ernesto goldar buenos aires: vida cotidiana en la dÉcada del 50

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ERNESTO GOLDARBUENOS AIRES:VIDA COTIDIANA ENLA DÉCADA DEL 50

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  • E L TRANSPORTE

    Circulan pocos automviles por Buenos Aires. No existe la angustia del garage ni hay coches durmiendo en la calle. Un cable enviado desde Washington (mayo del 501 informa que las ex~ortaciones de autos a la Argentina descendieron vertical- mente.En 1946 seadquieren enEstadosUnidos82.700unidades, cifra que en 1949 baja a 13.000. El gobierno justicialista pone obstculos a la importacin de vehculos, siendo la carencia de divisas el impedimento mayor. Casi no se ven los coches nuevos: abundan los viejos, usados y pasados de moda. Los comercios de automviles -Claudio Femndez de Moreno 660 y Central Motor, de Crdoba 1778, entre otros- anuncian con formalidad caracterstica su "gran stock de coches usados", ofreciendo "permutas con toda confianza".

    En los primeros cincuenta estbn en boga las marcas norteinericanas: Ford, Chevrolet, Plymouth, Studebaker ("el que va igual que viene"), De Soto, Mercury, Dodge y otras clsicas, considerndose al Pontiac, Cadillac, Chrysler, Buick, Henry J. y a los modelos Iiiipala y Lincoln como los coches superconfortables y refinados del tipo "avin a chorro", "coludo", "aerodinbmico", "de lujo" o "bote", segn las exageraciones comparativas de los admiradores. Como los nuevos son prcti- camente inaccesibles, el usuario se recrea colgndole accesorios al cuidado riiodelo que conserva. Le pone una visera "protec-sol" para mitigar el resplandor de la ruta, retapiza los asientos en Fiore, Panizza y Torr, monta en el techo un porta-equipaje, lo airea con ventiladores para autos Omnia, o un superticioso y con ganas de que no le pase nada le coloca una medalla de San Cristbal, "el guardin del viajero". La condena abrumadora de revisar, ajustar y reparar el coche se complica al infinito por la falta de repuestos. 4 estas penurias se suma la escasez de

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  • cubiertas y de nafta. Durante la guerra, pudieron observarse colectivos que marchan por la va del tranva, y cinco anos ms tardelasituacin parece poco mejorada. En 1950 lasautoridades establecen el racionairiiento en la venta de cubiertas, que coniprende exclusivamente a las de fabricacin nacional neu- rnliticos FATE, "Qubien ... jqu calidadconipaero!") dictando un sistema de prioridades que, lgicamente, irrita a los pro- pietarios de coches. Se venden en prinier trmino a servicios oficiales y para "funcionarios pblicos afectados al servicio oficial", luego siguen "ambulancias, entidades sindicales y por ltimo profesionales, viajantes de comercio y particulares", en cuanto -aclara taxativamente la ley- se trate de "vehiculos indispensables para el ejercicio de sus actividades ..." Resu- miendo: se mata todo entusiasmo para holgarse en automvil, con el agravante de la nafta racionada, cuyo consumo se restringe a 30 litros "para automviles llamados particulares" porque, segn fundamenta el ministerio respectivo, slo se los utiliza para "paseo y esparcimiento".

    Es natural que en esta situacin singular del automvil pensado corno privilegio y reliquia, proliferan las bandas de ladrones dedicados a robarlos, tragedia que se quiere evitar inventando todaclase de seyros-en su mayoriaintiles-que en las formas de "infalibles dispositivos" resguarden de la ca- tstrofe. En los primeros cincuenta es milagroso conseguir un taxi, por lo menos hasta la aparicin de los Mercedes-Benz - negros, con techo amarillo- que en los modelos 22-53 y 170-54 circulan por la ciudad. El publico los bautiza "cucarachas". Por Buenos Aires viajan, adems de bicicletas, motos, motonetas y triciclos,vehiculosde traccinasangre:chatas,carrosde1echeros, sifoneros-con llantas de goma- y panaderos. Alas salidas de las estaciones de ferrocarril perviven paradas de mateos, que llevan pasajeros y cargas a1,rastrados por sus caballos exangues.

