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Enrique Villarroel Pino Clara Alamillo Salas María Francisca Vila Amengual

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Enrique Villarroel Pino

Clara Alamillo Salas

María Francisca Vila Amengual

2

EN SÍNTESIS

• El espacio epidural tiene una forma cilíndrica con expansiones laterales a nivel

de los agujeros de conjunción, siendo fundamental precisar sus límites,

sobretodo posterior y lateral. El ligamento amarillo ofrece una resistencia

característica al paso de la aguja epidural, clave para la realización de la técnica.

• La variabilidad individual de volumen de líquido cefalorraquídeo en la región

lumbar juega un papel importante influyendo en la velocidad de comienzo del

bloqueo nervioso, en la altura por dermátomas del bloqueo y en la velocidad de

regresión del bloqueo subaracnoideo.

• Las técnicas neuroaxiales se acompañan de algún grado de bloqueo simpático.

Dependiendo de la altura alcanzada con el bloqueo se pueden afectar fibras

simpáticas vasoconstrictoras (por debajo de T4) o fibras simpáticas

cardioaceleradoras (por encima de T 4).

• Existen dos características básicas por las que se puede identificar el

emplazamiento de la aguja en el espacio epidural: la pérdida de resistencia que

se percibe en el émbolo cuando la aguja entra en el espacio y la presión negativa

en el espacio epidural.

• Una vez identificado el espacio epidural, es necesario realizar la dosis prueba

para detectar la mala colocación o el desplazamiento de la aguja o el catéter en

el espacio intravascular o subaracnoideo.

• La utilización de agujas de pequeño calibre reduce la incidencia de cefalea

postpunción dural, pero conlleva más problemas técnicos por deformidad de la

aguja por menor resistencia.

• La cefalea postpunción dural se localiza habitualmente en la región fronto-

occipital, se incrementa con la posición de pie y disminuye o se inhibe con la

posición de decúbito dorsal. Se produce en las primeras 24 a 48 horas y su

duración promedio sin tratamiento es de una a dos semanas, desaparecen

espontáneamente.

3

ÍNDICE

Breve reseña histórica

Consideraciones anatomo-fisiológicas en el bloqueo neuroaxial

Mecanismos de las técnicas neuroaxiales

Cambios fisiológicos tras la realización de la técnica neuroaxial

Técnica epidural

Técnica subaracnoidea

Complicaciones del bloqueo neuroaxial

Bibliografía

4

La anestesia neuroaxial es uno de los pilares de la anestesia regional y

actualmente ocupa un lugar preponderante debido a su seguridad y eficacia. A

lo largo de más de 100 años, los bloqueos subaracnoideos y epidurales, han sido

enseñados y practicados por anestesiólogos en forma amplia; y en algunas

especialidades quirúrgicas como ginecoobstetricia y traumatología, es el tipo de

anestesia predominante por sus ventajas anestésicas y analgésicas. Su utilidad

como técnica única es indiscutible y su uso como técnica combinada de una

anestesia general puede mejorar el resultado peri-operatorio.

Breve reseña histórica:

Las primeras publicaciones sobre la aplicación de la anestesia subaracnoidea

fueron realizadas por el cirujano alemán August Bier en 18991. La publicación de

estos trabajos en revistas científicas y su presentación en el XIII Congreso

internacional de Medicina en Paris en agosto de 1900 lograron que dicha técnica

se popularizara a nivel mundial1. En España las primeras publicaciones

corresponden al cirujano catalán Francisco Rusca Doménech en mayo de 19002.

En 1921 el cirujano oscense Fidel Pagés Miravé, desarrolla un nuevo método de

anestesia epidural a nivel lumbar o torácico, siendo el pionero mundial. Publicó

su experiencia con 43 pacientes denominando a esta técnica anestesia

metamérica. Este procedimiento permitía privar de sensibilidad un segmento del

cuerpo2. Su trabajo fue publicado en revistas científicas españolas pero su

muerte repentina en 1923 hace que la técnica quede rezagada durante más de

una década, privándole del reconocimiento por su descubrimiento. En 1931, el

cirujano italiano Achile Mario Dogliotti publica su método de la anestesia peidural

lumbar, ganando renombre mundial como descubridor de la técnica2.

5

Consideraciones anatomo-fisiológicas en el bloqueo

neuroaxial:

El espacio epidural tiene una forma cilíndrica con expansiones laterales a nivel

de los agujeros de conjunción. Es fundamental precisar sus límites, sobretodo

posterior y lateral, para la comprensión de la técnica. Está delimitado de la

siguiente manera:

- Por arriba: el agujero occipital, a este nivel el periostio del canal vertebral y la

duramadre medular se unen para formar la duramadre intracraneal;

- Por abajo: el hiato sacrococcígeo y la membrana sacrococcígea;

- A cada lado: los pedículos vertebrales y los agujeros de conjunción;

- Por delante: el ligamento vertebral común posterior, cubriendo los cuerpos

vertebrales y los discos intervertebrales;

- Por detrás: las láminas vertebrales, las apófisis espinosas y los espacios

interlaminares ocupados por los ligamentos amarillos (ligamentum flavum).

La pared posterior está constituida por las láminas vertebrales, unidas entre sí

por el ligamento amarillo, que tiene forma rectangular y está formado

principalmente por fibras elásticas. Dicho ligamento es más delgado en la región

cervical y tiene mayor grosor en la región lumbar. Cada espacio interlaminar

posee dos ligamentos amarillos, derecho e izquierdo, unidos entre sí en la línea

media. El ángulo de unión de los dos ligamentos se une con el borde anterior del

ligamento interespinoso. Por su elasticidad y su espesor de varios milímetros a

nivel lumbar, este ligamento ofrece una resistencia característica al paso de la

aguja epidural.

Los agujeros de conjunción (forámenes intervertebrales) forman parte de las

paredes laterales del espacio epidural y permiten el paso de los nervios

raquídeos. A este nivel, la duramadre forma un manguito que envuelve las raíces

como un pequeño fondo de saco que contiene líquido cefalorraquídeo, y este

fondo de saco sólo está separado del espacio peridural por la duramadre, muy

adelgazada; lo cual permite de manera relativamente fácil el paso de anestésico

local al espacio subaracnoideo. Además, como la duramadre y la aracnoides

están en contacto directo en dicho manguito existe la posibilidad de insertar un

6

catéter epidural en el espacio subdural. El espacio subaracnoideo está

delimitado entre aracnoides y piamadre conteniendo líquido cefalorraquídeo.

