en busca de los antepasados

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EN BUSCA DE LOS ANTEPASADOS Texto Mayte Rius Nuria 05-10-1980 Javier 05-10-1977 Rosa 04-10-1984 María 05-10-1992 Margarita 22-01-1979 Begoña 05-10-1990 Alberto 05-10-1985 Roberto 05-10-1988 Julia 11-04-1960 Pedro 05-11-1957 Luis 22-12-1954 Elvira 09-10-1953 Guillermina 15-05-1926 Alberto 05-10-1930 Margarita 05-10-1901 1411 ANCESTROS.indd 28 10/11/2009 14:29:07

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ES-14 DE NOVIEMBRE DEL 2009

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ENBUSCADELOSANTEPASADOS

TextoMayteRius

Nuria05-10-1980

Javier05-10-1977

Rosa04-10-1984

María05-10-1992

Margarita22-01-1979

Begoña05-10-1990

Alberto05-10-1985

Roberto05-10-1988

Julia11-04-1960

Pedro05-11-1957

Luis22-12-1954

Elvira09-10-1953

Guillermina15-05-1926

Alberto05-10-1930

Margarita05-10-1901

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La lenguaAmedida que lainvestigación genealógicaretrocede en el tiempo,pueden surgir dificultadespara interpretar la letra, ellenguaje o las abreviaturasutilizadas en los documentosque se investigan. A veces,como consecuencia de lasmigraciones protagonizadaspor la familia, pueden apare-cer palabras en otras lenguasvernáculas que conviene in-terpretar correctamente parano confundir, por ejemplo,un oficio con un apellido.Los apellidos El orden de losapellidos ha ido variando se-gún losmomentos históricosy según las costumbres decada lugar. Uno debe verifi-car con distintos documentosla identidad de cada perso-

El escritor libanésAminMaalouf dice que cono-cer la vida de tus antepasados enriquece la tuya.Quizá sea por ello que cada vez sonmás quienesdeciden indagar sobre sus ancestros. Los foros,asociaciones y publicaciones sobre genealogíason un fenómeno en auge enEuropa yAmérica,especialmente a partir de la última década delsigloXX. José Luis SampedroEscolar, vice-presidente de la Asociación deDiplomados en

¿Nunca se ha planteadodónde y cómo vivían sustatarabuelos? ¿Sabe quiénesfueron los abuelos de esostatarabuelos? ¿Y a qué sededicaban? ¿Qué hacía sufamilia durante la guerrade la Independencia?Dicen los especialistas engenealogía que, con unpoco de suerte y paciencia,no es tan difícil reconstruirnuestra historia familiarhasta el siglo XVI, en laépoca de Felipe II

Genealogía,Heráldica yNobiliaria, asegura quehay razones históricas –como la caída de los regí-menes comunistas en países del centro y del estedeEuropa, que desencadenó una pasión por labúsqueda de antepasados ocultos en esas socieda-des y por reconstruir líneas genealógicas justifica-tivas de derechos de propiedad–, económicas –elinterés por recuperar herencias o propiedades–,sociales –cada vez haymás personas jubiladascon tiempo y capacidad investigadora– e inclusomédicas –conocer el pasado familiar puede servirpara prevenir enfermedades hereditarias–, quejustifican este auge. “Lamayoría de la gente seinteresa a partir de los 50 años, cuando los padresya sonmayores y empiezan a ver que hay tradi-ciones que se perderán con ellos; otras veces esprecisamente su fallecimiento lo que despierta elinterés por los antepasados”, comenta FernandoGonzález del CampoRomán,miembro de la Aso-ciación deGenealogíaHispana,Hispagen.

