enver hoxha las tramas anglo americanas en albania esp

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Memorias de Enver Hoxha

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  • La versin electrnica del libro fue creado por

    http://www.enverhoxha.ru

  • ENVER HOXHA

    Las tramasanglo-americanas

    en Albania

    M e m o r i a sde la Lucha de Liberacin Nacional

  • INSTITUTO DE ESTUDIOS MARXISTA-LENINISTAS ADJUNTO AL CC DEL PTA

    CASA EDITORA 8 NNTORI TIRANA, 1982

  • 3LAS TRAMAS ANGLO-AMERICANAS EN ALBANIA es un nuevo libro de la serie de Memorias del camarada Enver Hoxha correspondiente a la poca de la Lucha de Liberacin Nacional.

    Se reflejan en l acontecimientos vividos e impresiones personales, acompaados de conclusiones aleccionadoras para cualquier poca, sobre la actividad hostil, abierta o camuflada, de la burguesa anglo-americana contra nuestro Movimiento de Liberacin Nacional, nuestra revolucin popular y contra Albania socialista. En ese enfrentamiento aparecen claramente: por un lado, los planes diablicos, los esfuerzos, las maniobras y las acciones concretas del imperialismo anglo-ameri- cano destinados a poner a Albania bajo su gida y, por otro, la vigilancia y la lucha resuelta del Partido Comunista de Albania, de su Secretario General, camarada Enver Hoxha, dirigente del Ejrcito y del Frente de Liberacin Nacional de todo el pueblo albans patriota, para descubrir, desenmascarar, frustrar y desbaratar la tctica y la estrategia imperialista contra Albania.

    Estas Memorias han sido escritas por el autor en 1975 y ven ahora la luz en albans y en varias lenguas extranjeras.

  • IUN POCO DE HISTORIA

    Albania, objeto de regateos del len britnico. Disraeli y Bismarck: No nos interesamos por unas cuantas chozas albanesas. Zogu la poltica de puertas abiertas. Chamberlain y la ocupacin fascista de Albania. La coalicin antifascista. Vigilancia del PCA. El Intelligence Service prepara contingentes para Albania. La seccin D y el SOE. Alarma en Londres. Nuevos planes, viejos objetivos.

    En el curso de los pasados siglos y hasta nuestros das, el pueblo albans ha sido constantemente blanco de los ataques de los gobiernos sucesivos de la Gran Bretaa, desde los anteriores gobiernos imperiales hasta los ltimos gobiernos reales. Los tories y las diversas corrientes polticas, que mantenan en pie el imperio, y posteriormente los dos partidos que se han turnado en el gobierno, el conservador y el laborista, en sus in-

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  • numerables negociaciones con las otras grandes potencias para preservar la hegemona mundial del len britnico, han considerado siempre a Albania como un objeto de regateos.

    Los gobiernos ingleses, que han velado sin excepcin por el dominio del capital britnico sobre el mundo y sobre los pueblos, no slo no haban reconocido a Albania, al igual que a muchos otros pases, como un Estado y como una nacin que, haciendo innumerables esfuerzos y sacrificios, ha luchado durante siglos contra los diversos ocupantes para ser libre y soberana, sino que incluso consideraban a los habitantes de este pas de las guilas, como un pueblo salvaje, brbaro, sin cultura, a pesar de que ste, aunque pequeo en nmero, se mostraba indomable y no menos culto que el pueblo de Escocia o de Cor- nouailles.

    Deba transcurrir largo tiempo antes de que algunos raros publicistas, algn estudioso diletante o algn gran poeta de la gran poca romntica como Byron, arrojaran un poco de luz ante el pueblo ingls sobre Albania y los albaneses, sobre su cultura, su carcter firme y generoso, sobre su hospitalidad y su benevolencia hacia los amigos, as como sobre el espritu de combate, spero e inflexible, que siempre les ha caracterizado frente a numerosos y feroces enemigos.

    La poltica imperialista, esclavizadora y co

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  • lonialista de Inglaterra se impona a numerosos pases y pueblos. Esta recurra a miles de subterfugios para apoderarse de las riquezas del mundo, para engordar a lores y barones, para elevar la gloria y el podero del imperio. Como una mala hierba, se extenda por mltiples pases. Bajo el disfraz de la ciencia enviaba misiones para descubrir el Africa, y all donde iban, los cientficos ingleses plantaban la bandera de John Bull1, tras ellos venan los regimientos de los lores que aplastaban las rebeliones de los cipayos2 y ocupaban la India, venan los Kitchener3, que exterminaban a los bers a sangre y fuego. Lord Beaconsfield (Disraeli) y Gladstone llegaron incluso a aadir a los numerosos ttulos de la reina Victoria, el de emperatriz de la India. Este colonialismo saqueaba las fabulosas riquezas de la India, las piedras preciosas de Birmania y de Africa del Sur, expoliaba el oro de estos pases, esclavizaba a sus pueblos espiritual, econmica

    1 Calificativo satrico de Inglaterra y del burgus ingls. Es el nombre del personaje que representa la figura de un burgus testarudo, necio e interesado, en el panfleto poltico La historia de John Bull del iluminista ingls del siglo XVIII J. Arbuthnot.

    2 Insurreccin nacional en la India (1857-1859) contra los dominantes ingleses, en la que participaron campesinos, artesanos, y sobre todo soldados (cipayos) hindes, etc.

    3 De H. Kitchener (1850-1916) lord y mariscal de campo ingls, ministro de la guerra (1914-1916), brutal colonizador deAfrica

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  • * Francs en el original cantor.

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    y fsicamente. E Inglaterra utilizaba a los habitantes de los pases que someta a su yugo como carne de can para sus propios designios.

    En sus guerras coloniales contra el resto de las potencias imperialistas, Inglaterra colocaba en primera lnea, para que fueran las primeras en caer, a las formaciones hindes, a los lanceros de Bengala, a los afganos y a otros pueblos oprimidos, cuya sangre no tena para ellos ms valor que la de un perro. Y esas guerras coloniales eran desarrolladas para que las llanuras de Inglaterra pudieran convertirse en campos de golf para los lores, para que el pan y todas las materias primas para su industria pudieran llegarle de sus colonias, de todo su imperio, donde segn canta Kipling, el ardiente defensor de la expansin y del colonialismo britnico, chantre* del imperio en El libro de la jungla, el sol no se pone jams. De hecho en este imperio se aplicaba la ley de la selva. Todo estaba y deba ponerse a su servicio. La burguesa inglesa utiliz hasta la teora de Darwin para legitimar sus monstruosos crmenes. Desnaturalizndola, invent el darvinismo social para justificar la supresin o la asimilacin de un pequeo pueblo por un pueblo ms grande y ms poderoso, sosteniendo as la concepcin reaccionaria segn la cual el pez grande se come al chico.

  • En tales condiciones y aplicando estos mtodos, Inglaterra, a travs de su Intelligence Service (SIS1), penetraba en todas partes, descubra yacimientos de petrleo, ocupaba Persia y otros pases, se opona a los objetivos de la Rusia zarista, defenda el imperio otomano incluso cuando ste se convirti efectivamente en el enfermo del Bosforo; se asociaba a la Alemania de Bis- marck en el Congreso de Berln en 1878, atacaba, en su propio inters, el Tratado de Paz de San Stefano, vigilaba con gran celo el Mediterrneo, sus posiciones estratgicas en los Dardanelos, en Suez, en Gibraltar, guardaba el Golfo Prsico, y, entronizada reina de los mares, se converta en promotora de la poltica de las caoneras. Ella provoc el incidente de Fachoda2 y muchos otros hechos del mismo gnero.

    En esta Inglaterra, convertida en una de las principales potencias colonizadoras, donde los duques nadaban en oro y las duquesas se cubran de joyas, se puede imaginar la poca importancia

    1 Secret Intelligence Service Servicio Secreto de Informacin (britnico).

    2 En septiembre de 1898, el ejrcito ingls, que pretenda ocupar todo el valle del Nilo, intim al ejrcito francs en Fachoda, Sudn, a abandonar inmediatamente este centro habitado. En marzo de 1899 los gobiernos ingls y francs acordaron que Inglaterra se quedara con el valle del Nilo, y Francia con las regiones occidentales del Sudn.

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  • 1 En vsperas del Congreso de Berln, que revisara las decisiones del Tratado de San Stefano, el 10 de junio de 1878, en la ciudad de Prizren se reunieron delegados procedentes de todas las comarcas albanesas y resolvieron crear una unin poltica y militar, que recibi el nombre de Liga Albanesa de Prizren y que luch por el autogobierno, la unidad nacional y la defensa de la integridad territorial de Albania, amenazada por los designios chovinistas de los Estados vecinos.

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    que se concedera a Albania, a su heroica lucha por la libertad y la independencia.

    En cada momento clave de nuestra historia, y particularmente cuando el pueblo albans se bata heroicamente con las armas en la mano contra el imperio otomano, Inglaterra siempre tomaba partido por Turqua. En el Congreso de Berln, el Primer Ministro ingls, favorito de la emperatriz Victoria, Lord Beaconsfield, quien, de regreso a Londres, declarara pomposamente que haba logrado una paz honrosa, no se dign, al igual que el canciller alemn, el prncipe Bis- marck, fundador del II Reich, ni siquiera a escuchar a la delegacin que la Liga Albanesa de Prizren1 haba enviado a Berln para reivindicar y defender los derechos de nuestro pueblo. En estos difciles momentos, cuando este sufrido pueblo se haba levantado en armas contra los turcos y los perros chovinistas servios al servicio de los imperialistas, para luchar contra el desmembramiento de su patria entre servios, montenegri- nos, turcos y otros, para conquistar la autono-

  • ma, Bismarck y Disraeli respondan desdeosamente a nuestros gloriosos abuelos: No nos interesamos por unas cuantas chozas albanesas.

    Ms tarde, los delegados de nuestro pueblo, Ismail Qemali e Isa Boletini, viajaron a Londres y demandaron a Edward Grey, Ministro de Asuntos Exteriores, que Albania fuera defendida. No permitimos, le dijo nuestro gran diplomtico Ismail Qemali, que ustedes desmiembren Albania. Tomaremos las armas como siempre lo hemos hecho y combatiremos. El ministro ingls se hizo el sordo.

    Los predecesores de Lloyd George en Londres, ste mismo y sus secuaces ms tarde en Versalles, amputaron Albania, y fue preciso que nuestros padres, como siempre, empuaran las armas para luchar contra los ocupantes. Despus de la Primera Guerra Mundial, igualmente, los ingleses se encontraron en el proscenio para intrigar contra nuestro pas metiendo sus manos y sus espas del Intelligence Service en Albania. No lograron cambiar el rumbo de la insurreccin en Vlora en 1920, que acab por arrojar al mar a las tropas invasoras italianas.

    El Intelligence Service, con el ministro de Gran Bretaa en Albania Ayres, hizo todo lo posible por debilitar al Gobierno Democrtico de Fan Noli en 1924 y por obtener de l la concesin del petrleo en Patos, Ardenica y otros lugares.

