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Esbozo general para el estudio de la tradición histórica de las literaturas peruanas Enrique Ballón Aguirre No hay historia sino simplemente prácticas his- tóricas; no hay saber de la historia sino sola- mente el conocimiento de las prácticas. Es la dialéctica como teoría de las formas, es decir, proceso de abstracción, de reducción de lo di- verso a la unidad, de especificaciones de los contenidos en cuanto prácticas históricas, que la dialéctica determina lo histórico y permite concebirlo. G. Mairet Entre las preocupaciones cognitivas sobre las relaciones de la disciplina histórica y el arte literario, en nuestro medio, ya se ha tocado el tema "bastante conocido y complejo" de "los referentes o referencias históricas en la literatura" 1 Sin embargo, el fenómeno in- E. Quiroz Paz Soldán. "Historia y literatura". Libro de homenaje a Aure/io Miró Quesada Sosa II. Lima: Talleres Gráficos P. L. Villanueva S. A. Editores, pp. 691-703; cf. E. Bailón Aguirre . "El Pizarro de Beethoven" (en prensa). Nº 46, primer semestre de 2008 9

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Esbozo general para el estudio de la tradición histórica de las literaturas

peruanas

Enrique Ballón Aguirre

No hay historia sino simplemente prácticas his­tóricas; no hay saber de la historia sino sola­mente el conocimiento de las prácticas. Es la dialéctica como teoría de las formas, es decir, proceso de abstracción, de reducción de lo di­verso a la unidad, de especificaciones de los contenidos en cuanto prácticas históricas, que la dialéctica determina lo histórico y permite concebirlo.

G. Mairet

Entre las preocupaciones cognitivas sobre las relaciones de la disciplina histórica y el arte literario, en nuestro medio, ya se ha tocado el tema "bastante conocido y complejo" de "los referentes o referencias históricas en la literatura" 1• Sin embargo, el fenómeno in-

E. Quiroz Paz Soldán. "Historia y literatura". Libro de homenaje a Aure/io Miró Quesada Sosa II. Lima: Talleres Gráficos P. L. Villanueva S. A. Editores, pp. 691-703; cf. E. Bailón Aguirre . "El Pizarro de Beethoven" (en prensa).

Nº 46, primer semestre de 2008 9

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Estudios y Debates

verso, los referentes o referencias literarias en la historia o, en otras palabras, los fundamen­tos cognitivos que permitan redactar disciplinariamente la tradición histórica de las litera­turas peruanas, no han sido aún esbozados. Este asunto se ha vuelto apremiante en los úl­timos años debido a que se insiste -obtusa y empecinadamente- en promocionar so lo la mó­nada histórica de "la" literatura peruana castellana, no obstante su obvio ahacronismo y atraso respecto de los conocimientos actuales en la materia.

Nuestro propósito es, entonces, poner en tela de juicio un proyecto -también com­plejo, como lo exige la naturaleza de las cosas- para la redacción de la tradición histórica de las literaturas producidas, difundidas y recepcionadas en la sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural peruana. Para a lcanzar nuestros fines seguiremos un breve programa con dos secciones: en la primera plantearemos el objeto de conocimiento de la tradición histórica de las literaturas peruanas a partir de un intento por enumerar los rasgos caracterizadores del arte literario producido en esta sociedad desde el punto de vis­ta de su identidad linguocultura/2; proseguiremos con los fundamentos para emprender el estudio de dicha tradición histórica enfrentada a la historia de "la" literatura peruana a l uso3; y en tercer lugar nos ocuparemos de la organización textual y contextual del corpus de trabajo en vista de su interpretación. En la segunda parte se propondrán algunos temas para encauzar el debate centrado en esa misma tradición.

J. El objeto de conocimiento de la tradición histórica de las literaturas peruanas

Preguntémonos, ante todo, ¿cuál es el objeto de conocimiento de la tradición hi stó­rica de las literaturas peruanas? Digamos que se trata de describir el sistema literario de la sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural peruana4 y, en él, su función verbal en correlación con la vida social integral, es decir, su.función sinnoma opuesta dia-

2 Si se tiene en cuenta los factores multinacional (multiétnico), multilingüe y pluricultural que cons­tituyen la identidad peruana, ésta no es, como quiere cierta vis ión conservadora. un a ente lequ ia abstracta, pues nuestra identidad nunca es fija ni intangib le sino evolutiva (imagínese los camb ios de la identidad peruana entre los siglos XIII , XVI, XIX y XXI. .. ). Además, aquí no cabe e l argu­mento racista según el cual la lengua está ligada a la identidad de la población, ni tampoco e l determinismo lingüístico por el que un hombre se define por su lengua: la diversidad linguocultu ral peruana se encuentra en el corazón mismo de nuestra identidad. Si podemos hablar de esta iden­tidad peruana es sólo en referencia a los valores multinaciona les (multiétnicos), a una historia (por investigar y redactar) en la que todas las naciones peruanas han contribuido sin solución de con­tinuidad y al destino común que permanentemente hemos compartido y compartiremos. En con­secuencia, el hecho de que el Estado peruano sea uno no justifica la hegemonía de una so la na­ción, la castellanohablante, ni el estereotipo que aquí debe haber una sola literatura .

3 Advertimos que dicho discurso sólo ha merecido intentos quimerinos, obra de hi storiadores autodidactos, por ejemplo, J. Higgins. Historia de la literatura peruana. Lima: Universidad Ri­cardo Palma, 2006.

4 Entendemos por sistema literario el conjunto de textos orales y/o escritos que forman un todo y que se caracteriza por su independencia relativa (el texto acabado siempre entra en relación con otros textos), su coherencia (que le permite formar parte de las series literarias y no litera ri as . preservando su propiedad estésica; cf. nota 12) y su permanencia (los textos una vez atestados filológicamente no cambian).

1 O Revista Andina

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

metralmente a una peregrina función autónoma (la írrita "autarquía" literaria castellana) o, en otras palabras, que el estudio y conocimiento de nuestro sistema literario deberá ocu­parse de mostrarnos la secuencia retrospectiva, correlativa y proyectiva de los datos lite­rarios en la evolución de su producción, difusión y recepción, datos literarios organizados como modos de cristalización textual oral (textos grabados, transcritos y/o traducidos) y escrita (textos tiposcritos y/o digitalizados) que han adquirido y van adquiriendo las diversas formaciones literarias en el transcurso de la tradición histórica de cada comunidad social y su convergencia en la tradición histórico-literaria integral del país.

Reiteramos, sin embargo, que esta organización es actualmente monopolizada por los autores individuales de literatura escrita en lengua castellana, autores que luego son apelotonados por la historia de "la" literatura peruana en ciertas parcelas aislables que reci­ben el nombre de períodos y generaciones, todo según criterios arbitrarios -ideológicos­para cada caso. De esta suerte se construyen "conjuntos sincrónicos" de autores-obras que, puestos en comparación, no obedecen a los mismos principios de determinismo emotivo, psicológico, estético, anecdótico, etc. Los textos literarios escritos -o lo que es mucho peor, "trozos selectos" entresacados ad libitum- terminan por ser tomados como subterfugios, pues no son coordinados con ningún análisis discursivo intratextual e intertextual y, mucho menos, extratextual (demográfico, sociológico, étnico, económico, estadístico, etc.) preciso dentro de la misma Institución Literaria que tratan de consolidar. Por esta razón , la crítica literaria peruana ha demostrado ser impotente para establecer la relación entre los estudios del medio socio-histórico-cultural y los del texto literario que siempre quedan yuxtapuestos.

Los períodos y las generaciones , fijados como ideales por esa historia de "la" lite­ratura peruana, se suceden soldados unos a otros de manera tan heteróclita e hipostasiada que al final solo se obtiene una visión sumamente incoherente de la "historia" de la pro­ducción literaria castellana global. Por ende, al no haber hilos de inteligibilidad a seguir de un período a otro, o de una generación a otra, cada uno de ellos se presenta como una mó­nada ideal. No es de extrañar, por eso mismo, que allí la monografia sea el género corrien­temente empleado5 y que su peso discursivo sea tal que, para la historia de "la" literatura peruana, el sol sigue dando vueltas alrededor de la tierra. Si en vez de esta visión literaria geocéntrica se proyectara constituir una visión histórica heliocéntrica (copernicano­galileana) del fenómeno literario, sería, sin duda, imprescindible abandonar el exagerado cen­tralismo autorial y estudiar solo los textos literarios, teniendo siempre muy presente que los períodos no son divisiones de la evolución universal de la humanidad o de parte de ella sino secciones temporales marcadas:

en la tradición oral , por sistemas textuales migratorios de variantes y motivos; y en la tradición escrita, por sistemas textuales igualmente migratorios pero de estilos,

5 Las monografías autoriales de "la" historia de la literatura peruana poseen, además, contextura hagiográfica. En efecto, es una escritura calcada de los repertorios beatíficos, por ejemplo, de las monografías de santoral que, para reconcomio de la Beatita de Humay y Sarita Colonia, alcan­zan hasta a los críticos encumbrados como lo demuestra, ejemplarmente, ese paradigma de ser­vilismo que es la monografía dedicada a reseñar la vida edificante, los portentos aleccionadores y los milagros aerógrafo-heterogéneos del venerable A. Cornejo por su sacristanesco hagiógrafo oficial ( oportunista, arribista, rastrero y . . . candoroso).

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Estudios y Debates

de formas, de convenciones literarias (los movimientos, las escuelas, las generacio­nes, los modelos y epígonos, etc.) cuya aparición, expansión, diversificación, inte­gración y desaparición deben ser descritos. Veamos a continuación los tópicos más acuciosos a que invita esta problemática.

\

1.1 Los rasgos caracterizadores del atributo <literaturas peruanas>

Observemos que si en la palabra <historia> se confunde la disciplina y su objeto de conocimiento6, con el empleo de la palabra <literatura> sucede algo semejante. La historia de "la" literatura peruana, al no definir su objeto de conocimiento -ni la "historia" ni mucho menos la "literatura"-, incurre inevitablemente en una doble repetición viciosa: ¿qué estudia la historia de "la" literatura peruana? Pues la historia de "la" literatura peruana. Allí la < lite­ratura>, como Dios, es la que es; su manejo nocional debe ser, decididamente, irracional , metafísico y ontológico. Es de este modo que el proceso ritual de la crítica mitifica nuestra literatura escrita, presupone la existencia de "un algo" cuyos fundamentos nunca se definen ni se discuten poniendo en juego criterios racionales; jamás se habla de la noción misma de lo literario peruano. La Literatura Peruana termina por ser un icono áfono, un ídolo mudo y oscurantista, una saga de las prosas o poesías caste llanas peruanas consagradas en nuestro Panteón Literario . .. pero, insistimos, solo es lo que es; no tiene otra definición que la tauto­logía ni otra función que el pleonasmo: replicar indefinidamente su oucría, su esencia7. Ahora bien, si esto es así, preguntémonos ¿cómo se puede escribir la historia -que por fuerza debe ser anagógica- de un ente metafisico y ontológico como lo es "la" literatura peruana, tan semejante a las entelequias, los endriagos, los centimanos o ... la santísima trinidad? Reco­nozcamos que semejante cuadratura del círculo (la historización de un fantasma, de un es­panto, de un espectro), a ser aplaudida sin reticencia, es la meritoria quimera de las actuales historias autodidactas de "la" literatura peruana donde se confunde, sin más, las actividades intelectuales de tipo emotivo con las de tipo reflexivo.

Anulados los dogmas, prejuicios, principios pseudo-clasificatorios y preceptos ya encallecidos que constituyen los presupuestos implícitos o explícitos de la crítica oficial -"la literatura", "las bellas letras"- , las <literaturas peruanas> son a concebir :

como artes primarios en lengua, escritura y digitalización ; y como bienes de cultura de una sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural con rasgos absolutamente propios, idiosincrás icos, como lo son todos los del me/ting poi de la sociedad peruana.

6 A diferencia de la lingüística que estudi a la lengua o la sociología que estudia la sociedad, ¿qué es­tudia la historia? Pues la histori a. De este embarazo epistemológico nació la necesidad de la historiografía que es el conocimiento que busca describir los mecani smos de fun cionamiento ele las obras históricas a fin ele elaborar una teoría ele la historia como disciplina autónoma.

7 La pennanencia y vigencia actua l ele la esencia literaria ele tocias las naciones peruanas conclensacl,1 en y representada por una y sola una nación castellanohablante, asegura la función ontogónica unívoca a sus autores y, con ella, la supuesta permanencia ele nuestra presupuesta esencia litera ri a. Al mismo tiempo, la tesis de la unidad en sí de las lenguas castellanas ribereiia y andina hab ladas en el Perú implica la negación ele su naturaleza dig/ósica y, con ello, nada menos que la ele los mundos andino y amazónico que se considera sólo son representados en y por dicha unidad en sí.

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______ Enrique Bailón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

Así, este punto de vista requiere que dicha noción no sea ni general ni inmanente, ni generativista ni universalista, sino, al contrario,

adecuada a esta nuestra sociedad multinacional (mutiétnica), multilingüe y pluricultural, elaborada inductivo-deductivamente a partir de sus múltiples soportes materiales (los textos); y teniendo en cuenta tanto sus evoluciones genéticas como conceptuales tradicionales, su resistencia diglósica ("motosa") a las normas del castellano (uso de la replana, los diversos argots, los "sabires" andinos, la agramaticalidad, etc.), su discursividad oral y escrita en las múltiples lenguas peruanas e igualmente su coherencia y cohesión. A partir de este marco de restricciones propiamente peruanas, en particular del he­

cho de que todo texto literario es, a la vez, obra de lenguaje y obra de arte y que la idea de literatura evoluciona en función de la evolución misma de nuestra sociedad, todo lo cual se halla muy alejado de la idealidad romántica sobre la literaridad persistente en la precognición de nuestra Institución Literaria8, precisemos en su funcionamiento -no en su esencia- los rasgos caracterizadores del atributo literaturas peruanas.

La locución fijada <literaturas peruanas> es a entender nocional y funcionalmente , del modo más simple y por enumeración de rasgos caracterizadores9, como un sintagma nominal que designa el arte del lenguaje practicado en la multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural sociedad peruana y, a partir de él, la asignación a ciertos discursos colectivos o individuales, ora­les o escritos 1°, del macrovalor socioideológico de (re)presentación 11 de orden estésico- 12

8 Como se sabe, desde fines del siglo XIX el concepto de literatura tiene tal amplitud de sentido que no se ha prestado a una definición más o menos precisa, tanto que hoy J. Lacan no habla más de literatura sino de lituratierra.

9 Advertimos que el acto de definir fue e l procedimiento mayor del positivismo lógico (fórmula en expansión que plantea la equivalencia entre una signi ticación y la significación de una unidad más pequeña, por ejemplo, la del lexema <literatura> o la de la s inapsia <arte del lenguaje>). Sin embar­go, como nuestras caracterizaciones no dependen de una supuesta "naturaleza de las cosas" en cuan­to simple objetivación de los presupuestos multinacionales (multiétnicos), multilingües y pluricul­turales, la enumeración que sigue, cuyos dispositivos (rasgos caracterizadores) se afinan al oponer­se (Fichte), se adapta a nuestros objetivos histórico-tradicionales de orden linguoliterario. Advir­tamos, además, que las <literaturas peruanas> por ser artes en y del lenguaje no son ni un "pensa­miento por imágenes" (Chklovski) ni un arte sin referente como la arquitectura o la música.

1 O Por <discurso> entendemos, con F. Rastier, los tipos de usos lingüísticos codificados que corres­ponden a las prácticas sociales diferenciadas, por ejemplo, de orden literario, y articulan domi­nios semánticos propios. Insisto en advertir que los dominios semánticos de los discursos litera­rios no son interpretables como categorías trascendentales, metafísicas, propias de la crítica li­teraria pues, como veremos más adelante, cada discurso se textual iza en una tradición, en una prác­tica y en una situación determinadas.

11 E. Morin anota al respecto que "el conocimiento del cerebro, en el siglo XX, confürna a su manera la concepción kantiana: nuestra percepción no es un reflejo de la realidad sino una traducción/ reconstrucción cerebral de los estímulos recibidos por nuestros sentidos. Nuestra percepción de lo real e~siempre representación" (Entrevista en N.O. 2210, 15-21 de marzo de 2007, p. 14) .

12 Optamos por el término desalienante <estesia> en contradicción al término <estética> enyuga­do por el logocentrismo al uso. <Estesia> proviene del gr. ai:crEh1cn~ y aícr0TJnxó,;, lo estésico. lo que tiene la facultad de comprender y sentir al mismo tiempo; es lo perceptible e inteligible en relación a la sensación y a la emotividad compartidas por cada comunidad linguoculturalmente

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- 1í9oc; 13 del[os] informante[s] y del[os] escritor[es]-, organizado en elocuciones emotivamente 14

valorizadas (discursos sobre lo sensible al actualizar lo sensible mismo) luego de un proceso de le­gitimación social y actualizadas en series linguales monoglósicas, diglósicas o triglósicas, consi­deradas estas últimas -en tanto en cuanto producción 15- como trabajo enuncivo y enunciativo 11' de orden semántico aferente (o connotativo) 17 dirigido a un público -n:á8o~ 18 dttl[os] oyente[s] y del[os] lector[es]) 19- mediante actos de difusión y recepción consensualmente admitidos por cada comunidad.

En consecuencia, la sociedad peruana no produce20 , difunde y recepciona en monobloque una sola literatura castellana sino una gama de literaturas, tantas cuantas

considerada (de ahí que F. Rastier diga que la estesia es "la pareja artística de la episteme", !I ris el sciences du texte. París: Presses Universitaires de France, 2001 , p. 166). Se opone léx icamentc a ávuícr9TJTO~que significa insensible e indi ferente, lo anestésico propio de los discursos no litera­rios de esas mismas comunidades. De este modo, la estesia comprende el inventario general de las relaciones y de las mutaciones de valores que articulan las asociaciones de tropos privilegia­dos por cada época en los textos literarios orales y escritos. En cuanto a la estesia fitndam emal. ésta define el sustrato o zócalo de valores artísticos compartidos por cada comunidad peruana y sobre el cual se edifican todas nuestras literaturas; ella, desde luego, no tiene nada en común con cualquier "función" estética, quiero decir, con los problemas del gusto y de lo bello.

13 <Ethos>: en lo relativo a las elocuciones sociolectal , etnolectal e idiolectal comprende, indi s­tintamente, los rasgos definitorios costumbre o uso, manera de ser o carácter y ét ica e loculi­va; equivale, en cierto modo, a lo que Tomachevski llamaba "motivación composicional" de los elementos de un texto literario.

14 Del lat. emovere -formado por ex (hacia fuera) y movere- , remover, sacar de un lugar. retirar. sacudir, como suele hacer la emoción en el ánimo; y del fr. émotion , derivado cu lto de émouvo­ir, emocionarse o conmoverse.

15 <Producción> en el sentido de hacer, fabricar, crear, imaginar, inventar, componer (rrou\o) urte (TÉXVT]) aplicándolo (TEXVtKóc;), renovándolo y anticipándolo en su migración dialéctico-dinúmica ( µí~tr¡cn~) (Agamben).

16 C. Vallejo fue e l primero, entre nosotros, en plantear al trabajo como deontología literari a de base: "E l trabajo se erige así en sustancia primera, génesis y destino sentimental del arte ... El trabajo, el gran recreadordel mundo, el esfuerzo de los esfuerzos, el acto de los actos ... El trabajo es el padre de la vida. e l centro del arte" (cf. E. Bailón Aguirre. Poetología y escritura. las crónicas de César Vallejo. Méxi­co: UNAM , 1985, p. 254); véase igualmente .l. C. Mariátegui. Siele ensayos de interpre1ació11 de la realidad peruana. Santiago de Chile: Editorial Universitaria S. A., 1955, pp. 113-114, 116. R. Bar­thes indica, en el mismo sentido, que la producción literaria consiste en "la gran argamasa de l lenguaje" que los hombres "trabajan y que los trabaj a, ya sea que reproduzca la diversidad de sociolectos. o bien que a partir de esta diversidad, cuyo desgarramiento experimenta, im?gine y trate de elaborar un lc11-guaje-límite que constituiría su grado cero" (l'obvie et /'obtus. Paris: Editions du Seuil , 1982, p. 125 ).

17 Respecto a las nociones de presentación , representación semántica y sernas aferentes o connota­tivos en los discursos, véase el glosario en E. Bailón Aguirre y R. Cerrón Pa lomino Terminología agraria andina-Nombres quechumaras de la papa. Cuzco : CERA "Bartolomé de Las Casas", 2002 .

18 <Pathos>: lo que se experimenta o prueba, experiencia; estado de ánimo elocutivamente conmovido y susceptible de despertar humores o disposiciones afectivas de base (categorías tímicas euloricas u disfóricas como las sensaciones de placer, amor, ira, tristeza, etc.) : lo patético o asunto emocionante.

19 F. Rastier (!bid. p. 43 n. 2) afirma, por ejemplo que en el caso de la tradición oral la coincidencia del ethos del orador y del pathos del oyente descansa, sin duda, en la sincronización rítmica de los flujos emocionales, observación que sin duda puede ser extendida a la tradición escrita y digital.

20 En el sentido que da Marx (El Capital) al ll amado "modo de producción de la vida material" que preside en general el desarrollo de la vida social , política e intelectual.

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______ Enrique Bailón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

formaciones sociales y prácticas de difusión y recepción literarias tradicionales son capa­ces de atestar su propia producción de bienes de cultura literaria, en evolución discontinua (durable y variable)21, y cuya virtud renovadora -propiedad común de toda obra de arte auténtica, sin la cual el arte deviene automatismo- en relación a los bienes de cultura litera­ria que los preceden es, a la vez, desorganizar e innovar la estesia sedimentada en la con­ciencia emotiva y cognitiva de cada comunidad, inaugurando y abriendo allí nuevas zonas de sensibilidad, esto es, el surgimiento de una nueva interacción en dicha estesia.

1.2 La descripción y explicación dialéctico-dinámicas de las tradiciones históricas li­terarias peruanas

A partir de la descripción sumaria de los rasgos caracterizadores de las < literaturas peruanas>, veamos ahora lo concerniente a su tradición histórica. Tomando como punto de partida el criterio elaborado por E. Morin para quien "la historia no es otra cosa que el vín­culo aleatorio, complementario, concurrente y antagonista entre desorden y proceso de complejización"22, la tradición histórica de las literaturas peruanas tratará de describir, cons­tituir y explicar el funcionamiento evolutivo de los fenómenos literarios acontecidos en la multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural sociedad peruana. Se trata, con este proyecto, de poner un poco de orden en el turbión de las historias de "la" literatura perua­na al uso, turbión infestado por mayúsculas confusiones de ideas, delirios autoriales, lec­turas ignaras o extravagantes, intereses inescrupulosos, periodizaciones efímeras ...

Ya al interior de este campo de conocimiento comencemos por advertir que, por ejem­plo, hablar de la escritura como tecnología fundadora única de la literatura supone, en ca­lidad de antecedente, el hecho de que en la historia del lenguaje debe privilegiarse tanto la evolución de los soportes tecnológicos como la evolución de los tratamientos, por ejem­plo, los literarios. Esta afirmación nos permite constatar, al contrario, que

en primer lugar, históricamente y de acuerdo a las demandas sociales de cada épo­ca, un nuevo soporte o un nuevo tratamiento no anula los precedentes, por ejem­plo, la introducción de la tecnología escrita, mediante los libros, y de los géneros li­terarios de la civilización occidental en la civilización andina y amazónica, no impli­có la desaparición ni de los relatos míticos o la escansión etnopoética ni de los cuen­tos , leyendas, fábulas , creencias populares, etc . sino su convivencia (literaturas ancestrales, populares, institucionalizadas) y en segundo lugar, "cada nuevo soporte permite nuevos tratamientos, pero no los determina" ya que una nueva tecnología define solo "un nuevo modo de interacción entre un tratamiento y un soporte"23 prevaleciendo su coexistencia (la tradición oral: onda recepción literarias tradicionales son capaces deonora, comunicación colec­tiva e interpersonal , prosodia, gestualidad, escucha; y, paralelamente, la tradición es-

\ 21 Cf. T. Todorov. "Poétiqu e et his.toire littéraire" en Qu'est-ce que le structura/isme 7 l e

structuralisme en poétique. París: Editions du Seuil, 1968, pp. 92-109. 22 E. Morin. le paradigme perdu: la nature humaine. París: Editions du Seuil, 1973, p. 147. 23 F. Rastier, op cit. pp. 74-75.