¿Y es fácil reconstruir nuestro pasado familiar?¿Qué expectativas podemos hacernos? ¿Hastaqué fecha es viable remontarnos? “Normalmente,no sería difícil remontarse en un árbol genea-lógico hasta la época de Felipe II, hacia 1560”,afirma Sampedro. Fue en esa época cuando, comoconsecuencia del concilio deTrento, se impusola obligatoriedad de los registros parroquiales, endonde ha quedado constancia de los bautismos,confirmaciones,matrimonios y entierros de ungran número de habitantes. Si hay suerte, losarchivos de esa época puedenhacer referencia auna o dos generacionesmás antiguas y así recons-truir la historia de la familia desde la época de losReyesCatólicos. Claro que también puede ocurrirque la parroquia a la que pertenecían nuestrosantepasados sufriera algún avatar, no se conserve

el archivo y no pueda retrocedersemás allá dela fecha en que se crearon los registros civilesy algunos archivosmunicipales, allá por 1870.“Todo es posible, y sólo lo sabremos realizandola investigación; pero tenemos una progresióngeométrica de ascendientes: dos padres, cuatroabuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos...son cientos de antepasados en el sigloXIX ymilesen elXVIII”, comenta Sampedro.

González del Campo asegura que las posibilida-des varíanmucho en función de si la familia havivido siempre en elmismopueblo, si lo hizo enuna gran ciudad, si se hamovidomucho porquesusmiembros eran funcionarios omilitares o siinmigró o emigró al extranjero. Las expectativassonmás favorables, pues acostumbra a habermásdocumentación disponible, si uno desciende de lanobleza o de campesinos con propiedades impor-tantes que no han desaparecido de los registrosde propiedad, según explicanRamonRovira ySofíaGarçon, de la Societat Catalana deGenea-logia (SCGHSVN). “Pero que nadie se engañe,antepasados nobles haymuy pocos y lamayoríadescendemos del pueblo llano, y lo que resultamuy útil es integrarse en alguna asociación o forode genealogía, porque amedida que retrocedesen el tiempopuede haber antepasados comunesy te ayudasmutuamente, te facilitas informaciónsobre cómo acceder a ciertos datos; y si tienes quebuscar en el extranjero, lomás útil es buscar unasociedad de genealogía en aquella zona para quete ayuden”, comentanRovira yGarçon.

¿Y qué rama familiar conviene seguir? “Eso dependede lo que quiera cada persona; algunos prefierenseguir sólo el apellido, y otros prefieren todo elárbol, reconstruir todas las ramas”, apuntan los

na, pues a veces unamujerque enviudaba cambiaba deapellidos al volver a casarsey sus hijos figuraban condistintos apellidos; tambiénhabía personas que cambia-ban de apellido y tomabanlos de parientes lejanos porcuestiones de herencia omayorazgo...Los nombres La repeticiónde nombres dentro de unamisma familia tambiénpuede inducir amuchoserrores, pues hubo épocas,comoel siglo XVII, en que,para preservar la continui-dad de un determinadonombre familiar, varios hijosse llamaban igual –Juan elmayor, Juan y Juan elmenor,por ejemplo– y además coin-cidían con el padre, el abuelo

OJOALOSERRORESMÁSFRECUENTES

y varios tíos; otras en las quese inscribía a los vástagoscon un nombre oficial peroluego se les llamaba por unalias o tomaban el nombrede un pariente que fallecía...LugaresOtro error frecuentees equivocar lugares geo-gráficos, bien porque hayados lugares próximos que sellamen igual, porque hayancambiado de denominacióno porque la familia se trasla-dase de zona.Paternidades ficticiasAveces los padres ponían susapellidos a los descendientesde una hija soltera, y esopuede inducir a error.Las fechas Conviene verificarcon cuidado las fechas, puesa veces las que nos facilitanlos familiares vivos para

iniciar la investigación sonsólo aproximadas. Otrasveces, las fechas permitenidentificar a quien buscamosentre parientes homónimos.Los especialistas dan algunaspistas: entre generacióny generación se calculanaproximadamente 30 años,y se estima que viven unos20 desde que tienen hijos.DocumentaciónNunca hayque conformarse con unúnico documento de verifi-cación, pues podemos tenerun único certificado dema-trimonio de una persona queluego enviudase y volviesea casarse. Y es comparandodocumentos comopodemosdetectar y solventar erroresen fechas, nombres, apelli-dos o lugares.

