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EMPIRISMO David Hume

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EMPIRISMO David Hume

MARCO HISTÓRICO

Aunque el empirismo se suele explicar en relación al racionalismo es algo posterior.

Fue un movimiento filosófico que tuvo gran éxito en los siglos XVII y XVIII especialmente en Inglaterra.

Es un movimiento precursor de la Ilustración y no puede ser comprendido sin tener en cuenta la Revolución Burguesa de Inglaterra, que estableció el parlamentarismo.

El empirismo también está íntimamente relacionado con la ciencia de la época, aunque en un sentido diferente que el racionalismo.

PRINCIPIOS DEL EMPIRISMO

1. El origen del conocimiento es la experiencia. La mente es como una “tabla rasa”, lo cuál implica la negación de las ideas innatas que defendía el racionalismo.

“Supongamos que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda instrucción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega entonces a tenerla? ¿De dónde se hace la mente con esa prodigiosa cantidad que la imaginación limitada y activa del hombre ha grabado en ella, con una variedad casi infinita? […] A estas preguntas contesto con una sola palabra: de la experiencia. He aquí el fundamento de todo nuestro saber, y de donde en última instancia se deriva”

(Locke, Epístola al lector)

PRINCIPIOS DEL EMPIRISMO

2. El conocimiento humano no es ilimitado: la experiencia es también su límite. Por ello, hay muy poco conocimiento firme y fiable, hay algún conocimiento probable, y la mayoría de las cosas son meras ilusiones

“Si procediéramos a revisar las bibliotecas convencidos de estos principios, ¡qué estragos no haríamos! Si cogemos cualquier volumen de teología o metafísica escoslástica, por ejemplo, preguntemos: “¿Contiene algún razonamiento especial acerca de cuestiones de hecho o existencia?” No. Tírese entonces a las llamas, pues no puede contener más que sofistería e ilusión”

(Hume, Investigación sobre el conocimiento humano)

PRINCIPIOS DEL EMPIRISMO

3. Todo conocimiento es conocimiento de ideas, no de cosas. Esto aproxima a los empiristas al idealismo, estos es, a la negación de la realidad del mundo material (Berkeley lo negará, Locke no, Hume mantiene cierto escepticismo)

“Desde el momento en que la mente, en todos sus pensamientos y razonamientos, no tiene ningún otro objeto inmediato que sus propias ideas, las cuales ella sola contempla o puede contemplar, resulta evidente que nuestro conocimiento está dirigido sólo a ellas. Creo que el conocimiento no es sino la percepción del acuerdo y la conexión – o el desacuerdo y rechazo – entre cualesquiera de nuestras ideas. En esto consiste solamente”

(Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano)

PRINCIPIOS DEL EMPIRISMO

4. Proponen un nuevo concepto de razón: dependiente y limitada por la experiencia. Esto implica que la razón debe entregarse a asuntos que están a su alcance, abandonando así la metafísica, y dedicándose a cosas como la moral, la política o la pedagogía.

GALERÍA DE EMPIRISTAS: HOBBES

Hobbes no es un auténtico empirista, aunque se considera que es un precursor, ya que el método que defiende para alcanzar el conocimiento es de corte racionalista, similar al de Descartes.

Además era un materialista convencido, criticó a Descartes por afirmar que del “yo pienso” se podía deducir que el yo es “sustancia pensante” con el argumento de que entonces del “yo paseo” se puede deducir que el yo es simplemente sustancia paseante.

También afirmó que Dios era material y defendió que la realidad es un mecanicismo cerrado en el que todo se explica a partir de la extensión y el movimiento.

