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una confianza traducible en el sufi- ciente número de apoyos populares? Lo cierto es que, a mi entender, el ciudadano tiene la sensación de que no existe una alternativa real, y la cuestión reside en discernir si es po- sible o no una propuesta ideológica, un proyecto político en el espacio del centro-derecha que sea percibido como una alternativa real al poder socialista, es de- cir, que tenga posibilidades de sucederle de forma inmediata en sus tareas de gobierno. Mi respuesta es que sí. Que es posible... ABRIL / JUNIO 2019 19 Comienzo con una cita larga que, sin em- bargo, creo que no lo parecerá al leerla: “Muchas veces no podemos explicarnos, sin dedi- carle un poco de tiempo y un poco de atención, cómo un equipo de gobierno que recibe las más duras críticas en campos fundamentales de su ac- tuación, mantiene, sin embargo, esa creencia ge- neralizada de imbatibilidad. ¿Es que no existe una alternativa real a ese gobierno, ni a su forma de go- bernar, ni a su líder, ni al partido que lo sustenta? ¿Es que no hay otro conjunto de ideas y de personas que formen un proyecto político capaz de generar El síndrome de Popeye. Fusión, confusión y desgarro en la derecha del (Club) Siglo XXI Una derecha que supo fusionarse y ganar fue llevada a la confusión y a la pérdida del gobierno, y ahora al desgarro y a la parálisis. Aunque a una mirada superficial pueda parecerle una derecha que enseña músculo, lo que enseña es un desgarro traumático y severo. MIGUEL ÁNGEL QUINTANILLA NAVARRO Politólogo. Director académico del Instituto Atlántico de Gobierno

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Page 1: El síndrome de en la derecha del - FAES · que se respeta la casa, el juzgado, la escuela, la iglesia y el cuartel cuando no se confunden con el Parlamento. En aquella primera conferencia

una confianza traducible en el sufi-ciente número de apoyos populares?

Lo cierto es que, a mi entender, elciudadano tiene la sensación de queno existe una alternativa real, y lacuestión reside en discernir si es po-sible o no una propuesta ideológica,un proyecto político en el espacio delcentro-derecha que sea percibidocomo una alternativa real al poder socialista, es de-cir, que tenga posibilidades de sucederle de formainmediata en sus tareas de gobierno. Mi respuestaes que sí. Que es posible...

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Comienzo con una cita larga que, sin em-bargo, creo que no lo parecerá al leerla:

“Muchas veces no podemos explicarnos, sin dedi-carle un poco de tiempo y un poco de atención,cómo un equipo de gobierno que recibe las másduras críticas en campos fundamentales de su ac-tuación, mantiene, sin embargo, esa creencia ge-neralizada de imbatibilidad. ¿Es que no existe unaalternativa real a ese gobierno, ni a su forma de go-bernar, ni a su líder, ni al partido que lo sustenta?

¿Es que no hay otro conjunto de ideas y de personasque formen un proyecto político capaz de generar

El síndrome de Popeye. Fusión, confusión y desgarroen la derecha del (Club) Siglo XXIUna derecha que supo fusionarse y ganar fue llevada a la confusión y a la pérdida del gobierno, y ahora al desgarro y a la parálisis. Aunque a una mirada superficial pueda parecerle una derecha queenseña músculo, lo que enseña es un desgarro traumático y severo.

MIGUEL ÁNGELQUINTANILLA NAVARRO

Politólogo. Directoracadémico del InstitutoAtlántico de Gobierno

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no es de sumar más votos que el Partido Socialista,sino más escaños, y en consecuencia articular elsistema de acuerdos que sea necesario sobre esabase y no sobre ninguna otra. Los acuerdos podránser pre o post electorales, de participación o de desistimiento, globales o parciales, flexibles, en de-finitiva, pero piensen ustedes entre tanto que, enlas pasadas elecciones al Parlamento Europeo, losvotos obtenidos por Alianza Popular, el CDS yConvergencia y Unió, por citar estas tres fuerzas,fueron superiores, en su conjunto, a los alcanzadospor el PSOE, pero este obtuvo más diputados eu-ropeos. Piensen ustedes que en las pasadas eleccio-nes el centro-derecha superó en casi un millón devotos al Partido Socialista, pero que el 72% de losespañoles tienen hoy alcalde socialista.

