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Pie.~a ol·qlleológ·ica., wltlwa de Occidente Urna. funeraria, w!tura Zapo/cea
ARTES PLASTICAS
TalllG.Yo, "Perro iadrrmdoG. 111 11I11(/'''
Por ahora no hago distingosentre diferentes aspectos de lacultura occidental, por ejemploentre Europa y América, másbien considero el mundo occidental en su amplio sentido, vivido en más o en menos por granparte de los hombres, por diferen tes pueblos en diversos sitios.Porque, con todas las diferenciasy matices que existan no vamosa separar radicalmente la culturaamericana de la occidental.
La conciencia estética expansionista de Occidente se ha idoabriendo paso a través de otrosmundos de otras culturas quepoco a poco ha ido incorporandoy haciendo propias, en particulardesde el Renacimiento y en especial desde el siglo XVIII, tan fecundo, y desde el Romanticismo,sediento de todo. Primero seabrió Europa hacia otros países,pueblos y artes, directa, materialmente; el conocimiento enotros planos vino después; la
LASDE
MEXICANOPor fustino FERNANDEZ
EL SENTIDO DEEXPOSICIONES
ARTE
José María M. Estrada, Retrato
COMO la cultura, o la
conciencia, y la curiosidad no son está ticas,sino por el contrario vi
ven de su constante expansión yahondamiento; como la mentetiende por naturaleza a conocer; como la imaginación es irrefrenable, el hombre no se conforma jamás con lo que tiene yconoce y busca lo que sospechaque existe allende su mundo paratraerlo a éste, enriquecerlo, hacerlo propio. Así, en la culturaoccidental la expansión del conocimiento de otros pueblos, deotras culturas, de otras artes ymodos de ser ha sido y es formidable, tanto que puede decirseque en eso consiste uno de susprincipales sentidos. Mas, conocer no es comprender en plenitud, ésto es más problemáticoy por lo tanto la acción críticaes más lenta.
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comprensión conttnúJ. Más tardela conciencia crí tica europea recayó sobre sí misma y una vezmás salvó y revivió la Antigüedad clásica imponiéndola :llmundo. Pronto ese absolutismofué demolido e hizo posible salV:lr y revivir el pasado medioevaly abrirse a otras posibilid:ldes.Una vez más la ciencia :lbrióotros campos, que la concienciaestética ha reclamado tambiénpara sí y las expresiones de pueblos no occiden tales, que la cienci:l incorporó a Occidente con fines propios, han acabado por serconquistadas y comprendid:ls ypor lo tanto incorporadas poraquella concienci:t accidenta!'
Así, la historia de la historiade! arte ha venido enriqueciéndose más y más, tendiendo aabarcar todas las culturas y lasartes del Globo. En nuestrotiempo han sido aquellas culturasy artes más "exóticas" las quehan entrado en nuestra conciencia estética fecundando el arteoccidental; así e! arte africano,el de Oceanía y otras partes y,en especial, el arte mexicano antiguo.
América, en general, constituye una novedad, una gran novedad para la conciencia histórico-estética occidental, ya sea vista desde aquí o desde allá, y loseguirá siendo por mucho tiempo, mientras no se conozcan, secomprendan y se estimen plenamente las artes antiguas y modernas de esta parte del mundo.
Es una novedad e! arte deAmérica porque su pasado indígena antiguo apenas si comienzaa ser conocido y estimado propiamente y es tan original y poderoso que rivaliza con los mejores de otras culturas, de otras:lntigüed:ldes. En cuanto :l su pasado colonial, presenta tales C:lracterísticas de grandiosidad, riqueza, originalidad y significación que no puede descartárseledel panorama del arte de la EcbdModerna sin :llT:lnCar una espléndida página de la historia,que ayudará inclusive :l la mejorcomprensión de los movimientos de primer orden a que per-
Pin/lIra lIIural de Gllerrero Gaiz'áll
Gillline.~ Ra/e.\', "l.a ofrenda"
OrOD"O, "Cris/o destruye su Crll:::"
tenece. En el arte del siglo XIX
hay acentos tan peculiares yobras, personales o de grupo, decalidad tal como para enriquecerel panoram:l universal. Y ni quedecir del :lrte contemporáneo. cspecialmente la pintu;a mural deMéxico, que representa una delas m:ís originales, grandiosas yprofundas expresiones de la conciencia histórico-estética del siglo xx. Quedan aún todas las artes populares, de antes y de hoy,también con sus originalidades ymatices diversos, que son campovirgen para el crí tico y el histo¡'¡ador y que, a peS:lr de todo loque se diga y se haya hecho conellas, están lejos de ser conocidasy comprendidas a fondo por falta de un tratamiento adecuado.