Su teoría política defendía que los hombres, en estado natural, se encuentran en estado de guerra. Para lograr paz y seguridad hacen un contrato social en el que ceden el poder y la fuerza a un hombre o una asamblea: El Leviatán. Ese es el origen del estado

GALERÍA DE EMPIRISTAS: HOBBES

GALERÍA DE EMPIRISTAS: LOCKE

Locke es considerado realmente el padre del empirismo. Su

principal objetivo filosófico es comprender el conocimiento humano y, de hecho, con él comienza la teoría del conocimiento a ser una rama independiente de la filosofía

Defiende que el conocimiento es de ideas (representaciones que tenemos en la mente) y que estas ideas proceden de la experiencia exclusivamente, no hay ideas innatas.

Sobre la existencia del mundo: reconoce que tener una idea de algo no prueba su

existencia, pero aplica el principio de causalidad para afirmar que las ideas son

causadas por la cosas y que, por lo tanto, estas tienen que existir.

Política: Locke emplea los mismos conceptos que Hobbes, pero presenta un panorama

muy distinto. Defiende que en estado natural no hay una guerra de todos contra todos,

ya que se aplican las leyes naturales (como la de la propiedad). Ahora bien, para

proteger mejor ese derecho se crea un contrato social que implica ceder algunos

derechos.

Se considera a Locke el padre del liberalismo por su defensa de la separación de

poderes y de la tolerancia y la libertad de pensamiento.

GALERÍA DE EMPIRISTAS: BERKELEY

Berkeley es, sobre todo, un hombre religioso

preocupado por el materialismo (de Hobbes, por ejemplo). Sus objetivos serán negar el materialismo y afirmar a Dios.

Afirma que sólo conocemos ideas y extrae de aquí una consecuencia: sólo existe la mente que percibe esas ideas y Dios, que las hace percibir.

Consideró que creer que hay un mundo material es caer en una falacia que confunde el “ser” de las cosas con el “ser percibidas”.

Esto le condujo a una metafísica inmaterialista donde sólo existen dos sustancias espirituales: El alma y Dios.

HUME (1711-1766)

Nació en Edimburgo en 1711 y estudia allí en la universidad, donde ya se interesa por Newton.

En 1734 se traslada a la Flèche, en Francia, donde había estudiado Descartes. Allí escribe su obra fundamental: Tratado sobre la Naturaleza Humana.

El tratado, publicado en 1740, es un fracaso, Hume se decepciona y lo repudia. Sobre ese libro escribió: “ya nació muerto al salir de las prensas, y no consiguió alcanzar ni un murmullo entre los fanáticos”.

Hume refundió la obra en una más breve: Investigación sobre el Entendimiento Humano.

Para entonces ya es conocido como “Mr. Hume, el ateo”, lo que le impide ocupar una cátedra en la universidad de Edimburgo y en la de Glasgow. Pero encuentra trabajo como bibliotecario en la universidad de Edimburgo en 1752.

En 1763 ocupa un puesto en la embajada de París y tiene tal reputación entre los círculos ilustrados franceses que cuando vuelve a Inglaterra lo hace acompañado de Rousseau.

En 1769 se retiró definitivamente a Edimburgo.

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO EMPIRISTA:

“Aunque nuestro pensamiento parece poseer una libertad ilimitada, en realidad está reducido a límites muy estrechos, […] ya que todos los materiales del pensar se derivan de nuestra percepción interna o externa” (Investigación, 2)

“La razón no puede nunca engendrar por sí sola una idea original” (Tratado, I, 3, 14).

Es decir, todo aquello que somos capaces de conocer, imaginar o pensar proviene siempre de la experiencia, no podemos pensar nada absolutamente original que surja de la nada.

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO DE INMANENCIA:

“Nada puede estar presente a la mente, sino una imagen o percepción. Los sentidos sólo son conductos por los que se transmiten estas imágenes sin que sean capaces de producir un contacto inmediato entre la mente y el objeto” (Investigación, 12)

Hume denomina el contenido de la conciencia “percepciones” y las divide en dos grupos: IMPRESIONES: “nuestras percepciones más intensas: cuando oímos, o vemos, o

sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos, o queremos” (Investigaciones, 2). Tienen más fuerza y vivacidad.

