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SEMIÓTICA - 2012
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“Esbozo explicativo del desarrollo de la Semiótica”
Prof. Estela María Zalba
En este artículo realizaremos una breve presentación de aquellas teorías que han
ido jalonando la constitución histórica de la Semiótica, en tanto que disciplina
exploratoria del sentido y de la semiosis.
1. Los orígenes estructuralistas
La Semiótica como campo disciplinar comienza su desarrollo sistemático durante
la década del ’60. El primer y más sostenido emprendimiento de esta disciplina tiene
su escenario en la Europa continental, especialmente en Francia, en el marco del
estructuralismo de base saussuro-hjelmsleviana, por lo tanto con una fuerte
influencia de la Lingüística.
El lingüista Ferdinand de Saussure, a comienzos de siglo, había concebido la
posibilidad de la existencia de una ciencia que estudiara los signos “en el seno de la
vida social”, a la que denominó “Semiología” [del griego “semion”= signo].
Posteriormente otro lingüista , el danés Louis Hjelmslev, que elaboró la teoría más
“formalizante” del lenguaje dentro del paradigma estructural (a la que llamó
“glosemática”), explicitada en Prolegómenos a una teoría del lenguaje en 1943,
sentará un conjunto de principios que servirán de base epistemológica y teórica a los
ulteriores desarrollos más importantes de la semiótica estructuralista. También hizo
sentir su influencia otro lingüista, Roman Jakobson (funcional-estructuralista).
Diversas corrientes semióticas, entonces, se fueron gestando durante la década de
los ’60 que, si bien tenían un denominador común: su pertenencia al estructuralismo,
difirieron en cuanto a qué rama de este paradigma adscribían, al recorte que operaron
sobre el “campo de estudio”, a los propósitos que las animaron y a la metodología que
adoptaron.
Un primer esbozo lo constituyó la denominada “Semiología de la
Comunicación”, corriente enmarcada en el saussuro-funcionalismo, que se proponía
estudiar los sistemas de signos no verbales, convencionalizados, cuya función era la
de comunicar, es decir, los diversos “sistemas de comunicación” diferentes de la
lengua natural. Describían y clasificaban estos sistemas, tomando como criterio o
fundamento demarcador la “función” y trabajaban desde el modelo de la
comunicación que Jakobson había adoptado, y adaptado, del esquema cibernético de
la transmisión de la información (Shannon). Buyssens, Mounin, Luis Prieto se sumaron
a este proyecto, que lamentablemente “estaba destinado a la esterilidad y al desuso”
(Costantini & Darrault, 1996). La pobreza de sus campos de aplicación –señales viales,
marítimas, por ej.- preanunciaba su agotamiento.
Paralelamente otra corriente, la “Semiología de la Significación”, con Roland
Barthes como máximo exponente, inauguraba el objeto privilegiado de la Semiótica: la
significación y el sentido. Enmarcado en el estructuralismo saussuro-hjelmsleviano,
en su primera etapa (que se conoce como “el primer Barthes”) analizó los “sistemas
sociales de significación” (ej. la moda). Posteriormente se orientará hacia el
posestructuralismo y delimitará al texto como objeto de estudio (más adelante
volveremos sobre esta etapa).
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2. La Semiótica narrativa estructuralista
El esfuerzo estructuralista más acabado lo constituye la “Semiótica de la Escuela
de París” (Semiótica narrativa o Semiótica discursiva), cuyo principal exponente
y fundador fue A. J. Greimas, por lo que también se la conoce como “Semiótica
greimassiana”. Esta teoría se propone describir y explicar el proceso de generación
del sentido. El sentido, para esta teoría, es siempre sentido manifestado, en un
“texto” u otra forma significante (comportamientos, objetos, por ej.): “Fuera del texto,
no hay salvación” solía decir Greimas. Y, al respecto, aclara Floch:
“Esta vigorosa fórmula (...) podría ser la divisa de los semióticos. Indica o recuerda
suficientemente que la semiótica es, ante todo, una relación concreta con el sentido; una atención dirigida a todo lo que tiene sentido” (Floch, 1993, p.21)
Los insumos teórico-metodológicos a partir de los cuales se construye el edificio
conceptual de esta Semiótica discursiva son: (1) la “Morfología del cuento” del
formalista ruso Vladimir Propp, de la cual provendrá la visión del relato como una serie
ordenada de episodios formales interdefinidos, que sustentará la hipótesis de la
existencia de “formas universales” que organizan la narración; (2) la “Gramática
Estructural” de Tesnière, de la cual se tomará el modelo de organización sintáctica
oracional que será extrapolado, más allá del campo de la frase, a la articulación de
conjuntos narrativos más amplios, para construir una organización sintáctica de los
relatos; (3) la “Glosemática” de Louis Hjelmslev, de la cual se incorporarán principios
generales como el de inmanencia, la noción de estructura como red relacional jerárquica,
etc., (4) la “Antropología estructural” de Claude Lévi-Strauss y (5) la Teoría de la
Enunciación de Emile Benveniste.
La Semiótica narrativa postula una hipótesis sobre la producción del sentido como
un “recorrido generativo”.
Este recorrido es una reconstrucción dinámica del modo en que la significación de
un texto (escrito, imagen, film) se va construyendo (generando). En este proceso
generativo, el sentido se va enriqueciendo, al ir avanzando desde niveles abstractos
y virtuales hacia la manifestación (lo perceptible), a través de sucesivos vertimientos
que actualizan, mediante operaciones de transformación, los elementos de los
diversos niveles superpuestos. El recorrido va de lo más simple a lo más complejo.