Y sé muy bien que no hay que confundir los deseoscon la realidad. Lo anterior, a buen seguro, depen-derá de que unos se den cuenta de que su soledadconduce a la desaparición, de que otros piensenque no es casualidad que las urnas les volvieran laespalda y reaccionen asumiendo esa situación. Deque algunos quieran entrar en el juego y de queotros sepan conjugar acertadamente la inteligen-cia, la generosidad y la fortaleza” .

Como si fuera de hoy, ciertamente. Porqueen realidad, si bien se mira, sigue siendo “hoy”,seguimos exactamente en el mismo momentopolítico en el que esa cita tuvo su origen. Launión del centro-derecha se produjo finalmenteen 1993 y eso hizo del PP lo que ha sido desdeentonces hasta no hace tanto. Es un tiempomuy largo, nada menos que treinta años, peroes el mismo tiempo político, que aún se encuen-tra pendiente de un desenlace histórico.

Un desenlace que establezca si la derechaespañola tiene vida propia al margen de la per-sona que le dio forma política moderna y ga-nadora o si, por el contrario, deberá esperar ensu derrota, que sería la fase final de su rápidodeclive, a que se le explique y aprenda denuevo la misma lección de entonces. A saber:que la política incorpora valores y principios,

Si lo único que se puede hacerlo hace el socialismo, aplique-mos el viejo y conocido refránde que más vale lo malo cono-cido que lo bueno por conocer.Ahora bien, no nos extrañeentonces vernos sometidos anuevos autoritarismos aunquepuedan estar legitimados porlas urnas, ni a que el entre-guismo se extienda como unaplaga por todos los sectores dela sociedad española, ni tam-poco transfiramos a otros laentera responsabilidad de loque ocurre.

Por mucha manipulación en laopinión pública, y la hay; pormucho monopolio de televi-sión, y lo hay; por más que seintentara ocultar la existencia de otro modelo, deotra fórmula alternativa, la pretensión sería vana.

La realidad, y en la fila me estoy apuntando el pri-mero, es que no hemos sabido o no hemos querido,unos y otros, hacerlo con eficacia.

Y aquí incluyo no sólo a los que nos dedicamosmás directamente a las tareas políticas, sino acuantos constituyen, en otros ámbitos, el espaciono socialista de la sociedad española.

Sinceramente, pienso, por lo tanto, que es urgenteabrir una seria reflexión sobre la situación en quenos encontramos. Que es forzoso meditar sobre loserrores que hayamos podido cometer para ponerleremedio. Y que no hay que tener ningún miedo niningún temor por hacerlo. Es más, si no lo hace-mos todo seguirá más o menos como hasta ahora,es decir, el socialismo gobernando, la sociedadcontrolada y la oposición satisfecha con el papel ocon el papelito, según se entienda, que se le per-mita representar en la función...

Se trata, al final, de saber si estamos decididos amantener una estrategia de resistir sin ganar, o si,por el contrario, estamos decididos a diseñar unaestrategia para ganar... Al final, de lo que se trata

En aquellaprimeraconferencia queAznar pronuncióen el Club SigloXXI el 29 defebrero de 1988se encuentra elorigen delPartido Popular.El origen de unpartido que ganóy que gobernó

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pero que no consiste ni en su exhibición per-manente ni en su conversión explícita en po-líticas públicas, y que solo cuando se com-prende eso se puede agrupar mucho voto,formar mayorías y ganar elecciones. Que elParlamento no es el cuartel, no es la iglesia, noes la escuela, no es el juzgado y no es la casa. Yque se respeta la casa, el juzgado, la escuela, laiglesia y el cuartel cuando no se confunden conel Parlamento.

En aquella primera conferencia que Aznarpronunció en el Club Siglo XXI el 29 de fe-brero de 1988 se encuentra el origen del Par-tido Popular. El origen de un partido que ganóy que gobernó. El partido más votado en Es-paña en los veinticinco años siguientes: más de64 millones de votos. Y es también la variablepolítica que explica el progreso durante susaños de gobierno y que España no se desfon-dara durante los años de gobierno socialista.Paradójicamente, la oposición del Partido Po-pular ha salvado a España y también al PSOE,cuyas absurdas iniciativas, quehabrían terminado con él si sehubieran consumado, hansido bloqueadas eficazmenteen muchas ocasiones.

