enseñanzas del papa francisco no.75
TRANSCRIPT
Enseñanzas del Papa Francisco .No.75
Enseñanzas del PapaFrancisco .No.75
El 7 de octubre dijo en parte de su homilía: El Señor “ha elegido a su pueblo
y lo ha acompañado durante el camino en el desierto, durante toda la vida”.
“Dios lo ha hecho con su pueblo, lo ha hecho y lo hace con cada uno de nosotros”. “Nosotros
hemos sido elegidos”
…“Esta costumbre de hacer memoria de nuestra vida no es
muy común entre nosotros. Nos olvidamos las cosas, vivimos en el momento y después olvidamos la
historia. Y cada uno de nosotros tiene una historia: una historia de
gracia, una historia de pecado, una historia de camino, tantas
cosas… Y hace bien rezar con nuestra
historia.
Uno de ellos es Pablo, que relata una parte de su
historia y que en general dice:
‘¡Él me ha elegido! ¡Él me ha llamado!
¡Él me ha salvado! Él ha sido mi compañero de
camino…’”.
“Hacer memoria sobre la propia vida es dar gloria a Dios. Hacer memoria sobre
nuestros pecados, de los que el Señor nos ha salvado, es dar gloria a Dios”. Por esta razón “Pablo dice que él se
vanagloria sólo de dos cosas:de sus propios pecados y de la gracia de Dios Crucificado, de
su gracia”. Él “hacía memoria de sus
pecados, y se vanagloriaba: ‘He sido
pecador, pero Cristo Crucificado me ha salvado’ y
se gloriaba en Cristo. Ésta era la memoria de Pablo. Ésta es
la memoria que el mismo Jesús nos invita a hacer”:
“Cuando Jesús dice a Marta: ‘Tú te afanas y te agitas por
muchas cosas, pero una cosa es necesaria. María ha elegido la
parte mejor. Es decir, escuchar al Señor y hacer memoria. No se puede
rezar cada día como si no tuviéramos historia.
Cada uno de nosotros tiene la suya.
Y con esta historia en el corazón vamos a la oración, como María.
Pero tantas veces estamos distraídos,
como Marta, por los trabajos de la jornada, por hacer esas cosas que debemos hacer, y olvidamos
esta historia”.
Nuestra relación con Dios “no comienza el día del Bautismo: allí es sellada”. Comienza “cuando Dios, desde la eternidad, nos ha mirado y nos ha elegido. En el corazón de Dios, allí
comienza”.
“Hacer memoria de nuestra elección, aquella que Dios ha hecho sobre nosotros.
Hacer memoria de nuestro camino de alianza. ¿Esta alianza ha sido respetada?,
¿o no?...
Recemos el Salmo 138, que dice “Señor, tú me escrutas y me conoces.
Tú sabes cuándo me acuesto y cuándo me levanto. Sondeas mis pensamientos desde lejos, te son familiares todas mis
sendas”. “Esto es rezar. Rezar es hacer memoria ante el Dios de
nuestra historia. Porque nuestra historia es la historia de su amor por cada
uno de nosotros”.
El 8 de octubre dijo en parte de su catequesis en
Audiencia General: No debemos olvidar que hay tantos hermanos,
que comparten con nosotros la fe en Cristo, pero que pertenecen a otras confesiones o a tradiciones
diferentes de la nuestra.
…Pero, me pregunto: ¿nosotros, cómo nos
presentamos de frente a todo esto?
¿También nosotros estamos resignados o
somos incluso indiferentes a esta división?
¿O más bien creemos firmemente que se puede y se debe caminar en la
dirección de la reconciliación y de la
plena comunión? La plena comunión, es decir, poder participar
todos juntos en el cuerpo y la sangre de Cristo.
La división entre cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo y nosotros divididos herimos a Cristo: la Iglesia, en efecto, es el
cuerpo del cual Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuánto deseaba Jesús que sus discípulos permanecieran unidos en su amor.
Es suficiente pensar en sus palabras referidas en el capítulo décimo séptimo del Evangelio de
Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de la pasión:
“Padre santo, cuida en tu nombre a los que me diste, para que sean uno como nosotros” (Jn, 17,11).
