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Es 5 de julio de 1986 y hay en el ambiente del Palacio Municipal de Deportes de Zaragoza un ambiente de euforia desatada en forma de ola. De alguna manera, aquello tiene un punto de continuidad, de venganza después de las ilusiones rotas contra Bélgica en aquellos penaltis de México. La maldición de cuartos de final y todas esas historias. Llega por fin «el otro mundial», aún conocido como Mundobasket y lo hace a lo grande: el proyecto megalómano de la Federación Española de Baloncesto, auspiciado por el irrepetible Raimundo Saporta, parece que va a conseguir lo que años antes se creía imposible: un torneo sólido, con figuras, sin problemas económicos, retransmitido a todo el mundo y con veinticuatro equipos en competición repartidos en seis sedes. Incluso los Estados Unidos, reacios a mandar a sus mejores universitarios a todo lo que no sean Juegos Olímpicos, han decidido unir a Charles Smith, David Robinson, Steve Kerr, Armon Gilliam, Kenny Smith y el diminuto Tyrone Bogues para recuperar el cetro perdido en Cali a manos de la Unión Soviética del adolescenteSabonis. Han pasado solo dos años desde la retirada en el último momento de la delegación soviética de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles y la sensación creciente es que el baloncesto universitario americano está dejando de ser dominante, que hace falta algo más. Junto a los dos equipos más emblemáticos de la historia, los atractivos son innumerables: ver a Drazen Petrovic en directo después de ganar su segunda Copa de Europa con poco más de veinte años, comprobar si el patinazo de Italia en los Juegos ha sido una casualidad o no, y medir el nivel de los equipos latinoamericanos: Cuba, Panamá, Uruguay, Argentina… cuya jerarquía natural va descomponiéndose en favor de la pujante Brasil. Por si falta exotismo, ahí está Malasia, que llegará a perder su primer partido por casi noventa puntos de diferencia. Pero, sobre todo, el público tiene a España. Una España que lleva mes y medio concentrada bajo el mando algo inestable de Díaz Miguel. El debut en Zaragoza contra Francia llega en medio de una combinación de serias dudas, conflictos internos y un optimismo quizá exagerado por parte de los

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Es 5 de julio de 1986 y hay en el ambiente del Palacio Municipal de Deportes de Zaragoza un ambiente de euforia desatada en forma de ola. De alguna manera, aquello tiene un punto de continuidad, de venganza despus de las ilusiones rotas contra Blgica en aquellos penaltis de Mxico. La maldicin de cuartos de final y todas esas historias. Llega por fin el otro mundial, an conocido como Mundobasket y lo hace a lo grande: el proyecto megalmano de la Federacin Espaola de Baloncesto, auspiciado por el irrepetibleRaimundo Saporta, parece que va a conseguir lo que aos antes se crea imposible: un torneo slido, con figuras, sin problemas econmicos, retransmitido a todo el mundo y con veinticuatro equipos en competicin repartidos en seis sedes.Incluso los Estados Unidos, reacios a mandar a sus mejores universitarios a todo lo que no sean Juegos Olmpicos, han decidido unir aCharles Smith,David Robinson,Steve Kerr,Armon Gilliam,Kenny Smithy el diminutoTyrone Boguespara recuperar el cetro perdido en Cali a manos de la Unin Sovitica del adolescenteSabonis. Han pasado solo dos aos desde la retirada en el ltimo momento de la delegacin sovitica de los Juegos Olmpicos de Los ngeles y la sensacin creciente es que el baloncesto universitario americano est dejando de ser dominante, que hace falta algo ms.Junto a los dos equipos ms emblemticos de la historia, los atractivos son innumerables: ver aDrazen Petrovicen directo despus de ganar su segunda Copa de Europa con poco ms de veinte aos, comprobar si el patinazo de Italia en los Juegos ha sido una casualidad o no, y medir el nivel de los equipos latinoamericanos: Cuba, Panam, Uruguay, Argentina cuya jerarqua natural va