El espacio epidural es muy amplio por detrás conteniendo tejido graso, plexos

venosos epidurales y las arterias. Por delante y por los lados el espacio epidural

es mucho más estrecho y está tabicado por las vainas durales de las raíces

raquídeas y por las adherencias anteriores del saco dural al canal vertebral.

La anchura del espacio epidural, es decir la distancia que separa el ligamento

amarillo de la duramadre, varía dependiendo del segmento vertebral:

• En la región cervical es de 1,5 a 2 mm.

• Por debajo de C7 se ensancha para alcanzar entre 3 y 4 mm a nivel de T1.

• En la región torácica media es de 3 a 5 mm.

• A nivel de L2 alcanza, en la línea media, entre 5 y 6 mm en el adulto.

El plexo vertebral está en comunicación con las venas abdominales y torácicas

por los agujeros de conjunción, por lo cual las presiones en dichas cavidades se

transmiten directamente a las venas epidurales. En caso de compresión de la

vena cava inferior, las venas epidurales se distienden aumentando su flujo, lo

que condiciona un mayor riesgo de punción venosa accidental.

La columna vertebral está formada por siete vértebras cervicales, doce torácicas,

cinco lumbares y cinco sacras (fusionadas). Las vértebras tienen tamaño y

morfología variables, en función del peso que soportan en posición erecta. Las

vértebras cervicales son las más pequeñas y con mayor movilidad, mientras que

las lumbares son más robustas y tienen movilidad limitada.

Las vértebras poseen una estructura básica común (excepto C1 y C2), constan

de un cuerpo vertebral en el plano anterior y un arco vertebral en el plano

posterior. El arco, que rodea el conducto espinal, está formado de dos pedículos

por delante y de dos láminas por detrás. En la unión del pedículo y de la lámina

se encuentra la apófisis transversa. Las láminas se fusionan en la base de la

apófisis espinosa.

La angulación de las apófisis espinosas es variable, siendo más pronunciada a

nivel torácico y cervical.

7

Las vértebras sacras se hallan fusionadas formando el sacro, pero el espacio

epidural se puede abordar a través del hiato sacro (bloqueo caudal).

Los cuerpos vertebrales están separados entre sí por los discos intervertebrales.

Las láminas y las apófisis espinosas de vértebras adyacentes están unidas entre

sí por ligamentos. Los espacios que quedan entre los pedículos forman los

orificios intervertebrales (agujeros de conjunción), y son atravesados por los

nervios espinales a su salida del conducto vertebral.

Durante la realización de la técnica epidural, la aguja debe atravesar diferentes planos:

- Piel, - Tejido subcutáneo, - Ligamento supraespinoso, - Ligamento interespinoso, - Ligamento amarillo, que une las láminas adyacentes (agujero

interlaminar). El ligamento amarillo es el más grueso y con mayor consistencia

de los ligamentos raquídeos.

La médula espinal se extiende desde el encéfalo hasta nivel de L1-L2, mientras

que la duramadre acaba en S1-S2 en el adulto.

La aracnoides, posee un espesor de 35-40 µm. En su porción externa se hallan

células neuroteliales del compartimento subdural, mientras que su porción

interna está formada por un plano celular de 5-8 µm de espesor, constituido por

la superposición de 4-5 células aracnoideas que forman la capa barrera3. El

espacio intercelular de este plano fue de 0,02-0,03 µm. Entre las células

aracnoideas se encontraron uniones especializadas de membrana de tipo

desmosomas y uniones estrechas. La aracnoides funciona como barrera de

resistencia de materiales que entran o salen del espacio subaracnoideo, las

uniones especializadas de membrana entre estas células, obligarían a las

moléculas a un paso transcelular, y en menor proporción, a un paso intercelular

a través del estrecho desfiladero que limita el espacio intercelular3. El paso

unidireccional que ocurre a nivel del manguito nervioso aracnoideo podría ser el

mecanismo para el aclaramiento de drogas desde el espacio subaracnoideo.

8

Mecanismos de las técnicas neuroaxiales:

Resulta vital conocer cómo actúan las drogas administradas mediante abordaje

neuroaxial.

Los anestésicos locales en el espacio epidural actúan a diferentes niveles, a saber:

- Alcanzan los nervios espinales por difusión, limitada por las

características anatomofisiológicas de las membranas que los recubren.

- Difunden a través de las meninges y las vellosidades aracnoideas para

alcanzar el líquido cefalorraquídeo.

- Penetran a la médula espinal en proporción variable, de acuerdo a sus

características físico-químicas; sin embargo, la concentración de los

anestésicos locales en el cordón espinal es siempre menor a la que se

encuentra en los nervios espinales.

- En menor proporción difunden a ganglios dorsales y al espacio paravertebral.

Los opioides actúan principalmente en el asta dorsal de la médula espinal,

produciendo analgesia sin bloqueo motor ni simpático, a excepción de la

meperidina. El grado de liposolubilidad de los opioides determina la difusión

desde el espacio epidural al asta posterior de la médula espinal; a mayor

liposolubilidad, más rápido difunden (tiempo de latencia más corto). Sin

embargo, la duración de su efecto es más corta (por ejemplo el fentanilo). En el

caso de opioides con baja liposolubilidad, la difusión desde el espacio epidural a

la medula espinal es lenta. Esto hace que su tiempo de latencia sea largo y que

la duración de su acción sea prolongada (ejemplo la morfina)4.

Las drogas administradas por vía subaracnoidea se diluyen en el LCR antes de

alcanzar los sitios de acción en la médula espinal; la variabilidad individual de

volumen de líquido cefalorraquídeo en la región lumbar (28 a 81 ml) demostrada

por estudios de resonancia magnética, juega un papel importante influyendo en

la velocidad de comienzo del bloqueo nervioso, en la altura por dermátomas del

bloqueo y en la velocidad de regresión del bloqueo5.

El objetivo de las drogas anestésicas usadas en anestesia subaracnoidea son

las raíces espinales y el cordón medular. Existe una gran variabilidad

interindividual en el tamaño de las raíces nerviosas; por ejemplo, las raíces

9

nerviosas posteriores de L5 varían en el rango de 2.3 a 7.7 mm. Además, se ha

demostrado el tamaño relativamente más grande de las raíces dorsales con

respecto a las ventrales (estas últimas más compactas), lo cual influye para que

se alcance más fácilmente un bloqueo sensitivo que motor.

