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8/16/2019 En el país del sol http://slidepdf.com/reader/full/en-el-pais-del-sol 1/58 En el País del Sol Un cuento de reconciliación en Checoslovaquia Por Cristina Roy Edición popular publicada por T.E.L.L., P.O. Box 28, Jenison, MI, 49428, Esados !nidos" #99$. I%B& $ 9'9#2( () $ Contenido I *onde lle+aos a conocer a Pal-o II !n capaeno de leadores III El Pa/s del %ol I0 Pal-o iene un secreo 0 Prieros ra1os de lu en la noc3e 0I El seor recor 0II *onde Lesina declara su pasado 0III El seor recor en el Pa/s del %ol I *onde Lesina se arc3a a su casa *onde Pal-o sir5e en casa del seor recor I Por 6u7 u5o Pal-o 6ue dear e ser5icio del seor recor II La /a Lesina III El recor es u1 en:ero I0 El seor recor aclara un asuno 0 Pal-o sir5e ora 5e al seor recor 0I Pal-o 3alla a su padre 0II *onde el cura lle+a al Pa/s del %ol

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En el País del Sol

Un cuento de reconciliación en Checoslovaquia

Por Cristina Roy

Edición popular publicada por T.E.L.L.,

P.O. Box 28, Jenison, MI, 49428,Esados !nidos" #99$. I%B& $ 9'9#2( () $

Contenido

I *onde lle+aos a conocer a Pal-o

II !n capaeno de leadores

III El Pa/s del %ol

I0 Pal-o iene un secreo

0 Prieros ra1os de lu en la noc3e

0I El seor recor

0II *onde Lesina declara su pasado

0III El seor recor en el Pa/s del %ol

I *onde Lesina se arc3a a su casa

*onde Pal-o sir5e en casa del seor recor

I Por 6u7 u5o Pal-o 6ue dear e ser5icio del seor recor

II La /a LesinaIII El recor es u1 en:ero

I0 El seor recor aclara un asuno

0 Pal-o sir5e ora 5e al seor recor

0I Pal-o 3alla a su padre

0II *onde el cura lle+a al Pa/s del %ol

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I Donde llegamos aconocer a Palko

Después de un invierno largo y riguroso, después de copiosas nevadas y fríos glaciales, habíaaparecido por fin la radiante primavera en toda su hermosura. Nadie la saludó con mayor alborozo que el pequeño al!o "uriga. #ual p$%aro que se escapa de su %aula y echa gozoso avolar, había salido de su aldea, y se encaminaba con paso ligero hacia las montañas, susamadas montañas. &ra muy estrecha para él la vie%a casita cuyas pequeñas ventanas habíanquedado desde el otoño hasta la primavera, no solamente cerradas, sino medio tapadas conmusgo.

&l vie%o ablo "uriga, cuyo apellido daban a al!o, no era, sin embargo, su padre ni su abuelo.ero no por eso se querían ambos con menor ternura. &l anciano se ganaba el sustentoconfeccionando cedazos en aquellas montañas. 'llí tenía su pobre choza, la cual, periódicamente restaurada, le servía de abrigo ya hacía treinta años. &n un principio, sus hi%osla habían ocupado con él( pero hacía mucho tiempo que habían volado, cual aguiluchos, le%osdel nido paterno, y, desde entonces, el anciano solía escogerse un compañero entre los hombresque venían a abastecerse de madera para fabricar toda clase de artefactos.

)acía dos años, un hombre de bastante edad, llamado *azga, que venía del valle del +aag,

había compartido la morada de "uriga( iba acompañado de un niño. ero su salud se habíaquebrantado con el rudo traba%o, y tal vez también con el $spero clima de aquellas montañas(tosía sin cesar, y ya no podía traba%ar sino muy poco. -u niño le servía como un perrito bienamaestrado guisaba la sopa, iba a coger hongos y traía sus haces de leña. or fin, el pobre*azga había tenido que guardar cama. &ntonces, cierto día, di%o a "uriga &l +aag, conocido también como el /$h, es el río principal de &slova!ia, nutrido por las montañas #$rpatos0lancos.

 1 2ye, ablo t3 no tienes a nadie contigo en el mundo, y lo mismo le sucede a mi muchacho./oy a tener que irme a morir a mi casa. ero yo no quiero llevarme conmigo a este niño, puesme temo que después de mi muerte no cuiden de él. 4uédate con él, pues podr$ serte 3til.)azlo por amor de Dios, y &l te recompensar$.

 1 &n cuanto a mí 1 di%o ablo pas$ndose la mano por sus cabellos grises, que caían engruesos mechones hasta las espaldas 1 quiero tenerlo( pero, 5qué dir$n sus padres6

 1 2ye, ablo, te lo voy a decir esteniño no es mi nieto, y no sé siquiera siviven sus padres. #ayó en manos de mi

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difunta hi%a de una manera muy e8traña. &s preciso que te cuente esta historia( de%a unmomento tu traba%o para escucharme.

'sintió el anciano, y la narración que le hizo *azga se grabó en su memoria de un modoindeleble.

 1 9n día que mi hi%a 'na andaba buscando hongos, le pareció de repente oír el llanto de unniño. :a sabes qué miedosas son las mu%eres( siempre se figuran que el ;aligno les tiende unlazo( así es que no se volvió para ver qué era aquello. ero el niño seguía llorando cada vezm$s. &lla misma tenía dos tiernos hi%os( y, conmovida acabó por decidirse a penetrar ennombre de Dios en la espesura del bosque. :, 5qué es lo que vió allí6 9n pobre niñito, de año ymedio a dos años de edad a lo m$s, vestido tan sólo de una camisita, con la cabeza y los piecesitos desnudos, que se dirigía hacia ella sollozando y pidiendo de beber. 5#ómo seencontraba en aquel lugar solitario6 54uién le había perdido6 No le era posible manifestarlo, pues no sabía decir otra palabra que la de mam$. 'na le tomó en sus brazos, en%ugó susl$grimas, le dió de comer y de beber, pues por fortuna llevaba un pedazo de pan en su bolsillo,y el pobrecito comió y bebió con avidez. Después de esto, se durmió en los brazos de mi hi%a.-u camisita y sus cabellos estaban h3medos, señal indubitable de que había pasado la nocheanterior al raso. :o me he preguntado m$s de cuatro veces 54uién ha velado sobre él, y le ha protegido contra las bestias silvestres6 <-on tantos los %abalíes que vagan por nuestra comarca=

 1 >os niños tienen sus $ngeles tutelares 1 observó ablo, mientras en%ugaba a escondidassus l$grimas que corrían por sus arrugadas me%illas.

or algunos momentos, ambos ancianos quedaron en silencio, pensando en aquel pequeñito ser abandonado( vagando por la montaña, y que al llegar la noche se habría dormido sollozando,apoyada su rizada cabeza en una almohada de musgo, solito, le%os de su madre ...

 1 :, 5qué sucedió después6

 1 'na nos lo tra%o a casa. &ntonces dimos parte del hecho a la autoridad, para el caso de quealguien buscase al niño, pero sin resultado alguno. #omo 'na misma había sepultado pocotiempo antes a un pequeño al!o suyo, dió este nombre al niñito que acaba de recoger.

;i yerno no se opuso a esta adopción, pues era en aquel tiempo un hombre moderado y de buenas costumbres. ero 'na murió cuando el niño tenía unos cinco años de edad, y la nuevaesposa que vino a ocupar su lugar no es buena madre aun para mis nietos. 'sí es que el pobrecito forastero le fué como una espina en el o%o. or lo tanto, yo le he adoptado en cierto

modo. ?anto, que le he mandado a la escuela, mayormente con el ob%eto de ale%arle de casa( pero daba gusto ver cómo aprovechaba, pues al fin del invierno ya sabía leer. &s de suponer que tiene, sabe Dios dónde, padres inteligentes.

ero ahora, si muero, es seguro que se apresurar$n a colocarle de cualquier manera comoguardador de gansos, y no tardar$ en olvidarlo todo. ?ómale, pues, "uriga( el niño te ser$ 3tilun día u otro, m$s tarde. 'dem$s, yo no puedo menos de creer que llegar$ un día en queencuentre a sus padres. odr$s al menos decirles que ha sido bien cuidado en mi casa, quesiempre hemos compartido con él lo que teníamos, y que cuando mis nietos tenían que sufrir  por el genio de su madrastra, cuando mi yerno empezó a emborracharse y a maltratarnos atodos, yo siempre he tomado a al!o ba%o mi protección. 0ien podr$n dar gracias a Dios por mí. Dime, "uriga, 5no quieres quedarte con él6

 1 <-í, *azga, por amor de Dios= : le mandaré también a la escuela. asar$ el veranoconmigo, y har$ su aprendiza%e. De%aré por una temporada la confección de cedazos, hasta queél pueda ayudarme, y me dedicaré a hacer cucharas.

*azga, pues, se fue a su casa y no volvió m$s, y el muchacho se quedó con ablo. 'l principioderramó l$grimas por la partida de su abuelo( pero como "uriga le sustituyese tan bien en todo,aquel pequeño corazón infantil no tardó en recobrar su equilibrio y natural alegría. : ahora, alcabo de año y medio, les parece al niño y al anciano que han vivido siempre %untos.

)oy al!o va trepando con pie $gil por la falda de la montaña, para ir a barrer la choza yarreglarla lo me%or que pueda. :, sin embargo, no va poco cargado. &l fardo que lleva a laespalda contiene un poco de ropa, un pan grande, cebollas, un pedazo de carne ahumada y

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alguna sal envuelta en un papel( lleva también unas cuantas patatas, las restantes las traer$ elabuelo en un saco. 'dem$s de esto, lleva colgando del hombro las herramientas del abuelo, ysu mano sostiene un c$ntaro. ortador de estas riquezas, camina con paso alegre, lo mismo quesi fuese todo un príncipe. 9n sombrero abollado cubre su rubia y rizada cabellera( sobre susespaldas lleva una capita que fue de color blanco, listada de azul. 9n pantalón de tela burda,una camisita con mangas anchas, pequeñas alpargatas cuidadosamente a%ustadas( una cinturade cuero negro y hebillas doradas completan el tra%e del principillo, cuyos grandes o%os decolor azul obscuro despiden rayos de gozo intenso. A<2h libertad, libertad, libertad, cu$n caranos eres=A ' buen seguro que entonaría, si lo conociera, este canto eslovaco, pues todo en él

canta y baila de alegría. 1 <'B ló 1 grita el niño en las montañas, y el eco responde 1 <'B ló, aB ló, aB ló=

 1 <:ouBou= ... <youBou= 1 : al!o se echa a reír tan alegremente, que parece que tiene unacampanilla en la garganta( y el eco también echa a reír ... #ualquiera creería que la montaña leda la bienvenida.

 1 <)ola=, buenos días, hi%o mío. 5:a est$s aquí6 1 di%o una voz de hombre.

&ra, en efecto, la del leñador >is!a, el cual, subiendo detr$s de él, lo había alcanzado.

 1 <0uenos días, tiíto= 1 respondió el niño alargando la mano a aquel vie%o amigo 1 :o mehe adelantado para preparar la cabaña.

 1 ;ilagro ser$ que la nieve no la haya derribado( debe ser muy sólida. </amos, Dios teacompañe, muchacho= /oy a casa del guarda.

 1 <Cde zdravi= E4ué siga usted bienF.

#uanto m$s alto subía el niño, m$s numerosas aparecían las casas de los leñadores. De algunasse elevaba una nubecilla de humo, señal de la presencia de sus moradores( otras permanecíandesocupadas, mientras unas pocas yacían por el suelo, derribadas y en parte cubiertas de nieve.

&ra preciso cruzar arroyos crecidos a consecuencia del derretimiento de las nieves. No habíatodavía m$s verdura en los bosques que la de los abetos y pinos, pues apenas empezaban losdem$s $rboles a echar sus yemas.

or fin, nuestro pequeño via%ero llegó a su destino es un recodo del camino, entre dos pinoslozanos, <allí estaba la choza, la choza propia de ablo y suya= >os o%os del niño brillaron degozo. or m$s que en su construcción no entrasen sino maderas y arcilla, aquel palacio le

 parecía suntuoso( 5no era su hogar6 <: adem$s volvía a encontrarlo tal como lo habían de%adoel otoño=

#ogiendo una escoba de abedul, barrió el suelo, compuso el fogón en el centro de la cabaña,hizo un pequeño acopio de leña y ramitas, y colocó en su debido lugar los ob%etos que habíatraído de la llanura. )echo esto, corrió a la fuente cristalina que brotaba cerca de la casa, yllenó su c$ntaro.

 1 <;uy bien, hi%o= <Dios nos bendiga= :a he llegado yo también 1 e8clamó el abuelo.

Después de pelar las patatas, pusieron al fuego la marmita de tres pies.

 1 Guisa t3 la sopa( yo he visto aquí cerca un roncón de ho%as secas, y voy a buscarlas, puesnos dar$n una buena cama.

>as ramitas chisporreaban alegremente, alumbrando la cara del atareado cocinerito. :a hierve

el agua en la olla( el niño echa sal, un poco de manteca, comino, cebollas, algunas rebanadas de pan seco, y cuando todo est$ cocido a punto, aparta la marmita.

 1 <'buelito, abuelito, la sopa est$ hecha=

 1 :a voy hi%o. 1 : al poco rato el anciano entró %adeando, llevando una pesada carga deho%as secas, que depositó en un rincón, mientras el sudor bañaba su arrugada frente.

 1 &s atrozmente pesada esta ho%arasca 1 di%o soltando un %uramento.

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&n seguida sacó de su bolsillo dos cucharas, y comió con ganas, así como su pequeñocompañero. >a receta de aquella sopa no se encuentra en ning3n libro de cocina, pero paraellos era man%ar de reyes.

'cabado el festín, dispusieron de un lecho cómodo y blando, tendiendo sobre las ho%as unas$bana de tela basta. #omo el sol, en su carrera, se hallase precisamente encima de la montaña,señalando la hora de medio día, se tendieron para descansar un rato. &l niño echó sobre elanciano una vie%a piel de cordero, arrebu%óse a sí mismo en su capa, y, antes que hubiese sido posible contar hasta cinco, ya estaban dormidos.

&l fuego seguía ardiendo en medio de la choza. #ual incienso de su sacrificio, el humo subía por la abertura de la techumbre, derecho al cielo, mezcl$ndose con el aroma de los abetos. &ntodas partes se respiraba una atmósfera primaveral un olor refrigerante, que lo embalsamatodo, el suelo, la hierba y los $rboles. >a naturaleza se parece a una criatura que despierta delsueño, y que su madre sumerge en un baño perfumado, para merecerla después en sus amantes brazos.

ero, mientras el cielo y la tierra hablan de un alegre despertar y de resurrección, aquellos dosseres humanos solos est$n sumidos en un profundo sueño, tanto espiritual como corporal.54uién sabr$ despertarlos6

II Un campamento de leñadores

ocos días después, ya empezó a reinar una gran animación en el monte. ?emprano, por lamadrugada y hasta el anochecer, resonaba el ruido de los hachazos, el estrépito de los $rbolesque caían al suelo, el rechinar de las grandes sierras, el cru%ido de las ramas al romperse o elchoque de los troncos que los leñadores apilaban( añ$danse a todo esto las voces humanas.

&n muchos casos, me%or fuera que éstas no se hubiesen oído. <4ué de voces groseras,indecentes, qué de blasfemias, qué de palabras ligeras o irritadas salían de las bocas=

'l poco tiempo cuando todas las chozas quedaron ocupadas, sus habitantes, ignorantes, faltosde educación y hasta perversos, traba%aban como bestias de carga. 'mén de esto, se

emborrachaban algunas veces de una manera vergonzosa( y, viviendo como lo harían seresdesprovistos de almas, cometían a menudo actos que les reba%aban m$s que al nivel de losanimales. )abía, sin embargo, también entre aquellos infelices algunos hombres decentes ydignos de aprecio( y de éstos formaban parte "uriga y >is!a. &s cierto que eran algo dados a la bebida. 1 54ué harían los pobres 1 decían 1 si no pudiesen siquiera echar un trago de vezen cuando6

-in embargo, no se emborrachaban. -e les escapaba también alguna que otra blasfemia( 5noeran ellos leñadores6 No por eso de%aban sus compañeros de tenerlos por me%ores que lodem$s, y ellos mismos eran de este parecer.

ero la 3nica persona que inspiraba cierto respeto a aquellos hombres groseros era al!o. Nohabiendo allí m$s niños que él, era considerado como una especie de tesoro com3n, de que era preciso valerse con tiento, pues les hacía mil favores y les prestaba toda clase de servicios(

hasta, en efecto, de aguada, cogiendo al mismo tiempo hongos que repartía luego entre todos, yguisaba la sopa, ora para el uno, ora para el otro ... así es que el anciano no tenía que pasar cuidados por la manutención de su al!o, puesto que le daban siempre todo cuanto necesitaba.

"uriga veía con agrado en el niño esta naturaleza tan llena de sencillez y confianza hacia todos,y solía aplicar a al!o un refr$n eslovaco que dice A>as gentes son hechas para las gentes,como los montes para los montes.A

&l mismo había disfrutado, en los años de su %uventud, del aprecio general, por su car$cter franco y abierto. : aun ahora vivía en buenas relaciones con todos. ANadie puede que%arse demí( yo no hago daño a nadie( doy los buenos días a todos( soy cortés y servicial( si le alta a uno

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tabaco, cerillas, sal, hasta manteca, se lo presto gustoso. 'dem$s, este niño le guardo por amor de Dios.A &sto pensaba "uriga, y no estaba poco satisfecho de sí mismo. ' pesar de su avanzadaedad, no había encontrado todavía a nadie que fuese me%or que él.

III El País del Sol

#ierto domingo del mes de mayo, algunos montañeses habían ba%ado a la aldea para asistir a laiglesia( otros, para pedir traba%o a las autoridades municipales( y otros, en gran n3mero, sehabían dirigido hacia la taberna, cuyo propietario era un avaro, con el ob%eto de hacer suscompras o sencillamente para gastar en la bebida el dinero que con arduo traba%o habíanganado durante la semana. >os que quedaban en el monte dormían en sus casas, o habíansalido a buscar hongos.

-entado al sol delante de su puerta, descansaba el vie%o ablo "uriga, fumando su pipa, cuandode repente oyó pasos y ladridos. 5-ería alg3n cazador6 No( era un %oven que venía de otracomarca, y parecía ser un obrero en tra%e de domingo.

 1 0uenos días 1 di%o el forastero, a cuya salutación contestó "uriga cortésmente.

 1 Diga usted 1 prosiguió el recién llegado 1 5vive usted solo en esta choza6

 1 -í, con mi nietecito( 5por qué me lo pregunta usted6

 1 &s que tengo aquí traba%o por algunas semanas. 5;e tomaría usted en su casa6

 1 0ueno( pero t3, 5qué haces6 5#u$l es tu oficio6

 1 ?ornero. 'sí, pues, 5puedo venir y de%ar aquí mi saco6

 J -í, 5vas a ba%ar todavía al pueblo6

 1 No( voy a casa del guardabosque, pues allí tengo mis negocios y dormiré allí( mañana, a lasalida del sol, estaré aquí.

 1 )as llegado a buena hora. -iéntate un rato. 5&s tuyo este perro6

 1 -í. 'c$, Duna%= 1 &l perro, de color enteramente blanco, vino de un salto a sentarse a los pies de su dueño 1 :o lo había encerrado en casa, pero ha logrado escaparse y me haalcanzado. 9n animal seme%ante vale, a veces, m$s que un hombre.

 1 5: cómo te llamas6

 1 ;artín >esina.

#ontentísimo de haber hallado con quien conversar, "uriga le hizo un sin fin de preguntasacerca de la pequeña ciudad de cual venía, de la manera de vivir de las gentes allí, y del estadode los cultivos.

>esina, por su parte, fué puesto al corriente de lo que pasaba en la montaña, para que no sede%ase engañar por nadie.

 1 ?engo necesidad de dinero, y por eso he venido a cortar yo mismo mi madera, en vez decomprarla, como acostumbraba hacerlo. >e estoy muy agradecido por sus buenos conse%os. 1 

: se fué. 1 <0uena figura tiene= 1 decía para sí "uriga cuando se halló otra vez solo delante de suchoza 1 &s derecho como un abeto, se ve que ha sido soldado. arece también inteligente. -inembargo, a pesar de ser %oven, tiene la mirada melancólica, con quien ya no espera nada de lavida. ero, 5dónde estar$ al!o6 &l sí que se alegrar$, sobre todo por el magnífico perro.5Dónde ha podido quedarse6

-alido de madrugada en busca de hongos, se había ale%ado bastante, buscando los sitiosfavorables, y llevaba su saquito lleno de hermosas setas. #uando se disponía a volver, se leocurrió que era domingo, y como no le apuraba el traba%o, sintió un vivísmo deseo de ir a ver lo

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que podía hallarse detr$s de aquella enorme mole de roca que se divisaba, y que siempre lehabía dado qué pensar. 5#ómo es, y cómo vive aquel mundo que se oculta allí detr$s6 &n pasados tiempos, hacía ya años de esto, mamita 'na la había contado por las noches muchashistorias bonitas. 9na sobre todo había, que al!o se hacía con siempre nuevo. &ra la de unniño, hi%o de un rey desaparecido, que iba vagando por el vasto mundo en busca de su padre. :un día, al llegar a las montañas, observó una inmensa roca, y después un pa%arito dorado que seacercó a él, y le e8hortó a escalarla, asegur$ndole que detr$s de ella estaba situado el aís del-ol, en el cual se hallaba el rey su padre. &l niño emprendió la marcha, pero toda clase demonstruos vinieron a cerrarle el paso una serpiente, un león un oso y otro m$s. or fortuna,

salió al encuentro un valiente caballero, montado en un corcel de fuego, quien triunfó de losmonstruos, libertó al %oven príncipe y le depositó en el palacio real, donde halló a su padre.

&n la escuela, al!o había preguntado al maestro dónde estaba situado el aís del -ol, que nohabía podido descubrir en un mapa de &uropa( y éste le había contestado, riéndose, que estabaen el país de los cuentos, el cual no figura en los mar geogr$ficos.

<#u$ntas veces, desde aquel día, había deseado al!o ver este reino de los cuentos= 5: siestuviese allí, detr$s de aquel picacho que rodeaba una densa niebla como de una capucha,cada mañana6 5: si, como sucede en el cuento de #enicienta, al!o, clamase ANiebla por detr$s, niebla por delante,A se abriría tal vez para él el reino de los cuentos, si no del todo, parte, cuando menos el aís del -ol6 ... <#u$ntas veces, por la mañana, desde la fuente a la cualiba por agua, ha contemplado aquel misterioso picacho, y había deseado subir a él alg3n día=

 1 )oy tengo tiempo, all$ voy 1 : de%ando su saquito en un sitio en el cual pudiera hallarlosin dificultad, empezó a trepar por la $spera senda que conducía a la peña.

 1 -eguramente ser$ allí 1 pensó el niño, impaciente por llegar 1 uesto que el sol no se pone nunca en aquel aís del -ol, y allí no hay noche, har$ mucho calor 1 : no se e8trañabade que subiendo lo sentía ya.

or fin, después de salvar un 3ltimo peñasco, contempló a sus pies un pequeño valle, cercadoenteramente de montañas, e inundado de los alegres rayos del sol de mayo. >a peña sobre lacual estaba ba%ando por gradas escarpadas hacia el fondo, donde, cual verde alfombra, see8tendía una pradera esmaltada de violetas y lirios del campo. De la peña brotaba una fuenteque, seme%ante a una serpiente plateada, descendía al valle, y a su alrededor florecían rosales yciruelos silvestres.

 No reinaba allí el gran silencio que se observa en las selvas( los mirlos cantaban, los pinzones ylos tordos les contestaban( se oía el traba%o del hacha en la corteza de los $rboles( las ardillassaltaban de rama en rama ... <cu$nta animación, cu$nta vida=

 1 -í 1 se decía al!o 1 sin duda alguna es el aís del -ol.

'l contemplar estas maravillas, colocó con precaución el pie sobre una gran roca quedescendía un poco. ero, 5qué es lo que con admiración vió allí6 #erca de la fuente se hallabaalgo como una puerta en la peña. 5-ería posible pasar m$s adentro aunque fuese a gatas6Lelizmente, por una hendidura penetraba un rayo de luz que permitía ver en el interior. >acuevita parecía una habitación, en medio de la cual había una mesa y un banco( de las paredescuelgan telarañas, y por el suelo no falta musgo traído por el viento.

 1 <&s una habitación= 1 pensó al!o 1 54uién sabe si vive alguien aquí ... 6

: entró, aunque no sin emoción. :, 5qué ob%eto es el que vió sobre la mesa6 <9n libro= &l niñolo abrió, y empezó a deletrear las palabras escritas en la primera p$gina, que decían A4uiénquiera que seas, t3 que tomas en tu mano ese santo libro, léelo con perseverancia y atención,línea tras línea. ?e enseñar$ el camino que conduce de este valle de l$grimas al país en el cualya no hay noche, y donde el sol no se pone nunca, al país de la luz y felicidad eterna.A

<&ra, pues, cierto( no se había equivocado= <&ste misterioso librito negro le mostraría el caminodel aís del -ol= 'quel país, pues, e8istía seguramente, por m$s que no se hallase en el mapa.al!o se sentó en seguida, y apoyando en las manos su rubia cabeza, empezó a leer. No lefaltaban ganas de omitir la primera p$gina, que no contenía sino nombres de personas( pero las palabras escritas decían que el librito debía leerse línea tras línea.

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-erían sin duda los nombres de los moradores del país, aquellos nombres e8traños quecuadrarían en aquella comarca. ero después de ellos venían nombres conocidos "osé y ;aría,y un nombre muy hermoso &manuel, Dios con nosotros, alg3n santo al parecer, puesto queDios era con él ... J : el muchacho miraba con ansiedad en derredor. or fin, decía el libro quehabía nacido un niño, y que le habían dado el nombre de "es3s. <4ué nombre tan hermoso, m$saun que &mmanuel= al!o ya había oído con frecuencia la e8presión de <'labado sea "es3s=Oy también, en momento de miedo repentino, la de <"es3s, ;aría y "osé=O 5&ran los mismosque aquellos de los cuales hablaba el libro6

 J <-eñor Dios=, ay3dame= J como decía el abuelo en los instantes críticos ... y prosiguió su

lectura.>a continuación no era tan difícil de entender. &l libro cuenta que, en la época del nacimientode "es3s en 0elén, había un tal )erodes, rey del aís del -ol. -eguidamente que unos sabios J qué sabios debían ser, si eran magos vinieron al rey, deseosos de ver al niño. 54ué podía ser aquella estrella que habían visto en 2riente6 Deseaban mucho ver al niño( pero como nadie pudiese mostr$rselo, las gentes acabaron por enviarlos a 0elén, fue la estrella la que las guióella andaba delante, en el cielo, ellos la seguían, y de repente se paró( y allí en la casa hallaronal niño "es3s. -ería alg3n príncipe hechizado, puesto que cayeron de rodillas, ante él, llenos derespeto, y le ofrecieron oro, incienso y mirra. &stos dos 3ltimos regalos, 5serían probablementealimentos6 Después de esto, volvieron a su tierra por otro camino, pues Dios se lo habíamandado.

 J <2h, qué hermoso es todo esto= J e8clamó el niño, dando palmadas de %3bilo. J 'quel)erodes, se me figura que era un dragón que quería devorar al niño "es3s( pero no pudo, puesun $ngel vino de noche y les hizo salir a todos, a ;aría, a "osé y al niño. &ra todo un caballeroaquel "osé. ero, <qué cosa m$s horrorosa debió ser cuando aquel miserable dragón mató atodos los niños, y sus mam$s lloraban sin que se les pudiera consolar= <0ien hecho que hayatenido que morir= #uando menos pudo así "osé traer otra vez al niño "es3s al aís del -ol,donde vinieron a habitar en la ciudad de Nazaret.

<#u$ntas cosas he aprendido ya hoy acerca de aquel aís del -ol= ero es preciso que mecontente con esto por ahora( de lo contrario, estaría el abuelo inquieto. 'l fin y al cabo, no estan le%os, y volveré todos los días, o al menos cada domingo( porque quiero, sí, saber lo que lehabr$ acontecido a aquel príncipe hechizado, y descubrir también por mí mismo el camino dedicho aís del -ol.