IDEAS: cuando son menos fuertes y vivaces. Por ejemplo, cuando recordamos el coche de nuestra infancia, pero no lo vemos.

Es importante destacar que la diferencia está en la fuerza, no en la presencia del objeto, porque el principio de inmanencia hace que la presencia o no del objeto sea indiferente.

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO DE INMANENCIA II:

Tipos de impresiones:

IMPRESIONES DE SENSACIÓN: percepciones que aparecen en la mente y que no provienen de ninguna anterior. Por ejemplo, la impresión de blanco al mirar la pared.

IMPRESIONES DE REFLEXIÓN: percepciones que se forman en el entendimiento a partir de impresiones de sensación o de ideas. Estas impresiones van a ser muy importantes en la moral humeana. Por ejemplo, la sensación de agrado al dar un paseo una tarde de primavera.

Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples o complejas, a partir de los principios de asociación de ideas.

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO DE COPIA (o correspondencia):

“Todas nuestras ideas no son sino copias de nuestras impresiones, es decir, que nos es imposible pensar algo que no hemos sentido previamente con nuestros sentidos internos o externos” (Invest., 7)

Por lo tanto, no existen ideas innatas, entendidas como aquellas con las que hemos nacido.

El principio de copia sirve a Hume como criterio para discriminar ideas claras y que pueden ser aceptadas de las que no. Si se puede remitir a la impresión de la que deriva una idea, entonces esa idea será clarificada. Si la idea no remite a ninguna impresión, entonces se trata de un término que carece de significado. Por ejemplo, Hume va a decir que el concepto de “esencia” carece de significado.

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO DE ASOCIACIÓN DE IDEAS:

Las ideas no se encuentran desconectadas en la mente, es por ello que existen impresiones e ideas simples, e impresiones e ideas complejas:

Las IMPRESIONES SIMPLES no admiten distinción ni separación y dan lugar a IDEAS SIMPLES. Las percepción del verde de la mesa es una percepción simple y su recuerdo es una idea simple.

Las IMPRESIONES COMPLEJAS están formadas por un conjunto de impresiones simples como, por ejemplo, la percepción de la mesa, que implica la percepción de diferentes tonos de verde, una forma determinada.

Las IDEAS COMPLEJAS se siguen de impresiones complejas (como el pensamiento sobre la mesa) o de combinaciones de ideas (como la idea genérica de mesa).

Lo que nos permite hacer asociaciones de ideas es la imaginación, que tiene un gran poder para mezclarlas a su gusto. La imaginación puede hacer mezclas arbitrarias (como la idea de centauro) o mezclas naturales (como la idea de árbol).

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO DE ASOCIACIÓN DE IDEAS II:

La imaginación lleva a cabo estas mezclas naturales porque hay en las ideas “una especie de atracción, que tiene en el mundo mental efectos tan extraordinarios como en el natural, aunque sus causas sean en gran parte desconocidas” (Tratado, I, 1, 4).

Esta atracción se reduce a tres leyes que rigen la acción de la imaginación:

SEMEJANZA: nuestra mente tiende a reproducir ideas semejantes, como cuando una pintura nos hace pensar en el original.

CONTIGÜIDAD: aquellas impresiones o ideas que se experimentan juntas tienden a aparecer juntas. Como cuando antes de que termine una canción de un disco ya esperas la siguiente, o cuando un olor te recuerda a una persona. Pero también cosas más básicas, como el hecho de que los faros, las ventanillas, el volante, el capó nos aparezcan juntos al percibir un coche, lo que nos crea la disposición de ver aparecer todas estas ideas juntas.

CAUSA-EFECTO: si normalmente hay una contigüidad entre dos ideas, tendemos a esperar que aparezca la segunda (efecto) si está presenta la primera (causa). Por ejemplo, si pensamos en una herida, es difícil no evocar la idea de dolor.