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especialistas de la Societat Catalana deGe-nealogia. Sampedro asegura que la líneamaternaacostumbra a sermás segura biológicamente perosuelemostrarsemayor interés por la paterna,aunque, como apuntaGonzález del Campo,mu-chasmujeres prestanmás atención a las abuelas.

¿Qué datos hemos de buscar? “Primeramente losbásicos: nombres de los antepasados y fechas ylugares en los que transcurriera su existencia.Con ellos ya se puede empezar a investigar suprofesión, su fortuna, sus estudios, de quémurió,etcétera”, responde el vicepresidente de la Aso-ciación deDiplomados enGenealogía,HeráldicayNobiliaria. SofiaGarçon asegura que cuandoinicias tu árbol genealógico “te lo planteas casicomouna colección de cromos, buscas nombres yfechas, pero amedida que te vas adentrando cadavez te interesa sabermás, cuántos hijos tuvieron,cuál fue su historia, de qué vivían, qué pleitostuvieron; es cómounpuzzle y amedida que vasencontrando piezas te vas enviciando y acabainteresándote incluso situar a tus antepasados enla historia de la época, ver qué epidemias había,qué climatología...”

Pero ¿por dónde empezar?Los expertos consul-tados lo tienenmuy claro: el primer paso parareconstruir nuestro pasado familiar es hablarcon los parientesmásmayores, que puedenser padres, abuelos, tíos abuelos... Hay ciertoconsenso en que lasmujeres suelen tenermásmemoria familiar que los varones, pero convieneno quedarse sólo con sus relatos y recabar toda ladocumentación que puedan tener: fotos, docu-mentos de identidad, libros de familia, recorda-torios, esquelas, testamentos, escrituras de casas,hipotecas u otros documentos notariales... Todaesta documentación puede servir para confirmarfechas, nombres y lugares de la información oralrecabada. Porque no siempre los recuerdos quenos facilitan losmayores son exactos, ya sea porengaño o error. Desde la coquetería de quitarseaños hasta el convencimiento de que el padrenació en cierto pueblo cuando en realidad lo hizoen otro cercano porque sumadre se trasladó a sulocalidad de origen para que la familia la asistieraen el parto, por citar sólo algunos frecuentes.

Con toda la información recabada por vía fami-liar, uno ya puede comenzar a elaborar fichas conlos datos conseguidos de cada antepasado, que

luego habrá que contrastar en los archivos opor-tunos para poder continuar investigando.

¿A qué fuentes hemos de acudir?ElRegistroCivily los archivos parroquiales son los básicos. En elprimero, que se creó en 1870, podemos encontrardatos sobre el estado civil de las personas, ordende los apellidos, ejercicio o restricción de los de-rechos civiles (incapacidad, quiebra, condenas),nacimiento y defunción. Se puede comenzar porsolicitar una copia literal de la partida de naci-miento y, con ello, obtendremos nombre, apelli-dos, lugares, fechas, identidad de los padres, suedad (a veces sólo aproximada), los nombres delos abuelos y, a veces, la indicación de su proce-dencia. También es útil la partida de defunción,pues en ella suele figurar si el fallecido testó, antequé notario, y a veces la fecha, buenas pistas paraconseguir el testamento, del que pueden extraer-se datos sobre los hijos, las veces que se casó, laspropiedades u otras informaciones relevantes.