Ésta unidad estaba ya amenazada mientras Jesús estaba todavía
entre los suyos: en el Evangelio, en efecto, se recuerda que los
apóstoles discutían entre ellos sobre quién fuera el más grande, el
más importante (cfr Lc 9,46).
El Señor, ha insistido tanto en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán más creíbles cuánto más
nosotros, en primer lugar, seremos capaces de vivir en comunión y de amarnos.
Es lo que sus apóstoles, con la gracia del Espíritu Santo, comprendieron después
profundamente y cuidaron, tanto que San Pablo llegará a implorar a la comunidad de Corinto con
estas palabras: “Hermanos, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de
acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en
perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de
sentir” (1 Cor 1,10).
Durante su camino en la historia,
la Iglesia es tentada por el maligno,
que trata de dividirla, y por desgracia se ha visto
afectada por separaciones graves y dolorosas.
Son divisiones que a veces se han prolongado en el tiempo, hasta hoy, por lo cual ahora resulta difícil
reconstruir todos los motivos y sobre todo, encontrar soluciones
posibles.
…Ahora, de frente a todo esto, ¿hay algo que cada
uno de nosotros, como miembros de la santa madre Iglesia, podemos y
debemos hacer? Ciertamente, no debe faltar
la oración, en continuidad y en
comunión con la de Jesús, la oración por la unidad de
los cristianos.
Y junto con la oración, el Señor nos pide una renovada
apertura: nos pide no cerrarnos al
diálogo y al encuentro, sino captar
todo aquello que de válido y positivo se nos ofrece
también por quienes piensan diferente de nosotros o se
ponen en una diferente posición.
Nos pide no fijar la mirada en lo que nos divide, sino más
bien en lo que nos une, tratando de conocer mejor y amar a Jesús y compartir la
riqueza de su amor.
Y esto conlleva concretamente
la adhesión a la verdad, junto con la capacidad de
perdonarse, de sentirse parte de la misma familia cristiana, de considerarse el uno un don para
el otro y hacer juntos muchas cosas
buenas, y obras de caridad.
Es un dolor, pero hay divisiones, hay cristianos divididos, nos hemos dividido entre nosotros.
Todos tenemos algo en común: todos creemos en Jesucristo el Señor,
todos creemos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo,
y en tercer lugar, todos caminamos juntos, estamos en camino.
Agradezcamos al Señor, todos, por nuestro
bautismo, agradezcamos al Señor
todos, por nuestra comunión,
y para que esta comunión sea al final una
comunión de todos juntos.
…¡entonces vamos hacia adelante hacia la unidad
plena! La historia nos ha
separado, pero estamos en camino hacia la reconciliación y la
comunión. Y esto es verdad, ¡esto tenemos que defender! ¡Todos
estamos en camino hacia la comunión!
Y cuando la meta nos pueda parecer demasiado lejana, casi inalcanzable,
y nos sintamos atrapados por el desaliento, nos anime la idea de que Dios no puede cerrar su oído a la voz de su
propio Hijo Jesús y no cumplir con sus y nuestras oraciones, para que todos los cristianos sean
verdaderamente una sola cosa. Gracias.
El 9 de octubre dijo en parte de su homilía:
Hay “tres palabras claves”: “el amigo, el Padre y el don”. Jesús “muestra a los discípulos lo que es la oración. Es como
un hombre que va a medianoche a lo de un amigo para pedirle algo”.
“Jesús da un paso hacia adelante y habla del Padre: ‘¿Qué padre entre ustedes,
si un hijo le pide un pescado, le dará una serpiente en lugar del pescado?
¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?’… ‘Si ustedes entonces que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más el Padre del cielo!’”.
Por tanto “no sólo el amigo que nos acompaña en el camino de la vida nos ayuda y nos da lo que pedimos:
también el Padre del cielo” que “nos ama tanto y del cual Jesús ha dicho que se preocupa
por dar de comer a los pájaros del campo. Jesús quiere despertar la confianza en la oración”.
Cristo dice: “Pidan y les será dado, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y a quien llama le será abierto”. “Ésta es la oración: pedir, buscar y llamar al
corazón de Dios”. Y el Padre “dará el Espíritu Santo a los que le piden”:
“Éste es el don, éste es el plus de Dios. Dios jamás te da
un regalo, una cosa que le pides así,
sin envolverlo bien, sin algo más que lo haga más bello. Y
lo que el Señor, el Padre nos da de más es el
Espíritu: el verdadero don del Padre es
lo que la oración no osa esperar.
