en medio de la nada

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Sinopsis: Hugo se sentía extraño, había descubierto, de una forma poco convencional, que se había enamorado de su hermana adoptiva. ¿Cómo podía él olvidarse de aquel amor prohibido? ¿Qué podía hacer él para dejar de amarla?Raquel creía tenerlo todo: una vida perfecta, un padre y unos hermanos increíbles, un buen trabajo y un chico que empezaba a gustarle y del que temía se estaba enamorando.Pero ella no sabía que su vida daría un giro de 180º, que todo lo que amaba y creía se vería destruido en tan solo un día.¿Cómo afrontar tu vida cuando te encuentras en medio de nada? Ahora su vida consistiría en poder contestar a esa pregunta y en volver a encaminar su vida y volver a ser feliz…

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  • En medio de nada

    2013 Loles Lpez Bermejo

    Prlogo: Anamari Granados

    Imagen de portada: WilliamGarca.

    Correccin: Sara Garnica

    Maquetacin: AnamariGranados

    Primera edicin: Marzo 2013

  • EdicionesMA 2013

    Cornell de Llobregat,

    Barcelona, 08940

    [email protected]

    http://edicionesma.wix.com/website

    No se permite la reproduccintotal o parcial, as como lamodificacin de este libro porcualquier medio mecnico,por fotocopia, por grabacin

  • u otros mtodos sin elpermiso previo y por escritode los titulares del copyright.La infraccin de los derechosmencionados puede serconstitutiva de delito contrala propiedad intelectual (Arts.270 y siguientes del CdigoPenal).

  • .Por qu todo el mundo me dice loque tengo que hacer? No! Este es misueo y yo decidir como continua.Alicia en el pas de las maravillas

  • PARA MISHIJOS, CAROLINA E IKER, CONMUCHO AMOR

  • AGRADECIMIENTOSQuiero agradecer, en primer lugar,

    al hombre que ha hecho posible queyo me decidiera un da a coger unlpiz y un papel y escribiera estahistoria: mi marido, Christian, puestoque sin su apoyo incondicional nohubiera nacido esta novela.

    A mi ta Esther por leerse mi libro ydarme algn consejillo. A mis padres,con cuyo nimo he llegado a creer quemi sueo poda ser posible.

    A los que se alegraron al conocerque estaba escribiendo.

  • A Ediciones MA por darme estaoportunidad, que nunca olvidar.

    A vosotros por querer vivir estahistoria conmigo. Es la primera perono ser la ltima.

    Gracias, muchsimas gracias.

    LolesLpez Bermejo

  • PRLOGOEsta novela romntica no es como

    las que solemos estar acostumbrados.No abarca nicamente el tema delamor, sino que, adems, trata temasms complejos y problemticos como,por ejemplo, que una vida se derrumbeen unos pocos das

    Lo ms importante de esta novela,adems de la trama, por supuesto, esel cmulo de sentimientos que setransmiten con cada palabra. Concada hecho, la autora nos adentra enuna historia plagada de perspectivas,de ngulos familiares y romnticos.

  • Cuando le el argumento de estaobra ya supe que iba a gustarme cadapgina de ella y, efectivamente, fueas. Puede parecer una novela muybreve, a m por ejemplo me lo pareci,puesto que ltimamente estamoshabituados a novelones de 500 o 600pginas y cuando vemos una tanreducida pensamos que con tan pocaspginas no merecer la pena.Quizs eso podras pensarlo antes deleer lo que tiene que decir Loles consu libro, Ahora ya no!

    Os aseguro que despus de pasaresta pgina y adentraros en la historiapodris pensar muchsimas cosas,quizs que no causa intriga o que

  • puede parecer una historia muyinverosmil, pero cuando la acabissolo pensaris esto: QUIERO LEERMS NOVELAS DE LOLES.

    S, soy su editora, y quizs por esehecho pensis que escribo estaspalabras para vender ms. Pues osequivocis y lo descubriris dentro demuy poco. Sin ir ms lejos quierodecir, por ltimo, que cuando lleguisa la ltima pgina de En medio denada os daris cuenta de que la novelaos ha llegado a ENAMORAR.

    Anamari Granados

  • CAPTULO 1. HOTEL AL-NDALUS

    Raquel sostuvo su mirada en elespejo, estaba terminando decepillarse el pelo mientras, al mismotiempo, pensaba en el hecho de quetena veinte das de vacaciones pordelante. No haba planificado ningnviaje, ni tampoco pensaba coger sumochila e irse a la aventura por elpas No an no. Por una parteporque estaba sin pareja y por otraporque no poda dejar a su padre ysus dos hermanos sin su ayuda, puesera temporada alta y por tanto deba

  • colaborar en el gran hotel queregentaba su familia.

    Este hotel, llamado Al-ndalus, lofund su abuelo, Antonio SantamaraSez, en 1950. Cuando era jovenestuvo trabajando varios aos decamarero en un pequeo hostalcostero del levante y siempre so contener su propio negocio. Trabaj muyduro, ahorrando hasta la ltima pesetaque ganaba. Un da, mientraspaseaba, vio un edificio antiguo muycercano al mar, esta construccin quea simple vista no pareca gran cosasaba que con imaginacin y su propioesfuerzo llegara a convertirse en elalojamiento ms famoso de Marbella y

  • as sucedi.

    El hijo de Antonio, es decir, el padrede Raquel, naci cinco aos despusde la gran inauguracin. Siempre lescontaba a sus tres hijos que debanestar muy agradecidos por todo lo quetenan, pues gracias a laperseverancia y el buen hacer de suabuelo posean ste lugar tanmaravilloso.

    Ahora era su padre, MiguelSantamara, quien lo rega, puesto quesu abuelo falleci, por muerte natural,har unos cuatro aos a lo sumo.Antes de morir hizo prometer a suheredero que deba luchar siempre por

  • conservar el negocio familiar y que deningn modo lo vendiera a nadie, puesese lugar se deba regentar siemprepor el apellido Santamara.

    Miguel era un hombre de palabra ypor ello persuadi a sus dos hijosvarones para que estudiaranempresariales e idiomas por ello ahorapodas verlos trabajando codo concodo con su padre. Con todo elloadmiten que son felices con su labor yque disfrutan mucho, adems explicanque nunca se han arrepentido dehaber seguido el legado familiar.

    El padre de Raquel nunca le oblig aestudiar nada relacionado con el

  • negocio hostelero, como hizo con susotros hijos, ella piensa que se debe aque es muy reacia a las imposicionesy por tanto, si la hubiese forzadonunca hubiera pisado aquel lugar. Porello, tan solo le sugiri, sutilmente, queestudiara idiomas, y en ese aspecto lehizo caso, saba hablar ingls yalemn a la perfeccin.

    No obstante, no trabajaba en el hotel,tan slo, a veces, en su tiempo libreiba a ayudar a su familia, puesrealmente estaba contratada comoperiodista en un peridico local y eseera su empleo de verdad.

    Raquel sali apresuradamente de la

  • casa, subi a su coche y se dirigihaca el lugar donde la esperaban, elhotel, que tan slo haba un par dekilmetros de distancia.

    -Buenos das seorita Santamara.-dijo el aparcacoches cuando se bajde su vehculo.

    -Buenos das Jess, Qu tal est?-pregunt mientras le daba las llaves desu Audi rojo, para que se loestacionara en el parking privado.

    - Muy bien seorita, gracias por suinters.

    Raquel se dirigi a la gran entradaacristalada del Hotel Al-ndalus, se

  • pase por el lujoso hall, que recordabaa la mezquita de Crdoba por lascolumnas de mrmol y granito querodeaban la estancia y sobre ellas seerguan arcos de herradura. El sueloera de mrmol blanco y en el centro seencontraba una fuente en formacircular del mismo material pero, por elcontrario, en rojo, desde su base salasin cesar saltos de agua creando a suvez un sonido relajante. Al otro lado sehallaba la recepcin, el mostradorcombinaba el blanco y el rojo, loscolores dominantes de la originalentrada del hotel.

    -Buenos das Manuel comentRaquel al recepcionista- Mi padre

  • est en su despacho?

    -Buenos das seorita Santamara.S, lo podr encontrar en su despacho,est reunido con sus hermanos. Y porlo que veo la tenemos otra vez devuelta. Vacaciones o das libres?

    -Vacaciones- respondi con unasonrisa.

    -Y usted nunca descansa? Delperidico al hotel y del hotel alperidico

    -Qu le voy a hacer Manuel! Soy unalma inquieta- comenz a rer- Buenonos vemos ms tarde.

  • Raquel se dirigi al despacho de supadre, se encontraba en la mismaplanta a la izquierda de losascensores, una puerta indicaba queera zona restringida. Tras cruzarlahaba que atravesar un pasilloiluminado por varios focos situados enel techo, adems a lo largo de estehaba varias puertas blancas a un ladoy al otro que encerraban estanciaspara el uso del personal. Llegando alfinal del pasillo se encontraba la puertaroja que daba entrada al despacho deldirector.

    Al llegar dio unos suaves golpes a lapuerta y seguidamente entr en elinterior, ah estaban los tres hombres

  • ms importantes de su vida, su padre,que con su sola presencia presidiatoda la estancia, estaba sentado en elcentro de la gran mesa de caoba y acada lado encontr a sus doshermanos que la invitaban a acercarsecon una amplia sonrisa.

    Miguel, a sus 57 aos, an era unhombre muy atractivo, adems, noaparentaba su edad. Tena el pelo unpoco canoso, era muy alto y esbelto,sus ojos eran oscuros y siempre vestacon trajes a medida, tan soloprescinda de ellos cuando se iba devacaciones con su mujer, pero yahaca muchos aos desde su ltimoviaje con ella, pues prefera quedarse

  • trabajando en Marbella mientras suesposa se gastaba el dinero en algnparaso caribeo.

    A su derecha estaba su hermanoRoberto, el primognito, tena 32 aosy era el que ms se pareca a supadre, alto, moreno y con unos ojosgrandes y oscuros como la noche. Erael ms formal de los tres hermanos ytambin el ms responsable. Raquelsiempre confiaba en l para asuntosimportantes.

    A la izquierda del patriarca estabaHugo, el mediano, con 30 aos, l erael juerguista y el ms loco de los tres,se asemejaba ms a su madre.

  • Tambin era alto, pero no tanto comoRoberto. Su pelo rizado era castao ysus ojos del color de la tierra.

    -Buenos das.- dijo Raquel con unasonrisa.

    -Buenos das cario- Miguel selevant y le dio un par de besos-Sintate con nosotros.- Raquel sesent enfrente de su padre.

    -Tanto nos echas de menos quesiempre andas por aqu?- Preguntsonriendo Hugo.- Ni en tusvacaciones puedes estar lejos denosotros!

    - Ya sabes Hugo que no puedo vivir

  • sin veros!- contest en tono burlnRaquel.

    -Bueno chicos os pongo ensituacin, este ao esperamos quevengan un 10% ms de clientes, puestras la ampliacin del hotel esperamosmucho ms trabajo que en aosanteriores. Por ello, tenemos queaportar ideas entre todos para que losclientes que nos visiten vuelvan ypiensen en nosotros como lugarpreferido para el descanso y el ociopara futuras vacaciones.- dijo Miguelanalizando unas estadsticas queextraa del papel que sostena en lamano.

  • -Bueno pap No exageres tanto!ste sitio es el ms famoso y con msprestigio de Marbella, slo con sunombre ya genera beneficios.- dijoHugo.

    -S, lo s. Pero tambin hay quetener en cuenta que en cualquiermomento pueden cambiar lascircunstancias, por ejemplo se podrancansar de la monotona y buscaralojamientos que les den cosasdistintas a lo que nosotros ofrecemos.Por este motivo siempre hay queinnovar y proporcionar al cliente cosasnuevas, interesantes, divertidas,exticas Lo que sea!

  • - Podramos hacer fiestasambientadas en distintas pocas,adems de ofrecer bailes y Pilates enla misma piscina.- sugiri Raquel.

    - Esa es una muy buena idea, stesbado, sin ir ms lejos, podra haberuna fiesta. Elegid la poca en la que laqueris ambientarla y empezad atrabajar chicos. Adems ofreceremosa parte del descanso, como bien haideado Raquel, distintas formas dediversin en la piscina.- dijo Miguelpensativo.- Poneros en marchachicos!- les anim.

