el ultimo poema de rilke -juan forn

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  • 7/30/2019 El Ultimo Poema de Rilke -Juan Forn

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    Rainer Maria Rilke siempre quiso vivir en Rusia, lo supo desde que pis Mosc por primera vez, en 1897, cuando tena veintin aos y an no era para el mundo el poeta suprmo que llegara a ser (para los rusos que lo conocieron en ese viaje slo era el atentsimo acompaante de la voluble Lou-Andreas Salom). Volvi dos veces ms en los cincs siguientes y busc en vano un mecenas que se hiciera cargo de sus espartanos gastos (entre los que se negaron estaba Suvorin, el magnate de la prensa que apadrinaba a Chjov). El plan nunca funcion. Cuando surgi la posibilidad de instalarse enPars como secretario de Rodin, el curso de su vida adopt la direccin que todos conocemos: se convirti en el poeta en estado puro, el poeta errante que no lograba encontrar su casa en ninguna parte. Su amor por Rusia se volvi pura aoranza, la misma que habran de padecer los rusos que abandonaron en oleadas su pas desde 1905 enadelante. Hasta que les fue perdiendo el rastro, Rilke envi ejemplares de cada libro que publicaba a los rusos que haban sido gentiles con l all, en particular al pintor Leonid Ossipovich Pasternak (que lo haba llevado a conocer a Tolstoi).

    Con la Revolucin, la familia Pasternak se dividi: Leonid, su esposa y sus hijas mujeres se fueron a Berln; el nico hijo varn se qued en Mosc. A comienzos de 1926, Re ya era un recuerdo ms de lo perdido para Leonid y su familia, lo daban por largamente muerto cuando leyeron en un diario berlins que el poeta se aprestaba a cumplir cincuenta aos en Suiza, honrado desde todos los rincones de Europa. Leonid le escribi una carta (Celebrado poeta, est usted vivo! Me recuerda?), a la que Rilntest que no slo se acordaba, sino que recientemente haba ledo en una revista unos oemas singularmente interesantes, traducidos del ruso, de un joven valor llamadoBoris Pasternak. Todo lo que Rilke amaba de Rusia estaba en esos versos y le da

    ba especial emocin que quien los hubiera escrito fuera aquel muchachito de nueveaos que en 1899 los haba acompaado a Yasnaia Poliana, a ver al conde Tolstoi.

    Leonid le mand la carta de Rilke a su hijo a la URSS. Boris recibi y ley esa cartael mismo da en que lleg a sus manos una copia de El Poema del Fin, escrito en el exlio por una poeta de su edad llamada Martina Tsvietieva, que se lo mandaba a travsde gente de su confianza. Pasternak idolatraba a Rilke, se rega poticamente por l.Y vena sintiendo una empata cada vez mayor hacia aquella mujer que en Rusia le era indiferente, pero de la que se haba ido enamorando por los poemas que le mandaba desde Francia, y que en aquel poema en particular llegaba hasta donde l no habasido capaz de llegar. Pas la noche en vela, electrificado, y al amanecer salt de la cama y se puso a escribir dos cartas que dudo que otro poeta en el mundo hubiera sido capaz de escribir. Aunque la informacin llegara tarde y muchas veces defo

    rmada en el camino, los que estaban en Rusia mal que mal saban qu hacan y cmo la esaban pasando aquellos que se haban ido. Pasternak saba que Tsvietieva estaba ms solque nadie en el destierro. Los emigrados la detestaban y en la URSS no la lean por emigrada. Pasternak mora por los libros que Rilke ofreca mandarle, pero saba queTsvietieva los necesitaba ms. De manera que le pidi a Rilke que los mandara a Francia, a la poeta Marina Tsvietieva, que mereca ms que ninguna otra persona en el mundo estar en dilogo con l (Yo slo querra que ella pueda vivir algo semejante a la ara que, gracias a usted, se ha adueado de m. Permtame considerar el envo de esos los como su respuesta a mi carta). Rilke cumpli con el pedido. Los libros eran losSonetos a Orfeo y las Elegas de Duino, imagnense. Tsvietieva crey desfallecer, se etreg a una correspondencia febril con Rilke, de la que nada dijo a Pasternak, aunque l le escriba desde Mosc: Quiere que lo visitemos en Suiza. Nos espera, compren? Debemos estar juntos. El lo dice.

    A Rilke, en cambio, Tsvietieva le escriba: Escucha, Rainer, para que lo sepas de entrada. Boris te regal a m y en cuanto te recib quise tenerte para m sola. No amo nirespeto el amor, la bajeza suprema del amor. No quiero ir a verte, no quiero querer. Qu espero de ti? Nada. Todo. El permiso para elevar la mirada hacia ti cada instante de mi vida. Rilke se estaba muriendo. Ocultaba a todos su enfermedad, porque ningn mdico saba darle nombre (result ser una rara forma de leucemia). A duras enas haba resistido los fastos de su cincuentenario, saba que con las insuperablesElegas de Duino haba concluido su obra, se estaba yendo del mundo ya cuando apareci Tsvietieva en su vida, con su desbocada alma rusa regida por el amor hacia lo i

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    napresable (No vivo en mi boca, quien me besa no me alcanza). A pesar de que ya haba dado por concluida su obra, Rilke reuni fuerzas para escribir una ltima elega, sla dedic a Tsvietieva y despus se muri, en los ltimos das de diciembre de 1926. tieva le escribe a Pasternak: Ha muerto Rilke. Vinieron a invitarme a una fiesta de ao nuevo y me dieron la noticia. Eres el primero a quien escribo este ao que comienza. Oh, Boris, hemos quedado hurfanos, nunca iremos a verlo. Ese lugar no existe ms. Pero no le dijo una palabra de la elega.

    Pasternak recin la ley en 1959, cuando el hijo de Tsvietieva se la mostr. Tsvietiehaba vuelto a la URSS con sus hijos despus de que se supiera que su marido trabajaba para la polica secreta sovitica. Cuando empez la guerra, fue evacuada junto a suhijo a la regin de Elbuga (su marido y su hija mayor estaban en los gulag, su hijita menor haba muerto de hambre en el orfanato donde la obligaron a dejarla). Unda en Elbuga le dijo a su hijo: Mur, los estorbos en el camino habra que eliminarloEl le contest: No estara mal pensarlo, y se fue a dar una vuelta. Cuando volvi, entr a su madre ahorcada con el cinturn con el que cerraba su nica valija. Mur haba do a pedirle a Pasternak que lo ayudara a averiguar dnde haban sepultado a su madre y recuperar sus restos. Lo nico que recuperaron fue esa valija con el poema manuscrito de Rilke adentro. Los especialistas rilkeanos no saben adnde poner esa elega rusa. Los hijos de Pasternak, en cambio, que juntaron todas las cartas de supadre, de Tsvietieva y Rilke en un libro, pusieron aquella elega al final, junto con el poema que Tsvietieva empez a escribir creyendo que era sobre Pasternak y para Pasternak, y luego descubri que era sobre Rilke y para Rilke, a lo largo de aquel verano de 1926. El poema se llama Carta de Ao Nuevo. Al terminarlo, Tsvietieva s

    lo envi a Pasternak, junto con estas lneas: T para m y yo para ti nos volvimos poa poco el amigo con quien quejarse: me duele la herida, me quema la herida. Me eres tan necesario como el precipicio para tener a dnde lanzar la piedra sin or elfondo. Pero no tenemos ms que palabras. Estamos condenados a ellas.