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crita: tabletas, pergaminos, papel y tinta, máquina de escribir, imprenta, libros, · computadoras, lectura en voz alta y en silencio). La introducción -con la conquista y la colonia- de la tradición escrita y los soportes

que la acompañaron (papel y tinta, libros), no determinó, por ende, la "aparición" de la li­teratura en los Andes y en la Amazonía; las literaturas andinas y amazónicas ciertamente ya preexistían en su tradiciones orales -muy abundantes y diversas- con sus propios gé­neros . Con la eversión y genocidio colonizadores, que como cualquier régimen tiránico pri­vilegió la lengua castellana imponiéndola, instrumentalizándola y aniquilando las lenguas ancestrales, lo único que se agregó fue un modo distinto de interacción entre e l tratamien­to literario ya milenario y el nuevo soporte (a los géneros de la tradición oral se sum aron los géneros literarios de la tradición escrita), pero de ninguna manera se introdujeron, por primera vez, discursos de naturaleza inédita para la civilización amerindia, como lo pretende la historia corriente de "la" literatura peruana que liga el destino del tratamiento literario úni­camente al de su soporte escrito. Los discursos literarios no dependen , para su continui­dad y pervivencia, de la aleatoria aparición o desaparición histórica de sus soportes tec­nológicos ; en efecto, los discursos literarios no "desaparecerán" cuando no subsistan más los libros, soporte ya anacrónico a comienzos del siglo XXI -como en su momento lo fue­ron la escritura en tabletas y pergaminos o la máquina de escribir- pero ahora todavía en existencia simultánea con las pantallas de las computadoras. En la actual etapa transitoria de tecnologías, la literatura aprovecha, sin percances , ambos soportes y así, como a todos consta, miles de personas utilizan la digitación electrónica para expresar sus narraciones, poesías, ensayos , etc. que luego son divulgados, a la vez, por los libros y la red.

Si se pone en juego las consideraciones precedentes, se estará en capacidad de cons­tituir esas totalidades relativas que alguna vez L. Goldmann llamara "estructuras signifi cat i­vas" o sea la tradición histórica de las literaturas peruanas como prácticas socia les di scursivas significantes, específicas y concretas, donde se observe, por ejemplo, en la tradición hi stó­rica literaria escrita, los procesos que sufren sus categorías genéricas más o menos estables ( en el caso de la lírica y de la novela, la evolución de los códigos semánticos, retóri cos , monoglósicos, estilísticos, temáticos, etc.) y, en la tradición histórica literaria oral , la evolu­ción de los motivos en relación a sus actualizaciones en los motifemas temporal y espacia lmente considerados24 . Ello deriva del hecho de que, como lo hemos dicho y prevé J. Basadre, la tradición histórica de las literaturas peruanas es solo un sector de nuestra(s) hi stori a(s) social(es) y cultural(es) y, por lo tanto, e l universo semántico de cada texto literario es so lo homologable en la logósfera o sistema de valores culturales que regulan, controlan y sanc io­nan la mentalidad del grupo social para el que dicho texto es plenamente intelig ible25 . Se

24 Este último, fenómeno altamente dialéctico dinámico propio de la evo lución de la tradición oral. concuerda con la conocida denuncia de E. Sa'id y H. K. Bhabha sobre el falaz inmovilismo y ho­mogeneidad plena atribuida a las cul\uras y civilizaciones colonizadas, falacia que hoy pervive. en nuestro caso, entre los prejuicios de la historia de "la" literatura peruana (a pesar de sus arres­tos heterogéneos) y el poder de las instituciones univers itari as y académicas al reterirse a las prüc­ticas literarias de las formaciones sociales ancestrales y populares peruanas.

25 En cambio, las hipótesis sobre la logósfera integral peruana que puedan sugerirse {por ejemplo. como propondremos enseguida, que nuestra tradición histórico-literaria es un po/isistema) no son

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trata, en resumidas cuentas, de una visión ecológica de este fenómeno cultural tal cual la explica C. Moisan :

"Si la literatura forma parte integrante de su medio, es necesario que la historia de la literatura rinda cuentas de ello más allá de simples menciones históricas, alu­siones a algunos movimientos de ideas, a clasificaciones sociales defectuosas o a simplificaciones económicas. la literatura y la historia de la literatura deberán definirse como sistemas que mantienen relaciones vitales con su medio y, por lo tanto, forman parte de otros sistemas "26 •

A partir de esta propuesta ecológica, el fenómeno literario global y las prácticas so­ciales peruanas literariamente significativas deberán organizarse en polisistemas (sistema de sistemas o pluralidad compleja de sistemas)27 que participan entre ellos, en estado de tensión o aplomados, para la constitución y acondicionamiento de las literaturas peruanas. Dichos polisistemas pueden ser complementarios y/o recíprocos, homólogos y/o conexos, separados y/o inconciliables, coexistentes y/o paralelos, dominantes/dominados, etc. Ade­más, cada uno de nuestros sistemas literarios (o conjuntos empíricos y orgánicos -no me­cánicos- de textos literarios interrelacionados) es autoreferencia128 ya que se le reconoce tanto por sus fronteras relativamente estables y los agentes que lo delimitan como .por su reconocimiento social (vrg. la tradición oral quechua) al cumplir allí una función que no tiene otro sistema (vrg. la tradición escrita quechua); consecuentemente, solo se puede consti­tuir enfrentado a los objetos textuales de otro sistema (vrg. tradición oral popular castella­no-peruana vs . tradición escrita castellano-peruana institucionalizada) pues ambos se ha­llan cruzados por normas pluriculturales de regulación cuyo ejercicio es conflictivo: dere­cho/costumbre, ciencia/creencias, política/moral , instrucción/analfabetismo, etc. Es de fun­damental importancia, en este punto, referirnos al hecho de que como se trata de sistemas de comunicación interactiva, en los sistemas literarios peruanos y sus transferencias al in­terior de nuestro medio multilingüe interviene, como factor decisivo, la traducción oral y

ni verdaderas ni falsas; e llas pueden servir de punto de partida o de ideas directrices para la dilu­cidación de, por ejemplo, detenninado fenómeno literario peruano. Su propósito será analítico en sentido etimológico, esto es, disolver los preconceptos, los prejuicios ideológicos y las opera­ciones intelectuales puestas en práctica en la redacción de la historia de "la" literatura peruana (ella conserva de una a otra versión, de la de Riva Agüero a la de Higgins y a pesar de "decir" que quieren distingui rse entre ellas, los mismos marcos de reproducción e imitación como encuadres, datos y patrones especulativos) e igualmente una liberación de la apreciación de los fenómenos literarios coercidos por la Institución Literaria Peruana.

26 C. Moisan. Qu'est-ce que l'histoire littéraire?. París: Presses Universitaires de France, 1987, p. 16. Tynianov coincidía, ya en 1927, en el mismo propósito; él escribía entonces que "el estudio de la evolución literaria sólo es posible si la consideramos como una serie, un sistema puesto en correlación con otras series o s istemas y condicionada por ellos" ("De la evolución literari a" en T. Todorov. Théorie de la /ittérature, textes des formalistas ruses. París: Édi tions du Seuil , 1965. p. 136).

27 Cf. l. Even-Zohar. Papers in Historical Poetics. Tel-Aviv: Tel-Aviv University Press [The Porter lnstitute for Poetics and Semiotics], 1978.

28 Se trata del llamado "Autopoetik System" de N. Luhmann.

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escrita en doble sentido, tanto de la lengua castellana dominante (formalizante) hacia las · ancestrales dominadas (aglutinantes) como de éstas últimas hacia la primera. Como se sabe, cuando se traduce se visita el corazón del texto, se percibe su musculatura temática, el sis­tema sanguíneo de su estilo que se debe reinventar en la lengua traductora. Desde la tra­ducción castellana del Manuscrito de Huarochirí por F. de Ávila, la presencia o la ausen­cia de traducciones en determinada época, la selección, los métodos de traducción29 , cum­plen funciones determinantes en la constitución de la hénada o Gran Todo literario perua­no y la tradición histórica de nuestras literaturas debe, por consiguiente, tenerlos muy en cuenta en el devenir de sus vicisitudes temporales30

.

De todo ello se deduce que la interrelación entre los sistemas de producción litera­ria dialéctico-dinámicos peruanos (nunca series de códigos particulares separados) tiene una función constitutiva. Es nada menos que la organización de las literaturas peruanas, ya que esa interrelación permite estudiar y generalizar el funcionamiento o comportamien­to de tales sistemas: orden, desorden y entropía. En esta perspectiva de inteligibilidad lite­raria racional -organicista, empírica, dinámica y funcional- si bien los elementos de cada sis­tema no son de importancia histórico-tradicional semejante ni tienen un estatuto similar, pues uno de ellos predomina socialmente sobre los otros o se subordina a ellos , sin embargo allí no hay progreso, apogeos o decadencias. Solo se encuentra movimientos en constante cambio, desarrollos, organizaciones diferentes según la situación estratégica o dinámica de los elementos englobadores en presencia, vale decir, acontecimientos socio-históricos y actos literarios cuya periodización no puede reclamar una validez exclusiva ya que las "ac­titudes selectivas" (Escarpit) proyectan varias maneras de repartir las fases de cambio, es­tableciendo, en consecuencia, diferentes dataciones o momentos de comienzo y fin de di­chas fases . En este sentido debemos aclarar que, por ejemplo, para la periodización de la tradición literaria escrita no está prohibido -de ningún modo- partir, en tanto en cuanto hi­pótesis, de las divisiones de la historia oficia131 , ya que el fin para determinar los momen­tos de cambio no es convalidar o invalidar esa periodización sino verificar el funcionamiento de un sistema literario determinado por comparación con otra etapa del mismo y con las periodizaciones de los otros sistemas.

En este sentido, la colación causalista entre los acontecimientos soc io-históricos y los actos literarios deberá ser reexaminada fuera de las apropiaciones (o confiscaciones) y exclusiones literarias actualmente institucionalizadas, abriéndose a la idea braudeleriana de las periodizaciones concurrentes en los ritmos largos y cortos de cada longitud polihistórica

29 Cf. E. Ballón Aguirre, 2006, pp . 207-214; F. Arango-Keeth. "Algunos criterios utili zados en la traducción de etnolileratura". Escrilos 11-12, 1995, pp . 357-379.

30 F. Rastier escribe que "más allá de las metáforas biológicas hoy recurrentes, la human idad no puede definirse únicamente por su genoma: el plurilingüismo y la traduccion son pruebas cotidianas que la humanidad existe 'por construcción' y se constituye ante lodo en su dimensión cultural[ . .. ] las obras traducidas han contribuido más que las otras a la edificación de una cultura plurilingüe" ("Éloge paradoxal du plurilinguisme" . Texto, vol. XII , nº3, julio 2007, p. 10).

3 1 Entendemos por <historia oficial> aquella que desde la conquista dispone de plenos poderes en las instituciones educativas del Estado y as í ha adquirido un definido carácter canónico y dogmü­tico .

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

en la sociedad peruana integral. Una vez acordados tales dispositivos y la descripción de su mutación , el primer paso será, a no dudarlo, abolir de una vez por todas las directrices vigentes del "humanismo corrompido" (Lévi-Strauss)32 universitario, académico y periodís­tico que desde mediados el siglo XX ha dirigido y aun determina el destino de los estudios literarios de la sociedad peruana y fundar nuevas directrices sustentadas en los auténticos aportes de nuestras ciencias sociales que intentan responder al grave problema abandonado por los especialistas de "la" literatura peruana -los límites de la "autonomía histórica" de nuestra producción literaria oficial- y usufructuar, en cambio, los notables legados del pen­samiento peruano desalienado, en particular los de M. González Prada, J. C. Mariátegui , C. Vallejo, A. Hidalgo, L. E. Valcarcel , E. Morote Best, J. M. Arguedas, J. Basadre, G. Lohmann Vi llena, C. Aranibar, P. Macera y A. Escobar, todos unidos solidariamente por la revisión crí­tica de nuestra etapa colonial y que gracias a su aversión del poder académico, la acogida al pensamiento disidente, el desprecio de los valores que engolosinan la intelectualidad pe­queño-burguesa, pudieron tomar distancia y pensar desprejuiciadamente; por último, uni­dos también por el criterio de que las literaturas peruanas no son autónomas ni como fe­nómenos artísticos ni como sistemas "autárquicos" de conocimiento. De ahí que para ellos la crítica literaria y el comentario de textos deben ser siempre un arma ética, entre otras, en la lucha por una mejor sociedad peruana integral.

Abordar esta tarea implica constituir -irrefragablemente- un equipo interdisciplinario de científicos sociales con historiadores de formación y profesión, lingüistas especializa­dos en la descripción de los textos y los discursos, conocedores de nuestras lenguas ancestrales, semióticos especializados en la producción Iinguocultural peruana integral , so­ciólogos y antropólogos con vasta experiencia de trabajo de campo en las grandes y pe­queñas ciudades , en las comunidades ribereñas , andinas y amazónicas33 . Este equipo, asis­tido en el trabajo de campo por los informantes de las lenguas ancestrales y de las distin­tas áreas diglósicas y triglósicas debidamente entrenados en la descripción de los fenóme­nos y problemas de tradición histórica de la sociedad peruana, procederá a trabajar partiendo

32 Cabe mencionar, entre otras directrices , el Autodidactismo, la Improvisación, el Muestreo (los trozos literarios se leccionados), el Solipsismo aerógrafo, el Amateurismo crítico. la Adulación autoría! , la Complacencia narcisista, el Chantaje intelectual, la Indiferencia frente a las tradicio­nes orales y escritas de las naciones ancestrales . .. Por ellas se ha creado una frontera que separa la historia de "la" literatura del resto de la sociedad y entonces, como preveía C. Lévi-Strauss. en esa "historia" sólo "se reivindica, en provecho de una minoría cada vez más restringida, el pri­vilegio de un humanismo corrompido". F. Vernier anota al respecto que "e l discurso "histórico" sobre la literatura (un discurso sobre la literatura como historia) se presenta como una configu­ración ideal de lo humano, de sus valores admitidos (¿por quién?), una especie de orquestación fonnal (verbal) de ideas-nociones, de actitudes y de creencias que vehiculan e ilustran el discurso mismo". (l 'Écriture et les textes. París: Éditions Sociales, 1972, p. 216).

33 No se trata, en nuestro caso, como se acostumbra, de adosar especialistas de épocas, de autores. de movimientos, de obras, sino de un equipo cuyos miembros reflexionen sobre el marco teórico de su trabajo investigatorio, sobre su funcionamiento metodológico, sobre los procedimientos esen­ciales del análisis e interpretación de los textos históricos y literarios y sobre la redacción de sus resultados, sin ser manipulado por los presupuestos, las concordancias o discordancias con sus pro­pios puntos de vista o la lógica o la no-lógica de la construcción acordada pero donde el aporte individual -ajeno a los egotismos acostumbrados- se diluya plenamente en el es fu erzo colectivo.

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de los criterios hipotético-deductivos del racionalismo empírico que presiden el punto de vista propuesto. Ellos consideran la articulación y registro34 especialmente de dos tipos de datos, a) los acontecimientos históricos confirmados y b) los textos literarios orales y escritos producidos por las comunidadeJ peruanas que

les sean atinentes, según tres relaciones: fundadora, en el sentido de que los acontecimientos historiográficamente (teó­rica y metodológicamente) convalidados son el fundamento de la(s) historia(~) y presiden su redacción; hermenéutica material, pues considera a la semiolingüística (y sus disciplinas conexas: manuscriptología, filología, ecdótica, retórica, textología, análisis del dis­curso) como intérprete de los actos de lengua y de literatura constitutivos de los textos producidos, difundidos y recepcionados por nuestra sociedad multinacio­nal (multiétnica), multilingüe y pluricultural; descodificadora-clasificatoria, que dispone (registra, conserva, ordena, distri­buye) y selecciona (la selección consiste en pasar de la complejidad de la totali­dad a la simplicidad de la constatación)35 los acontecimientos micro-históricos31'

y macro-históricos37 articulándolos con los actos literarios según una visión discontinua y dialéctico-dinámica de las tradiciones culturales peruanas ponde­radas antropológica y sociológicamente en su evo lución temporal.

34 Adoptamos el sentido que el vocablo <registro> tiene en las ciencias acústicas y fisicas donde sig­nifica recoger con precisión los efectos de un fenómeno a tin de estudiarlos o de reproducir e l fenómeno.

35 Un texto literario seleccionado es un texto históricamente legitimado por una instancia cualquiera ; por lo tanto, los pecados de omisión por prejuicio, pereza, incomprensión, mala fe . interés. tor­peza, inquina, precipitación, rutina, etc. son los mús reprensibles en este asunto.

36 Lo que F. Braudel llama las "duraciones o lapsos cortos" (Ecrils sur /'histoire. París: Flammarion. 1969). A . .1. Greimas apunta que el parecer histórico de la historia [de la tradición hi stórica de las literaturas peruanas] se constituye desde la dimensión de supe,jicie compuesta por "esta mul­tiplicidad de micro-sucesos a partir de la cual se efectúa la selección de los acontecimientos que. dado que son considerados significativos, adquieren la dignidad de acontecimientos históricos y. encadenados unos a otros, constituyen series de eventos integrables en el discurso hi stórico" (Sémiotique et sciences sociales. París: Editions du Seuil , 1976, p. 163). En la tradición oral pe­ruana esa dimensión de superficie está constituida por la serie de variantes y los molije111as res­pectivos y, en la tradición escrita, por la serie de textos literarios escritos y digitalizados produ­cidos por la sociedad peruana globalmente considerada.

3 7 Equivalente en F. Braudel a las "duraciones o lapsos largos". Frente al parecer histórico de la di­mensión de supe1ftcie se encuentra, siempre según Greimas y aplicando nuevamente su idea al caso peruano, la dimensión projúnda [de la tradición histórica de nuestras literaturas] en que ya no se encuentran las variantes o los textos literarios aislados sino, por ejemplo, los motivos en tradi­ción oral y en la tradición escrita los acontecimientos colectivos como los períodos, los movi­mientos literarios, las generaciones diacrónicamente consideradas (como sostiene Vallejo en la cit,1 de la nota 60), las escuelas, los grupos, las etapas, las clases, etc. R. Estivals encuentra, por ejemplo. en los casos que él estudia, que "existen fluctuaciones económicas y fluctuaciones literarias de am­plitud comparable" (Analyse de la périodisation lilléraire. París: Editions Universitaires, 1972. p. 86).

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______ Enrique Bailón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

En consecuencia las disciplinas sociales fundamentales, básicas, que permiten el acceso coherente y en lo posible riguroso a la tradición histórica de las literaturas perua­nas son la historiografía, la semiolingüistica, la antropología y la sociología. Ellas plantean el principio de que es en las diversas formaciones socio-culturales peruanas que se mate­rializan los fenómenos de producción, difusión y recepción literaria a registrar dentro de sus respectivas tradiciones históricas38 . El trabajo interdisciplinario que las congregue tendrá, pues, como tarea insoslayable la elaboración del modelo hipotético y del modelo confir­mado de las organizaciones sistemáticas de esa producción, difusión y recepción de las li­teraturas peruanas en dichas tradiciones histórico-culturales39.

Pero ¿qué es un modelo? En todas las disciplinas consideradas -historiografía, se­miótica, lingüística, antropología y sociología- se entiende por modelo40 un simulacro abs­tracto de conceptos homogéneos construido que permite representar un conjunto de fenó­menos sistematizados, simulacro que se considera capaz de describir, analizar y explicar un conjunto dado de hechos, vale decir, en nuestro caso, acontecimientos históricos y actos literarios. Puesto que los modelos deben adecuarse tanto a las exigencias teóricas como al objeto de conocimiento que pretenden modelizarl 1, son los criterios inductivo-deductivos de demostración (confirmación y refutación) los que permiten verificar su plausibilidad. Por lo tanto, es en y desde la axiomática del campo englobador de la tradición pluricultural pe­ruana -donde encuentran su razón de ser todos nuestros bienes aculturales, desculturales y asimilados por la cultura oficial, comenzando por las lenguas y literaturas ancestrales y populares42- que se justifica construir la teoría por vía deductiva.

En efecto, necesitamos idear un modelo hipotético que por lo menos articule el pla­no teórico de la organización sistemática de la tradición histórica de las literaturas perua-

38 R. Estivals apunta también que "la sucesión de concepciones del mundo no sólo se exp licarú por la evolución sociopolítica, en el nivel de las ideas y del contenido, sino por los elementos cons­titutivos del género en el plano de las fomias significantes" (!bid., p. 88).

39 Cf. R. Tanaka. Systems Modelsfor Literary Macro-Theory. Lisse (Bélgica): The Peter De Ridder Press, 1976.

40 Cf. A. J. Greimas y .l. Courtés. Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Ma­drid: Editorial Gredos S. A., 1982, pp. 264-265 .

4 1 B. Walliser sostiene que "todo modelo, cualquiera sea e l nivel en que se sitúe, puede ser conside­rado como un mediador entre un campo teórico del cual es una interpretación y un campo em­pírico del cual es una síntesis" (Systemes et modeles. lntroduction critique á /'analyse des systemes. París: Editions du Seuil, 1977, p. 153 ).

42 Sobre las relaciones entre cultura y lenguaje, E. Coseriu escribe que "el lenguaje es actividad crea­dora y, por ello mismo, actividad cultural infinita. Al mismo tiempo, es una fon11a de la cultura y la base de la cultura, especialmente como tradición cultural" ("Diez tesis sobre la esencia del lenguaje y el significado". Hueso húmero 50, mayo 2007, p. 4). De ahí que ningún sistema lite­rario exhte in vacuo. Su presencia se encuentra en relación estrecha con un cuerpo de bienes cul­turales y con la serie de vectores conceptuales e institucionales que prevalecen en un momento dado. De este modo la pluricultura fünda o se encuentra en la base (lenguas, instituciones políti­cas, educativas, administrativas, jurídicas, religiosas, etc.) de la producción literaria peruana ínte­gra: ella garantiza la unidad de los textos y de su sistemas.

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nas y el plano empírico de la organización sistemática correlacionada mas no causa/43 en­tre los acontecimientos históricos atestados y los actos literarios igualmente confirmados, ambos obtenidos por análisis cuantitativos (análisis de datos), cualitativos (aná li s is de los contenidos) y comparativos. Veamos su esquematización inici a l:

TRADICIÓN PLURICULTURAL PERUANA

AXIOMATIZACIÓN

Plano teórico de organización sistemática de la(s) Historia(s) de las Literaturas Peruanas

~ INDUCCIÓN , <------------------------------------:> DEDUCCIÓN

t '',,, 11 1 ' ,'

MODELO CONFIRMADO'',, /MODELO HIPOTtTICO ' I

' I

',,, /,,'

' I

Plano empírico de, organización/~istemática entre ' I

' I

~ I I

los acontecimientos micro- y I los actos literarios (produc-macro-históricos acaecidos <E- CORRELACIÓN -¿ ción, difusión y recepc ión)

en nuestra sociedad PLURICULTlJRAL orales, escritos y dig ita li za-MULTINACIONAL zados de nuestra soc iedad (MULTINÉTNfCA) MlJLTILINGÜE

43 Los acontecimientos históricos no son la causa eti ciente o fin al de los actos literarios; so n sus correlatos necesarios. Así, un escr itor o un infonnanle son age/1/es correlacionados de lns t<.: x­tos mas no sus causas finales pues muchos otros agentes participan en el sistema de la tradición literari a escrita: críticos, libreros, editores. profesores, pedagogos. comentaristas de di,1rios. ra­dio o televi sión, promotores de inform ación y propaganda litera ri a, etc.; cf. E. Ba ilón Agu irrc. "Al margen de una encuesta: de las contradicciones internas de la crítica litera ria en el Perú". /-lueso húmero 50. 2007, pp. 159-160: P. Bourdieu. l'an10ur de /'ar /. París: Ed iti ons de Minuil , 1966).