    Los tres hermanos salieron deldespacho.

  • -Yo me encargo de la decoracin yde la msica, adems del vestuario.Vosotros de todo lo dems.- dijoRaquel entusiasmada ante la idea.

    -Pero, En qu poca la vamos aambientar?- pregunt Roberto.

    -En la poca de los setenta, porsupuesto. La poca disco. Va a sergenial!- exclam.- Bueno, me voy a larecepcin. Luego nos vemos!- dijomientras se marchaba.

    -No comprendo porque sigue an enese peridico, ella debe estar aqu connosotros Fjate como disfrutatrabajando en el hotel, se la ve tan

  • feliz- expres Hugo a su hermanomayor.

    -Ella quera probar que vala por ssola sin la ayuda de nuestro padre.Pero creo que no se da cuenta que ensu interior desea ser parte de todoesto.

    -T crees que ella sospecha algo?

    -Sospechar de qu?- Roberto hizouna pequea pausa.- Ah, ya! Imaginoque no. Pero ya sabes que no debesaberlo, se lo prometimos a nuestropadre.

    -Pero es ridculo, debe saber quees adoptada!- exclam Hugo furioso.

  • -Pero por qu debe saberlo? Ellaes nuestra hermana, Qu ms da queno tenga nuestra sangre?

    -T no lo entiendes!

    -Qu no entiendo Hugo?

    -Djalo!, Me voy a trabajar

    Dio media vuelta y se fue dejando aRoberto en medio del pasillo del gran ylujoso edificio pensando en las ltimaspalabras de su hermano pequeo.Temi que estas escondieran algoms Se haba fijado cmo miraba aRaquel desde haca un tiempo, ltambin se haba dado cuenta de que,a la que llamaban su hermana, se

  • haba convertido en una mujeratractiva y fascinante.

    Mientras Roberto iba pensando entodo esto Raquel se encontraba en larecepcin mirando direcciones en elordenador para la organizacin de lafiesta.

    -Seorita Santamara, Por qu nose va a su despacho?, Estara muchoms cmoda- dijo el recepcionista.

    -Te molesto aqu, Manuel?-pregunt divertida.

    -No, para nada! Es todo un placertenerla aqu, ya sabe que le tengo ungran cario

  • -Pues si es as, podras comenzarllamndome por mi nombre, ya sonmuchos los aos que hace que nosconocemos. Adems me gusta estaraqu., as puedo observar a losclientes. Me encanta verles las caracuando entran y ven nuestromaravilloso hall.- dijo Raquelsonrindo.

    -Hola, buenos das.- se acerc unchico de alrededor de unos treintaaos, rubio, alto y con los ojos azules.-Tena una reserva.

    -A nombre de quin?- preguntRaquel casi sin aliento al ver lo guapoque era este cliente.

  • - Ian Huriarte Wesley.

    -A ver, espere un momento porfavor- dijo tecleando en elordenador, concentrndose ms quenunca en lo que estaba haciendo.- S,aqu est, Se va a quedar muchotiempo en el hotel?

    -En principio dos semanas.

    -Muy bien. Su habitacin es la 533,si desea le pueden subir el equipajehasta su dormitorio.

    -No, no hace falta, muchas graciasde todas formas.- cogi la llave que leofreci Raquel y sus dedos se rozaronmomentneamente.

  • -Cualquier cosa que necesite nodude en avisarnos. Que tenga una felizestancia.- dijo en un susurro mirandodirectamente a esos ojos azules.

    -Muchas gracias, Seorita?-pregunt Ian con una media sonrisa,intentando averiguar el nombre deaquella atractiva chica que le mirabacon esos ojos verdes comoesmeraldas.

    -Mi nombre es Raquel.

    -Encantado de conocerte Raquel.-Le dijo mientras le estrechaba la mano.

    -Igualmente- dijo mientras se iba yan notando la calidez de su mano.

  • -Ejem, ejem- carraspe Manuelmirndola, con gesto divertido.

    -Qu?- dijo avergonzada.

    -Nada parece ser que ese chico leha causado muy buena impresin

    -Manuel, qu cosas tienes! Es uncliente deba ser simptica

    Pero Manuel haba acertado, algohaba en ese chico que no le pasdesapercibido. No saba si eran susojos increblemente azules y grandes oesa media sonrisa irresistible.

    La maana transcurri rpidamente,pues aunque no se lo haba dicho a

  • nadie le encantaba trabajar ah, le traamuy buenos recuerdos de su infancia.

    En su niez fue feliz, sobre todo allado de su padre y sus hermanos, encambio con su madre Crea que nola quera, es ms, ella estabatotalmente convencida de que ladetestaba desde el mismo instante enque naci, aunque su padre siempre lerepeta que se equivocaba que estabapasando la crisis de la edad y queviva ms pendiente de no envejecerque de ellos Pero Raquel siemprehaba visto como su madre mimaba,hablaba y cuidaba a sus hermanos, ycon ella nada, slo indiferencia.

  • -Raquel! Te vienes a comer?-pregunto Hugo al acercarse a larecepcin.

    -Claro, Dnde vamos, alrestaurante del hotel?

    -No, hoy por ser el primer da de tusvacaciones en el peridico, te invito aese sitio que tanto te gusta.8

    -Qu bien! Como me cuidas- dijoRaquel dndole un beso en la mejilla.-Viene tambin Roberto?

    -.No.- dijo nervioso.- Creo quequera quedarse a terminar algunasgestiones del hotel

  • En ese preciso momento seacercaba Roberto a la recepcin y seapresur ms al ver a amboshablando.

    -Chicos!- dijo cuando se lleg a sulado.

    -Estbamos hablando de ti, Vienesa comer con nosotros?- dijo Raquelcolgndose del brazo de su hermanomayor.

    -Por supuesto, no me lo perdera pornada del mundo.- dijo Roberto.

    -Pero si me habas dicho que tenastrabajo atrasado.- dijo Hugo.

  • -Bueno ya lo acabar cuando vuelvadel restaurante.- dijo el primognitomientras se dirigan hacia la salida.-Adems, hay que celebrar por todo loalto las vacaciones de nuestraqueridsima hermana, Verdad Hugo?

    -Por supuesto- dijo mirando a suhermano de reojo con gesto molesto.

    Llegaron a un restaurante italianoque estaba muy prximo y daba alpaseo martimo, el local no era muygrande pero entraba mucha luz naturalgracias a los grandes ventanalessituados en su fachada. Todas lasmesas estaban vestidas con mantelesde cuadros verdes y blancos y sobre

  • stas haban candiles rojos. Desde eltecho colgaba una magnifica lmparade forja con tulipas de cristales decolores. El suelo era de losa de barroy sus paredes estaban revestidas deladrillo caravista. A Raquel leencantaba este sitio por su tranquilidade intimidad, adems le encantaba verel mar mientras coma.

    Nada ms entrar un camarero se lesacerc y les dio una mesa con vistas aeste. A esa hora no haba muchagente comiendo, tan solo un par demesas ocupadas, puesto que losturistas extranjeros coman a horasms tempranas. Pidieron la comida alcamarero, Roberto risotto de setas,

  • Hugo eligi oquis con albahaca yRaquel se decant por la lasaaboloesa.

    -Voy un momento al bao.- dijoRaquel levantndose de su silla.

    -Pero qu haces?- pregunto Hugocuando Raquel se hubo marchado.

    -Qu voy a hacer? Roberto hizouna pequea pausa.- Comer.

    -Sabes a que me refiero- dijonervioso9

    -No, no s a qu te refieres, estoyaqu sentado con mis dos hermanos yvamos a comer. T que intenciones

  • tienes?- dijo Roberto muy serio.

    -No quera que lo supieras, pero levoy a contar la verdad, que ella esadoptada.

    -Vas a hundir a pap!

    -Ella debe saberlo, es por su bien

    -Pero a quien le pertenece elderecho de contrselo es a pap quefue quien la adopt.- dijo Roberto.

    -Sabes que l no quiere decrseloporque cree que si lo sabe nos dejary yo s que no ser as.

    -Dime Hugo, Qu ms quieresdecirle a Raquel?- pregunt Roberto

  • sabiendo ya la respuesta.

    -YoRoberto yoQuiero que losepa porque adems de que debesaberlo es tambin porque la quiero.Estoy enamorado de ella, desde hacemuchos aos estoy loco por ella, heintentado con todas mis fuerzassacarla de mi cabeza pero no loconsigo La amo cada da ms y yano aguanto ni un minuto ms sindecirselo- dijo Hugo derrotado.

    -Madre ma! Se va a arrepentirnuestro padre de habernos contado laverdad

    -l no tuvo otra opcin que

  • decrnoslo, no somos tontos y veamoscomo la trataba mam, sabes que todoera muy raro

    -Pero Hugo si t no hubieras sabidola verdad la hubieras visto como a tuhermana y todo esto no hubierapasado.

    -Eso ya lo s Pero no fue as y yano puedo ms Tengo quecontrselo.

    Mientras tanto Raquel se acercaba ala mesa donde sus dos queridsimoshermanos la esperaban para comenzara comer, no saba que realmenteestaban hablando de algo que podra

  • cambiar su vida para siempre

  • CAPTULO 2. LAVERDAD

    -Escchame, se estacercando Raquel no le digasnada ahora, hablaremos conpap para que l se lo cuente,hazme caso Hugo, por favor.- lesusurr Roberto.

    -Chicos, De qu estishablando? De chicas?-dijoRaquel sentndose junto a sushermanos.- Ya no me contis

  • nada! Sabis que me gustatodos los cotilleos de vuestrosligues.-dijo guindoles un ojo.

    -S, nos has pillado, pero noes nada importante-contestrpidamente Roberto.

    -Todo es importante Roberto,todo, adems nada esimposible.-dijo Hugo.

    -A veces hay que dejar quepasen las cosas por si solas, sinobligar a que pasen con segnqu actos...-dijo en tono serio

  • Roberto.

    -Uy! Qu enigmticosestis Cuando queris me locontis. Oye, como llevis eltema de la fiesta del sbado?-pregunt Raquel cambiando detema al ver la tensin que habaentre los dos hombres.

    El camarero ya se acercabacon los platos elegidos mientrascharlaban plcidamente yaunque Hugo tuviera muchasganas de delatar la verdad se

  • contuvo e hizo caso a suhermano mayor.

    A la maana siguienteRoberto fue al despacho de supadre.

    -Buenos das pap. Tengoque hablar contigo de un asuntomuy importante.-dijo este alentrar en el despacho.

    -Buenos das, dime hijo.-dijoMiguel dejando sobre su mesaunos informes del hotel.

  • -No s cmo empezar, te vasa llevar un gran disgusto cuandote enteres de lo que tengo quecontarte

    -Qu ocurre? PreguntMiguel ya preocupado.

    -Te lo dir sin rodeos, Hugoest enamorado de Raquel yquiere contarle la verdad de suprocedencia.

    -Cmo?! -exclamlevantndose de su asiento.

  • -Quera contrselo ayer perole convenc de que lo mejor eraque t hablaras con Raquel y selo comentaras antes, pues es ati a quien pertenece contrselo.-explic Roberto.

    -No tendra que saberloHugo debera habermecallado sobre este asunto-dijoMiguel angustiado mientras sevolva a sentar de nuevo en susilln, se tap la cara con lasmanos, estaba demasiadoabatido.- Y ahora qu? Me

  • tocar contrselo y ella se ir abuscar a su verdadera familia ynos dejar solos, no querrvolver a saber nada sobrenosotros Eso ser lo quepasar, ya lo vers-dijosollozando Miguel pensando entodo lo que poda ocurrir aldesvelarle la verdad a su hija.

    -No sabemos lo que sucederpap, sabemos que Raquel esuna chica muy inteligente y creoque no nos dejar, ya lo vers,ella nos quiere. Pero me puedo

  • imaginar que se va a llevar unagran sorpresa al enterarse deque Hugo est enamorado deella y no creo que sea una muygrata, puesto que Raquelsiempre nos ha visto como asus hermanos mayores y esanoticia creo que le podr afectarmucho ms que la otra.

    -Lo s Madre ma! No losabr vuestra madre, verdad?Slo le faltara eso para poderechar de casa a Raquel, comosiempre ha querido hacer.-dijo

  • Miguel nervioso.

