de estudioarqueolgico de tiempos prehispnicos (Perodo

    Intermedio Tardo y Tardo), compartimos el

    criterio a travs del cual el reconocimiento de

    uno u otro patrn de asentamiento estara

    indicando, de fondo, la existencia de una

    particular forma de percepcin (y construccin

    social) del espacio. Como ejemplo de lo

    anterior, refirindose al impacto que habra

    tenido la llegada del inka a la zona, motorizando

    una profunda re-configuracin de las sociedadeslocales, Troncoso nos dice lo siguiente: Nosencontramos, por tanto, en un momento en el

    que las relaciones sociales y culturales de

    produccin se alteran, orientndose segn

    formas ms extractivas de interaccin con la

    naturaleza, as como con un inters notorio y

    claro en la generacin de excedentes posibles deser transportados hacia otras reas. Tal estado

    estacionario se asocia a nuestro entender, a la

    insercin del Choapa dentro de la lgica y rbita

    del Tawantinsuyo, incluyendo a la zona en una

    economa y una lgica estatal que traspasa las

    fronteras del Choapa y las necesidades de losgrupos campesinos locales. [] La espacialidaddel Perodo Tardo adquiere as una

    configuracin particular dada por la

    combinacin de dos criterios bsicos que

    definen su organizacin: continuidad y

    separacin. Continuidad, en cuanto los

    asentamientos diaguitas de tiempos Inca

    continan utilizando los mismos espacios

    previamente ocupados, quedando como clara

    evidencia de ella la escasa presencia Incaica en

    el valle de Chalinga, espacio poco habitado por

    los grupos Diaguita y en que las poblaciones

    Alfareras Tempranas continan viviendo hastaavanzado el siglo XVI (Pavlovic 2004,

    Troncoso 2003); y separacin, en cuanto la

    ocupacin incaica, fornea, se dispone en un

    espacio no ocupado por los grupos locales,segregndose, tanto en sus contextos, como en

    su emplazamiento [por ejemplo, el caso del sitio

    Loma Los Brujos]. El patrn de asentamiento

    arqueolgico se materializa como un mudo

    testigo de las complejas relaciones sociales

    establecidas durante este momento en las tierras

    interiores del Choapa, referenciando, tanto un

    proceso de continuacin en el uso del espacio y

    de sus potencialidades para una sociedadcampesina y estatal, as como de reorganizacin

    de este orden. (Troncoso 2004: 63-64).

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    13

    4. Una discusin inicial en torno

    a los vrtices de la nocin de

    espacio

    Las investigaciones que han impulsado

    los distintos equipos de arquelogos

    alrededor del ciclo salitrero constituyen

    una importante ampliacin de las vas

    tradicionales de aproximacin a esta

    temtica. El estudio del patrn de

    asentamiento industrial en la regin de

    Antofagasta, el reconocimiento de

    asentamientos perifricos (funcional y

    cronolgicamente diferenciados), as

    como el posible examen de basurales y

    de otras investigaciones arqueolgicas

    en oficinas, son una muestra de lo

    anterior.

    Sin embargo, la reflexin que realizan

    estos arquelogos en torno a los

    diversos modelos de organizacin

    espacial presentes en el rea, siendo

    correcta en los trminos en que aquellos

    se la plantean, presenta el lmite de

    asentarse (de manera unilateral) sobre

    una serie de indicadores de un marcado

    nfasis tecnolgico-funcional y

    econmico. Impiden con ello la

    generacin de una perspectiva espacial

    que integre, plenamente, el rol que

    habran cumplido los factores socio-

    culturales y polticos en la

    estructuracin del paisaje salitrero. En

    nuestra opinin, esto ltimo se explica

    por la existencia de dos falencias claves.

    Por un lado, la aplicacin de un

    estrecho criterio funcional-econmico

    para dar cuenta de las formas que habra

    adoptado la organizacin espacial

    pampina durante este periodo. Por otro,

    el desmedido peso que dichos

    investigadores confieren a la evolucin

    tecnolgica (en sentido netamente

    cronolgico) de los mtodos de

    explotacin industrial en su explicacin

    de las transformaciones del paisaje

    salitrero. En palabras de Vilches,

    refirindose a los vrtices a partir de los

    cuales habra tomado forma la

    constitucin del espacio pampino:

    El poblamiento salitrero, por lo

    tanto, se materializa en ese espacio

    histricamente vaco que es la

    pampa, sin responder a una

    planificacin abstracta del territorio,

    sino que estuvo asociada con la

    posicin de los yacimientos,

    situacin que deriv en el desarrollo

    de los cantones salitreros (Garcs

    1999:25). Estas unidades geogrfico-

    administrativas se constituyeron en

    torno a tres vrtices: un conjunto de

    oficinas territorialmente cercanas

    vinculadas por un ferrocarril a un

    mismo puerto (Vilches et.al. 2008:

    21).

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    14

    Dentro de lo mismo, estos arquelogos

    hacen hincapi en la importancia que

    tuvo durante estos aos el desarrollo de

    los distintos sistemas tecnolgicos de

    explotacin minera:

    La explotacin del salitre, segn lo

    describe Bermdez (1987) ha

    transitado por diversos mtodos, cada

    vez ms eficaces y que van de la

    mano con un incremento del nivel de

    vida de sus usuarios. El sistema o

    civilizacin Shanks ocupa una suerte

    de posicin intermedia dentro de la

    cronologa de la explotacin y

    produccin del salitre. Supone un

    perfeccionamiento tecnolgico con

    respecto al sistema Paradas que lo

    precede, pero presenta menor

    rendimiento que su sucesor, el

    sistema Guggenheim. (Vilches et.al.

    2008: 21).