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

Una vez enfocado este objetivo centralizador a paitir del modelo confirmado propor­cionado por los acontecimientos micro- y macro- históricos acaecidos en nuestra sociedad multinacional (multiétnica)44 , se procederá, en primer lugar, a diseñar un programa para abor­dar la periodización tluctuante45, los ciclos de nuestras tradiciones histórico literarias4

1, ,

advirtiendo, ante todo, por principio general, que ellos pueden ser comparados pero no pue­den ser absolutamente calcados sobre la actual historia oficial del Perú -como hoy se acos­tumbra: establecimiento de coincidencias y colaciones analógicas entre los períodos de las expresiones literarias escritas con los períodos históricos de la historia oficial (por ejemplo, período colonial---,,literatura colonial; período de la independencia ----';> literatura indepen­dentista, etc.)-47 sino organizarse sistemáticamente merced a la descripción y explicación dia­léctico-dinámica -el por qué- del funcionamiento pancrónico (sif!crónico-sistemático48 ; dia­crónico-evolutivo) variable, discontinuamente seriado49 , de las tradiciones literarias perua­nas y sus índices : alusiones, ósmosis, comparaciones, migraciones temáticas y remisiones inter- y extra-textuales entre los momentos de "resurgencias", "equilibrios" y "desequili­brios" o "saltos", "rupturas" y "quiebras" discursivos de cada una, los "deslizamientos",

44 Es la decisión metodológica premeditada que en el análisis decide la bifurcación (la 11:poaípEm<;) entre los acontecimientos micro- y macro-históricos y los actos literarios con la precedenci a co­rre lativa ele los primeros. Este procedimiento es exactamente contrario al de la histori a de "la" literatura peruana que só lo pretende nimbar a l autor (no los textos) con hechos hi stóricos analógicamente dispuestos.

45 Recordemos que para evitar lo arbitrario ele una periodización ele la literatura instituida a partir ele criterios extraliterarios o no literarios, los formalistas rusos recurrían a otros conceptos como sistemas o series. Actualmente la periodización se instituye, por lo común, a partir clt! los géne­ros literarios y sus dest!quilibrios, translonnaciones, equilibrios, transiciones, etc.

46 Aquí subyace la ideología ele la temporalidad cíclica: comienzo, apogeo y diso lución . 4 7 Hay una observación sustancial desde el momento en que la periodización histórica no coincide

con sus alcances espaciales: ¿en qué medida la independencia proclamada en 1821 afectó a la tra­dición literaria oral aguaruna?, ¿este período fue parejo en todo el territorio nacional y por lo tanto tuvo consecuencias para toda la producción de bienes de cultura del país?; en fin , ¿ los ci­clos de la historia oficial repercuten y coinciden con los "coites epistemológicos" (Althusser) de la evolución tradicional de la cultura y civilización peruana integral? .. .

48 R . .lakobson seiiala que "la descripción sincrónica enfoca no sólo la producción literaria de una época ciada sino también esa paite de la tradición literaria que ha quedado viva o ha sido revivida en la época en cuestión( ... ). A manera de la historia del lenguaje, la poética histórica, si quiere ser verdaderamente comprensiva, debe ser concebida como una superestructura, construida sobre una serie de descripciones sincrónicas sucesivas" (Questions de poétique. París : Éditions du Seuil, 1973, p. 212).

49 Advertía G. Canhuilgem que "esta historia no puede ser una colección de biografias ni un pano­rama a la manera de la historia natural. Debe ser una historia de las filiaciones conceptuales . Pero esta filiación tiene un estatuto de discontinuidad como la herencia mendeliana" (Études d'hiswire el de phi/osophie des sciences. París: Yrin , 1968, p. 184). Las series se afincan en la evolución diacrónica y dependen de ell a para su constitución y su funcionamiento; ellas se pertilan en fun­ción deptras series, literarias o no pues remiten a lugares axiológicos identificables como educa­ción, política, moral , costumbres, etc. cuyas relaciones representan un sistema de va lores y así han escapado a la organización periódica de la historia de "la" literatura peruana. En referencia directa a la producción literaria general, Y. Tynianov escribe que "el sistema de la seri e literaria es, ante todo, un sistema de las funciones de la serie literaria que se encuentra en perpetua corre-

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las "anticipaciones" (el estereotipo de los precursores y los continuadores), las "superv i- · vencias" o los "anacronismos", las "tensiones", las "invariancias" y las "variac iones"5º, los "cortes" y "transformaciones" (paso de una forma a otra), las "degradaciones" y "a l­ternativas", las "concepc iones ", las "tendencias" , las "partidas" o los "cierres" latera les , las "permanencias" , las "corrientes"51, los "blancos" y los "retornos" e "in\ve rsiones" , la cambiante "cotización" 52 que presenta e l devenir de nuestras distintas invenciones litera­rias, tanto la ideo logía que soporta nuestra Institución Litera ri a53 como la base soc io lingüís­tica, nada fortuita, de las prácticas culturales en la tradición histórica de las formaciones sociales peruanas.

Se tratará, en resumidas cuentas, de que la tradición hi stórica de las literaturas pe­ruanas se funde en e l axioma de la interdependencia (coherencia, recurrencia, nive les de pertinencia) de sus sistemas, esto es, que uno de los sistemas de nuestras literaturas (por

!ac ión con las otras seri es . La serie cambi a de componentes, pero la diferenciac ión de las act ivi­dades humanas permanece. La evolución litt:raria como la evolución de las otras seri es cultura­les, no coincide ni en su ritmo ni en su carácter (en razón de la natu ra leza especí li ca del material que maneja) con las seri es que le son correlativas. La evolución de la tirnción constructiva inter­viene rápidamente , la de la limción literari a se produce de una época a otra. la de las füncion es de toda la serie literaria en relación a las otras seri es reclama siglos" (!bid . p . 130).

50 Las invari ancias y las va ri ac iones textuales deben indexarse en ej es de relaciones paramétricas (i .e una constante de la cual depende una seri e de vari ables) o en relac ión isométri ca (una constante sin vari ables ).

5 I La atemporalidad de las corrientes artí sticas es un fenómeno constante: e l romanticismo. e l ba­rroco. e l clasicismo son períodos más o menos delimitados pero también son categorí as perma­nentes y así se habla del romantic ismo de los clás icos o del clas icismo de los román ti cos, de l ro­manticismo de los surreali stas. del baiToco industri al (del cual, según .l . Cassou. la poes ía de Va llej o sería la más representativo de esta con·i ente). e tc. Ello sucede también con categorías discursivas penmmentes como relato en que, a diterencia de la narración, los eventos parecen contarse por sí mismos, sin intervención de ningún enunciador; el relato , que presenta as í el grado cero de la enunciación, se encuentra en e l mito, la leyenda, la epopeya. la traged ia, el drama. la comedia. la fábula, el cuento, la novela, la historia, la pantomima. el cuadro escénico. e l vitral, e l cinema. las histori etas, las noti cias policiales, la conversación, e tc. (cf. R. Barthes. "Analyse structun1k du réc it" . Poétique du récit. París: Ed itions du Seuil. 1977, p. 7).

52 Se trata de la literatura como negocio (de esta tus socia l -mecenazgo literario de empresas , indus­trias, bancos, etc.-, editoriales, cátedras de li teratura, cargos públicos, conferencias exces ivamente remuneradas, críticos y comentaristas a sueldo, tirndaciones, speech writers, congresos de I itera­tura, concursos flo rales, premi aciones pecuniari as y publicaciones -o ambas-, condecorac iones. becas, etc.) . En palabras de P. Valéry, "la literatura es el botín perpetuo de una acti vidad muy pa­recida a la de la Bolsa. Allí só lo se trata de va lores que se introd uce, que es tán a la suba o a la baj a, como s i titesen comparables entre ellos como lo son en la Bolsa las industri as y los nego­cios más diferentes de l mundo una vez sustituidos por los signos" (cit. por J. Charpier. Es.mi sur Pa11! Valély. París: Seghers. 1956, pp. 172-173).

5 3 ¿Cuáles son los modos de inserción socia l de los escritores profesionalizados como autores?, ¿cuáles son las fu entes documentales (borradores, palimpsestos. bocetos, e tc.)?, ¿cuáles son las circuns­tancias de composición y publicación?, ¿cuáles los circuitos de ed ición y difüsión'I, ¿y las re la­ciones o no relaciones entre los grupos, los mov imientos. los ciclos?. ¿cuál es e l papel que a ll í desempeña la críti ca periodísti ca y revisteril?, ¿qué hace r con el temor, e l ten-ora las grandes sín­tesis? ... ; e llo sin contar con los acontecimientos secretos, los pensamientos, las intenciones, los propós itos deducidos de los hechos, los fines no declarados o dec larados ...

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ejemplo, la tradición literaria escrita y digital) no puede "existir" sin la concurrencia de los otros (por ejemplo, la tradición literaria oral); y que demuestre así la ilación diversificada de nuestra producción, difusión y recepción literaria global, a través de los cambios tanto institucionalizados como desinstituciona lizados.

En lo pertinente a la hénada de la producción literaria peruana, ella procede al enfo­carse el examen y descripción de los principales rasgos caracterizadores ( ora de motif'emas y motivos ora de orden semántico, filológico , retórico, estilístico, temático, etc.) de los tex­tos orales, escritos y digitalizados, producidos por la sociedad peruana a lo largo de su de­venir tradiciona1 54 . La visión coherente y cohesionada a lograrse permitirá preservar los tex­tos definidos por sus contenidos discursivos literarios (estésicos) descartando los que no lo son (anestésicos) y constituir así nuestro gran corpus de referencia literario peruano. Ya en poses ión de esta masa textual literaria, que será el auténtico objeto de estudio de la tra­dición histórica de las literaturas peruanas, se podrá derivar los diversos corpus literarios tanto de trabajo como de referencia precisados por los enfoques investigatorios especia­les de cada disciplina social pertinente (la interdisciplinaridad controlada en los corpus li­terarios de orden cognitivo restante: lingüístico, sociológico, semiótico y antropológico) . En todo este trayecto no se tratará de averiguar más ¿qué quiere decir el texto? sino ¿qué dice el texto literario en estudio?, ¿cómo está hecho?, ¿de qué formación social proviene?, ¿cuáles son sus conexiones, sus ataduras discursivas, en fin , su territorio intra- , ínter-, ex­tra-textual?, ¿qué textos literarios alógenos han participado en él, qué corrientes literarias extranjeras lo afectan de algún modo, qué temas y motivos universales Jo informan?, ¿a qué valores ideológ icos se adhiere?55 . . .

54 Hoy contamos con instrumentos e lectrónicos digi tali zados aptos para esta tarea, por ejemplo. los utilizados por la American Standard Codefor lnformation lnterchange (ASCII ; la 1101111a ASC II es empleada para la codificación de caracteres en informática), e l Centre National d'é1ude des Télécommunications, el lnstilut National de l'Audiovisue/, etc.

55 Como se sabe, un corpus de trabajo lilerario oral está compuesto por las variantes textuales de una o más etnias que contienen un mismo motivo mientras que un corpus de trabajo literario es­crito comprende el conjunto de escritos de un escritor o atribuidos a él, identificados. repertoriados. escrupulosamente establecidos en los archivos conservados (antetextos (borradores y bosquejos) y pretextos o fuentes de la tradición genética que le corresponde). Desde G. Lanson, las princi­pales preguntas a responder para obtener un conocimiento de l tex to lo menos incompleto son: ¿e l texto es auténtico?, ¿e l tex to está completo?, ¿tiene vers iones?, ¿cuál es la fecha del texto (si es posible la fecha de composición y no solamente de publicación)'/, ¿cómo se modificó i;I tex­to desde la edición prínceps hasta la última edición dada por e l escritor?, ¿cuál es el sentido lite­ral del texto (historia de la lengua, tradición histórico-cultural)?, ¿cuáles fueron los va lores so­ciales (la dimensión política del acto de escribir) , intelectuales (historia de las ideas), emotivos y artísticos (estésicos) que despertaron su recepción?, ¿es atendible para la explicac ión de l texto algún dato del memento cronológico de la vida del escritor?, ¿cuál fue la influencia literaria y social de l tex to estudiado al darse a conocer y posteriormente (la circulación del texto: criterios singu­lares empleados en sus ediciones críticas y reimpresiones)?, y la "originalidad" del texto ¿qué in­tluencii:ll'> , préstamos (plagios o clonaciones) temáticos, de tropos, de estilo, etc. pueden identili­carse en é l como parle de un movimiento literario intranacional e internac ional ?, ¿qué hechos de la tradición histórica de la comunidad que produjo el tex to son atinentes para su comprensión'? ... En todo ello hay que tener en cuenta que la erudición no es un fin en sí sino un medio legítimo para sustentar el conocimiento de l texto.

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Estudios y Debates

Todo lo dicho puede ser hipotéticamente diagramado del siguiente modo :

Acontecimientos socio-históricos

11

Informantes y

escritores

Ni oyentes ni lectores

Oyentes y

lectores

a

1

A Actos de

producción,

/ difusión y recepción

B

Con este diagrama se trata de proponer una perspectiva cognitiva caleidoscópicu en la que, si bien no es posible sostener la vigencia de cualquier acto de producción litera­ria (producción de textos no directamente utilitarios) fuera del respectivo proceso de una sólida pero contrastada tradición literaria56 siempre en equilibrio inestable, ciertos hechos socio-históricos pueden coincidir con determinados actos de producción, difusión y recep­ción literaria. Es el caso IDA: por ejemplo, la primera etapa de la conquista y la coloniza­ción española coincide con la introducción en los Andes de las formas, géneros, est ilos , etc. literarios escritos vigentes en la Europa de la época, pero inicialmente ellos se difun­den muy poco y su recepción comprende solo una elite minúscula)57 . Los acontecimientos socio-históricos de un segundo período, por ejemp lo, el afianzamiento institucional y ad­ministrativa de la colonia, no explican necesariamente la efectiva extinción del género cronístico: 1108. En cambio, aque llos correspondientes a un tercer período no casarán, en su representación, con los actos en las prácticas de producción, difusión y recepción I ite­raría pertenecientes o bien a otro o bien al siguiente período de otra serie: es el caso 1108 en que, por ejemplo, las formas , géneros, estilos, etc . literarios escritos de fina les de la co-

5 6 P. Audiat hacia notar que "el pecado original de la historia ele la literatura es el análisis ele la obra como un producto cuando ella debe ser considerada como un acto. y un acto no se puede recons­tituir con los elementos materiales que contiene, un acto no puede ser identificado con elemen­tos aislables y discretos, esos átomos ele realidad anotados en las fich as. En la obra literaria co11H1 acto, todo el pasado está virtualmente presente y allí el determin ismo no tiene caso" (Cit. po1· A. Compagnon. la troisieme République des lettres. De Flaubert e) Prous/ . París: Éditions du Seuil. 1983, p. 208).

5 7 Un ejemplo ele primera hora: ¿cuántos lectores peruanos de las publicaciones originales de la Mis­celánea Austral de Diego Dávalos y Figueroa. los Comen/lirios del Inca Garcilaso de la Vega o el Apologético de Espinosa y Meclrano las entendieron y apreciaron su alcance?. ¡,cuál fue su re,1c­ción como "lectores de literatura"')

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lonia pervivieron en el período independentista, pero el ensayo político (vrg . los de Viscardo) y de crítica social (vrg. el de Tristán) surandinos coinciden (IIDB) con los hechos históricos de ruptura del legado cultural colonial. Advertiremos, no obstante, que esta co­lación solo puede ser reconstruida anacrónicamente: la Carta a los españoles americanos de Viscardo tuvo en su origen (1799) una difusión francesa (la primera edición castellana data de 1801 y la inglesa de 1808) y Peregrinaciones de una paria de Tristán fue traduci­da al castel !ano más de un siglo después ( 1946) de su publicación en francés ( 183 8); en todo caso, ambas obras solo alcanzaron un "horizonte de espera" receptivo estrictamente elitista58.

A diferencia de la historia de "la" literatura peruana que enfoca las rupturas de una detenninada época o período con el pasado detectando solo diferencias externas (movimien­tos, autores vs. autores, paralelismos) y no las diferencias de los textos en relación con los marcos de invención literaria vigentes y con las normas y códigos preexistentes, impidien­do así toda posibilidad de comprensión del fenómeno, desde el punto de vista de la tradi­ción histórica de las literaturas peruanas la significación y valor de los textos literarios no se encuentran en las generalizaciones que se apoyan en acontecimientos externos coordi­nados causa/mente sino que, en vía genético-comparativa, residen en las relaciones entre los elementos y niveles internos de un texto y entre esos elementos y niveles (u otros) frente a las normas y códigos de otros textos, a lo que se agrega ahora, en las vías genética y mimética, los factores socioculturales externos que inciden en cada texto en conjunto o por separado, como veremos más adelante.

De ahí que en lo que toca a los textos literarios mismos, la tradición histórica de las literaturas peruanas debe averiguar por qué un género literario domina en una determinada época, qué relaciona tal género a tal público receptor, cuáles son las vinculaciones entre géneros, temas y motivos (un tema puede requerir un género determinado; un género pre­supone necesariamente el tratamiento de un tema). Debe tenerse muy presente que la in­novación en un nivel es acompañada por retornos a los modos literarios precedentes en otro nivel, como sucede en Tri/ce donde esta capital innovación formal del discurso poético pe­ruano mantiene no obstante tópicos sentimentales comunes a la invención poética anterior, detectables no solo en los heraldos negros. De esta manera se operan los cambios forma­les en relación a las persistencias temáticas. Tales desplazamientos entre las formas y los contenidos no son simultáneos y solo se detectan mediante el proceso evolutivo de la diacronía literaria o sea, dado el caso, en la tradición histórica de las literaturas escritas pe­ruanas, pudiendo, entonces, reconocerse las normas y los códigos literarios contta los que insurgen los textos rebeldes , subversivos, y cómo apreciar sus disidencias.

A ello concurren igualmente otros indicios de la difusión y recepción literarias como los cambiantes fenómenos de analfabetización y alfabetización linguocultural , de ambientación

5 8 En este caso hay que tener presente, además, que respecto a la producción de los bienes cultura­les anc~trales el período independentista no cambió en nada su situación tradicional de opresión . El estamento social que los producía sólo cambió de amo: como se dice en Fedra de Racine (1 , 15: la fábula Asinus egregius cordatus): "cuando el poder cambia de manos, por lo común para los pobres no cambia otra cosa que el nombre del amo" ; así , para los nativos peruanos su situa­ción de expoliados permaneció idéntica cuando no empeorada.

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Estudios y Debates

ideológica, de expoliaciones etnoliterarias, de escrituralidad y legibilidad, de migraciones internas y externas, de estereotipac ión literaria, de renovación de las prácticas sociales como el inicialmente paulatino pero cada vez más veloz empleo de la digitalización por las comuni­dades y etnias59, de las políticas de educación masiva y de enseñanza privada, etc. Así, la periodización literaria60 exige la descripción cíc lica de los valores significativos contenidos en los textos orales y escritos -si n discriminación ni minusva lía entre la masa anónima de informantes o de los escritores ninguneados por la crítica y los escritores consagrados- y su correlación con la problemática socio-histórica regional (micro-histórica) y general (macro­histórica), advirtiendo, desde luego, que no necesariamente la segmentación de esta últim a problemática deberá coincidir con la primera ya que puede excederla o quedar corta .

Se tratará, en suma, de describir y exp licar dos paralelismos dialéctico-dinámicos -e l universo imaginario de la tradición escrita y/o el universo mítico-simbólico ancestral y po­pular de la tradición oral frente al universo sociohistórico que les corresponde a cada uno­y las producciones, difusiones y recepciones de diversa naturaleza, pues el fin esencia l ya mencionado es hacer corresponder y aclarar mutuamente actos de orden literario ora l o es­crito y acontecimientos históricos de orden ideológico ( creencias, doctrinas : conciencia mistificada), político, institucional (aparatos hegemónico-represivos del Estado), etc ., ocu­rridos en las formaciones socioculturales concernidas.

Es claro, en este orden de ideas, que la regularidad en la sucesión de los procesos de las prácticas literarias propias de las diversas comunidades del país no está garantizada solo por las generaciones de escritores e informantes , cosa de la cual dio acertada cuenta C. Vallejo en su artículo dedicado a estas fluctuaciones en la literatura francesa de su épo­ca. Escribe Vallejo61 :

"Muy conocido es el criterio que clasifica a los escritores por edades. los críticos .franceses han llegado hasta clas[ficarlos en generaciones de menos de 20 años, de menos de 30, de menos de 40, de menos de 50, etc. Nada más necio y.falso si con ello se busca determinar el carácter dominante de una década o de una época. l a edad

59 <Kumputarura>, entre los quechuas, aimaras y chipayas de hoy en día. 60 En la redacción periodística de nuestra sagrnda historia de "la" literatura peruana. tanto en la del

Viejo Testamento (los profetas: Riva Agüero. Sánchez. Tamayo) como la del Nuevo Testamen/0 (los evangelistas: los Cornejo, García Bedoya. 1-liggins), se emplea caóticamente estos criterios que por lo menos deberían permitir una organización más o menos coherente: los siglos. con sus movimientos (premovimiento, movimiento, posmovimiento) y escuelas. que acompafian las no­ciones de nacimiento, apogeo y declinación o decadencia: los períodos propiamente dichos. por ejemplo, para la tradición literaria escrita pe ruana: la cronística, el barroco, e l ensayismo. e l costumbrismo, el reali smo, el naturalismo. etc.: las ideas como e l dogmatismo, la ilustración. e l independentismo, el positivi smo. etc. y estos otros auxi li ares que deberían intervenir para ilkar subdivi siones: los escritores singulares (cuya obra debe ser seccionada en tantos géneros como los que practica) que representan una corriente o un movimiento o las generaciones de escritores y los géneros como la poesía. la novela, el teatro. e l ensayo. etc. con sus combinac iom;s como l.1 prosa poética, e l relato vers ificado, etc.

61 Crónica "E l caso Paul Morand". Variedades No. 1076, 13 de octubre de 1928: véase. en contra­rio, e l melifluo intento de J. J. Arrom. Esquema generacional de las letras hispa11oa111erica11as. Ensayo de un mé1odo. Bogotá: ICC. 1963.

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común a un grupo de escritores no determina el espíritu común de su producción. Muchas veces este espíritu común existe más bien entre escritores de diversas eda­des y aun de diferentes épocas. En la generación de avant-guerre -que hoy está entre los de más de 50 años- no todos son reaccionarios, y en la generación d'apres-guerre -que hoy está entre los de menos de cuarenta años- no todos son revolucionarios. El hecho de que Paul Morand tenga ahora cuarenta años no significa que sea un es­critor d'apres-guerre, es decir, un espíritu nuevo y revolucionario. Su obra, repito, es más bien reaccionaria y vieja pues ella se emparenta estrechamente a la genera­ción de avant-guerre cuyo máximo representante fue [Anatole} France".

