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Todo y siempre, casi y quizás.
Escritura violenta para manifestarse pacíficamente.
Textos e imágenes de Caliche Caroma.
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Nostalgia
Las noticias serpentinas se encuentran en los yacimientos oscuros del consciente
colectivo.
Una coma no dice nada cuando insultas directo, sin pausas, en un sólo respiro.
Una coma detiene, es un tope.
Los topes son como las cruces en las carreteras.
Donde hay un tope hubo un atropellado sin saber si vive o ya no, en y de plano.
El sexo es un atropellamiento constitucional de la estructura interna, a según.
El rollo de papel que sirve para limpiarse la mitad de uno mismo.
Estrellarse en la moto sin casco temprano por la mañana mojada de llovida y llovizna.
Poseer a las tres: mañana húmeda, tarde seca y noche tropical con acordeón.
He de bailar esa cumbia.
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Uno ve
Propiedades privadas frente a la plaza pública
Ejércitos de plomo pesado
Federales enmascarados como luchadores
¿Libres?
Policías de a pie con panza justa
Partidos políticos egocéntricos que dan tortas y cocas de dos litros a las no-amas de casa y a los no-natos de la democracia
Centros comerciales clasistas con escaleras automáticas para no adelgazar
Universidades estrechas con sindicatos lubricantes
El cáncer del pensamiento.
El sin-fin de todas estas cosas o de como la poesía ha naufragado en un charco de agua.
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Infundio poético revolucionario
Cambios constantes en el itinerario contingente durante la última oficial llamada de
atención. Complicada mezcla de autoritarismo y humor negro como los trajes usados para
matar y morirse, para después de morirse. Negro el luto que te cubre cuando vas al
funeral de tu amigo que fue asesinado por error terrible que no salió en la noticias de las
ocho antes del meridiano. Naranjas, mandarinas, limones. Ácido y furioso federal,
ejecutivo nacional surfeando balas y bombas. Jamás ha existido el Demos, sólo el Cratos.
Aristos, ¿quiénes son? Etimología del pánico. Ni comen, ni cenan. Así es la pobreza, ha
sido y será, cada una de las décadas malditas de los hijos dejados en la puerta de este gran
festín, cada una será miserable, en conjunto son ‘un vivir mejor’, ‘un mover a México’. Acá
la revolución es una broma, una sandalia que se arroja contra la cara, una canción y esa
rosa roja en la tumba tráetela para dársela a la muchacha más sincera de todas, la Muerte.
La revolución es una vuelta completa, 360 grados sobre el estiércol ajeno Benito, no digas
mu Margarita, no te avientes a los cerdos. Mu es una onomatopeya corta de vuelos. No es
cierto que sea mentira que la revolución se haya convertido en una payasada anacrónica.
Sintaxis forzada, sintaxis perpetúa, sintaxis pena de muerte a los que venden drogas a tus
hijos, ¿por qué no te las venden a ti? Homero no vivió el 68 ni fue hippie, no dio la vuelta
al ángel. Jesús, ¿cómo te va? Los héroes revolucionarios ya están mareados de tanto estar
chingado con su nombre, a punto de vomitar ectoplasma sobre las cabezas sin pelo de los
tres poderes que no son tal. La revolución y el pueblo, dos pesadillas derechistas que
ahora son oficio matutino izquierdista. Deberíamos de tener un tercer brazo y una tercera
pierna. Zapatos para tres pies. Búscaselo al perro, al gato y al sacerdote del rito milenario.
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Mancillar a las madres de la patria. ¿Quién va a matar a los que matan?, claman las
madres y los padres y los chidos, dolidos ellos por pérdidas del darse cuenta. Revolución
con SANGRE, que todos piden en silencio, en esas marchas remedo de otras marchas, un
silencio agónico como el canto del himno nacional, esta es nuestra revolución.
Conectando palabras sin una regla mínima se dicen las verdades máximas, pero no para
todos. La independencia es subirse al metro y transbordar tres veces antes de que cante el
gallo. Saca la muestra de orina de hace tres años para arrojarla a la constitución de los
estados etílicos mexicanos, ¿qué constituye a la constitución? Una jeringa bastará para
sanarme. Las múltiples menciones religiosas y políticas son resultado de las invasiones
chichimecas en mi cabeza por esa publicidad ubicua que no me deja dormir. Ya están
hasta la madre nuestros ni ricos ni pobres. ¿Quiénes son los pobres más pobres? El
hombre oído y el hombre ojo. La mujer que guarda las frustraciones para la hora de la
cena. Cásate, ten hijos y atiende al hombre pene para vivir en familia. Prende la televisión
y reflexiona sobre todo lo que allí hay. La revolución masturbada, así me hubiera gustado
llamarla. La llamo ahora: ¡Puerca! La llamo ahora y no viene.