    Desde esta perspectiva, los patrones de

    organizacin espacial existentes en los

    cantones salitreros habran tomado

    forma a partir de la conjuncin de tresvrtices principales (como dijimos, de

    naturaleza eminentemente tecno-

    funcional y econmica): las oficinas, los

    ferrocarriles y los puertos. Se diluye con

    esto, en beneficio de un esquema de

    evolucin cronolgico-tcnico (sistemas

    Paradas, Shanks, Guggenheim), el papel

    que habran jugado en la estructuracin

    del espacio salitrero los fenmenos

    socio-culturales ypolticos asociados al

    proceso de transicin capitalista de este

    periodo. La serie de prcticas de

    disciplinamiento laboral y

    legitimizacin poltica, promovidas por

    las elites industriales y mercantil-

    financieras en la regin (Salazar 2003),

    al igual que los importantes fenmenos

    de resistencia impulsados por el

    naciente proletariado (Grez 2000), no

    tendran as, por tanto, un real peso en

    la gestacin del espacio salitrero.

    Aquello tendra como correlato la

    generacin de una profunda dicotoma

    entre la constitucin de este nuevo

    espacio socio-cultural (la pampa) y el

    marco histrico de profundas

    transformaciones del cual fue parte.

    Segn pensamos, esto es posible debido

    a que la categora de espacio que

    maneja el grupo de arquelogos ya

    mencionado, de naturaleza

    fundamentalmente tcno-econmica,

    estara dejando de lado una perspectiva

    verdaderamente antropolgica (Criado

    1991); es decir, eminentemente cultural,

    del fenmeno histrico de constitucin

    social del paisaje pampino16

    . Los

    16Por el contrario,tomando algunas reflexionesde Foucault, Criado considera en su nocin de

    espacio el papel que habran tenido los factores

    culturales e histricos en el proceso de

    construccin social del paisaje. [] Foucault,amparado en el principio de que las tcnicasde poder se han inventado para responder a las

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    planteamientos de estos investigadores

    alrededor de los modelos de

    organizacin espacial de la industria

    salitrera, no estaran dando cuenta

    entonces, sino que de manera ms bien

    marginal, del papel fundante que

    habran cumplido las nuevas relaciones

    sociales capitalistas en el rea17

    . Se

    exigencias de la produccin (Foucault 1989:23), ha examinado la relacin entre poder y

    construccin del espacio a travs de la utopa

    arquitectnica del Panptico del arquitectoutilitarista J.Bentham, describiendo de qu

    modo ese modelo de organizacin espacial

    modela al individuo moderno (Foucault 1984,

    Bentham 1989 / 1823). En otro punto, revisa

    cmo el orden burgus ha construido los

    individuos que precisaba (obreros-soldados-

    escolares-presos) a travs de una ordenacin desus vidas privadas operada a travs de la

    construccin del espacio domstico, y as

    enuncia los principios fundamentales en los que

    se podra basar una Arqueologa de los orgenes

    de la casa moderna, en la que esta aparece

    como el recurso de una nueva tecnologa depoder y que, con su nfasis en la intimidad

    compartimentada, es inseparable del nuevo

    concepto del hombre que desarrolla la

    modernidad (Foucault 1989: 13 y ss). A partir

    de este planteamiento surgen varias

    consecuencias relativas al espacio de gran

    rentabilidad y tiles, tambin, para la

    Arqueologa. [] a travs de l se hace evidenteno slo la ntima relacin entre espacio,

    pensamiento y sociedad, sino que, ms all del

    reconocimiento de esa circunstancia, se percibe

    que la construccin del espacio aparece como

    una parte esencial del proceso social deconstruccin de la realidad realizada por un

    determinado sistema de saber y que es,

    asimismo, compatible con la organizacin

    socio-econmica y con la definicin de

    individuo vigente en este contexto; lo que

    significa, en definitiva, que espacio es ante todo

    un sistema histrico y poltico. (Criado 1991:

    6-7).17 Identificamos ac la presencia de un

    significativo empobrecimiento terico al nivel

    del tratamiento de los problemas interpretativos

    asociados al paisaje. Se hace pertinente as la

    discusin que realiza Criado (Criado 1991) entorno a la miseria espacial de algunas

    perspectivas tericas de corte funcionalistas,

    corre el riesgo con esto de reducir la

    historia de dicha industria a una mera

    sucesin de sistemas tecnolgicos

    (Paradas, Shanks, Guggenheim) y

    esquemas de organizacin econmico-

    territoriales (cantones), subvaluando as

    sus distintas dimensiones sociales,

    culturales y polticas.

    5. Cmopensar el paisaje

    pampino durante el periodo de

    auge salitrero?

    Una perspectiva como la anterior no

    solo implica hacer ms difcil una

    efectiva integracin de los factores

    socio-culturales y polticos en la

    discusin en torno a los modelos deorganizacin espacial presentes en el

    rea pampina. A la vez, dicha

    perspectiva implica dejar de lado la

    reflexin acerca de cmo los restos

    ecolgico-economicistas o reduccionistas,

    utilizadas comnmente en Arqueologa. A

    pesar de la importancia que ha tenido el temadel espacio, dentro del pensamiento occidental

    ha existido una cierta miseria en torno a la

    reflexin sobre el espacio, que se podra ilustrar

    con diversos ejemplos que muestran que tantoayer como hoy se ha evitado considerar al

    espacio como un problema histrico-poltico

    (Foucault 1989:12). En cambio el espacio fue

    normalmente entendido o bien como un

    problema natural, geogrfico, o bien como un

    mero lugar de residencia y expansin de un

    pueblo (Foucault 1989: 12). De este modo el

    espacio qued abocado a su comprensin bajo

    categoras deterministas y ecologistas; o a suutilizacin como territorio de dominio y

    explotacin. (Criado 1991: 7).

