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Actas del I Congreso Internacional de la Bajada de la Virgen (2017) pp. 675-690, ISBN: 978-84-945265-5-8 «EN LA CUERDA FLOJA»: LA DANZA DE ACRÓBATAS EN LAS CITAS LUSTRALES DEL PRIMER NOVECIENTOS «EN LA CUERDA FLOJA»: THE DANCE OF ACROBATS IN THE LUSTRAL FEASTS IN THE FIRST HALF OF THE 20TH CENTURY JOSÉ EDUARDO PÉREZ HERNÁNDEZ* RESUMEN Siempre que la singular Danza de Acróbatas formó parte de la Bajada de la Virgen de las Nieves contó con el aplauso del público y de la prensa. Sin embargo, la inestabilidad ha sido la nota dominante en la historia de este bello espectáculo de fuerza, plasticidad y destreza; incluso durante la primera etapa de aparente consolidación entre 1920 y 1950. Este artículo pretende indagar las causas de su ausencia y de su presencia vacilante en las Fiestas Lustrales de la pri- mera mitad del siglo XX. Palabras clave: Bajada de la Virgen; Danza de Acróbatas; inestabilidad; siglo XX. ABSTRACT Whenever the unique Dance of Acrobats was performed during The Descent of the Virgin of the Snows, it had the applause of the public and the press. However, instability has been the dominant note in the history of this beautiful spectacle of strength, plasticity, and dexterity, even in the first stage of its apparent consolidation between 1920 and 1950. This article intends to investigate the causes of its absence and hesitant presence in The Lustral Feasts in the first half of the 20th century. Key words: Descent of the Virgin of the Snows; Dance of Acrobats; instability; 20th Century. 1. INTRODUCCIÓN Si hubiese que mimar un espectáculo de la Bajada de la Virgen, solamente uno porque lo necesitase más que los demás, éste sería la Danza de Acróbatas 1 . De * Licenciado en Geografía e Historia. Correo electrónico: [email protected]. 1 Para saber más del número lustral de los acróbatas, entre la bibliografía disponible, cita- mos: PÉREZ HERNÁNDEZ, José Eduardo. «Acróbatas sin fin: el circo, La Patriótica y la danza de gimnastas en Santa Cruz de La Palma durante el segundo ochocientos». Revis- ta de estudios generales de la isla de La Palma [III Congreso de Estudios Generales de

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«EN LA CUERDA FLOJA»: LA DANZA DE ACRÓBATASEN LAS CITAS LUSTRALES DEL PRIMER NOVECIENTOS

«EN LA CUERDA FLOJA»: THE DANCE OF ACROBATS IN THELUSTRAL FEASTS IN THE FIRST HALF OF THE 20TH CENTURY

JOSÉ EDUARDO PÉREZ HERNÁNDEZ*

RESUMEN

Siempre que la singular Danza de Acróbatas formó parte de la Bajada de la Virgen de lasNieves contó con el aplauso del público y de la prensa. Sin embargo, la inestabilidad ha sido lanota dominante en la historia de este bello espectáculo de fuerza, plasticidad y destreza; inclusodurante la primera etapa de aparente consolidación entre 1920 y 1950. Este artículo pretendeindagar las causas de su ausencia y de su presencia vacilante en las Fiestas Lustrales de la pri-mera mitad del siglo XX.

Palabras clave: Bajada de la Virgen; Danza de Acróbatas; inestabilidad; siglo XX.

ABSTRACT

Whenever the unique Dance of Acrobats was performed during The Descent of the Virginof the Snows, it had the applause of the public and the press. However, instability has been thedominant note in the history of this beautiful spectacle of strength, plasticity, and dexterity, evenin the first stage of its apparent consolidation between 1920 and 1950. This article intends toinvestigate the causes of its absence and hesitant presence in The Lustral Feasts in the first halfof the 20th century.

Key words: Descent of the Virgin of the Snows; Dance of Acrobats; instability; 20th Century.

1. INTRODUCCIÓN

Si hubiese que mimar un espectáculo de la Bajada de la Virgen, solamente unoporque lo necesitase más que los demás, éste sería la Danza de Acróbatas1. De

* Licenciado en Geografía e Historia. Correo electrónico: [email protected] Para saber más del número lustral de los acróbatas, entre la bibliografía disponible, cita-

mos: PÉREZ HERNÁNDEZ, José Eduardo. «Acróbatas sin fin: el circo, La Patriótica y ladanza de gimnastas en Santa Cruz de La Palma durante el segundo ochocientos». Revis-ta de estudios generales de la isla de La Palma [III Congreso de Estudios Generales de

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veintisiete citas lustrales posibles, estuvo ausente en casi la mitad. Y como quieraque regresó en 2005, después de un cuarto de siglo, al que vuelve cuando se lecreía perdido hay que quererlo más, de acuerdo con la parábola bíblica del hijopródigo; tanto más si este hijo tiene la edad provecta de ciento treinta y dos años.

Nació en la Bajada de 1885 con el nombre de Danza de Gimnastas, quecambió por la actual denominación en los programas de festejos a partir de1920. Pocos datos tenemos de aquella primera danza: una comparsa numero-sa que ejecutó figuras caprichosas y vistosas en la noche del 13 de abril de1885, dando varias representaciones a lo largo de un recorrido que iba de laplaza de Santo Domingo a Santa Catalina, pasando por la calle de O’Daly,plaza principal y calle de Santiago (Pérez de Brito). Desconocemos la identi-dad de los danzarines y los pormenores de la danza, más allá de referenciasmuy genéricas en la prensa de entonces. Pero puede conjeturarse que el es-pectáculo debía de parecerse al que conocemos en la actualidad por el núme-ro de ejecutantes, la juventud de los mismos, su atuendo llamativo y quizá enparte su coreografía. De hecho, su elemento más distintivo, la doble escalera,aparece ya documentado en la segunda edición de 1895.