IV Palko tiene un secreto

>os dos hombres a quienes vimos entrar en relaciones en el capítulo anterior se acostumbraron pronto el uno al otro. 'penas habían transcurrido cinco semanas desde que ;artín >esinahabitaba con "uriga, y ya les parecía que siempre habían vivido %untos. ablo no se equivocó a profetizar que a al!o le gustaría infinito la presencia del perro( se complacían, en efecto, en sumutua compañía, y en todas partes donde se veían las huellas de las pequeñas alpargatas delniño en el rocío, era seguro hallar también las del perro.

Desde la llegada de >esina, el anciano no había vuelto a la taberna con los dem$s leñadores. &ncuanto a >esina, no bebía ni fumaba.

 J ;e sucedió una vez, estando ebrio, cometer una mala acción, y yo no quiere reincidir J fuesu respuesta a "uriga, que le instaba para que le acompañase J usted mismo haría me%or ende%ar de beber. #on lo que se ahorrar$ de esta manera, podremos tener lecho todos los días, ycarne los domingos.

&sta sugerencia agradó mucho a "uriga. No le importaba gran cosa la carne( pero era muyaficionado a la leche, y hasta entonces no había podido satisfacer este deseo sino muy de tardeen tarde, mientras que ahora podía tener a discreción lecha fría y leche caliente. or lo que hace

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a su vie%a pipa, le era imposible pasarse sin ella, y >esina mismo la traía tabaco de vez encuando. Dormían %untos como si fuesen padre e hi%o, y al!o tenía su lecho en otro rincón de lahabitación, donde disfrutaba el sueño m$s feliz del mundo en compañía de Duna%.

9na sola cosa le parecía e8traña a "uriga, y era que >esina, que tan amable se mostraba contodos J pues, a no dudarlo, tenía educación J apenas echaba una mirada al niño, y, sinembargo, éste le hacía, conforme a sus alcances, toda clase de buenos oficios.

&l anciano, por otra parte, no notaba que al!o no charlaba tanto como antes. &l gran placer del niño era ir por la leche, y de este recado volvía bastante tarde y %adeado( y no era difícilconocer que Duna% había corrido también. "uriga seguramente habría reparado el ello, sihubiera estado solo( pero, distraído con la compañía de lesina, no se preocupaba tanto delmuchacho. or tres domingos seguidos, los hombres fueron a la iglesia, no volviendo sino alanochecer( y hallando preparada la leche, no se les ocurrió preguntar a al!o lo que habíahecho solitario todos los días.

<2h=, no es cosa de poca monta para un niño tener su primer secreto. 5or qué no decía nada desu precioso tesoro6 al!o hubiera podido e8plic$rselo a sí mismo. -e acordaba de que enciertos cuentos aseguraban que tan pronto como los interesados habían hablado de algo, tododesaparecía instant$neamente. -i hubiese contado a alguien que había descubierto unos de lose8tremos del aís del -ol, así como aquella misteriosa gruta con aquel santo libro, y que ibaallí todos los días un momento y todos los domingos de la mañana a la noche, a leer línea traslínea, para hallar el camino que conduce al verdadero aís del -ol, 5quién sabe si la gruta no

habría desaparecido con todo lo dem$s6 : en este caso, nunca podría aprender ya lo que tantodeseaba saber.

-e callaba, pues, su secreto, y prefería sufrir una riña por haber gastado demasiado tiempo ensu cosecha de fresas el domingo. #uando llegue el día en que sepa todo cuanto desea saber, lo participar$ al abuelo, y entonces se dirigir$n %untos al aís del -ol, donde mora "es3s.

&sto no obstante, cuanto m$s adelantaba al!o en su lectura, menos se acordaba del reino delos cuentos( sin que se cuenta de ello, su 3nico ob%eto, al volver continuamente, era saber m$sacerca de "es3s. <2h=, aquel "es3s, <cu$n grande bondad, y qué maravilloso su poder= odíahacer todo cuanto quería, sin duda por que era el )i%o de Dios.

al!o entendía poco de lo que sucedió en las orillas del "ord$n entre "es3s y "uan, aquelhombre e8traño que no comí langostas y miel silvestre. -ólo comprendió que una vez resonódel cielo, y siendo el cielo la morada de Dios, en mismo quien daba a entender que "es3s era su)i%o amado, al cual era preciso obedecer.

 1 ero, 5cómo puede ser esto6 5"osé no sería su padre verdadero6 ... <'h=, sí que lo entiendo(es lo mismo que el abuelo "uriga, el cual tampoco es mi verdadero abuelo( mas, como cuida demí, creen las gentes que soy su nieto.

al!o se convencía adem$s de que él también estaba obligado a obedecer al -eñor "es3s puestoque Dios lo había mandado.

#uando comprenda bien 1 pensaba para sí el niño 1 lo que "es3s decía a las gentes, yo loharé, por m$s que no lo vea a él personalmente. <2h, cu$n poderoso era, y qué bien suporechazar al diablo, cuando éste quiso tentarle= : esto sí que era cosa buena llamaba a sí a los pecadores, y les enseñaba, y sanaba a todos los enfermos. : a las gentes les daba todo lo que pedían, hasta pan suficiente para alimentar miles de personas. <#uantas cosas hay en este libro=

ero, 5qué va a suceder, ahora que muchos empiezan a volverse contra él6

<4ué escenas m$s tristes tuvo que leer el niño= :a no podía conciliar el sueño, porque suimaginación se las representó una manera tan viva aquella noche terrible, aquel %ardín en elcual "es3s oraba y agonizaba, tan angustiado, que un su sangre apareció en su frente ... <: susdiscípulos durmiendo=

 1 -i yo hubiera estado allí, le habría echado los brazos al cuello, diciéndole 1 No temas,que Dios te salvar$ 1 ero no le ha salvado. 5: por qué, por qué no le ha librado de susenemigos6 &stos han venido, le han atado, y después ... ero las l$grimas casi impedían al niñoleer cómo habían azotado, escarnecido y clavado por fin a "es3s en la cruz ... :o no tenía la

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m$s remota idea de que aquel #risto que hay delante de la capilla en una cruz de madera fuese precisamente el -eñor "es3s. #laro est$ que no es él personalmente, sino solamente una imagende madera. ero, al menos, ahora sé que le han crucificado. -i tan sola pudiera yo saber por qué me has, <oh=, <por qué Dios no le ha librado cuando clamó ADios mío, Dios mío, 5por quéme has desamparado6A ... sino que le de%ó morir ... <y le han enterrado= ...

al!o cerró el libro, y se fué del todo abatido. &l sol estaba todavía alto encima del horizonte(la montaña ostentaba todas sus galas, sus verdes selvas, sus flores( Duna% brincabaalegremente, dedicado a cazar ardillas y p$%aros( sólo al!o no se sentía con $nimo de gozar denada.

 1 5ara qué sirven estas bonitas flores6 5#ómo pueden las avecillas cantar, ahora que "es3sha muerto6 1 pensaba el niño. uesto que ya no vive, yo no podré verle nunca, ni decirlenunca cu$nto le quiero, y que estaba decidido a obedecerle.

&l día siguiente no volvió siquiera a la cueva. -i embargo, le vino a la mente la idea de que era preciso leer el santo libro Alíneas tras líneas,A si quería conocer el camino que conduce al aísdel -ol. 'dem$s, era menester también saber lo que habían hecho ;aría y los discípulos, ahoraque no tenían m$s a "es3s a su lado.

)oy es domingo, el tercero que "uriga y >esina pasan en el pueblo. -entado en la gruta,apoyada la cabeza en sus al!o se abisma en su lectura. De repente se levanta, dando un saltode alegría.

 1 </ive, vive= 1 grita el muchacho( y el eco repite alegre </ive, vive=

-iempre dispuesto a compartir con su %oven amo penas y goces, el perro se lanza hacia élmeneando el rabo.

 1 Duna%, <"es3s est$ vivo= :a sabes, es el )i%o de Dios. )an vuelto la piedra, y él haresucitado. /amos, Duna%, dé%ame leer lo que sigue, échate aquí. &s preciso que yo sepa lo quesucedió después( ya te lo contaré.

&l perro obedece. al!o se sienta otra vez, y se sumerge en la lectura de su libro, mientras lacabeza sedosa descansa sobre sus rodillas. &ste contempla a su amo y camarada con taninteligente mirada, qué se pudiera creer impaciente por saber m$s de "es3s. ero al cabo de unahora empleada de esta manera en la misteriosa cueva, al!o es preocupado con lo que acababade leer, que ni aun se acordó de su perro.

>os discípulos se habían postrado delante de "es3s, y &l les había declarado que estaría conellos todos los días hasta el fin del mundo, que toda potestad le había sido dada en el cielo y enla tierra, y que debían ellos enseñar a los hombres a guardar todas las cosas que les habíamandado.

or lo tanto, "es3s, vivo, resucitado de los muertos, estaba también con él y al!o, %untando lasmanos sobre su pecho, se inclinó profundamente A<2h=, "es3s 1 di%o 1 )i%o de Dios, puestoque tiene toda potestad en el cielo y en la tierra, t3 me ves también, aunque no puedo verte.<#u$nto quisiera decirte que te amo mucho, sí, mucho, m$s aun que al abuelo, y que quieroobedecerte= 'y3dame a hallar el camino que lleva a ti.A

'quel día, al!o volvió a casa m$s pronto que de costumbre, trayendo fresas. &ncendió elfuego, y guisó la sopa para su abuelo, sin advertir que él mismo no había comido nada en todoel día sino unas cuantas fresas no muy maduras. ero de todo se alegraba, por el mucho gozo

que inundaba su alma, y le parecía que "es3s había entrado con él en la choza, y que ahora eranamigos.

 1 :a ves 1 decía, dirigiéndose a su 'migo invisible 1 yo guiso para el abuelo. 'hora tengoque salir por agua( sólo te suplico que no te vayas antes de mi vuelta( <te amo tanto=

ero le parecía que "es3s había también con él a la fuente.

 1 #onozco que est$ aquí 1 y el niño ponía su mano sobre su corazón 1 <2h, qué hermosoes esto=

?odo quedó pronto dispuesto, y al!o empezó a suspirar por el regreso del abuelo en primer lugar, porque tenía un hambre canina( y después, porque abrigaba el propósito de cont$rselo

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todo, sí, todo, puesto que él también hacía muchas cosas que seguramente no eran del agradodel -eñor "es3s. or e%emplo, cuando fumaba, escupía al suelo, <y eso era tan asqueroso='dem$s, blasfemaba de vez en cuando y echaba maldiciones, y esto "es3s lo tenía prohibido.

or fin llegó "uriga, solo y alg3n tanto ebrio( estaba malhumorado, riñendo con motivo detodo. No quiso probar la sopa, y se echó con sus vestidos de fiesta sobre su lecho( y comoal!o le hiciese observar, aunque de una manera muy tímida, que los arrugaba le soltó tanfuerte bofetada, que el pobre muchacho salió con la me%illa bien ro%a y dolorido por largo rato.

 1 No hay que tom$rselo a mal, -eñor "es3s 1 decía al!o 1 si blasfema de un modo tanhorroroso, es que no sabe que t3 est$s aquí, y adem$s est$ borracho.

#uando "uriga durmió, el niño pudo sin miedo comer la sopa, casi fría, y a pesar de que habíaolvidado la sal, le pareció e8quisita.

 1 5/olver$s, verdad, -eñor "es3s6 1 decía al!o medio dormido. 1 &stoy tan cansadoahora, que me caigo de sueño( pero preferiría que no te fueras.

V Primeros rayos de luz en la noche

'l día siguiente, el anciana despertó algo tarde, con la cabeza pesada y vacía, y el corazónoprimido. #uando abrió los o%os, lo primero que vió fué la lumbre del hogar, y a al!o sentadoal lado, cruzadas las piernas a modo de los gitanos( y un brazo echado alrededor del cuello deDuna%. >os rubios rizos del niño se mezclaban con el pelo suave y blanco del perro, y amboscontemplaban con igual placer el fuego que chizpeaba alegremente. &l con%unto formaba uncuadro tan encantador, que el corazón del vie%o se enterneció. -e acordó de que la nocheanterior había pegado a al!o, y <con qué motivo= 54ué mal había hecho este pobremuchachito6

 1 <'y=, 5por qué emborracharme de tal manera6 /erdad es que yo no había bebido mucho( pero se me subió a la cabeza. -uerte que >esina no est$ aquí hoy. -i no se hubiese marchadoayer, yo habría regresado aquí sin parar al salir de la iglesia( pero, hall$ndome solo, tan prontocomo me han llamado he cedido a la tentación.

&l pobre vie%o, muy apesadumbrado, se rascaba la cabeza con la mano. <#uanto hubiera dado para verse libre de la necesidad de dirigir la palabra a al!o= -e sentía sumamente avergonzadode haber vuelto ebrio a casa y de haber pegado al niño. 54ué hubiera dicho *azga de seme%anteconducta6

ero era preciso hablar, y por fin se decidió a abrir la boca.

 1 *egistra un poco mi capa, al!o, y toma para ti el paquetito que encontrar$s. 'yer me hanconvidado a una comida de boda, y me han obligado a aceptar esto.

De un salto el niño se puso de pie saludó alegremente al abuelo, y con destreza deshizo el nudodel pañuelo. <4ué tesoros contenía= golosinas del país, entre ellas, bizcochos de canela ytortas.

 1 5?odo esto para mí, abuelo6 1 preguntó admirado, al paso que hincaba sus dientecitos en

el bizcocho.  1 -í, todo, hi%o mío, puesto que te he pegado ayer estando bebido. #on ese malditoaguardiente, hace uno lo que no quisiera. 'l principio, yo no quería beber( pero, 5qué hacer cu$ndo tanto le instan a uno las gentes6

  1 ;ira, abuelo 1 di%o el niño meneando su rubia cabecita 1 que me pegases, pocoimportaba pero yo temía que &l se marchase de aquí, &l, "es3s, oyéndote blasfemar, y no sétampoco si puede quedarse allí donde los hombres est$n borrachos.

&l anciano le miró aturdido, no entendiendo ni lo que decía el niño, ni a quién aludía.

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 1 5De >esina hablas6 No est$ aquí, ni volver$ en toda esta semana. &s verdad que a él no legustan los borrachos ni el alboroto.

'cababa su limpieza, "uriga se sentó a la mesa para almorzar.

 J No, yo no hablo del tío ;artín 1 continuó el niño 1 5No ha visto usted nunca el santo libroque describe el país dónde el sol no se pone6

 1 No, hi%o, nunca he leído un libro de esta clase. 54uién te ha dicho que lo hay6

 1 -í que hay uno 1 contestó al!o, con el adem$n de uno que sabe mucho latín, y en él seaprende todo lo tocante a "es3s 1 : el niño empezó a contar cómo había nacido "es3s, cómo

un dragón maligno había querido matarle, y lo que había hecho después de su regreso de unatierra le%ana.

 1 <)ombre= 5&s el &vangelio de "esucristo lo que me cuentas6 :a sabes m$s que yo de eso, a pesar de mí edad. 5#ómo has hecho para saberlo6

al!o se disponía a narrar lo sucedido, cuando entró el leñador >is!a, lo cual puso fin a sudiscurso. "uriga y >is!a salieron para ir al bosque a atacar nuevos $rboles. :a estaban a ciertadistancia cuando al!o llegó corriendo.

 J 54ué quieres, muchacho6 1 preguntó "uriga.

 1 >e ruego, abuelito 1 y sus grandes o%os azules estaban suplicantes, y su mirada era puracual el sol cuando el lago refle%aba en él 1 le ruego no vuelva a beber, en vez de traba%ar.<?anto miedo tengo de que "es3s no consienta m$s en quedar con nosotros si usted vuelve otra

vez ebrio, y si blasfema= J <Dé%ame en paz= 1 replicó duramente "uriga.

ero al!o estaba convencido de que el abuelo no bebería ya, y su esperanza no resultódefraudada.

?ranscurrieron muchos días sin que se le ofreciera la ocasión de referir a su abuelo la maneracomo había hecho su hallazgo, porque "uriga traba%aba con >is!a en cortar $rboles y preparar madera propia para ser tallada( y cuando regresaba por la noche estaba tan cansado, que tenía prisa por cenar y de%arse en seguida caer sobre su lecho.

>esina no volvió hasta el s$bado, y a al!o le pareció que estaba muy triste. No le faltabadeseo de preguntarle lo que le tenía afligido, pues sabía lo que es el dolor desde que habíallorado sobre la muerte de "es3s. ero como >esina nunca se ocupaba de él, no se atrevió ahacerle ninguna pregunta.

VI El señor rector 

'quella semana no le alcanzó a al!o el tiempo para ir al aís del -ol. &l abuelo había prometido a los habitantes de la rectoría y al tendero de la aldea que el niño les traería cada díafresas y hongos, y no se necesitaba poco tiempo para llenar de ellas los dos %arros y hacer eltrayecto del monte al valle.

&n la casa rectoral habían llegado visitas la hermana del señor cura, con su marido e hi%os.#ada vez que venía al!o, le daban un pedazo de pan, carne o torta( y un día que había llegadoa las doce le dieron una comida como no la había tenido en su vida. /iendo que apretaba un poco de carne para su abuelo, la cocinera añadió otra buena ta%ada. Duna% también había participado en estas larguezas, de tal modo que respiraba con alguna dificultad al regresar a lasalturas. "uriga quedó muy complacido de que el niño hubiese pensado en él.

 1 uedes estar seguro de que me acordaré de esto al!o 1 di%o al contar el dinero de lasfresas 1 ondré este dinero aparte para ti( sigue haciendo buenas recolecciones de frutas

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mientras las hay, y para el invierno, cuando tengas necesidad de calzado, podremos comprartezapatos y polainas.

'sí, pues, al!o se dedicaba con diligencia a su recolección renunciado a las buenas ta%adasque alcanzaba para poder ir con m$s frecuencia a sumirse en la lectura de las p$ginas sagradas.<-i la gruta no estuviese tan le%os, o si hubiese tenido el libro en casa, ya habría sabido hallar un poco de tiempo= ero como el libro no era suyo, no se creía con derecho a llev$rselo.

or eso, con gozo veía llegar el domingo. &l día anterior había descubierto un sitio en queabundaban las fresas, y al aparecer el alba, salió acompañado de Duna%, que perseguía liebres ylagartos mientras su amigo cogía las frutas.

 1 ero, 5por qué 1 se preguntaba a sí mismo el niño 1 se halla repetida la misma historia enel libro6 -in duda para que se fi%e m$s la atención en ella.

'dem$s de esto, había también pormenores nuevos, como, por e%emplo, en lo del paralítico aquien sus amigos ba%aron por el techo a los pies de "es3s para que le sanara, y que a las gentesde por allí les parecía mal que le perdonara sus pecados.

54ué es un pecado6 'yer, el señor rector había e8plicado en su presencia, a los hi%os de suhermana, que era pecado ir a robar frutas en los huertos a%enos. 54uién sabe si aquel enfermono habría ido tal vez a robar manzanas, cayéndose allí de un $rbol, y ésta sería la causa de suenfermedad6 ero, en este caso, 5por qué es "es3s quién le da su perdón6 5No debía hacerlo la persona robada6 : si yo cometo una mala acción, 5ser$ preciso también que "es3s me perdone6 No cabe duda, puesto que est$ escrito que tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados.

&ntonces, interrumpiendo por un momento su traba%o, el niño %untó las manos, y alzando loso%os hacia el cielo brillante di%o

 J )e pecado ya muchas veces, y hasta ahora nunca te he pedido perdón. -eñor "es3s, puestoque tienes poder para ello, ruego que me perdones también a mí= ... ?e doy gracias 1 prosiguióal cabo de un rato, después de reanudar su traba%o, porque de veras me has perdonado, a pesar de que yo haya cometido ya muchas maldades. :o no tenla antes ninguna idea de lo malo queera. 5No he roto el bastón de mi abuelo *azga para que no pudiese pegarme m$s6 :o he robadoal tío su l$tigo, y huevos a la tía( por cierto que me han castigado bien por esto( pero deboconfesar que aquello que he hecho era muy malo. ;as, 5qué puede significar esta palabra del-eñor "es3s A>os que est$n sanos no tienen necesidad de médicoA( y Ano he venido a llamar  %ustos, sino pecadores, al arrepentimiento6A 54ué es arrepentimiento6 >as gentes que venían a

"es3s manifestaban su arrepentimiento confesando sus pecados. -upongo que cada uno diría elmal que había hecho, y entonces "es3s le perdonaba. 'sí, pues, todos los hombres que est$n enla tierra deben decirlo todo a "es3s para que les perdone. : seguramente que lo hacen( sólo yo, pobre niño ignorante, nunca he sabido nada de esto, porque soy todavía pequeño. /oy enseguida a preguntar al abuelo, hoy mismo, si "es3s ya le ha perdonado todo.

&n poco tiempo llenó al!o sus dos %arros con fresas, e hizo una buena cosecha de hongos.

 1 /en ac$, Duna%( tenemos que ir deprisa. De%a en paz los pa%arillos( 5quién sabe sino estambién un pecado espantarlos de esta manera6 <obrecitos, qué azorados vuelan= -i fuese yoel que así los asustase, cometería seguramente un pecado( a ti, que eres sólo un perro, aun se te puede dispensar ...

oco conmovido por este sermón, Duna% siguió su camino, trotando alegre delante de su

 pequeño camarada.#uando salieron del bosque, fueron alcanzados por >is!a. >a aldea se e8tendía delante de ellos,al pie de los montes.

 1 <)ola= 5'dónde vas tan temprano6

 1 ?iíto, voy a llevar fresas a la rectoría.

 1 'nda, muchacho( pronto te habr$s ganado tus botas.

 1 : usted, tiíto, 5adónde va6

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 1 5:o6 ' confesarme. ;ucho tiempo hace que no he ido( pero es preciso de vez en cuandoarreglar lo de los pecados.

 1 ?iene razón 1 : al decir esto, los o%os azules del niño brillaban de gozo 1 'sí, pues,5usted ha arreglado ya la cuestión de sus pecados6 9sted ha dicho también a "es3s todo el malque ha cometido, y entonces &l se lo ha perdonado, como, el paralítico de allí, 5no es verdad6

 1 54ué quieres decir, muchacho6 'cabo de decirte solamente que voy ahora a confesarme.

 J 54ué es eso de confesar6

 1 ues que ya voy a la iglesia, y el cura me da la absolución, me perdona mis pecados.

 1 <&l cura= 5?iene derecho y poder para ello6 1 </aya un niño m$s gracioso= 5#ómo puedo yo saberlo6 De esto no me preocupo. -oy un pecador, y conviene ir a confesarme dos o tres veces al año( espero que Dios me recibir$ engracia.

 1 5or manera que no sabe con seguridad si tiene este poder6 -iendo así, cuando salga de laiglesia, 5sabr$ si sus pecados le son perdonados6

 1 54uién puede saberlo antes de su muerte6 #uando hayamos muerto, entonces sabremos aqué atenernos.

 1 ;ire, tiíto, si usted fuese a "es3s, &l le perdonaría tan seguramente como a aquel paralíticoque había ba%ado del techo con cuerdas.

 1 5De "esucristo hablas6 ero, niño, para nosotros, que somos gente sencilla e ignorante elcura es como el -eñor Dios en la tierra. ?odo lo arregla por nosotros. :o, la 3nica cosa quetengo que hacer es dirigirme a él.

 1 5>e ha dicho también Dios al cura A&ste es mi )i%o amado, oídle6A

 1 54ué te ha pasado, muchacho, que me trastornas con tus preguntas6

 1 No lo tome a mal, tío. 1 : los o%os azules y límpidos del niño miraron penetrantes los delhombre 1 &s que, cuando he pedido hoy al -eñor "es3s que me perdone mis pecados, lo hahecho. <-i usted supiera cu$n feliz estoy= ... ero veo que se dirige usted hacia la parte alta dela aldea( pues bien, vaya con Dios.

or algunos momentos, >is!a siguió con la mirada al muchachito.

 1 </amos= 1 decía meneando la cabeza 1 #risto le ha perdonado sus pecados ... :, 5qué

 pecados6 'un no ha cometido ninguno este buen chiquillo. <2%al$ pudiera yo poseer estaseguridad= : eso que el -eñor Dios ya tendr$ algunas cositas que perdonarme, pues un hombrecomo yo le ha ofendido m$s de cuatro veces. ero, 5qué puede saberse de cierto sobre esto6/amos a confesamos, porque nuestros antepasados lo han hecho antes que nosotros, y esto nos parece bueno y conveniente. : ahora, <hete aquí que este niño pregunta si el cura tiene los poderes necesarios para darnos la absolución= &l cura lo afama delante del altar. A:o, comoservidor de Dios, os declaro, en virtud de mi sagrada función, que vuestros pecados os son perdonados.A #laro est$ que debe tener tal derecho, así son las cosas, y es de creer que soncomo deben ser. 5' qué devanarme los sesos por las palabras de un niño6

: alzando la cabeza, >is!a volvió a encaminarse hacia el templo, que se iba llenando de fieles,llegando todos con el mismo propósito, aunque sin saber m$s que él sobre este asunto.

&ntretanto, al!o había llegado a casa del cura, y hallando abierta la puerta al e8tremo del %ardín, aprovechó la oportunidad para ahorrarse camino y tiempo. ero sucedió que de estamanera se encontró con el señor rector, el cual se paseaba entre los $rboles frutales( éste,aunque %oven todavía, empezaba a tener canas. : su cara estaba p$lida y demacrada.

al!o le besó la mano, conforme se lo había recomendado el abuelo.

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 J <'h= 5'hí vienen las fresas prometidas6 5-upongo que las habr$s cogido anoche6

 J No, señor, est$n muy frescas( las he cogido esta misma mañana, y me he levantado para estoantes de la salida del sol.

 J :a veo que se podr$ sacar algo de ti, puesto que no temes el traba%o. >lévalas a la cocina, ydi que te den un buen almuerzo, y que soy yo quien lo manda. ero de%a aquí tu perro, para queno ahuyente el gato de la casa.

'quel día todo le salía a al!o maravillosamente. &n primer lugar, había hallado fresas enabundancia( después, el señor rector había sido muy bueno con él, y, por fin, le habían dado en

la cocina un almuerzo tan abundante, que ya no necesitaba comer nada m$s en todo el día.'dem$s, habían metido en su saquito las sobras de la cena anterior con un pedazo de pan( todoesto sin olvidarse de pagarle a buen precio sus fresas y hongos.

 J 'guarda un poco, Duna% 1 di%o a su camarada, a modo de consolación, al volver al %ardín 1 tan pronto como estemos en la montaña, tendr$s t3 también tu almuerzo, que tengo una buenaración para ti.

: Duna% saltaba, olfateando el saquito, no muy satisfecho de haber sido detenido en el %ardín por el señor rector.

 1 /amos, niño, 5has almorzado6 1 preguntó éste.

 1 -í, señor( le doy infinitas gracias.

 J 5?e han pagado6 &nséñame cu$nto te han dado. 5No es mucho por unas cuantas fresas6

'sustado con esta pregunta, el niño dirigió al cura una mirada ansiosa para ver si hablaba enserio( pero no era posible leer nada en su impasible fisonomía.

 J :o no sé 1 di%o algo cortado 1 el abuelo me ha dicho que pida esto, y había tambiénhongos.

 1 'sí, pues, 5este dinero es del abuelo6

 1 No, señor( es mío propio. &l abuelo lo pone aparte para comprarme zapatos, forrados de piel, y botas. -i yo pudiese ganar bastante dinero para comprar todavía una camisa bordada demangas anchas, <qué contento estaría= ... pero seguramente cuesta muy caro.

 J &s cierto J replicó el señor rector con tono impresivo 1 ero voy a ayudarte a lograrlo m$sde prisa, regal$ndote un primer pequeño capital de fundación 1 : algunas piezas de níquel

vinieron a hacer compañía a las monedas de cobre en la bolsita de al!o 1 : puesto quesiempre nos trae fresas, quiero que pruebes también nuestras frutas.

