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ESCRITURA DEL SEÍSMO Y ESCRITURA SÍSMICA: LA SINGULARIDAD DE MULATA DE TAL Marie- Louise Ollé Universidad de Toulouse Le-Mirail El combate ( ...) entre la araña ensotanada -la sotana como símbolo de las nuevas creencias- y el puercoespín -todo lo espinudo imagen del mal, del demonio terrígeno- indígena-, combate desgarrador y trágico (la constante desgarradura de la conciencia del hombre americano, del mestizo, entre las dos creencias (. .. ), este combate desgarrador y trágico, repetimos, que desemboca en el triunfo de Satán, ( ...) desemboca también en el sacrificio o inmolación de una víctima: la «Mulata de Tal»l Esta lectura, por parte del propio autor, de una de las peripecias más extensamente contadas, y de modo reiterativo, en Mulata de Tal, nos brinda ya lo que es la más desconocida y menospreciada novela de Asturias. En esos apuntes, Asturias invita a su lector a considerar esa novela como inscrita en la continuidad temática que estructura su obra: la reflexión sobre la coexistencia de las dos mitades antagónicas que componen el SER americano, de la que la corporeidad inestable en un m\\ndo sísmico viene a ser el significante en Mulata de Tal. Esa novela del 63, muy posterior a Hombres de maíz,.y aparentemente anterior, a lo menos por la fecha de publicación, a Maladrón, es portadora de la misma dinámica de reflexión sobre la instauración de esa lucha de los poderes que funda la identidad americana a partir del choque inicial. Esquemáticamente, se puede considerar que esas tres novelas forman un tríptico sobre la Conquista, económica en Hombres de maíz, religiosa en Mulata de Tal e histórica en Maladrón 2 , formando parte las tres de la «vertiente telúrica, esotérica, o mágica»3 de la obra narrativa de Miguel Ángel Asturias.

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ESCRITURA DEL SEÍSMO Y ESCRITURA SÍSMICA: LA SINGULARIDAD DE MULATA DE TAL

Marie- Louise Ollé Universidad de Toulouse Le-Mirail

El combate ( ... ) entre la araña ensotanada -la sotana como símbolo de las nuevas creencias- y el puercoespín -todo lo espinudo imagen del mal, del demonio terrígeno­indígena-, combate desgarrador y trágico (la constante desgarradura de la conciencia del hombre americano, del mestizo, entre las dos creencias (. .. ), este combate desgarrador y trágico, repetimos, que desemboca en el triunfo de Satán, ( ... ) desemboca también en el sacrificio o inmolación de una víctima: la «Mulata de Tal»l

Esta lectura, por parte del propio autor, de una de las peripecias más extensamente contadas, y de modo reiterativo, en Mulata de Tal, nos brinda ya lo que es la más desconocida y menospreciada novela de Asturias. En esos apuntes, Asturias invita a su lector a considerar esa novela como inscrita en la continuidad temática que estructura su obra: la reflexión sobre la coexistencia de las dos mitades antagónicas que componen el SER americano, de la que la corporeidad inestable en un m\\ndo sísmico viene a ser el significante en Mulata de Tal. Esa novela del 63, muy posterior a Hombres de maíz,.y aparentemente anterior, a lo menos por la fecha de publicación, a Maladrón, es portadora de la misma dinámica de reflexión sobre la instauración de esa lucha de los poderes que funda la identidad americana a partir del choque inicial. Esquemáticamente, se puede considerar que esas tres novelas forman un tríptico sobre la Conquista, económica en Hombres de maíz, religiosa en Mulata de Tal e histórica en Maladrón 2 , formando parte las tres de la «vertiente telúrica, esotérica, o mágica»3 de la obra narrativa de Miguel Ángel Asturias.

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Sin embargo, la estrategia escritural, exhibe en esa obra, desde la primera lectura, su singularidad. Mulata de Tal propone a su lector adentrarse en un mundo no sólo «alrevesado», sino en continuo y perpetuo movimiento que una verdadera pirotecnia verbal y narrativa va construyendo bajo la máscara del humor y de lo grotesco. ¿En qué medida es portadora de tal singularidad la imagen en Mulata de Tal, trátese de la imagen retórica, perteneciente al campo de la connotación, o trátese de la imagen denotativa, imagen plástica, en el sentido de «representación exacta» de los seres y objetos procedentes del imaginario del novelista?