descomponindose en favor de la pujante Brasil. Por si falta exotismo, ah est Malasia, que llegar a perder su primer partido por casi noventa puntos de diferencia.Pero, sobre todo, el pblico tiene a Espaa. Una Espaa que lleva mes y medio concentrada bajo el mando algo inestable deDaz Miguel. El debut en Zaragoza contra Francia llega en medio de una combinacin de serias dudas, conflictos internos y un optimismo quiz exagerado por parte de los medios y la aficin. La medalla de plata de Los ngeles queda muy cerca, parte de ese ciclo histrico que incluy las semifinales del Mundial de Colombia de 1982 y la plata de Nantes de 1983. Solo un ao antes, con todo a favor para llegar a una nueva final europea, la seleccin cay ante Checoslovaquia en las semifinales. Muchos lo consideraron un accidente; otros, un sntoma de que el sufl se estaba desinflando.Con todo, ya digo, los medios se vuelcan y con los medios los patrocinadores y Espaa no es el grupo de estrellas NBA que ser tres dcadas despus en continua gira pero, con el mundial de ftbol ya acabado yMaradonacoronado como estrella indiscutible, el baloncesto est dispuesto a tomar las portadas de los peridicos deportivos. Sin ir ms lejos, elMundo Deportivocontrata a un astrlogo,Antoni Mas, capaz de anlisis previos tan complejos como el siguiente: La clave de Espaa esSibilio. Tiene dos trminos de envergadura que le pueden convertir en una de las figuras.Ese es el nivel de histerismo colectivo y el trabajo de Daz Miguel es mantener al margen a sus seleccionados. Al equipo nacional, como le gusta decir solo que de equipo cada vez tiene menos y desde luego el entrenador no es el tipo ms tranquilo del mundo. Desde la retirada deCorbaln, a la seleccin le falta direccin, ascendencia sobre el grupo y anotacin. La primera decisin del seleccionador fue llevarse para el Eurobasket de 1985 a dos bases potentes, rpidos, elctricos al contraataque y capaces de un enorme despliegue fsico:Vicente GilyJos Luis Llorente. Como la apuesta no funcion, ahora ha decidido confiar en dos veteranos, consistentes en defensa pero con muchos problemas cara al aro:Joaquim CostayJoan Creus. Si a eso le unimos aNacho Solozbal, est claro que la tripleta de bases anotar pocos puntos. Menos an dentro de unos sistemas en los que los bases no tienen ninguna relevancia ofensiva.La otra gran ausencia esIturriaga, cuya relacin con Daz Miguel es insostenible. En su lugar regresaFernando Arcega, el dolo local, para jugar los minutos que no puedan disputarEpioAndrs Jimnez, los titulares en los puestos de alero exterior e interior. Aunque Daz Miguel es totalmente contrario al lanzamiento de triples, decide mantener a Sibilio yMargallen la seleccin para acompaar al jovenVillacampa, un hombre que con la seleccin parece siempre nervioso, atormentado casi, desde que su horrible preolmpico de Pars le dejara fuera de la plata de Los ngeles en favor del casi inditoBeirn.Por dentro, los de siempre: el citado Andrs Jimnez,Fernando Romaycomo referente defensivo, elLagarto De la Cruz, apurando sus ltimos minutos en el baloncesto de lite, y la gran estrella meditica del equipo,Fernando Martn, ya por entonces en guerra declarada con su entrenador.Un equipo al borde del ataque de nerviosA sus veinticuatro aos, Martn es ya una leyenda, pero una leyenda que llega en el peor momento fsico y mental posible. Sus pruebas el verano anterior con los New Jersey Nets haban levantado las protestas de la federacin y el seleccionador, aterrados ante la posibilidad de que el pilar interior del equipo decidiera convertirse en profesional y quedara as fuera de cualquier competicin FIBA. Las presiones llegaron hasta el punto ridculo de amenazarle con jugar como extranjero en su propio pas si se atreva a cruzar el charco. Mientras su club, a regaadientes, le apoyaba, conscientes quiz de que aquello no era sino una primera escaramuza sin importancia; su seleccionador le atac en pblico, manchando para siempre una relacin que nunca fue fcil.Con todo, Martn acabara