Cambios fisiológicos tras la realización de la técnica

neuroaxial

A. En el sistema cardiovascular.

Las técnicas neuroaxiales se acompañan de algún grado de bloqueo simpático,

además del bloqueo somático (motor, sensitivo o mixto). Dependiendo de la

altura alcanzada con el bloqueo se pueden afectar fibras simpáticas

vasoconstrictoras (por debajo de T4) o fibras simpáticas cardioaceleradoras (por

encima de T4). El bloqueo de T1-T4 conlleva descenso del cronotropismo e

inotropismo cardíaco. El bloqueo simpático ocasiona hipotensión arterial y

taquicardia inicial compensadora con bradicardia ulterior.

Desde T6-L1 se produce bloqueo simpático esplácnico con estasis de sangre en

órganos abdominales.

En el bloqueo subaracnoideo el bloqueo simpático suele ser dos dermatomas

superior al del bloqueo sensitivo; mientras que suele afectar los mismos

dermatomas del bloqueo somático, en el caso del bloqueo epidural.

La velocidad de aparición del bloqueo simpático con la técnica epidural es más

gradual y progresiva que con la técnica subaracnoidea; por tanto, la respuesta

hemodinámica y la repercusión en el paciente suele ser menor.

B. En el sistema urinario.

El bloqueo de los segmentos sacros S2-S4 produce atonía de la vejiga urinaria.

C. En el aparato digestivo.

El predominio del tono parasimpático, debido a bloqueo simpático T6-L1,

conlleva a hiperperistaltismo intestinal.

10

D. Termorregulación.

La vasodilatación secundaria al bloqueo simpático extenso ocasiona pérdida del

calor corporal, que se acentúa si la temperatura ambiental es baja (quirófano).

Los anestésicos también pueden alterar la respuesta termorreguladora

hipotalámica.

E. En el sistema neuroendocrino.

El bloqueo neuroaxial disminuye la liberación de catecolaminas y de cortisol,

hormonas que se encuentran elevadas por el estrés quirúrgico; disminuye los

cambios intra y postoperatorios de aldosterona y de renina-angiotensina séricas;

atenúa los aumentos de prolactina; inhibe la respuesta de la hormona de

crecimiento y la ACTH al acto quirúrgico.

En definitiva, se produce una modificación favorable de la respuesta de estrés quirúrgico.

Técnica epidural

1. Preparación del paciente.

En la consulta de preanestesia se debe preparar al paciente, proporcionando

información sobre la técnica anestésica y obteniendo el consentimiento

informado.

Se tiene que evaluar posibles contraindicaciones, así como alteraciones

anatómicas que dificulten la técnica. Se deben solicitar los estudios de

laboratorio que se consideren pertinentes y modificar o suspender las

medicaciones que pudieran alterar la hemostasia.

2. Tipo de aguja y catéter.

La aguja más utilizada en la actualidad es la Tuohy, posee varias características

importantes, a saber:

11

- Bisel corto con una punta poco punzante para no perforar la duramadre. - Mandril que impide que se arrastren y depositen en el espacio epidural

tejidos de los diferentes planos tisulares que se atraviesan.

- Extremo curvado para dirigir la salida del catéter lateralmente a 45º. - Existen otros tipos de aguja para punción epidural: Crawford, Hustead,

Weiss, Sprotte modificada, así como las variantes de la tipo Huber (Wagner, Cheng, Crawley, Foldes, Bell).

-

Actualmente existen dos tipos de catéteres: multiperforados y monoperforados.

Los catéteres de perforaciones múltiples facilitan la aspiración de sangre en caso

de efracción vascular. Los catéteres de perforación única encuentran mayor

resistencia a la administración del anestésico. Con la utilización de un catéter

multiperforado se puede obtener un resultado negativo falsamente tranquilizador

con la dosis de prueba, ya que el extremo distal del catéter puede encontrarse

entre un vaso sanguíneo y el espacio epidural. Se ha descrito que los catéteres

multiperforados se asocian menos frecuentemente a una analgesia inadecuada

y requieren menos manipulación que los monoperforados. Sin diferencias

significativas entre ambos tipos de catéteres comparando la incidencia de

punción hemática y de retirada y sustitución del catéter6. Para facilitar la

localización del espacio epidural es necesario la utilización de jeringa de baja

resistencia, dicho dispositivos pueden ser de cristal o de plástico.

3. Procedimiento:

En primer lugar, se coloca una vía periférica permeable. Se realiza

monitorización reglamentaria del paciente. La técnica se debe ejecutar en

condiciones de asepsia y antisepsia estricta.

En la práctica clínica la posición adoptada por el paciente depende de su estado

clínico y del nivel de punción que se desee. El paciente puede estar en posición

sentada al borde de la mesa con los pies apoyados en un soporte y las rodillas

flexionadas. Las manos deben permanecer apoyadas sobre las rodillas, la

espalda arqueada y en dorsiflexión cervical. Es conveniente que un ayudante se

coloque delante del paciente para evitar cualquier movimiento brusco. También

se puede realizar la técnica con el paciente en decúbito lateral, el paciente debe

permanecer en posición fetal con un cojín debajo de la cabeza, los hombros y

las caderas en planos paralelos y en dorsiflexión cervical.

12

En función del nivel de bloqueo metamérico se debe escoger el espacio

interespinoso más apropiado, mediante la palpación de la espalda.

Se debe infiltrar con anestésico local la zona de punción, antes de realizar el

procedimiento.

Existen dos vías de acceso al espacio epidural: por línea media y por vía

paramedial. El acceso paramedial ofrece varias ventajas: requiere menos flexión

vertebral (útil en pacientes obesas o con deformidades de la columna vertebral,

en las que la flexión de la espalda es limitada); la aguja se introduce más

oblicuamente en el espacio epidural, facilitando el paso del catéter, y no se

atraviesan los ligamentos supraespinoso e interespinoso7.

No se han encontrado diferencias estadísticamente significativas en la tasa de

complicaciones, ni en la calidad de la analgesia, ni de extensión del bloqueo

comparando los dos abordajes.

Existen dos características básicas por las que se puede identificar el

emplazamiento de la aguja en el espacio epidural:

- La pérdida de resistencia que se percibe en el émbolo cuando la aguja

entra en el espacio.

- La presión negativa en el espacio epidural.

Determinación de la pérdida de resistencia con aire o líquido.

El nombre de la técnica se debe a que cuando la punta de la aguja se encuentra

en el ligamento amarillo, se puede ejercer una fuerza considerable sobre el

émbolo sin que el aire o líquido pueda ser expulsado de la jeringa y, al entrar en

el espacio epidural, se percibe una clara pérdida de resistencia en el émbolo que

permite que el aire o líquido se introduzca en dicho espacio8.