Pues bien, si en el caso de la tradición literaria escrita las estadísticas de edición, di­fusión y lectura ayudarían mucho a resolver el problema, no obstante sabemos las dificul­tades para obtenerlas dado el "secreto profesional" de editores y libreros, más preocupa­dos por sus intereses financieros que por colaborar con una investigación histórico-litera­ria seri a. Queda, sin embargo, desde el punto de vista de la sociolingüística de las literatu­ras escritas peruanas, la estadística lingüística intratextual. Ella es muy rentable para fij ar los períodos literarios de las tradiciones escritas, siempre y cuando se aplique modelos ade­cuados a los fines perseguidos. Paralelamente, en el caso de la tradición literaria oral cabe notar el registro de las variantes de un relato de literatura ancestral en una determinada et­nia y en una época, así como su paso a las variantes de literatura popular oral en la misma o en otra comunidad por medio del cambio de figuras y moléculas sémicas e incluso su transvasamiento a la textualidad escrita y digitalizada.

1.3 Organización textual y contextual del corpus de trabajo en vista de la interpreta­ción de las tradiciones literarias peruanas

Al poner manos a la obra en este proyecto y tratar de abordar con cierta pertinencia las vías textuales y discursivas de acceso al corpus literario de trabajo, he ideado un esque­ma teleológico simple y ciertamente hipotético capaz de integrar, por ejemplo, los tropos a ser repertoriados en los modos de generación de los textos que integran dicho corpus. Como ningún texto existe de modo solitario, pues es comprado, prestado, leído o escuchado, ense­ñado, conservado o desechado, criticado, estudiado, etc., es siempre puesto en relación con otros textos similares o diferentes . En consecuencia, la reconstrucción analítica del texto lite­rario no procurará obtener la imagen de un monumento inmóvil (unidad y añadidos) cons­truido en el pasado sino como un signo dinámico de correlaciones e integraciones, esto es, un conjunto de operaciones, de movimientos en interacción, conjunto en el cual un elemento cohesionador (por ejemplo, una isotopía) o un grupo de elementos dispersos (por ejemplo, una molécula sémica) de ese corpus de trabajo sea destacado predominantemente en rela­ción a los otros62 . Así, el enfoque abarcará un sistema discursivo

paradigmático, pues ha de comprender en las "duraciones cortas" la sucesión tem­poral de momento o lapsos de la tradición literaria oral: las variantes recogidas en

62 Se trata de inventariar las modificaciones posibles de cada elemento: reducción, amplificación. deformación, invención, inversión, intensificación o debilitamiento, sustitución interna, etc.

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una comunidad o en una etnia espacialmente determinadas; y, en la tradición litera­ria escrita, una determinada etapa de los movimientos, los períodos, las corrientes, etc., sin perder de vista siempre la producción de las formaciones sociales situadas en las distintas zonas del país63 ; y sintagmático, que observe las "duraciones largas" de nuestra prodJcción literaria en su tradición oral, principalmente con el inventario de motivos y su migración en el territorio nacional y fuera de él y en su tradición escrita la secuencia temporal de las corrientes y movimientos literarios, sus prolongaciones o interrupciones, la apa­rición y desaparición de escuelas, etc. Los componentes semántico-interpretativos del diagrama general propuesto son los

siguientes:

MODO GENÉTICO

Perspectiva ge11ética:

(tradición textual oral y escrita)

MODO MIMÉTICO Perspectiva mimética: efec to s de sentido e impresión referencial y cultural general : étnica, filológi ca, histórica, po­lítica, religiosa, biográfica, psicológica, filosófica, estésica, etc.

(manusaitos, ediciones, etc.)

TRABAJO (.prototexto y textos co­lacionados)

(textos subse­ruentemente generados)

Perspectiva hermenéutica: enunci ados, ni ve les discursivos (dialectal , soc iolectal e idiolectal) y sentidos como recorridos entre atractores o comportamientos semánticos estabilizados.

MODO HERMENÉUTICO

Una vez dispuesto este nuevo diagrama, preguntémonos, ¿qué se entiende por tex­to como elemento constituyente del corpus de referencia general? Desde la perspectiva de su organización interna, un texto es una serie lingüística relativamente autónoma que cons-

63 Compárese, por ejemplo, la diferente producción literaria escrita en los primeros cuatro lustros del siglo XX: trujillana (Vallejo, Orrego, Espejo, etc.), arequipei'ia (Hidalgo, Rodríguez, Mostajo. Guillén, etc.), punei'ia (Churata, el grupo Orqopata, etc.), limei'ia (Valdelomar, González Prada,

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tituye una unidad empírica de habla oral o escrita acabada y fijada en un soporte material de registro (onda acústica y grabación, papel y tinta, digitalización), unidad lograda mediante su textualización, es decir, merced a la obtención de un estado provisorio, establecido y consolidado, a partir de cierta serie de transformaciones igualmente materiales: el intertexto interno o cotejo de sus variantes (oralidad) o sus versiones (escritura y digitalización). Un texto consignado en el corpus de referencia no representa, consecuentemente, siempre des­de el punto de vista de su intertexto interno, las cosas ni el mundo sino solo ciertas con­venciones orales, escriturales, digitales, sociales y académicas. Cada texto es, por ende, el lugar de encuentro de las dos operaciones que lo constituyen:

de un lado la textualización que acabo de mencionar -el enfoque enunciativo- y de otro la escucha y lectura -el enfoque interpretativo- que hace surgir de esa

textualización un conjunto de efectos de sentido e impresiones referenciales. Por ello el contexto englobador de cualquiera texto es siempre elegido por una de-

terminada estrategia que decide las condiciones de interpretación : la intervención de su situación particular y la tradición en que se le inserta. Finalmente, un texto así consolidado no es ni verdadero ni falso, es solo plausible

y por eso válido para su descripción e interpretación dentro de las condiciones de herme­néutica material establecidas, ahora, por el corpus de trabajo que lo admite.

Estas condiciones de interpretación comprenden, sin duda, los modos de generación (genético, mimético y hermenéutico) del corpus de trabajo y sus perspectivas de descrip­ción, a fin de proceder a organizar los textos consolidados que lo integran a partir de la mise en abyme64 que los intertextualiza: por ejemplo, la repetición en espejo tanto del tema como de la acción poetizada en cada uno de ellos . En efecto, para ordenar entre sí los textos de dicho corpus se precisa fijar una j erarquía clasificatoria que partiendo de su mutua inter­pretación decida hipotéticamente el prototexto (o texto tutor), o sea aquel texto "central" que en la escala de precedencia cumpla, gracias a sus propiedades de semiosis textual, esas condiciones de tipicidad con el máximo grado de pertinencia; al mismo tiempo, los otros tex­tos consolidados pero "periféricos" que componen el corpus de trabajo quedarán acopla­dos al prototexto, según sea su mayor o menor grado de pertinencia clasificatoria, la repe­tición del tema y la acción indicados.

Por lo tanto y de acuerdo al diagrama precedente, los modos de generación que per-

Eguren, Mariátegui , etc.), cuzqueiia (cf. A. Avendaiio. Historia de la literatura del Qosqo: del tiem­po mítico al siglo XX. Cuzco: Municipalidad del Qosqo, 1993 ; Y. López Lenci . El laboratorio de la Vanguardia literaria en el Perú . Lima: Editorial Horizonte, 1999, pp. 113-167), loretana. etc. En este caso como en los restantes habrá de tenerse en cuenta los textos de los escritores exilados voluntariamente dentro del país o füera de él. los nómadas, los vagabundos, aquellos que siendo peruanos aducen no pertenecer a ningún lugar o pertenecer al mundo entero, los proscri­tos , etc.

64 La espaci'alización de "abyme" que en heráldica francesa designa el centro del escudo ( 1671 ), ins­piró al novelista A. Gide la expres ión "mise en abyme" que a la vez que restablece la etimología. remite a un procedimiento de repetición en espejo del tema o de la acción ; cf. R. Barthes (lo Préparation du roman I et 11. Cours et séminaires au Collage de France (/9 78-1979 et /9 79-/ 980)). París: Éditions du Seuil - IM EC. 2003 , p. 232 n. 21).

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miten describir el corpus de trabajo, son los siguientes: (a) Genético65 , que procura pasar de la contingencia a la certidumbre textual al resol­

ver, en lo posible, lo que parece accidental, fortuito, incierto, eventual o dudoso. Este modo decide, entonces, la textualización, el establecimiento textual o "cierre" de cada texto del corpus de trabajo -lo que no supone ni su momificación ni ~u fajamiento- , a partir de la recensión o sea el estudio y jerarquización de los testimonios de la tra­dición textual en que se insertan mediante los llamados metamo1jismos intrate.xtuales o antetextos (manuscritos, bocetos, ediciones, alteraciones, etc.) y los pretextos que les corresponde (serie de textos que anteceden en el tiempo al corpus de trabajo), constituyendo así el marco de tradición oral o escrita (retórica, temática, argumental, etc.) y artística (literaria, pictórica, escultórica, musical , etc.) de la que dicho corpus de trabajo y específicamente su prototexto forma parte indisociable. En este pun­to, las llamadas bibliografias críticas y las críticas bibliográficas son esenciales.

(b) Mimélico, que proporciona la impresión referencial o sea la impres ión que justifica la descripción e interpretación de los efectos de sentido referenciales de la cadena intertextual (pre-textos, ante-textos y pos-textos) a pai1ir de su eslabón directriz, los tex­tos del corpus de trabajo. Si bien la semiosis textual determina, a su vez, el modo mimé­tico, los datos extratextuales que se congregan en el entorno intertextual condicionan -en último término- los efectos de sentido cultural general en la descripción, la interpretación y la explicación textuales (comentarios, notas, introducciones, aclaraciones, descripcio­nes, agniciones, etc.)66 . En consecuencia, los modo de generación genético y mimético determinan el contexto integral del modo hermenéutico, modo este último que se contextualiza con los datos enciclopédicos generalmente recogidos en las notas a pie de página (un criterio de mesura evitará aquí los apuntes supererogatoriosf'7;

(c) Hermenéutico, que permite describir la significación de cada texto consolidado, gra­cias a la interpretación de sus respectivos enunciados no so lo alegóricos o simbóli­cos. En efecto, cada texto determina el sentido de las palabras que contiene a partir de su significación en lengua o en diglosia, pero desde el punto de vista discursivo di­cho sentido se elabora -enriqueciendo o restringiendo esa significación- mediante la

65 En semántica interpretat iva y diterencial , el modo genético "determina o al menos coacta la pro­ducción del texto; este modo es a su vez regu lado por la situación y la práctica" (F. Raslier. op. cit.. pp. 233-234). A. J. Greimas y J. Courtés (op. cit. , p. 190) adv ierten al respecto que "la aproxi ma­ción genética [ ... ] considera a la génesis de un objeto como situada en la línea del tiempo y cum­pliéndose en una serie de formas sucesivas, por lo general en relación con las circunstancias ex te­riores que han podido condicionar el desarrollo"; de esta manera, la noción de génesis se atiene ,11 estatuto sociocultural del texto literario y no debe ser comprendida en el sentido restricti vo posi­tivista (el reflejo) y el formalismo estricto si n remisión a un mús allú mimético y hermenéut ico.

66 Según L. Go ldmann, el estudioso de la literatura debe hacer causa común con los hi stori adores ck las ideas y de las costumbres (Marxisme et Sciences hwnaines. París: Gallimard , 1970, p. 66). pues "la obra literaria no es el simple reflejo de una conciencia colectiva real y dada sino la cu lmina­ción, en un nivel de coherencia muy elevado, de las tendencies propias de la conciencia de un grupn u otro, conciencia que debe concebirse como una realidad dinámica. orientada hacia cierto esta­do de equilibrio" (Pour une sociologie du roman. París: Gallimard. 1964, p.41 ).

67 Estos apuntes supererogatorios abundan en la historia de "la" literatura peruana en uso: la literatura es el refl ejo de nuestro pueblo. de nuestro país, del ethos nacional, de nuestras asp iraciones. ele.

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acción de las "normaciones" genéricas y situacionales propiamente andinas o amazónicas, como también merced a las "normaciones" idiolectales (los llamados "estilos de autor") a determinar68 . Ahora bien, los criterios que presiden este modo hermenéutico en el corpus de referencia y en los corpus de trabajo a que dé lugar69,

dependen tanto de la "normalización" de dichos textos (los textos son producidos e interpretados como ocurrencias de su propio tipo) como de su "normación", enten­diendo por ello el hecho de que tales textos son producidos e interpretados en cali­dad de transformaciones de sus propias fuentes linguo-culturales superestrát icas, sustráticas y adstráticas : las diglosias (o la triglosia quechumara) andinas y amazónicas70 . Tanto en este último caso como en aquellos, mayoritarios , en que la "normación" discursiva castellana de época es relativamente homogénea, se tendrá en cuenta los niveles discursivos dialectales, sociolectales e idiolectales intervinientes, producidos e interpretados también como transformaciones textuales de sus propias fuentes linguo-culturales hispanas, andinas o amazónicas . Se procederá, en conse­cuencia, a describir e interpretar los órdenes del sentido articulados en cada texto desde ambas perspectivas solidarias, o sea como textos "normalizados" y "normados". Según los presupuestos metodológicos adoptados, en los modos de generación que

acabo de mencionar el modo hermeneútico se rige por el modo genético, ambos interpreta­dos tanto por las condiciones de producción como por las normas del sistema discursivo y genérico al que pertenecen, por ejemplo, el motivo de los entes originados o la poesía barroca colonial andina. De esta manera, el modo de existencia y funcionamiento del cor­pus de trabajo en su conjunto y en particular la "eficacia literaria del texto" (Lotman) de­penderán de la aplicación de los procedimientos que presiden los modos de generación arri­ba diagramados. Al mismo tiempo, la red relacional temática justificará considerar a ese cor­pus de trabajo establecido (compuesto ahora, he dicho, por textos afirmados) como un ítem independiente en la clasificación general del corpus, corpus a entenderse entonces no más como de trabajo sino como de referencia.

2. Propuestas para el estudio y debate sobre la tradición histórica de las literatu­ras peruanas

En resumen, desde nuestro punto de vista, el polisistema de las producciones, di­fus iones y recepciones literarias advertidas en la tradición histórica peruana será examina-

68 Por ejemp lo, al no haberse detemiinado la autoría precisa de los poemas caviedanos. cuando ha­blamos de "estilos de autor" este "autor" es tanto individual como colectivo; cf. E. Bailón Aguirre. Los corresponsales peruanos de Sor Juana y otras digresiones barrocas. México: UNAM , 2003 , pp. 209-247.

69 Puesto que el modo hermenéutico preside igualmente los recorridos de interpretación de nuestro corpus de trabajo, éste conduce la perspectiva descriptiva fundamental a partir de la perspecti ­va genétifa. como veremos enseguida.

70 Es el caso de los poemas atribuidos a Caviedes que parodian lo que J. L. Rivarola (La formación lingüística de Hispanoam érica. Lima: PUC. pp. 183-193) llama "lengua de indio", es decir. la di g losia linguoliteraria andina; cf. R. Cerrón -P alomino (Castellano andino . Aspee /os sociolingiiísticos, pedagógicos y gramaticales. Lima: PUC, 2003. pp. 83-106).

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do pancrónicamente (diacrónica y sincrónicamente) en dos dimensiones: Textual : compuesta por los textos de cada etapa en la evolución literaria de las cua­tro regiones hipotéticamente planteadas (1-11 ; A-B). Se trata de dar una visión cohe­rente, cohesionada e integral de cada fenómeno literario examinando donde se pon­drá los textos coetáneos en relación intertextual. Los discursos literarios de los tex­tos-muestras serán analizados intratextualmente a fin de destacar en ellos sus pro­piedades literarias singulares y aquellas que permitan ubicarlos pancrónicamente en la evolución de la tradición histórico-literaria peruana, latinoamericana y mundial; y Contextual: que comprende tanto un marco general de orden macro-histór ico como los marcos micro-históricos atinentes, social y culturalmente delineados para cada etapa estudiada. Dentro de esos marcos se describirá y explicará, de modo más pre­ciso, las prácticas literarias correspondientes a las formaciones literarias vigentes en cada período determinado, tanto en la larga como en la corta duración histórica. Allí se estudiará los modos de emisión y recepción literarios propios de cada etapa o lap­so de tiempo decidido por la tradición polihistórica peruana, destacando los valo­res dominantes de la ideología que dictaminan los criterios políticos y estésicos acep­tados en forma de movimientos literarios propios de las tradiciones orales y esc ri­tas . Igualmente, y como reacción dialéctica fundamental en cada una de estas eta­pas, se expondrá los valores utópicos o anti-institucionales propios de las literatu­ras marginales y clandestinas así como las ósmosis extra-textuales. A fin de relacionar las dimensiones descritas -textual y contextual- teniendo en cuen­

ta que en una sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural no hay so lo una macro-historia lineal -y menos si se trata de unificar la evolución pancrónica de las micro-historias de las etnias y comunidades peruanas- sino historias múltiples en cada zona deslindada (por ejemplo, en la zona triglósica castellano-quechumara del sur del Perú) y, además, diversas prácticas literarias al interior de ellas (por ejemplo, en esa misma zona surandina, la evolución paralela y divergente, a la vez, de las I iteraturas ancestrales, popu­lares e institucionalizadas, tanto orales como escritas), deben considerarse como facto res participativos los dos tipos de ideología que dirigen las prácticas literarias peruanas actuales:

la ideología "explícita" como superficie de la representación más o menos exacta de las relaciones sociales, como legitimación de las relaciones de dominac ión, por ejem­plo, las Instituciones que condicionan la actividad literaria (enseñanza escolar y uni­versitaria, academia, premios, concursos, congresos, etc .) y la ideología "implícita" como componente, en buena parte, del armazón interno de las relaciones sociales, por ejemplo, entre muchos otros ideologemas, lo "decible" (y lo "indecible"), lo "escribible" (y lo "inescribible"), lo "legible" (y lo "ileg ible") , en otras palabras, los valores ideológicos que obran -por fuera y más allá de las In s­tituciones- en tanto en cuanto alienación generalizada: por ejemplo, los estereoti­pos vigentes para la actividad literaria peruana actual: "los profesores de literatura son capaces de calificar el saber literario de los alumnos" 71 ; "los premios literarios

71 A pesar de que las obras de arte pluriculturales -y las de literatura lo son- pertenezcan al orden de la apreciación ora personal ora comunal.

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

garantizan la calidad de la obra premiada" ; "los autores clásicos (que se estudian en clase) y los incluidos en los programas de estudios, valen per se"; "el profesor y el crítico de literatura, por el hecho de ser tales, son el referente decisorio legítimo del saber literario" , etc .72

A partir de estos presupuestos, será preciso dilucidar por lo menos los siguientes puntos teóricos y darles una respuesta práctica y operatoria: (a) ciertos textos escritos u orales son considerados como soportes de "discursos lite­

rarios" no por los valores que tienen en sí mismos (su valor literario es , de hecho, puramente imaginario) sino por presentar y/o representar valores literarios (estésicos, pedagógicos, políticos, artísticos, etc .) para las prácticas literarias de determinada for­mación social peruana;

(b) al interior de cada tradición histórico-literaria peruana, los actos literarios solo co­bran sentido dentro de la perspectiva del devenir tradicional transformador: un he­cho literario (o contingencia irreductible) a registrar es siempre, funcionalmente , una innovación y a la vez una recuperación de las manifestaciones literarias preceden­tes ;

(c) el sistema de la hénada literaria global (o, hemos dicho, Gran Todo englobador de la producción literaria) de la sociedad peruana, constituido por la producción de he­chos literarios registrables en cada mónada étnica o comunal está, recordemos, en equilibrio inestable -pancrónico- constante consigo mismo;

(d) los correlatos internos u horizontales: la transformación o dinámica interna de las re­laciones sociales tanto en los textos como en los contextos indicados;

(e) los correlatos externos o verticales: los efectos o dinámica externa de las relaciones sociales de producción dominantes en los contextos sobre las relaciones sociales de producción en los textos ;

(f) los cambios sociales y la controversia ideológica en la tradición histórica dirigen los cambios de la superestructura ideológica; por lo tanto, la compatibilidad o coheren­cia entre las relaciones sociales de los textos escritos y orales y sus contextos ha­cen posible la correlación en las diversas situaciones de producción: los modos o contingencias de existencia en cada ocasión (fuente de dependencias, obligaciones, explotaciones, alienación política y cultural, etc.) condicionan los modos de pensa­miento e invención literaria, esto es, las funciones sociales jerarquizadas que hacen que existan -en determinada zona y tiempo- tales prácticas literarias y no otras.

* * * Frente a estos planteamientos sucintamente expuestos, las historias de la literatura

peruana actualmente en uso yerran ante todo por su agnosia radical sobre la naturaleza multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural de la sociedad peruana y, en ella, de

72 Estos sint'agmas paradójicamente ideologizados son comparables con otras estereotipaciones muy usuales en nuestro medio : "justicia militar" , "comercio equitativo" , "moral ecles iástica", "ej érci­to de salvación", "pundonor académico", "sendero luminoso", "mentira piadosa", "santa inqui si­ción" , "ciudad de los reyes", "guerra preventiva", "academia de la lengua", "casa de tolerancia". "opus dei" . "arqueólogo huaquero". etc.

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cada etapa de la evolución de las prácticas literarias en continua pugna y controversia dia­léctico-dinámica. Al suprimir abiertamente nada menos que el devenir constitutivo de la tra­dición histórica de las literaturas peruanas, para dicha "historia" la significación literari a depende de las convenciones institucionales antes que de la instancia de enunciación en sí de los textos literarios orales y escritos. Ella obedece a modos de informa~ión, de oculta­ción y de tergiversación específicos estrechamente ligados a su acción tanto de placebo autodidacto como de dominación intelectual universitaria y, por lo tanto, claustral.

Cabe referirse, además, a la evidencia paradójica por la cual el nacionalismo literario es una de las convicciones literarias y políticas universalmente compartidas. Sin embargo, en el Perú dicho nacionalismo es pensado contradictoriamente por sus adeptos como una particularidad inalienable e indefectible, única: la literatura peruana. Pero siendo nuestra sociedad, se ha constatado mil y una veces, multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural , es absurdo pretender sostener hoy esa monomanía que niega la naturale::.a eminentemente plural de las literaturas peruanas y, con ello, la característica concurren­te/controversia! de este fenómeno. En efecto, la descripción de los mecanismos de apari­ción, afirmación y prolongación del lazo literaturas-naciones (etnias), es decir, la proble­mática de las naciones-etnias peruanas en su vertiente literaria exige, en la medida de lo po­sible, cruzar las tradiciones históricas , los métodos de investigación y las teorías que per­miten pensar ese lazo, a fin de esbozar un modelo condensador que determine cada espa­cio-tiempo literario peruano (con sus "efectos objetivos") y el grado de autonomía del es­pacio literario considerado, en otras palabras, el lugar que ese espacio nacional-étnico ocupa en el espacio literario integral de la República Peruana.

Antes que la reivindicación de las especificidades de cada una de nuestras tradicio­nes literarias, lo que define de facto cada nacionalismo-etnicidad literario peruano es la forma y la historia de la lucha dialéctico-concurrente que ese campo literario particular libra con los otros. En esta vía el estudio de nuestros diversos nac ionalismos-etnicidades literarios constituye un capítulo central en el conocimiento de las tradiciones histórico-literarias pe­ruanas. Y en cuanto fenómeno cultural , el análisis y comprensión de los funcionamientos de los espacios literarios peruanos no pueden ser aislados de sus contextos artísticos y so­ciales de los cuales son solo una parte, aunque inalienable.