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  • Ahmet Zogu, que despus de acceder al poder con la ayuda de los imperialistas, se auto- proclam rey de los albaneses, practic con la Gran Bretaa y los Estados Unidos, al igual que con otros pases, la poltica de puertas abiertas y concluy tratados y acuerdos con ellos. El objetivo de estas dos potencias imperialistas era apoderarse de nuestra costa, que domina el canal de Otranto, transformar Albania en una cabeza de puente para penetrar en los Balcanes, explotar sus recursos naturales, etc. Zogu les reconoci la clusula de nacin ms favorecida, lo que facilitaba enormemente la entrada de sus capitales en Albania. Lleg an ms lejos en este sentido concediendo a la Anglo-Persian Oil Company el monopolio casi absoluto de la explotacin del petrleo en Albania y concluyendo con Inglaterra un acuerdo comercial provisional que, en 1931, fue reemplazado por un tratado de navegacin y comercio sobre la base de la reciprocidad y de la clusula de nacin ms favorecida. Para formarse una idea de qu clase de reciprocidad se trataba, basta recordar que, en 1932, Albania import de Inglaterra mercancas por un valor de 1.586.200 francos oro, y export a Inglaterra slo 6. 665 francos oro. El ministro ingls en Albania Sir Robert Hodgson, que fue en los aos treinta ntimo consejero de Zogu, aplic fielmente la poltica antialbanesa de su gobierno. El imperialismo ingls, a travs de sus oficiales adjuntos a

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  • Zogu, Percy, Sterling, Hill, Cripps, etc., haca uso, junto con l, del ltigo, la prisin y la horca para reprimir cualquier movimiento del pueblo albans. La Italia de Mussolini, con la ayuda de sus amigos, y la connivencia de los ingleses, cuando stos se repartieron con los italianos las zonas de influencia, se asegur la concesin del petrleo albans, hasta entonces en manos de la Anglo- Persian Oil Company.

    En idntica situacin se encontraban las relaciones de Zogu con los Estados Unidos. Este sancion legalmente el status de nacin ms favorecida, reconocido al gobierno norteamericano por una carta del gobierno albans de junio de 1922, entregndole prcticamente las llaves de Albania. Se trataba de uno de los documentos ms vergonzosos y ms funestos para la independencia de nuestro pas. Amrica, por su parte, jams reconoci a Albania el derecho al status de nacin ms favorecida. Seis meses despus de su acceso al poder, Zogu daba en arriendo por dos aos a la Standard Oil Company of New York 51.000 hectreas de tierras por 30.000 dlares y rebajaba los aranceles para las importaciones norteamericanas.

    Adems, Zogu abri las puertas a los agentes de espionaje norteamericanos, que venan en calidad de misioneros, como fue el caso de Kennedy, de filntropos y educadores como Ericson y Harry Fultz, director de la escuela tcnica de

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  • Tirana, un cuadro importante de los servicios de informacin norteamericanos. Todos stos y otros no se limitaban a un trabajo de informacin, sino que, como demostraron ms tarde los sabotajes de Maliq, de Kuova (hoy Ciudad Stalin) y el proceso de los diputados traidores, etc., haban preparado a su gente para que trabajara en el futuro, abiertamente y bajo cuerda, contra el pueblo albans y el poder popular que ste erigira.

    Los imperialistas anglo-americanos, esos enemigos brutales y jurados del pueblo albans, han utilizado siempre a nuestro pas como moneda de cambio para sus transacciones internacionales. Cuando el strapa Zogu estaba en el poder, se esforzaron por someter directamente a Albania en lo econmico, poltico y militar, pero chocaron con la competencia de otros pases capitalistas, especialmente de la Italia fascista. En los aos 30, a causa de la crisis general del mundo capitalista y del reparto de las zonas de influencia entre las grandes potencias imperialistas, y sobre todo como resultado de la penetracin en gran escala del capital italiano en Albania, los lazos econmicos entre Albania por un lado, y la Gran Bretaa y los Estados Unidos por otro, decayeron. Zogu, que se transform en un instrumento directo del fascismo italiano, abri de par en par las puertas a ste para la colonizacin de Albania, que no fue ms que el preludio de la ocupa

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  • cin. Pero el tiempo demostrara que los angloamericanos no renunciaran nunca a sus objetivos sobre nuestro pas, aunque, desde luego con fines premeditados, dejaron a Italia actuar libremente en Albania.

    Con todo, el gobierno ingls vea con satisfaccin que Zogu fuera un lacayo y agente de Mussolini. A Inglaterra le interesaba que Italia ocupara Albania, porque su plan era azuzar al fascismo italiano y al nazismo alemn, a los que ella financiaba, contra la Unin Sovitica.

    Este plan qued confirmado por la actitud indiferente de Chamberlain cuando Mussolini atac nuestro pas el 7 de abril de 1939. El Premier britnico, que estaba perfectamente al corriente de lo que iba a suceder, se fue aquel da a pescar. Era l precisamente quien haba aprobado el Anschluss1, quien haba firmado el acuerdo de Munich, quien haba vendido Checoslovaquia, antes de entregar, finalmente, a Churchill las llaves de la defensa del imperio.

    Declarando el 6 de abril ante la Cmara de los Comunes que la Gran Bretaa no tena ningn inters directo en Albania, el Premier ingls le dejaba las manos libres a Mussolini para llevar a cabo sus planes en relacin con nuestro pas. Esta

    1 Anschluss-alemn. Unin. En marzo de 1938, la Alemania hitleriana alentada por Inglaterra, Francia y los EE.UU., se anexion Austria tras la mscara del Anschluss.

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  • actitud de Inglaterra le interesaba mucho a Italia, ya que legalizaba sus intereses particulares en Albania.

    El da de la invasin de Albania por los camisas negras italianos, Mussolini envi un telegrama a su homlogo britnico, Chamberlain, para decirle que los acontecimientos de Albania no influiran sobre las relaciones entre sus dos pases, no tendran repercusin alguna sobre el statu quo en Europa y en el mundo. Esto ocurra un ao despus de que, en el marco de la rivalidad imperialista, ante una guerra inminente se firmara el acuerdo entre la Gran Bretaa e Italia para el mantenimiento del statu quo en el Mediterrneo. Este es el valor que tiene la firma de semejantes acuerdos entre lobos imperialistas! La historia abunda en ejemplos que muestran que los acuerdos y los tratados entre las potencias imperialistas no son ms que expedientes, compromisos para una reconciliacin pasajera, pero que son violados tan pronto cambian las situaciones o prevalecen otros intereses.

    Al da siguiente de la agresin contra Albania, el gobierno ingls entr en regateos con Italia a expensas del pueblo albans. En compensacin por la retirada de las tropas italianas de Espaa y la garanta de la independencia de Grecia, la Gran Bretaa reconoci la ocupacin fascista de Albania.

    Sera superfluo que me extendiese sobre el

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  • desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, pero pienso que es conveniente evocar algunos momentos clave para comprender mejor la actividad de las misiones inglesas en Albania en el tiempo de la Lucha de Liberacin Nacional.

    Es sabido que los esfuerzos de la Inglaterra de Chamberlain y de la Francia de Daladier, supuestamente con objeto de aplacar el apetito de Hitler de espacio vital, fueron en vano. La reunin de Munich y el guiapo de papel que sali de ella y que Chamberlain, al descender del avin, agitaba ante el pueblo ingls como un documento histrico que pretendidamente garantizara la paz. no eran ms que una bandera blanca que Inglaterra izaba ante el nazismo agresor.

    La burguesa inglesa y francesa esperaba que la mquina de guerra hitleriana se dirigiera contra la Unin Sovitica y, en ese sentido, hicieron todo lo posible por azuzar a Hitler contra ella.

    Inglaterra pensaba poder matar dos pjaros de un tiro: tanto a la Unin Sovitica como al III Reich. Pero las cosas no fueron como pensaba Londres.

    La demanda de la Unin Sovitica de que Checoslovaquia fuera defendida por las armas segn los tratados fue rechazada por la Francia burguesa. Frente a la amenaza de la Alemania hitleriana, Stalin propuso a Inglaterra y a Fran

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  • cia la formacin de un frente comn, pero estas dos potencias capitalistas se burlaron de esta propuesta salvadora, porque, como seal ms arriba, abrigaban esperanzas de que Hitler atacara a la Unin Sovitica. Fue entonces cuando sta concluy con Alemania el Tratado de no agresin. Fue ste un tratado necesario que le daba tiempo para preparar mejor su defensa.

    La guerra de Hitler sigui un camino diferente del que pensaban los imperialistas ingleses y franceses, ya que despus del ataque e invasin de Polonia, aqul se volvi contra Francia que capitul casi sin combatir. La Alemania hitleriana se dispona a atacar tambin a Inglaterra, que se qued sola en la guerra. No obstante, Alemania calcul sus fuerzas, especialmente areas y navales, y, violando el Tratado de no agresin, se volvi alevosa y furiosamente contra el pas de los soviets.

    La Alemania hitleriana estaba clavando sus garras en todos los pases capitalistas de Europa y amenazaba a las propias Islas. Las colonias inglesas y las posesiones norteamericanas en el Pacfico caan una tras otra en manos del Japn militarista. En estas condiciones, asustados de las peligrosas proporciones que haban adquirido los ataques relmpago de los hitlerianos, por temor a que. vencida tambin la Unin Sovitica, Alemania adquiriera mayor fuerza y se hiciera an ms difcil hacer frente a sus ataques, los

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  • cabecillas imperialistas juzgaron necesario proceder a un equilibrio de fuerzas, y, esta vez seriamente, Inglaterra y ms tarde los Estados Unidos de Amrica, se vieron obligados a volverse hacia la Unin Sovitica para coordinar la lucha contra el fascismo. As fue creada la Coalicin Antifascista Anglo-Sovitico-Americana contra la peste nazi, que atac y ocup tambin Yugoslavia y Grecia. Entretanto el pueblo albans se haba levantado contra la Italia fascista que nos haba atacado y ocupado con anterioridad.

    En su Lucha Antifascista de Liberacin Nacional el pueblo albans no estaba solo. A su lado se alineaban, en primer lugar la Unin Sovitica con Stalin a su cabeza, todos los pueblos del mundo que luchaban contra el fascismo, incluyendo al pueblo ingls y norteamericano. Nosotros formbamos parte de la gran Coalicin Antifascista, de la alianza entre la Unin Sovitica, los Estados Unidos y la Gran Bretaa. Nosotros debamos considerar esta alianza beneficiosa y necesaria para la destruccin de la bestia nazi y apoyarla, de ah que explicramos su importancia en el Partido y entre el pueblo.

    En la apreciacin de esta alianza no debamos ser sectarios ni liberales, pero, considerndola beneficiosa, en el marco de la lucha contra el nazismo, era preciso que no olvidramos nunca lo que representaban para nuestro pueblo los gobiernos de los Estados Unidos de Amrica y

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  • de la Gran Bretaa, que no olvidramos nunca su naturaleza brutal, opresora, capitalista y colonialista, que no olvidramos nunca las innumerables heridas que padeca nuestra patria a causa de ellos. Debamos tener confianza en nuestro Partido, en nuestro pueblo, en nuestro fusil, en la Unin Sovitica y en Stalin. La libertad deberamos ganarla con lucha, a costa de sangre y sacrificios y jams debamos permitir que los enemigos extranjeros jugaran con los destinos de nuestro pas y nuestro pueblo como en el pasado.