Desventajas de la técnica con aire: mayor riesgo de neumoencéfalo, embolismo

aéreo, mayor incidencia de punción dural accidental, mayor incidencia de

bloqueo parcheado o incompleto y mayor riesgo de enfisema subcutáneo.

Desventajas de la técnica con líquido: Dificultad para reconocer una punción

dural accidental (el LCR se puede confundir con el líquido inyectado), mayor

riesgo de confundir la solución inyectada, la solución salina diluye el anestésico

local administrado en el espacio epidural (lo cual puede disminuir la calidad del

bloqueo) y mayor probabilidad de atascamiento de la jeringa de cristal.

13

Determinación de presión negativa en el espacio epidural mediante la técnica de

la gota colgante de Guiterrez.

Cuando la punta de la aguja se avanza hasta el ligamento interespinoso, se

deposita una pequeña cantidad de solución salina en el cono de la aguja, con el

fiador ya retirado, de forma que una gota del líquido, por la tensión superficial del

líquido, quede "colgando". Luego, con la punta de ambos pulgares apoyados en

el pabellón de la aguja, y el dorso de ambas manos en la espalda del paciente,

se hace progresar la aguja lentamente atravesando el ligamento amarillo hasta

identificar en el espacio epidural. En este momento, la gota es aspirada hacia

adentro, desapareciendo del pabellón de la aguja. Esta técnica es más útil en

caso de epidural torácica, siendo positiva solo en el 88% de las punciones

lumbares8.

Existen métodos instrumentales para la detección del espacio epidural, por ejemplo:

- Indicador de Odom. - Resorte de Brunner e Ikle. - Dispositivo con balón de Macintosh. - Agujas de Macintoch (estilete mecánico). - Indicador de balón de Zelenka. - Fuerza hidráulica gravitacional (Dawkins, Baraka, Chester, Michel y

Yamashita). - Métodos auditivos con la LOR-A. - Método ultrasónico. - Indicador de Oxford. - Cambio en la impedancia eléctrica de los tejidos. - Método electrónico – Episensor. - Jeringa con dos cámaras. - Transductor de presión.

Una vez alcanzado el espacio epidural, se retira la jeringa, y se introduce el

catéter. Este debe progresar solamente 2-3 cm en el espacio epidural. Un intento

de introducirlo más puede causar el alojamiento de la punta del catéter en la

salida de una raíz nerviosa, o, lo que es más frecuente, un acodamiento y el

aumento de las posibilidades de perforación diferida de la duramadre.

4 Dosis prueba.

Una vez identificado el espacio epidural, es necesario realizar la dosis prueba o

dosis test para detectar la mala colocación o el desplazamiento de la aguja o el

14

catéter en el espacio intravascular o subaracnoideo. La dosis test debe ser

segura, efectiva y confiable, permitiendo una práctica interpretación sin demoras.

Para detectar posición subaracnoidea, la dosis test no debe ocasionar bloqueo

alto con repercusión respiratoria y/o cardiovascular. Para detectar posición

intravascular debe ser capaz de producir de manera rápida signos y síntomas

clínicos objetivos de toxicidad neurológica o cardiovascular, con resolución

pronta y baja repercusión sistémica.

La dosis de prueba recomendada debe contener epinefrina para detectar el

componente intravascular y anestésico local de latencia corta para detectar el

componente subaracnoideo.

El uso de lidocaína solamente como dosis de prueba puede dar síntomas

atípicos. La inyección intravascular directa puede ocasionar rápidamente

actividad convulsiva y síntomas cardiovasculares9.

Los cambios hemodinámicos con las dosis de prueba con epinefrina pueden ser

difíciles de identificar en ciertos pacientes como ancianos, sedados,

betabloqueados, parturientas y en pacientes con bajo gasto cardíaco. Se han

descrito alternativas no farmacológicas para identificar la colocación

intravascular de la aguja o el cateter epidural; tales como la inyección de 1 a 2

cc de aire mientras se ausculta el precordio, con un monitor de doppler, para

evidenciar la presencia de burbujas de aire. Durante el trabajo de parto se puede

utilizar el fentanilo como dosis de prueba intravenosa, de manera confiable y

segura. La dosis de 100 µg de fentanilo intravenoso ha demostrado que produce

síntomas confiables de somnolencia y sedación en parturientas10.

La Sociedad Americana de Anestesia Regional solo recomienda la utilización de

fentanilo y epinefrina para la realización de la dosis prueba, ya que cumplen con

estándares de aplicabilidad y fiabilidad para detectar inyección intravascular.

Con respecto a la epinefrina, su uso a dosis de 10 a 15 µg/ml tiene un valor

predictivo positivo y sensibilidad del 80% en detectar inyección intravascular en

adultos si la frecuencia cardiaca aumenta en 10 o más latidos/min o si la presión

arterial sistólica se incrementa en 15 mmHg o más. En niños bajo anestesia

general se han descrito cambios en la amplitud de la onda T después de

administrar epinefrina como un indicador fiable de inyección accidental

intravenosa11.

15

Se debe tener en cuenta que una dosis de prueba negativa no implica un correcto

emplazamiento de la aguja o catéter epidural. Una dosis de prueba es de valor

diagnóstico solo cuando es positiva; la administración de la medicación epidural

de manera lenta y con aspiraciones frecuentes, así como una observación

continua del electrocardiograma mientras se inyecta el fármaco siguen siendo

obligatorias12.

5. Fármacos a utilizar.

Los anestésicos locales son fármacos que suprimen de forma localizada y

reversible el proceso de excitación-conducción de las membranas neuronales. A

nivel espinal (subaracnoideo o epidural) provocan un bloqueo sensorial

(analgesia), motor (parálisis motora) y/o simpático. El bloqueo se produce por

medio de la interacción entre el anestésico local y su sitio de acción que se

encuentra situado en el interior del canal de sodio.

Las propiedades farmacológicas básicas de los diferentes anestésicos locales

influyen en la calidad del bloqueo epidural. Los anestésicos locales utilizados

pueden ser clasificados de acuerdo a la duración de acción, de la siguiente

manera:

- Corta duración (30-90 minutos): procaína y cloroprocaína.

- Moderada duración (60-180 minutos): Lidocaína, mepivacaína y prilocaína.

- Larga duración (180-360 minutos): tetracaína, bupivacaína y ropivacaína.

El inicio de acción ocurre normalmente dentro de los primeros 5 a 10 minutos

después de la administración epidural.