Poder ganar las eleccionespara poder hacer cosas buenasy para que el rival no haga co-sas malas es también un prin-cipio, de hecho es “el” princi-pio de carácter “político”fundamental cuando se con-curre a las elecciones. Gene-rar propuestas transversales ymoderadas no es desistir, eshacer bien lo que la políticarequiere, que no es seguir

siendo lo que uno es cuando está solo, sino de-jar de serlo para unirse a otros que también ce-den, y juntos hacer lo más importante.

De ahí el error de pretender echar a los li-berales y a los conservadores, y las consecuen-cias de haberlo hecho. Y de ahí, también, lanecesidad de parar y de revertir ese proceso. Yla contradicción intelectual y moral de quienesimpostan indignación con lo que supuso el ma-rianismo cuando en realidad se aprestan a lle-varlo a sus últimas consecuencias: fracturar,consolidar la fractura y llevar a la derecha a laderrota.

Es necesario diferenciar, por una parte, losprincipios que guían nuestra vida privada y queno debemos tratar de convertir en ley positiva,puesto que la ley debe ser cumplida por todosy no solo por quienes piensan igual: no pode-mos violentar deliberadamente su concienciacomo nadie debe violentar la nuestra; y porotra, los principios de orden político públicoalrededor de los cuales se pueda forjar una am-plia mayoría de gobierno.

En esta tarea facilita mucho las cosas llevarla idea de libertad y no la idea de poder al co-razón mismo del proyecto político, de maneraque en esencia la función del poder se concibacomo un aseguramiento de derechos y liberta-des que se ejercen en privado o en el espaciopúblico pero no en las instituciones. La dere-cha que gana es una derecha de libertad, nouna derecha de poder; o si se prefiere, una de-recha de poder para la libertad, pero nunca depoder en sí.

No se debe buscar en la política el ordenmoral privado que uno mismo no es capaz deproporcionarse o al que no es capaz de ate-

No se debebuscar en lapolítica el ordenmoral privadoque uno mismono es capaz deproporcionarse oal que no escapaz deatenerse, unapolítica que noslibere de nuestraresponsabilidadde ser libres

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nerse, una política que nos li-bere de nuestra responsabili-dad de ser libres. Porque bastacon echar un vistazo a lasconfusas, erráticas, pendularesy hasta chocantes biografíaspersonales e intelectuales dealgunos de los más notablesmilitantes de la denominadanueva política en la derecha,para barruntar problemas yexperiencias de orden privadopendientes de digestión, ytambién una mirada literal-mente paternalista hacia elpoder. Como si estuvieran aún a la búsquedadel ingrediente final en la sopa mágica en laque algunos han ido convirtiendo su vida: colade lagartija troskista, lengua de sapo libertario,cabeza de serpiente reaccionaria, un chorritode contracultura, tres cucharadas de democra-cia orgánica, una pizca de maoísmo, otra de bu-dismo y finalmente una más de integrismo paracorregir la acidez... Pero siempre “con toda larazón”, siempre “sin concesiones”, ni en lo unoni en lo otro. Y ahora, además, con una durezade juicio sobre quienes puedan estar come-tiendo sus mismos errores que jamás han te-nido consigo mismos. Lo suyo siempre es com-prensible, lo de los demás son posicionesintolerables de gente que merece lo peor.

Ludwig Wittgenstein escribió: “Si una per-sona me dice que ha estado en los peores luga-res, yo no tengo derecho a juzgarla; pero si medice que fue su superior sabiduría la que le per-mitió ir allí, entonces sé que es un fraude”2.Hay mucho fraude en todo esto.

Hoy, por razones que en esta misma revistahan sido analizadas durante más de una dé-

cada, la derecha española ha retornado exac-tamente al punto intelectual y moral en el queesas reflexiones fueron pronunciadas en 1988.Y hoy, igual que entonces, en el momento deescribir estas líneas, está pendiente de una res-puesta que o bien permitirá derrotar a una iz-quierda que ya ha perdido el control sobre símisma y sobre el país que dice gobernar, o bienpermitirá su victoria. Y, también como enton-ces, eso aun a sabiendas de que la izquierda noconstituye la expresión mayoritariamente de-seada por la sociedad española, porque el cen-tro-derecha “podría” ganar con claridad si “de-cidiera” hacerlo.