    En uno de sus discursos Churchill haba lanzado la consigna: Que arda toda Europa. Con esta consigna se propona dos objetivos: primero, que los pueblos combatieran al fascismo alemn, ayudndoles con armas y misiones militares, y segundo, que estas misiones, all donde fueran lanzadas, organizaran la reaccin proinglesa, combatieran a los partidos comunistas y a los frentes de liberacin nacional dirigidos por estos partidos. Con otras palabras, mientras se declaraba que arda toda Europa, el verdadero objetivo era sofocar las llamas que se haban encendido y que las misiones enviadas por doquier alcanzaran los objetivos dictados por el War Office, el Foreign Office (FO) y el Intelligence Service. Se pretenda que los pueblos, y tambin los comunistas, resultaran debilitados por la guerra, y que la reaccin saliera fortalecida, es decir, que

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  • el higo madurara y cayera directamente en la boca de los ingleses.

    El lector me permitir exponer muy brevemente la historia de los planes elaborados en Londres contra nuestra Lucha de Liberacin Nacional antes de la llegada a Albania de las misiones inglesas.

    Ya en octubre de 1939, con el objetivo de obtener datos sobre el terreno acerca de la situacin en nuestro pas, el gobierno ingls nombr un cnsul general con sede en Durrs. Pero Londres no se content con este acto que, de hecho, equivala a un reconocimiento del nuevo status de Albania. En la primavera de 1940 pidi a sus servicios secretos en Belgrado que preparasen un informe sobre la evolucin de los acontecimientos en Albania y dio instrucciones para que se creara, aneja a la Seccin D, una oficina para Albania. Este trabajo fue encomendado a Julian Amery, que hasta entonces se haba ocupado de la prensa y la propaganda en la legacin britnica en Yugoslavia. El informe fue preparado con la ayuda de Gani y Seit Kryeziu, bastardos de la familia feudal de los Kryeziu de Kosova, espas consumados, que despus de haber cambiado muchas veces de patrn se colocaban ahora al servicio de los ingleses.

    Una oficina anloga para Albania fue creada en Atenas, teniendo como consejero a la vieja

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  • agente inglesa seora Hasluck, otra en El Cairo junto al Estado Mayor Aliado, al mando del mayor Cripps, antiguo instructor de la gendarmera de Zogu. As el Intelligence Ser- vice cre su red en torno a Albania y se dispona a introducir en ella sus agentes. La oficina para Albania de la Seccin D conect directamente con distintos elementos, emigrantes albaneses, viejos amigos de Inglaterra, monrquicos, republicanos, intelectuales liberales, etc., que vivan en Yugoslavia y los agrup en torno suyo creando una especie de organizacin, denominada Frente Unido, con todos aquellos elementos que soaban con que volviera la situacin de 1924, cuando la reaccin exterior e interior haba organizado la entrada de Zogu en Albania.

    En aquel momento Zogu, despus de recorrer como un bandido diversas capitales europeas con el oro robado, fue a parar a Londres con todo su squito. El gobierno britnico vea en l una carta quemada, ya que estaba desacreditado, no gozaba de la simpata del pueblo albans y en el interior del pas no exista ningn partido a su favor. Londres haba sido informado de este estado de cosas por medio de su Consul General en Durrs. Por eso, quiso expulsar de Inglaterra a Zogu, quien, percibiendo el peligro, hizo saber a los gobernantes ingleses que pretenda ponerse al servicio de los planes militares de los aliados a la cabeza de los alba

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  • neses en el extranjero. Despus de esto el Foreign Office reconsider su actitud. Le permiti establecerse en Inglaterra, con la condicin de que no tomara parte en actividades polticas sin su consentimiento. Las arcas de oro que Zogu haba llevado consigo pueden haber jugado su papel en este viraje del Foreign Office. A pesar de todo, el gobierno ingls se reservaba el derecho de utilizar la carta de Zogu cuando se presentaran tiempos mejores. Segn Londres l poda servir como figura que agrupara en torno suyo a diversos elementos que utilizara en favor de sus intereses en caso de derrota del nazismo alemn y si, como en el pasado, se creaban nuevamente condiciones favorables.

    De cualquier forma, por el momento, los ingleses no podan servirse de l. Se deba trabajar bajo cuerda con algn otro para llegar hasta l. Aparte de los Kryeziu, los ingleses empezaban a pensar en Abaz Kupi, quien estaba contra los italianos y a favor de Zogu, como la persona adecuada para maniobrar. De este modo Londres dio instrucciones a la Seccin D en Belgrado, que ya se llamaba Departamento de Operaciones Especiales1, para que estableciera contacto con l. Amery fue a Estambul y junto con Sterling, otro ex instructor de la gendarmera de Zogu, que ahora actuaba en Turqua, se entrevist con Abaz

    1 Special Operations Executive (SOE)

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  • Kupi. Despus de un corto regateo, Amery parti con l hacia Yugoslavia desde donde le introducira en Albania, junto con numerosos patriotas y polticos, para organizar a viejos oficiales de Zogu, bajraktars1 y otros elementos en la lucha contra el ocupante!

    Entretanto Zogu, temeroso de ser expulsado, ignorando los planes que se tramaban, y para dar una prueba de fidelidad a los aliados, propuso a Londres abrir un frente de lucha en Salnica, colocndose l mismo a la cabeza de los albaneses que se encontraban en Estambul. Temiendo un enfrentamiento poltico con Grecia, Londres solicit el beneplcito del gobierno griego. El Primer Ministro Metaxs se neg y torpede el plan de Zogu. De modo que este servil soldado de la Gran Bretaa qued nuevamente a la expectativa.

    Para el SOE de Belgrado las cosas marchaban con ms rapidez que antes. En torno a l iban agrupndose numerosos elementos, entre los cuales, adems de los hermanos Kryeziu y de Abaz Kupi, tambin Muharrem Bajraktari, Xhemal Herri y otros. La mayor parte haban sido hombres de Zogu. Un buen da apareci ante el SOE el comunista Mustafa Gjinishi, cuya presencia regocij sobremanera a los ingleses. La direccin

    1 Bajraktar, jefe de bajrak: Unidad militar y posteriormente administrativa, creada en la divisin territorial de algunas comarcas de Albania en las que haba vestigios de organizacin tribal, patriarcal y que reemplaz a esta organizacin.

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  • de la oficina para Albania del SOE en Belgrado haba pasado ahora a manos de Oakley Hill, quien haba permanecido en Albania durante ocho aos como organizador de la gendarmera de Zogu.

    Juzgando favorable la situacin para actuar en el interior de Albania, Hill, a la cabeza de una pequea fuerza compuesta por elementos agrupados y financiados por l mismo, penetr en el pas en abril de 1941. Todo esto se haca para salvar a Albania de los fascistas italianos, aunque de hecho lo que se pretenda era crear las condiciones adecuadas para que en el futuro nuestro pas entrara en la esfera de influencia inglesa y para evitar la posible creacin de otro centro de resistencia fuera del control de los ingleses que pudiera combatir a los ocupantes y neutralizara la influencia de la Gran Bretaa. Pero en la difcil situacin que se produjo, especialmente con la entrada de los alemanes en Yugoslavia, cuyo ejrcito no resisti ms de una semana, el plan del teniente coronel Hill estaba fracasando. Esto le oblig a reunir por ltima vez, en Tropoja, a los cabecillas del pequeo grupo con el que haba entrado en Albania, encomendando a cada uno tareas concretas: Gani Kryeziu deba trabajar en Kosova, Abaz Kupi ira a Kruja, cerca del gobierno de Tirana, mientras que Mustafa Gjinishi penetrara en las filas de los combatientes comunistas albaneses. Su tarea consista, por

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  • el momento, en luchar bajo el disfraz de un ardiente patriotismo y cuando las condiciones maduraran, sacar los cuernos al sol como los caracoles despus del roco.

    Mientras estos patriotas, cada uno con su bolsa de libras esterlinas, se distribuan por Albania, el oficial ingls volvi a Belgrado donde se rindi con todos los honores a los alemanes y, con la mediacin de la legacin americana en Yugoslavia, despus de cierto tiempo, se encontr sano y salvo en Londres.

    La resistencia y la lucha armada de nuestro pueblo contra los ocupantes fascistas, iniciadas el 7 de abril de 1939, continuaron sin interrupcin, amplindose y reforzndose an ms, especialmente con la formacin del Partido Comunista de Albania el 8 de noviembre de 1941. Tras esta fecha histrica la lucha del pueblo albans entr en una nueva fase, ms violenta, slidamente organizada, sometiendo a duras pruebas a los ocupantes, a los quislings y los traidores, lo que no poda por menos de suscitar inquietud en el mundo burgus.

    En el curso del ao 1942, el Foreign Office manifest un mayor inters por la cuestin albanesa. Haba tenido conocimiento de la creacin del Partido Comunista de Albania. Hacia finales de 1942, su inters se transform en inquietud, particularmente con las noticias de que el Partido Comunista de Albania haba organi

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  • zado la Conferencia de Peza y diriga el Frente de Liberacin Nacional y que el Movimiento de Liberacin Nacional adquira una gran amplitud. Todo esto haba sucedido despus de que Churchill declarara que El gobierno de Su Majestad tiene la cuestin de Albania en el corazn. La alarma estaba dada. El SOE de Estambul haba propuesto la creacin de un gobierno albans con la ayuda inglesa; el SOE insista en que este gobierno incluyera tambin a Gani Beg Kryeziu y Mehmet Konica. Se envi una carta a Muharrem Bajraktari a travs de Mihajlovi, con quien colaboraba, en la que se le deca a Ud. le corresponde dirigir la lucha y se le aseguraba que Zogu ya no regresara a Albania.

    Los acontecimientos se precipitaban. En noviembre de 1942 los aliados desembarcaban en el Norte de Africa. El 17 de diciembre el Ministro ingls de Asuntos Exteriores lea ante la Cmara de los Comunes una declaracin, aprobada a comienzos de diciembre por el Gabinete de Guerra, en la que se hablaba del deseo del gobierno ingls de que Albania fuera liberada y su independencia restablecida y del examen de la cuestin de las fronteras en la Conferencia de Paz. El gobierno sovitico hizo pblica, asimismo, una declaracin expresando su sincero deseo de ver a Albania liberada, recuperada su independencia, ensalzando y evocando con simpata nuestra lucha contra los ocupantes. El gobierno de los

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  • EE.UU. realiz tambin una declaracin sobre esta cuestin. Sin duda, estas declaraciones constituan un apoyo moral y poltico para nuestra Lucha de Liberacin Nacional, una promesa de independencia para el pas al acabar la guerra, y contribuan a reforzar la posicin internacional de Albania en un momento en que todos los pueblos se haban levantado contra el fascismo y el nazismo.