¿Por qué? Porque el recorrido, dijimos, supone un “enriquecimiento” y paralelamente
una complejización. Los niveles más abstractos, virtuales y simples son las estructuras
semio-narrativas (formales, esquemáticas), que son consideradas como la instancia ab
quo (= punto de partida) del recorrido generativo, luego encontramos un nivel más
concreto y complejo: las estructuras discursivas, que actualizan a las anteriores (las
van “vistiendo” de un contenido más específico), hasta llegar finalmente al último
nivel, el nivel material de la manifestación (textualización). En este último nivel
aparecen los significantes materiales (verbales, gestuales, icónicos) que permiten
hacer perceptible el sentido. Este pasaje de las estructuras abstractas a las discursivas
se realiza en el acto de la enunciación (o “de la puesta en discurso”). Dicho de otro
modo: las estructuras discursivas, “ponen en discurso” a las estructuras semio-
narrativas “al hacerlas pasar por la instancia de la enunciación” (en el ‘acto de la
enunciación’). El acto de la enunciación es definido como una “mediación” entre el
sistema y el discurso, siguiendo las conceptualizaciones de otro lingüista, Emile
Benveniste. (Greimas & Courtés, 1982). El efecto de este acto es la producción de una
“semiosis”, es decir una manifestación (el texto) que está sujeta a las coerciones, a
las reglas, que le imponen la “forma de la expresión” y la materia significante
escogidas [=lenguaje].En este sentido, no es lo mismo utilizar como forma de
manifestación una imagen, un gesto o la palabra, cada una de estas formas
significantes, o lenguajes, tiene sus propias reglas de composición. Se considera a la
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“textualización”, entonces, como la última serie compleja de operaciones de
vertimiento del sentido que ‘desemboca’ en la expresión / manifestación del sentido
construido.
Ilustraremos la explicación con un ejemplo: la producción de un corto ficcional,
que es un caso concreto de “generación de sentido”, en el que se advierte claramente
un recorrido. Veamos. Previo a comenzar a escribir el guión, el escritor “hecha mano”
de un conjunto de estructuras formales y esquemáticas que tiene virtualmente a su
disposición (las estructuras semio-narrativas); selecciona un “esquema” narrativo
abstracto y comienza a generar su historia: se tratará de un sujeto al que le pierde un
objeto valioso y decide buscarlo. El guionista tiene ya una primera estructura base:
pérdida- búsqueda, a partir de esta secuencia puede optar continuar con: (a)
encuentro; (b) no encuentro, (c) una serie de intentos fallidos con éxito final o (d) sin
él. Luego dota a ese sujeto y a ese objeto de características específicas y concretas
(“actorialización”), a las acciones las hace suceder en un lugar determinado
(“espacialización”), y las encadena en un derrotero que implica tanto una sucesión
como una relación de causa-consecuencia (“temporalización”); a la búsqueda le otorga
un valor semántico determinado (la inscribe en una temática que “atraviesa” el
relato). Ha realizado varias transformaciones..... Las operaciones de actorialización,
espacialización y temporalización junto con la de tematización son propias de la
discursivización y tienen que ver con la construcción de lo “diegético” (= la historia, el
relato propiamente dicho) Luego el guionista decide cómo contará su historia: en
forma lineal, comenzará por la mitad (= relato “in media res”), utilizará flash-back,
etc.: el guionista está ya ingresando en la textualización. Finalmente elabora su guión
técnico (completa su plan de textualización). Filma y luego edita: ha terminado de
producir, de construir su relato; ha logrado generar una manifestación significante.
La Semiótica estructuralista se propuso, en general, la significación y el sentido
como objeto de estudio. Esta preocupación por la descripción de los modos de
significación los llevó a desplazar su interés hacia el texto/discurso. La búsqueda de la
“cientificidad” en la descripción de su objeto hizo del “principio de inmanencia” un hito
epistemológico: infranqueable en el caso de la Narratología de la Escuela de París y el
“primer Barthes”; controversial y conflictivo en las tendencias semióticas que surgen
después y que pueden englobarse bajo la etiqueta de “posestructuralismo”. Como
explica Barthes en sus Elementos de Semiología, en relación con la investigación
semiológica:
“Para comprender esta investigación, es necesario aceptar francamente desde el
comienzo (y sobre todo al comienzo) un principio limitativo. Este principio, surgido una vez más de la lingüística, es el principio de pertinencia: se decide no describir los hechos reunidos sino desde un solo punto de vista y consiguientemente, no retener en la masa heterogénea de esos hechos más que los rasgos que interesan desde ese punto de vista, con exclusión de cualquier otro (estos rasgos se denominan “pertinentes”) (....) El principio de pertinencia provoca evidentemente en el analista una situación de inmanencia, se observa un sistema dado desde el interior”. (Barthes (1972), 1990, p.79-
80; los destacados en el original).
Analizado desde nuestra visión actual, creemos que, básicamente, el principio de
inmanencia fue un principio de orden metodológico, que surgió como una necesidad
de la disciplina para poder encarar un “recorte” del objeto de estudio y así construir lo
que el mismo Barthes llamara “la mirada semiológica”.