HUME – PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

PRINCIPIO DE NEGACIÓN DE LAS IDEAS GENERALES:

“Hablando con propiedad no existen las ideas generales y abstractas, sino que todas las ideas generales no son, en realidad, sino ideas vinculadas a un término general, que recuerda en determinados momentos otras ideas particulares que se asemejan en ciertos detalles a la idea presente en la mente. Así, cuando se pronuncia el término “caballo”, inmediatamente nos figuramos la idea de un animal blanco o negro, de determinado tamaño y figura; pero como ese término usualmente se aplica a animales de otros colores, figuras y tamaños, estas ideas – aunque no actualmente presentes a la imaginación – son fácilmente recordadas, y nuestro razonamiento y conclusión proceden como si estuvieran actualmente presentes” (Invest., 12)

HUME – TIPOS DE JUICIO

“Todos los objetos de la razón e investigación humana pueden dividirse naturalmente en dos grupos: relaciones de ideas y cuestiones de hecho.

A las relaciones de ideas pertenecen las ciencias de la geometría, álgebra y aritmética, y, en resumen, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente cierta. Que “el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los dos lados”, es una proposición que expresa la relación entre estas partes de triángulo. […] Las proposiciones de esta clase pueden descubrirse por la mera operación del pensamiento, independientemente de lo que pueda existir en cualquier parte del Universo […].

Las cuestiones de hecho, segundo objeto de la razón humana, no son averiguadas de la misma manera; ni la evidencia de su verdad, por muy grande que sea, es de la misma naturaleza que la precedente. Lo contrario de cualquier cuestión de hecho es siempre posible, ya que jamás implica contradicción y puede ser concebido por la mente con la misma facilidad que si fuera totalmente ajustado a la realidad. Que “el Sol no saldrá mañana”, no es una proposición menos inteligible que su contraria, ni tampoco implica contradicción alguna. En vano, pues, intentaríamos mostrar su falsedad. Si fuera demostrativamente falsa, implicaría contradicción y jamás podría ser concebida por la mente” (Invest., 4)

HUME – TIPOS DE JUICIO II

Relaciones de ideas:

No dependen de la experiencia, sino de las relaciones internas entre las distintas ideas.

Por ello, son proposiciones que se pueden descubrir simplemente por la actividad del entendimiento (vamos, pensando).

Son ciertas y evidentes con independencia de cómo sea el universo. Y su negación implica un absurdo o una contradicción.

Son relaciones de ideas las proposiciones de la geometría, el álgebra y otras ciencias formales.

Cuestiones de hecho:

Dependen de la experiencia.

La proposición contraria siempre es posible e inteligible, por ello su verdad no es evidente.

Se trata de un razonamiento probable, nunca demostrativo.

HUME – EL PROBLEMA DE LA REALIDAD

Hume investiga “la naturaleza de la evidencia acerca de cualquier existencia real y cuestión de hecho”.

Parece que nuestras impresiones y la memoria es prueba suficiente de la realidad del presente y del pasado.

¿Y el futuro? No tenemos ni impresiones ni recuerdos sobre el futuro y, aún así, hay ciertos acontecimientos futuros que nos parecen evidentes. Por ejemplo, que si acercamos la mano al fuego no vamos a quemar. ¿De dónde sacamos la evidencia para llegar a esa conclusión?

Es decir, ¿cómo podemos extraer conclusiones sobre el futuro basándonos en lo que ha ocurrido en el pasado? ¿cómo llegamos a la conclusión de que todo va a suceder siempre de la misma manera a partir de una experiencia limitada?

Nuestras predicciones se basan en la INDUCCIÓN y eso no implica que nuestras conclusiones sean necesariamente ciertas. Esto es lo que se conoce como el problema de la inducción.