rechazando la oferta de los Nets, en parte porque su puesto ya lo ocupabaBuck Williamsy en parte para no perderse el Mundial en casa del ao siguiente, tras el cual, ahora s, marchara a la NBA, esta vez a los Portland Trail Blazers. En julio de 1986, por tanto, la cabeza de Martn est en la aventura americana y su cuerpo no anda mucho mejor: una tendinitis limita sus movimientos en ataque y se une a sus crnicos dolores de espalda. Ya en aquel primer partido, los problemas de Martn se hacen evidentes y la Francia del estilistaDubuisson, el corajudoDacouryy el largusimoOstrowskyest a punto de llevarse la victoria. Epi, Jimnez y Sibilio, con sus dos trminos de envergadura, apagan el fuego en los ltimos minutos, asegurando un ajustado 88-84 a favor de los locales.Como cabeza de serie, se espera de Espaa algo ms que victorias in extremis. El primer objetivo es llegar a la segunda fase, pero eso en realidad se da por hecho. El sueo de todos es volver a luchar por las medallas y para eso basta con imponerse a sus rivales de grupo: despus de Francia, cae Corea del Sur con facilidad, pero al da siguiente se cruza Grecia y la tragedia se masca durante treinta y nueve minutos. Encabezados porGallisyGiannakisy pese a la ausencia deFassoulas, que est precisamente jugando en la liga de verano de los Nets, los griegos solo ceden en el ltimo instante de un partido que acabar 87-86 a favor de Espaa.La victoria clasifica a la seleccin a la siguiente fase y, algo ms relajados, Panam paga los platos rotos con un apabullante 125-70 en la penltima jornada de la primera fase.La contundencia de la victoria acaba resultando engaosa y contraproducente. El mal juego de Espaa, sus escasos recursos en ataque y especialmente en el tiro, la nula aportacin de sus bases, que van repartindose minutos sin establecer un criterio claro, concentrados en mover el baln y defender, ms el pobre estado de Villacampa y los problemas de Martn y el resto de los interiores en el rebote quedan a un lado por un da y la euforia vuelve a renacer.Para completar el pleno solo queda un rival, Brasil, peligroso pero irregular. Nadie cuenta con un tropiezo a estas alturas.Los flirteos de Oscar con la NBA y su agotador 1986Y no es que el equipo brasileo sea cualquier cosa. Al contrario. A su tradicin deportiva de dcadas se aade un momento de forma tan brillante como el espaol: en 1978 consigue la medalla de bronce en el Mundial de Filipinas, se clasifica con ms o menos apuros para los Juegos de 1980 y 1984 y suma un par de campeonatos sudamericanos en ese perodo; el ltimo en 1985, apenas doce meses atrs. Es una seleccin compacta, firme y muy equilibrada: en el puesto de base se turnanGuerrinhayPaulinho; el juego interior queda en manos de los fornidosGersoneIsrael, mientras que la anotacin depende de lo que hagan sus dos tiradores:Marcely el omnipresenteOscar.La historia de Oscar, apodado Mano Santa en su pas por razones obvias el chico es capaz de anotar desde cualquier posicin, incluso desequilibrado es imposible de resumir en un artculo como este. Debut con la seleccin con diecisiete aos, fue campen sudamericano con diecinueve, pieza clave en el repuntar de Brasil en la escala internacional junto al seleccionadorAry Vidal, y mximo anotador de la liga italiana con el modesto Caserta ao s y ao tambin.Precisamente la agotadora temporada en Caserta, equipo al que lleg cuando jugaba en la A2 y que lleva a la final de la A1 ese mismo ao, hace que Oscar renuncie en un principio a jugar el que sera su tercer mundial. A los veintiocho, parte de su entusiasmo est perdido. Dos aos atrs, en 1984, tuvo la gran oportunidad de marcharse a la NBA, tambin a los Nets para variar, pero la cosa no funcion. Pese a que dej impresionada a toda la franquicia, incluyendo al entrenadorStan Albeck, que le ofreci un contrato garantizado por un ao, el brasileo prefiri quedarse en Italia. Segn l, por lealtad patritica, pues jugar en la NBA, como suceda con Martn, equivala a no poder volver a hacerlo con