3. Posestructuralismos
Colocamos en plural la denominación porque habrá diversos intentos teóricos, con
disímil grado de desarrollo, que se encuadrarán en lo que se denomina como “crisis
del estructuralismo”. Las impugnaciones al paradigma estructural no tendrán como
resultado la elaboración de un conjunto teórico homogéneo, aún cuando habrá
coincidencias, entre la mayoría de los autores que se inscriben en esta tendencia
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“post”, en cuestionar e intentar “deconstruir” determinados principios y axiomas
estructuralistas. Entonces, cabe preguntarse ¿qué tienen en común?, ¿qué
características determinan que una obra, por ejemplo, sea calificada de
posestructuralista?
La primera característica, que permitiría unificar, bajo la denominación de
posestructuralismo, a ciertos autores, es su fuerte cuestionamiento del principio de
inmanencia, es decir, de la propuesta de descripción del texto como entidad
autónoma, como una estructura portadora de un sentido en sí misma. En
consecuencia, lo que en la semiótica estructuralista fue postulado como un principio
de “cientificidad” fue considerado, por los críticos del inmanentismo, como una
pretensión “cientificista”, como un “formalismo” excesivamente aséptico. También
impugnarán la noción de “código” y sus derivaciones funcionalistas.
Debido al hecho de que gran parte de los ensayos posestructuralistas se
desarrollan en torno del discurso literario, también serán puestos en cuestión algunos
“remanentes de ideologías estéticas pre-estructuralistas” (Angenot (1983), en AAVV,
1997, p.47): algunos de índole conceptual, como la idea de la autonomía e identidad
del sujeto individual, sujeto fundador del texto, es decir el “autor” entendido a la
manera del romanticismo; otros de carácter metodológico, como la tradicional
“explicación” de textos basada en una estilística de tintes impresivos. Incluso, se
formula una nueva conceptualización del “texto literario”, que se distancia
críticamente de las posiciones ‘tradicionales’, a las que Kristeva denomina como
“sociologismo vulgar” y “esteticismo”. Al respecto, sostiene esta autora:
“La particularidad del texto así designado le separa radicalmente de la noción de “obra literaria” sacada a la luz por una interpretación expresionista y fenomenológica, (...)” (Kristeva (1969), 1981, p.19-20)
El inicio de esta tendencia “post” puede documentarse en los escritos del círculo
de “Tel Quel”, cuya figura sobresaliente fue Julia Kristeva.
“Tel Quel (..) esbozaba el intento, renovador todavía hoy, de situar nuevamente el conjunto de estas mutaciones en el campo marxista del materialismo dialéctico” (Barthes
(1974), 1990, p.12).
Otra característica de este posestructuralismo fue la mixtura teórica:
“(...) Tel Quel había llamado como refuerzo (en un sincretismo jamás dominado) a Freud reelaborado por Lacan, a Marx releído por Althusser, el estructuralismo genético contaminado de gramática transformacional y el pensamiento de la diferencia en Derrida- (...)” (Angenot (1983), en AAVV, 1997, p.47).
Sin embargo, debemos señalar que el ímpetu posestructuralista generará algunos
constructos interesantes y fructíferos. Uno de ellos es el de “intertextualidad”,
noción acuñada por Kristeva sobre la base de los conceptos de “polifonía” y
“dialogicidad” de Mijaíl Bajtín, autor al que esta semióloga introduce y cuya obra será
de gran influencia, no sólo para la teoría literaria y el análisis discursivo en general,
sino que también hará sentir su efecto en los desarrollos de la propia lingüística. Los
desplazamientos y construcciones conceptuales planteados por Kristeva en su
“semanálisis”, aunque básicamente centrados en lo literario, tendrán una decisiva
influencia en el campo semiodiscursivo:
a) la impugnación de la “lógica científica” como modelo para el análisis del
lenguaje y la consecuente propuesta de la lógica del lenguaje como una “lógica otra”;
b) la definición del texto como “productividad”, como práctica significante, es
decir
“una práctica compleja cuyas grafés deben ser aprehendidas por una teoría del acto significativo específico que tiene allí lugar a través de la lengua, y es únicamente en esa
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medida como la ciencia del texto tendrá algo que ver con la descripción lingüística” (Kristeva (1969), 1981, p.20);
c) su visión del texto como “plural, plurilingüístico en ocasiones y polifónico a
menudo (por la multiplicidad de tipos de enunciados que articula)” (Kristeva (1969),
1981, p.19) y, finalmente,
d) su insistencia en un análisis que trascienda lo lingüístico e incorpore lo social
e histórico, método al que denomina “translingüística”.
Una síntesis de estas transformaciones operadas bajo el influjo del pensamiento
de Kristeva lo encontramos en los siguientes planteos de Roland Barthes:
“¿Qué es pues el texto? No daré una definición, porque esto implicaría recaer en el significado. El texto, en el sentido moderno, actual, que intentamos dar a esta palabra, se
distingue fundamentalmente de la obra literaria porque: no es un producto estético, es una práctica significante; no es una estructura, es una estructuración; no es un objeto, es un trabajo y un juego; no es un conjunto de signos cerrados, dotado de un sentido que se
trataría de encontrar, es un volumen de huellas en trance de desplazamiento. La instancia del texto no es la significación, sino el significante, en la acepción semiótica y psicoanalítica del término” (Barthes (1974), 1999, p.12-13).
También generarán una relevante influencia los análisis sobre el discurso
realizados por Foucault, quien pone el acento en las relaciones entre discurso-sociedad
y discurso-poder, problemática actualmente retomadas por el “Análisis crítico del
discurso”.
Los autores inscriptos en el posestructuralismo son los primeros en cuestionar “la
triple exclusión de la historia, del mundo” (el referente) “y del YO” (sujeto) (Costantini
& Darrault, 1996) operada por el estructuralismo.