Seguramente aquellos gimnastas de la danza lustral pertenecían a la socie-dad gimnástica La Patriótica, fundada en Santa Cruz de La Palma a principiosde la década de 1880. Al abrigo del auge de la gimnasia en la sociedad acomo-dada occidental, decenas de isleños de la burguesía capitalina y de la vieja oli-garquía, dirigidos por Pedro Lugo García y Juan Martín Cabrera, se entregarona su práctica cotidiana. En 1882, una sección juvenil de La Patriótica formadapor artesanos y burgueses, de la mano de Manuel Vandewalle y Pinto, debutóen público con un espectáculo de acrobacia escénica de tipo circense, fruto dela efervescencia del circo en la isla en los años inmediatos anteriores. Tales ac-tuaciones continuaron en la capital palmera con carácter benéfico y filantrópicoy éxito de crítica y de público durante un corto tiempo. Todo ello constituyó labase, la razón histórica, del espectáculo adaptado como danza para las FiestasLustrales de 1885, que a trompicones ha llegado a nuestros días.

Pero nada pueden razones cuando se tiene corazón. Sólo el corazón bastapara amar la Danza de Acróbatas. Quien ha visto la función sin prejuiciosqueda prendado por no sé qué mágica fascinación. Qué importa por tanto que

La Palma, v. I], n. 6, (2014), pp. 227-248; IDEM. «Gimnastas de La Patriótica, Acróbatasde la Bajada». Diario de avisos / Especial La Palma: Fiestas Lustrales 2015: la Bajada dela Virgen de las Nieves (Santa Cruz de Tenerife, 19 de julio de 2015), p. 4; POGGIO CAPO-TE, Manuel. «La Danza de Acróbatas». Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 7 de ju-nio de 2015), p. 58; y, finalmente, aunque en alguna parte corregido por posteriores traba-jos del autor: PÉREZ HERNÁNDEZ, José Eduardo. «La Danza de Acróbatas en las FiestasLustrales de La Palma». Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 9 de julio de 2005), p. 22.

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los danzantes no sean profesionales del circo, ni ases de la gimnasia acrobáti-ca de competición. Nunca lo fueron desde los pioneros gimnastas patrióticos.Se trata de niños, adolescentes y jóvenes (a partir de 1980, de ambos sexos)capaces de alcanzar, tras largas jornadas de entrenamiento y ensayo, la per-fecta ejecución de un espectáculo híbrido de ambos mundos y en absolutosencillo de realizar. Todo es encantador: la vistosidad de los trajes ceñidos yflexibles; la eficaz combinación del pasodoble Manolo y la coreografía; losgrupos de ágiles y portores2 que componen diversas figuras portentosas enfuerza y destreza. Y de trecho en trecho, con oportuno efectismo musical,sorprenderse cuando las dobles escaleras entran en juego, sostenidas firmemen-te en ángulo agudo por un forzudo, a las que trepan con presteza los danzari-nes para ejecutar variadas figuras acrobáticas.

Por ello, siempre que estuvieron presentes contaron con el favor del pú-blico y la prensa. ¿Por qué entonces la inestabilidad ha sido casi constantecompañera de viaje de la danza acrobática lustro tras lustro, incluso durantela primera etapa de aparente consolidación entre 1920 y 1950? Al repasar lasfiestas de la Bajada de la Virgen de la primera mitad del siglo XX, pretende-mos arrojar algo de luz sobre esta cuestión.

2. LAS CLAVES DEL AÑO 1910

Hubo una serie de números de danza que debutaron en las fiestas lustrales delúltimo Diecinueve —Danza de Indios en 1880, Danza de Gimnastas en 1885,Danza de Guerreros en 1890—, todos bajo un mínimo denominador comúnde forma, tiempo y lugar. Es decir, basados en formaciones de grupos y figu-ras vistosas, alegóricas, quizá no exentas de alusiones marianas; situados enlas noches de lunes o martes de la semana del recibimiento de Nuestra Seño-ra de las Nieves, en representaciones varias ejecutadas en las calles y plazasprincipales de Santa Cruz de La Palma. La danza guerrera contó con músicacompuesta y ensayada para la ocasión por el artista local Enrique Henríquez.Pero sólo la danza gimnástica prevaleció. Acaso porque a más de la puntualinspiración llevaba consigo el bagaje finisecular renovado y perdurable del pasodel circo por la isla, el asiento de la asignatura de gimnasia en la enseñanzasecundaria en la capital palmera y la continuidad de las funciones de acroba-cia escénica a cargo de aficionados en la vecina capital de Tenerife3.

2 Aplicando el vocabulario de la gimnasia acrobática o acrosport a la Danza de Acróba-tas, los portores son quienes forman las bases de las figuras y sostienen con firmeza lasdos escalas, mientras que los (y las) ágiles, de constitución más grácil, trepan a las esca-leras, o sobre los portores en el suelo, para adoptar unas posturas estables y estéticas.

3 Hacía años que los patrióticos gimnastas palmeros no daban señales de vida pública. Peroel espejo de emulación continuaba reflejando actividad en Santa Cruz de Tenerife en la

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Sin embargo, la presencia lustral de los Acróbatas pudo acabar en 1895.Un puente de ausencias demasiado largo hasta 1920 los hubiera quizá hundi-do en el olvido de no ser por la aislada columna de la Bajada de 1910. Ladepresión económica y social que hizo mella en la isla de La Palma durantela guerra hispano-cubano-norteamericana, primero, y su inmediata posguerra,y después durante la primera guerra mundial, condicionó el contenido de losfestejos de aquellas fechas4. Esto es, menor recaudación de dinero y consecuen-te necesidad de asegurar los menguados recursos en los números tradiciona-les antes que en los de reciente aparición. La Danza de Gimnastas no teníaarraigo todavía. En los testimonios escritos de 1900, tanto en el anhelo de lafiesta por venir, como en la crónica evocadora de la fiesta recién terminada,no se la echó de menos del programa festivo5.