En la tabla 1 se resumen las principales características de los anestésicos locales

comúnmente utilizados en el bloqueo epidural13:

16

Anestésicos Concentración

(%)

Dosis máxima

(mg)

Dosis

(mg/segm) Tiempo

de

latencia

( min )

Duración

del

bloqueo

motor

(min)

Duración de acción

( min )

Clorprocaína 3 600 37 5 20-30

Mepivacaína 2 400 28 6 60 115±5

Prilocaína 2 600 20 7,5 90-180

Lidocaína 1 400 28 5 60 100±80

Bupivacaína 0,5

0,75 150

5,8

7,4

5-8

5 180

150±200

200±40

Ropivacaína 0,5

0,75

1

2-3 138

180

300

168±60

180±30

180±30

Tabla 1. Anestésicos preparados y posología.

A partir de los datos de Bromage, la cantidad en mL de solución anestésica a

inyectar, por cada metámera que se pretenda alcanzar a partir de la zona de

inyección, será de: mL = 1.78 - 0.014 * Edad

La morfina se ha empleado ampliamente para analgesia epidural en pacientes

quirúrgicos y en dolor oncológico. Debido a su efecto medular, la dosis

recomendada es mucho menor que la parenteral y es del orden de 3-5 mg.día-

1, incluso con dosis menores se han conseguido buen efecto analgésico. Se

recomienda no pasar de 10 mg.día-1. Las preparaciones recomendadas para

este uso deben estar libres de conservantes y debe constar su aceptación para

el uso espinal.

En un estudio para manejo del dolor postoperatorio de cirugía colorrectal,

comparando el uso de morfina epidural, intramuscular e intravenosa en forma de

ACP. Los pacientes en el grupo de morfina epidural, presentaban una analgesia

de mayor calidad, con un consumo diario menor de opiodes y con menor número

de efectos secundarios salvo el prurito14.

17

Los opioides más lipofílicos, administrados por vía epidural, aparentemente

producen analgesia por recaptación sistémica y redistribución cerebral. No se

han encontrado diferencias entre la calidad analgésica, ni los efectos

secundarios, ni en las concentraciones plasmáticas del fármaco tras 18 h de

administración en pacientes tratados con fentanilo epidural o intravenoso para

cirugía reconstructiva de rodilla15.

Ginosar y cols. han realizado un estudio sobre voluntarios sanos para conocer el

lugar de acción del fentanilo epidural según se administre en forma de bolos o

en infusión continua. Observando que tras la administración en bolos se producía

una analgesia segmentaria medular y en cambio en infusión continua se

conseguía analgesia vía sistémica16.

En general los opioides hidrofílicos, como hidromorfina o heroína, se comportan

como la morfina y se supone en ellos una acción selectiva espinal. La meperidina

presenta un caso especial debido a sus propiedades como anestésico local.

Además, la acumulación de su metabolito, la normeperidina, le hace inviable

para uso en perfusión continua epidural.

La metadona es un opioide al cual se le atribuye una moderada actividad

analgésica espinal, pero su larga vida media puede resultar en acumulación

plasmática y presencia se efectos secundarios supraespinales.

En la tabla 3 se resume la posología de los opioides utilizables por vía epidural:

Opioide Dosis (mcg/Kg) Latencia de efecto

máximo (min)

Duración (horas)

Morfina 100 60-180 12-23

Buprenorfina 3,3-6,5 60 12

Meperidina 2000 15-30 3-6

Fentanilo 1,5-2 15-30 4-6

Alfentanilo 15 15 1-2

Sufentanilo 0,2 15 4-6

Tabla 3. Posología de los opioides vía epidural.

18

6. Contraindicaciones.

Absolutas:

- Falta del consentimiento del paciente.

- Infección localizada en el lugar de la punción cutánea.

- Sepsis generalizada.

- Coagulopatía.

- Aumento de la presión intracraneana.

Relativas:

- Infección localizada periférica al lugar del sitio de la técnica regional.

- Hipovolemia.

- Enfermedad del SNC.(hipertensión intracraneana, enf neurológica progresiva,

como, esclerosis múltiple)

- Dolor lumbar crónico.

Técnica subaracnoidea

1. Preparación del paciente.

Las mismas consideraciones que para la técnica epidural.

2. Aguja.

Existen diversos tipos de aguja para la realización de la técnica subaracnoidea,

las dos principales características a considerar son: el calibre y el tipo de bisel.

Actualmente, existen básicamente dos tipos de agujas según el bisel:

- Las “biseladas” tipo Quincke

- Las “punta de lápiz”, tipo Whitacre y tipo Sprotte.

Las tipo punta de lápiz se diferencian por el diseño en su extremo distal: la tipo

Whitacre tiene un orifico lateral circular y pequeño, y la Sprotte un agujero lateral

oblongo y de mayor tamaño. En los últimos años, los diseños originales se fueron

modificando hacia un diseño intermedio, presentando actualmente escasas

19

diferencias. La aguja Atraucan tiene un diseño intermedio entre la aguja

“biselada” y la aguja “punta de lápiz”. En teoría, presentaba las ventajas de

ambos tipos de aguja, pero con escasa resistencia mecánica en su punta, la cual

se doblaba fácilmente pudiendo aumentar la lesión dural. Las agujas espinales

han sido diseñadas por los diferentes fabricantes con el objetivo de poder

alcanzar el espacio subaracnoideo, permitir la salida del LCR y producir la

mínima lesión del saco dural.

La utilización de agujas de pequeño calibre reduce la incidencia de cefalea

postpunción dural, pero conllevan más problemas técnicos por deformidad de la

aguja por menor resistencia.

3. Procedimiento.

Existen tres posiciones para la colocación del paciente:

- Decúbito lateral: es la más comúnmente utilizada, ya que las raíces nerviosas

se alejan de la línea media hacia anterolateral, disminuyendo la probabilidad

de lesión por la aguja. Según el tipo de cirugía y la baricidad del anestésico

local empleado, el paciente se colocará decúbito lateral izquierdo o derecho

dependiendo del tipo de cirugía y de la baricidad del anestésico local.

- Sentada: es preferible cuando se desee mantener un nivel de anestesia

sensitiva lumbar baja o sacra para cirugías perineales y/o urológicas, dejando

al paciente sentado durante al menos cinco minutos. Es sumamente útil en el

paciente obeso cuando es difícil identificar las referencias anatómicas.

- El decúbito prono: mucho menos utilizada, se elige para cirugía de periné o

región sacra, se emplea una solución hipobárica. Se debe colocar una

almohada bajo el abdomen del paciente, para disminuir la lordosis lumbar.