4. Semiótica de la Cultura (Yuri Lotman y la Escuela de Tartu)
En su primera etapa, esta semiótica estará enmarcada claramente en una
postura estructuralista (sobre todo de los trabajos de Jakobson y la Escuela de Praga).
Por esa razón también se la conoce como “estructuralismo soviético”. Lotman y los
semiólogos de Tartu se propondrán el estudio de la cultura entendida como un
sistema de sistema de signos. Trabajarán en torno de la descripción de los diversos
sistemas de signos o códigos culturales ya que se propondrán la elaboración de una
“tipología de las culturas”. Los sistemas de signos son entendidos como sistemas
modelizantes ya que crean modelos de mundo. Dentro de estos distinguirán:
sistemas modelizantes primarios (lengua natural) y sistemas modelizantes
secundarios (artes (literatura)).
La preocupación por el texto proviene de su interés por convertir la poética (o
estética) en una ciencia, más específicamente en darle a los fenómenos artísticos un
tratamiento semiótico, en ese sentido, sostienen que cualquier fenómeno artístico es
un objeto semiótico. Es sobre todo el pensamiento de Lotman el que evoluciona hacia
un enfoque cada vez más dinámico del texto y la cultura. Plantea una función socio-
comunicativa del texto y, al demarcar la relación entre texto y contexto, considera
que puesto que
“el contexto cultural es un fenómeno complejo y heterogéneo, un mismo texto puede entrar en diversas relaciones con las diversas estructuras de los distintos niveles del mismo” (Lotman, 1996, p.81).
Por otra parte concibe el texto como “un complejo dispositivo que guarda variados
códigos, capaz de transformar los mensajes recibidos y de generar nuevos mensajes, un
generador informacional (...)” (Lotman, 1996, p.82)
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Su postura, respecto de la heterogeneidad del texto y de la evidente relación
dialógica con otros textos, es coincidente con muchos de los planteos que sostendrán
las teorizaciones de las denominadas semióticas posestructurales.
5. Semiótica Lógica o Pragmática
Otra línea de investigación semiótica es la que se desarrollará sobre la base de los
escritos del filósofo y lógico estadounidense Charles Sanders Peirce (1839 –1914) y
que se conoce como Semiótica anglosajona, semiótica lógica o pragmática. El objeto
de estudio para Peirce era la semiosis, proceso en el cual se daría la cooperación de
tres instancias (“subjects”): el representamen (el signo en sí, o sea una manifestación
material y perceptible), el objeto (lo representado, o sea aquello de lo que el signo da
cuenta) y el interpretante (sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo
o representamen). Este último concepto, el de interpretante, es una de las nociones
de la que sacarán un mayor provecho explicativo, las teorías inspiradas en Peirce. El
signo, entonces, es el producto dinámico de la semiosis.
Una de las problemáticas centrales en la obra peirceana es el de los modos o
formas de representación, de allí que podamos considerar a sus tipologías de signos
como un intento de explicar diversas operaciones de representación. El propósito
fundamental de Peirce fue el de elaborar una lógica del conocimiento; para él, el
conocimiento se da mediante signos y toda operación lógica es una operación entre
signos, de allí entonces la equivalencia entre Lógica y Semiótica. La semiosis, proceso
inferencial, que un sujeto realiza ante un representamen (signo) una vez comenzado
no se detiene, un interpretante remite a otro representamen que a su vez generará
otro interpretante y así sucesivamente, este proceso recursivo y expansivo a la vez es
lo que se conoce como “semiosis infinita”.
También son de gran interés sus reflexiones en torno de las inferencias lógicas,
dentro de las cuales se destaca la revalorización que realiza de la “abduccción”, o
razonamiento hipotético y conjetural. Un ejemplo típico del razonamiento abductivo es
el que realiza el “detective” de las novelas policiales para resolver un caso.
Peirce no formuló un corpus teórico acabado y revisado, sus escritos han sido
recopliados en los “Collected Papers”.
Si bien el texto / discurso nunca estuvo presente en las elaboraciones conceptuales
de Peirce, es de destacar que lo que podríamos denominar como “una vuelta a Peirce”,
por parte de muchos semiólogos, ha estado vinculada con la necesidad de abordar el
problema de la interpretación (consumo/ recepción/ reconocimiento) de los textos,
con el ‘giro cognitivo’ de la Semiótica e incluso con el desarrollo de la Sociosemiótica,
como veremos al explicar su teoría de los discursos sociales (o semiosis social) de
Eliseo Verón.
6. La ‘Semiótica General’ de Umberto Eco
Eco intenta la integración y síntesis de los paradigmas estructuralista y pragmático
(lógico o anglosajón e incluso de ciertos planteos de la Semiótica de Lotman).
Considera que la Semiótica debe estar en condiciones de abordar cualquier fenómeno
de significación y/o de comunicación, por lo tanto deberá describir tanto los lenguajes
y los códigos (que él concibe como conjuntos de reglas), como los diversos procesos
de semiosis. Para ello plantea la necesidad de formular dos teorías interrelacionadas:
la “teoría de los códigos” y la “teoría de la producción de signos”. Se propone
explicar, desde la teoría de los códigos, la organización (estructura) de cualquier
sistema significativo (“semiótica de la significación”) y, desde la teoría de la
producción de signos, los diversos modos o modalidades de la semiosis (“semiótica de
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la comunicación”). Esta última irá transformándose en una “semiótica de los
procesos de comunicación y de producción de textos”. Si lo analizamos en
perspectiva, en este planteo de las dos teorías y de las dos semióticas, Eco concilia los
planteos de las dos primeras semiologías (la de la comunicación y la de la
significación) señalando la necesidad de complementariedad entre ambos fenómenos.