Por lo tanto, no es legítimo reducir este hecho altamente complejo a una sola dimen­sión o a una causalidad simple. Las naciones peruanas y, correlativamente, sus nacionali s­mos-etnicidades literarios, no son ni iguales entre ellos ni simétricos; no tienen el mi smo peso según las épocas ni el mismo sentido ni la misma forma ni la misma fuerza , pues difie­ren notablemente según el lugar que ocupan. Así, el conocimiento de cada caso particular implica su comprensión dentro de la globalidad de la producción literaria integral peruana . En adelante las literaturas peruanas deberán ser abordadas como un hecho multinacional­multiétnico solidario (donde se encarnan las tradiciones históricas particulares) y, a la vez, como un hecho relacional conjunto e integrador donde se libran las controversias literarias dialéctico-dinámicas entre ellas.

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Enrique Bailón Aguirre lnstitut F erdimuul de Saussure - (Comité Scieutffique)

París-Ginebra enrique. ba/1011-agu i [email protected]. ed11

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COMENTARIOS

Celi" Rubin" V"rg"s Pontificia Universid"d Católic" del Perú

c"l"rco@1maut".rcp.net.pe

La conciencia de lo que significa el multilin­güismo en el Perú, sus implicancias políticas. so­ciales y educativas requieren -para no quedarse en un mero discurso ideológico- del apoyo y la solidez de una propuesta de trabajo como la que defiende en el presente artículo, el reconocido se­miótico peruano, Enrique Bailón Aguirre para el estudio del fenómeno literario en nuestro país.

Este muy rico y denso artículo tiene como precedentes varios estudios que desde la década de los ochenta viene trabajando Bailón Aguirre acerca de la etnoliteratura y li teratura oral perua­nas, la hi storiografia de sociedades plurilingües, estudios de caso de motivos etnoliterar ios andi­nos y amazónicos, la producción narrativa perua­na, entre otros 1• La mayoría de esos estudios han logrado su art iculac ión y sistematización en los dos volúmenes de su libro Tradición Oral Pe­ruana. Literaturas ancestrales y populares (2006).

Este artículo se estructura en su parte inicial en una marcada oposición entre dos objetos de estudio que se anclan en posiciones antagónicas: la de "la" literatura peruana y la de las literatu­ras peruanas. ésta última defendida por el inves­tigador. El cambio del singular al plural tiene con­secuencias considerables pues es en esta variación que se teje todo el desequi librio de los tradicio­nales estudios literarios en el Perú. La conside­ración de ''la" literatura peruana tanto por la ll a­mada crítica literaria como por los responsables de las distintas hi storias de "la" literatura perua­na es ásperamente criticada por E. Bailón por haberse concentrado en la producción escrita en lengua castellana y por centrarse en el estudio particular de los autores consagrados por la !ns-

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Sus estudios han sido publicados en revistas aca­démicas de prestigio como: Revista Andina, Amazonia Peruana. Hueso Húmero. Escri tos, Mester. entre otras.

titución Literaria. Más allá de la adjetivación con la que el autor caracteriza a los híticos "aerógra­fos" y sus trabajos "monográficos" y "autodidac­tas", lo que les reclama es la ausencia de un ca­rácter científico y riguroso. la falta de definici ón conceptual. la fa lta de un verdadero análisis inter­textual e intratextual y correlativamente su des­conocimiento y desdén por todo lo que proven­ga de nuestras lenguas ancestrales y de las distin­tas producciones colectivas etnopoéticas y na­rrativas. En suma. les reclama la carencia de fun­damentos epistemológicos, teóricos y metodoló­gicos al abordar un realidad multilingüe y pluri­cultural como la peruana.

Lo interesante en este art ículo es que no sólo hay una crítica tirndamentada a dichas publicacio­nes sino que presenta una propuesta de trabajo de gran envergadura. La tesis central del artícul o propone las pautas sobre las que se debería fun­damentar. bajo una perspectiva científica. un es­tudio de la tradición histórica de las literaturas peruanas. Por eso sigue un plan muy estructura­do en su presentación: en primer lugar, estable­ce los rasgos caracterizadores de este objeto de estudio plural que es el de las literaturas perua­nas; luego, establece los fund amentos para su es­tudio y fin almente señala las pautas de la orga­nización textual y contextual de l corpus de estu­dio.

Al definir el arte literario en el Perú como "ar­tes primarios en lengua" , y como "bienes de cu l­tura de una sociedad multinacional (multiétnica). multilingüe y pluricultural" subraya uno de los aspec tos más interesantes de su propuesta. I.:: 1 estudio de las tradiciones hi stóricas está pensa­do no en los términos universalistas de la "litc­raridad" , noción adaptable a cualq uier época y cultura sino que está planteado en fun ción a lo propiamente peruano. Esta concepc ión busca adecuarse a nuestra soc iedad pues tom a en cuen­ta la pluralidad de los discursos orales y escri tos. las producc iones individuales y co lect ivas. la realidad diglósica y triglósica de nuestras comu­nidades. las situaciones de conflicto lin güísti co e incluso la resistenc ia a la norma castella~ia que se refleja en distintos textos que bajo otra perspec­tiva sería considerada como un anti va lor. En .:sta

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caracterización resulta muy esclarecedor, como en otras oportunidades lo ha subrayado Bailón, el valor de lo estésico frente a lo estético. Lo es­tético como la preocupación por el "buen gusto" y lo "bello" que impregna la crítica literaria pe­ruana, se contamina desde el momento en que se toma como un único paradigma el canon literario en lengua castellana. En cambio, lo estésico (Fon­tanille, Rastier) sirve para subrayar lo inteligible de nuestras sensaciones, lo perceptivo y lo emo­tivo que se manifiesta en los textos literarios y que es valorizado socialmente2. La caracterización de los textos de las literaturas peruanas se com­pleta con la valoración que el público oyente o lector le da a los textos y todo el circuito que su­pone la producción, difusión y recepción en cada comunidad peruana. Aunque no lo menciona en este artículo, E. Bailón ha propuesto al respecto un cuadro sumamente didáctico que esclarece las relaciones de producción y legitimación de los textos usando las nociones sociológicas del endo­grupo y el exogrupo3.

Bailón tiene la virtud de delimitar los territo­rios en los que hay mucho por estudiar como el de las "estructuras significativas" tanto de la tradi­ción histórica literaria escrita como de la tradición histórica literaria oral , en la que subraya particu­larmente "la evolución de los motivos en relación a sus actualizaciones en los motifemas temporal y espacialmente considerados". Habiendo perso­nalmente estudiado el motivo de la "petrificación" en el Manuscrito de Huarochirí para mi tesis doc­toral, he comprobado lo provechoso que resulta abordar otros universos discursivos de las litera­turas peruanas a la luz del estudio de la recurren­cia de motivos y variantes de cuentos tipos. En el Seminario de tradición oral peruana que tengo a mi cargo. hemos podido trabajar con los estudian­tes la recurrencia de motivos y variantes en las distintas recopilaciones de tradición oral contem­poránea. Teniendo en cuenta que "cada texto lite­rario es sólo homologable en la logósfera o siste­ma de valores que regulan, controlan y sancionan la mentalidad del grupo social para el que dicho texto es plenamente inteligible" y partiendo de las

2 Sobre la relación entre lo sensible y las valora­ciones colectivas se puede consultar Landowski ( 1999).

3 Bailón (2006, 93-94 ).

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particularidades lingüísticas y culturales de cada comunidad, se puede emprender un estudio com­parativo y cohesionado a pesar de la diferencia geográfica y temporal de los documentos (por ~jem­plo, los relatos etiológicos en los que aparece la figura del "zorro" se encuentran no sólo en la rela­ción colonial quechua de Huarochirí, sino también en los relatos populares del sur andino (Morote Best), de una comunidad cuzqueña (ltier) y de los distritos del Valle del Colea (Valderrama y Esca­lante). Asimismo, estudiar las variantes de un re­lato como "La leyenda de los siete cabritos" (Gar­cía) del universo mítico contemporáneo de los shipibo-conibo para establecer su estructura na­rrativa y su densidad semántica permite estable­cer nexos con otros universos discursivos de la amazonía peruana.

Con relación a la propuesta de formar un equipo interdisciplinario que asuma el proyecto de estudio y de escritura de una -otras se pueden prever en el futuro- historia de las literaturas pe­ruanas, es sin duda una tarea que no puede echar­se al hombro de un solo investigador. Sin embar­go, considero que un equipo constituido por hi s­toriadores. lingüistas, semióticos. sociólogos y antropólogos no debería excluir a los literatos de formación. Pienso en mis colegas de la universi­dad, en particular, los que siendo especialistas en un ámbito literario particular (por ejemplo en li­teratura colonial peruana o en el teatro colonial o en literatura comparada) tienen una sólida forma­ción teórica, manejan modelos de análisis textual tanto a nivel intratextual (aunque no utilicen ne­cesariamente los conceptos y herramientas de la semiótica discursiva (Greimas, Courtés) y la se­miótica interpretativa (Rastier), como intertextual (Genette, Bajtin). Incluir y no excluir a los que tenemos la responsabilidad de hablar de literatu­ra en los claustros universitarios, es necesario para que los cambios se logren de manera progre­siva e integral.

Uno de los aportes más significativos de esta propuesta de trabajo radien no sólo en la defini­ción conceptual previa al trabajo de campo sino en la construcción de un modelo que sirva de base para explicar la relación entre lo histórico y lo li­terario, entre la determinación de los aconteci­mientos históricos significativos y la producción. difusión y recepción de los actos literarios. Por ello, el esquema que recoge la "Tradición pluricul­turnl peruana" no sólo explica los mecanismos

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de ida y de venida en el quehacer deductivo e in­ductivo de todo aquel que trabaja con textos (sean orales o escritos) sino que además sitúa con cla­ridad la relación de los conceptos de tal modo que lo "pluricultural" se establece como una correla­ción entre lo que depende de lo histórico (lo "mul­tinacional" y lo "multiétnico") y lo que depende de lo literario (lo "multilingüe").

En el centro del proyecto de E. Bailón está lo que ha preocupado a la semiótica discursiva: el estudio del texto como "elemento constitutivo del corpus" . Por ello no nos preguntamos por lo que quiso decir el autor sino por lo que efectiva­mente dice el texto. De ahí que su construcción y su estudio en distintos niveles de generación discursiva sean necesarios. La constitución del "gran corpus de referencia I iterario peruano", nos ayudaría a determinar los rasgos caracterizadores en las tradiciones orales ( el universo mítico-sim­bólico gracias al estudio semántico de motivos y motifemas) y en la tradición escrita (el estudio semántico de las isotopías en lo estilístico. lo re­tórico, etc). De este modo, el análisis intratextual e intertextua se complementan y permiten des­cribir y explicar los dos paralelismos propuestos con el correspondiente universo socio-histórico, es decir, lograr de este modo dar el salto a lo ex­tratextual.

Completa la propuesta un modelo que per­mitiría jerarquizar los textos según su modo de generación genét ico, mimético y hermenéutico. Con ello la descripción lograría abarcar otros as­pectos de la vida de un texto literario: su génesis (muy distinta según se trate de la tradición oral o la escrita). su relación referencial y la interpre­tación de sus enunciados según se trate de una manifestación idiolectal, sociolectal o dialectal. Al respecto. sería muy ilustrativo saber según lo propuesto por Bailón, cómo es que se delimita­rían y se estudiarían estos tres modos de genera­ción textual en el caso de la "narrativa conversa­cional" de la que habla Bruce Mannheim4.

No tener en cuenta una propuesta tan seria y rigurosa como la de E. Bailón acarreará en el

4 Mannheím señala que "La estructura conversa­cional y coparticipatíva de la narrativa del que­cima sureño forma parte de un patrón más ge­neral en el uso del lenguaje en las comunidades quechuas sureñas" ( 50)

futuro la reproducción una y otra vez de histo­rias de la literatura peruana como las ya existen­tes que son un obstáculo para el avance en el es­tudio científico de lo múltiple y plural del fenó-meno literario en el Perú. 1

Más allá de la viabilidad de un proyecto como éste que implicaría el consenso y el com­promiso de distintas instituciones particulanncn­te comprometidas con el vínculo entre la inves­tigación y el desarrollo integral del país. su imple­mentación y culminación serían en primer lugar una contribución científica de rigor que acarrea­ría una revolución en la enseñanza universitaria de lo literario peruano. Además podría contribui r a que seamos más conscientes dt: la necesidad de aprender una lengua andina o amazónica, a escu­charnos más, a leernos más, a conocernos más. en suma. a vivir mejor nuestra pluriculturalidad y que nuestras diferencias no signifiquen barreras mientras estemos dispuestos a cruzar, de ida y de vuelta, los puentes de las lenguas y las cu lturas peruanas.

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Eduardo Hopkins Rodríguez Pontificia Universidad Católica del Perú

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Ha habido en la crítica peruana desde el siglo XIX al presente diversas maneras de afrontar el tema de la historia literaria peruana. Algunos pun­tos de vista excluían el pasado indígena y colonial de la historia literaria peruana. Situación superada actualmente al asumir el proceso histórico en con­junto. Durante el siglo XX, el pasado prehispáni­co suele estar presente en las historias literarias, aunque aceptado como una entidad poco accesible. Por su parte, el universo literario indígena contem­poráneo apenas se encuentra aludido por los his­toriadores de la literatura. Obviamente, porrazo­nes de acceso al material , por limitaciones lingüís­ticas, por prejuicios raciales, por el centralismo político, por el interés ideológico y pragmático para definir una nación mestiza hispanohablante, el espacio de estudio predominante en las historias de la literatura peruana era el de la literatura en len­gua castel lana, con la consecuente visión urbana y limeña de esta literatura. No obstante, desde la So­ciedad de Amantes del País hasta José Carlos Ma­riátegui y sus seguidores, siempre estuvo presen­te el tema indígena como motivo de preocupación en tomo a la tradición literaria peruana, aunque era una preocupación que no encontraba una solución pertinente.

Los intentos de sistematización histórica de la literatura peruana pasaron por perspectivas basadas en el positivismo, el "método" de las ge­neraciones, el historicismo, el marxismo, etc. Desde la historia social y con resultados disími­les, Alejandro Losada y Antonio Cornejo plan­tearon la necesidad de utilizar el principio de sis­tematicidad en el estudio de los diversos y con­tradictorios conjuntos literarios peruanos con el objetivo de incorporarlos en una totalidad que permitiera comprender su articulación, establecer clasificaciones, precisar su posición respecto a la sociedad.

En su "Esbozo general para el estudio de la tradición histórica de las I iteraturas peruanas", Enrique Bailón utiliza el concepto de polisistemas y asume la conformación del país como entidad cultural, étnica y lingüística múltiple. Asume como urgente comprender la diversidad lingüística y las relaciones de interinfluencia que esta situa-

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ción genera en la comunicación cotidiana y lite­raria. Es una forma de legitimar artísticamente las diferencias y peculiaridades estilísticas y lingüís­ticas en el horizonte de expresión de las obras I i­terarías peruanas. Las relaciones entre la literatura oral y la escrita incluyen apropiaciones, rechazos. incorporaciones, negociaciones, etc., cuya histo­ria requiere ser examinada. Para comprender esta problemática, basta tomar nota del aspecto de l lenguaje en un texto peruano literario oral o es­crito, territorio de contactos lingüíst icos múlti­ples, de respeto o menosprecio por las peculia­ridades locales del habla.

El autor señala como uno de sus principios la necesidad de reconocer la coexistencia de las tradiciones literarias oral y escrita y la valoración equitativa de ambas. En consecuencia, no acepta la definición generalizadora y unificadora que su­pone la denominación de "literatura peruana" para este conjunto y propone el cambio al plu­ral "literaturas peruanas". Estas serían aquellas "producidas, difundidas y recepcionadas en la sociedad multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultural peruana".

Desde este punto de partida, se propone, en primer lugar, una descripción del "sistema litera­rio" peruano que permita establecer correlaciones entre la sociedad y los textos orales y escritos que aquella produce y consume. Más específicamen­te, entre las operaciones a llevar a cabo en dicho proyecto se incluye la retrospección, correlación y proyección de los textos literarios en el proceso de producción, difusión y recepción en la histo­ria de cada grupo social y en la historia general del país. Si bien el autor insiste en el rango plu­ral de esta historia, reconoce que todo el conjun­to debe converger en una visión histórica integral en la que se vincule los "acontecimientos socio­históricos" y los "actos literarios".

Para este proyecto es importante examinar las influencias entre las tradiciones oral y escri­ta. El estudio de la tradición oral estará concen­trado en la descripción de los "sistemas textua­les migratorios de variantes y motivos". En cuan­to a la tradición escrita, importan "los sistemas textuales migratorios" de estilos, formas y con­venciones. Si la sociedad peruana produce "una gama de literaturas", la historia que se encargue de su estudio deberá cumplir los objetivos de descripción y explicación de su constitución y funcionamiento evolutivo.

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Consecuencia de la elaboración de esta nue­va historia de "las literaturas peruanas" será la determinación de la tradición literaria peruana como un conjunto de "prácticas sociales discur­sivas significantes, específicas y concretas".

Reconociendo la relativa autonomía de cada sistema literario, Bailón plantea una organización en poli sistemas b~jo los principios de complemen­tariedad, reciprocidad, homología, conexión, sepa­ración, inconciliabilidad, coexistencia, paralelismo, dominación, subordinación. Las vinculaciones entre estos sistemas ponen en práctica un princi­pio fundamental basado en la condición multilin­güe de la sociedad peruana: el principio de traduc­ción. Todos estos principios contribuyen a la de­limitación de cada sistema individual, al mismo tiempo que at ienden a la totalidad. Nos hallamos ante una interrelación que tendría una "función constitutiva", que permitiría comprender la orga­nización y el comportamiento de estas literaturas en sus vectores de orden, desorden y entropía.

Una vez recopilado el corpus literario perua­no, que es el objeto de estudio del proyecto de la historia de las literaturas peruanas. Bailón in­dica que se podrá responder a las siguientes pre­guntas: "¿qué dice el texto literario en estudio?, ¿cómo está hecho?, ¿de qué formación social pro­viene?, ¿cuáles son sus conexiones, sus ataduras discursivas, [ ... ] su territorio intra-, inter-, extra­textual?, ¿qué textos literarios alógenos han par­ticipado en él , qué corrientes literarias extranje­ras lo afectan de algún modo, qué temas y moti­vos universales lo informan?, ¿a qué valores ideo­lógicos se adhiere?".

De esta manera, la tradición literaria será un factor de referencia al que se aplicará principios de contraste internos y externos dentro del sis­tema literario y en relación con acontecimientos sociales e históricos, tomando en cuenta el cam­po de difusión y recepción, persistencia en e l tiempo, desfases temporales, relaciones con nor­mas literarias vigentes.

La investigación persigue "hacer correspon­der y aclarar mutuamente actos de orden litera­rio oral o escrito y acontecimientos históricos de orden ideológico [ ... ], político, institucional [ ... ], ocurridos en las formaciones socio culturales concernidas". Para esto, el análisis abarcará obje­tivos paradigmáticos (de corta duración) y sintag­máticos (de larga duración), de acuerdo con tres perspectivas: mimética (efectos referenciales) ,

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genética (pretextos, antetextos, prototexto o tex­to tutor, textos colacionados, postextos), henne­néutica (significación). Las perspectivas genética y mimética dan lugar al contexto de la perspec­tiva hermertéutica. Las tres perspectivas se harán cargo de los procesos lingüísticos ( diglosias, tri­glosias), niveles discursivos dialectales. sociolec­tales e idiolectales. Asimismo, será necesario ob­servar los aspectos multiculturales. los ejes ideo­lógicos explícitos (representación. legitimación de relaciones sociales) e implícitos (factores alienan­tes generali zados). Bajo estas cond iciones. se podrá describir, interpretar, clasificar los textos materia de estudio.

En el equipo interdisciplinario que se encar­garía de realizar esta investigación se incluye a científicos sociales, historiadores, lingüistas. se­mióticos. antropólogos. Curiosamente, no se menciona a los expertos en literatura. es decir. a los críticos literarios. La investigación literaria es una especialidad rica y compleja, con tradiciones efectivas y dinámicas. Sabemos que quienes no son especialistas en literatura tienden a asum ir los textos literarios como documentos sociales o bio­gráficos, ignorando sus condiciones específicas como textos ficcionales. con lo cual generan con­fusiones y lecturas absurdas.

Por otro lado, se requiere que los textos I ite­rarios no sean considerados como totalmente de­pendientes de circunstancias hi stóricas. En lite­ratura no todo puede ser explicado por correla­ciones históricas o sociales. El azar. la casualidad. el error, lo irracional. tienen también una enorme participación en los fenómenos literarios. De acuerdo a las preocupaciones contemporáneas. igualmente relevante es la observación de los va­lores, de las subjetividades no so lamente colecti­vas, sino también individuales en los textos lite­rarios de cualquier procedencia y condición .

La noción de modelo que utiliza el autor con­serva una cierta dependencia de la teoría vigente en los años 60-70, cuya operatividad se basaba en la posibilidad de una investigación deductiva y totalizante, sustentada en hipótes is limi tadas. orientadas hacia la confirmación del modelo teó­rico en el fenómeno empírico. En la investigación actual el concepto de modelo tiene un campo de aplicación flexible, sus fronteras son borrosas, no pretende ser totalizante ni único y está obligado a aceptar múltiples posiciones ante la complej i­dad de la realidad. Algo semejante ocurre con e l

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

concepto rígido de método, que puede resultar útil en ciertos contextos, pero cuya intervención en literatura ha sido abandonada por limitante e inadecuada. Los textos literarios requieren para su estudio de una gran amplitud de criterio, sen­tido de adaptación y creatividad. Los patrones metodológicos rígidos han quedado reducidos en su utilización a los aspectos menos relevantes de la obra literaria.

El axioma que asume como necesaria la inter­dependencia de los sistemas de las literaturas pe­ruanas requiere ser regulado aceptando que las relaciones entre sistemas pueden darse o no y que es posible la plena autonomía en algunos ca­sos. Por ejemplo, es claro que el sistema de la tra­dición oral no siempre se vincula con el sistema de la tradición escrita o viceversa.

En cuanto al estudio de cada sistema y del conjunto de sistemas sería pertinente observar si actúan relaciones jerárquicas internas y externas, así como las categorías de lo culto y popular, al­teridad, pluriculturalidad, entre otros elementos que la crítica ha detectado en varias de nuestras tradiciones.

Finalmente, si la crítica y la teoría de la lite­ratura poseen su propia historia, deben ser tam­bién parte del objeto de investigación de las lite­raturas peruanas.

Actualmente, la teoría literaria asume plena­mente la producción de las vertientes orales y escritas, así como sus respectivas conexiones. Tratándose del Perú, se reclama una mayor deci­sión en el manejo y desarrollo de estos concep­tos. El esbozo general que propone Enrique Ba­ilón es una toma de posición radical al respecto, y ha sido elaborado procurando establecer con rigor los criterios a seguir respecto a la conside­ración del corpus literario peruano oral y escrito como objeto de estudio histórico, así como en lo concerniente a los métodos que corresponden a tal investigación.

Todo proyecto tiene propósitos que están fuera de sus límites específicos de acción produc­tiva. Lo que está más allá del programa de Enri­que Bailón y que, al mismo tiempo, es su sopor­te, radica en la certidumbre de que es indispen­sable la aceptaciqn de nuestra riqueza multicul­tural para construir, dentro de la diversidad, cir­cuitos de comunicación y comprensión mutuas, típicos de lo que podríamos llamar una sociedad civilizada.