El número gimnástico continuó desaparecido en la Lustral de 1905. Noobstante, justo el año anterior empezaron a suceder cosas que pudieron al cabofavorecer el regreso de los chicos de los leotardos en 1910. Una de ellas fuela recuperación del Circo de Marte de la capital insular para la cultura y elespectáculo, al pasar a manos de la sociedad La Investigadora, poniendo pun-to final a varios años interseculares en los cuales el coliseo martiano estuvodedicado a fábrica de vinos y aguardientes6. Otra fue la creación de la socie-

década de 1890. Los jóvenes aficionados del Club Gimnástico Tinerfeño ofrecían allí pe-riódicas funciones gimnásticas en la plaza de toros con fines benéficos; véase: «Noticiasde la provincia». Liberal de Tenerife: diario de la mañana (Santa Cruz de Tenerife, 29de agosto de 1896), p. 2; «Crónica». Diario de Tenerife: periódico de intereses genera-les, noticias y anuncios (Santa Cruz de Tenerife, 12 de octubre de 1896), p. 2.

4 El intenso vínculo migratorio canario-cubano había generado en nuestra isla una especialdependencia respecto de la perla antillana, de forma que su quebranto temporal afectónotablemente la vida insular. En un periódico local de 1900 se advertía: «Seguramenteque no hemos de contar con recursos bastantes para que los festejos tengan el alcancedeseado, en esta época en que la escasez y la aflicción han sido las notas predominantesde nuestro estado general». A propósito de las Fiestas Lustrales de 1915, Andrés de lasCasas observó que la celebración palmera prometía animación, «Esto no obstante la faltade dinero, pues para ella no se ha recogido este año como en otros de antaño»; vid. «Deactualidad». La defensa: periódico político y de intereses materiales (Santa Cruz de LaPalma, 20 de febrero de 1900), p. 1; CASAS, A. de las. «De La Palma / La Bajada de laVirgen I». La opinión: decano de la prensa de Canarias y órgano del partido liberal(Santa Cruz de Tenerife, 19 de abril de 1915), p. 1.

5 «Ya acabó la Bajada con sus típicos Gigantes y Enanos, con su Navío y su Castillo tradi-cionales, insustituibles, con su característico Carro alegórico, con su Loa, con su Danza deniños, con su Batalla de flores, con su Carrera de sortijas, con sus paseos, sus músicas, subullicio, su animación, su gentío...»; véase: J. C. L. «De fiestas». La defensa: periódicopolítico y de intereses materiales (Santa Cruz de La Palma, 14 de mayo de 1900), p. 3.

6 PÉREZ HERNÁNDEZ, José Eduardo. «El Circo de Marte: los años dorados». En: TeatroCirco de Marte: Jornadas de puertas abiertas: Santa Cruz de La Palma, junio de 2007.Edición, Víctor J. Hernández Correa. Santa Cruz de La Palma: Ayuntamiento de SantaCruz de La Palma, 2007, p. 53.

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dad Nuevo Club en noviembre de 1904, con la finalidad de estimular y fomen-tar «toda clase de ejercicios físicos», que, además de procurar la apertura deun gimnasio, pensaba preparar diversas «fiestas sportivas» para la próximaBajada7.

Precisamente el renacido Circo de Marte sirvió como escenario, en la SantaCruz de La Palma de 1909, para la vuelta a la vida de algunos espectáculosde danza de antaño. Por un lado, la carnavalesca Danza del Dios Baco, «quetan celebrada fue de nuestros antepasados, de la que con elogio hemos oídohablar», cuya exitosa representación, al decir de la crónica periodística, con-sistió en la composición de siete figuras artísticas e ingeniosas (alguna noexenta de cierto dejo acrobático), música «de cuatro variaciones, entre las quesobresale el coro final» y la sana filosofía del recitado de Baco. El públicoaplaudió a rabiar el espectáculo, «haciendo que se repitiese»8. Por otro lado,en la noche del 18 de julio de 1909, el circo martiano vio representarse en sustablas una «preciosa danza gimnástica que varios jóvenes de esta ciudad ha-bían estado ensayando», basada en la ejecución de «ejercicios» y la formaciónde «grupos», que gustó al numeroso respetable9. He aquí otra clave del regre-so de los Acróbatas en 1910: la presencia activa de jóvenes gimnastas aficio-nados a menos de un año de la cita lustral.

Apenas un mes antes de la noche de los Gimnastas, la comisión de feste-jos de la Bajada encargó al practicante capitalino Nicolás Sosa Lorenzo lospreparativos de la danza. No recibió sino veinticinco pesetas del fondo recau-dado para las fiestas (una sola factura), a diferencia de los otros números dedanza, cuyos gastos se miden por la abundancia de facturas en el expedientemunicipal (el ayuntamiento sufragó el alquiler del circo martiano a la socie-dad La Investigadora y costeó los hachos de la iluminación en los escenariosde calle). Diríase que son tiempo y recursos insuficientes para sacar adelanteun número lustral como el que nos ocupa, a no ser que la organización dispu-

7 PÉREZ HERNÁNDEZ, José Eduardo. «Deporte, cultura y sociabilidad en el Nuevo Club(1904-1906): los comienzos del Real Club Náutico de La Palma». En: Manuel PoggioCapote, Víctor J. Hernández Correa (eds.). Pasos de un siglo: Real Nuevo Club Náuticode Santa Cruz de La Palma (1904-2004). Santa Cruz de La Palma: Caja General deAhorros de Canarias: Cabildo Insular de La Palma, 2005, p. 33.