La extensión de sendos corpus brinda la primera singularidad pues, si bien, como en toda su obra, Asturias despliega su potencia (re)creadora de imágenes, en esa obra, lo hace con una amplitud menor en el campo de los tropos. Mulata de Tal ofrece la peculiar predominancia de imágenes plásticas. Y la fuerza expresiva de la imagen asturiana reside, en gran parte, en la imagen denotativa a diferencia de Hombres de maíz o Maladrón donde va intensamente subordinada a las tupidas redes que forman los tropos.

La presencia de esa plástica y permanente creación es de una formi­dable eficacia en la recreación lúdica de las figuras demoníacas o folklóricas más populares de Guatemala como la Tatuana, la Llorona de los «cabellos de agua», el Sombrerón, el Sisimite o el Cadejo. La mayor

. muestra de construcción de esos entes sobrenaturales por hibridación es Cashtoc, «el diablo de tierra colorada»:

(( pies de fieltro, piernas de piedralumbre, cara de obsidiana, máscara dejade, ojos de fuego fatuo, voz de bajísimos registros inaudibles a los humanos, con su gran cresta de gallo escondida en las guedejas del cabello candente". (133)

Hibridación y también .transformaciones y metamorfosis inscriben la corporeidad en Mulata de Tal en el eje del cambio. Lejos de la sutil alquimia del nahualismo de Hombres de maíz, se trata aquí de estados sucesivos del cuerpo en relación directa con las múltiples peripecias obligadas por la diéresis. Cada cambio de apariencia señala un cambio de competencia: el SER sobrenatural y el HACER mágico obran juntos en una obra que explota la vena de lo maravilloso. Así pasa con los Salvajos transformados en jabalíes por Tazol, con la mulata que invade el cuerpo del sacristán mientras que los cuerpos del cura y de Yumí, transformados en araña y puercoespín, son ocupados por Casthoc y Candanga, en el combate del Mal contra el Mal. Transformarse, tornarse, hacerse, convertirse en, ir por, reducirse a ... son unos cuantos de los numerosos verbos que imponen un sinnúmero de cambios no sólo como aparentes sino como constitutivos de una identidad nueva y de nuevas competencias. En el caso de los dos protagonistas, Yumí y Catarina, esa peculiaridad se recalca por el cambio de nombre. El personaje femenino,

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la dulce esposa Catarina/Catalina, de apodo Niniloj, será la taimada enana Juana Puj y Lili Puti, después de haber sido una pastorcita de barro y antes de ser Jazabalajaja y luego la gigante Giroma, «mujer rica, poderosa, madre de todas las magias» (136). Lo mismo le pasa a Yumí que, en unos de sus avatares, es a su vez, transformado en enano por Tazol:

« y fue en un instante (. .. ) sus brazos, ya bracecitos, casi tocaban el suelo ( .. .) sus piernas (. .. ) eran piernitas, y su cabeza, cabecita, y su cara, carita, carita por la que corrieron sus primeros lagrimones de enano ( ... ) no serás más Celestino Yumí, sino el famoso Chiltic. »(137)

Cuerpo híbrido, variable, transformable pero también cuerpo cortable, de piezas separables e intercambiables: el sacristán pierde un brazo y vuelve a encontrarlo, a la Giroma le roba el sexo la Huasanga, enana celosa que lo ostentará como una flor, en la solapa. Y, como es de esperar, es el personaje de la mulata, el que más avatares sufre. «Ente», más que «ser», híbrido en su esencia, nacido del apareamiento monstruoso del Sol y de la Luna, ser doble pero reducido a una mitad de sí mism04 por haber traicionado a los demonios indígenas, no tiene verdadera identidad humana ni siquiera genérica: «no tiene sus perfeuciones de mujer, pero tampoco tiene perfeuciones ¿perfecciones? de hombre» (66). La mulata es el lugar de un combate tan estéril como su cuerpo, un cuerpo bello y sensual pero «inservible». Es la mulata el antagonismo, en un cuerpo, integrado, metáfora del mestizaje en la visión disfórica que de éste se da en la novela.