El inconveniente, según los genealogistas, esque para conseguir estos documentos hay quefacilitar el nombre y la fecha exactos, y a veces nose dispone de ellos. Otra dificultad es que, en lasgrandes ciudades, que ahora tienen unRegistroCivil único, antes existían tantos comodistritos yeran independientes, demodo que si no sabemosexactamente en qué barrio nació el abuelo o bis-

abuelo puede haber problemas para conseguir supartida de nacimiento omatrimonio. En algunospueblos también es posible conseguir las actasde nacimiento,matrimonio y defunción a travésde los archivosmunicipales administrativos. “Setrata de pedir el libro de índices, irmirando añopor año el apellido que te interesa y ver en quélibro figura; luego solicitas ese libro y consultas lainformación que hay”, explicaRamonRovira.

La otra vía, que resultarámás omenos sencilla se-gún las localidades, es acudir a los archivos ecle-siásticos, a los libros parroquiales, de la diócesiso del obispado, según los casos. En ellos puedenbuscarse expedientesmatrimoniales, dispensasapostólicas (se solicitaban cuando los que secasaban eran parientes), certificados de bautismo(que a veces recogen un pequeño árbol genealó-gico que permite identificar a alguna generaciónmás), y registros de defunciones. A través de losarchivos parroquiales, obligatorios desde el con-cilio deTrento, si uno tiene la paciencia necesariapodría reconstruir la crónica de su familia desdelos ReyesCatólicos. El problema es que, fruto deconflictos bélicos, accidentes o actos vandálicos,haymuchos registros parroquiales que han des-aparecido, entre ellos una buena parte de los deMadrid yBarcelona. Antes de darse por vencido,conviene, no obstante, preguntar en los archivosdiocesanos a los que haya pertenecido a lo largo

Internet supone una granayuda para buscar a nuestrosantepasados. En la redpueden encontrarse desdelistas genealógicas hasta elárbol completo de algunosapellidos, webs y foros deasociaciones y profesionalesde la genealogía y la herál-dica, algunos archivos civiles

LAAYUDADEINTERNET

y eclesiásticos digitalizados,artículos y recomendacionessobre cómo trabajar...Es también una buena herra-mienta para poder compartirlos avances conseguidos conotros familiares, para solici-tar ayuda o para localizar aalgún pariente lejano que yahaya investigado alguna de

nuestras ramas familiares.Yahoo ofrecemúltiplesgrupos de genealogía dondeprobar suerte.Algunas de lasmuchasdirecciones útiles son:http://pares.mcu.es (archi-vos del estado).www.familysearch.org(una página donde los

mormones –la Iglesia deJesucristo de los Santos delÚltimo día– ofrecen unaamplia base de datos condocumentosmicrofilmadosde archivos parroquiales,censos, fondos notariales yregistros civiles de todo elmundo).www.genealogiahispana.

SUSCITAMÁSINTERÉSLALÍNEAPATERNA,PEROAMUCHASMUJERESLASATRAENLASABUELAS

com (un directorio de genea-logía hispana).www.hispagen.es (el portalde la asociación hispana degenealogía).www.scgenalogia.com(el portal de la asociacióncatalana de genealogía).

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A la derecha y en la páginasiguiente, dos árboles deantepasados deMateuFábrega Font, de CanXel deLa Cot. Su nieta y su esposohan investigado hasta 1750

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de su historia la parroquia, porque a veces estánallí centralizados.

Hay además otras alternativas para desvelar laidentidad y vida de nuestros ancestros. En algu-nos ayuntamientos conservan los padrones dehabitantes, o registros de quintas de los varones ylas peticiones de algunas viudas para que sus hijosse librasen del serviciomilitar. También se puederecurrir a los archivos de fondos notariales, don-de se puede encontrar informaciónmuyútil entestamentos, cartas de dotematrimonial, de arras,capítulosmatrimoniales, contratos de compra-venta, pleitos... Este tipo de archivos suelen serprovinciales o comarcales, y sólo se puede buscardocumentación conmás de 100 años de antigüe-dad. Otra fuente importante son los registros dehipotecas de los archivos provinciales, el ante-cedente de los Registros de la Propiedad, dondefigura un índice de otorgantes y poblaciones detodas las operaciones avaladas por una hipoteca.