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Aprendiendo a escribir
Aprendiendo a escribir. Primer paso: motivación. Agréguese un poco de esto a la situación
política. En la búsqueda de palabras nuevas se terminan mis conexiones más lógicas que
no son muchas, ¿qué hace esa coma ahí? El avión en el cielo pasa, rompe el cielo y no hay
una onomatopeya que respalde. Un diccionario corrupto y sucio, diccionario
entrecomillado. Lo más seguro es que los mensajes sublimanales se suspendan: alguien no
pagó la deuda con la compañía que brinda su servicio al mundo entero y es que la forma
de trabajar es animal. Sí, brutal, lo más brutal que pueda imaginarse, como el sonido que
tiene el conjunto de estos fonemas: brutal. Aparcados en un algo, siempre conjugando y
¿eso qué? —Aquí se pueden decir palabras, antipalabras, palabrotas, paladas, patadas,
pambazos— preguntó Sonaro. Comienza la publicidad de Sonaro, nadie sabrá que es un
invento. Nadie hasta que esto se lea en voz pública, alta como los postes. Los periódicos
permiten penetrar en la gente. Algunos lo hacen amablemente y otros son nota roja. Hay
un librito rojo que sirve de guía espiritual en las carreteras de nuestro México.
Sensaciones mexicanas: salir por las noches. Una banqueta se estrella contra una cabeza
en medio de la gente por donde transita la calle. Licuadora que todo lo puedes, alcánzame
un licuado de jitomate, lo que mis abuelos llamaban salsa de chile en molcajete tú los has
profanado. Pero no quiero imponer mis abuelos a sus abuelas, eso sería muy feminista. Se
venden muebles usados, no son camionetas ni mujeres. Son las… y luego vendría la
pendejada de decir un número, cómo si pudiéramos medirlo todo. El número es primo del
noúmeno. Los setenta, los ochentas, los sesentas se han convertido en escarabajo, ¿de
qué siglo Kalimán? Verbos: comer, estar. Un papel doblado estirado como una liga pero no
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dejas de pensar en que es papel, un papel insignificante, una tira de papel, recuérdalo
María bonita, ese Acapulco que es un D.F. con playa. El cáncer de mi tierra me ha vuelto
loco, estoy loco y podrido. ¡Canten perros que ven pasar a la gente! ¡Canten y canten,
para que escuchen sus vibrantes voces! Una vez que hayan atravesado el bosque de axilas
me rendiré ante ti como una reina. Referencias a películas y a pelicanos. Soy una reina
divina que invitó a Juan Ramón Jiménez a la fiesta de cumpleaños de Reinaldo Arenas. No
sabía si ya se conocían, tampoco los gatos se conocen cuando se aparean, llegan y ya.
Mentira, los gatos son más románticos que la noche estrellada. Estas palabras son un gato
en celo, y no me vengan con sutilezas de gato o gata. Es sólo una vocal. El gato es un
animal de varios colores que se vino a meter a este templo, José y María no entraron por
él. El gato ha enseñado a los doctos. Y maúlla. Soy una puta y un perro, soy una diosa y un
repartidor de pizzas que llega después de la hora acordada. Poesía pop es lo que traigo.
Este es el manifiesto de las i griegas. Un redoble muy largo es un circo en marcha por toda
la república sobreviviendo a ras de suelo como serpiente que se esconde del águila en el
lugar menos apropiado: el nopal. Fotografía de Juan Rulfo: hombre mirando al sudeste,
observando el llano. Los pintores si que se la traen contra las nubes. Pobres pintores, es
que son tan drogadictos. Estoy en la esquina esperando desde hace rato a que por algún
ángulo aparezca Germán List Arzubide. Maples Arce dijo que no venía, allá él que rompe
las fogatas con las uñas.
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Ser-se
Hermafrodita
bendición de la colectividad,
no nos abandones.
9
Porque
Porque los nopales y las enchiladas también hacen poesía.
Porque de niños malqueridos están llenos los poemas.
Porque las palabras se repiten en los hocicos de los poetas.
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Puexia
En la noche del queísmo nacional te conocí. 1, 2, 3. Pasadas las primeras oraciones busqué
la forma, la estructura y el conocimiento eterno, pero no te hablé. Que que que, qué qué.
Los festejos del ‘que’ estaban en su máxima expresión excitada, o sea, XXX. Pero después
viene la cuenta que hay que pagar porque si no el qué dirán será tremendo para que
nuestra carrera qué pedo. En la noche más noche te vi y te amé, con salsa y mariachis,
celulares sonando todo el tiempo, celulares con canciones, celulares somos nosotros,
policelulares. Te mando un mensajito de texto: La lengua quisiera chuparte, desgarrarte,
romperte la madre no, la sintaxis, sintaxis del amor, sin taxis. Pato lógicas contra Toño
impulsitos. Reggae. Reggae. Time, Tiempo que todo lo puedes. Ringo, Rigo Tovar como fin.