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Lo obvio y lo obtuso. 1 A propósito de un artículo de Enrique Ballón Aguirre

Carme/a Zanel/i Pontificia Universidad Católica del Perú

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En este sesudo trabajo de Enrique Bailón, el autor pretende establecer "los fundamentos cog­nitivos que permiten redactar disciplinariamente la tradición histórica de las I iteraturas peruanas" (1 ). Esta tarea necesaria, se vuelve apremiante­señala el autor-debido a la postergación sistemá­tica de otras literaturas, que no sean la variante castellana, desconociéndose así la naturaleza de una sociedad, que es necesario advertir y aceptar, de una vez por todas, como multinacional (mu l­tiétnica), multilingüe y pluricultural.

El artículo que comento consta de tres par­tes y objetivos: alcanzar una definición comple­ta y viable de lo que se entiende por literaturas peruanas (siendo el plural, e lemento clave de tal definición). Este propósito es alcanzado parcial-

Me refiero a L'obvie et l'obtus, co lección de ensayos críticos ~e Roland Barthes, publicados en 1982 (París: Editions du Seu il , 1982). Reto­mo del título de la obra de Barthes el sentido cotidiano de ambos tém1inos, lo obvio, es de­cir, entendido como evidente y verdadero y lo obtuso, en el alcance, por lo contrario, de inin­teligible y abstruso. No obstante, en dicha obra. Barthes distingue precisamente tres niveles de sentido: el primero, un nivel informativo, co­rrespondiente a la comunicación. Un nivel simbólico o de la significación sería el segun­do. Pero, hay un tercer nivel , más difícil de nombrar, aquel de la signi fiance, o 'significan­cia' ( como aparece traducido en la versión es­pañola). Para Roland Barthes, el sentido sim­bólico es intencional y se impone al receptor del mensaje, es un sentido que "va delante de mí [en tanto receptor]" y que el semiótico francés define como el sentido obvio; en cam­bio, ese tercer nivel de sentido, aquel que vie­ne aiiadido como un suplemento que el intelec­to no capta del todo, sería el sentido obtuso. Si nos atenemos a lo planteado por Barthes, qui­zá sea más por desconocimiento mío que aque­llos conceptos que llamo obtusos en el trab~jo de Bailón no los capte del todo.

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mente, debido, creo, al abuso de una terminolo­gía que dificulta la comprensión de los aportes del autor. En segundo lugar, se trata de plantear pre­supuestos básicos para el estudio diacrónico his­tórico de las tradiciones literarias peruanas, as­pecto que me apela por dedicarme al estudio de la producción textual del periodo colonial. Final­mente, se propone una organización textual y contextual del corpus de trab~jo, conducente a una interpretación de las tradiciones literarias perua­nas. Me concentro en el comentario de las dos primeras partes ya que no tengo objeciones al conjunto de esclarecedores esquemas y cuadros de ia última parte.

Comparto el reclamo del lingüista Bailón por incidir en que, a pesar de la hegemonía de una na­ción, no debe, ni, en verdad, puede haber una sola literatura debido a la diversidad linguocultural que se constituye ( o debería constituirse) en rasgo identitario de lo peruano. Por ello, Bailón denun­cia un monopolio en la escena literaria, de "auto­res individuales de literatura escrita en lengua castellana" y que luego son organizados "en pe­ríodos y generaciones, todo según criterios arbi­trarios-ideológicos-para cada caso" (3). Peor aún­en base, no al análisis integral de estos textos ele­gidos sino sobre la base de "trozos selectos". que se interpretan y reinterpretan ad libitum, se ob­tiene-en palabras del autor-"una visión sumamen­te incoherente de la <<historia>> de la produc­ción literaria castellana global" (3), donde no se encuentran "hilos de inteligibilidad a seguir de un periodo a otro o de una generación a otra" (3). Predomina la monografia como el género crítico más usado, hecho que va de la mano con un mar­cado centralismo autorial y el estudio, por tanto, só lo de los textos literarios, sin adoptar, como recomienda el autor, no solo una nueva metodo­logía de estudio y análisis más objetivos. sino los presupuestos de la semiótica, marco teórico en el cual se inscribe y apoya la propuesta del autor. En tal sentido, se puede apreciar a lo largo de todo el trabajo no solo una aplicación rigurosa de tal modelo sino el profundo conocimiento del autor, tanto del modelo empleado como de las distintas vertientes de la literatura peruana (la tradición oral y la escrita y sus manifestaciones en las dis­tintas lenguas ancestrales peruanas). Se trata, en­tonces, de recuperar y reivindicar las literaturas peruanas (en plural), verdadero propósito de al menos la primera de las tres partes del trabajo

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que ahora comento. Pero, y esta es la parte ob­via del artículo, parte con la cual no puedo s ino estar de acuerdo con lo señalado por Enrique Ba­ilón. También es, además de obvio, necesar io y verdadero, entender y admitir

1 que la sociedad

peruana "no produce, difunde y recepciona en monobloque una sola literatura castellana sino una gama de literaturas" (7), dada la realidad pluricul­tural y plurilingüe de nuestra sociedad. Esa es la realidad cultural de nuestro país y de todas sus distintas manifestaciones culturales, incluida la literaria. El desconocimiento sistemático de bue­na parte de dichas manifestaciones. por no estar escritas ( el caso de la literatura oral) o ser trans­mitidas en otras variantes lingüísticas, distintas del castellano (en alguna lengua ancestral como el quechua. aimara o alguna de las más de 40 varian­tes lingüísticas pertenecientes a las 12 familias de lenguas de la Amazonía), o del castellano coste­ño, en su variante limeña las más de las veces (consideremos, por ejemplo, las importantes y muy difundidas variantes del castellano andino o el de la selva), revelan muchas veces la ignoran­cia del crítico o estudioso de la literatura perua­na o un determinado sesgo ideológico. El estado de la cuestión-trazado por el autor-es. por cier­to, bastante pes imista, pero muy acertado en lí­neas generales.

Ahora bien, al momento de ir cerrando la pri­mera parte del artículo y de buscar obtener una definición completa y viable de la locución de li­teraturas peruanas, se advierte que dicha concep­ción del objeto-ha de ser "adecuada a esta nues­tra sociedad ... elaborada inductivo-deductiva­mente a partir de múltiples soportes materiales (los textos) y teniendo en cuenta tanto sus evo­luciones genéticas como conceptuales tradiciona­les" (5). Pero. reproduzco completa la definición propuesta. Así , según Bailón. literaturas perua­nas es:

un sintagma nominal que designa e l arte del lengu~je practicado en la multinacional (mul­tiétnica), multilingüe y pluricultural sociedad peruana y, a partir de él, la asignación a cier­tos discursos colectivos o individuales, ora­les o escritos, del macrova lor soc ioideológi­co de (re)presentación de orden estés ico­.nflru; del [los] inform ante[s ] y del[o s J escritor[es]-, organizado en elocuciones emo­tivamente valorizadas (discursos sobre lo

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sensible al actualizar lo sensible mismo) lue­go de un proceso de legitimación social y ac­tualizadas en serires linguales monoglósicas, diglósicas o triglósicas, consideradas estas úl­timas-en tanto producción-como trabajo enuncivo y enunciativo de orden semántico aferente (o connotativo) dirigido a un públi­co- mx6oc; del[os] oyente[s] y del[os] lector[es]-mediante actos de difusión y recep­ción consensualmente admitidos por cada co­munidad. (6-7)

La definición debía ser "del modo más sim­ple y por enumeración de rasgos caracterizado­res" , pero tras leerla con atención y citarla en ex­tenso, termina resultando farragosa y dificil de comprender. Entramos, lamentablemente, a lo obtuso del artículo. Enrique Bailón confunde a sus lectores y pierde lo ganado cuando paradójica­mente intenta delimitar con precisión de cirujano los alcances de lo que se debe comprender bajo el rótulo de literaturas peruanas, cuando ya ha­bía establecido con fuerza suficiente la necesidad de acabar con los terribles prejuicios que domi­nan-a su parecer-el quehacer intelectual del inves­tigador de la literatura peruana, dentro y fuera del país.

Ateniéndome ahora al segundo objetivo, es decir, el propósito de alcanzar una caracteriza­ción histórica de las tradiciones literarias perua­nas, reconozco que no basta-como advierte opor­tunamente Enrique Ballón--el establecimiento de "coincidencias y colaciones analógicas entre los periodos de las expresiones lite rarias escritas con los períodos históricos de la historia oficial (por ejemplo, periodo colonial a literatura colonial ; periodo de la independencia a literatura indepen­dentista, etc.)" ( 18), aunque e l autor reconoce que "para la periodización de la tradición litera­ria escrita no está prohibido ... partir, en tanto en cuanto hipótesis, de las divisiones de la his­toria oficial" ( 12). Ahora bien, lo problemático de un rótulo como el de literatura colonial peruana­por poner un ejemplo-reside en que muchas ve­ces incorporamos automáticamente dentro de los corpus de la(s) literatura(s) peruana(s) produc­ciones textuales producidas en la colonia o inclu­so durante el lncaho, cuando en sentido estricto el Perú no existía aún. Creo, además, y como acla­ra Margarita Zamora,2 que los textos producidos en el periodo colonial fueron concebidos por sus

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autores dentro de una categoría textual original (la crónica, la relación, el comentario filológico, el discurso neoplatónico) cuya pertinencia a l cam­po li terario, histórico, filosófico, etc . ha variado con el transcurrir de los siglos (sobre todo debi­do a los intereses independentistas de l siglo XIX por buscar raíces nacionales y eventualmente "in­ventarlas") que han convertido a esos mismos tex­tos en los textos fundadores de las distintas tra­diciones literarias nacionales de Hispanoamérica. Así , los Comentarios reales se convierten en el texto fundador de las letras peruanas y su autor en e l "primer mestizo" o "primer peruano" , de acuerdo más a un proceso de mitificación del per­sonaje que no a un entendimiento pleno de la en­vergadura de la obra del cronista cuzqueño. En suma, sostiene Zamora, es necesario reconocer que considerar buena parte del corpus de textos coloniales como literatura del periodo colonial es una decisión, hasta cierto punto, arbitraria, ejer­cida por una comunidad de lectores. Zamora su­giere, entonces, una estrategia crítica bipartita, es decir, que sitúe el texto estudiado dentro de su contexto socio-cu ltura l original y que también ilumine el contexto que ha determinado su clasi­ficación como "literatura colonial" para revelar las distintas lecturas e interpretaciones que dicho texto ha sufrido a través del tiempo.

Finalmente, y a modo de apretada conclu­sión, creo que es importante-como señala Ballón­"disolver los preconceptos, los prejuicios ideoló­gicos y las operaciones intelectuales puestas en práctica en la redacción de la historia de <<la>> literatura peruana" ( 1 O, nota 25), cosa que lamen­tablemente no hace nuestro autor al menos al en­carar el llamado periodo colonial. Es cierto que la introducción de la escritura no determinó la apa­rición de la literatura en los Andes y en la Ama­zonia y que las literaturas andinas y amazón icas ya preexistían en sus tradiciones orales, pero con­vendría realizar un acopio de los materiales tex­tuales producidos en las lenguas indígenas durante la época colonial como hace James Lockhart para Mesoamérica, especialmente en la zona nahua,

2 Me refiero al iluminador artícu lo de Margarita Zamora. "Historicity and Literariness : Proble­ms in the Literary Criticism of Spanish Ame­rican Colonial Texts." Modem Language No­tes 102.2 (marzo 1987): 334-346.

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quien demuestra no solo la existencia de una tra­dición escrituraría en dicha lengua, paralela a la castellana en The Nahuas after the Conquest, sino la utilización aprovechada de toda estrategia que fuera útil. 3 Ahora bien, en el caso de las lenguas andinas, al carecer de un soporte escrito con e l que sí contaban el nahua y el maya, estas lenguas fueron más rápidamente invadidas por el impac­to de la lengua europea.4 Por ello, un documento como el Manuscrito de Huarochirí, de principios del siglo XVII, muestra una penetración más fuerte del español en la mayor cantidad de hispa­nismos que documentos nahuas muy posterio­res.5 Un trabajo semejante está aún por realizar­se para la zona andina, a pesar del valiosísimo trabajo de estudio y recuperación de las distintas

3 Me refiero al monumental trabajo del historia­dor norteamericano James Lockhart. The Na­huas after the Conquest. A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico, Six­teenth through Eighteenth Centuries (Stanford: Stanford University Press, 1992), donde se de­muestra, a partir del análisis de documentación mundana producida por ellos en su propia len­gua ( el náhuatl), es decir, testamentos. compra­ventas, matrimonios, juicios, etc., que las co­munidades indígenas absorbieron todo aquello que les fue útil y que fueron capaces de mante­ner mucho más de su identidad anterior a la conquista de lo que se había creído hasta ahora.

4 Me refiero a los códices y a la escritura que na­huas y mayas practicaban y que aseguraron una rápida transición y la adopción del sistema de escritura europeo, mientras que las naciones an­dinas carecían de un instrumento equivalente, considerando incluso los quipus, que cronistas como el Inca Garcilaso, sindica no sólo como un sistema contable, sino como un medio "es­crito" para registrar e l pasado. Entonces, como aclara Lockhart, "los Nahuas, como los otros pueblos mesoamericanos y más que los andinos que desconocían el papel, estuvieron listos para intentar escribir en e l nuevo estilo y apropiarse del importante papel jugado en el sistema espa­ñol de los notarios y letrados" (The Nahuas 326; mi traducción del inglés).

5 Esto lo explica de manera clara James Lockhart en un artículo publicado en 1992, "Three Ex­periences of Culture Contact: Nahua, Maya. and Quechua" (Mester 21.2 [ 1992]: 5-21 ).

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tradiciones lingüísticas ancestrales realizado pcir el brillante trabajo de especialistas como Roclol­fo Cerrón Palomino y el propio Enrique Bailón Aguirre, pero que aún falta integrar a los esfuer­zos hechos por historiadores y literatos para construir un panorama más comp leto de cómo se generaba la producción textual de los grupos in­dígenas y mestizos durante la colonia y cuáles las coordenadas históricas, textuales y filosóficas en la que se inscribían dichos textos.

Por otro lado, percibo, en el valioso trabajo que comento, una mirada esquemática y prejui­ciada del periodo colonial en quien encaminó mi s primeros pasos por la investigación literaria y quien me permitió descubrir e l mundo andino. la época colonial y sus complejidades.6 Porque creo-y por ello, sigo abocada a l estudio de dicho periodo con espec ia l interés en la crónica mesti­za e indígena-que desentrañar la producción tex­tual en dicho periodo es crucial para entender la lucha que significó la supervivencia y persisten­cia ele modos originarios de las tradiciones pre­hispánicas a los que se superponen y conviven modos europeos y crio llos que nos permitan en-

6 Agradezco la paciencia y estímu lo del protesor Enrique Bailón, quien fue asesor de mi tes is de Bachillerato entre 1988 y 1989, en un anúli­sis semiótico del Manuscrito de Huarochirí , que intentaba desentraiiar la naturaleza del relato en función al papel del héroe c ivili zador y "único padre" (huc yayayuc) , el huaca Pariaca­ca en "El ciclo mítico de Pariacaca. Análisis en lingüística del discurso" (Memoria de Bachi lle­rato. Facultad de Letras y Ciencias Humanas ele la Pontificia Universidad Católica del Perú. 1989), trabajo que obtuvo el premio de Con­cytec a la mejor tesis de pregrado de ese ai1o. Gracias a este trab~jo. descubrí un texto valio­sísimo, único documento quechua del s ig lo XVII en su género, el Manuscrito es una reco­pilación de tradiciones y mitos de la sien·a cen­tral andina que es resultado directo del vio len­to proceso de extirpación de idolatrías. donde. si bien se destruyeron costumbres, creencias y objetos rituales, paradójicamente se propició la recolección de testimonios como este que se constituye en una ventana privilegiada hacia el proceso de configuración y superposición de variados estadios de construcción de la identi­dad de los pueblos andinos. Se articul an tres

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tender el proceso de cómo va surgiendo una nue­va identidad plural, mestiza, múltiple que toda­vía no empezamos a aceptar del todo.7 Pero, in­tentar alcanzar un entendimiento de dicho perio­do y sus particulares y cambiantes coordenadas culturales, obliga al investigador a man"jar varios códigos-lingüísticos (e l necesario conocimiento del quechua, pero también del latín, además del castellano) y cu lturales (históricos, filosóficos, entre otros).

Por ende, no creo que se trate únicamente de "arrestos heterogéneos" (1 O, nota 24) en el po­der de las instituciones universitarias e l incluir el estudios de textos como el Manuscrito de Hua­rochirí o la Nueva coránica de Guarnan Poma en

7 Me encuentro desde hace varios años estudian­do la segunda parte de los Comentarios reales del Inca Garcilaso, la obra póstuma del cuzque­ño, que apareció con el título apócrifo de His­toria general del Perú (Córdoba, 1617). Mi in­vestigación titulada, "Garcilaso y el final de la historia: tragedia, providencialismo y genealo­gía en la propia historia. Una investigación a partir de los repertorios literarios, históricos y filosóficos de los Comentarios reales de los In­cas (segunda parte)", busca releer la crónica póstuma del cuzqueño a partir de las conven­ciones de la "tragedia", tal como ésta se enten­dió en el Renacimiento, es decir, como un re­lato histórico caracterizado por inesperados cambios de fortuna, como se lamenta Atahual­pa, apresado ya por los espafio les, al ver un cometa en el cielo: "estoy triste, porque estas sefiales no se muestran sino para anunciar gran­des calamidades, muertes de reyes y destrucción de imperios" ( 1944 [ 1617]: 1, XXXIV: 91 ). Pero, leer e interpretar la segunda parte de los Comentarios reales como una tragedia rena­centista exige replantear y entender en distin­tos y más enriquecedores ténninos el proyec­to historiográfico total-al menos la obra dedi­cada al Perú-del cronista mestizo y considera­da fundacional y clave para la construcción del imaginario nacional. En esta segunda parte, Garcilaso ensaya una lectura trágica y desenga­ñada del la historia del Perú, que es quizás más realista y más útil que la representación utópica y detenida en el tiempo de la "ejemplar" épo­ca incaica, descrita en la más conocida, celebra­da y leída primera parte de 1609 ..

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los syl labi de los cursos de literatura co loni al pero también la poesía de homenaje y circunstan­cias de los más dedicados cultores de la adulación en las cortes virreinales, sino de la necesidad de estar conscientes de que todo intento de aproxi­mación al análisis (en este caso) de nuestra lite­ratura debe siempre ser abierto. honesto e infor­mado, pero a la vez consciente de que toda lec­tura e interpretación contiene siempre un trasfon­do ideológico del que debemos estar conscientes y del que no es ajeno, siquiera, el presuntamen­te aséptico instrumental semiótico que el profe­sor Bailón preconiza.

Jean-Philippe H11sso11 CRLA (Centro de Investigaciones

latino-Americanas) Universidad de Poitiers

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Por su ambición al nivel temático -cuantas manifestaciones literarias nacieron de las lenguas usadas en el territorio del Perú- y cronológico -los cinco siglos que transcurrieron desde la Con­quista-, pero también por su carácter pluridisci­plinario, el amplio programa de investigaciones que Enrique Bailón Aguirre expone en su artícu­lo suscita numerosas interrogaciones. En este bre­ve comentario, me limitaré a formular dos obser­vaciones que concibo como una contribución a un proyecto de notable interés pero que su misma envergadura hace necesariamente inacabado y destinado a enriquecerse mediante el debate. tanto en lo que se refiere a sus bases teóricas como a las condiciones de su realización práctica.

El punto de partida del estudio planeado es la constatación por Enrique Bailón de graves in­sufic iencias y, sobre todo, postulados de base erróneos en la gran mayoría de los trabajos exis­tentes sobre la literatura peruana. Uno de estos defectos es la ausencia de definición del objeto "literatura peruana"; otro la reducción de la lite­ratura peruana a su componente de lengua caste­llana; un tercero el carácter arbitrario de las cla­sificaciones existentes, especialmente en lo que se refiere a la identificación de ciclos, períodos o ge­neraciones. Tales observaciones, cuyo acierto no discuto, constituyen innegablemente una crítica radical de los presupuestos de los estudios ante­nores.

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En estas condiciones, no sería inadmisible preguntarse si no convendría dar un paso más y cuestionar la misma noción de "literatura perua­na" o "literaturas peruanas". En efecto, tratándo­se de un concepto que abarca todas las literatu­ras amerindias del Perú, tendría que ser válido para cada una de ellas, y esto es precisamente lo que me parece dudoso. Así, por ejemplo, la idea de una literatura quechua peruana, concebida como esencialmente distinta de las literaturas que­chuas boliviana y ecuatoriana, está desmentida por la realidad. Citaré a este respecto el caso de los dramas tradicionales de la muerte del Inca Atahualpa, que en la actualidad se escenifican en dos grandes áreas situadas, la una en el Perú cen­tral (departamentos de Lima, Ancash, Junín, Pas­eo, Huánuco y La Libertad), la otra en el suroeste de Bolivia (departamentos de Cochabamba, Oru­ro y Potosí). Las versiones de cada grupo tienen en común una serie de rasgos (presencia de deter­minados personajes y episodios, elementos for­males) que contrastan con los rasgos distintivos del otro grupo, lo que podría darnos la impresión de una oposición entre los dramas peruanos y bolivianos. Pero la pertinencia de tal oposición se desvanece cuando abandonamos un enfoque pu­ramente sincrónico para adoptar un punto de vista diacrónico : muy pronto, entonces, surgen testimonios históricos 1, pero también huellas li­terarias (el poema titulado Apu lnka Atawal/pa­man, más conocido como "elegía anónima a Ata­hualpa") y folklóricas (la mascarada llamada ku­chuy que se representa cada año en la localidad de Pucyura, provincia de Anta, a unos veinte ki­lómetros del Cuzco) que delatan la presencia pa­sada de representaciones de la muerte de Atahual­pa en el Perú meridional; y, sobre todo, indican sin lugar a dudas una vinculación más estrecha con el componente boliviano de la tradición, se­ñal, según podemos suponer, de una contracción del área sureña en los últimos siglos2

.

En definitiva, este ejemplo -que ciertamente no debe ser generalizado, pero no por ello care­ce de significado-, no sólo hace vana la idea de oponer dos supuestas literaturas quechuas, la una peruana y la otra boliviana, sino además ilustra la posibilidad de llegar a cierto conocimiento de un patrimonio literario de origen peruano, hoy extinto (las antiguas versiones surperuanas), me­diante sus derivados bolivianos actuales. Más generalmente, tales recorridos supranationales,

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lejos de per:judicar al proyecto ideado por Enri ­que Bailón, sin duda se revelarán provechosos cada vez que una tradición literaria -cualquiera que sea la lengua en la que se exprese- se haya tomado la libertad de franquear las fronteras del Estado.

El lugar notable que el proyecto reserva a la filología será el motivo de mi segunda observa­ción. Esta dimensión se transparenta en el último de los tres esquemas que sintetizan los plantea­mientos metodológicos del autor. Las designacio­nes de "pretextos" y "antetextos" que figuran en dicho esquema, centrado en la organización del corpus de trabajo en la perspectiva de su inter­pretación, son reveladoras de la influencia de la disciplina habitualmente denominada "crítica ge­nética". a la que Enrique Bailón no se refiere ex­plícitamente pero que visiblemente le es familiar.

Más precisamente, los referidos términos re­miten a los antecedentes de la obra literaria, que

Gavino Pacheco Zegarra, en la introducción de su edición francesa del drama Ollantay. evoca la eventual publicación ulterior de otras obras sobre la lengua y literatura quechua: "Los vo­lúmenes siguientes del TESORO incluirían el Diccionario quechua, la Gramática, los Yaravis o Cantos elegíacos indios, y varios dramas. ta­les como La muerte de Atahuallpa. Usca-Pau­car y otros, que son posteriores a la conquis­ta" (Gavino Pacheco Zegarra (ed.) , OllantaY: drame en vers quechuas du temps des Incas, Pa­rís , Maisonneuve, 1878, p. XXX, nota 1: la traducción es mía). En otro pasaje (p. LXXXIX), el mismo autor indica que tales obras teatrales estaban conservadas en la igle­sia de Ayaviri.