HUME – CONTRA LA INDUCCIÓN

Nuestras predicciones de futuro y argumentos inductivos (y esto incluye la ciencia natural) dependen del principio de causalidad:

1. “Todos los razonamientos acerca de cuestiones de hecho parecen fundarse en la relación de causa y efecto. Tan sólo por medio de esta relación podemos ir más allá de nuestra memoria y sentidos” (Investigación, 4)

2. “Las causas y los efectos no pueden descubrirse por la razón, sino únicamente por la experiencia”, ya que “el efecto es totalmente distinto que la causa y, por lo tanto, no puede descubrirse en ella”. Es decir, que el análisis racional de una cosa en sí no nos dirá nada sobre sus efectos, eso sólo se puede saber con el examen empírico.

3. “Todos los argumentos que se fundan en la experiencia están basados en la semejanza que descubrimos en los objetos naturales, la cual nos induce a esperar efectos semejantes a los que hemos visto seguir a tales objetos”. Es decir, esperamos que el futuro sea como el pasado, aunque esto sea indemostrable.

4. “La costumbre es la guía de la vida humana”. La costumbre nos induce a pensar que el futuro será como el pasado y que las cosas tienden a repetirse. Por lo tanto no tenemos certezas, sino creencias basadas en un hábito.

HUME – CONTRA LA CAUSALIDAD

En la historia de la filosofía el principio de causalidad había gozado tanto de valor ontológico, como de valor lógico (es decir, que la conexión causa-efecto era real y necesaria, basta recordar a Aristóteles y sus 4 causas). Hume va a criticar esto.

Ya hemos dicho que la relación causa-efecto debe demostrarse por la experiencia, pero no tenemos ninguna impresión de causas y efectos, sino simplemente una impresión de objetos que tienen una relación de contigüidad en el espacio y sucesión en el tiempo.

Pero esas dos cosas (contigüidad y sucesión) no basta para hablar de causalidad, hace falta una conexión necesaria entre ambos objetos. Sin embargo, no tenemos ninguna impresión de esa conexión, no la conocemos por la experiencia.

Esa conexión necesaria, por lo tanto, es producto de nuestra imaginación, apoyada en la memoria de las experiencias pasadas.

El principio de causalidad, por lo tanto, es un hábito que tiene valor psicológico, pero no ontológico. Está en nuestras mentes, no en las cosas

HUME – CREENCIAS

El análisis del conocimiento que hace Hume establece límites muy estrechos para la razón.

No podemos tener certezas sobre cuestiones de hecho, sino simplemente creencias, que no son un conocimiento objetivo y cierto, pero sí una buena guía para la acción.

La creencia es un sentimientos particular que acompaña a una asociación de ideas de manera que esa asociación “se impone a la mente convirtiéndola en un principio regulador de nuestras acciones”.

La creencia se apoya en un hábito mental a renovar el mismo acto u operación, sin que sea necesario. Este hábito es, como hemos dicho, resultado de haber experimentado repetidamente la conjunción de determinadas impresiones (por ejemplo, fuego y quemadura).

Gracias a la creencia el ser humano ha logrado sobrevivir porque:

Parece haber una armonía entre el curso de la naturaleza y el curso de nuestras ideas.

La naturaleza ha asegurado que la inferencia causa-efecto se realice por instinto o tendencia natural, y no mediante laboriosas deducciones racionales

HUME – LA CIENCIA

La teoría del conocimiento de Hume implica una división de ciencias y saberes determinada, aunque no trate este tema de forma sistemática:

MATEMÁTICAS: versan sobre relaciones de ideas, y por lo tanto permiten realizar razonamientos demostrativos absolutamente ciertos y seguros. Ahora bien, la necesidad de las matemáticas es de carácter psicológico, no lógico. Es decir, se basan en leyes psicológicas, en la forma en que funciona nuestra mente.

FÍSICA: versa sobre hechos, que reduce a leyes, de forma que sirvan para controlar y regular acontecimientos futuros. Ahora bien, tal y como hemos explicado, las leyes de la física dependen de conceptos como el de conexión necesaria de causa y efecto, conexión de la que no tenemos impresiones y que, por lo tanto, no podemos afirmar. Esto convierte las leyes de la física en leyes probables, no necesarias.

