Texto:Edgardo “Gordo Oviedo”. El “Gordo”hizo un camino de más de 30 años regalándonos humor, desde Alberdi y hacia Córdoba. A los dosaños de edad (en 1928) se mudó a Santa Rosa al 1800; desde el altillo de esa casa veía los goles en el arcodonde hoy está la tribuna preferencial.Algunos medios en los que trabajó fueron Revista Hortensia, Radiolandia 2000, LW1, LV3, Radio Mitre, RadioEl Mundo de Bs.As., LT2 y LT8 de Rosario, Canal 12 de Córdoba, Canal 3 de Rosario y Canal 9,11 y 13 deBuenos Aires.Entre sus libros se encuentran: Anécdotas de la Córdoba Contemporánea, Córdoba ríe, Historia Chica del BancoProvincia de Córdoba, Anecdotario de la Policía de Córdoba. Los textos aquí publicados pertenecen a sus libros“Ríe el Fútbol y su Gente” y “Acarreando Recuerdos del Club Atlético Belgrano”. Gracias a su deseo de participar de“Escritos al primer amor”hoy podemos obsequiarle sus palabras al pueblo celeste.

Ilustración tapa y contratapa:Pablo Iván. Nace en Alberdi en 1983.Se fue del barrio hace 14 años pero nunca dejó de amarlo.Se encuentra realizando sutesis en Comunicación Social.Se desempeña con actitud como mozo, escritor e ilustrador y diseñador gráfico.Publicó las obra de cuentos “Momentos en el bar”y el cómic “Meijide y su pelota”y escribió e ilustró para algunasrevistas y eventos culturales.Es creador y co-editor de La Tía producciones.A los catorce años se tatuó el escudoen el brazo derecho con veinticinco pesos ahorrados.

www.fotolog.com.ar/pablito_ivánpablitoiván18@hotmail.com

El Club Atlético Belgrano se complace en promover el proyecto“Escritos al primer amor” con la certeza de fortalecer el vínculo

entre el deporte y la cultura popular, desde el compromiso coti-diano de generar espacios de interacción con los diversos sectores

sociales a los que alcanza el deporte.

Apuntamos a reconocernos en las palabras y las historias de nuestroshinchas y lograr que la literatura sea el motor para reconstruir y fortale-cer la identidad celeste de Alberdi.

Córdoba, Agosto de 2010.

Otra faceta de un elegido (Milonguita Heredia)

Un sábado a la mañana me reuní con PololoHerrero en Marvic, el bar que nos convoca a variosdiariamente. Y me dice: “Gordo me he emociona-

do con una nota que le han hecho a Juan Carlos Heredia.Tengo algo para contarte de este brillante deportista.Ocurrió una vez cuando el preparador físico, profesorDíaz Otañe, quizá el mejor del país, había reunido al plan-tel en el centro de la cancha, dando instrucciones, se leformó un círculo para escucharlo. La Milonguita sentado

como todos, no lo atendía, cortaba lo tierno de la hierba y la mordía. ElProfe lo ve, lo mira, La Milonguita seguía comiendo pasto, estaba comoen otra cosa, pero no lo hacía por un acto de rebelión o desobediencia, erapor distracción. El Profesor detiene su charla, hace silencio y Milonguitacontinuaba comiendo yuyo, vaya a saber pensando en qué pasaje de suayer. Reacciona El Profe y le dice: “Heredia retírese a los vestuarios”. Selevantó y partió corriendo. Herrero, que por supuesto lo había visto todo,tuvo ganas de correr tras él, pero muchas razones elementales aconseja-ban que no lo hiciera. La primera, el inviolable respeto al Profesor DíazOtañe, más la compostura inalienable como directivo. En cuanto pudofue al vestuario. Estaba llorando en la ducha. “¡Qué papelón Pololo! ¡Quévergüenza! ¡No vuelvo más!”. Herrero que es un gran “tiempista”, creyóprudente no decirle nada, sólo le dijo: “ya vamos a hablar” y le dejó quese desahogue. A la noche agarró el auto y fue a buscarlo. No sabía sihabía llegado a la cuadra de la casa, pues la oscuridad era total.Como estaban unos muchachos en la esquina conversandopreguntó: “¿no saben adónde vive por acá La MilonguitaHeredia?”. “Aquí estoy Pololo, ¿qué desea?”. “Hablar conti-go. Venga vamos”. Le dijo todo lo que un directivo, un amigo,un padre puede decirle a un joven que se equivocó. Al otro