Como su propósito es formular una Semiótica general, determinará los límites o
umbrales de la Semiótica, la que concibe como un “dominio disciplinar”. Estos límites
serán de tres órdenes: a) epistemológicos, b) naturales y c) políticos. De los tres, nos
interesa destacar los primeros. Los límites epistemológicos dependen del modelo de
ciencia a partir del cual se determine el tipo de estudio que regirá a la Semiótica: 1) o
bien, una teoría abstracta, formulada de modo axiomático y formalizada; 2) o bien, el
estudio de fenómenos sociales, sujetos a cambios y reestructuraciones; al hacer suya
la segunda opción, plantea que la investigación semiótica está regida por un “principio
de indeterminación”:
“ (...) puesto que significar y hablar son funciones sociales que determinan la organización y la evolución cultural (....) [describir y explicar estos fenómenos] tienen por fuerza que influir en el universo del hablar, del significar, del comunicar” (Eco (1975), 1985, p.68)
En su intento de integración de los diversas teorías e investigaciones semióticas,
Eco focalizará su atención sobre todo en la elaboración de lo que podríamos
denominar una “teoría de la interpretación”, en el marco de la cual desarrollará
una “semántica instruccional”, que fue construyendo desde el Tratado de Semiótica
General (1975). Esta semántica se inclinará por “un modelo para la representación del
significado en forma de enciclopedia (...) Todos ellos [los modelos semánticos en forma de
enciclopedia] introducen elementos pragmáticos en el ámbito semántico.” (Eco (1990),
1998, p.294-295). Entre esos elementos pragmáticos a incluir están las indicaciones
de los tipos de contextos y circunstancias en las cuales una determinado semema
(=efecto de sentido de una palabra o expresión) se puede actualizar:
“una semántica en forma de enciclopedia deberá tomar en consideración también
(como instrucciones) selecciones contextuales o circunstanciales y, por consiguiente,
cómo un término debe o puede utilizarse en contextos o circunstancias de enunciación determinados” (Eco (1990), 1998, p.302)
Su propuesta semántica se inscribe, entonces, en aquellas tendencias que intentan
superar la distinción neta entre semántica (concebida como teoría “interna” de la
construcción del significado) y pragmática (teoría que incorpora las variables del
contexto en la significación). Desde ese marco abordará, como objeto de estudio, el
texto, pero trabajará, fundamentalmente, la problemática de la lectura y la
interpretación de los textos.
El texto, su estructuración y la ‘obra de arte’ como problema estético han sido un
motivo de reflexión constante en la obra de Eco, incluso en sus libros “presemióticos”
(tal el caso de Obra abierta (1962)). Entre los constructos teóricos más
esclarecedores, elaborados por este autor, en torno de estas problemáticas
destacamos las siguientes binas: a) “lector empírico / lector modelo”, este último
como el conjunto de estrategias de cooperación interpretativas previstas, construidas,
en el texto y b) “autor empírico / autor modelo”, entendido el segundo como una
“construcción textual”. Sobre el particular Eco insiste en que:
“(..) la cooperación textual es un fenómeno que se realiza entre dos estrategias discursivas, no entre dos sujetos individuales” (Eco (1979), 1993, p.91)
Vinculada a las duplas explicadas, establece una delimitación entre la
interpretación propiamente dicha; la sobreinterpretación (“lectura de la
sospecha”, búsqueda de un “mensaje secreto u oculto”, cuyo caso paradigmático lo
constituye el “hermetismo” renacentista) y el uso de los textos (el texto tomado como
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estímulo imaginativo o como punto de partida de actividades vinculadas a la semiosis
pero distintas de la interpretación propiamente dicha).
Interpretación, sobreinterpretación y uso se vinculan con otra distinción: la que
establece entre los tres tipos de “intenciones” que se pueden buscar en el texto: la
“intentio operis” la “intentio auctoris” y la “intentio lectoris”. La “intentio operis” es la
búsqueda en el texto de lo que éste dice “con referencia a su misma coherencia
textual y a la situación de los sistemas de significación a los que remite” (Eco (1990),
1998, p.29); por su parte la “intentio auctoris” remite a la indagación, en el texto, de
lo que supuestamente el autor quiso decir; finalmente la “intentio lectoris” es buscar
en el texto “lo que el destinatario encuentra con referencia a sus propios sistemas de
significación y/o con referencia a sus deseos, pulsiones, arbitrios” (Eco(1990),1998, p.29).
Obviamente, la interpretación ‘strictu sensu’ se vincula con la búsqueda de la “intentio
operis”, aunque:
“Definir un principio de interpretancia, y su dependencia de la intentio operis, no significa,
desde luego, excluir la colaboración del destinatario. El hecho mismo de que, por parte del intérprete, se haya puesto la construcción del objeto textual bajo el signo de la conjetura muestra cómo intención de la obra e intención del lector están estrechamente vinculadas” (Eco (1990), 1998, p.45)
Estos conceptos conformarán el núcleo de su propuesta de “semiótica textual”.
Consideramos que Eco establece, con estas conceptualizaciones en torno de la
interpretación de los textos, una especie de “freno” a ciertas desmesuras que las
posturas posestructuralistas y deconstructivistas trajeron aparejadas.