    La situacin revolucionaria en Albania suscit debates en los medios londinenses relacionados con la cuestin albanesa. Sin embargo, para ellos era reconfortante y esperanzador el hecho de que sus amigos, Abaz Kupi y Mustafa Gjini- shi, hubieran logrado entretanto introducirse en el Frente de Liberacin Nacional, y que, fuera del Frente y como contrapeso a su influencia, se hubiera creado una organizacin autotitulada Ba- lli Kombtar (Frente Nacional), a la cabeza de la cual se haba colocado gente conocida por el Intelligence Service britnico: feudales, terratenientes, grandes comerciantes, bajraktars, intelectuales burgueses, clrigos de la alta jerarqua y otros enemigos jurados de los comunistas.

    En estas circunstancias Inglaterra decidi enviar misiones militares a Albania. Su objetivo sera hacerse, sobre el terreno, una idea precisa de la situacin, enviar a su centro datos exactos sobre los vientos que soplaban aqu, saber qu era realmente el Movimiento de Liberacin Na

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  • cional, crear vnculos con el Balli Kombtar, ayudar a los amigos enviados por el SOE y, sobre todo, bajo la mscara de la ayuda, como en todas partes, hacer todo lo posible por el fracaso de la revolucin popular.

    Estos eran los objetivos esenciales de las misiones inglesas que llegaron a Albania, unas por tierra a travs de Grecia, otros por el aire.

    En estos recuerdos, evoco precisamente la lucha prfida que realizaron estas misiones, aunque sin ningn xito, ya que todos sus actos, todos sus planes, fueron frustrados por nuestro Partido y nuestro pueblo. La amarga historia del pasado no deba repetirse y no se repiti.

    Nuestro Partido y nuestro pueblo vencieron a los fascistas italianos y a los nazis alemanes con el fusil, y al imperialismo norteamericano- ingls gracias a una resistencia heroica y a una diplomacia firme e inteligente, inspirada en el marxismo-leninismo y apoyada en la gran experiencia del pueblo mismo y de sus grandes hombres a lo largo del tiempo.

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  • II

    UNA MISION MILITAR NO INVITADA

    Extensin de nuestro Movimiento de Liberacin Nacional. Maniobras de la reaccin. La primera misin militar inglesa en Albania McLean. Las zonas controladas por los guerrilleros no son una fonda con dos puertas. Vanas promesas. Paseos de los oficiales ingleses en busca de sus amigos. La reaccin se reanima. McLean solicita una entrevista urgente: Un general encabezar la misin. Cul es su centro, seor mayor?. Medidas para paralizar los planes diablicos del Ministerio Britnico de la Guerra.

    El Partido y el pueblo albans libraban una dura lucha no slo contra el ocupante italiano y los quislings, sino tambin una aguda lucha poltica contra el Balli Kombtar. A lo largo y ancho del pas, haban sido formados destacamentos y batallones guerrilleros, que atacaban al ejrcito

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  • italiano en las carreteras, en sus cuarteles, en. todas partes. Los guerrilleros desarmaban los puestos de la gendarmera quisling y se armaban combatiendo. Nuestra lucha haba superado la fase de las acciones de la guerrilla urbana, que jams cesaran, aun cuando la lucha armada en las montaas adquiriera vastas proporciones a nivel de destacamentos y batallones. Nuestro Partido se ampliaba al extenderse a las unidades militares y a las aldeas, donde se crearon clulas y se pusieron en pie consejos de liberacin nacional. La propaganda sobre la lucha contra los ocupantes adquiri gran envergadura. La juventud de las ciudades y del campo engrosaba las filas de los combatientes. Regiones enteras fueron liberadas y el pueblo de estas zonas ya no deba pagar impuestos a nadie; fueron suprimidos los diezmos. En estas regiones las tierras de los colaboracionistas y de los traidores pasaron a ser propiedad libre para los campesinos que deseaban cultivarlas.

    El enemigo italiano haca grandes esfuerzos para aplastar el Movimiento de Liberacin Nacional de nuestro pas, sobre todo intentando dividirlo. Es por esta razn que los fascistas italianos intensificaron su colaboracin con el Balli Kombtar. En febrero de 1943, por recomendacin de Faslli Frashri y de Stavri Skndi, Musa Kranja. uno de los cabecillas de Balli Kombtar en el distrito de Kora, acompa al oficial italia

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  • no Angelo de Mateis para ponerle en contacto con Safet Butka, a fin de conseguir que este ltimo se uniera a los ocupantes contra el Movimiento de Liberacin Nacional. Un mes despus, Dalmazzo, comandante en jefe de las tropas italianas en Albania, firm con Ali Klcyra el protocolo de triste memoria Dalmazzo-Klcyra, en cuyos trminos el Balli Kombtar aseguraba al ocupante que ejercera toda su influencia para hacer que cesaran los actos de sabotaje y los ataques contra l. Lo mismo hicieron con los alemanes. Fue Mithat Frashri quien firm por el Comit Central del Balli Kombtar la circular en la que se deca entre otras cosas: Puesto que nuestro pas tiene la ms urgente necesidad de orden y disciplina, se recomienda a todos los comits, comandancias y destacamentos del Balli Kombtar suspender toda operacin contra las fuerzas alemanas. Existen numerosos documentos de este gnero que hablan largamente sobre el patriotismo de los cabecillas del Balli Kom- btar, pero no es el momento de extenderse al respecto.

    A finales de abril de 1943, el Comit Regional del Partido para Gjirokastra nos hizo saber que un grupo de militares ingleses dirigidos por un tal Bill McLean, de grado mayor, armados y equipados con un radioemisor, haba penetrado en nuestras regiones liberadas a travs de la

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  • frontera griega. Pretendan ser la misin militar oficial enviada al lado de los guerrilleros albaneses por el Cuartel General de las fuerzas aliadas del Mediterrneo instalado en El Cairo.

    Recomend a los camaradas del Partido del Comit Regional de Gjirokastra que bloquearan en Zagoria a esos ingleses llegados de Grecia y les interrogaran detalladamente para averiguar quines eran, cmo se llamaban (verificando su identidad en los documentos oficiales), de dnde venan, quin les diriga, cul era su verdadera misin, etc.

    Vosotros les deca a los camaradas hacedles una serie de preguntas para que comprendan que no se entra fcilmente en las zonas controladas por los guerrilleros, que estas zonas no son fondas con dos puertas y que, para circular por ellas, es imprescindible un salvoconducto especial del Alto Mando Guerrillero. Todo esto debe hacerse prosegua, de modo que los ingleses se den cuenta desde ahora que no les estar permitido actuar a su antojo en nuestro pas. Sed muy correctos con ellos y dadles de comer si no traen vveres. Pero no aceptis dinero por ello en caso de que os lo ofrezcan.

    Los camaradas siguieron fielmente las instrucciones. El grupo de militares britnicos fue bloqueado por los guerrilleros en una zona del distrito de Gjirokastra y habiendo constatado que el pas tena dueo, el 1 de mayo de 1943 se vio

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  • obligado a dirigir al Consejo General, autoridad suprema de la Lucha de Liberacin Nacional en Albania, una carta firmada por Bill McLean, en la que ste, despus de indicar que el Cuartel General de El Cairo le haba enviado, en su calidad de oficial superior de enlace, para establecer contacto con el movimiento de resistencia en Albania, aada: Deseo vivamente entrevistarme cuanto antes con su Consejo para recibir de l informacin que enviar a El Cairo, a fin de que les sean enviados aprovisionamientos. Su Movimiento ser pues aprovisionado por El Cairo. Debo discutir con ustedes cuestiones importantes. Mi deseo es entrar en el centro de Albania. Al parecer el SOE, instalado en El Cairo, haba encontrado el pretexto para penetrar en Albania: enviar a sus agentes como representantes del Cuartel General de las Fuerzas Aliadas del Mediterrneo, con el objetivo de penetrar en el centro de Albania, para tomar contacto con sus viejos agentes y engrosar sus filas con nuevos elementos, recibir de ellos informacin y encomendarles nuevas tareas a fin de organizar en Albania, bajo la direccin y el control de las misiones inglesas, un movimiento conforme a los intereses de la poltica y de los planes estratgicos de la Gran Bretaa.

    En nuestra respuesta les decamos que estbamos de acuerdo con que tal misin se instalara junto al Consejo General de Liberacin Nacional,

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  • pero que no podamos recibirla, mucho menos en el centro de Albania, si no llevaba consigo mandatos oficiales debidamente certificados por el Cuartel General de las Fuerzas Aliadas del Mediterrneo.

    Los miembros de la misin de McLean permanecieron donde estaban hasta que su Cuartel General les envi los mandatos en cuestin. En junio, los camaradas de Gjirokastra, siguiendo nuestras instrucciones, despus de haber adoptado medidas para garantizar su seguridad en el trayecto, les condujeron hasta nosotros, en Labi- not. Llegaron muertos de cansancio. Les recib al segundo da de su llegada. McLean se present como jefe de la misin. Pareca joven, no superara los treinta aos. Delgado, ni alto ni bajo, tena facciones correctas, rostro afeitado, fino y fro. Era rubio y de ojos azules e inteligentes, en los que brillaba una mirada de lince. McLean, como supimos ms tarde, era miembro del Scots Greys y se haba adiestrado y curtido como agente en las guerras coloniales en Palestina y otros lugares.

    Le pregunt cmo haba viajado.Como un guerrillero me dijo, pero en

    Gjirokastra los guerrilleros me retrasaron mucho, hacindome perder un tiempo precioso. Nuestro Cuartel General en El Cairo est inquieto.

    Usted es oficial y conoce los reglamentos del tiempo de guerra, le repliqu. No es fcil para

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  • un desconocido pasar la frontera en una zona donde operan fuerzas militares. El enemigo intenta siempre infiltrarse, informarse sobre la situacin y sabotearnos o golpearnos por sorpresa, pero los guerrilleros albaneses no se duermen. Usted pudo experimentarlo cuando entr en nuestras zonas. Ciertamente, ustedes no eran enemigos, pero dado que no se les conoca, era preciso verificar su identidad. Ustedes no nos haban prevenido, y nuestros camaradas de Gji- rokastra no han hecho ms que cumplir con su deber. Nos excusamos por haberles retrasado. Tranquilicen a su Cuartel General hacindole saber que se encuentran en manos seguras, entre sus aliados, junto al Alto Mando Guerrillero.

    Cerrada esta cuestin, ahora deba explicar el objetivo de su llegada: lo que peda, lo que hara, etc.

    Le pregunt: En qu consiste su misin?El mayor McLean (ms tarde sera coronel y

    despus de la guerra diputado del partido conservador) me dijo en esencia:

    Somos la primera misin militar inglesa enviada junto a los guerrilleros albaneses. Nuestro gobierno nos enva para que pongamos en su conocimiento la situacin en el pas, la lucha de su pueblo contra el ocupante italiano y, hecho esto, para que transmitamos a nuestro Cuartel General sus puntos de vista sobre la guerra y sus necesidades y demandas para proseguir la lucha.

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  • Pero qu saben ustedes de la lucha del pueblo albans contra los ocupantes y los colaboracionistas en nuestro pas?