la seleccin.Otras fuentes, recogidas porGonzalo Vzquezen su maravilloso libroInvasin o victoria, culpan al dinero de la falta de acuerdo. Los Nets no podan ofrecerle ms de setenta y cinco mil dlares por un ao, un cuarto de lo que cobraba Oscar en Caserta.Fuera como fuere, el caso es que Ary Vidal, que ya le entrenara en los aos gloriosos del Sirio, a principios de la dcada, consigue finalmente convencerle de que al menos aparezca por Espaa apelando a su lealtad de aos pero los primeros partidos de Oscar en el Mundobasket presentan a un jugador desconcentrado, muy castigado fsicamente y sin la energa necesaria para un reto as: Brasil gana fcil a Corea del Sur, como todos, pero solo puede superar a Panam en una prrroga que fuerza el propio Oscar con una canasta en el ltimo segundo. Al da siguiente, cae sin paliativos ante la errtica Francia. En ninguno de los tres partidos, el alero supera los veintisis puntos, cifra que puede alcanzar en un solo perodo cuando se pone a ello.Contra las cuerdas, Brasil saca fuerzas de flaqueza para ganar a Grecia justo antes del partido contra Espaa, resultado que complica todo muchsimo. Aquel es el primer gran da de Oscar y Marcel, que se combinan para anotar 64 puntos y dejar a los de Gallis al borde de la eliminacin. Solo una carambola puede salvarlos: ganar en la ltima jornada y que Brasil haga lo propio con los anfitriones, algo posible pero, visto lo visto, poco probable.El partido que marc a una generacinY as llegamos a las 20 horas del 10 de julio de 1986, de nuevo en Zaragoza. El pblico espaol llena las gradas a la espera de una nueva exhibicin, parecida a la de Panam el da anterior. Un puado de valientes brasileos se une a los aficionados griegos en apoyo de la seleccin visitante. En la previa, Daz Miguel ya ha advertido de los peligros de los tiradores rivales, pero Daz Miguel lleva dos aos advirtiendo de los peligros de los tiradores rivales incluso cuando Espaa juega contra la Finlandia de turno, as que tampoco hay que hacerle mucho casoEl partido es crucial por los siguientes motivos: si gana Espaa pasar a la ronda semifinal de Barcelona con dos victorias y Brasil con ninguna, pues Francia ocupara el segundo lugar del grupo. Sin embargo, la victoria brasilea les dejara a ellos con dos victorias porque el otro clasificado sera Grecia y dejara a Espaa en una peligrosa segunda posicin teniendo en cuenta que en la fase semifinal de Barcelona se enfrentaran a la Unin Sovitica, Israel y Cuba, es decir, un rival muy potente al que ser difcil meter mano y otros dos muy sencillos, que difcilmente pondrn en apuros a Brasil. Las posibilidades de remontar seran, por tanto, casi nulas.En juego est ni ms ni menos que la semifinal del Mundobasket y en seguida se nota que hay un equipo al que le va la vida y otro que no se juega nada, que lleg a Espaa sin demasiadas aspiraciones y que si se lo ponen fcil, bien, y si no, pues a buscar otra plaza de honor. De entrada, el noveno puesto de Los ngeles ya est mejoradoLa ansiedad se nota desde el principio: Espaa juega sin Epi, con molestias en un pie, y pierde as la poca jerarqua que queda. Los dems jugadores dan la sensacin de ser intercambiables y eso es peligroso en un equipo acostumbrado a lo contrario: siempre se haba dicho que Daz Miguel tena sus cinco favoritos, a lo sumo seis, y el resto poda prepararse para no jugar ni un minuto y ahora est perdido en un lo de rotaciones que no contenta a nadie. Entre los tres bases sumarn solo dos puntos en el partido despus de tres lanzamientos a canasta, ms o menos la media del torneo.Villacampa est perdido, igual que Sibilio y Margall, hasta ahora, quiz, el jugador exterior ms fiable junto a Epi, pero el problema est dentro: Israel y Gerson hacen lo que quieren con Martn, Romay y un Jimnez que empieza a mostrar problemas en el codo. La nica solucin para Espaa, completamente desesperada, es tirar un triple tras otro hasta acabar en siete de veintiocho. Veintiocho triples en 1986 no admite comparacin