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día antes que llegase Díaz Otañe, La Milonguita lo estaba aguardando.Pidió disculpas y perdón. Esto es más difícil que pelear con tres a la vez,hay que ser más hombre que valiente. No es un gesto que lo tienen todos,hay que ser transparente como éste muchacho, que fue uno de los másbrillantes jugadores que pasó por el Barcelona.

Demasiado castigo

Hace tiempo, cuando existía el frontón de pelota del ClubBelgrano, el sábado era el gran día, allí íbamos los entusiastas deeste magnífico deporte. Para jugar a la paleta, se anotaba por

pareja, y como iban muchos había que esperar turno, mientras éste llega-ba, nos pasábamos a la cancha de fútbol. En aquel entonces, el segundo desegunda ascenso (hoy primera B) se jugaba los sábados. Y en Belgrano serealizaba el partido más importante. De tal manera que a los peloteros lesignificaba un entretenimiento magnífico. En esa oportunidad lo hacíaEscuela Presidente Roca y Huracán. En una época en la que prácticamen-te no existía la desocupación, pues Fiat, Materfer, Kaiser, Fábrica deAviones, Dinfia, etc., ocupaban miles y miles de obreros a la noche, era lo“obligado” juntarse con compañeros y amigos. Lo cierto es que estando enla tribuna escuché esta conversación, mientras un hincha se unía al grupo:“¿Che Pecho de Araña, por qué ai llegáu tan tarde?”. “Vos sabí, anocheCara e´Puchero de Ayer me invitó a cená”. “¿Qué te dio? “Hizo una cace-rola d´hígado con cebolla de verdeo y una ensalada de repollo con ajo ypimentón”. “¡Y te mató!” “¡Ni bosta!”. Esta mañana medio como tempra-no me fue a buscar a las casa, un supersticioso p´comé una bañacauda”

“¡¿Qué tiene que ver la superstición con el veneno ese?! “Es queeran trece y tuve que ir nomás, no vaya les ocurriera una desgra-cia y me quedara un cargo de conciencia”.

El olor a ajo, encimados los de la noche anterior y de ese día,hacía casi imposible estar a su lado. Uno de los hinchas colatera-

les lo mandó a sentarse una grada más abajo, cosa que obede-

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ció. “Es por razones de salubridad Pecho, disculpanos”. No habían pasadounos 20 minutos de juego, el línea marca ya por tercera vez una posiciónadelantada a un delantero de Huracán. Ahí fue cuando escuché. “Che…Pecho de Araña eructame a ese laiman”, cosa que el hombre obedeció. Otrodel grupo le preguntó: “¿Pecho qué le dijiste?”. “ Nooo lo eruté”.“¡Hermano…no tení que ser tan vengativo!”.

Intruso con chispa

J ugaba Belgrano con San Lorenzo por el Campeonato Nacional.Era la primera vez que los de Alberdi confrontaban con los azul-granas “por los puntos”, como decían en la tribuna. En ella no

había lugar ni para apagar un pucho, razón por la cual no había másalternativa que tirarlo a la cancha y si se lo podían poner en el cogoteal linesman mejor. En aquella época y aún en ésta, por lo menos aquíen Córdoba, se veían los partidos sentados. Únicamente se parabancuando salía el equipo al cual alentaban, para festejar un gol, parainsultar al referí cuando se acercaba al alambre, esté o no dirigiendobien. Cuando salió Belgrano no quedó nadie sentado, se nubló el cielode papelitos (todos de diario). Ahí aprovechó un negrito bastantemenudito y se sentó al medio de las patas de los “propietarios” delespacio. Cuando se fueron a sentar, le faltaba el lugar al último enquerer hacerlo. Ahí lo descubrieron al Negrito. “¿Qué hací acá? ElNegrito no contestaba. “Ti preguntau che vivo”. Mudo el oscuro. “Tipreguntau a vo che muñeco e´ ventrílocuo”. Tampoco habló, es más,ni lo miraba. Ahí fue cuando, el que había sufrido el despojo loamenazó. “Negro pirate ¡ya!, porque te vuá a pegá un trompa-dón, que te vua a tirá al medio de la cancha”. Recién ahí elNegrito lo miró y le contestó: “¡¡¡Por qué no me pegai másfuerte y me tirai a la oficial que hay más sombra!!!”. Estallóuna carcajada, entonces le hicieron lugar y lo adoptaron por90 minutos en los que se cansó de hablar macanas.