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    16

    materiales del pasado salitrero daran

    cuenta hoy, como una valiosa fuente de

    informacin histrica, del curso que

    tom la evolucin de las relaciones

    sociales capitalistas durante las dcadas

    de 1880- 1930 en Chile. As tambin,

    una perspectiva como la descrita juega

    en contra de las posibilidades de la

    arqueologa en sus esfuerzos por decir

    algo con respecto a los importantes

    fenmenos de dominacin y resistencia

    que se produjeron durante estos aos en

    la regin nortina. Ms que constituir el

    rastro material actual de los procesos

    de cambio en que se expres esta

    verdadera colonizacin industrial del

    desierto, los restos culturales asociados

    a la explotacin salitrera dejaran as de

    ser la manifestacin directa de un

    periodo de brutal intensificacin de las

    contradicciones sociales y del conflicto

    de clases18

    . Serian vistos, por el

    contrario, nada ms que como meros

    indicadores cronolgicos dentro de la

    evolucin de los diversos modelos

    territoriales de explotacin econmica

    que se dieron en el rea.

    18 Expresado al nivel del registro material, por

    ejemplo, en la existencia de calabozos,

    instrumentos de tortura y de una particular

    forma de segregacin socio-espacial de carcter

    clasista (reproductora del espacio urbanodecimonnico) al interior de las oficinas

    salitreras.

    No obstante, ms all de las

    implicancias tericas (y polticas!) de

    esto ltimo, dichas consideraciones no

    son sino un punto de partida dentro de

    una discusin ms amplia; esto es,

    Cmo pensar el paisaje pampino

    durante el periodo de auge salitrero?Es

    precisamente alrededor de esta

    problemtica que la definicin de

    espacio adquiere todo su peso

    interpretativo. Mediante su aplicacin

    (y problematizacin) la Arqueologa

    puede dotarse de un importante

    instrumento a travs del cual intentar,

    en mejor pie, el necesario salto

    reflexivo entre el registro esttico,

    asociado a la explotacin salitrera, y el

    pasado dinmico del que una vez fue

    parte. Al mismo tiempo, aquello podra

    constituir una va de acceso alternativa,

    independiente del registro documental

    y/u oral, para una comprensin ms

    profunda de las mltiples

    determinaciones econmicas,

    tecnolgico-productivas, socio-

    culturales y polticas de las que estara

    dando cuenta, en cada caso concreto, la

    evidencia arqueolgica19

    .

    Avanzando en esta perspectiva,

    pensamos que se hace necesario

    19 Esto ltimo, sin restar ninguna importancia a

    la necesidad del trabajo interdisciplinario, sobretodo al nivel de las ciencias sociales y la

    historiografa.

  • 8/6/2019 Espacio Pampino, Disciplinamiento Laboral y Lucha de Clases. Avance para una Arqueologa del Capitalismo en Chil

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    17

    articular la categora de espacio con el

    estudio de la correspondencia existente

    entre los modelos de organizacin

    espacial presentes en la zona (de los

    cuales los patrones de asentamiento

    salitrero constituiran un reflejo

    activo20

    ) y las diversas prcticas socio-

    culturales y polticas en que se expres

    el proceso de transicin al capitalismo.

    Entre estas ltimas, de fundamental

    importancia para el establecimiento del

    modo de produccin capitalista,

    aquellas prcticas que estuvieron

    asociadas al impulso del

    disciplinamiento y dominacin de

    amplios sectores sociales como mano de

    obra. Segn creemos, dichas prcticas

    habran estado mediatizadas no solo por

    las particularidades histricas que tom

    el proceso de acumulacin capitalista

    durante esos aos, por el carcter que

    adquiri la ideologa de clases

    dominante (progresismo) y por los

    requerimientos (burgueses) de la lucha

    de clases del periodo, sino que, a la vez,

    condicionadas por los principios

    estructurales de organizacin espacial

    inherentes al sistema social del cual

    formaron parte (Criado 1991); en este

    caso, el Capitalismo industrial en sus

    20Es decir, relacionados no solo con

    requerimientos de ndole productivos y tecno-

    econmicos, sino que con las propias

    estrategias polticas (sean estas de dominacino resistencia) impulsadas por los diversos

    agentes sociales del periodo.

    primeras fases de desarrollo21

    . De

    fondo, esto implica estudiar y pensarla

    evolucin de los patrones de

    asentamiento salitrero y del espacio

    pampino desde la perspectiva del

    surgimiento de nuevas relaciones

    21Tratando el problema del inicio de la

    construccin monumental en el seno de algunas

    sociedades prehistricas, Criado (1991) plantea

    la existencia de una correspondencia estructural

    entre la concepcin de espacio presente en

    dichas sociedades y las prcticas socio-

    culturales asociadas a las mismas. De esta

    manera [] se intuye que la no transformacindel medio natural por las prcticas de

    subsistencias de ciertas comunidades debi ser

    compatible con unas prcticas socio-culturales

    que no pretendieron diferenciarse de la

    naturaleza a travs de construcciones

    artificiales. Esta circunstancia indicara una

    estrecha relacin estructural en las estrategiasde apropiacin de espacio entre pensamiento,

    organizacin social, subsistencia y concepcin-

    utilizacin del ambiente. (Criado 1991: 16). En

    la misma lnea, ligando el surgimiento del modo

    de vida campesino con la aparicin de nuevas

    formas de apropiacin del espacio, Hernandonos dice lo siguiente: En efecto, al igual queimplica un cambio de la organizacin social, el

    inicio del modo de vida campesino es

    indisociable de un cambio cognitivo de gran

    trascendencia. Si la percepcin del mundo

    hubiera seguido siendo igual que la de los

    primeros agricultores, la naturaleza seguira

    siendo considerada sagrada y, por tanto, sera

    imposible alterar su orden o aumentar

    artificialmente su productividad introduciendo

    sistemas de intensificacin, tal como hacen los

    grupos campesinos. Insisto en que no se trata de

    una relacin causal, sino en una estructural: noes que el orden econmico cambie a

    consecuencia de un cambio en el orden

    cognitivo, sino que si el cambio econmico se

    ha producido es porque se entiende el mundo deotra manera, y el mundo se entiende de otra

    manera cuando se acta de distinto modo sobre

    l. [] Por eso, el paso de las primeras

    sociedades agrcolas a las primeras campesinas

    tuvo que implicar, necesariamente, cierta

    desacralizacin del mundo en el que vivan,

    cierta sensacin de control de la naturaleza

    humana sobre la no humana, con todo lo que

    esto supone de transformacin de las categorasde tiempo, espacio e identidad. (Hernando

    2002: 151-152).

