esa otra itaca

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Esa otra Itaca Cuando viajes a Huesca, desea que sea largo el camino. No temas que te coja la mano una hechicera, y que su palo recio de madera de boj te guíe contra el viento. Déjate seducir por sus encantos y escucha los sonidos de la naturaleza fundidos con las risas ancestrales que siguen colándose entre los voluntariosos espantabrujas. No temas: asimismo, el umbral de los pirineos te llevará a lugares habitados por hadas de hermosura singular, convertidas en piedra o entregadas al amor en palacios inaccesibles. Hay gigantes, sí, de proporciones desmedidas, cuya sombra hará temblar tus vísceras. Pero no te lamentes: sólo descansan impertérritos conformando el paisaje. Embelésate con las tiernas diabluras de unos elfos a los cuales no les verás la piel. Y si, afortunado, encuentras a la última hormiga blanca, síguela: te llevará al mismísimo corazón de su señora, inmenso y horadado como la gratitud. Agradece a los dioses tu paseo y refresca el rostro con agua del ibón alguna noche mágica . Recuerda hacer un alto en el camino, alimentar el alma con productos de la tierra, regados del rubí de un vino compartido que arrancará las lenguas de los locales; castañas de mazapán endulzando el alma. Despójate de realidades. Déjate arrullar por contornos dibujados, el misterio de un paisaje primorosamente cincelado entre contrastes, vuela a lomos de las estrellas de verano; deslízate entre el blanco del invierno. Descubre el medievo en otoño; persigue a los cuentacuentos deseando que no se acabe nunca. Cuando viajes a Huesca.

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Poema sobre Huesca

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Page 1: Esa Otra Itaca

Esa otra Itaca

Cuando viajes a Huesca, desea que sea largo el camino. No temas que te coja la mano una hechicera, y que su palo recio de madera de boj te guíe contra el viento. Déjate seducir por sus encantos y escucha los sonidos de la naturaleza fundidos con las risas ancestrales que siguen colándose entre los voluntariosos espantabrujas. No temas: asimismo, el umbral de los pirineos te llevará a lugares habitados por hadas de hermosura singular, convertidas en piedra o entregadas al amor en palacios inaccesibles. Hay gigantes, sí, de proporciones desmedidas, cuya sombra hará temblar tus vísceras. Pero no te lamentes: sólo descansan impertérritos conformando el paisaje. Embelésate con las tiernas diabluras de unos elfos a los cuales no les verás la piel. Y si, afortunado, encuentras a la última hormiga blanca, síguela: te llevará al mismísimo corazón de su señora, inmenso y horadado como la gratitud. Agradece a los dioses tu paseo y refresca el rostro con agua del ibón alguna noche mágica . Recuerda hacer un alto en el camino, alimentar el alma con productos de la tierra, regados del rubí de un vino compartido que arrancará las lenguas de los locales; castañas de mazapán endulzando el alma.Despójate de realidades. Déjate arrullar por contornos dibujados, el misterio de un paisaje primorosamente cincelado entre contrastes, vuela a lomos de las estrellas de verano; deslízate entre el blanco del invierno. Descubre el medievo en otoño; persigue a los cuentacuentos deseando que no se acabe nunca. Cuando viajes a Huesca.