    No sabemos nada respondi sonriendo.Entonces, puesto que no saben nada, en

    lo que respecta a Albania, habrn quedado en los tiempos de Chamberlain.

    Los ojos de McLean se enfurecieron como los de un gato encolerizado.

    Pues bien continu, desde el 7 de abril de 1939, cuando Chamberlain pasaba su week-end de pesca, y hasta hoy, el pueblo albans ha estado luchando sin cesar contra los fascistas italianos, los quislings y los dems traidores.

    Le habl detalladamente de la titnica lucha de nuestro pueblo, pequeo pero valiente. Le habl de los actos de herosmo del pueblo y de nuestros guerrilleros, as como de las atrocidades, masacres e incendios perpetrados por los italianos y sus lacayos. Le llam la atencin sobre los mtodos de la propaganda fascista destinados a dividirnos, a desmoralizarnos, pero que no haban tenido xito en nuestro pas, porque el Frente Antifascista de Liberacin Nacional y las fuerzas guerrilleras los haban puesto al desnudo frustrando continuamente los planes de los enemigos.

    Pero dnde encuentran las armas, seor Hoxha? me pregunt McLean. Rusia est

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  • lejos y no se las puede enviar. Tendrn ustedes fbricas de armas aqu, en las montaas?

    No, no tenemos fbricas de armas en nuestras montaas, pero las tenemos en el pueblo. Es cierto que el strapa Zogu, diez das despus de su llegada al poder en 1924, decret el desarme general de la poblacin, pero de hecho los albaneses, como siempre, ocultaron sus armas, ya que jams nadie haba podido desarmarlos. Se trata de una tradicin que han heredado de generacin en generacin. Al respecto, prosegu, cuentan que ocurri un episodio interesante en Londres, entre Edward Grey, su antiguo ministro de Asuntos Exteriores, y nuestro patriota y combatiente Isa Boletini. Era un tiempo en que negros nubarrones cubran nuevamente el cielo albans, cuando Albania estaba presa en el torbellino de la rapacidad de sus vecinos chovinistas y cuando la Conferencia de Embajadores de 1913 dejaba injustamente fuera de las fronteras estatales de Albania la mitad del pas, y a quin?, a Kosova y otras comarcas, donde se reg con sangre cada palmo de tierra para lograr la liberacin de Turqua. Los patriotas Ismail Qemali e Isa Boletini tambin viajaron a Londres para entrevistarse con Grey, en aquel momento presidente de la Conferencia de Embajadores. Queran protestar ante l por la injusticia que se estaba haciendo a nuestro pas, y ponerle de manifiesto el juramento solemne de los albaneses de batirse

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  • hasta el fin por la reunificacin de todos los territorios de sus antepasados. Antes de entrar en la oficina de Sir Edward Grey, Isa Boletini, siguiendo las instrucciones de los guardias, dej su pistola en el vestbulo. Despus de la entrevista, Grey le dijo bromeando: Finalmente, seor Boletini, hemos conseguido aqu en Londres lo que los bajs turcos no han podido lograr. Boletini comprendiendo que su ministro haca alusin al hecho de que haba sido desarmado, fij la mirada en sus ojos y le respondi sonriendo: A fe ma que no, nunca he sido desarmado, ni siquiera aqu en Londres y sac de su seno otra pistola cargada.

    Aqu tiene, seor mayor, esta tradicin es una de nuestras fbricas de armas. Nuestras fbricas de armas, prosegu, son asimismo los depsitos de municiones de los italianos en sus puestos y en las ciudades, son nuestras acciones en las vas de comunicacin y en los campos de batalla. Cuando comenzamos la lucha, no tenamos suficientes armas, pero nuestro pueblo tiene una cancin que dice entre otras cosas: Si os faltan armas buscadlas, arrancdselas a ese perro. Eso es lo que nosotros hemos hecho y estamos haciendo. En el combate, en nuestras acciones, atacamos a los italianos y les arrancamos las armas de las manos.

    Usted mencion Rusia. Yo tengo que decirle que si Rusia estuviera cerca, estamos convencidos

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  • de que nos las habra dado, porque es nuestra aliada al igual que ustedes. Tambin ustedes deben drnoslas, porque las necesitamos. Las armas no se comen, slo sirven para luchar. Y nosotros las queremos para eso.

    Estoy autorizado a decirle, seor Hoxha me respondi McLean, que en la medida de nuestras posibilidades daremos armas a todos los que se baten.

    Me da usted una buena noticia le dije. Aqu en Albania combaten nicamente los guerrilleros y el pueblo organizado en el Frente Antifascista de Liberacin Nacional.

    Pero, seor Hoxha objet el mayor ingls, me parece que tambin hay otra organizacin que se bate aqu, en Albania, y que se llama Balli Kombtar.

    Vea usted, seor mayor le respond, como en realidad no lo ignora todo sobre Albania. Est usted informado sobre los ballistas1 y puesto que quiere saber mi opinin acerca de ellos, se la dir: Es verdad que existe el Balli Kombtar, pero sus cabecillas estn ligados a los italianos, no luchan contra ellos, sino que se organizan para combatirnos con las armas. Si hacen la guerra, es contra la carne asada de

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    1 Miembros de Balli Kombtar.

  • las gallinas, los gallos y el ganado que roban a los pobres campesinos.

    Y le expliqu bien al ingls, quien con seguridad ya lo saba, lo que era el Balli Kombtar.

    Por si usted no lo sabe le dije irnicamente le informar que tambin existen los zoguistas1, acaudillados por Abaz Kupi, alias Bazi i Cans, quien forma asimismo parte de nuestro Frente de Liberacin Nacional.

    Naturalmente, esto tambin lo saba, pero yo insist:

    Saba usted esto, no es cierto seor mayor?

    Esta vez se vio obligado a reconocerlo.Se cerr tambin este captulo.McLean continu:Seor Hoxha, nosotros no haremos pol

    tica aqu, somos nicamente soldados y no nos interesa ms que todo aquello que tiene carcter militar.

    Qu entienden ustedes por todo lo que tiene carcter militar? le pregunt.

    De nuevo sus ojos adquirieron un aspecto de severidad.

    Nos interesamos por todos los datos militares, concernientes a los ejrcitos italiano y alemn me respondi. Nos interesan las fuerzas establecidas contra ustedes en Albania, la de-

    1 Partidarios del rey Zogu.

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  • nominacin de las formaciones, su armamento, las tcticas que utilizan en los combates en las montaas, etc.

    Ahora le comprendo le dije y estaremos dispuestos a informarles sobre todos esos puntos.

    Seor Hoxha prosigui McLean, usted comprende que Albania es pequea en el mapa, pero es grande cuando se la recorre a pie, por tanto nos resultar difcil cumplir debidamente nuestra misin sin ser secundados por otros camaradas.

    Tienen ustedes en nosotros a compaeros de combate, somos sus aliados en la lucha contra el enemigo comn le dije.

    Yo saba a dnde quera llegar, por eso, de puntada en puntada, me puse a hablarle de la situacin en los frentes de la guerra y le ped que me explicara cmo se desarrollaban los combates en otros pases, cmo se batan los guerrilleros griegos y yugoslavos (yo estaba al corriente de ello, pero quera saber como lo juzgaba l).

    Pero el oficial, astuto como era, orden con prontitud sus pensamientos, y finalmente me dijo:

    Hace tiempo que no recorro las montaas a pie y no estoy en condiciones de informarle.

    Y lleg donde quera:Solos, difcilmente podremos salir airo

    sos. Ciertamente sin su ayuda no podemos hacer

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  • nada, pero estamos encargados de rogarles que estudien la posibilidad de que se lancen algunas otras misiones ms, de forma que podamos ayudar mejor a sus fuerzas guerrilleras.

    Esta es una cuestin que podemos estudiar y conversar sobre ello en otra ocasin. Pero le dije al mayor McLean volviendo a lo que usted acaba de decir, a saber, que ustedes no se van a ocupar de poltica, debo primero indicarle que no permitiremos que se haga en nuestras filas poltica a favor del ocupante y de sus instrumentos. Nosotros no permitimos que se hable o se haga propaganda a favor del enemigo, cualquiera que sea la mscara tras la que se oculte. Lo que nosotros permitimos sin reserva en cambio, es la lucha poltica e ideolgica contra los ocupantes fascistas y sus lacayos.

    La segunda cuestin que debo precisar, es que su misin no debe inmiscuirse en nuestros asuntos internos. Demandarn todo lo que necesiten por intermedio de nuestro Mando o de nuestros delegados en las regiones donde ustedes se encuentren.

    Otra importante cuestin concierne al objetivo de su llegada: deben suministrarnos armas, municiones y ropa. Presentaremos nuestras demandas sin tardanza. Y termin diciendo:

    Mayor, estoy convencido de que todo ir bien entre nosotros. Como puede usted ver las condiciones para un buen entendimiento entre

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  • nosotros no son complicadas, son fciles de aceptar y observar, basta la buena voluntad.

    El mayor McLean dijo:Estamos de acuerdo. Empecemos el traba

    jo. Permtannos lanzar unas cuantas misiones ms, y desgnennos las zonas y los puntos donde podremos hacerlo.

    Claro que s dije yo, estudiaremos y designaremos los lugares de lanzamiento, pero primero es necesario ensayar en esos lugares el lanzamiento de material de guerra y despus el de oficiales ingleses, ya que las vidas humanas valen mucho ms que las armas, o no es as?

    McLean no saba qu decir. Nuestra conversacin termin y acordamos encontrarnos en otra ocasin.

    Enseguida puse al corriente a los comits regionales del Partido, as como a las comandancias de las unidades guerrilleras, de la llegada de la misin militar inglesa junto a nuestro Cuartel Guerrillero. Les expliqu el disfraz que haban utilizado al venir y que, aun considerndolos como nuestros aliados contra el mismo enemigo, era necesario sin embargo no olvidar jams su naturaleza de clase, sus designios en contra de nuestra lucha, de la Unin Sovitica, del comunismo. Les hice saber, asimismo, que ya en la primera entrevista con los ingleses, haba puesto freno a sus intenciones que consistan nica

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  • mente en desarrollar una actividad de informacin y de espionaje contra nuestra Lucha de Liberacin Nacional, nuestro Partido y nuestro Ejrcito Guerrillero de Liberacin Nacional. Ellos queran reunir informaciones sobre todo, conocer nuestra fuerza, nuestras tcticas y nuestra estrategia. Pretendan conseguirlo en plano amistoso, en su calidad de grandes aliados, en la lucha contra el mismo enemigo, el nazifas- cismo, pregonaban que haban venido para ayudarnos con armas, vestimenta, y que no pudien- do suministrarnos vveres, nos enviaran de cuando en cuando una pequea cantidad de su caballera de San Jorge (es decir, libras esterlinas) para que pudiramos abastecernos sobre el terreno. Por otra parte, prometieron popularizar nuestra Lucha de Liberacin Nacional.