A ejemplo de la torsión que caracteriza el espacio demoníaco de Tierrapaulita y los seres que allí viven5 , el mismo caos de formas maleables que rige la construcción del cuerpo, rige un mundo de seísmos y cataclismos de fuego yagua. Esos repetidos seísmos son la vertiente telúrica de las «volcánicas» cóleras de la mulata en la primera parte: «los berrinches volcánicos de una tierra insumisa» (192). Y es la venganza de la mulata contra Yumí y Niniloj lo que provoca el primer cataclismo:

« la tierra se sacudió en un largo desperezarse, como si despertara .. Árboles, cerros y valles, todo sobre la superficie inestable de terrenos que se convertían en las aguas de un mar iracundo, todo insostenible, derrumbándose en masas apocalípticas » (79)

También son recursos expresivos recurrentes la relación sueño/ realidad y la alucinación. Pero, en Mulata de Tal, no se trata, como en el primer episodio de Hombres de maíz, de un fecundo intercambio entre dos niveles fundamentales de conciencia, sino de desorden y de confusión. Alucinación y confusión participan, explícita o implícitamente, en la construcción de ese mundo de incertidumbres. Las ocurrencias de la relación /realidad vs ficción/, /verdad vs mentira/, potenciadas por la

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red metafórica /hombre vs muñeco/, saturan el texto entero, de modo intensivo en el «baile de los gigantes», o con toques más leves:

« Un incendio sin llamas y sin humo, de fuego fijo, estabilizado fuera del tiempo, en el mundo del sueño real, de las cosas reales, palpables, verdaderamente reales, y sin embargo, sueño, sueño, sueño... »(56) .

A lo largo de las páginas, la escritura va edificando un mundo y unos seres en perpetuo desequilibrio, instaura lo discontinuo como forma y molde de un universo cada vez más cambiante y cambiado en el que el SER es trastocado por el DEVENIR y el SABER es un NO SABER. Mulata de tal es, en efecto, la novela de la confusión y de la catástrofe, tanto a nivel de la diégesis como de la narración.

Los materiales culturales elegidos, cuidadosamente fundidos en lo que el mismo Asturias, hablando de la última parte, llama: «confusión de los mito,s, de las creencias, por la mezcolanza católico-pagana existente», como la técnica, muy del gusto del escritor, de las versiones fragmentadas y múltiples de un mismo acontecimiento, sea el baile de los gigantes o el combate de la araña y del puercoespín, son de relevante y peculiar impacto significante en tal contexto. Y es más, la macrosecuencia /novela! en sí , invita al lector a reconsiderar, por la ambigüedad final de su «veracidad» ficcional, lo que se le acaba de narrar, ya que se le propone releer el conjunto como una pesadilla o alucinación del viejo cura enfermo.

Estableciendo esa percepción siempre inconclusa, siempre incierta, esas estrategias asturianas se vuelven una mise en abyme metafórica del tema que dan a leer. El texto, por su escritura misma, es, en sÍ, metáfora del tema del caos: escritura del seísmo pero también escritura sísmica. Metáfora de la imposible dialéctica de los contrarios, Mulata de tal sitúa la coexistencia de los dos mundos en el polo de la disforia, una orientación de lectura que las redes de los tropos contribuyen a instaurar y a difundir en su función de respaldo enfático pero sobre todo axiológico, yeso, pese a una presencia más discreta y una menor riqueza creativa y poética que en Hombres de maíz o Maladrón.

Mulata de Tal presenta, en efecto, otras dos singularidades. Es ofrecer un campo de la connotación a minore y no ofrecer una dialéctica explícita entre los polos de la euforia y la disforia. En el plano retórico de la analogía todo tiende hacia lo bajo y lo negativo y sólo se ve compensada esa orientación por el intrínseco componente grotesco que crea la ambivalencia de esa «potente corriente hacia lo bajo absoluto de todas las imágenes populares»6 que habita este texto.