Se recomienda realizar la punción entre los espacios intervertebrales L2 y L5,

siendo el acceso por vía media el más empleado, introduciendo la aguja por

debajo de la base de la apófisis espinosa con dirección medial y cefálica. La vía

paramedial está recomendada en casos de alteración de la anatomía. Se realiza

la punción a nivel del punto medio de un espacio intervertebral de 1 cm por fuera

de la apófisis espinosa. Se orienta la punta de la aguja hacia el eje mayor de la

20

columna vertebral, atravesando la masa muscular paravertebral y el ligamento

amarillo.

Existe otro abordaje menos popular, la vía de acceso de Taylor o lumbosacra, es

una vía paramedial dirigida al espacio intervertebral L5-S1, que es el de mayor

tamaño. Esta última puede usarse cuando las otras vías han fallado. La aguja se

insertará a una distancia de 1 cm en posición medial e inferior respecto a la

espina ilíaca posterosuperior, dirigiéndola en dirección cefálica con un ángulo de

45 a 55 grados, suficientemente medial para alcanzar la línea media de la

apófisis espinosa de L5, teniendo como primera resistencia importante el

ligamento amarillo; después, se punciona la duramadre obteniendo líquido

cefalorraquídeo17.

Una vez atravesada la duramadre y obtenido el líquido cefalorraquídeo, se

conecta la aguja a la jeringa con la dosis deseada de anestésico local. Se puede

confirmar mediante la aspiración del LCR que ofrece la visualización de un efecto

birrefringente; inyectando posteriormente el anestésico local a una velocidad de

0.2mL/seg, evitando turbulencias y la diseminación inadecuada del fármaco.

4. Fármacos a utilizar.

Hay que tomar en cuenta dos factores fundamentalmente: la duración esperada

de la cirugía y el tiempo del alta del paciente (si se trata o no de una cirugía

ambulatoria). La lidocaína se desaconseja usar por el riesgo de síntomas

neurológicos transitorios. La cloroprocaina proporciona un inicio rápido de la

anestesia espinal y una pronta recuperación con una incidencia menor de déficit

neurológico transitorio.

Los agentes de acción larga como la bupivacaína, en dosis de 10 y 20 mg se

puede utilizar en procedimientos quirúrgicos mayores de 2.5 horas de duración.

En dosis de 8 mg puede ser útil en procedimientos ambulatorios con tiempos de

recuperación comparables a la lidocaína. Se puede utilizar ropivacaína en

procedimientos ginecológicos (cesárea y trabajo de parto), urológicos y

ortopédicos, también se han obtenido resultados satisfactorios con un alto nivel

de bloqueo sensitivo y movilización temprana rápida con dosis de 8 mg.

21

Las características clínicas de los anestésicos locales en anestesia

subaracnoidea se resumen en la siguiente tabla 218:

Droga Concentración

(%)

Latencia

( min )

Duración

Bloqueo Bloqueo

Motor Sensitivo

Dosis máxima

( mg )

Prilocaína 5 7,5 90-120 90-150 150

Mepivacaína 4 5-8 90-120 120-180 100

Bupivacaína 0,5 8-12 120-180 150-220 22 , 5

Tetracaína 1 4-8 160-240 200-240 20

Tabla 2. Características clínicas de los anestésicos locales.

Se puede utilizar adrenalina en dosis de 0.1-0.2 mg, pero se ha asociado a

síntomas neurológicos transitorios al potenciar los efectos neurotóxicos de la

lidocaína.

La morfina en dosis de 0.1 a 0.2 mg proporciona buena analgesia con mínimos

efectos colaterales; debido a que es poco liposoluble, tiene potencial migración

rostral con posibilidad de depresión respiratoria tardía. Los agentes más

lipofílicos (ej: fentanilo a 10-20 mcg) tienen un inicio de acción rápido y menor

riesgo de depresión respiratoria. Los opioides conllevan efectos colaterales

como prurito, náusea, vómito y depresión respiratoria, dosis dependiente, que

deben ser vigilados.

La latencia para el efecto analgésico de los opioides es la siguiente:

morfina>fentanilo=alfentanilo=sufentanilo, con un efecto máximo a los 30

minutos para la morfina y entre 3 y 12 minutos para el alfentanilo, fentanilo y

sufentanilo. En cuanto a la duración de la analgesia, la comparación se establece

de la siguiente manera: morfina>fentanilo=alfentanilo=sufentanilo4.

En la tabla 4 se resume los niveles necesarios del bloqueo sensitivo según tipo

de cirugía18:

22

Tipo de cirugía Nivel

Anal S2-S5

Cirugía de pies L2-L3

Cirugía de extremidad

inferior ( pierna, muslo )

L1

Tipo de cirugía Nivel

Cirugía de cadera, obstetricia,

Endoscópica urológica

T10

Cirugía de colón, urológica

o ginecológica

T6-T8

Cirugía submesocólica T4-T5

Tabla 4. Niveles metaméricos necesarios según cirugía.

5. Contraindicaciones.

Como contraindicaciones absolutas se encuentran el rechazo o ausencia de

cooperación del paciente, la infección localizada de tejidos blandos y óseos,

septicemia, afecciones neurológicas progresivas, alteración de la hemostasia,

alergia conocida a los fármacos utilizados en el procedimiento, hipovolemia no

compensada y aumento de la presión intracraneal.

Dentro de las contraindicaciones relativas encontramos las alteraciones

psiquiátricas, ansiedad o angustia extrema en el paciente, así como la

incapacidad para comunicarse con ellos y las deformidades anatómicas.

Complicaciones del bloqueo neuroaxial

I. Hipotensión Arterial

Es más común con el bloqueo subaracnoideo que con el bloqueo epidural. El

tratamiento de esta complicación incluye la administración oportuna de fármacos

vasopresores y cristaloides y/o coloides, en ocasiones atropina (en caso de

bradicardia asociada). En la paciente embarazada es recomendable colocarla en

posición lateralizada izquierda para disminuir la compresión de la aorta y vena

23

cava inferior lo que mejora el retorno venoso y consecuentemente el gasto

cardiaco.

II. Dolor de Espalda

Estudios recientes al respecto han demostrado que no existe una relación directa

entre la aplicación de un bloqueo espinal o epidural y la aparición de dolor de

espalda. En las pacientes embarazadas este síntoma es más frecuente, debido

a los cambios anatómicos que sufre la columna vertebral y a factores hormonales

relacionados con el embarazo.