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    18

    econmicas y socio-culturales de

    produccin (Troncoso 2004), las cuales

    habran implicado el desarrollo de

    formas especficas depensamiento y ser

    en el mundo (Troncoso 2004). En otras

    palabras, la consolidacin de formas

    particulares de apropiacin del espacio

    y de construccin social del paisaje

    (Criado 1989, Hernando 2002)22

    .

    Finalmente, una perspectiva como esta

    hara necesario, adems, una

    aproximacin al problema de cmo se

    habran expresado, en trminos de

    organizacin espacial y de las prcticas

    22 Mediatizadas, como mencionaremos luego,por la aplicacin de un rango variable de

    estrategias de visibilidad arquitectnica y por

    una forma particular de relacin (tpica de la

    sociedad industrial) entre el hombre y el medio

    ambiente. Segn Criado, estas formas deconcebir el espacio indicaran, en ltima

    instancia, la existencia de cuatro actitudes

    generales del hombre frente a la naturaleza

    (algunas de aquellas datadas etnogrficamente):

    pasiva, participativa, activa y destructiva

    (Criado 1991). Segn este arquelogo, aunque

    reconociendo el carcter mayormente

    esquemtico de dicha clasificacin: [] cadauna de ellas habra caracterizado diferentes

    momentos culturales y dado lugar a cuatro

    grandes regularidades en la estrategia social de

    apropiacin del espacio y la construccin del

    paisaje cultural. La actitud pasiva sera lavigente en la humanidad cazadora, la

    participativa habra caracterizado a la

    humanidad recolectora (que aqu

    denominaremos primitiva), la activa a lahumanidad campesina y la destructora a la

    humanidad estatalizada y, sobre todo, al

    mximo exponente de este ltimo grupo; esto es

    a la sociedad industrial (Criado 1991: 17).Como constata el mismo autor, queda pendiente

    una mayor reflexin en torno a como aquellas

    regularidades tendran relacin, aunque sin

    establecer con ello necesariamente un modelo

    de sucesin evolutiva, con un determinado nivelde desarrollo de las condiciones materiales de

    existencia y de la complejidad social.

    socio-polticas y culturales detectables

    al nivel del registro material, los

    frecuentes fenmenos de lucha de

    clases que marcaron, a sangre y fuego,

    la rica historia del proletariado salitrero

    durante este periodo.

    6. Notas para una reevaluacin

    interpretativa del registro

    arqueolgico asociado al ciclo

    salitrero

    Es desde una reflexin como la anterior

    alrededor de la categora de espacio23

    a

    23 propia de la Arqueologa del Paisaje

    (Criado 1989, 1991, Hernando 2002, Troncoso

    2004), aunque en nuestro caso haciendo un

    mayor hincapi en la relacin (orgnica) entre

    construccin-percepcin social del paisaje,formas de interaccin hombre-naturaleza y

    formacin socio-econmica (modo de

    produccin). Sobre este punto, ilustrativo es el

    tratamiento que realiza Hernando en torno a la

    relacin entre condiciones materiales de vida y

    constitucin identitaria en un amplio rango de

    sociedades. Como plantea esta arqueloga:

    [] el individualismo inherente a lassociedades de clases y la explotacin entre

    distintos segmentos sociales que la caracteriza

    contradice tanto la lgica de las relaciones de

    desigualdad basadas en el parentesco que define

    a las sociedad campesinas, como stacontradeca el modo comunal primitivo dereciprocidad generalizada de las sociedades

    cazadoras-recolectoras (Vicent, 1998, p. 832).

    Esto quiere decir que no slo el ordeneconmico-social, sino tambin el orden lgico

    y hasta emocional de la sociedad moderna es

    cuantitativamente tan distinto del de las

    sociedades campesinas como del de las

    sociedades cazadoras-recolectoras. (Hernando2002: 144). Recalcamos ac el criterio, afn al

    Materialismo histrico, por el cual se establece

    una correspondencia estructural entre

    determinados estadios de desarrollo de lasfuerzas productivas (caracterizados por su

    capacidad de manipulacin del medio

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    partir de donde estimamos pertinente

    una re-evaluacin del registro

    arqueolgico asociado al estudio de los

    patrones de asentamiento del ciclo

    salitrero. Desde aqu, afirmamos que la

    estructuracin del espacio pampino,

    antes que a factores meramente

    funcional-econmicos o tecnolgico-

    cronolgicos24

    , debe ser entendida

    desde tres ejes (o vrtices) principales,

    de carcter eminentemente socio-

    cultural e histrico. Por un lado, la

    relacin particular que habra

    establecido la burguesa industrial-

    financiera en su interaccin con el

    medio ambiente, comprendiendo por

    medio ambiente no solo el medio

    geogrfico-natural, sino que adems el

    contexto social del cual form parte25.

    Por otro, relacionado con lo anterior, las

    diversas estrategias de visibilidad

    arquitectnica puestas en juego por los

    principales representantes del proceso

    industrializador: las clases dominantes y

    el Estado. Segn creemos, sera posible

    reconocer en dichas estrategias la

    aplicacin de importantes mtodos de

    ambiente), prcticas culturales y niveles

    diferenciados de complejidad socio-poltica.24

    aunque sin descartar la influencia que

    habran ejercido estos factores en la constitucindel espacio y paisaje salitrero.25

    Al igual que otras sociedades en el pasado, el

    capitalismo establecera tambin una

    determinada forma de relacin con la

    naturaleza, correspondiente con su particularconcepcin del trabajo humano como

    mercanca.

    legitimacin poltica y control social,

    sean estos ltimos de naturaleza

    consensual como coercitiva26

    .