8 Una de las figuras era «La que formando una pila, uno de los danzantes elevado en loalto ilumina con su copa por medio de la electricidad a sus compañeros». El espectáculoconcluía con un coro que cantaba un aria mientras otros danzarines representaban entre-garse a una orgía de libaciones de vino, extraído de un tonel, sobre el cual se hallaba «elBaco». Éste, terminadas sus exhortaciones, exclamaba para acabar: «Pues en el mundo ami ver, / Haciendo perder el tino, / Emborracha más que el vino / Dinero, fama y po-der»; vid. «Información de Canarias / El Dios Baco en La Palma». Islas Canarias: órga-no de la colonia canaria (La Habana, 5 de junio de 1909), p. 12.

9 «Gacetilla / Danza». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 19 de julio de 1909), p. 1.

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siese del espectáculo gimnástico del mes de julio anterior como una base so-bre la que construir la Danza de Gimnastas de 1910. Así, con mucha antela-ción, contarían con jóvenes bien equipados y entrenados, de manera que nofueron precisos muchos gastos ni ensayos exhaustivos10.

Dos días antes de las representaciones de la danza gimnástica, una notade la alcaldía dio a conocer los escenarios callejeros de sus actuaciones. Enla noche del lunes 4 de abril, después de la primera función en el Circo deMarte a las ocho, los gimnastas continuaban danzando frente a las casas nú-meros 32, 18 y 11 de la calle O’Daly, en la plaza de la Constitución, frente alnúmero 3 de la calle de Santiago, en la placeta de Borrero, y frente a las ca-sas 46 y 71 de la misma calle de Santiago hasta la madrugada. Fue la últimavez que la voz gimnastas se estampó en los programas oficiales, si bien des-de quince años atrás aparecía indistintamente junto con el término acróbatasen los documentos manuscritos —borradores, facturas— generados por las jun-tas de festejos.

Como ha quedado dicho, la danza acrobática no estuvo en la Bajada de1915. Pudo ser un sacrificio por las circunstancias socioeconómicas del mo-mento, pero también debió de sentirse la ausencia de Sosa Lorenzo, fallecidoel año anterior, del mismo modo que la de los gimnastas escénicos, cuya vidapública parece haber sido más efímera que en los tiempos de La Patriótica. Enlugar de la danza hubo paseos amenizados con música en la plaza de SantoDomingo y en la calle O’Daly.

Aunque el futuro cercano sonríe a los Acróbatas con sucesivas aparicio-nes lustrales, del recorrido por las Bajadas de 1920 a 1950 —se verá a conti-nuación—, el historiador obtiene una impresión de estabilidad sólo aparente,de balanceo inquietante en la cuerda floja, de estar más cerca la desaparicióndel número acrobático del tiempo festivo, sin que nadie alce la voz para la-mentarlo, que de su arraigo firme en la semana grande. Los Acróbatas anhe-lan la suerte de sus compañeros los Enanos; la marcha triunfal de éstos desdela feliz metamorfosis de 1905. Ya en la edición lustral del año quince la Danza

10 Cuando se constituyó la junta de festejos y se elaboró el primer borrador del programade la Bajada de la Virgen de 1910, en diciembre de 1909, se anotó una «Danza ginasta[sic] (la del Circo)». Parece referirse a la primera representación de la Danza de Gimnas-tas, de pago, prevista en el Circo de Marte. Pero asimismo podría indicar que la organi-zación pensaba en el espectáculo gimnástico del verano anterior como una suerte demodelo a seguir en parte o en todo. Así, en tanto que función ya rodada, tiene sentidoque la danza acrobática no se contemplase para el ensayo del acople musical: «Para lasdanzas de enanos y de niños es necesario que concurran los músicos que fueren necesa-rios por espacio de algunas noches a los locales en donde dichas danzas se ensayan paraajuste de la música al baile y canto»; consúltese: Archivo Municipal de Santa Cruz deLa Palma (AMSCP): Expediente de la Bajada de la Virgen de 1910, sign. 140-1-3.

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de Enanos fue el número favorito del público, el más deseado y querido porlos palmeros y los forasteros.

3. LO QUE LA ESTABILIDAD ESCONDE: 1920-1950

De entrada, en 1920, la primera idea de los organizadores de la Fiesta Lustralfue cierta «Danza de niños clons acrobáticos», tal y como recoge el borradordel programa para la noche del martes 13 de abril de la semana grande o delrecibimiento de la Virgen de las Nieves. Parece ser que pretendían una suertede fusión de la danza de niños con la de acróbatas, pero no cuajó. El comien-zo de los festejos se retrasó varias semanas11. Para entonces los danzantes in-fantiles habían desaparecido del programa definitivo, no así la danza acrobá-tica. Fue ubicada el lunes de la semana grande, 7 de junio; a las ocho laprimera representación en el Circo de Marte, de pago, y a partir de las nuevelas libres en la plaza de la Cruz del Tercero, luego frente a las casas 71 y 46de la calle Real de Santiago, placeta de Borrero, casa número 3 de Santiago,y frente a los inmuebles 13 y 31 de la calle O’Daly. La alcaldía anunció esteitinerario mediante una hojita impresa en Gutenberg (salieron mil ejemplares):«Para que el público que así lo desee vea con toda comodidad esta preciosísi-ma danza, en la cual la agilidad y la fuerza, dirigidas por el arte coreográfi-co, se ofrecen en espectáculo tan ingenioso como bello»12.