‘Yo pido esta gracia; pido esto,
llamo y rezo tanto… Sólo espero que me dé esto.
Y Él que es Padre, me da aquello y además: el don, el
Espíritu Santo”.
“La oración se hace con el amigo, que es el compañero
de camino de la vida, se hace con el Padre
y se hace en el Espíritu Santo”.
…Jesús es el amigo que “nos acompaña y nos
enseña a rezar. Y nuestra oración debe ser
así, trinitaria. …Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son
personas, no son una idea en el aire… ¡Este Dios spray no existe!
¡Existen las personas!”.
“Jesús es el compañero de camino que nos da lo que le
pedimos; el Padre que nos cuida y
nos ama; y el Espíritu Santo que es el don, es ese plus que da el
Padre, lo que nuestra conciencia no osa esperar”.
“Después de las tentaciones en el desierto, cuando Jesús fue
tentado por el diablo, en la versión de Lucas se dice que el demonio lo dejó por un
tiempo, pero durante la vida de Jesús volvía y volvía: cuando lo
ponían a prueba, cuando le tendían trampas, en
la Pasión, hasta en la Cruz.
…Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espíritu Santo
“para que no entren los demás espíritus”. “Custodiar el corazón, como se custodia una casa, con llave”.
Y después, vigilar sobre el corazón, como un centinela.
“Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos,
las envidias. Tantas cosas, que entran.
¿Pero quién ha abierto aquella puerta?
¿Por dónde han entrado?”…“Si no nos damos cuenta de
cuanto entra en nuestros corazones, estos se convierten
“en una plaza, donde todos van y vienen.
Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede
hablar y ni siquiera ser escuchado”.
“Y Jesús dice…‘Quien no recoge conmigo, desparrama.
Usa la palabra ‘recoger’. Tener un corazón recogido, un corazón sobre el cual
nosotros sabemos qué cosa sucede, y aquí y allá se puede hacer la práctica tan antigua de la Iglesia, pero buena: el
examen de conciencia”.
“¿Quién de nosotros, a la noche, antes de terminar la jornada,
permanece solo, sola, y se hace la pregunta:
qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Qué cosa ha sucedido? ¿Qué cosas han
pasado a través de mi corazón? Si no lo hacemos,
verdaderamente no sabemos vigilar bien ni
custodiar bien”.El examen de conciencia “es una gracia, porque
custodiar nuestro corazón es custodiar el Espíritu
Santo, que está dentro de nosotros”.
“Nosotros sabemos, Jesús habla claramente, que los diablos vuelven, siempre.
Y para custodiar, para vigilar,
para que no entren los demonios,
es necesario saber recogerse, es decir, entrar
en silencio ante sí mismos y ante Dios, y al final de la
jornada preguntarse: ‘¿Qué cosa ha sucedido hoy en mi
corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco?
¿La llave está en su lugar?’. Y esto nos ayudará a defendernos de tantas
maldades, incluso de las que nosotros podemos hacer,
si entran estos demonios, que son muy astutos, y al final nos estafan a todos”.
El 12 de octubre dijo en parte de su homilía: …“la profecía de Isaías:
‘El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros’, “estas palabras, llenas de la esperanza de Dios, indican la
meta, muestran el futuro hacia el cual nos dirigimos. En este
camino los santos nos preceden y nos guían. “Estas palabras también delinean la vocación de los hombres y mujeres
misioneros”.
“los misioneros son aquellos que, dóciles al Espíritu Santo, tienen el valor de vivir el
Evangelio. También ‘en el Evangelio leemos’: ‘Vayan a los cruces de caminos’
dijo el rey a sus siervos. Así que los siervos salieron y reunieron a todos los que
encontraron, ‘buenos y malos’, para llevarlos al banquete nupcial
del rey”.
“los misioneros acogieron esta llamada: salieron a llamar a todos, en los cruces del mundo; y así hicieron
tanto bien a la Iglesia, porque si la Iglesia se detiene y se cierra se enferma, se puede corromper,
ya sea con pecados que con la falsa ciencia separada de Dios, que es el secularismo mundano”.
“Los misioneros han dirigido la mirada a Cristo crucificado, han acogido su gracia y no la han tenido para sí mismos.