Amplía sus desarrollos en el análisis de la interpretación fundada sobre la conjetura
y la abducción, puesto que considera que ésta
“es el mecanismo semiósico que explica no sólo nuestra relación con mensajes elaborados intencionalmente por otros seres humanos, sino también cualquier forma de interacción del hombre con el mundo circunstante. Precisamente a través de procesos de
interpretación nosotros construimos cognitivamente mundos, actuales y posibles” (Eco
(1990), 1998, p. 17).
Este interés por los aspectos cognitivos de la semiosis estará explícitamente
manifiesto en su libro Kant y el ornitorrinco (1999), en el que elabora los
“prolegómenos de una semántica cognitiva (...) basada en una noción contractual
tanto de nuestros esquemas cognitivos como del significado y de la referencia- posición coherente con mis intentos de elaborar una teoría en la que se fundieran semántica y pragmática.“ (Eco, 1999, p.11)
7. Sociosemiótica
Reseñaremos en este apartado la propuesta teórica de Eliseo Verón, sistematizada
en su obra “La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad” (1987).
En sus planteos observamos un trabajo de condensación y coherentización de las
propuestas sobresalientes del postestructuralismo. Verón cuestiona el análisis en
inmanencia por cuanto parte de la hipótesis de la producción del sentido como forma
de la praxis social y reclama la necesidad de analizar la “dimensión” social e ideológica
del discurso. Sin embargo, si bien considera que un auténtico análisis discursivo no
puede ser “interno”, tampoco considera que pueda ser “externo”, ya que para poder
postular que determinado elemento o factor constituye una condición de producción,
es imprescindible “demostrar que dejó huellas en el objeto significante, en forma de
propiedades discursivas” (Verón (1987), 1996, p.127). Intenta construir una teoría del
sentido como dependiente de un sistema productivo (que es una red semiótica) y, por
lo tanto, como todo sistema productivo está constituido por la articulación entre
producción, circulación y consumo, una teoría de la producción social de los
discursos no puede reducirse a la constitución de modelos concernientes a las reglas
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de generación del discurso, sino que deberá dar cuenta también de los procesos de
“circulación” y de los de “consumo”, “reconocimiento” o “lectura”. Por lo tanto deberán
elaborarse dos modelos: uno concerniente a la producción del discurso y otro relativo
a su consumo.
“Las relaciones de los discursos con sus condiciones de producción por una parte, y con sus condiciones de reconocimiento por la otra, deben poder representarse en forma sistemática; debemos tener en cuenta reglas de generación y reglas de lectura: en el
primer caso hablamos de gramáticas de producción y en el segundo, de gramáticas de reconocimiento. (..) Estos dos conjuntos jamás son idénticos (..): las condiciones de producción de un conjunto significante no son nunca las mismas que las del reconocimiento. La distancia entre producción y reconocimiento es extremadamente variable (...) el aspecto “circulación” sólo puede hacerse visible en el análisis como diferencia, precisamente, entre los dos conjuntos de huellas, de la producción y del reconocimiento. El concepto de circulación sólo es, de hecho, el nombre de esa
diferencia.” (Verón (1987), 1996, p.129)
En relación a la dicotomía texto / discurso, señala:
“En un primer nivel, donde se trata de identificar objetos empíricos, podemos hablar de textos. En la superficie de lo social nos encontramos, en efecto, con “paquetes” textuales, (...) Ellos son textos, término que para nosotros no se restringe a la escritura. Reservaremos la familia de términos discurso, discursividad, discursivo, para señalar un
cierto modo de aproximación a los textos. En efecto, un texto puede ser o puede no ser tratado desde un punto de vista discursivo: se puede, por ejemplo, dividirlo en “enunciados canónicos” (“normalizarlo”) destruyendo de esa manera sus propiedades discursivas. La noción de discurso corresponde por lo tanto a un cierto enfoque teórico en relación con un conjunto teórico dado. (...) la noción de discurso es inseparable de un conjunto de hipótesis relativas a elementos extra-textuales” (Verón (1987), 1996, p.17).
Estos elementos extra-textuales serán las “condiciones de producción” de un
discurso, que aparecen en lo textual a modo de “huellas”. Buena parte de esas
condiciones de producción de un conjunto textual dado consiste en “otros textos”.
Describir un proceso de producción de un discurso tiene siempre la forma de una
“descripción del conjunto de operaciones discursivas, que constituyen las operaciones
por las cuales la (o las) materias significantes que componen el paquete textual analizado han sido investidas de sentido” (Verón (1987), 1996, p.18).
Considera que lo ideológico es una “dimensión constitutiva de todo sistema social de
producción de sentido (...) dimensión presente en todos los discursos producidos en el interior
de una formación social, en la medida en que el hecho de haber sido producidos en esta
formación social ha dejado sus “huellas” en el discurso” (Verón (1987), 1996, p.16-17).
Elabora la siguiente doble hipótesis sobre la que reposa su teoría de los discursos
sociales: a) Toda producción de sentido es necesariamente social, por lo tanto no se
puede explicar satisfactoriamente un proceso significativo sin explicar sus condiciones
sociales productivas. b) Todo fenómeno social es, en una de sus dimensiones
constitutivas, un proceso de producción de sentido. (Verón (1987), 1996, p.125). De
esta doble hipótesis se desprende que “sólo en el nivel de la discursividad el sentido
manifiesta sus determinaciones sociales y los fenómenos sociales develan su dimensión significante. Es por ello que una sociosemiótica sólo puede ser una teoría de la producción de
los discursos sociales” (Verón (1987), 1996, p.126).