III. Problemas Derivados por la Posición del Catéter

El dejar una longitud exagerada del catéter en el espacio epidural, puede

ocasionar que éste se enrolle en un nervio raquídeo o se forme un nudo, lo cual

dificulta su retirada. Asimismo, la punta del catéter puede salirse del espacio o

instalarse en una porción lateral del mismo, o dirigirse en forma exagerada en

dirección cefálica o caudal, ocasionando fallas en la calidad y nivel de la

analgesia. Para evitar estas complicaciones se recomienda no dejar más de 4

cm de longitud del catéter en el espacio epidural. La posición en que mantiene

la punta del catéter (cefálica, caudal o neutral) en el espacio epidural, no tiene

una relación directa con la dirección del bisel de la aguja epidural durante la

punción.

Se han descrito rupturas del catéter epidural al momento de tratar de retirarlo del

paciente, o bien cuando se introducía al espacio a través de la aguja epidural.

No se deberá tirar en forma exagerada el catéter para su retirada, y no se debe

de insistir en avanzar el mismo a través de la aguja hacia el espacio epidural

cuando se detecta que éste no avanza. En esta situación, la aguja y el catéter

deberán retirarse del espacio en forma conjunta.

En el caso de problemas para extraer el catéter se recomienda flexionar al

paciente para realizar esta maniobra (posición fetal) y si a pesar de esto el catéter

no puede ser extraído, se deberá de realizar un estudio de imagen para evaluar

la situación.

Si el catéter se rompe dentro de la paciente se deberá de informar al paciente,

el cual tiene que ser vigilado por un periodo de tiempo largo para detectar signos

neurológicos que obliguen a la extracción quirúrgica del catéter,

24

afortunadamente en la mayor parte de los casos no es necesario recurrir a

neurocirugía.

Si se observa una lateralización de la analgesia, es recomendable retirar 1 ó 2

cm el catéter, y administrar 5 ml de anestésico local, revaluando a continuación

el nivel de la analgesia, si éste continúa lateralizado, el catéter debe ser retirado

por completo, procediéndose a repetir el bloqueo epidural.

Otra complicación que puede derivarse del catéter se debe a la migración

espontánea de éste, bien sea al espacio subaracnoideo o intravascular; lo que

ocasiona un bloqueo espinal masivo o bien toxicidad sistémica. Para prevenir

este accidente es necesario hacer una prueba de aspiración del catéter cada vez

que se administre un bolo de medicación; sin embargo, se debe tener presente

que cuando esta prueba de aspiración es negativa en sus resultados (no se

observa sangre o líquido cefalorraquídeo en el interior del catéter), no se puede

estar completamente seguro de la posición del catéter; por lo que la velocidad

de inyección deberá ser menor a 1 cc por segundo y no más de 5 cm de volumen

en cada inyección, repitiendo la prueba de aspiración con cada nueva dosis.

Los microcatéteres espinales se han asociado al síndrome de la cola de caballo.

Probablemente dicha complicación sea debido a una mala difusión cefálica del

anestésico local, ocasionada por la disposición anatómica de las curvaturas de

la columna vertebral y el calibre delgado del catéter, lo que producía una mayor

difusión del anestésico distal, además se alcanzaban concentraciones muy altas

potencialmente neurotóxicas del anestésico en contacto con las fibras nerviosas.

En el caso de utilizar catéteres para técnicas de bloqueo subaracnoideo

continuo, se deberá:

a) Aspirar el catéter para obtener líquido cefalorraquídeo antes y después de la

administración de fármacos.

b) Evaluar la extensión del bloqueo a nivel sacro.

c) Evitar la sobredosificación.

d) para prevenir la acumulación del medicamento en un área específica del

cordón espinal o de la cola de caballo se recomienda intentar cambios en la

posición del enfermo para mejorar el patrón de distribución del anestésico local.

25

e) Cuando no se pueda aspirar líquido cefalorraquídeo por el catéter, no se debe

de aplicar una dosis completa, hay que esperar para evaluar la calidad del

bloqueo.

IV. Punción Accidental de la Duramadre

La etiología de la cefalea post punción accidental de la duramadre (CPPD) ha

sido motivo de controversia se ha atribuido a disminución de presión

intracraneana por pérdida de líquido cefalorraquídeo y a disminución de la

presión intracraneal que produce un mecanismo compensatorio de

vasodilatación en los vasos cerebrales intracraneanos que traccionan a la

duramadre, sobre todo cuando el paciente toma la posición vertical.

En la CPPD el dolor se localiza habitualmente en la región fronto-occipital, se

incrementa con la posición de pie, y disminuye o se inhibe con la posición de

decúbito dorsal. Puede asociarse a la cefalea, náusea, vómito, rigidez de nuca,

tinnitus y síntomas visuales, estos últimos por parálisis del sexto par de los

nervios craneales. Se produce en las primeras 24 a 48 horas y su duración sin

tratamiento es de una a dos semanas, al cabo de las cuales estas molestias

desaparecen espontáneamente, aunque se han descrito casos en los que la

cefalea persiste más tiempo.

Existen factores predisponentes para CPPD, tales como: la edad, ya que en el

paciente de edad avanzada es menos frecuente la incidencia de cefalea; el

calibre y el tipo de punta de la aguja, mientras ésta sea más delgada y tipo "punta

de lápiz", la presencia de cefalea será menor; y el embarazo.

El mantener en reposo absoluto en decúbito supino y el forzar la administración

de líquidos no han podido probar su eficacia para el tratamiento de CPPD en

estudio clínicos. El reposo absoluto del paciente lo único que hace es

enmascarar y retrasar la presentación de la CPPD.

La cafeína, teofilina y el sumatriptán han sido administrados para el tratamiento

de la CPPD, porque producen un efecto vasoconstrictor de los vasos cerebrales,

desafortunadamente el alivio que se obtiene es transitorio.

La inyección de sangre autóloga en el espacio epidural (parche hemático

epidural) es el tratamiento definitivo de la CPPD cuando no responde a medidas

farmacológicas.

26

Se han recomendado algunas medidas terapéuticas como profilaxis de la CPPD,

tales como:

a) Tras la punción dural accidental, se puede repetir el bloqueo epidural en otro

espacio disminuyendo en un 25% el volumen del anestésico local; con este

procedimiento se ha observado que la incidencia de CPPD disminuye a un 50

%.

b) Tras la recuperación completa del bloqueo epidural, se le puede administrar a

través del catéter 30 ml de solución salina al 0,9%, con esta medida adicionada

a la anterior, la incidencia de CPPD diminuye a un 20%. V. Bloqueo Espinal Total

Este es un accidente grave potencialmente mortal. La administración accidental

de una dosis en bolo en el espacio subaracnoideo en lugar del epidural, o bien

la sobredosificación en la técnica subaracnoidea, son las causas de esta

complicación.