    Finalmente, un tercer eje constituido por

    el fenmeno de apropiacin identitaria

    que tuvo lugar al nivel de la conciencia

    social del proletariado minero con

    26 De hecho, una de las caractersticas generales

    de las formas de apropiacin del espacio en las sociedades campesinas y estatales sera la

    naturalizacin, va monumentalizacin del

    paisaje, de la desigualdady de la existencia de

    clases. Refirindose justamente a las prcticasms tempranas de legitimacin poltica de las

    diferencias sociales, desarrolladas en el seno de

    las primeras sociedades campesinas europeas,

    Criado (1991) establece una relacin entre

    dichas prcticas y el impulso de ciertas

    estrategias constructivas. Shanin [] subraya

    la correspondencia entre el modo de vidacampesino y la presencia y desarrollo de

    estructuras de desigualdad y coercin social.

    [] Este ltimo rasgo [sobre todo debido a la

    particular relacin que el campesinado establece

    con la tierra] es esencialmente importante en

    nuestro caso, ya que supone que el surgimientodel campesinado [y su sistema de produccin

    domstica orientado al autoconsumo y al pago

    de rentas y/o a la entrega de tributos], ms que

    ningn otro fenmeno, est ntimamente unido a

    un tipo especfico de racionalidad espacial. Con

    el campesino aparece un paisaje social que se

    caracteriza fundamentalmente por reflejar el

    efecto del hombre. Es ms, el campesino, a

    diferencia de otros hombres histricos, precisa

    modelar la naturaleza de acuerdo a una

    morfologa cultural; para l la naturaleza es una

    enemiga, o al menos un factor imprevisible que

    debe ser domesticado. (Criado 1991: 21)Aparecen as nuevas concepciones del tiempo y

    del espacio, reflejando con ello no solo el

    (nuevo) papel activo de los hombres con

    respecto al medio natural, llevando a cabo latransformacin artificial del mismo, sino que

    tambin las diferencias sociales (naturalizadas)

    entre estos ltimos (Criado 1991). De esta

    manera, el surgimiento de las primeras

    construcciones monumentales de la prehistoria

    europea sera un indicador, no solo del

    desarrollo de nuevas formas de intensificacin

    econmica (agricultura) y de la aparicin de

    jerarquas, sino que adems de una profundatransformacin al nivel de las relaciones

    sociales y de la percepcin del medio ambiente.

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    respecto al paisaje salitrero, sobre todo

    en sus sectores polticos dirigentes27

    .

    Siguiendo algunas de las proposiciones

    de Criado (Criado 1991), planteamos

    que el proceso de construccin social

    del paisaje pampino habra obedecido a

    un patrn cultural, tpico de las

    sociedades clasistas y estatales, en el

    cual el hombre, estableciendo una

    diferencia radical entre aquel y su

    medio natural; es decir,

    deshumanizndolo, busc

    domesticarlo y ponerlo a su servicio. La

    irrupcin del complejo salitrero, con

    su enjambre de oficinas, estaciones de

    tren, lneas de ferrocarril, campamentos

    y puertos, represent as la

    materializacin espacial de la voluntad

    27 Este fenmeno de apropiacin identitaria, y su

    respectivo correlato en las formas de

    representacin simblica del espacio pampino

    por parte de los sectores obreros, debe ser

    entendido sobre la base de un estudio particular

    de la compleja relacin existente entre ser y

    conciencia social en un caso histrico concreto.

    Rescatando desde la historiografa el concepto

    de experiencia, desde un enfoque materialista

    histrico, Thompson desarrolla en LaFormacin de la clase obrera de Inglaterra

    (1989) un enfoque de este tipo. En Chile, un

    estudio que se acerca a un tratamiento como el

    anterior es, tambin desde la historiografa, laobra Labradores, Peones y Proletarios (Salazar

    2000). A nivel arqueolgico, el desafo de un

    estudio de esta ndole radica, ante todo, en la

    bsqueda (y formulacin terica) de los

    indicadores materiales acordes a una

    investigacin de estas caractersticas. En otras

    palabras, la interpretacin del registro material

    desde la perspectiva de la propia experiencia de

    los sectores obreros y subalternos en su relacin(activa) con el medio social y natural del cual

    formaron parte.

    conquistadora (urbanizadora) de la

    sociedad industrial con respecto a la

    naturaleza, a niveles nunca vistos

    (avasallantes) en la historia de nuestro

    pas hasta ese momento. Sin embargo,

    esto ltimo, un rasgo que se encontrara

    en la base del proceso de organizacin

    espacial en el seno de una gran cantidad

    de sociedades estatales (Criado 1991),

    habra tenido como trasfondo algunos

    de los rasgos particulares en que se

    sostuvo la expansin capitalista durante

    este periodo: entre otros, la exaltacin

    ideolgica que hizo la burguesa del

    progreso tcnico como smil de

    modernidad y avance civilizatorio28

    .

    28 Llevando a lmites extremos la explotacin

    (anrquica) del medio ambiente, el fenmenode deshumanizacin de la naturaleza en la

    sociedad capitalista tendra caractersticas

    especficas, sustancialmente distintas a las del

    resto de las sociedades estatales. Sobre la base

    de una separacin radical entre el hombre y su

    medio natural como un bien de consumo, la

    deshumanizacin de este ltimo no sera sino,

    paradjicamente, la contra-cara de nuestra

    propia deshumanizacin como especie, va

    alienacin del trabajo. En su artculo acerca del

    capitalismo y la crisis ecolgica, Crevarok

    desarrolla esta idea trayendo a colacin algunos

    de los planteamientos de la escuela deFrankfurt. Para Adorno la ciencia y la tcnicaen manos del capitalismo aumentan el potencial

    de deshumanizacin y destructividad. Los

    elementos principales de dicho potencial son latendencia a la homogeneizacin de la

    racionalidad tcnica y el dominio de la

    naturaleza, que no slo la destruye, sino que

    tambin profundiza la relacin de enajenacin

    entre los seres humanos. Herbert Marcuse

    amplia la intuicin de Benjamn [se refiere a su

    crtica de la nocin de progreso] y los

    postulados de Marx, sealando la

    complementariedad entre el dominio de lanaturaleza y la explotacin de los seres

    humanos. (Crevarok 2006: 9). De esta manera,

  • 8/6/2019 Espacio Pampino, Disciplinamiento Laboral y Lucha de Clases. Avance para una Arqueologa del Capitalismo en Chil