    -No, no lo sabe. Pap, tienesque contarle la verdad, ella tienetodo el derecho a saber dednde procede. Y hazlo lo antesposible o podra ser peor

    -Lo s Uf! -dijo frotndoselos ojos.-Se lo contar, te loprometo. Pero dile a tu hermanoque se olvide de ir corriendo adeclararle su amor, slo lefaltara eso a la pobre y msdespus de que se entere de

  • que es adoptada

    -Se lo dir pap.-dijo Robertoantes de abrir la puerta paramarcharse. -Haces bien encontrselo, ya vers cmo no tedefrauda, aunque no lleve tusangre t eres su padre y esoella lo sabe, estoy seguro.

    -Eso espero, hijo, esoespero

    Miguel Santamara se quedsolo en su despacho con unagran angustia asolando su

  • corazn al saber que tendraque desvelarle a su querida hija,a la nia de sus ojos, que nollevaban la misma sangre,comenz a cavilar en la formams apropiada de contrselo.

    Mientras tanto Raquel seencontraba en el gran saln delhotel donde se celebrara lafiesta el sbado siguiente. Laestancia era muy espaciosa, susuelo estaba entarimado conincrustaciones de marquetera,las paredes eran de color crema

  • y con detalles dorados, todo elconjunto lo converta en una salanica.

    Se puso a medir y preparartoda la decoracin para elevento cuando alguien lainterrumpi

    -Hola Raquel.- dijo Ian, elhusped al que dio la bienvenidaal hotel, asomndose al salncon una sonrisa expectante.

    -Uy! exclam sorprendida. -Hola! Qu haces t por aqu?

  • -pregunt nerviosa al observarlo guapo que estaba con esacamisa blanca.

    -Me dijo tu compaero de larecepcin que estaras poraqu No te molesto, verdad?No quisiera causarte ningnproblema.-dijo avergonzadomientras se acercaba dondeestaba ella.

    -No, que va! Tan slo me hassorprendido, pero dime,Necesitas algo o?

  • -La verdad es que noperoquizs s

    -Un poco extrao eso Nocrees?-sonri Raquel.

    -La razn de que est aqu essimplemente que me apetecavolver a verte.-dijo mirndolefijamente a los ojos con totalsinceridad.-Y me gustara poderinvitarte a comer. Te apetece?

    -Por supuesto. Quedamos ala una?

  • -Me parece perfecto! Dimednde.

    -En el hall.

    -De acuerdo, no me falles! -Sonri Ian.

    -No te fallar.

    Raquel se qued otra vez solaen el saln y era incapaz deconcentrarse en la organizacinde la fiesta pues slo podapensar en esos ojos azules, ensus labios carnosos, en su voz

  • grave, en esa camisa blanca yen lo bien que le quedaban esospantalones e iba a comer con l,casi no poda crerselo. Ellahaba salido con algunos chicosantes pero Ian les daba cienvueltas a todos, era tanatractivo que dola a la vista.Estaba nerviosa y an eran lasonce de la maana Tena queponerse a hacer cosas sino noacabara nunca.

    Se le pas el tiempo ms omenos rpido. El trabajo

  • siempre ayuda aunque de vezen cuando se sorprendiera ellamisma pensando en la cita queiba a tener. Antes de quellegara la hora acordada se fuea su pequeo despacho parapoder arreglarse un poco.Quera causarle una buenaimpresin. Se mir en el espejoque tena en su pequeo cuartode bao privado, se lav la caray se puso un poco de brillo enlos labios. Se cepill el pelo y lorecogi en una coleta. Adems

  • se puso un poco de su perfumepreferido. Hoy se haba puestoun vestido corto de tirantesestilo ibicenco y opt por nocambiarse, le favoreca ademsse senta cmoda y guapa.

    Raquel saba que eraatractiva, lo que ms destacabaeran sus grandes ojos verdes,muchas veces le habapreguntado a su padre, de quienhaba heredado ese color deojos, pues en la familia cercananinguno los tena como ella, l le

  • contaba que la madre de suabuelo los tenia de ese color,pero ella nunca pudocomprobarlo, las fotografasque tenan eran en blanco ynegro. Con sus 25 aos sesenta ms segura de si mismaque en pocas anteriores. Sucabello rubio oscuro era largo yliso, cuando le daba mucho elsol, sobre todo en verano, lucareflejos dorados. Igualmente ensu adolescencia no fue una delas chicas ms populares.

  • Estaba demasiado encerrada ens misma, crea que era por lafalta de apoyo y cario porparte de su madre, alguien quepasaba muy poco tiempo encasa, una extraa, alguien quenunca le haba demostrado suamor y simpata.

    Cuando faltaba un par deminutos para la una delmedioda, baj al hall, justo salidel ascensor y lo vio ah estabaesperndola al lado de la fuenteroja.

  • -Nos vamos?-dijoacercndose a Ian.

    -Claro.

    Salieron del hotel y caminaronpor el paseo martimo deMarbella, pues haca un daesplendido, el cielo estabadespejado y el sol llenaba consu luz y calor en lo ms alto delcielo. Haba muchas personasque andaban en distintasdirecciones unas a la playa,otras seguramente a sus

  • alojamientos y otras, comoellos, en busca de un lugar parasentarse y comer.

    - Dnde te apetece quevayamos?-pregunt Ian.

    - Um-dijo pensativa -Siquieres podemos ir a unrestaurante que est muy cercade aqu son especialistas encomida mediterrnea.-dijoRaquel.

    - Me parece estupendo.- Ianhizo una pequea pausa- Eres

  • de aqu, Raquel?

    - S, T de dnde eres?

    - De Madrid, estoy enMarbella por un asunto familiar,mi padre tena familia aqu yestoy arreglando una venta deuna propiedad que hered.

    - Vaya, A qu te dedicas,Ian?

    - Soy abogado.

    - Qu interesante.-dijo Raquel.

  • Ian sonri.

    - Yo creo que s, aunque haygente que lo encuentra aburrido.

    - Lo importante es que teguste a ti.

    -Pues s, la verdad es quedisfruto mucho con mi trabajo.Y t dentro del hotel a qu tededicas? Porque te he visto endiferentes puestos.

    -Bueno - Raquel sonri - Mipadre es el propietario y yo le

  • ayudo cuando puedo, enrealidad en estos momentosestoy de vacaciones en miverdadero trabajo pues soyperiodista de un peridico local.

    -Ah, vaya Y no tenasplanes con nadie para irte devacaciones? - Pregunt congran inters.

    -La verdad es que no. No meimporta tener que trabajar enmis vacaciones, lo cierto es quelo hago encantada.

  • Llegaron al restaurante y sesentaron en la terraza que tenahabilitada junto al paseo. Sobresus cabezas haba un toldoblanco y las vigas eran de roble.Las mesas estaban vestidascon manteles blancos y sobreestas haba jarrones de piedracon geranios de distintoscolores. El camarero al verlessentarse en una de ellas seacerc ofrecindoles el men,ambos eligieron paella demarisco y para beber sangra.

  • l tom nota y se march a lacocina a entregarla.

    -Raquel, Tienes hermanos?

    -S, dos hermanos mayores,yo soy la pequea de la casa. -Dijo con una sonrisa.

    -Cuntos aos tienes?-pregunt Ian.

    - 25, y t?

    - 33Son muchos, verdad?

    - Uf, s! Menudo abuelo! -

  • Exclam burlndose. - Eresms mayor que mis hermanos! -se ri.

    -S, tendra que haber una leyque prohibiese salir con unachica tan preciosa y ocho aosmenor que yo - Susurrmientras le miraba intensamentea los ojos.

    - S, deberan hacer una leyas - Ironiz Raquel mientrasse sonrojaba.

    En ese momento lleg el

  • camarero con la bebidasolicitada y tras marcharseeste.

    -Cuntame algo de ti, Tieneshermanos? - Pregunt Raquel.

    -S, tengo un hermano,Ismael. Tiene 29 aos y est enLondres trabajando tambin esabogado, all tenemos familiapues mi madre es londinensemis padres se conocieron enesa ciudad, en el Hyde Park. Mipadre fue de viaje de negocios y

  • en un rato que tuvo libre se fuea pasear por los alrededores...Cuentan que fue un flechazo.

    El camarero silenciosamenteles puso delante de ellos losplatos pedidos.

    - Qu bonita historia

    - Su noviazgo fue muy corto,enseguida se casaron y sefueron a vivir a Madrid, pues mipadre tiene una empresa ah. Mimadre se adapt muy bien aEspaa, y slo va a Londres de

  • vez en cuando a visitar a algnfamiliar. - Relat.

    - Y no te apetece ir con tuhermano a Londres a trabajarcon l?

    - La verdad es que viajomucho y de momento no me hecansado. Aunque me gustaraencontrar a alguien que mehiciera frenar un poco- DijoIan bajando poco a poco elvolumen de voz para darleintencin a la frase.

  • - Cuando uno est solterotodo es ms sencillo, Verdad?

    - S, pero a veces tambinecho en falta el abrir la puertade mi casa y encontrarmedentro a esa chica especial Yno encontrarme, el silencio queahora mismo se cierne sobre mivida.

    - Vives solo?

    - S, desde hace unos aos,Y t?

  • - De momento vivo en casa demis padres. Parece que ningunode nosotros nos apetece dejarel nido. Lo bueno es quetenemos una casa grande ytenemos mucha intimidad, haydas que ni nos vemos.

    - Siempre hay que tener unrinconcito para ti solo

    - S A veces he pensado enindependizarme, pero s que ledara un disgusto a mi padre, esmuy familiar, le encanta

  • tenernos cerca, adems ahoraque tambin estoy yo en el hoteltrabajando s que es el hombrems feliz del mundo - Raquelmir el reloj. - Por cierto metengo que poner a trabajar yasino no podr tener preparadoel saln para el sbado.

    - Qu pasa el sbado? -Pregunt intrigado.

    - Maana lo haremos oficial,vamos a dar una fiestaambientada en los aos setenta,

  • y todos los huspedes quequieran se podrn vestir conropas de aquellos aos. - Hizouna pequea pausa - Megustara que vinieras

    - ste sbado? - Dijo Iansonriendo. - No me lo perderapor nada del mundo.

    - Ya te buscar algo queponerte para la fiesta. -Lesonri.

    - Que sea algo bonito, Eh? -Dijo con una sonrisa. - Bueno

  • Raquel, yo tambin me deberair, tengo que hacer una visita alcomprador de la propiedad. -Dijo Ian mientras avisaba alcamarero que trajera la cuenta.

    Se levantaron de la mesa ysalieron juntos de la terrazahacia el paseo en direccin alhotel.

    - Me gustara volver a verteantes del sbado, si t quieres,claro

  • - Claro!, Me apetece mucho.- Dijo Raquel sonriendo.

    Mientras salan del paseomartimo se intercambiaron losnmeros de telfonos y sedespidieron con dos besos enlas mejillas.

    Raquel se fue hacia el hotel acoger su coche para ir a unosalmacenes donde se podaencontrar toda clase deatuendos, tena que alquilarbastantes vestidos y conjuntos

  • para el sbado. Adems debapensar que se iba a poner ella,pues quera estar deslumbrantepara Ian, cada vez le gustabams, no era solo que eraatractivo sino adems muysimptico y le encantaba lamanera que tena de mirarla.Era muy sexy.

    Mientras tanto en el grandespacho de MiguelSantamara, entr Hugo.

    - Pap dime, Qu queras?-

  • pregunt al mismo tiempo quese sentaba frente de suprogenitor.

    - Quera hablar contigo sobreRaquel.-le dijo con el rostroserio.

    - Me ha contado Roberto quevas a hablar con ella, No?

    - S, en cuanto la vea, ahorano para casi por el hotel contodo el tema de la fiesta y noquiero contrselo en casaporque s que vuestra madre se

  • ensaar con ella. Pero lo quequera hablar contigo es sobretus sentimientos hacia Raquel,tu hermano me ha contado queests enamorado de ella. - DijoMiguel con gesto cansado.

    - Pap, la amo, no entiendocmo ha ocurrido y adems hesalido con ms chicas paraolvidarla pero siempre les veaalgn defecto al compararlascon ella. Me he cansado deluchar por esconder missentimientos. No puedo vivir sin

  • ella, necesito verla, abrazarla,hablar con ella todos los das yme tengo que frenar por nobesarla- Dijo con emocin.