    Pero tambin explicaba a los camaradas que habamos tomado todas estas bellas palabras con gran reserva, que no nos tragbamos fcilmente estas promesas. El jefe de la misin, Bill McLean, se indign al ver que le atbamos corto y que estaba rodeado de guerrilleros fieles y vigilantes, es decir que no poda moverse a su gusto y que habra de recoger la lea que le dejaran nuestros camaradas y no lo que l quisiera. Por eso yo les recomendaba ser a la vez correctos y muy vigilantes con los ingleses.

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  • Es posible, les deca, que vengan con nuestro permiso algunas misiones inglesas a las zonas que estn bajo nuestro control. En lo que se refiere a la actitud a observar con ellos, la consigna para todos es: correccin y vigilancia! En ningn caso se debe permitir que los ingleses metan las narices en nuestros asuntos internos. Es preciso guardar el mayor secreto sobre todos los asuntos del Partido: su organizacin, sus rdenes, sus directrices, sus reuniones, el momento, el lugar y el objetivo de stas. Ninguno de ellos, sea procomunista o no, debe conocerlos. Para ellos nosotros somos todos guerrilleros. Es necesario guardar secreto sobre las cuestiones de orden militar como la organizacin del ejrcito guerrillero, su nmero de unidades, su composicin, las rdenes de operaciones, el aprovisionamiento, la cantidad y el tipo de armamento, as como otros datos de carcter interno. Si quieren asistir a nuestros combates, llevadles, pero que se les avise en el ltimo momento y de ningn modo se les revele de antemano el plan operacional de los combates. Dadles sin vacilar todas las informaciones que podis sobre el ocupante. Evitad que se introduzcan en la masa de los guerrilleros, que se pongan a perorar all, a hacer promesas o que se dediquen a acciones perjudiciales. Pedidles con insistencia que os lancen armas.

    As advert a los camaradas que estuvieran atentos y preparados frente a las maniobras

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  • de los agentes del Intelligence Service, quienes, ms tarde, seguramente intentaran corromper individuos dbiles y vacilantes.

    En un encuentro present a McLean a Mys- lim Peza, que nosotros llambamos Bab (pap) Myslim. Las primeras palabras que ste dijo al oficial ingls fueron: Queremos que nos lancen armas, si es que son buenos amigos, y, mostrndose diplomtico, aadi: Y yo creo que lo son. Mustafa Gjinishi haca de traductor.

    Por ltimo presentamos a McLean una lista de armas que solicitbamos y le dijimos: Es en Peza, antes que en otro lugar, donde deben comenzar a lanzarnos armas, ya que es aqu donde se ha efectuado el primer disparo guerrillero contra los invasores fascistas.

    McLean prometi hacerlo. Algn tiempo despus nos lanzaron una cantidad de armas que no representaba siquiera la quinta parte de las que habamos pedido; eran todas ellas armas ligeras con poca municin, as como algunas cazadoras y unos cuantos pares de medias. Fue lanzada al mismo tiempo una nueva misin inglesa, acerca de la cual ya habamos dado nuestro consentimiento.

    Si ustedes lo permiten, quisiramos enviar esta misin a Dibra, junto a Baba Faja y Haxhi Lleshi nos dijo McLean.

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  • Lo discut con Myslim y decidimos permitirlo.

    Haxhi y Baba Faja sabrn cuidar por s solos del amigo que les va a visitar y que tiene bigotes tan rojos como teidos de alhea me dijo Myslim.

    Nos va a hacer falta tambin dijo McLean que otra misin se establezca junto al seor Myslim Peza, ya que con l se encuentra el ms importante ncleo de los guerrilleros.

    Si a Myslim le parece bien, que decida l mismo le dije.

    De acuerdo, camarada Enver afirm Myslim y, dirigindose a Mustafa Gjinishi, dijo: Traduce esto al seor: Acepto esta misin, a condicin de que no est compuesta de ms de tres personas y no se inmiscuya en nuestros asuntos, que tenga contactos nicamente con el comisario y conmigo, no mantenga ninguna relacin con los reaccionarios ni con los enemigos, y se nos lance armas.

    Si el seor acepta estas condiciones, cama- rada Enver seal dirigindose a m, yo tambin estoy dispuesto a aceptar.

    Al traducir las palabras de Bab Myslim al ingls, Mustafa Gjinishi vacilaba, enrojeca, se coga la punta de la nariz con los dedos y tosa de vez en cuando para aclararse la voz.

    Por supuesto, aceptamos esas condiciones

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  • 1 As eran denominados los miembros del grupo trotskista Zjarri (El Fuego), que se autotitulaba Partido Comunista Albans. Fue desbaratado por nuestro Partido en marzo de 1943.

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    dijo el mayor ingls que apenas poda contener su irritacin.

    Cuando llegu al distrito de Kora para tomar contacto con los camaradas del Partido y las fuerzas guerrilleras comandadas por Teki Ko- laneci, Riza Kodheli, Josif Pashko, Agush Gjer- gjevica, Asilan Gurra y otros comandantes y comisarios de guerrillas y batallones, supe que estaba por all tambin McLean. En ese momento, la guerrilla ballista de Safet Butka y el zjarrista1 Fetah Butka, valindose del buen nombre de Sali y Gani Butka, patriotas del pasado, rondaban las aldeas de Kolonja hablando mal de nuestro Partido y del Frente de Liberacin Nacional, y colaboraban con la Italia fascista. Lo mismo hacan en todas partes los ballistas y cierto nmero de guerrillas suyas recin formadas. Esto haca tambin Ali Klcyra en algunas regiones del Sur del pas, Zenel Gjoleka en Ku de Kurvelesh, los Koo Muka en la costa sur y los Qazim Ko- culi en Vlora y otras zonas. Del mismo modo, erraba por la zona de Kora un tal Rahman Zvarishti, elemento inestable, que tiempo atrs haba mandado un grupo guerrillero pero que acab unindose al Balli Kombtar. Para los ba-

  • llistas con sus feces blancos con el guila bicfala, sta era la fase en la que intentaban presentarse como una organizacin nacional. Aunque se hacan pasar por patriotas, era evidente que se apoyaban en los beyes, agas e intelectuales vendidos y corrompidos, a los que nada vinculaba con el pueblo y con su lucha, sino que, por el contrario, todo les ligaba al ocupante italiano contra el pueblo.

    Un da, estando yo en Vithkuq, donde tena una reunin con Josif Pashko y otros camaradas, McLean vino y me hall all. Encargu a los camaradas que le condujeran a una zona alta y apartada, pero que no estuviera lejos de Leshnja, y ello por una razn que explicar ms adelante. Le llevaron a la aldea de Shtylla.

    Sub hacia Shtylla, fui a visitarle y vi que le haban reservado dos habitaciones confortables, adecuadas para su trabajo y las comunicaciones por radio. Le invit a cenar en casa de Behar Shtylla, que me albergaba. Naturalmente, durante la comida, sali la conversacin de las armas.

    Kora, un distrito tan combativo le dije, no posee ninguna metralleta de fabricacin inglesa. Los guerrilleros se quejan y reclaman que se les lance armas a todo precio.

    McLean, como de costumbre, haca malaba- rismos con las palabras, explicando esto y aquello.

    Si no manda Ud. lanzar armas aqu le

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  • 1 Jorgo Plaku, mrtir de la Lucha de Liberacin Nacional.

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    dije bromeando, los habitantes de la regin no le dejarn partir, le harn preso. Despus, dirigindome a Teki y a Behar, dije: Maana, lleven al mayor a ver el llano de Leshnja, est cerca de aqu y es muy adecuado para lanzar armas.

    Al da siguiente, el mayor fue a visitarlo y cuando le vi regresar, le pregunt:

    A ver, qu le pareci?El lugar es bueno dijo.Entonces le dije a Teki, presente al

    seor McLean sus necesidades de armas.Teki no haba olvidado nada de pedir al in

    gls. Pidmosle siempre, me dijo, aunque sabemos que no nos lo enviarn todo.

    Al ver nuestras demandas, McLean abri los ojos y dijo:

    Hace falta por lo menos una treintena de aviones para transportar esto.

    Envennos diez le dije. Lo mejor, mayor, sera que usted hablara con el comandante Teki y se pusieran de acuerdo. Tenamos como intrprete a un compaero originario de la regin de Devoll llamado Plaku1, que haba cursado sus estudios en la escuela tcnica americana de Tirana en los tiempos de Zogu.

    Finalmente, hubo un lanzamiento de armas en Leshnja.

  • Habamos decidido atacar a los italianos en la carretera Janina-Kora-Manastir. Nuestras fuerzas llevaron a cabo felizmente esta accin, resultando numerosos enemigos muertos, camiones quemados y fusiles capturados.

    Eran los tiempos en que tratbamos de que las guerrillas del Balli Kombtar entraran en guerra contra los ocupantes. Con este objetivo algunos representantes nuestros fueron a conversar con Safet Butka. Pero ste rehus. El ingls, al saber esto, me rog que le dejara ir, en compaa del comandante Teki, a convencer a Safet Butka.

    Pierde usted el tiempo le dije, ellos no combaten; pero a pesar de todo vamos a satisfacer su deseo.

    McLean fue, convers con Safet Butka, pero ste reiter su negativa a combatir.

    Entonces, se ha convencido ya de que yo tena razn? pregunt al mayor que se encontraba cabizbajo ante m a su regreso de Safet. Ellos no estn por la lucha le dije.

    Hasta entonces haban llegado a cuatro o cinco los grupos de la misin inglesa en nuestro pas. McLean era su jefe y Mustafa Gjinishi amigo de aqul.

    Un buen da, McLean me hizo una proposicin interesante!:

    He pensado, seor Hoxha, que, para eliminar la burocracia, sus demandas de armas y de

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  • municiones no sean presentadas necesariamente a travs de su Estado Mayor General, sino desde las mismas zonas de operaciones donde se encuentran nuestras misiones. Del mismo modo aadi altivamente como si acabara de descubrir Amrica, que los suministros se hagan directamente sin pasar por su Estado Mayor General. Esto acelerar...

    No le interrump, no lo permitir jams. No esperaba esta reaccin y me clav los ojos asombrado. Luego, viendo el completo fracaso de su espritu fecundo, baj la cabeza y, despus de una pausa, cambi de tema. Su diablico designio se esfum antes de que acabara de expresarlo. Con esta tctica sutil, pretenda obtener la autorizacin oficial para tomar en sus manos, por otros caminos, la direccin de la lucha de nuestro pueblo con el objetivo de eliminarla. Y no slo eso, con ello se propona adems corromper nuestras filas por abajo, comprometer con dinero a los elementos insuficientemente formados y disponer de ellos, cualquiera que fuera el desarrollo de los acontecimientos. Pero tambin en este camino Albin sufri un fracaso.

    Cuando organizamos la Primera Brigada en Vithkuq, invitamos tambin a McLean. Asisti a la fiesta y a la ceremonia de entrega de la bandera de combate de la Brigada.

    En una ocasin McLean fue a Shpirag. Le pusimos como intrprete a Koo Tashko. Desde

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  • all haba bajado para observar las posiciones de Kuova. A su regreso, Koo, irritado y acobardado, vino a decirme:

    Busca otro intrprete para el mayor, camarada Enver, yo no voy ms con l. Sabes lo que hace? Sube a una colina descubierta, y pasndose una banda roja sobre el pecho, se pone a escrutar el horizonte con sus prismticos. Si nos exponemos as, un da los alemanes acabarn por matamos.