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    21

    Adquiere as una mayor significacin

    cultural e histrica la forma de

    organizacin espacial que impulsaron

    los sectores dominantes al interior de las

    oficinas salitreras. Reproduciendo en su

    seno las caractersticas tradicionales del

    espacio urbano burgus hacia fines del

    siglo XIX29

    , las clases poseedoras

    dieron cuenta con esto de su voluntad,

    no solo de civilizar el medio

    geogrfico, sometindolo a las

    necesidades del proceso de acumulacin

    capitalista, sino que, adems, de su

    inters por reproducir las condiciones

    sociales y polticas esenciales sobre las

    cuales se basa la expansin de este

    patrn econmico: la desigualdad social

    y la explotacin de clases. Consecuente

    con esto, y con la actitud modernista-

    burguesa de apropiacin del entorno

    natural, la organizacin espacial del

    paisaje salitrero habra tomado forma

    alrededor de una serie de fenmenos de

    domesticacin, ya no solo con

    respecto al medio ambiente fsico, sino

    que con relacin al medio ambiente

    social en el cual se desarroll la

    segn Marcuse, El autntico progreso humano

    no ser resultado del progreso tcnico que se ha

    convertido en espantoso medio de dominio, sino

    de la subversin [aadimos: va revolucin

    social] de ese mismo progreso tcnico

    (Crevarok 2006: 9).29 levantando al interior de las mismas, en

    pleno desierto, verdaderas ciudades enminiatura con la presencia de iglesias, plazas,

    teatros y edificios pblicos.

    explotacin salitrera. Desde aqu,

    reconocemos la importancia de la

    puesta en marcha de una serie de

    estrategias de visibilizacinmonumental

    (Criado 1991) en el proceso de

    constitucin del paisaje pampino. Estas

    ltimas habran tenido como correlato,

    ya sea por la va de mecanismos de

    poder de carcter consensual o

    coercitivo30

    , el desarrollo de una serie

    de prcticas hegemnicas tendientes a la

    legitimatizacin poltica de las elites y

    al disciplinamiento de la mano de obra.

    As, tanto las oficinas salitreras, que en

    su ordenamiento interno segregaron

    ntidamente los espacios pblicos y

    administrativos31

    de los espacios

    obreros32

    , al igual que la estructura

    30 Para una definicin de la categora de

    hegemona y de sus conceptos auxiliares de

    dominio y direccin desde una perspectiva

    marxista, ver:Notas sobre Maquiavelo, sobre la

    poltica y el estado moderno y El materialismo

    histrico y la filosofa de Benedetto Crocce, de

    Gramsci (1971, 1984). Desde aqu, entendemos

    que una clase o grupo social es dominante

    cuando tiene la capacidad de someter o anular,

    mediante mtodos principalmente coercitivos, a

    sus grupos adversarios. A la vez, es dirigente

    cuando posee la facultad de cooptar, medianterecursos polticos y sociales de tipo consensual,

    a dichas clases y a los sectores sociales que le

    sirven de aliados.31

    ligados generalmente a los sectoresdirigentes y a la legitimacin de su hegemona

    poltica en teatros, plazas e iglesias.32

    los cuales, en muchos casos, se

    encontraban en una situacin de visibilidad

    subordinada a los espacios de poder. Ver, por

    ejemplo, el caso de la ubicacin de la pulpera y

    el retn policial, en relacin de las viviendas

    obreras, en la oficina salitrera Flor de Chile

    (San Francisco, A. comunicacin personal,FONDART en curso). Una descripcin ms

    detallada de lo anterior en la reciente

  • 8/6/2019 Espacio Pampino, Disciplinamiento Laboral y Lucha de Clases. Avance para una Arqueologa del Capitalismo en Chil

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    productiva asociada a las mismas

    (estaciones de ferrocarril, puertos, etc),

    habran cumplido el rol de verdaderos

    hitos espaciales (monumentales)

    destinados al engrandecimiento

    ideolgico del poder burgus, entendido

    como civilizador. En sntesis, la

    construccin social del paisaje pampino

    obedecera, en no menor medida, al

    desarrollo de una clara intencionalidad

    de poder, a la cual tanto la naturaleza

    (el desierto), como las masas proletarias

    y proto-proletarias: peones, campesinos,

    vagabundos (asimiladas a dicho

    contexto natural domesticable),

    deberan rendir tributo. Ahora bien, al

    mismo tiempo y como contra cara de lo

    anterior, este paisaje habra llegado a

    adquirir la fisonoma de un espacio en

    disputa, cuna de algunas de las primeras

    formas de organizacin y lucha del

    proletariado moderno, las cuales

    habran llegado a alcanzar con el tiempo

    un perfil de tonalidad pica33

    . Escenario

    publicacin Flor de Chile. Vida y salitre en elcantn de Taltal (San Francisco A 2009).33 En contraposicin a las representaciones

    ideolgicas de legitimizacin propias de la

    burguesa salitrera, con un nfasis en el discurso

    de la civilizacin (urbanismo decimonnico)

    y el progreso (domesticacin tecno-

    econmica del medio natural), la clase obrera

    pampina habra echo de su contexto geogrfico

    uno de los principales referentes de su

    constitucin identitaria. Resignificando

    culturalmente la relacin hombre-naturaleza, la

    imagen del trabajador-pampino expresara as

    una modalidad distinta de percepcin yconstruccin social del espacio. Esto queda de