América en poco tiempo, rch ti va mente, h:l cobrado plen:lconciencia de sus valores propiosy sabe a que atenerse respecto aellos porque, en general ¿quiénlo creyera? ha tenido y tiene unaconciencia universalista en estascuestiones mucho más ampliaque la europea, por ejemplo. Elcaso es explicable históricamenteporque América vivió con losojos puestos en Europa, enteradade cuanto allá se producía, estimando y aun sobreestimando suscreaciones, jamás subestimándolas. Los últimos vuelcos de lahistoria han retraído la conciencia sobre sí y se han descubiertoy se siguen descubriendo valoresantes insospechados que al ponerse en comparación con otroshan revelado su gran calidad yfuerza. Esta auto-conciencia noha representado una suspensiónde la estima de las artes de otrospueblos, ni ha impedido, antes h:lintensificado la información y eldiálogo con ellos. Así, puede decirse que nuestra cultura que esoccidental sin dejar de ser :lmerican:l, o viceversa, se ha enriquecido y ahondado en los últimos tiempos al incorporar porpropio sentido crítico a la conciencia estética occidental gnndes girones de la historia antescasi desconocidos o débilmente
UNIVERSIDAD DE MEXICO
considerados. Esta auto-conciencia como parte de otra más amplia universal, significa una madurez, siempre benéfica al espíritu. América afortunadamenteno ha reducido su conciencia estética a sí misma y en vez de estrecharse entre sus mares intent:ldar la vuelta al mundo, obrandoasí muy occidentalmente. Su mejor arte contemporáneo cxpresabien lo anterior.
México no sólo participa encuanto se ha dicho sino que porsu tradición artística y la soberbia producción que ofrece en cada un:l de las etapas de su historia es un caso ejemplar de la vitalidad y la universalidad :lmericanas. También nosotros hemosvivido con los ojos puestos cnEuropa más que en otra parte yes natural, pero también, y antesque otros, hemos ccbrad~ conciencta de nuestros valores pasados y presentes, por concienci:lcrí tico-histórica bien actual. Porúltimo, también nosotros hemoscontinuado y continuamos atentos a las corrientes del arte y dela cultura en general en Europay demás sitios. No creo quenuestras mejores cabezas se sientan, ni se les puede hacer el cargo de regodearse, en un estrechonacionalismo, que tantos estragospuede causar al espíritu. Quizápor haber sido necesario volverla conciencia sobre sí, por otraparte con tan buenos frutos, algunos hayan pensado que se trataba de un chauvinismo provinciano, pero no hay tal. Hay quedistinguir un universalismo desde sí, por hondura auto-consciente, con auto-crítica, únicaforma de alcanzar la universalidad, de otros pretendidos aniversalismos, a la postre tanto máscstrechos, preocupados casi exclusivamente en su propia conveniencia y en mantener una hegemonía artística cultural a todas luces imposible por su absolutismo.