'l decir esto, dió un par de peras al niño. ?an pronto como éste las probó, se le hizo la bocaagua, y decidió llevar una al abuelo. Dando, pues, cortésmente las gracias dió algunos pasos para salir. ero de repente, mudando de idea, volvió atr$s.

 J 54ué tienes, muchacho6 5)as olvidado algo6 1 preguntó con benevolencia el cura.

 1 No, señor ... 9sted es un cura, 5no es verdad6 y las gentes vienen a confesarse con usted.5&s cierto que tiene el poder de perdonar los pecados6

' esta inesperada cuando directa pregunta, el señor rector pareció un poco aturdido.

 1 5?ienes deseo de confesarme alguna cosa, hi%o mío6

 J 5:o6 No, señor 1 y los o%os del niño estaban radiantes 1 ;ire usted, yo he hecho lo mismoque las gentes hacían allí en el "ord$n, yo lo he confesado todo a "es3s, y &l me ha perdonado,estoy segurísimo. -ólo, pues, lo pregunto a causa de los dem$s, y quisiera saber lo que hay deesto, porque no han oído todavía que "es3s est$ dispuesto a perdonarles también todos sus pecados con sólo que vayan a &l. 5uede usted perdonarlos, señor cura6 5?iene usted poder  para esto6 5>e ha dicho Dios también &ste es mi )i%o amado, oídle6A

uesta la mano sobre la rubia cabeza del niño, el cura dirigía una mirada penetrante a sus o%osazules tan puros. Gran amigo del pueblo, tenía un amor especial a los niños( afirmaba amenudo que las gentes del pueblo forman el n3cleo de la nación cuyo porvenir reside en losniños. &n aquel pobre niño, hi%o de un campesino, sentía palpitar un alma elevada.

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 J No, hi%o mío( nuestro -eñor no me ha hablado de esta manera, y no hubiera podido hacerlo,siendo así que sólo "esucristo es el )i%o 3nico de Dios. 'quel a quien debemos oír. &l poder que &l poseía, yo no lo tengo. >a 3nica cosa que puedo hacer es asegurar a las gentes que el buen Dios les perdonar$ sus pecados, si est$n decididos a hacer muchas obras buenas.

 1 5De modo que el cura no puede arreglarlo todo como Dios para las personas6

 J -eguramente que no. 54uién te ha dicho seme%ante absurdo6

 1 &l tío >is!a. ero a usted mismo, nuestro -eñor ciertamente le perdonar$, si se lo pide, puesto que hace tantas obras buenas usted me ha dado el almuerzo, y adem$s dinero para la

camisa &stoy seguro de que usted obedece a Dios y al -eñor "es3s. J :a tocan la campana, al!o( es preciso que me vaya.

: el cura se apresuró a volver a casa, haciendo con la mano una señal amistosa al niño que,acompañado de Dun%a, se encaminó hacia la montaña.

A&stoy seguro de que usted obedece al -eñor "es3s.A ;ientras el cura oficiaba, aun oía resonar estas palabras en el fondo de su alma. A>o que este niño ha e8presado es el suspiro de micorazón desde mi %uventud. ' pesar del mucho bien que hago a otros, conozco que no osobedezco, <oh )i%o de Dios= ;is pecados no son perdonados, y sé que los infelices queconfesaré hoy no hallar$n el perdón ni la paz. :, sin embargo, siendo funcionario de la Cglesia,debo obrar así. 5De dónde ha sacado este niño aquella seguridad absoluta, aquella confianza en#risto con la cual dice A;e ha perdonado6A

'bismado en sus refle8iones, el cura tomó su breviario, que acertó a abrirse precisamente por aquel pasa%e del &vangelio de -an ;ateo, en el que el $ngel dice a "osé A>lamar$s su nombre"es3s, porque &l salvar$ a su pueblo de sus pecadosO. &stas palabras se posesionaron de él contarta fuerza, que casi hubiera olvidado que sus feligreses le esperaban.

A<>a redención, la liberación del poder del pecado( por esto suspiro sin poder lograrlo="esucristo la ha traído al mundo, pero, 5qué he de hacer para ir a &l6A

;ientras el cura ;alina, con corazón agitado y espíritu distraído cual si estuviese ausente,oficiaba en la iglesia, el niño al!o se sumía de nuevo en su acostumbrada lectura( las horas pasaban r$pidas. 9na tempestad se iba preparando el sol alumbraba todavía uno de los ladosde la montaña, cuando ya los rayos centelleaban y el torneo retumbaba en el lado opuesto.ero, como el sol inundase todavía con su luz el Aaís del -ol(A al!o proseguía su atractivalectura que tanto cautivaba su espíritu.

or el solitario sendero subía un hombre, inclinada la cabeza hacia el suelo( era >esina.#aminaba con paso r$pido, y, buscando un abrigo contra la lluvia que se acercaba, concedía poca atención al país tan pintoresco que recorría. >a nube de tristeza que sombreaba su frente parecía m$s obscura que las que se amontonaban en el horizonte.

&ra también un día de tempestad aquel en que, muchos años antes, había cometido una faltaque %am$s podría reparar, ni siquiera con una vida entera irreprensible, y cuyo recuerdo nolograba ale%ar de su pensamiento( de día le perseguía en medio de su traba%o( por la noche leimpedía dormir. &n aquel momento no podía librarse de su importuno recuerdo, y el ruidoformidable del trueno le parecía un redoble f3nebre acompañando a la tumba su m$s preciadotesoro.

Gruesas gotas de lluvia, presagio de un fuerte chubasco, empezaban a caer, y >esina miraba

 por todos lados, tratando de descubrir alg3n abrigo donde resguardarse, no para protección desu propia persona, harto acostumbrada a las inclemencias del tiempo, sino para la de susvestidos de fiesta. Lelizmente, a unos veinte pasos de distancia divisó una peña( tal vez haya posibilidad de guarecerse allí. -e acerca, y se halla de repente a la entrada de la cuevita, en presencia de un espect$culo tan encantador como inesperado, que contempla a la luz de losrayos allí, sentado en el suelo, y un brazo echado al cuello de Duna%, est$ al!o, absorto en lalectura de un libro colocado delante de él sobre un banquillo de piedra.

>esina tenía poco cariño a este niño, al cual no podía ver sin sentir su corazón oprimido dedolor. &s que él también en años anteriores, había poseído un hi%ito, el cual había perdido por 

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su propia culpa( las amargas l$grimas que sobre él había derramado no le habían devuelto sudulce tesoro ... &n este momento, arrimado a la peña, no podía apartar su vista de al!o. A>amisma altura que mi ;isch To, sí ... , <ay=A &l corazón destrozado, cubrió su cara con susmanos callosas. -e sentía atraído de una manera misteriosa hacia este niño, y le parecía quedebía estrecharle contra su corazón.

&n aquel momento brilló un rayo, acompañado casi instant$neamente de un fuerte estampidode trueno, que despertó a Duna%, el cual, alzando la cabeza y aguzando las ore%as, olfateó a suamo, y corrió a él meneando el rabo de contento.

 1 <?ío >esina= 1 e8clamó al!o, enderez$ndose alegremente, 5cómo ha hecho usted paravenir aquí6#uando ruge la tempestad, da siempre gusto no hallarse solo( así es que al!o había olvidadosu natural timidez.

 1 )e venido buscando un abrigo( y t3, 5qué haces aquí6

De seguro que era la primera vez que >esina hablaba amistosamente al niño.

 1 :a se lo diré, tiíto( pero acérquese primero un poco. 0ien, así estar$ usted en seco. /amos,siéntese( mire mi banco y mi mesa.

 1 &sto parece, en efecto, una habitación. ero no me has dicho todavía lo que est$s haciendoaquí. <: el abuelo que te cree en busca de fresas y hongos=

 1 )ace ya tiempo que est$ hecho ese traba%o y que he vuelto de la aldea.

 1 ero, 5has tenido algo que comer6

 1 -í, en la rectoría me han dado un espléndido almuerzo( 5qué te parece, Duna%6

&l perro, en su e8citación y contento, agitaba su rabo, y se relamía el hocico con la lengua.

 1 0ien, pero son ahora las cuatro de la tarde. 5or qué quedarte aquí todo el día en vez devolverte a casa6

 1 :o no he tenido tiempo. -iendo domingo, el abuelo no me necesita, y debo darme prisa para llegar cuanto antes al fin de este santo libro ... <2h, qué trueno= ?iempo atr$s, lastempestades me daban un miedo terrible( pero desde que sé que el -eñor "es3s est$ siempreconmigo, no tengo miedo alguno ... < #hitón, Duna%= &s como si nuestro buen Dios noshablase.

>esina no podía apartar su mirada de al!o. A<4ué niño tan amable= <#ómo puede ser que yono haya sabido verlo hasta ahora= ... O

 1 54ué tienes ahí6 &nséñame ... <9n Nuevo ?estamento= 5De dónde lo has sacado6 No lotenías en la choza.

 1 No, pero voy a cont$rselo todo, desde el principio, si quiere.

 1 /amos, te escucho.

-ent$ndose a la gitana, con Duna% a su lado, al!o principió su narración, que >esinaescuchaba con vivísimo interés, y le e8plicó de qué manera había descubierto a la vez este aísde -ol y este santo libro, y cómo buscaba ahora en él el camino que conduce al verdadero aísdel -ol.

'briendo el libro, en la primera p$gina, >esina consideró con atención el epígrafe manuscrito.

 1 54ué has leído hoy6 1 di%o, interrumpiéndole.

 1 9n buen trozo, hasta el lugar en que se cuenta que de tal manera le han torturado, quemurió de resultas de esto. Después vendr$, sin duda, algo de su resurrección. 4uisiera llegar hoy hasta el fin del libro titulado A&l &vangelio de -an ;arcos.A

 1 ?an pronto como las nubes se disipen lo suficiente para poder ver, te leeré lo que falta( noser$ muy largó. 1 aseguró >esina.

arecía que el sol oyera estas 3ltimas palabras, pues un rayo de luz atravesó por medio de lasnubes, aunque la lluvia seguía cayendo copiosamente.

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>esina no pudo menos de sonreírse.

 1 ues bien, puesto que otra vez es de día, siéntate y escucha ... No, aguarda( la lluvia no nosmolestar$ m$s( pong$monos a la entrada de la puerta.

: se situaron, >esina a un lado, al!o al otro y Duna% entre ambos, cual si su presencia fueseindispensable. ' sus pies se e8tendía el aís de -ol( encima de sus cabezas se cruzaban losrel$mpagos( al poniente resplandecía el sol, y al oriente, un magnífico arco iris figuraba la puerta del cielo. &l benéfico aguacero disminuía poco a poco( gotitas de agua, verdaderosdiamantes colgando de las hierbas brillaban a millares en la pradera. >esina leía la descripciónde aquella maravillosa mañana de ascua, en la cual las tres mu%eres hallaron, no el cad$ver desu amado -eñor, sino la pesada piedra revuelta, la tumba vacía, y el $ngel que les transmitióeste glorioso mensa%e A&l crucificado vive, y va a esperar a los suyos a Galilea.A >eyó tambiénque el -eñor apareció resucitado, primero a ;aría de ;agdala, y la envió a los discípulos, masellos no la creyeron( después, a los dos viandantes( por fin, a los once, censur$ndoles por nohaber creído a los que le habían visto, y d$ndoles entonces orden de ir por todo el mundo a predicar el &vangelio. : después, <oh=, después leyó también algo que de%ó maravillado aal!o, y es que "es3s fué elevado al cielo, donde se sentó a la diestra de Dios.

al!o contempló el firmamento ahora sabía adónde se había ido "es3s, y por qué, aunque vivo,no estaba m$s en la tierra. &staba allí arriba, detr$s de aquella hermosa puerta. <&l adrecelestial tenía arriba un trono glorioso, y "es3s estaba sentado a su lado=

 1 <'hora comprendo= 1 e8clamó con acento de triunfo 1 'llí arriba, detr$s de aquella

 puerta, es donde se halla el verdadero aís del -ol( esto de aquí no es m$s que el límite, losalrededores( 5no es así, tiíto6

>esina no contestó, por m$s que le pareciese que el niño tenía razón. >a alabra de Dios no era para él cosa desconocida( había sido el me%or alumno de la escuela( y el me%or catec3menotambién( sabía a qué lugar se había ido "es3s( solamente qué no había refle8ionado nunca enello. #risto le era tan indiferente y e8traño como lo es para miles y miles de otras personascriadas en el conocimiento del &vangelio, que saben todo cuanto les concierne, pero nunca piensan en &l en toda su vida.

 1 <2h= 1 suspiraba al!o 1 <si solamente pudiera yo llegar pronto al fin de mi libro= eroes preciso leerlo línea tras línea y palabra tras palabra, y esto no va de prisa, y tampoco meatrevo a omitir nada, no sabiendo en qué p$gina se describe el camino.

 1 A:o soy el camino, y la verdad y la vida.A >esina se acordó de esto y pronunció dichas palabras.

 1 -í, esto lo he leído, pero no entiendo lo que quiere decir con esto. 5-er$ que vendr$ aenseñarme el camino, y tomarme por la mano para darme plena seguridad de que no lo erraré6

&s muy f$cil que sea eso( sin embargo, si est$ tan le%os de nosotros, arriba ... 'cabamos de leer que se sentó a la diestra Dios.

 J &l niño alzó asustado los o%os hacia aquella hermosa puerta del cielo que estaba, en efecto,arriba, muy le%os, mientras que él se hallaba aquí aba%o en la tierra. <' qué distancia tan grandedebía de estar "es3s=

 1 No se apure por eso, tiíto 1 e8clamó de repente( y su mirada brillaba de nuevo de gozo 1  No est$ 3nicamente arriba. 5No hemos leído lo que prometía a sus discípulos A)e aquí, estoy

con vosotros hasta el fin del mundo6A -u morada, sí, la tiene arriba( pero &l vive cerca denosotros, y en este momento mismo est$ aquí con nosotros.

 1 5#on nosotros6 5Dónde6 1 replicó >esina con acento de incredulidad.

 1 <2h= >e ruego que no hable así, tiíto 1 di%o al!o con suavidad 1 ?emo que esto le afli%a.9sted ha leído cómo reprendió a los que no creían, Acensur$ndoles su incredulidad.A uestoque &l lo ha dicho, lo creo. uesto que el mismo rey de los gnomos, con sólo decir ANiebla por delante, niebla por detr$s,A se hacía invisible en el acto, 5por qué no lo podría &l decir6 :otengo fe en &l.

&n lontananza se oyó el retumbar de un trueno que parecía un solemne amén.

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 1 ues bien, 5quieres que continuemos nuestra lectura para llegar pronto al final del libro6

 1 <2h=, sí, tiíto( por favor. 9sted lee tan bien, con tanta claridad, que entiendo mucho me%or cada palabra.

Dos, tres horas transcurrieron sin que apenas lo notasen. #uando por fin >esina cerró el libro,había cesado de llover hacía mucho tiempo y los caminos estaban bastante secos.

>a sorpresa de al!o había subido de punto a cada paso en esta lectura. <4ué historias tanhermosas contaba el &vangelio de -an >ucas, de las cuales los dos primeros no habían hablado palabra el nacimiento de "uan( el de "es3s, la aparición de los $ngeles a los pastores en los

campos, y la manera como éstos hallaron al niño en el pesebre= al!o casi lloraba de gozo, tan bello era aquello. : después, a los doce años de edad, "es3s había hecho el via%e a "erusalén.

 1 Nunca me había figurado que hubiese sido también un niño como yo 1 decía al!o a>esina 1 sería sin duda muy obediente, y se captaría el amor de todos.

>a admiración de al!o obraba de rechazo en el $nimo de >esina. >e parecía que leía estascosas por primera vez, y le regoci%aban el corazón.

 1 5or qué de%ar aquí este libro6 1 di%o cuando estuvieron a punto de salir 1 ?omémoslo(leeremos cada día algunas p$ginas, y aprovechar$ también al abuelo. &l domingo podr$sllev$rtelo, y cuando hayamos acabado lo traeremos otra vez ac$.

al!o asintió plenamente a esta proposición.

 1 :o no me había atrevido a llevarme a casa este santo libro 1 decía caminando 1 pero si

usted cree que el -alvador no me lo tomar$ a mal, yo estaré muy contento de ello.:a era tarde cuando llegaron por fin a la choza( pero como al!o venía en compañía de >esina,el abuelo no le riñó. >e dio de cenar, y se alegró muchísimo viendo el dinero de las fresas y lamagnífica pera que le traía.

'quella noche al!o soñó que veía un hermoso niño, el cual le hacía señas con la mano y lellamaba diciéndole A-ígueme, que voy a llevarte al aís de -ol.A Después de subir detr$s de suguía por la cuesta escarpada de una montaña, distinguió en la cumbre tres cruces, en una de lascuales estaba clavado por las manos y los pies el hermoso niño mismo era "es3s. al!o echó allorar tan ruidosamente, que >esina %uzgó que debía despertarle.

 1 5or qué lloras, qué tienes6

 1 <2h, tiíto, esto debe haberle hecho mucho daño, pero muchísimo= No puedo pensar en ello.

 1 &st$ soñando 1 di%o para sí >esina.

 J 2h, mi "es3s, mi buen "es3s, mi buen "es3s= 1 decía el niño a media voz 1 <#ómo hantenido aquellas gentes la crueldad de hacerte sufrir tanto= uesto que todo lo puedes, te suplicome hagas comprender por qué no te ha salvado tu adre celestial, &l que tanto te amaba.

al!o se había dormido hacía largo rato, al paso que >esina permanecía todavía con los o%osabiertos, perseguido por las palabras del niño. -í, 5por qué había tenido #risto que sufrir ymorir, y por qué le había Dios abandonado6 or fin, se acordó del epígrafe de la primera p$gina( A>ee con atención, línea tras línea te enseñar$ el camino.A 5No podría traerle tambiénla respuesta a las preguntas que a pesar suyo, venían a agitar su alma6

Desde entonces, cada día en la choza de "uriga leyeron un trozo del santo libro, empezando enel punto en que habían quedado aquel domingo, y dedicando gustosos a est$ lectura la hora quedespués de la comida aprovechaban antes para la siesta.

&l anciano "uriga oía con gran admiración a >esina, que leía casi tan bien como un maestro deescuela. )abló a >is!a de aquel libro descubierto por al!o( con el e8traño epígrafe de la primera p$gina, lo cual despertó su curiosidad, de modo que vino también a escuchar la lectura,y siguió asistiendo sin faltar. 'l principio, los dos vie%os fumaban la pipa durante aquellos

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instantes, pero la alabra de Dios llenó de santo respeto sus corazones, tanto que de%aron defumar, y aun se quitaron los sombreros para oír la lectura. #laro est$ que eran verdadesantiguas, que habían conocido antes, en parte al menos( pero leídas así, palabra tras palabra ylínea tras línea, les parecían del todo nuevas y de un precio infinito. -i alguien les hubieraregalado el libro, no le habrían dedicado tal vez tanto interés( pero en el misterio mismo deaquel hallazgo, así como de la fe tan viva y robusta del niño, algo había que les constreñía,hasta cierto punto, a creer ellos también, y después de terminar su diario traba%o, >is!a y "urigaconversaban todavía acerca de las sagradas verdades.

 1 Desde que su niño me ha preguntado si el cura tiene de veras el derecho de perdonar los

 pecados, no puedo de%ar de pensar en ello. No cabe duda de que él no pudo ser para nosotros, bien que sencillos aldeanos, el -eñor Dios mismo, como yo me lo figuraba. )arto conozco queno estoy perdonado y reconciliado con Dios, y no puedo menos de preguntarme para qué sirveir a confesarse.

  1 ?al vez descubramos por medio de este libro la verdad sobre esto J opinó "uriga,inclinando con aire pensativo su encanecida cabeza.

 1 ;ire usted, tío( cuando >esina nos leyó el otro día lo del paralítico, yo hubiera querido ser aquel hombre para que me llevaran de igual manera a "es3s y que me perdonara. <De buenagana iría yo hasta el e8tremo del mundo para encontrarle=

Después de la lectura del capítulo décimo Ede -an >ucasF, al!o preguntó

 1 'buelo, el rincón en que duermo es algo como mi casa y mi habitación, 5no es verdad6

 J -in duda 1 di%o el anciano sonriéndose 1 es tu palacio y el de Duna%.

 1 <2h, mil gracias= 1 contestó alegremente el niño, muy satisfecho de la respuesta.

ero, por la noche, cuando regresaron los dos hombres, no quedaron poco sorprendidos alobservar la transformación que al!o había hecho en su palacio. &l sitio estaba barrido conesmero, el lecho puesto en perfecto orden en un $ngulo de la casa, en el otro se veía un %arro,aunque algo mellado, lleno de flores acabadas de coger, mientras ramitas verdes adornaban la puerta como es costumbre por entecostés.

 1 <?oma= 5&st$s esperando una visita6 1 le di%o amistosamente >esina.

 1 -í, tiíto( &l va a venir a hablar con nosotros, puesto que le he recibido en mi casa, como;arta.

9na sonrisa acogió esta respuesta. -in embargo, tal era el contraste entre el desorden quereinaba en la otra parte de la choza y el bonito cuartito dispuesto por al!o, que los doshombres pusieron también manos a la obra para arreglar la habitación, y que "uriga dio orden aal!o de barrer cuidadosamente toda la casa.

al!o creía con fe infantil que el -eñor había venido efectivamente. 'unque sin verlo, se lehacía siempre sensible su presencia, y, sea que fuese a coger las fresas, frambuesas y hongos, oque ba%ase a la aldea a venderlas, oraba sin cesar A-eñor "es3s, ven conmigo, que yo no puedoir sin ?i.A

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VII Donde Lesina declara su pasado

)an transcurrido algunassemanas. &s domingo.>esina se dispone avolver a su domicilio, ylos carreteros vendr$n

mañana para el trasladode sus maderas( peroregresar$ pronto, con elob%eto de quedarse unascuantas semanas m$s.

 1 :o preferiría nomarcharme J decía 1 <es tan bueno vivir en la paz de la montaña=

  1 )i%o 1 contestó pensativo "uriga 1 me parece que sólo desde

que leemos la alabra deDios se est$ bien aquí.5No has dicho que posees en tu casa la0iblia entera6 odríastraérnosla..

  1 No tengoinconveniente, puesnadie hace uso de ella.

 1 5&res el 3nico en tucasa que sepa leer6

 1 ;i madre, apenas sisabe deletrear.

 1 5: tu mu%er6 ?iempo hacía que "uriga tenía esta pregunta en la punta de la lengua, peroaguardaba una ocasión propicia( y como >esina tardase en contestar, repitió 1 5No tienesmu%er6

 J -í, tengo 1 di%o con un acento que denotaba que la pregunta había dado en un punto para éldoloroso.

-e habían sentado en el bosque. >esina apretaba su cabeza entre sus manos.

 1 5No sabe leer6 1 continuó "uriga 1 /osotros los %óvenes habéis tenido que asistir todos ala escuela, pues no van hoy las cosas como en tiempo de nuestra niñez.

 1 -í que sabía leer 1 replicó >esina con tristeza.?odo estaba silencioso alrededor de ellos, como si la Naturaleza se asociase al duelo que se leíaen las facciones de aquel infeliz.

 1 54ué dices6 5-abía leer y ahora ya no sabe6

 1 No, no sabe, ya no sabe nada, <ay de mí= >e ruego no me haga m$s preguntas( esdemasiado honoro.

"uriga conoció que decía la verdad, y se sintió movido de compasión por él, pues le queríacomo a un hi%o. -in embargo, a pesar de haber hecho vida com3n durante algunas semanas, elanciano no había sospechado que el corazón de su %oven amigo abrigase tan amargo dolor.

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 1 ;ira, hi%o 1 le di%o cariñosamente 1 muchas veces es bueno desahogarse en un amigo. ?u pesada carga sería tal vez menos abrumadora si no fueras solo para llevarla.

 1 <'y= No hay medio alguno de hacer m$s ligera mi carga( lo hecho no puede deshacerse.

' estas palabras sucedió un silencio penoso, que el anciano interrumpió.

 1 5Dónde puede estar mi chico6

 1 5al!o6 1 >esina pareció salir de un sueño desagradable 1 )ace poco le he visto tomar elcamino de su aís del -ol, con su ?estamento en la mano, y seguido de Duna%.

 1 :a no sabe pensar en otra cosa que en las -agradas &scrituras. &s admirable la manera

como las recibe. 1 &s verdad 1 confirmó >esina, que permanecía con la cabeza apoyada en ambas manos 1 ;e recuerda a aquel %oven que el -eñor "es3s dió como e%emplo a sus discípulos. #ree cada palabra de las &scrituras.

 1 5-upongo que nosotros también6

 J <'y= No, tío 1 respondió el %oven meneando la cabeza 1 Nuestra vida sería muy distinta delo que es, si creyéramos de veras. or e%emplo, 5cree usted con toda su alma que sus pecados leson perdonados por el amor de "esucristo6

 1 &n cuanto a esto, mira 1 y el anciano se frotaba la cabeza con la mano 1 no lo veo muyclaro, hi%o. Nuestro -eñor Dios es santo, yo soy pecador( esto se me ha hecho muy evidentedesde que este santo libro ha llegado a nuestra casa, y que mi chico ha sido transformado( él, sí,que tiene esta fe.

 1 -i lo cree, tío, es que ha recibido efectivamente este perdón.

 1 5: t3, hi%o mío6

 1 5:o6 1 >esina inclinó aun m$s la cabeza 1 No, yo no tengo el perdón de mis pecados, pesan sobre mi alma al igual que si esta montaña hubiese caído sobre mi pecho. 'quí, conusted, aun puedo pasar( pero tan pronto como estoy en casa y tengo a la vista las consecuenciasde mi pecado, pudiera decir como "ob A<erezca el día en que yo nací=A

 1 ero, vamos, 5qué crimen has cometido6 <?3 que eres un hombre tan honrado que apenasse hallaría otro seme%ante= 1 : "uriga le apretó la mano con simpatía.

 1 5>o que he hecho, tío, lo que he hecho6 1 #on un adem$n impetuoso >esina ocultó otra

vez su cara en sus manos 1 <)e hecho perder el uso de la razón a mi mu%er= 1 54ué dices, .infeliz6 5#ómo ha sucedido esto6 5No la querías, pues, o la pegabas, comohacen tantos hombres6

 1 :o la quería, al contrario, entrañablemente( no tenía tesoro m$s querido en el mundo 1 gimió >esina 1 ella lo era todo para mí.

 1 ero, entonces, 5cómo has podido hacerle perder el uso de la razón6

 J :o tenía celos, y me figuraba siempre que alguien me la quería arrebatar. 0ien sé hoy que meera fiel y que su corazón me pertenecía enteramente. ero en aquel tiempo yo era incapaz defiarme de ella, ni podía soportar que hablase con nadie de una manera afable. 'quello era unaobsesión enfermiza, que hasta tal punto me dominaba, que yo ya no era dueño de mí mismo, y, por añadidura, personas había que me e8citaban ... <2h= -i al menos yo hubiera conocido al

-eñor, como le conozco desde que leemos las -antas &scrituras, habría buscado au8ilio cercade &l, en vez de que mi madre fuese a pedir conse%o a todas las adivinas del país. :, por remate,acabé por entregarme a la bebida ...

>esina gimió de nuevo profundamente, y no pudo proseguir.

 1 uesto que has comenzado, hi%o mío, acaba 1 di%o el anciano alent$ndole 1 que esto tealiviar$.

 1 #uando Dios nos dió un hi%o, las cosas anduvieron me%or por una temporada. ero prontosucedió que la presencia misma de aquella amable criatura no logró traerme la serenidad. <#osaincreíble= :o tenía celos de mi propio hi%o, celos del cariño que le manifestaba su madre.

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#uando llegaba a mis oídos la noticia de la muerte de otros niños, poco faltaba para quedesease también la muerte del mío, a fin de que su madre no pudiese acariciarle m$s. ;e esimposible describir lo que pasaba en mí. :o no ignoraba que el diablo anda rondando alrededor de nosotros como león rugiente, buscando a quien devorar, pero, en vez de huir de él y de latentación, rqe entregué por completo a su poder.