Los comisionados para sacar adelante la danza fueron inicialmente JoséSosa, Andrés González y Práxedes Felipe, aunque después Guillermo PérezCabrera se encargó del vestuario y el avituallamiento de los acróbatas. Consi-derando que Sosa estuvo en la primera Danza de Gimnastas, treinta y cincoaños atrás, es lógico colegir que los demás nombres también podrían corres-ponder a antiguos danzarines acrobáticos. Tiene sentido que los viejos ejecu-tantes de la danza fueran los custodios y transmisores de la misma en susmenores detalles a las nuevas generaciones juveniles, máxime cuando la ca-dena de continuidad se había roto hasta dos veces en el último cuarto de si-glo. Pero, ahora, el comerciante treintañero Pérez Cabrera tuvo la encomien-da de gestionar la adquisición de veintisiete pares de zapatos, y otras tantascamisetas y pantalones de punto, con otros varios complementos, a expensasde los fondos para la Bajada. De las facturas que ello produjo aflora el nom-bre de un danzante acróbata del momento: José Ana Rodríguez.

11 La colonia palmera en el exterior, especialmente la estudiantina de Tenerife y los emi-grantes en Cuba, presionaban en ese sentido, ya que era muy complicado conciliar lasobligaciones laborales de unos y las académicas de los otros con el viaje a la isla en losmeses de abril y mayo. Así, además de por la mayor benignidad meteorológica, junio yjulio pasaron a ser los meses lustrales definitivos desde 1930.

12 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1920, sign. 140-2-2.

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Tres imágenes de los gimnastas de la Danza de Acróbatas, Bajada de la Virgen, 1910.Archivo General de La Palma, Fondo Fotógrafos y Dibujantes

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El número acrobático llegó tardíamente a la edición lustral de 1925. En fe-brero había circulado un primer programa festivo, firmado por la comisión or-ganizadora y editado en La Habana (imprenta La Comercial) por la compañíaTrasatlántica Española, donde no figuraba la Danza de Acróbatas13. El borradorcorrespondiente a ese programa, que ofrecía un paseo con música en la calleO’Daly para la noche del martes 21 de abril, tiene tachado este evento y sobres-crito «Danza de Gimnastas niños». Las propuestas de números innovadores paralas Fiestas Lustrales no cuajan fácilmente; es el caso de esta presumible danzahíbrida, planteada también en la Bajada anterior. Sea cual fuere su significado,el programa final de festejos, impreso en la capitalina Gutenberg a últimos demarzo, tuvo la Danza de Acróbatas en su seno. El gestor no fue esta vez Gui-llermo Pérez Cabrera (que estaba en la comisión de la Danza de Enanos), sinoPedro Díaz Batista, comerciante y tabaquero de la ciudad, quien a finales defebrero fue comisionado para llevar la danza a buen término.

Del dinero recolectado para las fiestas y con menos de dos meses de mar-gen, Díaz Batista obtuvo lo necesario con que preparar a los danzantes: ves-tuario, refrescos para después de los ensayos y de las funciones, reparación ypintura de las escaleras... Cabe señalar que algunos actuantes se equiparon porsí mismos, recibiendo luego el importe de lo gastado con cargo a la organiza-ción. Conocemos así detalles de la calidad de los tejidos y los complementosde los trajes (rasete, galones, tambores de seda, lentejuelas, tachas, cordones,broches), pero, sobre todo, tenemos los nombres de esos acróbatas: DiógenesDíaz, Miguel Salazar, Francisco Ferraz, Julio de Paz, Ernesto Ferraz, José deLeón Castro, Estanislao Duque y Antonio Gutiérrez14. Las representaciones delnúmero acrobático, la noche del martes de la semana grande, 21 de abril de1925, fueron un gran éxito15. Según anunció el consabido bando municipal, contres días de antelación, en la calle comenzaron frente a la casa del 3 de la callede Santiago; siguieron frente a las marcadas con el 31, 19-21 y 11 de la calleO’Daly; luego plaza de la Constitución; de nuevo frente a Santiago, 3; place-ta de Borrero; y frente a los edificios numerados 39 y 71 de Santiago.

13 En su lugar había una «Danza de gigantes», a las nueve de la noche. El traslado del pa-seo-verbena a la noche del miércoles 22, así como la presencia normal de los gigantes ycabezudos en sus clásicas tardes del domingo anterior al de la llegada de la Virgen ydel jueves de los Enanos, sugiere que se trata de un error de impresión, o una confu-sión, y que probablemente quisieron decir «Danza de Gimnastas niños»; véase, Biblio-teca Insular José Pérez Vidal, Fondo José Pérez Vidal: Compañía Trasatlántica Espa-ñola. Línea Habana-Canarias: Programa de las grandes fiestas lustrales de la Bajadade la Virgen de Las Nieves que se celebrarán en Santa Cruz de La Palma durante losmeses de marzo y abril de 1925. [S. l.: s. n.], [s. a.] (Imprenta La Comercial, calle SanIgnacio, 78); caja 5-C-3336 / 3352, sign. 656 COM com.

14 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1925, sign. 140-2-3.15 «Desde La Palma / Las fiestas de la Bajada de la Virgen». La prensa: diario de la ma-

ñana (Santa Cruz de Tenerife, 1 de mayo de 1925), p. 1.

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El número de los Acróbatas fue relegado a la antesala de la semana gran-de en la Bajada de la Virgen de 1930. Era algo insólito su salida del periodoque recoge los espectáculos tradicionales más estrechamente unidos al senti-do de la fiesta lustral. Y más extraño aún después de que, con anterioridad alprograma final, circularan al menos otros dos en los cuales la danza acrobáti-ca avanzaba en dirección opuesta, esto es, figuraba en la víspera de los Ena-nos y en la antevíspera del Carro alegórico16. Por motivos sólo sospechados,mientras enanos y carro permanecieron en sus habituales lugares de escolta dela venida mariana, se hizo retroceder cuatro días a los acróbatas, hasta el sá-bado 14 de junio. Tal vez no sea ajeno a este desplazamiento el sentido deactualidad o de novedad de algunos de los eventos que ocuparon su sitio noc-turno: el miércoles 18, primer concierto de gala de la Masa Coral de SantaCruz de La Palma (sociedad musical de reciente creación); el martes 17, fies-ta marítima en el muelle y la bahía (que, aunque no era festejo nuevo, volvíaen un momento de expectación ante el proyecto del dique Este del puerto dela capital); y el lunes 16, fiesta artística y literaria en el Circo de Marte conel concurso, entre otros, de la renombrada Masa Coral17.