    En el transporte colectivo se destaca el tranva, identifica- do con la imagen antiga de la ciudad, rezongn en las curvas, zumboso, a quien ya para 1956 amenazan con el retiro, que se concretadefinitivainente en 1962. Por Rivadaviacirculauno de dos ~ i s o s , el 1, celebre por la inquietud que despierta en los chi- cos. En los cincuenta hay variaslneas de trolebuses que cruzan la ciudad. El "troley" es un vehculo amplio, aunque con el eterno problema del cable que se desprende del riel areo; para reubicarlo y poder continuar la marcha el guarda debe volver las rueditas a su lugar, operacin bastante azaroza y molesta para lo pasajeros. En mnibus, los Macks son los primeros, que

  • llevan en la parte trasera la advertencia: "Cuidado, este coche esta equipado con freno de aire", lema que un lechero contest pintndole a su carro el recuadro que sigue: "ojo, que este carro est equipado con freno deleche". Vinieron despuslosLeyland, ms grandotes, y en colectivos, abunda el Chevrolet debida- mente carrozado, con el permiso de un carteln ubicado sobre el techo, en diagonal, para publicidad de Vermouth Martini o pastillas Pulmosn.

    El hecho que en la Argentina no se fabriquen automviles, es sentido por muchos como una minusvala nacional. Segura- mente con el propsito de superar esta frustracin es que para abril de 1952 se inaugura en los salones de YPF la primera exposicin de autonioviles Institec, m i s conociilos como.'iiiodc~lo .~ustici~Iista" Sr difundeampliamente que estoscoches han >ido constmidosy diseadosportcnicosy conmaterialesargentinos.

    En lamuestra aparecen un sedn para cuatro personas (el "coche justicialista"), una camioneta rural (el "rastrojero justicialista"), una chatita (la "gauchita justicialista") y un chasis libre (sin nombre). La exposicin contina en la rotonda delaplazade IaRepblica, donde adems de los yamencionados figuran lamotocicleta Puma, el tractor Pampa y otrascreaciones de la tecnologafolklrica. No es que el porteo sea despreciativo, pero estos alardes no lo convencen. Los modelos le resultan dbiles, pequeos, como un esfuerzo sin demasiado sentido. La vida poltica encuentra en el automvil un tema de incitativa referencia. En los primeros cincuenta abundan entre la oposi- cin los rumores sobre las "rdenes de coches", que traducido significan permisos para importar automotores, monopolio que controlado por ciertas reas del gobierno es utilizado para prebendas de funcionarios, polticos, sindicalistas oficiales y dems privilegiados afines. El presidente de la Repblica, por su parte, h a proclamado ascetismo. En un discurso del 3 deniayo de 1952 opone la gastronoma a la mecnica moderna. 'Nosotros podemos prescincir de los automviles, molestarnos un poco por los transportes -supone- ;mientras, podemos coniernos nuestros buenos bifes...!", eleccin que es recibida con aclama- ciones, segn los diarios oficiales. Algo parecido a una contra- diccin es este hecho, sucedido unos meses antes. Un cable de Londres nos dice que "la Rolls Royce Company informa que uno de sus coches Silver Dawn para cinco pasajeros ha sido despa- chado de Southampton. Es un modelo con carrocera de acero y tiene precio de venta en lista de 2.750 libras esterlinas ... Un funcionario de la Compaa dijo que el coche fue pedido por la