Pero una parte prefiere resistir sola comominoría utopista; es decir, prefiere perder solay que gane el otro, consecuencia inocultablede lo anterior, antes que ganar y gobernarcomo parte de una mayoría. Porque aceptar lapropia minoría podría ser defendible comoacto de coherencia si sus efectos no sobrepasa-ran el perímetro de quien así decide, peropuesto que se trata de votar y no de comprarseuna camisa, el color importa mucho más alládel armario de la ropa. No estamos hablandode un sacrifico personal expresado en forma devoto, estamos hablando de una irresponsabili-dad social que en ocasiones invoca incluso elconcurso de la Providencia. Pero lo que no sepuede hacer es saltarse un stop deliberada-mente invocando el “que sea lo que Diosquiera”. En líneas generales, lo que parececompatible con la doctrina social de la Iglesiaes que uno no vaya por la vida haciendo esascosas, para lo cual puede ser de utilidad reme-morar el relato evangélico de las tentaciones:

“Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso sobre el pi-náculo del Templo10 y le dijo:—Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo, por-que escrito está:

Fracturar laderecha ycondenarla a laderrota noexpresa anclajemoral alguno nirectificación de lairresponsabilidadpretérita, sinoexactamente locontrario

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EL SÍNDROME DE POPEYE. FUSIÓN, CONFUSIÓN Y DESGARRO EN LA DERECHA DEL (CLUB) SIGLO XXI / MIGUEL ÁNGEL QUINTANILLA NAVARRO

Pero la rectificación del relativismo moraly sus efectos privados no puede ser el absolu-tismo moral y sus efectos públicos. El caminode esa rectificación e incluso de esa expiaciónes el buen juicio, la moderación y, siempre queproceda, la contrición, la humildad y la asun-ción de nuestras limitaciones y de nuestra fa-libilidad en el juicio.

En fin, se trata de elegir en-tre resistir sin ganar o de ganarpara gobernar; entre la falsaépica del resistente indomableo la limpia prosa del BoletínOficial del Estado. Si el socia-lismo gobernó tanto fue porqueGonzález entendió el dilemaque su partido parecía no com-prender, aunque luego Zapaterolo entendió demasiado bien ySánchez aún mejor: había queelegir entre seguir soñando enun futuro irrealizable y de du-dosa cualificación mientras laderecha gobernaba el presente,o gobernar el presente forjandomayorías mientras se ponía a laderecha a soñar en el futuro.No hubo dudas.

En estemomento, parala derecha unaestrategia deresistencia es unaestrategiadefinitivamenteperdedora queno tiene segundapantalla, es finalde partida. Laúltima derrota.Mucha épica,pero muchatragedia

Dará órdenes a sus ángeles sobre ti para que te protejan11 y te lleven en sus manos,no sea que tropiece tu pie contra alguna piedra.12 Y Jesús le respondió:—Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios”. (LC4, 9-12)

La anunciada fractura electoral de la dere-cha no es un problema de comprensión mate-mática de lo que ocurre y de lo que puede ocu-rrir. Es una decisión profunda vinculada confrecuencia en su élite a una experiencia de vidaasociada a la laxitud y al desarraigo, y queahora, con el peso de toda una vida a las espal-das, se pretende rectificar de la peor maneraposible y en el peor momento posible: arro-jando una vez más el coste de “sentirme bien”sobre la comunidad. Fracturar la derecha ycondenarla a la derrota no expresa anclaje mo-ral alguno ni rectificación de la irresponsabili-dad pretérita, sino exactamente lo contrario.Sorprende ver el número de votantes con nariztapada de Rajoy, incluso activísimos y agresivospostulantes de su voto, que ahora que Rajoy noestá y pueden destapar su nariz aunque el am-biente no esté todavía totalmente ventilado,han decidido castigarse y castigar al país comopenitencia, retirando su voto al PP por habér-selo prestado antes.

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Con el añadido de que en el escenario po-lítico español actual no ganar significará pro-bablemente no poder resistir, porque el pro-yecto de la izquierda en asociación con elnacionalismo apunta directamente a la anula-ción de esa posibilidad, provocando una mu-tación política decisiva e irreversible que hagaya inútil cualquier resistencia. Es decir, en estemomento, para la derecha una estrategia de re-sistencia es una estrategia definitivamente per-dedora que no tiene segunda pantalla, es finalde partida. La última derrota. Mucha épica, sinduda, pero mucha tragedia.