posible con el presente, es una barbaridad.Enfrente, aparte de los pvots, un enorme Oscar, que ha olvidado ya su cansancio y su saturacin mental: juega 39 minutos y anota 30 puntos adems de sumar nueve rebotes. Su 2,04 de altura le permite postear y lanzar desde lejos sin que nadie pueda taponarle. Sus bombas, como se les llama en Italia, salen desde demasiado arriba, a menudo sin tiempo siquiera para armar el brazo: el baln le llega en lo alto y segn lo recibe, su mueca lo empuja desde seis, siete o incluso ocho metros.Al ltimo arren de Espaa, que se pone 66-69 a falta de cinco minutos, responde el alero con dos triples consecutivos. Fin de la historia. Brasil gana 86-72, dejando a Espaa en una anotacin ridcula en tiempos donde se llega a los 100 puntos con cierta facilidad. La decepcin es enorme, ms an cuando se confirman los clculos: hay que ganar a la URSS y confiar en que el triple empate con Brasil sea favorable o que los brasileos tambin se carguen a los soviticos.Ambas cosas estn a punto de suceder, pero se quedan en el casi. Con un Epi ya recuperado, Espaa lucha durante treinta y nueve minutos para acabar cayendo 88-83 ante el rodillo deValters,Kurtinaitis,Tikhonenko,Tarakanov, Sabonis,Belostenny,Tkachenkoy compaa. La derrota ya les deja fuera de las medallas. Brasil se juega con los soviticos la primera plaza del grupo al da siguiente y cae 110 a 101. Oscar, que ya les meti 49 puntos a los cubanos para abrir la segunda fase, vuelve a dar una exhibicin. Aunque los brasileos acaban el torneo en cuarto lugar, despus de ser apalizados por estadounidenses y yugoslavos en la ronda de medallas, su alero consigue ser el segundo mximo anotador del torneo con 28,1 puntos de media pese a su flojo inicio, solo por detrs de los estratosfricos 33,7 de Nikos Gallis. Curiosamente, es solo el principio.La segunda juventud de Oscar Schmidt BecerraY es que, si el Mundobasket de Espaa ser el inicio de un largo ocaso para la seleccin del pas organizador, tambin es el comienzo de una segunda juventud para Oscar y Brasil: en 1987, con 46 puntos de Mao Santa, Brasil consigue imponerse a Estados Unidos en los Juegos Panamericanos: la primera vez que los norteamericanos pierden en su casa y la primera vez que encajan ms de 100 puntos, en concreto 120. Al ao siguiente, en Sel, la exhibicin de Oscar llega a niveles ridculos: acaba el campeonato como mximo anotador con una media de ms de 42 puntos por partido, incluyendo 55 a Espaa, el rcord vigente de anotacin en unos Juegos Olmpicos.Brasil acabara quinta ese campeonato despus de tener contra las cuerdas de nuevo en cuartos de final a la Unin Sovitica, que se llevara la medalla de oro en una enorme final ante la Yugoslavia de Petrovic yKukoc.Despus, ya saben, aquella finalsima de la Recopa contra el Real Madrid de Petrovic en la que se fue a los 44 puntos pero no pudo superar los 62 del croata, otros dos Juegos Olmpicos 1992 y 1996 siendo el mximo anotador, el ltimo ya con treinta y siete aos, su fugaz paso por Valladolid con los once triples en un solo partido ante el Murcia y cuando todo pareca acabado, un par de ligas brasileas con el Corinthians y la obsesin por batir el rcord de anotacin deKareem Abdul Jabbar, cosa que logr en 2002, un ao antes de su retirada, dejndolo en 49 703 puntos a lo largo de toda su carrera, registro que, por cierto, la FIBA se niega a reconocer igual que la FIFA se niega a reconocer el de goles deRomariosin que a los brasileos parezca importarles lo ms mnimo.En 2013 ingres en el Hall of Fame del baloncesto americano pese a no haber jugado nunca all ni haber siquiera estudiado en una de sus universidades. Aquel hombre religioso hasta el fanatismo, que no conceda entrevistas por no perder energa y que siempre tena una botella de Coca Cola a mano para paliar la sed, lo mereca. Como padrino no eligi aKobe Bryant, quien se declar fan absoluto del brasileo desde su adolescencia en Italia sino al mticoLarry Bird, quiz el nico tirador que aguantaba la comparacin.