Los síntomas se presentan muy rápidamente, habitualmente en menos de un

minuto, el paciente puede presentar problemas para respirar, parálisis total de

sus miembros y tórax, alteraciones de la conciencia, hipotensión refractaria,

bradicardia y/o asistolia. De inmediato se deberá de administrar fármacos

vasopresores y cristaloides, la vía aérea y la ventilación del enfermo deben

asegurarse, en ocasiones es necesario la administración de atropina

endovenosa y la aplicación de maniobras de reanimación cardiopulmonar.

VI. Bloqueo Subdural

Este se produce por la inyección accidental del anestésico local en el espacio

subdural, el cual según algunos autores es un espacio virtual localizado entre la

duramadre y la aracnoides; otros investigadores opinan que este espacio se

encuentra entre las hojas de la aracnoides.

La sintomatología es parecida al bloqueo espinal total, aunque menos dramática

y se instala lentamente en un tiempo de 30 minutos. El tratamiento también es el

mismo, y cuando éste es adecuado y oportuno tiene buen pronóstico.

VII. Inyección Intravascular del Anestésico

La administración de fármacos por accidente en el espacio intravascular

ocasiona una respuesta de neurotoxicidad (excitación, y después depresión

cortical) y cardiotoxicidad (hipotensión arterial sistémica, arritmias, bradicardia).

27

En el tratamiento de esta complicación son útiles la administración de tiopental

sódico o benzodiazepinas, vasoconstrictores y cristaloides o coloides, además

de un apoyo de la ventilación y aseguramiento de la vía aérea.

VIII. Complicaciones Neurológicas

Algunas complicaciones neurológicas se han atribuido erróneamente a la

aplicación de un bloqueo neuroaxial, pero pueden ser debidas a otros factores

como: la posición del paciente, los retractores quirúrgicos, trauma quirúrgico,

compresión por el torniquete o vendas de yeso o elásticas sobre estructuras

nerviosas, y a la presencia de enfermedades neurológicas no conocidas en el

paciente.

Para evitar que la técnica anestésica sea señalada como el factor etiológico de

la complicación neurológica, es fundamental la evaluación preoperatoria

adecuada del paciente.

Las complicaciones neurológicas del bloqueo neuroaxial son debidas a: trauma

directo de estructuras nerviosas, esto se manifiesta en el paciente con un dolor

lacerante localizado en el territorio afectado. Cuando esto sucede se deberá de

inmediato detener el avance de su aguja o catéter.

La inyección accidental de fármacos neurotóxicos en el espacio epidural o

subaracnoideo, como barbitúricos, potasio, fenol, etc. puede ocasionar

complicación neurológica severa y habitualmente permanente. Debemos de

estar seguros del tipo de fármaco que vamos a inyectar en nuestra técnica de

bloqueo neuroaxial, cuando por accidente se aplica otra substancia con

propiedades neurotoxicas, el paciente manifestará un dolor agudo en el sitio de

inyección que puede irradiarse al área que inervan las fibras nerviosas

involucradas. El tratamiento y pronóstico dependerá del fármaco administrado.

El hematoma epidural es también causa de una complicación neurológica. Se

puede producir como consecuencia de una punción traumática, por alteraciones

de la coagulación o por terapia anticoagulante no suspendida oportunamente,

aunque también se han descrito hematomas epidurales espontáneos. Las

coagulopatías constituyen una contraindicación absoluta para la aplicación de un

bloqueo neuroaxial, éste sólo podrá administrarse cuando el problema de

coagulación se haya resuelto. En relación a los pacientes que están bajo

28

tratamiento con drogas anticoagulantes y/o antiagregantes, el anestesiólogo

deberá de conocer el perfil farmacocinético y farmacodinámico de la droga

(heparina estándar o de bajo peso molecular, aspirina, cumarínicos,

antitrombolíticos, etc.), para poder decidir:

a) La aplicación o no del bloqueo neuroaxial.

b) El momento adecuado para colocar o retirar el catéter epidural.

c) El tiempo necesario para reanudar la terapia anticoagulante y/o antiagregante.

Se debe sospechar de hematoma epidural cuando el paciente no se recupera

del efecto del bloqueo neuroaxial en el tiempo estimado, puede aparecer dolor.

El diagnóstico se hace mediante estudio de neuroimagen. En esta situación se

deberá recurrir al tratamiento quirúrgico de emergencia para evacuar el

hematoma epidural y, de esta manera evitar una paraplejía permanente.

Las complicaciones neurológicas del bloqueo neuroaxial debidas a un proceso

infeccioso son poco frecuentes. Los factores de riesgo para que éstas se

presenten son sepsis, diabetes mellitus mal controlada, inmunosupresión,

infección bacteriana localizada, fallas en las técnicas de asepsia y antisepsia

previas a la aplicación del bloqueo, contaminación del equipo, o infecciones en

el paciente.

La infección bacteriana del canal espinal se puede manifestar como un cuadro

de meningitis o de compresión medular por un absceso en el espacio epidural.

El diagnóstico se confirma con estudios de neuroimagen y análisis del líquido

cefalorraquídeo. Se debe administrar antibioticoterapia y cuando el absceso

produce signos de compresión medular el drenaje de éste por medios quirúrgicos

está indicado.

Se han descrito cuadros de aracnoiditis adhesiva crónica como una complicación

del síndrome de cola de caballo. Se presenta con un cuadro de: incontinencia de

esfínteres, perdida de la sensibilidad del perineo, y parestesia de los miembros

inferiores; puede presentarse varios días después de realizado el procedimiento.

El síndrome de la arteria espinal produce en forma súbita una parálisis flácida y

déficit sensorial de grado variable en los miembros inferiores, abolición de los

reflejos espinales. Se produce por trombosis o vasoespasmo de la arteria

29

espinal, aunque la etiología es incierta se ha asociado a trauma directo de la

arteria espinal anterior, isquemia por hipotensión arterial y al uso de

vasopresores. Las pruebas diagnósticas son normales en neuroimagen y

análisis del líquido cefalorraquídeo. Como factores predisponentes se

mencionan la edad avanzada, arterioesclerosis o historia de enfermedad

vascular previa.

IX. Síndrome Neurológico Transitorio

Se caracteriza por dolor transitorio, habitualmente de intensidad mínima o

moderada, en la región glútea y en los miembros inferiores, estos signos suelen

detectarse después de la administración y recuperación total de un bloqueo

espinal, habitualmente al día siguiente, y desaparecen en forma espontánea

después de 24 horas posteriores a su inicio. Se han descrito tres factores

predisponentes:

a) La administración de lidocaína subaracnoidea.

b) La posición de litotomía del paciente durante la cirugía.

c) La cirugía ambulatoria.

30

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