Las exposiciones de arte mexicano, que abarcan bajo ese nombre genérico muchos siglos deprodigiosa actividad creadora,presentadas recientemente en Pa-
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rís, Estocolmo y Londres, hansignificado una espléndida incorporación a la conciencia e:;tét:caoccidental de nu.estras artes, desde las más antiguas hasta las másactuales. México no podría haberlas realizado, pero ni siqui~ra
concebido, si no hubiera existidopreviamente una conciencia crítica de sus propios valores, locual por sí ya es haber inc.:>rporado esos valores a la concienciaoccidental. También el hecho dehaber recibido Europa c:::m aplauso esas exposiciones muestra hasta qué punto e! Viejo Continente abre sus propias posibJidades de comprensión al Nuevo.Sin embargo, nos engañaríamossi pensáramos que la presenciade nuestras obras de arte enaquellos sitios y su contemplación y admiración han sido suficientes para su cabal comprensión. Son artes nuevas en la conciencia histórica occidental, porlo tanto su presencia no puedeconstituir, en el mejor de loscasos, como de hecho ha constituído, sino una revelación. Ynada más, por lo pronto. Esa revelación puede despertar el interés necesario, como seguramentelo ha despertado, para el conocimiento, estudió y crí tica denuestro arte. Algunas muestrasincipientes podrían ofrecerse enese sentido. o es de pensar queMéxico se quede sólo en la tareade la incorporación de su arte ala conciencia occidental. Ni esde pensarse que por la novedadque significa se hayan producido,ni se produzcan, inmediatamente, críticas ampliamente comprensivas. Pero si como pensamos, Europa está viva y alerta alenriquecimiento y ahondamientode su propia conciencia, lo queMéxico ha revelado en el sigloxx tendrá repercusión seria yprofunda en el futuro. Afo~tunadamente México está consCiente de sus valores por su propiacrítica de sentido universalista,y toca 'a otros, tanto como a México, interesarse en algo que espatrimonio de la humanidad. Susconclusiones crí tico-históricastendrán el valor que ellos mismos sean capaces de elaborar sinlas reservas v limitaciones tradicionales. T ~dos necesitamos de
INFORMACIüNPOR JORGE J. CRESPO
DE LA SERNA
La gran Exposición de Artede México, exhibida con tantoéxito en Eur:;pa, quedó instaladaen e! Palacio d e Bellas Artes, hace unas semanas. Como se sabe,este hecho coronó brill.mtementee! programa de divulgación exterior llevado a cabo por elINBA, entonces regenteado porCarlos Chávez, siendo FernaridoGamboa quien personalmente organizó todo lo relacionado con laselección de las obras, su traslado
GlIillermo Me::;a ganó el ler premio del Salón de la Plástica Mexicana
UlI ó!ro de Raúl Al1f/uiallO
todos y hay que declarar enfáticamente que no podemos pasarnos sin Europa, pero tambiénque la historia va demostrandoque más y más Europa no puedeya pasarse sin América, en muchos sentidos, y uno de elloses el estético. Siempre hemosaprendido y seguiremos aprendienJo de los pueblos europeosy de todos; ahora sucede que másy más hemos aprendido de nosotros mismos y seguiremosaprendiendo. Esto nos pone, a mimodo de ver, en una situación deprivilegio, que i:l1plica: responsabilidad. También nosotros haremos obra meritoria en beneficio propio y en sentido universal,ocupándonos seriamente en e! estudio y comprensión de las artes de otros pueblos. Es obra tanmexicana como la que más.
La presencia de! arte mexicanoen el Palacio de Bellas Artes, organizado en forma de exposicióncomo las presentadas en Europa,con semejante amplitud y dignidad, es un evento extraordinarioque no sólo no debe pasar inadvertido para los mexicanos, nipara los visitantes extranjeros.sino que deben aprovechar laoportunidad brindada para cobrar conciencia de los valores desu propia historia y es de desearseque así cumpla la presente exposición con su objeto. Mas, aparte de la proporción en que aquello se realice, la presencia del artemexicano de muchos siglos en elpaís mismo donde tuvo su origen, tiene un sentido profundoy es que México se presenta a símismo en sus expresiones de artepor su propia conciencia estéticae histórica en los mismos planosque otros pueblos, que es tantocomo decir que por su arte ypor su conciencia ha enriquecidola conciencia universal. Poco favor le hacen los que piensan esearte y esa exposición en términosde un estrecho nacionalismo,porque, por el con trario tienevalores . suficientes como parailuminar cualquier otro espíritudel lugar y tiempo que sea. Ysólo así en la compenetración delos espíritus sin limitaciones escomo el arte y la estéticl cumplen su fllnsión más genuina.
y COMENTARIOS
al otro continente, y su presentación en París, Estocolmo yLondres. No todo lo que allí figuró puede verse aquí pues parece que algunas de las obrasprestadas por los coleccionistashan sido devueltas a sus dueños,y desde luego lo que prestaron elMusco del Hombre en París yel Museo Británico en Londres
no está presente.La exposición ofrece la opor
tunidad de ver reunidas manifes
taciones de ti n perí odo que sobrep:lsa los tr~s nli! alíos, de 1110-