Como San Pablo, se han hecho todo para todos; han sabido vivir en la pobreza y en la abundancia,
en la saciedad y el hambre; pudieron todo en Aquel que les daba fuerzas”.
“Así es la vida de un misionero, de una misionera. Y luego, para terminar lejos de casa, lejos
de su patria; tantas veces muertos, ¡asesinados!
Como ha sucedido en estos días, con tantos hermanos y hermanas nuestros”.
“la misión evangelizadora de la Iglesia es esencialmente anuncio del amor,
de la misericordia y el perdón de Dios, revelado a los hombres a través de la vida, muerte y resurrección de
Jesucristo”.
Los misioneros, “han servido a la misión de la Iglesia, partiendo a los
más pequeños y a los más distantes el pan
de la Palabra y llevando a todos el don del amor
inagotable que brota del corazón mismo del
Salvador”.
…“Rendir homenaje a los que sufrieron para traernos el Evangelio significa llevar
hacia adelante también nosotros la buena batalla de
la fe, con humildad, mansedumbre
y misericordia, en la vida cotidiana.
Y esto da fruto. Memoria de aquellos que nos han
precedido, de aquellos que han fundado
nuestra Iglesia”.
El 12 de octubre dijo al presidir el rezo del ángelus refiriéndose al Evangelio Mt.22, 1-14: …Dios es bueno con nosotros, nos ofrece gratuitamente su amistad, nos ofrece gratuitamente su alegría, la salvación, pero muchas veces no recibimos sus dones, ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones materiales, nuestros intereses, y también
cuando el Señor nos llama, a nuestro corazón, tantas veces parece que nos molestara.
Algunos invitados incluso maltratan y matan a los servidores que les entregan las invitaciones. Pero, a pesar de las adhesiones que faltan por parte de quienes fueron
llamados, el plan de Dios no se interrumpe.
Frente a la negativa de los primeros invitados, Él no pierde el ánimo,
no suspende la fiesta, sino que vuelve a proponer la invitación extendiéndola más allá de todo límite razonable y envía a sus siervos a las plazas y a los cruces de las calles a
reunir a todos aquellos que encuentran.
Se trata de gente común, pobres, abandonados y desheredados,
incluso buenos y malos, - ¡también los malos son invitados!
- sin distinción. Y el salón se llena de “excluidos”. El Evangelio,
rechazado por alguno, encuentra una acogida inesperada en muchos otros corazones.
La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a
nadie: por ello el banquete de los
dones del Señor es universal. ¡Es universal para todos!
A todos es dada la posibilidad de responder a su invitación, a
su llamada; nadie tiene el derecho de sentirse
privilegiado o de reivindicar la exclusividad.
Todo esto nos lleva a vencer la costumbre de posicionarnos cómodamente en el centro, como hacían
los jefes de los sacerdotes y los fariseos. Esto no se debe hacer: nosotros
debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está en los márgenes,
incluso aquél que es rechazado y despreciado por la sociedad,
es objeto de la generosidad de Dios.
Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios a los confines de la “iglesita”, de nuestra iglesia
pequeñita. Esto no sirve. Estamos llamados ampliar la Iglesia a las dimensiones
del Reino de Dios.Sólo hay una condición: ponerse el traje de fiesta. Es decir testimoniar la caridad concreta a Dios y al
prójimo.
Confiamos a la intercesión de María Santísima, los dramas
y las esperanzas de tantos hermanos y hermanas nuestros, excluidos, débiles, rechazados, despreciados, también aquellos que son perseguidos por causa de su fe. Invocamos su protección también sobre los trabajos
del Sínodo de los Obispos reunido en el Vaticano en estos días.
En twitter dijo:
Pidamos al Señor la gracia de no hablar mal de nadie,
de no criticar, de no chismorrear, de querer a todos.
Queridos jóvenes, Cristo cuenta con ustedes para
que sean sus amigos y testigos de su amor infinito.
La fuerza espiritual de los sacramentos es inmensa. Con la gracia podemos superar cualquier obstáculo.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen diapositivas, vida de Santos,
Evangelio del Domingo, etc . :Escribe a
con el título suscripciones . Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen ,diapositivas, vida de Santos
Evangelio del Domingo, etc . Escribe a:
con el título suscripciones . Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones.Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.