    Pero por qu se pone la banda? le pregunt.

    Para hacer ver que es un oficial me dice Koo y para que, en caso de peligro, no le maten, le hagan prisionero. Pueden no matarlo a l, pero a m, me dejan seco en el sitio.

    Reciba numerosas informaciones de los camaradas hacindome saber que las misiones inglesas, dondequiera que se hallaran, hacan todo lo posible por establecer contactos con la reaccin, intentaban meter las narices en nuestros asuntos y disputaban con nuestros camaradas.

    En agosto de 1943, viendo los manejos de las misiones inglesas para contaminar a nuestra gente y el peligro que representaban sus ingerencias en nuestros asuntos internos, tuve que poner en guardia a nuestros camaradas de la base y hacerles saber claramente, una vez ms a travs de una carta, que si los ingleses haban venido a

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  • nuestro pas, era en su propio inters y para meter los narices en nuestros asuntos internos, que haban incumplido sus promesas de enviar armas y dinero. Les deca: Tienen tendencia a interrogar a todo el mundo, a cada guerrillero, a cada comandante de guerrilla, para enterarse bien e intentar meter sus manos en nuestro ejrcito y nuestro movimiento. Hay que poner a su servicio algunos buenos camaradas que les acompaen en sus desplazamientos y les impidan entrevistarse con personas que en vuestra opinin no deben encontrar*. Siempre les recomendaba que no les proporcionaran ninguna informacin sobre nuestros asuntos internos.

    En muchas ocasiones mantuve speros debates con McLean no slo porque no enviaban armas, sino tambin a causa de sus numerosas tentativas de establecer contacto a todo precio con el Balli Kombtar, la reaccin de Albania del Norte y los cabecillas de la reaccin en Dibra y Macedonia. Desde Mat me llegaban noticias de que la misin inglesa haca all la ley y que los zoguistas reciban armas en abundancia.

    Terminados los trabajos de la Segunda Conferencia de Liberacin Nacional de Labinot fui a Peza con algunos camaradas. Haban transcurrido pocos das desde la capitulacin de la Italia

    * Enver Hoxha, Obras, ed. albanesa, t. 1, pg. 342

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  • fascista y debamos seguir de cerca los acontecimientos en la capital, qu iba a hacerse con el ejrcito italiano all, qu rumbo tomara la situacin en los Balcanes tras estos acontecimientos, qu actitud adoptaran los aliados, quienes, segn se deca, iban a desembarcar por estos parajes.

    En esa poca, las presiones y las ingerencias de los oficiales ingleses se haban intensificado. Pero nuestro Partido luchaba y vigilaba. Numerosos camaradas de nuestros regionales y formaciones militares nos informaban con indignacin sobre estas actividades de los aliados. Me escriban desde Vlora que el ingls que se encontraba all exiga que se ejecutaran sus rdenes, ya que las reciba del gobierno britnico! No ataquen ni desarmen a los italianos!, deca a nuestros camaradas, no tiendan emboscadas ms que a los convoyes alemanes. Si atacan a los italianos, no les prestar ayuda. Y an ms, el informe continuaba con amenazas del ingls: No ataquen Vlora porque nosotros desembarcaremos en ella o si ustedes quieren actuar, que venga un delegado del Frente y otro del Balli Kombtar para que discutamos con vistas a la unin y a un ataque conjunto sobre la ciudad a cargo de ambas organizaciones. Se trataba de rdenes en oposicin a la lnea de nuestro Partido y a las instrucciones del Consejo General de Libe

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  • racin Nacional. Pero los camaradas de Vlora no le hacan ni caso al ingls. Cumplan sin vacilar nuestras recomendaciones.

    Del mismo modo, me hacan saber de Po- gradec que el capitn ingls Smiley haba ordenado al mando guerrillero de esa regin que no se abriera fuego sobre los italianos y que los guerrilleros se alejaran de las proximidades de los cuarteles.

    Por todas esas razones, y para recordar una vez ms a los ingleses que exista un lmite que no deban trasponer, a comienzos de octubre de 1943 envi una carta a los comits regionales del PCA en la que les haca saber, entre otras cosas, que las misiones inglesas eran nicamente representantes del ejrcito ingls y que, como tales, deban apoyar a los que se batan contra el ocupante, pero que no tenan ningn derecho a inmiscuirse en nuestros asuntos internos. Les orientaba que se les hiciera ver claramente nuestra posicin frente a los ballistas y a los dems traidores, y se les advirtiera que habran de responder de todo lo que hicieran en favor de estos ltimos y en perjuicio de la lucha del pueblo albans ante su gobierno y ante nosotros. De ninguna manera escriba a los regionales del Partido se les debe tomar como rbitros para resolver los problemas entre nosotros y el Balli Kombtar, estas cuestiones las solucionamos no

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  • 58

    * Enver Hoxha, Obras, ed. albanesa. t. 1, pgs. 435-436.

    sotros mismos, estamos en nuestra casa y somos nosotros los que hacemos la ley segn los intereses de nuestro pas, de nuestro pueblo y de nuestra lucha.

    Conocemos bien a los anglo-americanos, remarcaba en mi carta, y no olvidamos ni por un momento que son capitalistas, que estn contra el comunismo, contra el socialismo; ni ellos olvidan quines somos, ni nosotros olvidamos quines son. Actualmente somos sus aliados contra el fascismo italiano y el nazismo alemn y permanecemos fieles a esta alianza. Pero jams hemos permitido ni permitiremos que intervengan en los asuntos internos de Albania. El amargo pasado de nuestro pueblo ya no se repitir ms. El Partido Comunista de Albania y el pueblo albans no lo consentirn.*

    Cada vez que tropezaban en algn escollo, los ingleses desviaban la ruta y hacan su oficio, intentaban dividir y engaar a nuestra gente mediante trucos.

    McLean y sus compaeros sondeaban el terreno, pero no encontraban donde hacer pie.

    Un da de octubre mientras conversaba con Bab Myslim, un comandante de batalln vino hacia nosotros con una pequea bolsa en la mano.

    Qu es eso? le pregunt Myslim.Libras esterlinas en oro respondi.

  • Dnde las has encontrado? le pregunt yo.

    En un rincn de mi tienda. Llova, el mayor ingls pasaba por all y se meti en ella para no mojarse. Cuando escamp, l se march, pero dej esto.

    Escucha le dije, ve a buscar al intrprete e id los dos a su vivienda, entregadle este dinero y decidle: La prxima vez, seor mayor, no olvide su dinero en nuestras tiendas, podra encontrarse con desagradables sorpresas.

    Infames! se desahog Bab Myslim. No es la primera vez que hacen esto.

    S asent, me acuerdo.Nos encontrbamos en una pequea aldea de

    Peza. Myslim, algunos otros camaradas y yo estbamos sentados alrededor del hogar en el cuarto del fuego de un aldeano pobre, cuando apareci un guerrillero sin aliento:

    Bab Myslim dijo, el oficial ingls que acaba de partir para Gretse ha dejado este sa- quito en el lugar donde estaba su tienda.

    Djame ver lo que hay dentro dijo Myslim, que lo abri y derram sobre una piel de cabra el contenido. Eran libras esterlinas.

    Myslim ensombreci, se levant y dijo al guerrillero en tono tajante:

    Coge esto, date prisa, alcanza a ese perro y le dices que no siembre su dinero en el camino,

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  • que no tragamos esto y que los albaneses no venden su alma por dinero.

    As es, Bab Myslim le dije. Que aprenda el ingls que sus piezas de oro no pasan con los verdaderos albaneses.

    No era la primera vez que Myslim Peza mantena una actitud as, resuelta, categrica e inteligente.

    Una vez el mayor ingls Seymour diriga una carta al camarada Myslim Peza desde la aldea de Gretse, en la que se quejaba de que nadie le proporcionaba informaciones, nadie escuchaba sus instrucciones, que no le mostraban los planes de ataque contra los alemanes, etc., y, pidindole estos planes, aada astutamente: Te dirijo esta carta, porque t eres, como yo, un militar, y espero que comprendas esta difcil situacin mejor que los dems, que no tienen tu experiencia en la guerra y en otros terrenos. Encontr iglesia en que rezar! Y en quin? En Bab Myslim, en este patriota, en este valeroso y destacado combatiente de nuestro pueblo! Myslim le respondi de tal modo que el zorro del Intelligen- ce Service no se atreviera a volver a la carga.

    Dondequiera que iban, sobre todo cuando realizaban acciones, destruan puentes o carreteras, dejaban o echaban como si nada diversos objetos, paquetes de cigarrillos, conservas de carne y otras cosas con la etiqueta Made in England, para que los ocupantes comprendieran

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  • que los autores eran ingleses, para que se los persiguiera, sin importarles los incendios y las represalias contra la poblacin de las zonas en que actuaban. El punto culminante de sus acciones fue el bombardeo, a mediados de octubre de 1943, del aerdromo de Tirana por aviones ingleses y americanos. Segn nos informaron los camaradas de Tirana, haban bombardeado todo un barrio de la ciudad, matando e hiriendo a cientos de habitantes y causando daos materiales incalculables. Inmediatamente despus de enterarnos de esto, enviamos una nota de protesta a la misin militar inglesa, concluyndola en estos trminos: Informen a El Cairo de este hecho y que nuestra protesta llegue a las autoridades competentes con el fin de que estos lamentables actos no se repitan sobre la poblacin civil, pero que sean golpeadas con una violencia cada vez mayor las instalaciones militares enemigas. En respuesta, la misin inglesa envi a su amigo Mustafa Gjinishi una hoja escrita en ingls para que la tradujera a fin de reproducirla y distribuirla en Tirana. En ella se deca entre otras cosas: Nuestros pilotos pondrn todo el cuidado posible para no ocasionarles accidentes, pero ustedes, por su parte, deben ayudarles no permaneciendo cerca de las instalaciones militares. Qu lgica!

    He aqu la contribucin de las acciones de los ingleses en Albania!

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  • Hacia la primera semana de octubre de 1943, Bill McLean solicit un encuentro conmigo invocando una cuestin muy urgente que deba comunicarme en nombre de su centro de Londres.

    Le hice esperar dos das para darle a entender que me tena sin cuidado la cuestin muy urgente de Londres, del mismo modo que Londres no se preocupaba por satisfacer nuestras demandas verdaderamente muy urgentes de armas y municiones. Los ingleses y el jefe de su misin junto a nosotros, Bill McLean, mentan continuamente, se limitaban como siempre a dar promesas, pero sus aviones no acababan de llegar a causa del mal tiempo, porque Inglaterra suministra armas a toda Europa, porque las personas encargadas de satisfacer las demandas del Frente de Liberacin Nacional no son muy diligentes y otras patraas semejantes completamente gastadas. De hecho, los ingleses slo nos haban lanzado hasta entonces algunos centenares de fusiles, muy pocas municiones y algunos trastos viejos, lo justo para poder decir que les hemos enviado algo. Pero los pocos fusiles que recibamos de ellos, se convertan rpidamente en chatarra por falta de municiones. Nuestra fuente de armas, como seal ms arriba, eran los depsitos del ocupante que atacbamos, los campos de batalla y los prisioneros.