Tanto el hombre, como el mundo son el blanco de ese envilecimiento por la imagen, que no se reserva al ámbito ladino o español como en las demás obras aludidas. Muy presente, el conjunto de lo material y con­creto, es uno de los principales agentes de lo prosaico del universo de Mulata de Tal, como sujeto u objeto de analogías tales como: mar/

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bacín, tinieblas/alquitrán, palabras/alquitrán, manos/brochas, ojos/ canutos, caderas/pistolas, acto sexual/engrudamiento, sexo (f)/zaguán ... Pero el conjunto de lo animado, el más denso en Mulata de Tal a diferencia de las demás novelas que presentan un corpus de comparantes o comparados más equilibrado, en particular .con una nutrida presencia de los elementos naturales, es el que sufre el mayor proceso de degradación por la analogía. La corriente de animalización, de notable frecuencia, colabora con la elaboración de la irrisión (heces/culebras, maestro de coro/becerro, cura/moscardón, dios/rumiante ... ) o pone de realce los bajos instintos del hombre, su voracidad, y más aún su ferocidad: hombre blanco/zancudo, sacristán/perro, mulata/fiera o/víbora, palabra/garra o colmillo ... Y el ser humano, blanco principal del envilecimiento por la imagen, es también como comparante, agente activo de tal proceso. Las partes bajas del cuerpo, sus funciones (secreción y excreción) y los males del cuerpo humano, desde lo simplemente prosaico hasta lo más escatológico, contribuyen a darle al texto la tonalidad picaresca que, para éste, reivindica Asturias. Véase la serie de analogías repartidas por todo el texto:

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p. comparan t es Comparados

11 prOSalsmo muela -+ emplomadura monte -+ Quiavicus

11 persona desbraguetada caballo parado

11 sexo masculino Caballo

219 sexo masculino Picachos

134 tanates de hombre Arganas

173 Bajo corporal zoosperma estrella fugaz

266 intestinos Instintos

288 intestinos Memoria

225 eructo espíritu maligno

115 escupido Cura

159 escupida Puntapié

205 escupIr Hablar

85 vómito Palabras

346 vomitar Confesarse

326 red /vil! vomitadera erupción volcánica

240 Orlna luz de cirio

121 diarrea el Verbo

58 coágulos Pupilas

295 sangranza Corazón

172 prurito deseo sexual

163 . ,

gusanos blancos supuraClOn

217 pus de pústula Candanga

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En las otras dos novelas, nunca cobran esas ocurrencias analógicas el carácter sistemático de Mulata de Tal y siempre van contrarrestadas por una red eufórica de mucha más alta frecuencia. Esa red de lo vil viene respaldada por referencias denotativas a situaciones de las más t riviales o estados sumamente prosaicos. Según este par t icular, es relevante el importante corpus de las referencias olfactivas, denotativas o connotativas: tufos, olores a fritanga, a sudor, hedor de los excrementos, orina, materias en plena descomposición y demás vientos saturan el aire como los recurrentes apestar, pestilencia, pestífero y hediondo, heder, hedor, hediondez que ocupan el espacio textual. Valga como muestra esa placentera danza de Teo Timoteo Teo con «una chiquilla descalza, hedionda a pelo y ensalada de sudor y mes» (50)

De ese envilecimiento, ensañado a la par que lúdico, nada y nadie se libra. Condena la inautenticidad y los falsos valores imperantes en el mundo de las pulcras apariencias como lo plasman las analogías: hombre/ maniquí, fotografía, imagen, reproducción, muñeco o tocante a lo católico: iglesia/mazapán , cura/moscardón , dios/rumiante, Ve rbo/ diarrea ...

Lo cual valora, aún más, las escasas imágenes que celebran la belleza del mundo y del ser humano. Se da el caso con la alabanza del hombre de maíz por Tazol y, en la secuencia de la visita de la mulata al mago Juan N ojal, «el gran pavo azul», «Guardián de las Agujas de la Tempestad» para recuperar la mitad suya de la que la privaron los diablos (257-260). En esa secuencia, en la que se encuentra la larga serie metafórica del sexo femenino, domina lo eufórico mediante lengua de denotación y de connotación que conjugan los sernas /altura!, /ligereza! -«las mariposas de sus pensamientos volanderos ))- y el de /luz/ presente, por ejemplo, en esa metáfora tan asturiana del «reír del alba)) .