    -Hijo- Hizo una larga pausaintentando encontrar laspalabras adecuadas.-Cuando yole cuente la verdad va a ser unduro golpe para ella, te ruegoque esperes un tiempoprudencial para declararle tuamor. Date cuenta que ellasiempre te ha visto como unhermano

  • -S, eso ya lo s No se lovoy a decir el mismo da que tse lo cuentes, pero tampoco mevoy a esperar meses. Pap,llevo enamorado de Raqueldesde hace dos aos. Dosaos! - Exclam Hugo. Intentando olvidarla y amndolacada vez ms. Pap, s que ellasera feliz conmigo, nosllevamos genial, congeniamostanto

    -De acuerdo, la amas Meha quedado claro.-dijo

  • interrumpindole.- Yo lo nicoque espero de todo esto es queRaquel siga con nosotros Nos qu hara si ella- DijoMiguel tristemente.

    -Pap la conozco no se va air. - Dijo convencido.

    -Ojal sea as

    Miguel se qued pensativo, lla haba criado como a supropia hija, era uno de ellos.Qu ms daba que no llevara sumisma sangre, al fin y al cabo la

  • verdadera familia se componede amor y cario, no slo degentica. Y ahora estaba viendocomo su familia poco a poco serompa ante sus propios ojos.Claro que l se haba dadocuenta que su hijo pequeoestaba saliendo con clones deRaquel, todas se parecan enalgo a ella, pero l esperabaque encontrara a alguna chica lobastante buena como para quese enamorara de ella y seacabar olvidando de su

  • hermana. Pero, claro, no podaconformarse, quera a laoriginal, la amaba.

    Raquel haba sido su salvacinaunque su mujer no la poda ni ver.Alicia, su esposa, empez aobsesionarse con su fsico y cuandopas un ao del nacimiento de Hugo lle sugiri que quera tener otro hijo,quera una nia, pero ella se negrotundamente, puesto que ya le habacostado mucho volver a su talla ideal yno quera volver a empezar por tantose olvidaron del tema ms hijos. Perodesde que Miguel decidiera adoptar aRaquel su matrimonio empez a

  • desmoronarse, ahora crea que estaballegando a su fin, Alicia no paraba deviajar y casi nunca la vea por casa,siempre ha sido la mujer de su vida, laamaba muchsimo, pero le decepcionsobremanera el ver cmomenospreciaba a su queridsimaRaquel, que adoptada o no era su hija,para l as era, por eso empez aestar ms volcado en ella, que en suspropios hijos, pues quera rellenar esehueco vaco por parte de la madre. Yas fue como tuvo un da que contarlesa sus hijos que esa nia tan adorableno era su hermana, Roberto slocontaba con nueve aos cuando seenter. Lo hizo porque quera que sus

  • hijos entendieran el porqu haca mscaso a Raquel que a ellos, adems lno deseaba que sus hijos creyeranque no los quera, pensaba queobraba bien al sincerarse con ellospero ahora se daba cuenta que seequivoc, pues lo nico que habaconseguido era que su hijo pequeoestuviera enamorado de su hijaadoptiva.

  • CAPTULO 3. LA CITA

    A la maana siguiente, Raquelse levant temprano y sali desu casa con mucha prisa. Habaquedado con un proveedor ensu almacn. Tena queencontrar la mejor decoracinpara la fiesta. Le diverta muchotrabajar en el hotel. Para sersincera consigo misma, legustaba ms ste trabajo que eldel peridico. Quiso hacer algodistinto, quera saber si vala

  • por s misma, no por ser la hijadel seor Santamara. Eligi elperiodismo como va de escape.Pero ahora, con el paso deltiempo, se haba dado cuentade su equivocacin. Estaba agusto trabajando con sushermanos y su padre. Adems,ya haba demostrado que valapor ella misma, era una tonteraalargar ms la farsa. Cuandopudiera, hablara con su padre.Saba que se iba a poner muycontento, pues su sueo era

  • tener a sus tres hijos junto a lal frente del negocio. En cuantose lo contara a su padre,hablara con su jefe en elperidico y le presentara surenuncia lo antes posible.

    Raquel se senta feliz al tomaresa decisin. Se haba dadocuenta de que lo tena todo: untrabajo que le encantaba, unpadre y dos hermanos a los queadoraba y un chico al queacababa de conocer que legustaba mucho y tema poder

  • llegar a enamorarse de l. Alrecordar a Ian no pudo disimularuna sonrisa. Algo haba en lque le atraa mucho y no iba adesperdiciar la oportunidad quetena para averiguar que era,desde que lo vio aparecer en elhotel no dej ni un instante depensar en l, se arm de valor ycogi su telfono mvil y marcel nmero de Ian.

    -Hola!-dijo Ian desde el otrolado del telfono.-Justo ahoraestaba pensando en ti

  • -Ah, s? Qu casualidad, yotambin-dijo feliz deescucharle.- Quedamos estatarde? Te viene bien? -S, estatarde no tengo nada previsto.Sobre las cinco de la tardeestoy libre

    -Perfecto! Haba pensado eninvitarte a mi casa: esta tardeno habr nadie all, y podramospasar la tarde en la piscina.Qu te parece?

    -Me encanta la idea. Cmo

  • quedamos?

    -Te recojo en el hotel y nosvamos en mi coche. A lascinco entonces?

    -Ah estar!-exclam.

    Colg el telfono y sus ojos seiluminaron con las posibilidadesde aquella tarde.

    La maana se le pasdeprisa. Ya dispona de todo lonecesario para la fiesta, lo nicoque le quedaba era preguntar a

  • sus hermanos si ya lo habanpreparado todo. Desde el lunesno los haba visto, y ya eramircoles. Slo quedaba tresdas. Lo tena todo encargado,haba quedado con losproveedores para que lehicieran llegar todo lo que habacomprado al hotel el viernes,para tener tiempo de sobra demontarlo y prepararlo.

    Sali pronto de los almacenesy decidi pasar por unsupermercado cercano y

  • comprar algn tipo de aperitivo.Casi todo lo que haba en sucasa era demasiado refinado.Su madre obligaba a compraresas cosas a la sirvienta, paraposibles visitas de susamistades. Llev la pequeacompra a su casa. Se puso unbikini de estampado azul yblanco, y encima un vestido delycra de color azul celeste.Cogi el coche y se fue al hotel.Ah estaba l, con una camisetanegra entallada, que dejaban

  • entrever su torso musculoso yunos pantalones cortos en colorverde, esperndola en la puertade entrada. Al verla se subi alcoche.

    -Hola-dijo Ian mientrascerraba la puerta del copiloto.

    -Hola Ian. Qu tal lamaana?-pregunt mientraspona en marcha el coche.

    -Con mucho trajn, acabo dellegar hace unos minutos. Me hadado el tiempo justo de

  • ponerme un baador y bajar aesperarte.

    -Tienes que volver a Madridmuy pronto?

    -Bueno, tengo que volver elviernes de la semanaprxima-hizo una pequeapausa -pero puedo volver eldomingo-dijo sonriendo. Raqueltambin sonri.

    -Mira, ya estamos. sa es micasa.-indic mientras entraba su

  • flamante coche rojo, en la granpropiedad de los Santamara.

    La construccin eraimpresionante, tena una parcelade 3.000 m2. Su casa de estiloatemporal se compona de tresalturas, una piscina de 50 m2 yuna casita de piscina de unos200 m2. Todo era verde: elcsped, los arboles, laspalmeras y contrarrestabacon el color blanco de losedificios. Ian se quedfascinado. Era una casa de

  • ensueo, de las que se ven enlas revistas de decoracin.Estaba acostumbrado a vercasas lujosas, pues l viva en laurbanizacin de La Moraleja, enMadrid, pero esa casa eradescomunal.

    Raquel aparc el coche en elgaraje y se bajaron de l.

    -Tienes una casa maravillosa.-dijo Ian, mientras salan delgaraje.

    -Gracias. Mi padre la hizo

  • construir cuando conoci a mimadre, hace ya 35 aos.

    Raquel dirigi a Ian hacia lapiscina, que se encontraba a laizquierda del garaje. Entraron enla casita de madera que habajunto a ella.

    -He comprado algo paracomer. Aydame a coger esto -dijo dndole a Ian una bolsa contodo tipo de snacks salados.-Vamos a fuera, estaremosmejor dentro del agua. Hoy hace

  • un calor agobiante. Adems, meabre el apetito nadar un rato.-dijo mientras coga una coquetanevera porttil con bebidafresca.

    En la piscina dejaron cerca deuna sombrilla todas susprovisiones. Raquel se quit elvestido, y se zambullgrcilmente en el aguacristalina. Ian no pudo apartar lamirada de aquella chica tanpeculiar, tan hermosa y conesas largas piernas bien

  • torneadas. Cuando la vio detrsde la recepcin le hechizaronsus ojos, se senta muyafortunado de estar aquellatarde con ella. La sigui con lamirada hasta que ella lleg alotro extremo de la piscina.Entonces se quit la camiseta ytambin se tir al agua. Lleg allado de Raquel en un santiamn.Estuvieron nadando uno junto alotro y divirtindose echandocarreras, a ver quien llegabaantes hasta el otro extremo de

  • la alargada piscina. Estababastante reido, pues los dosnadaban muy bien.

    Raquel estaba agotada. Sefue hacia la escalinata y seapoy en uno de los peldaosque suban a la superficie. Ian laimit.

    -Eres increble.-dijo Ianmientras le apartaba un mechnde su cabello de la cara.-Megustas mucho, Raquel.

    Ian se acercaba cada vez ms

  • y Raquel notaba el calor de sucuerpo, la mirada de deseo quel desprenda mientras suslabios buscaban los de ella. Sebesaron ardientemente. Raquello cogi apasionadamente por lanuca y se acomod a su cuerpomusculoso. Ian la abraz por lacintura y la estrechaba cada vezcon ms fuerza. Se fundieron enun primer beso inolvidable.

    - RAQUEL!!-grit Hugo al verla escena que tena delante del...

  • Hugo estaba fuera de s, nopoda creer lo que estabaviendo. Su amada besando aotro. Tena que besarle a l, noa se. Haba salido antes deltrabajo para verla, para estar unrato con ella a solas Sabaque todas las tardes nadaba enaquella piscina, siempre a lamisma hora. Por eso se acerca su casa. Hugo haba soadotantas veces con el roce de loslabios de Raquel, que no podacreer que aquel tipo, al que no

  • conoca de nada, le estuvierarobando lo que l tantoa nhe l a b a . l que tantasoportunidades haba tenido paradejarse llevar y besarla y amarlapero se haba tenido que frenarpara no asustarla, para que nopensara que se haba vueltoloco. Aunque si lo pensaba biens estaba loco, pero por ella.Adoraba todo en ella. Cuandorea su rostro resplandeca,cuando se senta feliz y bailabapor la casa, cuando le regaaba

  • por ser tan descuidado y loco,cuando lo abrazaba, cuandousaba esa irona suya tancaracterstica Era una listainterminable. Hugo saba quepoda resumir en unas pocaspalabras todo aquello: Raquelera la mujer de su vida yluchara por ella.

    -Hugo!-dijo sorprendida y unpoco ruborizada.- Qu hacesen casa?

    -Vena a verte -dijo fulminando

  • con la mirada a Ian que an seencontraba demasiado cerca deRaquel, tuvo que hacer unesfuerzo sobrehumano para nocoger a ese chico que le mirabaconfuso y sacarlo de una patadade su casa.

    -Ah! Pero es que hoy estoycon un amigo. Anda, hermanito,s bueno y djanos solos,vale? Ya hablaremos en otromomento.-dijo sonriente.

    -Hermanito?-ironiz Hugo. Su

  • mente se nubl al escuchar esapalabra que tantas veces sehaba repetido para poderolvidarla y no sentir ese amorpor ella. -Yo no soy tuhermanito!- grit enfadadoliberndose al fin.

    -Qu ests diciendo Hugo?-pregunt extraada Raquel.

    -Eres adoptada!-dijo enojado,diciendo cada palabra con granrabia, se haba cansado defingir, ver a Raquel con otro

  • chico fue la gota que colm elvaso.

    -Qu?! Pero qu estsdiciendo?-dijo aturdida.

    Sali a toda prisa de lapiscina, para poder hablar mejorcon Hugo. Ian se qued dentrodel agua, sin hacer ruido,limitndose a escuchar lo quepasaba en aquel jardn.