#uando leímos el otro día la historia de aquel endemoniado a quien sanó el -eñor "es3s, conocíque yo también había sido atado por un poder sat$nico que me empu%aba hacia mi ruina. :a nome es posible decir con e8actitud lo que sucedió( 3nicamente me acuerdo de que, por espaciode una semana entera, no cesé de beber. &ntonces, en completo estado de embriaguez, hurté

furtivamente el niño a su madre, y me lo llevé, sabe Dios adónde. >o 3nico que sé es que fuíhallado muy le%os en la montaña, tendido en el suelo, sin sentido, y que el niño habíadesaparecido.

&n aquel estado quedé, seg3n me di%eron, quince días en una casa hospitalaria, sin volver enmí, presa de terrible calentura. #uando por fin, al cabe de tres semanas, pude arrastrarme hastami domicilio, mi esposa me preguntó, desesperada, dónde estaba el niño( pero yo no sabíasiquiera que me lo había llevado, ni dónde lo había de%ado.

<2h, cu$nto le hemos buscado= ero todo fue in3til. ;i esposa y mi madre llegaron en sussospechas hasta la suposición de que yo le había matado( pero, por miedo de que me prendiesela %usticia y me llevara a la c$rcel, sólo propalaron la especie de que el niño se habíae8traviado, y puesto que yo había estado ausente, nadie atinó con la verdad. Disfrut$bamos del

aprecio general, por m$s que se supiese que yo estaba dado a la bebida( pero, 5quién paramientes en eso en nuestra tierra6

&l golpe fue demasiado fuerte para mi mu%er cuando vió que el niño no se hallaba, perdió larazón. &s atroz verla en este estado, <a ella, tan %oven todavía y de una belleza encantadora=;omentos hay en que se ocupa de todo, cual si disfrutara de la plenitud de sus facultades( pero,de repente, echa un pañuelo sobre sus espaldas y desaparece corriendo en busca de su hi%o.;$s de cuatro veces, algunas buenas personas nos la han traído agotada de fuerzas( todos secompadecen de mi desgraciada suerte, cuya verdadera causa nadie conoce.

<#u$ntas veces, al verla por la noche andar sin ob%eto de un lado a otra de la habitación, yarreglar la cuna vacía, hubiera yo querido ir a entregarme a la %usticia y declararme culpable=ero mi madre me ha detenido con sus ruegos, pregunt$ndome lo que sería de ellas si meencerraran en un presidio( amén de que esto no me devolvería a mi hi%o ni sanaría mi mu%er.

: ahora, tío, todo se lo he dicho, y usted sabe con quién ha compartido su habitación durantealgunas semanas( es usted muy dueño de echarme de su casa.

 1 54ué dices, hi%o mío6 5Despedir a un desgraciado6 ... Después, en%ugando sus l$grimas.

 J 5No sabes de veras lo que ha sido del niño, o de qué manera le hiciste desaparecer6

 1 De lo que haya podido acontecer, no tengo ni la m$s remota idea( pero de lo que estoyabsolutamente seguro, es de no haber levantado la mano contra él.

>esina en%ugó con la mano el sudor frío que bañaba su frente.

 1 <obre amigo= ero, 5por qué te lo habías llevado6 5#u$l era tu propósito6

  1 No lo sé. :a le he dicho que estaba borracho. No me acuerdo sino de una solacircunstancia, y es que le he dado un pedazo de pan cuando lloraba en el monte. arece como

que le estoy viendo allí, delante de mí, tan bonito, tan curiosillo( las l$grimas brillaban todavíaen sus me%illas cuando yo me sonreía. :o tenía la cabeza atrozmente pesada, y tuve quetenderme en el suelo( desde aquel instante yo no me acuerdo de nada. uesto que no se le haencontrado m$s, me veo casi obligado a creer que alg3n %abalí le habré devorado.

ero aquí viene >is!a, hablemos de otra cosa( prefiero que no vea. -i no quiero caer en manosde la %usticia, no me conviene hablar de esto a cualquier persona. : levant$ndose prestamente,desapareció en la maleza antes de que >is!a llegara.

&n cuanto a "uriga, volvió a tenderse en la hierba y cenó los o%os. A&st$ dormido 1 pensó>is!a, que se acercaba.A or de pronto, "uriga no tenía ningunas ganas de entablar 

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conversación con él( tan preocupado le tenía la lastimosa historia de >esina. -e compadecíahondamente de él, y no se admiraba ya del aspecto melancólico de ese %oven. <De qué hubiera podido gozar el infeliz= 'quella maldita costumbre de la bebida, <cu$ntos males ha causado yaen nuestra tierra= <obre desdichado de >esina= ' su edad, <qué carga m$s pesada la de unae8istencia seme%ante su hi%o perdido, sin duda, para siempre, y su mu%er con poca probabilidadde recobrar la razón=

 1 ?ío, tiene usted alg3n sueño desagradable 1 di%o >is!a, colocando la mano sobre suhombro 1 puesto que suspiraba de esa manera.

 J &n efecto, vecino( era un sueño molesto 1 contestó "uriga levant$ndose 1 y usted ha hecho bien en despertarme. 1 5#ómo es que se encuentra solo6 5Dónde est$n >esina y el muchacho6

 1 >esina acaba de marcharse, y es probable que al!o esté en el aís del -ol con su libro.

 1 No lo tome usted a mala parte. -iempre parece que est$ en el aís del -ol, aun cuando sehalla con nosotros, y él mismo es como un rayo de sol. 'yer, a su regreso de la aldea, caminécon él. 'legre cantaba el niño una cancioncilla( pero avistando una flor blanca %unto a lavereda, la contempló y se arrodilló para observarla m$s de cerca 1 54ué est$s buscando6 1  preg3ntele. areció algo turbado. Nada, tiíto( sólo quería ver si acaso se podía descubrir algunahuella. 5)uella de qué6 1 le pregunté. J ues, tío, de &l 1 me respondió. #omprendí enseguida de quien hablaba. 1 5?e crees, pues, que el -alvador est$ todavía en la tierra6 5Nosabes que ha subido al cielo, donde est$ sentado a la diestra de Dios6 le di%e. 1 : usted tío,

5no sabe lo que nos ha prometido6 ... A)e aquí, estoy con vosotros todos los días, hasta el findel mundo.A :o lo sé, y de ello estoy seguro( conmigo est$ y camina delante de mí. >o hemosleído cuando saca sus ove%as afuera, va delante de ellas. &l es mi astor, y yo soy su ove%a( asíes que estoy cierto que va delante de mi. ;ucho desearía saber si ha echado una mirada a estaflorecita, aunque creo que sí, pues le gustan las flores BB 54ué sabes t3 de eso6 1 le di%e. : élme contestó 1 Debe haber sido amigo de las flores, puesto que di%o que -alomón mismo, contoda su gloria, no fue vestido como una de ellas. 5No nos ha dicho también que miremos loslirios del campo, que no traba%an, ni hilan, y a los cuales, sin embargo, nuestro adre celestialda crecimiento6

 J ;ire, tío, este niño tiene, en mi concepto, demasiado talento para no ser nunca m$s que unsencillo leñador, como nosotros.

 1 &stoy conforme, hi%o( pero, 5qué haremos6 De buena gana partiré con, él hasta mi 3ltimo pedazo de pan y le enseñaré todo cuanto sé( pero m$s no puedo hacer.

 1 :a lo sé. <4ué l$stima de niño= <-i solamente estuviese aquí y nos contase algo= 54uiénsabe con quién habla en este momento6 'penas pasa una persona sin que converse con ellaacerca de estas cosas.

VIII El señor rector en el País del Sol

>is!a no se había equivocado al emitir la suposición de que al!o había ido al aís del -ol( conla diferencia de que, aquel día, en vez de sentarse en su banquito de la cueva, se paseaba entrelas flores que a millares esmaltaban la pradera. No que las cogiese, no, pues se contentaba concharlar con ellas y con las mariposas que hallaba a su paso. Después había bañado sus pies enel riachuelo, placer en el cual no le acompañaba Duna%, poco amigo del agua.

 1 /amos, Duna%, 5por qué echar a perder las flores6 No florecen seguramente para esteob%eto. : los p$%aros, 5por qué espantarlos siempre6 ;ira cómo vuelan azorados( otro día no tellevaré conmigo.

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 1 No temas, pa%arito( no quiere hacerte daño 1 decía a un pinzoncito que le miraba con prevención 1 Duna% no es malo, sino algo altanero, y no sabe lo que es pecado, porque essolamente un perro.

&l pa%arillo pareció comprender muy bien( voló alegre y fué a posarse sobre una rama.

ero por hoy basta 1 di%o por fin el niño a las flores, aves, mariposas y escaraba%os 1 de%adme leer sin estorbo.

 Ni un príncipe hubiera podido desear un sof$ m$s blando y suntuoso a la vez que aquel en elcual descansaba la cabeza de al!o( era una roca acolchada con un denso musgo de color de

esmeralda, y rodeada como de un marco de floridos zarzales, cuyas ho%as verdes y corolas deuna rosa p$lida formaban una colgadura de tonos armoniosos. 9n airecillo suave lescomunicaba un leve y gracioso movimiento, parecido al de las ondas, cual si, para no molestar al %oven lector, no se atreviesen a charlar entre sí de otra manera que en voz ba%a.

'quel día le sucedió a al!o lo que a ciertas personas adultas, que se toman igual libertadcuando se les acaba la paciencia, echan una mirada a la 3ltima p$gina del libro, o cuandomenos, lo ho%ean por curiosidad.

 1 :a lo leeremos entero con el tío y el abuelo J decía en son de e8cusa, apoyado el codo enel musgo y sosteniendo su barba con la mano 1 sólo quiero dar una o%eada al final, pues hevisto de paso una cosa hermosísima

ADespués, me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía deltrono de Dios y del #ordero. &n medio de la plaza de ella, y de la otra parte del río, estaba el$rbol de vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto, y las ho%as del $rbol eran para lasanidad de las naciones. : no habr$ m$s maldición, sino que el trono de Dios y del #orderoestar$ en ella( y sus siervos le servir$n( y ver$n su cara, y su nombre estar$ en sus frentes.A

 1 <2h cu$n hermoso es esto= &sto sí que es el verdadero aís del -ol 1 ya lo presentía micorazón 1 con aquel magnífico río que sale del trono de Dios y del #ordero. -ólo quisiera yasaber qué cordero es ése que tiene su trono en el cielo.

&l niño alzó los o%os hacia el firmamento.

 1 5&l #ordero6 <2h=, me acuerdo A)e aquí el #ordero de Dios,A era el nombre dado a "es3s por "uan 0autista( es así, pues, como se llama en el cielo el #ordero de Dios. 'llí hay también$rboles que siempre est$n en flor y que llevan frutos. ero, 5qué significa ANo habr$ m$smaldición6A -eguramente ser$ que no se encuentran allí aquellos que pronuncian maldiciones.

Después de sacar, no sin temor, esta consecuencia, el niño añadió

 1 &s preciso que diga en seguida a nuestros vecinos que no blasfemen m$s. )arta, pena le daya al -eñor "es3s tener que oír sus blasfemias aquí aba%o, sin que vayan a3n a desgarrarle losoídos allí arriba. 'dem$s, se habla de nuevo del trono del #ordero con motivo de sus siervos.<#u$nto desearía servirle yo también, si &l consintiese en tomarme a su servicio= -í( pero 1 añadió refle8ionando 1 muchas veces no me cuesta poco levantarme, por m$s que sé quedebiera ir a buscar agua para el abuelo( y lo mismo cuando debo traer la leña, m$s me gustaríadivertirme con Duna%. #uando se despidió de mí el abuelo *azga, me había dicho A#hico,sirve bien al abuelo "uriga, puesto que te toma por amor de Dios procura adivinar sus menoresdeseos para satisfacerlos.A

: %untando las manos, al!o miró al cielo.

 1 2h, -eñor "es3s= 1 decía 1 te ruego me perdones que no haya servido me%or al abuelo.'hora quiero servirle de otra manera, para aprender y prepararme, con el fin de que puedastomarme como uno de tus siervos cuando vaya al aís del -ol. <2h, cu$nto quisiera yo ir hastatu trono=

*eanudando su lectura A/er$n su cara, y su nombre estar$ en sus frentes,A el niño e8clamómoviendo alegremente la cabeza.

 1 :o, pues, también le veré. ;e gustaría saber si escribir$ su nombre en mi frente( sería unhonor muy grande para mí, que no soy sino un pobre tonto.

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al!o no advertía que hacía en alta voz sus observaciones, lo mismo que su lectura, ni que sehallaba en presencia de una persona recién venida, y, a pesar de los alegres ladridos de Duna%,se sobresaltó al oír detr$s de sí una voz que decía

 1 5or qué dices que eres un pobre tonto, al!o6

-e levantó precipitadamente, y con la mayor sorpresa vio lo que nunca se había imaginado nisoñado al señor cura en su aís del -ol ...

 1 5#ómo se encuentra usted por aquí, señor rector6

 1 ?e figuras acaso que la montaña sea toda tuya, y que no me sea lícito ir a respirar un poco

de aire puro fuera del %ardín de la rectoría6 1 <2h= J di%o el niño ruborizado 1 yo no quería decir esto. ero es tan le%os, y hoy esdomingo ... 54uién hace el sermón a las gentes de la iglesia6

 1 </aya un inquisidor= )e predicado esta mañana, y ahora, por orden del médico, he venidoac$ a pasar algunos días, porque no estoy muy bien.

 1 5'quí, en la montaña6 5: dónde vive6

 1 &n casa del guardabosque.

 1 No es le%os. ero le suplico no se indisponga conmigo si le hago todavía una pregunta J &lniño se había sentado a los pies del cura, que le sustituía en su asiento de piedra 1 54uién leha hablado del aís del -ol6

 1 5Del aís del -ol6 1 di%o e8trañado el cura 1 5&s el nombre de este valle6 1 -í, quiero decir ... no sé 1 respondió alio algo perple%o 1 #omo aquí hay la puerta de loscielos, y por detr$s del país en el cual el sol no se pone nunca, yo me he creído que era el aísdel -ol.

 J <'h= 5'quí es dónde se halla la puerta de los cielos6

&l sacerdote contempló con admiración las nevadas cumbres de las montañas y las inmensasselvas.

 1 /erdad es que aquí se respira algo de la paz del cielo. ero muchachito, no has sacado de tu propia imaginación este nombre BB dí%ole acariciando con su mano la cabeza del niño 1 Debeshaber oído hablar de alg3n aís del -ol.

 1 <ues bien, con su permiso, se lo contaré todo 1 afirmó al!o, cuyos o%os centelleaban de

animación. 1 #oncedido. #uéntame eso.

#ómodamente sentado en el musgo, aunque sin apartar sus miradas del niño, el cura oyó de suslabios cómo había ido en busca del aís del -ol, del reino de los cuentos( cómo lo habíadescubierto en este lugar al mismo tiempo que el libro que tanto quería( cómo de esta manerahabía aprendido ya muchas cosas acerca del verdadero aís del -ol, y cómo había contempladoen la tempestad aquella magnífica puerta resplandeciente, con sus siete colores, a mayor alturaque las montañas. -in observar las l$grimas que humedecían los o%os del cura conmovido,al!o refirió también su lectura de hacía poco, y que había pedido al -eñor "es3s que le tomasea su servicio.

 1 &nséñame ese libro ... 54uieres de%arlo en la gruta6 'sí podría yo venir de cuando en

cuando a leerlo, como t3 haces, línea tras línea, y a buscar contigo el camino de aquelverdadero aís del -ol que no tiene necesidad de sol ni de luna, porque el #ordero es sulumbrera.

&l niño refle8ionó un instante una lucha se entablaba en su corazón. 'l cabo de un ratoenderezó con firmeza su cabeza, y di%o

 1 -í, señor( el tío >esina nos de%a mañana, y yo no leo todavía con bastante facilidad para poder hacerlo en alta voz para otros. uedo venir ac$ a leer para mí mismo( y si usted acierta aestar al mismo tiempo, leer$ también para mí, 5no es verdad, señor6

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 1 4ueda convenido( y si lo deseas, te leeré en seguida un trozo. ero muéstrame antes aquellagruta maravillosa.

>evant$ronse, pues, ambos precedido del niño, el cura seguía, no sin dificultad, a su %ovenguía. ronto llegaron al sitio.

 1 <4ué lindo es, en efecto= 1 e8clamó sorprendido 1 ?ienes razón, parece una habitación yesto es me%or que un banco, es un verdadero sof$. : 5qué flores m$s hermosas has traído= :a seve que te gusta lo bonito.

&l huésped de al!o contemplaba con evidente placer su palacio bien barrido, y adornado con

ramitas verdes y flores. J &s que el -eñor "es3s me ha prometido morar conmigo, y he pensado que tendría m$s placer si todo fuese bonito.

 1 :, 5crees de veras que est$ siempre y en todas partes contigo, al!o6

&l tono con que el cura decía esto era muy distinto de el del tío >esina o del abuelo. or eso notuvo reparo alguno en contestar estar a esta pregunta

 1 -í, señor( estoy cierto que est$ siempre conmigo, y ahora mismo también.

  1 ¡Sancta simplicitas! 1 di%o con un suspiro el cura al sentarse en el banco de piedra( yapoyando los codos en la mesa, permaneció algunos instantes sin moverse, como si estuvieseorando.

 No atreviéndose a interrumpirle, al!o se acordó oportunamente de haber de%ado entre las breñas cercanas algunas hermosas frambuesas que había apartado para el abuelo. ero no cabíaduda de que, cuando le di%ese a quien se las había dado, quedaría muy satisfecho. )abíatambién una cuchara de madera, de que se servía para trasladarlas del %arro grande al pequeño./a%illa no tenía, pero había visto cerca de allí unas ho%as muy anchas de que podía valerse enlugar de platos. Lué a buscar los dos %arros, y después de lavar el menor en el riachuelo, echóen él agua fresca, quedando el otro lleno de las olorosas frutas( limpió también la cuchara, y laen%ugó cuidadosamente. )echo esto, volvió a la gruta, fuera de sí de contento al pensar en elhonor que le cabía de poder recibir a un huésped seme%ante.

/iendo que el cura estaba leyendo, depositó sin ruido delante de él la gran ho%a, la cuchara y el %arro. &l cura levantó la cabeza, y su p$lida cara se iluminó. #ogió la mano del niño.

 1 'sí, pues, 5quieres obsequiarme con esto6

 1 -í, señor( h$game el favor de servirse. ?antas veces me ha dado usted la comida o elalmuerzo, que me gustaría poder ofrecerle una vez lo que tengo.

 1 ?e estoy muy agradecido. : para que veas que aprecio tu hospitalidad, dame alguna deaquellas hermosas frambuesas en este elegante plato verde.

<4ué gozo sintió al!o= &l cura se sirvió hasta dos veces, y bebió agua. )abía sacado de su bolsillo un pedazo de pan blanco, que partió con al!o y con Duna% también.

 1 ?e he prometido leerte algo 1 dí%ole después 1 siéntate, porque no me queda muchotiempo. 5/olver$s mañana6

 1 No lo creo, pues tendré que acompañar al tío >esina y ayudarle a llevar su equipa%e.

 1 &n ese caso, me llevaré tu libro, y te lo traeré pasado mañana, por la mañana o por la tarde.

&l cura leyó a al!o la subida de "es3s al cielo, y donde los $ngeles anunciaron su futuroregreso de arriba( pero prometió enviar antes su &spíritu -anto.

 1 5;e haría usted el favor de decirme qué es el &spíritu -anto6 1 preguntó al!o cuandosalieron de la gruta.

 1 &s el &spíritu de nuestro -eñor "esucristo 1 contestó meditabundo el cura 1 ?odocristiano debe tenerlo, porque est$ escrito en este libro A-i alguno no tiene el &spíritu de#risto, el tal no es de &l.A

 1 'sí, pues, usted lo tiene, 5no es verdad6 1 >a mirada tan pura del niño se fi%aba sinvacilación en la cara del sacerdote 1 59sted es de &l6

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' cualquiera otra persona que al!o, el cura no hubiera hallado dificultad en dar una respuesta.5No había sido bautizado6 5No pertenecía a la Cglesia #atólica, 3nica dispensadora de lasalvación6 5No estaba impresa en su cabeza el sello del sacerdocio6

 J Uyeme, al!o( antes de darte contestación a esta pregunta, deseo consultar todavía este libro para saber me%or en qué estoy.

or algunos instantes caminaron en silencio.

5&n qué est$s pensando6 1 preguntó de repente el cura, tom$ndole por la mano.

 1 54ué tengo que hacer para que el -eñor "es3s me dé su &spíritu -anto6 1 contestó éste.

 1 &scrito est$ en el libro que el adre celestial dar$ el &spíritu -anto a los que lo pidieren de&l.

 1 &ntonces es cierto, no lo dudo. ' cuantos se dirigían a &l, daba( y a mí mismo, siempre meha dado todo lo que le he pedido. ero, 5puede uno recibir al &spíritu -anto de la mismamanera que se recibe al -eñor "es3s6

 1 No entiendo bien lo que quieres decir, al!o.

 1 ues mire usted ;arta recibió al -eñor "es3s en su casa. : yo, aunque no le veo, le herecibido también en casa, en nuestra choza, en mi rinconcito, y aun aquí en la cueva, y sé queha venido y que habita conmigo.

ar$ndose el cura, cerró los o%os como deslumbrado por algo. :, al cabo de un rato, comohabl$ndose m$s bien a sí mismo

 1 No, no es 3nicamente en tu casa, sino en tu corazón, donde es menester recibir el &spíritude #risto.

 1 ero, 5puede este &spíritu introducirse en mi corazón6

  1 No cabe duda, hi%o mío. ;ira el sol 5ves cómo prosigue tan inmenso, radiante yma%estuoso su marcha en el cielo6 : ahora considera esta gota de rocío tan pequeña ymenudita( y, sin embargo, 5qué ves en ella si la observas6

 1 <&l sol= &lla, pues, también lo ha recibido( 5no es así, señor6

 1 #laro est$, hi%o mío. : ahora, buenas noches.

: antes que el niño se diera cuenta de ello, ya estaba solo.

&ntonces, poniéndose de rodillas con toda seriedad, di%o en voz ba%a 1 -eñor "es3s, dígnate orar a tu adre celestial para que me dé a mí también tu &spíritu-anto, puesto que sabes que mi voluntad es ser tuyo( quiero recibirle cual la gota de rocío harecibido el sol. : ... a él, igualmente, d$selo sin falta. 'mén.

I Donde Lesina se marcha a su casa

&l día siguiente, por la mañana, >esina, acompañado de al!o, ba%aba de las montañas,llevando al hombro un pesado bulto. &n cuanto a al!o, cargaba con la ropa.

 1 5/olver$ usted pronto, tío6

 J No lo sé, al!o 1 y ale%ando sus tristes pensamientos, añadió J 5qué puedo traerte que te dégusto6

  1 <2h= -i no es demasiado gasto para usted, tiíto, tr$igame, por favor, un l$piz y uncuadernito en el cual yo pueda escribir algo.

 J 0ueno, puedo traerte eso( bastantes servicios me has prestado. &l abuelo me ha entregado tudinero para que te compre un tra%e, y yo mismo añadiré un sombrero( ya has pedido zapatosnuevos, y así podr$s ir a la escuela este invierno y aprender lo que ignoras todavía.

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 1 54uiere comprarme un sombrero6 <4ué contento estaré= ?anto tiempo hace que llevo elmío, que est$ estropeado por completo. -é que le cuesto caro al abuelo( <o%al$ supiera yo me%or  pag$rselo=

BB ues bien( cuando seas mayor ser$s su sostén, un sostén muy apreciado( y ahora, ya le eresuna ayuda para muchas cosas. ;e ha dicho que sus hi%os est$n en 'mérica, y que sus hi%asest$n casadas muy le%os de aquí. : t3 mismo, 5dónde est$n tus padres6 5&res hi%o de "uriga6

 1 <;is padres, tiíto= &l abuelo no me ha recogido sino por amor de Dios, porque yo no tenía anadie m$s. ;i abuelo se llamaba *azga, y murió hace dos años. )abíamos venido %untos a lamontaña( él cayó enfermo y yo he quedado con el abuelo "uriga.

 1 5De manera que eres huérfano6 &ntonces debieras venir a nuestra casa, pues no tenemoshi%os ... 1 >esina alargó la mano al niño.

 1 5#ómo puede ser6 5No tiene usted hi%o en casa6

 1 No( <qué l$stima que yo no haya podido hablar primero de esto al abuelo= ero aquí vieneel tío >is!a, que podría muy bien llevarle el recado.

&l niño quedó primero encantado de aquel ofrecimiento ir a ver una comarca del todo nueva para él, horizontes nuevos ... <qué atractivo= ero de repente, sacudiendo la cabeza, di%o

 1 54ué diría el -eñor "es3s si yo abandonase de esta manera al abuelo6 54uién le traería elagua y le guisaría la sopa6 No, tío( de%émoslo a la voluntad de Dios= -olamente que regreseusted pronto, pues no har$ mucha falta su presencia.

 1 : a mí también 1 pensaba >esina 1 5no me falta algo6 1 ero no insistió( al!o teníarazón, no podía de%ar plantado a "uriga.

 1 'hora es menester que te vuelvas a casa, niño, si no quieres que te sorprenda la noche( yo podré llevar también ese lío.

ero al!o no consentía en eso.

 1 -u carga es bastante pesada sin él, tío. :a podré correr a la vuelta.

 1 -í, pero podrías errar el camino de noche( hoy no hay luna.

 1 &n cuanto a esto, no pase usted cuidado( conozco perfectamente el camino que tantas veceshe recorrido. &l abuelo *azga decía que los niños hallados en el monte nunca podíane8traviarse en él.

 1 or fin logré alcanzarles 1 di%o en aquel momento la voz de >is!a 1 Dame tu lía, niño, yvete a escape, si quieres llegar antes de la noche.

 1 -iendo así, vaya usted con Dios, tío >esina, y usted también tiíto.

: con un apretón de manos se separó de ellos.

 1 <*ecuerdos al abuelo= 1 le gritaron los hombres al ver desaparecer su pequeño rayo de sol.

Donde Palko sir!e en casa del señor rector 

 1 &s e8traño 1 decía >is!a al día siguiente a su vie%o amigo "uriga 1 ese >esina es unhombre diferente de los dem$s. 'penas si ha dicho una sola palabra ayer en todo el camino.arecía oprimido ba%o el paso de alguna pena.

 1 :a tiene el infeliz motivo para estar abatido 1 pensó "uriga 1 ero en su contestación a>is!a sólo hizo mención de la inquietud que le causaba la enfermedad de su esposa.

 1 Dios se digne restablecerla pronto, para que él mismo pueda volver cuanto antes, puesmucho nos va a faltar.

&n esto no se equivocaba( la choza parecía vacía sin él, tanto m$s, cuanto que al!o mismoestaba ausente. &n efecto, el guardabosque había pedido que viniese a prestar sus servicios al

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señor rector, y a acompañarle en sus paseos, pues como guía no había otro seme%ante enaquellas montañas.

 1 &s necesario de%arle venir 1 decía con insistencia el mozo enviado por el guarda 1 elseñor rector se lo resarcir$ seguramente. -abe usted que es gran amigo de los niños, y al!oestar$ muy bien allí.

"uriga se preguntaba a sí mismo lo que al!o pensaría de esto, y no quedó poco sorprendido alver con qué %3bilo y saltos de alegría el niño acogió esta noticia.

 1 <&s un señor tan bueno= 1 di%o a su abuelo 1 y yo le quiero muchísimo.

"am$s había soñado el corazón sencillo de al!o en una e8istencia como la que empezóentonces para él. Dormía sobre un sof$ en la habitación misma del señor ;alina( <y qué bien seestaba allí= Después de beberse una buena taza de leche, salía con los bolsillos llenos de provisiones, merced a las atenciones de la señora de casa. al!o llevaba al señor rector por sombrías cañadas, y le hacía atravesar por los arroyuelos o trepar por las peñas. 'quel buenhombre no se que%aba( recogía de paso plantas, flores, musgos, y estaba agradecido a su pequeño guía, que le indicaba los sitios m$s pintorescos. #uando estaban cansados, el cura setendía en una manta de via%e que al!o estaba encargado de llevar( y después enseñaba a éstelos nombres de las plantas y otras muchas cosas 3tiles. /iendo que con alguna pr$ctica el niñoleía bastante bien, empezó a enseñarle también a escribir y calcular, y a al!o le parecía elestudio m$s f$cil que en la escuela.