Pero en un conjunto textual, colocado bajo los signos de lo bajo, lo grávido y las tinieblas, la «Vida)) resulta presentada como una «N 0-

Muerte)) , una visión fundamentada en la tradicional representación del mundo demoníaco como un envés del mundo del bien. El texto juega con la visión invertida (y de contraposiciones) avatar del seísmo: /anverso - reverso/, bien - mal/o Pero en ese texto, sólo está proclamado el polo negativo, a imagen de Cashtoc, «sustentador del envés de lo creado)).

La inversión es una de las leyes que rigen formas y seres en Mulata de Tal. La tonalidad puede ser humorística - «al darse cuenta que no era la madrugada, (el gallo) se tragó el ki-ki-ri-ki, en un sonido al revés, ikirikik, ridículo y forzado » (171) - o totalmente grotesca como se da el caso con esa visión del sacristán trastornado ... por completo:

( ... ) vuelto al revés, tal su pavor, todos sus órganos de fuera, de los pulmones y el corazón al serpentario intes­tinal, y él adentro, con su piel lúcida, percibiendo el amor de sus intestinos, interminables serpientes, gruesas y delgadas, con la culebra agujereada de la noche que lo envolvía. Toda su carnicería interior, sangre,

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sanguaza, humores, bofes, músculos, tendones, venas, arterias, membranas, linfas en contacto directo con la doncella del salpullido de oro ... (330-331)

Con todo, más allá de las escenas chocarreras de un mundo en que se anda «reculando» y el diablo, como buen diablo, ríe al revés, la inversión es la metáfora de un universo de la negación que Mulata de Tal denuncia escenificándola hasta lo absurdo. La mulata se hace sinécdoque de un mundo mestizo híbrido y estéril donde el casamiento es misa de requiem:

( ... ) oían aquella misa de requiem, la Mulata de Tal, vestida de novia muerta, y Celestino Yumí ( .. .); la enterraba todas las púas del deleite en la carne prieta en plena iglesia, durante la misa de esponsales que era funeral (246)

(. . .) el choque de fuerzas ciegas, de destinos sin ojos, de seres que no se ven y se les siente batallar por su empeño de destruirse, con una especie de gozo, de gozo heróico, de aniquilación totaF

Con todo, el papel peculiar - único y propio - del texto Mulata de Tal, como la secuencia« Juan Nojal »en el espacio cerrado de la novela, es paradójicamente exaltar el mensaje de vida que conlleva la obra de Asturias, ya que construir en negativo la imagen del mundo, es hacer omnipresentes e hiperactivas, por el rechazo que provocan las pretensiones y visiones positivas en el debate sobre la identidad americana.

NOTAS

1 M.Á. Asturias, «Algunos apuntes sobre Mulata de Tal» en Studi di letteratura ispano-americana, Milano, n° 5, 1974, p. 25.

2 Véase J-M Barascud, Le romancier Miguel Ángel Asturias et les religions précolombiennes, These pour le Doctorat de troisieme cycle, Université de Toulouse­Le Mirail, 1986, p. 7.

3 L. López Álvarez, Conversaciones con Miguel Ángel Asturias, Madrid, Editorial Magisterio Español, 1974, p. 163.

4 Desde su primera aparición, esa mitad ausente está inscrita: «Sentada de medio lado, con una sola nalga en el respaldo de una banqueta, los pies en el asiento, encontró Yumí a una mulata.» (48).

5 «Por la plaza de piso inclinado, casas torcidas, se perseguían perros cojos, otros con esqueleto en zig-zag, otros pandeados, y otros mancornados con perras bizcas. » (115).

6 M. Bakhtine, L'amvre de Franr;ois Rabelais et la culture populaire au Moyen Age et sous la Renaissance, Paris, Gallimard, 1970, p. 400.

7 M.Á. Asturias, «Algunos apuntes sobre Mulata de Tal» p. 25.