Convertidos en «prólogo» de la fiesta grande, los danzarines acróbatas delaño treinta rayaron no obstante a gran altura y recibieron la alabanza del pú-blico y la prensa. Dijo el corresponsal de un diario tinerfeño que la «originaly vistosa» danza fue «uno de los números que ha gustado muchísimo a laenorme afluencia de público»; «un grupo de jóvenes fuertes y bien adiestra-dos hicieron verdaderas proezas atléticas y ejecutaron ejercicios plásticos conuna precisión admirable»18. Tal fue el éxito que, al cabo de una semana, laDanza de Acróbatas estaba en el programa impreso de los festejos en honorde Nuestra Señora de los Remedios en Los Llanos de Aridane. El espectáculohabría de representarse en la plaza de la Constitución el 30 de junio, a las diezde la noche, a los acordes de la banda municipal19. Es la primera noticia que16 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1930, sign. 853-2. En hoja suelta cir-

culó un primer programa de festejos que situaba a los Acróbatas el miércoles 30 de abril,los Enanos el 1 de mayo y el Carro alegórico el día 2 (el domingo 4, la culminante lle-gada de la imagen de Nuestra Señora de las Nieves a la parroquia de El Salvador). Esteprograma fue cambiado merced a los ruegos de la colonia palmera fuera de la isla. Cir-culó luego un nuevo programa que colocaba la danza acrobática el miércoles 18 de ju-nio, los Enanos el 19 y el Carro el 20. Lo normal hasta ahora había sido que, dentro dela semana grande, uno o dos días separasen a los Acróbatas de los Enanos.

17 «Las Fiestas lustrales y la Bajada y Coronación de la Virgen de las Nieves». Gaceta deTenerife: diario católico órgano de las Derechas (Santa Cruz de Tenerife, 11 de mayode 1930), p. 1.

18 CORRESPONSAL. «De La Palma: las fiestas lustrales». El progreso: diario republicanoautonomista (Santa Cruz de Tenerife, 20 de junio de 1930), p. 1.

19 Archivo Municipal de Breña Alta: Correspondencia, Entradas, año 1930: Programa delos festejos que en el presente año de 1930 se celebrarán en la Ciudad de Los Llanosen honor de Nuestra Señora de los Remedios. [S. l.: s. n.], [1930] (Imp. Alfa), caja 156.

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tenemos de una actuación de los Acróbatas fuera del marco de la Bajada dela Virgen.

En la cita lustral de 1935, cuando en enero se conformaron las distintascomisiones organizadoras, el número de los acróbatas no estaba. Los gestoresdel mismo de bajadas anteriores, Pérez Cabrera y Díaz Batista, figuraban ahoraen las comisiones de la danza de enanos y de gigantes y cabezudos. Pero ocu-rrió un incidente que vino en ayuda de la danza acrobática. Por mayoría decinco votos, el ayuntamiento no aceptó el presupuesto de gastos estimado porlas comisiones, que ascendía a dieciséis mil pesetas en total, aduciendo quelo recaudado para las fiestas apenas alcanzaba las cinco mil pesetas y que lasituación económica del municipio impedía enjugar el déficit resultante. Lamisma mayoría aprobó una aportación municipal de mil pesetas; la minoría detres concejales habría querido quince mil. Y por mayoría de siete votos seacordó entregar los fondos recolectados por las cuatro comisiones petitorias,más la contribución institucional, a las respectivas comisiones para que «rea-licen aquellos festejos cívicos que, con la intervención del Sr. Alcalde, esti-men convenientes»20. Enseguida se produjo la renuncia de los presidentes delas comisiones y la presumible disolución de las mismas. Hubo que empezarde cero a toda prisa en los primeros días de mayo para recomponerlas; y parafinales de mes, esta vez sí, la Danza de Acróbatas era de la partida21.

El presupuesto de las primeras comisiones se mantuvo, no obstante. Fuepor el aumento de los ingresos como se alcanzó un balance final equilibrado.El retraimiento del sector público provocó al parecer la reacción de la inicia-tiva privada, que no estaba dispuesta a que las fiestas decayesen respecto aotros lustros. Nada debía faltar; ni los Acróbatas. Si bien Juan Feo Cabrera hizoel primer pedido de 25 camisillas y calzoncillos de punto de talla larga y co-lor crudo a un comerciante de Santa Cruz de Tenerife, nuestro conocido Pe-dro Díaz Batista, hombre de fe, fue quien tiró del carro de los acróbatas acontrarreloj durante el mes de junio: gestionó el teñido de los trajes, el sumi-nistro del calzado y los complementos (seda verde fulgurante, galones platea-dos) en el comercio local, la ropa al completo para algunos danzantes y elreembolso para los que se habían equipado por su cuenta, los refrescos paradespués de las representaciones, etc.22

La danza acrobática siempre estuvo por detrás de las danzas de enanos einfantiles tanto en gastos como en ingresos por taquilla de la primera función.No fue una excepción en 1935; es más, ahora la superó en inversión incluso

20 AMSCP: Actas capitulares, sesión de 29 de abril de 1935, ff. 14-15v, sign. 860-1-6.21 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1935, sign. 878-1-1.22 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1935, sign. 878-1-2.