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La ruta de nosotros siempre será de ladito
Cabeza rota pies con hongos, otra vez.
Rock que no es rock, ni nunca fue, ni será rock.
Lo amorfo del pensamiento se acomoda a veces, y a veces no.
Cabeza atada en un palo, escurriendo gusanos.
Cuando camino y veo como que no soy y luego luego me mareo.
Morelia, perrita sucia. Félix robando botellas porque no bebe desde hace muchos años, es sólo un robo más, no hasta el tope, es el ritmo maldito que no cesa.
Ahora vivimos esperando la muerte, apresurándonos a todo.
Tiembla en la tierra: es el corazón de los malditos, los llamados NOSOTROS.
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El abecedario viaja en tren
Un poema llega y se estaciona. Baja y compra una cerveza. Este poema viene en carro. No
es un POEMA sino un poema, con minúsculas letras. Se siente menos de lo que es, se
deprime. El poema se engancha fácilmente a las drogas; es muy difícil que salga de ellas,
las drogas son como bolsas negras en la que uno se mete, se vive cómodamente ahí. Los
poemas son propensos a ser guardados en grandes bolsas, como las drogas. Como uno.
Nuestro poema termina su cerveza y sube a su auto. Allá va nuestro poema, se pierde en
el tráfico del medio día, junto a todos esos otros poemas.
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1
Vivo en el triángulo viscoso de la dialéctica, soy el vicioso que arremete contra su propia
estirpe y la sodomiza. No hay trampa desconocida para mí. Porque he caído en todas las
trampas y de todas he salido. Tengo miles de documentos, pruebas fehacientes, como
comprobantes de mi lambisconería, de mi arrastrada existencia de gusano burocrático.
“Yo” es mi tarjeta de presentación, “yo” es el aforismo más increíble, y es mío.
2
En la suculenta ciudad del jamón comimos todos. Para beber no hay nada mejor que la
sangre de cerdo suavemente tratada con poesía contemporánea. De sobremesa nos
sirvieron bellas putas y ricos jóvenes desnudos con anos por inaugurar. ¡Qué hermosos
espacios por lo que transita nuestra cultura! Y ahí estuvimos todos, reunidos y felices, en
la gran mesa del jamón. Comiendo, bebiendo, fornicando y cantando bella poesía.
3
Él es la barranca. Ella es la vaca. Nosotros la caída. Él es la impresora. Ella es la tinta.
Nosotros el trabajo. Él es la vagina. Ella es el miembro viril. Nosotros la impotencia.
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Recuerdos de un gato que murió recientemente
Maúlla gato maúlla
La curiosidad no te mató
Fue esa puta costumbre de la vida
Envenenado
Atropellado
Despedazado por perros
Qué más da
Gatuna rutina la tuya
Comer
Dormir
Y el salvaje sexo
Gato
Justo lo que buscamos los humanos
Cadente
Sensual
Por el mundo
Que es una azotea
Festejo tu muerte gato
No perseguiste quedarte
Entre ratas tan grandes
Lamiste y te fuiste
¿Vendrá otro gato a remplazarte?
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Zoom
Un plato de papas con sal, un vaso de agua. Huevos revueltos con salsa roja hecha en molcajete, cebollita finamente picada. Pipían, a ver a quien le toca la pechuga, a ti te tocó un muslo. Las carnitas en tortas de bolillo grande, chiles en vinagre y coca cola. Frijoles con arroz, queso añejo y aguacate, jugo de guanábana en sobrecito. Mole negro con tortillas de harina del oxxo. La televisión sonando al unísono con la radio, afuera la campana del basurero acompaña. Una, dos, tres mentadas de madre al aire, salidas como de ninguna parte. Adentro el olor a comida de domingo, a ningún olor. De una a otra casa, vista aérea de las azoteas: bicis oxidadas, andaderas oxidadas, perros ladrando, fierros oxidados. Más allá de está imagen vemos que la cámara se aleja y se va, y se aleja y se va, se va, fin.
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Con la sensación de que nunca termina
Vino derramándose sobre un vestido maculado de novia dejada, mientras los des-invitados se acaban el pastel, envinado.
Niña y niño jugando a dar vueltas a la botella de vino vacía, mareando el deseo.
Vino blanco, transparente sueño del borracho que duerme usando cualquier escalón de almohada, blanca la memoria, laguna de alcohol.
Señoritas desnudas lavando sus cuerpos con vino rojo, tinto entre sus piernas, deslizándose trapos húmedos carmín sobre las líneas de su fino dibujo.
Música ebria, los oídos llenos de licor: escucha la melodía tambaleándose, canción de los que viven eróticamente ebrios, de los satánicamente liberados.