' veces, el cura, que no era de una naturaleza muy vigorosa, se dormía un rato en esas

e8cursiones, y al!o aprovechaba la ocasión para ir en busca de hongos, deseoso de no volver a casa del guarda sin ofrecer algo a la señora. Lelizmente, Duna% no había acompañado al tío>esina.

 1 ?e lo de%o 1 había dicho éste al marcharse 1 pues creo que sentirías mucho su ausencia.

De manera que Duna% les escoltaba en sus paseos. #ada mañana llegaba solito el animal, puesno pasaba la noche en casa del guarda, a causa de los dem$s perros, cuya compañía no podíasufrir. &l cura afirmaba que en eso los perros se parecen bastante a muchas personas. Noobstante, quería a Duna%, y se divertía mucho al verle a menudo llegar %adeante con asombrosa puntualidad.

ara al!o los momentos m$s felices eran aquellos en que el cura sacaba del bolsillo su Nuevo?estamento y le leía algo( aunque, a decir verdad, no faltaban cosas que el niño era todavía

incapaz de comprender. )alló gran placer en la historia de los apóstoles, y observó para sí quede ninguna manera habría podido hacer tales milagros, si el &spíritu -anto no hubiese ba%ado amorar con los discípulos. Después de los )echos, venía una carta intitulada A' los *omanos.A&sta vez al!o no comprendió casi nada, al paso que el cura, al contrario, no podía hartarse desu lectura, volviendo continuamente a ella, y quedando sumido en largas meditaciones, sobretodo, cuando llegó a estas palabras ADios encarece su caridad para con nosotros, porque,siendo a3n pecadores, #risto murió por nosotros.A

 1 <2h, señor=, <cu$nto me gustaría entender eso, pues me parece tan bueno=

 1 ?ienes razón, hi%o mío( es lo me%or que puede darse( #risto murió por nosotros.

 1 5or nosotros6 5#ómo se entiende esto6 :o creía que había muerto porque los perversos %udíos le habían crucificado. 5#ómo, pues, ha muerto por nosotros, y por qué6

'briendo entonces el &vangelio de -an "uan, el cura leyó lo de ;oisés y la serpiente, y contó aal!o lo que sucedió a los israelitas cuando salieron de &gipto. -e habían portado muy mal, yunas serpientes ponzoñosas los mordieron y mataron aquello era horroroso ... ero tan prontocomo los infelices que habían sido mordidos miraban con fe en Dios a la serpiente de metal,eran sanados.

 J 'quellas serpientes ardientes 1 e8plicaba el señor rector 1 son nuestros pecados. : de lamisma manera que aquella serpiente de metal fué alzada en un palo allí en el desierto, así fuénecesario que el )i%o de Dios fuese alzado en la cruz, a causa de nuestros pecados.

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#omo al!o tuviese dificultad en comprender esto, le refirió las penalidades que sufrían en&gipto los hi%os de Csrael( le di%o que Dios envió a ;oisés para sacarlos de allí( que Laraón,aquel hombre malo, se negó a de%arlos salir( que Dios, en su %usta ira, dio orden a su $ngel quematara a todos los primogénitos de los egipcios, desde el primogénito de Laraón hasta el del3ltimo de los mendigos. Debiera haber muerto también a todos los de los israelitas( pero el-eñor había mandado que se inmolara un cordero sin defecto por cada familia israelita, y quecon su sangre se hiciera una señal en la puerta, para que el $ngel pasase sin hacer daño algunoen todas las casas donde viere la mancha de sangre.

 1 5>o entiendes, al!o6 Nosotros también debiéramos haber perecido a causa de nuestros

 pecados, y el Laraón del infierno tampoco nos hubiera de%ado escapar. ero en eso encarecióDios su amor para con nosotros, porque siendo a3n pecadores, #risto murió por nosotros. )asufrido la muerte en lugar nuestro( y de esta manera es el #ordero de Dios que quita el pecadodel mundo.

 1 <2h, -eñor "es3s J e8clamó llorando 1 mi bien amado -eñor "es3s= 'hora comprendo por qué tu adre celestial no ha oído tu oración cuando le preguntabas por qué no te salvaba( eraque debías morir por mis pecados, como el cordero allí por los %udíos. /eo por qué tienes ahorael poder de perdonar sus pecados a los hombres( nosotros somos los causantes de tu muerte.

&l niño cesó de hablar( se había echado en la hierba, vuelta la cara hacia el suelo, sin pensar m$s en su benévolo amigo. #uando se levantó, estaba solo( en el sitio que el cura habíaocupado halló el libro abierto todavía.

Desde aquel día, el cura parecía m$s absorto aun que antes en sus meditaciones, y orabamucho. al!o tenía mucho placer al verle así orando en el monte o en casa. or la noche, siacaso despertaba, podía observarle con frecuencia arrodillado delante de una pequeña cruz demadera. al!o por su parte solía conversar también con su -alvador, lo cual le daba mucho$nimo.

&l s$bado, al final de la segunda semana, oyó que la mu%er del guarda decía a su marido

 1 ;uy le%os de ponerse bueno, el señor rector tiene cada día peor semblante( parece comooprimido por alguna inquietud. ?iene intención de predicar mañana, pero m$s valdría quedesistiese de hacerlo.

 1 ;ira, querida, no puede pasarse m$s f$cilmente sin su predicación que yo sin mi escopeta ytu cazuela. 2tros hay que, en su lugar no tendrían tantos quebraderos de cabeza, pero él es muy

concienzudo.#uando estuvo en el bosque con el cura, al!o le preguntó a quemarropa

 1 5&s verdad, señor rector, que usted tiene tantos cuidados6

 1 54uien te ha dicho esto, hi%o mío6

 1 'lgo de esto han hablado en casa del guarda. >a señora est$ muy intranquila al verle austed tan p$lido, y cree que est$ usted enfermo.

 J No se equivoca, hi%o mío( estoy gravemente enfermo, atacado de un mal que no tiene cura.

 1 5Ni siquiera para el poder del -eñor "es3s6 1 di%o el niño aterrado, tomando en sus manostostadas del sol la p$lida mano del cura.

 1 Ni siquiera para el -eñor "es3s 1 repitió el cura, mirando los o%os llenos de simpatía y de

angustia de su amiguito 1 &s claro que &l podría, pero ... 1 <2h= &ntonces es menester orar. 5-e acuerda usted de que los sanaba a todos, hasta al

 paralítico, el cual, sin embargo, no se lo había pedido personalmente6 54uiere que oremos a &lahora mismo6

 J 54uisieras ayudarme a orar6

 1 -í por cierto, como los mensa%eros del centurión de #apernaun, que decían A&s digno deque se lo concedasA

 1 No de esta manera, al!o( yo nada merezco.

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 1 54ué puedo, pues, hacer por usted6 -i yo orase, cuando menos, como aquel hombre que seestabas de pie, le%os, %unto a la puerta del templo, 5se acuerda6. y a quien otro miraba condesdén al paso que se admiraba a sí mismo.

 1 ?ienes razón, hi%o mío( la oración del publicano es la 3nica que me conviene.

&l cura no habló m$s, y aquella mañana volvieron temprano a casa del guarda.

or la tarde, al!o debía acompañar a su amo a la rectoría para pernoctar allí, e ir a pasar eldomingo con el abuelo. ero algo había que le tenía preocupado.

 1 5#ómo puedo con mis vestidos vie%os y muy echados a perder, ir con él a la aldea6 <-i yo

tuviera ya mi tra%e y mi sombrero nuevo=)abló de su perple%idad a la mu%er del guarda, mientras fregaba por ella los platos después dela comida, seg3n acostumbraba hacerlo.

 1 No te dé cuidado, al!o( ya he pensado en ello, y te he arreglado a tu estatura un tra%e demi muchacho, para recompensarte de haber servido tan bien al señor rector, y de haberme prestado a mí misma muchos servicios.

:, en efecto, le dió una bonita camisa, blanca como la nieve, y un pantalón azul( había lavadotambién, sin previo aviso, la chaqueta del niño, de resultas de lo cual, a decir verdad, esta prenda había encogido tanto, que tuvo que ech$rsela al hombro. 'sí es que apenas se conoció así mismo cuando se miró en un remanso formado por el arroyo. al!o había remendado yembetunado cuidadosamente sus zapatos, al prio tiempo que los del cura y los había provisto

de cordones nuevos, recibidos como regalo. De modo que su corazón rebosaba de felicidadcuando salió con su paquetito, y su amo participaba de su alegría.

 1 <Dios guarde a usted= <9n millón de gracias= 1 gritaba a3n de le%os al!o a la mu%er delguarda, que los contemplaba ale%$ndose.

 1 &cha por el ata%o, al!o, como cuando vienes con Duna% 1 di%o el cura al cabo de un rato.

 1 'sí estaremos pronto en la aldea, a pesar de que usted no anda tan ligero como yo J contestó alegremente el niño 1 ero no tema nada, el camino es bueno( de otra manera no leharía yo pasar por él, habiéndome recomendado el guarda que no le lleve por caminosimposibles.

 1 <-i supiese por qué resbaladeros he tenido que trepar para seguirte= ... 1 di%o sonriéndoseel cura 1 ero no te espantes, que yo no te haré traición. &n los sitios de m$s difícil acceso es

donde crecen las flores m$s hermosas. #uéntame todavía algo antes de llegar a la aldea, comoel día en que te hallé en tu nido en tu aís del -ol. Dime algo de tu familia.

#ontentísimo con ver al señor rector menos melancólico que por la mañana, al!o se apresuróa referirle cómo, dos años atr$s, había venido a estas montañas con el abuelo *azga y cómoéste, que estaba gravemente enfermo, había ido a morir en su casa, recomend$ndole al abuelo"uriga para que cuidase de él por amor de Dios.

&8presando el cura su e8trañeza de que los padres de al!o hubiesen consentido en estearreglo, el niño le e8plicó que la mamita 'na le había hallado en el bosque, y, no present$ndosenadie a reclamarle, había acabado por tenerle consigo.

&l cura oyó con el mayor interés esta narración.

 1 : si abuelo "uriga muriese, 5qué harías y adónde irías6

&l niño se paró, mirando con asombro por todos lados alrededor suyo, sorprendido y casiaterrado.

 1 -upongo que el -eñor "es3s vendría otra vez en mi ayuda, puesto que envió a la mamita'na a socorrerme cuando yo estaba perdido. : cuando ella murió, me dió al abuelo *azga, ycuando a éste le tocó morir, me dió al abuelo "uriga. >a choza de la montaña no ser$ nuestrasino hasta la muerte del abuelo, y su casita en la aldea 1 se la enseñaré cuando pasemos por allí 1 es de sus hi%os( de modo que no podré quedarme en ella. ero como soy algo grandecito,ya se hallaría quien consintiera en tomarme a su servicio. -i por e%emplo, señor rector, tuviesenecesidad de un zagalito, es donde yo preferiría estar.

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 J 5#onmigo6 &s una buena idea. &n el caso de que tu abuelo muera antes que no, no vayas aservir a nadie, vente conmigo. 5;e lo prometes6

Dichoso con esta seguridad al!o puso su manita en la delicada mano del cura en señal de pacto.

>a conversación fue interrumpida por la llegada de algunas mu%eres que caminaron con elloshasta la rectoría. 'llí dieron a al!o una e8celente cena, y el cura le tomó de nuevo en su propio cuarto para la noche( pero antes de acostarse tomaron ambos un buen baño caliente, queles hizo mucho bien después de su larga e8cursión. &l niño se caía de sueño, y apenas pudohacer su oración( 3nicamente percibió que el cura le arreglaba el embozo de su cama, leacariciaba la frente, le daba un beso ... y al punto quedó profundamente dormido.'l despertarse, como de costumbre, con el alba, al!o se sentó en la cama, no acertando bien asaber dónde se encontraba. &staba a punto de levantarse y ponerse sin ruido la ropa, cuandoavistó, sentado cerca de la ventana y vestido al rector, con el santo libro sobre sus rodillas. -inembargo, no leía( tenía los ojos cerrados, sonriendo como en el é8tasis de un hermoso sueño,y su cara, tan p$lida de ordinario, estaba iluminada con los fuegos de la aurora.

&l niño se escabulló sin ruido fuera de la habitación para ir a la fuente a lavarse, y , después deen%ugarse y peinarse con esmero, volvió andando en la punta de los pies.

-entado todavía en el mismo sitio, el cura había abierto los o%os y contemplaba la salida de sol.&l niño se acercó sigilosamente, y por un movimiento inconsciente se arrodilló a sus pies.

 1 5:a te has levantado, al!o6 1 di%o el cura, poniendo cariñosamente la mano sobre sucabeza.

 1 &s la mañana.

 1 &n efecto( una espléndida mañana de domingo, seme%ante a aquella en la cual ;aría vió al*esucitado.

 1 5No est$ usted triste esta mañana, señor rector6

 1 No, hi%o mío( hoy estoy feliz, muy feliz. uedo decírtelo a ti porque me comprender$s y tealegrar$s conmigo( he hallado también yo esta noche el camino del aís del -ol, y puedo por fin dar contestación a la pregunta que me hacías, y que yo mismo me hacía.

?engo el &spíritu de #risto( he recibido al -eñor como ;arta, como la gota de roció recibe alsol. Da gracias al -eñor conmigo de que me ha perdonado y aceptado por suyo. -ólo que ahora

es preciso que descanse un poco, pues no he dormido en toda la noche. ero no importa( éstaha sido la noche m$s hermosa de mi vida.

Después de haber orado %untos, el cura se tendió, vestido en el sof$. al!o, lleno de solicitud, letra%o una almohada, diciendo

 1 Descanse por completo, pues de otra manera no podría hacer su sermón.

 1 5;i sermón6 1 replicó el cura, estrechando al niño contra su corazón 1 )oy predicarécomo en mi vida no lo he hecho por primera vez hablaré como testigo de "es3s.

?an pronto como su amo durmió, al!o salió sin ruido del cuarto. 4uería marcharse sindesayunarse( pero la vie%a criada le vió, y no le de%ó salir sin darle un pedazo de pan y un pocode leche.

>levaba prisa por volver con su abuelo, a quien no había visto sino de paso, un par de veces enestos 3ltimos quince días, la una en casa y la otra en el bosque.

 1 ;ucha falta me haces 1 le había dicho éste 1 pero cumple fielmente tu servicio. 54uiénsabe qué provecho podr$s sacar de él alg3n día6

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I Por "u# tu!o Palko"ue de$ar el ser!icio del señor rector 

&n el intervalo, un suceso inesperado había ocurrido en la choza el anciano ablo habíarecibido una carta, no de sus hi%os de 'mérica, sino de >esina. Lelizmente, como sabemos,había hablado ya antes a >is!a de la infeliz esposa de >esina, pues fué >is!a quien le leyó lacarta, y de ella se trataba. ?uvo que e8plicarle adem$s que se le iba la cabeza a la pobre mu%er,

 porque >esina escribía en los siguientes términos.A)e encontrado a mi mu%er en bastante buen estado de salud. ero mi madre me dice que nodebo ausentarme en adelante, pues la vida se hace insoportable para ella. ' pesar de esto, meveo obligado a volver a la montaña, como usted sabe, para no sufrir una pérdida considerable.?engo pues, la intención de tomar conmigo a mi esposa, y vengo a suplicarle que, en estascircunstancias, nos ceda un poco a su muchachito. &s un niño tan amable, que seguramentetendr$ ella placer en tenerle a su lado( debiera él, en ese caso, hacerle compañía, tanto dentrocomo fuera de la casa, y evitar que se quede sola. >e pagaré a usted sus servicios( pero leruego, por favor, que no niegue a dos infelices este favor.O

Aal!o nos cedería su cuartito y dormiría de nuevo con usted. ;i esposa guisar$ para todosnosotros, y se dedicar$ a las dem$s faenas domésticas. -i puede tener a al!o a su lado, ser$

 para mí cual si eR -eñor "es3s mismo me enviara un $ngel de la guarda para ella 'l leer ayer enel profeta Csaías estas palabras A: un niño los pastorear$,A me parecía ver a al!o. 5No es él elniño que nos conduce a Dios6 <2h, si supiéramos creer como él=A

;ientras leía la carta, >is!a se en%ugó m$s de una vez las l$grimas.

' "uriga le causó gran placer la idea de poder prestar un servicio a >esina. No faltaba sitio enla choza. <4ué venga la pobrecita, y que nuestro misericordioso -alvador conceda a al!o quesea para ella un instrumento de bendición=

ero, 5qué habría dicho al!o si hubiera sabido lo que le esperaba a su llegada6

 1 &n cualquier cosa hubiera soñado, menos en que le di%eran que no volvería m$s con suquerido amo. &ntonces conoció hasta qué punto le amaba, cuando el abuelo se negórotundamente a de%arle salir el lunes por la mañana, con motivo de que el tío >esina debía

llegar por la tarde con su mu%er. al!o tendría que cuidar de ella, mientras el abuelo y el tíoestarían ocupados en sus traba%os( quedaría a su lado en la choza para ayudarla en todo cuantonecesitase, y la acompañaría en el caso de que saliese a buscar hongos.

or m$s que el niño instase con el abuelo, d$ndole mil e8plicaciones y acumulando los ruegos,tratando de hacerle comprender que el señor rector no podía pasarse sin él por estar enfermo(que no volvería sin duda sino por unos pocos días a casa del guarda, y que era preciso quetuviese un guía, todo fué in3til.

 1 <Dé%ame en paz con tu cura= 1 e8clamó por fin el abuelo, amoscado 1 'l fin y al cabo noes sino un e8traño un católico, mientras que >esina es de los nuestros, y es deber nuestroayudarle a él primero. <)ola= ?3 que vas siempre diciendo que el -alvador est$ contigo y oyecuanto le dices, no sé qué opinión formar$ de ti si no quieres hacer nada por un hombre queest$ en la aflicción. &l lunes por la mañana te vas a casa del guarda a despedirte, y no digas una palabra m$s.

al!o tomó el c$ntaro y se fué a la fuente. ero al llegar allí se echó al suelo, llorando ysollozando como si su corazón estuviese a punto de partirse. : después, con los codos en elsuelo y las roanos en la barba, dió salida a sus pensamientos, entablando una conversaciónconsigo mismo

 1 5-er$ mi deber estar al servicio de todo el mundo6

&l tío bien podía de%ar a su mu%er en casa( 5qué necesidad tenía de traerla6 Desde ahora, -eñor "es3s, no podré m$s recibirte en mi casa, como no hubiera podido ;arta hacerlo si le hubiesen

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tomado la suya. ;e toman mi cuartito para el tío y la tía, y me obligan a dormir otra vez con elabuelo. <No, no puede ser( prefiero dormir a campo raso con Duna%= <: el abuelo que dice queel señor rector es para mí un e8traño= <&sto no es cierto= : el tío >esina, 5es pariente nuestro6De ninguna manera( vive con nosotros y va al bosque con el abuelo, nada m$s. &l abuelotampoco es mi abuelo, todos ellos son e8traños para mí.

: sus l$grimas corrieron m$s amargas y abundantes ...

 1 ero, muchacho, 5qué éstas haciendo aquí6 1 preguntó de repente el abuelo.

 1 &s que no soy vuestro del todo 1 respondió al!o, que no estaba falta de argumentos en

aquel trance 1 es que no tengo nadie, 3nicamente a e8traños 1 añadió el niño sollozando.&l corazón de "uriga se ablandó.

 1 Uyeme 1 dí%ole con bondad 1 siéntate aquí, quiero decirte algo.

&stas cariñosas palabras bastaron para apaciguar la tempestad que agitaba el corazón del niño(se sentó, pues, y el abuelo prosiguió

 1 5or qué te afliges tanto de que no te de%e volver a casa del cura6 &l es rico, y sin dificultad puede con su dinero hallar otro muchacho( mientras que >esina, que es de los nuestros, es tan pobre como nosotros y, a m$s de esto, sumamente infeliz. )emos leído en el santo libro que el-alvador se compadecía de los desgraciados y les au8iliaba ... <: t3 niegas a ayudar a >esina=:o no hubiera esperado esto de ti.

 1 5or qué dice usted que es infeliz6 No le falta nada 1 contestó al!o con timidez 1 

&mpezaba, en efecto, a conocer que no le asistía la razón, puesto que no había querido obrar como "es3s.

 1 -i me prometes solemnemente que no lo dir$s a nadie, ni a >is!a, ni a >esina, te lo contaré.

 1 >e prometo que no diré nada, abuelo 1 y puso su manecita en la callosa diestra delanciano.

  1 ues bien, esc3chame. &l tío >esina tenía también un niño pequeño, y este niñodesapareció. : esto ha causado tanto dolor a su mu%er, que la infeliz casi ha perdido el uso de larazón( siempre quiere salir a buscarle. &ste es el motivo por el cual el tío >esina la trae aquí, para que no se e8travíe ella misma busc$ndole. uede ser que aquí también quiera buscarle, yt3 tendr$s que acompañarla a todas partes.

 1 5: ayudarla a buscar6 1 e8clamó el niño, levant$ndose de un salto 1 :a se leía en susemblante el af$n de servir con gozo a la pobre mu%er, a pesar de las l$grimas que humedecíantodavía sus o%os y me%illas.

"uriga se alegró de haber logrado la adhesión de al!o. >os niños y los locos se parecen, pocom$s o menos, unos a otros, pensaba el anciano( ya podr$n buscar %untos. De todas manerasestaba seguro de que al!o no se escaparía para correr a casa de su cura.

 1 <-ólo que no te olvides de tu promesa= No vayas a hablar del niño perdido a >esina ni aninguna otra persona.

 1 &so sí.

 1 5De manera que era un niño6 54ué estatura tendría6 regunto esto para poder conocerle, enel caso de encontrarle.

 1 &ra muy pequeñito todavía, pero ya sabía andar. 1 <obrecito niño=

#onversando así con animación, habían vuelto a la choza, y tanto le cautivaba a al!o elasunto, que no advirtió que el abuelo llevaba el c$ntaro. 'hora ya no le importaba nada tener que ceder su rincón a >esina, y él mismo ayudó a ensanchar el lecho.

 1 Dígame, abuelo, 5podremos recibir también aquí al -eñor "es3s6

 1 #laro est$, hi%o mío, 5y por qué no6 >a choza es toda tuya.

 1 <2h qué contento estoy=

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&s preciso confesar, sin embargo, que cuando al!o, el día siguiente, tuvo que ir a casa delguarda a manifestarle que no le era posible continuar, este paso le pareció muy penoso, sobretodo porque creía que no podría siquiera despedirse del señor rector.

ero, <qué sorpresa m$s alegre le esperaba=

'llí estaba el cura, de pie, delante de la casa del guarda, contemplando con admiración lahermosa vista que se descubría en aquel sitio. &n seguida vió a al!o.

 1 0ienvenido seas, hi%o mío. ;e he levantado m$s temprano que t3 esta mañana( vienes algotarde para nuestro paseo.

 1 <'y= No puedo venir m$s para el paseo 1 contestó el muchacho, llorando a l$grima viva 1 &l abuelo me ha encargado que le salude atentamente de su parte, y le diga que busque aotro en mi lugar, pues él me necesita. Dice que un señor rico como usted puede hallar f$cilmente con su dinero otra persona.

 1 ;i dinero no me dar$ un segundo al!o 1 di%o el cura, acariciando con bondad al niño 1 ero, 5por qué te necesita6 ?al vez consienta en de%arte volver, si yo mismo voy a hablar conél( adem$s, no puedo quedarme aquí m$s que hasta el miércoles.

  1 <'y, no= De nada serviría 1 di%o al!o suspirando. : en%ugando sus o%os, e8plicó brevemente por qué debía quedar en la choza y al servicio de quién estaría, añadiendo cu$ngrande era su sentimiento.

 1 ero ahora quiero de%ar satisfecho al abuelo( sólo estoy en duda de si el -alvador se habr$

resentido de esto.&l cura se sentó en el tronco de un $rbol derribado, y al!o se arrodilló a su lado, reclinandosu cabeza en las rodillas de su migo.

 1 *esentido precisamente, no, pero supongo que muy sorprendido.

 1 5: de qué6

 1 /amos a ver, 5no te habías ofrecido para su servicio pocos días hace solamente6 &l re hacogido la palabra, y te ha aceptado por uno de sus pequeños servidores. -i estuvieras a miservicio, debieras ir sin replicar allí donde yo te enviara, y hacer lo que te mandara.

 1 <2h= #u$n gustosamente haría yo todo cuanto usted me ordenara, y sobre todo, lo que &lme mandara.

 1 ues bien, al!o. &l es quien te manda, lo mismo que a mí A?oma tu cruz cada día, ysígueme.A 5#rees que "es3s no hubiera preferido quedar con sus discípulos a los cuales tantoamaba6 ero cuando su adre le di%o A?oma esta pesada cruz, llévala en tus magulladoshombros hasta el Gólgota, y de%a que te claven en este leño,A 5qué hizo6 2bedeció.

 1 'sí, pues, usted cree, señor rector 1 preguntó ruborizado el niño 1 que es el -eñor "es3squien e8ige que le de%e para ponerme al servicio de la tía ... 5-er$ ésta mi cruz6

 1 or cierto, hi%o mío, yo lo creo. &s, pues, deber tuyo someterte y aceptarlo de buen agrado.Dios sabe con qué motivo pone en tu camino esta alama, lo miso que sabía por qué te enviaba amí para serme 3til.

 1 &ntonces, 5de esta manera permaneceré a su servicio6

 1 -eguramente, y ser$s su pequeño siervo.

 1 <2h=, tal vez me conceda la alegría de hallarle su niñito 1 e8clamó al!o en un arrebato desatisfacción.

 1 <-u niñito= 5qué quieres decir6

 1 <2h= &s verdad, no debo hablar de esto a nadie, ni a >is!a ni a >esina( el abuelo me lo tiene prohibido. ero, puesto que lo ha mencionado a usted, bien puedo cont$rselo.

: al!o hizo al señor rector su narración, quedando muy sorprendido de que éste no le dieraninguna contestación, y se limitara a mirarle de una manera e8traña.

 1 54ué edad tendrías, al!o 1 preguntó por fin el cura 1 cuando te halló tu mamita6

@K

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 1 'ño y medio, poco m$s o menos, seg3n dicen,

 1 : el hi%o de >esina, 5era también un niñito6

 1 -í, y muy pequeño, pues apenas andaba solo.

 1 >os caminos de Dios son a veces maravillosos. ues bien( yo creo, en efecto, que el -eñor "es3s te conceder$ el gozo de hallar el niño de aquella pobre mu%er. &ntretanto, sé un buenservidor para ella, y día vendr$ en que dar$s gracias al -eñor por haber podido servirla.

9n sentimiento e8traño y solemne invadió el corazón de al!o( quedó un rato en silencio, conla cara oculta entre sus manos( y de repente, volviéndose hacia su amo, e8clamó

 1 <#uan triste estoy= 1 5?riste6 5or qué6

 1 or no haber sabido comprender que era &l quien me llamaba, y por haberme negado aseguirle.

 1 &n esto has obrado como lo hacemos muchas veces nosotros los mayores. rincipiamosofreciéndonos al -eñor para su servicio, y luego, cuando nos manda algo que es contrario anuestros deseos, nos negamos a sometemos, olvidados de que nos ha dicho ANiégate a timismo, y sígueme.A ero no te desanimes, hi%o mío( antes bien, ora, confiésale tu culpa, y &l te perdonar$( y después sírvele tan fielmente con tía >esina como le hubieras servido conmigo.

: sin aguardar a que le repitieran esta e8hortación, al!o derramó en el acto ante el -eñor "es3s su oprimido corazón, prometiéndole con l$grimas servirle fielmente en adelante. &l curaoró también por él, pidiendo que al!o fuese para >esina y su mu%er Ael niño que los pastorease,A llev$ndolos a "es3s, como lo había sido para él mismo.