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la más modesta de todas, la de gigantes y cabezudos, con el mascarón. Perola más pobre de la fiesta en lo crematístico pudo lucirse en lo artístico. Elmartes de la semana grande, 25 de junio, a las 21 horas, hizo acto de presen-cia en la plaza de Santo Domingo (de García Hernández en la etapa republi-cana) y luego en las calles y sitios de costumbre, desde el extremo sur deO’Daly hacia la Alameda, hasta bien entrada la madrugada. Diario de avisosdijo de la danza y de los «elementos jóvenes de esta ciudad» que tomaron parteen ella (uno de tales, el veterano Ernesto Ferraz), que «fue un número de unavistosidad sorprendente, ejecutada con una limpieza y precisión maravillosa.Acompañada por música resulta muy uniformada y el público aplaudió calu-rosamente»23. La música fue interpretada por la banda La Victoria, cuyos emo-lumentos también asumió la nueva comisión de festejos, dejando en papelmojado el contrato previo con el ayuntamiento.

No pudo empezar mejor para los Acróbatas el camino hacia la Bajada de1940. En la gran reunión en el consistorio capitalino, a finales de diciembrede 1939, para decidir las comisiones organizadoras de los números lustrales,salió una comisión inusual, por lo numerosa, para la Danza de Acróbatas. Lapresidía Silvestre Carrillo Carballo, y como vocales estaban Manuel RodríguezHernández, Antonio Gutiérrez Rodríguez, Pedro Díaz Batista, Guillermo Pé-rez Cabrera, Celestino Concepción Cabrera, Domingo Martín Lorenzo y LopeMartín Lorenzo24. En verdad era un grupo sólido y solvente de antiguos dan-zantes y gestores experimentados; ¿qué podía salir mal?

Tres meses más tarde, el diario decano de la prensa canaria advertía de lafalta de diligencia de varias comisiones sin concretar los casos. Elogiaba la ce-losa actividad de «alguna», pero sabía «que otras apenas se han movido y queexiste también alguna que todavía no ha tenido siquiera reunión previa». Paraevitar el fracaso por apatía de las cercanas fiestas lustrales, lanzaba «un grito derecordación ante la somnolencia del hoy para mañana o un todavía hay tiempo,tan nuestros y a que tan acostumbrados estamos los palmeros cuando de nues-tras propias cosas se trata»25. Por las mismas fechas de finales de marzo, cuan-do llegó el momento de presentar a la organización el presupuesto de gastos delnúmero acrobático, el comisionado Carrillo Carballo lamentó que «no se puedehacer con exactitud ya que los trajes que se necesitan han tenido que ser encar-gados para su compra por el comercio de esta plaza fuera de aquí por no haberexistencia en ésta y por lo tanto desconocer su valor»26.

23 «Fiestas Lustrales». Diario de avisos de La Palma (Santa Cruz de La Palma, 27 de ju-nio de 1935), p. 2.

24 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1940, sign. 971-10.25 «El programa de las fiestas». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 27 de marzo

de 1940), p. 1.26 AMSCP: Expediente de la Bajada de la Virgen de 1940, sign. 971-10.

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Nada más se supo. Es significativo la ausencia de cualquier factura relati-va a la Danza de Acróbatas en el expediente municipal de la edición lustraldel año cuarenta. A priori la mejor comisión que los Acróbatas habían tenidonunca se dio de bruces... ¿contra qué? La posible incuria organizativa aparte,el factor singular del contexto bélico civil y después mundial, que produjoescasez y carestía de materias primas, pudo hacer inútil el recurso de otrasveces de procurarse el vestuario de los acróbatas en el comercio de la provin-cia, cuando no era factible en el local. Mas no parece justificación suficiente:se trata de vestidos, no de materiales de construcción. Desde luego no fue unproblema de falta de dinero, ya que, cual si fuese un desagravio por lo suce-dido cinco años antes, se gastó en esta cita lustral la friolera de 54.265 pese-tas. No puede descartarse que nuestra contienda fratricida no rompiese de al-gún modo la línea de continuidad en lo que a los ejecutantes de la danza serefiere. Pero, volviendo al fallo logístico, si el suministro de nuevos trajesespeciales se hizo tarea difícil, ¿no se buscó en su defecto algún apaño domés-tico?, ¿faltaron esas individualidades activas que antaño llevaron las riendascon eficacia? Aunque dos de ellas figuraban en la comisión, no hay señalesde su liderazgo; y además formaban parte al mismo tiempo de otras comisio-nes de danzas. En el pasado se habían hecho las cosas en un margen estrechode tiempo; ahora, se tiene la impresión de que los comisionados bajaron losbrazos mucho antes de comenzar las fiestas. La prensa tampoco ayudó a des-pabilar in extremis el número acrobático. Como si no contase entre los espec-táculos clásicos de la Bajada de la Virgen de las Nieves, avanzado el mes demayo el diario decano aplaudió que los «números tradicionales» estaban «muyadelantados, alguno terminado incluso»27. De esta manera, cuando llegó lanoche del 2 de julio, martes grande, no hubo función de acróbatas, sino paseoy concierto en la calle O’Daly.

Los Acróbatas regresaron a la Bajada en 1945. En esta edición hizo su de-but lustral el Festival del Siglo XVIII o Minué, el miércoles de la semana grande,27 de junio, lo que pudo ser el motivo para un nuevo desplazamiento de fechadel número acrobático hacia atrás en el calendario festivo. Fue ubicado al co-mienzo de la semana del recibimiento, el domingo, 24. Un aviso de que en ade-lante la recién llegada corte dieciochesca tendría su acomodo en día preeminen-te al de la troupe de acróbatas, el antepenúltimo antes del viaje de la imagenmariana de su santuario a la ciudad. También cambió el itinerario de las actua-ciones de los acróbatas danzantes con respecto al previsto en el programa. Trassu primera representación en la plaza de Santo Domingo, acotada al efecto, nosiguieron desde la Cruz del Tercero hacia el sur, sino desde la plazuela delMuelle hacia el norte por las calles principales. El resultado no varió: el mismo

27 «La fecha de la Bajada de la Virgen». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 18 demayo de 1940), p. 1.