    -Lo que oyes Yo no soy tuverdadero hermano. T no eresuna Santamara!-dijo alterado.

  • -Soy adoptada-susurr. -Por qu pap no me lo hacontado antes?

    -Crea que te iras alsaberlo-dijo un poco mssosegado al ver la cara deconfusin que tena Raquel.

    -Irme-murmur pasmadapor la noticia.

    -Raquel-dijo cogindole lamano. -Yo lo siento mucho.-dijo mirando a las manos

  • entrelazadas, avergonzado porsu actitud.-No tenias quehaberte enterado as, pero alverte con ese chico.-dijosealndo con la cabeza a Ian.-Me he vuelto loco de celos. Yno he podido pensar Sloquera que te dejara de besary

    -Celos?-musit paralizada.

    -Raquel yo te amo.-dijomirando a esos ojos verdes quetanto adoraba por los que

  • estaba dispuesto a entregar suvida.

    Lo mir a los ojossorprendida, mientras le soltabala mano. En su cara reflejaba suconfusin.

    -Te amo desde hace dosaos, dos interminables aos.Intentando no quererte y sinconseguirlo pues cada vez teamaba ms y ms. A vecespienso que es desde siempreque albergo este amor. Estoy

  • loco por ti! S que serias felizconmigo, estoy completamenteseguro... No me mires as, porfavor, desde muy pequeossabamos que eras adoptada,tanto Roberto como yo.

    -Lo sabais? -susurr, casino poda hablar, notaba un nudoen la garganta que a cadasegundo creca ms.

    -S, nuestro padre nos hizoprometer que nunca tedesvelaramos el secreto,

  • pero

    -Hugo! No, no me digas nadams. Ahora mismo no s qudecir. Esto es muy repentino, yosolo necesito respuestasTengo que hablar con pap. Nopuede quedarse as.

    -De acuerdo, te esperar parahablar contigo a solas-dijovolviendo a mirar de reojo a Ian.

    Pero no le escuch. Estabanerviosa, tena que volver alhotel lo antes posible. Y su cita

  • con Ian tena que terminar ahoramismo, pues ella necesitabaaclarar todo esto.

    -Ian, lo siento. Te llevo alhotel, tengo que hablar con mipadre.-dijo Raquel mientras sepona el vestido encima delbikini mojado.

    El trayecto en coche hacia elhotel fue silencioso. Raquel nopoda an articular palabra, slotena en mente llegar lo antesposible, para conversar con su

  • padre. Ian se mantuvo ensilencio, la vea muydesconcertada, y saba quecuando se aclarase hablara conl. No deba presionarla enaquel momento.

    Llegaron y baj del vehculorpidamente. Se fuedirectamente hasta el despachode su padre y abri la puerta sinllamar.

    -Pap!-exclam nerviosa.

    -Qu te ocurre?-pregunt

  • preocupado al ver el aspectodesaliado que llevaba. Tena elvestido mojado del bikini, y elcabello alborotado.

    -Hugo me acaba de decir quesoy adoptada.

    -Cmo?! -exclamsorprendido.-Madre ma vensintate a mi lado.-se levant yse dirigi al sof de tres plazasque tena en su despacho.-Hija,lo siento mucho. Te lo queracontar yo Cmo ests?-

  • pregunt cogindole la mano.

    -Me siento engaada Porqu no me lo has contadoantes? Es una cosa que debade saber, ya no soy una nia.

    -Lo s, pero tena miedo deperderte. Raquel eres mi hija,aunque no llevemos la mismasangre.-dijo abatido.-Supongoque Hugo no te ha contado lahistoria.-Raquel neg con lacabeza.-Hace 25 aos teencontr en el hall de este

  • mismo hotel. Estabas detrs deun sof, te haban puesto dentrode una canastilla de mimbre. Fuiyo quien te encontr, pas porah por casualidad y te o llorar.Te cog en brazos paratranquilizarte y al cogerte, vi unanota. La nota estaba escrita alpiz y pona: Se llama Raquel.Naci el 21 de Enero. Por favor,cuiden de ella porque yo nopuedo.-Raquel se puso a llorar,la haban abandonado, le resultduro escuchar esas palabras.-

  • Mi primer pensamiento fue enllevarte a un centro de acogida,para que alguna familia teadoptara. Pero al verte la caraya no pude separarme de ti.Cre que era una seal, elencontrarte yo y no unempleado, y por eso te adoptcomo mi hija. Hice todo lonecesario para que fueras unaSantamara. No me arrepiento,Raquel, eres lo mejor que me hapasado en sta vida, junto a tushermanos.-se abrazaron los dos

  • con los ojos llenos de lgrimas.-Lo siento mucho, pero no snada ms

    -Gracias pap por habermeacogido. No puedo imaginar aun padre mejor que t-dijomientras se tranquilizaba.- Espor eso que mam no mequiere?

    -Tu madre es muy terca, ya losabes. Ella no quera tener mshijos. Cuando llegu ese dacontigo en brazos, se volvi

  • loca. Deca que con dos hijos yaera suficiente, que tena quedejar que otra familia teadoptara Pero no pudeapartarme de ti. Date cuenta deuna cosa: tu madre siempre haconseguido todo lo que haquerido de m. T eres sumayor fracaso. No consiguihacerme cambiar de idea.

    -Vaya-suspir.

    -Y te ha contado algo msHugo?

  • -S, que est enamorado dem-dijo con un hilo de voz ansorprendida por la revelacin.

    -Ya veo Cmo teencuentras?-pregunt inquieto.

    -La verdad es que todoparece un mal sueo stamaana todo era perfecto y encuestin de minutos todo se haido al traste. Me siento rara,muy confundida por todo.

    -Es normal que te sientas as,cario. Lo que necesitas es

  • poner en orden tuspensamientos.-dijo aliviado alver la reaccin tan buena quetuvo Raquel al conocer laverdad. l crea que saldracorriendo de sus vidas.

    -SNecesito estar sola,recapacitar Pero no puedovolver a casa, pues Hugo meest esperando para hablar delo ocurrido. Y no puedo, pap.An no puedo hablar con l, nos qu decirle. No s lo que lquiere or de mis labios. Para

  • m siempre ha sido mi hermano,no s qu pretende Todavaestoy asimilando todo esto y nopuedo centrarme en unarespuesta que no le haga dao.

    -Haz una cosa, cgete unahabitacin del hotel y qudate eltiempo que te haga falta. Yo ira casa y te recoger algo deropa y tus enseres.

    -Me parece una buena idea.Gracias pap. Te quieromucho.-Raquel le dio un tierno

  • beso en la mejilla.-No tenas quehaber temido tanto elcontrmelo. Lo nico que meduele es que no me lo contarasantes, sigo siendo la misma...

    -Lo s Lo siento, de verdad.Pero que no se te olvide nunca:te quiero mucho. Eres mi hija ysiempre lo sers...

    -No se me olvidar, pero metienes que prometer que nohabr ms mentiras.

    -Nunca ms, te lo prometo,

  • hija ma.

    -Bueno me voy, necesitoreflexionar

    -Descansa, nos veremosmaana por la maana.-dijomientras la vea salir por lapuerta de su despacho y latranquilidad invada sudespacho. La haba juzgadomal. Era la mejor hija que unpadre podra tener. La adoraba.

    Raquel se fue hacia el

  • ascensor y subi a la terceraplanta. Se dirigi a la habitacinde Ian, llam a la puerta y steabri. Sin decir palabra, entren la habitacin y se sentaronen un pequeo sof de dosplazas.

    -Qu tal ests?-preguntIan.

    -He estado mejor.-dijoguindole un ojo.-No s, meencuentro extraa Toda mivida he estado engaada

  • Pero no puedo culpar a mipadre: me acogi y me hizo unhueco en su familia. Me cricomo si fuera su hija. -dijoapenada.

    -Raquel, lo eres. Qu ms daque seas adoptada! l te hacriado, ha estado contigocuando t lo has necesitado. Teha querido como quiere a sushijos.

    -Lo s. Por eso no me hepodido enfadar con l. Miguel

  • me lo ha dado todo, qu ms daquien me haya dado la vida.

    -Qu vas a hacer ahora?Vas a buscar a tus padresbiolgicos?

    -No, ellos en 25 aos no sehan preocupado ene nc o nt r a r me , Para quesforzarme yo en buscarlos?Ellos me abandonaron

    -Y, con tu hermano, Qu vasa hacer?

  • -Con Hugo No lo s, IanSiempre lo he visto como a mihermano, es muy difcil verloahora de otra forma distinta.Pero tampoco quiero hacerledao

    -l estar esperando a quellegues

    -Me voy a quedar unos dasen el hotel a dormir, no puedohablar con l ahora,comprndeme. Necesito asimilartodo esto.

  • -Raquel, vente conmigo aMadrid.-dijo con decisin.-Necesitas un cambio de aires.Piensa que son unas pequeasvacaciones Nos podramos irantes, no me hace falta estartoda la semana que viene.Podra tener las gestionesterminadas en un par de das. Ynos podramos ir juntos.-dijomientras le coga de la mano.

    -No s, Ian Deja que lopiense, vale? Aunque la ideasuena fenomenal. Pero no me

  • puedo ir antes del sbado. Elsbado es la fiesta y quiero quesalga todo perfecto. Hetrabajado duro para ello.

    - De acuerdo, saldramos eldomingo. Consltalo con laalmohada, vale? Me puedesresponder cuando quieras,incluso el mismo domingo.-dijoilusionado ante la idea detenerla a su lado.

    -Gracias Ian, de verdad. Ya tedir algo. Ahora me voy a ir a mi

  • habitacin. Necesito estar sola.Ya te llamo, de acuerdo?-dijomientras se diriga a la puerta.

    -Cuando t quieras a la horaque quieras. Me tienes aqupara lo que necesites. - Ian ledio un abrazo.- Cudate.

    Baj a la recepcin y cogi lallave de una habitacin. Subide nuevo en el elevador y llega la sptima planta, donde seencontraba el cuarto. Al salir delascensor se encontr con

  • Roberto, que estaba ah parasupervisar un encargo que lehaba hecho a una empresa dedecoracin.

    -Hola Raquel! Chica, dndete metes? Hace unos das queno se te ve el pelo.-dijoacercndose a ella.

    -Ya ves, trabajando-susurrsin levantar siquiera la miradade sus manos, que aferraban lallave.

    -Te ocurre algo?-pregunt

  • preocupado.

    Al escuchar a Roberto, rompia llorar, sacando toda lafrustracin que tena dentro. lla abraz fuerte. Se sentasegura en sus brazos.

    -Shhh Ya esttranquilzate todo searreglar.-susurr Roberto sindejarla de abrazar.

    Roberto vio la llave quellevaba en su mano, la cogi y

  • abri la puerta de la habitacin.Entraron abrazados, sesentaron en la cama, y dej queRaquel se desahogara. Nopoda articular palabra: slonecesitaba llorar.

    Roberto se imagin lo que laangustiaba. Se imagin que yadeba de saber la verdad y, porlo tanto, no le pregunt nada.Slo estuvo ah, abrazndola,acaricindole la espalda,dicindole que todo saldra bien,que l estaba con ella, que

  • siempre estara a su lado.

    Cuando ya hubo derramadotodas las lgrimas que podatener, Raquel se qued dormidaabatida, pues haba sido un damuy largo. Haba comenzado lamaana de una formaespectacular. Se haba armadode valor y haba llamado a Ianpara poder estar con l a solasen su casa. Cuando crea queno poda ser ms feliz, estandoen los brazos de esemaravilloso chico, besando

  • aquellos labios carnosos ysensuales, lleg Hugo. Pens enlo inoportuno que fue ste. Yapoda haber elegido otro dapara contarle la gran verdad!Le desvel el secreto que haraque su vida diera un giro de180, que se tambaleara y queni siquiera se reconociera.Estaba exhausta de tanto llorary de pensar en lo acontecido.Le dolan los ojos y casi no lospoda mantener abiertos. Sesenta cmoda y protegida en

  • brazos de Roberto, siemprepoda contar con l. Lo queratanto...