    Nuestras disputas y choques con los ingleses eran frecuentes. Les pedamos armas, ellos nos

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  • mentan y raras veces, despus de rias y disputas, nos daban algunas simples metralletas usadas y mandaban uno o dos aviones para que nos lanzaran alguna ropa.

    Nuestras disputas giraban asimismo en torno a la cuestin de Radio Londres, que muy muy raramente mencionaba la lucha contra los ocupantes en nuestro pas y, cuando lo haca, la atribua al Balli Kombtar. En estas condiciones, estrechbamos an ms el cerco en tomo a ellos y les hacamos ms difcil la circulacin. Ellos hacan grandes esfuerzos por establecer contactos con gente camuflada, enviada por los cabecillas del Balli Kombtar, ya fuera en el distrito de Kora, en el de Tirana o el de Dibra. Naturalmente, tuvieron una entrevista especial con Abaz Kupi (junto al que ms tarde permaneci el propio Bill McLean) y, a travs de l, tomaban contacto tambin, a nuestras espaldas, con los quislings de Tirana, con los cabecillas de la reaccin en el Norte y sobre todo en Dibra, y con Muharrem Bajraktari. Por nuestra parte, veamos claramente cul era la poltica de los ingleses. Organizaban la reaccin, se esforzaban por lanzarla a luchar contra nosotros, y por conseguir que, junto a los italianos y a los alemanes ms tarde, nos golpeara a muerte, de forma que, al ser liberada Albania, las tropas inglesas pudieran intervenir como libertadoras y que los nuevos quislings ballistas tomaran el poder. Pero

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  • no lo consiguieron. Nuestro Partido fue ms fuerte que los alemanes, los italianos, los ballis- tas, los zoguistas y los ingleses.

    Por todas estas razones, los sucesivos encuentros que mantena con los ingleses comenzaban y terminaban en querellas, comenzaban con nuestras demandas y terminaban con sus falsas promesas.

    Estaba convencido de que Bill McLean, al solicitar este encuentro conmigo, no tena nada que decirme, a no ser una nueva promesa falsa.

    Le hice una acogida correcta pero fra. El ingls, por el contrario, me estrech la mano con la sonrisa en los labios. Sus ojos brillaban como los de un zorro, era inteligente pero tena un alma negra. Esta vez el gato haba ocultado sus garras y maullaba dulcemente. Me haba convencido de que cuando McLean, el agente del Intelligence Service, sonrea, haba que desconfiar, porque su sonrisa ocultaba prfidos objetivos.

    Le invit a sentarse y le puse delante mi tabaquera de hojalata para que liara un cigarrillo, aunque saba que no fumaba ni beba una sola gota de nuestro raki. Coma invariablemente tabletas de chocolate que le lanzaban los aviones junto con efectos personales. Para eso la prfida Albion s dispona de aviones, pero no los encontraba para lanzarnos armas a quienes combatamos al fascismo!

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  • Ha solicitado usted, seor McLean, entrevistarse conmigo, porque debe comunicarme una cosa muy urgente de Londres. Le escucho le dije.

    He recibido, seor Hoxha, un telegrama urgente de Londres hace dos das, pero a usted no le ha sido posible recibirme inmediatamente, porque est, lo comprendo, muy ocupado. Es una gran noticia para ustedes y para nosotros me dijo.

    Se trata de los aviones cargados de armas que tanto necesitamos? le pregunt.

    No, seor Hoxha, es otra noticia incluso mejor que el envo de armas, viene un general con su estado mayor. Con su llegada dijo Bill McLean sonriendo todas sus exigencias sern sin duda satisfechas.

    Dej que prosiguiera:El general se llama Davies, es un militar

    reputado y capaz, que conoce bien Albania y le tiene un sincero cario. Y, en el mismo tono, para persuadirme, continu durante largo rato elogiando al general.

    El jefe de su estado mayor es coronel, se llama Nicholls y se puso a elogiar tambin a este oficial. Solicito, seor Hoxha continu McLean, que d usted las rdenes precisas al mando guerrillero de la zona donde tendr lugar su descenso a fin de que sean tomadas todas las medidas necesarias.

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  • Cuando termin, tom yo la palabra:Podra decirme junto a quin ha sido

    enviado este general con su estado mayor?Junto a usted, seor Hoxha.Lo comprendo bien, pero quisiera saber

    si es enviado al lado del Estado Mayor General del Ejrcito de Liberacin Nacional o al lado del Consejo General de Liberacin Nacional.

    McLean, astuto como era, adivin mi intencin, reflexion un instante y despus respondi:

    Al lado del Estado Mayor General de los guerrilleros albaneses, por eso es un general, es una personalidad militar y no poltica.

    Es difcil disociar le dije las cuestiones militares de las cuestiones polticas. Por nuestra parte, no las separamos, pero ustedes tienen sus propios principios y sus propias reglas. Quisiera hacerle una pregunta.

    Adelante, seor Hoxha.Quin le enva a nuestro lado?Nuestro centro.Cul es su centro?Embarazado, se preguntaba si deba respon

    der Londres o El Cairo. Al cabo de algunos instantes dijo:

    Londres.Es decir le enva el Ministerio de la Gue

    rra del imperio britnico? le pregunt de nuevo.S dijo a media voz.Ahora lo tengo claro le dije y me

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  • agrada que me haya aclarado este punto, porque para nosotros tienen importancia los lazos y la colaboracin con Inglaterra en tanto que aliada en la lucha contra el enemigo comn.

    La cara de McLean ensombreci ligeramente tras estas palabras mas. Se haba visto obligado a reconocer cosas que no tena inters que se precisaran. Para nosotros estaba claro que los ingleses no queran que estos lazos fueran considerados como un reconocimiento oficial por parte del gobierno de Londres, sino simplemente como una colaboracin militar con el Cuartel General Aliado del Mediterrneo, establecido en El Cairo. Por eso hurgu en este asunto desde el comienzo.

    Seor McLean le dije quisiera todava hacerle una observacin. Entre aliados la amistad y la correccin exigen que, antes de que establezcamos el lugar donde descender el general con su estado mayor y antes de que yo avise al mando guerrillero de la zona para que adopte las medidas pertinentes, su Ministerio de la Guerra solicite a nuestro Estado Mayor General el permiso para enviar esta misin; que obtenga nuestro previo consentimiento sobre la llegada a nuestro pas y junto a nosotros de este grupo de oficiales ingleses conducido por el general Davies. Esto, debe comprenderme, no es una demanda de pura formalidad, sino una importante cuestin de principios.

    El agente del Intelligence Service reflexion

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  • un momento y sin tardanza, sonriendo bajo su bigote rojizo, respondi:

    Por supuesto, seor Hoxha, as es. Es precisamente lo que ha pensado tambin nuestro Ministerio, pero yo olvid, llevado de mi alegra y mi entusiasmo, transmitirle ntegramente el contenido del mensaje de Londres y, desplegando una hoja de papel que tena en la mano, empez a leer un pretendido pasaje donde se solicitaba mi consentimiento.

    Entonces, todo est en regla le dije. Las competencias, los derechos y las obligaciones del general Davies y de su estado mayor, creo que los discutir con l despus de su llegada. Si es as (y McLean asinti con un movimiento de cabeza), en qu fecha llegar y dnde le parece bien que descienda?

    McLean me dijo que la fecha exacta me sera comunicada ms tarde.

    Por el momento no he sido informado acerca de la fecha, pero en lo que concierne al lugar de su descenso, continu, ustedes mismos podrn fijarlo. Conocen sus regiones mejor que nadie.

    Cuntos aviones llegarn? pregunt.No estoy en condiciones de decrselo, pero

    puede ser que sea ms de uno.Nos trajeron caf y, liando un cigarillo, bus

    caba en mi mente un lugar apropiado y seguro para el aterrizaje, con objeto de evitar cualquier

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  • incidente, ya que asumamos la responsabilidad.Despus de reflexionar, le dije a Bill

    McLean:Que descienda en la llanura de Biza.Dnde se encuentra esta llanura? pre

    gunt, simulando ignorarlo.Abr un mapa que llevaba en mi carpeta

    y se lo mostr. Despus de decirle que el lugar, independientemente del hecho de que se encontraba cerca de Tirana y de Elbasan, era seguro, ya que toda esta zona estaba liberada, haba destacamentos guerrilleros en toda ella y toda su poblacin estaba con nosotros, continu:

    Puede asegurar a su Ministerio de la Guerra que todo ir bien.

    Vea que cada vez que le nombraba al Ministerio de la Guerra no le caa bien, su frente se arrugaba. Pareca que se daba cuenta de haber cometido un error confesndome que su centro era el Ministerio de la Guerra de la Gran Bretaa y yo se lo repeta constantemente para atormentarlo, tal como haca l mintiendo constantemente a propsito de las armas y las municiones.

    Est de acuerdo sobre el lugar? le pregunt.

    De acuerdo dijo McLean, informar al centro.

    Yo tambin avisar al comandante y al comisario de la zona donde tendr lugar el lanzamiento y les dir que tomen medidas. Les avi

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  • sar que entren en contacto con usted, pero le ruego que vaya algunos das a ermenika para discutirlo con ellos.

    Este fue el ltimo encuentro que tuve con el mayor McLean, en su calidad de jefe de la misin inglesa.

    Al ser reemplazado por el general march a Londres, y, despus de haber sido bien catequizado all, regres nuevamente a Albania en abril de 1944 y se estableci junto a Abaz Kupi. Por medio de Abaz Kupi y de la reaccin se hizo encubiertamente amigo de los alemanes y se compinch con ellos. McLean, el cabecilla de esta manada de lobos, dej ver su verdadera catadura, la de nuestro enemigo jurado. Acerca de su actividad en esta manada y de sus pastores, encabezados por Abaz Kupi, hablar ms adelante en un captulo especial.

    El grupo del general ingls no vendra a Albania como una partida de bandoleros, como lo haba hecho el grupo de McLean. En cualquier caso, los ingleses estaban ahora obligados a avisarnos, a solicitar, si es posible decirlo as. los tres cuartos de un permiso para entrar en Albania, pero al mismo tiempo se esforzaban por no dar ni la menor seal de un posible reconocimiento por su parte de nuestra Lucha de Liberacin Nacional. Con seguridad, tenan sus planes preestablecidos y venan a nuestro pas para

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  • conocer los nuestros, para obstaculizar su realizacin y crear la impresin de que eran el factor principal de nuestra lucha de liberacin, de que nuestra lucha y nuestra victoria dependan de ellos. Guiados por estos objetivos, intentaban preparar un terreno favorable a sus intrigas.

    Naturalmente, nosotros obstaculizamos sus siniestros fines.

    Despus de despedir a McLean hice llamar a Kadri Hoxha, comandante del Estado Mayor del Grupo de Guerrilleros de Elbasan, y convers personal y largamente con l de forma que todo le quedara