Es evidente que el desarrollo de su teoría sobre los discursos sociales surge en el
marco del escenario intelectual del posestructuralismo, esto se evidencia en su noción
de discurso y también en el hecho de que “lo que Verón dio en llamar teoría de la
discursividad o teoría de los discursos sociales, se presenta como una dimensión translingüística al recuperar dos problemas –materialidad del sentido y construcción de lo real en la red de la
semiosis-, (...)” (Braga en Zecchetto (coord.), 1999 , p.219 )
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SEMIÓTICA - 2012
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Verón construye su teoría de la producción discursiva del sentido a partir de una
reelaboración del modelo ternario desarrollado por Peirce. En esta reelaboración: el
‘signo’ o ‘representamen’ de Peirce, es el discurso en Verón; el ‘objeto’ peirceano son
las representaciones y el ‘interpretante’, son las operaciones.
“Ahora bien, resulta evidente que, desde el punto de vista del análisis del sentido, el punto de partida sólo puede ser el sentido producido. El acceso a la red semiótica siempre implica un trabajo de análisis que opera sobre fragmentos extraídos del proceso
semiótico, es decir, sobre una cristalización (resultado de la intervención del análisis) de las tres posiciones funcionales (operaciones – discurso –representaciones). Se trabaja así sobre estados, que sólo son pequeños pedazos del tejido de la semiosis, que la fragmentación efectuada transforma en productos. (...) analizando productos, apuntamos a procesos” (Verón (1987), 1996, p.124).
Tanto desde un punto de vista sincrónico (en un momento dado del devenir
histórico) como diacrónico (a lo largo del devenir histórico) la semiosis social es, para
Verón “una red significante infinita” (Verón (1987), 1996, p.129), y esa red, es una red
interdiscursiva.
Epílogo
Rápidamente hemos recorrido las principales teorías semióticas “clásicas”. Pero, es
importante subrayarlo, la Semiótica sigue siendo una ciencia, o un dominio disciplinar,
en constante constitución y renovación. Cada certeza que alcanzamos, nos genera
nuevas preguntas. La empresa no está acabada y es esta incompletez inherente la que
la hace fascinante, porque es “signo”, indicio, síntoma, de que es una disciplina con
vida.
En las páginas siguientes, presentamos una sistematización gráfico verbal del
desarrollo de las principales corrientes semióticas.
BIBLIOGRAFÍA
AAVV, Intertextualité. Francia en el origen de un término y el desarrollo de un
concepto. Selección y traducción de Desiderio Navarro, La Habana, UNEAc-Casa
de las Américas, 1997
BARTHES, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 1990.
COSTANTINI, Michel & DARRAULT-HARRIS, Ivan, “Vers une sémiotique du continu”,
en Sémiotique, Phénoménologie, Disours. Du corps présent au sújet énonçant,
Paris, L’Harmattan, 1996 (Traducción al español: Prof. María Victoria Gómez de
Erice).
ECO, Umberto, Tratado de Semiótica general, Barcelona, Lumen, 1985.
ECO, Umberto, Lector in fábula, Barcelona, Lumen, 1993.
ECO, Umberto, Interpretación y sobreinterpretación, Cambridge, Cambridge University
Press, 1995
ECO, Umberto, Los límites de la interpretación, Barcelona, Lumen, 1998
ECO, Umberto, Kant y el ornitorrinco, Barcelona, Lumen, 1999
FLOCH, Jean-Marie, Semiótica, marketing y comunicación. Bajo los signos, las
estrategias, Barcelona, Paidós, 1993.
GREIMAS, A.J. Y COURTES, J., Semiótica. Diccionario razonado de la Teoría del
Lenguaje, T. I, Madrid, Gredos, 1982.
KRISTEVA, Julia, Semiótica I y II, Madrid, De Espiral, 1981.
LOTMAN, Iuri, La semioesfera I. Semiótica de la cultura y del texto, Madrid, Cátedra,
Frónesis –Universitat de València, 1996.
VERÓN, Eliseo, La Semiosis Social, 1ª reimpresión, Barcelona, Gedisa, 1996.
ZECCHETTO, Victorino (coordinador), Seis semiólogos en busca del lector. Saussure/
Peirce/Barthes/Greimas/Eco/Verón, Buenos Aires, CICCUS- La Crujía, 1999.
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Anexo
Cuadros síntesis
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LÓGICA / FILOSOFÍA (Peirce)
FUENTES DE LA SEMIÓTICA
Paradigma ESTRUCTURALISTA SEMIÓTICA LÓGICA/PRAGMÁTICA/ anglosajona
Semiótica saussuro-funcionalista Semiótica saussuro-Hjelmsleviana Semiología de la Comunicación Semiología de la SEMIÓTICA DE LA
Significación ESCUELA DE PARÍS
Teoría de la Enunciación (Teoría marxista althusseriana) (Psicoanálisis lacaniano) POSESTRUCTURALISMO (Estética bachtiniana) (Teorías de la deconstrucción) (Estructuralismo soviético)
SEMIÓTICA GENERAL SEMIÓTICA DE LA CULTURA
SOCIOSEMIÓTICA
LINGÜÍSTICA Sausure; Hjelmslev; Jakobson
(funcionalismo)
Referencias:
(insumo teórico fuerte)
(retoma y reelabora)
Cuadro 1
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Cuadro 2: Cuadro síntesis de las corrientes semióticas
Paradigmas teóricos
Estructuralismo europeo: Semiótica europea de base estructuralista
Semiótica General
Estructuralismo soviético
Semiótica Lógica o Pragmática
Corrientes y
teorías
1. Semiótica
saussuro-funcionalista
“Semiología de
la Comunicación”
(Mounin;
Buyssens; Luis Prieto)
2. Semiótico saussuro – hjelmsleviana
Intento de integración
y síntesis de los diversos paradigmas
Umberto Eco
Semiótica soviética
o Semiótica de la
Cultura
Iuri Lotman
(Escuela de Tartu)
Semiotica Lógica/ Pragmática / anglosajona
Charles Sanders Peirce
(Charles Morris; Sebeok,
R. y R. Marty;
Andacht; Ransdell)
“Semiología de la
Significación”
Roland Barthes
Posestructura-
lismo
“Semiótica de la Escuela de París”
A.J. Greimas (Courtés; Floch,
Latella, Fontanille, etc.)