    Roberto la acomod en lacama y con mucho cuidado salide la habitacin para nodespertarla. Antes de irse dejuna nota en la almohada, dondele deca que descansara y queal da siguiente ira a verla. Ladej descansar. Antes de cerrarla puerta la observ un instantems. An llevaba el vestido delycra que ya se le haba secado,

  • el pelo lo tena todo alborotadoy los ojos estaban hinchados dellorar. Aun as, Roberto pensen lo preciosa que se vea enaquel momento. Odiaba verlasufrir, no le gustaba que de susincrebles ojos verdes seescapara ni una sola lgrima,ella se mereca ser feliz y l leayudara a serlo. Se fue ahablar con su padre: querasaber qu haba ocurrido paraque Raquel estuviera tan triste,aunque lo supona. Se fij en la

  • hora que era, y se fue hacia sucasa, su padre ya estara all.

  • CAPTULO 4. LA FIESTA

    Roberto entr en su casa y seencontr con su padre, su hermano ysu madre en el gran saln discutiendoacaloradamente. Quera hablar a solascon su padre sobre Raquel. No querahacerlo delante de Hugo, pues intuaque algo tena que ver l en esto, peroal escuchar un poco la conversacinque mantenan, se dio cuenta de queya ellos tres estaban hablando del temaque le preocupaba.

    -Yo esto ya lo saba!-exclam indignada Alicia.-Si era

  • solo cuestin de tiempo. Te lodije, Miguel, no la adoptes, nostraer problemas, y ves? Yono me equivoco nunca. Eso s,ahora que ella ya lo sabe, queno pise esta casa. No la quierovolver a ver ms.-dijo alzando lavoz.

    Alicia era una mujer muybonita, de estatura media y unafigura esbelta que trabajabatodos los das con suentrenador personal. Se habahecho muchos retoques de

  • ciruga para no aparentar laedad que tena, 55 aos.Siempre vesta ropa dediseadores muy prestigiososde Espaa y de Italia. Ibasiempre impoluta. El pelo,castao oscuro, lo llevabaperfectamente peinado y casitodos los das iba a lapeluquera. Viva para y por suimagen.

    -Mam, pero te estsescuchando?-pregunt irritadoRoberto mientras se acercaba a

  • el los . - Qu te crees, queporque Raquel sabe que esadoptada, ya no pertenece aesta familia? Qu equivocadaests sta es su casa, teguste o no. Y me gustara quealguien me explicara qu hapasado.-dijo mirando uno poruno a todos los miembros de sufamilia. Por ltimo mir a Hugo.-Qu ha ocurrido? No te haspodido aguantar y se lo hastenido que decir, verdad?-pregunt serio, adivinando lo

  • ocurrido.

    -Cmo lo sabes? Es quehas hablado con ella? - preguntHugo expectante. Necesitabasaber algo de Raquel.

    -No, no he hablado con ella,pero no hay que ser un geniopara averiguarlo.

    -No lo comprendes, la pillaqu en casa besando a otrochico. Delante de mis narices!-dijo Hugo alterado al recordar laescena.

  • -Y qu? Ella es mayorcitapara besar a quien quiera. Y nonecesita pedir permiso, ni a ti nia nadie, para hacer lo que creaoportuno.

    -Me volv loco-aceptarrepentido.-S que meequivoqu, y quiero pedirleperdn. Se lo cont todo, lo dela adopcin, lo de missentimientos, todo No mepude callar, el ver que estabaen los brazos de otro, eso

  • acab con la poca pacienciaque tena. Lamento tanto mireaccin, todava recuerdo sucara-dijo tristemente, antena grabada en su mente lamirada de confusin de Raquel.

    -Eso ya no se puederemediar-intervino Miguel.-Ahora lo que tenemos que haceres darle nuestro apoyo. Que nose sienta sola. Ya he habladocon ella.-se dirigi a Roberto.-Yno est resentida conmigo.

  • -Hala, corred todos abuscarla!- exclam ofendidaAlicia por como la querantodos.- Es que no lo veis? Noes de nuestra sangre. Es unaextraa. No es una Santamara!

    -CLLATE MADRE!- gritfurioso Roberto.- Aqu la nicaextraa eres t. Nosotros laqueremos. No puedo vivir bajo elmismo techo que t. Me tienesharto. Siempremenosprecindola, como sifuera un estorbo.-dijo mirando a

  • su madre.-Sers mi madre perono me has dado el cario queme ha dado ella. Siempre hepodido contar con ella, encambio de ti no puedo decir lomismo. Nunca estabas paranosotros, preferas la compaade tus amistades que de tupropia familia. Lo siento pap,ya no aguanto ms, me voy deaqu.-inform aproximndose ala puerta del saln.

    -Roberto!-exclamsorprendida Alicia-La prefieres

  • a ella antes que a tu propiamadre, sangre de tu sangre?

    -S, la prefiero mil veces msque a ti. T cambiaste muchodesde que la adopt pap. Casini te reconozco Eres unadesconocida para m.-se fue,dejando en el saln a su familia.

    -Ves como me ha hablado tuhijo? Y todo por culpa de esaniata.-dijo enfurecida Alicia, sindar crdito a lo que vean susojos: su primognito prefera a

  • esa chica antes que a su propiamadre.

    -Alicia! Esa niata es mi hija.La culpa la tienes t, por ser tanegosta. Si no cambias, al finalte quedaras sola.-dijo Miguelabandonando la sala.

    -Hugo, hijo mo-musit Aliciaacercndose a su hijo menor.

    -No mam, ahora no Lo quehas dicho de Raquel me hadolido. Yo la amo. Te guste a tio no.-advirti Hugo yndose de

  • la estancia.

    Alicia se qued sola en mediodel enorme saln de sumagnfica casa. A su alrededorslo haba silencio y en suinterior creca, cada vez ms, elodio que tena hacia esa nia ala que un da su marido decidiadoptar. Esta batalla la habaganado Raquel, pero esperabaganar ella la guerra. Esto nopoda quedarse as, senta quele haban robado el amor quedeban sentir ellos hacia ella

  • pues era la madre, la esposaY preferan antes a Raquel

    Miguel subi a la habitacin deRoberto. Se imaginaba queestara ah, para recoger suscosas. Llam a la puerta con losnudillos y abri sin esperarrespuesta. Se encontr encimade la cama varias maletasabiertas y a ste metiendo ropay enseres dentro. Cerr lapuerta tras de s y se sentsobre ella.

  • -Te vas hijo?-pregunt,abatido, mirando los vaivenesde Roberto.

    -S pap, no puedo conmam, estoy harto de susdesprecios hacia Raquel.-dijonervioso mientras meta dentrode las maletas sus cosas.

    -A dnde te vas?

    -Esta noche me quedar en elhotel, y maana empezar abuscarme un apartamento.

  • -Qudate ah el tiempo quenecesites-hizo una pausa.-tu hermana est tambin en elhotel.

    -Lo s, la he visto.

    -Todo esto es culpa ma, se lotena que haber contado hacemucho tiempo. Y asseguiramos viviendo todos bajoel mismo techo.-dijo tristemente.

    -Pap, no te mortifiques ms.Piensa que algn da tenamosque independizarnos. Yo ya

  • tengo 32 aos.

    -Lo s-se qued pensandomientras observaba a su hijo.-Cuando se entere Raquel deque te has ido de casa, dudomucho que vuelva Siemprehas sido su mayor apoyo.

    -Eso no lo sabemos, a lomejor vuelve. Quiz hable conHugo y lo solucionen. Lo nicoque podemos hacer es esperara que ella se tranquilice y seacostumbre a la idea.

  • -S Roberto por favor, ellasiempre ha confiado en ti, no ladefraudes. Cudala.

    -Pap, la cuidaremos entretodos.

    Roberto cerr las maletas y ledio un abrazo a su padre.

    -Todo se arreglar, ya loveras.-dijo mientras sala de suhabitacin.

    Miguel se qued solo en laque haba sido la habitacin de

  • su primognito, con un granvaco en su corazn. Vea quesu familia poco a poco seestaba rompiendo, y l no podahacer nada.

    Raquel se despert a lamaana siguiente con un terribledolor de cabeza. Mir alrededory no vio a Roberto, slo unanota que estaba encima de lacama: Raquel, me voy paracasa. Ya hablamos maana.Descansa y cudate. Roberto.

  • Roberto era ms que suhermano, era su mejor amigo.Siempre estaba cuando lonecesitaba. Era su gran apoyo.Menos mal que lo tena a sulado. Ahora tena a alguien ms,a Ian. Pens en la idea de irse aMadrid, unos das paradespejarse. Le apetecacambiar de aires, pero noquera que su padre pensaraque lo abandonaba. Tendra quehablar con l para explicrselo.

    Mir la hora en su telfono

  • mvil y se levant de la cama.Estaba un poco mejor que ayer.El nudo de la gargantadesapareci al llorar tanto. Sedio una ducha para animarse.Cuando hubo terminado se diocuenta que no tena ms ropaque la que llevaba del daanterior.

    Llamaron a la puerta de suhabitacin, Raquel se puso elalbornoz del hotel y fue a verquin era.

  • -Quin?-pregunt Raqueldesde dentro.

    -Soy yo, te he trado algo de

    ropa.-dijo Miguel Le abri

    enseguida.

    -Eres mi salvacin, gracias.-

    dijo dejndole pasar a la

    estancia.

    -Has podido descansar algo?

  • -pregunt dejando la maleta

    encima de la cama.

    -S, he podido dormir un

    poco.-sonri levemente.

    -Hugo te est buscando para

    hablar contigo.

    -Ya, tengo veinte llamadas

    perdidas de l en mi mvil. Ya

  • hablar con l- hizo una pausa.-

    Pap, he conocido a un chico

    maravilloso, se hospeda aqu y

    nos gustamos.

    -Eso es maravilloso! Me lo

    tienes que presentar!-exclam

    entusiasmado Miguel.

    -S, lo har. El caso es queayer me propuso que me fuera

  • unos das con l a su ciudad, aMadrid.

    -Me parece genial. Ahora loque necesitas es despejarte ypensar en otras cosas.

    -Qu bien orte decir eso, creque te enfadaras.-dijo aliviada.

    -He estado 25 aos temiendo

    contarte la verdad porque crea

    que saldras corriendo de mi

  • lado. Ayer me di cuenta de que

    me equivocaba. Nuestra relacin

    no ha cambiado y soy feliz por

    ello.

    -Has estado temiendo sin

    motivos

    -S, me mont yo solo una

    pelcula.-dijo sonriendo.-Por

  • tanto, si te apetece irte con ese

    chico unos das, a mi me

    parecer bien.

    -An lo estoy pensando... Ya

    te lo confirmar.

    -De acuerdo.-hizo una pausa.-

    Quera decirte una cosa. Ayer,

    Roberto se fue de casa.

  • -Por qu?-pregunt

    sorprendida

    -Ya se ha hartado de tu

    madre. No la soporta ms y

    anoche se fue. Esta noche ha

    dormido aqu, en el hotel-dijo

    con tristeza Miguel.

    -Hablar con l

  • -Bueno, te dejo. Si menecesitas, ya sabes dndeencontrarme.-dijo Miguelsaliendo de la habitacin.

    -Hasta luego, pap y graciaspor la ropa!-exclam Raquelantes de que se cerrara lapuerta.

    Abri la maleta y sac suropa. Se puso un pantaln cortoy una camiseta de tirantes.Luego llam por telfono aRoberto.

  • -Hola.-dijo al descolgar eltelfono mvil.

    -Hola, vienes t o voy yo?Tenemos que hablar.

    -Voy yo.-dijo Roberto. Colg yse fue hacia la habitacin deella.

    A los pocos minutos lleg.Raquel le abri y entr. No traabuena cara, pues haba pasadouna mala noche. Roberto lecont todo lo acontecido lanoche anterior y no le

  • sorprendi al escuchar lo queopinaba su madre de ella. Lobueno de haber descubierto laverdad era que a Raquel ya nole importaba lo que pensara, yahora por lo menos no se sentaculpable de no querer a supropia madre. Su familia secompona de tres personas, alas que siempre haba querido.

    Roberto, al final, averigu losucedido el da anterior, y locontrariada que estaba. Raquel,de momento, quera evitar

  • hablar con Hugo. No querahacerle dao y le daba miedoque al sincerarse con l pudieseperderlo y no volver a verlojams, pues ella quera a Hugo,pero no de la misma forma quel. Tambin habl de Ian y delposible viaje que haran aMadrid. Se alegr al ver queRoberto pensaba igual que supadre y le animaba a que sefuera con Ian.