2 Sobre la afinidad que une la Elegía anónima con las versiones bolivianas de la muerte de Ata­hualpa, especialemente la de Chayanta, véase : .lean-Philippe Husson, La mort d'Ataw Wallpa ou la fin de l'Empire des Incas. Tragédie anon­yme en langue quechua du milieu du XVle siecle ; édition critique tri lingue (quechua - espagnol - franc;;ais) , Ginebra, Ediciones Patiiio (colec­ción " Littératures et cultures latino-américai­nes "), 2001 , pp. 157-1 60 . Sobre la relación entre el kuchuy y las mismas versiones, véase: Jean-Philippe Husson, " La mort d'Atawallpa a Pucyura (Cusco) ", Joumal de la Société des Américanistes (París) 85. 1999. pp. 147- 174.

Revista Andina

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

pueden corresponder a distintos grados de la ela­boración de dicha obra (borradores, manuscritos, primeras ed iciones), o simplemente documentos (generalmente epistolares) que maniti esta_n las intenciones del autor. Tras la recolección y el aná­lisis de estas primicias, la crítica genética, ciencia reciente -su aparición se remonta sólo a algunos decenios- , apunta a reconstituir el proceso de creación literaria y, en esta calidad, está hoy re­conocida como un componente esencial de la crí­tica literaria en genera13. Que Enrique Bailón le haya dado derecho de ciudadanía en su programa de investigación es, pues, a la vez justo y perfec­tamente lógico.

Con todo, la crítica genética probablemente no sea el único ramo de la filolog ía de que pueda aprovecharse el proyecto. No olvidemos que di­cha disciplina es heredera de la crítica textual que se desarrolló en el siglo XIX a partir de los tra­bajos del eminente filólogo alemán Karl Lach­mann sobre los manuscritos latinos. Sin duda, la crítica textual y la crítica genética actúan en dos perspectivas di símiles: mientras que la última toma por objeto la obra literaria acabada y, según hemos visto, se interesa por el proceso de su crea­ción, la primera parte de una serie de variantes consideradas como imperfectos reflejos de una virtual obra primigenia y trata de conseguir su reconstitución o, en su defecto. la de un texto hi­potético ll amado arquetipo. A tal efecto, los fi­lólogos decimonónicos elaboraron como modus operandi una verdadera ciencia del error que les permitiera derrumbar los obstáculos erguidos en la ruta hacia el origen.

Ahora bien, para el estudio de las literaturas peruanas, incluyendo la de lengua castellana. re­sultan de gran interés diversos textos de origen popular, tradicional , que por cierto difieren no­tablemente de los manuscritos latinos pero que comparten con éstos una característica funda­mental : su reproducción periódica por vía de co­pia, y por consiguiente se prestan al tipo de aná­lisis que idearon Lachmann y sus discípulos. La "máquina de remontarse en el tiempo", claro está, tiene que ser adaptada a esta nueva clase de tex­tos, pero los principios generales de la crítica tex­tua l permanecen 1v igentes. El beneficio para el proyecto de Enrique Bailón me parece indudable. Me alegro de ver que este método de investiga­ción parece despertar cierto interés, a juzgar por la presencia, en los últimos números de esta re-

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vista, de dos artículos sobre su aplicación a obras maestras de la literatura quechua: el del que esta líneas escribe sobre la Tragedia del fin de Atahualpa4 y e l del invest igador español Julio Calvo Pérez sobre Ollantay. Añadiré que no es­casean los conjuntos de textos que esperan al es­tudioso que se digne prestarle su atención, como -entre otros- el poema quechua Manchay puytu y las numerosas versiones del mito de lnkarrí.

A quien me objete que al recomendar el recur­so de la crítica genét ica para los textos de auto­res y el de la crítica textual para los textos tradi­cionales, estoy reintroduciendo una dist inción entre dos clases de literatura, una mayor y otra menor, que precisamente Enrique Bailón se ha esforzado por abolir -lo que ciertamente consti­tuye uno de los aspectos más interesantes y no­vedosos de su proyecto-, contestaré que los dos procedimientos pueden combinarse, como lo de­muestra una magnífica edición de Martín Fierro, que evidenció a la vez la suma calidad poética de esta obra y la omnipresencia de sus raíces orales6

En resumidas cuentas, el proyecto de estudio presentado en el artículo de Enrique Bailón apa­rece legítimo y alentador. Legítimo porque, una vez reconocida la validez de las objeciones del autor contra los esquem as anteriores, nada se opone a que se exploren nuevas vías : alentador porque la coherencia de sus planteamientos teó­ricos permite esperar que dichas nuevas vías con­duzcan a resultados de notable interés.

3 Me gustaría evocar a este respecto la labor pio­nera de la colección Archivos vinculada con el Centro de Investigaciones Latino-Americanas (CRLA) de la Universidad de Poitiers, que re­curre sistemáticamente a la crítica genética en su tarea de edición de los grandes textos lite­rarios hispanoamericanos y brasileiios.

4 Jean-Philippe Husson. "Mentalidad y prácticas de los copistas de textos tradicionales. El caso de la Tragedia del tin de Atawallpa", Revista andina (Cuzco) ( 42), 1 er semestre 2006, pp. 57-77.

5 Julio Calvo Pérez, "En busca del manuscrito perdido de Ollantay", Revista andina (Cuzco) (43), 2º semestre 2006, pp. 195-213.

6 José Hernández, Martín Fierro, édición crítica de Élida Lois y Ángel Núiiez, Nanterre. Allca XX (colección "Archivos", 51 ), 200 l.

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Estudios y Debates

RESPUESTA

Enrique Bailón

Agradezco a la redacción de la Revista An­dina que ha tenido a bien poner en debate mis proposiciones y sugerencias para el estudio de la tradición histórica de las literaturas peruanas. Quiero expresar igualmente mi reconocimiento a las observaciones de los profesores Eduardo Hopkins, Jean-Philippe Husson, Celia Rubina y Carmela Zanelli que solidariamente destacan la complejidad del desafío a la vez que no tratan de simplificar su problemática como suele ocu­rrir, por lo común, cuando cierta crítica I itera ria frívola del medio aborda las cuestiones de la pro­ducción literaria en la sociedad peruana. Debo también subrayar mi reconocimiento por haber confirmado en sus intervenciones que el artícu­lo, como consta en su título, es un «esbozo» y, en ese extremo, de lo que allí se trata es de plan­tear una hipótesis plausible, a ser ciertamente redargüida y afinada, a partir de reflexiones teó­ricas surgidas de las casuísticas pertinentes 1•

Paso a responder únicamente los puntos controvertidos, con un objetivo en mente: el afán compartido de, así se dice, «adelantar el horario» de los conocimientos en esta materia. 1. El cerco nocional de las literaturas perua­

nas. Doy por sentado el hecho de que no me he propuesto, en ningún momento, "de­finir" las literaturas peruanas en sí y por s í. No es posible «definir» un objeto de cono­cimiento cuyos vectores semánticos provie­nen de horizontes epistémicos diversos, cambiantes. inestables y que dependen de cada área cultural. Tengamos en cuenta, una vez más, que el sentido en uso del vocablo < literatura> sólo entró a formar parte del léxico corriente en las lenguas occidentales a fines del siglo XIX (Littré)2. Dicho uso alu­de hasta hoy a una muy vaga impresión re­ferencial ("arte que emplea como instru­mento la palabra". DRAE), impresión refe­rencial que obra como preconcepto jamás exl?lícito en la crítica literaria no disciplina­daJ. Luego del inmenso esfuerzo teórico he­cho desde entonces para obtener una acep­ción manejable, tarea finalmente vana, ¡no

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íbamos a sacar nosotros d¡:l cándido so1n­brero reflexivo, de buenas a primeras. un¡¡ larva definitoria! Sin embargo, neces itamos saber de qué hablamos cuando nos ret'erimos a las literaturas peruanas y puesto que en razón de los factores proteicos y meduseos señalados no es posible obtener una defini­ción conceptual . solo es dable es tablecer. gracias a un haz de rasgos semánticos rela­tivamente preci sos, un cerco nocional que justifique la pertinencia obj etiva de esas re­misiones4. Pues bien, quien me lleva la contraria asevera que los rasgos iniciales son prístinos y el resto "obtusos", palabra sinónima de oscuridad e ileg ibilidad ; ellos, los rasgos " obtusos··. la extravían y confunden a pesar de que cada término ha sido prec isado en las notas. Pero como no se dice qué es lo que queda ininteli­gible, no nos es dable ensayar disipar nebli­nas no expresadas5. Ahora bien, ya que di­cha opacidad comienza con el paréntesis ( la legitimación social) presumo que la lobre­guez nace del escotoma corriente de la crítica y de «la» historia de la literatura peruana parn las cuales la difitsión y la recepción literarias (venta de libros, registro de variantes ; lectu­ra. audición , etc.) simplemente no existen. Así, ¿es posible proyectar, en nuestro moli­no. el estudio de la tradición histórica de las literaturas peruanas sin prever ( consignar. describir y explicar) en la producción litera­ria los polos fundamentales de orden social que son la difi,sión y la recepción de los tex­tos literarios orales y escritos vigentes en la sociedad monoglósica castellana. di glósica hispanoquechua y triglósica hispanoquechu­mara, eso sin excluir, doy por sabido, la pro­ducción literaria del área amazónica? Este rasgo caracterizador capital para determinar los actos literarios ha sido registrado en su lugar6 e incluido también en el segundo diagra­ma. En cuanto a los palos ele ciego que. a cau­sa ele tal extravío, se nos aplica serán comen­tados en el siguiente punto.

2. Leyenda rosa vs. leyenda negra, el proceso de difitsión del quechua colonial y los pre-

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______ Enrique Ba/lón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

juicios ideológicos. Partiendo de una contra­dicción que tlagra7, la profesora Zanelli me atribuye inusitadamente una « ideología» prolongadora de la leyenda negra sobre la Conquista, maniobra acusadora descomedi­da utili zada para descalificar y despachar sumariamente cualquier intento de objetiva­ción de la cultura colonial , tic nervioso lige­ro de ciertos testa-duros ya advertido, entre muchos otros, por N. Wachtel 8. Este no es, desde luego, el sitio para exponer mi punto de vista sobre la grave controversia entre la leyenda rosa de la conquista andina creada por la histori a oficial hispanizadora9 y la estigmatizada leyenda negra con que se in­juria y se ningunea a los que se atreven a pedir pruebas y demostraciones no aliena­das; solo me remito a la bibliografía históri­co-demográfica que aquí apoya mi s afirma­ciones y que, ampliada, es di scutida al fun­damentar mi s criterios en otro lugar 1°. Res­pecto a las investigaciones del quechua co­lonial , remito al lector de buena fe a mis tex­tos sobre la materia, ampliamente difundi­dos pero desconocidos por quien asevera dedicarse a " la producción textual del perío­do colonial" 11 . Finalmente, la maestra Zane­lli me asigna un despropósito : dice que me escudo con impunidad en un " presupuesta­mente ascéptico (sic) instrumental semióti­co". El lector podrá decidir por sí mismo dónde, en qué lugar sostengo semejante dis­late que se me condecora con una gratuidad e insolencia tales que da grima. Por el resto, las personas remotamente enteradas del que­hacer semiolingüístico saben bien que los paradigmas de objetivación en esta di scipli­na no evitan - merced a alguna inspiración celestial- los errores de interpretación de los textos , ora debido a su aplicación deficiente ora a la falta de sindéresis, idoneidad y per­tinencia cognitiva12 ora a cualquier otro de­fecto de la condición humana (distracción, falta de lucidez, olvidos, etc.). C uando tales paradigmas son correctamente aplicados, sus ventajas menores son, no obstante, a) que los procedimientos de verificación del aná­lisis, permiten \m grado de coherencia racio­nal y empíricamente plausible y b) que cual­quiera de sus errores y deslices interpreta­tivos son advertidos de inmediato, lo cual

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justifica su impugnación como sucede aquí mismo con las observaciones hechas. Semejante control es compartido con los procedimientos norm ales de la disciplina lingüística, cosa inimaginable por la crítica li­teraria oficial acostumbrada a esconder bajo la alfombra de la autoridad sus obstinados prejuicios axiológicos, ideológ icos y utópi­cos. Es con hábitos consuetudinarios como éste que la Institución Literaria Peruana se perpetúa s in corregirse jam ás. Además, como lo recuerdan los maestros Hopkins y Rubina, el estudio que he propuesto prevé un control científico social compartido inter­disciplinariamente (historiografia, lingüística, semiótica y antropología) lo cual me exime del solipsismo cognitivo petulante y engreí­do que insidiosamente se me cuelga 13.

3. El contexto espacio-temporal amerindio. Si por razones de identidad y dignidad étnica es todavía legítimo tratar de circunscribir los objetos de cultura de una soc iedad determi­nada -en literatura occidental se viene ha­ciendo desde, por lo menos, la fuerte im­pronta del romanticismo alemán a fine s del siglo XVIII- , 1.10 es menos cierto que todo nac ionalismo cultural es frágil por principio y lo es más aún en el caso de una sociedad altamente intercultural como la peruana. En este extremo y a partir del punto de vista contextual espacio-temporal amerindio ele la tradición oral quechua peruana, estamos muy lejos ele sostener que la nuestra sea "esencialmente distinta" ele las literaturas pan-andinas boliviana o ecuatoriana; y no lo es porque sencillamente el sistema ele la len­gua quechua, que permite considerarlas como manifestaciones artísticas en esa len­gua, es uno y uno solo pese a sus vari aci o­nes dialectales 14. Pero también, como sabe­mos, en el pl ano del discurso los temas y motivos llegan a cruzar los sistemas de las lenguas y así es dable encontrar un mi smo motivo actualizado en las literaturas nahua. quechua y griega 15 ; o entre relatos comple­tos pertenecientes a tradiciones orales popu­lares. lingüística, espacial 6 temporalmente muy distanciadas entre s í 1 . Si, entonces, el bagaje literario no so lo ances­tral es mundialmente compartido, ¿cómo es posible hablar de literaturas nacionales? Cada

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sociedad se apropia, por ejemplo, de la heren­cia común de géneros, de métricas, de temas, etc. coposeídos en su evolución histórica compartida y la unce a sus condicionamien­tos propios; de esta manera, las I iteraturas de las lenguas indoeuropeas ahormadas por una vieja tradición cohesionada, se distinguen en­tre ellas no por los géneros ni las métricas ni siquiera los temas (cada innovación en una li­teratura nacional es inmediatamente asumida por las demás, desde las sagas, las epopeyas, los romances o el petrarquismo 17; las nove­las de viaje, las novelas históricas, las nove­las de dictadores, etc.). En esos planos las fronteras literarias nacionales apenas pueden ser precisadas. Es, en cambio, en los niveles figurativos y semánticos del texto que se en­cuentra el perfil relativamente independiente de tales distinciones: cada nación, cada etn ia, ahonna sus figuras léxicas y sus orbes semán­ticos según su experiencia sociolectal inme­diata ( efectos de sentido e impresiones rct'e­renciales locales). Un par de ejemplos míni­mos. El motivo del «fuego trasladado» se cen­tra en los objetos donde se contiene ese fue­go: en la tradición oral griega será en un 'cuenco de arci ll a', una ' férula ' o un ' ha­chón ' 18 pero en la tradición oral chipaya ac­tual , en una 'caja de fósforos ' 19 . Es obvia­mente imposible encontrar la figura ' caja de fósforos ' en la tradición oral griega antigua o a la inversa. Por lo tanto, los relatos, a pesar de participar de un programa narrativo com­parable, se tipifican en cada caso de pertenen­cia nacional o étnica de modo intransferible gracias a sus figuras20. En cuanto al estrato semántico, las tradiciones escritas académicas española (San Juan de la Cruz, Cervantes, etc.), mexicana (Sor Juana Inés de la Cruz) y peruana (el corpus caviedano) inscriben en sus obras la frase proverbial «un no sé qué» y el la sirve, en los dos primeros casos, para significar "un algo especial pero inexpresable" mientras que en el último sirve para marcar el habla diglósica (motosa) de los peruanos an­dinos, algo inimaginable en las literaturas es­pañola o mexicana de época, constatación que sirve entonces de rasgo tipificador de nuestro barroco colonial21 . Una cosa similar ocurre, en mi sentir, con la tradición oral ancestra l y popular aledaña

que ciertamente debe ser cotejada una vez preci sadas las coerciones que la tradición oral peruana sufre al participar de lleno en la combinatoria de nuestros multilingüi smo y pluricultura, los mismos

1que, si son com­

parables a los de Ecuador y Bolivia, tienen rasgos diglósicos y heteroglósicos peculiares debido a la particular (no singular) evolución tradicional histórico-lingüística y cultu.ral ele la sociedad peruana, especialmente en los mencionados planos figurativo y semánti­co22. Pues bien, la maestra Zanelli observa a l respecto que en la etapa precolombina y colonial los límites del Estado peruano no eran los de la etapa republicana y el profe­sor Husson encuentra que en los dramas tra­dicionales de la muerte de Atahualpa. que atraviesan el área andina, hay una solidaridad sincrónica que se diluye diacrónicamente. Estos fenómenos que, en principio. desbor­dan los límites literarios del conglomerado de naciones peruanas actuales deberán ser examinados, a no dudarlo, juntamente con la descripción de la articulación tradicional en­tre nuestros acontecimientos micro- y ma­cro-hi stóricos y los actos literarios (pro­ducción. difusión y recepción) correspon­dientes y puesto que ahora se trata, por un lado, de problemas de evolución y cambio en la extensión territori at23 y, por otro, de correspondencia entre literaturas compara­das intercstatales24, se rá preci so idear es­quemas complementarios que dispongan sus alcances.

4. La crítica genética y la semántica inte1pre­tativa. Los fundamentos filológicos en el tra­tamiento de los corpus de trabajo propues­tos (tercer diagrama) se inspiran, ciertamen­te, en e l proyecto de crítica ge nética habi­tual , ta l cual lo he consignado en la versión original de dicho esquema25, pero e l aporte esencial proviene de la semántica interpreta­tiva y diferenci al allí consignado que me ha permitido co lacionar al modo genético -ex­clusivo y excluyente de la crítica genética­los modos mimético y hermenéutico de que carece y que, a mi manera de ver, son im­prescindibles para imbricar los actos litera­rios en los acontecimientos históricos res­pectivos, que es el objet ivo final de nuestro esbozo. En esta misma vía es, desde luego.

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______ Enrique Bailón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

impresc indible embonar al fenómeno estu­d iado los grandes aportes de la tradic ión fi ­lológica y hermenéutica, tradición hoy remo­zada por la lingüíst ica del discurso, la lin­güística cogniti va, la narratología, la textolo­g ía y, de preferenc ia, la semántica in te rpre­tati va26.

5. La historización literaria, la modelización y la sistematización. Nad ie, enfatizo, nad ie pretende la barbaridad de pensar que el en­foque tradiciona l histórico sobre las literatu­ras peruanas agota e l contenido de los tex­tos sin dejar sitio a las dimens iones enunc ia­tivas de orden connotativo (sensible, emoti­vo, onírico, inconsciente, etc.) pues ellas son precisamente la enjundia literaria que trato de conocer y describir desde hace unos 40 años y que capto como rasgo caracter izador capi­ta l del cerco nocional mencionado, al mismo tiempo que incluyo su ubicación en e l modo hermenéutico del tercer diagrama. Dicho esto, no debemos perder de vista que aquí y ahora se trata de de limitar afortiori nuestro actual objeto de conoc im iento: nos pro po ne mos úni came nte organizar - ¡ no priv ilegiar y, menos, excluir algo!- la trad i­ción histórica de las literaturas peruanas a fin de enfrentar las hoy omnisc ientes y abso lu­ti stas hi stori as de «la» literatu ra peruana . Enseguida, si po r un lado el profesor Hus­son nos insta atin adamente a reforzar nues­tra propos ición con la filol ogía de los siglos XY lll-XI X, e l profesor Hopkins nos acha­ca desatinadamente una fij ac ión monolítica y anacrónica respecto al empleo de l concepto operatorio de modelo corriente en los años 60-70 de l sig lo XX cuando, lo advertimos oportunamente, usamos ese cri te ri o desde su caracterización en ciencias sociales27. Un mode lo no es, e n este senti do, ni un cepo ni una ge latina o mal-agua ni un mani­quí ni un molde, mej or, un jlubber fo rma li­zante como se pretende (" un campo de apli­cac ión fl ex ible, sus fronteras son borrosas, no pretende ser tota li zante ni único y está obligado a aceptar múltiples pos iciones ante la complejidad de la rea lidad") sino un clus­ter o, re iterambs, simulacro cogni t ivo, des­cripti vo y exp licativo, siempre prov is iona l por su carác ter hipotét ico-deducti vo, sujeto a la concurrencia de otros mode los, o bien a

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mod ificac iones (ampliaciones, correcciones, reducciones) o bien a su sustitución fu nc io­nal inmediata si deja de dar correcta cuenta del objeto de conocim iento que trata de mo­delizar y, en consecuencia, es plenamente de­pendiente de ese obj eto de conoc imiento28.

A prove chando tambi é n de ese ning un eo modéli co, frente al que lamentablemente no se propone a lternativa alguna salvo la lab i­lidad crítica, se intenta (¡a esta hora! ) meter a empe llones por la ventana lo que a moji­cones se sacó hace mucho por la puerta de la casa de los estudios li terarios, alentándo­se, con nuevos puj os, la panacea de la críti­ca literaria peruana. Primero, en coinc iden­c ia con la profesora Ru bina, hay sorpresa por que no se incluya entre los encargados del estudio de la trad ic ión histórica de las li ­teratu ras peruanas a " los expertos en I itera­tu ra, es dec ir, a los críticos literarios" y más ade lante, en segundo lugar, se nos ense ii a que '' los textos literarios requi eren para su estudio una gran ampli tud de criteri o, senti­do de adaptac ión y creati vidad" . Ahora ve­mos por qué e l profeso r Hopki ns, a di fe ren­cia de la profesora Rubina, omite referi rse a los puntos I y 1. 1 de nu estro texto donde se expone apretadamente la fu tilidad de la historia de «la» literatu ra peruana redactada por «hi storiadores» ae rógrafos autoclidac­tos29 y de donde, ev identemente, se exc lu­yen por sí solos los estudiosos disciplinados (no los críti cos) de literatu ra peruana, pro­fes ionales responsabl es de su quehacer. ele cuyos sustanciales aportes, espec ia lmen te en los de los últimos aiios, somos deudores todos; e ll os han ayudado y coadyuvan ya en mucho a la renovación de los in ve terados conocimientos literarios peruanos. No podemos dej ar de señalar, empero, que la «experticia literaria crítica oficial» ajena a esas ex igencias, en más de cien años de es­pecul aci ones so lamente se ha dedi cado con denuedo, es c ierto, a poner notas a pie ele página a la altanera, rac ista concepción riva­güerina estrictamente hispan izan te ele la pro­ducción li terari a peruana, como lo reconoce el mismo profesor Hopkins30. Si estamos de acuerdo en que esta prác ti ca tendenc iosa es así y que todo está por hacerse en e l enfo­que tradicional histórico multinacional (mul-

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tiétnica), multilingüe e intercultural de la pro­ducción literaria peruana, ¿a qué pervertir el conjunto interdisciplinario científico-social deontológicamente pertinente (e l someti­miento a validaciones internas o externas que para ese conjunto tienen el papel de princi­pio de realidad) con esa recalcitrante labili­dad (la crítica-merengue) que no tiene idea de las técnicas de trabajo de campo ni del análisis del discurso?31 . Desde nuestro pun­to de vista, se trata de defender todo lo que investiga y produce contra todo lo que es­pecula; tal es la actual «lucha de frases» al interior de la república de las letras perua­nas. Aparte de ello, lo que importa al maestro Hopkins es, por un lado, so lidarizarse con el axioma «la sociedad peruana es multina­cional (multiétnica), multilingüe y pluricul­tural» pero, por el otro, promover un ludi­brio contra el mínimo esfuerzo concreto para sistematizar la real " riqueza multicultural" literaria peruana32. Como de costumbre, se invoca una evidencia para claudicar mejor ante el trabajo disciplinado que trata de co­nocerla y demostrarla. A estos tan circunspectos pasos de danza y contradanza académica, se suma ahora una reconvención: las relaciones entre los siste­mas literarios peruanos pueden darse o no darse y, además, hay que despejar las jerar­quías internas y externas entre dichos siste­mas. Lo que defendemos en este aspecto

NOTAS 1 En este punto actualizo el principio semio lin­

güístico según el cual todo planteamiento teó­rico debe superar sus fa lencias desde la descrip­ción pragmática, lo más precisa posible, de los textos organizados en corpus de trabajo y de referencia bien constituidos con el propó­sito de pern1itir una fonnulación solvente que, con la economía de medios deseable, abarque el fenómeno estudiado con un grado de plau­sibilidad aceptable.