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brillo de costumbre. Hasta altas horas de la noche, hicieron «sus admirablesexhibiciones, artísticas y difíciles en un verdadero alarde»28.

No podía faltar el espectáculo acrobático a la siguiente cita lustral, celebradabajo el signo del deporte —«I Juegos Deportivos de Las Nieves 1950»—. Hubolucha canaria, fútbol, baloncesto, boxeo y natación durante la gran semana, conel concurso de buena parte de los mejores representantes canarios y aun algu-nos de la España peninsular. La Danza de Acróbatas entró en escena esta vez ellunes grande, 19 de junio. Después de dar la primera función en la plaza de SantoDomingo a las diez de la noche, una hora más tarde continuó por las calles Pé-rez de Brito y O’Daly (General Mola y Real en aquellos años), donde «prodigósus difíciles números recibiendo renovados aplausos del gentío que le siguió alo largo de su recorrido» hasta bien entrada la madrugada29.

Parecía un buen presagio para el futuro que Diario de avisos, al hacerbalance general de las fiestas del ecuador del siglo, colocase a los Acróbatas,junto al Minué, los Enanos y el Carro, en el tren de «los números espectacu-lares» de la Bajada que, realizados a la perfección, habían cosechado los lau-reles del éxito de la crítica y el público30. Empero veinte años de aparentesolidez lustral se desvanecieron en el aire de golpe. La Danza de Acróbatasdesapareció de los programas festivos durante los siguientes cincuenta años,con apenas una corta reaparición intermedia de dos lustros (1975 y 1980). Las«grietas» que existían por dentro, según se ha visto a lo largo de estas pági-nas, acabaron por llevar al colapso, casi irremediablemente, la hermosa cons-trucción del número acrobático.

4. CONCLUSIONES

El número de la Danza de Acróbatas distingue dos etapas en las Fiestas Lus-trales de la isla de La Palma durante el primer Novecientos. Una, que abarcalos dos decenios iniciales, marcada por la ausencia del espectáculo acrobáti-co. La otra, correspondiente a las tres décadas siguientes, caracterizada por supresencia vacilante dentro de una falsa apariencia de estabilidad. En suma, laconstante general de ambos periodos en lo que atañe a nuestra danza es lainestabilidad, la incertidumbre. Pueden darse explicaciones razonadas, pero nocertezas, sobre el porqué de este endeble devenir.

28 «La Bajada de la Virgen». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 25 de junio de1945), p. 1; asimismo, «La Bajada de la Virgen». Diario de avisos (Santa Cruz de LaPalma, 23 de junio de 1945), p. 1.

29 «Bajada de la Virgen». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 20 de junio de 1950),p. 1.

30 «Después de las fiestas». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 4 de julio de 1950),p. 1.

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La danza pudo haber sido flor de un día y no cruzar el umbral del sigloXX. Algunos testimonios de prensa apuntan a la merma de las recaudacionespara los festejos por el marasmo económico y social de las crisis bélicas defin de siglo y de la primera guerra mundial. En tales circunstancias, se habríadado prioridad a los eventos tradicionales de la Bajada, sacrificando a losAcróbatas por carecer del suficiente arraigo. Por fortuna, quedó en pie el pi-lar del año lustral de 1910, donde se dio cabida a la danza gimnástica apro-vechando el contexto previo favorable de la recuperación del principal coli-seo escénico de Santa Cruz de La Palma, así como de cierta agrupación degimnastas locales interesados en dar funciones públicas.

Desde 1920 hasta 1950, con la excepción de la Bajada de 1940, la Danzade Acróbatas acudió siempre a las citas lustrales, pero ¡de qué manera! Su pasofue trastabillado por zarandeos y desconsideraciones por parte de los organi-zadores de la fiesta lustral. No tuvo un lugar estable en el programa de feste-jos, a diferencia de las danzas de enanos y de gigantes y cabezudos, con des-plazamientos de fecha frecuentes hacia delante y hacia atrás, desde el martesgrande hasta el sábado final de la semana chica. Hubo propuestas, que nopasaron de los borradores iniciales, para fusionar el número acrobático con ladanza de niños. Varias veces fue excluida de la primera confección del pro-grama y de las comisiones preparatorias de los distintos eventos, apareciendomás adelante merced al empeño de algunas individualidades, probables dan-zantes acróbatas de otros tiempos, capaces de una gestión eficaz y a contra-rreloj. Y, paradójicamente, la vez que empezó temprano y con una nutridacomisión detrás, se quedó en el camino...

No todo es achacable a la desidia organizativa. Puede hablarse de ciertaresponsabilidad colectiva, también. No de los chicos danzantes, que vemosdispuestos con sus familias a anticipar los gastos de su equipo cuando la ges-tión oficial se retrasa. Pero sí, en cierto modo, del público en general y de laprensa. Porque, si bien siempre que la danza fue de la partida contó con el vivoaplauso y el elogio de ambos, cuando estuvo ausente no mostraron pública-mente, o al menos no encontramos testimonios, ningún sentimiento de pérdi-da o de añoranza; solamente silencio. Se valoraba el esfuerzo de los acróba-tas, no así el número acrobático como uno de los capitales de la Fiesta Lustral.

Ahora que la Danza de Acróbatas vive una segunda etapa de estabilidad,con promesa de ser firme y perdurable, todos, organizadores, público y críti-ca, a la luz de lo que nos enseña el pasado, tenemos una nueva oportunidadpara sostenerla con mimo, pues su sitio está entre los números tradicionalesde la Bajada de la Virgen de las Nieves.