    Estuvieron hablando casi todala maana. Se les pasaba el

  • tiempo volando sin darsecuenta, hasta que a Roberto leson el telfono mvil y lereclamaron para ir a trabajar.Se despidieron con un abrazo yla dej sola en su habitacin,con la promesa de que severan ms tarde.

    Lleg el esperado sbado.Raquel estaba aliviada, pues niel jueves ni el viernes tuvo queencontrarse con Hugo, puestoque con la ayuda de Roberto yde su padre pudo esquivar aquel

  • incomodo encuentro. Tampocopudo ver a Ian, pues ste setuvo que ir a Cdiz a hacer unasgestiones, se fue justo lamaana del jueves, no pudopostergarlo para ms adelantePor lo menos pudo hablar con lpor telfono, aunque no era lomismo. Saba que llegara parala fiesta, pues se lo habaprometido. A quien s vio fue aRoberto, quien le coment queseguramente Hugo no asistiraal festejo de esa misma noche.

  • Estuvo casi todo el tiempo enel hotel, trabajando en el saln,que le qued espectacular. Eraentrar en l y retroceder a losaos setenta. Esperaba que lagente que asistiera tambintuviera esa misma sensacin.Ayud a Roberto a encontrar unapartamento y al final loconsigui. Era un tico que seencontraba en el paseomartimo, muy cerca de dondeestaba el hotel, y las vistas eranasombrosas. Estaba ayudando

  • a decorarlo y despus de sujornada laboral se iban a vertiendas de muebles y dedecoracin pues Robertoesperaba mudarse a mediadosde la semana prxima. Ya lehaba dicho que haba otrahabitacin y que si quera podavivir con l, as no tendra quecompartir la casa con su madre.

    Empez a estar un pocomejor. La rutina y el trabajo laayudaban, aunque tena quearreglar un asunto muy

  • importante: Hugo. Tena quehablar con l sin falta, lo estabaposponiendo demasiado, ya quele daba miedo enfrentarse a l.

    Empez a arreglarse pronto.An quedaban un par de horaspara que empezara la fiesta. Sepuso un minivestido ajustado detonalidades verdes queresaltaban su piel bronceada ysus ojos. Se calz unassandalias de tacn y empez amaquillarse, resaltando sumirada. Se card el pelo y se

  • hizo un coqueto recogido. Alterminar, se mir en el espejo yle gust mucho lo que vio.Esperaba que Ian pensara lomismo.

    Tocaron a la puerta y abri.

    -Guau! Estas preciosa!-exclam Ian.

    Ian iba vestido como en lossetenta, pantalonesacampanados y camisa.

    -T tambin ests muy

  • guapo.-dijo mientras seacercaba para besarle en loslabios.-Estaba deseandoverte

    -Estaba yo pensando y sinos quedamos en la habitacin ydejamos la fiesta para mstarde?-dijo, lleno de pasin,agarrndola por la cintura yatrayndola ms hacia l.

    -Tengo que estar ya abajo-dijo dndole otro beso, aunquedese no tener que supervisar

  • la fiesta. Anhelaba estar en losbrazos de Ian. Lo haba echadomucho en falta.-La noche esjoven-insinu mordindose ellabio inferior.

    Bajaron juntos al saln delhotel. Ya se vea gente queacuda a la sala. La msicadisco sonaba alegremente,invitando a todos a bailar.

    Miguel se acerc a su hija encuanto la vio entrar.

    -Has hecho un trabajo

  • maravilloso. Mira a esa gente,se lo estn pasando muy bien.-mostr Miguel a Raquel.

    -Cunto me alegro. Pap, tepresento a Ian Huriarte.-dijohaciendo las presentaciones.

    -Hola, encantado deconocerle, seor Santamara.-Ian le estrech la mano.

    -Lo mismo digo-hizo unapausa.-me suena mucho tuapellido Huriarte, no?

  • -S, seor.

    -De dnde son tus padres?

    -Mi padre es de Madrid y mi

    madre es londinense.

    -Cmo se llama tu padre?

    -Federico Huriarte Jimnez.

    Miguel se angusti al or esenombre. Haca mucho tiempo

  • que no lo escuchaba. Intentdisimular su inquietud.

    -Ah! No s Me sonar dealgo

    -Mi padre tiene algn familiarque vive por aqu

    -Ser eso Bueno os dejo,voy a ver qu hace Roberto.-dijoMiguel visiblemente nerviosomientras se marchaba.

    -Qu raro, no?-se extraIan.

  • -Pues s-dijo mirando endireccin a su padre.-Se lehabr subido el champn a lacabeza. No se lo tomes encuenta. Vamos a bailar!

    No pararon de bailar y dererse. La fiesta estaba en lomejor. Haba gente por todoslos lados, todos vestidos comoen los setenta, bailando,bebiendo, comiendo y riendo.Estaba siendo un xito.

    Raquel sali un momento para

  • ir al aseo y de camino seencontr con Hugo, que iba ensu busca. Saba que laencontrara ah.

    Hola Raquel, estaspreciosa!-dijo con pena Hugo.

    Pudo ver que tena ojeras yestaba desmejorado. Lo debade estar pasando fatal, y sesinti muy culpable.

    -Lo siento tanto. Deba habertenido el valor suficiente parahablar contigo, soy una

  • cobarde, y t-dijo apenada.

    -No te angusties. Fui un tontoal pensar que te rendiras enmis brazos. Lo nico que tepuedo decir es que sientomucho todo el dolor que te hecausado. No pens en ti, slopens en m, en que necesitabaque lo supieras. Perdname porcomportarme como un imbcil.Mi nica defensa por esecomportamiento es que lo hiceporque estaba celoso de esechico Disclpame, pero no

  • puedo cambiar lo que siento porti, he intentado de mil manerasdistintas conseguirlo pero todoha sido intil.

    -Hugo, ya estas perdonado.Yo te quiero mucho, pero no delmodo que t quisieras. No megustara que perdiramosnuestra amistad. S que te pidomucho, pero quiero que seamoslos de antes.

    -No puedo, Raquel,comprndeme. Se me hace

  • duro verte y no poder amarte,llevo demasiado tiempo asluchando contra missentimientos, algo que no hasido fcil y ha resultadoimposible de conseguir -dijodolido.-Y es una pesadilla vertecon otro hombre que no sea yo.

    -Ya-dijo tristemente.-Vaya

    -He venido para despedirmede ti. Me voy.

    -Te vas? Dnde?-pregunt

  • preocupada.

    -Eso da lo mismo. Necesitoestar lejos de ti para poderolvidarte, aunque s que ser unduro trabajo hacerlo. No eststriste, no lo merezco. He sidoegosta, te lo cont para mipropio beneficio, sin pensar ensi te poda causar dao. Me lomerezco Tena que habersido mejor amigo, y pensar enti, y no solo en missentimientos

  • No poda decir nada. Se lehizo un nudo la garganta. EraHugo, siempre lo haba querido.Era su amigo. Cuandonecesitaba que le alegraran elda, siempre estaba l. Y ahorase iba, por ella. Qu podahacer?

    -No te vayas, Hugo, por favor.Qudate, lo arreglaremos-dijomientras se le escapaban laslagrimas.

    -No llores, no me lo hagas

  • ms difcil. No lo entiendes?Te amo!-dijo cogindola de losbrazos y acercndose ms aella.-Te amo, Raquel, y no s sipodr amar a alguien tantocomo a ti.

    -Hugo yo-dijo llorando.

    -No digas nada-dijo Hugoacaricindole con su dedo lossuaves labios.-Lo mejor para losdos es que estemosseparados.-dijo mientras seacercaba cada vez ms.

  • Hugo la bes en los labios.Iba a ser su primer y ltimobeso, y puso todo su alma y sucorazn en l. La estrechcontra su cuerpo y le acarici lanuca suavemente. Raquelintent soltarse, pero no pudo.Hugo era ms fuerte.

    -Adis Raquel-dijo Hugoseparndose de ella.-me llevoste bonito recuerdo conmigoTe quiero.

    Hugo se acerc a Raquel y le

  • dio un ltimo y tierno beso enlos labios y se march.

    -Hugo -susurr Raquel,tocndose los labios, mientraslas lgrimas bajaban por susmejillas.

  • CAPTULO 5. EL VIAJE

    Raquel fue al aseo y se miren el espejo. Tena los ojoshinchados de llorar y todo elrmel se haba quedado en susmejillas formando una borrosacarretera. No poda retocarse elmaquillaje porque lo tena en suhabitacin, as que opt porlavarse la cara en el lavabo yquitar todo el maquillajerestante. Se sec la cara y semir al espejo. Hugo se va, se

  • dijo para s. No esperaba que leafectara tanto la decisin, lahaba pillado por sorpresa. Algoms la haba sorprendido, elbeso que le dio fue suave yclido, rebosante de amor.No fue desagradable, pues erauna persona a la que quera,pero fue extrao, eso ledesconcert.

    Decidi no contrselo a nadie,pues no quera que seenfadaran con l.

    Sali del aseo y fue en busca

  • de Ian. Antes de llegar al salndonde se celebraba la fiesta, seencontr con su padre.

    -Pap, Qu haces aqufuera?-dijo Raquel.

    -Te estaba buscando, al finalte vas a ir con ese chico?-pregunt nervioso Miguel.

    -S, ya est decidido. Me ircon l maana por la maana.

    -No te vayas. Necesito que tequedes en el hotel. Hugo me hadejado una nota diciendo que se

  • marcha-Lo s, he hablado con l-Pues entonces entenders

    que te necesito aqu.-Pap, van a ser unos das.

    Luego volver y me quedarpara siempre con vosotros.

    -Ya, eso est muy bien, perote necesito ya.

    -Qu ocurre, pap? Porqu no quieres que me vayaahora?-pregunt molesta

  • -Por lo que te estoy

    explicando

    -Pap, necesito irme. Lo

    siento, pero no voy a cambiar

    de opinin.

    -Vale-dijo Miguel

    visiblemente molesto.

    Sin decir nada ms, Miguel sedio la vuelta y dej a Raquel

  • atnita por su actitud. Leextraaba que hace unos das laanimara a irse y que ahoraestuviera tan en contra de supartida. No entenda qu leocurra a su padre.

    Lleg donde estaba Ian, queestaba hablando animadamentecon Roberto.

    -Al fin, creamos que tehabas perdido.-dijo Ian,contento al verla.

    -No, es que me he encontrado

  • con Hugo, y me ha contado quese marcha de Marbella.-explicRaquel.

    -Cmo!?-exclamsorprendido Roberto.-No me hadicho nada Voy a ver si lo veoy hablo con l. Os dejo, pareja.Hasta luego.-dijo mientras seiba.

    -Ests bien?-pregunt Ian

    acaricindole la cara a Raquel.

    -S, con ganas de irme contigo

  • maana, a Madrid.

    -En serio? Dijo con una

    amplia sonrisa.-Que maravilla.

    Ya tengo ganas de presentarte

    a mi familia. Les vas a

    encantar.-dijo contento dndole

    un carioso beso en los labios.

    -Estoy agotada Ian. Hoy ha sido

    un da de locos. Me voy a mi

  • habitacin, quiero estar

    descansada para maana

    -Quieres que me quede estanoche contigo?-dijo mientras leacariciaba la mejilla.

    -No, hoy no.-dijo acaricindolela mano sintindose culpableante las expectativas que lehaba dado a Ian.-Perdname,yo quera pasar la nochecontigo, en serio, pero el ver aHugo Bueno, entindeme,

  • todo esto es muy repentino.Necesito estar solaYa nosveremos maana, vale?

    -Tranquila, te entiendo.-dijocon resignacin Ian.

    Se fueron a sus respectivashabitaciones. La fiesta ancontinuaba en el saln del hotel,pero Raquel no estaba paracelebraciones. Necesitaba estarsola y pensar

    No pudo dormir en toda lanoche, le asaltaban los

  • recuerdos de los ltimos das.Tuvo sueos muy extraos.So que besabaapasionadamente a Ian y stese converta en Hugo cuandoella abra los ojos. Necesitabaolvidarse de todo. Al sonar laalarma del telfono mvil seanim, pues ya haba pasado lopeor, la noche, y ahora tocabadisfrutar del da. Estaba ansiosapor salir de Marbella. Queraevadirse de tanto problema.Necesitaba centrarse en Ian, y

  • dejar a un lado a su familia y suhistoria.