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Platea un poco incómoda

J ugaba Belgrano con Rosario Central en Alberdi, uno de los pri-meros campeonatos nacionales, cuyo padre fue Don ValentínSuarez, aquel presidente de Banfield, que hizo feliz a millones

de aficionados y nos enseñó que todo lo que decía El Gráfico no eratan cierto. La expectativa era fantástica. La cancha estaba repletapues los canallas venían muy bien colocados, de tal manera que losrevendedores hacían “su agosto” (nunca supe porque se llama asíal choreo). Lo puntual es que las plateas se habían agotado, ElNegro e´ la Juana hacía de copiloto de un revendedor. Se acercóuna cupé Dodge, de las que había que tener mucho filo para teneruna de ellas. El Negro e´la Juana explotaba un baldío para estacio-nar. Lo acomoda y el hombre le pregunta: “¡Maestro!... ¿no sepodrá conseguir una platea?”. En el acto y con la velocidad delsonido le contesta “Aquí tiene una”. “¿Cuánto es?” “Diez pesos”.Contento se fue a la puerta que decía platea. “Señor esto no es pla-tea es popular”. Tragó saliva, bronca, odio, y todas las cosas queuno trata de digerir cuando le meten el perro. Y se fue nomás a lapopular.

Los socios cuando ya habían vendido todas las entradas y novenían más autos, con las dos que se habían reservado, entraron ala cancha. Cuando iban pasando, “el plateísta” estaba trepado a lacolumna del alumbrado. No se podía bajar porque podía perder“el lugar”, entonces les gritó: “Che, caradura, sinvergüenza, caga-dor, me haz vendido una platea cerca del sol y la pu… madre que

te tiró”. El Negro e´ la Juana le contestó: “ ¡¡¡¿Y qué querí…que por diez pesos te haga jugá de wing izquierdo?!!!”.

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Escritos al primer amor: Belgrano,Alberdi y su gente12 libros coleccionables - Número 2.Tirada de 5000 ejemplares gratuitos.Barrio Alberdi, Córdoba, Argentina, 2010.

Idea y coordinación general:Pablo Iván y Gringo Ramia.Diseño Gráfico:Martín Cardo. (info@zetagrupo.com.ar)

Con el aporte y patrocinio del Club Atlético Belgrano.

Impreso en Cooperativa La Gráfica,empresa recuperada.

Mandanos tu opinión o sugerencias a:escritosalprimeramor@gmail.com

“Escritos al primer amor: Belgrano, Alberdi y su gente”, es un proyectoideado, organizado y llevado a cabo por sus propios hinchas, y hecho realidad graciasal aporte de nuestro club.

La propuesta era publicar una serie de relatos, escritos y cuentos, que recreen viven-cias ligadas al “Celeste”, al Gigante, al barrio, a nuestra historia. Nos impulsó el deseo decomprometernos con la memoria y el sentimiento, a partir de una iniciativa culturalque enriqueciera a este pueblo. El espíritu movilizador era hacer algo para los hinchas.

A partir de allí salimos a recolectar ilusiones de diversos escritores y artistas, de dife-rentes generaciones y procedencias, que trabajaron desinteresadamente en estesueño. Un regalo para la gente, eso queríamos. Darles un premio, porque se lo mere-cen, por estar siempre.

Hermano Pirata: se vienen doce números coleccionables e imperdibles, que entre-garemos gratuitamente a lo largo del campeonato. Los encontrarás en las calles aleda-ñas, durante la previa a los partidos que juguemos de local: no te los pierdas.

Alberdi, una vez más, se vestirá de fiesta.