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De cómo la violencia es parte de este texto o tres partes de un mismo ser
Descubriendo la violencia:
Un lamento en la calle llena de gente, llena de vida; en la esquina alguien es asesinado. Nadie ve, nadie oye. Un padre se mete en la cama de su pequeña hija, no para contarle un cuento, para sodomizarla mientras la madre duerme y sueña que nada pasa, pero pasa, traspasa. Un aumento de sueldo a la burocracia, al mismo tiempo, un aumento de precio en la canasta básica, un aumento de ira contenida en la población que tiene miedo a seguir muriendo en las revueltas; cuenta números hasta que te lleve la chingada. El ruido diario de cada día, el vecino y su esposa, el perro, la sobrepoblación, los pedos del de a lado, la gotera de la regadera, los ronquidos, otra vez el carro y el ruido sigue ahí, la tiranía del ruido. Los maestros que no pueden enseñar más que su propia vanidad intelectual y yo leí y yo conozco y yo yo-yo-yo. Las ganas de matarlos a todos y a todas, mexicanos y mexicanas, de matarse a uno mismo y apagar la televisión. La impotencia de unos tacos de cabeza, el no poder alcanzar la estadística de país violento, el más, ya casi. Esta larga lista de cosas que te pueden mover de tu isla de pacífico estar, para despertar en un terreno de ira, de bella y necesaria violencia. Un despertar al terror de la vida, la vida que se llena de colores que te lastiman los ojos. El sol quema los hongos de agosto pero las nubes tapan al sol y así el universal permanece y es. Quien se violenta a sí mismo es porque sabe que tarde o temprano el monstruo tiene que salir, ¡mejor es sacarlo de una vez! La niña despertó y recibió al padre y el padre durmió con la madre y la gotera y los sueños de un país que se vuelcan sobre una sopa de fideos convirtiéndose en un licuado de violenta desesperación. Alabado sea el señor que nos recibió en su casa, y mientras nos platicaba de su vida de logros y satisfacciones, lo crucificamos. ¿Es necesaria esta violencia? Claro que es necesaria, ¿en dónde quedarían todos esos héroes de historietas universales sin este terror doméstico de todos los días? En los baños debería haber un retrato hablado de todas las mierdas que han sido sacrificadas mediante el tormento de bajar la palanca.
Salvación de la violencia:
Una obsesión, un delirio roto por los gritos de los vecinos. No somos nada, eso dicen los que saben de funerales y muertes precipitadas.
Violencia oscura:
El dios hizo la noche al igual que el día negro de la vida. El infierno es la oscuridad total. ¡No mientan, temblamos con los eclipses!
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Poe y la cerveza oscura
Para este juego literario habrá que imaginarnos a Edgar Allan Poe tomando una cerveza oscura,
obscura, negra como la suerte del gato que se quedó sin ojo, y luego sin vida. Sabemos que Poe
era un fiel adorador de Dionisos, que gustaba evadirse de esta zoocracia ubicua (pregúntenle a
Baudelaire) a través del vino rojo, vehículo violento de las almas atormentadas; lo que nos
interesa aquí es que tome cerveza oscura, negra como la suerte del gato que se quedó sin vida, el
primero, porque el segundo tenía una mancha blanca como la espuma de la cebada y el lúpulo
fermentados. Vayamos un poco más atrás, no hasta atrás, sólo un poco atrás. Poe destapó su
cerveza oscura, embotellada, con un extraño artefacto hecho de dientes humanos, hecho con los
dientes de Berenice. Un destapador muy original al que llamaremos Hades; Plutón era el nombre
del gato, ¿de cuál de los dos? Infernal no-coincidencia, las reglas del juego se adaptan a la
imaginación del jugador, es el juego perfecto del que nos habló el tipo de las uñas largas. Sigamos.
Nuestro narrador extraordinario disfrutaba su cerveza frente a un espejo, lo que es
geométricamente satánico, para disfrutar el doble sabor de la amargura, para verse reflejado en
ese artefacto oval y sentirse cada vez más utilizado por nosotros en este juego. Poe estaba
atrapado en esta narración, Poe estaba atrapado en este juego, Poe estaba atrapado en esta
cerveza. A fuerza de liberarse de nuestro enredo etílico literario, Edgar hubiera sido capaz de
lanzarse en un descenso dentro del Maelstrom o permanecer por siempre entre los muros de la
Casa Usher; habría deseado mil veces más estar junto con Fortunato, que por borracho fue
encerrado, sepultado vivo, o sucumbir bajo las invisibles garras de la Máscara Roja. Pero no, Poe,
Edgar Allan Poe, estaba tomado una cerveza oscura frente a su espejo oval en este juego
impredecible de los acontecimientos. Salud.
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Caliche Caroma, 2013.