    Ian y Raquel quedaron paradesayunar juntos en elrestaurante del hotel. Al acabar,recogieron sus cosas y sefueron para el aeropuerto en untaxi.

    Raquel no pudo despedirse enpersona de su padre ni de suhermano. Les envi un mensajede texto al mvil dicindoles queya les llamara cuando llegara aMadrid.

  • El viaje fue rpido, enseguidallegaron al aeropuerto deBarajas, en Madrid. Ian cogi untaxi y se fueron para su casa.Raquel estaba mejor, pues elestar cerca de Ian la haca feliz.Se senta muy a gusto a sulado. Aunque haba pasado muypocos das desde que seconocieran, le invada unasensacin de tranquilidad yoptimismo ante la proximidad del. Era como si se conocierande toda la vida. El taxi empez a

  • aminorar la velocidad y se parjunto a una coqueta casita decolor vainilla.

    -No es tan grande como latuya-dijo Ian refirindose a sucasa.

    -Pero es tuya, y me encanta.-dijo saliendo del taxi.

    Raquel haba sido sincera, leencantaba aquella casa.Tampoco era tan pequea,claro que comparndola con lade sus padres Tendra

  • aproximadamente 150 m devivienda y la bordeaba unpequeo jardn. A la izquierdade la casa estaba la piscina ycerca de sta haba unabarbacoa con una mesa de tecay sillas a los lados.

    Cuando entraron dentro de lacasa, Raquel se quedmaravillada de cmo estabadecorada. Todo era rustico,todo estaba en perfectasintona.

    -Ian, esto es maravilloso. Me

  • encanta!-dijo Raquel fascinada.-Gracias. La verdad es que mi

    madre me ha ayudado bastanteen la decoracin.

    -Y, tus padres viven cercade aqu?

    -S, a diez minutos andando.Me viene muy bien tenerlos tancerca, yo viajo mucho y ellosechan un vistazo a la casa en miausencia.

    -Qu bien!, tienes buenarelacin con ellos?

  • -S. Son muy buenos Nostienen demasiado mimados a mihermano y a mi-sonri Ian.-Aunque mi hermano viva enLondres, mi madre le envacualquier cosa que ella crea quenecesita. Esta muy pendiente denosotros.

    -Que suerte tienes de teneruna madre as. La ma ni mehabla.-dijo Raquel.

    -Pero tienes un padre y doshermanos que te adoran.

  • -S, eso s es verdad-dijocon tristeza al recordar a Hugo,no saba si algn da lo volveraa ver.

    -Otra cosa, mi madre nos hainvitado a comer. Estdeseando conocerte.

    -S?-pregunt sorprendida.-Claro. Est deseando

    conocer a la chica que le harobado el corazn a su hijo.-dijomientras la besaba tiernamenteen los labios.-Ven, te ensear

  • el resto de la casa.-dijomientras la coga de la mano.

    La casa de Ian tena dosdormitorios, uno grande yluminoso que daba a la piscina,en el que dorma l, y otro mspequeo pero muy biendistribuido, que se encontrabams cerca del saln. Tena doscuartos de bao, uno en sudormitorio y el otro estabasituado cerca de la sala deestar. Los cuartos de baoseran espaciosos, luminosos y

  • muy modernos. La cocina erade tamao mediano y susmuebles eran de un color verdeluminoso que haca que laestancia fuera ms grande yclara. Tena una mesa demadera con sillas a los ladosenfrente de un gran ventanalque daba al jardn. La casa deIan slo tena una planta, eramuy cmodo no tener que subiry bajar escaleras. A Raquel leagrad mucho la vivienda.

    -Si lo prefieres puedes dormir

  • en la habitacin de invitados,aunque yo preferira quedurmieras conmigo-dijo Ianmientras le acariciaba la mano.

    -Um-dijo Raquelacercndose a l.-Meencantara dormir contigo -dijobesndole.

    -Creo-dijo mirando su relojde mueca.-que nos tenemosque ir ya. Qu pena no tenertiempo para hacer una visitaturstica a mi cama-dijotocndole los labios.

  • -Qu pena creo que hay unmonumento muy importante queme encantara ver.-dijo Raquelsensualmente acaricindole eltorso.- Habr que esperarentonces!

    -Comemos y enseguidavolvemos, para dormir lasiesta

    -Me parece una estupendaidea. Vmonos pues.

    Ian y Raquel salieron de lacasa y se fueron paseando

  • cogidos de la mano hacia lagran casa que tenan los padresde Ian en La Moraleja.

    Al girar una esquina Raquelvio el gran edificio de colorcrema con un tejado en formade uve invertida de color grisoscuro. La bordeaba un murodel mismo tono del tejado, y lagran puerta de entrada era decolor hueso. Al entrar viocsped por todo el terreno y ala derecha haba una preciosapiscina oval. La puerta de

  • entrada al edificio era de robleviejo y las bisagras y el pomoeran de bronce.

    Se abri la puerta y sali unamujer de unos cincuenta ytantos aos con el pelo rubiorecogido en un perfecto moo yojos de color verde esmeralda.

    -Mam!-dijo Ian mientras laabrazaba.-Te presento aRaquel. Raquel, ella es mimadre.

    -Encantada de conocerla

  • seora Huriarte.-dijo Raquel-Llmame Katherine.-dijo

    dndole un par de besos en lasmejillas -Entrad, est tu padreen el saln.

    Entraron todos al saln, queera de estilo clsico pero paranada recargado. En un sof dedos plazas se encontrabasentado Federico Huriarte, unhombre que andaba cerca delos sesenta aos, con el pelomoreno y un poco canoso, deporte alto y delgado. Sus ojos

  • eran de color azul, del mismocolor que los de su hijo. Senotaba que de joven haba sidomuy atractivo.

    -Hola pap!-dijo Ianacercndose a su padre paradarle un abrazo.

    -Hola hijo.-Mira, ella es Raquel.-

    present a su padre.Al fin te conocemos! Nuestro

    hijo no ha parado de hablar deti.-dijo acercndose a Raquel

  • para darle dos besos en lasmejillas.

    -Es un placer estar aqu.-dijoRaquel.

    Federico se qued quietomirando a Raquel fijamente. Noparaba de contemplarla. Estabaabsorto, le recordaba a alguiene intentaba averiguar a quin. -Esos ojos-susurr para s.

    -Qu te ocurre, pap?-

  • pregunt extraado Ian-Teests comportando de unamanera un poco extraa

    Federico se sent en el sof

    con el rostro plido y Katherine

    se sent a su lado preocupada

    al ver el estado de su marido.

    -Qu te sucede?-le susurr

    Katherine a Federico.

  • -Has visto a Raquel?

    -S, es una chica muy guapa

    -Te has fijado en sus ojos?

    -No Qu les pasa a sus

    ojos, Federico?

    -No les pasa nada-Federico

    sonri sin dejar de mirarla, pues

    ya haba descubierto a quien le

  • recordaba aquella chica tan

    hermosa.

    Raquel e Ian estaban al otrolado del saln sin entender quehacan murmurando los padresde Ian.

    -No te entiendo, explcate.-rog Katherine

    -Esa chica es clavada a ti dejoven. Tiene tus mismos ojos, tumisma figura y tu mismo pelo.-dijo mirando a su mujer con ojossorprendidos.

  • Katherine mir detenidamentea Raquel y se asombr de nohaberse dado cuenta antes. Sumarido tena razn Pero,cmo era posible? Habanestado aos buscndola Y derepente, apareca en su casa,de la mano de su hijoKatherine no lo poda creer.

  • CAPTULO 6. LAPRUEBA

    Raquel estaba sorprendida,desde que entr en aquel saln,los padres de Ian no dejaban demirarla y de susurrar, parecaque su presencia les angustiarapor alguna razn. Eso le hacasentirse muy incmoda, Ian sedio cuenta y la llev al jardn.

    -Lo siento mucho-dijo Ian

  • mientras se sentaban en untresillo en el jardn.-No entiendoqu les pasa. Son muysociables y simpticos.

    -Parece que no les gusto,creo que debera irme

    -No digas tonteras. Mira, voya hablar con ellos, qudateaqu, vale? -dijo Ianlevantndose.-Enseguida vengo.

    -No tardes, por favor-dijoRaquel con tristeza. No sabaque ocurra y no le apeteca

  • seguir en aquella casa extraa.

    Ian se fue hacia el saln y allse encontr con sus padres quecharlaban animadamente.

    -Es ella! Te lo digo yo.-dijoFederico entusiasmado.

    -No lo s Es posible quesea una coincidencia-dijoKatherine dudando.

    -Me podis contar que ospasa?!-exclam Ian enfadado.-Es que no os gusta Raquel?

  • No le habis dado tiempo ni dehablar Qu tiene de malo?

    -Raquel no tiene nada demalo-dijo Katherine calmandoa su querido hijo.

    -Entonces, Qu son esoscuchicheos? Y esa forma decomportarse delante de miinvitada?

    -Mira Ian, creemos queRaquel es tu hermana.-explicpletrico Federico.

  • -Cmo?!-grit Ianasombrado.

    -Sabes que hace 25 aos nosquitaron a nuestra nia desdeentonces andamos buscndola.-dijo Federico.

    -Creemos que es Raquel.-intervino Katherine.

    -Por qu creis que es ella?-pregunt Ian aturdido por lasideas de sus padres.

    -Porque Raquel es idntica a

  • tu madre cuando era joven.Tiene sus mismos ojos, elmismo porte-explicFederico.-Pero claro, son slosospechas, habra que haceruna prueba de ADN para estarcompletamente seguros.-dijodivagando.

    -Esto es surrealista!-exclamIan, espantado ante la idea.

    -No me comentaste que eraadoptada?-pregunt Katherine.

    -S, su padre le cont que la

  • encontr en su hotel.

    -Tenemos que hablar conella!-dijo entusiasmadoFederico, imaginando que, esapreciosa chica que haba tradosu hijo fuera su nia.

    -Piensa que todo encajaaunque a lo mejor nosequivocamos, y es puracasualidad. Pero ella tiene lamisma edad que nuestra hija, yadems es adoptada-razonKatherine.

  • -Hablar primero yo con ella.Le va a dar algo cuando seentere. An estaacostumbrndose a la idea deque es adoptada-dijo Ianyendo hacia el jardn con elrostro plido por la noticia.

    Ian no saba cmo decirle aRaquel lo que sospechaban suspadres de ella. l pensaba quese equivocaban, por supuesto,cmo iba a ser ella suhermana? Eso era de locos. Nopoda l haberse fijado en su

  • hermana desaparecida. No, esoera absurdo. Adems, Ianamaba a Raquel y sta lecorresponda. Es que no podaser todo ms sencillo? Nopodan estar ahora mismohablando los cuatro en la salade cosas banales, no, a supadre se le haba ocurrido lafantstica idea de que supreciosa novia fuera realmentesu hermana perdida hacatantos aos atrs. Ian se sental lado de Raquel.

  • -Qu bien que hayas vuelto,ya te estaba echando demenos.-dijo Raquel, aliviada altenerle otra vez a su lado.

    -Raquel, tengo que contartealgo.

    -Dime.-dijo observando surostro visiblemente alterado.

    -Se me hace muy difcilexplicrtelo No s cmoempezar Seguramente seauna confusin y se arreglerpido pero quieren probarlo.

  • Son muy tozudos a veces, a mhoy me han desesperado... Nos qu pensar. Es todo tanabsurdo -dijo Ian nervioso antela idea de volver a trastocar lavida de ella.

    -No me estoy enterando denada Ian, por favor dime quocurre.

    -Empezar por el principio.Hace 25 aos mis padrestuvieron a una nia, pero al dasiguiente de su nacimiento les

  • dijeron que haba muerto. Ellosnunca vieron el cadver, inclusohicieron abrir la pequea fosadonde estaba enterrada y nohallaron nada. Estaba vaca,slo encontraron algunos trapossucios, ningn resto humano.Creen firmemente que se larobaron y andan buscndoladesde entonces Al verte hancredo que esa nia robadaeras t. -Yo?!-exclamsorprendida.- Por qu creeneso?

  • -Dicen mis padres que tepareces mucho a mi madre dejoven.

    -Pe