    manifiesto en la forma particular que asumi, en

    de algunos de los ms importantes

    procesos de lucha obrera y popular a

    principios del siglo XX, producto de la

    reaccin de la naciente clase obrera a

    sus condiciones de explotacin y al

    influjo cada vez ms importante de las

    ideas polticas del Marxismo,

    Anarquismo y de otras corrientes

    ideolgicas (socialistas y liberales), la

    pampa habra encarnado con esto los

    ideales (universales) de redencin

    social de un nuevo sujeto histrico: el

    proletariado como caudillo del conjunto

    de los sectores populares. Doble cara

    del proceso de transicin y

    modernizacin capitalista en curso, que

    en su forma histrica ms

    representativa, la lucha de clases

    moderna, se encontrara en la gnesis

    misma del desarrollo histrico de este

    nuevo espacio socio-cultural al que

    el mbito de las representaciones ideolgico-

    simblicas, la accin poltica de las

    organizaciones obreras de este periodo

    (mancomunales, sindicatos, FOCH y partidos

    obreros). La evidente exaltacin que hicieron

    estas organizaciones de la imagen del hombre

    del salitre, de su fortaleza para enfrentar todotipo de adversidades y de su vitalidad como

    trabajador del desierto, indicaran la presencia

    de una forma particular de relacin hombre-

    naturaleza. Esta relacin, sobre todo cuando lasancin ideolgica de las instituciones

    burguesas estuvo seriamente cuestionada; con

    ocasin de los frecuentes fenmenos de lucha de

    clases del periodo, habra jugado un papel de no

    menor importancia en el desarrollo de la

    conciencia social y poltica del proletariado

    minero. Como ya hemos dicho, se hace

    necesaria una reflexin en torno a las

    posibilidades de la Arqueologa por acceder, varegistro material, a este mbito de la

    interpretacin cultural e histrica.

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    hemos venido haciendo mencin: la

    pampa salitrera.

    7. Notas para una reevaluacinmetodolgica. Evidencias

    materiales y visibilidad

    arquitectnica

    Cmo evaluar la evidencia

    arqueolgica asociada al ciclo salitrero

    desde una perspectiva que integre las

    consideraciones tericas que hemos

    venido tratando? En otras palabras,

    cmo operacionalizar

    metodolgicamente la categora de

    espacio discutida, en el caso particular

    del estudio de los patrones de

    asentamiento salitrero durante el

    periodo 1880-1930 en la regin de

    Antofagasta? Sin pretender ms que un

    esbozo de acercamiento a estas

    problemticas34

    , las abordaremos a

    partir del tratamiento de dos variables

    claves: evidencias materiales y

    visibilidad.

    Por evidencias materiales, entendemos

    todo tipo de resto cultural35

    que,

    asociado al ciclo salitrero, acte como

    34 generalizables posiblemente a futuras

    investigaciones arqueolgicas referidas al

    periodo salitrero en Tarapac.35

    sea este de ndole arquitectnico,artefactual o referido a la manipulacin y/o

    modificacin artificial del medio ambiente.

    un indicador de la dimensin

    econmica, tecnolgica-productiva o

    social del mismo. Tomando aqu el

    catastro de indicadores arqueolgicos

    que enumera Vilches (Vilches et.al.

    2008), aunque complementndolo con

    algunos elaborados desde la perspectiva

    planteada en este artculo, agrupamos a

    estos ltimos en seis tems principales:

    1: Organizacin productivo-

    tecnolgica:

    a-Faenas y tcnicas extractivas:

    desechos de fundicin, escoria, pozos

    de sondaje, fraguas, restos de

    explosivos.

    b-Roles productivos: maquinarias y

    herramientas indicativas de la

    funcionalidad de asentamientos

    extractivos y de sistemas de

    organizacin tecnolgica. Bodegas,

    corrales, muros, sacos.

    c-Tecnologas: maquinarias,

    infraestructura elctrica, herramientas

    (chuzos, palas, tenazas), fraguas,

    paravientos, redes ferroviarias,

    estaciones de tren y maquinaria

    portuaria.

    d-Trfico comercial: restos de forraje,

    materias primas, combustibles,

    alimentos.

    e-Libros y cuadernos de contabilidad y

    administracin. Materiales impresos dela misma ndole.

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    2: Organizacin social pampina:

    a-Organizacin y distribucin del

    espacio pblico: plazas, teatros,

    escuelas, cines, hospitales, centros de

    administracin burocrtica, espacios de

    recreacin, comedores, cementerios.

    Trazos de calles y caminos.

    b-Organizacin y distribucin del

    espacio privado: tipos de viviendas y

    zonas residenciales. Espacios

    segregados al interior de edificaciones

    privadas y pblicas.

    c-Arquitectura pblica y privada

    asociada a sectores sociales dirigentes y

    a prcticas de diferenciacin social:

    plazas, teatros, escuelas, cines,

    hospitales, centros de administracin

    burocrtica, espacios de recreacin,

    comedores, cementerios, zonas

    residenciales y tipos de vivienda.

    d-Arquitectura pblica y privada,

    asociada a sectores obreros y estratos

    sociales subalternos: sindicatos y

    lugares de reunin obrera, zonas

    residenciales y tipos de vivienda,

    comedores, cocinas, cementerios.

    3: Diferenciacin socio-econmica de

    clases:

    a-Acceso diferencial a recursos:

    viviendas, vestuario, alimentos,

    botellas, latas, servicios mdicos,

    infraestructura elctrica, camas,servicios e implementos de cocina (en

    loza, metal o cermica), juguetes,

    cementerios, basurales.

    b-Lugares de distribucin socio-

    econmica, asociados a prcticas

    asimtricas: pulperas, fichas, bodegas,

    cajas fuertes.

    c-Espacios de segregacin

    administrativa y patronal: viviendas y

    lugares de recreacin, camas,

    comedores, cocinas, implementos de

    cocina (en loza, metal o cermica).

    Fotografas, retratos, pinturas.

    d-Espacios de segregacin obrera:

    viviendas y lugares de recreacin,

    camas de piedra, costra y argamasa,

    comedores, cocinas, implementos de

    cocina (en metal o cermica).

    e-Evidencia de desigualdad social en

    restos culturales y humanos: tipos de

    tumbas, patrones alimenticios,

    patologas, huellas de violencia (malos

    tratos, torturas).