0esando después a al!o, cuyas l$grimas limpió, le di%o

 1 No te apures( seguiremos siendo buenos amigos, puesto que estamos ambos al servicio delmismo 'mo. #uando vengas a la aldea( no de%es de hacerme una visita. ?e devuelvo tu?estamento, pues lo necesitar$s( yo tengo en casa la 0iblia entera, y quiero comprar otrosmuchos e%emplares. 1 : sacando de su bolsillo el santo libro, lo llevó a sus labios, y lo dio asu pequeño propietario, diciéndole con l$grimas en los o%os

 1 <2%al$ sea para otros muchos lo que ha sido para mí=

/olvieron %untos a casa del guarda, y al!o se despidió de sus huéspedes. &stos no estuvieron

muy satisfechos de la determinación del abuelo, pero el cura les tranquilizó. 1 &mpiezo a conocer los caminos de la montaña( ya sabré salir solo de apuros durante tresdías.

&l guarda regaló a al!o un silbato para llamar a Duna% y una corona nueva Emoneda de plataF,a lo cual su esposa añadió, empaquetadas en un pañuelo, tantas cosas de utilidad, que el niñocon dificultad podía llevar su equipa%e.

 1 #uando pases por aquí, entra a darnos los buenos días, aunque nada traigas para vender 1 le di%o la buena señora, a lo que al!o accedió de todo corazón.

&l cura le acompañó hasta la choza( quiso ver al abuelo mismo para darle las gracias, y leentregó una moneda de oro nuevecita. &l abuelo por su parte comprendió el amor de al!o alcura, viendo qué hombre m$s bueno y amable era. 1 0ien podría dar un par de coronas a

al!o, puesto que tanto le alaba 1 había pensado "utiga. ero no fueron dos, sino diezcoronas, las que le entregó para el niño, con otras diez para él mismo, para ayudarle a criar aal!o, puesto que le había recogido por amor de Dios.

#uando salió el cura, "uriga abrió el paquete que el niño había traído de casa del guarda.

 1 </amos, chiquito J di%o sonriendo 1 no has servido de balde= ... Dios bendiga a aquella buena señora que ha pensado en nosotros con tanta bondad.

 1 5No lo ve, abuelo6 9sted no cargar$ ya m$s solo con todo el traba%o( yo quiero ganar por fin también algo para ayudarle.

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 1 -eguramente, hi%o mío. #on estas diez coronas podré comprarme zapatos nuevos para elinvierno( demasiado me he devanado los sesos pensando en esto, no sabiendo dónde hallar eldinero( <y ahora aquí lo tengo= &s mucha verdad lo que est$ escrito A0uscad primeramente elreino de Dios y su %usticia, y todas las dem$s cosas os ser$n añadidasA &s como si Dios mismolo hubiera hecho llover para mí. 'hora no me faltar$ nada este invierno. <: t3 me traes aquí provisiones de boca para quince días= V No es palabra vana la de la 0iblia que dice que Dioses amor.

II La tía Lesina

&l vie%o "uriga no se había figurado que la vida con la mu%er enferma de su %oven amigohubiese de ser precisamente f$cil y agradable, y estaba dispuesto a aguantar no pocos disgustos para aliviar en lo posible la carga del pobre >esina. No tenía la m$s remota idea de que todoiría a m$s y me%or.

>esina y su mu%er llegaron por la noche, cansados y contentos con hallar la sopa preparada.Después de cenar arreglaron su cama con las s$banas, almohadas y mantas que habían traído.De manera que no fué sino al día siguiente por la mañana cuando "uriga pudo empezar aobservar a la %oven.

 1 <obrecita 1 decía para sí el anciano, lleno de compasión 1 tan %oven, veintiséis años a lom$s, tan amable y tan bella también= ero, 5a quién se parece6 <' ver cómo ir$n las cosas aquícon ella=

or de pronto, apenas podía notarse su presencia, a no ser para alegrarse de ella.

or la mañana había guisado una e8celente sopa, que "uriga, al!o y Duna% mismo, que lahabía acogido ruidosamente, comieron con gusto, así como una torta que había traído. ' al!ole ofreció también nueces( y cuando >esina le entregó el tra%e con el sombrero prometido, ellaayudó al niño a componerse. Desde el primer instante se mostró muy cariñosa con él( y la que permanecía como muda ante las personas mayores, tan pronto como se hallaba sola con el niñocharlaba con su voz tan simp$tica, suave y melancólica como el susurro del aire en las ramasde los abedules.

#uando >is!a apreció, hubo también una torta para él, y la %oven respondió con amabilidad asus preguntas. &ste tuvo que limpiarse los o%os a escondidas, pues le dominaba la emoción cadavez que la miraba.

 1 )as hecho bien en traerla, hi%o mío 1 di%o "uriga a >esina, al cabo de una semana 1 no teequivocabas al suponer que le agradaría la compañía de al!o.

  1 <4uién pudiera resistir a la atracción que e%erce este niño= 1 contestó suspirando elinterpelado.

'sí, pues, podían los hombres dedicarse con toda tranquilidad de espíritu a sus labores, segurosde que a la %oven no le parecería largo el tiempo. ' ella misma le hubiera parecido m$s biendemasiado corto para todo cuanto tenía el propósito de hacer.

?oda la ropa que había en la casita la lavó, incluso la de "uriga y la de al!o( guisaba lascomidas, fregaba los platos, mondaba y secaba los hongos, así como las otras plantas querecogía acompañada de al!o. : cuando no tenía otra faena en qué ocuparse, cosía yremendaba la ropa de todos( hasta a >is!a le compuso una camisa y le echó mangas nuevas.

or otra parte, hay que hacerle a al!o la %usticia de que la rodeaba de cariñosa solicitud. >econtó la historia de su aís del -ol, adonde la condu%o ya al otro día de su llegada. >a mostrósu libro, e8plic$ndole el contenido. &lla escuchaba con gusto, por m$s que no pocas veces seabismara en susmelancólicos pensamientos. al!o comprendía que en aquellos momentos pensaba en su propio niñito( la quería mucho, y cada día crecía el amor que la tenía. #uandosalían %untos, iban siempre cogidos de la mano como dos niños.

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9n día que la tía estaba ocupada de una labor de costura, sumida en sus refle8iones, al!oapoyó de repente su rubia cabecita en el hombro de la %oven, diciéndola

 1 &st$ triste por su niño, 5no es verdad, tiíta6 ero no pase cuidado( ya ver$ cómo lehallaremos nosotros. :o lo he pedido al señor "es3s, y me lo conceder$.

B

&lla se sobresaltó, le miró y le estrechó en sus brazos( su pañuelo había caído al suelo, y unrayo de sol iluminó dos caras rosadas, rodeadas como de marcos de cabellos rubios, y queofrecían una notable seme%anza.

 1 5#rees que le hallar$s, al!o6 1 &stoy del todo seguro de ello( pero es preciso que me diga usted cómo era.

 1 &nteramente como t3( sólo que era pequeño todavía.

 1 5-abía ya andar6 1 preguntó al!o, enlazando con sus dos bracitos el cuello de la tía 1 <2h, cu$nto tiempo hacía que no le había acariciado la mano de una madre=

 1 :a lo creo( cuando yo le cogía de la mano, podía andar un buen trecho( y aun aventuraba adar solo algunos pasos.

 1 5#ómo se llamaba6

 1 ;isch!o.

 1 'sí, cuando vayamos a buscarle le llamaremos <;isch!o, ;isch!o= o m$s bien, no, es

usted quien debe llamarle, pues mi voz le daría miedo. ?ía 1 preguntó de nuevo al!o,desasiéndose del abrazo de la %oven 1 5desde cu$ndo ha perdido usted a su ;isch!o6

 1 5Desde cu$ndo6 1 repitió ella mir$ndole con o%os e8traviados 1 :o no lo sé, al!o. ;icabeza la tengo en un estado e8traño( unas veces me duele mucho y otras no me acuerdo denada. &stoy, sin embargo, me%or desde que estoy en la montaña( ya no siento aquí aquel mismo peso que me oprime sin cesar el corazón cuando estamos allí en nuestra casa.

 1 5-abe lo que debe hacer6 4uédese siempre aquí con nosotros. &n el invierno ba%aremos a laaldea, y no faltar$ sitio en nuestra casa( tenemos una habitación grande, una cocina y uncuartito y viviremos en perfecta armonía.

 1 :o, de buena gana me quedaría siempre contigo.

' al!o le asomaban las l$grimas a los o%os( tan grande era la ternura con que fueron

 pronunciadas estas sencillas palabras. 1 :o también, créame, la quiero mucho 1 aseguró el niño con acento profundo de sinceridad 1 a pesar de que al principio yo no quería en manera alguna verla por aquí ni ponerme a suservicio, porque esto me obligaba a de%ar al señor rector. &s que él me ha enseñado tantísimascosas, que me gustaría mucho estar con él. ero, 5no es verdad que yo la sirvo también confidelidad, y el -alvador estar$ contento de mí6 : si esta es mi cruz, por cierto que no es pesadani me abruma ... ero est$bamos hablando de su niño.

 1 -í, las gentes aseguran allí en nuestra tierra que un %abalí le habría devorado. ero yo no puedo creerlo 1 declaró la infeliz madre, sacudiendo la cabeza en adem$n decidido 1 estoycierta de que él vive, y es preciso que le halle. No, no creo que haya muerto.

 1 No, no lo crea, tiíta 1 repitió al!o con acento tranquilizador 1 todo lo que dice la gente

son tonterías. #uando yo era pequeño, fui hallado también por mamita en la montaña, al otrolado del +aag, donde me había e8traviado. &l -eñor "es3s, que no ha permitido que las fierasme devorasen, habr$ protegido también a su niñito.

 1 5?u madre también te ha vuelto a hallar6 1 e8clamó admirada la %oven.

 1 -i usted quiere, le voy a contar toda esta historia, punto por punto. ;amita buscaba hongos.De repente, oyó llorar a un niño, y mirando alrededor suyo, se encontró en el camino como unniñito que andaba, vestido con una camicita, desnudos los pies, y que le pidió de beber. &lla ledió agua y pan( y no sabiendo de quién era, le tra%o a su casa. Después hizo publicar que habíahallado un niño, pero nadie vino a reclamarle( de manera que le ha guardado por amor de Dios,

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así como, m$s tarde, el abuelo "uriga. ero, tía 1 añadió al!o interrumpiéndose 1 tal vezalguien también haya hallado a su ;isch!o, y le haya guardado( en este caso, 5para qué sirve buscarle en la montaña6 54uién sabe dónde para6

uesta de pie, apretada la frente con sus manos, y fi%a la mirada, la infeliz mu%er repetía amedia voz

 1 <4uién sabe dónde para=

 1 ?ranquilícese 1 respondió al!o con tono consolador 1 el -alvador, de seguro sabedónde est$. >e pediremos que nos lo haga descubrir. /ienen muchas mu%eres ahora a la

montaña( preguntaremos a cada una de las que veamos si no ha hallado a un niño. ?al vezdemos %ustamente con la que lo tiene.

' partir de aquel momento, la pobre mu%er habló cada día de su ;ischi!o con al!o. &ste leenseñaba a pedir a "es3s que le di%ese dónde estaba su hi%o, pues ella seguía firme en elconvencimiento de que vivía todavía y le hallaría. Desde entonces perdió algo de sutaciturnidad, y sus p$lidas me%illas recobraron alg3n color.

' "uriga se le ocurría a menudo preguntarse a quien le recordaba la cara de la %oven.

' todos su presencia les era grata, y trataban de leer en sus o%os lo que podían hacer que lediese placer.

>esina no sabía qué imaginar  para agradarle. >os primeros

días, parecía que ella loevitaba, como por efecto decierta timidez( ahora, no.

#uando, trayendo una pieza demadera, esculpía cucharasdelante de la choza, iba asentarse a su lado con su labor de media, y a vecescontemplaba con tanta ternuraa su marido, que éste debíareprimirse para no gritarle sugozo. #uando hacía la lectura

del Nuevo ?estamento, sesentaba también %unto a él, y leoía atentamente.

>esina aprendió entonces acreer en el amor gratuito deDios para los pecadores, y almismo tiempo a pedir con fe al-eñor "es3s que sanase a sumu%er. al!o, en efecto, leshabía repetido lase8plicaciones luminosas delseñor rector, y contado de quémanera él también había buscado y hallado el caminodel verdadero aís del -ol. :ahora era >esina quien deseabaardientemente hallarlo( sinembargo, no hubiera queridoentrar en él sin su mu%er( y, enel estado en que ella seencontraba, 5podía llegar a lafe6

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>eían el libro, no solamente línea tras línea, sino desde su principio, para recobrar el tiempo perdido, y cada día lo entendían me%or. -obrevino una temporada de grandes lluvias, que lesobligó a permanecerse algunos días en casa, y aprovecharon esta circunstancia para adelantar en su lectura( de modo que el tiempo pasó para ellos con rapidez.

>is!a quedaba constantemente con ellos, y no volvía a su casa sino por la noche, y sucedió m$sde una vez que hizo por que le acompañase al!o, con el ob%eto de hablar con él de las cosasque acababan de leer, reteniéndole tarde consigo por la noche.

&l deseo de >esina de hallar el camino de la salvación se hacía cada vez m$s intenso.

edía también a Dios que iluminase a su mu%er, pues él mismo no creía que su hi%o estuviesea3n con vida( se lo representaba su imaginación oculto en alguna región del aís del -ol eterno,y suspiraba por el día en que volvería a verle.

III El rector est% muy en&ermo

or agradable y tranquila que fuese esta vida com3n de los cuatro amigos, al!o no de%aba desentir que le faltaba algo. ;omentos había en que le invadía un deseo tan vivo de servir alseñor rector, que no podía menos de proferir en sus oraciones este suspiro A-eñor "es3s,

quiero, sí, estar sumiso y llevar mi cruz( pero, aunque no tengo como t3 las espaldasmagulladas, <me parece tan pesada=A

&l niño tenía la impresión de que los que le rodeaban no acertaban a comprender su estado dealma, mientras que el señor rector seguramente lo comprendería.

 Ninguna oportunidad se le había ofrecido de ba%ar a la aldea. &l primer domingo, la lluvia lehabía impedido salir( y al siguiente, el abuelo había ido al culto con los tíos >is!a y >esina.#uando regresaron por la tarde, al!o pidió permiso para ir a casa del guarda y llevar a laseñora unos cuantos hongos, como testimonio de gratitud por sus hermosos regalos. ?omandoconsigo a Duna%, echó a correr, cual si desafiase al animal a que le superase en agilidad. &s quese sentía con alas, como un p$%aro escapado de su %aula, y Duna%, por su parte, estabaencantado de hallarse otra vez solo con su %oven amo.

 1 'hora por fin podré saber cómo est$ el señor rector 1 pensaba al!o, y, en su alegría,hacía resonar los ecos con sus gritos de <"u%3=, <)alloh= Después entonaba una melodía que latía 9sina le había enseñado( de manera que muy pronto llegó a casa del guarda.

>a señora se hallaba sola en casa.

 1 ;il recuerdos del abuelo 1 e8clamó al!o gozoso 1 'quí traigo el pañuelo en que ibaenvuelto el paquete, con algunos hongos en señal de agradecimiento por todo.

  1 <4ué hongos m$s hermosos= 5Dónde los has encontrado6 Dar$s también a tu abuelomuchas memorias de mi parte y tantas gracias por su regalo. -iéntate aquí, que voy a darte unataza de café( y puesto que estoy sola, me har$s compañía si no llevas mucha prisa ...

 1 0ueno 1 contestó al!o muy satisfecho, y pensando adem$s que de esta manera tendríaseguramente noticias del rector.

Después de un rato de conversación, preguntó de repente en voz de s3plica

 1 or favor, señora, 5puede usted decirme cómo est$ el señor rector6

 1 5Nuestro cura6 No est$ malo, sino que tiene no sé qué de e8traño 1 contestó la señoramoviendo la cabeza de un lado a otro.

 1 5De e8traño6

 1 ues mira, estos dos domingos ha predicado como nunca lo había hecho antes ...

>a buena de la señora se olvidaba de que hablaba con un niño, ante el af$n y la atención conque la escuchaba al!o.

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 1 &so es 1 di%o el niño, haciendo con la cabeza una señal de aprobación 1 aquella mañanaen que yo estuve en la rectoría me di%o que predicaría como %am$s había predicado. : esto,sencillamente, por haber hallado el camino del aís en que el sol no se pone nunca.

 1 #onque, 5te lo ha dicho a ti también6 &s lo que nos ha e8plicado, valiéndose de estase8trañas palabras. -i t3 no hubieras estado con él de día y de noche durante dos semanas, y note hablaría de esto, porque eres a3n muy niño. Decía, adem$s, que hasta ahora no había sido para nosotros un buen pastor, puesto que no era nacido de Dios y no tenía la seguridad del perdón de sus pecados. 'famaba, es verdad, que nos había declarado lo que sabía acerca del-eñor "es3s, pero que &l personalmente no le había poseído. or fin, añadió que nosotros

tampoco lo poseíamos, pero que nos enseñaría el camino que nos ha de conducir a &l, puestoque Dios le había recibido en gracia y le había adoptado por uno de sus hi%os. :o no sé repetir esto muy bien, pero nunca podré olvidarme de aquella pl$tica, como tampoco de la de hoy.'penas tenía paciencia suficiente para esperar este domingo( tan grande era mi deseo de saber cómo nos mostraría el camino. Nos ha hecho ver qué santo y bueno es Dios, y qué pecadoresm$s grandes somos nosotros, añadiendo que nos perderíamos para siempre si nos neg$semos aconvertimos y acudir al -eñor "es3s. ?anto silencio reinaba en la iglesia, que se hubiera oído lacaída de un alfiler( nadie se dormía. No sé pintarte nuestras impresiones( pero cualquierahubiera dicho que no era él, sino otro, quien ocupaba el p3lpito( tan e8traordinario era lo que predicaba. ' la salida de la iglesia, todos los oyentes quedamos en el cementerio, asombradoscual si el día del %uicio, de que nos había hablado, hubiese amanecido. Nos refirió también ensu predicación que había hallado el camino que conduce a Dios y #risto, leyendo un libro( pero

no he entendido bien lo que estaba escrito, sino que debía leerse Alínea tras líneaA. 1 <)e aquí el libro= 1 : al!o se levantó y sacó de su bolsillo su amado tesoro.

 1 5?3 tienes este libro6 1 e8clamó la señora, en el colmo de la sorpresa( y tomandofebrilmente sus anteo%os, leyó en la primera p$gina que al!o acababa de abrir A>ee conatención, línea tras líneaA 1 5De dónde tienes este libro, muchacho6 5&s él quien te lo hadado6

 1 No( quien se lo ha dado soy yo.

al!o tuvo que contar una vez m$s la historia de su hallazgo, lo cual causó la mayor sorpresa ala señora. *efirió después de qué manera él mismo y el señor rector habían leído %untos ellibro, y %untos habían recibido, cual ;arta, al -eñor "es3s, y al &spíritu -anto, cual la gota derocío recibe el sol.

 1 ero, hi%o mío, hablas como un santo o como el -eñor "es3s en el templo, a los doce años 1 di%o la señora, dando salida a su admiración 1 5No quieres prestarme este libro6

al!o vaciló un instante.

 1 De buena gana lo haría( sólo que todavía no lo he leído todo. &s verdad que el tío >esina hatraído de su casa la 0iblia entera, y nos la lee( pero leo yo también solo, cuando voy al aís del-ol, y cuando salgo con la tía >esina a coger frutas le hago la lectura. :o no podría llevar conmigo la 0iblia, que es demasiado gruesa, y tampoco sé encontrar con facilidad en ella lashistorias y palabras que deseo.

&l muchachito miraba derecho delante de sí, en busca de una solución.

 1 <2h= 'hora sé 1 di%o de repente 1 &l señor rector, al devolverme el libro, me ha dicho

que encargar$ le manden otros( debe, pues, haber otros en el mundo. 1 5)a dicho esto6 1 e8clamó gozosa la señora 1 2ye, al!o, el abuelo no se enfadar$ sillegas un poco m$s tarde esta noche, pues siendo domingo no te necesita. 'quí tengo variascositas que desearía mandar al señor rector. 54uieres llev$rselas de mi parte y pedirle al mismotiempo que se sirva proporcionarme uno de aquellos libros6 De buena gana se lo pagaré, sea elque fuere el precio.

 1 <4ué bien= De esta manera podré ver al señor rector.

al!o tuvo el placer de asistir a la operación de empaquetar en una cesta dos palomossilvestres, las setas que acababa de traer, un poco de queso de ove%a y mantequilla fresca.

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 1 ?oma, llévale esto, y dale muchos recuerdos de mi parte. Dile que no puedo olvidar su pl$tica, y que se digne orar por mí, para que halle también el camino que conduce a Dios.&stoy dispuesta a cumplir todo cuanto e8i%a de mí, a hacer cualquiera peregrinación o a pagar cuantas misas quiera, con tal de no perderme enteramente.

&stas palabras originaron en el $nimo de al!o un sin fin de refle8iones mientras ba%aba a laaldea.

 1 54ué quiere decir la señora6 &l -eñor "es3s di%o sencillamente A/enid a mí.A : ;arta nofué nunca a ninguna peregrinación a cualquier lugar, ni tuvo que pagar nada( se contentó conrecibir al -eñor "es3s. &stoy seguro de que la mu%er del guarda, lo mismo que yo antes, noconoce la historia de la serpiente de metal, ni la de los israelitas en &gipto, que escaparon de lamuerte porque el cordero había muerto por ellos. : t3, -eñor "es3s, eres el #ordero de Dios,muerto por nosotros en la cruz. 5or qué no le he dicho esto6 -e lo diré a la vuelta, sino no meolvido. : cuando ella tenga el libro, entonces lo comprender$ bien( ya le he de%ado el mío, y puede leer algo. ero, <qué l$stima que esto no se halle al principio= -in embargo, línea traslínea, como se debe, acaba uno por dar con ello.

&n nada de tiempo estuvo al!o en la rectoría. 'llí, en el vestíbulo, se encontró con la criada,que le di%o

 1 &l señor rector descansa un momento, y yo no de%aría entrar a ninguna otra persona( perome ha dado orden de no despedirte nunca /e, pues, a enseñarle lo que hay en tu cesta, antes deentregarlo a la señora.

#oloc$ndose sin ruido en la habitación, al!o echó primero una mirada a la cama, y después alsof$ el rector tenía los o%os cerrados, pero los abrió en seguida.

 1 0ienvenido seas, al!o. or fin est$s aquí 1 di%o alarg$ndole las manos 1 :o me preguntaba si me olvidabas. ero no vayas a llorar( bien sabía yo que era tu deseo venir averme.

 1 uede estar seguro de ello.

&n%ugando sus l$grimas, al!o deposita su cesto sobre la mesa, se arrodilla delante del sof$, ylo que nunca había hecho, besa al señor rector, como besaba a la tía >esina, apoyando surosada me%illa en la demacrada cara del sacerdote. &sta inesperada y espont$nea manifestaciónde cariño infantil causó al solitario una emoción deliciosa. 'trayendo a su pecho al niño,depositó un tierno beso en su pura y blanca frente.

 1 5or qué est$ tendido6 1 preguntó al!o con solicitud 1 5&st$ usted cansado o enfermo6

 1 &stoy algo cansado, en efecto, al!o, y tengo punzadas en el costado, las que me impiden bastante respirar tan pronto como quiero andar. De esto no ha hablado a nadie, y no lo digosino a ti 3nicamente, para que pidas al -alvador que me sane.

 1 <2h, pid$moslo en seguida=, y después le diré por qué he venido. -eñor "es3s, mi buenamado -eñor "es3s, est$s aquí con nosotros, 5no es cierto6 ues bien, te lo ruego( sana al señor rector. :a sabes que no puede predicar cuando est$ enfermo, ni hacer cosa alguna y, sinembargo, es menester que enseñe todavía el camino a las gentes y a la mu%er del guarda.

 1 <-í, <oh )i%o de Dios= 1 añadió el cura mismo 1 /os, que habéis llevado nuestrasenfermedades y la mía también( /os, que habéis prometido conceder todo cuanto os pidieren %untos dos de nosotros, os lo pido( ale%ad esta enfermedad. <#u$nto quisiera serviros todavía, y

alumbrar, por medio de esta luz que me habéis dado, vuestro pueblo, que yace en las tinieblas=or espacio de tantos años no he sido para estos ciegos sino un guía ciego, un asalariado( yo noandaba delante de las ove%as. <2h, permitidme reparar alg3n tanto mis descuidos= :o soy %oventodavía, y tengo delante de mí toda la vida. <-i me san$is, hago el voto de consumirme por completo a vuestro servicio como un cirio en el altar= 'mén.

&n la habitación reinaba un silencio solemne, como en una iglesia. al!o lo rompió el primeroe8clamando

 Nos ha oído, y estoy seguro de que har$ lo que he pedido.

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>o creo también, al!o( sólo te pido que sigas orando por mí( ya sabes que servimos al mismo;aestro, y es preciso que nos ayudemos mutuamente.

9sted se siente ya un poco me%or, 5no es verdad6

BB -i, estoy me%or. ?an pronto como has entrado, he sentido alivio. ;ira, al!o, nadie te hasustituido para mí( y al sentirme tan solitario, con este peso en el pecho, estaba muy abatido.

BB 5No tiene padre ni madre, como yo6

 1 ?iempo hace que han muerto.

 1 5: no tiene abuelo, ni hermanos o hermanas6

 1 >os he tenido, pero han mosto casi todos en temprana edad, víctimas de enfermedades del pecho.

 1 ero aquella sañosa que estaba aquí de visita, 5no era su hermana6

 1 &sta, sí, vive todavía( sólo que reside muy le%os de aquí( y como tiene familia, no podríavenir a cuidarme si yo cayese enfermo.

 1 &ntonces, 5quién es aquella señora de edad que habita aquí6

&s la hermana mayor de mi difunto padre. 9n momento antes de tu llegada, me sentía tanabandonado como el -eñor "es3s en Getsemaní. : he aquí que te ha enviado a mí, <alabado sea&l= 5: me has traído todavía algo6

 1 -í 1 e8clamó al!o 1 por poco me lo olvido. &s la señora del guarda quien le manda

todas estas buenas cosas( esto le restablecer$ pronto. ;ire un poco, señor. alomos silvestresE<pobrecitos, l$stima que los hayan muerto=F( huevos, queso de aquel que usted prefiere, y aquíaquel buen pan de centeno que tiene tan e8celente olor, y manteca.

 1 #u$ntas cosas buenas= 'penas he tenido tiempo de comer un bocado hoy( he tenido que predicar dos veces, hacer un entierro y una porción de cosas m$s. ero ahora empiezo a sentir el hambre. )ay un cuchillo en la mesa( corta un poco de pan para cada uno, que vamos a probar esta manteca y el queso.

-e pusieron a la mesa, pero el cura no hizo mucho honor a aquellos man%ares tan buenos. &ncambio, obligó a al!o a comer bastante, y Duna% mismo no fue olvidado. al!o tuvo despuésque llevar a la cocina el cesto para desocuparlo de su contenido, y muy gustoso tra%o al curavaso de agua, que bebió con avidez para calmar alg3n tanto su calentura.

al!o transmitió, por fin, al cura el recado de la mu%er del guarda, refiriéndole todo cuantohabía dicho. No se había figurado que al señor rector le causaría tanto gozo( levant$ndose delsof$, el enfermo se acercó a una mesita, no sin llevar la mano a su costado. 'llí había librosenvueltos en papel, y sacó uno, diciendo

 1 <0endito sea Dios= :o había encargado inmediatamente un buen n3mero de ellos, pero nocreía necesitarlos tan pronto.

: sent$ndose a la mesa, copió palabra por palabra, en la primera p$gina del libro, lo que estabaescrito en el de al!o, añadiendo todavía algunos renglones. Después de esto, %untando lasmanos, oró.

>a anciana señora ;alina tra%o el cesto, aunque no vacío.

 1 :o ha puesto algo para al!o y el abuelo 1 di%o 1 ero, <qué cara m$s abatida tienes t3=

)arías me%or en acostarse del todo.: llena de ansiedad descubrió la cama.

 1 9n poco m$s tarde, tía. 4uiero ir al %ardín a acompañar a al!o( no debemos detenerle m$s, pues tiene una larga caminata para llegar a su casa

"am$s le había costado tanto a al!o separarse de su amigo( tenía el corazón tan oprimido, quehubiera querido llorar.