METAFÍSICA: Hume adopta un escepticismo moderado. Si lo que conocemos son nuestras impresiones y no las cosas directamente, no podemos afirmar racionalmente la existencia del mundo exterior. Ahora bien, negarlo sería absurdo y nocivo, porque la vida misma se encarga de asentar la creencia en ese mundo. Ahora bien, más allá de eso, los conceptos de la metafísica más abstrusos deben ser rechazados porque no tenemos impresiones de esas realidades últimas como la sustancia o el yo. La metafísica es una ilusión.

HUME – ÉTICA EMOTIVISTA

La ética no se basa en la razón por dos razones:

1. La razón es incapaz de mover a un ser humano, lo que le mueve es la pasión o el sentimiento.

2. El bien y el mal morales, la virtud y el vicio no son relaciones de ideas ni cuestiones (racionales) de hecho. Tienen que tener su origen en otro sitio.

Hume acusa a todos los filósofos que intentan construir una ética basada en la razón de cometer una falacia que se conoce en filosofía como falacia naturalista y que consiste en derivar del “ser” el “deber ser”. Es decir, decir que aquello que es, es lo que debe ser.

HUME – ÉTICA EMOTIVISTA II

“En todo sistema moral de que haya tenido noticia hasta ahora, he podido siempre observar que el autor sigue durante cierto tiempo el modo de hablar ordinario, estableciendo la existencia de Dios o realizando observaciones sobre los quehaceres humanos y, de pronto, me encuentro con la sorpresa de que, en vez de las cópulas habituales de las proposiciones (es y no es), no veo más que proposiciones que están conectadas con un debe o un no debe. Este cambio es imperceptible, pero resulta de la mayor importancia. En efecto, ya que este debe o no debe expresa una nueva relación o afirmación, es preciso que esta sea tenida en cuenta y explicada, y que se dé razón de algo que parece absolutamente inconcebible: cómo es posible que esta nueva relación se deduzca de otras totalmente diferentes. Estoy seguro de que una pequeña reflexión sobre este asunto subvertiría todos los sistemas corrientes de moralidad, haciéndonos ver que la distinción entre vicio y virtud no está basada meramente en relaciones de objetos, y tampoco es percibida por la razón”

Tratado, III, 1, 1

HUME – ÉTICA EMOTIVISTA III

La moralidad no se basa en la razón, sino en el sentimiento, “se siente más que se juzga”.

Los sentimientos son impresiones por reflexión, que derivan de impresiones de sensación o de ideas. Existen:

Sentimientos directos: son el deseo, la aversión, el temor, etc. Que provienen inmediatamente de impresiones de dolor y de placer. Se originan de modo natural

Sentimientos indirectos: el orgullo, la humildad, la ambición, etc. No sólo provienen del dolor y el placer, sino de cualidades añadidas como la simpatía. Surgen, más que por disposición natural, por la comunicación entre las personas.

El sentimiento que descubre la virtud o el vicio es el de aprobación o desaprobación, que son una forma del sentimiento básico de simpatía.

Ahora bien, lo que despierta ese sentimiento es la utilidad de la acción contemplada para la colectividad: “Todo lo que contribuye a la felicidad de la sociedad merece nuestra aprobación”.

Por lo tanto, la ética de Hume es emotivista y utilitarista. Lo primero no es una novedad en la época, lo segundo sí.

HUME – TEORÍA POLÍTICA

Los supuestos de “estado de naturaleza” y “contrato social” defendimos por Locke o Hobbes son sólo ficciones indemostrables.

Es la utilidad de los humanos lo que explica la formación de las sociedades a partir de la célula familiar.

No hay que buscar fundamentación trascendente a la legitimidad del poder: éste es un hecho que se funda en otros hechos (usurpación, transmisión hereditaria, elección…)