“Campo de
estudio”
recorte
Sistemas de
signos no verbales convenciona- lizados cuya
función es la de comunicar
=sistemas de comunicación
Sistemas
sociales de significación
El texto como
práctica significante /los ‘sentidos’ del texto / textos de la
cultura de masas / texto literario el relato texto
“plural” / el lector – la lectura el
“placer” del texto.
El sentido (= pro-
ceso de generación del sentido: su aprehensión y su producción)
Discurso (texto)
Privilegia el
discurso narrativo forma universal
“Narratología”
“Semiótica narrativa”
Cualquier fenómeno
de significación y/o de comunicación.
Los lenguajes, los códigos (conjuntos de reglas), los diversos
procesos de semiosis;
Teoría de los
códigos y Teoría de la
producción de signos
El texto; límites de
la interpretación textual Aspectos cognitivos
de la semiosis y de los procesos de
interpretación
La cultura:
=sistemas de signos
=códigos culturales
Cultura: sistema de
sistema de signos
.Sistemas de signos = sistemas modelizantes (crean modelos de
mundo) : [ sistemas
modelizantes primarios (lengua natural) /
sistemas modelizantes
secundarios (artes (lite ratura))]
La semiosis = coope-
ración de 3 instancias :
el representamen (signo en sí), el objeto (= lo representado; aquello de lo que el signo da cuenta) y el interpetante (sentido que el signo produce ) signo =
producto dinámico del proceso de semiosis
tipologías de signos (= diversas operaciones de representación)
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Propósito fundamental
Realizar
clasificaciones (taxonomías) de los diversos sistemas de
signos, basa-
das en la función
Explicar la
significación / la “significancia”
sistemas de signos
texto
Describir y explicar
el proceso de gene- ración del sentido (y las prácticas significantes) / los
textos (=objetos de
sentido)
Explicar desde una
teoría de los códigos la
organización (estructu- ra) de cualquier sistema significativo y desde una teoría de la producción de signos, los diversos modos de
producción de la se-
miosis. Elaborar una teoría de
la interpretación
Elaborar una tipología
de las culturas:
Describir los principa-
les tipos de códigos culturales. Convertir la poética
/estética en una
ciencia cualquier fenómeno
artístico es un objeto semiótico.
Explicar la semiosis
y Elaborar una lógica del
conocimiento: el conocimiento se da mediante signos y toda operación lógica es una
operación entre signos lógica = semiótica.
Metodología
Descripción
Clasificación
Descriptivo-
hermenéutico. Barthes no formula un corpus teórico acabado. Tiene una
1ª. etapa más rigu-
rosa, fuertemente influenciada por el método estructural y una 2ª. etapa en que por momentos sus trabajos son de corte ensayístico
(etapa posestructu-ralista)
Descripción/expli-
cación de las rela- ciones (estructura-
les) a diversos nive-les (a partir de la hipótesis del proce-so de generación del sentido) Principio de inma-
nencia Hipotético-deduc -
tivo y formalizante
Descriptivo-explica
tivo. Hipotético-deductivo
Complejas reelabo-
raciones teóricas.
Descriptivo-explicati-
vo Hipotético-deductivo.
Peirce no formuló un
corpus teórico acabado y
revisado; pero de sus escritos se desprende un modelo hipotético-deductivo (=doctrina
cuasi-formal) Teoría explicativa, que
tiende a la formalización (=doctrina cuasi-formal)
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Corriente
Teoría
“Campo de estudio”
recorte
Propósito fundamental
Metodología
Sociosemiótica (Eliseo Verón)
Teoría de los discursos sociales o de la discursividad.
Producción social del
sentido: “dimensión” social e ideológica de los discursos. Producción social del
sentido = sistema productivo (= una red semiótica)
constituido por la articulación entre producción,
circulación y consumo/ reconocimiento
Elaborar dos modelos: uno
concerniente a la producción del discurso y otro relativo a su consumo. Explicar las operaciones
discursivas mediantes las
cuales las condiciones de producción dejaron sus huellas en el objeto significante
Descriptivo-explicativo
Hipotético-deductivo
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Índice página
1. Los orígenes estructuralistas 1
2. La Semiótica narrativa estructuralista 2
3. Posestructuralismos 3
4. Semiótica de la Cultura (Yuri Lotman y la Escuela de Tartu) 4
5. Semiótica Lógica o Pragmática 6
6. La ‘Semiótica General’ de Umberto Eco 6
7. Sociosemiótica 8
Epílogo 10
Bibliografía 10
Anexo. Cuadros síntesis 11
Cuadro 1 12
Cuadro 2 13
Índice 16