 1 -i usted me lo permitiese, preferiría quedarme 1 le di%o al llegar al %ardín 1 est$ usted tansolito, pobre señor=

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 1 No puede ser( tu abuelo, que ignora por completo dónde est$s, estaría muy inquieto, y lomismo la señora del guarda. /ete a casa como un buen chico, pero sin correr, para evitar elsudar mucho y el resfriarte después. :a me has hecho bien, y, como t3 sabes, he recibidotambién al -eñor "es3s aquí, en la rectoría, y est$ conmigo. -i irte parecía estar solo, era porqueno había pensado en &l en seguida( pero no me olvidaré m$s de &l. 'hora, al!o, di al abueloque se sirva pasar mañana por la rectoría( tengo que comunicarle una cosa importante 1 añadió el cura en el momento de separarse de su amiguito.

ero antes de esto había preguntado a al!o cómo le iba con la tía, si la servía bien, y estohabía dado lugar todavía a largos relatos( de modo que, conversando el cura, le acompañó hasta

el pie de la montaña, donde se sentaron %untos un rato.'sí es que era de noche cuando al!o llegó por fin a la choza, donde el abuelo y >esina leesperaban con tanta ansiedad, que habían salido a buscarle. &l niño había tenido adem$s que pasar por casa del guarda para entregar el libro( y aunque no se había detenido allí sino eltiempo necesario para tomar en cambio el suyo propio y ver la alegría de la buena señora, yaera muy tarde. ero cuando lo hubo contado todo, no le dieron ninguna reprimenda, pues eraf$cil ver que estaba muy cansado y se caía de sueño.

 1 54ué puede tener que decirme el cura6 1 di%o refunfuñando "uriga cuando al!o estuvodormido. 54ué opinas, ;artín6

 1 De seguro que va a persuadirle que le devuelva a al!o BB contestó >esina con acentomelancólico 1 >os señores tienen a menudo sus caprichos. al!o me ha contado que le ha

e8igido la promesa solemne de no ir a servir a nadie sino a él, en el caso de que Dios le retire austed. ?al vez le pida que se lo ceda desde ahora, porque con dificultad hallaría otro seme%ante.ero le ruego que no se lo dé. &ste niño no es nada mío, ni yo tampoco lo soy de él( peroconozco que caería enfermo si usted se lo diera, y si yo supiera que nos iba a de%ar parasiempre. ' veces me parece que no podría amar con mayor cariño a mi propio hi%ito perdido.

 1 No tengas miedo 1 contestó "uriga, en%ug$ndose los o%os 1 No lo cederé en maneraalguna 54ué sería de mí sin él6 :o también a menudo me lo digo él es el niñito que debeconducirme a Dios, y esta ser$ la recompensa que me ha prometido *azga.

>esina hubiera deseado todavía pedir m$s pormenores acerca de lo que al!o le había contadode su pasado, aquel día en que le había acompañado a la aldea( muchas veces había pensado enél cuando estaba en casa, y sin embargo, esta noche se había olvidado de hablar de este asunto.ero su mu%er y al!o se agitaban en sus hechos.

 1 &s preciso acostarnos 1 di%o "uriga en voz ba%a 1 pues les impedimos dormir.

: así lo hicieron.

IV El señor rector aclara un asunto

&l día siguiente, por la madrugada, cuando los dem$s apenas acababan de levantarse, "uriga semarchó hacia la aldea( pues, adem$s del asunto indicado, tenía algo que hacer allí, y deseabaechar una mirada a su casita. ero ante todo quería pasar por la rectoría, y decirle una vez m$sal cura su opinión, si las cosas eran tales cuales >esina suponía.

)alló a la criada del cura llorando, y le preguntó qué tenía.

 1 <&l señor rector ha pasado tan mala noche= ...

 1 54ué dices6 ;i niño le ha visto todavía anoche ...

 1 5al!o es de usted6 <&l señor rector le quiere tanto= 'noche, en efecto, le acompañótodavía hasta el pie de la montaña. #uando le encontré en el %ardín, a su regreso, me di%o queesperaba a usted esta mañana, y me ha encargado que le introduzca en seguida. ero,francamente, no sé si se halla en estado de recibirle. &l médico acaba de salir de aquí.

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 1 :, 5qué le ha sucedido tan de repente6

 1 )a tenido esta noche una fuerte hemorragia. >a pobre tía est$ anegada en l$grimas( diceque es una enfermedad de familia, a la cual han sucumbido todo sus hermanos y hermanas,hereditaria de su madre.

"uriga se quedó en la habitación de los criados, hasta saber si se le permitiría ver al enfermo.or fin, volvió la sirvienta diciendo que podía entrar, puesto que el señor rector tenía empeñoen verle, pero que su visita fuese corta.

 1 54ué querr$ de mí, para llamarme, enfermo como est$6 1 pensaba no sin emoción "uriga,

al acercarse a la cama, y al apretar con su fuerte mano la calenturienta diestra del cura. 1 ;uy satisfecho estoy de que usted haya venido 1 di%o éste en voz ba%a y no sin esforzarse bastante 1 al!o me ha contado que fué hallado años atr$s en la montaña por la hi%a de *azga,y que, por otra parte, la mu%er de >esina est$ buscando a su niñito. regunte a >esina cu$ndo perdió a su hi%o, y cuéntele lo que sabe de al!o( no puedo librarme de la idea de que aquelniño es al!o mismo. No permita que aquella pobre madre contin3e así buscando.

&l cura tuvo que interrumpirse para respirar, y cerró los o%os cansado, pero pronto prosiguió

 1 &sto es lo que me urgía decirle( no puedo hablar m$s. #omo ve, estoy gravemente enfermo.' no ser por una intervención milagrosa del -eñor "es3s, yo no tengo vida para mucho tiempo.Dé%eme a al!o para estos pocos instantes que me quedan( nos queremos mucho el uno al otro,y él es quien me ha llevado al -alvador. 'yer, tan pronto como llegó, me hallé me%or. 9sted podr$ disfrutar de él todavía por mucho tiempo con salud y vida( dé%eme disfrutar de él en milecho de muerte.

 1 -e lo voy a enviar enseguida, señor rector 1 contestó "uriga, luchando por contener susl$grimas.

&l anciano estaba como aturdido al salir de la rectoría, y cuando atravesó por las calles de laaldea apenas notó que le saludaban, y que las gentes le seguían con miradas de sorpresa. >e parecía ver continuamente delante de sí aquella noble cara, p$lida y dolorida, con las faccionesestiradas, y oír aquella voz suave rog$ndole ADé%eme disfrutar de él en mi lecho de muerte.A

 1 <2h >isina= 1 decía habl$ndose a sí mismo, al acercarse a la montaña 1 tan enfermocomo est$, piensa en al!o y en nosotros( para venir en nuestra ayuda, en la tuya mayormente,era por lo que se empeñaba en verme. 'penas podía hablar, y, sin embargo, me ha hecho venir hasta su cama, mientras nosotros le neg$bamos el niño ... ero, 5cómo puede ser que yo nohaya pensado inmediatamente en al!o, cuando me habló de aquellas montañas de allí6 &sverdad que yo me figuraba que no hacía m$s de un año, a lo m$s, desde que había perdido a suhi%o. 5or qué no le he dicho nunca que al!o no es mío6 : eso que me ha preguntado una vezsi el niño era de uno de mis hi%os ... -in el señor ;alina, yo %am$s hubiera pensado en larelación que e8iste entre los dos hechos. :, sin embargo, Dios no nos ha %untado de esta manerasin tener sus buenos propósitos. &s preciso que >esina sepa inmediatamente que no ha muertosu hi%o. <: yo que me daba sin parar de cabezadas para descubrir a quién se parece la infelizmu%er, sobre todo cuando alisa sus hermosos cabellos dorados= &l niño parece como vaciado enese molde ...

 Nunca le había parecido a "uriga el camino del regreso tan corto como aquel día( se sentía casiremozado( tan grande era su gozo de traer a >esina esta inesperada cuanto fausta noticia.

 1 ero, 5de qué manera voy a decírselo6 1 pensaba el anciano al acercarse a la choza.

 No se oía el menor sonido.

 J &l niño habr$ ido a buscar hierbas medicinales con la tía. 54ué digo a su tía6 #on su madre.

 J Lelizmente, no estaba en casa, pues "uriga no hubiera podido contener su emoción.

)alló a >isina cerca de la cabaña, ocupado en talar las ramas de un pino derribado al suelo.

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 1 5:a de regreso, tío6 1 di%o éste 1 ues bien, 5qué quería aquel cura de desgracias6

 1 <2h hi%o mío= 1 contestó el anciano con voz trémula 1 ( debieras quitarte la gorra alhablar de este hombre. >e he encontrado muy enfermo, pues ha tenido esta noche una terriblehemorragia. ;e ha dicho que al!o es quien le ha traído al -alvador, que tendremos una vidaentera para disfrutar de su presencia, y que bien podríamos permitirle que disfrute de ella en sulecho de muerte.

 1 5: usted ha consentido en ello6 1 preguntó vivamente >esina.

 1 -í, hi%o mío, y no volveré atr$s de mi promesa. >e debemos infinita gratitud, y no podemos

 pagarle sino una parte muy pequeña de nuestra deuda. 1 <?antas cosas por esas diez miserables coronas que le ha echado= 1 replicó con amargura>esina al dar en el $rbol un tremendo hachazo.

 1 De%a un momento tu traba%o, y siéntate, hi%o mío, que tengo algo que preguntarte.

>esina obedeció, bien que desconfiado y descontento( hundió su hacha en el leño y se sentó enla hierba al lado de "uriga ... 54ué le habr$ sucedido al anciano para que huelgue así el lunes6"uriga, en efecto, le miraba de un modo tan e8traño que por poco si le pregunta 1 54ué tieneusted que me mira así6

 1 Dime, ;artín, fi%amente, 5cu$ndo y en qué año desapareció tu hi%o6

&l %oven se estremeció al oír estas palabras, que estaba muy le%os de esperar.

 1 5or qué esta pregunta6

 1 or nada 1 di%o "uriga tosiendo 1 3nicamente porque me preocupa la idea de si tu mu%er,que est$ buscando sin parar al niño en la montaña, le conocería en el caso de que le encontrase.

 1 -eguramente que no. 5: cómo quiere usted que le conociese6 1 e8clamó >esina gimiendo,y olvidado, como siempre, de cualquiera otra cosa cuando pensaba en eso. 0uscacontinuamente su nene de año y medio, vestido de una camisita, mientras que tendría ahoracerca de nueve años.

"uriga tosió de nuevo para aclararse la voz( era evidente que tenía algo en la garganta.

 1 ;e habías preguntado cierto día si al!o era hi%o de uno de los míos, pero nuestraconversación había sido interrumpida. /oy, pues, a referirte de qué manera me hallo en posesión de este niño.

: "uriga emprendió la narración de las aventuras de al!o, tan interesante como un cuento dehadas. No omitió ninguno de los pormenores, describiendo palabra por palabra el hallazgo enel bosque, por 'na *azga, de aquel niño que andaba con la cabeza y los pies desnudos, yvestido tan sólo con una camisita. >esina abrió los o%os grandes, interesado m$s y m$s ycautivado en alto grado por el giro que tomaba la conversación, mientras "uriga proseguía surelato.

#uando éste terminó, >esina se abalanzó hacia él, asiéndole apasionadamente las manos.

 1 5or qué me cuenta todo esto6

 1 5;e lo preguntas, hi%o mío6 5No adivinas quién es tu hi%o y dónde le has de buscar6

 1 5al!o6 Cmposible 1 e8clamó >esina de%$ndose caer al suelo %unto al tronco del $rbolcortado reía y lloraba al mismo tiempo, y parecía haber perdido la razón.

Después de considerarle un instante en silencio, "uriga se quitó el sombrero, pidiendo a Diosque viniese en ayuda de aquel infeliz, y se fué en seguida en busca de al!o para mandarle acasa del señor rector. -e acordaba de su promesa, y no ignoraba que una promesa hecha a unmoribundo es sagrada. ?uvo la satisfacción de hallar el perro, y no se equivocó al creer que notardaría en hallar también al niño.

 1 )i%a 1 di%o amistosamente a la %oven 1 de%a ahora tus hierbas, y ven a prepararnos lacomida, que es preciso enviar a al!o a la aldea.

&ntraron, pues, sin demora en la choza, y no transcurrió media hora antes que al!o estuvieseen disposición de marcharse.

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 1 'buelito 1 preguntó éste tímidamente 1 5usted ha estado ya en casa del señor rector6

 1 -í, hi%o mío( desea verte en seguida( est$ muy enfermo, y le he prometido que podr$squedarte un poco a su lado. or lo que hace a nosotros, sabremos arreglarnos perfectamente sinti.

 1 <2h querido abuelito= 1 di%o el niño al besar, lleno de gozo, al anciano, el cual esta vez leestrechó con ternura en sus brazos.

 1 'hora ve, y cuídale bien.

&staba a punto de ale%arse cuando la tía >esina le detuvo.

 1 5'dónde vas6 5'dónde le envía usted6 1 preguntó ansiosa la mu%er. 1 No le detengas, hi%a( ya volver$.

 1 al!o, 5me de%as6

 1 <2h tiíta= 1 di%o el niño, con l$grimas en sus o%os azules.

 1 'yer fuiste no sé adónde, <y tu presencia me hace tanta falta= :a tenía miedo de que novolvieses m$s, como mi ;isch!o.

 1 ues yo volveré. Dé%eme solamente ir esta vez a casa del señor rector, puesto que tienenecesidad de mí. Después estaré siempre con usted.

 1 'nda, al!o, y de prisa 1 di%o "uriga emocionado, al ver la lucha que agitaba el alma delniño.

 No le parecía bueno que >esina le viese en aquel momento. De desear era, al contrario, quetuviese tiempo para darse cuenta del increíble hecho de que su hi%o vivía a3n, y de que lo era precisamente aquel niño al cual amaba con todo su corazón.

al!o partió como una r$faga de viento.

 1 repara ahora, hi%a, la comida para tu esposo, que va a llegar.

 1 5or qué ha mandado usted a al!o fuera6 1 gemía la pobre mu%er como fuera de sí 1 5No sabe que no puedo vivir sin él6

 1 5: por qué querer guardarle aquí, puesto que no le tienes cariño6

 1 <: no le tengo cariño= 54uién le ha dicho tal cosa6

 1 -i le quisieras de veras, ya no buscarías sin cesar a tu ;isch!o. &n resumidas cuentas,

al!o es mío, y t3 puedes ir a buscar a tu ;isch!o. 1 <2h=, démelo. >e ruego me lo dé.

 1 ues bien, yo te lo daré, pero con la condición de que lo tomes en lugar de tu ;isch!o, perdido para siempre. -i te doy a al!o, 5pondr$s fin a tus in3tiles investigaciones6

 1 /amos, sí, abuelito. Desde que tengo a su al!o, ya no lloro tanto por ;isch!o.

 1 'quí viene >esina, dale su comida.

 1 <obre amigo= 1 pensaba "uriga con simpatía, al va aquella cara demacrada, en la cual lasl$grimas habían de%ado huellas.

 1 ;artín 1 gritó desde le%os la %oven a su marido 1 fig3rame que el abuelo nos da a al!o(sólo que, por de pronto, le ha enviado a recados.

>esina besó tiernamente a su mu%er. 1 )a hecho bien en enviarle esta vez, &va mía( pues volver$, y entonces ser$ nuestro y leguardaremos para siempre. ero debemos una gratitud inmensa a ese señor a cuya casa vaahora. "am$s podremos pagar tan grande deuda. <2%al$ que al menos pueda el niño hacerlo por nosotros=

;ientras la %oven fué a buscar agua, los dos hombres se echaron en los brazos uno de otro.

 1 uesto que *azga ha muerto 1 di%o >esina 1 urge cuando menos manifestarle cu$nto leagradezco todo lo que usted ha hecho por mi querido hi%o y por mí mismo en mi grandesgracia. : le doy gracias también por haberle mandado allí ahora, pues creo que yo no

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hubiera estado en disposición de verle aquí, delante de mí, sabiendo que es el niño contra elcual he pecado de una manera tan grave.

V Palko sir!e otra !ez al señor rector 

&l m$s ardiente deseo de al!o estaba realizado, pues se hallaba otra vez al lado de su tan

 preciado amigo ... ero, <cu$n diferente de sus ensueños era la realidad= Nada de correrías por montes y valles, nada de ascensiones por peñas escarpadas, ni siquiera un minuto de charla por espacio de dos días. :, sin embargo, el niño sentía un vivo gozo y una profunda gratitud haciasu -alvador y hacia su abuelo, de que le fuese concedido el favor de permanecer %unto a estelecho de dolor.

&l médico, en un principio, había querido ale%arle como a intruso molesto e in3til, pero el curano lo consintió.

 1 Dé%eme a al!o( es mi pequeño camarada. ;uéstrele lo que puede hacer por mí, pues har$todo cuanto usted quiera. >as dem$s personas hacen todas mucho ruido, mientras que a élapenas si le oigo.

'sí es que le permitieron permanecer, y m$s tarde el médico confesó que en eso habían

acertado. al!o, en efecto, sabía hacer bien cualquier cosa. ero no tenía mucho traba%o, puestodo consistía en dar de vez en cuando un poco de hielo al enfermo, y en abrir o cerrar laventana. #uando se ofrecía algo m$s complicado, no tenía m$s que dirigirse a la cocina. &lniño, al ir y venir por la habitación, no hacía m$s ruido que una mosca, y sabía abrir y cerrar las puertas sin que nadie lo oyese. refería no ale%arse de la cama, y cuando veía que elenfermo sufría mucho, %untaba las manos y oraba sin cesar.

&l cura oraba también, rogando encarecidamente al -alvador que le sanase para poder servirletodavía.

 1 5or qué, pues, no se lo concede6 1 balbuceó al!o a media voz, apoyada su cabeza en lamano 1 5or qué hace como si no oyera6 :, sin embargo, estoy cierto que nos oye.

&l cura le pidió leyese algo en las -agradas &scrituras( el pasa%e escogido le pareció e8traño a

al!o. 1 )e edificado sobre este fundamento pa%a, heno y ho%arasca 1 di%o despacio el cura 1 todoesto ser$ consumido. 5/alía la pena de vivir para no hacer sino un traba%o in3til6 :o mismoseré salvo, pero como a través del fuego <no hay corona para mí= <2h, si yo pudiera vivir ytraba%ar todavía= ero morir ahora ... 54ué har$ el -eñor de mí, que soy un siervo in3til6

De sus o%os cerrados dos gruesas l$grimas corrían por sus calenturientas me%illas.

al!o lloraba también. A;as así como por fuego, él empero ser$ salvo ..., mas así como por fuego..A -i el fuego es esta tan dolorosa enfermedad, es un fuego sumamente terrible.

 1 <2h al!o= 1 le di%o un día al anochecer, me siento muy mal.

'quella noche, en efecto, mientras al!o dormía, el cura tuvo dos hemorragias, y el médico nole de%ó un solo instante. or la mañana, la cara del enfermo estaba tan blanca como la funda dela almohada, y su debilidad era e8trema. -in embargo, cuando el niño se acercó, le acogió conuna tierna sonrisa.

 1 No te afli%as por mí, hi%o mío( ya voy me%or, pues el peso que me oprimía ha desaparecido,lo mismo que la punzada en el costado, y puedo hablar sin sentir dolor.

 1 59sted no sufre m$s6 &ntonces el -eñor "es3s nos oye, y todo ir$ bien.

 1 -í, al!o, nos oye. &sta noche la muerte estaba ya muy cerca, pero &l no me ha de%adomorir. : esta mañana me ha enseñado una cosa muy preciosa en su alabra. >éeme en lasegunda epístola de -an ablo a ?imoteo, capítulo H, versículo P or lo dem$s, me est$

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guardada la corona de %usticia, la cual me dar$ el -eñor, "uez %usto, en aquel día( y no sólo amí, sino también a todos los que aman su venida=A or esta palabra he comprendido que la vidaeterna, que es la corona de vida, es dada gratuitamente, por los méritos de #risto, a los que lehan amado y le han permanecido fieles. -i me hubiera sanado, grande habría sido mi dicha deservirle. ero tal vez, tan innato es en mí este instinto, hubiera buscado mi salvación en misobras he dado a ellas demasiada importancia. 'sí, al contrario, llamado a comparecer con lasmanos vacías delante del Dios -anto, por fuerza no las pueda llenar sino con los méritos de#risto.

&l cura hablaba en voz tan ba%a, que al!o tenía que inclinarse hacia él para oírle. idió que le

leyese todavía los ocho primeros versículos del -almo K7 A&n Dios solamente est$ acallada mialma( de &l viene mi saludA Ey lo repetía a media vozF( A&l solamente es mi fuerte y mi salud(es mi refugio, no resbalaré mucho.A <2h qué bendición tan grande la de poder triunfar conseguridad, al!o=

Después de estas palabras, se durmió tranquilamente.

Desde aquel día, a pesar de todas las recomendaciones y ruegos del médico, el cura se empeñóen recibir a todos aquellos de sus feligreses que vinieron a visitarle. ronto corrió la voz entreellos, tanto, que llegaron hasta diez a la vez, pidiendo verle.

 1 >e van a matar a fuerza de obligarle a hablar 1 decía el médico.

: como lo oyese el cura, le tomó de la mano.

 1 )$bleme con franqueza, doctor. 5#u$nto tiempo puedo vivir todavía cosiéndome la boca6

 1 &s difícil decirlo 1 contesto éste evasivamente.

 1 /amos, digamos algunas semanas tal vez, a lo m$s, y eso tomando infinitas precauciones.

 1 -í( mientras que a este paso, algunos días apenas.

 1 <-ea lo que Dios quiera= *azón dem$s para mí para prepararme de la me%or manera posible.

<4ué horas m$s solemnes fueron las que transcurrieron entonces en la rectoría de -an ... ="am$s hasta entonces las había habido seme%ante, y han quedado inolvidables.

 1 2ra por mí, al!o( que el -eñor me conceda poderles señalar a todos el 3nico verdaderocamino de la vida eterna.

&ste ruego lo repitió por tres veces.

2ró, pues, al!o, y el -eñor oyó el ferviente deseo de su siervo moribundo.' sus feligreses que le visitaban les decía

 1 &s un moribundo quien os habla, es vuestro cura, podéis creerle las obras no puedenrescatar vuestras almas( los santos no tienen ning3n poder en el cielo por vosotros( #risto es elque pagó vuestro rescate en el Gólgota, muriendo por vosotros( Dios mismo es el que pagóvuestro rescate, dando a su )i%o por nosotros. #risto es el #ordero de Dios que quita el pecadodel mundo( ha quitado mis pecados, y quitar$ también los vuestros( la 3nica cosa que tenéisque hacer, es acudir a &l.

#on estas y otras palabras seme%antes daba el cura su testimonio delante de sus feligreses.

>a segunda semana llegó una nueva y considerable remesa de biblias que repartió entre ellos.

 1 No consint$is que nadie os las quite, quienquiera que sea 1 añadió con ansiedad 1 &s laalabra eterna del Dios vivo. >eedla, línea tras línea, con fe, y ponedla por obra( ella osmostrar$ el camino de la vida eterna, lo mismo que a mí me lo ha mostrado. )e recibido a"es3s en mi corazón y en mi casa. ;uero todavía %oven, pero, <si supierais cu$n dichoso soy=

&sto se veía en su rostro, y no llamaba poco la atención a sus visitantes, que nunca habían vistoa un enfermo tan feliz.

ero era al!o m$s que nadie el afortunado testigo de la felicidad de su amigo. 9na vez solocon él aireaba la habitación y se sentaba en silencio al lado de la cama. #uando el enfermo nodormía, tomaba la mano del niño en la suya, y permanecía así, sin moverse, con la cararadiante.

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 1 al!o, me cuesta traba%o figurarme que est$ tan pró8ima la hora en que he de contemplar a'quel a quien amamos ambos sin haberle visto todavía.

 1 <2h= 1 suspiraba el niño 1 <si yo pudiera ir allí con usted=

 1 No, al!o( conténtate con servirle fielmente en la tierra tanto tiempo como puedas. <#u$ntodaría yo por haberle servido toda mi vida= 9n día te reunir$s arriba conmigo, y me dir$sentonces si mis gentes han leído la alabra de Dios y la han aceptado. ?3 permanece fiel anuestro -eñor hasta el fin.

VI Palko halla a su padre

&ra el segundo s$bado desde que al!o cuidaba a su tan amado amigo. >a rectoría albergabahuéspedes en primer lugar, la hermana del cura, que lloraba mucho y no podía consolarse de laenfermedad del 3nico hermano que le quedaba( y adem$s, el %oven vicario de )., que habíavenido para suplir al cura en las funciones de su cargo.

 1 'hora que no estoy completamente solo, es menester que vaya a respirar un poco los aires puros de la montaña, y alegrar a tus amados allí arriba BB di%o el cura a al!o. /olver$s ellunes. Dar$s a todos mis me%ores recuerdos en casa del guarda y de tu abuelo. -aluda también

de mi parte mis hermosas montañas que mis o%os no volver$n nunca a ver. : si vas hasta elaís del -ol, piensa en la puerta de los cielos, y acuérdate de que pronto pasaré yo por ella, para entrar, muy por encima de las nubes, en nuestro verdadero aís del -ol.

?odos los circunstantes lloraban en el cuarto del enfermo, al oír estas palabras, e8cepto al!o.ero tanto m$s abundantes corrieron sus l$grimas cuando, a eso de las tres de la tarde llegó alatravesar por la pradera cuya hierba ya estaba segada, al sitio en que por primera vez, sentadoal lado del cura, le había referido lo concerniente al libro sagrado. <Nunca m$s podr$ al!osentarse a sus pies=

<#u$n triste le parecían hoy todos los ob%etos que le rodeaban en aquellas montañas= >ashierbas segadas habían desaparecido en la muerte, sin que quedara una sola( las avesenmudecían( ninguna mariposa revolteaba de flor en flor( el sol mismo estaba velado por 

sombrías nubes. 9na tempestad, en efecto, se venía preparando, sin que al!o lo advirtieses, pues no podía sino llorar sin cesar. -us l$grimas no se interrumpieron sino en el instante enque, en el mismo lugar que tiempo atr$s, aunque algo m$s arriba, percibió un espléndido arcoiris que parecía ser verdaderamente la puerta de los cielos.

&l niño alzó hacia esa puerta sus h3medas miradas. <4ué magnificencia= <4ué hermoso debíade ser el aspecto del otro lado= ero <ay=, <qué alta se levantaba=

al!o sintió que, una vez cerrada la puerta detr$s de su amado y venerado amigo, éste no podría volver m$s aquí ba%o. -ería, pues, necesario que el -alvador viniese m$s tarde por él yse le llevase arriba. ero no faltaría a su promesa de venir a tomarle a sí, para que, Adonde &lest$, su siervo también esté y contemple su gloria(A esto lo había leído ayer mismo en el&vangelio de -an "uan.

<2h -eñor "es3s= >lévame también cerca de ti 1 rogó el niño, %untando las manos yapret$ndolas a su corazón. 54ué va a ser aquí de mí, que tan aislado quedaré cuando él ya noesté6 &l abuelo es ya vie%o, y cuando haya muerto como el abuelo *azga, 5qué ser$ de mí6 &lcura me había prometido tenerme en su casa, y seguramente que lo habría prometido tenermeen su casa, y seguramente que lo habría hecho. 5'dónde tendré que ir6 #réeme, querido-alvador( no puedo de ninguna manera quedar aquí aba%o después de su muerte. 2tros podr$ndisfrutar todavía de la vida como les guste( yo no encontraré placer en nada m$s. #uandodescubra alguna cosa nueva en el -anto >ibro, 5con quién podré hablar de esto6 &l podr$ preguntarte todo lo que quiera, y podr$s e8plic$rselo. ero, 5quién me e8plicar$ lo que yo noentienda cuando él no esté aquí6

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>os rel$mpagos se cruzaban encima del pobrecito desamparado, el trueno rugía.