  • Seora de Pein por intermedio del agente de la Rolls Royce en

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    tino 17 de octubre, que realiza su primer viaje". Desde 1956 se abre la importacin y enipiezan a circularlos

    coches fahricados en el pas, especialmente los producidos por IK.4 (Industrias Kaiser Argentina) que instala su planta en 1952, en Crdoba. El Kaiser Carabela y el Bergantn son los primeros cochazos argentinos, suntuosos, corpulentos. Se lo estimacomo "un afn de superacin hecho vehicu1o"y se descubren sus propiedades: iiiotor potente de 6 cilindros, bastidor extra- reforzado e interior amplio y confortable. A la marca IKA la singulariza un estrella, que se destaca en el frente del edificio central de Buenos Aires, en la Avenida 9 de Julio y Alsina. Para los ms entusistas se arrima esta publicidad potica: "En la avenida ms ancha del mundo ... asoma una estrella". El fervor continua con la estanciera rural Kaiser y la andanada de coches extranjeros slidos: brillantes. Los Taunus, Borgward Isabella, Renault Dauphine, Peugeot 403, el Prinz alemn, los Fiat 1200 y 600 en 1958, el Opel Rekord, el Isetta y el Isard, con dos puertas. La gran atraccin es el Ratn Alemn. Los autos - ratones que producen Heinkel, Isetta, Messerschmitt y De Carlo, copan por un momento el gusto juvenil. Se asegura que "superan todo lo vistoy previsto en \rehiculos de transporte2'pues debido a su breve tamao constituyen una solucin perfecta al problema de la niovilidad. Veamos: el ratn alemn parece un pequeo submarino, donde caben, apretados, dos personas adelante y una en el asiento trasero. Es bajito, con tres ruedas pequeas--dos adelante y una posterior-, el motor va atrs, de un solo pistn y su forma es triangular, de frente ancha y ventanillas amplias, sobre todo la puerta visor, instalada al frente del vehculo, que abre hacia afuera. Luego de muchos accidentes el "ratn" deja de usarse, apartndose de la lid, despiadadainente golpeado por otros vehculos, fuertes y prepotentes.

    Para esos aos finales hace famauna expresin hecha, que si sus creadores tuvieron buenos propsitos al impleiiientarla, bien pronto se transforma en motivo de crtica y de hilaridad. Nosreferinios al "uso oficial exclusivo", unanormade austeridad en forma de leyenda que distingue a los automviles oficiales. Las calles de Buenos Aires se llenan de jeeps, camiones y toda suerte de vehculos en cuyas puertas y paredes puede leerse la frase, con la que se pretende garantizar que el rodado no podr

  • ser utilizado por los funcionarios para diligencias personales. Para los observadores escpticos, la mediday susresiiltados son magros.Apuntan que el mantenimiento deun vehculo oficial es carsimoy en todos los casos deficiente. El hecho es aprovechado' en carriaval por el chistoso annimo que disfrazado de mama- rracho, se cuelga sobre el trasero un cartel con l a leyenda "uso oficial exclusivo".

    En los primeros cincuenta todava proliferan las bicicle- tas, costunibre que se haba ace i~~uado en la dcadadel cuarenta. Las marcasms populares son Stucchi,Atla, Bottecchiay otras tantas. Los murguistas, en carnaval, resumierido en pocas estrofas los episodios ms resaltantes de la vida cotidiana, aprovechan para ent,onar: ";Bicicletas por aqu 1 bicicletas por alla 1 un milln de bicicletas ! invadieron la ciudad!" Claro que en materia de transporte en dos riindas nada supera como caracterstico de la dcada a las motonetas, que por usarlas Pern, gohernadoresy ministros para pasearse con estudiantes de la UES, se las llama Pochonetas, en homenaje al apodo aceptado por el presidente. La Siambretta es la de mayor difusin, siguindole las marcas Puch, Paperino y la Iso. La motoneta, un simptico vehculo, caer en desuso, debido a la inseguridad personal y a l a gran cantidad de accidentes. La muerte del ciclista atropellado por el autom~il cubre lacrnica diaria. Se insiste para rcmcdiarlo en que anden por una franja especial reservada en algunos caminos, o en caso contrario, que circulen por las banquinas. De noche deben llevar luz roja en la parte posterior, bocina y farito delantero. Pocos ciclistas hacen caso, y se los ve eligiendo el centro de las rutas, unas veces con andar zigzagueante, otras con tren lento, y la mayora de las veces a toda marcha, contra reloj y a kilmetro lanzado.