La situación en la que se encuentra el cen-tro-derecha español está estrechamente vincu-lada con aquellos días de 1988 porque lo quenos ocurre es que lo que entonces se puso enpie se está viniendo abajo, y al hacerlo emer-gen nuevamente las mismaspreguntas y las mismas limita-ciones que entonces eran evi-dentes. El problema añadidoes que la capacidad disolventedel proyecto socialista es hoyinfinitamente mayor que la deentonces, que no llegó a afec-tar significativamente al cora-zón del pacto constituyente.Esta vez, sí. Zapatero declaró“muerto” al Partido Socialistade la Transición y José AndrésTorres Mora teorizó de estemodo su nuevo propósito po-lítico: “La generación de Fe-lipe González tiene un granrelato sobre sí misma, un re-lato épico. Nosotros somosuna generación sin relato.Más aún: nuestra generaciónno hace relato, no relata, no

Que con el 22%de los votosSánchez hayaalcanzado lapresidencia delGobiernoconstituye una delas más acabadasparadojas de lapolítica españolacontemporánea,solo explicablepor la demolicióndel PP de supropia baseelectoral

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escribimos, no hay cosas nuestras. No estuvi-mos detenidos, no conocimos el mayo del 68,no contribuimos a construir una democraciaque apreciábamos, pero en la que no había sitiopara nosotros, pues cuando intentamos irnosde casa, no había un mercado laboral en el querefugiarnos. No podíamos ser ciudadanos por-que no se puede ser ciudadano en casa. Se esciudadano en la calle, en el trabajo, en el ágora,en el Parlamento... Nosotros, para salir ade-lante, nos hemos tenido que mover en el án-gulo ciego de la sociedad. Adelantamos a Bonoen el congreso del PSOE por ese lado, lomismo que a Aznar”.

Este fue el primer golpe. Recientemente,Pedro Sánchez remachó la misma idea al afir-mar que las personas de aquel socialismo “fue-ron referentes de una sociedad española que yano es”. La suficiencia de Sánchez hace recordarla de aquel Zapatero previo a la hecatombre demayo de 2010, cuando fue la realidad la queadelantó al socialismo por un ángulo ciego quelo mandó cuatro millones de votos más abajode donde estaba y puso a Rajoy en La Mon-cloa, caída desde la cual Sánchez lo hizo des-cender un millón y medio más en diciembre de2015, y todavía algo más en junio de 2016.

En total, la nueva sociedad española deZapatero y Sánchez estimaba que en ella elpeso que correspondía al Partido Socialistadebía ser el 22% de los votos válidos, y no el48% que obtuvo en 1982. Ciertamente, unanueva sociedad.

Que desde ese lugar Sánchez haya logradoalcanzar la presidencia del Gobierno constituyeuna de las más acabadas paradojas de la políticaespañola contemporánea, solo explicable por elhecho de que, en paralelo, el Partido Popular

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hubiera decidido poner manosa la obra en la demolición desu propia base electoral me-diante distintas variedades delerror primario enunciado en elconocido “discurso de Elche”de 2008, que invitaba a la mi-tad del partido a buscarse unnuevo acomodo fuera de él.

Veinte años después deque se teorizara el nuevo cen-tro-derecha español, se enunciaba su destruc-ción; y diez años más tarde de esta última fecha,esa destrucción quedaba prácticamente consu-mada, siguiendo el mismo erróneo razona-miento sobre “la nueva sociedad española” quehabía llevado al socialismo al desastre.

La derecha desgarrada que actualmentemuestran las encuestas y certifica el Parlamentode Andalucía evidencia algo muy parecido a loque en medicina se conoce como el “síndromede Popeye”, por el famoso dibujo animado. Esuna lesión grave que afecta al músculo, al ten-dón y a las articulaciones desde el hombrohasta el codo. La apariencia es de un gran desa-rrollo del bíceps, pero la realidad es que se haproducido un desgarramiento de un tendónque une el músculo con el hombro y el codo.El músculo se retrae mecánicamente, carece yade flexibilidad y fuerza, por mucho que su as-pecto primario parezca indicar justo todo locontrario: ha quedado sin flexión, sin exten-sión y sin fuerza. Una derecha que supo fusio-narse y ganar fue llevada a la confusión y a lapérdida del gobierno, y ahora al desgarro y a laparálisis. Aunque a una mirada superficialpueda parecerle una derecha que enseña mús-culo, lo que enseña es un desgarro traumáticoy severo.