&l cura le había contado un día la historia del profeta &lías, a quien el -eñor había amado tanto,que le envió del cielo un carro de fuego y caballos de fuego para trasladarle arriba, y ahoraal!o creía oír el fragor de las ruedas ... ( iba a ver abrirse la puerta para el celestial tiro decaballos encargado de llevar al cielo a su preciado amigo. ero el sol no tardó en salir triunfante de los nubarrones, la puerta se disolvió poco a poco y los brillantes rayos de luzinundaron de nuevo el aís del -ol( sólo de una ligera nubecilla caían todavía gruesas gotas delluvia.

al!o estaba vestido con su tra%e nuevo, que había llevado siempre en casa del cura, y corrió ala cueva para guarecerse del chubasco. ero no penetró en ella, pues vió que había un hombre aquien no conocía, al cual no había visto nunca, y que andaba registrando todos los rincones. 'esta vista al!o, cuyo interés despertó en el acto, olvidó por un instante toda su pena.

 1 54ué busca usted, tío6 1 preguntó por fin el niño.

&l desconocido se volvió en seguida hacia él, y le devolvió cortésmente su saludo.

 1 5;e preguntas lo que voy buscando6 ero dime primero, si lo sabes, quién suele venir aesta gruta( casi se pudiera creer que est$ habitada.

 1 54uién viene aquí6 1 repitió al!o sorprendido 1 &l tío >esina ha venido una vez, y elcura tres veces 1 ( pero no volver$ nunca m$s 1 añadió con tristeza el niño 1 y yo( es migruta.

 1 5?u gruta6 1 replicó riendo el forastero.al!o le observaba era un %oven vestido como un obrero en busca de traba%o.

 1 5Desde cu$ndo es tuyo, y quién te la ha dado6

&l niño quedó un instante como cortado, pero pronto volvió a levantar su cabeza tan atractivacon sus rizos dorados.

 1 &st$ escrito en el >ibro -anto A?odo es vuestro.A &l señor cura dice que esto significa queDios ha dado a los hombre toda la tierra. >e he pedido esta cueva, y me la ha dado.

 1 No eres tonto 1 di%o el %oven sonriéndose 1 #uatro años hace hemos ocupado tambiénesta gruta mi maestro y yo, por espacio de algunas semanas, pero sin haberla pedido a Dios.

 1 <9sted ha vivido aquí= 1 e8clamó al!o, acerc$ndose un paso a él. :, 5qué hacía6

 1 ;i maestro estaba enfermo, y los médicos le habían enviado a la montaña. 4uería estar solo con su Dios. ;e tomó consigo. :o hacía entonces mi 3ltimo año de aprendiza%e en casa deuno de sus conocidos, y venimos a vivir aquí. Cba a proveerme en los alrededores de cuantonecesit$bamos, pero nadie sospechaba nuestra presencia en este sitio( no encendíamos fuego, pues vivíamos 3nicamente de leche, pan, manteca y frutas. Nos hacíamos un lecho con musgoy algunas mantas, y no lo pasamos mal de esta manera. ;i maestro recobró r$pidamente susfuerzas, y si no hubiera sido preciso para él volver a la ciudad, creo que viviría todavía( pero yadescansa en la fría tierra, en un pueblo de la ba%a )ungría.

&n cuanto a mí, yo soy ahora oficial( voy via%ando por el mundo, y se me ha ocurrido pasar por ac$ para ver lo que ha sido del libro que mi maestro de%ó como recuerdo de su permanencia eneste lugar. /eo que ha desparecido( lo habr$ hallado alguien y se lo habr$ apropiado. 5>o,habr$ leído línea tras línea,A seg3n mi maestro lo había recomendado en la primera p$gina6

al!o se estremeció a esta pregunta.

 1 <'quí est$= 1 e8clamó, sacando el libro de su bolsillo. 'sí, pues, 5tu maestro lo habíade%ado de intento6

 1 &nséñamelo. -í, es el mismo, y <cu$n usado= 5'quí es dónde lo has hallado6

al!o, sent$ndose con el forastero a la entrada de la cueva, le refirió su historia.

 1 :a ves 1 di%o con toda sencillez al terminar su narración 1 lo hemos leído línea tras línea,hemos puesto nuestra confianza en "esucristo, y hallado el camino del verdadero aís del -ol.5?u maestro seguramente lo conocía también, no es así6 ...

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 1 #on dificultad se hallaría una persona que lo conozca como él 1 respondió suspirando el %oven.

 1 5: murió6 &ntonces, al de%arte, subió también al cielo en un carro de fuego, y ha visto ya al-eñor "es3s y el hermoso aís. : ahora, cuando el señor rector muera, se encontrar$n allí( yo le pediré que le dé muchas memorias, y un millón de gracias por habemos de%ado este libro, eindicado la manera de leerlo.

&l %oven en%ugó a escondidas una l$grima.

 1 ?3, seguramente, conoces también el camino 1 preguntó al!o.

 1 5:o6 No, hi%o. -i hubiera obedecido como t3, si hubiera leído y creído Epues mi maestro mehabía dado otro libro igual a ésteF, habría podido hallarlo. ero he de%ado de leer y de creer 1 di%o, encogiéndose de hombros, el %oven.

 1 <#ómo has podido hacer esto= ero lo sientes, 5no es verdad6, y vas a comenzar otra vez a buscar el camino. iensa tan sólo en esto 5qué hubiera sido de tu maestro, y qué sería delseñor rector ahora que est$ a punto de morir, si no hubiesen conocido el camino que lleva al-eñor "es3s6 ero yo ahora debo ir a casa del abuelo. ediré al tío >is!a que te dé un pequeño puesto en su choza( est$ solo, y he dormido allí m$s de una vez. odr$s también contar a todosla historia de tu maestro, pues el abuelo y el tío >is!a a menudo se han dado de cabezadas paradescubrir quién podía habernos regalado este libro. <#u$nta verdad es lo que est$ escrito en élANo hay nada encubierto que no haya de ser manifiestoA=

 1 2 m$s bien 1 contestó el %oven 1 es mucha verdad lo que decía mi maestro acerca de laalabra de Dios 1 y Dios mismo es quien lo declara 1 A;i palabra, que sale de mi boca, novolver$ mí vacía( antes har$ lo que yo quiero, y ser$ prosperada en aquello para que la envíeA.

#onversando de esta manera, habían llegado a la cabaña de "uriga, y al!o habría pasadodelante de ella sin advertirlo, si Duna% no se hubiera abalanzado hacia su pequeño camarada,saludando con gozosos ladridos su regreso, tanto tiempo esperado.

 1 <0ueno, bueno, Duna%= :a sé que me quieres, yo también te quiero( pero ahora bastante mehas lamido, que vas a ensuciar mi hermoso tra%e nuevo. /amos, nunca lograremos que cambiesde modales.

Dióse el perro por entendido, y entró corriendo en la choza para anunciar a su ama la llegadade al!o. <#on qué delirio de gozo acogió ésta al niño= &l mismo se sintió reanimado al verserecibido con tanta alegría por todos. >esina estaba ausente( los dem$s, el abuelo, el tío >is!a yla tía >esina, estaban en casa.

al!o no se había equivocado, pues los dos hombres no se maravillaron poco oyendo a quien elniño había encontrado en el aís del -ol. >a esposa de >esina convidó al forastero a cenar conellos, y >is!a se le llevó a su casita por la noche. ero antes de esto tuvo que contarles otra vezen qué circunstancias había vivido en la cueva con su maestro, y decir todo cuanto sabía deaquel hombre tan piadoso.

'caban de cenar cuando "uriga di%o de repente

 1 al!o( el tió >esina vuelve hoy con una pesada carga( debieras ir a su encuentro hasta lachoza del tío >is!a, y aliviarle, cuando menos, del hacha 'l punto estuvo el niño de pie( habríahecho cualquiera cosa por el abuelo, que le manifestaba aquel día tanto cariño y ternura, cual siestuviese poseído de un inmenso gozo. >o mismo sucedía con >is!a( y al!o, sin acertar a

e8plicarse la causa de esto, tenía el corazón lleno de $nimo y de contento. ?enía la impresiónde que si el cura muriera, alguien, sin embargo, le quedaría, y no le de%aría abandonado.'dem$s, el abuelo había dicho que tenía que hablarles todavía de él, tan pronto como el tío>esina volviese.

 1 -í 1 repitió >is!a, limpi$ndose de prisa una l$grima 1 corre a su encuentro.

al!o salió ligero( pero al llegar apenas a mitad del camino, vio cerca del salto de agua a>esina mismo, que se acercaba, sumido en una profunda meditación.

 1 0uenas tardes, tiíto.

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 1 5'quí est$s, al!o6 1 di%o éste, soltando su hacha, fuera de la cual no llevaba nada.

 1 -í, aquí estoy 1 contestó el niño poniendo su mano en la de >esina 1 :o venía paraayudarle a llevar algo, pero veo que no trae nada.

 1 >a carga era de tanto peso, que la he de%ado en casa del tío.

: >esina se puso otra vez en camino, sin soltar la mano del niño.

 1 ?ío 1 di%o éste a quien oprimía el silencio del hombre 1 5qué le pasa6 5&st$ enfermo otiene alguna pena6

 1 5or qué, al!o6

 1 orque no dice una palabra. No se enfade de que se lo pregunte, pero tiene usted hoy no séqué de e8traño, y todos los dem$s también.

 1 ;ira, al!o 1 di%o >esina, sent$ndose en una roca cubierta de musgo, y atrayendo hacia síal niño 1 sentémonos un poco, pues estoy cansado. : mientras descansamos, te voy a contar lo que nos ha acontecido en tu ausencia. 1 -u voz temblaba un poco.

 1 52s ha acontecido algo6 :a me lo he figurado en seguida.

 1 -í, hi%o mío. 1 54ué te parece6 )e hallado a mi ;isch!o.

 1 54ué dice6 1 e8clamó al!o, en el colmo de la sorpresa y de la alegría 1 5Dónde ha sidoesto6 >e ruego me lo cuente todo, desde el principio 1 suplicó el niño arrim$ndose m$s a él.

'lg3n esfuerzo le costó a >esina no abrazarle y apretarle contra su corazón( dio un profundo

suspiro, y con dificultad empezó su narración. 1 -í, te lo voy a contar todo desde el principio. -i no hubieras dicho al señor ;alina que la tía*azga te había hallado, y que mi mu%er buscaba a su niñito, yo no sabría dónde est$ mi queridohi%o. ?e acuerdas de que el señor cura pasó recado al abuelo, pidiendo a éste que viniera averle. &l entonces lo di%o al abuelo, quien me lo ha repetido, y así ha sucedido, que después de buscarle por siete años, he encontrado por fin a mi ;isch!o. ero, tienes razón, es menester que te refiera primero cómo había perdido a mi hi%o.

al!o hubiera preferido mucho no oír esta triste historia, pues el tío >esina decía de sí mismocosas tan feas, y le daba tanta l$stima ... <obrecita tía >esina= or esto es tan e8traña,3nicamente porque su corazón sufre mucho.

ero la continuación era m$s agradable de oír una mu%er había hallado al pequeño ;isch!o en

la montaña, y le había adoptado. A<recisamente como yo, pensó al!o=A : he aquí que elniñito pasa también de un abuelo a otro( esas buenas gentes le adoptan y crían por amor deDios.

De repente >esina se detiene en su narración apoyando su cabeza en la mano, como si nosupiera m$s lo que sucedió después. or fin, al!o, envalentonado con la confianza que ledemuestra, le pregunta

 1 ?ío, 5est$ su niñito todavía con el segundo abuelo6

 1 -í, al!o 1 contestó >esina, suspirando profundamente.

 1 &ntonces, 5por qué no lo toma consigo, para que la pobrecita tía de%e de buscarle6

&s que no estoy seguro de que acepte tener por padre a un gran pecador como yo( tal vez tengamiedo de mí, por m$s que yo esté cierto que no le haré %am$s daño alguno. Desde aquel día nohe probado siquiera ninguna bebida espirituosa. 'dem$s de esto, he hallado aquí al -eñor "es3s( &l me ha perdonado como al publicano del templo( pero para mi hi%o yo seré siempre elque le ha obligado a vivir con e8traños, como un huérfano, le%os de su tierna madre, el que leha echado a la montaña. -i tuviese miedo de mí, y se sintiese infeliz conmigo, 5qué sucedería6#on su abuelo vive feliz, porque est$ acostumbrado a él( mientras que yo, por m$s que laquiera mucho, muchísimo Ey sabe Dios cu$ntoF, para él no soy sino un e8traño.

 1 No diga esto, tío 1 interrumpió al!o, tom$ndole las manos en las suyas( tómele sin m$sen su casa. &l -eñor "es3s ya sabr$ obrar de modo que le quiera y vaya gustoso con usted sintenerle miedo. <>a tía y yo hemos orado tanto que nos lo haga

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encontrar= :o tenía le seguridad de que habría sido recogido por personas buenas. : puesto que&l nos ha oído, lo dem$s también lo har$. ierda usted cuidado, tío.

 1 : si fueses t3, al!o, 5no me tendrías miedo6 5De%arías al abuelo por mí6

&l niño se puso colorado hasta la raíz de los cabellos. *espirando con fuerza, apoyó en la manosu cabeza, y refle8ionó.

 1 5No tendrías miedo de mí6 5odrías quererme un poco, por poco que fuese6 1 preguntó>esina, atrayéndole a su lado.

 1 &so no, tiíto( no tendría miedo, pues le quiero.

 1 5?3 me quieres, al!o6 5le veras me quieres un poco a pesar de saber cu$n malo soy6 1 No hable así tiíto, pues me da mucha pena 1 di%o el niño con acento de s3plica, poniendosu manecita en los labios del hombre. &n una epístola que he tenido que leer al señor rector, ydonde se trata de toda clase de hombres malvados, est$ dicho A: esto erais algunos devosotros, pero ahora ya no sois tales.A &l señor rector decía también que el -eñor "es3s todo lohabía perdonado al publicano cuando éste vino a &l, y que desde aquel día, el publicano sehabía hecho un hombre bueno.

 1 ero, 5crees que si fueras t3 mi hi%o podrías perdon$rmelo todo6 iénsalo bien.

 1 5erdonarle, perdonarle qué6 1 preguntó atónito el niño.

 1 ero, 5no tengo yo la culpa si eres huérfano de padre y de madre, criado por personase8trañas6 5No es esto la consecuencia de mi pecado6

  1 :o sí que podría perdonarle( 5pero por qué me dice todo esto6 1 preguntó al!o,separ$ndose del brazo de >esina, y plant$ndose delante de él con los brazos cruzados. 5-i seréyo vuestro ;isch!o6

' esto siguió un profundo silencio. >esina se echó al suelo ocultando su cara con sus manos.

 1 ?iíto 1 di%o al!o, arrodill$ndose con simpatía a su lado y poniendo su cabecita sobre el brazo de >esina 1 5soy yo vuestro hi%o6

 1 -í, t3 eres mi hi%o. <2h, cu$n penoso me es verme obligado a darme a conocer de estamanera=

: levant$ndose de repente, apretó al niño entre sus brazos, cubriendo de besos su frente, suso%os, sus me%illas y su boca ... A<)i%o mío, mi hi%o amado=A

 1 No llore, tiíto 1 imploraba el niño estrech$ndole. 54uién dir$ lo que en aquel momento pasaba en su tierno corazón6

 1 No me llames m$s así, no soy tu tío( ll$mame padre, que yo pueda por fin oír una vez estenombre.

 1 <;i padre, mi querido pap$= 1 e8clamó el niño, llorando también a l$grima viva.

'sí, pues, no tendría ya motivo de acongo%arse por saber adónde iría cuando el abuelo muriera(ya tenía padre y madre. <2h, cu$n bueno es el -eñor "es3s=

' los que estaban en la choza les parecía que necesitaban mucho tiempo aquellos dos parallegar desde el salto de agua. ero cuando, al resplandor de la lumbre, el vie%o "uriga les vióentrar cogidos de las manos, comprendió al punto que eran un padre con su hi%o, y su vie%ocorazón se estremeció de gozo.

***

&l %oven forastero no se cansaba de hablar de su difunto maestro. >os oyentes, cautivados consus narraciones, no las podr$n olvidar( y él misma 5olvidar$ %am$s lo que "uriga y >is!a lerefirieron del niño perdido y por fin hallado6

 1 :a ves, al!o 1 di%o alegremente 1 en este caso ha sucedido precisamente lo que en aquelcuento de hadas que me has contado al entrar en la cueva, el %oven príncipe halló a la vez elaís del -ol y a su propio padre.

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VII Donde el cura llega al País del Sol

&l otoño había hecho su aparición m$s pronto que se esperaba. 9na helada prematura habíadado el golpe de muerte a las 3ltimas flores( el canto de las avecillas había cesado( lasgolondrinas habían salido para le%anas y m$s calientes comarcas, llevando consigo el verano, ylas ocas silvestres habían imitado su e%emplo. No se oía en la montaña, despo%ada de sus verdesgalas, sino el graznido de los cuervos que se %untaban en grandes compañías. ;ientras algunos

$rboles quedaban cubiertos todavía de ho%as doradas o grises, otros, al contrario, ostentaban susramas desnudas, y a sus pies estaba tendida una densa alfombra de ho%arasca de ricos colores.

>o mismo que en aquel día de primavera en el cual se abrió nuestra narración, hallamos en latriste soledad de las montañas al niño al!o "uriga, como las gentes le llamaban todavía, a pesar de conocer ahora su verdadero origen y nombre. >a semana anterior, a la repentinallegada del frío, los leñadores habían ba%ado a la aldea, y en la mudanza el abuelo había perdido u olvidado su gran taladro, y a consecuencia de esto, al!o había vuelto a la choza para buscarlo y no había tardado en hallarlo.

ero, <qué silencio reinaba en aquellos montes= Ninguna choza estaba habitada, y no se veía unsolo ser humano por aquellos contornos( sólo las liebres corrían libremente ac$ y all$, y lasardillas daban alegres saltos sin recelar peligro alguno.

&l niño aquel día no tenía miradas para ellos, no gritaba A<)ola=A a los ecos, ni reía tampoco.-u rosada carita, rodeada de dorados bucles, estaba tan pensativa, que un pintor le hubieratomado, sin dificultad, por modelo de aquel niño que en el milenio conduce %untos a los pastos,osos, leones y leopardos con ove%as y bueyes( sí, %untos, pues entonces reinar$ el ríncipe de laaz, y todas las naciones le alabar$n. 0a%o su dominio nadie se ensayar$ m$s para la guerra, ylos pueblos convertir$n por fin sus espadas en herramientas para labrar la tierra, la tierra nueva. No siendo m$s regada con sangre humana, el trigo crecer$ m$s hermoso, los campos rebosar$nde doradas espigas, y resonar$n en ellos los cantos de alegría, porque entonces la tierra estar$llena del conocimiento del -eñor.

ero, 5en qué podía pensar al!o6 No le faltaban motivos para refle8ionar. De la mismamanera que, al llegar al final de un libro el lector lo vuelve a ho%ear, así echaba el niño unamirada atr$s los sucesos que habían ocurrido en su vida desde la primavera. 54uién le hubiera

dicho entonces que tendría hoy un padre, un padre tan bueno, que cualquier niño de su edad podría envidiarle6 5: que tendría un abuelo como el suyo, que no regañaría, ni blasfemaría, yen cuya morada el -eñor "es3s se complacería en habitar6

:, 5quién le hubiera dicho que tendría una madre 1 <y qué madre= 1 sin par en el mundo6 :ano era ella la pobrecita tía melancólica de antes( que huía a lo le%os( pues el -eñor "es3s lahabía oído, y a su pap$ también, cuando con tanto fervor habían orado a &l, y había sanado por completo a su mam$.

'dem$s de esto, desde la semana anterior tenía al!o una persona m$s que querer, y que lequería mucho también a él era la abuela >esina. <2h qué abuela tan buena= 9na persona m$s ala cual al!o podía enseñar el camino del aís en el que al verano no sucede el otoño, y dondeel sol no se pone nunca.

-u padre había estado ausente por espacio de tres semanas( había arrendado toda su hacienda,conservando sólo algunos muebles y utensilios de casa, y al hacer la mudanza había traídoconsigo a la abuela, y ahora vivían todos en la casa del abuelo "uriga. 'sí, pues, al!o no sesepararía de él( todos, por el contrario, rodearían al anciano de cuidados cariñosos, hasta elregreso de uno de sus hi%os de 'mérica o hasta su muerte. &l inquilino que había ocupado antesuna parte de la casa, acababa de de%arla para ir a habitar una casita que había comprado( demanera que no faltaría espacio, y había sido f$cil transformar en taller aquella habitación. -umam$ había limpiado a fondo la casa, con la ayuda de la abuela >esina, y el abuelo la habíarestaurado de tal modo que parecía nueva, tanto interior como e8teriormente. al!o en m$s de

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una ocasión había ayudado a unos y a otros( <y qué placer había sido para él ver que podía ser 3til en algo=

>a abuela había traído su rueca para hilar en invierno, mientras la madre se dedicaría a coser yremendar la ropa. 4uería ella que al!o poseyese una camisita bordada. &n cuanto a él, lesharía la lectura por la noche y fuera de las horas de escuela( adem$s de esto, tenía la intenciónde comenzar a aprender un poco el oficio de su pap$. <4ué descanso para él verse libre delcuidado de ser una carga para el abuelo= 'hora tenía un padre, y esto era muy distinto. -í, <qué bueno es el -eñor "es3s=

 1 ?3 lo has hecho todo, -eñor "es3s. -i no te hubiéramos conocido, %am$s tomaran las cosaseste giro ... : al!o se preguntaba cómo había podido vivir tanto tiempo sin conocer a "es3s.5De qué pudiéramos hablar si no tuviéramos el libro santo6

&ste pensamiento hizo que acelerase su marcha, pues no sólo traía el gran taladro del abuelo,sino que debía pasar por la gruta donde se había de%ado el libro( "uriga se lo había encargado.

 1 )as hecho mal en de%arlo allí, muchacho. No vendr$ nadie a la gruta en invierno, y nada teimpedir$ llevarlo otra vez por la primavera, si el -eñor nos concede salud y vida, puesto quetenemos ahora otra 0iblia. uede ser que entonces el libro sea descubierto de nuevo por alguna persona tan ignorante como éramos nosotros, y quiera Dios que le sea de tanto provecho comoa nosotros.

al!o caminaba alegremente, deseoso de recobrar su precioso libro, del cual le había parecidomuy duro separarse( si no fuese por amor a otros, no habría tenido valor suficiente para aceptar 

este sacrificio. Lué, pues, a la cueva, lo tomó y contempló un instante, como para despedirse deaquellos lugares de los cuales le costaba tanto sentimiento ale%arse. 'unque ya no había floresen la pradera, salvo unos pocos cólchicos, el sitio era todavía encantador( el sol de otoño que brillaba después de algunos días lluviosos y fríos, parecía caliente y vivificador. : el corazóndel niño se sentía poderosamente atraído hacia aquel rinconcito apartado del mundo. 5No eraallí donde había columbrado la espléndida puerta del cielo que acababa de cerrarse detr$s de su bueno y amado maestro6

-í, al!o lo tenía ahora todo para ser feliz( pero no podía pensar en el señor rector, sin sentirseel corazón oprimido. -iempre de nuevo, y m$s aun aquel día, se acordaba involuntariamente dela manera cómo el -eñor había oído por fin las oraciones de su siervo, concediéndole, aunquesin sanarle, que pudiese consumirse al servicio de #risto como un cirio en el altar 1 y cual uncirio su vida se había apagado.

'quel lunes en que al!o había vuelto a la rectoría, el moribundo se había alegrado con él engran manera de que hubiese recobrado a sus padres. >os había invitado a todos, por medio dela mu%er del guarda, que casualmente estaba allí, a venir a verle, y vinieron todos el padre, lamadre y el abuelo. )abló largo rato y oró con ellos( el abuelo no podía olvidar esta oración.

 1 9stedes son protestantes( yo, católico 1 les di%o al despedirse de ellos 1 ero a todos losque han recibido a #risto les ha dado potestad de ser hechos hi%os de Dios, tanto a los unoscomo a los otros( y en el cielo adonde voy ahora no habr$ diferencia alguna. -olamente deseoque le permanezcan fieles para que nos encontremos arriba.

&l martes y miércoles siguientes parecía de veras estar me%or, hasta el punto de poder pasearsea paso lento por la habitación, lo que causó una gran satisfacción a al!o y a todos los dem$s.-e hizo acompañar a la iglesia por el %oven vicario, y allí oró ante el altar. Después habló enlatín con él como si le pidiese alg3n favor. -ólo cuando habló en eslovaco entendió al!o dequé se trataba.

 1 rométame, hermano 1 decía el cura 1 no quitarles estos libros que les he dado( que losguarden como recuerdo de mí. -u lectura es la que me permite morir en paz.

al!o pudo ver al vicario dar la mano al cura, y en seguida éste se arrodilló otra vez para orar.

&l día siguiente pidió salir un poco de la casa, y el tiempo era tan hermoso, que el médicomismo le llevó al %ardín( allí se sentó, bien arropado, en un sillón, y le pusieron el almuerzo enun velador a su lado. #uando su hermana levantó la mesa le di%o

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 1 ;e gustaría ahora que al!o me contara algo, y después quisiera dormir un rato en este airetan delicioso, pues me da sueño.

 1 &st$ bien, querido hermano 1 di%o la señora de )., bes$ndole en la frente. 'provecharéeste momento para ventilar por completo la habitación y hacer tu cama.

 1 <4ué el -eñor "es3s te pague, a ti y a tus hi%os, tu amor por mí= 1 respondió tiernamente elenfermo.

 1 9na vez solo con al!o, tomó su ?estamento diciendo al!o, léeme algo de nuestro aísdel -ol.

#onform$ndose con el deseo del cura, el niño leyó, en el libro maravilloso del 'pocalipsis de-an "uan, la descripción de la ciudad gloriosa que no tiene necesidad de sol ni de luna, ydespués, la del rió limpio de agua de vida. &l cura le dio algunas e8plicaciones, terminando conestas palabras

 1 ;ira, al!o mío, de cuantas cosas hermosas descubriremos al llegar al aís del -ol, la m$shermosa ser$ ... 'quel que est$ sentado en el trono, "es3s, el #ordero de Dios.

Después %untó las manos y cerró los o%os, como solía cuando quería orar. 'rrodillado a su lado,al!o apoyó su cabecita en las rodillas de su amigo y oró también. ero como la oración delcura pareciese alargarse bastante, al!o por fin alzó los o%os  el enfermo, inclinaba la cabeza,se había dormido sosegadamente sólo de vez en cuando respiraba con m$s fuerza.

9n sentimiento indecible, tan solemne como dolorosa, invadió el corazón de al!o( apenas se

atrevía a respirar, temiendo incomodarle, porque permanecía por completo inmóvil. -obre surostro había pasado antes como una nube de tristeza, pero ahora lo visitaba sin duda alg3nhermoso sueño, pues sonreía como quien goza de perfecta felicidad.

2yendo pasos cerca de él, al!o miró, y viendo al vicario, le hizo señal de andar despacio. &stese acercó sin ruido. ero no bien se inclinó hacia su amigo, cuando dio un grito que resonó por todo el %ardín.

<'y= No podía creerlo al!o, y sin embargo, era verdad el cura no dormía, estaba muerto.<2h=, <cu$n triste, cu$n triste=

'hora mismo, al pensar en esto, los o%os del niño se llenaban de l$grimas. ?odos aquellossucesos y circunstancias, aquellas 3ltimas palabras, se habían grabado tan profundamente en sumemoria, que %am$s los podría olvidar.

ero, 5para qué llorar6 1 di%o de repente 1 <&l es tan feliz arriba= &l médico decía que unahemorragia interna había sido la causa de su muerte. &sto no lo creía al!o el -eñor "es3s esquien vino y se lo llevó. 'hora ya lo ha visto todo le ha visto a &l, que es el m$s hermoso decuanto e8iste en el trono del #ordero, y ha encontrado al desconocido que nos ha de%ado ellibro, y le ha dado gracias de mi parte. : yo también alg3n día iré all$ arriba.

'lzando los o%os hacia la puerta de los cielos, al!o, apoyada la cabeza en sus manos, siguiódando curso a sus pensamientos, tratando de representarse cómo pasarían las cosas, cuando letocara que el -eñor "es3s viniera por él, y que podría, por fin, llegar al verdadero aís del -ol.