Otras fuentes que pueden proporcionar datosson los libros de cofradías o los expedientes delimpieza de sangre que se requerían para entraren órdenesmilitares, nobiliarias, religiosas o enalguna profesión, aunque no fuera el ascendienteque investigamos quien ingresó en ellas, porquedichos expedientes incluían un árbol genealógicohasta los bisabuelos y puede que la persona que

buscamos se cite allí. En algunas familias puederesultar interesante consultar también la listade pasajeros a Indias, pues fueronmuchos loshogares que enviaron a alguno de susmiembros ala colonización deAmérica.

Por otra parte, no conviene desestimar la ayudaque hoy día proporciona internet, tanto porquehay aficionados que ya han volcado y digitalizadoarchivos completos ordenándolos por apellidos,comoporque existe un gran número de grupos yforos de genealogía en los que hay quien tiene de-cenas demiles de personas incluidas en su árbol ypuede dar la casualidad de que compartamos conellos algún antepasado varias veces, lo que puedefacilitar el avance de nuestra propia investigación.

¿Y qué hacemos con tanto documento y tanto dato?Los genealogistas experimentados insisten enque hay que afianzar lomás posible cada paso quedemos en la investigación para evitar errores debase.No se puede dar por bueno ningún dato sinhaberlo corroborado por varias fuentes, porqueenmuchas poblaciones hay personas homóni-mas, puede que el antepasado del que tenemosun certificado dematrimonio se casara otra vez,puede haber hijos ilegítimos... “No hay que correr,hay que asegurar”, advierten. Conviene ir antepa-sado por antepasado, sin saltar de uno a otro hastaestar seguro de que es quien buscamos.s

CONSEJOSPARAPRINCIPIANTES

La Societat Catalana deGe-nealogia apunta una serie derecomendaciones que hande tener en cuenta quienesse aventuran por primeravez en la búsqueda de susantepasados:Ser pacienteSalvo excepciones, uno noreconstruye su genealogíaen unos días ni unas pocassemanas.SermetódicoHay que clasificar, identificary verificar toda la informa-ción y documentos que semanejan,marcar sus refe-rencias, los lugares y épocasque se trabajan, etcétera.Ser discretoConviene no herir a losparientes que nos facilitaninformación si no quieren,por ejemplo, hacer públicasu fecha de nacimiento;hay que dedicarles tiempoy atención para extraerinformación de las historiasde familia.Ser civilizado y educadoNo se puede entrar arrasan-do ni exigiendo enun archivomunicipal ni eclesiástico.Me-jor explicar lo que hacemosy ser amables y agradecidoscon quien nos ayude.Ser honrado, honesto yrigurosoNunca hay quemenos-preciar a ninguno de losantepasados que vamosdescubriendo, ni tampocoatribuirse comoascendientea un señor ilustre con quiense comparta apellido. No hayque cerrarse a ninguna po-sibilidad, pues en la familiapueden surgir hijos extrama-trimoniales, delincuentes... yno es cuestión de engañar anadie ni a nosotrosmismos.

Antes de acudir a consul-tar un archivo, convieneinformarse bien de lascondiciones de consulta quetiene, qué documentaciónes accesible, si es gratuito, sise puede buscar directa-mente... Si uno no sabe pordónde comenzar, puedeconsultar en los foros degenealogía. A veces es útilacudir al archivo provistode cámara digital, pues site permiten fotografiar losdocumentos uno agiliza eltrabajo y se ahorra las foto-copias. También resulta degran ayuda llevar una lupa,además de lápiz y papel y,si es posible, un ordenadorportátil donde poder irarchivando directamente ladocumentación que encon-tremos. Para organizar todala información los especia-listas aconsejan instalarseun programa informático degenealogía (los hay gratisen internet) que ayude asistematizar los datos.

CÓMOTRABAJAR

A la izquierda, el árbolgenealógico de la casaGuarro, publicado en GuarroCasas, 300 anys d’història1698-1998

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