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EL SÍNDROME DE POPEYE. FUSIÓN, CONFUSIÓN Y DESGARRO EN LA DERECHA DEL (CLUB) SIGLO XXI / MIGUEL ÁNGEL QUINTANILLA NAVARRO

Desde 2004 hay un nuevo socialismo quedecidió romper con su propio partido, aunmanteniendo su nombre. Un socialismo quedecidió buscar una nueva vía hacia el gobiernouna vez que constató que la que había utilizadohasta ese momento había quedado cegadadesde el momento en que la primera Confe-rencia de Aznar en el Club Siglo XXI se con-virtió en acción de gobierno a partir de 1996 yalcanzó la mayoría absoluta en 2000. Y todoindica que ese socialismo letal para el interésnacional de España va a volver a ganar. Porquehay una derecha que ha olvidado las leccionesde 1988 y que desoye también la segunda con-ferencia de Aznar en el Club Siglo XXI, el 10de junio de 2013, en la que advertía de que sedebía “atender y encauzar la voluntad de cam-bio de la que está dando muestras inequívocasla sociedad española. Debemos aprovechar elmomento irrepetible en el que nos encontra-mos. Debemos actuar frente a la fatiga y el desencanto que la sociedad española está ma-nifestando. Esa es nuestra responsabilidad: que

Todo indica que esesocialismo letal para elinterés nacional deEspaña va a volver aganar. Porque hay unaderecha que haolvidado las leccionesde 1988 de Aznar en elClub Siglo XXI

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la mayoría parlamentaria actual sea garantíadel impulso reformador que España necesita”.Y también: “precisamente por la dimensiónhistórica de esta responsabilidad, el voto debeentenderse como lo que es: un mandato pararetomar un programa de reformas tan profundocomo lo requiere el contexto nacional e inter-nacional y como lo espera y necesita la in-mensa mayoría de los españoles; para dar con-tinuidad al proyecto nacional que formuló elPartido Popular ante los españoles y en el quelos votantes se reconocieron”. Ese mandato in-cluía cinco propósitos fundamentales destina-dos a “actualizar los objetivos históricos de laTransición, con la misma intención y con lamisma actitud que en 1978, pero con el con-tenido que sea necesario hoy”: 1) Zanjar la dis-cusión sobre la nación española y sobre su so-beranía. No se hizo. 2) Fortalecer el Estado dederecho para asegurar el respeto a la ley. No sehizo. 3) Estabilizar la estructura territorial ga-rantizando la autonomía pero también la uni-dad. No se hizo. 4) Flexibilizar y estabilizar laeconomía, como exigencias del euro, apenas sehizo. 5) Recobrar la posición en Europa y enel mundo. No se hizo3.

La medida del incumplimiento de estosobjetivos, que lo eran del PP, da también lamedida del colapso actual de la derecha quesupo hacer su fusión, que ha sido llevada a la

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confusión y que ahora se encuentra al bordedel desgarro.

En su excelsa Una historia patriótica de Es-paña, José María Marco señala como clave deléxito de la Transición española que: “En las fa-milias, entre los amigos, en el trabajo, los espa-ñoles se enfrentaron al dilema de vivir en per-petua guerra civil o perdonar. Eligieron elperdón”4. La cursiva es mía. A lo largo de suobra, Marco cuenta lo que los españoles hanhecho para seguir teniendo historia. Es todauna impugnación a cualquier tentación histo-ricista: no hay necrolatrías, no hay una Españanecesaria, no hay una España eterna; no hayuna esencia española que haya permanecido in-mutable a lo largo de los tiempos y en la que sepueda descansar de la responsabilidad de seguirdando existencia a España, si se quiere que latenga. Hay, sencillamente, españoles con vo-luntad de continuar siéndolo a su modo, perso-nas que “abrazan su circunstancia y la salvan”.Españoles que quieren, cuidan y protegen “elhilo que nos une”. Ahora, al parecer, ya no loshay. O no hay suficientes. El hilo se va a rom-per. Una vez más, la libertad traicionada.

Todo evitable. Todo advertido. Y, por ello,especialmente lamentable.

NOTAS

1 https://jmaznar.es/file_upload/discursos/pdfs/AG_1988_02_29_CONFERENCIA_EN_EL_CLUB_SIGLO_XXI.pdf

2 Citado en Monk, R.: Ludwig Wittgenstein,Anagrama, Barcelona, 2002, página 277.

3 https://jmaznar.es/file_upload/discursos/pdfs/ 20130610204354_81.pdf

4 Una historia patriótica de España. Planeta,2011. Página 556.

PALABRAS CLAVEPolítica • Elecciones • Centro-derecha • Derecha

• Socialismo • Aznar • Partido Popular

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