    4: Prcticas coercitivas de

    disciplinamiento:

    a-Centros de control econmico-

    burocrtico y estatal: pulperas, centros

    de control administrativo, retenes.

    b-Espacios de coercin fsica:

    calabozos, lugares de encierro,

    instrumentos de tortura (elctricos y

    mecnicos).

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    c-Evidencia de malos tratos y torturas

    en restos humanos (huellas de

    violencia).

    5: Prcticas ideolgicas de

    disciplinamiento:

    a-Lugares de consenso ideolgico

    (violencia simblica): iglesias, teatros,

    cines, escuelas, plazas.

    b-Restos de prensa burguesa y de

    publicaciones tradicionales

    (decimonnicas): Libros, revistas y

    folletos (de ndole cultural, poltica o

    religiosa). Comunicados de empresa.

    Documentos varios.

    c-Representaciones de vida cotidiana:

    Fotografas, retratos, pinturas.

    6: Prcticas de rebelda y resistencia

    obrera:

    a-Restos de bebidas alcohlicas o

    sustancias prohibidas, posiblemente

    asociadas a prcticas de

    indisciplinamiento.

    b-Evidencia de insubordinacin en

    espacios de coercin fsica patronal

    (calabozos, lugares de encierro):

    Graffiti, rayados.

    c-Lugares de reunin sindical y

    espacios de representacin poltica

    obrera.

    d-Restos de prensa y de publicaciones

    escritas de carcter reivindicativo o detipo mutualista, sindical o poltico-

    partidistas. Cartas de trabajadores.

    Documentos varios.

    e-Emblemas de representacin poltica:

    logotipos sindicales y partidarios,

    banderas, pendones, etc.

    f-Representaciones de vida cotidiana:

    Fotografas, retratos, pinturas.

    An cuando los indicadores anteriores

    posean un claro carcter preliminar,

    susceptible sin duda de ser ampliado y/o

    modificado en el corto plazo, pensamos

    que podran cumplir un importante

    servicio al momento de la interpretacin

    del registro arqueolgico asociado al

    ciclo salitrero. Como hemos dicho,

    sobre todo en relacin al anlisis de la

    distribucin socio-econmica y

    tecnolgica-funcional presente en

    oficinas, estaciones de ferrocarril,

    asentamientos perifricos y cantones

    (patrones de asentamiento). Igualmente,

    con respecto a la presencia de jerarquas

    sociales (acceso diferencial a recursos)

    y a la implementacin de prcticas de

    disciplinamiento laboral y de resistencia

    obrera.

    Por otra parte, reconocemos la

    importancia que tendra para el proceso

    de investigacin arqueolgica de este

    periodo, especialmente en trminos

    metodolgicos, el concepto devisibilidad. En tanto categora

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    operativa, aquella seria definida como

    la forma que tuvo un grupo social de

    exhibir y destacar los productos de

    cultura material (Criado 1991), siendo

    entonces una de las labores de la

    arqueologa estudiar el qu, cmo y

    por qu de sus rasgos visuales. Esto es:

    qu elementos destacan visualmente, a

    qu estrategia especfica de

    visibilizacin responden y cual es la

    intencin que subyace a la misma

    (Criado 1991: 23)36

    .

    Ahora bien, esta propuesta se basa

    en un presupuesto determinado.

    Segn ste, la produccin dentro de

    las sociedades arqueolgicas de los

    elementos de Cultura Material estuvo

    determinada, al menos parcialmente,

    36Para Criado (1991), dependiendo de si el

    registro arqueolgico indique o no un efecto de

    alteracin del espacio, de si aquella alteracin

    tiene una naturaleza reversible (artefactos) o

    irreversible (monumentos), de si esta ltima

    posee un carcter intencional o inesperada,

    existiran cuatro tipos de estrategias de

    visibilizacin bsicas (no excluyentes entre s):

    inhibicin, ocultacin, exhibicin y

    monumentalizacin. Cada una de ellas podra

    ser definida de forma sucinta de modo siguiente:a. Inhibicin sera la ausencia de una actitud

    consciente de visibilizacin de los resultados y

    efectos de la accin humana. b. En un sentido

    contrario, ocultacin sera una estrategiaconsciente de invisibilizacin de los resultados

    y efectos de la accin humana. c. Por

    exhibicin, por su parte, se entendera una

    estrategia consciente de visibilizacin de los

    resultados y efectos de la accin humana dentro

    del presente social. d. Finalmente, la

    monumentalizacin sera una estrategia

    consciente de exhibicin de los resultados y

    efectos de la accin humana dentro del presentesocial y con pretensiones de permanencia

    (Criado 1991: 24-25).

    por una estrategia de visibilizacin

    que, a su vez, estaba en funcin de la

    intencin de hacer ms o menos

    conspicuos esos elementos y la

    accin social que los produjo. Desde

    nuestro punto de vista, esa intencin

    estaba estrechamente vinculada con

    el tipo de racionalidad espacial

    vigente en un determinado contexto

    cultural, pues, s tenemos en cuenta

    que la forma de visibilizar los

    productos humanos altera el paisaje,

    la opcin por una u otra estrategia de

    visibilizacin o invisibilizacin

    presupone una determinada actitud

    hacia el entorno (Criado 1991: 23).

    Segn este autor, dado que aquellas

    estrategias de visibilizacin tendran un

    correlato en los patrones de

    organizacin espacial presentes en un

    marco cultural determinado, estas

    podran ser identificadas mediante un

    estudio de las condiciones de visibilidad

    del registro arqueolgico (Criado

    1991). De esta manera:

    [] la identificacin de las

    diferentes estrategias de

    visibilizacin social debe empezar

    por reconocer que sta se puede

    expresar tanto a travs de los

    productos de la accin social, o

    Cultura Material, como de la accin

    social misma y sus efectos. Sabido

    esto, los diferentes tipos de

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    racionalidad espacial arqueolgica y,

    por lo tanto, los diferentes procesos

    de construccin del paisaje social,

    pueden ser reconocidos e

    interpretados observando de qu

    forma el impacto humano sobre e