2 Y ello solo por razones administrativas pues la universidad napoleónica, dividida en facul ­tades, necesitaba agrupar el estudio de objetos

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contrad ice al comentarista: no se trata de que, por ejemplo, en todo caso necesaria­mente un sistema literario intervenga en el otro ya que, de facto, el sistema literario cas­tellano donde funciona la qbra de Vallejo no recibe ninguna intervención del sistema lite­rario ship ibo-conibo, pero ambos coexisten paralelamente en el Perú en el momento ele su producción, difusión y recepción: es esa coexistencia la que debe ser considerada y registrada en la tradición histórica de las li­teraturas peruanas. Y en cuanto al estereo­tipo de las «jerarquías» (ya me extrafiaba que no brincara por algún lado), ¿quién determi­na el parangón de esa jerarquía?, ¿debe ser establecido por los historiadores autodidac­tos o los críticos delicuescentes? i Vamos' Desde la perspectiva shipi bo-conibo, ¿Tri/­ce es jerárquicamente superior o inferior a cualquiera de sus mitos? Por lo visto, ele modo opuesto a Minerva ll amando a la puer­ta de casa de la Envidia (mito bien estudia­do por el maestro Hopkins)33, la democra­cia y la '"sociedad civilizada" no han tocado las puertas de la Institución Literaria Perua­na Oficial (tan semejante a la morada ele lil Envidia) donde sefiorea, concuerdo natural­mente, el despotismo caste ll ano limeiio. En conclusión quiero reconocer, otra vez, las contribuciones de mis generosos interlocuto­res a la impostergable dialéctica dinámica ele autocrítica y autorefutación34 del bosquej o arriba presentado.

de cu ltu ra distintos y hasta en tonces plena­mente independientes : poesía, novela, teatro. ensayo. Así se les reunió bajo el rubro ' litera­tura' que hasta entonces era una acepción muy vasta: como dice el DA (1732), ' li teratura · era '·el conocimiento y ciencia de las letras", entendiendo por ' letras' una tautología ecumé­nica: "las ciencias, artes y erudición''.

3 Si la base material (" instrumento") de la lite­ratura es la "palabra", su conocimiento legí­timamente discip linado se encuentra en la lin­güística y la semiótica.

4 Respecto de la muy rancia acusación de abu­sar de la terminología (véase más adelante la

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______ Enrique Ballón: Esbozo general de la tradición histórica de las literaturas peruanas

nota 32) y de lanzar mi radas sesgadas ( fe li z­mente ni fi sgonas ni furti vas ... ). hago muti s.

5 Como escribe F. Vaucluse (L 'amitié des pein­tres. Chalons en Champagne : l-l apax (2008) 34 ). "en todo tex to, e l sentido que no quere­mos comprender, lo llamamos oscuridad'. Si no se nos dice lo que no está claro, a nuestro turno no está claro lo que no está claro.

6 Cf. E. Ballón Aguirre. 71-adición oral perua­na. Literaturas ancestra les y populares l. Lima: PUC P (2006) 162-1 77.

7 En efecto, se sostiene que mi punto de v ista es " la divers idad linguocul tura l que se consti­tuye (o deber ía consti tui rse) en rasgo identi ­tario de lo peruano'· a la vez que se me obje­ta una " mi rada esquemática y prej uiciada de l período co loni a l" . Mi pos tu ra, cohe rente y consecuente, es vapuleada desde una impostu­ra ireni sta ( irenismo, recordemos. es la acti­tud inte lectual según la cual se to lera de ma­nera tranquila errores graves por deseo exage­rado de paz y concili ación; as í, a la " paz ro­mana" sucedieron en e l Perú la ' 'paz españo­la" , la ·'paz blanca" y la "paz cho la" ): e l co­rriente en foque hispanizador es exactamente lo esquemático y prejuiciado desde la perspec­tiva de la diversidad linguocultu ra l pe ruana. Todos los peruani stas están dispues tos hoy a confirmar la realidad más pedestre, que la so­ciedad peruana es multinacional (multiétnica), multilingüe y pluricultu ra l, pero no qui eren asumir todas las consecuencias; e llo ocasiona situac iones de oportunismo cíni co que se orea en público sin e l menor recato, por ejempl o, en la pág in a de la Academi a Pe ruana de la Lengua en la red (web).

8 Escribe Wachte l: ''no se trata de retomar aqu í las cómodas afinn aciones de la «leyenda ne­gra»; lo que queremos decir es que la violen­cia, a través de su pennanencia, caracteriza a la sociedad colonial como un hecho estructu­ral [ ... J. Los españoles impus ieron bruscamen­te, desde el exterior, un grupo social de cultu­ra totalmente extraña (re li gión cri sti ana, eco­nomía de mercado, etc.) [ ... ]; e l sector espa­ño l solo pudo sobrevivir extrayendo su sustan­c ia de l sector indígena, prec isamente, por el juego de la domin ación y la vio lencia ( .. . ]. Es un hecho innegable que la domin ac ión espa­iio la se traduce en una opres ión mortal [ . . . ]. La des integración social resulta, en primer tér­min o. de la ca tás trofe demográ fi ca ( . .. ], e l dominio espaiio l se mantiene por la violencia desnuda [ . . . ]. Destru ida esta tota lidad, lo que

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se desvanece para los indios es e l sentido mi s­mo de la vida social ( . . . ), la organización es­tata l e imponi endo a través de la v io lencia una cu ltura radi ca lmente ex traiia. Desde en­tonces. las instituciones superviv ientes sirven como apoyo para la dom inac ión co lon ial, que las integra en un contexto nuevo y desprov is­to de sentido para los ind ios". etc. (Los ven­cidos. los indios de l Perú f rente a la conquis­ta española ( / 530- 1570) . Mad ri d: A li anza Editoria l, ( 1976 (1 97 1)) 135-2 11 , 266,3 14.

9 Tal es la denominac ión que le da la histo ri a­dora Claudia Rosas en " Nuestros odios v ienen de muy atrás". Suplemento «El Dominical » del diario El Comercio, 6 de octubre de 2006. p. 6.

1 O Me re fi ero a El Pizarra de /Jeethoven. Vicisi­tudes artísticas de un emblema histórico pe­ruano (en prensa); cf. A. García. l a découver­te et la conquéte du Pérou d'apres les sour­ces originales. París: Kl incks ieck. 1975: G Agamben, Enjánce et histoire - Destruc/ion de / 'expérience et origine de / 'histoire. París: Pa­yo!, 2002; Ch. C. Mann, Ch. / 49 / : New Re­ve/ations of /he Americas befare Columbus. UK: Vintage, 2006; "Found & Lost" . Natio­nal Geographic Vol. 2 11 , 5 (2007) 32-55 ; K. E. Lange, K. E. "What wou ld you take to de New World?" . National Geographic Vol. 2 11 . 5 (2007) 56-67; S. Sobrequés Vida!. "La épo­ca de los Reyes Católicos". Historia social y económica de España y América 11. Barce lo­na: Te ide. 1957; Y. Ternon. El Estado crimi­nal. Barce lona : Edi c iones Penínsul a, 1995. etc.

1 1 Ella escribe: "parece desconocer Ballón que la di fusión del quechua ( en desmedro, cie1iamen­te, de otras lenguas indígenas) se conso lidó grac ias a políti cas coloni ales e in cluso a las campaiias de evangelización que privilegiaron dicha lengua sobre las demás" . Mi ignorancia sobre este tema puede ser. de hecho. medid a en E. Ballón Aguirre, R. Cerrón-Palomino y E. Chambi Apaza. Vocabulario razonado de la acti vidad agraria andina. Terminología agraria quechua. Cuzco: CE RA " Barto lomé de las Casas", 1992; E. Bailón Aguirre y R. Cerrón Palomino. Terminología agraria an­dina. Nom bres quechumaras de la papa. Cuzco: CERA "Barto lomé de Las Casas .. (2002) 19-53; E. Ballón Agui rre. " De la se­mántica componencial a la semánt ica inter­pretati va (e l léxico agrario andino)". Pe,jiles semióticos 1 (2003) 17-4 1; ''Léxico ancestra l

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de un ingrediente precolombino en la región andina: la papa" . Sara Poot Herrera (ed.) En gustos se comen géneros - Congreso Interna­cional Comida y literatura l. México: Insti­tuto de Cultura de Yucatán (2003) 369-416; "Evolución léxica y área enunciativa original del vocablo quechua papa" . Javier Flores Es­pinoza y Rafael Varón Gabai (eds.) El hombre y los Andes - Homenaje a Franklin Pease C. Y l. Lima: PUCP (2002) 237-254. Confieso que mi falta de instrucción es mucho mayor que la imaginada por mi empecinada denosta­dora: ignoro sus propios estudios sobre el que­cima y especialmente sobre la difusión de l que­chua colonial.

12 Cf E. Bailón Aguirre . "Semiolingüística colo­nial andina y crítica literaria (a propósito del discurso autodidacto)" . Revista Andina 43 (2006) 161 -194.

13 Una notita al ca lce sobre e l evhemerismo (o proclividad a deformar los acontecimientos históricos) obvio de esta actitud: se sostiene que a pesar "del vio lento proceso de extirpa­ción de idolatrías", en que " se destruyeron costumbres, creencias y objetos rituales·· (no se dice palabra sobre e l genocidio consiguien­te) . " se propició la recolección de testimo­nios·· que hoy nos permiten ' 'contar con de­tallados recuentos de dichas creencias" . La verdad histórica es que la supervivencia actual del 1'vlanuscrito de Huarochirí no es resultado de una providencial y clarividente política del Estado coloni al, como lo deja entender nues­tra impugnadora; al contrario, a partir del 111 Concilio de Lima ("Para assentar la doctrina del Evange li o en cua lquier nacion donde se predica de nuevo, del todo es necesario quitar los errores contrarios q(ue) los infieles tienen [ ... ] es necesario que el que tiene a cargo la doctrina haga diligencia y se informe bien de las supersticiones que entre los indios se vsan"), Ávi la recogió esos relatos con e l fin de que, puesto que era cura párroco y extirpa­dor de idolatrías, al conocer de primera mano la tradición oral quechua, la extirpación de idolatrías y destrucción de las creencias del mundo ancestral andino fuera más eficaz. G. Taylor escribe al respecto: " El conocimiento del culto dedicado a los huacas y de sus para­deros permitirían el fácil descubrimiento de los santuarios con todo lo que este hecho impli­caba no sólo para la destrucción de los ídolos sino también para acaparar sus tesoros . Hay frecuentes referencias en el texto y en las no-

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tas a l margen a la ubicación exacta de los huacas [ .. . ] el gran provecho que este docu­mento iba a representar para la identificación de los huacas locales y la extirpación de su culto''. cf. Ritos y tradiciones de Huarochirí. Lima: 1 FEA , Banco Central de Reserva del Perú. UPRP (1999) XIV. XVI , XX; e ll o es ampliamente confirmado por P. Duviol s e n " Francisco de Ávila, extirpador de la idola­tría" . J. M. Arguedas y P. Duviols. Dioses .,· hombres de Huarochirí. Narración quechua recogida por Francisco de Ávila (¿ 1598 .?)_ Lima: IEP (1966) 2 19-220. 222. 224, 226. 237. J . M. Ossio ha llam ado la atención sobre este asunto: " traducir de una lengua a otra -escribe- es a lgo que muy penosamente esta­mos tratando de hacer. en la actualidad, los antropólogos con modernos recursos metodo­lógicos. Si este es el caso para el presente. imagínense qué va lor puede tener la interpre­tación de un so ldado o de un funcionario de la corona espai1ola del siglo XVI. Qué valor pue­de tener. inclusive, la interpretación de un sa­cerdote que, aunque letrado, su interés en las costumbres indígenas estaban en relación a su propósito de errad icarlas" (' 'Mito logía inca y cosmovis ión andina andina· ' . En M. Curatola y F. Si lva-Santisteban (eds.) Historia y cultu­ra del Perú. Lima: Universidad de Lima -Museo de la Nación, p. 206).

14 Cf. R. Cerrón -P alomino. Lingüística que­chua. Cuzco: CERA " Bartolomé de Las Ca­sas" , 2003, especialmente los caps . 2 y I O. Como lo tengo demostrado, sucede lo mismo con el resto de literaturas ancestrales perua­nas: no es posible hacer una escisión «nacio­nalista » entre la tradición oral aguaruna (pe­ruana) y shuar (ecuatoriana) pues no solo comparten e l mismo sistema de lengua s ino que la plena trabazón de sus motivos lo impi­de; cf. Tradición oral peruana - literaturas ancestrales y populares 11. Lima: PUCP. 2006, pp. 181-396. Este fenómeno. sabemos. abarca prácticamente el globo entero como lo demostraron hace mucho Aarnc y Thompson . Lévi-Strauss, Morote Best. etc.: cf. E. Frcn­zel. Diccionario de motivos de la literaturn universal. Madrid: Gredos. 1980.

15 E. Bailón Aguirre. Tradición oral peruana literaturas ancestrales y populares I l. Lima: PUCP (2006) 43-91.

16 Cf. E. Bailón Aguirre. 71-adición oral perua­na - Literaturas ancestrales y populares l . pp . 274-278 .

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17 El petrarquismo parangonado por el poeta pe­ninsular Garcilaso de la Vega o por Dávalos y Figueroa, vate avec indado en la capitanía de Charcas . Algo semej ante sucede con las tradi­ciones orales y escritas de las literaturas chi­na, j aponesa y coreana, las del área eslava, las del Asia menor, las de las naciones balcánicas, germánicas, etc.

18 Cf. Hesíodo. Teogonía. 71-abajos y días. Escu­do. Certamen. Madrid: Alianza Editorial (1986) 71.

19 Cf. R. Cerrón-Palomino. El chipaya o la len­gua de los hombres del agua. Lima: PUCP (2006) 290-291.

20 Otro ejemplo: en el caso del motivo de «la doncella fecundada», el objeto fecundante en la tradición oral nahua es fa ·saliva ' del dios , en la griega es la ' lluvia de oro', en la andina la 'lúcuma'; no es posible encontrar el lexe­ma ' lúcuma' en la tradición oral griega porra­zones espacio-temporales obvias como tam­poco la ' lluvia de oro' o la 'saliva ' en la tra­dición oral andina; cf E. Bailón Aguirre. Tra­dición oral peruana - Literaturas ancestrales y populares 11, pp. 43-91.

21 Cf. E. Bailón Aguirre. "La categorización contrastiva en una comedia caviedana". Lexis XXX. 1 (2006): 39-40, n. 154. Son innume­rables los casos semejantes a reseñar en las li­teraturas académicas franco-quebequense o ti-aneo-haitiana en relación a la que se produ­ce en e l hexágono.

22 Las numerosas muestras textuales recopiladas en e l área por R. Howard son suficientemen­te ilustrativas , cf. Por los linderos de la len­gua. Ideologías lingüísticas en los Andes. Lima: PUCP, IFEA, IEP, 2007.

23 Sin negar lo que hoy es un patrimonio ances­tral común, las historias de las literaturas ecua­toriana, boliviana y chilena, reivindican cada una por su lado la literatura producida en su territorio durante la vigencia de l virreinato de Nueva Castilla, por ejemplo, la boliviana La miscelánea austral de Dávalos y Figueroa (a pesar de haber sido publicada en Lima) ave­cindado en el Alto Perú, la chilena la Arauca­na de Ercill a, etc., as í como las tradiciones orales ancestrales y populares de esos Estados. Ello no implica que se menosprecie e l estudio comparado dá una o más tradic iones hi stóri­cas regionales o con tinenta les s ino todo lo contrario pues ésta es una labor de contextua­li zac ión esencial.

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' 24 Correspondencias no necesariamente opuestas sino ora complementarias (interinfluenciables) ora divergentes en pancronía.

25 Ahí me remito sobre todo a los trabajos e.l e .l. Bellemin-Noel, B. Brun , .1.-L. Lebrave. P. Delcambre, B. Cerquiglini y especialmente A. Grésillon; cf. E. Bailón Aguirre. " Sobre la de­cepción amorosa (sentimientos y poes ía ba­rroca colonial andina)". Lexis XXVII , 1-2 (2003) 19 n. 3: ldem. E. Bailón Aguirre (co­ord.). Simulacros de la fantasía. Nuevas in­dagaciones sobre arte y literatura virreinales. Hom enaj e a Jos é Pascual Buxó. México: UNAM (2007) 436, n. 3.

26 Cf. F. Rastier. Arts et sciences du texte. París: PUF.2001 (trad. castellana de E. Bailón Agui­rre , en prensa, Editorial Siglo XXI). Ese orden investigatorio está renovando. sin duda, los es­tudios literarios coloniales peruanos, espec ial­mente con los aportes de .1. Calvo Pérez, L. .J. Cisneros, E. Hopkins, .1.-Ph . Husson , C. ltier, B. Mannheim, .J . L. Rivaro la, .l. A. Ro­dríguez Garrido, C. Rubina, C. Zanelli y G. Ta­ylor; cf. E. Bailón Aguirre. Los corresponsa­les peruanos de Sor Juana y otras digresio­nes barrocas. México: UNAM, 2003. Adver­tiremos, sin embargo, que en este extremo preferimos emplear el término ' invención li­teraria ' . más afín a la producción colectiva. que ' creación literaria ' inclinado a destacar los avatares biográficos de los autores.

2 7 En el texto sólo he citado la bibliografia ori­ginal. A mayor abundamiento, O. Koening ex­pi ica la pertinencia actual del concepto no sólo en ciencias sociales sino en las ciencias cognitivas en general: "La construcción de un modelo del sistema cognitivo normal es el ob­j etivo principal que persigue la neurociencia cognitiva. Hoy está plenamente admitido el hecho de que las actividades cognitivas como el lenguaje o la percepción no corresponden a actividades globales e indiferenci adas si no que, al contrario, e llas son posibles merced al funcionamiento de múltiples subsistemas don­de cada uno realiza un proceso de tratamien­to elemental. La elaboración de un modelo del funcionamiento cognitivo consiste en identi­ficar esos procesos y definir la manera como los subsistemas correspondientes son organi­zados entre ellos a fin de cumplir la actividad cognitiva correspondiente. El modelo de fun­cionamiento se co nvi erte, entonces, en una descripción de subsistemas organizados en ar­quitectura funcional " (H. Houdé. D. Kayser.

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O. Koening, J. Proust, F. Rastier. Vocabulai­re de sciences cognitives: neuroscience, psy­chologie, intelligence artiflcielle, linguistique et phi/osophie. París: PUF ( 1998) 268-269) ; cf. K.-0 . Apel. " La dimension herméneutique des sc iences sociales et sa fondation norm ati­ve" . J .-M. Sa lankis , F. Ras ti e r, R. Scheps (eds.). /-lerménelllique: textes, sciences. París: PUF ( 1997) 163-198; C. F. Feldman. "Les genres du discours comme modeles mentaux et culturels: l' interprétation dans une commun­auté culturelle" . F. Rastier, S. Bouquet (co­ord .). Une inlroduclion aux sciences de la cullure. Parí s : PUF (2002) 215-228 , e tc .: todo e ll o s in contar con e l muy importante aporte diagramático de los textos I iterarios de F. Morelli , Graphes, car/es et arbres. Modé­/es abstraits pour une autre hisloire de la litté­rature. París: Editions Les Prairi es ordinaires, 2008.

28 Véase la nota l. 29 Cf. E. Bailón Aguirre. " Al margen de una en­

cuesta: de las contradicciones internas de la crítica literaria en e l Perú" . Hueso húmero 50 (2007) 154-1 67.

30 Copio a la letra: " el unive rso literario indígena contemporáneo apenas se encuentra a ludido por los historiadores de la literatura. Obvia­mente por razones de acceso al materia l, por limitaciones lingüísticas, por prejuicios rac ia­les , por e l centralismo po lítico, por el interés ideológico y pragmático para definir una na­ción mestiza hispanohablante, el espacio de estudio predominante en las historias de la li­teratura peruana era [¿o es?] el de la literatu­ra en lengua castellana, con la consecuente visión urbana y limeña de esta litera tura" . Luego se menciona los intentos marginales de acceder a una visión abarcadora del fenóme­no pero se reconoce que " era una preocupa­ción que no encontraba una solución pertinen­te" . A confes ión de parte re levo de prueba, dice el aforismo jurídico.

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3 1 La crítica literari a peru ana carece de un org: am1111 teórico-metodológ ico, pues no posee u11 tecnol eclo o metalenguaj e de control noc io­nal ni pautas descriptivas y exp licati vas pro­badas: de ahí que su discurso admita la contra­dicción, la labilidad irresprn1sable, el descon­trol enunci ati vo, lo cualitativo antes qu e lo cuantitativo, e tc . En este sen tido enti e nd o que, por principio deontológico. los huaque­ros no son invitados a participar en las inves­tigaciones arqueológicas. los curanderos. ensal ­madores. sanadores o macumberos no practi­can ni en c línicas ni hospitales , tampoco los tinterillos en los tribuna les ni los astró logos en los observator ios astronómicos, ni v iden­tes ni zahorís ni eomechados ni carlomúnti­cos ni adivinos ni nigroman tes ni hechi ceros dictan en las cátedras de tiloso l1a u ofician en los templos , etc. ; ¿o ... s í?

32 Siempre ocurre lo mismo con las posturas de los Janos académ icos, es decir, de compromi­sos circunstancial es ambiguos: ahora result,1 que " todo lo que puede objetivizar la literatu­ra, lograr un corpus de estudios críticos some­tidos a debates y conjeturas, aparece como un sacrilegio rastrero. Mientras uno se manten­ga en e l co mentario mús o menos devo to. todo va bien: pero desde que se trata de escru­tar la letra o se tiene la osad ía de sa lir del es­pacio de la oración académica o se apoye en di agramas. en fi guras, peor todav ía, en cifras. todo no es más que jerga" (F. Rastier. Arts el

sciences du lexte, p. 5). 33 E. Hopkins Rodríguez. ' ·Recusación de la en­

vidi a en el Apologético afavor de don Luis de Góngora, de .luan Espinoza Medrana" . E. 13a­llón Aguirre (coord.). Simulacros de /afa111a­sia. Nuevas indagaciones sobre arte y litera­tura virreina/es . Homenaje a José Pascual Buxó. Méxi co: UNAM (2007) 523-534.

34 Cf. l. Lakatos. Proofs and Refi1talions. Cam ­bridge : Cambridge University Press. 1976.

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